Torreón Sendar

Recuerdo del primer mensaje :

Magia:

La divisaron a lo lejos. Una enorme cueva vertical se alzaba desde la tierra, colosal, majestuosa e imponente sobre la calle, y con una vista espléndida sobre esta. Aceleró el paso por curiosidad y esperanza, porque que algo estuviera en mejor estado que las calles que habían atravesado... ya era mucho. Además, no quería seguir hablando de los Hijos de Bakaiar allí, fuera, al descubierto, como si pensar en ellos o mencionarles pudiera atraer al de antes.

Cuando llegaron, sonrió al reconocer un foso, porque le era familiar del hogar, y se maravilló aún más al ver la enorme superficie de madera que lo atravesaba y que conectaba con el edificio.
—No sé si esto es lo que buscábamos, pero tiene buena pinta.

No esperó a los demás. Se había fijado en unos inventos nuevos que sujetaban la madera del foso y que se introducían en la cueva, y quería investigar tanto eso, como el interior como todo lo que pudiera. Se adelantó al grupo y caminó por la lámina de madera con toda la curiosidad del mundo, hasta llegar a la lámina vertical. La reconoció, parecida a las de esa cueva donde despertaron, así que empujó con el hombro hasta que se movió. Y... una vez dentro, se quedó parado en la puerta. ¡Era enorme! ¡Y había un sinfín de cosas sin determinar!  
—¡Esto es alucinante! —exclamó mientras liberaba el camino para entrar.

Le temblaba la pierna derecha, pero de anticipación por querer explorarlo y entenderlo todo. Su mirada saltaba de un artefacto a otro, de una pared a otra, de un punto a otro. Y aún tenía que investigar los hierros que entraban y salían de la cueva y se anclaban a la lámina de madera del exterior. Necesitaba nombres para aquellas cosas nuevas. Ahora sería él quien preguntara a los demás.

Ver a Sarah lanzarse de nuevo a por aquella cosa solo lo puso en más tensión. ¿Cuantos heridos más habría? Era lo único que cruzaba por su cabeza.

Qwara por otro lado sacó a aquella cosa con los tarros y Nery´s no pumo más que agradecérselo para sus adentros mientras se centraba como podía en Kiki.

-Ya paso todo, ya se ha ido. -Intentaba tranquilizar a la finlandesa. -Vamos a por Fleur, ¿vale? -La ayudó a levantarse y se acercó con ella a donde estaban la francesa y la hawaiana.

-Ey ey, aqui estamos. Ya paso todo. Te vas a curar en nada ya lo veras. -Lo intentaba decir con firmeza pero había desesperación en su voz y nerviosismo. Agarró una de las manos de la francesa con ambas suyas mientras sus propias lágrimas se mezclaban con la sangre negra en su cara. Y la única posible solución inmediata le sobrevino mientras en su cabeza Freur perdía la luz de sus ojos al igual que su hermana.

-Voy a Maciel. -Dijo primero casi como un susurro. -Iré a por los Macieleros, ellos podrán curarnos. Simplemente hacedle caso a Kiki hasta que vuelva con ellos, ¿vale? Estaré aquí antes de que te des cuenta de que me he ido. -Hizo un pobre intento de sonrisa antes de levantarse.

-Voy a Maciel. -Anunció esta vez más en alto para todo el grupo, sorbiéndose los mocos y restregándose la manga por la cara para quitarse la sangre y las lágrimas y poder ver por los dos ojos.

¡Funcionó! La bestia se lanzó hacia el exterior y pudieron ver cómo trepaba por el muro y se perdía al otro lado. Cerraron la puerta y después el nombrado pegó la espalda a la pared para descansar un momento. Los días en la ciudad le estaban ablandando, la verdad... y desde allí pudo ver a sus compañeros, y no le vino nada bien. Habían confiado en él para entrenarse para la ciudad, pero no les había servido de nada en aquella situación. Y además, las acciones que habían salvado la mañana habían sido idea de otras personas. Incluso Sara había tenido mucha más iniciativa con esa lanza que él con el silbato, y eso no era lo peor.

Su grupo estaba descompuesto. Mucha gente estaba herida, y sobre todo quienes tenían más capacidad para la magia. Nery's parecía aún afectado por lo que le habían dado, por lo visto, y el nombrado se acercó a él para cogerle del brazo.
—Oye, mejor siéntate un momento y descansa, anda. No es mala idea, de hecho yo iría, pero vamos a ayudarnos aquí primero y ver qué hacer, ¿vale?

Era buena idea, la verdad, pero tendrían más éxito si iban quienes estuvieran en mejores condiciones y no a trompicones. De momento, ayudaría en lo que pudiera a los demás, y como estaban todos en el salón... Se le ocurrió algo mientras se fijaba en los heridos, y lo comentó. La idea fue bien recibida, así que fue a uno de los dormitorios a por un colchón para Fleur. Si iban a curarles y quedarse allí abajo, la chica necesitaría mucha más comodidad que un sofá o una silla rígida. Subió pensando que volvía a alejarse de ellos, como antes cuando fue a por armas, pero intentaba convencerse de que ambas ocasiones la intención había sido ayudar, y no entendía ese ir y venir de acusaciones cargadas de cobardía o miedo contra sí mismo.

Bajarlo por las escaleras fue más complicado de lo esperado, pues era más largo que él, y tuvo que maniobrar mucho. Pero al final lo consiguió. Después, dejó el colchón junto a la chica, que estaba boca arriba en el suelo. No sabía si podría cargar él con ella, pero sin duda no quería intentarlo después de los golpes que la chica había recibido, pues no se fiaba de empeorar su estado. Se agachó a su lado e intentó sonreír a ambas chicas.
—Todo va a ir bien, ¿vale? ¿Me ayudáis a subirla? No sé cómo hacerlo para no hacerle más daño.

