Las Dragoneras

—Oh… Entiendo —Saria supo enseguida a qué casas se refería y deseó que Lanor no se acabara convirtiendo en uno de esos—. Si alguna vez necesito un local —algo que podía ocurrir más pronto que tarde—, te llamaré.

Saria le dedicó una sonrisa a la bufanda conforme reptaba por su brazo. No acababa de asimilar que una prenda de ropa tuviera vida, vida de verdad, y que pudiera morir. <<¿Cuán doloroso debe ser eso?>> pensó, y supo que Lanor debía de ser alguien muy fuerte para aguantar algo así. Saria ya había dado vida una vez y la había visto morir; no quería repetir. Descartó esas ideas y acarició lo que parecía ser la cabeza de la bufanda con suavidad.

—¿Tienen nombre ella o los constructores?

De vez en cuando desviaba la mirada a un lugar u a otro, comprobando que los porcentajes siguieran en orden.

—————

Tap escuchaba en silencio, planteándose cómo de grande sería ese barco-ciudad y si podría poseerlo para navegar con él. Cuando Sekk dejó la frase sobre Serok inacabada, el poltergeist frunció el ceño, o lo que quiera que significase eso cuando uno posee una piedra. Las palabras de Noel le hicieron abandonar el pedrusco y lo dejaron más callado si cabe.

>>No me sorprende —logró decir pasados unos segundos—. Ese gigante nunca supo estarse quieto —hablaba en un tono tan neutro que no hacía justicia a cómo se sentía interiormente.

Indudablemente, había perdido la relación con él. Tap no se sintió querido, ni cómodo, entre la mayoría de sus excompañeros de criba. Eso lo había llevado a alejarse de todos, incluídos aquellos que tampoco le hirieron tanto durante esos meses. Tap no había visto a Serokrai en años y ahora lo lamentaba. Se preguntó si había perdido a más de ellos sin saberlo; se preguntó si tal vez aun pudiese retomar la relación con los que todavía vivían. Sin embargo, todo fue muy fugaz.

>>¿Qué? Me he perdido… ¡Ah! —la emoción volvió poco a poco a su voz telepática—. ¡Sí! El de los ojos, ¿no? —logró mantenerse en el hilo de la conversación—. Menos mal que ese año la Luna fue un gran caos, o lo recordaría más y me caería peor —soltó una carcajada agria. No quería volver a la conversación sobre el bersérker muerto, por lo que trató de reconducirla—. ¿Vosotros lo conocéis? A Toima. Parece ser un gigante que da mucho que contar.

Noel le confirmó que los rumores que había oído eran ciertos, pero ser verdaderamente consciente de lo que había hecho su compañero de transformación estando enajenado y las consecuencias que había acarreado le dejó intranquilo. Él mismo había perdido los papeles en su primera Luna y no recordaba nada de lo que había estado haciendo, pero le habían contado que había matado a Sigrún mientras no era dueño de si mismo, hecho que le atormentaba en sueños desde entonces. Según Irianna había sido en defensa propia, pues el islandés había atacado primero y había confesado el asesinato de su amiga libense, pero en el fondo Sekk sabía que no habría actuado de forma diferente aunque el humano simplemente hubiera ido a ayudarle.
—Puedo ser la falta de sueño, si, y por eso yo he dejado de intentar dormir en la ciudad. —comentó con una sonrisa que no reflejaba nada de felicidad, la mirada fija en sus manos y en la piedra que acarreaba en aquel momento.

Malahierba, sin ganas de seguir hablando del destino de su amigo, desvió la conversación hacia otros temas, cosa que el berserker agradeció. La alusión al caos que se genero durante su primera Luna le arrancó una mueca, pues él prefería no pensar en la suya y en las lagunas que arrastraba desde aquel día, pero por suerte el poltergesit les hizo una pregunta a Kin y a él que no tenía nada que ver con astros rojos.
—Creo que no tengo el placer —respondió—, aunque sinceramente apenas conozco a nadie. No he sido muy sociable durante los últimos meses por razones evidentes... —aclaró, esbozando una sonrisa de disculpa.

