Las Dragoneras

Krono Rádem

Después de que Heraldo Rocuo y los mercenarios de la brecha se presentasen mutuamente, Archime intervino entonces en la conversación.
—Yo cuento con bastantes conocimientos en la materia y los circuitos rúnicos guardan cierto parecido con la programación, campo en el que soy experto. Creo que con la ayuda de Heraldo Rocuo podré elaborar el circuito rúnico en un periodo de tiempo breve. Aunque es solo una estimación ya que el motivo por el que hemos decidido solicitar vuestra ayuda es, evidentemente, porque mis conocimientos no son tan avanzados como para obtener el mismo resultado sin la ventaja que supone disponer de vuestros planos.
El kairós parpadeó rítmicamente tres veces al finalizar su soliloquio, aguardando una respuesta clara tanto a si aceptaban su solicitud como a la pregunta que les había hecho Kin.


Noel

El draco empatizó con la explicación de Saria y no tuvo que pensar mucho para confirmar telepáticamente a sus amigos que para él tampoco había ningún problema en darles lo que pedían. Adara hacía sus negocios con runas de tanto en cuanto, pero no era como si sus ingresos dependiesen de ello precisamente, por lo que negarles una ayuda que para ellos apenas suponía esfuerzo simplemente sería un acto de egoísmo en  el que no veía beneficio alguno. Aparte, aquel grupo no le caía mal aunque no hubiese podido tratar con la mayoría de ellos con demasiada frecuencia y todavía se sentía responsable en cierto modo del suceso entre su amigo el simio y Toima incluso si tenía claro que la culpa no recaía únicamente en el argos.

—Yo soy Noel, draco de estínfalo —respondió a la presentación del ominario. No sabía que hubiese otro aparte de Miseria y le sorprendió un poco encontrarse con una transformación tan infrecuente como aquella. Porque el ochrorio no había dicho su transformación, pero había algo en su forma de hablar y en su rostro que lo hacía inconfundible y completamente reminiscente del emisario del Consejo—. Es un circuito un tanto complejo el que pedís, pero creo que está claro que podréis con ello —añadió con una ligera risa tras escuchar la parrafada proveniente de la boca de Krono.
Conocía lo suficiente al kairós como para saber que no se trataba de fanfarronería ni en lo más mínimo, si no de hechos. Irónicamente, la falta de expresividad y emoción del irrense lo convertían en un libro abierto… Casi de forma literal.

Precisamente porque no le parecía que estuviesen realizando una petición descabellada, la pregunta del demonio raigaurum le pilló por sorpresa. Creía saber lo que opinaban Gael y Giz al respecto, pero se tomó la precaución de consultarlo telepáticamente. No tardaron en convenir que no querían nada a cambio y el propio draco se lo hizo saber.
—¿A cambio? Pues… Siempre podéis recomendarnos a vuestros amigos cuando necesiten contratar a “especialistas”, ya sabéis —dijo dejando escapar una risa sardónica.
Debido al hecho de que lo hubiese planteado siquiera en primer lugar, estaba casi seguro de que el irrense aceptaría mejor lo que no dejaba de ser una respuesta real a su pregunta que un “nada” y confiaba que aquello bastase para que no insistiese.
>>A ver… no los llevamos encima como comprenderéis, pero si me dais un par de minutos tal vez alguien pueda venir a traerlos… —Sacó de su bolsillo el comunicador, que era precisamente por lo que les estaban preguntando y se levantó mientras pulsaba uno de sus botones—. Adara, ¿te pillo en buen momento? No te preocupes: no ocurre nada malo. —Consideró que en los tiempos que corrían y después de la última desgracia sería mejor dejarla tranquila desde el principio. Había comenzado a hablar mientras se alejaba unos pasos del grupo, aunque no los suficientes como para que el grupo no pudiese oír al menos parte de su conversación con la ángel negro—. ¿Tienes a mano los apuntes del circuito rúnico de los comunicadores? Nos vendría bien si nos los pudieses acercar. O tal vez puedo ir yo en un momento si estás ocupada. Es para prestárselos a unos colegas, si no ves inconveniente.

