El Cuchitril (Archivo I)

Recuerdo del primer mensaje :

Observamos multitud de casas en la zona de la Plaza de los Colaespina y… lo cierto es que no resulta fácil encontrar un buen lugar, pues los edificios que sí cumplen con los requisitos que buscamos, después por dentro son inhabitables. Caso destacable aquel que parecía ser un candidato perfecto… hasta que me llevé un buen golpe en el culo en el suelto bajo el que pisaba. ¡Y las astillas tampoco perdonan! Y Gael se ríe… “¡No tiene gracia!”, pero no me oye en la burbuja que acaba de crear.

Me llama la atención un edificio grande que veo a un lado de la calle. No tardo nada en señalárselo y decirles de acercarnos a él, aunque algunos ya se habían fijado en él. Dentro del edificio, cuya puerta se conserva en un estado decente –aunque chirría como mil demonios–, encontramos un panorama que, de haber estado en mejor estado, podría jurar con las manos en el fuego que se trata de una posada. ¡Y eso significa muchas habitaciones! Además, es prácticamente toda de pierda. Mientras pienso esto, nos repartimos todos entre el salón, aunque yo no tardo en subir las escaleras para observar cómo está el piso de arriba. Este edificio está muy pero que muy bien, el suelo es mucho más resistente que el de otros edificios y los desperfectos que tiene se pueden arreglar. Las ocho habitaciones de las que consta el piso son más que suficiente para todos, aunque los muebles sí es necesario cambiarlos.

—¿¡Cómo va por ahí abajo?! –grito a los que se han quedado–. ¡Por aquí cumple con los requisitos mínimos de calidad, aunque mejor que por ahora ahuyentemos a los de sanidad!–observo mirando los insectos que recorren los muebles carcomidos.

Dirke siguió como buenamente pudo las conversaciones hasta que los pájaros llamaron a la ventana y desvió su atención hacia ellos. No tardó en entender que eran mensajeros y que traían cartas para todos, era algo de cajón de madera de pino. Lo que no esperaba es que una de las cartas fuera para él. <<Magia>>. Era su explicación por defecto a todo lo que se escapaba a su entendimiento y, después de todo, no era una explicación tan mala.

En cuanto abrió la carta descubrió que le sería más sencillo si dejaba que la leyera otro en voz alta. Imaginaba que no habría mucha diferencia entre unas y otras, si estaban enviando tantas. Para su sorpresa, fue dama Diurna la que la leyó. El mal humor inicial de la bruja maldita parecía haber desaparecido del todo.

-¿Fiesta?-preguntó a pesar de que creía haberse enterado bien-. ¡Qué teta me lo voy a pasar!-Ni siquiera sabía decir quien era la reina de la gala, pero le daba un poco igual. Prometía ser divertido y eso al alemán le bastaba. Seguidamente, asintió a la pregunta de Jack-Claro, Claro. Me quedo hasta... eh... ¿Sobre después de la fiesta?-se había hecho un cacao con las preposiciones-. Estoy aquí durante el tiempo indefinido, en la Sede.

Se bebió lo poco que quedaba ya de su vaso de agua y reprimió las ganas de atacar el pozo del cuchitril para dar un trago más.

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Giz no recibió la noticia con tanto entusiasmo como el hombre árbol o Jack, pero tampoco con tan poco como Noel o Wen. Lo único que le preocupaba de la fiesta era la ropa de gala y si acaso, el tener que informarse un poco acerca de las costumbres libenses, pero no tardó en verle el lado bueno a la celebración. Estaba claro que tanta pomposidad, tantos remilgos y tantos bendecidos por la luna tenían el principal y único objetivo de regalarle la vista a la reina de Libo. Pero quitando el que fuera como una Varanubliagálago de buen rollo, era el sitio perfecto para conocer a los transformados más escurridizos de la ciudad. <<Todos son todos>> obvió.

-Puede ser interesante ver al consejo en un ámbito más relajado o en modo fiestero y, además, la fiesta estará llena de gente importante. Si estas galas son fieles a lo que he leído en los libros de vuestro mundo, es un buen momento para darnos a conocer- <<y para conocer príncipes y princesas azules>> acabó el chiste para sí mismo. Se frotó las manos con cara de concentración y, mientras continuaba con sus cábalas de publicidad, acabó pensando en voz alta-. Todos son clientes potenciales.

>>Tal vez debiera visitar la biblioteca antes de ir al Castillo-al mencionarlo cayó en lo que había dicho la vouivre un par de conversaciones atrás. Estaba todavía medio sopa y no había contestado en su momento-. Y Wen, como dice Noel, no tienes más que pedir un animal y me pongo manos a la obra-ofreció por fin.

Sonrió orgulloso ante el comentario de Wen sobre su gata.
-Sé lo que es tener envidia, hasta hace nada no podía ni acariciar a las de los demás. Salvo a Feliks, claro.
El comentario sobre Elunin le hizo casi soltar una risotada, sin pensar siquiera en el pobre nublino tímido y en que allí escuchando había otros dos en las mismas circunstancias que él. Cuando Jack se defendió se ganó una colleja de Noel y el fuego fatuo tuvo que volver a contener la risa.

