Casa de los Dulces
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Rocavarancolia Rol
14 participantes
- Rocavarancolia Rol
Casa de los Dulces
03/08/11, 10:53 am
Recuerdo del primer mensaje :
Una modesta casita hecha principalmente de chocolate y otros dulces. Está protegida por un hechizo de gula que te obliga a comer y comer dulces sin parar hasta que la casa decide que ya estás lo suficientemente cebado como para ir al horno en el que te chamuscarás hasta las cenizas.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: Casa de los Dulces
19/02/17, 07:49 pm
Una piedra. Una simple piedra había provocado todo aquello en Verael. Ver como se removía era horrible, pero pensar que acababa de comerse un trozo de su propia carne era incluso peor. Pam se apresuró en acudir a la ayuda del coreano, el cual ni se esforzó en aguantar los quejidos cuando la mona del queso presionó sobre la herida. Habría hecho algún comentario irónico con que ya no podía dolerle más, pero se equivocaba. La sangre no dejaba de salir, y por mucho que intentara no mirarse el hombro el mareo era inevitable. Se había roto huesos en la vida, pero nunca había sufrido nada que se pareciera a la situación actual.
Las disculpas del nublino hacen de la escena algo más difícil de tragar, disipando cualquier atisbo de rabia que hubiera dentro suya. A pesar del inevitable miedo que le tiene, siente lástima por él. Ambos sentimientos se incrementan con la llegada del hombre con cola de escorpión, abarcando este gran parte de su miedo: la forma en la que sujeta y golpea al cosechado como si fuera poco más que un muñeco, su inexpresividad, sus palabras...
De primeras el coreano no atendió a Adru. Estaba demasiado concentrado (mejor dicho, horrorizado) en el crujir del cuerpo de Verael contra el suelo, en como su rostro parecía recomponerse, y sobre todo, en lo que acababa de decir el desconocido.
"Terminar sus días". Podría haber pasado ese comentario por alto, creer que se refería a la hemorragia, mas Rox intuía que se trataba de algo peor. Otro pinchazo en el hombro es lo único que le devuelve a tierra, haciendo ademán de alejarse y asentir sin fuerzas a las palabras de la sinhadre. Por lo bajo añade un "estoy bien", aunque no resulta muy convincente. No quiere quedarse ahí para probar la fuerza descomunal del monstruo y morir desangrado, pero tampoco quiere dejar su alabarda o irse sin respuestas.
—Por favor... —tragó saliva. Tenía la boca pastosa y un nudo en la garganta, lo cual provocaba que su tono no fuese nada alto. Se apoyó en Adru, moviéndose despacio con tal de evitar cualquier tirón en el hombro—. Q-Que alguien coja mi arma, por favor. Rena... —hizo una mueca frustrada. Le dirigió una mirada lastimosa a la irrense y otra similar, mucho más rápida, al medio-transformado—. No hay más que podamos hacer...
Las disculpas del nublino hacen de la escena algo más difícil de tragar, disipando cualquier atisbo de rabia que hubiera dentro suya. A pesar del inevitable miedo que le tiene, siente lástima por él. Ambos sentimientos se incrementan con la llegada del hombre con cola de escorpión, abarcando este gran parte de su miedo: la forma en la que sujeta y golpea al cosechado como si fuera poco más que un muñeco, su inexpresividad, sus palabras...
De primeras el coreano no atendió a Adru. Estaba demasiado concentrado (mejor dicho, horrorizado) en el crujir del cuerpo de Verael contra el suelo, en como su rostro parecía recomponerse, y sobre todo, en lo que acababa de decir el desconocido.
"Terminar sus días". Podría haber pasado ese comentario por alto, creer que se refería a la hemorragia, mas Rox intuía que se trataba de algo peor. Otro pinchazo en el hombro es lo único que le devuelve a tierra, haciendo ademán de alejarse y asentir sin fuerzas a las palabras de la sinhadre. Por lo bajo añade un "estoy bien", aunque no resulta muy convincente. No quiere quedarse ahí para probar la fuerza descomunal del monstruo y morir desangrado, pero tampoco quiere dejar su alabarda o irse sin respuestas.
—Por favor... —tragó saliva. Tenía la boca pastosa y un nudo en la garganta, lo cual provocaba que su tono no fuese nada alto. Se apoyó en Adru, moviéndose despacio con tal de evitar cualquier tirón en el hombro—. Q-Que alguien coja mi arma, por favor. Rena... —hizo una mueca frustrada. Le dirigió una mirada lastimosa a la irrense y otra similar, mucho más rápida, al medio-transformado—. No hay más que podamos hacer...
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astucia
Re: Casa de los Dulces
19/02/17, 10:35 pm
La disculpa de aquel nublino medio mutado no ablando a Pam, incluso aunque se viera destrozado y arrepentido, no podía saber ni asegurar hasta que punto sus palabras era ciertas y cuanto de lo que decía era intentando dar lastima. Al menos hasta que aquel tipo con cola de escorpión hizo aparición y las alarmas internas de Pam se encendieron. Se sentía como estuvieran contra algún tipo de jefe final de un juego, portando espaditas de madera y no le gustaba esa sensación. << Si tu eres lo mas cercano a parecerse a un dios, habrían preferido quedarse en su casa. >> pensó Pam nerviosa, resultando demasiado absurdo pero captando información que estaba dejándole confundida, ¿que era eso de la no intervención?, Recordaba haberlo escuchado en alguna parte. << ¿No venia algo de eso en el cuento de Adru? >> recordó repentinamente, sacudiendo finalmente la cabeza. No era el momento y el lugar para andar cavilando.
No cuando la forma en la que ese recién llegado hablaba y las cosas que decía, no le gustaban ni un pelo. Llegó incluso a sentir un atisbo de lastima por Verael ante la paliza sin compasión que estaba recibiendo, solo por un instante, pues su mala suerte parecía haberse sebado con el de la peor forma y al parecer no estaba dispuesto abandonarle hasta su ultimo aliento. Cosa que parecía no iba ocurrir rápidamente y de forma indolora, pues como Pam capto con evidente sorpresa, el nublino estaba sanando sus heridas apenas minutos después de recibirlas. ¿Que magia era esa? No había escuchado que dijera hechizo alguno, porque era evidente que no era algo natural de ese tipo como raza, no cuando Zobriel no era capaz de curarse a si mismo de semejante forma.
La mente de Pam bullía entre todo lo que escuchaba, veía y lo emociones de inquietud y nerviosos que la carcomían, manteniendose aun junto a Rox, presionando aun su hombro mientras Adru se disponía a cargarle, por fin habiendo recuperado la razón de que tenían que salir ya de allí. Miro de reojo reojo a Rena cuando le escucho hablarle directamente al tipo de la cola, así como aquel comentario del mismo, tan sutil y vago que le hizo volver a mirarle con suspicacia e inquietud. << ¿Por que da por hecho que Rox no sobrevivirá? >> pensó Pam que ante todo sabía que tenían serias dificultades de poder salvarlo con semejante perdida de sangre, ero no era imposible si se daban prisa. Pero ese tipo y su negatividad, le inquietaban enormemente, era como si llamara a la mala suerte contra ellos. Y ella pensaba espantarla, ya tenían mas que suficiente.
-Te equivocas....va a sobrevivir...sea como sea, la suerte no va abandonarnos como ha hecho con el -respondió Pam, sin saber siquiera de donde estaba sacando la osadía de dirigirse a ese sujeto que no solo le ponía el vello de punta sino que seguramente ella, para el, seria poco mas que un insecto....mas cuando apenas si les había prestado atención a ninguno, como si fueran incluso inferiores a Verael. Se mordió el labio inferior inquieta, maldiciendo su mal juicio al ponerse como un posible foco de atención. Debían alargarse de allí antes de que ese tipo se diera por insultado u algo así- Larguémonos de aquí - añadio en un murmullo apurado dirigiéndole una mirada Verael, no tenia salvación e incluso si la tuviera ellos no podían hacer nada contra ese tipo, y tampoco valía la pena arriesgarse cuando el propio nublino también podía ser peligroso. Aun así Pam, dijo unas ultimas palabras directamente al nublino, con el último atisbo de compasión que pudiera sentir por alguien- Te aconsejo, que si queda aun cierta cordura en ti...te suicides....es preferible a quedarte en las manos de alguien que te trata así...- añadió dirigiéndose directamente a Verael, incomoda al limite miro de reojo al tipo escorpión, antes de acercarse mucho mas al cerco de su grupo. Quería irse, su consejo había sido directo y crudo, por que aunque no pena por Verael, tampoco era santo de su devoción la tortura injustificada, aunque fuese un monstruo.
No cuando la forma en la que ese recién llegado hablaba y las cosas que decía, no le gustaban ni un pelo. Llegó incluso a sentir un atisbo de lastima por Verael ante la paliza sin compasión que estaba recibiendo, solo por un instante, pues su mala suerte parecía haberse sebado con el de la peor forma y al parecer no estaba dispuesto abandonarle hasta su ultimo aliento. Cosa que parecía no iba ocurrir rápidamente y de forma indolora, pues como Pam capto con evidente sorpresa, el nublino estaba sanando sus heridas apenas minutos después de recibirlas. ¿Que magia era esa? No había escuchado que dijera hechizo alguno, porque era evidente que no era algo natural de ese tipo como raza, no cuando Zobriel no era capaz de curarse a si mismo de semejante forma.
La mente de Pam bullía entre todo lo que escuchaba, veía y lo emociones de inquietud y nerviosos que la carcomían, manteniendose aun junto a Rox, presionando aun su hombro mientras Adru se disponía a cargarle, por fin habiendo recuperado la razón de que tenían que salir ya de allí. Miro de reojo reojo a Rena cuando le escucho hablarle directamente al tipo de la cola, así como aquel comentario del mismo, tan sutil y vago que le hizo volver a mirarle con suspicacia e inquietud. << ¿Por que da por hecho que Rox no sobrevivirá? >> pensó Pam que ante todo sabía que tenían serias dificultades de poder salvarlo con semejante perdida de sangre, ero no era imposible si se daban prisa. Pero ese tipo y su negatividad, le inquietaban enormemente, era como si llamara a la mala suerte contra ellos. Y ella pensaba espantarla, ya tenían mas que suficiente.
-Te equivocas....va a sobrevivir...sea como sea, la suerte no va abandonarnos como ha hecho con el -respondió Pam, sin saber siquiera de donde estaba sacando la osadía de dirigirse a ese sujeto que no solo le ponía el vello de punta sino que seguramente ella, para el, seria poco mas que un insecto....mas cuando apenas si les había prestado atención a ninguno, como si fueran incluso inferiores a Verael. Se mordió el labio inferior inquieta, maldiciendo su mal juicio al ponerse como un posible foco de atención. Debían alargarse de allí antes de que ese tipo se diera por insultado u algo así- Larguémonos de aquí - añadio en un murmullo apurado dirigiéndole una mirada Verael, no tenia salvación e incluso si la tuviera ellos no podían hacer nada contra ese tipo, y tampoco valía la pena arriesgarse cuando el propio nublino también podía ser peligroso. Aun así Pam, dijo unas ultimas palabras directamente al nublino, con el último atisbo de compasión que pudiera sentir por alguien- Te aconsejo, que si queda aun cierta cordura en ti...te suicides....es preferible a quedarte en las manos de alguien que te trata así...- añadió dirigiéndose directamente a Verael, incomoda al limite miro de reojo al tipo escorpión, antes de acercarse mucho mas al cerco de su grupo. Quería irse, su consejo había sido directo y crudo, por que aunque no pena por Verael, tampoco era santo de su devoción la tortura injustificada, aunque fuese un monstruo.
- Naeryan
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Especie:
Habilidades:
Re: Casa de los Dulces
20/02/17, 11:44 pm
—Nada. No le he visto en mi vida—repone el cizaña sin inmutarse—. La gente como él se regenera, y eso da buen dinero. Las existencias no se acaban y de paso gano magia.
Se agacha para asomarse al rostro de Verael, que ya no se revuelve por la cuenta que le trae pero que tiembla violentamente.
—De hecho podría irte cortando algo ahora y ganar tiempo. ¿Qué te parece?
