- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguasPersonajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Primer sueño de Nohlem
07/11/24, 11:13 pm
Nohlem despierta en medio de una espesa negrura que le impide ver nada. Pero eso no es lo más extraño que nota, pues se está moviendo. Sin poder ver, a su cerebro le cuesta procesar de qué clase de movimiento se trata, aunque es más bien pausado, como un vaivén. Podría recordar a un barco a la deriva en medio de un mar con aguas tranquilas. Pero no se oye ningún tipo de rumor perteneciente a ningún líquido, ni los sonidos que llegarán a sus oídos le podrían hacer pensar que es en una embarcación donde se encuentra.
Pero hay sonidos, se da cuenta al empezar a hacerse más dueño de su propia consciencia. Tal vez le resulte vagamente familiar el ligero traqueteo, aunque no suena igual a cómo lo escucharía normalmente. Tal vez reconozca también los sonidos que produce el movimiento de otra persona. No sabe a qué distancia exacta, pero nota la presencia de alguien más. No está a su lado, pero tampoco lejos.
Sonido, no obstante, es lo que por el momento no logra que salga de su garganta. Y lo mismo le sucede a la persona que comparte su situación. Esa otra persona habrá estado teniendo sensaciones similares a las de Nohlem, aunque de algún modo intuye quién es su acompañante en aquella oscuridad que se mueve.
Otra cosa que tienen en común es su capacidad limitada para moverse por si mismos. Pueden mover su cuerpo en el sitio, pero si intentan dar un paso se darán cuenta de que algo se lo impide. Como si hubiese una barrera encapsulándoles.
Para cuando se den cuenta de que, finalmente, han recuperado la capacidad de hablar, será una tercera voz de cuya presencia ninguno se había percatado la que hable primero.
—Parece que ya está todo dispuesto —es una voz masculina con tono bajo pero firme. Ambos tienen la sensación de haberla escuchado antes, pero no son capaces de asociarla a ninguna persona conocida—. Voy a proceder a iluminar esta sala, quizás necesiten unos instantes para acostumbrar la vista.
Tan pronto anuncia este hecho, varios focos sobre sus cabezas se encienden a la vez, cegándolos durante unos instantes tal y como habían sido prevenidos. En cuanto logren adaptar sus ojos al cambio, lo primero que verán será al dueño de la voz, sentado en una silla de aspecto lujos a cierta distancia por encima de ellos y moviéndose en el sitio de forma muy queda. Es otro granta, con el cabello corto repleto de mechas roja, vestido con un traje elegante y gafas oscuras que tapan sus ojos. Lo que más llama la atención son los gemelos de su camisa, que destellan con fuerza y destacan sobre su traje negro con su gradiente irisado. Pero a pesar de la sensación de familiaridad, siguen sin saber de quién se trata. No creen haber visto a este hombre en toda su vida.
Y lo siguiente que atraerá su atención, sin duda, es la otra presencia, la que sí habían notado. Se podrán ver a los ojos cuando estos se crucen mientras se mueven formando un gran círculo, cada uno a un lado de lo que ahora pueden comprobar, es una enorme ruleta de casino. En realidad, es este elemento lo único que se está moviendo.
El desconocido se encuentra fuera de la misma, observándoles desde su posición elevada. Bajo su asiento y la ruleta se puede ver parte de un tapete verde hasta donde alcanza la iluminación de los focos.
Pero hay sonidos, se da cuenta al empezar a hacerse más dueño de su propia consciencia. Tal vez le resulte vagamente familiar el ligero traqueteo, aunque no suena igual a cómo lo escucharía normalmente. Tal vez reconozca también los sonidos que produce el movimiento de otra persona. No sabe a qué distancia exacta, pero nota la presencia de alguien más. No está a su lado, pero tampoco lejos.
Sonido, no obstante, es lo que por el momento no logra que salga de su garganta. Y lo mismo le sucede a la persona que comparte su situación. Esa otra persona habrá estado teniendo sensaciones similares a las de Nohlem, aunque de algún modo intuye quién es su acompañante en aquella oscuridad que se mueve.
Otra cosa que tienen en común es su capacidad limitada para moverse por si mismos. Pueden mover su cuerpo en el sitio, pero si intentan dar un paso se darán cuenta de que algo se lo impide. Como si hubiese una barrera encapsulándoles.
