Las Dragoneras

"¡Dragones!" Era el pensamiento que se repetía en la mente de Evelhan Kaw mientras observaba todo lo que quedaba por hacerla reconstrucción de las dragoneras. Al niño no le importaba la gloria de la ciudad ni ninguna cosa de esas, a el le interesaba ver dragones como lo de los libros que leía cuando estaba en Daelicia, dragones vivos no convertidos en piedra, para variar. Por eso en cuanto supo que podría unirse a reconstrucción de las dragoneras Evelhan no dudo en apuntarse, sabia no se encontraría dragones aun pero no importaba el pensamiento le hacia ilusión, le emocionaba como si volviese a ser aquel crío de daelicia que soñaba con la magia y aventuras, ajeno a los peligros que existían detrás de estas.

Ademas llevaba tiempo sin sentirse de buen animo así que era un novedad, sin contar que también tenia labor por hacer en algún momento. No olvidaba por ningún motivo la charla que había tenido con Saria en la biblioteca aun tiempo atrás y la decisión tomada. <<Pero tiempo al tiempo, va a llevarnos mas de un día en reconstruir esto, esta hecho un asco >> pensó Evelhan cuando vio como Heraldo se presentaba ante el grupo con el que había sido asignados.

-Mi nombre es Evelhan Kaw, encantado también - se presento también el niño, mientras sobre su hombro, siendo prácticamente un catalizador mágico pues existía mas estirges de su bandada pululando por la montaña, Munin quien era quien le acompañaba en esta ocasión, graznaba con aburrimiento- Y el es Munin- dijo presentando como quien no quiere la cosa a la estirge que clavo sus ojitos oscuros en los presentes con una mezcla de aburrimiento y memorizando cada una de sus caras.

Varsai sonrió ante las presentaciones del resto y sus preguntas. No se molestó porque le preguntaran por su transformación, había gente que escondía sus poderes por miedo y paranoia, la varmana no era una de ellos. Estaba orgullosa de su transformación.

"Tanto gusto chicos" les transmitió sin dejar de trabajar. Si algo bueno tenía la telepatía era que no necesitabas mirar a una persona o estar cerca de ella para que te oyese alto y claro.

"Soy una licántropa de la última Luna, sí. Habéis acertado." Movió la cola rítmicamente haciendo una breves pausa para mirarlos mientras iba a por otra piedra. "Soy una especie de gran felino terrestre. El leopardo de las nieves. Tú si no me equivoco eres un draco de estínfalo ¿no?" le preguntó a Noel por cortesía. Luego miró al resto. "Con vosotros sin embargo estoy algo perdida." dejó la pregunta en el aire para que pudieran cambiar de tema si no querían contestar.

"Y decidme chicos, ¿también estáis aquí por ver dragones en la ciudad? Yo tengo muchas ganas de terminar ya las obras y poder ver uno de cerca".

Las suposiciones de los tres resultaron ser correctas y Noel asintió al fijarse bien en la cola de Varsai cuando esta mencionó de qué animal se trataba. Si no estuviera tan atontado por la falta de sueño sin duda su pregunta habría sido más específica, ya que era obvio que se trataba de la cola de un felino aunque no hubiese podido precisar cuál.
—Sí, estás en lo cierto... —respondió cuando le preguntó por su transformación.
No le extrañaba que no conociese las transformaciones de Gael y Giz, especialmente si llevaba tan poco tiempo en la ciudad, pero le sorprendía que sí conociese la suya. Sabía que uno muchas veces se encontraba información por casualidad sobre transformaciones al leer algunos libros sobre el tema, pero aún así la suya no era de las más comunes. Además, como siempre que alguien reconocía lo que era, se preguntaba si realmente se fiaría de alguien como él. Probablemente no, aunque a Noel había empezado cada vez a importarle menos aquello.

