El Cuchitril (Archivo I)
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Yber
Muffie
Leonart
Alicia
Evanna
LEC
Administración
Naeryan
Matt
Jack
14 participantes
- Lops
Ficha de cosechado
Nombre: Kradko
Especie: Clinger de la sociedad nómada
Habilidades: Agilidad, oído musical, habilidad manualPersonajes :
· Adara: Humana ángel negro.
· Heraldo Rocuo: Ochrorio ominario.
· Kradko: Clinger lepäni.
Armas : · Adara: ballesta, tonfas, espada larga y lanza naginata.
· Kradko: bastón.
El Cuchitril (Archivo I)
21/11/12, 12:03 am
Recuerdo del primer mensaje :
Observamos multitud de casas en la zona de la Plaza de los Colaespina y… lo cierto es que no resulta fácil encontrar un buen lugar, pues los edificios que sí cumplen con los requisitos que buscamos, después por dentro son inhabitables. Caso destacable aquel que parecía ser un candidato perfecto… hasta que me llevé un buen golpe en el culo en el suelto bajo el que pisaba. ¡Y las astillas tampoco perdonan! Y Gael se ríe… “¡No tiene gracia!”, pero no me oye en la burbuja que acaba de crear.
Me llama la atención un edificio grande que veo a un lado de la calle. No tardo nada en señalárselo y decirles de acercarnos a él, aunque algunos ya se habían fijado en él. Dentro del edificio, cuya puerta se conserva en un estado decente –aunque chirría como mil demonios–, encontramos un panorama que, de haber estado en mejor estado, podría jurar con las manos en el fuego que se trata de una posada. ¡Y eso significa muchas habitaciones! Además, es prácticamente toda de pierda. Mientras pienso esto, nos repartimos todos entre el salón, aunque yo no tardo en subir las escaleras para observar cómo está el piso de arriba. Este edificio está muy pero que muy bien, el suelo es mucho más resistente que el de otros edificios y los desperfectos que tiene se pueden arreglar. Las ocho habitaciones de las que consta el piso son más que suficiente para todos, aunque los muebles sí es necesario cambiarlos.
—¿¡Cómo va por ahí abajo?! –grito a los que se han quedado–. ¡Por aquí cumple con los requisitos mínimos de calidad, aunque mejor que por ahora ahuyentemos a los de sanidad!–observo mirando los insectos que recorren los muebles carcomidos.
Observamos multitud de casas en la zona de la Plaza de los Colaespina y… lo cierto es que no resulta fácil encontrar un buen lugar, pues los edificios que sí cumplen con los requisitos que buscamos, después por dentro son inhabitables. Caso destacable aquel que parecía ser un candidato perfecto… hasta que me llevé un buen golpe en el culo en el suelto bajo el que pisaba. ¡Y las astillas tampoco perdonan! Y Gael se ríe… “¡No tiene gracia!”, pero no me oye en la burbuja que acaba de crear.
Me llama la atención un edificio grande que veo a un lado de la calle. No tardo nada en señalárselo y decirles de acercarnos a él, aunque algunos ya se habían fijado en él. Dentro del edificio, cuya puerta se conserva en un estado decente –aunque chirría como mil demonios–, encontramos un panorama que, de haber estado en mejor estado, podría jurar con las manos en el fuego que se trata de una posada. ¡Y eso significa muchas habitaciones! Además, es prácticamente toda de pierda. Mientras pienso esto, nos repartimos todos entre el salón, aunque yo no tardo en subir las escaleras para observar cómo está el piso de arriba. Este edificio está muy pero que muy bien, el suelo es mucho más resistente que el de otros edificios y los desperfectos que tiene se pueden arreglar. Las ocho habitaciones de las que consta el piso son más que suficiente para todos, aunque los muebles sí es necesario cambiarlos.
—¿¡Cómo va por ahí abajo?! –grito a los que se han quedado–. ¡Por aquí cumple con los requisitos mínimos de calidad, aunque mejor que por ahora ahuyentemos a los de sanidad!–observo mirando los insectos que recorren los muebles carcomidos.
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Re: El Cuchitril (Archivo I)
19/06/14, 09:30 pm
Pronto sería la fase final del torneo y, aunque ella no había pasado, la mayoría de los finalistas eran sus amigos, sin contar que Noel estaba en tres de las finales. Sabía que quizás el draco se encontraba un poco tenso y agobiado por ese hecho, por lo que había planeado proponerle una salida a algún mundo vinculado para que se despejara.
Con una sonrisa y esa idea en la cabeza entró en el Cuchitril. La cara con la que llegó a la puerta de la habitación de Noel era notablemente distinta. Miraba todo el rato a su espalda con una expresión entre confundida y sorprendida.
- ¿Sabéis que tenéis un cerdo en vuestra sala de estar?- le preguntó a Noel al entrar en su habitación, donde este tocaba la batería, sin dejar de mirar a su espalda, por lo que pudo ver a Toima aproximarse.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Re: El Cuchitril (Archivo I)
19/06/14, 09:59 pm
Toima
El ulterano entonces le devolvió el abrazo al sueco y le explicó que tenia que ir entregando otros regalos a los demás, que aunque Giz y él estuviesen cubiertos, aún le quedaba gente. Se paró unos instantes entonces, alzando una ceja, mientras varios de sus ojos se quedaron fijos mirando en una dirección.
-Y creo saber quien es el siguiente...-dijo, extrañamente siendo misterioso.
Volvió trotando a su cuarto y cogió el pequeño paquete envuelto que era para Wen. Rápida y torpemente tachó el nombre de la etiqueta que ponia "Weng" y escribió otro nuevo "Güen". Con una sonrisa satisfecha, contempló como la británica habia entrado y subido al cuarto del draco. Entró casi después que ella con una sonrisa un tanto infantil y procedió a contestarla.
-¡Hola Wen!-la saludó amablemente.-Se llama Tocino. Es de Gael. Lo ha comprado para que nos lo comamos.-vaciló un instante, pero luego profundizó con la explicación.-Primero le va a dar de comer para que se ponga grande y entonces es cuando nos lo comemos. Suena raro, si, pero al chico le hace ilusión hacerlo así, asi que ahi está, en el salón.-Entonces cambió de tema y le tendió su paquete con una sonrisa.-Toma, un regalo. Los estoy repartiendo a todos los que me caen bien.-dijo sincero.
Entonces se giró en seco y salió de la habitación, buscando a otra persona a la cual darle el siguiente regalo.
El ulterano entonces le devolvió el abrazo al sueco y le explicó que tenia que ir entregando otros regalos a los demás, que aunque Giz y él estuviesen cubiertos, aún le quedaba gente. Se paró unos instantes entonces, alzando una ceja, mientras varios de sus ojos se quedaron fijos mirando en una dirección.
-Y creo saber quien es el siguiente...-dijo, extrañamente siendo misterioso.
Volvió trotando a su cuarto y cogió el pequeño paquete envuelto que era para Wen. Rápida y torpemente tachó el nombre de la etiqueta que ponia "Weng" y escribió otro nuevo "Güen". Con una sonrisa satisfecha, contempló como la británica habia entrado y subido al cuarto del draco. Entró casi después que ella con una sonrisa un tanto infantil y procedió a contestarla.
-¡Hola Wen!-la saludó amablemente.-Se llama Tocino. Es de Gael. Lo ha comprado para que nos lo comamos.-vaciló un instante, pero luego profundizó con la explicación.-Primero le va a dar de comer para que se ponga grande y entonces es cuando nos lo comemos. Suena raro, si, pero al chico le hace ilusión hacerlo así, asi que ahi está, en el salón.-Entonces cambió de tema y le tendió su paquete con una sonrisa.-Toma, un regalo. Los estoy repartiendo a todos los que me caen bien.-dijo sincero.
Entonces se giró en seco y salió de la habitación, buscando a otra persona a la cual darle el siguiente regalo.
- Regalo de Wen:
-El regalo de Wen consiste primero de una cajita envuelta en una tela blanca con una gran mancha de sangre. Tras quitar la tela, se puede abrir la cajita. En su interior hay un colgante de plata con una figura de un cuervo tallada en ónice. Gracias a algún tipo de magia y, tras pasar un tiempo, se transforma en una figura de una serpiente tallada en amatista y luego de vuelta al cuervo negro.
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Re: El Cuchitril (Archivo I)
20/06/14, 12:15 am
La respuesta para lo que había visto en la sala no tardó y enseguida Toima le explicó que se llamaba Tocino y que iban a engordarlo para comérselo. Wen rió por la ocurrencia, pero no pudo comentar nada, ya que Toima puso una cajita en sus manos. Miro confusa la tela ensangrentada y luego la retiró para abrir la cajita. Dentro, encontró un precioso colgante de un cuervo que, si esperabas el tiempo suficiente y mirabas con atención, podías ver cómo, durante unos segundos, se volvía una serpiente.
Wen todavía no comprendía que había llevado a Toima a regalarle aquello, cuando sabía a ciencia cierta que no tenía una relación con ella como él la tenía con el resto de cuchitrileros. Miró confusa a Noel, para luego mirar a Toima despidiéndose por la puerta, volver a mirar el regalo y de nuevo a Noel. Se dio cuenta al momento que no había dicho nada y asomó su cabeza por la puerta para gritar un “Gracias.” Y luego se dirigió a Noel.
- Voy a tener que hacerle un regalo de vuelta.- le dijo mientras dejaba la caja encima de su mesa.- ¿Me ayudas?- le pidió indicándole los extremos de su nuevo collar y su nuca.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: El Cuchitril (Archivo I)
20/06/14, 12:48 am
Había retomado su práctica con la batería en cuanto Toima salió del cuarto siendo extrañamente enigmático. No obstante, entendió a qué se refería cuando Wen abrió su puerta, ya que no la había oído acercarse debido al estruendo de la batería, y al comprobar que el argos regresaba sobre sus pasos para acercarse a la británica. No le dio ni tiempo a saludarla ni a responder a su pregunta, de lo cual se encargó el propio albino resumiendo el asunto de Tocino a su particular manera.
Al draco le sorprendió gratamente que Toima también tuviese un regalo para Wen, ya que había interpretado que con “para todos” se refería a los habitantes del cuchitril y, especialmente, porque la vouivre había dicho en alguna ocasión que creía que no era del agrado del argos. Esperó sin decir nada a que Wen abriese la caja, aunque no pudo evitar componer una expresión de incredulidad cuando vio que la tela que envolvía su contenido presentaba una enorme mancha de sangre.
—Oye, que estén envueltos de cualquier manera no importa, pero al menos asegúrate de que lo haces con materiales limpios —le reprendió entre risas alzando ligeramente la voz tras deshacer el hechizo insonorizador que envolvía su cuarto para asegurarse de que le oía.