—¿Qué pasa? Si te viene mal hablamos luego, eh —Le había dicho cuando la escuchó titubear. Cuando finalmente Adara “confesó” la expresión de Noel cambió rápidamente de un ligero ceño fruncido a jocosidad y dejó escapar una sonora carcajada—. La madre que te parió. —Siguió riendo mientras escuchaba sus “escusas”—. Yo tampoco conozco el hechizo y no: creía que te encargabas de guardar tú esos apuntes. No importa, no importa —le respondió ante su ofrecimiento—. No creo que tuviésemos tiempo antes de que se termine el descanso aquí, cuando volvamos te ayudo a buscarlos y les digo que se pasen otro día. Disfruta tú que puedes —añadió con sarcasmo antes de cortar la comunicación.

Volvió a reunirse por completo con el grupo, todavía riéndose, y se sentó antes de dirigirse a ellos.
—Lo siento —no era una disculpa real, si no más bien un “mala suerte”—. Adara es la más experta en runas de todos nosotros, pero no la más ordenada precisamente. Podemos llevárselos a Krono cuando los encontremos: su clínica no está demasiado lejos de nuestra casa a fin de cuentas —convino al recordar aquel detalle.

Alice
Pasadas las primeras horas llegó el descanso. Se había despistado del asunto que tenían que hablar con los mercenarios así que por vergüenza se quedó en silencio durante la conversación. Solo hubo reacción por su parte cuando Saria mencionó a Marsi, pues se le escapó un suspiro. Pero también aprovechó el descanso para mandar un memsaje al helión.

Escuchó atenta a unos y a otros, pidió a un par de onyces que memorizasen todo pero al final no hizo falta. No tendrían las instrucciones aquel día. Pero sí que se dijo mentalmente que no debería volver a olvidar sus nombres, pero parecía que desaparecían si no los usaba a menudo. <<Mientras al menos recuerde el nombre de su grupo...>>

Se le escapó una risa cuando el draco les explicó por qué no podían enseñarles los planos. Se sintió muy identificada.
—Vale, ya nos avisará cuando os pongáis en contacto con él. Y muchas gracias, de veras, que con todo lo que está pasando...—<<No tenéis por qué, igual que Skarog...>> No todos los monstruos tenían por qué ser malvados ni recrearse en la violencia o hundirse en la miseria como pedían sus sombras. Lo sabía, era consciente de ello, pero costaba tanto verlo...

Miró a sus amigos después de tragarse sus pensamientos ensombrecidos. Intentó sonreír. La idea de colaborar en algo como unos walkie-talkies le ilusionaba de veras y no quería perderse detalle.
—Ah, oíd, yo quiero ayudar, que algo de runas hicimos en la Cosecha y aunque no pueda aportar mucho siempre puedo aprender algo... —pero se interrumpió cuando una onyce se posó en su hombro. Les enseñó los colmillos y luego le dijo algo al oido—. Oh... Qué bien. Un colega de Libo nos ofrece también ayudarnos a buscar alojamiento para dormir en su ciudad; dice que nos tratarán bien. Pero como nunca estuve en tu mundo, Saria, ¿sigue en pie la invitación? —le preguntó con una sonrisa.

Dhelian sonrió ante el comentario del Draco de Estinfalo ¿cuantos trabajos de construcción hacían como para que fuese lo primero en lo que pensase? Sacudió la cabeza, escuchando el aleteo de una estirge, no mucho después de ver a Archi llegar, dándoles un trozo de carne a la estirge como agradecimiento mientras escuchaba silenciosamente el intercambio de palabras. No veía necesario que mas de media docena de personas cuestionaran todos a la vez, incluso si todos estaban interesados si aquel favor era factible; y al parecer lo era, hecho que alivio bastante a Dhelian.

