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Prisión (Archivo VI)

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Red
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Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tiene
Personajes :
Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
Saren: Selkie roc idrino.
Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
Sekk: Berserker ulterano.
Remilo: Brujo del cobre irrense.
Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.

Prisión (Archivo VI) Empty Prisión (Archivo VI)

14/08/14, 05:00 pm
A pesar de estar caminando entre la vigilia y el sueño, el agradable vaivén de la hamaca impedía que Sekk despertara del todo, reteniéndolo en el mundo onírico. Los chillidos de las gaviotas en la distancia, meras trazas de un recuerdo reciente, fomentaban dicha ilusión de descanso y provocaban que la pereza se extendiera por su cuerpo. El goteo incesante del agua, sin embargo, era demasiado molesto y al final el intara despertó del todo, encontrándose con un techo de piedra que no conocía de nada.

Trató de enderezarse demasiado rápido, visiblemente alarmado, pero haber vivido toda tu vida en alta mar pasa factura, y sin las pastillas para el mareo este le asaltó con fuerza, haciendo que se tambaleara. Apenas acertó a apoyarse en una de las frías paredes del calabozo antes de que las rodillas le fallaran. Todo le daba vueltas, estaba confuso y el pitido que taladraba sus tímpanos le impedía concentrarse. <<¿Donde demonios estoy?>>, se preguntó el chico tratando de recuperar la vertical. Solo el rostro borroso de una mujer bailaba en su cabeza, el último recuerdo que conservaba de antes de caer dormido, y no era capaz de asociarlo a nada. Le costaba pensar con claridad y le empezaba a doler la cabeza. Necesitaba salir de allí.

Con esfuerzo, el ulterano consiguió echar un vistazo a su alrededor y lo que su borrosa visión le permitió distinguir no le gustó nada. Estaba en una habitación polvorienta, bastante sucia y con humedades en las paredes, la cual tenía toda la pinta de ser una mazmorra. Un puerta hinchada por la humedad le separaba del pasillo, pero cuando logró alcanzarla le sorprendió que no estuviera atrancada y cediera con un ligero empujón. Si aquello era una prisión, sin duda era una muy extraña, pero Sekk no le dio mas vueltas y empezó a buscar la salida, avanzando renqueante por los corredores de piedra.

Por suerte estaba en la planta baja y al doblar una esquina encontró la puerta de salida. El aire del exterior estaba menos viciado que en aquel edificio, pero el intara acusaba la ausencia de salitre en el mismo y, aunque no faltaba humedad en el ambiente, sabía perfectamente que estaba lejos de casa. Estaba rodeado de ruinas y escombros, y los edificios que se mantenían en pie no parecían demasiado fiables. De haber tenido la cabeza mas despejada el ulterano se habría preocupado de averiguar donde se encontraba, pero no era el caso y, viendo una plaza a lo lejos, echó a caminar haciendo eses hacia ella. Necesitaba agua.

Continúa en la Plaza de la Fuente.
Yber
Yber
GM

Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.

Personajes :
Dirke/Ramas.
Giz.
Tap/Malahierba.
Lara 37/Saria Omen.
Rasqa: parqio transformado en moloch.
Eitne.


Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.

Prisión (Archivo VI) Empty Re: Prisión (Archivo VI)

14/08/14, 05:06 pm
Aquella era la primera vez que Rasqa se levantaba sobre un suelo tan blando. Se incorporó sobre el colchón, sin saber que era un colchón, y apoyó el peso sobre una de sus patas para comprobar lo mullido que estaba.  Era inquietantemente cómodo y no sabía cómo no tenían de estos en en la Isla Central. <<¿De qué estarán llenos?>> se preguntó, curioso, segundos antes de propinar un fuerte bocado a la tela que lo cubría y agitar la cabeza con fuerza para desgarrarla. Escupió al suelo el pedazo de tela que se le había enganchado a los dientes y metió el morro por el agujero que había creado para sacar un puñado paja. <<¿Plantas secas? ¿Qué morros es esto?>>. Lo olfateó, pero su olor no le evocó nada. Tan solo le provocó un estornudo. <<Agh, ¡pica, pica!>>.

El parqio agitó la cabeza para quitarse el malestar de las fosas nasales y saltó del colchón al suelo, observando por primera vez la caverna en la que lo habían encerrado. Desde luego, la piedra había sido tratada de forma extraña, pues no se parecía a nada que hubiera visto antes. Era lisa y uniforme. Eran todas iguales. <<Que paredes más aburridas>> decidió. Echó un vistazo a la puerta, pero como ser que había vivido sin puertas, no supo reconocer lo que era y acabó desviando su atención.  La luz entraba a la habitación por un boquete en la pared y fue allí a donde el parqio se acabó dirigiendo.

Saltó impulsándose con las alas y se encaramó al borde de lo que él entendía como la entrada a la caverna y no como un agujero en una celda que no debía estar ahí. El sol de aquel día era raro, como si le hubiera entrado sueño y no se hubiera encendido del todo. Sin embargo, en comparación con el resto del paisaje, aquello no era lo más extraño. Había grupos de rocas apiladas por todos lados, formando sendas artificiales. De preguntarle, Rasqa no sabría decir si eso era feo o no, era la primera vez que veía nada parecido y ahora mismo solo estaba sorprendido. Sorprendido y aturdido por el trabajo que se habían debido de pegar para hacer algo así. <<¿Qué sentido tiene apilar tanta piedra?>>. Al tiempo que se lo preguntaba, estiró las alas, agitó la cola y saltó animado de aquel peñón fabricado.