No le hacía falta esperar a la reacción de la vouivre para saber que el argos había hecho otro regalo acertado. Mientras la chica sacaba el colgante de la caja, Noel se levantó del asiento para acercarse a ella y observarlo de cerca. El diseño, que además cambiaba mágicamente, le gustó incluso a él a pesar de su nulo sentido de la estética para aquel tipo de cosas. Le abrochó el colgante cuando se lo pidió y a continuación se agachó para darle el beso de saludo que no había podido darle hasta ese momento.
—Yo pienso averiguar cuándo es su cumpleaños —afirmó a continuación—. Mira lo que me ha regalado a mí…
Casi actuando como un niño pequeño con juguetes nuevos, le mostró el mp3 además de hacerle una demostración como la que le había hecho el argos momentos antes a él, improvisando un gato esquemático sobre una de las camisetas, empleando el color blanco para dibujarlo de modo que recordaba a Odin.
—¿A qué mola? Puedes cambiar el diseño de la camiseta todas las veces que quieras —dijo mientras borraba el dibujo una vez la vouivre lo hubo visto—. Y bueno… ¿A qué debo el honor de tu presencia aquí hoy? —añadió sonriendo al cabo de unos segundos volviendo a acercarse a ella para rodearla con sus brazos.
Al draco le sorprendió gratamente que Toima también tuviese un regalo para Wen, ya que había interpretado que con “para todos” se refería a los habitantes del cuchitril y, especialmente, porque la vouivre había dicho en alguna ocasión que creía que no era del agrado del argos. Esperó sin decir nada a que Wen abriese la caja, aunque no pudo evitar componer una expresión de incredulidad cuando vio que la tela que envolvía su contenido presentaba una enorme mancha de sangre.
—Oye, que estén envueltos de cualquier manera no importa, pero al menos asegúrate de que lo haces con materiales limpios —le reprendió entre risas alzando ligeramente la voz tras deshacer el hechizo insonorizador que envolvía su cuarto para asegurarse de que le oía.
No le hacía falta esperar a la reacción de la vouivre para saber que el argos había hecho otro regalo acertado. Mientras la chica sacaba el colgante de la caja, Noel se levantó del asiento para acercarse a ella y observarlo de cerca. El diseño, que además cambiaba mágicamente, le gustó incluso a él a pesar de su nulo sentido de la estética para aquel tipo de cosas. Le abrochó el colgante cuando se lo pidió y a continuación se agachó para darle el beso de saludo que no había podido darle hasta ese momento.
—Yo pienso averiguar cuándo es su cumpleaños —afirmó a continuación—. Mira lo que me ha regalado a mí…
Casi actuando como un niño pequeño con juguetes nuevos, le mostró el mp3 además de hacerle una demostración como la que le había hecho el argos momentos antes a él, improvisando un gato esquemático sobre una de las camisetas, empleando el color blanco para dibujarlo de modo que recordaba a Odin.
—¿A qué mola? Puedes cambiar el diseño de la camiseta todas las veces que quieras —dijo mientras borraba el dibujo una vez la vouivre lo hubo visto—. Y bueno… ¿A qué debo el honor de tu presencia aquí hoy? —añadió sonriendo al cabo de unos segundos volviendo a acercarse a ella para rodearla con sus brazos.
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Re: El Cuchitril (Archivo I)
20/06/14, 03:18 am
Wen le devolvió el beso a Noel y le sonrió de vuelta cuando este le enseñó sus regalos entusiasmado.
- Parece mentira, pero Toima se ha desenmascarado como el Papa Nöel de Rocavarancolia.- comentó al ver que iba haciendo regalos a todos.- Pues verás, hace mucho que no visito un mundo vinculado y no los conozco todos, ni mucho menos. Quiero un poco de… ¿Cómo decirlo? Variedad de clima. Me apetece un sitio fresquito. Estoy segura de que conoces alguno.- le comentó.- Había pensado en ir con Ornlu, sacarlo a pasear a lo grande, pero entonces seriamos una damisela en apuros y su perrito y necesitamos un galante caballero que nos acompañe.- teatralizó.- Además, me la debes, me ganaste injustamente.- le dijo dándole un golpecito en la nariz con el dedo y añadió a forma de argumento.- sonreíste y moviste la cola.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: El Cuchitril (Archivo I)
20/06/14, 03:48 am
—Yo creo que le va mejor el papel del Grinch, pero puede ser —le replicó con jocosidad acerca de la “identidad” de Toima. A continuación la dejó explicarse hasta que terminó y por toda respuesta ante su último comentario le dedicó una gran sonrisa mientras movía la cola como un perrito. O un lagarto emplumado con complejo de perro—. Si buscas un galante caballero has venido a mal sitio. Pero si buscas un draco deseando descender a las profundidades de Nifelheim por ti si hace falta, a lo mejor puedo servir —dijo empleando un tono sarcástico en todo momento—. Y conozco un par de sitios, aunque no he estado en muchos de ellos…
A continuación, el draco hizo memoria de los detalles sobre mundos vinculados que todavía repasaba con frecuencia debido a que siempre podrían tener que realizar alguna misión en uno de ellos. Tras deliberarlo, ambos acordaron que una visita a Idris podría ser interesante, ya que ninguno había estado allí todavía y sin duda en aquella época el clima se ajustaría a lo que había descrito la vouivre. Noel no había contado con que realizaría una excursión a un mundo vinculado en aquel momento, pero la idea no le desagradó en absoluto ya que le vendría bien para despejarse.
Wen mencionó mientras se dirigían a la salida del cuchitril que tenían que pasar por el burdel para recoger a Ornlu y abrigarse, cosa que el draco desdeñó en un primer momento diciendo que él no tenía más ropa que la que usaba habitualmente y que siempre que visitaba algún planeta con temperatura no soportable se anclaba un hechizo térmico.
—Sería aún mejor que aprendiese a hacer el escudo térmico, de hecho… —pensó en voz alta. Pero la vouivre mientras tanto había insistido en que no emplease magia y se abrigase por una vez, sugiriendo que si hacía falta ella le compraría ropa en el marcado—. Vale, está bien, tú ganas. Pero se la pediré prestada a Vac. Él seguro que tiene, y de algo tenía que servir tener un hermano que use la misma talla que yo —bromeó. No obstante, tomó nota mental de pedirles a Gael o Giz que le enseñasen a conjurar el escudo térmico en algún momento que no estuviesen ocupados.
En cuanto salieron del burdel, abrigados y con el sueco quejándose de que aquellas capas de ropa lo iban a matar en el camino hacia el portal debido a las siempre suaves temperaturas de Rocavarancolia, emprendieron la marcha hacia la explanada junto a la mascota de Wen.
—¿Es necesario que nos acompañe? —Fingió quejarse—. Me odia incluso más que Odin y siempre intenta que dejes de prestarme atención para fastidiarme. —A continuación fulminó al mencionado con la mirada antes de dejar escapar una risotada—. A propósito, ¿ya te has convencido de quien sí que no te odia a ti es Toima?
Sigue en Idris.
A continuación, el draco hizo memoria de los detalles sobre mundos vinculados que todavía repasaba con frecuencia debido a que siempre podrían tener que realizar alguna misión en uno de ellos. Tras deliberarlo, ambos acordaron que una visita a Idris podría ser interesante, ya que ninguno había estado allí todavía y sin duda en aquella época el clima se ajustaría a lo que había descrito la vouivre. Noel no había contado con que realizaría una excursión a un mundo vinculado en aquel momento, pero la idea no le desagradó en absoluto ya que le vendría bien para despejarse.
Wen mencionó mientras se dirigían a la salida del cuchitril que tenían que pasar por el burdel para recoger a Ornlu y abrigarse, cosa que el draco desdeñó en un primer momento diciendo que él no tenía más ropa que la que usaba habitualmente y que siempre que visitaba algún planeta con temperatura no soportable se anclaba un hechizo térmico.
—Sería aún mejor que aprendiese a hacer el escudo térmico, de hecho… —pensó en voz alta. Pero la vouivre mientras tanto había insistido en que no emplease magia y se abrigase por una vez, sugiriendo que si hacía falta ella le compraría ropa en el marcado—. Vale, está bien, tú ganas. Pero se la pediré prestada a Vac. Él seguro que tiene, y de algo tenía que servir tener un hermano que use la misma talla que yo —bromeó. No obstante, tomó nota mental de pedirles a Gael o Giz que le enseñasen a conjurar el escudo térmico en algún momento que no estuviesen ocupados.
En cuanto salieron del burdel, abrigados y con el sueco quejándose de que aquellas capas de ropa lo iban a matar en el camino hacia el portal debido a las siempre suaves temperaturas de Rocavarancolia, emprendieron la marcha hacia la explanada junto a la mascota de Wen.
—¿Es necesario que nos acompañe? —Fingió quejarse—. Me odia incluso más que Odin y siempre intenta que dejes de prestarme atención para fastidiarme. —A continuación fulminó al mencionado con la mirada antes de dejar escapar una risotada—. A propósito, ¿ya te has convencido de quien sí que no te odia a ti es Toima?
Sigue en Idris.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: El Cuchitril (Archivo I)
30/06/14, 05:56 pm
Toima
Los regalos de Adara eran una cajita rectangular del tamaño de la palma de la mano y un paquete más grande con otra vaga forma rectangular, de más de un metro de largo. Se acerco hacia la puerta de su cuarto, localizandola ahí y llamó dos veces antes de entrar.
Tenia una sonrisa cordial puesta. De no conocer al ulterano, bien parecia un monstruo que intentaba asustarla, con las hileras de dientes serrados irregularmente alineados mientras que los músculos menos usados del ulterano, situados en su cara, se estiraban con dificultad, forzando la sonrisa.
-Hola Adara... Verás... He tenido una abundancia de dinero últimamente y, como no sabia en que gastarlo, pues os he ido comprando regalos a toda la gente que tolero, por eso de los cumpleaños y vuestras tradiciones y tal... Y ahora es tu turno. Estos son los tuyos.-dijo, alcanzandoselos.
Se llevó las manos a la espalda y comenzó a mecerse con los pies mientras esperaba a la reacción de la ángel negro. La verdad es que a ella era a quien menos le habia costado encontrar regalo. Pero no por ello significaba que podria haberse equivocado. Después de todo, era bastante novato en esto de los regalos.
Los regalos de Adara eran una cajita rectangular del tamaño de la palma de la mano y un paquete más grande con otra vaga forma rectangular, de más de un metro de largo. Se acerco hacia la puerta de su cuarto, localizandola ahí y llamó dos veces antes de entrar.
Tenia una sonrisa cordial puesta. De no conocer al ulterano, bien parecia un monstruo que intentaba asustarla, con las hileras de dientes serrados irregularmente alineados mientras que los músculos menos usados del ulterano, situados en su cara, se estiraban con dificultad, forzando la sonrisa.