Ulmara había resultado practicamente ilesa y, aun así, sentía una fuerte presión en el pecho. Nada comparado con lo que sufría Fleur, pero suficiente para que la vulnerabilidad se apoderase de ella. La cocina estaba destrozada y le costaba mirar a los heridos sin sentir una mezcla de vergüenza, miedo y los dioses sabrían qué más; era un batiburrillo quimérico de emociones, todas ellas malas. Se suponía que en el ejército los preparaban para una guerra cuyos resultados eran siempre mucho más atroces que lo que les había ocurrido y, en ese instante, Ulmara no entendía por qué tanto interés en guerrear. Si un campo de batalla era mil veces esto, ¿por qué seguían erre que erre Iritria y Alaia?

Se esforzó como siempre porque todo su caos mental no se filtrara en su superficie y volvió a la realidad cuando un Nery’s fuera de sus cabales se encabezonó en salir.

—Haz caso a Pefka y siéntate, Nery’s —le dijo tajantemente.

Aprovechó ese instante para re-evaluar la situación. Para contemplar el destrozo de nuevo, esta vez recogiendo información. Toni se había despertado de su desmayo y parecía bien, Kiki tenía el hombro ¿desencajado?, Rua el brazo obviamente roto y Fleur… Fleur estaba jodida. El resto solo tenían arañazos o contusiones leves, gracias a los dioses. Ayudó a Sarah y al resto a acondicionar el lugar para los heridos, acercándose a Pefka para mover a la francesa.

—Con cuidado —le pidió al krabelinense, aunque fuera redundante. Una vez tumbada sobre el colchón, se quedó mirando a Fleur durante varios segundos en los que el miedo se reflejó en su cara—. Todo va a salir bien —logró decirle con cierta convicción, más de la que realmente tenía—. Rezaré a tu Dios y a los míos porque así sea.

Se agachó brevemente, se quitó el colgante de resina y se lo tendió a la humana. A estas alturas todos sabían lo importante que era para la cercana, que apenas se lo quitaba. Si, ningún Dios quisiera, Fleur se moría mientras ella no estaba, Ulmara deseaba que se fuera con algo que le recordara a su casa, a un momento feliz, aunque no fuera más que un olor evocado por magia barata.

Hecho esto y una vez recobraron cierto orden dentro de aquel caos de mañana, tomaron prestada la idea del frivy y varios de ellos salieron con premura hacia el torreón Maciel. Allí no encontrarían a nadie, sin embargo, y una decisión rápida les acabó llevando hasta la biblioteca.

Sigue en la Biblioteca Mágica.

Todo paso demasiado rápido antes de que todo se volviera un caos absoluto, aun más de lo que ya lo era. Su intento distraer al animal para intentar atraerlo hacia la entrada medio aprecia funcionar, medio, porque la larga lengua del reptil hacia que tuviera que poner algo más de distancia para intentar hacerlo moverse. Pero como fuera, si de verdad su plan iba a funcionar en algún momento o no, se quedó en olvido. Rua vio por el rabillo del ojo como Ulmara y Pefka intentaba acercarse para atacarle. La alarma vibro en sus entrañas, porque no había anda peor que intentar acorralar aún más a un animal que estaba tan alterado, por mas distraído que pareciera con la comida.

Y entone ocurrió, el reptil se movió con los mimos movimientos bruscos que usaba, haciéndolos caer y lo siguiente que sintió Rua, fue algo cliente envolviendo su brazo, un crujido que resonó en sus oídos como si fuera un estallido y su brazo cayo inerte, sin dolor, entumecido. Rua, soltó una exclamación ahogada cuando el brazo perdió toda su fuerza el hechizo de levitación, provocándole un dolor punzante por el tirón que pareció recorrerle hasta el hombro. Rua se mordió el labio inferior para no gritar de espanto y dolor, la angustia creciente, sosteniendo su brazo con el brazo bueno, con los ojos llenos de lágrimas.

<<Mierda, mierda, ¿está roto? ¡No, no puede estar roto!>> el dolor aun no inundaba sus nervios en el calor del momento pero estaba segura que cuando eso pasara aquello iba a ser infernal. Ella se había quebrado un dedo en una ocasión y aunque solo hubiera sido un maldito dedo había sido realmente molesto, no se imaginaba un hueso aún más grande. Y aún más en las circunstancias en las que estaban.

Rua solo atino a agacharse e intentar alejarse de la presión del alterado animal. SI solo con su lengua aprecia haberle roto el brazo como si fuera una ramita, no se imaginaba si aquella lengua se aferraba a su cuello. Un sudor frio le recorrió ante la idea. Con su brazo jodido, su magia no tenía efecto alguno, estaba inútil, sin ninguna otra arma a mano que pudiera serle de ayuda. Se sintió adolorida a impotente. La visión de Fleur algo mas allá, cual muñeca de trapo sangrante y rota, solo alteraba aún más sus nervios.

El reptil logro ser sacado, pero con el precio de un montón de sangre, huesos rotos y dolor y malestar general. Lo que una sola criatura había provocado en apenas minutos en aquel lugar no tenía nombre.  Estaban totalmente desprotegidos cuando ni la magia había surtido efecto alguno y ahora, aquellos que podían realizarla estaban mayormente heridos. Un colchón fue bajado para intentar colocar a la francesa en él.