El parqio volaría recto, no demasiado rápido, para poder empaparse de todo lo nuevo que se alzaba bajo sus alas, y tan solo se decidiría a volver al suelo ante la visión del agua que surgía de una especie de... algo extraño. Rasqa tenía la boca seca y su lengua bien podría erosionar las rocas, podía lidiar con la extrañeza si le daba de beber. <<¿Así que esto es Rocanosequé?>> se dijo así mismo, conforme con su decisión de venir. <<Me gusta>>.


Continúa en la Plaza de la Fuente.

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No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
Leonart
Leonart

Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Personajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :
Heridas:

Prisión (Archivo VI) Empty Re: Prisión (Archivo VI)

14/08/14, 05:24 pm
Roaxen Tenvrai

El capellán despertó en una sala un tanto húmeda y oscura. Como en un acto reflejo se llevó una mano a la pierna izquierda ahora sanada y otra a la cabeza, donde tuvo la herida de la ceja. Ambas estaban curadas y todavia llevaba puesto su casco. Tenia un dolor de cabeza ominioso por la pérdida repentina de presión, pero podia recordar más o menos dónde se encontraba y que era lo que le habia llevado ahí.
-Gaazks vas ga tehn Cordia me... Te toimarehn! Iltehn doron ga te? Naehns, veermil trope Roehncavarancoliaehn ga...-maldijo en voz alta, incorporandose. Su voz sonaba estropeada, como su casco. Una distorsión metálica algo molesta con los chascarrillos que producia el lenguaje ulterano se dejaba oir cada poco, aparte del eco mismo por hablar desde dentro de un casco.
Estaba oscuro, apenas podia ver nada. ¿Estaba en una mazmorra? ¿Era aquel el trato que recibia de la ciudad? No eran voluntarios, despúes de todo. Cordia manipuló la pia mente del Capellan a aceptar semejante viaje contra de su voluntad. Él habia sido secuestrado, no seducido a ello. Se negaba a creerlo de otra forma. Se dispuso a conectar los infrarrojos del casco.
-X-V7, ihru sonn te?-
No hubo respuesta. Volvió a intentarlo.
-X-V7, kohnte vas te?-
La inteligencia artificial no respondió. Chasqueó con la lengua y, con otra maldición, añadió.
-Roehncavarancoliaehn taehns ve treme distehn... Suguzaka-re, tiis...-comentó con frustración, mientras procedia a conectarlo manualmente.
Pero semejante fue la sorpresa del Xolnita cuando vio que todo el software del que disponia el casco estaba dañado más alla de toda reparación o inactivo. Incluso el filtro del aire, lo cual significaba que estaba respirando aire de Rocavarancolia; aire alienigena. Instintivamente, mantuvo la respiración cuanto pudo, como si fuera a hacer un efecto. Asqueado, dejó de contener la respiración y comenzó a respirar asqueado, a grandes bocanadas.
-Vaas te Roehncavarancoliaehn me... Da traupaehn naan dalehn! Ul zeshikiehn nashi taehn... -
Tenia la garganta seca de tanto maldecir y de que llevaba mas de dos dias sin beber nada. Se acarició esta, buscando aliviar la sequedad que albergaba, sin muchos resultados.

Cogito Ergo Sum escribió:   Calma. Lo primero es la calma. La mente fría. Vamos a ver. Posiblemente me queden al menos un par de horas de descanso antes de que los primeros sintomas por inhalación de bacteria alienigena propague sus males de vete tu a saber que enfermedades víricas y xenomorficas. ¡Ay, Ul me guarde! ¡Juro que tendré mi venganza con esta ciudad, aunque no viva yo para contarlo!

Anduvo hacia el exterior, donde se asomaba una pequeña y timida luz. Con el casco apagado, apenas podia ver cosas con claridad y se veia forzado a girar mucho el cuello para poder captar todo.
-Iznaa sonn tehn mega vashiniehn...-dijo cierto tono apenado.
Se frotó el cuello. El casco era una molestia, debia de quitarselo. Se llevó las manos a la nuca e intentó tirar del sello, pero este, no se movió un ápice. Volvió a tirar de él, de nuevo, sin resultados.

Cogito Ergo Sum escribió:   ¡La despresurización! ¡Claro, el casco estaba dañado y al despresurizarse tan bruscamente se ha debido de estropear el sello! ¡Maldita sea Cordia ochomil veces ya! ¡Maldita la ciudad de los milagros y portentos!

Forcejeó a la desesperada con el casco, hasta hacerse daño por querer quitarselo a la fuerza. Y entonces se rindió. Deberia intentarlo más tarde, con mejores materiales, si es que no conseguia ser repatriado y hallaba entonces un puerto de desvinculización. Se preguntó si su Martillo del Alba quedaria olvidado por siempre en aquellas ruinas de los Negros. Tan solo esperaba que, X-V7 hubiera mandado esa señal de socorro y que alguna aeronave la recogiese y ella pudiese explicar lo que habia visto. Ulterania debia saber de la amenaza Xeno que se cernia sobre ellos, con mejor tecnologia y... dicta en el uso de milagros, tal como el mismo Roaxen Tenvrai habia contemplado en sus propias carnes.
-¡Xyzasis!-exclamó en voz alta, con la garganta tomada por este pensamiento.
Cogito Ergo Sum escribió:   ¡Herejia! ¡Herejia! ¡Y más Herejia! ¡Esta ciudad no es más que un truco barato, una estafa, un timo! ¡Tenia que serlo! Y tarde o temprano Ulterania la encontrará y será arrasada con todo el poder de los Ejercitos de su Majestad el Emperador. No quedara piedra sobre piedra de esta infecta y alienigena ciudadela al caos, el libertinaje y el desorden.