-Hola Adara... Verás... He tenido una abundancia de dinero últimamente y, como no sabia en que gastarlo, pues os he ido comprando regalos a toda la gente que tolero, por eso de los cumpleaños y vuestras tradiciones y tal... Y ahora es tu turno. Estos son los tuyos.-dijo, alcanzandoselos.
Se llevó las manos a la espalda y comenzó a mecerse con los pies mientras esperaba a la reacción de la ángel negro. La verdad es que a ella era a quien menos le habia costado encontrar regalo. Pero no por ello significaba que podria haberse equivocado. Después de todo, era bastante novato en esto de los regalos.
- Regalos de Adara:
-El paquete pequeño a nombre de "Ad Aráh" trae una pequeña cajita de caoba con pequeños utensilios, como de modelismo, así como diferentes frasquitos con líquidos translúcidos, paños de seda suave y una piedra de afilar de alta calidad. Si se fija en la etiqueta, puede ver que se trata de un kit de manutención y cuidado de armas de todo tipo, de fabricación rocavarancolesa.
-El paquete más grande y alargado, a nombre de "Hadalara" se trata de una funda de un arma alargada. De un cuero curtido de alta calidad, transmite una sensación extraña al tocarlo y los seguros así como las riendas, cuerdas y hebillas que sujetaban la montura de la funda podian verse insignias a murcielagos rojos y negros, grabados en el mismo cuero, todo ello de una notable calidad.
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- Lops
Ficha de cosechado
Nombre: Kradko
Especie: Clinger de la sociedad nómada
Habilidades: Agilidad, oído musical, habilidad manualPersonajes :
· Adara: Humana ángel negro.
· Heraldo Rocuo: Ochrorio ominario.
· Kradko: Clinger lepäni.
Armas : · Adara: ballesta, tonfas, espada larga y lanza naginata.
· Kradko: bastón.
Re: El Cuchitril (Archivo I)
30/06/14, 10:12 pm
Veamos… Ay. ¿Dónde lo tengo, dónde? Mald- ¡Ah! ‹‹¡Míralas tú!›› Maldita sea, debería organizarme un poco mejor. ¡Tengo esto hecho un desastre! Bueno, aquí está… sí, bien, es la parte del tronco que ya llevaba. Ahora… vamos con los brazos, que el tronco ya lo tengo. Veamos… sí, lo primero: conjurar su silueta. Es la mejor forma de tener sus medidas exactas en todo momento. Muy útil para esto, la verdad, me viene que ni pintado. Bendita Faqüir y benditas las referencias de su libro. La revisión de Sapos y Dragones es alucinante, debió ser una bruja genial. Pero la modestia…
¿Tocan a la puerta? Quién… Desvanece la sombra conjurada cuando ve a Toima pasar el umbral de la puerta. Vaya, esta sí que es una visita extraña. Me sobran dedos para contar las veces que te has presentado por aquí. Qué forma más rara de hablar: “abundancia de dinero”, “regalos”, “la gente que tolero”… ¿”que tolero”? Pero… Oh. Espera. ¿”Cumpleaños”? ¿“Regalos”? Eh…
—¿Eeen serio? —Es lo único que logra decir, visiblemente atónita. Alucino. En colores. Macho. Pero… pero— pero… Toima… —Tío. Esto… ¿debo? No sé, ¿en Ulterania se abren los regalos delante del que regala?—. ¿Pue… puedo abrirlos? —Creo que no se esperaba la pregunta. Por lo que dice les debe haber dado a otros, así que igual los han abierto tal cual… venga, va.
Qué es… ¿“Ad Aráh”? Pfff. Sin poder controlarse, empieza a reír abiertamente. ¿Pero… cómo? Espera, ¡pero si en este otro hasta me ha cambiado el nombre!
—Ay, Toima. Gracias, no sabía cómo reaccionar ya —dice después de varios intentos de recuperar el aliento. En fin, voy a mirar qué hay.
››Oh, esto… —Son geniales, preciosos—. ¡Me encantan! ¿Pero cómo? ¿Por q… —Ah, sí, cumpleaños. Qué tontita. Ay ay. Ayyyy. ¡Ayyyy!—. ¡Muchísimas gracias Toima! Es… ¡me irán genial! ¡Y la funda es impresionante! —Levanta la cara hacia Toima. Estoy llorando como una tonta. ¡Pero es que jo! ¡JO! Nunca he sido mucho de regalos, pero— jo, muchas gracias. —Mientras le dice esto último, corre a abrazarle—. Es un detalle precioso. Gracias, en serio que muchas muchísimas gracias. —Después de un último apretujón, le suelta finalmente y vuelve de nuevo a sus regalos casi saltando—. ¡Me encantan!
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: El Cuchitril (Archivo I)
02/07/14, 04:29 pm
Toima
El ulterano habia ido soltando una serie de sonrisas algo nerviosas a medida que la humana se excitaba. Si algo podia sacar en claro de ella, era que le habia gustado. Dentro de él, el pequeño resquicio que habia de orgullo se engrudeció, ante la consciencia de que habia acertado en todos los regalos. Quizás valia para regalar cosas.
Sin embargo, el abrazo de la mujer le pilló algo desprevenido. No entendia que era o con que motivo lo hacia. Habria pensado que iba a hacerle una llave y se preparó para ello, pero al notar que se retiraba, sin hacer nada, se quedó compungido unos instantes, no entendiendo que era lo que acababa de pasar. No entendia la gratitud.
-Bien... Pues... Me alegro que te hayan gustado.-dijo, tragando saliva mientras se rascaba la nuca.-Todavia me quedan algunos que no tienen regalo así que... Voy a por ellos... y eso...-dijo algo torpemente antes del salir del cuarto de la humana.
Sintió un escalofrió. Habia tantas cosas que todavia no entendia del mundo que le rodeaba. Era casi una sensación parecida al miedo. Las nuevas experiencias se quedaban marcadas en él, como en un libro, y de estas aprendia mejor a manejarse. Sin duda aquello fue lo que causó que su sonrisa no desapareciera hasta dar con los regalos de Gael.
Quizás hasta ahora los más abultosos, tres regalos, dos de los cuales eran parecidos a dos tarros de cristal envueltos, pero bastante pesadas y el otro, se componia de dos objetos empaquetados juntos que, por textura parecian ser un libro grueso y una especie de cartera blanda.
Anduvo hacia donde se encontraba Gael, en la cocina, acompañado de Tocino.
-Hola Bocata.-saludó al cerdo, habiendose olvidado de su nombre por completo y rebautizandole en su mentalidad y semejanza.-Hola Gael.-comenzó saludando al humano.-Estoy... dando regalos a todas las personas decentes que conozco y te ha tocado a ti ahora... Dime si te gustan o no... O algo...-
Le cedió entonces el bulto de regalos al chico.
El ulterano habia ido soltando una serie de sonrisas algo nerviosas a medida que la humana se excitaba. Si algo podia sacar en claro de ella, era que le habia gustado. Dentro de él, el pequeño resquicio que habia de orgullo se engrudeció, ante la consciencia de que habia acertado en todos los regalos. Quizás valia para regalar cosas.
Sin embargo, el abrazo de la mujer le pilló algo desprevenido. No entendia que era o con que motivo lo hacia. Habria pensado que iba a hacerle una llave y se preparó para ello, pero al notar que se retiraba, sin hacer nada, se quedó compungido unos instantes, no entendiendo que era lo que acababa de pasar. No entendia la gratitud.
-Bien... Pues... Me alegro que te hayan gustado.-dijo, tragando saliva mientras se rascaba la nuca.-Todavia me quedan algunos que no tienen regalo así que... Voy a por ellos... y eso...-dijo algo torpemente antes del salir del cuarto de la humana.
Sintió un escalofrió. Habia tantas cosas que todavia no entendia del mundo que le rodeaba. Era casi una sensación parecida al miedo. Las nuevas experiencias se quedaban marcadas en él, como en un libro, y de estas aprendia mejor a manejarse. Sin duda aquello fue lo que causó que su sonrisa no desapareciera hasta dar con los regalos de Gael.
Quizás hasta ahora los más abultosos, tres regalos, dos de los cuales eran parecidos a dos tarros de cristal envueltos, pero bastante pesadas y el otro, se componia de dos objetos empaquetados juntos que, por textura parecian ser un libro grueso y una especie de cartera blanda.
Anduvo hacia donde se encontraba Gael, en la cocina, acompañado de Tocino.
-Hola Bocata.-saludó al cerdo, habiendose olvidado de su nombre por completo y rebautizandole en su mentalidad y semejanza.-Hola Gael.-comenzó saludando al humano.-Estoy... dando regalos a todas las personas decentes que conozco y te ha tocado a ti ahora... Dime si te gustan o no... O algo...-
Le cedió entonces el bulto de regalos al chico.
- Regalos de Gael:
Todos a nombre de "Galel"
-Un tarro contiene dos polillas amarillentas muy pacíficas y sedentarias, del tamaño de la palma de una mano. Si se abre el tarro, no se intetaran escapar y permaneceran inmoviles. Del tarro emana una fragancia suave parecida a la lavanda.
-Otro tarro, el más grueso, contiene un puñado de diferentes bichejos parecidos a un cruce bizarro entre zapateros y ciempies. Estos se mueven acaloradamente, sin pararse ni un instante, creando un bullicio y un chirrido si se llega a abrir la tapa. Parecen ligeramente peligrosos. Apestan a descomposición.
-El tercer y último regalo se trata de un grimorio de magia nigromántica avanzada, conservado en un estado decente y todavia legible. La otra parte, es una pequeña cartera de cuero con materiales de costura de buena calidad, así como hilos y agujas resistentes y flexibles.
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: El Cuchitril (Archivo I)
02/07/14, 05:58 pm
El fuego fatuo se encontraba preparándose un bocadillo en compañía del cerdito. Lo había hechizado para que levitase porque, después del susto del primer día, parecía haberse terminado aficionando a aquello, y a Gael le divertía enormemente ver cómo pataleaba el lechón. Cuando vio aparecer a Toima cargado de cosas envueltas ni se imaginó que eran regalos, sino que pensó que iría a algún lado con lo que quiera que fuese. Se rio al escuchar la errata en el nombre del cerdo, pero no corrigió al ulterano. Inevitablemente se mostró sorprendido ante su explicación posterior y abrió mucho los ojos mientras recibía aquellos paquetes, sin saber qué decir de primeras.
―¿Para mí? ¿Por… por qué?
Preguntó si podía abrirlos, y comenzó a hacerlo sin ningún cuidado. Normalmente había tenido siempre delicadeza al abrir paquetes, en su casa se guardaba el papel para volver a empaquetar otra cosa, pero en el caso de aquellos no se podía decir que sirviera para volver a empaquetar nada, ya que malamente hacían tal función en ese momento. Se encontró su nombre escrito como “Galel” y al fuego fatuo se le escapó la risa.