Lo que le parece queda claro enseguida. El nublino vocifera a todo pulmón, presa del pánico y con los ojos clavados en el grupo que está apenas a unos metros de él y a la vez lo que parece una infinidad de distancia.
—¡Ayudadme, por las Lunas! ¡No me dejéis aquí! ¡No os volveré a ver, me esconderé de vosotros, lo que queráis, pero por vuestra vida no me dejéis aquí!
Al cizaña no parece importarle el griterío, limitándose a mantener su presa férrea sobre el nublino. Parece estar disfrutando de su malestar, incluso.
—¿Sentirías hambre si te diera de comer tu propia carne? —le aguijonea con una sangre fría calculada, y las súplicas del nublino se redoblan de forma que bien podria estar dejándose la garganta. El cizaña ríe entre dientes y ahora sí que dedica tiempo a contestar a los cosechados.
—Más o menos, ceniciento. Podría decirse que jorobó su prueba en el mismo momento en que se arruinó tocando esa piedra. Cuidadito porque os puede pasar a cualquiera.
Suelta una carcajada ante la réplica de Pam.
—Claro que sí, pelona. Ése es el espíritu —algo se mueve con la rapidez de una centella a sus espaldas, y el aguijón de su cola se le clava en el cuello a Verael. Cae al suelo como un fardo, paralizado pero con los ojos abiertos y empañados por un terror innombrable. La boca todavía le funciona, sin embargo, y chilla como un animal camino al matadero. El cizaña le da la vuelta con el pie para que el estómago quede arriba—. Bueno, al lío. ¿Y vosotros os vais o qué? ¿O alguno prefiere quedarse a mirar?
—¡No, no, no, no, no, por favor! ¡No podéis dejarme aquí! ¡NO OS QUEDÉIS AHÍ MIRANDO! ¡HACED ALGO!
El cizaña se agacha a su lado, se desenvaina un cuchillo del cinto.
Y corta. El alarido de Verael es ensordecedor, y por desgracia para él no perderá la conciencia pronto.
Se agacha para asomarse al rostro de Verael, que ya no se revuelve por la cuenta que le trae pero que tiembla violentamente.
—De hecho podría irte cortando algo ahora y ganar tiempo. ¿Qué te parece?
Lo que le parece queda claro enseguida. El nublino vocifera a todo pulmón, presa del pánico y con los ojos clavados en el grupo que está apenas a unos metros de él y a la vez lo que parece una infinidad de distancia.
—¡Ayudadme, por las Lunas! ¡No me dejéis aquí! ¡No os volveré a ver, me esconderé de vosotros, lo que queráis, pero por vuestra vida no me dejéis aquí!
Al cizaña no parece importarle el griterío, limitándose a mantener su presa férrea sobre el nublino. Parece estar disfrutando de su malestar, incluso.
—¿Sentirías hambre si te diera de comer tu propia carne? —le aguijonea con una sangre fría calculada, y las súplicas del nublino se redoblan de forma que bien podria estar dejándose la garganta. El cizaña ríe entre dientes y ahora sí que dedica tiempo a contestar a los cosechados.
—Más o menos, ceniciento. Podría decirse que jorobó su prueba en el mismo momento en que se arruinó tocando esa piedra. Cuidadito porque os puede pasar a cualquiera.
Suelta una carcajada ante la réplica de Pam.
—Claro que sí, pelona. Ése es el espíritu —algo se mueve con la rapidez de una centella a sus espaldas, y el aguijón de su cola se le clava en el cuello a Verael. Cae al suelo como un fardo, paralizado pero con los ojos abiertos y empañados por un terror innombrable. La boca todavía le funciona, sin embargo, y chilla como un animal camino al matadero. El cizaña le da la vuelta con el pie para que el estómago quede arriba—. Bueno, al lío. ¿Y vosotros os vais o qué? ¿O alguno prefiere quedarse a mirar?
—¡No, no, no, no, no, por favor! ¡No podéis dejarme aquí! ¡NO OS QUEDÉIS AHÍ MIRANDO! ¡HACED ALGO!
El cizaña se agacha a su lado, se desenvaina un cuchillo del cinto.
Y corta. El alarido de Verael es ensordecedor, y por desgracia para él no perderá la conciencia pronto.
- InvitadoInvitado
Re: Casa de los Dulces
21/02/17, 01:27 am
Sus compañeros tenían razón, curar a Rox era la prioridad, no debían perder tiempo con aquel tipo, no tenían nada que hacer, y parecía que tampoco podían hacer nada para solucionar la desgracia del otro nublino. Rena apretó los dientes y se resignó a abandonar al deforme.
-Déjame cargarlo a mí, capitana- se ofreció- Tú eres más agil que yo y a lo mejor te necesitamos para otra cosa. Atarme a Rox a la espalda con mi chaqueta, no puede agarrarse así. Zob, coge su arma...
Pero la escena se volvió demasiado para la irrense. Aquel engendro estaba despedazando al pobre infeliz allí mismo, decía que iba a venderlo, no había rastro de compasión en sus ojos, incluso parecía que disfrutaba. Rena llegó a su límite. Las súplicas le taladraban los oídos, los ojos se le llenaron de lágrimas de rabia, apretó tanto los puños que se hizo sangre en la palma de la mano ''sana''
-¡Eh, payaso! ¿Te crees muy guay tratando así a un pobre desgraciado? ¿Qué pasa que no llegas ni a peo y por eso tienes que maltratar a un moribundo para sentirte poderoso? ¡Pues vaya dios de mierda!
Tenía el escudo en ristre pero no había alzado la espada. Miraba al monstruo a los ojos con tanta fijeza que podrían salírsele los globos de las cuencas. Rena era todo el desprecio que podía expresar.
-Déjame cargarlo a mí, capitana- se ofreció- Tú eres más agil que yo y a lo mejor te necesitamos para otra cosa. Atarme a Rox a la espalda con mi chaqueta, no puede agarrarse así. Zob, coge su arma...
Pero la escena se volvió demasiado para la irrense. Aquel engendro estaba despedazando al pobre infeliz allí mismo, decía que iba a venderlo, no había rastro de compasión en sus ojos, incluso parecía que disfrutaba. Rena llegó a su límite. Las súplicas le taladraban los oídos, los ojos se le llenaron de lágrimas de rabia, apretó tanto los puños que se hizo sangre en la palma de la mano ''sana''
-¡Eh, payaso! ¿Te crees muy guay tratando así a un pobre desgraciado? ¿Qué pasa que no llegas ni a peo y por eso tienes que maltratar a un moribundo para sentirte poderoso? ¡Pues vaya dios de mierda!
Tenía el escudo en ristre pero no había alzado la espada. Miraba al monstruo a los ojos con tanta fijeza que podrían salírsele los globos de las cuencas. Rena era todo el desprecio que podía expresar.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Casa de los Dulces
21/02/17, 03:05 pm
Rox ya se estaba agarrando a su hombro cuando llegó Rena y pidió tomarle el relevo. Adru asintió con gravedad, comprendiendo el razonamiento de la irrense, y permitió que esta recogiese al humano con cuidado. Dejó que el resto se encargase de atar a Rox a la espalda de Rena, mientras ella permanecía alerta alrededor del grupo, por si ocurría algo. Y vaya sí sucedió algo.
Hasta el momento, la sinhadre había tenido que luchar contra el conflicto mental que le producía el cuadro general de aquella escena: una parte de ella pensaba que el escorpión había engañado a Verael y que lo correcto sería intentar salvarlo, pero el estado de Rox le había disuadido de seguir aquella intuición. Además no tenía muy claro quién era el bueno y quién el malo. Hasta entonces.
Los gritos del nublino hicieron volver su atención a la terrible escena, y la sinhadre hervía de rabia una vez más. Ya no había ninguna duda: el escorpión trabajaba con los encapuchados y había engañado a Verael con aquella piedra que el chico había mencionado. Mientras Rena gritaba ella ya había cargado el arco y disparó en dirección al escorpión. El primer disparó fallo, pues Adru estaba temblando ligeramente debido a la rabia y a lo horrible que resultaba aquella escena. No se le pasó en ningún momento por la cabeza las consecuencias que pudieran tener sus actos, y se limitó a preparar otra flecha para ejecutar un segundo disparo.
—¡Déjale en paz, monstruo! ¡No permitiremos que le sigas haciendo daño!
Hasta el momento, la sinhadre había tenido que luchar contra el conflicto mental que le producía el cuadro general de aquella escena: una parte de ella pensaba que el escorpión había engañado a Verael y que lo correcto sería intentar salvarlo, pero el estado de Rox le había disuadido de seguir aquella intuición. Además no tenía muy claro quién era el bueno y quién el malo. Hasta entonces.
Los gritos del nublino hicieron volver su atención a la terrible escena, y la sinhadre hervía de rabia una vez más. Ya no había ninguna duda: el escorpión trabajaba con los encapuchados y había engañado a Verael con aquella piedra que el chico había mencionado. Mientras Rena gritaba ella ya había cargado el arco y disparó en dirección al escorpión. El primer disparó fallo, pues Adru estaba temblando ligeramente debido a la rabia y a lo horrible que resultaba aquella escena. No se le pasó en ningún momento por la cabeza las consecuencias que pudieran tener sus actos, y se limitó a preparar otra flecha para ejecutar un segundo disparo.
—¡Déjale en paz, monstruo! ¡No permitiremos que le sigas haciendo daño!
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Casa de los Dulces
21/02/17, 08:12 pm
Una parte suya rezó en silencio porque la mona del queso no dijera nada más, que no provocase al cizaña, pero fue su última recomendación la que le removió el cuerpo. Que Pam le recomendase acabar con su vida de forma tan ligera le daba escalofríos, por mucho que fuese, tristemente, la mejor opción del joven.
El coreano se sentía más un saco que alguien de utilidad, pero con esa herida y sangrando tanto poco podía hacer para evitar verse como uno. Al menos, pensó, las piernas le funcionaban; todo mientras que el mareo le permitiese caminar. Tras la propuesta de Rena se separó de Adru. Sus movimientos eran algo rígidos con tal de evitar cualquier movimiento brusco que le hiriera más el hombro.
—Puedo estar de pie, en serio. No hace falta que nadie me cargue. —que iba a necesitar ayuda era un hecho, pero no quería verse como la mochila humana de nadie aún. No era tanto por orgullo, sino la necesidad de no sentirse como una carga.
Y entonces el grito del nublino le destrozó los tímpanos. Había estado escuchando vagamente la conversación, desconcentrado por todo lo que se cocía a sus espaldas y la palabrería que no comprendía del monstruo, pero aquel alarido era imposible de pasar por alto. Sus súplicas se clavaron en el pecho del coreano, al igual que las horribles ideas del desconocido y el sonido del aguijón cortando el aire antes de chocar contra el cuerpo del cosechado. No quería girarse, y aún así lo hizo. Se arrepintió en seguida. Varios improperios cruzaron su lengua a la vez, quedando como un mero balbuceo de insultos que no llegaban a nada. El pánico y el odio se entrelazaban, incapaz de mirar hacia ambos sin temblar y confirmar si lo hacía de puro miedo o rabia.
Estaban abriendo, torturando a alguien en sus narices, y no sabía que hacer más allá de taparse la boca por inercia. Tras unos largos instantes de parálisis en las que pareció ganar el odio, sin dejar de sujetarse la herida y evitando mirar la estampa directamente, se acercó a su arma, recogiéndola del suelo con la ayuda de Ain.
—Eso no es ni un dios ni es nada. —escupió al suelo, valiéndose de un solo brazo para sujetar con firmeza su arma—. No me jodas...
Su respiración era ruidosa debido a los nervios, cada pequeño gesto le dolía, no era nada amenazador, no podía atacarle, tan siquiera mantener la vista sin amedrentarse, y aún así, se veía con la voluntad suficiente de atraversarle la cola contra el suelo.
—¿Por qué no te metes con alguien de tu calaña, capullo? —consiguió mirarles. El reguero de sangre y los pinchazos del hombro le hicieron vacilar, pero se esforzó por mantener la mirada, chasqueando la lengua. Las ganas de apartar la vista y echarse a llorar de impotencia eran superiores a él.