Para cuando se den cuenta de que, finalmente, han recuperado la capacidad de hablar, será una tercera voz de cuya presencia ninguno se había percatado la que hable primero.
—Parece que ya está todo dispuesto —es una voz masculina con tono bajo pero firme. Ambos tienen la sensación de haberla escuchado antes, pero no son capaces de asociarla a ninguna persona conocida—. Voy a proceder a iluminar esta sala, quizás necesiten unos instantes para acostumbrar la vista.
Tan pronto anuncia este hecho, varios focos sobre sus cabezas se encienden a la vez, cegándolos durante unos instantes tal y como habían sido prevenidos. En cuanto logren adaptar sus ojos al cambio, lo primero que verán será al dueño de la voz, sentado en una silla de aspecto lujos a cierta distancia por encima de ellos y moviéndose en el sitio de forma muy queda. Es otro granta, con el cabello corto repleto de mechas roja, vestido con un traje elegante y gafas oscuras que tapan sus ojos. Lo que más llama la atención son los gemelos de su camisa, que destellan con fuerza y destacan sobre su traje negro con su gradiente irisado. Pero a pesar de la sensación de familiaridad, siguen sin saber de quién se trata. No creen haber visto a este hombre en toda su vida.
Y lo siguiente que atraerá su atención, sin duda, es la otra presencia, la que sí habían notado. Se podrán ver a los ojos cuando estos se crucen mientras se mueven formando un gran círculo, cada uno a un lado de lo que ahora pueden comprobar, es una enorme ruleta de casino. En realidad, es este elemento lo único que se está moviendo.
El desconocido se encuentra fuera de la misma, observándoles desde su posición elevada. Bajo su asiento y la ruleta se puede ver parte de un tapete verde hasta donde alcanza la iluminación de los focos.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Primer sueño de Nohlem
08/11/24, 04:11 am
“Un barco”, pensó primero, aunque más que un pensamiento fue una sensación, un hecho real, veloz y simple para un cerebro que daba sentido a lo que creaba. “Un tren acuático sin raíles” se corrigió al oír el “tocloc-tocloc” liso que acompañaba al movimiento. Incluso si tal cosa no existía en Bermellón o apenas se podía mover, Nohlem no se extrañó. Podía oír las ruletas del casino cerca suya, pues obviamente aquello era un viaje con lujos, y atraído como un oso a la miel sus manos palparon el aire en busca de pared e interruptor para encender la luz y emprender camino al vicio. Su camerino era o ridículamente grande, o ridículamente pequeño. No… ¿se había metido otra vez en el cuarto de la limpieza por error?
¿Dónde está la luz?
Preguntó a su acompañante, aunque no supo si en voz alta o solo sonó fuerte en su cabeza.
En otro lugar, en un tren de pensamientos parecido (pero sin el tren ni esas pequeñas fumadas artísticas de Connor) alguien percibió la pregunta de Nohlem. No la oyó, pues el granta realmente no podía hablar, pero de alguna forma supo perfectamente con quien estaba. Y por supuesto, la oscuridad y su escueta movilidad eran culpa suya. Indiscutible es la lógica de los sueños mientras se es ajeno a lo que son.
Justo cuando el agobio comienza a adueñarse de Nohlem, pues no hay ni luz ni espacio para estirar la pata en la dirección en la que pretendía, una voz tan familiar y extraña como un muy viejo amigo de la infancia llegó “de arriba”. Tal como prometía, el resplandor inundó la estancia.
—Joder.
La otra persona fue mas precavida, y siguiendo las advertencias cerró los ojos a tiempo. El fogonazo se coló igual por el frontal del toldo que era la mano con la que se protegía y a través de sus párpados, tiñendo el negro de naranja sucio. Cuando los abrió pudo ver al granta de brillantes gemelos, ese conocido al que te avergüenza dirigirte pues no recuerdas su nombre, así como el resto del extravagante escenario. Incluso si por defecto podía normalizarlo, las dimensiones de las cosas le despertaron inevitable fascinación. Y cómo no, dentro de aquella inmensa ruleta giraba también su hermano, con los ojos entrecerrados como si le hubiera perdido una batalla al sol.
—Nohlem.
Su tono no era sorprendido, no era de alarma ni de pregunta, solo un toque de atención. “Recomponte”, “espabila.”