Comenzó a escuchar voces en el pasillo, al fondo, que se dirigian hacia él. ¿Otros alienigenas? Quizás. ¿Queria el capellán quedarse a comprobarlo? Lo haria, de tener su pistola. Maldijo una vez más, antes de emprender una marcha acelerada hacia la luz, que le condujo afuera del edificio
-¡Xyzanas! ¡Xerils! ¡Virgon ga Terra!...-dijo maldiciendo entre dientes mientras cruzaba el umbral y salia a la ciudad de Rocavarancolia.

Sigue en Plaza de la Fuente.

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す           争            基         ま
べ           は            づ         す
て           欺            い          。
の           瞞            て          
戦           に            い          

Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
Zarket
Zarket

Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha

Personajes :
Spoiler:

Armas :
Spoiler:

Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
Humor : En muerte cerebral.

Prisión (Archivo VI) Empty Re: Prisión (Archivo VI)

14/08/14, 05:25 pm
El techo de la mazmorra recibió a los somnolientos y desenfocados ojos del carabés, todavía no despierto del todo. La cabeza le pesaba horriblemente, y durante un par de segundos se vio incapaz de pensar o hacer nada. Parpadeó varias veces, llevándose la mano izquierda a la cara para frotarse los ojos a la vez que bostezaba. Poco a poco la lucidez volvió a él, y de esta forma pudo unir algunos pensamientos.

«¿Dónde estoy?» que hubiese comenzado a despertar no significaba, naturalmente, que su mente funcionase a buen ritmo, así que todavía tardó unos segundos en recordar la charla del día anterior. Rememoró las promesas de gloria, de encontrar un lugar donde sacaría su verdadero potencial, donde realmente podría triunfar, un mundo nuevo que podría explorar y estudiar... Y esas ofertas irresistibles chocaron con la potencia de una devastadora explosión contra lo que ahora veía y sentía.

Se sentó en el sucio catre frotándose la espalda, nada acostumbrado a dormir en un lugar como ese, y reprimió otro bostezo. Tras volver a frotarse la cara con el brazo dio un vistazo general a la habitación, abiertamente confundido. Desde luego el último lugar donde esperaba despertar era una celda de piedra, oscura y maloliente con un incómodo camastro donde el colchón era tan horriblemente incómodo que no deseaba ni al que ocupase el último lugar de los ránkings.

Su respiración se había agitado levemente ante un naciente sentimiento de miedo que comenzaba a oprimirle el pecho. Estaba en un lugar desconocido, a un universo de distancia de Carabás y sin ninguna posibilidad, a primera vista, de escapar. No entendía para nada por qué un puñado de alienígenas podía tener la intención de ¿secuestrarle? y, de hecho, en otras circunstancias podría haber reído por no llorar. Pero en aquel momento sólo sentía miedo.

Se puso de pie con cuidado, sintiendo el martilleo de la sangre en sus sienes. En ese momento se dio cuenta del relativo agobio que sentía en el cuello debido a la bufanda. Se rascó con incomodidad, cayendo en que la temperatura era mayor que durante la fresca noche previa, intentando empujar este pensamiento. No era prioritario y, la verdad, en un lugar tan desconocido como aquel prefería agarrarse a su preciada prenda con un tinte de inconsciente irracionalidad.

Un recuerdo repentino hizo que se volviese hacia la “cama” en la que había despertado y comenzase a buscar entre sus sábanas. Se volvió a rascar el cuello y alejó algo de sí la bufanda, en un intento de que le diese más el aire sin desprenderse de ella, mientras revolvía aquellas finas telas procurando encontrar aquello que sabía que no se encontraba allí, a pesar de su negativa a aceptarlo. Sus movimientos se hicieron más frenéticos y veloces, hasta que con un grito de frustración se llevó la delgada tela que servía de sábana y la tiró como si nada sobre aquel camastro.

«Me la he dejado en casa» pensó con desilusión, mordiéndose los labios e intentando aguantar las lágrimas que pujaban por salir de sus ojos. Logró contenerlas, aunque eso no quitó que todo a su alrededor se emborronase debido a ellas. No le importaba: su tablet para dibujar había requerido un enorme sacrificio económico en el momento en el que la compró y, más allá de ello, era su gran válvula de escape. Hal amaba dibujar con toda su alma, y verse de pronto completamente incapaz de eso por un estúpido descuido había sido la gota que colmaba el vaso de la confusión y el miedo que había sentido tras ese despertar.

Se quitó las lágrimas que bailoteaban en sus ojos sin llegar a derramarse, emprendiendo un lento camino hacia la puerta. No sabía muy bien qué hacer o siquiera qué pensar. «Espero que no sea todo tan primitivo» deseó, echando un vistazo a la habitación. Si aquello era un indicador del estado en el que se encontraba aquel mundo sentiría una gigantesca desilusión, aunque de alguna forma sentía que aquello era lo adecuado. «Un mundo donde encontrar mi verdadero valor… Pues claro, ¿qué soy yo sino el colmo de la mediocridad? Realmente si Rocavarancolia entera es así será una ciudad a mi medida».