El coreano se sentía más un saco que alguien de utilidad, pero con esa herida y sangrando tanto poco podía hacer para evitar verse como uno. Al menos, pensó, las piernas le funcionaban; todo mientras que el mareo le permitiese caminar. Tras la propuesta de Rena se separó de Adru. Sus movimientos eran algo rígidos con tal de evitar cualquier movimiento brusco que le hiriera más el hombro.
—Puedo estar de pie, en serio. No hace falta que nadie me cargue. —que iba a necesitar ayuda era un hecho, pero no quería verse como la mochila humana de nadie aún. No era tanto por orgullo, sino la necesidad de no sentirse como una carga.
Y entonces el grito del nublino le destrozó los tímpanos. Había estado escuchando vagamente la conversación, desconcentrado por todo lo que se cocía a sus espaldas y la palabrería que no comprendía del monstruo, pero aquel alarido era imposible de pasar por alto. Sus súplicas se clavaron en el pecho del coreano, al igual que las horribles ideas del desconocido y el sonido del aguijón cortando el aire antes de chocar contra el cuerpo del cosechado. No quería girarse, y aún así lo hizo. Se arrepintió en seguida. Varios improperios cruzaron su lengua a la vez, quedando como un mero balbuceo de insultos que no llegaban a nada. El pánico y el odio se entrelazaban, incapaz de mirar hacia ambos sin temblar y confirmar si lo hacía de puro miedo o rabia.
Estaban abriendo, torturando a alguien en sus narices, y no sabía que hacer más allá de taparse la boca por inercia. Tras unos largos instantes de parálisis en las que pareció ganar el odio, sin dejar de sujetarse la herida y evitando mirar la estampa directamente, se acercó a su arma, recogiéndola del suelo con la ayuda de Ain.
—Eso no es ni un dios ni es nada. —escupió al suelo, valiéndose de un solo brazo para sujetar con firmeza su arma—. No me jodas...
Su respiración era ruidosa debido a los nervios, cada pequeño gesto le dolía, no era nada amenazador, no podía atacarle, tan siquiera mantener la vista sin amedrentarse, y aún así, se veía con la voluntad suficiente de atraversarle la cola contra el suelo.
—¿Por qué no te metes con alguien de tu calaña, capullo? —consiguió mirarles. El reguero de sangre y los pinchazos del hombro le hicieron vacilar, pero se esforzó por mantener la mirada, chasqueando la lengua. Las ganas de apartar la vista y echarse a llorar de impotencia eran superiores a él.
- Spoiler:
Rox: axo pam no calientes al escorpión que da tol mal rollo por fa...
Evento:
Rena, Adru, Rox: (calientan al escorpión)
- ♪♫♬:
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astuciaPersonajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Casa de los Dulces
21/02/17, 11:49 pm
La mona del queso estaba mas que decidida a irse de una vez, no había mas que decir en esa situación, el nublino a medio mutar no tenía escapatoria alguna, solo esperaba que fuese inteligente y le hiciera caso con lo de matarse. Pero al parecer, ni era tan fácil morir para el, ni el escorpión pensaba dejarle hacerlo.
El primero grito del nublino suplicando que no lo abandonaran cayo en saco vacío para Pam, no pudiendo evitar recriminarle en su mente << ¿Que pretendes que hagamos? No te conocemos de nada...eres un monstruo canival y ese ser que consideras un dios, no somos rivales para el...no solo moriremos tanto tu como nosotros, sino que aunque tu si sobrevivieras, solo acabaríamos convirtiéndonos en tu almuerzo ¿que ganamos nosotros? La jugada es demasiado arriesgada cuando tienes cartas tan malas. >> pensó Pam fastidiada ante el egoísmo del medio convertido. ¿Morir por alguien que, en el caso de sobrevivir, podría matarlos luego? Era demasiado arriesgado y absurdo, el ya estaba sentenciado para bien o para mal...ellos aun podían sobrevivir. << No me importa >> se dijo la mona del queso, no mirándolo y con sus ojos fijos en como Rena buscaba cargar a Rox.
Pero por mas que quiso olvidarse de el, no volver a dirigirle su atención, fue imposible, el grito agónico y suplicante mando un estremecimiento a la columna de Pam, sobresaltandola y atrayendo su atención, que dirigió su mirada hacia el nublino. No debió hacerlo. La imagen del nublino siendo despedazado en vida, con la sangre saliendo a borbotones de sus heridas que sanaban lentamente, su expresión de dolor y terror absoluto...en contraste con la imagen de aquel carnicero que le rebanaba sin compasión ni miramientos. Las arcadas se hicieron presentes en el estomago de Pam, la imagen era tan paralizante y horrible como inquietante y fascinante de un modo retorcido, pero ni aun así podía apartar la visión era un carnicería, como si al ver todo aquello ella misma sufriera los estragos de sus decisiones, de su falta de compasión. La culpa le embargo, el miedo por acabar en su misma situación, siendo abierta en canal por un niño al que le gusta diseccionar ratoncillos para ver como laten sus corazones.
Pero aquello era mas oscuro que eso, no era la inocencia y curiosidad cruel de un crio, era algo sistemático, bien planeado, aquel niño a medio transformar era un mero conejillo de indias en manos del escorpion...no, era mas bien un especie de saquito de productos para la venta a juzgar por las palabras de este. Ni mas, ni menos.
Sus manos agarraban tan fuertemente el mando de su daga que apenas se dio cuenta de como sus dedos perdían el color, sujetándola tan fuerte como temblorosa, como tampoco pudo reaccionar ante la clara reacción violenta y defensiva de sus compañeras, que parecían intentar persistentemente matarlos a todos. La mona del queso solo estaba quieta, ante la visión de lo que para ella era mera crueldad, una tortura que de algún modo retorcido tenía un fin beneficiosos para alguien. Y aquella era la primera vez que veía la verdadera cara de la ciudad que se escondía debajo de aquellas capuchas rojas, y era horrible.
Tan o mas horrible que ella misma al pensar en dejarlo allí, incluso a pesar de sus gritos agónicos y de la tortura que estaba sufriendo << ¡No quiero acabar como el! ¡Tuvo mala suerte y no podemos ir contra ello o acabaremos muertos! ¡DEJADLO! >> quiso gritarles Pam a sus compañeras para que parasen, para que dejaran de enfrentarse el hombre escorpión, para que no siguieran provocandolo. Pero incluso aunque sus gritos se escuchaban altos y fuertes en su mente, estos no llegaron nunca a sus labios. Pero si pudo decir algo diferente, algo razonable y es que por mas que quisieran salvarlo, estaban en una seria desventaja, incluso aunque fuese mas gente. Se lo estaban jugando todo en una partida sin tener seguridades de ganar y mas teniendo ellos mismos a un herido.
-¡Rox, no te muevas..estas mal herido, debemos curar eso o te desangraras! ¡No podemos pelear con el en este estado! -exclamo Pam, agarrando a Rox del brazo bueno para que no se moviera y le prestara atención, pues sabía que en ese momento ni al humano, ni a Rena y ni a Adru parecían importarle aquello, como tampoco la seguridad del grupo, enfrascados en su odio contra el escorpión y lo que hacía. Pero Pam pese a la impresión de lo que veía tenía que ser la voz de la razón, pues no estaban en una maldita situación provechosa como para ponerse a pelear. << ¡Hacedme caso, por la suerte o todos vamos a morir! >> gruño internamente Pam, nerviosa, que antes que preocuparse del nublino, que aunque sufría aun vivía y no parecía que fuese a morir rápido, se preocupaba por ellos, que al contrario del medio transformado, si eran desechables para ese tipo.
El primero grito del nublino suplicando que no lo abandonaran cayo en saco vacío para Pam, no pudiendo evitar recriminarle en su mente << ¿Que pretendes que hagamos? No te conocemos de nada...eres un monstruo canival y ese ser que consideras un dios, no somos rivales para el...no solo moriremos tanto tu como nosotros, sino que aunque tu si sobrevivieras, solo acabaríamos convirtiéndonos en tu almuerzo ¿que ganamos nosotros? La jugada es demasiado arriesgada cuando tienes cartas tan malas. >> pensó Pam fastidiada ante el egoísmo del medio convertido. ¿Morir por alguien que, en el caso de sobrevivir, podría matarlos luego? Era demasiado arriesgado y absurdo, el ya estaba sentenciado para bien o para mal...ellos aun podían sobrevivir. << No me importa >> se dijo la mona del queso, no mirándolo y con sus ojos fijos en como Rena buscaba cargar a Rox.
Pero por mas que quiso olvidarse de el, no volver a dirigirle su atención, fue imposible, el grito agónico y suplicante mando un estremecimiento a la columna de Pam, sobresaltandola y atrayendo su atención, que dirigió su mirada hacia el nublino. No debió hacerlo. La imagen del nublino siendo despedazado en vida, con la sangre saliendo a borbotones de sus heridas que sanaban lentamente, su expresión de dolor y terror absoluto...en contraste con la imagen de aquel carnicero que le rebanaba sin compasión ni miramientos. Las arcadas se hicieron presentes en el estomago de Pam, la imagen era tan paralizante y horrible como inquietante y fascinante de un modo retorcido, pero ni aun así podía apartar la visión era un carnicería, como si al ver todo aquello ella misma sufriera los estragos de sus decisiones, de su falta de compasión. La culpa le embargo, el miedo por acabar en su misma situación, siendo abierta en canal por un niño al que le gusta diseccionar ratoncillos para ver como laten sus corazones.
Pero aquello era mas oscuro que eso, no era la inocencia y curiosidad cruel de un crio, era algo sistemático, bien planeado, aquel niño a medio transformar era un mero conejillo de indias en manos del escorpion...no, era mas bien un especie de saquito de productos para la venta a juzgar por las palabras de este. Ni mas, ni menos.
Sus manos agarraban tan fuertemente el mando de su daga que apenas se dio cuenta de como sus dedos perdían el color, sujetándola tan fuerte como temblorosa, como tampoco pudo reaccionar ante la clara reacción violenta y defensiva de sus compañeras, que parecían intentar persistentemente matarlos a todos. La mona del queso solo estaba quieta, ante la visión de lo que para ella era mera crueldad, una tortura que de algún modo retorcido tenía un fin beneficiosos para alguien. Y aquella era la primera vez que veía la verdadera cara de la ciudad que se escondía debajo de aquellas capuchas rojas, y era horrible.
Tan o mas horrible que ella misma al pensar en dejarlo allí, incluso a pesar de sus gritos agónicos y de la tortura que estaba sufriendo << ¡No quiero acabar como el! ¡Tuvo mala suerte y no podemos ir contra ello o acabaremos muertos! ¡DEJADLO! >> quiso gritarles Pam a sus compañeras para que parasen, para que dejaran de enfrentarse el hombre escorpión, para que no siguieran provocandolo. Pero incluso aunque sus gritos se escuchaban altos y fuertes en su mente, estos no llegaron nunca a sus labios. Pero si pudo decir algo diferente, algo razonable y es que por mas que quisieran salvarlo, estaban en una seria desventaja, incluso aunque fuese mas gente. Se lo estaban jugando todo en una partida sin tener seguridades de ganar y mas teniendo ellos mismos a un herido.
-¡Rox, no te muevas..estas mal herido, debemos curar eso o te desangraras! ¡No podemos pelear con el en este estado! -exclamo Pam, agarrando a Rox del brazo bueno para que no se moviera y le prestara atención, pues sabía que en ese momento ni al humano, ni a Rena y ni a Adru parecían importarle aquello, como tampoco la seguridad del grupo, enfrascados en su odio contra el escorpión y lo que hacía. Pero Pam pese a la impresión de lo que veía tenía que ser la voz de la razón, pues no estaban en una maldita situación provechosa como para ponerse a pelear. << ¡Hacedme caso, por la suerte o todos vamos a morir! >> gruño internamente Pam, nerviosa, que antes que preocuparse del nublino, que aunque sufría aun vivía y no parecía que fuese a morir rápido, se preocupaba por ellos, que al contrario del medio transformado, si eran desechables para ese tipo.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Casa de los Dulces
22/02/17, 11:26 pm
Los insultos solo confirman lo que el cizaña ya sabe: que está alterándolos. Más magia para él, que fue para lo que empezó a abrirle las tripas ahí mismo al pobre desgraciado en primer lugar. Tiene suerte de que su precio no le haga necesitar cometer intervención para aprovecharse de los cosechados.