El chico aún le enseñaba los colmillos al suelo, pero su orden de captar las cosas fue parecido al de su hermana, si acaso más acelerado. El conocido desconocido, su bonito traje, la enorme ruleta y la cuadrícula donde se encontraba, terminando por Kahlo, que por supuesto lo miró como si le diera ligeeeera vergüenza ajena.
—¿Qué? —se encogió de hombros, a la defensiva—. ¡Sabes que prefiero las cartas! Sin- ánimo de ofender —remarcó más recatado en dirección al otro.
No lo diría, pero las ruletas le ponían de los nervios. No había estrategia, no había juego, solo puro y condenado azar. Qué decir de formar parte de una, literalmente. Miró al otro granta, aquel cuya posición envidiaba, tan estático y guapo mientras ellos hacían las de atracción. Ambos mellizos sabían perfectamente lo que pasaba en las casillas.
—Es impresionante —dijo Kahlo, dirigiéndose a él tras otro vistazo a su inquieto alrededor con una pequeña pero sincera sonrisa. De verdad que lo pensaba, el sitio era increíble, además no quería ofenderlo con su siguiente pregunta—. ¿Podemos verlo desde arriba?
—Sin una bola aplastándonos la cabeza, a poder ser… —murmuró Nohlem para sí.
¿Dónde está la luz?
Preguntó a su acompañante, aunque no supo si en voz alta o solo sonó fuerte en su cabeza.
En otro lugar, en un tren de pensamientos parecido (pero sin el tren ni esas pequeñas fumadas artísticas de Connor) alguien percibió la pregunta de Nohlem. No la oyó, pues el granta realmente no podía hablar, pero de alguna forma supo perfectamente con quien estaba. Y por supuesto, la oscuridad y su escueta movilidad eran culpa suya. Indiscutible es la lógica de los sueños mientras se es ajeno a lo que son.
Justo cuando el agobio comienza a adueñarse de Nohlem, pues no hay ni luz ni espacio para estirar la pata en la dirección en la que pretendía, una voz tan familiar y extraña como un muy viejo amigo de la infancia llegó “de arriba”. Tal como prometía, el resplandor inundó la estancia.
—Joder.
La otra persona fue mas precavida, y siguiendo las advertencias cerró los ojos a tiempo. El fogonazo se coló igual por el frontal del toldo que era la mano con la que se protegía y a través de sus párpados, tiñendo el negro de naranja sucio. Cuando los abrió pudo ver al granta de brillantes gemelos, ese conocido al que te avergüenza dirigirte pues no recuerdas su nombre, así como el resto del extravagante escenario. Incluso si por defecto podía normalizarlo, las dimensiones de las cosas le despertaron inevitable fascinación. Y cómo no, dentro de aquella inmensa ruleta giraba también su hermano, con los ojos entrecerrados como si le hubiera perdido una batalla al sol.
—Nohlem.
Su tono no era sorprendido, no era de alarma ni de pregunta, solo un toque de atención. “Recomponte”, “espabila.”
El chico aún le enseñaba los colmillos al suelo, pero su orden de captar las cosas fue parecido al de su hermana, si acaso más acelerado. El conocido desconocido, su bonito traje, la enorme ruleta y la cuadrícula donde se encontraba, terminando por Kahlo, que por supuesto lo miró como si le diera ligeeeera vergüenza ajena.
—¿Qué? —se encogió de hombros, a la defensiva—. ¡Sabes que prefiero las cartas! Sin- ánimo de ofender —remarcó más recatado en dirección al otro.
No lo diría, pero las ruletas le ponían de los nervios. No había estrategia, no había juego, solo puro y condenado azar. Qué decir de formar parte de una, literalmente. Miró al otro granta, aquel cuya posición envidiaba, tan estático y guapo mientras ellos hacían las de atracción. Ambos mellizos sabían perfectamente lo que pasaba en las casillas.
—Es impresionante —dijo Kahlo, dirigiéndose a él tras otro vistazo a su inquieto alrededor con una pequeña pero sincera sonrisa. De verdad que lo pensaba, el sitio era increíble, además no quería ofenderlo con su siguiente pregunta—. ¿Podemos verlo desde arriba?
—Sin una bola aplastándonos la cabeza, a poder ser… —murmuró Nohlem para sí.
