Casa de los Dulces

Giz agradeció los grillos rebozados, después de haberse ido sin comer lenguas del pub. Bebió poco, pero ya se le notaba cierta chispilla. Cuando el camarero le preguntó por su oferta, sonrió ampliamente y se reclinó sobre su silla.

—Venía a ofrecerle a vuestra despensa mis servicios de genemago del castillo—comenzó—. Os garantizaría que no os faltara carne de ningún tipo de cosechado hasta la fecha, incluídos los humanos. E incluso podría modificar su aspecto para vosotros. Ya sabes, hay gente muy especial ahí fuera, así que no me extrañaría un trasgo que solo come hombres rubios o nublinas con pecas...—Giz alargó la oferta igual qe lo había hecho en el pub. Habló de fetos y otras criaturas para el resto de comidas y se sentó a esperar la respuesta del camarero.

En otro momento habría comentado lo buen cuento que era Hansel y Gretel, pero Giz estaba demasiado emocionado ante lo de tener un par de clientes estables y, en lugar de hablar, le dio un trago a su bebida.

La cara del goliat era todo un poema. Se acercó al hombrecillo aún más y asentió con una energía impropia para él.

—Claro que podré—susurró, quizá en voz demasiado baja—. Nadie tiene por qué enterarse. Incluso podríamos hacer cierta pantomima, soltando de vez en cuando algunas piezas de mercancía cerca de la casa para que caigan en la trampa si es necesario—sugirió—. ¿Entonces hay trato? Perfecto—la sonrisa parecía habersele quedado grapada—. Podéis buscarme en el castillo, tengo mi laboratorio en las mazmorras. Podemos concretar allí los detalles—contuvo las ganas de estrecharle la mano, por discrección y porque no estaba seguro de la raza del camarero—. Encantado, señor...—se había vuelto a olvidar de preguntar nombres, por lo que esperó a que este se lo dijera.

Para disimular, antes de sugerir volver a casa, invitó al grupo a otra ronda de bebida y grillos.

Soltó una risilla, con el tono más grave posible a propósito –además, aquel varmano tenía la voz tirando a ronca– al contestarle Noel.
—Me he hecho unos arreglillos, hermanito —respondió con todo dulcemente grotesco.
Entre tanto Giz tramitaba sus negocios, y mientras ellos hablaban o escuchaban a ratos, se decidió a probar la bebida del local, abandonando momentáneamente el cuerpo. Cuando ya se tomaban la última le dio una palmada al asreniano en la espalda, felicitándolo por su nuevo negocio.
—Está feo eso de que no puedan darte crédito por tu trabajo,  a ver si te va a plagiar otro genemago las ideas. Que aquí hay muchas transformaciones monstruosas, pero nadie se transforma en abogado —comentó por lo bajo sonriendo, para después terminarse su vaso.
No tardaron en irse después de aquello. Conversaron en aquel tono que ya predice que es hora de volver a casa, hasta darse cuenta de que era más tarde de lo que parecía. Se despidieron en la puerta y Gael le echó una última mirada a aquellos dulces del exterior, sin saber si los reponían o si no se estropeaban. En cualquier caso, pensó, seguía sin tener intención de probarlos.

Giz se quedó con el nombre, lo cual era sencillo teniendo en cuenta que le valdría para todos los camareros. <<Cor Vigésimo>> y lo saboreó al mismo tiempo que su copa y su nuevo negocio. Si todo iba bien, podría agrandar e laboratorio y todo. La palmada y el comentario de Gael le sacaron una sonrisa, aunque con lo chispaillo que iba, el asreniano ahora mismo sonreiría incluso ante una mala noticia.


—Siendo el único genemago de la ciudad, no hay competencia—y soltó una risotada menuda.

Después de salir, no hubo más cambios de planes inesperados y volvieron a casa.

Sigue en el Cuchitril.