No había salido todavía de su habitación, limitándose a mirar de un lado a otro del pasillo. Se encontraba ahora ante una difícil decisión, y más todavía debido a la inexistencia absoluta de cualquier tipo de información. «¿Y ahora qué hago?» se preguntó, con claros tintes mentales de indecisión y desesperación. Podría quedarse allí dentro… «Quizás sea una especie de prueba para… para… ¿Para ver nuestro… instinto de… preservación o… inteligencia de alguna clase?. Miraba hacia ambos lados sin saber bien qué pensar. Aquella posibilidad no tenía ningún tipo de sentido, pero después de prometerle la gloria había despertado en una mazmorra húmeda y apestosa, así que no podía eliminar el riesgo de que la lógica rocavarancolesa funcionase de una manera muy distinta a la carabesa. «O quizás… ¿Y si lo que buscan es ver… La inventiva y… ehm… independencia…?». Aquella línea de pensamiento tenía tanto sentido como la primera, así que también tuvo que ignorarla. Se rascó el cuello, comenzando a pensar seriamente en la posibilidad de quitarse la bufanda. «Quizás… Quizás realmente debería estar encerrado, pero se olvidaron de cerrar la puerta...». Aquella posibilidad también era un sinsentido, a menos que los habitantes de aquel lugar fueran enormemente estúpidos, cosa que veía más verosímil.

Se adentró un poco en el pasillo, sintiendo una notable timidez. No sabía realmente qué hacer, aunque su insaciable curiosidad le empujaba a salir. Estaba confuso, estaba molesto, sentía un miedo atroz y, además, se sentía muy inseguro e incapaz de decidir si quedarse allí o intentar salir. Pero a pesar de todo estaba en un mundo nuevo y desconocido, con geografía, clima y vida muy distinta a las de su planeta, además de estar probablemente en otra galaxia, con distintas estrellas... A pesar de todo lo anterior una parte de él seguía muriéndose de ganas de obtener toda esa información y empaparse de ella.

Aun así seguía sin saber qué hacer. Su corazón bombeaba con tal rapidez que podía sentirlo a la perfección. Dio medio paso atrás, decidiendo por un momento volver allí dentro, pero algo lo detuvo. Su inseguridad funcionaba en ambos sentidos, y del mismo modo que no podía decidirse a abandonar aquel lugar tampoco podía hacerlo con respecto a quedarse dentro. Además, también deseaba encontrar rocavarancolenses. Comenzaba a llegar a la conclusión de que aquello no podía llamarse exactamente secuestro, no teniendo en cuenta la charla con aquel hombre. Si lo hubiesen querido raptar simplemente habrían usado algún hechizo de inducción al sueño, así que detrás de aquello debería haber alguna explicación. Quizás una explicación absurda, quizás una que, a sus ojos, fuese completamente ilógica, pero tenía por seguro que no era un secuestro (o, al menos, no exactamente lo que Hal entendía como tal).

Había comenzado a encadenar pasos vacilantes casi sin darse cuenta, mirando muy cuidadosamente alrededor suyo. En su mente comenzaba a preparar alguna clase de discurso que diría al primer rocavarancolés que se encontrase, exigiendo explicaciones con educación pero con una fuerte firmeza. Un discurso que con toda probabilidad olvidaría en el mismísimo instante en el que viese a alguien, pero su mente necesitaba distraerse con algo. Y el “algo” que estaba más a mano eran sus propias diatribas mentales.

Mientras seguía con su titubeante paseo, cada vez más rápido y, en apariencia, un poco menos dudoso, decidió quitarse su preciada bufanda del cuello. La dobló varias veces y la mantuvo en la mano, cuidándose por el rabillo del ojo de que no se arrastrase por el suelo. No le gustaba desprenderse de aquella prenda, uno de los pilares definitorios de su magro estilo, pero la verdad es que entre aquello y la situación general comenzaba a sentirse demasiado agobiado.

Tuvo que frenar justo antes de pegarse un golpe contra la pared, descubriendo que acababa de dar con un giro en el pasillo. siguió el camino, reprendiéndose mentalmente por andar descuidado en aquella situación. En sus oídos, el sonido de la sangre bombeada le hacía pensar, más bien, en que lo que estaba haciendo correr su corazón por el interior de sus venas y arterias era miedo puro.
Poblo
Poblo

Ficha de cosechado
Nombre: Alyssa
Especie: Humana
Habilidades: Orientación, memoria y reflejos.
Personajes :

Armas :

  • Valek: Guanteletes ballesta y runas.
  • Xalkoth: Ninguna.
  • Kirés: Lanza, espada y ballesta de brazo.
  • Alyssa: Hacha de mano pequeña.

Status : Ducking Crazy!

Prisión (Archivo VI) Empty Re: Prisión (Archivo VI)

14/08/14, 05:47 pm
Lo primero que notó Kirés al despertar fue el frío, que le calaba hasta los huesos y era más intenso que cualquiera que hubiera sentido hasta el momento. “¿Q-qué… d-donde?

Tiritando, el enderth se incorporó y echó un vistazo a su alrededor mientras trataba de cubrirse todo lo posible con su capa de agua. Estaba rodeado de cuatro paredes de piedra, en un estado un tanto decrépito. Una de ellas tenía una puerta cerrada y su primer impulso fue el de levantarse y ver si podía abrirla, pero la razón se impuso al instinto. “Vamos por orden. No estoy herido, así que comprobemos que llevo encima” Y así lo hizo. Conservaba su ballesta en su antebrazo, pero faltaban tanto su lanza como su zurrón, y en este último llevaba agua, la comida y la munición. Al darse cuenta de ello comenzó a soltar maldiciones en clinger por lo bajo. Al menos la ballesta estaba cargada, peor eso no le iba a hacer sentir mejor.

Sin ningún arma más que un par de pernos moverse era muy peligroso pero no le quedaba otra. Así que con cautela se acercó a la puerta, y tras ver que no estaba cerrada la abrió con cuidado, descubriendo un pasillo oscuro por el que decidió avanzar. Escuchó voces, y creyendo que podían ser de sus captores decidió evitarlas.  Mientras buscaba la salida intentó hacer memoria de lo que había pasado, y tras repasar sus recuerdos un par de veces solo pudo llegar a una conclusión:
“Maldito pájaro tramposo. Me ha drogado… o eso creo. Al menos es la única explicación que tiene sentido”

Sigue en la plaza de la fuente.
Dal
Dal

Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.