—Bueno, en parte —respondió a su última pregunta—. Hoy estamos aquí más bien porque pagan y por mantenernos ocupados —añadió con cierto sarcasmo—. Es decir, no es que no tenga ningún interés en los dragones, pero sin saber qué planes tiene el Consejo al respecto no puedo opinar si me gusta la idea o no. Aunque no niego que ver un dragón de verdad también me atrae.

Gael trató de recordar cómo era un leopardo de las nieves pero no le sonaba ese animal. Sería un leopardo blanco, probablemente, como sugería el pelaje de las partes que llevaba transformadas. Fue una sorpresa que la varmana, para ser transformada reciente, fuese capaz de decir una de las tres transformaciones de su grupo. No eran de las frecuentes, y que él supiera no había otros dracos en la actualidad, aunque siempre podía haber aparecido alguno recientemente que no hubiese llegado a sus oídos por cualquier motivo.

Decidió esperar a ver si el propio Noel quería preguntar de qué conocía su transformación, e intentó resumirle la suya a la chica cuando mostró interés.
—Yo soy un fuego fatuo, pero doy más el cante cuando muestro mi verdadera forma. Estoy en llamas —explicó, divertido—. Pero ahora no puedo presentarme como es debido, cargar peso con un cuerpo pluma no es mi fuerte y a lo mejor nos atizan si nos ven holgazaneando —bromeó. Tuvo que admitir que le incomodaba revelar que llevaba el cadáver de un compatriota de la chica, pero si a ella le iba a molestar ese hecho, era mejor que lo descubriese cuanto antes—. Lo que hago es… aprovechar cuerpos muertos, básicamente, poseerlos y convertirlos en mi cuerpo.

Como la respuesta sobre los dragones que había dado Noel aplicaba también para él mismo, se limitó a asentir. Trataba de leer el ambiente antes de volver a incorporarse a la conversación.

Giz asintió ante su respuesta, complacido con la información. Aquella especie se encontraba entre el catálogo de muestras que logró en sus visitas por zoológicos terrestres, pero jamás había llegado a utilizarla. El goliat no tenía mucho ánimo de hablar y habría permanecido en silencio con mucho gusto, escuchando a la vez que levitaba piedras.

Sin embargo, una de las preguntas que surgieron con la conversación acabó salpicándole y se vio obligado de nuevo a alzar la voz.

—Yo soy un goliat —abrió y cerró la gola—. Absorbo y rastreo magia.

En cuanto a los dragones, volvió a asentir, como Koval, al escuchar la respuesta de Noel. No tenía mucho más que añadir.

Varsai sonrió a Noel bastante de acuerdo con su respuesta. "¿Verdad? Los dragones son increíbles, lo sé desde que llegué aquí. Visitamos la biblioteca y mientras los demás conseguían libros de magia útiles yo me llevé uno de dragones. Llevo estudiándolos desde entonces. No puedo esperar a que traigan algun y poder verlo con mis propios ojos. Una pena que el único que haya sea el del rey, me pregunto si me dejarían verlo si lo pido" divagó la varmana mientras cargaba piedras.

"Nunca había oído hablar de ella" le respondió a Koval. "¿Cómo funciona? ¿Sólo puedes poseer cadáveres de personas? ¿Funciona también con animales? ¿Podrías poseer a un ghoul? ¿Y un esqueleto?" acribilló a preguntas al fuego fatuo. Al igual que con Noel a Varsai le daba igual que Koval poseyese el cuerpo de un varmano muerto, no conocía al varmano en cuestión. Y además uno de sus mejores amigos era un moloch, Varsai ya no se escandalizaba por casi nada.

"¿Y lo tuyo?" preguntó volviéndose al asreniano. "¿Tiene que ser magia reciente o puede ser antigua? ¿Podrías absorber la magia de mis runas o sólo funciona en hechizos lanzados?"

La varmana tenía entusiasmo. Mucho, de hecho. Gael se preguntó si sería de esas personas que no paraba de hablar o simplemente estaba excitada de verdad por reconstruir las dragoneras para ver los dragones. Más que nada porque se imaginó a los amigos de la licántropa intentando huir de la voz de mental y sonrió en silencio para sí mismo. Con todo, era evidente que no era mala chica, solo estaba entusiasmada.