- Mi brazo…creo que el bastardo, rompió el brazo- trago Rua cuando Iemai pregunto por el estado del que estaba, se levantó con esfuerzo sintiendo como conforme el calor del momento se desvanecía el dolor iba a llegando gradualmente, imparable, recorriendo sus nervios y músculos. Sostuvo firmemente su brazo contra su cuerpo, como si lo usara de cabestrillo, acercándose hacia donde Fleur aprecia estar en un horrible estado intentando ser ayudada por Kiki cuyo brazo para haber sido dislocado y tampoco estaba para hacer demasiado. Maila se mantenía allí seriamente preocupada. Estaban jodidísimos, Kiki, Fleur y ella eran las que más capacidad y las tres estaban en esos momentos totalmente incapacitadas en diferentes grados.

Los demás por suerte había salido bastante bien parados, que ya era algo positivo dentro del tremendo caos. Sarah había salido prácticamente indemne, Toni estaba bien, aunque algo desorientado, Nery’s, andaba diciendo de querer buscar a los macieleros, pero fue sentado por Pefka porque seguía aturdido. Algunos de los que seguía bien decidieron salir a buscarlos, ninguno ahí tenia mágica suficiente para que los hechizos curativos que poseían pudieran ser usados por ellos. Y sino a la antigua, como Sarah proponía

- Mierda…Toni, o quien sea que sepa ahcer esto, ayúdadme a poner este brazo en cabestrillo con algo, hasta que lleguen…no pudo quedarme aquí sin intentar hacer algo - pidió Rua con los labios apretados, dándole igual si era Toni o quien sea quien atendiera su pedido- Voy a ayudarte, Sarah, aunque sea con un puto brazo…intentare no moverlo demasiado, pero hay que darse prisa – dijo segura, mirando preocupada hacia la rubia convaleciente. Se sentía en parte responsable, era la que más capacidad mágica poseía y no podía hacer nada para aliviar su dolor, por curarla…absolutamente nada, se sentía sumamente impotente. Toda la práctica que había tenido no había servido de nada, ni siquiera para sacar a un maldito lagarto de allí sin que prácticamente la mitad del grupo acabara con alguna herida. Los esfuerzos de todos ellos habían sido un fracaso.

Dolía, obvio que empezaba a doler, pero aún lo suficientemente soportable para hacer algo por ayudar.

Toni hizo caso a Sarah y se sentó en el suelo todavía pensando en cómo su familia lo devoraba.

— Yo solo tengo un porrazo en la cara, de nuevo.

Mientras estaba sentado, Toni escuchó como Nerys decía que le hicieran caso a Kiki hasta que él llegase y no terminó de entender a si se refería a que se ocuparan de ella o a que hicieran caso a lo que dijera. Prefirió ignorarlo.

Cuando vio a Rua con el brazo colgando, fue detrás de ella y de Sarah.
—Pero niña relajate, vamos a inmovilizar esto primero y ahora ayudas a quien sea. De verdad que os gusta haceros los héroes. Coño—Le salió del alma, pero no había ni tono de rencor, sino ternura.
Toni cogió un trozo de mesa que había en el suelo, un trozo de madera que envolvió con parte de su camiseta raída y la ató al brazo de Rua con el resto de los jirones de camiseta.
—Ala, algo bueno que me enseñó mi padre, posiblemente lo único, a parte de como no tenía que ser. Ya puedes hacerte la heroína con los dos brazos— sonrió a Rua y le dio una palmada en la espalda— Que yo voy a morirme un poco, que todavía tengo en la cabeza la angustia de una pesadilla que he tenido mientras estaba en modo avión.

—El brazo... el brazo... —por fin la francesa logró localizar por dónde sangraba tanto, el quemazón y el picor que le subía por todo el codo era notable, pero no peor que el dolor que sentía en el pecho. Eso sí, estaba poniendo el suelo perdido de sangre así que debía de ser una herida más profunda de la que pensaba.

Volvió a gritar con las pocas fuerzas que le quedaban ya para expresar el dolor cuando la acomodaron en un colchón, fue entonces cuando pudo respirar un poco más aliviada, por algún motivo la nueva postura no abrasaba sus costillas. Con la leve relajación vino la decaída de su cuerpo, se puso pálida, de pronto estaba muy cansada y los movimientos de sus ojos pasaron a ser lentos.

Todos decían que saldría bien. Pero podía ver sus expresiones, y en el caso de la cercana también sus gestos. Cuando Ulmara le dio el colgante de resina le entró el pánico, la chica nunca se despegaba de aquel objeto que parecía muy importante para ella y se lo estaba dando por una razón. Eso significaba que estaba mal, realmente mal. Tendió un poco la mano agradecida también por sus oraciones y asintiendo con lágrimas en los ojos, ya no solo lloraba de dolor. Para alguien con fe como ella que rezaran por su Dios era muy importante, puede que solo ambas entendieran el respeto que significaba.  

En los instantes en que partieron su mente se perdió por mil hilos de pensamientos, esperando su regreso.
—Lo de esta mañana... debía ser una premonición... de lo que ocurriría lue... ¡agh! luego... —deliró en una de esas ocasiones— no... me moriré de esto... ¿verdad, Maila? —le susurraría solo a ella en sus momentos más bajos. Al final solo una cosa tuvo por seguro. Cuando se deshizo de las manos del frivy que agarraban a las suyas para oler el colgante volvió a llorar, por una mezcla de emociones.

Fleur estuvo muy lejos de percibir el olor a lluvia de Francia, o el aroma de las infusiones de su madre que solía tomar por las tardes. En su lugar con cada inspiración le vino una esencia salada, casi seca y arenosa, que a veces parecía transformarse en mucha humedad, puede que la humedad de un faro. Y algas, sí, su hedor fuerte y particular. Ahora lo comprendía todo, muy en el fondo aquel era el que consideraba su hogar. Sin disimulo entrelazó los dedos con la hawaiana.