Prisión (Archivo VI) Empty Re: Prisión (Archivo VI)

14/08/14, 05:55 pm
La niña despertó de su agradable sueño pero no abrió los ojos, le gustaba remolonear en la cama que estaba calentita. Todavía sin abrir los ojos dio media vuelta pensando que aún le quedaba cama, cosa que habría sido cierta de haber estado en su cama, y se cayó.

Se levantó del suelo frotándose la frente. <<¿Donde estoy? ¿Sigo soñando?>>. Desde luego a la niña no le parecía un sueño. <<¿Será esto Rocavracolia?>> pensó pasándose una mano por el pelo, al poco decidió que poco importaba pero que quizá sería mejor buscar una salida y echar un vistazo. Antes de salir comprobó que todas las cosas estaban donde tenían que estar.

Dirigiéndose a la puerta oyó un repiqueteo cercano, sin acordarse que era su cascabel miró alrededor buscando hasta que al final se percató. Lo agarró con la mano e instantáneamente le vinieron a la mente sus hermanos, por un instante se preguntó si la echarían de menos, pero se acordó de las palabras de la mujer y de que la habían olvidado, o eso le había dicho. También le había dicho que sólo sería un año, y un año pasaba rápido así que no tardaría en volver a verlos. Ese pensamiento le daba fuerzas para continuar.

Abrió la puerta y salió a una especie de pasillo, al parecer toda la edificación era de piedra. El repiqueteo del cascabel al moverse hacía eco por el pasillo, y con la mano apoyada en la pared fue avanzando por el pasillo. Se paró cuando vio una figura caminando hacia ella, cuando lo tuvo más cerca se dio cuenta de que parecía un chico.

Le saludó con la mano y se acercó a él, era extraño, sus ropas y su pelo eran diferentes. Pero lo que más le llamó la atención a Varsai fue su nariz, alargó la mano hacia la nariz del chico sin atreverse a tocarla y después la dirigió a la suya propia. <<Qué curioso>> pensó mientras revolvía en sus bolsillos hasta dar con lo que buscaba.

"Hola, me llamo Varsai ¿y tú?" escribió pensando que aquel curioso muchacho no debía conocer el lenguaje de signos.

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Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
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Prisión (Archivo VI) Empty Re: Prisión (Archivo VI)

14/08/14, 06:25 pm
El masaje del íncubo no le sirvió para nada, pues Twixy's se levantó igualmente dolorida y con la espalda hecha un ocho. Aquella no era su cama, sin duda, y el agujero húmedo y apestoso donde la habían dejado no era su apartamento. Al incorporarse, su espalda crujió y la frivy soltó una maldición. Seguía llevando la misma ropa que la noche anterior, y la habían acostado incluso con los zapatos puestos. La peluca debía estar hecha un fiasco... Buscó por el suelo sucio y lleno de moho, palpándo en la oscuridad casi con asco, hasta que dio con el bolsito de plástico transparente que llevaba encima durante su encuentro con el íncubo. Dentro comprobó su móvil, pero no encendía, y al mirar la batería la vio derretida. << Cachy'x...>> maldijo. Su reproductor de música sí parecía funcionar, y su estuche de maquillaje estaba intacto. Y, como había imaginado, su peluca estaba mal colocada, además de su maquillaje corrido. Arreglarse fue una de las prioridades de Twixy's, con una maestría envidiable dada la situación y la oscuridad, sin hacer caso ni de su tiritona, pues en aquel antro infernal no tenían ni calefacción decente.

-¿Superpor qué hace tantísimo fresky's aquí?- se quejó entre dientes.

Su prioridad, una vez arreglada, era salir de allí y encontrar algo de abrigo y un sitio menos cutre. A ser posible una persona a la que preguntarle qué tenía que hacer para conseguir el poder que el desconocido le había prometido. Se puso en pie y trastabilló, pues el suelo era irregular, y sus tacones no estaban hechos para andar por piedra erosionada, pero de alguna forma se las apañó para ir hasta la puerta.

-Megaestúpido suelo, megaestúpidas paredes mugrienty's, megaestúpido buenorry's mentiroso...-iba siseando mientras avanzaba tiritanto por el pasillo.

Por supuesto, la idea de cubrirse con las sábanas del camastro ni siquiera se le había pasado por la cabeza. Antes moriría de frío que dejaría que alguien la viese con aquellos harapos cutres encima. Iluminaba el camino con su reproductor de música, y a los pocos metros, le fue cogiendo el tranquillo a caminar sobre piedra; solo tenía que buscar las zonas más estables y dar pasos cortos y ligeros.
Carmesí
Carmesí

Ficha de cosechado
Nombre: Lemus
Especie: Humano
Habilidades: Oído músical, carisma y valor

Personajes : Norou, Wintelgy y Lemus

Prisión (Archivo VI) Empty Re: Prisión (Archivo VI)

14/08/14, 06:35 pm
Lemus se despertó, pero no podía recordar cuando se había dormido ni donde.

“Agggg… joder..-se quejo con voz ronca llevándose las manos a la cara-“

Le molestaba bastante a pesar de que fuera poca la luz que entraba por una ventana destrozada.