―Soy Gal-el, del planeta Krypton.
Como sabía que el ulterano no iba a encontrarle gracia alguna terminó de abrir el primer paquete. Lo primero que vio fueron los tarros de insectos. Se quedó mirando las polillas, encantado, aunque al principio no supo si estaban vivas o muertas. Los insectos del otro tarro, en cambio, no eran tan bonitos de mirar.
―¿Y esto? ¡Molan mucho! Pero no sé de qué especie son. ¿Qué comen? ―Comenzó a hacer preguntas para saber cómo se les mantenía, pero también quería saber si tenían alguna utilidad aparte de mascotas. Porque las polillas las entendía como compañeras de cuarto, pero el otro tarro no del todo. No les quitó la tapa a ninguno de los dos, por si acaso se le escapaban.
Empezó a abrir el otro paquete, mientras hablaba, y se encontró dos cosas en el interior. Uno era un libro, y lo otro una cartera que contenía material de costura bueno. El fuego fatuo estaba enormemente agradecido y a punto de darle las gracias efusivamente al argos cuando reconoció el volumen, lo que lo llevó a la auténtica euforia de un fanático en un segundo.
―Oh, pero… ¿cómo lo has conseguido? Esto es… ¡estaba en los Compendios de Valcoburdo! ¡Pensé que me costaría la vida echarle el guante! ―Su fuego se encendió tanto que empezó a ascender lentamente más de la cuenta―. ¿Por qué, en serio? No tenías por qué… ¿Por qué estás dando regalos… y tan caros? ―Gael no sabía qué decir, pero estaba inmensamente emocionado. No eran muchas las ocasiones de recibir regalos en la ciudad, y menos tan por sorpresa. Le frustró contenerse de darle un abrazo a Toima, pero el hecho de tener que hacerlo le hizo recordar que probablemente no le agradaría demasiado el gesto. Le puso las manos sobre los hombros y lo zarandeó brevemente mientras le daba las gracias con efusividad. Cuando lo soltó descendió y se puso a pasar algunas páginas del libro para después volver a mirar al argos con gratitud.
―Esta te la devuelvo ―Rio.
―¿Para mí? ¿Por… por qué?
Preguntó si podía abrirlos, y comenzó a hacerlo sin ningún cuidado. Normalmente había tenido siempre delicadeza al abrir paquetes, en su casa se guardaba el papel para volver a empaquetar otra cosa, pero en el caso de aquellos no se podía decir que sirviera para volver a empaquetar nada, ya que malamente hacían tal función en ese momento. Se encontró su nombre escrito como “Galel” y al fuego fatuo se le escapó la risa.
―Soy Gal-el, del planeta Krypton.
Como sabía que el ulterano no iba a encontrarle gracia alguna terminó de abrir el primer paquete. Lo primero que vio fueron los tarros de insectos. Se quedó mirando las polillas, encantado, aunque al principio no supo si estaban vivas o muertas. Los insectos del otro tarro, en cambio, no eran tan bonitos de mirar.
―¿Y esto? ¡Molan mucho! Pero no sé de qué especie son. ¿Qué comen? ―Comenzó a hacer preguntas para saber cómo se les mantenía, pero también quería saber si tenían alguna utilidad aparte de mascotas. Porque las polillas las entendía como compañeras de cuarto, pero el otro tarro no del todo. No les quitó la tapa a ninguno de los dos, por si acaso se le escapaban.
Empezó a abrir el otro paquete, mientras hablaba, y se encontró dos cosas en el interior. Uno era un libro, y lo otro una cartera que contenía material de costura bueno. El fuego fatuo estaba enormemente agradecido y a punto de darle las gracias efusivamente al argos cuando reconoció el volumen, lo que lo llevó a la auténtica euforia de un fanático en un segundo.
―Oh, pero… ¿cómo lo has conseguido? Esto es… ¡estaba en los Compendios de Valcoburdo! ¡Pensé que me costaría la vida echarle el guante! ―Su fuego se encendió tanto que empezó a ascender lentamente más de la cuenta―. ¿Por qué, en serio? No tenías por qué… ¿Por qué estás dando regalos… y tan caros? ―Gael no sabía qué decir, pero estaba inmensamente emocionado. No eran muchas las ocasiones de recibir regalos en la ciudad, y menos tan por sorpresa. Le frustró contenerse de darle un abrazo a Toima, pero el hecho de tener que hacerlo le hizo recordar que probablemente no le agradaría demasiado el gesto. Le puso las manos sobre los hombros y lo zarandeó brevemente mientras le daba las gracias con efusividad. Cuando lo soltó descendió y se puso a pasar algunas páginas del libro para después volver a mirar al argos con gratitud.
―Esta te la devuelvo ―Rio.
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: El Cuchitril (Archivo I)
04/07/14, 07:47 pm
Toima
-Cumpleaños.-explicó el ulterano.-Los que no he estado, al menos... Pensé que seria una buena idea...-
Con cierto nerviosismo, el watahré contemplo al humano desembalar sus regalos. Datos cientificos aparte, el ulterano le explicaba que eran y para que servian.
-Son polillas que detectan olores fuertes y los transforman en eso que hueles.-respondió al chico.-Prueba de ello es que una de ellas se me haya muerto y el tarro no apeste. Fijate.-dijo, señalando la que estaba, efectivamente muerta, pero todavia pegada al sitio y destapó el tarro para mostrarle el olor.-Comen poco, pero solo comen un tipo de hojas... Gorera o algo asi. Las que comen las orugas esas que dan la lana esa para la ropa.-se intentó explicar, cerrando entonces el tarro.
Pasó al otro tarro.
-Estos cabronzuelos son como ácido, pero en bicho. Comen de todo lo que les eches y luego lo vomitan en papilla. Son como pequeñas pirañas. Pensé que te seriviria si tuvieses que deshacerte de algo que no quisieras. Pero... Son algo peligrosos si no los controlas, andate con ojo.-terminó por explicar con un amago de sonrisa.
El chico quiso saber más sobre los regalos.
-No lo se... Simplemente me sobraba el dinero y no tenia en otra cosa que gastarlo.-dijo el ulterano, hundiendose de hombros. Sin embargo, no entendia a que se referia el fuego fatuo con "devolversela". ¿Quizás habia sido una mala idea hacer aquellos regalos en ese momento y no en sus respectivos cumpleaños? Al ulterano aun le perplejaba su propia cultura, como para intentar entender la de los otros.
-Queda... gente aún. Voy a...-comenzó a señalar escaleras arriba.-...dar el resto de regalos y... Eso. Me alegro que te hayan gustado Gael. J-A-E-L, ¿era?-dijo, a modo de despedida.
Subió escaleras arriba con cierto pesar. Aquel día estaba acabando con su energia y pronto notaba el peso sobre sus hombros. ¿Quién iba a decir que hacer regalos era tan dificil y tan estresante?
Toima y Tania
En el cuarto se encontró a Tania, que habia ocupado su hamaca leyendo distraidamente. Normalmente, cuando la nublina hacia eso, el robarle su sitio predilecto era porque queria que se diese cuenta de algo por su cuenta. Murmuró una maldición, cansado y rebuscó la caja que era el regalo de Tania. Con un tiro arqueado, esta aterrizó sobre el pecho de la chica, sobresaltandola y haciendo que se incorporara.
-Ahí tienes el tuyo.-dijo, mientras se tiraba en la cama, derrotado.
La nublina entonces procedió a desenvolver con cuidado el regalo cuya etiqueta decia "Tanhila" y sacó lo que parecia ser una diadema engalardonada con pequeñas piedras preciosas, zafiros y en baño de plata. La chica se habria esperado algo más del ulterano. No era que no le gustase el regalo, era muy bonito y siempre era agradable tener algo que ponerse para alguna ocasión especial, pero viniendo del ulterano le olia a quemado. Estiró el cuello para comprobar como el ulterano reposaba en silencio y, entonces hizo una prueba, con la esperanza de que funcionase.
-¿Y el otro?-preguntó simplemente.
El ulterano gruño algo incoherente, camuflado por la almohada en su boca y le arrojó otro paquete, notablemente más alargado. Esta vez estuvo atenta y logró cazarlo en el aire.
-Desagradecida...-comentó entonces el ulterano por lo bajo antes de intentar sumirse en una siesta.
La nublina desembalaba un regalo a nombre de "Tanya" esta vez. Sacó una caja y un par de guantes. La caja, tenia escritura ulterana que no entendia, pero si que era capaz de ver de que se trataba. Era un arco compuesto de precisión, como esos que se usaban en las competiciones de alto nivel. Era totalmente compatco y flexible y se podia plegar para mayor comodidad. La nublina probó a desplegarlo y a echar un ojo a la mirilla. Tensó la cuerda unos instanes y acabó por soltarla, imitando el sonido de una flecha volando con un suave silbido. Además, un par de guantes de tiro con las llemas de los dedos indice, pulgare y corazon cortados para mejor manejo de la flecha.
-Y ahora esto es lo que yo llamo un regalo.-comentó la nublina, examinando su nuevo arco más de cerca.
-Si estás contenta con él, al menos dejame dormir en paz sobre la hamaca, ¿Quieres?-dijo el ulterano notablemente cansado, queriendose irse a dormir. La hamaca resonó mientras la nublina se levantó de ella, con un saltito. El ulterano arqueó una ceja, pues seria la primera vez que cediese de vuelta la hamaca con tanta facilidad, pero entonces la escuchó hablar de nuevo.
-Toima yo... Te he conseguido algo, no es la gran cosa, pero que al menos sirviese para agradecerte esto.-dijo la nublina, esbozando una sonrisa.
El albino se incorporó en la cama, confuso. Sus ojos comenzaron a observar su cuarto dando saltos y, finalmente, la nublina se lo acercó: Se trataba de un marco de plata simple, sin ninguna decoración excesiva. Y, dentro, habia el trozo del lienzo que el watahré se habia traido de vuelta de Ulterania. Era el retrato de su madre.
El watahré extendió las manos y cogió el marco con el lienzo. Se quedó observandolo unos instantes, en silencio. La nublina se sentó a su lado en la cama.
-¿Quién es?-preguntó.-Parece que lo tratas con mucho respeto siempre pero es una pena tenerlo tirado por ahí, ¿no? Si es importante para ti, entonces tiene que estar enmarcado, ¿No crees?-dijo, dandole una pequeña palmada en el hombro al ulterano.
Toima gruñó, notablemente más despierto ahora. Sin embargo, no le quitaba ojos al lienzo enmarcado. Pasó un incómodo silencio antes de que dijese nada.
-Es mi madre.-concluyó, respirando hondo.