Incluso si le había molestado un poco inicialmente cuando se propuso el construir aquel walkie, sustituyendo en buena medida a sus estirges, había sido simplemente un pequeño berrinche. Pero ahora que tenían en camino una nueva forma de hablar entre ellos instantáneamente, le parecía algo esencial. Así seria mucho mas fácil ayudarse entre ellos en cualquier momento. O en este caso, informar que el favor iba a tardar en ejecutarse debido al desorden.

- No hay problema, muchas gracias, en cuanto lo tengamos nos pondremos a trabajar en ello. Por suerte somos varios que nos manejamos con las runa pues también he estado trabajando en ellas, así que aligeraremos bastante-dijo Dhelian agradeciendo que al menos aceptaras darles los esquemas para realizar el walkie, que ya iban a ahorrarles horas de patearse las estanterías de la biblioteca- Y como como las veces que nos hemos visto ha sido siempre caótico...me presento de nuevo -recordaba lo de Kud, y también la fiesta que hicieron para darle al bienvenida al de su cosecha peor ambas veces fue bastante caótico a decir verdad. Jamas olvidaría a su pobre estirge borracha- Soy Evelhan Kaw y este de acá es Munin - dijo viendo de reojo como la estirge miraba sobre todo con ojos fijos y curiosos a los tres mercenarios de la Brecha memorizando sus rostros.

Las repentinas palabras de Alice, hicieron que dejara de mirar al ave para observarla, alzando una ceja con cierta confusión por unos segundos. <<¿Un conocido de libo ? ¿De quien ha...? ¡Ah, leches, Skarog! Estoy en la inopia, si acabo de hablar con el >> pensó suponiendo que debería referirse a el, porque así de buenas no recordaba que tuvieran algo otro conocido de Libo.

-Es cierto Saria lo dijo antes, si aun sigue en pie podríamos ir allí primero y mas tarde luego si eso, a Libo. Y bueno, se que no debería estar pensando en esto en estos momentos...-añadió algo cohibido de pronto ¿Estaba bien pensar en lo que quería hacer o en el futuro con la situación tal y como estaba? ¿Era insensible o despreocupado por eso?No sabía, pero le ayudaba distraer sus pensamientos de cosas mas funestas- ...pero me interesaría que mis estirges conozcan también otros mundos. Creo que me servirá para cuando todo mejore- no quería perder al menos ese pensamiento positivo de que las cosas mejoraría y todo esos números tan de mal augurio que Saria veía, desaparecerían.

Giz no necesitó habla mucho más. Todo lo que podía decir era obvio y estaba ya dicho. Lo único que necesitaba ahora mismo era que no muriesen más conocidos y estaba claro que todo el grupo que se reunía en torno a ellos estaban trabajando en no palmarla con bastantes ganas. De vez en cuando no podía evitar pensar en Nasher, pero el goliat supo mantener su mente a raya, inundándola de proyectos futuros en el laboratorio, mezclas imposibles y dragones.

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Saria, curiosa como ella, prestó atención a todo lo que se decía, incluída la conversación que Noel intentó apartar un poco. Sus orejas felinas se movieron para captar el diálogo entre el draco y la ángel negro y no pudo evitar esbozar una sonrisa enorme a la vez que Noel volvía con el grupo. Era agradable que, entre tanto drama y tanto horror que les rodeaba, aún existieran pequeños momentos para reírse.

—¡No pasa ni media! —respondió al draco. No pasaba nada por esperar un poco, no, iban a ganar mucho más tiempo del que habrían perdido realizando los cacharros desde cero.

Miró de reojo a Giz, el asreniano, y supo sin lugar a dudas que estaba lejos de la conversación tan mundana que estaban teniendo. Tampoco se le pasó por alto que a su alrededor, los números parecían ligeramente enfermos, como si no fuera buena idea hablar con él, por algún motivo. ¿Y si estaba bajo la influencia de los malos sueños? O tal vez solo fuera un poco borde. Torció el morro y volvió a la conversación, que ahora giraba en torno a ella.