Se dirigía a la mochila que siempre tenía preparada en la entrada con sus armas, pero sus movimientos eran pesados y erráticos y volvió a cerrar los ojos como si algo lo cegara mientras la sangre negra volvía a desbordarse de su ceja al ojo.

Sintió el agarre de Pefka pero este podría notar que Nery´s tardaba en reaccionar incluso a eso.

Primero apretó los dientes ante aquellas palabras, quería ir y no perder el tiempo pero Pefka tenía razón. Y después de pensarse por unos segundos que hacer con las palabras de Ulmara y Pefka la pura frustración le llevó a acompañarles.

-Aún me puedo mover, decidme que hacer. -Declaró. Bajaría colchones y movería cosas en su mayoría. Le dio las gracias a Qwara cuando le recolocó el hombro a Kiki y cuando estos se fueron tomando su idea les dijo que tuvieran cuidado y que volvieran pronto, tragándose aquella frustración de no poder acompañares por su propia debilidad.

Actuó como un golem de Kiki, cumpliendo lo que le decía de manera lenta pero constante hasta que finalmente se sentó de lado de Fleur y allí poco a poco se apagaba. Al sentarse al fin quedó a merced de la medicina y el golpe  intentando reconfortar a la francesa y cuando Fleur aparto sus manos para usar el colgante de Ulmara fue a decir algo pero vió como aquella pequeña figura miraba a la hawaiana, como tomaba su mano en busca de confort. Y con miedo de interrumpir simplemente se quedó ahí quieto sonriendo.

Era la primera vez que no salía y aunque aquello le frustrara sabía que no querría estar en otro lugar ahora mismo que cerca de la francesa. No se hubiera perdonado perderse quizás aquellos últimos momentos de poder confortarla.

No otra vez. Era mucho mejor que haber esperado en el banco de un hospital sin saber que hacer.

Rua soltó una especie de intento de risa entre irónica y cansada ante las palabras de Toni, que se apresuró a ayudarle tal y como le pidió, usando un trozo de madera de una de las sillas provocadas por los destrozos del reptil y se l amarro al brazo para entablillárselo y mantenerlo en una posición lo más cómoda que pudiera. Rua suspiro, un poco aliviada, pero consiente que el dolor aún era aguantable en caliente espero que eso no iba a durar eternamente.

- Da mil gracias que solo fue un chichón…puto lagarto de mierda, nos hizo pure- dijo Rua sin morder la lengua, ayudando a Sarah lo poco que pudo antes de que la chica finalmente saliera apresuradamente junto al resto para buscar a los maceteros. El lugar se quedó finalmente silenciado salvo por el sollozos y gruñidos de dolor de Fleur, el olor de la sangre el destrozo causado por aquel infernal animal.

Al menos Qwara había podido hacer algo con el brazo dislocado de Kiki y aunque el lastimero grito de dolor de la chica cuando el brazo volvió a su lugar le erizo la piel, al menos su problema, aunque horriblemente dolorosos les daba una oportunidad de intentar hacer algo. Kiki tenía un buen nivel mágico, tal vez podía hacer algo para intenta mínima aliviar su dolor o el sangrado hasta que viniera sus compañeros con los macieleros.

- Kiki intenta, aunque sea parar la hemorragia, no te agotes mágicamente del todo, por si lo necesitamos cuando lleguen…yo…yo no sirvo ahora de nada- murmuro Rua viendo su brazo roto con frustración inmensa, con el dolor emepzando a envlolver intensamente su brazo por momentosNo podía dejar que Kiki perdiera todas sus fuerzas, era la única con nivel lo bastante alto para hacer una diferencia. Incluso si traían a los maceteros necesitarían toda la ayuda posible.

La lastimosa voz de Fleur, hablando de un sueño mientras sostenía el colgante de Ulmara, fue angustiante y saber que no podía hacer más que esperar y ayudar en lo que pudiera, era aún más desesperante. Ver a Maila que era bastante más activa y alegre, prácticamente pálida ahí, junto a Fleur juntas sobre el colchón que habían bajado para la francesa era una imagen desoladora. La sueca se acercó un poco sin querer atosigarla., arrodillándose ligeramente junto a ella, viendo como Maila y ella se sostenían de las manos. Suspiro levemente antes de hablar con un tono más calmado intentando transmitir toda la seguridad y descaro habitual. Lo que menos podía hacer era sumirse en la depresión y angustia, Fleur necesitaba tener el ánimo subido todo lo que pudiera. Reprimió su instinto de tocarla de acariciar su cabeza en un gesto de consuelo, no quería que su, lo que sea que provocase en los demás, le afectase precisamente ahora.

- Fleur, tranquila, todo va a salir bien ¿de acuerdo? - susurro la sueca hacia la francesa, cuyo llanto llenaba la habitación, hablando con un tono seguro- En cuanto venga los demás, te curaremos. Tu eres una chica fuerte que ya aguanto mucha mierda, esto solo es un poco de dolor en comparación…así que nada de pensamientos negativos y de rendirse ¿bien? - murmuro la sueca hacia la francesa, que ya había tenido algunas conversaciones con ellas y le había contado detalles de su vida, de su familia.

Apretó los labios para contener un quejido de dolor, ante la punzada que le recorrió desde el antebrazo hasta el hombro. Su brazo ya lucio bastante más inflamado que al inicio de todo aquel caos. Rua miro hacia la silenciosa Maila, que se veía frustrada como si el estado de la francesa empezará a superarla.