Le alivió que se tomase con naturalidad lo del muerto y eso lo hizo volver a la conversación. O intentarlo, porque aquella batería de preguntas era excesiva. Gael miró a Giz y decidieron sin necesidad de palabras en qué orden responder.
—Bueno, puedo poseer a cualquier ser vivo que haya muerto, sí… pero un ghoul… Supongo que depende de cómo muera. Muera muera. Mientras están “vivos” no son cáscaras vacías exactamente, y para que dejen de moverse su cuerpo tiene que acabar muy dañado. En definitiva, si mueren quedando el cuerpo intacto, por el motivo que sea, imagino que podría poseerlos. Creo que esto ha sido un poco lioso, espero que se entienda —trató de enmendarse, un poco frustrado—. Y sobre los esqueletos: no tienen músculos ni tendones, así que poseerlos no sirve de nada.

No quería resultar grosero, pues para Giz estaba claro que si la varmana se comunicaba por telepatía era porque no podía de otra forma. Sin embargo, toda la energía que tenía chocaba con la desgana del goliat y le resultaba algo incómodo. Aun con todo, a Giz le alegraba ligeramente que todavía hubiera gente de buen humor, con todo lo que estaba ocurriendo en la ciudad.

Tras el cruce de miradas, Gael comenzó a responder y Giz asintió a modo de agradecimiento. Antes de hablar él, se aseguró de que el fuego fatuo había terminado.


—Cuanto más reciente mejor —explicó—, llega un punto en el que los rescoldos de magia se disipan y no queda nada que absorber ni interpretar. Tus runas las puedo sentir muy levemente, no absorberlas. No absorbo ningún hechizo en realidad, es más bien que mi magia se alimenta de los residuos de los conjuros lanzados.

Giz calló y se quedó pensativo. No sabía si era oportuno revelarle mucho más, ni hablarle de los problemas que traían ciertos rescoldos de magia. Tampoco sabía muy bien cómo continuar aquella conversación. ¿Debía preguntar él algo más sobre la licantropía? ¿Le contaba algo propio? Al final, se decidió por una pregunta bastante poco arriesgada.

—¿Has pensado ya qué quieres hacer en Rocavarancolia? Aparte de esto. —Señaló a ninguna parte en concreto de las ruinas.

Por su ánimo, le recordaba a Dirke, y no le extrañaría que, por su transformación, también viviera un poco asalvajada. Fuera como fuese, no le parecía nada malo. Simplemente, él no tenía el instinto que demandaba algo así.

Alice
La bruja no sabía si en circunstancias normales se habría apuntado o no a trabajar allí. ¿Construir torres para alojar dragones en un hipotético futuro? Quizá. Tenía su magia y sus onyces, no necesitaba mucho más y las sombras podían acelerar las obras bastante. ¿Y a cambio de dinero? Mejor aún.

La oleada de malestar, de pesadillas y malas noticias le dio dos motivos de peso para apuntarse: necesitaba tanto distraerse como cansarse, y además estaría con sus amistades. Tener la cabeza alejada de pensamientos oscuros y compartir más tiempo con su gente le vendría bien. <<Además, habrá mucha más gente>>

Así que allí llegó con Dhelian y los demás, puntuales, con sus onyces quejándose de ser esclavizadas. Había mucha gente. Amistades, conocidos de vista, conocidos con los que había hablado poquito, y desconocidos por doquier. Pero tenía un problema de nombres. Por ejemplo, no sabía si conocía a los del Consejo que les recibieron, pero no recordaba sus nombres ni por asomo. Se vio un poco abrumada por tanta gente y en un primer momento se quedó pegada a sus amigos, pero sí que reconocía al grupo que reprendió a Kud hacía ya tanto tiempo, o al helión que estaba un poco más allá.
—A ver cómo sale esto...