- ♪♫♬:
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Primer sueño de Nohlem
10/11/24, 07:12 pm
Ante la pregunta de Kahlo, el hombre permaneció en silencio unos segundos antes de permitirse dejar escapar una muy ligera rias contenida en un suspiro, que fácilmente se podía malinterpretar como una escueta muestra de cansancio. Giró su rostro levemente en dirección a la varrmana, aunque era difícil de decir hacia donde estaban mirando sus ojos cubiertos por las lentes oscuras.
—Me temo que no os puedo conceder esa petición. No solo no tengo autoridad para deshacer las barreras hasta que se termine la prueba sino que me temo que iría en contra del protocolo —respondió en un tono neutro que transmitía profesionalidad sin llegar a resultar excesivamente frío. Pero cuando añadió lo siguiente hubo una ligera variación en él, o eso les parecería percibir a los hermanos—. Tal vez cuando el proceso esté completo... sea posible.
Durante un instante la atmósfera de la habitación se volvió mucho más pesada. Para Kahlo, que había experimentado el efecto de las voces de un Ominario, tal vez hubiese podido sonar parecido a pesar de que no había múltiples máscaras hablando en una armonía que transmitía presagios. Nohlem no podía hacer esa comparación, pero habría sentido algo muy similar.
Y casi como si todo hubiese sido un extraño microsueño, la sensación se esfumo y regresaron al ambiente inicial. ¿Qué cuál era? Quizás no lo habían podido notar debido a la privación sensorial inicial seguida de los estímulos repentinos, pero había un aire de refinamiento en aquel lugar a pesar de lo extraña que pudiese parecer la escena a un observador externo. De hecho, también pudieron notar que, en algún momento y de algún lugar indefinido, una música a poco volumen que acompañaba había empezado a sonar.
—No deberíamos retrasar mucho más el comienzo. Por favor, os ruego que observéis las casillas numeradas de la ruleta.
Nohlem se encontraba dentro de una casilla roja, mientras que Kahlo en una negra. Como era de esperar, la ruleta alternaba entre casillas de estos colores. Había varias que estaban vacías, pero otras contenían números en blanco. Podía llevarles unos instantes verlos todos debido a que no dejaban de moverse y al tamaño del artilugio.
Partiendo desde la izquierda de Nohlem y en casillas aleatorias sin un patrón claro los números eran: -1, 420, 9 -Kahlo se encontraba cerca de este último, y a su derecha seguían los siguientes números- 2, 0, -2, 1.
—El reto es simple: cada uno debe hacer una apuesta. Debéis apostar por el número más valioso. La bola se va a detener siempre en ese número, el azar no existe en esta ruleta —aclaró como si hubiese leído los pensamientos de Nohlem—. Al igual que la primera en elegir ha de ser la señorita Kahlo, como se me ha ordenado.
Mientras el desconocido hablaba, una bola acorde al tamaño de la ruleta se materializó en un punto intermedio, en una casilla vacía.
>>Pasará por detrás vuestra sin haceros ningún daño gracias a la barrera, así que no debéis temer por sufrir ningún daño proveniente de ella. Así pues, en cuanto estéis listos, anunciadlo en el orden establecido. ¿Cuál es el número más valioso?
El granta con un movimiento que parecía ensayado sacó un cuaderno de aspecto caro de su bolsillo, acompañado de una pluma estilográfica con la punta y adornos dorados.
—Me temo que no os puedo conceder esa petición. No solo no tengo autoridad para deshacer las barreras hasta que se termine la prueba sino que me temo que iría en contra del protocolo —respondió en un tono neutro que transmitía profesionalidad sin llegar a resultar excesivamente frío. Pero cuando añadió lo siguiente hubo una ligera variación en él, o eso les parecería percibir a los hermanos—. Tal vez cuando el proceso esté completo... sea posible.
Durante un instante la atmósfera de la habitación se volvió mucho más pesada. Para Kahlo, que había experimentado el efecto de las voces de un Ominario, tal vez hubiese podido sonar parecido a pesar de que no había múltiples máscaras hablando en una armonía que transmitía presagios. Nohlem no podía hacer esa comparación, pero habría sentido algo muy similar.
Y casi como si todo hubiese sido un extraño microsueño, la sensación se esfumo y regresaron al ambiente inicial. ¿Qué cuál era? Quizás no lo habían podido notar debido a la privación sensorial inicial seguida de los estímulos repentinos, pero había un aire de refinamiento en aquel lugar a pesar de lo extraña que pudiese parecer la escena a un observador externo. De hecho, también pudieron notar que, en algún momento y de algún lugar indefinido, una música a poco volumen que acompañaba había empezado a sonar.