—¡Oh! Dale las gracias de mi parte a tu amigo, Alice, y mi oferta sigue en pie, ¡claro! Es más, la extiendo al resto de vosotros —Saria miraba a los cuchitrileros—. Si en algún momento necesitarais un lugar seguro para dormir, mi casita de campo está lista para recibiros. No es muy grande, pero acondicioné un par de habitaciones con varias camas nuevas —explicó—. Además, Doce y Chivo son muy buenos cocineros y seguro que estarán encantados de conoceros. ¡Ya veréis!

Gael también se presentó de vuelta a quienes lo hicieron y estuvo de acuerdo en no pedir nada a cambio al grupo. Que les diesen algún trabajo era más que suficiente, ya que prefería borrar cualquier rastro de tensión que quedase por culpa de los que había pasado entre Toima y Kud, y hasta aquel día no habían tenido muchas ocasiones, y solo con algunos de ellos.

No escuchó del todo bien la llamada a Adara, pero oyó lo suficiente para hacerse una idea. No pudo evitar negar la cabeza con una sonrisa por lo desastre que podía llegar a ser Adara pese a ser la mayor del grupo, pero no veía muy oportuno hacer comentarios delante de todos, así que miró a Giz. Lamentablemente, este parecía demasiado abstraído para darse cuenta, y verlo así también afectó al fuego fatuo. Su sonrisa se borró enseguida. Parecía imposible distraerse de los pensamientos negativos más de un minuto.
—Os echo una mano también para buscar cuando volvamos —le dijo a Noel cuando explicó la situación al grupo.


Kin había aceptado la condición sin problemas. Reconocía que era demasiado escéptico con la gente de Rocavarancolia, pero hasta ese momento el grupo de la Brecha nunca había faltado a su palabra, así que suponía que podía fiarse de que no fuesen a pedir nada más adelante.
—Gracias —dijo, a pesar de que todavía no fuesen a poder darles los apuntes. La situación en su casa parecía más caótica de lo que habría podido pensar, pero obviamente no iba a hacer ningún comentario al respecto.

Enseguida se empezó a hablar de cómo se iban a organizar para dormir fuera de la ciudad. Resultaba ridículo tener que recurrir a algo así, pero llevaba tanto tiempo durmiendo mal que estaba deseando probar cualquier opción posible. Como si tenía que dormir en una tienda de campaña, en el fondo llevaba tiempo deseando probar qué se sentía al acampar al aire libre, y posiblemente acabaría haciéndolo pronto.
—Avisadme cuando haya un hueco en algún lado. Supongo que cuando tengamos el comunicador va a ser más fácil —les dijo a sus compañeros.


Gael, entre tanto, estaba escuchando la conversación mientras bebía una cerveza fría. En el momento en que Saria extendió a ellos la invitación apartó la botella y la miró con cierta sorpresa disimulada. «¿Lugar seguro para dormir?». No lo entendió enseguida, pero no era difícil sacar conclusiones.
—No creéis que sea seguro dormir en la ciudad… ¿por qué? —quiso saber. Claro que la ciudad no era segura en general, mucho menos en los tiempos que corrían. Conocía a mucha gente que estaba durmiendo mal, pero eso no era una cuestión de seguridad, en teoría. Quería saber qué había hecho que Saria usase esa precisa palabra.

Krono Rádem

Se mantuvo en silencio a la espera de las respuestas y únicamente asintió cuando el draco mencionó la posibilidad de acercarse a su clínica para entregarle los apuntes.
—Gracias —fue todo lo que dijo al respecto—. Debo regresar ya: mi ayudante se encuentra solo en la clínica y le prometí que volvería pronto. —Dudó unos instantes antes de añadir nada más—. Nos vemos.
El kairós se fue antes de que la conversación pasase a otros temas. Cuando traspasó de vuelta la carpa, de camino al punto donde se podía teletransportar, su vista dio con algo que llamó su atención. Un ulterano que no conocía de vista montado sobre un lagarto enorme. Sin duda una criatura curiosa, pero el biomecánico no sería quién iniciase ninguna conversación y su intención era, en principio, continuar su camino.