-Nada de desanimarse, también va por ti Maila. -dijo Rua mirando a ambas y viendo finalmente hacia la entrada añadió, mientras se incorporaba- Voy a estar en la ventana para si viene y abrirles, así no perdemos tiempo- ella se sentía frustrad, le dolía el brazo, se sentía jodidamente impotente. ¿Pero que podía hacer? Hacerse bolita en un rincón y deprimirse ante el estado de la rubia. No, mierda, no, se negaba a sumirse en ese estado desesperanzado. Fleur estaba mal si, peor iba a salir de esa y volver más fuerte que antes incluso, estaba convencida, tenía que estarlo.

Tras sus palabras, y cumpliendo la dicho Rua fue hacia la ventana que daba hacia la entrada del torreón, pendiente de la llegada de aquellos que habían ido por ayuda. Apenas los viera acercarse les abriría sin perder el tiempo

Toni escuchaba como Rua hablaba sola, en voz alta, como si no esperase que nadie contestase a sus palabras.
Se levantó del suelo y todavía algo aturdido dijo- ¿Habrá que recoger esto un poco no?
Mientras recogía las patas de las sillas astilladas empezó a reírse solo- Que se abstengan los tullidos, yo ya me he acostumbrao a los porrazos, mi torpeza vino conmigo, nada nuevo.
- Fleur, ¿necesitas un trozo de madera?- dijo con un puñado en el brazo izquierdo y uno en la mano derecha- Que oye, yo magia poca, pero madera tengo toda la que quieras.
No se le iba la imagen de su familia devorando su carne.

El camaleón monstruoso por fin se fue, y Maila se permitió respirar. Estaba muy agradecida por cómo habían actuado sus compañeros. Un nuevo quejido de su amiga la sacó de esa pequeña tregua de positividad que sentía, y la hawaiana tuvo que volver a arrimarse a la francesa para intentar consolarla.

-Si, Fleur... Se ha ido. Ahora te curaremos y estará todo bien, ¿vale? Todo volverá a ser como antes.-  Le dijo intentando animarla y para qué mentirse, para consolarse a sí misma. No quería creer que le pasaba nada grave a Fleur, pero era imposible no hacerlo. Y más cuando podía ver sus propias manos manchadas con su sangre. Cuando se acercó Nery´s y empezó a hablar sobre ir a Maciel la hawaiana se negó por completo. -No puedes hacer eso, Nery´s...- Le dijo con la voz entrecortada.- Seguro que esa cosa sigue ahí fuera, no creo que... no creo que ninguno de nosotros dure más de un minuto contra ese bicho, con o sin ayuda. Solo hemos tenido suerte... Comentó mientras le acariciaba el pelo a la francesa y veía cómo al propio frivy le afectaba toda aquella situación.

Acomodaron a Fleur en un colchón, mientras esperaban a que el resto volviera con algo que sirviera para ayudar a su amiga. Si hubiera sido cualquiera otra persona habría salido a buscar lo que fuera con los demás. Pero no con Fleur, no podía dejarla sola en aquellos instantes. Nunca se lo perdonaría a sí misma y además sabía que como mejor podía ayudarla era estando con ella. La hawaiana se limitó a estar a su lado, agarrándole las manos o acariciándole la cabeza en silencio.

-No digas tonterías, Fleur.- Le dijo secundando a la sueca cuando ésta terminó de hablar. -No vas a morirte, los otros estarán al llegar y te vas a poner bien.- Continuó sin poder evitar que le cayeran las lágrimas.- Y cuando te cures me seguirás enseñando esos pasos de baile que tan bien haces, ¿vale? No te va a pasar nada- Dijo apretándole con fuerza ambas manos.  Cuando Rua se dirigió a ella Maila asintió con la cabeza, era difícil no venirse abajo pero la sueca tenía razón. No podía permitírselo en aquel momento.

<<Nunca he creído en ti, pero si Fleur tiene razón y existes... Este sería un buen momento para hacer algo...>> Pensó con pesar.

Iemai le pasó el papel a Sarah tan pronto sugirió intentar recargarlo. Le recomendó mantener el contacto con la runa durante el camino, por si con su magia era suficiente para reactivar el hechizo que contenía el papel. Tenían que comprobar qué era antes de usarlo, a fin de cuentas, aunque no tenía claro que la magia de Sarah fuese suficiente para cargarlo si era un hechizo potente, como sugería la inscripción. Iemai quería decir que no pensaba que la magia de ese tipo fuese de un solo uso, pero no quería aventurarse demasiado con sus palabras. En lugar de eso apoyó la idea de volver cuanto antes al torreón. Si aquello no funcionaba tal vez aún llegarían a tiempo para recoger a los habitantes de Maciel: si se hacía tarde podían simplemente pasar la noche con ellos en Sendar.

Hicieron el camino de vuelta a paso ligero, con cuidado y sigilo. Solo querían regresar lo más rápido posible. Ver el torreón en la distancia llenó a Iemai de esperanza. ¿Cuánto tiempo había pasado? A juzgar por el avance del sol, no demasiado.
—¡Abrid! ¡Hemos vuelto! —Gritó, no sin echar un vistazo nervioso alrededor cuando el eco le devolvió sus propias palabras—. ¡Rápido! —añadió en voz un poco más baja.

La albina se mantuvo cerca de la entrada pendiente de la llegada, intentando mantener bajo control sus nervios. De poco le serviría haberle dicho a Fleur y Maila que debía mantearse firmes, si luego era ella la primera en desesperanzarse. Los minutos se le hacía eternos a Rua y con ello el dolor de su brazo iba aumentando. Su propia tensión no siéndole de mucha ayuda para lidiar con el dolor. Rua sujeto el brazo contra su cuerpo, dando gracias que Toni hubiera hecho un buen trabajo al agarrárselo firmemente con la madera.