—No deberíamos retrasar mucho más el comienzo. Por favor, os ruego que observéis las casillas numeradas de la ruleta.
Nohlem se encontraba dentro de una casilla roja, mientras que Kahlo en una negra. Como era de esperar, la ruleta alternaba entre casillas de estos colores. Había varias que estaban vacías, pero otras contenían números en blanco. Podía llevarles unos instantes verlos todos debido a que no dejaban de moverse y al tamaño del artilugio.
Partiendo desde la izquierda de Nohlem y en casillas aleatorias sin un patrón claro los números eran: -1, 420, 9 -Kahlo se encontraba cerca de este último, y a su derecha seguían los siguientes números- 2, 0, -2, 1.
—El reto es simple: cada uno debe hacer una apuesta. Debéis apostar por el número más valioso. La bola se va a detener siempre en ese número, el azar no existe en esta ruleta —aclaró como si hubiese leído los pensamientos de Nohlem—. Al igual que la primera en elegir ha de ser la señorita Kahlo, como se me ha ordenado.
Mientras el desconocido hablaba, una bola acorde al tamaño de la ruleta se materializó en un punto intermedio, en una casilla vacía.
>>Pasará por detrás vuestra sin haceros ningún daño gracias a la barrera, así que no debéis temer por sufrir ningún daño proveniente de ella. Así pues, en cuanto estéis listos, anunciadlo en el orden establecido. ¿Cuál es el número más valioso?
El granta con un movimiento que parecía ensayado sacó un cuaderno de aspecto caro de su bolsillo, acompañado de una pluma estilográfica con la punta y adornos dorados.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Primer sueño de Nohlem
10/11/24, 10:33 pm
Por el rostro de Kahlo cruzó primero una ligera lástima, como si el asunto no fuera tan grave, seguida de una duda más palpable por el protocolo mencionado. A Nohlem si le llegó a disgustar más, pues seguía creyendo que estar en el tablero era peligroso, pero nada que no superase con resignación. Ambos compartían una falta de urgencia, ya que ni siquiera eran del todo conscientes de que no habían entrado ahí voluntariamente -o cómo lo habían hecho-, o al menos así fue hasta que una extraña sensación cargó el ambiente. Eran tan lógicos como cualquier especie desarrollada e inteligente, pero en ese instante algo parecido al instinto les golpeó las entrañas: el tipo de sentido que hace huir a los animales cuando se avecina un terremoto. Nohlem miró en varias direcciones, despacio pero alerta, como si esperase que el tren sobre el que había creido estar en un principio fuese a aparecer para arrollarles, mientras que Kahlo, algo más discreta pero no por ello menos insegura, cuadró los hombros con las orejas apuntando arriba y observó directamente a su anfitrión. ¿De qué proceso hablaba?
En un par de pestañeos, no obstante, fuera lo que fuese aquello se marchó por donde había venido. La pesadez dejó particularmente rápido el cuerpo del chico, quien con la música igual que se dice con las bestias y contrario a lo que hubiese demostrado antes, pareció hasta animarse un poco. Vale, aquella ruleta se pasaba por el arco del triunfo las medidas de seguridad, peeeeero…
Ambos obedecieron, fijándose en su propia casilla y alrededor. Kahlo nunca había jugado, pero Nohlem pareció contento de tener el rojo. Cuando no iba a números era su color de la suerte. Una de sus orejas tembló al escuchar la incoherencia de las reglas, sin azar la ruleta perdía todo el sentido, pero dado que tampoco era el mayor fan de las mismas se guardaría su opinión. Habrían puesto alguna otra mecánica para sustituir la falta de aleatoridad, ¿no?
—Oh.
—¿Eh? ¡Pero-! —desde ahí podía ver a Kahlo sonriendo de medio lado, claramente conforme de tener la ventaja—. ¡Eso no es justo!
—Tampoco lo fue el parto, cielo.
—Oh, pero- venga ya —rodó los ojos y chasqueó la lengua, molesto sobre todo porque contra eso no podía replicar.
—Gracias —le sonrió al desconocido ignorando los reproches de su mellizo, halagada por ser llamada “señorita”. Sin llegar a pensar mucho el porqué se sentía nostálgica con el término y sus modales.