Y su horror es siempre tan fresco, año tras año. Tienen, la mayoría de ellos, los ojillos limpios de quien aún tiene miedo a salpicarse con sangre. El cizaña no recuerda haber sido nunca así. Si lo fue debió de ser bonito, pero no lo echa de menos.
—No excluyo meterme con nadie. No soy melindroso —sonríe afilado a Rox, y es en ese momento en el que la flecha de Adru se estrella contra una de sus protecciones.
Su expresión resbala de inmediato a una inexpresividad de maniquí. Y de improviso, en la quietud plomiza del aire, el cizaña se echa a reír.
—De todas las formas en las que podríais haber muerto aquí —dice con incredulidad—, y elegís ésta.
Dos gestos de la mano y se abate sobre todos ellos un sueño profundo.
Inmovilidad será lo primero que noten; el parón artificial de un embrujo sobre sus articulaciones. Luchar contra él es como forcejear: funciona, pero lleva tiempo. Lo segundo que notarán será el humo que les irrita la visión.
Ain, Rena, Adru y Zobriel yacen en el suelo del salón vacío de lo que parece ser una mansión. La ausencia de ventanas delata que se trata de un sótano.
—Sois estúpidos —dice el cizaña con calma—. De no haberme atacado vuestra amiguita yo no tendría excusa para tocaros ni un pelo. Espero que le echéis la culpa mientras os quemáis vivos.
Antes de salir intangible a través del techo le pisa con calma el antebrazo a Adru, rompiéndolo deliberadamente bajo su peso.
—Buena suerte tensando la cuerda con eso, arcoiris. Reza porque tus compañeros te odien lo bastante para rematarte, porque morir abrasado no es bonito.
El calor sofocante y el crujir siniestro de las vigas no mienten. El edificio sobre ellos está en llamas, y no tardará en devorarlo todo hasta llegar a los cimientos.
Pam, Rox y Drake están tirados sobre un suelo de madera oscura cuando despiertan, también con la parálisis desapareciendo poco a poco de sus organismos. La suya es apenas una habitación adyacente a la mansión principal, conectada a ella por una puerta y al exterior por otra.
—Vosotros me habéis caído en gracia. Seguro que podéis apañároslas para volver a casa rapidito —si estaban dispuestos a dejar a los demás atrás. El cizaña habla desde el umbral de una puerta de salida desquiciantemente abierta.
—Felicidades; tenéis lo que queríais —arroja a Verael a sus pies, tan aturdido como ellos—. Os dejo al arruinado. Pero voy a llevarme a uno de vosotros en su lugar.
Pasea con una lentitud desquiciante entre ellos, indiferente al crujido de las llamas en las profundidades del edificio adyacente. Durante medio minuto largo sólo se oyen sus pasos en la habitación, acercándose primero a uno y luego a otro. Se para a propósito delante de algunos para hacerles creer que se ha decidido por ellos hasta que se cansa del juego.
—Tú. El portal de la Tierra solo se abre una vez al año —hay un crujido espantoso, y quienes hayan despertado con la cabeza girada hacia la escena podrán ver cómo le ha retorcido a Drake el cuello de un movimiento seco. Con indiferencia, con la rapidez eficiente que le ha faltado antes.
La cabeza del humano ahora les mira desde un ángulo antinatural, colgando inerte de un eje que ahora apenas es un poco de músculo y tendones. Un moratón de derrame se forma rápidamente sobre la piel afectada como un collarín; hay sitios donde la piel se ha desgarrado y de ellos mana sangre. Ésta deja un reguero en el suelo, siguiendo fielmente el rastro que deja el cizaña al marcharse, arrastrando al cadáver tras de sí cogido de una pierna. La puerta de salida se cierra con suavidad a su paso sin que tenga necesidad de tocarla.
[Rox será el último en poder empezar a moverse. Recordad ir añadiendo las heridas a vuestro perfil según vayan surgiendo.]
Y su horror es siempre tan fresco, año tras año. Tienen, la mayoría de ellos, los ojillos limpios de quien aún tiene miedo a salpicarse con sangre. El cizaña no recuerda haber sido nunca así. Si lo fue debió de ser bonito, pero no lo echa de menos.
—No excluyo meterme con nadie. No soy melindroso —sonríe afilado a Rox, y es en ese momento en el que la flecha de Adru se estrella contra una de sus protecciones.
Su expresión resbala de inmediato a una inexpresividad de maniquí. Y de improviso, en la quietud plomiza del aire, el cizaña se echa a reír.
—De todas las formas en las que podríais haber muerto aquí —dice con incredulidad—, y elegís ésta.
Dos gestos de la mano y se abate sobre todos ellos un sueño profundo.
-
Inmovilidad será lo primero que noten; el parón artificial de un embrujo sobre sus articulaciones. Luchar contra él es como forcejear: funciona, pero lleva tiempo. Lo segundo que notarán será el humo que les irrita la visión.
Ain, Rena, Adru y Zobriel yacen en el suelo del salón vacío de lo que parece ser una mansión. La ausencia de ventanas delata que se trata de un sótano.
—Sois estúpidos —dice el cizaña con calma—. De no haberme atacado vuestra amiguita yo no tendría excusa para tocaros ni un pelo. Espero que le echéis la culpa mientras os quemáis vivos.
Antes de salir intangible a través del techo le pisa con calma el antebrazo a Adru, rompiéndolo deliberadamente bajo su peso.
—Buena suerte tensando la cuerda con eso, arcoiris. Reza porque tus compañeros te odien lo bastante para rematarte, porque morir abrasado no es bonito.
El calor sofocante y el crujir siniestro de las vigas no mienten. El edificio sobre ellos está en llamas, y no tardará en devorarlo todo hasta llegar a los cimientos.
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Pam, Rox y Drake están tirados sobre un suelo de madera oscura cuando despiertan, también con la parálisis desapareciendo poco a poco de sus organismos. La suya es apenas una habitación adyacente a la mansión principal, conectada a ella por una puerta y al exterior por otra.
—Vosotros me habéis caído en gracia. Seguro que podéis apañároslas para volver a casa rapidito —si estaban dispuestos a dejar a los demás atrás. El cizaña habla desde el umbral de una puerta de salida desquiciantemente abierta.
—Felicidades; tenéis lo que queríais —arroja a Verael a sus pies, tan aturdido como ellos—. Os dejo al arruinado. Pero voy a llevarme a uno de vosotros en su lugar.
Pasea con una lentitud desquiciante entre ellos, indiferente al crujido de las llamas en las profundidades del edificio adyacente. Durante medio minuto largo sólo se oyen sus pasos en la habitación, acercándose primero a uno y luego a otro. Se para a propósito delante de algunos para hacerles creer que se ha decidido por ellos hasta que se cansa del juego.
—Tú. El portal de la Tierra solo se abre una vez al año —hay un crujido espantoso, y quienes hayan despertado con la cabeza girada hacia la escena podrán ver cómo le ha retorcido a Drake el cuello de un movimiento seco. Con indiferencia, con la rapidez eficiente que le ha faltado antes.
La cabeza del humano ahora les mira desde un ángulo antinatural, colgando inerte de un eje que ahora apenas es un poco de músculo y tendones. Un moratón de derrame se forma rápidamente sobre la piel afectada como un collarín; hay sitios donde la piel se ha desgarrado y de ellos mana sangre. Ésta deja un reguero en el suelo, siguiendo fielmente el rastro que deja el cizaña al marcharse, arrastrando al cadáver tras de sí cogido de una pierna. La puerta de salida se cierra con suavidad a su paso sin que tenga necesidad de tocarla.
-
[Rox será el último en poder empezar a moverse. Recordad ir añadiendo las heridas a vuestro perfil según vayan surgiendo.]
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
- Al veros conspirar... (CLICK):
- Al poner un evento... (CLICK):
- Durante el transcurso del evento... (CLICK):
- InvitadoInvitado
Re: Casa de los Dulces
23/02/17, 12:52 am
La había cagado, de forma monumental. De hecho, Rena no recordaba un momento en su vida en el que la hubiera cagado de forma tan espectacular. Las normas de esa ciudad se le escapaban, pero incluso con eso ya saltaba a la vista que no tenían nada que hacer contra el tipo escorpión. Ahora todos pagarían las consecuencias.
La despertó un violento ataque de tos. Los ojos se le empañaron casi al instante de abrirlos por lo que tardó en poder ver dónde estaba. Aun así, estar ciegano le impidió revolverse como una condenada en cuanto notó que sus miembros estaban inmovilizados. No lo comprendía, no notaba ninguna cuerda ni esposas contra la piel, simplemente había dejado de poder moverse, y eso le provocó pánico. Para colmo el escorpión seguía allí. En cuanto se paró frente a Adru la irrense empezó a reptar frenética hacia ella, y ni siquiera la voz ronca le impidió gritar cuando oyó el crujido del brazo.
-¡Mamón! ¡Desgraciado!
Pero el escorpión se había ido, y ellos estaban en peligro. Poco a poco, de forma demasiado lenta para Rena, el hechizo se fue deshaciendo y ella pudo llegar hasta la niña sinhadre. Miró a su alrededor para comprobar el estado de los demás. Faltaba gente. Entró en pánico.
-¡Hay que salir de aquí, hay que encontrar a los demás!
Ellos no podían atravesar el techo como había hecho el engendro, pero tendría que haber una escalera. Seguía teniendo el escudo, al menos podrían cubrirse si caían escombros.
-Adru, Adru, ¿estás bien? Hay que moverse.
La despertó un violento ataque de tos. Los ojos se le empañaron casi al instante de abrirlos por lo que tardó en poder ver dónde estaba. Aun así, estar ciegano le impidió revolverse como una condenada en cuanto notó que sus miembros estaban inmovilizados. No lo comprendía, no notaba ninguna cuerda ni esposas contra la piel, simplemente había dejado de poder moverse, y eso le provocó pánico. Para colmo el escorpión seguía allí. En cuanto se paró frente a Adru la irrense empezó a reptar frenética hacia ella, y ni siquiera la voz ronca le impidió gritar cuando oyó el crujido del brazo.
-¡Mamón! ¡Desgraciado!
Pero el escorpión se había ido, y ellos estaban en peligro. Poco a poco, de forma demasiado lenta para Rena, el hechizo se fue deshaciendo y ella pudo llegar hasta la niña sinhadre. Miró a su alrededor para comprobar el estado de los demás. Faltaba gente. Entró en pánico.
-¡Hay que salir de aquí, hay que encontrar a los demás!
Ellos no podían atravesar el techo como había hecho el engendro, pero tendría que haber una escalera. Seguía teniendo el escudo, al menos podrían cubrirse si caían escombros.
-Adru, Adru, ¿estás bien? Hay que moverse.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Casa de los Dulces
23/02/17, 02:12 am
—¡No sé qué estás diciendo pero el único que va a…!
A mitad de frase, Adru cayó al suelo inconsciente. Lo siguiente que supo la dejó terriblemente confusa. Tenía el cuerpo agarrotado y la visión borrosa. Parecían caer lágrimas de sus ojos, por segunda vez en aquel día, aunque en ese momento se debiese al calor. ¿Calor? Humo. Fuego. Fuertes toses, suyas y de sus compañeros. ¿Dónde estaban? ¿Por qué no era capaz de moverse? ¿Qué…? Aquella odiosa voz. La sinhadre nunca había odiado a alguien tanto en su vida. Lo odiaba incluso antes de que el terrible dolor en su brazo la hiciese gritar.
Pero el brazo no era lo más doloroso. Era el pecho, aquel hueco entre las costillas donde el Neil del sueño le había disparado. Su aurva también le había echado la culpa de todo, y la sinhadre también se había encontrado destrozada. “Espero que le echéis la culpa mientras os quemáis vivos”. A partir de ahí no oyó nada más. Revivía la pesadilla en su cabeza, y por un instante los cuerpos tirados de sus compañeros tomaron el aspecto que habían tenido aquella noche en el interior de su cabeza.
Por suerte no era así, y la voz y rostro de Rena la devolvieron a la realidad. Los ojos de Adru, perdidos en las vigas del techo deformadas por el humo de aquel lugar desconocido, tardaron varios instantes en enfocar a la irrense.