El chico había decidido recoger un poco el enorme desastre de aquella sala, Rua lo veía como un buen método para mantener la mente distraída y las manos también. De ella poder usar ambos brazos con libertad probablemente también andaría inquieta.

Su mirada sin embargo no duro mucho tiempo mirando hacia el interior del torreón, volviendo a mirar afuera, la ventana no era especialmente espaciosa, pero al menos dejaba una imagen decente del camino por el que deberían de venir sus compañeros, con suerte con ayuda.

Y aun así falta hizo, por que tiempo después, Rua no fue capaz de contar el tiempo exacto, un grito desde fuera la alerto. Un simple vistazo por la venta, le hizo ponerse en movimiento, soltando un quejido de dolor cuando el brusco movimiento hizo que su brazo en cabestrillo se moviera de mala forma. <<Joder Rua...cuidado, solo faltaba que tú misma lo empeorases>> pensó la sueca, apretando los labios hasta que casi quedaron blancos mientras iba rápidamente a abrirles dando gracias que el puente se hubiera quedado bajado.

- ¡Venga, entrad! ¿Dónde están los macieleros?- pregunto Rua, apenas les abrió, quitándose del camino para que pudieran entrar rápidamente y se alejara de los peligros que habitaban allá afuera, asegurándose de cerrar tras ellos apenas el ultimo entrase. El lagarto se había marchado, pero no era seguro de todas formas. La ausencia de macieleros yendo con ellos le inquieto un poco, pero no quiso agobiarlos, si había vuelto es que debían haber encontrado algo, esperaba que fuera así y no hubieran llegado con las manos vacías.

Ulmara tuvo tiempo de atemperar su carácter por el camino, entre otras cosas porque para ella parecía haber durado tres años. Se moría por llegar, por comprobar que el hechizo cargaba y que funcionaría con Fleur, que tal vez incluso podrían reutilizarlo para Rua y Kiki, pero esa impaciencia no le permitía correr más rápido. Ni a ella ni a sus compañeros, que probablemente se sentían igual. Una vez llegaron, ¡por fin!, zapateó con el pie hasta que bajó el puente. Ver que tanto la finlandesa como la sueca seguían en pie a pesar de sus heridas le infundió algo de aliento y esperanza, pero pronto se desvanecieron al ver que Fleur seguía tumbada y en graves condiciones.

—No tuvimos suerte en Maciel —le dijo a Rua—, pero fuimos a la Biblioteca y hemos encontrado algo. Creemos que tú eres la más indicada para cargarlo, ya que eres la que tiene más aguante mágico del grupo... --explicó, acelerada. Pidió a Sarah que le entregase el papel a la sueca—. ¿Algún cambio por aquí?

Era una pregunta y un eufemismo. Quería asegurarse de que Fleur no había empeorado ni se había encontrado con más complicaciones de salud, pero no quería expresarse de forma alarmista. Kiki y Rua, por suerte, parecían bien; en el sentido de que no se morirían en las próximas veinticuatro horas.

En un momento como aquel Fleur se dio cuenta de lo que necesitaba a sus compañeros cerca. Toni le arrancó una sonrisa dolorosa con sus ocurrencias y Rúa se acercó para decirle que era fuerte. Sus ojos se humedecieron de nuevo por la emoción. >>¿De verdad lo soy, o solo lo dice porque sabe que voy a morir?<<. Quería creer aquellas palabras pero la francesa era consciente de su gravedad, debía tener las costillas rotas y en la Tierra significaba una ambulancia y cuidados durante un tiempo. Pero ellos no eran adultos profesionales de la salud, y estaban atrapados en una ciudad ruinosa. Si el grupo volvía con las manos vacías... ¿se recuperaría alguna vez? ¿Cuáles eran sus posibilidades reales? Y además... no quería que nadie arriesgara la vida por ella si tenían que buscar en algún sitio peligroso.

Con un gesto leve asintió a las palabras de la sueca, había sobrevivido a cosas horribles, desgraciadamente también en su mundo natal. Pero eso no implicaba que se sintiera la más vulnerable la mayor del tiempo, y más ahora postrada en esa cama.
—Vale —le respondió a la hawaiana, aún con el colgante de Ulmara cerca de la nariz. Cómo había cambiado ese día, por la mañana despertó horrorizada por su sueño sin poder mirarla a la cara y ahora estaba tumbada y herida sin poder separarse de la aspereza de sus manos. ¿En qué punto las dejaba esa situación a ambas? ¿Quería que se marchara... o por el contrario tal y como parecía indicar su sueño... deseaba continuar aquel baile silencioso que se daba entre ambas?

La voz de Iemai llegó desde el exterior y Fleur tragó saliva con dificultad, cuando la ausencia de los macieleros fue evidente se le cayó el alma a los pies. Pero no toda esperanza fue perdida y parecía que las oraciones (que ya venían formuladas por más de una persona de entre aquellos muros) habían tenido respuesta. Existía un hechizo. Y aunque no estaba en condiciones para procesar toda su complejidad entendía que era uno muy poderoso, al menos para ellos. Esperó expectante a que Rúa confirmase su participación ya que ella era la más preparada para aquella tarea, no dudó ningún segundo de que se comprometería en seguida pero escucharlo de su boca la relajó.
—Yo... deberíamos intentarlo ya, por favor... —indicó a modo de petición cuando alguien señaló que el hechizo aún no había sido probado con anterioridad. Como si su cuerpo quisiera corroborar cuánto anhelaba dejar de sufrir a sus palabras le siguió una gran tos dificultosa, se estaba resintiendo desde dentro, y con fuerza.