Noel

El sueco asintió con una leve sonrisa de vuelta hacia los agradecimientos y al ofrecimiento de Gael, y continuó comiendo mientras escuchaba la conversación que surgió a raíz de algo que había comentado la onycemante. Al igual que el fuego fatuo, Noel también tenía interés por conocer el motivo de tanto interés por dormir en un mundo vinculado. Estaba claro que no se dormía bien en la ciudad y que eran malos tiempos, pero…
—Es muy amable por tu parte, pero la verdad es que yo tampoco me había planteado hasta ahora el salir de la ciudad para dormir —le dijo a Saria, interviniendo tras Gael—. ¿Habéis averiguado algo más desde lo de vuestra amiga la dullahan? —Se interesó.
Tampoco se le había escapado el mutismo de Giz. El asreniano no era el más hablador del grupo, pero se notaba que estaba especialmente callado y cabizbajo. Por desgracia, en aquellos momentos, no se le ocurría cómo animarlo salvo intentar conseguir más pistas acerca del asesino de Nasher para poder vengarse.

???

A esperar, no se le daba muy bien. Nunca en su vida tenia que esperar a nada o nadie, y por eso, se dedicó a aprovechar el tiempo escribiendo sobre su silla de montar. El basara mantenia apaciblemente la estabilidad de su amo, mientras que la pluma rasgaba sobre el papel. Captó, con su ojo, al irrense salir del sitio de construcción, pero no se inmutó hasta unos segundos más tarde cuando terminó el párrafo y guardó la pluma, el libreto y asió de las bridas para acercarse.

Con paso sobrio la criatura se dirigió con su amo a lomos hacia el irrense, mandibula entreabierta, dejando un leve y tirreante rugido burbujear desde su flexible cuello.
-Krono Rádem supongo.- vaticinó en una conversación. Las comisuras de sus labios se tornaron levemente a medida que hablaba.-He oido de tí y vengo en tu busca.- Una pausa, más por la teatralidad que por hacerle un favor.- No nos conocemos, bueno, yo si conozco algo sobre ti.- Aclaró.- Pero seguro que tú no me conoces: Me llaman el Basilisco de Un Solo Ojo, pero puedes llamarme Basilisco.-

El ulterano se inclinó sobre la montura para ofrecerle la mano. Tanto si aceptaba estrecharle la mano como sino, el xolnita se incorporaria en su sillín a los pocos segundos y formularia una pregunta del todo menos sutil.
-Verás, soy una suerte de Patrón de las Ciencias, Ingeniero tambien, y tenia una pregunta con respecto a la mecánica irrense. ¿Como de sensible es el control digital de estos?- Siguiendo una breve inflexión de su voz, el ulterano precisó en su pregunta un matiz.- ¿Seriviria para, digamos, la masturbación o habria un riesgo de lesionarse a uno mismo en lo que, de cualquier otra forma, seria una sesión placentera?-
A medida que terminaba la pregunta, pasó a analizar y examinar al irrense. Queria comprobar y cerciorarse por si mismo de lo que habia oido de él.

Krono Rádem

Resultó que aquel desconocido lo buscaba, por lo que detuvo sus pasos suponiendo que el doctor Marrcen le había indicado su paradero. Debía preguntarle, no obstante, a la vuelta, ya que aunque el kairós no era paranoico sí que era cauteloso.
—Sí, soy yo —confirmó cuando lo apeló por su nombre de negocios.
El irrense no entendía la lógica tras algunas adiciones innecesarias en el discurso de su interlocutor, aunque por lo que había aprendido en sus años en la ciudad suponía que pretendía conseguir un efecto causado por lo que se conocía vulgarmente como “hacerse el misterioso”. Podía hacer cábalas acerca de quién le podría haber hablado al ulterano acerca de su clínica, pues no había demasiadas opciones y posiblemente podía descartar al grupo de la Brecha o se lo hubieran dicho durante la conversación que acababan de mantener, pero para el ingeniero no era un detalle demasiado importante. Tal vez podría resultar beneficioso para realizar estudios de mercado, pero también consideraba conveniente dejar aquel asunto para el final y atender primero a cualquiera que fuese la petición de lo que parecía un potencial cliente.