—Rena… Rena…
Comenzó a intentar moverse. El efecto del hechizo ya se había disipado pero la sensación de tirantez seguía allí. Inmediatamente emitió un quejido y se sujetó con el brazo izquierdo el derecho, que colgaba inerte y en un ángulo extraño. A medio levantar miró a todas partes. Trató de secarse las lágrimas que empañaban su visión y estuvo a punto de caer de nuevo al suelo.
>>¿Dónde… dónde están los demás? Rox estaba herido y yo… Yo… Vamos a buscarles.
Su voz, siempre enérgica y entusiasta, en ese momento sonaba completamente débil y rota.
A mitad de frase, Adru cayó al suelo inconsciente. Lo siguiente que supo la dejó terriblemente confusa. Tenía el cuerpo agarrotado y la visión borrosa. Parecían caer lágrimas de sus ojos, por segunda vez en aquel día, aunque en ese momento se debiese al calor. ¿Calor? Humo. Fuego. Fuertes toses, suyas y de sus compañeros. ¿Dónde estaban? ¿Por qué no era capaz de moverse? ¿Qué…? Aquella odiosa voz. La sinhadre nunca había odiado a alguien tanto en su vida. Lo odiaba incluso antes de que el terrible dolor en su brazo la hiciese gritar.
Pero el brazo no era lo más doloroso. Era el pecho, aquel hueco entre las costillas donde el Neil del sueño le había disparado. Su aurva también le había echado la culpa de todo, y la sinhadre también se había encontrado destrozada. “Espero que le echéis la culpa mientras os quemáis vivos”. A partir de ahí no oyó nada más. Revivía la pesadilla en su cabeza, y por un instante los cuerpos tirados de sus compañeros tomaron el aspecto que habían tenido aquella noche en el interior de su cabeza.
Por suerte no era así, y la voz y rostro de Rena la devolvieron a la realidad. Los ojos de Adru, perdidos en las vigas del techo deformadas por el humo de aquel lugar desconocido, tardaron varios instantes en enfocar a la irrense.
—Rena… Rena…
Comenzó a intentar moverse. El efecto del hechizo ya se había disipado pero la sensación de tirantez seguía allí. Inmediatamente emitió un quejido y se sujetó con el brazo izquierdo el derecho, que colgaba inerte y en un ángulo extraño. A medio levantar miró a todas partes. Trató de secarse las lágrimas que empañaban su visión y estuvo a punto de caer de nuevo al suelo.
>>¿Dónde… dónde están los demás? Rox estaba herido y yo… Yo… Vamos a buscarles.
Su voz, siempre enérgica y entusiasta, en ese momento sonaba completamente débil y rota.
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astuciaPersonajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Casa de los Dulces
23/02/17, 07:13 pm
La mona del queso sintió realmente que el alma se le caía a los pies cuando vio esa flecha de Adru, surcando el aire en dirección al hombre escorpión. Ver la expresión de este cambiar de una inquietante risa a un rostro que anda esperaba, fue mas que suficiente para que el sudor frió bajara por su espalda. Quería golpear a Adru. La alarma sonando en todo su cuerpo de forma ensordecedora...no fue lo bastante rápida, ni ella ni ninguno cuando el sopor se adueño de ella.
~·~
El tacto de madera contra su mejilla fue lo primero que sitio al despertar. Pam apenas estaba espabilando, intentando ubicarse , recordando de golpe los últimos sucesos, intento moverse con frenesi, pero fue imposible, pues apenas si era capaz de mover un poco su cabeza . Un simple vistazo siendo mas que suficiente para saber que no estaban en la seguridad del torreón y que junto a ella, apenas solo estaban Rox y Drake, junto con el hombre escorpión y el nublino a medio transformar.
Si hubiese podido temblar, Pam lo habría hecho pero su cuerpo seguía entumecido, ya no sabia si por el terror que sentía, al escuchar tan cerca la voz del hombre escorpión y las inquietante palabras que decía, o por lo que sea que los hubiera noqueado. El golpe sordo del cuerpo de Verael a pocos metros de ella, mando una oleada de inquietud a todo su cuerpo. Estaba sentenciados << No...¡yo no quiero esto, dije que nos fueramos!¡Maldita sea! >> grito en su fuero interno incapaz de abrir la boca y con el pulso latiendo tan fuertemente en sus oídos que nada mas de lo que el. Quiso hacerse aun mas pequeña de lo que ya era, cada vez que el escorpión se paro enfrente suya, como si para el todo eso fuera un juego y su único fin era torturarlos psicologicamente.
Cuando este al fin decidido su victima, Pam no pudo mas que sentir alivio, egoísta y cruel, pero alivio al fin de cuentas. No era ella, no era ella, iba a sobrevivir un poco mas. No por ello, la visión del cuello de Drake siendo destrozado con un sonoro crack que sonó incluso por encima del atronador latido de su corazón dejo de ser desquiciante. Sus ojos sin vida mirándola, con el miedo aun grabados en ello y como si la culpara por no haber sido ella la que estuviera en su lugar. Pam sintió como la bilis quería subir por su garganta, pero siendo incapaz de salir pues esta parecía completamente cerrada.
Sintió los ojos resecarse, tan concentrada en seguir los movimiento del escorpión que arrastraba al joven humano, como si el hecho de mirarlo fuese devolverle la vida. Inútil. Estúpido. << Todo es culpa de esa maldita casa y su aroma...de Verael ¿porque no fue a otra parte?...¡todo es culpa de Adru! ¿¡Porque no podían estarse quieta?¿ ¿Por que carajo no podían hacerme caso cuando dije que nos fueramos!? >> los reclamos llenaban su mente como avispones, presa de la frustración, del enojo, del terror que aun sentía ante la visión de una compañero, que fuese cercano a ella o no, había muerto con la misma facilidad con la que se rompía una ramita. Se sentía enojada, frustrada y temerosa por todo, por la estupidez de sus compañeros, por lo desgraciado que era es monstruo que se hacia llamar dios, por lo desafortunado que había sido ese maldito día, cayendo en trampa tras trampa como estúpidos.
Y ahora la mona del queso se encontraba allí, con Rox aun medio inmóvil, desangrandos e y el nublino abierto en canal que en cualquier momento podría empezar a sanar de nuevo y lanzarseles para que se convirtieran en su sustento. Y del resto del grupo no había rastro.
Pam comenzó a incorporarse poco a poco, lo que sea que ese tipo le subiera hecho perdiendo efecto. Manos, pies, poco a poco el resto del cuerpo, empezó a recuperar la movilidad. << Debería dejarles aquí, no es mi culpa que sean tan estúpidos como para enfrentarse a alguien mas fuerte por salvar a un desconocido caníbal >> pensó Pam incorporarse despacio pero sintiendo aun las piernas algo adormiladas, siguió el reguero de sangre dejado por Drake con la mirada, volviendo a mirar a Rox y a nublino. Su sentido de supervivencia exigiéndole el salvarse ella, pues el resto por si mismos se habían metido en aquel lio.
Pero si hacia eso se tendría que atenerse a las consecuencias, tanto si sobrevivían y volvían diciendo que les había abandonado, como sino sobrevivían; las preguntas de aquellos que quedaban en el torreón llegarían, acusatorias de porque había escapado ella sola. Precisamente ella, la mas pequeña y débil físicamente. << ¡Me cago en vuestra suerte! >> y con toda la frustración que sentía, Pam decidió que por una maldita vez en su vida, sería una idiota. Esperaba no fuera a pagar caro el ser buena por una vez. Eso y que de verdad, el hombre escorpión se hubiera ido. Con toda la firmeza que la situación le permitía, garro la daga que mágicamente no había llegado a perder apuntando con ella hacia Verael sin fiarse, mientras se acercaba a Rox.
- ¡Hay que buscar a los demás pero tu no puedes seguir moviéndote, vas a desangrarte! Y ademas esta el- añadió viendo a Verael de reojo- No es de fiar- susurro bajo, no pudiéndolo evitar, pues era al fin y al cabo el culpable de la herida de Rox. Miro aVerael dirigiéndose esta vez a el, la visión de este mostrando sus vísceras y la sangre, parecía ser una ilusión o algo de poco interés para Pam en ese momento que las prioridades eran mas fuerte que cualquier posible trauma << Tal vez pueda sernos útil, para variar. >>- ¿Puedes moverte? Has sobrevivido a cambios de la vida de uno de nosotros, mas te vale pagarnos... eres el único que puede curarse así mismo aquí, pero eres peligroso, lo sabes mejor que nadie - añadió con Pam viéndolo estrechando la mirada apuntándole aun con la daga, pues seguía sin confiar del todo en el, con motivos de peso para ello- Así que ¿Verael...nos ayudas a salvar a nuestros amigos o te largas sin molestarnos mas? Si vuelves a intentar atacarnos te matare...me da igual cuantas jodidas veces te regeneres, lo haré...no importa como. ¿Que harás? Si puedes ayudarnos intentare hacer algo con eso, así debería curarte mas rápido o algo - dijo Pam señalando sus heridas, siendo muy seria y directa, pues no estaba la cosa para andarse con tonterías o delicadezas. Debían hacer algo ya. Y siendo la única totalmente sana en ese momento, no podía cuidar que Rox no se desangrara; buscar dónde, por la suerte, estaban los demás y preocuparse por si el nublino caníbal decidía darles un bocadito.
~·~
El tacto de madera contra su mejilla fue lo primero que sitio al despertar. Pam apenas estaba espabilando, intentando ubicarse , recordando de golpe los últimos sucesos, intento moverse con frenesi, pero fue imposible, pues apenas si era capaz de mover un poco su cabeza . Un simple vistazo siendo mas que suficiente para saber que no estaban en la seguridad del torreón y que junto a ella, apenas solo estaban Rox y Drake, junto con el hombre escorpión y el nublino a medio transformar.
Si hubiese podido temblar, Pam lo habría hecho pero su cuerpo seguía entumecido, ya no sabia si por el terror que sentía, al escuchar tan cerca la voz del hombre escorpión y las inquietante palabras que decía, o por lo que sea que los hubiera noqueado. El golpe sordo del cuerpo de Verael a pocos metros de ella, mando una oleada de inquietud a todo su cuerpo. Estaba sentenciados << No...¡yo no quiero esto, dije que nos fueramos!¡Maldita sea! >> grito en su fuero interno incapaz de abrir la boca y con el pulso latiendo tan fuertemente en sus oídos que nada mas de lo que el. Quiso hacerse aun mas pequeña de lo que ya era, cada vez que el escorpión se paro enfrente suya, como si para el todo eso fuera un juego y su único fin era torturarlos psicologicamente.
Cuando este al fin decidido su victima, Pam no pudo mas que sentir alivio, egoísta y cruel, pero alivio al fin de cuentas. No era ella, no era ella, iba a sobrevivir un poco mas. No por ello, la visión del cuello de Drake siendo destrozado con un sonoro crack que sonó incluso por encima del atronador latido de su corazón dejo de ser desquiciante. Sus ojos sin vida mirándola, con el miedo aun grabados en ello y como si la culpara por no haber sido ella la que estuviera en su lugar. Pam sintió como la bilis quería subir por su garganta, pero siendo incapaz de salir pues esta parecía completamente cerrada.
Sintió los ojos resecarse, tan concentrada en seguir los movimiento del escorpión que arrastraba al joven humano, como si el hecho de mirarlo fuese devolverle la vida. Inútil. Estúpido. << Todo es culpa de esa maldita casa y su aroma...de Verael ¿porque no fue a otra parte?...¡todo es culpa de Adru! ¿¡Porque no podían estarse quieta?¿ ¿Por que carajo no podían hacerme caso cuando dije que nos fueramos!? >> los reclamos llenaban su mente como avispones, presa de la frustración, del enojo, del terror que aun sentía ante la visión de una compañero, que fuese cercano a ella o no, había muerto con la misma facilidad con la que se rompía una ramita. Se sentía enojada, frustrada y temerosa por todo, por la estupidez de sus compañeros, por lo desgraciado que era es monstruo que se hacia llamar dios, por lo desafortunado que había sido ese maldito día, cayendo en trampa tras trampa como estúpidos.
Y ahora la mona del queso se encontraba allí, con Rox aun medio inmóvil, desangrandos e y el nublino abierto en canal que en cualquier momento podría empezar a sanar de nuevo y lanzarseles para que se convirtieran en su sustento. Y del resto del grupo no había rastro.