<<¿Pero donde estoy? Debo seguir en la mansión…>>
Se sentía como si le hubiera pasado un
camión por encima. <<¿Munuda resaca… ¿pero qué hice ayer?>> La vista de Lemus se iba centrando, pudiendo ver ya donde se encontraba. Estaba tumbado en una cama destartalada, a parte de unos muebles hecho astillas y aquella ventana con los cristales rotos y las cortinas caídas en el suelo. <<Menuda mierda… Recordaba la mansión mas lujosa.. –recordó con dificultad->>

Lemus se incorporó y sintió unas fuertes nauseas e instintivamente busco sacar la cabeza fuera de la cama para no vomitarse encima y echó en el suelo un puñado de barza espesa. Se quedó sentado en la cama con la cabeza entre las las rodillas, como otras tantas veces, escupiendo una y otra vez, aquella saliva espesa y amarga hasta que se le paso un poco el malestar… <<Buaf… menudo ciego tuve que coger ayer..>>

Lemus se levanto un poco mareado y se acercó a la ventana.

“Serán hijos de puta!-Exclamó al ver un puñado de ruinas- esos cabrones me han abandonado de nuevo… no tiene ni puta gracia! ¿Pero donde coño estoy? ¿Chernóbil? –gruñía enfadado, no era la primera vez que le hacían la gracia de abandonarlo mientras pasaba el ciego y se despertara en un lugar desconocido-Esos gilipollas me van a oír… -murmullaba Lemus buscando el móvil en el bolsillo de la chupa- ¿pero… qué…?- preguntó al ver que su móvil no era mas que un triste bulto de plástico medio fundido- “¡menudos hijos de puta!-gritó enfadado lanzando el “móvil” por la ventana-“

Pudo ver entonces como algún tipo de ave rechoncha volando rápidamente hacia lo que parecía una fuente, recordándole la sed que tenía… <<Si buenos a ver la sorpresita que me tienen preparada ahora esos malnacidos…-pensaba enfadado mientras se dirigía furioso a la puerta para bajar->>

Todo lo que encontró eran más que ruinas. Fue cuando comenzó a recordar lo de aquel jonky de la mansión… del contrato que firmó… aun así no entendía nada y se moría de sed. Así que decidió ir a la fuente ya que no veía agua por ningún lugar.

Sigue en la plaza de la fuente.

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-Tsuki Tsuki Tsuki♥♫♪-
Evanna
Evanna

Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astucia

Personajes :

Armas :

Prisión (Archivo VI) Empty Re: Prisión (Archivo VI)

14/08/14, 07:43 pm
El olor a humedad inundo las fosas nasales de Samika antes incluso de que sus ojos se abrieran, sumida en una total desorientación y sin entender por su espalda parecía quejarse del dolor. Aun un poco mareada se incorporo, notando las aspereza y dureza del lugar donde se hallaba recostada y que no le resultaba conocido al tacto.

-¿Una cama?¿Que hace aquí una cama?- pregunto confundida al por fin darle forma al lugar donde estaba sentada. Se levantó y agarro fuertemente su bastón para orientarse por el suelo desigual, dando pequeños pasos intentando no tropezar con nada, alcanzando la pared mas cercana y notando con sorpresa que era de piedra. No entraba apenas luz que permitiera a los ojos de Samika poder situarse mejor. Fuese como fuese, aquello le estaba poniendo de los nervios"Vale...Sami, calma...busca la salida antes de que aparezca algún psicópata con un hacha. Ni milagros, ni portentos, ni hostias" pensó nerviosamente pues aquello no se parecía ni por asomo a lo que había esperado encontrar tras todas las palabras de aquel hombre con extraños bichillos pululando a su alrededor.

No lo pensó mas, uso el bastón como guía y la pared en busca de la puerta. Cuando la encontró y pudo abrirla sin problemas, suspiró de alivio. "¿Que clase de psicópata se deja la puerta abierta?" pensó confundida y reviviendo en su mente esas peliculas e historias que su amiga Sara le gustaba contarle"Como sea, si aparece le daré de bastonazos..." aseguro la chica frunciendo el ceño con fastidio saliendo a lo que apenas pudo identificar como un pasillo con luces sujetas a la pared. No fue hasta acercarse lo suficiente que pudo ver eran que se trataba de antorchas, extrañas antorchas cuyo fuego no quemaba y que iluminaban muy precariamente. Cada vez la cosa era mas extraña y seguía sin saber donde demonios estaba.

No tenia muchas opciones así que con dificultad y quejándose mentalmente del sari que no le permitía moverse con libertad avanzo por el pasillo sin orientación alguna, su visión no alcanzaba mas allá de un par de metros de distancia a un nivel extremadamente borroso, mas allá de eso solo eran luces y sombras sin forma alguna, o al menos así seria su visión con una luz adecuada. Intentar forzar para ver mejor, cosa que era imposible de por si, solo terminaba dándole dolores de cabeza por lo que Samika prefirió confiarse en su bastón y en su oído y tacto para notar las irregularidades a cada paso, moviéndose con inquietud pero con mas seguridad que si usaba sus ojos. Así fue como pasado un tiempo que no logro identificar, pudo escuchar un taconeo proveniente del pasillo mas adelante y que le hizo quedarse paralizada del susto, un taconeo rápido y corto que resultaba extremadamente confuso de escuchar en ese tipo de lugar.

"¡Un ser vivo por fin!" exclamo esperanzada de encontrar algo que no fuese paredes de piedras y antorchas, solo esperaba que no fuese alguien peligroso pero no le quedaba otra que arriesgarse, quería salir de allí y no encontraba la salida por si sola. Agilizando el paso todo lo que podía intento dar encuentro al dueño del taconeo. Le costo, pero lo consiguió tras doblar una esquina y la imagen que recibió fue la de una chica realmente alta y un brillo de luz que le recordó al de su móvil y que le la cegó momentáneamente aun mas de lo estaba ya. " Mis ojos...¡que me quedo ciega del todo! parpadeo cubriéndose un poco del resplandor repentino, aliviada a pesar de todo de encontrar a alguien al fin.