La nublina suponia que seria algo así. Vaciló unos instantes. No sabia que hacer ante aquella situación. No sabia si debia abrazarle, si debia confortarle con algunas palabras y lo peor, no sabia como se lo tomaria el albino. Maldijo mentalmente y se limitó a descansar una mano sobre el hombro del gigante.
-Entonces razón de más para que esté enmarcado.-fue la respuesta de la chica.
-Cumpleaños.-explicó el ulterano.-Los que no he estado, al menos... Pensé que seria una buena idea...-
Con cierto nerviosismo, el watahré contemplo al humano desembalar sus regalos. Datos cientificos aparte, el ulterano le explicaba que eran y para que servian.
-Son polillas que detectan olores fuertes y los transforman en eso que hueles.-respondió al chico.-Prueba de ello es que una de ellas se me haya muerto y el tarro no apeste. Fijate.-dijo, señalando la que estaba, efectivamente muerta, pero todavia pegada al sitio y destapó el tarro para mostrarle el olor.-Comen poco, pero solo comen un tipo de hojas... Gorera o algo asi. Las que comen las orugas esas que dan la lana esa para la ropa.-se intentó explicar, cerrando entonces el tarro.
Pasó al otro tarro.
-Estos cabronzuelos son como ácido, pero en bicho. Comen de todo lo que les eches y luego lo vomitan en papilla. Son como pequeñas pirañas. Pensé que te seriviria si tuvieses que deshacerte de algo que no quisieras. Pero... Son algo peligrosos si no los controlas, andate con ojo.-terminó por explicar con un amago de sonrisa.
El chico quiso saber más sobre los regalos.
-No lo se... Simplemente me sobraba el dinero y no tenia en otra cosa que gastarlo.-dijo el ulterano, hundiendose de hombros. Sin embargo, no entendia a que se referia el fuego fatuo con "devolversela". ¿Quizás habia sido una mala idea hacer aquellos regalos en ese momento y no en sus respectivos cumpleaños? Al ulterano aun le perplejaba su propia cultura, como para intentar entender la de los otros.
-Queda... gente aún. Voy a...-comenzó a señalar escaleras arriba.-...dar el resto de regalos y... Eso. Me alegro que te hayan gustado Gael. J-A-E-L, ¿era?-dijo, a modo de despedida.
Subió escaleras arriba con cierto pesar. Aquel día estaba acabando con su energia y pronto notaba el peso sobre sus hombros. ¿Quién iba a decir que hacer regalos era tan dificil y tan estresante?
Toima y Tania
En el cuarto se encontró a Tania, que habia ocupado su hamaca leyendo distraidamente. Normalmente, cuando la nublina hacia eso, el robarle su sitio predilecto era porque queria que se diese cuenta de algo por su cuenta. Murmuró una maldición, cansado y rebuscó la caja que era el regalo de Tania. Con un tiro arqueado, esta aterrizó sobre el pecho de la chica, sobresaltandola y haciendo que se incorporara.
-Ahí tienes el tuyo.-dijo, mientras se tiraba en la cama, derrotado.
La nublina entonces procedió a desenvolver con cuidado el regalo cuya etiqueta decia "Tanhila" y sacó lo que parecia ser una diadema engalardonada con pequeñas piedras preciosas, zafiros y en baño de plata. La chica se habria esperado algo más del ulterano. No era que no le gustase el regalo, era muy bonito y siempre era agradable tener algo que ponerse para alguna ocasión especial, pero viniendo del ulterano le olia a quemado. Estiró el cuello para comprobar como el ulterano reposaba en silencio y, entonces hizo una prueba, con la esperanza de que funcionase.
-¿Y el otro?-preguntó simplemente.
El ulterano gruño algo incoherente, camuflado por la almohada en su boca y le arrojó otro paquete, notablemente más alargado. Esta vez estuvo atenta y logró cazarlo en el aire.
-Desagradecida...-comentó entonces el ulterano por lo bajo antes de intentar sumirse en una siesta.
La nublina desembalaba un regalo a nombre de "Tanya" esta vez. Sacó una caja y un par de guantes. La caja, tenia escritura ulterana que no entendia, pero si que era capaz de ver de que se trataba. Era un arco compuesto de precisión, como esos que se usaban en las competiciones de alto nivel. Era totalmente compatco y flexible y se podia plegar para mayor comodidad. La nublina probó a desplegarlo y a echar un ojo a la mirilla. Tensó la cuerda unos instanes y acabó por soltarla, imitando el sonido de una flecha volando con un suave silbido. Además, un par de guantes de tiro con las llemas de los dedos indice, pulgare y corazon cortados para mejor manejo de la flecha.
-Y ahora esto es lo que yo llamo un regalo.-comentó la nublina, examinando su nuevo arco más de cerca.
-Si estás contenta con él, al menos dejame dormir en paz sobre la hamaca, ¿Quieres?-dijo el ulterano notablemente cansado, queriendose irse a dormir. La hamaca resonó mientras la nublina se levantó de ella, con un saltito. El ulterano arqueó una ceja, pues seria la primera vez que cediese de vuelta la hamaca con tanta facilidad, pero entonces la escuchó hablar de nuevo.
-Toima yo... Te he conseguido algo, no es la gran cosa, pero que al menos sirviese para agradecerte esto.-dijo la nublina, esbozando una sonrisa.
El albino se incorporó en la cama, confuso. Sus ojos comenzaron a observar su cuarto dando saltos y, finalmente, la nublina se lo acercó: Se trataba de un marco de plata simple, sin ninguna decoración excesiva. Y, dentro, habia el trozo del lienzo que el watahré se habia traido de vuelta de Ulterania. Era el retrato de su madre.
El watahré extendió las manos y cogió el marco con el lienzo. Se quedó observandolo unos instantes, en silencio. La nublina se sentó a su lado en la cama.
-¿Quién es?-preguntó.-Parece que lo tratas con mucho respeto siempre pero es una pena tenerlo tirado por ahí, ¿no? Si es importante para ti, entonces tiene que estar enmarcado, ¿No crees?-dijo, dandole una pequeña palmada en el hombro al ulterano.
Toima gruñó, notablemente más despierto ahora. Sin embargo, no le quitaba ojos al lienzo enmarcado. Pasó un incómodo silencio antes de que dijese nada.
-Es mi madre.-concluyó, respirando hondo.
La nublina suponia que seria algo así. Vaciló unos instantes. No sabia que hacer ante aquella situación. No sabia si debia abrazarle, si debia confortarle con algunas palabras y lo peor, no sabia como se lo tomaria el albino. Maldijo mentalmente y se limitó a descansar una mano sobre el hombro del gigante.
-Entonces razón de más para que esté enmarcado.-fue la respuesta de la chica.
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て 欺 い 。
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戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
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- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: El Cuchitril (Archivo I)
11/07/14, 05:33 pm
Quedaron en investigar inmediatamente al día siguiente y el grupo regresó al cuchitril. Noel se quedó pensando en lo que había dicho la libense sobre la piel de Saren, ya que al parecer se había tomado la molestia de guardarla mediante un sortilegio de inscripción de objetos en un sitio no precisamente cómodo para acceder como era tras la oreja. Sin duda aquello no pintaba nada bien.
Una vez de vuelta a casa, el draco tenía un objetivo muy claro en mente y dirigió sus pasos nada más entrar por la puerta hacia la caja de seguridad donde guardaban el dinero comunal del cuchitril. Una vez estuvo abierta, vació el contenido de las tres bolsas de premio que había recibido sin mediar palabra y dejó los recipientes en las estanterías tras la barra mientras se dirigía a la cocina con la intención de comenzar a sacar la cena que habían dejado preparada la noche anterior.
Al día siguiente no se hicieron de rogar. El grupo se dirigió a la biblioteca, donde se encontraron con Karime y enseguida rebuscaron entre tomos y tomos de información acerca de transformaciones hasta encontrar con el adecuado. Lo que leyeron cuando dieron con un libro que contenía información sobre los selkies tan solo los convenció de que la hipótesis del secuestro era una realidad. El draco pensó en Wen inmediatamente cuando leyó aquello y ello tan solo aumentó la rabia que sentía. Porque para él no había duda: habían sido ellos.
No obstante, antes de lanzarse había algunas cosas que discutir, como por ejemplo averiguar si el secuestro del idrino había sido algo que los de Gar habían llevado a cabo por iniciativa propia o se trataba de un encargo. En caso de que fuese lo segundo, también debían de matar al cliente para terminar de raíz con aquel asunto. Decidieron dividirse entonces, tras haber hablado también con Jack y Vac, y ellos dos y Adara investigarían acerca de quién estaba interesado en conseguir la piel de un selkie.
Los demás buscarían a Saren. El sueco no tardó en proponer que fuesen directamente a la casa de Gar para que Toima les confirmase que el idrino se encontraba allí. Porque Noel no tenía ninguna duda de que así sería.
Una vez de vuelta a casa, el draco tenía un objetivo muy claro en mente y dirigió sus pasos nada más entrar por la puerta hacia la caja de seguridad donde guardaban el dinero comunal del cuchitril. Una vez estuvo abierta, vació el contenido de las tres bolsas de premio que había recibido sin mediar palabra y dejó los recipientes en las estanterías tras la barra mientras se dirigía a la cocina con la intención de comenzar a sacar la cena que habían dejado preparada la noche anterior.
Al día siguiente no se hicieron de rogar. El grupo se dirigió a la biblioteca, donde se encontraron con Karime y enseguida rebuscaron entre tomos y tomos de información acerca de transformaciones hasta encontrar con el adecuado. Lo que leyeron cuando dieron con un libro que contenía información sobre los selkies tan solo los convenció de que la hipótesis del secuestro era una realidad. El draco pensó en Wen inmediatamente cuando leyó aquello y ello tan solo aumentó la rabia que sentía. Porque para él no había duda: habían sido ellos.
No obstante, antes de lanzarse había algunas cosas que discutir, como por ejemplo averiguar si el secuestro del idrino había sido algo que los de Gar habían llevado a cabo por iniciativa propia o se trataba de un encargo. En caso de que fuese lo segundo, también debían de matar al cliente para terminar de raíz con aquel asunto. Decidieron dividirse entonces, tras haber hablado también con Jack y Vac, y ellos dos y Adara investigarían acerca de quién estaba interesado en conseguir la piel de un selkie.
Los demás buscarían a Saren. El sueco no tardó en proponer que fuesen directamente a la casa de Gar para que Toima les confirmase que el idrino se encontraba allí. Porque Noel no tenía ninguna duda de que así sería.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: El Cuchitril (Archivo I)
11/07/14, 08:21 pm
Conteniendo la risa en ciertas partes de la explicación de Toima –por ejemplo, su particular punto de vista sobre la seda–, asintió sorprendido a la explicación sobre los animales. Le iban a ser de gran utilidad en el taller, porque cuando las sobras eran vísceras, solía deshacerse de ellas, y tendía a tirarlas lejos de casa, teniendo que dar un buen paseo, para no atraer alimañas a la zona. En cuanto al olor… se ahorraría mucho en hechizos que los camuflasen, si funcionaba bien aquella polilla.