Pam comenzó a incorporarse poco a poco, lo que sea que ese tipo le subiera hecho perdiendo efecto. Manos, pies, poco a poco el resto del cuerpo, empezó a recuperar la movilidad. << Debería dejarles aquí, no es mi culpa que sean tan estúpidos como para enfrentarse a alguien mas fuerte por salvar a un desconocido caníbal >> pensó Pam incorporarse despacio pero sintiendo aun las piernas algo adormiladas, siguió el reguero de sangre dejado por Drake con la mirada, volviendo a mirar a Rox y a nublino. Su sentido de supervivencia exigiéndole el salvarse ella, pues el resto por si mismos se habían metido en aquel lio.
Pero si hacia eso se tendría que atenerse a las consecuencias, tanto si sobrevivían y volvían diciendo que les había abandonado, como sino sobrevivían; las preguntas de aquellos que quedaban en el torreón llegarían, acusatorias de porque había escapado ella sola. Precisamente ella, la mas pequeña y débil físicamente. << ¡Me cago en vuestra suerte! >> y con toda la frustración que sentía, Pam decidió que por una maldita vez en su vida, sería una idiota. Esperaba no fuera a pagar caro el ser buena por una vez. Eso y que de verdad, el hombre escorpión se hubiera ido. Con toda la firmeza que la situación le permitía, garro la daga que mágicamente no había llegado a perder apuntando con ella hacia Verael sin fiarse, mientras se acercaba a Rox.
- ¡Hay que buscar a los demás pero tu no puedes seguir moviéndote, vas a desangrarte! Y ademas esta el- añadió viendo a Verael de reojo- No es de fiar- susurro bajo, no pudiéndolo evitar, pues era al fin y al cabo el culpable de la herida de Rox. Miro aVerael dirigiéndose esta vez a el, la visión de este mostrando sus vísceras y la sangre, parecía ser una ilusión o algo de poco interés para Pam en ese momento que las prioridades eran mas fuerte que cualquier posible trauma << Tal vez pueda sernos útil, para variar. >>- ¿Puedes moverte? Has sobrevivido a cambios de la vida de uno de nosotros, mas te vale pagarnos... eres el único que puede curarse así mismo aquí, pero eres peligroso, lo sabes mejor que nadie - añadió con Pam viéndolo estrechando la mirada apuntándole aun con la daga, pues seguía sin confiar del todo en el, con motivos de peso para ello- Así que ¿Verael...nos ayudas a salvar a nuestros amigos o te largas sin molestarnos mas? Si vuelves a intentar atacarnos te matare...me da igual cuantas jodidas veces te regeneres, lo haré...no importa como. ¿Que harás? Si puedes ayudarnos intentare hacer algo con eso, así debería curarte mas rápido o algo - dijo Pam señalando sus heridas, siendo muy seria y directa, pues no estaba la cosa para andarse con tonterías o delicadezas. Debían hacer algo ya. Y siendo la única totalmente sana en ese momento, no podía cuidar que Rox no se desangrara; buscar dónde, por la suerte, estaban los demás y preocuparse por si el nublino caníbal decidía darles un bocadito.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- Lathspell
Ficha de cosechado
Nombre: Kyllikki Paasikoski
Especie: Humana
Habilidades: Buena menoria, muy buena, lealtad, y facilidad para los idiomas.
Personajes : Zobriel: Nublino transformado en Basilisco
Kyllikki: Humana cosechada.
Armas : Zobriel: Malicioso, Colmillo veneno, Cuchillada, Cola veneno
Kyllikki: Elataquedelasmilteoriascientificasypseudocientificasmasinutildetodoslostiempos
Status : Disponible para cualquier debate ilógico
Humor : Culpable de dibujar horrible y hacer chistes peores aun
Re: Casa de los Dulces
23/02/17, 08:36 pm
No !! No podían hacer eso. No podían osar atacar a los dioses. Era ilógico. Insulso. Abominable. Zobriel ni siquiera había podido obedecer la orden de la capitana. Había dejado el arma de Rox botada, mientras miraba boquiabierto como Rena y Adru encaraban a...aquel dios. Cierto era que no se parecía a las gloriosas imágenes que de niño lo habían ilusionado. O a sus cosechadoras. Pero era innegable el poder que tenia y el aura de total poder que le daba su confianza en si mismo.
Por otra parte el nublino estaba destruido. Los gritos de aquel que fuera su compatriota le perforaban el cerebro y el alma. Deseaba ayudarlo. Aun a pesar de lo que le había hecho a su amigo. Era terrible ver en lo que se estaba transformando y peor aun la tortura que estaba sufriendo. Pero ¿estaba bien no? Después de todo era uno de sus dioses castigando a un indigno. El mismo lo había mencionado ¿verdad? Verael había fracasado cuando se arruino, sea lo que sea eso, no había pasado la prueba. Tal vez no merecía lo que le estaba pasando. Después de todo, que peor que fracasar y volverse eso. "Tu no eres nadie para decidir si esta bien o mal lo que hacen los dioses". La voz de su abuela resonaba como un mal presagio cuando se dictó la sentencia.
Nononono. La oscuridad reclamo al nublino mientras na angustia lo empezaba a despedazar por dentro. El no había fallado. Era un error. Coff. . El jamas... Coff. . Zobriel no quiso que su amiga.. Coff. . La consciencia regresaba con cada convulsión de sus pulmones por buscar aire puro. Sus ojos ardían mirando el caótico entorno mientras intentaba mover sus músculos. Escuchaba las voces de Rena y Adru con tonos de urgencia y eso lo empezó a sacar de aquel estado.
— ¿Donde? ¿ Q-Que paso?.....Adru... — no pudo completar la frase. Quería saber si ella estaba bien. Aquello pintaba mal. Termino de incorporarse pesadamente tosiendo y cerrando los ojos por el humo mientras su mente le gritaba que tenían que irse de allí. Camino hacia sus compañeras trastabillando y puso la mano en la espalda de Rena. — Tenemos que despertar a Ain, y buscar como salir... — Magia. Magia. Magia. Solo pensaba en eso — Yo yo yo... Puedo congelar la ropa. Así podríamos correr. No se si sirva no se. Podemos morir. Él nos condenó pero...
Empezó a mover sus manos nerviosamente tomándose el cabello y tocando su ropa. No podía quedarse allí. Tenia que salir y probar que era digno. Recordó que le habían dicho que no era ni el cielo ni el infierno. Entonces aquello podía ser otra prueba. Tenia que salir.
Por otra parte el nublino estaba destruido. Los gritos de aquel que fuera su compatriota le perforaban el cerebro y el alma. Deseaba ayudarlo. Aun a pesar de lo que le había hecho a su amigo. Era terrible ver en lo que se estaba transformando y peor aun la tortura que estaba sufriendo. Pero ¿estaba bien no? Después de todo era uno de sus dioses castigando a un indigno. El mismo lo había mencionado ¿verdad? Verael había fracasado cuando se arruino, sea lo que sea eso, no había pasado la prueba. Tal vez no merecía lo que le estaba pasando. Después de todo, que peor que fracasar y volverse eso. "Tu no eres nadie para decidir si esta bien o mal lo que hacen los dioses". La voz de su abuela resonaba como un mal presagio cuando se dictó la sentencia.
Nononono. La oscuridad reclamo al nublino mientras na angustia lo empezaba a despedazar por dentro. El no había fallado. Era un error. Coff. . El jamas... Coff. . Zobriel no quiso que su amiga.. Coff. . La consciencia regresaba con cada convulsión de sus pulmones por buscar aire puro. Sus ojos ardían mirando el caótico entorno mientras intentaba mover sus músculos. Escuchaba las voces de Rena y Adru con tonos de urgencia y eso lo empezó a sacar de aquel estado.
— ¿Donde? ¿ Q-Que paso?.....Adru... — no pudo completar la frase. Quería saber si ella estaba bien. Aquello pintaba mal. Termino de incorporarse pesadamente tosiendo y cerrando los ojos por el humo mientras su mente le gritaba que tenían que irse de allí. Camino hacia sus compañeras trastabillando y puso la mano en la espalda de Rena. — Tenemos que despertar a Ain, y buscar como salir... — Magia. Magia. Magia. Solo pensaba en eso — Yo yo yo... Puedo congelar la ropa. Así podríamos correr. No se si sirva no se. Podemos morir. Él nos condenó pero...
Empezó a mover sus manos nerviosamente tomándose el cabello y tocando su ropa. No podía quedarse allí. Tenia que salir y probar que era digno. Recordó que le habían dicho que no era ni el cielo ni el infierno. Entonces aquello podía ser otra prueba. Tenia que salir.
El Odio es por mucho el placer mas duradero. El hombre Ama con prisas, pero llega a Odiar con mucha calma.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Casa de los Dulces
26/02/17, 01:44 am
Para Rox solo existían el cizaña y el nublino llegados a ese punto, todo lo que la mona del queso dijera o los propios pinchazos de su hombro no significarían nada. Al menos así lo fue hasta que al monstruo se le agotó la paciencia. El sonido de la flecha de Adru al caer pareció retumbar en sus oídos, acompañado de la risa de aquel ser que, sin remedio, le heló la sangre al coreano.
Y de repente se hizo la oscuridad.
Nunca antes se había desmayado, pero se lo imaginaba como algo similar. El choque contra el suelo y un calambre en la herida debido al golpe es lo último que siente antes de volver a abrir los ojos, totalmente desconcertado sobre donde está e incluso cuanto tiempo ha pasado. Su cuerpo no se movió en absoluto, como si su sistema nervioso siguiera dormido. El miedo le embargó deprisa ante la imposibilidad de hacer nada, como en plena parálisis del sueño, notando únicamente los golpes del corazón contra su pecho al latir a toda velocidad. La voz del de cola de escorpión y el sonido del cuerpo de Verael desplomado hace que su respiración se agite, momento en el que se arrepiente desde lo más profundo de su ser de haberle provocado. Iba a llevarse a uno a cambio. No ver a Rena, ni a Adru, Zob o Ain empeoraba todo. Empezó a notar un cosquilleo en la punta de los dedos, pero aún no había indicio de tan siquiera poder hablar. Cuando se paró delante suya, Rox deseó que la tierra se le tragase, solo pudiendo cerrar los ojos y esperar lo peor. No quería morir. No quería que le torturasen. El sonido de los pasos siguientes le indicaban que no era el elegido, pero solo quedaba otro humano posible...
El medio australiano abrió los ojos con el crujido. Más allá de la mona del queso, Drake les observaba con la mirada perdida y el cuello roto. Era más que evidente que estaba muerto. Los pulmones se le llenaron de aire y omitieron la parte de expulsarlo, como si hubieran olvidado como se respiraba, como si el ruido que pudieran provocar supusiera llamar de nuevo la atención de aquel que les había paralizado.
Su garganta se cerró a cal y canto, y pronto la vista se le empañó con lágrimas. De una forma u otra, lo agradecía. No quería ver aquella masacre, como se llevaban el cuerpo del inglés como si fuera simplemente un animal sacrificado. Para cuando el cizaña y lo que quedaba de Drake estaban fuera de alcance, Rox se echó a temblar. Tardó más que Pam en poder moverse, y para cuando pudo sentarse tuvo que taparse la boca para evitar vomitar. Temblaba bruscamente, las lágrimas le tapaban la vista, y lo único que podía hacer era echarse hacia atrás torpemente, buscando alejarse del camino de sangre mientras aguantaba un llanto lastimero. Pam le habló, pero no reaccionó más que hipeando. Casi había olvidado que estaba desangrándose, pero ya poco le importaba. Al menos seguía vivo.
Asintió con tardanza, limpiándose inconscientemente con el brazo herido e ignorando el dolor provocado por el gesto. Tenían que encontrar a los demás cuanto antes. Palpó el suelo con la mano hasta dar con su alabarda, usándola de apoyo para levantarse. Ya de pie, se acercó a su compañera y a Verael, esforzándose por no seguir llorando.
—Por favor. — hablar era todo un esfuerzo. No quería amenazarle, no quería rebajarse al nivel del monstruo. Tampoco es que tuviera mucha opción, sin fuerzas para mostrarse intimidante o para pensar en los peligros que suponían tenerle ahí—. Por favor... Ayúdanos.