Atol
El helión no tenía más remedio que participar en aquello, pero aquella obligación en concreto le gustaba pues suponía un cambio refrescante en su rutina. Mejor disfrutar con ello y sacarle cosas positivas. Mejor que verlo como un trabajo forzoso, aunque lo fuese.

También sabía que se había apuntado una buena cantidad de voluntarios, aunque no le extrañaba si les daban una paga. Le era indiferente, él tenía ya dos trabajos y vivía cómodo. Lo interesante de aquello sería poder abrirse socialmente hablando y trabajar codo con codo con desconocidos que podrían acabar como contactos, conocidos o amistades. Además, conocía a algunos de los que iban llegando.

Se acercó a los voluntarios a saludar, entre ellos al grupo de la onycemante, pero como sabía que estaba de luto se mantuvo a cierta distancia por si no quería socializar tan rápido.
—Eh, mirad, de ese os he hablado. ¡Vente, hombre, y saluda! —le increpó Alice mientras saludaba con la mano.

El helión se guardó de saludarle con sus enérgicos gestos y la bruja se lo agradeció en su cabeza.
—¿Qué tal, vecinos? Veo que vienes con toda la horda, nos vendrán bien —señaló.
—Sí, intentaré que no os tiren una piedra...

Le interrumpió una carcajada del libense que se calló lo que habría podido decir sobre lo mal que estaban las cosas para encima que te aplastase un pedrusco en el trabajo. Ya le habían dicho en otras ocasiones que no debía hacer tanta gala del humor negro que tanto le gustaba, menos aún con gente que acababa de perder a un ser querido. Recuperó la compostura, dejó de reír y se apresuró a disculparse por haberla interrumpido así.
—Perdón, perdón. No me he presentado. Soy Skarog, soy del ejército, pero ya sabréis que llevo una herrería y practico magia con estos dos de vez en cuando —dijo señalando a los brujos.
—Mira, si nos pagan bien podremos pagarte... —pero ahora fue ella la que se rió. El helión se oponía en rotundo, lo sabía—. Es broma, es broma, pero déjanos invitarte a algo alguna vez —añadió, aún entre risas. Le vino bien aquello. Si podía bromear, iría bien la mañana.

Atol le siguió la broma con los ojos entrecerrados y se unió a su risa.
—Eso cuando queráis.

La varmana sin duda era entusiasta. Quizás demasiado para su humor de los últimos meses y teniendo en cuenta que hablaba directamente a sus cabezas. El draco casi no podía seguirle el ritmo mientras se centraba en seguir trabajando y se dispersó un poco ya que de todas formas las preguntas que hizo a continuación no iban dirigidas a él. No pudo evitar componer una mueca irónica para sí brevemente cuando la chica hizo la pregunta sobre ghouls, aunque no comentó nada al respecto ya que Gael había decidido responder sin más. A continuación le tocó el turno a Giz, y el asreniano a su vez le pasó la pelota con una pregunta para ella. Siempre resultaba curioso conocer las aspiraciones de los novatos. Algunos tenían ideas interesantes, otros excesiva ambición y otros, simplemente, parecía que se habían caído del árbol demasiado pronto. Se preguntó a cuál de los grupos pertenecía Varsai, pues consideraba que era improbable que alguien tan energético como aquella licántropa perteneciese al cuarto grupo no nombrado, el de los que simplemente exprimían las facilidades que les ofrecía el Consejo hasta el máximo.

Varsai asintió atenta a las explicaciones de ambos chicos.

"No te preocupes, se ha entendido perfectamente" le dijo a Koval con una sonrisa. "Aunque no sé por qué esperaba que en el caso de los esqueletos se mantuviesen los huesos unidos por arte de magia" dijo riéndose. Luego se volvió hacia el goliat.

"Entonces tu eres a la magia o que yo con mi nariz a una presa. Que interesante, así seguro que puedes evitar trampas mágicas fácilmente".

Meditó la pregunta de Giz unos segundos antes de contestar. "Lo cierto es que lo he pensado largo y tendido. He valorado mis puntos fuertes, siempre se me ha dado bien la música, mi madre era maestra y me enseñó a tocar. Aunque nunca fui muy buena cantando" dijo entre risas mentales sin ser consciente de que era posible que los chicos no fuesen conscientes del chiste.