Para añadir cereza al pastel, la bolita (o mejor dicho, la bola de demolición blanca) apareció en el tablero junto con una noticia que terminó de asentar las ganas de juego: estarían a salvo de ser tortitas. Nohlem seguía ofuscado por el orden, pero asintió igual que lo hizo su hermana. Al menos se quedaría con la parte buena.
—Está bien… —Kahlo se asomó, estirando el cuello para asegurar los números una vez más, aunque los recordaba perfectamente—. El 420 —anunció, alto y claro.
—El 421 —dijo en seguida Nohlem.
—¡Ese ni siquiera está!
—¿Cómo lo sabes?
—¿Tú lo has visto? —chistó algo más bajo.
—Desde aquí no veo todos los números —se justificó—. ¿Es válido el 421? —preguntó con un tono formal y elegante, como si la discusión siquiera hubiese tenido lugar.
Ambos miraron hacia su anfitrión, Nohlem con una leve sonrisa inocente y Kahlo con seriedad y maquillada vergüenza ajena. Si no funcionaba, el chico no tendría otra que apostar al 9.
En un par de pestañeos, no obstante, fuera lo que fuese aquello se marchó por donde había venido. La pesadez dejó particularmente rápido el cuerpo del chico, quien con la música igual que se dice con las bestias y contrario a lo que hubiese demostrado antes, pareció hasta animarse un poco. Vale, aquella ruleta se pasaba por el arco del triunfo las medidas de seguridad, peeeeero…
Ambos obedecieron, fijándose en su propia casilla y alrededor. Kahlo nunca había jugado, pero Nohlem pareció contento de tener el rojo. Cuando no iba a números era su color de la suerte. Una de sus orejas tembló al escuchar la incoherencia de las reglas, sin azar la ruleta perdía todo el sentido, pero dado que tampoco era el mayor fan de las mismas se guardaría su opinión. Habrían puesto alguna otra mecánica para sustituir la falta de aleatoridad, ¿no?
—Oh.
—¿Eh? ¡Pero-! —desde ahí podía ver a Kahlo sonriendo de medio lado, claramente conforme de tener la ventaja—. ¡Eso no es justo!
—Tampoco lo fue el parto, cielo.
—Oh, pero- venga ya —rodó los ojos y chasqueó la lengua, molesto sobre todo porque contra eso no podía replicar.
—Gracias —le sonrió al desconocido ignorando los reproches de su mellizo, halagada por ser llamada “señorita”. Sin llegar a pensar mucho el porqué se sentía nostálgica con el término y sus modales.
Para añadir cereza al pastel, la bolita (o mejor dicho, la bola de demolición blanca) apareció en el tablero junto con una noticia que terminó de asentar las ganas de juego: estarían a salvo de ser tortitas. Nohlem seguía ofuscado por el orden, pero asintió igual que lo hizo su hermana. Al menos se quedaría con la parte buena.
—Está bien… —Kahlo se asomó, estirando el cuello para asegurar los números una vez más, aunque los recordaba perfectamente—. El 420 —anunció, alto y claro.
—El 421 —dijo en seguida Nohlem.
—¡Ese ni siquiera está!
—¿Cómo lo sabes?
—¿Tú lo has visto? —chistó algo más bajo.
—Desde aquí no veo todos los números —se justificó—. ¿Es válido el 421? —preguntó con un tono formal y elegante, como si la discusión siquiera hubiese tenido lugar.
Ambos miraron hacia su anfitrión, Nohlem con una leve sonrisa inocente y Kahlo con seriedad y maquillada vergüenza ajena. Si no funcionaba, el chico no tendría otra que apostar al 9.
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- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Primer sueño de Nohlem
16/11/24, 03:24 pm
El desconocido les deja quejarse y hablar entre ellos mientras mantiene el silencio y su cara de póker. Hubiese intervenido si la discusión se prolongase, pero los hermanos no tardaron en darle sus respuestas. O al menos Kahlo lo hizo, pues Nohlem le hizo arquear una ceja ligeramente. Apenas giró su cabeza en dirección al cosechado y se mantuvo pensativo (lo que desde la perspectiva de los mellizos no suponía cambio alguno en su gesto).