Tras tomar la decisión la sueca se dispuso a cargar el hechizo, Fleur no recordaba con exactitud el tiempo que le llevó  hacerlo ni aplicárselo después pues su mente se dispersaba continuamente, pero sí se le quedó grabado a fuego otra cosa. El silencio, y su fuerza aplastante mientras la chica se concentraba. Nunca algo le había chirriado y consolado tanto como aquel silencio y la conexión que sintió hacia todos, por su parte a penas se atrevió a respirar fuerte como si sus quejidos pudieran desperdiciarlo todo y su mirada no podía despegarse de los ojos de Rúa o los de Maila. Tampoco de Ulmara acompañados de una súplica mental. Si iba a rezar por ella, ese era el momento.

Finalmente el amuleto brilló y la francesa que temblaba como un pajarillo asustado por la incertidumbre notó algo tangible, una sensación indescriptible que fluía a través de su cuerpo de manera lenta y pesada. Supo instintivamente que se había activado algo pues poco a poco su cuerpo enviaba menos pulsos de dolor. La magia había entrado en ella. Fleur exhaló con la cabeza hacia atrás y tras asegurar que al menos se encontraba mejor para descansar se abandonó al sueño, no sin deshacerse de la sensación de impaciencia.


Cuando despertó en cambio todo era diferente. Sus finas pestañas se abrieron y parpadeó unos segundos. La diferencia era abismal como para no advertirla al instante. Desconocía el tiempo que había estado dormida pero a juzgar por la luz natural más leve que entraba en Sendar diría que varias horas, y en ese tiempo el hechizo había surtido efecto.  El dolor había mitigado y la herida profunda de su codo estaba sanada, aunque en su lugar permanecía sangre seca y un gran picazón. Con actitud precavida y mucha lentitud fue forzando sus brazos para hacer cada vez movimientos más abiertos y menos rígidos. No sintió el dolor punzante en el pecho e incluso en los pulmones al hacerlo.
—Chicos... ya está... —su fina voz se elevó un poco para llamarlos a todos, todavía con miedo de quebrarse en el proceso. Pero no ocurrió nada de eso, se encontraba firme y sana, puede que algo desestabilizada pero desde luego más recompuesta— es un milagro... —intentó incorporarse con los codos y se sorprendió al ver que podía hacerlo casi sin dificultad. Había sido duradero pero al final muy preciso, esperaba que no fuera una ilusión. Un milagro sí, pero aquella obra tenía firma y esta vez no pudo o quiso atribuírsela a su Dios. Sus compañeros tenían el mérito— yo... —ahora no podía hablar, tenía la boca seca y las palabras se rebelaron en su garganta, Fleur se llevó las manos a la cara, terriblemente emocionada— ...gracias, esto es... gracias, de corazón.

El grupo por fin llegó y Maila dejó escapar un suspiro de alivio cuando Ulmara informó de que tenían algo útil. La hawaiana solo pudo esperar muy atenta a que Rua cargara aquel amuleto. Supo que había tenido efecto cuando Fleur dio una exhalación y se quedó profundamente dormida.

Tras agradecerles de mil formas distintas a los que habían salido lo que habían conseguido Maila se quedó mirando a su amiga detenidamente, el contorno de sus facciones, el color de su pelo. La leve agitación de su pecho con cada respiración. Y se preguntó qué habría pasado si no hubieran tenido tanta suerte, si les hubiera pasado algo allí fuera y no pudieran volver, o que hubieran vuelto pero sin encontrar nada . Se preguntó directamente y sin tapujos qué habría pasado con ella misma si Fleur hubiera muerto. Probablemente que ella misma lo hiciera por dentro. ¿Cuándo se había enamorado tan profundamente de ella? Porque si, no le daba miedo admitirlo. Era justamente eso lo que sentía. ¿Había sido el primer día que la vio en la arena cuando se había escapado del convento? ¿O había sido algo más gradual? En aquel momento le costaba saberlo. Fleur era tan diferente de otras chicas...

Rocavarancolia era un lugar lleno de peligros y crueldad. Una ciudad que solo dejaba hueco para el miedo y el horror. ¿Habría un pequeño hueco en todo aquello para el amor? Y hablando de eso... ¿Qué clase de amor tenían ellas dos? ¿Qué es lo que quería Fleur? Porque sabía que el sentimiento era recíproco. Maila se quedó pensativa aquellas horas que estuvo dormida su amiga, hablando de vez en cuando con sus compañeros, mirando constantemente a la francesa y sin dejar de repetirse la misma frase en la cabeza. Fleur merecía ser feliz y no todo ese sufrimiento. De eso ya había tenido suficiente en la Tierra.

Cuando Fleur se despertó Maila se levantó de la silla rápidamente y se dirigió ella con pasos igual de rápidos. La hawaiana la abrazó con cuidado de no hacerle daño y le dio cuatro o puede que cinco besos en la mejilla.

-Estás bien. Estás bien...- Le susurró antes de despegarse de ella para que pudiera hablar con sus salvadores.

Se quedó ahí con la francesa, intentando darle ánimos con la presencia más que con sus palabras. Viéndola junto a Maila no podía evitar recordar meses atrás la reacción brusca de Fleur al mencionar su orientación y pensar que quizás la francesa sí que era lo que sospechaba, pero que tenía que darse cuenta poco a poco. Le quedaba mucho por vivir, mucho por explorar y reconocer. Le sonrió a Toni cuando se pasó por allí y bromeó. Le hubiera gustado bromear a el también pero todo lo que le rondaba la cabeza se lo impedía.