-Que alivio de encontrar por fin a alguien, llevo un buen rato andando...¿sabes donde estamos? ¿Has visto a alguien mas? Estoy desorientada -dijo hablando en ingles esperando que la chica no tuviera problemas con el ingles, sino iba a ser un poco complicado.

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Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad

Spoiler:
Zarket
Zarket

Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha

Personajes :
Spoiler:

Armas :
Spoiler:

Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
Humor : En muerte cerebral.

Prisión (Archivo VI) Empty Re: Prisión (Archivo VI)

14/08/14, 08:28 pm
Giró una vez. Luego otra. Aquellos pasillos no parecían tener ninguna clase de indicación acerca del lugar donde se encontraba la salida, de forma que los desvíos los tomaba muy al azar. Además, su propia lentitud, alimentada tanto por su terrible inseguridad como por un miedo visceral, era la culpable (parcialmente) de que su avance dentro del edificio fuera casi nulo.

Estaba perdido en cavilaciones internas, pensando cómo debía ser aquel mundo, entre otras cosas. Su principal línea de pensamiento, sin embargo, estaba dedicada a los rocavarancolenses. Intentaba averiguar por qué, después de aquellas promesas, había amanecido en una mazmorra primitiva, cutre y maloliente, sin demasiado exito, pero también creaba encuentros mentales contra rocavarancolenses imaginarios. En algunos se excusaba por andar por ahí como si aquello le perteneciese, en otros exigía una respuesta a sus dudas, y en otros, en realidad, se limitaba a pegarse a la pared aterrado. Pero todas estas posibilidades se borraban de su cerebro cuando dejaba de pensar en ella.

Unos pasos lo interrumpieron, haciendo que su mirada, que hasta entonces había permanecido en un punto del suelo no muy lejano de él, se levantara con brusquedad. Frunció muy levemente el ceño mientras escudriñaba la oscuridad, observando el perfil de una persona acercarse hacia él. Fue instintivo el medio paso atrás que dio. A una velocidad completamente vertiginosa sentía como ahora su miedo se mezclaba con unos terribles nervios. Había sido muy sencillo estar solo en aquel lugar, pero ahora que se encontraba con otra persona debían llegar las explicaciones (las suyas propias, las de ellos, o quizás las de todos) y comenzar... ¿Comenzar el qué?

Cuando vio a la varmana parpadeó. Una. Dos veces. Por un momento pensó que la culpa de aquella cara la tenía algún hechizo de moldeado corporal, pero esta posibilidad la deshechó casi antes de pensarla. «Es muy joven» se dijo, con algo de aprehensión. Su cara estaba inusitadamente seria, pero su mente se movía a gran velocidad. «¡Claro, debe ser una rocava-! ¡¿Eh?! ¡¿Qué carajo estás haciendo?!». Ante el gesto de la niña apretó sus labios y abrió algo sus ojos, en un claro gesto de indignada sorpresa. Se alejó medio paso de ella, preguntando a qué venía lo de intentar tocarle. «¡Como si aquí la nariz rara fuese la mía!».

Entrecerró un poco sus ojos cuando vio que la desconocida comenzaba a... «Eso... ¿Es una libreta y... un lápiz?». Su ceja izquierda se había alzado de forma imperceptible. El lápiz de grafito, en especial, le parecía una antigualla. ¿Cómo podía ser que la gente de aquella ciudad escribiera con aquello? Definitivamente, cuando más pasaba allí más terriblemente cutre le parecía todo aquello. En su mente, la hipótesis de que el motivo de que encajase tan bien en aquello era que aquella ciudad era reflejo de su propia valía iba cobrando fuerzas. Y eso le desanimaba profundamente, aunque a su cara sólo llegaba una mínuscula parte de este sentimiento.

Tardó un segundo en darse cuenta lo que "significaba" los trazos de la libreta, y eso hizo que pasara la mirada, abiertamente confundido, entre la chica y su posesión. No era difícil suponer que aquello era un alfabeto, uno que desconocía, algo que ella no sabía. Eso la había descartado como rocavarancolesa: teniendo en cuenta la charla con Trazo era bastante evidente que los seres de aquella ciudad conocían la magia logomántica. Por tanto, teniendo en cuenta que no podía ser de aquella ciudad, y que claramente de Carabás no era, sólo había una posible explicación de su paradero. Y esa conclusión había supuesto un pequeño shock para el carabés.

—Ehm...

«Muy bien dicho, genio, seguro que la impresionas con tu capacidad de elocuencia» el tono de su crítica mental, extraordinariamente ácido, era uno que pocos pensarían que usaría un adolescente de menos de catorce años para criticarse, pero Hal tenía tan desarrollada la capacidad de reconocer y criticar sus propios fallos que era algo completamente rutinario en su mente. No sabía muy bien qué decir: ¿cómo comunicarse con un ser de otro planeta sin tener acceso a ningún hechizo logomántico que uniese ambos idiomas? Estaba en una difícil tesitura, y... «Un momento, ¿y si ésto es simplemente una especie de prueba?». Seguía sin verle mucho sentido a aquella línea de pensamiento, pero valía la pena intentar ver si los rocavarancolenses intentaban estudiarlos de esa forma.

—Hal —su nombre lo dijo una sola vez, alto y claro, mientras se señalaba a sí mismo con el índice tres veces, haciendo el gesto cada vez de la forma más brusca posible para dejar claro el significado de aquello. Después la señaló a ella misma, deseando haber dejado claro su intención. Su cara era una máscara de seriedad, no así su mente. «Parezco un idiotaaaaa» lloriqueaba.