Cuando empezaron a hablar del argos del grupo de la Brecha la conversación le interesó un poco más. Al menos, en ese caso, Kin sí sabía a quién se referían. Lo problemático que era aquel tipo le hacía preguntarse si era una lástima o una bendición que todavía no lo hubiese visto delante. No podía negar que tenía curiosidad, llegados a aquel punto.

Cuando Tap les preguntó si le conocían el irrense aprovechó para parar un instante de trabajar y comprobar la calibración de sus brazos. La respuesta del berserker le hizo preguntarse qué clase de Luna habría vivido. Sabía que había transformaciones más fastidiadas cuando no se está aún acostumbrado, y aunque él había considerado la suya de las peores, ahora sabía que no lo era.
—Por lo poco que sé, creo que este es uno de esos casos donde tampoco pasa nada por no haberte encontrado con él —le dijo. Luego se dirigió a Noel para explicarse—. No le guardo rencor a estas alturas, ni siquiera le conozco, pero habéis sido vosotros mismos los que me habéis dicho que no se lleva bien con los novatos. —Se dirigió entonces a Tap y Sekk de nuevo—. Aunque nunca traté con él personalmente, uno de nuestra criba tuvo problemas con él hace tiempo. Pero también hay que decir que mi amigo es gilipollas y tenía la mitad de la culpa en lo que pasó. —El raigaurum se encogió de hombros y volvió a ponerse manos a la obra. A esas alturas aquel suceso solo era una anécdota más.

El demiurgo sintió un poco de calor ante las palabras de la mala sombra. Era vergüenza y orgullo, una primera potencial clienta y un foco tanto de miedo como de ánimo para aplicarse más en sus estudios de arquitectura. Lanor temía que, cuando llegara el momento, no estar suficientemente preparado para realizar su trabajo, pero también sabía que no se sentiría realmente capaz hasta que terminara con éxito su primer edificio.

Negó con la cabeza ante su pregunta, sin saber bien cómo explicar aquello, o tan siquiera si debía o quería hacerlo. Luego siguió con las tareas, haciendo caso a todas las peticiones de Saria acerca de las posiciones que debían tener los bloques antes de unirlos a los inferiores usando su magia.

Criaturas acompañantes de Lanor Gris:

—Demasiado... —añadió en un tono entre divertido y agotado después de la apreciación de Tap.
Pero, aunque sabía la respuesta a su pregunta prefirió dejar que respondiesen ellos mismos, pues tampoco creía conveniente seguir soltando bilis sin más sobre el argos. Se encogió de hombros cuando Kin se dirigió a él medio excusándose.
>>No me extrañaría que toda la ciudad acabase guardándole rencor un día de estos. Espero que vuestro amigo el vánara tenga más capacidad para aprender de sus errores que nuestro propio problema andante.
Una vez más, prefirió no añadir más y esperaba que cambiasen de tema pronto porque aunque desahogarse un poco le venía bien, ya había dado la vuelta y empezaba a querer suspirar sonoramente pensando en todos los problemas que, lejos de solucionarse, se acumulaban por causa de Toima.

Ya que al poltergeist no había parecido afectarle demasiado la noticia de la muerte de Serokrai, decidió dejar aquel tema también y se dirigió entonces hacia Sekk, que había mencionado algo que llamó su atención.
—¿Te vas todos los días a algún mundo vinculado a dormir? La verdad es que ni se me había pasado la cabeza esa posibilidad, estoy demasiado acostumbrado a que en esta ciudad ocurran sucesos paranormales. O puede ser la falta de sueño también que mi cabeza no rinde.
Estaba claro que el berserker temía descontrolarse por lo que había dicho y no quería infundirle inseguridad, pero no podía evitar pensar que habían ocurrido ya varias desgracias en la explanada de los portales… Incluida la de Nasher.

—Ya veo. —Saria parecía distraída, pues no perdía ojo de las variaciones porcentuales a su alrededor. Sin embargo estaba atenta, con los oídos puestos en Lanor—. A cada cual sus hijos —dijo ante su negativa, utilizando una expresión muy típica de su localidad que le trajo inmediatamente un recuerdo amargo y una sonrisa triste. La mala sombra tendió de nuevo el brazo hasta Lanor—. Ya puedes volver con papá —le dijo a la bufanda.