Y de repente se hizo la oscuridad.
Nunca antes se había desmayado, pero se lo imaginaba como algo similar. El choque contra el suelo y un calambre en la herida debido al golpe es lo último que siente antes de volver a abrir los ojos, totalmente desconcertado sobre donde está e incluso cuanto tiempo ha pasado. Su cuerpo no se movió en absoluto, como si su sistema nervioso siguiera dormido. El miedo le embargó deprisa ante la imposibilidad de hacer nada, como en plena parálisis del sueño, notando únicamente los golpes del corazón contra su pecho al latir a toda velocidad. La voz del de cola de escorpión y el sonido del cuerpo de Verael desplomado hace que su respiración se agite, momento en el que se arrepiente desde lo más profundo de su ser de haberle provocado. Iba a llevarse a uno a cambio. No ver a Rena, ni a Adru, Zob o Ain empeoraba todo. Empezó a notar un cosquilleo en la punta de los dedos, pero aún no había indicio de tan siquiera poder hablar. Cuando se paró delante suya, Rox deseó que la tierra se le tragase, solo pudiendo cerrar los ojos y esperar lo peor. No quería morir. No quería que le torturasen. El sonido de los pasos siguientes le indicaban que no era el elegido, pero solo quedaba otro humano posible...
El medio australiano abrió los ojos con el crujido. Más allá de la mona del queso, Drake les observaba con la mirada perdida y el cuello roto. Era más que evidente que estaba muerto. Los pulmones se le llenaron de aire y omitieron la parte de expulsarlo, como si hubieran olvidado como se respiraba, como si el ruido que pudieran provocar supusiera llamar de nuevo la atención de aquel que les había paralizado.
Su garganta se cerró a cal y canto, y pronto la vista se le empañó con lágrimas. De una forma u otra, lo agradecía. No quería ver aquella masacre, como se llevaban el cuerpo del inglés como si fuera simplemente un animal sacrificado. Para cuando el cizaña y lo que quedaba de Drake estaban fuera de alcance, Rox se echó a temblar. Tardó más que Pam en poder moverse, y para cuando pudo sentarse tuvo que taparse la boca para evitar vomitar. Temblaba bruscamente, las lágrimas le tapaban la vista, y lo único que podía hacer era echarse hacia atrás torpemente, buscando alejarse del camino de sangre mientras aguantaba un llanto lastimero. Pam le habló, pero no reaccionó más que hipeando. Casi había olvidado que estaba desangrándose, pero ya poco le importaba. Al menos seguía vivo.
Asintió con tardanza, limpiándose inconscientemente con el brazo herido e ignorando el dolor provocado por el gesto. Tenían que encontrar a los demás cuanto antes. Palpó el suelo con la mano hasta dar con su alabarda, usándola de apoyo para levantarse. Ya de pie, se acercó a su compañera y a Verael, esforzándose por no seguir llorando.
—Por favor. — hablar era todo un esfuerzo. No quería amenazarle, no quería rebajarse al nivel del monstruo. Tampoco es que tuviera mucha opción, sin fuerzas para mostrarse intimidante o para pensar en los peligros que suponían tenerle ahí—. Por favor... Ayúdanos.
- ♪♫♬:
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Casa de los Dulces
26/02/17, 07:01 pm
La puerta de salida de la habitación en la que se encuentra el grupo grande no está cerrada con llave o cualquier otro mecanismo, pero la notarán atascada. Tendrán que aunar fuerzas para hacerla ceder.
Una vez al otro lado será fácil comprobar por qué. La devastación que asola el piso de arriba todavía no ha llegado hasta el sótano, pero sus efectos ya empiezan a hacerse notar. Escombros bloqueaban la apertura libre de la puerta.
El humo es molesto pero soportable. El sótano es oscuridad completa. Tendrán que avanzar a ciegas, el suelo a ratos irregular bajo sus pasos para volverse en algunos tramos engañosamente desprovisto de obstáculos que les hagan tropezar. Arenisca y ceniza crujirán bajo sus pies cuando avancen. También podrán notar puertas bajo los dedos; umbrales de madera y picaportes al tantear las paredes a los lados del pasillo. Ninguna de ellas abierta, pero ninguna de ellas cerradas a cal y canto tampoco. El fuego ruge en los pisos de arriba, y a veces tendrán que pararse ante un temblor que sacuda los cimientos de la mansión. En ocasiones distante; otras pareciendo bloquearles el camino más adelante: otras amenaza con hacer caer el peso de la casa entera por encima de sus cabezas.
El pasillo frente a ellos desciende, cada vez más.
Verael fue el primero en dejar de sentir el sofoco de la parálisis, pero el dolor en la herida que se regenera le mantuvo quieto y agotado. Se atreve a mirarla con cautela y no poco miedo. Está ya prácticamente cerrada, el coágulo formado ya y el organismo del medio-trasgo ocupado ahora en reparar frenéticamente los bordes, de fuera adentro, y en cubrir la herida con algo más que una mera capa de sangre seca. ¿Cuánto tiempo ha pasado inconsciente?
Se repara imposiblemente, pero no lo bastante rápido. Y duele a rabiar.
Rabia que no es del todo suya, que pertenece a medias a la joya roja que se clavó en algún lugar de su alma y ahora se niega a soltarlo, burbujea a la luz al oír hablar a la rata pelona.
—¿Más me vale pagaros porque me hayan convertido en un monstruo y me hayan abierto las tripas? Que te jodan —escupe a Pam. Tan llena de juicios de mierda para ser tan enana, como si él hubiera estado buscándolo, como si estuviera disfrutando-
Es Rox quien termina convenciéndole, algo de dolor en la pausa que hace el nublino en sus palabras cuando le oye alzar la voz. Arrepentimiento en la manera en que mira al hombro destrozado del humano. Una pausa mientras inspira, mientras intenta mantener el instinto bajo control. La habitación es pequeña y cerrada, y huele a sangre. La de Rox, y la del chaval al que se acaban de llevar como un muñeco roto.
—Puedo intentar tirar la puerta abajo. Alguna de ellas —termina diciendo. La herida en su estómago le informa por todas sus neuronas a la vez que intentarlo es una mala idea, pero algo en Verael no puede tolerar quedarse en esta habitación, a la espera de que el hambre u otro de sus dioses acaben con él.
Una vez al otro lado será fácil comprobar por qué. La devastación que asola el piso de arriba todavía no ha llegado hasta el sótano, pero sus efectos ya empiezan a hacerse notar. Escombros bloqueaban la apertura libre de la puerta.
El humo es molesto pero soportable. El sótano es oscuridad completa. Tendrán que avanzar a ciegas, el suelo a ratos irregular bajo sus pasos para volverse en algunos tramos engañosamente desprovisto de obstáculos que les hagan tropezar. Arenisca y ceniza crujirán bajo sus pies cuando avancen. También podrán notar puertas bajo los dedos; umbrales de madera y picaportes al tantear las paredes a los lados del pasillo. Ninguna de ellas abierta, pero ninguna de ellas cerradas a cal y canto tampoco. El fuego ruge en los pisos de arriba, y a veces tendrán que pararse ante un temblor que sacuda los cimientos de la mansión. En ocasiones distante; otras pareciendo bloquearles el camino más adelante: otras amenaza con hacer caer el peso de la casa entera por encima de sus cabezas.
El pasillo frente a ellos desciende, cada vez más.
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Verael fue el primero en dejar de sentir el sofoco de la parálisis, pero el dolor en la herida que se regenera le mantuvo quieto y agotado. Se atreve a mirarla con cautela y no poco miedo. Está ya prácticamente cerrada, el coágulo formado ya y el organismo del medio-trasgo ocupado ahora en reparar frenéticamente los bordes, de fuera adentro, y en cubrir la herida con algo más que una mera capa de sangre seca. ¿Cuánto tiempo ha pasado inconsciente?
Se repara imposiblemente, pero no lo bastante rápido. Y duele a rabiar.
Rabia que no es del todo suya, que pertenece a medias a la joya roja que se clavó en algún lugar de su alma y ahora se niega a soltarlo, burbujea a la luz al oír hablar a la rata pelona.
—¿Más me vale pagaros porque me hayan convertido en un monstruo y me hayan abierto las tripas? Que te jodan —escupe a Pam. Tan llena de juicios de mierda para ser tan enana, como si él hubiera estado buscándolo, como si estuviera disfrutando-
Es Rox quien termina convenciéndole, algo de dolor en la pausa que hace el nublino en sus palabras cuando le oye alzar la voz. Arrepentimiento en la manera en que mira al hombro destrozado del humano. Una pausa mientras inspira, mientras intenta mantener el instinto bajo control. La habitación es pequeña y cerrada, y huele a sangre. La de Rox, y la del chaval al que se acaban de llevar como un muñeco roto.
—Puedo intentar tirar la puerta abajo. Alguna de ellas —termina diciendo. La herida en su estómago le informa por todas sus neuronas a la vez que intentarlo es una mala idea, pero algo en Verael no puede tolerar quedarse en esta habitación, a la espera de que el hambre u otro de sus dioses acaben con él.
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
- Al veros conspirar... (CLICK):
- Al poner un evento... (CLICK):
- Durante el transcurso del evento... (CLICK):
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astuciaPersonajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Casa de los Dulces
26/02/17, 10:47 pm
Notar como Rox empezaba a espabilar por fin y a su vez comenzaba a llorar, fue demasiado para Pam, ella no albergaba semejante emociones, ni siquiera tenía muy claro porque no lloraba ante el escenario tan horrible que había llegado a ver, de principio a fin. << ¿Vale de algo llorar o sentir lastima por Drake? Eso no va a devolverle la vida... >> llevaba desde nació pensando que cualquier día su rareza podría dejar de su protección, que acabaría siendo pasto de los gusanos mas temprano que tarde. Era un pensamiento un poco fatalista, pero había terminado por inmunizarse ante el dolor ajeno.
Le habían traicionado demasiadas veces como para preocuparse fácilmente por lo demás. Aun así, no le gusto ver a Rox desmoralizarse, el humano siempre era energía y positivismo, lo contrario a ella, y con mas juicio que el de muchos otros en el torreón, plagado de críos ya fuesen en cuerpo o en mente. Se sintió un poco culpable por su falta de emociones tras ver como Rox se deshacía en ellas.
La respuesta de Verael a sus palabras no tardo en llegar y Pam no se ofendió por su enojo contra ella. ¿Por que debería tratarlo con una confianza ciega cuando el les había atacado antes de nada? El hecho de haber sido torturado luego, sin merecerlo, cosa que también era consciente, no quitaba el daño inicial, uno que podría volver a repetirse si como el mismo había dejado entrever, no controlaba del todo esos impulsos repentinos. Le dio igual que fuese Rox, con sus lagrimas la que consiguiera convencerlo y no ella.
-Incluso si se que esto no te lo has buscado, ahora no tienes control total de ti mismo y eso asusta...perdona por tener instinto de supervivencia -respondió Pam sin discutir, viendo hacia ambas puertas, mientras se aseguraba que Rox no se moviera mas de la cuenta de nuevo- Y Rox, por favor...no te muevas mas...ya tuvimos bastantes muertes...no quiero ver otro mas - añadió con suavidad incomoda, teniendo que mantenerse serena por todos en esa situación. Pues incluso si lo de Drake no le había afectado, empezaba a dudar bastante que si Rox muriese no le afectase de igual modo. Al fin de cuentas, se había relacionado mas con el, que con el otro humano. Y sinceramente, no deseaba comprobar hasta que punto podía llegar a ser alguien insensible y sin corazón.
Se alejo de Rox acercándose primero a la puerta contraria por donde había salido el hombre escorpión, pegando su oreja a esta, escuchando una especie de rumor sin identificar proveniente del otro lado. Se mordió el labio inferior ¿habrían mas de esos “dioses” allí atrás? Sería un desastre si conseguían abrirla y se topaban con que al otro lado, había mas monstruos como el escorpión esperando y ellos seguían en ese cuartucho encerrados. Necesitaban tener una vía de escape si eso ocurría.