Agradeció los regalos una vez más al argos antes de que se fuera a seguir repartiendo cual Santa Claus lampiño, y rio de nuevo ante la mención de cómo se escribía su nombre.
―Con G, a poder ser. Se lee Gael, pero se escribe Koval ―añadió al final, en broma. Más tarde buscaría a los demás para preguntarles qué les había regalado. Tenía mucha curiosidad.
Lo que habían descubierto acerca de Saren empañó todo lo que podía haber sido esa noche. El fuego fatuo había olvidado ya que cargaba el premio del torneo aun sintiendo su peso en las manos, y fue la acción de Noel la que se lo logró recordar. Palideció, al notar como todos sus planes se desmoronaban al sentirse claramente como el más egoísta de los dos, y no quería parecerlo –porque para sí, y lo sabía bien, ya lo había demostrado–. Decidió que ahorraría el dinero de nuevo, con trabajos, y así costearía los regalos que tuviera que hacer. Ahora estos darían para más porque no había necesidad de apartar para comer en una temporada. Y con todo aquel dinero comunal podrían renovar mobiliario viejo y muchas cosas más.
Se acercó él también a la caja y vació en ella el dinero. Eso sí, haciendo parecer que era accidental, en el fondo de una de las bolsas quedaron algunas monedas sueltas. Nadie iba a ponerse a contarlo. Después metió ambas bolsas en el bolsillo. ¿Qué otra cosa podía hacer? Sus ahorros en ese momento eran inexistentes, porque lo había empleado todo en poner a punto las quimeras y cuerpos antes del torneo, y ahora estos estaban desgastados y necesitaba material nuevo. No quiso hacer preguntas, ni decir nada. Simplemente ayudó a poner la mesa y dejó las cosas como estaban.
No sería hasta más tarde, ya en la cama, cuando se daría cuenta de que había pensado las cosas de forma apresurada al sentirse egoísta, aunque mantenía que volvería a dejar –casi– todo en la caja. Ya en frío, se preguntó cuál era el significado detrás de la acción de Noel. Que no hubiese celebraciones aquella noche era todo a causa de la desaparición de Saren, así que no había podido averiguar mucho más. Tal vez esa era la forma en que el draco quería aportar algo, por todo lo que él creía que no aportaba. Porque querer quedarse parte del dinero no era algo descabellado, ni egoísta. Pensó que, de haber decidido quedárselo todo para sí cualquiera de sus compañeros, no se lo habría reprochado en absoluto.
Como aquella era la menor de sus preocupaciones aquella noche, terminó por obligarse a dormir mediante magia. Al día siguiente tenían mucho que investigar y necesitaba reponer fuerzas.
Sigue en la Casa de Gar.
Agradeció los regalos una vez más al argos antes de que se fuera a seguir repartiendo cual Santa Claus lampiño, y rio de nuevo ante la mención de cómo se escribía su nombre.
―Con G, a poder ser. Se lee Gael, pero se escribe Koval ―añadió al final, en broma. Más tarde buscaría a los demás para preguntarles qué les había regalado. Tenía mucha curiosidad.
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Lo que habían descubierto acerca de Saren empañó todo lo que podía haber sido esa noche. El fuego fatuo había olvidado ya que cargaba el premio del torneo aun sintiendo su peso en las manos, y fue la acción de Noel la que se lo logró recordar. Palideció, al notar como todos sus planes se desmoronaban al sentirse claramente como el más egoísta de los dos, y no quería parecerlo –porque para sí, y lo sabía bien, ya lo había demostrado–. Decidió que ahorraría el dinero de nuevo, con trabajos, y así costearía los regalos que tuviera que hacer. Ahora estos darían para más porque no había necesidad de apartar para comer en una temporada. Y con todo aquel dinero comunal podrían renovar mobiliario viejo y muchas cosas más.
Se acercó él también a la caja y vació en ella el dinero. Eso sí, haciendo parecer que era accidental, en el fondo de una de las bolsas quedaron algunas monedas sueltas. Nadie iba a ponerse a contarlo. Después metió ambas bolsas en el bolsillo. ¿Qué otra cosa podía hacer? Sus ahorros en ese momento eran inexistentes, porque lo había empleado todo en poner a punto las quimeras y cuerpos antes del torneo, y ahora estos estaban desgastados y necesitaba material nuevo. No quiso hacer preguntas, ni decir nada. Simplemente ayudó a poner la mesa y dejó las cosas como estaban.
No sería hasta más tarde, ya en la cama, cuando se daría cuenta de que había pensado las cosas de forma apresurada al sentirse egoísta, aunque mantenía que volvería a dejar –casi– todo en la caja. Ya en frío, se preguntó cuál era el significado detrás de la acción de Noel. Que no hubiese celebraciones aquella noche era todo a causa de la desaparición de Saren, así que no había podido averiguar mucho más. Tal vez esa era la forma en que el draco quería aportar algo, por todo lo que él creía que no aportaba. Porque querer quedarse parte del dinero no era algo descabellado, ni egoísta. Pensó que, de haber decidido quedárselo todo para sí cualquiera de sus compañeros, no se lo habría reprochado en absoluto.
Como aquella era la menor de sus preocupaciones aquella noche, terminó por obligarse a dormir mediante magia. Al día siguiente tenían mucho que investigar y necesitaba reponer fuerzas.
Sigue en la Casa de Gar.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: El Cuchitril (Archivo I)
12/07/14, 11:22 pm
Tras el incidente de Saren, cuyo resultado fue óptimo por la eliminación de dama Ardid y Ter-Watah, Giz aumentó las precauciones a la hora de salir a la calle. Estaba seguro de que habían hecho un buen trabajo borrando las huellas, pero a estas alturas daba igual, ningún miembro de la banda de Gar tardaría demasiado en ponerles en el ojo de mira. Sin embargo, y por suerte, no hubo ningún percance hasta la salida de la luna.
Giz pudo centrarse en el acondicionamiento de su nuevo laboratorio, al cual le dedicó más horas de las que habría querido, así como en el perfeccionamiento y aprendizaje de los hechizos de teletransporte y criptobiosis, respectivamente. Gracias a este último, podía llevar algún que otro animal en el bolsillo, como método de defensa personal para casos de emergencia. Sus avances con la genemagia y las domas dotaban este método de aún mayor utilidad y, entre otros, a veces solía llevar consigo al dragón skrýmir.
El día de la luna llegó por fin y Giz se encontraba flotando junto a la barra, absorto en los planos del laboratorio y haciendo anotaciones en una libreta. Aún con la criptobiosis, Giz tendría problemas de espacio para albergar el que sería su próximo experimento.
Giz pudo centrarse en el acondicionamiento de su nuevo laboratorio, al cual le dedicó más horas de las que habría querido, así como en el perfeccionamiento y aprendizaje de los hechizos de teletransporte y criptobiosis, respectivamente. Gracias a este último, podía llevar algún que otro animal en el bolsillo, como método de defensa personal para casos de emergencia. Sus avances con la genemagia y las domas dotaban este método de aún mayor utilidad y, entre otros, a veces solía llevar consigo al dragón skrýmir.
El día de la luna llegó por fin y Giz se encontraba flotando junto a la barra, absorto en los planos del laboratorio y haciendo anotaciones en una libreta. Aún con la criptobiosis, Giz tendría problemas de espacio para albergar el que sería su próximo experimento.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: El Cuchitril (Archivo I)
13/07/14, 05:45 pm
Aunque al día siguiente volvieron a ver a Saren, este seguía pareciendo un fantasma. A pesar de estar recuperado físicamente gracias a la magia, había cosas más imborrables que sus cicatrices grabadas en su memoria, y le llevaría bastante más que un día recuperarse. Además, a partir de ese día tendría motivos para vivir con recelo constante. El paso del tiempo no le provocó una mejora anímica muy notable, pero al menos se podía decir que estaba relativamente bien. Le ayudaron en lo que estuvo en su mano y, de hecho, le entregaron un papel igual que los de Wen y Tania para que se teletransportase al cuchitril al mínimo signo de peligro.
En los días siguientes al torneo Gael tenía en mente hacer quimeras nuevas y arreglas las suyas, pero sentía cierto reparo inevitable a estar solo en el taller. Sabía que era una tontería, porque el cuchitril estaba cerca, protegido, e incluso Toima podía ver lo que pasaba desde dentro de la vieja posada, pero aun así necesitó preguntar. Consultó a sus compañeros sobre si estaba siendo cauteloso de más, o era un miedo infundado, aunque cuando empezó a hablarles lo hizo para preguntar si era una molestia que trabajase de nuevo dentro del cuchitril. Y fue así como consiguió un compañero para las tardes en el taller: Noel le aseguró una y otra vez que no era una molestia mudarse allí a hacer las mismas tareas que podía hacer dentro del cuchitril, de modo que terminó por aceptar. De hecho, era agradable tener que con quien compartir alguna que otra conversación mientras trabajaba, si bien no quería distraerlo demasiado de sus tareas. A veces le enseñaba como hacía alguna cosa, orgulloso de haberla aprendido, o le hacía preguntas si le veía estudiando algo que le interesaba.
Fue así como terminó por conseguir que le grabara algunas runas en sus armas, como la de recuperación y refuerzo de filo en su espada ligera o impulso en su maza y espadón. Sabía que si necesitaba algún otro circuito en un arma podía pedírselas, y probablemente acabaría haciéndolo de nuevo, pero no sabía con qué devolverle el favor.
En cuanto a su trabajo en el taller, pudo reparar los desperfectos en sus quimeras, pero estaban tan gastadas ya como varias que tenía en mente tirar en breve. Por eso mismo se puso a coser para crear alguna nueva. Al cuerpo de la quimera sensorial que todavía guardaba a buen recaudo le cambió la cabeza por la de un varmano joven para evitar que fuera reconocido y lo vistió con un poncho. Era una lástima desperdiciar un cuerpecillo ágil como aquel. Los ojos de aquella cabeza echada a perder los empleó para sustituir a los del lagarto. Comenzó otros proyectos, pero en todos se atascó porque empezó a empeñarse en ir un paso más allá con la modelación orgánica, modificando los cuerpos de los cadáveres, buscando fusionarlos con otras partes sin inutilizar los músculos. Aun con muchas consultas de atlas anatómicos y ejemplos de muertos diseccionados, era terriblemente difícil acoplar partes a cuerpos que nunca habían tenido tal extremidad.