Saria continuó currando, parando de vez en cuando para dar instrucciones aquí y allá a los de su cuadrilla. Allí donde trabajara, se quería asegurar de que todo estaba perfecto, con una base tan leve de infortunio que nadie pudiera acusarles de nada que no fuera ejemplaridad y excelencia.

—Oye, Lanor —lo llamó cuando tocó cambiar de grupo—. Me ha encantado charlar contigo. Si alguna vez necesitas que le guiñe el ojo a alguien o que te haga alguna lectura porcentual de terrenos, cuénta conmigo. ¡Ah! ¡Y acuérdate de mí cuando seas un arquitecto de renombre! —La mala sombra rió cantarina y se despidió de él.


-------


>>Gilipollas es una de las transformaciones más comunes. —Tap rió y transmitió a todos su risa musical, pues aun la pensaba como solía sonar cuando su cuerpo vivía—. Yo conozco a varios, alguno hasta me cae bien. —La muerte de Serokrai seguía presente en su cabeza, él habría entrado dentro de esa categoría, igual que Valek.

Se preguntó qué sería del vampiro. Morir ya estaba muerto, un poco como el propio poltergeist, pero... ¿Y si había remuerto? Trató de pensar en otras cosas, pegó el oído a sus compañeros y se centró en trabajar. Durante un rato, solo sabrían que el poltergeist seguía con ellos porque las cosas se movían solas.

Sekk escuchó con atención la mención al accidente que había tenido el tal Toima con uno de los compañeros de Kin, sonriendo ante el apelativo que empleo para referirse a su amigo, y se apuntó mentalmente la necesidad de evitar en el futuro al argos. El berserker sabía que podía perder los papeles con facilidad y no era cuestión de ir buscandolo, pues al otro ulterano parecían perseguirle los problemas por lo que había entendido.
—Yo también conozco a uno con esa transformación —rió el intara tras la pulla de Malahierba, pensando en cierto xolnita—, pero dudo que mi gilipollas le pueda caer bien a nadie. Lo mejor es no mezclarse con él, de hecho. —añadió, retomando el ritmo de trabajo algo más animado.

La pregunta de Noel no le sorprendio, pues en cualquier ámbito era un tema reseñable, pero dado el ambiente de la ciudad le sorprendía que no se le hubiera ocurrido antes.
—Hago noche en Nubla, si, en un bosquecillo cerca del portal en el que he levantado un pequeño campamento. No es nada del otro mundo, pero no me disgusta dormir al raso y estoy bastante tranquilo. Los nativos no se acercan por allí y pocos rocavarancoleses han escogido ese mundo para pasar las horas de sueño, así que descanso a mis anchas.

Cada vez mas ciudadanos optaban por abandonar Rocavarancolia por las noches para poder dormir, lo veía cada día en las aglomeraciones que se formaban en la explanada de los portales, pero por el momento él no había tenido ningún problema para cruzar y seguía dedicándose a lo suyo sin inmiscuirse en la trifulcas que se organizaban todos los días cuando empezaba a caer el sol.

Kin no pudo evitar reírse con el comentario mordaz de Malahierba. No le faltaba razón, él también conocía a unos cuantos. Tal vez también a unos cuantos que pensasen lo mismo del propio raigaurum, pero eso le importaba bastante poco. Le produjo cierta curiosidad saber quién era el conocido de Sekk, especialmente para poder seguir su consejo.
—Si de verdad es alguien a evitar, me pregunto si le conocemos ya. ¿Vive en los refugios? —preguntó.

Cuando se habló de trasnochar en otros mundos vinculados Kin se preguntó por qué no había seguido todavía el consejo de Lara respecto a aquello. Su conclusión la expresó en voz alta.
—Yo todavía no he ido a dormir a otro mundo, y eso que Saria nos lo dijo hace días. Me daba pereza mudarme a otro mundo cuando salgo del trabajo tan tarde, pero si no duermo bien, tampoco gano nada. Tal vez también vaya a Nubla alguna vez —dijo mirando a Sekk—. Solo espero que no estén las zonas próximas a los portales llenas de oportunistas esperando saquear campistas poco experimentados —añadió con una mueca.