Última edición por Zarket el 14/08/14, 09:04 pm, editado 1 vez
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Prisión (Archivo VI) Empty Re: Prisión (Archivo VI)

14/08/14, 08:51 pm
Twixy's se topó de bruces con alguien y casi pegó un chillido. Era una niña insulsa, tapada como una cebolla, que daba golpecitos al suelo con un bastón. La apuntó con el reproductor de música y la niña se cubrió los ojos. La luz no era demasiado potente, por lo que Twix pensó que era una exagerada. Hizo una mueca, evaluándola. La ropa no era en sí tan horrible si no fuese la chiquilla tan tapada, al menos sabía elegir bien los colores. Cogió de un pico del sari para inspeccionar la tela, casi ignorando las palabras de la desconocida, tuvo que acuclillarse para verla bien.

-Megano entiendo una mierdy'x de la total-le dijo, aún estudiando la tela- Superhazme el favor de hablar bien. ¿Qué tely'zz es esta?

Era realmente suave. En casa había intentado experimentar con algo más que el plastico y las telas elásticas que usaban, y las fibras naturales le daban orgasmos cada vez que se las ponía, pero no tenía ni idea de como trabajar con ellas, y no estaba dispuesta a dejar que su jefa se llevase la gloria de introducirlas.
Jack
Jack

Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia

Personajes :
Jack: Vampiro de humo terrícola.
Atol/Skarog: Helión libense.
Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
Tawar: Repobladore de la montaña

Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.

Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco


Humor : Os falta bosque, gigantes

Prisión (Archivo VI) Empty Re: Prisión (Archivo VI)

14/08/14, 09:33 pm
Tesón despertó en una mala postura, tumbado de forma dolorosa en la cama. Para colmo, había soñado con esa misteriosa ciudad que le había prometido aquella criatura de voz milagrosa. Ciudad en ruinas y plagada de herejes que tendría la oportunidad de reconstruir y de convertir. Pero aunque el pensar en ruinas le despertaba ese espíritu de constructor, también le provocaba cierto desasosiego y malestar.

Por ello salió con presteza de la cama, reordenó su plumaje y miró con ojo crítico la estancia donde estaba. Estaba claro que necesitaría herramientas y tiempo, mucho tiempo, lo que se traducía en víveres y demás, y, obviamente, no tenía nada de eso en aquel cuartucho. Comprobado eso, se acercó a la puerta destartalada y abrió con un quejido. A pesar de que adivinó lo que iba a ocurrir antes de tiempo, no pudo evitarlo: la puerta de madera cayó al suelo y tuvo que agarrarla bien para que no cayera del todo.

-¡Por la Voz, este sitio necesita mano dura cuanto antes! ¿Quién puede vivir aquí?

El roquense empezó a detestar inmediatamente a semejantes ciudadanos tan desastrosos, ¡y encima convivían con numerosos ateos! Sin embargo, recordó que aún no había visto nada más que una mísera habitación, lo cual era nada comparado con la gran ciudad de la que le habían hablado la noche anterior, por lo que frenó el caudal de pensamientos y se aventuró por el pasillo. No obstante, antes de ello dejó la puerta con suavidad sobre el suelo, a un lado de la entrada, donde fuera visible pero no molestase.

Había unas escaleras y una ventana que daba a una plaza con una especie de... Algo que se erigía en el centro, pero nada discernible desde esa distancia. Por lo poco que vio del resto del paisaje, todo estaba ruinoso, pero no pudo fijarse mucho más pues unos sonidos estridentes llamaron su atención.

Se llevó las manos a los oídos, gruñendo como solo un roquense podría hacerlo, y se dirigió a la fuente del sonido. Como suele ser normal en la naturaleza, según se fue acercando, el volumen fue aumentando, por lo que su mente atormentada sufría con cada paso. Por fin encontró la fuente y se quedó mirando espantado. ¡Monstruos! gritó su yo interior, asustado momentáneamente. Tenían formas muy dispares, demasiado dispares. Y sus voces... ¡qué horror! Su instinto de supervivencia le hizo moverse y pensar en otra cosa distinta de la curiosidad que le despertaban.

Echó en falta tener sus herramientas, ya que en caso de peligro le podrían ser útiles. No se paró a fijarse en si le habían visto o no, simplemente corrió, buscando una salida. Su cabeza solo tenía sitio para pensamientos de huida, excepto un rincón de esta que se debatía entre sentirse engañado por la criatura que le convenció de ir a Rocavarancolia o seguir fiándose de ella. Una cosa estaba clara: si esos monstruos le mataban, esa cuestión no tendría importancia. Así que corrió.

Cuando encontró una puerta a la salida, a la ciudad en ruinas, pudo respirar con tranquilidad unos segundos. Pero de inmediato le embargó un nuevo miedo: ¿habría más criaturas así entre las ruinas de ese nuevo mundo? Tenía que encontrar un refugio, provisiones, herramientas y, quizá, armas para defenderse. Enfiló la avenida en que se encontraba, alejándose del edificio que albergaba semejantes horrores. Por desgracia, en aquella plaza seguían las siluetas que había visto antes, pero no las evitaría hasta verlas de cerca: quería ver bien a los posibles depredadores de ese mundo. Y, quizá, ese porcentaje ínfimo de su mente que esperaba y deseaba que fueran pacíficos tendría razón. Lo descubriría pronto.

Sigue en la plaza de la fuente.


Última edición por Jack el 15/08/14, 12:13 am, editado 1 vez

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