Noel se rió ya abiertamente ante la respuesta de Gael, apoyando los codos sobre la barra mientras escuchaba de refilón y prestando atención a medias a la conversación de Giz con el camarero.
—No me extraña que nuestros padres no tuvieran para darnos de comer si te gastabas el presupuesto en “arreglillos” —continuó con la broma sonriendo jocosamente.

Una vez los asuntos del goliat hubieron concluído y tras probar en esta ocasión la bebida por no hacerle el feo a su amigo -además Siloco estaba bebiendo y seguía vivo, aunque el draco no estaba seguro de que en su caso ello sentase un precedente fiable-, se dirigieron a la salida del extravagante restaurante.
—No se preocupe, don Lagartone —intervino tras Giz utilizando su mejor voz de mafioso la cual había practicado en su momento—. En el caso de que hubiera competencia podríamos recurrir a la… persuasión y el razonamiento.

Tras despedirse y agradecer la invitación del nigromante, pusieron rumbo de vuelta al cuchitril. El sueco, no obstante, no llegó hasta allí ya que en cuanto llegaron al punto intermedio entre los dos edificios, se despidió de sus amigos y se encaminó hacia el burdel.

Sigue en el Burdel de Dama Espasmo.

Según nos fuimos acercando, el aire nos fue trayendo el dulce olor a pasteles, bizcocho, chocolate... Azúcar en cantidades colosales, al parecer. O, para cuando llegamos, azúcar en forma de casa.

-Qué... demonios... ¿Quién ha podido construir algo así? No hay ningún cartel ni nada, no parece una tienda... ¿Es higiénico, acaso, construir semejante edificio? Porque no creo que esos pasteles sean comestibles... Aunque tienen una pinta...-dije en voz alta, tanto para DL como para mí.

Recordando el comentario del foner sobre los distintos trucos que las casas usaban, me acerqué a esta con las uñas listas. Si intentaba algo, me haría intangible. Pero el edificio permaneció quieto, nada cambió excepto el aumento del olor de los dulces, lo cual, dada la cercanía, era dolorosamente obvio.

-No parecen estar malos, no... ¿Quizá me intente devorar si arranco un trozo de algo?

<<Probemos>> Me decanté por un trozo de bizcocho de chocolate y, contrariamente a lo que esperaba, nada sucedió.
-Vale... ¡Eh! ¿¡Vive alguien aquí!?-grité mientras aporreaba la puerta sin piedad, pero como no obtuve respuesta, miré el bizcocho con recelo.-Esto tiene que tener truco, nadie regala nada en Rocavarancolia, y mucho menos comida. ¿Y si están envenenados? ¿Tú qué dices?-pregunté al cambiante, echándole el bizcocho para que lo cogiera.

Quería zampármelos, claro. Pero mejor prevenir primero... <<Ahora, como resulten estar bien... menuda cantidad de pasteles me voy a comer...>>

Cuando Skarog le dijo que había encontrado una Casa de Dulces, su primer pensamiento, a parte de la desconfianza obvia, era que seria algo como Gamides. El encontrarse frente a sus ojos una casita echa enteramente de dulce le sorprendió "Pero...que...¿como cojones sigue esta casa en pie y nadie se ha comido aun hasta los cimientos?" se pregunto totalmente incrédulo. Ese simple hecho ya le hacia sospechar que esa cosa no era para normal, si el que estar hecho de dulce podía ser normal, claro. Porque definitivamente aquello era puro dulce, el olor parecía incluso impregnarse en su ropa llamándole a darle una buena mordida.