—Sí, creo que tenemos eso en común —respondió jocosamente al comentario de Tap.
Lo que añadió Sekk a continuación le hizo recordar la visita de cierto individuo que había provocado que una charla agradable fuese interrumpida bruscamente.
>>¿Un xolnita con cola de escorpión? —Le preguntó directamente—. Imagino que tus compañeros te habrán contado que se presentó en nuestra casa diciendo un montón de sandeces y estropeando el ambiente de inmediato. Así que creo que no necesito más para estar convencido de que, efectivamente, tienes razón.

Nubla le parecía al draco una de las mejores elecciones de mundo en el que refugiarse y no se imaginaba por qué no se contaba entre los más populares, aunque era improbable que el ulterano lo supiese de todos modos.
—Todo puede ser, pero creo que tal y como están las cosas es mucho más peligroso este lado del portal. Quien lo cruce será porque de verdad necesita dormir urgentemente.
Opinó acerca de la preocupación de Kin.
No mucho después fueron llamados para concluir la jornada de trabajo. El sueco se había llevado de aquel día un buen puñado de conversaciones entretenidas y había conocido a gente agradable, lo cual era siempre de agradecer. A pesar de que estaba harto de aquel tipo de trabajo, le había venido muy bien para despejar su cabeza.

Tap se rio telepaticamente ante el comentario del bersérker y escuchó atentamente lo que decían del xolnita.

—Parece un follacardos de los chungos, vuestro gilipollas.

El poltergeist no habló mucho más, pero tomó nota mental de lo que comentaban. Cuando acabara en las dragoneras, hablaría con Quem, irónicamente quemada por la falta de sueño, y buscarían un mundo vinculado al que viajar de noche. Los dos eran muy pequeños y él en concreto era muy, muy dificil de localizar. No creía que nadie les fuera a dar problemas.

La jornada avanzó con sorprendente gusto para el repoblador, que no se sintió atacado en ningún momento. Cuando tocó despedirse, lo hizo saber:

—Me alegra haber coincidido con vosotros, sois gigantes de los que valen.

Luego, se dirigió específicamente a Noel:

—¡Hasta la próxima!

—En los refugios dudo que lo admitieran —le respondió a Kin esbozando una sonrisa torcida—, pero si alguna vez le ves no creo que tengas problemas para reconocerlo. —añadió, momentos antes de que Noel procediera a describirle con bastante acierto. Sekk si que había oído al respecto de aquel suceso y recordarlo le cabreo un poco, lo suficiente como para no asombrarse porque el draco formara parte del grupo de mercenarios con los que se habían estado relacionando sus compañeras de cosecha.

Aprovechando aquella inyección de ira el ulterano levantó un enorme trozo de columna derruida y lo apartó a un lado sin aparente esfuerzo, resoplando para si con el ceño fruncido. Tardó unos segundos en volver a intervenir en la conversación, pues antes tuvo que centrarse en su respiración para bajar sus humos.
—Se llama Roaxen —les dijo a sus compañeros de faena cuando su sangre empezó a enfriarse—, y ya era un dolor de huevos constante durante nuestra criba. No debía ser suficiente, sin embargo, y a la Luna Roja le pareció gracioso concederle una transformación que multiplica por mil todos esos defectos que ya arrastraba desde que le parió su madre. El resultado es francamente desagradable y lo peor es que a él le beneficia el rechazo que provoca en los demás. —añadió con una mueca, recordando lo que había leído acerca de las cizañas.

La conversación no tardó en volver a temas menos turbulentos, para alivio del berserker, y cuando el raigaurum comentó sus preocupaciones acerca de dormir en un mundo vinculado el intara se apresuró a quitarle hierro al asunto tras las palabras del sueco.
—No creo que tengas problemas de ningún tipo, enserio, como ya he dicho a Nubla por ejemplo no suele ir mucha gente. Siempre puedes planearlo con algún amigo si te sientes mas confiado, y si necesitáis un cable para empezar yo no tengo problema en echaros una mano. —sugirió.

Aquel turno de trabajo se le hizo especialmente corto al ulterano, pues había disfrutado mucho trabajando con aquellos tres individuos, y cuando las palabras del poltergeist resonaron en su cabeza tras el anuncio del fin de la jornada el rubio le dirigió un asentimiento de reconocimiento.
—El placer ha sido mío, enserio, ha sido un día bastante coñazo hasta esta última cuadrilla. —opinó con una sonrisa, echándose su bolsa al hombro antes de despedirse.