Su vista se posó en la mano que le ofrecía y, reconociendo aquel gesto de saludo típico de varios mundos vinculados, alargó su implante para estrecharle la mano. Atendió entonces a su explicación y, aunque la expresión de su cara varió ligeramente al escuchar una pregunta que no hubiese imaginado, parpadeó rítmicamente tres veces antes de responder sin más.
—Un implante fabricado con tecnología irrense proporciona, entre sus funcionalidades, mayor fuerza que un brazo orgánico. No obstante, una vez superado el proceso inicial de adaptación es sencillo regular dicha fuerza, por lo que el riesgo es prácticamente el mismo que si se llevase a cabo dicha actividad con una mano orgánica. El nivel de sensibilidad se ha perfeccionado a lo largo del tiempo y la tecnología de implantes actual permite alcanzar una gran precisión.

Basilisco

Una respuesta más que esperaba. De todas formas, no se colgaria ninguna medalla. No ahora. Esto era, después de todo, un minijuego.
-Ya veo...- musitó mientras tiraba de las riendas una vez más. La afilada cabeza del lagarto habia hecho una intentona de olfatear al Irrense. Una sonrisa serrada se esparció por el gesto del ulterano.
-En mi experiencia, los implantes Bionicos similiares que hay en ulterania son extremadamente duros, apropiados para un soldado, pero no garantizan tal sutileza y fineza. Quízas los irrenses sean más idoneos para pacifistas, artistas y ratas de laboratorio, después de todo.-

Se hundió de hombros y procedió a desmontar. Remangandose el muñón con los dientes, la cizaña expuso el fino, casi esqueletico brazo al cual le faltaba la mano.
-Estaria dispuesto a contratarte, en base a lo que he oido y visto. Y pareces una persona dotada de cierto conocimiento, basado simplemente en como vadeas situaciones sociales e incomodidades culturales, propios de genios de cableados un tanto .-
El único ojo negro como el carbón del xolnita se posó en Krono Rádem a medida que se acercaba a él. Un paso, casi en una danza, hasta estar directamente en el espacio personal del Kairos.

Tan de cerca, el irrense podría comprobar que habia un ligero, casi inperceptible destello dorado en mitad de la inmensa oscuridad que emanaba del ojo afilado.
-¿Qué te parece, Krono Rádem? Es un trato justo y antiguo. Un artesano ofrece sus servicios, y el patrón, osea yo, te beneplaceria con tanto capital como sea merecedor de tu trabajo. Por suerte, te puedo adelantar que tengo más que suficiente capital para comisionarte tu arte.-
Una mano enguatada de negro se posó sobre el hombro del Kairos, el cejo del ulterano relajandose, así como su tono, que pasó a ser más conciliador y asertivo. A medida que habló, las palabras escaparon de su boca tiñiendo su lengua y dientes de una más que vil sustancia.
-Querido talentoso Krono Rádem, ¿Vas a permitirme volver a tocar musica así como a mi mismo?-

Archime se sentía cada vez más desconcertado por su interlocutor, incapaz de precisar qué era lo que le resultaba fuera de lugar, pues había algo. Posiblemente fuese su forma de expresarse, en la que ya había detectado una elección de palabras provista de apreciaciones maleducadas que el irrense sabía que, por lo general, producían una mala reacción en las personas. Él mismo no era indiferente a aquel trato, pero tampoco ignorante del hecho de que se encontraba frente a alguien muy pagado de sí mismo. No se limitaba a constatar hechos, si no a adornarlos para enmascarar sus pobres maneras. Por eso mismo, mientras no fuese más abiertamente hostil, el kairós limitaría sus interacciones a los negocios que suponía que quería proponerle. A fin de cuentas de eso se trataba y no de trabar amistad.
—La guerra estuvo a punto de llevar Irraria a la completa aniquilación, por lo que en la actualidad se hace un especial y necesario hincapié en la necesidad del pacifismo. Hace mucho que no se fabrican armas de ningún tipo —explicó tras la comparación llevada a cabo con la tecnología ulterana—. Los implantes estándar, por supuesto, no están diseñados con función bélica alguna en mente.