Otra cosa en la que el grupo ocupó su tiempo fue en el estudio de varios hechizos nuevos. La gran novedad fue el descubrimiento de un compendio que incluía una serie de ataques efectivos contra la intangibilidad, que quisieron incluir enseguida a su arsenal. Y, entre unas cosas y otras, se encontraron bastante ocupados, también en lo que respectaba a la vida laboral, pues les surgieron varios trabajos durante los próximos dos meses y medio, y era seguro que el torneo había tenido que ver. Que se dieran a conocer más hizo que llegara a sus oídos el mote que, sin saberlo, habían adoptado. Nunca habían encontrado indicios de cómo se llamaba la posada en la que vivían ahora, pero por fin lo sabían, y “los de la Brecha” estaba tan arraigado que no quedaba más remedio que adaptarse a ello. Al fuego fatuo no le disustaba, tenía más clase que “Gar”, y no venía del nombre de ningún usurero mugriento. Se alegraba enormemente de que el nombre de la posada no fuese del estilo “el jabalí verrugoso”, aunque era divertido bormear con ello ahora que un jabalí se paseaba por su casa día sí y día también. Animal que, por cierto, cada vez era más evidente que no crecería ni la mitad de lo que le habían hecho creer.
La gran cantidad de ingresos recientes les había permitido, además, una serie de reformas, por lo que de “cuchitril” cada vez tenía menos. El sofá fue una de las mejores cosas, aunque el fuego fatuo era más de acomodarse en el aire. La ampliación del patio les hacía mucha falta, con tanto animal y la huerta, y el resto de muebles que cambiaron le dieron un aspecto muy acogedor a la vieja posada. Precisamente se encontraba limpiando el polvo a una estantería nueva y reluciente aquel día, y con Pirita subida al hombro. No sabía en qué hacer pasar el tiempo, porque todo su cuerpo bullía de ansias por ver aparecer la Luna en el horizonte.
En los días siguientes al torneo Gael tenía en mente hacer quimeras nuevas y arreglas las suyas, pero sentía cierto reparo inevitable a estar solo en el taller. Sabía que era una tontería, porque el cuchitril estaba cerca, protegido, e incluso Toima podía ver lo que pasaba desde dentro de la vieja posada, pero aun así necesitó preguntar. Consultó a sus compañeros sobre si estaba siendo cauteloso de más, o era un miedo infundado, aunque cuando empezó a hablarles lo hizo para preguntar si era una molestia que trabajase de nuevo dentro del cuchitril. Y fue así como consiguió un compañero para las tardes en el taller: Noel le aseguró una y otra vez que no era una molestia mudarse allí a hacer las mismas tareas que podía hacer dentro del cuchitril, de modo que terminó por aceptar. De hecho, era agradable tener que con quien compartir alguna que otra conversación mientras trabajaba, si bien no quería distraerlo demasiado de sus tareas. A veces le enseñaba como hacía alguna cosa, orgulloso de haberla aprendido, o le hacía preguntas si le veía estudiando algo que le interesaba.
Fue así como terminó por conseguir que le grabara algunas runas en sus armas, como la de recuperación y refuerzo de filo en su espada ligera o impulso en su maza y espadón. Sabía que si necesitaba algún otro circuito en un arma podía pedírselas, y probablemente acabaría haciéndolo de nuevo, pero no sabía con qué devolverle el favor.
En cuanto a su trabajo en el taller, pudo reparar los desperfectos en sus quimeras, pero estaban tan gastadas ya como varias que tenía en mente tirar en breve. Por eso mismo se puso a coser para crear alguna nueva. Al cuerpo de la quimera sensorial que todavía guardaba a buen recaudo le cambió la cabeza por la de un varmano joven para evitar que fuera reconocido y lo vistió con un poncho. Era una lástima desperdiciar un cuerpecillo ágil como aquel. Los ojos de aquella cabeza echada a perder los empleó para sustituir a los del lagarto. Comenzó otros proyectos, pero en todos se atascó porque empezó a empeñarse en ir un paso más allá con la modelación orgánica, modificando los cuerpos de los cadáveres, buscando fusionarlos con otras partes sin inutilizar los músculos. Aun con muchas consultas de atlas anatómicos y ejemplos de muertos diseccionados, era terriblemente difícil acoplar partes a cuerpos que nunca habían tenido tal extremidad.
Otra cosa en la que el grupo ocupó su tiempo fue en el estudio de varios hechizos nuevos. La gran novedad fue el descubrimiento de un compendio que incluía una serie de ataques efectivos contra la intangibilidad, que quisieron incluir enseguida a su arsenal. Y, entre unas cosas y otras, se encontraron bastante ocupados, también en lo que respectaba a la vida laboral, pues les surgieron varios trabajos durante los próximos dos meses y medio, y era seguro que el torneo había tenido que ver. Que se dieran a conocer más hizo que llegara a sus oídos el mote que, sin saberlo, habían adoptado. Nunca habían encontrado indicios de cómo se llamaba la posada en la que vivían ahora, pero por fin lo sabían, y “los de la Brecha” estaba tan arraigado que no quedaba más remedio que adaptarse a ello. Al fuego fatuo no le disustaba, tenía más clase que “Gar”, y no venía del nombre de ningún usurero mugriento. Se alegraba enormemente de que el nombre de la posada no fuese del estilo “el jabalí verrugoso”, aunque era divertido bormear con ello ahora que un jabalí se paseaba por su casa día sí y día también. Animal que, por cierto, cada vez era más evidente que no crecería ni la mitad de lo que le habían hecho creer.
La gran cantidad de ingresos recientes les había permitido, además, una serie de reformas, por lo que de “cuchitril” cada vez tenía menos. El sofá fue una de las mejores cosas, aunque el fuego fatuo era más de acomodarse en el aire. La ampliación del patio les hacía mucha falta, con tanto animal y la huerta, y el resto de muebles que cambiaron le dieron un aspecto muy acogedor a la vieja posada. Precisamente se encontraba limpiando el polvo a una estantería nueva y reluciente aquel día, y con Pirita subida al hombro. No sabía en qué hacer pasar el tiempo, porque todo su cuerpo bullía de ansias por ver aparecer la Luna en el horizonte.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: El Cuchitril (Archivo I)
13/07/14, 05:59 pm
En las sucesivas visitas a la Sede de los Taumaturgos Noel nunca podía evitar que el estado del norteño le recordase permanentemente a ellos y no fueron pocas las ocasiones en las que se sumió en un malhumor que difícilmente se quitaba de encima si no era visitando a Wen. A petición de la misma, el draco fabricó un nuevo comunicador para entregárselo a Saren y aprovechó para mejorar los que ya tenían: ahora todos los aparatos contaban con diversos botones que se podían activar o desactivar para elegir comunicarse, o no, con cada uno de los propietarios de un aparato análogo. De este modo podrían aprovecharlo también para utilizarlo solo en las misiones o si tenían que transmitir algún mensaje que alguno de ellos no debiese oír por cualquier motivo.
Dedicó una buena parte del tiempo a afianzar sus conocimientos con el lenguaje rúnico de Mjörne y para cuando salió la Luna ya había grabado varios de ellos* en sus armas, además de atender a todas las peticiones que le hicieron los demás al respecto. También continuó frustrándose con el sistema de distribución de hechizos defensivos, pero para el término del segundo mes ya había conseguido superar una de las partes más intrínsecamente complicadas del estudio de dicho lenguaje y por tanto podría hacer mayores avances a partir de ahí. A parte de eso, aumentó su repertorio de hechizos ya que encontraron una serie de sortilegios contra intangibilidad y además añadió dos nuevos hechizos térmicos que aprendió de Gael y Giz.
Aunque no tuvo demasiado tiempo para dedicárselo, también siguió practicando con la batería así como con el dibujo y solía cambiar con frecuencia los diseños de las camisetas que le había regalado Toima. En una milagrosa ocasión, pues el draco nunca se había caracterizado precisamente por ser detallista, se le ocurrió regalarle a Wen una camiseta para ella sobre la que también pudiese utilizar los lápices y se la dio junto con el ofrecimiento de dibujarle lo que ella quisiera cuando se lo pidiera.
Debido a la preocupación de Gael por trabajar solo en el taller, el draco se ofreció a trasladar su lugar habitual de estudio allí, porque a él no podía importarle menos dónde hacerlo mientras tuviese espacio, y eso último era lo que probablemente el fuego fatuo no tendría en el cuchitril. El sueco agradeció, de hecho, la compañía ya que de ese modo se hacía más ameno al poder hablar sobre lo que uno y otro tenían entre manos o sobre cualquier tema intrascendente para despejarse.
Los cuchitrileros habían ganado notoriedad en la ciudad y gracias a ello les habían empezado a surgir más ofertas de trabajo que nunca. Así mismo, se enteraron de que en consecuencia la gente les había empezado a llamar “los mercenarios de la Brecha” ya que, tal y como averiguaron, la posada que había sido el cuchitril se había llamado “La Brecha Insondable”. A Noel le pareció que el nombre tenía bastante fuerza y no le desagradó en absoluto. Porque, además, lo más importante de aquello era que sonaba mucho mejor que “mercenarios de Gar”.
Debido a que sus ingresos habían aumentado considerablemente, a lo largo del tiempo hasta la Luna habían podido cambiar todo el mobiliario del cuchitril, incluida la cocina, y Noel aprovechó para conseguir una cama mejor que el camastro desvencijado con el que se había tenido que conformar hasta el momento.
El día de la salida de la Luna el sueco esperaba la hora a la que habían quedado con Vac, Jack y Wen para empezar la noche en la taberna adecentando sus armas y asegurándose de que los circuitos rúnicos estaban cargados y en buen estado. Durante la Luna la ciudad solía estar más agitada, aunque el draco sabía que no sería como el año anterior nunca venía mal estar bien preparado.
Sigue en la Taberna del Mago Tuerto.
*Actualmente, ambas armas cuentan con protección antirrobo en la empuñadura. El hacha lleva un circuito de impulso en el filo y otro de recuperación, y la bastarda uno de refuerzo y otro de afilado.
Dedicó una buena parte del tiempo a afianzar sus conocimientos con el lenguaje rúnico de Mjörne y para cuando salió la Luna ya había grabado varios de ellos* en sus armas, además de atender a todas las peticiones que le hicieron los demás al respecto. También continuó frustrándose con el sistema de distribución de hechizos defensivos, pero para el término del segundo mes ya había conseguido superar una de las partes más intrínsecamente complicadas del estudio de dicho lenguaje y por tanto podría hacer mayores avances a partir de ahí. A parte de eso, aumentó su repertorio de hechizos ya que encontraron una serie de sortilegios contra intangibilidad y además añadió dos nuevos hechizos térmicos que aprendió de Gael y Giz.