"También soy buena pintora. Pero no creo que ambas profesiones estén muy bien pagadas. Y lo cierto es que son más un hobby que otra cosa".

"Después de pensarlo mucho me he decantado por trabajar para el consejo. Bueno, al menos intentarlo. Van a traer dragones alguien tendrá que entrenarlos. Yo he memorizado muchos de los libros de la biblioteca sobre dragones. Puedo proveerme de hechizos defensivos e ignifugos. Se que es peligroso pero...¿qué en esta ciudad no lo es?"

"¿Y vosotros chicos? ¿A qué os dedicais?"

Gael agradeció que Giz le devolviese una pregunta a Varsai después de explicar su parte. Esperaba que Giz fuese capaz de soltarse un poco en las conversaciones que tendrían lugar a lo largo de aquel día. Y lo mismo para Noel, que estaba más callado de lo habitual. Al fuego fatuo no le resultaba difícil cambiar el chip para socializar, pero en cierto modo se sentía extraño, como si pudiese observarse desde fuera y se preguntase cómo era capaz de fingir que no pasaba nada.

La varmana ciertamente hablaba por dos. Pero eso no era malo, quería decir que, al menos, alguien era feliz en aquella ciudad. Tal vez en un tiempo Rocavarancolia la cambiaría, pero no le apetecía pensar en cosas negativas.
—No deberías descartar tan a la ligera lo que te gusta. No lo digo porque haya ningún problema en trabajar para el consejo, pero si de verdad te gusta alguna de esas cosas, ¿qué pierdes por probar? Precisamente porque no son algo que veas todos los días, podrías encontrar un nicho aquí y ganar una cantidad razonable. La suerte de vivir en Rocavarancolia es que no te vas a morir de hambre. Siempre puedes cazar y robar comida en otros mundos. O buscarte otro trabajo, si no funciona, claro.

Gael creía de verdad en lo que decía, le parecía una lástima que Rocavarancolia se pudiese perder más artistas por pensar como ella. Aunque no trataba de hacer ningún reproche, sí esperaba que la varmana tuviese una visión más positiva al respecto.
—Claro que lo de entrenar dragones también tiene encanto, no lo voy a negar. Aunque no creo que sea buena idea tomarlos a la ligera —terminó por decir.

Giz no quedó contento del todo con la analogía de la varmana.

—No es que cace magia —dijo—, pero bueno, van por ahí los tiros.

En otra circunstancia se habría reído, pero en esta ocasión no fue así. Se limitó a seguir apartando escombros hasta que le tocara intervenir. Sin embargo, no se le pasó por alto que Noel se mostraba muy callado y casi esboza una sonrisa al ver que estaba hablando más que él.

El goliat asintió ante los consejos de Gael, de forma que la varmana viera que estaba de acuerdo con él.

—Nosotros somos mercenarios —añadió tras el fuego fatuo—. Los mercenarios de la Brecha, tal vez te suene. —Había una pequeña chispa de orgullo en su voz—. Yo además llevo un laboratorio genemágico en el barrio gigante. Si alguna vez necesitas nuestra ayuda, contactanos.

No mencionó los precios, pues en aquel momento Giz habría pagado por un contrato para crear un ser muy extraño que le robase todas las horas a los días, o tal vez un trabajo digno de reunir a todos los cuchitrileros durante semanas. Algo que no fuera lo que ya les reunía: buscar a Resizsan, o quien quiera que fuera el asesino y asegurar que nadie más moría.

Se aseguró de dejar a Gael espacio para contar sus aventuras con la nigromancia.