-No tengo la menor idea, pero el que siga en pie y los bichos de este sitio, u otros cosechados o transformados no se la hayan comido, da que pensar, ¿no crees?- miraba la casa fascinado empezando a moverse a su alrededor intentando encontrarle alguna posible trampa, pero nada aprecia una casa sin mas, una casa deliciosamente atrayente. Probo a tocar una de las paredes, blandito como si fuera esponja, miro su mano realmente cubierta de un dulce irreconocible para el de un color marrón oscuro que olía increíble, la tentación de lamer sus dedos era increíble pero se contuvo al escuchar las palabras del helión atrapando justo a tiempo el trozo de casa que le lanzo-¿Pues podría ser, no? Sino, ¿como que esta casa sigue en pie? Porque huele que alimenta, aunque no se...lo veo poco probable, si estuviera envenenada debería haber algún animalejo muerto por aquí por haber comido de ella, ¿no?-comento mirando el trozo de bizcocho que Skarog le había pasado, realmente quería morderlo y averiguar si realmente era tan dulce como su olor parecía prácticamente gritarle y ni siquiera el hecho evidente de que podía ser venenoso, que era lo mas factible dada la situación parecía eliminar la necesidad. Dulce, atrayente e inofensiva a simple vista, todo un manjar al alcance de cualquiera. ¿En una ciudad como rocavarancolia? Había trampa fijo.

-Oye Skarog, ¿No te parece esta casa como las casas carnívoras? Según escuche esas casas te atraen con ilusiones para comerte. Puede que esta haga lo mismo pero con el dulce. Aunque aun no nos ataco...- comento un poco extrañado porque era lo único que fallaba en esa teoría, ademas cabía la posibilidad de que fuera de esa misma casa  de la que cogieron durante la cosecha Alder y Karime y si era así significaba que no era realmente venenosa-Recordé algo...Durante la cosecha, Karime y Alder nos prepararon dulces, con el contenido de las cestas era bastante complicado, una teoría seria que encontraron esta casa y lo cogieron de aquí...si fuera cierto, nosotros comimos esos dulces y seguimos vivos. -añadió un tanto emocionado,el ponerse a sacar conjeturas y teorías le ayudaba a dispersarse un poco de las ansias golosas de comer.

Según escuchaba al foner, una sonrisa golosa fue abriéndose paso.

-Entonces sólo queda una última comprobación. Y como tú eres un blandengue, pruebo yo.

Dicho eso, volví a la fachada y cogí otro trozo de bizcocho de chocolate, lo escruté fijamente unos segundos, lo olfateé, le di un par de vueltas en la mano... Y le arreé un buen mordisco. La casa no reaccionó mientras lo hacía, así que di buena cuenta del trozo e incluso me chupeteé los dedos.

-¿Sigo vivo? ¿No me ha atacado? Pues... Me gusta cocinarlos yo mismo, pero si me los ponen tan al alcance de la mano y tan ricos... ¿Quién se va a negar?

En efecto, olvidé el por qué de nuestra visita. Ahora sólo importaba el hecho de que llevaba meses sin probar un buen pastel y que lo que tenía a mi alrededor suplía con creces dicha carencia. <<Pero sin pasarnos, que luego me sienta mal>>

Por desgracia, esa advertencia mental no fue de mucha ayuda ya que no paré ni pensaba parar. Pringado de chocolate, nata, crema... incluso animé al foner a acercarse a, literalmente, comerse la casa. Según masticaba, la idea de parar fue desvaneciéndose... Pensaba parar, sí, pero cuando tuviera ganas de... La cosa es que no se daba el caso...

No se sintió ofendido ante lo de blandengue, deseaba darle un buen mordisco a aquella casa, pero el avistamiento de otras casas peliagudas en la ciudad era lo único que lo mantenía desconfiado. Su sospecha de que los dulces no estaba envenenada se la corroboro Skarog a para posteriormente, ante lo ojos sorprendidos del cambiante, ponerse a devorar de una forma golosa y casi como si llevara años sin comer, trozos de la casa, dándole incluso mas hambre DL al verlo saboreando con gusto aquella ingente cantidad de dulce. Tal vez fuera el hecho de desconfiar ya de cada condenado edificio de la ciudad o que su prioridad era el conseguir una buena cantidad de dulce para llevarlo, o simplemente que ver comer a Skarog, al siempre recto Skarog de una forma tan golosa, sin medir el peligro el lugar ni nada fue lo que evitaba que DL se zambullera de cabeza en la casa. Aun así el contenerse de darle una buena probada estaba siendo complicado, olía demasiado delicioso.