-Hay que abrir ambas puertas, una para tener abierta la salida por si tenemos que salir corriendo, la otra para buscar a los demás. Puedo intentar abrir una de ellas de algún modo. ¿Puedes encargarte de esta? - pregunto Pam viendo a Verael, señalando la puerta que daba supuestamente al interior de donde quiera que estuviesen y desde donde había escuchado el rumor. No sabía si le haría algún caso, probablemente no, pero no era tan ilusa como para no percatarse que en cualquier momento o perdía el control y les atacaba; o se moría ahí mismo. Debían darse prisa, porque por mas que la herida pareciera estar curándose el proceso era tan lento que le debería estar doliendo horrores. Y si algo sabia era que el dolor y la muerte cercana, hacía que la bestias perdieran la razón.
Le habían traicionado demasiadas veces como para preocuparse fácilmente por lo demás. Aun así, no le gusto ver a Rox desmoralizarse, el humano siempre era energía y positivismo, lo contrario a ella, y con mas juicio que el de muchos otros en el torreón, plagado de críos ya fuesen en cuerpo o en mente. Se sintió un poco culpable por su falta de emociones tras ver como Rox se deshacía en ellas.
La respuesta de Verael a sus palabras no tardo en llegar y Pam no se ofendió por su enojo contra ella. ¿Por que debería tratarlo con una confianza ciega cuando el les había atacado antes de nada? El hecho de haber sido torturado luego, sin merecerlo, cosa que también era consciente, no quitaba el daño inicial, uno que podría volver a repetirse si como el mismo había dejado entrever, no controlaba del todo esos impulsos repentinos. Le dio igual que fuese Rox, con sus lagrimas la que consiguiera convencerlo y no ella.
-Incluso si se que esto no te lo has buscado, ahora no tienes control total de ti mismo y eso asusta...perdona por tener instinto de supervivencia -respondió Pam sin discutir, viendo hacia ambas puertas, mientras se aseguraba que Rox no se moviera mas de la cuenta de nuevo- Y Rox, por favor...no te muevas mas...ya tuvimos bastantes muertes...no quiero ver otro mas - añadió con suavidad incomoda, teniendo que mantenerse serena por todos en esa situación. Pues incluso si lo de Drake no le había afectado, empezaba a dudar bastante que si Rox muriese no le afectase de igual modo. Al fin de cuentas, se había relacionado mas con el, que con el otro humano. Y sinceramente, no deseaba comprobar hasta que punto podía llegar a ser alguien insensible y sin corazón.
Se alejo de Rox acercándose primero a la puerta contraria por donde había salido el hombre escorpión, pegando su oreja a esta, escuchando una especie de rumor sin identificar proveniente del otro lado. Se mordió el labio inferior ¿habrían mas de esos “dioses” allí atrás? Sería un desastre si conseguían abrirla y se topaban con que al otro lado, había mas monstruos como el escorpión esperando y ellos seguían en ese cuartucho encerrados. Necesitaban tener una vía de escape si eso ocurría.
-Hay que abrir ambas puertas, una para tener abierta la salida por si tenemos que salir corriendo, la otra para buscar a los demás. Puedo intentar abrir una de ellas de algún modo. ¿Puedes encargarte de esta? - pregunto Pam viendo a Verael, señalando la puerta que daba supuestamente al interior de donde quiera que estuviesen y desde donde había escuchado el rumor. No sabía si le haría algún caso, probablemente no, pero no era tan ilusa como para no percatarse que en cualquier momento o perdía el control y les atacaba; o se moría ahí mismo. Debían darse prisa, porque por mas que la herida pareciera estar curándose el proceso era tan lento que le debería estar doliendo horrores. Y si algo sabia era que el dolor y la muerte cercana, hacía que la bestias perdieran la razón.
- Spoiler:
- Edite un detallito por que no había caído que Rox estaba de pie y por tanto Pam no llegaría a su hombro para apretar la venda. Borre solo eso, lo demás sigue igual.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
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Re: Casa de los Dulces
27/02/17, 01:17 am
Rena respiró hondo varias veces. Adru estaba bien, dentro de lo que cabe. Ver a la niña, normalmente un saco de felicidad y energía, en ese estado le produjo una sensación desagradable en la boca del estómago, pero la cría se recompuso.
-Muy bien, capitana, vamos a salir de aquí- dijo, haciendo un amago de darle una palmada en la espalda pero reprimiéndose por si le hacía daño. Ya solo faltaba que la lesionase más.
Zobriel propuso usar su magia, lo cual le dió a la irrense aún más razones para ponerse en movimiento. Asintió, proponiéndole congelar trozos de tela (que imaginó se descongelarían rápido y quedarían húmedos) para ponerselos sobre la nariz y la boca en caso de que el humo se hiciese insoportable. Encendió la pantalla de su brazo y alumbró la estancia, buscando la puerta. El suelo estaba hecho un asco pero no había mucho más de lo que preocuparse. Abriendo la marcha, trató de abrir la única puerta pero esta parecía estar atascada.
-Ain, ayúdame.
Realmente tampoco hizo falta que el humano le ayudase, con un placaje Rena puso desencajar la puerta y abrirla, pero cuando vió lo que había al otro lado quedó claro que Ain seguía siendo necesario.
-Me cago en las vías del tren...
Había muchas puertas. El halo de luz de su linterna no alumbraba más que unos pasos, pero parecía evidente que continuaban pasillo adelante. Un temblor les puso sobre aviso, había que darse prisa. Eligió una al azar y trató de abrirla, pero igual que la que habían cruzado antes estaba atrancada. Placó centrando el peso en el hombro, mientras que Ain le daba una patada a la puerta contigua.
-Muy bien, capitana, vamos a salir de aquí- dijo, haciendo un amago de darle una palmada en la espalda pero reprimiéndose por si le hacía daño. Ya solo faltaba que la lesionase más.
Zobriel propuso usar su magia, lo cual le dió a la irrense aún más razones para ponerse en movimiento. Asintió, proponiéndole congelar trozos de tela (que imaginó se descongelarían rápido y quedarían húmedos) para ponerselos sobre la nariz y la boca en caso de que el humo se hiciese insoportable. Encendió la pantalla de su brazo y alumbró la estancia, buscando la puerta. El suelo estaba hecho un asco pero no había mucho más de lo que preocuparse. Abriendo la marcha, trató de abrir la única puerta pero esta parecía estar atascada.
-Ain, ayúdame.
Realmente tampoco hizo falta que el humano le ayudase, con un placaje Rena puso desencajar la puerta y abrirla, pero cuando vió lo que había al otro lado quedó claro que Ain seguía siendo necesario.
-Me cago en las vías del tren...
Había muchas puertas. El halo de luz de su linterna no alumbraba más que unos pasos, pero parecía evidente que continuaban pasillo adelante. Un temblor les puso sobre aviso, había que darse prisa. Eligió una al azar y trató de abrirla, pero igual que la que habían cruzado antes estaba atrancada. Placó centrando el peso en el hombro, mientras que Ain le daba una patada a la puerta contigua.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Casa de los Dulces
27/02/17, 02:04 am
Adru estaba ausente, lo que decía Zobriel fue un murmullo incomprensible para ella. Solamente reaccionó y procesó parte de lo que había dicho Rena porque oyó su nombre.
—Sí… —dijo en el tono más neutro que le habían oído nunca.
La edeel se limitó a seguir a los demás como si fuese un zombi, sujetándose el brazo derecho y con la mirada perdida y fija en el haz de luz que emitía el brazo de la irrense. Sus pies descalzos daban con toda clase de escombros y probablemente sus plantas ya se encontrarían totalmente negras tras haber dado unos cuantos pasos. De vez en cuando el humo le hacía detenerse y toser, y se tambaleaba perdiendo el equilibrio a costa del peso muerto que era su brazo. Su cabeza seguía reproduciendo una y otra vez la misma frase.
<<Es mi culpa>>.
Un fuerte golpe. Parecía que sus compañeros habían echado abajo una puerta o algo parecido. <<Es mi culpa…>>.
Más humo, la tos no hacía las cosas más fáciles. <<¡Es mi culpa!>>
Las imágenes de la pesadilla acudían a su cabeza una y otra vez. <<Es… mi culpa…>>.
Iban a acabar igual que los valientes cosechados, Rox tenía razón. <<Y es mi culpa>>. El temblor la desestabilizó y se tambaleó como un muñeco inanimado.
Ain y Rena hacían esfuerzos en ese momento por abrirse camino una vez más. <<Es mi…>>.
No. No. Solo estaban heridos. No iba a suceder su pesadilla. Los sueños solo eran sueños. Y los cuentos… Algunos estaban hechos para asustar a los niños, Adrune sabía eso. Y tenía que creer firmemente eso.
La oscuridad dificultaba mucho la tarea a sus compañeros, pero ella era quien mejor podía ver en aquellas condiciones. Había aprendido eso hablando con los demás: ellos necesitaban más luz para poder ver mejor.
De pronto, con toda la velocidad que era posible en aquellas condiciones, la sinhadre se lanzó contra la puerta que trataba de abrir Rena, utilizando el hombro de su brazo bueno. Se hizo daño en el brazo izquierdo al hacerlo, ya que no podía dejar de sujetar el que tenía roto con él, pero de todas formas el dolor que le producía este último tapaba cualquier otro. La puerta no quería ceder y la edeel permaneció unos segundos apoyada contra ella, inmóvil. Sus ojos escanearon las cercanías: había otra puerta cerca.
—Vamos a probar con esa, Rena —la señaló torpemente con un dedo del brazo izquierdo.
El tono de su voz seguía sin ser el de siempre, pero ya no había sonado tan apagado.
<<Hay que salir de aquí y encontrar a los demás. Tenemos que volver al torreón para curar a Rox>>. No podía permitirse pensar en otra cosa.
—Sí… —dijo en el tono más neutro que le habían oído nunca.
La edeel se limitó a seguir a los demás como si fuese un zombi, sujetándose el brazo derecho y con la mirada perdida y fija en el haz de luz que emitía el brazo de la irrense. Sus pies descalzos daban con toda clase de escombros y probablemente sus plantas ya se encontrarían totalmente negras tras haber dado unos cuantos pasos. De vez en cuando el humo le hacía detenerse y toser, y se tambaleaba perdiendo el equilibrio a costa del peso muerto que era su brazo. Su cabeza seguía reproduciendo una y otra vez la misma frase.
<<Es mi culpa>>.
Un fuerte golpe. Parecía que sus compañeros habían echado abajo una puerta o algo parecido. <<Es mi culpa…>>.
Más humo, la tos no hacía las cosas más fáciles. <<¡Es mi culpa!>>
Las imágenes de la pesadilla acudían a su cabeza una y otra vez. <<Es… mi culpa…>>.
Iban a acabar igual que los valientes cosechados, Rox tenía razón. <<Y es mi culpa>>. El temblor la desestabilizó y se tambaleó como un muñeco inanimado.
Ain y Rena hacían esfuerzos en ese momento por abrirse camino una vez más. <<Es mi…>>.
No. No. Solo estaban heridos. No iba a suceder su pesadilla. Los sueños solo eran sueños. Y los cuentos… Algunos estaban hechos para asustar a los niños, Adrune sabía eso. Y tenía que creer firmemente eso.
La oscuridad dificultaba mucho la tarea a sus compañeros, pero ella era quien mejor podía ver en aquellas condiciones. Había aprendido eso hablando con los demás: ellos necesitaban más luz para poder ver mejor.
De pronto, con toda la velocidad que era posible en aquellas condiciones, la sinhadre se lanzó contra la puerta que trataba de abrir Rena, utilizando el hombro de su brazo bueno. Se hizo daño en el brazo izquierdo al hacerlo, ya que no podía dejar de sujetar el que tenía roto con él, pero de todas formas el dolor que le producía este último tapaba cualquier otro. La puerta no quería ceder y la edeel permaneció unos segundos apoyada contra ella, inmóvil. Sus ojos escanearon las cercanías: había otra puerta cerca.
—Vamos a probar con esa, Rena —la señaló torpemente con un dedo del brazo izquierdo.
El tono de su voz seguía sin ser el de siempre, pero ya no había sonado tan apagado.
<<Hay que salir de aquí y encontrar a los demás. Tenemos que volver al torreón para curar a Rox>>. No podía permitirse pensar en otra cosa.
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