Aunque no tuvo demasiado tiempo para dedicárselo, también siguió practicando con la batería así como con el dibujo y solía cambiar con frecuencia los diseños de las camisetas que le había regalado Toima. En una milagrosa ocasión, pues el draco nunca se había caracterizado precisamente por ser detallista, se le ocurrió regalarle a Wen una camiseta para ella sobre la que también pudiese utilizar los lápices y se la dio junto con el ofrecimiento de dibujarle lo que ella quisiera cuando se lo pidiera.
Debido a la preocupación de Gael por trabajar solo en el taller, el draco se ofreció a trasladar su lugar habitual de estudio allí, porque a él no podía importarle menos dónde hacerlo mientras tuviese espacio, y eso último era lo que probablemente el fuego fatuo no tendría en el cuchitril. El sueco agradeció, de hecho, la compañía ya que de ese modo se hacía más ameno al poder hablar sobre lo que uno y otro tenían entre manos o sobre cualquier tema intrascendente para despejarse.
Los cuchitrileros habían ganado notoriedad en la ciudad y gracias a ello les habían empezado a surgir más ofertas de trabajo que nunca. Así mismo, se enteraron de que en consecuencia la gente les había empezado a llamar “los mercenarios de la Brecha” ya que, tal y como averiguaron, la posada que había sido el cuchitril se había llamado “La Brecha Insondable”. A Noel le pareció que el nombre tenía bastante fuerza y no le desagradó en absoluto. Porque, además, lo más importante de aquello era que sonaba mucho mejor que “mercenarios de Gar”.
Debido a que sus ingresos habían aumentado considerablemente, a lo largo del tiempo hasta la Luna habían podido cambiar todo el mobiliario del cuchitril, incluida la cocina, y Noel aprovechó para conseguir una cama mejor que el camastro desvencijado con el que se había tenido que conformar hasta el momento.
El día de la salida de la Luna el sueco esperaba la hora a la que habían quedado con Vac, Jack y Wen para empezar la noche en la taberna adecentando sus armas y asegurándose de que los circuitos rúnicos estaban cargados y en buen estado. Durante la Luna la ciudad solía estar más agitada, aunque el draco sabía que no sería como el año anterior nunca venía mal estar bien preparado.
Sigue en la Taberna del Mago Tuerto.
*Actualmente, ambas armas cuentan con protección antirrobo en la empuñadura. El hacha lleva un circuito de impulso en el filo y otro de recuperación, y la bastarda uno de refuerzo y otro de afilado.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: El Cuchitril (Archivo I)
01/08/14, 12:34 am
No prestó atención a nada de lo que pasaba a su alrededor hasta que hubo terminado con su parte. Se quedó de rodillas en el suelo con la mirada perdida, frotándose los laterales de la cara como si le corriese sudor por ellos. Entonces llegó el momento de lidiar de nuevo con Toima. Ligeramente más calmado que hacía un rato, fue capaz de explicarle por qué no podían mover a Noel de forma brusca o a trompicones, y de hecho le pidió al argos su ayuda para examinar con su visión la cabeza del draco.
Eso lo harían una vez en el cuchitril, con Nia ya de camino, avisada por el comunicador con un resumen de lo sucedido. Gael le preguntó al argos qué veía tras la zona que hubo estado fracturada de su cráneo y tras algunas explicaciones suyas y descripciones por parte de Toima, el fuego fatuo y Giz compartieron una mirada de gravedad. Sabían que había que drenar la sangre, por lógica, pero no era tan sencillo. Y mientras los demás se repartieron las tareas por hacer, llegó la náyade, a quien le contaron todo lo que habían hecho hasta el momento y consultaron al respecto de lo que había visto Toima. Fue un alivio saber que Nia tenía experiencia en animales al respecto, porque lo que iban a hacer de fácil no tenía nada, y no les quedaba otra opción. Gracias a ella también supieron qué hechizo debían usar, pero no era algo que hubieran probado antes y requería un pulso milimétrico y bastante magia, por lo que el fuego fatuo se ofreció a ello, aun inseguro.
Gael bajó a su taller a toda prisa sin mirar apenas a quienes se encontraba por el camino, y regresó con una cabeza bajo el brazo. Así vio los cadáveres que se habían encargado de arrastrar hasta el edificio, pero no pensó en qué hacer con ellos por el momento. La cabeza no se trataba de una humana, pero sí de una especie con un cráneo idéntico. Cortaron el pelo en ambas, el cadáver y sobre la contusión de Noel, y procedieron a hacer la primera prueba con el muerto. Nia tenía material más adecuado del que habrían podido aportar ellos en aquel momento para la trepanación, y Gael probó el hechizo de drenaje de forma que no afectase al cerebro. Para ello se ayudaba de la niebla mágica. Estaba auténticamente atemorizado de que le fallasen los nervios con su amigo, pero precisamente por eso no esperaron más y se pusieron a ello. Tampoco había tiempo que perder.
Que fuese la cabeza de Noel la que estaba siendo abierta esa vez le producía una sensación totalmente diferente. Manó la sangre de la piel y le dolía como si se lo estuviesen haciendo a él mismo. Entre tanto, Giz seguía encargado de mantener sus constantes vitales durante la operación. Magia y medicamentos de Nia fueron de gran ayuda y al cabo de un tiempo que se hizo eterno, comenzó su labor. Jamás había puesto tanto cuidado, ni cosiendo o uniendo las partes más diminutas de sus quimeras, pero aquellas labores le habían dado la capacidad de tener el pulso firme, mágica o físicamente, y de eso se servía en ese momento. La sanación podía haber reparado los tejidos, pero la sangre liberada tras la contusión comprimía el cerebro, y ellos solo podían encargarse de drenar la mayor parte, reduciendo la presión, pero solo superficialmente, donde por suerte se acumulaban la mayoría de fluidos.
Lo pasó peor si cabía que en las calles. Aquello era nuevo para él, trabajar delicadamente en muertos y en vivos no se parecía en nada, pero encima se trataba de Noel. Solo cuando hubieron terminado, Gael se sentó en el suelo y se quedó quieto de puro agotamiento, especialmente mental. Dejó que fuera otro quien recuperase los tejidos dañados para hacer la extracción, y necesitó un momento para volver a ponerse de pie. Noel fue acomodado finalmente en la cama, aún dormido pero con la respiración acompasada. Gael se frotó los ojos, que le picaban tras el esfuerzo. Ya solo quedaba esperar, habían empleado hechizos con Noel para evitar que se despertase durante el proceso y faltaba saber qué sucedía con él. Podría despertar en una hora o al día siguiente… o seguir como antes de la operación. El chico salió del cuarto para dejar el varmano abandonado en el suyo y después regresar. Una vez había terminado todo lo que podían hacer, se sumió en el silencio, ensimismado. Estaba asimilando todo lo que había sucedido y cómo se habían precipitado las cosas. No sabía, siquiera, de donde había sacado la entereza para hacer todo lo que había hecho. ¿Habría servido de algo?
Eso lo harían una vez en el cuchitril, con Nia ya de camino, avisada por el comunicador con un resumen de lo sucedido. Gael le preguntó al argos qué veía tras la zona que hubo estado fracturada de su cráneo y tras algunas explicaciones suyas y descripciones por parte de Toima, el fuego fatuo y Giz compartieron una mirada de gravedad. Sabían que había que drenar la sangre, por lógica, pero no era tan sencillo. Y mientras los demás se repartieron las tareas por hacer, llegó la náyade, a quien le contaron todo lo que habían hecho hasta el momento y consultaron al respecto de lo que había visto Toima. Fue un alivio saber que Nia tenía experiencia en animales al respecto, porque lo que iban a hacer de fácil no tenía nada, y no les quedaba otra opción. Gracias a ella también supieron qué hechizo debían usar, pero no era algo que hubieran probado antes y requería un pulso milimétrico y bastante magia, por lo que el fuego fatuo se ofreció a ello, aun inseguro.
Gael bajó a su taller a toda prisa sin mirar apenas a quienes se encontraba por el camino, y regresó con una cabeza bajo el brazo. Así vio los cadáveres que se habían encargado de arrastrar hasta el edificio, pero no pensó en qué hacer con ellos por el momento. La cabeza no se trataba de una humana, pero sí de una especie con un cráneo idéntico. Cortaron el pelo en ambas, el cadáver y sobre la contusión de Noel, y procedieron a hacer la primera prueba con el muerto. Nia tenía material más adecuado del que habrían podido aportar ellos en aquel momento para la trepanación, y Gael probó el hechizo de drenaje de forma que no afectase al cerebro. Para ello se ayudaba de la niebla mágica. Estaba auténticamente atemorizado de que le fallasen los nervios con su amigo, pero precisamente por eso no esperaron más y se pusieron a ello. Tampoco había tiempo que perder.
Que fuese la cabeza de Noel la que estaba siendo abierta esa vez le producía una sensación totalmente diferente. Manó la sangre de la piel y le dolía como si se lo estuviesen haciendo a él mismo. Entre tanto, Giz seguía encargado de mantener sus constantes vitales durante la operación. Magia y medicamentos de Nia fueron de gran ayuda y al cabo de un tiempo que se hizo eterno, comenzó su labor. Jamás había puesto tanto cuidado, ni cosiendo o uniendo las partes más diminutas de sus quimeras, pero aquellas labores le habían dado la capacidad de tener el pulso firme, mágica o físicamente, y de eso se servía en ese momento. La sanación podía haber reparado los tejidos, pero la sangre liberada tras la contusión comprimía el cerebro, y ellos solo podían encargarse de drenar la mayor parte, reduciendo la presión, pero solo superficialmente, donde por suerte se acumulaban la mayoría de fluidos.
Lo pasó peor si cabía que en las calles. Aquello era nuevo para él, trabajar delicadamente en muertos y en vivos no se parecía en nada, pero encima se trataba de Noel. Solo cuando hubieron terminado, Gael se sentó en el suelo y se quedó quieto de puro agotamiento, especialmente mental. Dejó que fuera otro quien recuperase los tejidos dañados para hacer la extracción, y necesitó un momento para volver a ponerse de pie. Noel fue acomodado finalmente en la cama, aún dormido pero con la respiración acompasada. Gael se frotó los ojos, que le picaban tras el esfuerzo. Ya solo quedaba esperar, habían empleado hechizos con Noel para evitar que se despertase durante el proceso y faltaba saber qué sucedía con él. Podría despertar en una hora o al día siguiente… o seguir como antes de la operación. El chico salió del cuarto para dejar el varmano abandonado en el suyo y después regresar. Una vez había terminado todo lo que podían hacer, se sumió en el silencio, ensimismado. Estaba asimilando todo lo que había sucedido y cómo se habían precipitado las cosas. No sabía, siquiera, de donde había sacado la entereza para hacer todo lo que había hecho. ¿Habría servido de algo?
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