La extraña forma en la que expuso que quería contratar su servicios, llena de más adiciones y adornos y necesarios, le hubiese provocado dudas de no haber visto con sus propios ojos que le faltaba un brazo.
—Sí —optó por responder sin complicarse—. Supongo que conoces la ubicación de mi clínica. Puedes venir a partir de mañana cuando te venga bien para que tome las medidas y hablemos sobre la construcción del implante y el presupuesto.
Si hubiese sido solo por él le habría dicho que podía acompañarlo a la clínica en ese mismo momento si quería, pero ya tenía una paciente descansando allí y no quería saturar al doctor Marrcen como estaba seguro que ocurriría.

Saria dio un paso adelante en cuanto Noel preguntó. Había perdido el hilo de las veces que había tenido que explicar aquello, pero cada vez le gustaba más. Se sentía útil gracias a un don que durante sus primeros meses había creído una maldición.

—No tengo el mapa aquí, pero hay un epicentro de malos farios en el área sudoeste que se ha extendido por casi toda la ciudad. —La mala sombra no necesitó echar un vistazo para saber que la influencia de aquella magia ya abarcaba la zona de las obras—. Hay algo que interfiere con el mundo de los sueños, pero que también lo traspasa. La gente es menos confiable y más peligrosa, incluso despierta, los porcentajes de catástrofe suben por momentos.

Se dio cuenta de que empezaba a sonar demasiado ominosa y se calló un "Es terrorífico". Aunque no lo demostraba, realmente daba miedo ver cómo acechaba y aumentaba el peligro a través de los cambios porcentuales.

También se dio cuenta de que Giz la miraba con una expresión indescifrable y Saria le clavó los ojos, como esperando a que se abriera y dijera algo o a que mostrara algún comportamiento que hablara por él. El goliat, sin embargo, agachó la mirada y la dejó perderse en el suelo. La mala sombra torció el gesto y supo que le había pasado algo.

Basilisco

El ulterano arqueó el cuello ante la respuesta del Kairos. Reminiscente a una serpiente, el xolnita ojeó unos breves instantes al irrense antes de relajar la postura y contestarle.
-Si, soy consciente de esos datos. Por eso Irraria no necesita secretismo alguno con Rocavarancolia, porque no resulta una amenaza creible.-fue su respuesta tintada de cierta condescendencia.

Sin embargo no se centraria en aquello por mucho tiempo. Separandose, el ulterano cruzó los brazos sobre su espalda y se giró no fijandose en el Kairos ahora.
-¿Mañana?-repitió, su voz sonando decepcionado.-Pensaba que podriamos ponernos a hablar de presupuestos y diseños ya mismo.- No tardó en añadir algo para darle enfasis.-Los tengo encima, además.-

Tras añadir aquello conjuró de entre sus ropajes el libreto donde habia estado escribiendo haria escasos minutos. Lo sacudió brevemente en enfrente de la cara del Irrense para luego guardarlo de nuevo.
-Bueno, ¿que se le va a hacer? No todas las personas en esta ciudad pueden mantener mi ritmo, eso está claro.-

Trazó un circulo con los pies al girarse y, caminando hacia su montura despachó al Biomecanico una última vez.
-Está bien, Krono Radem, lo haremos a tu manera.-musitó con desgana. Subiendose a ahorcajadas encima de su bestia de guerra, el ulterano tiró de las riendas al instante que el animal hizo amago de rugir.-Espera a mi llegada entonces, Krono Radem. Tengo el presentimiento que esto es el florecer de una bonita y duradera amistad.-

Tras decir aquellas palabras, la cizaña le dedicó una sonrisa serrada para, segundos más tarde, animar a su bestia a cabalgar, perdiendose en el horizonte precedido por las rápidas zancadas de su animal.