-Skarog para ya, ya probaste y ya sabemos que no es venenosa, cojamos lo que haga falta y larguémonos. ¿No querias ir al mercado? -añadió acercándose para jalar del Helión , intentando ahcelro entrar en razón y alejarlo de la casa pues no parecía muy dispuesto a dejar de comer y DL se veía cada vez mas motivado a hacer lo mismo. "Respira profundo...no , espera, joder, no respires" se recrimino. Ver a Skarog convertido en un goloso era algo increíble, observó la casa y cogió un trozo de bizcocho con nata. "Solo un poco, no pienso ponerme a comer como loco aquí en medio, un trozo, cogemos lo que necesitemos y nos vamos" se repitió DL, con evidentes intenciones de darle un buen mordisco al dulce.

«Debería aprenderme un poco mejor el mapa del Templo» fue lo que me dije al darme cuenta de que había salido por el lado equivocado de la ciudad. Quería ojear cosas de pasada en el mercado y pasarme un momento por la biblioteca, pero estaba bastante seguro de que no estaba cerca de ninguno de estos sitios. Era normal, dado que no me había esforzado por conocer todas las entradas y salidas del Templo porque siempre utilizaba la misma, pero eso no quitaba que ahora que había metido la pata fuese un fastidio. «Bueno, a volver atrás». Estaba seguro de que sólo había andado un par de calles desde la salida del Templo, pero cuando volví atrás no había nada. Seguí andando, estando seguro de que podría encontrar la entrada, durante una media hora más. Hasta que al ver una casa en ruinas muy familiar me di cuenta de que me había perdido.

Me quedé en medio de la calle, no estandos eguro de qué hacer. Para colmo, el aire me traía un olor dulzón que conocía bien incluso aunque su origen sólo lo hubiese visto una vez. Pero lo que se escondía bajo ella hacía convertía a la casa de los dulces en uno de los lugares que menos me agradaba de Rocavarancolia, así que, decidiendo que no olerla sería al menos una indudable mejoría, me di la media vuelta y empecé a andar lo más rápido que podía. Sólo tras unos pasos me di cuenta de que había otros olores en el aire. No estaba seguro de cuáles eran, pero se me hacían conocidos, y no pude evitar preocuparme al recordar las palabras de Nihil sobre la casa. Tras un momento de duda decidí acercarme, esperando que fuese alguien que realmente no quería ver en aquel restaurante. En cuanto llegué a la casa reconocí a las figuras, y pasé de un incipiente cabreo y malhumor por estar allí a algo bastante parecido al pánico.

—¡¿Pero qué hacéis?! ¡PARAD!

DL tuvo el suficiente sentido como para no pegarle ni un bocado al bizcocho. Por desgracia Skarog ya estaba bajo el hechizo de la casa, así que preferí lanzarle un hechizo de parálisis para llevármelo de allí lo más rápido posible.

—Uno pensaría que después de un año en la ciudad ya conoceríais mejor sus trampas —espeté a DL cuando el libense quedó paralizado. Preferí guardarme la pregunta acerca de cómo habían sobrevivido toda la criba con aquella actitud.