-Todo estará bien en cuanto vuelvan. -Reafirmo.

El tiempo pasó de manera agónica hasta que por fin llegaron, y él como todos quedó pasmado y casi al borde del colapso cuando no vio a ningún macielero. Por suerte habían traído algo más. Magia. Desconocida aunque con instrucciones de uso y de lo que hacía. Nery´s dudó muchísimo de usar aquello, más por no saber que podría pasar que por pensar que fuera algún tipo de trampa como surgió en la conversación. Pero la francesa aceptó con decisión que la usaran en ella y eso le basto para ceder y no protestar. Negó con la cabeza la Pregunta de Ulmara. -No parece que empeore. -Le dijo acercándose a la cercana. -Ni hemos escuchado nada afuera que pueda ser aquella cosa.

Mientras que Rua lo cargaba se podía sentir la tensión. El temor a que el miedo de todo el torreón se volviera realidad cargaba el aire y al ver en quien posaba sus ojos Fleur decidió retirarse y dejarla con aquellas en las que pensaba. Quiso por primera vez quizás rezar. ¿Pero a que? No creía en un supuesto dios misericordioso que permitiera aquellas cosas, el destino no había hecho más que hacerle pagar el precio último por todo lo que tenía y la Luna... Un escalofrío le recorrió y el estomago se le revolvió de nuevo. La Luna seguramente tan solo observaba, y solo le daría su favor a aquellos que se demostraran lo suficientemente dignos. Esperaba que el aguantar de la francesa fuera suficiente para ella.

Al usarse el hechizo contuvo el aliento. Se temía lo peor, que el destino volvería a hacerle pagar. Pero en cuanto la francesa se relajó y pareció que por fin el dolor se fue cuando cerró los ojos. No estaba seguro de si aquello era del todo bueno, y al final el frivy no se relajó en lo absoluto aquella tarde.

Estuvo un rato con Kiki en esa misma sala hasta que ella decidió volver a sus libros y la despidió con un par de besos. Pasó un largo rato sentado tenso en una de las camas de la sala, luchando en un tira y afloja contra la medicina estando ya prácticamente zombi debido a sus efectos.

Fueron un par de horas que simplemente estuvo ahí, quieto, esperando a que algo pasase, a que Fleur se levantara y les sonriera a todos. Pero no sucedía y cada vez la medicina se iba más y su ansiedad volvía.

Terminó por irse hasta el patio  mientras los pensamientos le acechaban. ¿Qué pasaba si el sueño era una premonición? Si el hechizo no funcionaba... cogió el caldero lleno de agua levantándolo con fuerza  y dejó que el agua helada cayera sobre su piel sintiendo como el frio lo envolvía súbitamente. No lucho contra él, dejo que entrara, que despertara sus sentidos de la medicina a la que se había enfrentado todo el día por primera vez desde hacía años, que aquel pequeño sufrimiento arrastrara sus emociones junto a los pequeños ríos de agua que se deslizaban hacia el suelo por su cuerpo. Miró a sus manos delante suya ahora con el cubo entre ellas, perdido en aquel remolino de emociones, hasta que una gano a las demás.

Levantó de nuevo el caldero con brusquedad esta vez para estamparlo contra el suelo de pura frustración y rabia contra sí mismo. Revivía las escenas de caos de aquella cosa destrozando a sus compañeros, revivía a la Luna paralizándole sin esfuerzo y dejándole a su merced. Y nada. El no había hecho nada. Tan solo mirar como todo ocurría. Su mano se cerró apretando la madera del cubo, paralizando el brazo por encima de su cabeza, quería hacerlo para soltar toda su rabia pero recordaba una de las promesas con Kiki. Se sentó  en el pequeño charco que había creado en el patio, apretando los dientes y con el cubo entre las piernas dejando que la fuerza de sus manos se fuera en un agarre inútil, como queriendo rasgar la madera con sus dedos. Un par de lágrimas empezaron a caer mientras aguantaba el llanto y de un pequeño sollozo salió vaho de su aliento extendiéndose por el frio. Sin saber que hacer volvió a colocar el cubo, volvió llenarlo de frio para castigarse e intentar que todo se fuera volviendo a sentarse mientras luchaba contra el frio para volver empaparse. Mientras se debatía logro ver su reflejo distorsionado en el agua, se quedó congelado mirándolo hasta que notó algo. Su pelo había crecido ya hasta prácticamente cubrirle la nuca y por fin se dio cuenta de que llevaba bastante tiempo sin preocuparse demasiado por su aspecto. Se llevó una mano a él para comprobarlo, abordado esta vez por los recuerdos de incesantes tratamientos de belleza.

Allí se quedó con la piel erizada, trasteando con su propio pelo en pos de no pensar demasiado y usando el frio para no dormirse, hasta que pasó prácticamente una hora. Luego se levantó, secó aquel desastre y a sí mismo y se movió hacia su habitación a mantenerse ocupado.



En cuanto la voz de Fleur se alzó Nery´s apareció de una de las esquinas con una pequeña coleta atada con un lacito, con tan solo una camisa y un surco negro muy encima de una de sus cejas que indicaba donde se había golpeado aquella mañana. Era raro verle tan desabrigado. Sus ojos se abrieron de par en par brillantes por contener las lágrimas y tras Maila se acercó a ella sin decir ni una palabra y la abrazó con cuidado, rodeándola con sus brazos sin hacer casi presión.

-Menos mal, menos mal... -El frivy temblaba de la emoción y del miedo que había pasado. Se separó para que los demás hicieran lo suyo pero con una sonrisa cubierta de un par de lágrimas de alegría la saludo bromeando. -Buenos días pequeña.