Krono Rádem

—Normalmente hubiese sido posible, pero hoy tengo una paciente de la que ocuparme —explicó sucintamente tras toda la palabrería de Basilisco ante la fijación de la cita y haciendo caso omiso de lo que no era más que altanería—. Nos vemos mañana.
>>Yo no —dijo el kairós cuando el ulterano ya desaparecía cabalgando en la distancia, respondiendo con retraso al supuesto presentimiento del que había hablado. El irrense tenía claro que aquella no era la clase de persona con la que trabaría amistad, aunque no veía motivos para rechazar el negocio. Los tempos coincidieron y el ingeniero desapareció en menos de un parpadeo.

Sigue en la Clínica y taller de biomecánica.

Gael escuchó a Saria con atención, y cuando terminó de hablar no pudo evitar mirar a sus compañeros con cierta alarma. No asimiló al momento todo lo que podía significar aquello, pero que era anómalo era evidente. Deseó entender mejor cómo funcionaba la habilidad de los mala sombra, pero el único al que había conocido antes de Saria no era precisamente sociable.

«Con los sueños…» repitió mentalmente. Los sueños eran algo que los traía de cabeza, muy especialmente desde que Wen había averiguado la muerte de Nasher a través de uno.
—Tenéis… ¿tenéis algo más de información que eso? ¿Lo estáis investigando?
El fuego fatuo sopesó ayudarles si efectivamente estaban investigando aquellos sucesos. Tenían muchas cosas entre manos en aquel momento, pero aquello bien podía estar relacionado con algo de lo que había sucedido. Y aunque no lo estuviese, era evidente que estaba afectando a todo el mundo, y ellos no eran ninguna excepción.


Kin se revolvió con cierta incomodidad. Por fin se había sentado a descansar y comer algo, pero tras empezar a hablar del peligro que corrían su estómago se había cerrado notablemente. Podía notar incluso que los de la Brecha no parecían los mismos de la última vez.
—No hay mucho más, realmente —dijo—.  El resumen es ese, como mucho os podemos dar más detalles.
Dicho aquello, miró a sus compañeros. Prefería no ser él quien hablase si querían saber más, dado que no era su especialidad explicar cosas que no entendía.

El sueco compartía la expresión de Gael y también buscó la mirada de sus compañeros. No era sorprendente, en realidad, pero desconocía que el mundo de los sueños pudiese tener una influencia tal y como la describía Saria. Aquella revelación hacía que la muerte de Nasher, y por consiguiente la pesadilla premonitoria de Wen, cobrase una nueva dimensión. Aunque seguía sin comprender nada en absoluto en lo referente a aquello.

—Ni siquiera un soñador debería poder interferir así con el mundo consciente —intervino después de que Kin respondiese al fuego fatuo casi hablando más para sí mismo debido a su aire ausente: su cabeza seguía en el barrio de los callejones sin salida junto al descubrimiento del cadáver de Nasher, y en su cama cuando tuvo que despertar a Wen que gritaba aterrorizada en sueños—. No puedo ni empezar a imaginar a qué nos enfrentamos.
Habría preferido que la respuesta de la ordesa o el irrense hubiese sido concreta. Un monstruo terrible con capacidades oníricas anormales. Un ciudadano que había encontrado una magia prohibida y que estaba empleando para desatar el caos en la ciudad. Cualquier cosa por mala que fuera. No tener ni idea de la naturaleza de la oscuridad que poco a poco parecía consumir Rocavarancolia era mucho, mucho peor.
<<Deberíamos investigar el área que ha mencionado Saria>> comunicó a sus compañeros.