Por poco se le salio el corazón por la boca, o lo que tuviera mas similar en su cuerpo, cuando a punto de darle un mordisco al dulce, escucho la voz de Branniel, alarmado y gritándole que parase. De forma instintiva DL dejo caer el trozo de dulce al suelo, igual que si quemara. Al menos el consiguió no comer, pero Skarog era un caso aparte, DL no entendía nada, pero el obvio pánico y advertencia en el tono del  Branniel le decía que sus sospechas sobre la casa no iban desencaminada. ¿Como había podido ser tan estúpido dejarse seducir por la comida de aquella forma?, aquello solo podía tener una explicación como la mayoría en esa ciudad: magia. "Condenada magia, mira que por lo general te quiero pero en estos momentos no te imaginas cuanto te odio" pensó el foner mirando la casa y poniendo una expresión de descontento.

-Al final esta casa si que tiene algo. Maldito y delicioso olor...- refunfuño el cambiante apartándose un poco de la casa para mirar al trasgo y como paralizaba al goloso Skarog-¿Ya conoces esta casa, no? Jo, ya sospechaba que algo malo tenia pero ¿no hueles? Es difícil resistirse- añadió sintiéndose avergonzado de la estupidez que había estado a punto de cometer, fuera lo que fuera que esa casa hiciera, el hecho de que Branniel se sobresaltara tanto implicaba que no era nada pero que nada bueno. observo la cosa entrecerrando los, el olor a dulce le envolvía pero la advertencia de Branniel pesaba mas ahora para el que su glotonería. Ahora tenia claro que debían irse de allí antes que el también tuviera que ser paralizado para no comer- Vayámonos ya, ya encontraremos lo que necesitamos en otra parte. Nos alejaremos un poco antes de quitarte la parálisis Skarog ¿vale? Así evitamos que empieces a comer de nuevo - murmuro mirando desconfiadamente a la casa, para luego agarrar al helión y alejarse de allí para que Branniel pudiera quitarle el hechizo.

En su lugar, DL me dijo algo de que parase, ¡zarandeándome incluso! Le dije algo de que sólo cogería un poco más y me lo quité de encima. <<Si no quiere, a más tocan>> Y habría seguido comiendo si, de pronto, no me hubiera quedado paralizado. Sí, oí y escuché al trasgo, pero pasé de él como ya hiciera con el foner. Pero la parálisis no era nada normal. <<¿Qué demonios?>> Quizá me había roto una uña... <<No, no se ha liberado ningún hechizo por error>> pensé al mirarme las manos, intactas aunque pringosas. <<¿Entonces? Los dulces no... ¿O sí?>>

Sí y no. Por lo que sucedió después, deduje que el hechizo me lo había echado Bran para contrarrestar otro de la Casa que me había hecho olvidar todo lo demás y obcecarme en comerme los dulces. <<¿Pero por qué? ¿De qué sirve una trampa así? ¿Qué dice este idiota? ¡Llevaré un año aquí, pero no lo he explorado todo! Pregunta a otros veteranos, sapientísimo Bran, ya verás>>

Al poco habló DL y, en efecto, me alejaron de allí. <<Quitádmelo ya, ¿no? ¡Venga!>> Ver a compañeros paralizados era divertido, pero sufrirlo... Cuando el hechizo se desvaneció, me miré las manos manchadas indeciso, pero acabé decidiendo limpiarme con magia en vez de chuparme los dedos. <<Maldita casa...>> Por el dolor de barriga era más que obvio el funcionamiento de la trampa, aunque quedase sin resolver el fin de esta

-¿Cuánto habré comido? Maldita sea esta ciudad y sus trampas... Que la comida intente matarme mientras está viva, vale, pero que un puñetero pastel me obligue a comerme a toda su familia para luego hacerme vete a saber qué... es de locos. ¡Un bizcocho! Hay que joderse. ¡Arg!-tras desahogarme un poco, me giré hacia el trasgo.-Eh, Bran, buen trabajo.-el cabreo que llevaba encima no estaba por la labor de decir un simple "gracias".-DL, no pienso tener nada que ver con esos dulces, además de que no llevas nada para transportarlos a la Sede. Esto no estaba previsto, nada lo estaba. Ni siquiera tu aparición.-dije, mirando al trasgo.-Menuda sorpresa, ¿eh? ¿Y ahora? Nosotros pensábamos ir al Mercado, a no ser que DL prefiera coger dulces de aquí directamente, en cuyo caso yo iré a la Botica. ¿Nos movemos?