—Ya veo, os preocupa que haya algún tipo de trampa y que las pruebas sean injustas —otro silencio—. Tal vez necesitéis algo más de tiempo para daros cuenta de cuál es vuestra ventaja, por lo que por esta vez responderé a vuestra duda: no hay más números que los que ya habéis visto.
Cuando Nohlem dijese que cambiaba su apuesta al 9, el granta trajeado alzaría la mano ligeramente, indicando que tenía más que decir.
—No obstante, creo que esta situación merece aplicar una de las posibilidades que permite el protocolo.
Un sonido que se escuchó por encima de la música, similar al que haría un piano si alguien aporreaba una de sus teclas con violencia, mientras una de las casillas numeradas cambiaba de la nada: sobre el número uno apareció una X roja (ya que este se encontraba en una casilla negra).
—Nohlem, tenéis la oportunidad de cambiar vuestro número si lo deseáis con esta nueva información. El número 1 no es la respuesta correcta, pero podría resultar muy conflictivo en la resolución del resultado dependiendo de las elecciones de cada uno, por lo que era la opción más adecuada para eliminar de la ecuación. Por supuesto, esto no quiere decir con seguridad que estéis equivocado. Tal vez Kahlo haya acertado, o tal vez lo hayáis hecho vos. O ninguno.
No añadió nada más, esperando a que el cosechado diese su respuesta final.
—Ya veo, os preocupa que haya algún tipo de trampa y que las pruebas sean injustas —otro silencio—. Tal vez necesitéis algo más de tiempo para daros cuenta de cuál es vuestra ventaja, por lo que por esta vez responderé a vuestra duda: no hay más números que los que ya habéis visto.
Cuando Nohlem dijese que cambiaba su apuesta al 9, el granta trajeado alzaría la mano ligeramente, indicando que tenía más que decir.
—No obstante, creo que esta situación merece aplicar una de las posibilidades que permite el protocolo.
Un sonido que se escuchó por encima de la música, similar al que haría un piano si alguien aporreaba una de sus teclas con violencia, mientras una de las casillas numeradas cambiaba de la nada: sobre el número uno apareció una X roja (ya que este se encontraba en una casilla negra).
—Nohlem, tenéis la oportunidad de cambiar vuestro número si lo deseáis con esta nueva información. El número 1 no es la respuesta correcta, pero podría resultar muy conflictivo en la resolución del resultado dependiendo de las elecciones de cada uno, por lo que era la opción más adecuada para eliminar de la ecuación. Por supuesto, esto no quiere decir con seguridad que estéis equivocado. Tal vez Kahlo haya acertado, o tal vez lo hayáis hecho vos. O ninguno.
No añadió nada más, esperando a que el cosechado diese su respuesta final.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Primer sueño de Nohlem
16/11/24, 07:20 pm
Ninguno demostró entender gran cosa. A Kahlo ni le iba ni le venía, tenía la prioridad y el número más alto, mientras que a Nohlem directamente le sonó a idioma humano previo a beber de la fuente, pero encima con el regusto agrio de estar picado por ver su truco denegado. Sus orejas bajaron para protegerse del abrupto sonido, las cuales luego alzó redirigiendo su atención ahí donde una X había caído. Si jugasen a colores esa podría ser una compensación por tener el segundo turno, una negra menos, pero yendo a números valiosos -o eso había entendido- y sin azar ninguno, no sabía como eliminar un triste 1 le suponía una ventaja. No tenía lógica a la que agarrarse por ahora.
—No, gracias —comentó sin mucho aquel, con una oreja tirante hacia atrás. Sabía perfectamente que Kahlo esperaba con esa expresión suya que clamaba “ja, no te has salido con la tuya”, así que no le dio el gusto de cruzar miradas. Además, la forma de hablar de su anfitrión le recordaba a esos profesores de matemáticas que explican sus problemas enrrevesados como si fueran para tontos, y Nohlem empezaba a preferir que simplemente se callara—. Vamos así.
—No, gracias —comentó sin mucho aquel, con una oreja tirante hacia atrás. Sabía perfectamente que Kahlo esperaba con esa expresión suya que clamaba “ja, no te has salido con la tuya”, así que no le dio el gusto de cruzar miradas. Además, la forma de hablar de su anfitrión le recordaba a esos profesores de matemáticas que explican sus problemas enrrevesados como si fueran para tontos, y Nohlem empezaba a preferir que simplemente se callara—. Vamos así.
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