Trabajar con dragones, por supuesto. ¿Qué niño no tenía un sueño como aquel? "Entrenador de dragones".
<<Es como querer ser entrenador Pokémon>> el mensaje telepático se lo hizo llegar solo a Gael y Giz, ya que de todas formas la varmana no entendería la referencia. No era una burla, pero era lo primero que había pensado al escuchar a Varsai hablar sobre ello y le había parecido gracioso. Externamente tan solo esbozó una sonrisa.
—Ga... Koval tiene razón, deberías considerarlo más detenidamente. Trabajar para el Consejo suele implicar que te pueden obligar a hacer muchas cosas que tú no quieras —señaló hacia los miembros del ejército que trabajaban bajo las indicaciones de Cicatriz—. A ellos no les pagan más por estar aquí y tienen que venir obligatoriamente. Hacer de albañil un par de veces al año puede parecer un precio bajo, pero ocurrirá lo mismo si un dia Rocavarancolia decide invadir un mundo vinculado.
Siguió moviendo escombros antes de continuar hablando tras la respuesta de Giz acerca de a qué se dedicaban.
>>Al menos, de este modo, nosotros elegimos en qué fregados nos queremos meter y en cuáles no —añadió con diversión a las palabras del asreniano.

Observo a quien llamaba Alice, viendo que se acercaba a ellos en el helion que ambos conocían, y Dhelian esbozó una sonrisa en su dirección, dejando que la onycemante llevase la voz cantante en la conversación.

-Todo lo arregláis bebiendo y me apuesto lo que sea que no serán zumitos. -dijo Dhelian con calma pero algo de humor, estaba animado con la perspectiva de hacer la dragonera que estos podrían ser vistos por la ciudad próximamente. <<Ojala también organicen batidas apara traerlos y pueda ir voluntarios ¡Yo quiero!>> pensó con ilusión  mas bien infantil, una que llevaba un buen tiempo sin tener- Advierto que si alguien queda borracho no voy a ser suave para llevarlo a rastras, bastante voy a tener con cuidar que mi estirges no lo hagan - dijo alegremente recordando el catastrófico episodio de aquella fiesta que le habían realizado los veteranos tiempo atrás.

-A todo esto Skarog, quería pedirte algunos consejos, aunque no se si haces de esas cosas en la herreríao si conoces algún hechizo- dijo Dhelian aprovechando que ya iniciaba a trabajar para consultarle algo a Skarog sobre su próximo objetivo con las estirges y ya que iba a ganar algo de dinero de trabajar en las dragoneras podría ya darle uso- He estado trabajando con metales para moldearlos con magia, he estado haciendo anillas rúnicas para mi bandada con diferentes hechizos de protección. Bueno, la parte de runas aun no esta hecha porque no se como grabarlas en el metal...¿alguna idea? -pregunto mientras iniciaba animado con su labor, prefería mantener la mente ocupada y  pensar en sus objetivos futuros a centrarse en la tristeza que venia acompañándole desde hacia tiempo. Tal vez fuese frívolo de su parte ese animo,pero simplemente ya no le quedaba mas lagrimas que derramar.

De todos modos la muerte era algo que iba a venir acompañándole toda su no-vida. Mientras no se pudriera o lo rematasen, el era eterno, no podía envejecer...por lo que mas tarde o mas temprano iba a terminar viendo morir a todo los que conocía. Solo esperaba que fuese mas tarde que temprano, a partir de ahora.

Varsai asintió seria a las palabras de los chicos.

"No es que no lo haya considerado. Y también es algo personal. Cuando pinto no lo hago como una forma de ganar dinero, no podría cobrar por una pintura. Lo hago porque quiero, porque me gusta y es bonito. Podría haceros alguna cosa para vuestra casa si queréis" dejó la cosa en el aire.

"No os preocupéis, sé lo que hago" les aseguró respecto a los dragones. "Lo único que me gustaría sería poder medirme con alguno antes".

"Ostras, sí que me sonais. Rasqa me habló de vosotros, pero no mencionó que fuerais tan simpáticos" les transmitió mentalmente mientras seguía moviendo piedras.

"Puede que tengas razón" fue lo que respondió a lo que le dijo Noel. Realmente nunca lo había pensado así. Quizá tendría que mejorarlo un poco más.