—Sí, la conozco —contesté escuetamente a DL. El tiempo (y la Luna) habían reducido el horror del sueño, pero seguía siendo una pesadilla extremadamente desagradable seguida por una serie de visiones oníricas no mucho mejores, así que no tenía muchas ganas de recordarlo ni de hablar de ello. Y no lo sé a ciencia cierta, pero me jugaría a que está hechizada, especialmente viendo la glotonería de Skarog —«y porque dudo muchísimo que esa gente vaya a dejar nada al azar». Me alivió que pudiésemos alejarnos con el libense a cuestas sin problemas: lo último que necesitaba era cualquier clase de problema con los dueños del restaurante.

—Pues menos mal que aparecí imprevistamente, porque si no ahora estaríais siendo servidos en un restaurante para transformados con apetitos culinarios peculiares —repliqué al helión, preguntándome si el orgullo le venía de serie o era cosa de la Luna. No lo podía saber, dado que no había conocido lo suficiente a Atol. Sus siguientes palabras me sorprendieron, ¿es que hoy era el día de las coincidencias?

—Precisamente iba al mercado a ojear varias cosas —confesé al dúo de la Sede—. Y por mí de acuerdo en movernos —«no quiero estar aquí más tiempo del estrictamente necesario» terminé mentalmente.

Cuando por fin se alejaron Branniel le quito el hechizo al helión que no tardo mas que unos segundo en comenzar a a hablar,de evidente mal mal humor. DL no dijo anda solo dejo que el helión se desquitara  a gusto la mala leche mientras prestaba atención alas palabras del trasgo ya al información que les brindaba. Sobretodo algo de lo que dijo  hizo que frunciera el ceño uniendo cabos "Transformados con apetitos peculiares...vale, comprendido. No comer de es condenada casa" pensó estremeciéndose, no había que ser muy listo para saber que Branniel se refería a otros trasgos al igual que el, como también a otras criaturas que pudiera alimentarse de esa comida peculiar, que seguramente serian bastantes.

-No pienso volver ahí créeme, por mas delicioso que sean los dulces de la casa. Así que sobre lo del al mercado lo veo mas factible- añadió mirando con atención al trasgo escuchando que se dirigía al mismo camino que ellos- Entonces vayamos, ya estuve en el mercado en una ocasión con Shizel. Aunque tenemos un problema Skarog, mejor dicho...yo tengo un problema. No tengo dinero para comprar lo que vayamos a necesitar, al contrario de alguno de vosotros no tengo trabajo aun - añadió mientras se rascaba la nuca y se alejaba por fin de aquella casa. Lo de conseguirse algún trabajo en aquella ciudad empezaba a hacersele cada vez mas importante, estaba empezando a cansarse de tener que ir dependiendo de los demás, resultaba incluso estorboso para los otros y lo sabia "Me voy a tener que quitar la mala costumbre a hostias, esto ya no es FONERA, aun parezco no enterarme a pesar de llevar meses así. Aquí no tienes un trabajo determinado desde el principio, aquí te lo tienes que buscar tu...así que a ponerme las pilas pero ya, no puedo contar que lo de Mephis salga bien y tengo que tener opciones o seré un puto vegetal" la mente de DL mientras se dirigían al Mercado era un hervidero, no era capaz de pensar en una sola cosa al mismo tiempo, su cabeza aprecia buscar salidas, opciones cosas para hacer con la misma velocidad que podía transformarse tras saber la apariencia que quería tomar. Ciertamente el convertirse el cambiante había afectado a su cabeza de algún modo, aunque no fuese de un modo de locura exactamente, al menos por el momento.

Sigue en el Antiguo Mercado.