Una bandada de pajarracos llamó a una ventana de sopetón y Gael se sobresaltó. Eran tan solo criaturas demiúrgicas, pero las cartas que traían consigo daban a entender que no estaban allí por casualidad.
-Yo prefiero que me toque Ravenclaw, además el azul me hace juego -contestó al comentario de Wen mientras abría su carta. «Y yo creía que a un colegio de magia ya había aceptado ir cuando vine a esta ciudad».
Lo que tenía entre manos era una invitación a un baile en honor a la alianza con Libo. De entrada no supo qué pensar de aquello, y ya empezaba a escuchar los comentarios de sus compañeros, unos más interesados que otros en el evento. «Esto es un poco surrealista... no me hubiera imaginado nunca que había cosas así en esta ciudad... supongo que estoy demasiado acostumbrado a la parte decadente».
-Pero... no sé ni si ir como yo mismo o dentro de un cadáver. ¿Qué pasa si le prendo fuego al ponche? -empezó a decir mientras se rascaba una oreja. Con la otra mano no paraba de arrugar y alisar el papel. Al escuchar la pregunta de Jack sobre la ropa de gala se quedó bloqueado un momento. «Es verdad... Lo que más tengo son harapos, mucho menos ropa de gala»-. Pues Jack... me temo que esta cenicienta va a necesitar hada madrina.
«Bueno... vamos a acabar pareciendo gansos, pero seguro que le encontramos al final la gracia a todo esto. O al menos la cena gratis». Realmente a Gael no le apetecía mucho pasar por aquello, como Noel mostraba abiertamente, pero tampoco se oponía a hacerlo por una sola noche. Era curiosidad, y además sabía que Giz tenía razón.

Noel se cruzó de brazos, apoyado en una pared con el desagrado aún plantado en el rostro mientras asistía a las dispares reacciones del resto. Aunque no le sorprendió el entusiasmo de Jack, no pudo hacer sino bufar ante sus comentarios. ¿Codearse con el consejo? Él prefería tener que ver con el consejo lo justo y necesario. Y cuanto más tendiese a nada, mejor.
-Primero me llamas mascota y ahora pretendes encasquetarme un disfraz ridículo -le dijo al vampiro mientras lo miraba con una expresión entre sarcástica y malhumorada-. Estás ganando muchos puntos por mi parte. Y creo que ya sabes en que se canjean -añadió sonando más serio de lo que pretendía debido al malhumor.

Cuando Giz habló, se despegó de la pared de golpe y se acercó a él mientras hablaba.
-¿Y cómo nos vamos a dar a conocer como lo que somos si vamos a tener que acudir al circo vestidos de payasos? -comentó usando el mismo tono irónico que había empleado con Jack. En el fondo sabía que el asreniano tenía razón acerca de los clientes, pero el rechazo que le había producido la perspectiva de acudir a un acto de aquellas características le impedían mostrarse racional o imparcial ante los comentarios positivos.
>>Y espero que sí le prendas fuego al ponche, al menos ocurrirá algo digno de ver -añadió burlonamente mirando al fuego fatuo.

Resopló con desaire no encontrando a nadie que le comprendiese realmente y volvió al lado de Wen como buscando su apoyo. <<Aunque quien seguro que me apoyaría sería Toima, nunca está cuando se le necesita ese maldito argos>>, pensó con un deje de fastidio. Sin embargo, sus pensamientos se interrumpieron al cruzar una mirada con la vouivre, dándose cuenta de una cosa. <<Y encima va a estar allí toda la maldita ciudad... ¿Qué pasaría si por el motivo que sea la gema de Wen queda al descubierto?>>. Su expresión adquirió entonces un tinte de preocupación, eclipsando en parte lo malhumorado de esta, y tuvo que morderse la lengua para no expresarlo en voz alta allí mismo debido a la presencia de Dirke.

Giz sonrió al escuchar el cruce de comentarios entre Jack y Noel y el problema de Gael con el ponche, pero cuando el draco dio muestras de estar fastidiado, lo reprendió unos segundos con la mirada antes de adoptar una expresión más despreocupada.

-Venga, que hemos sobrevivido a cosas peores-a la ciudad durante toda una cosecha, cuando todavía estaban a medias y, ya transformados, a mansiones encantadas y rachas de bestias en los subterráneos, entre otras cosas. Y ganaban dinero con ello-. Además, si no me quejo yo, que voy a tener que lidiar con dama Gula y el ranta de piedra..-pronunció el nombre de ambos con desdén.

Obviamente esto último era una broma. No había que ser muy listos para saber una de las cosas que podría estar preocupando a Wen ahora mismo y, por tanto, a Noel también. Pero había hechizos de ilusiones ópticas y seguro que con un poco de ayuda encontrarían una manera de minimizar el rastro mágico que dejara. Y, aún en el hipotético caso de que no funcionara y alguien se percatara de la gema de Wen, Giz veía improbable que el rey permitiera que nadie tratara de robársela. <<La impresión que se llevaría la reina no sería agradable si ve que nos matamos entre nosotros, no sería seguro para la alianza>>. Alianza que, por otro lado, Giz veía innecesaria. Pero eso era otra historia.

-Va a estar bien-siguió con el tema-. No sé por qué os asusta tanto una fiesta a estas alturas-realmente Giz no tenía ni idea de por qué tanto pánico. <<Con el entusiasmo que muestran en la taberna o aquí...>>. Esa solo sería más impresionante.

¿Cuervos? ¿Qué hacen aquí cuervos? Nunca me pareció ver ninguno en la ciudad. ¿Qué traen? Uno de ellos se acerca a mí para que recoja una misiva. Rápidamente desato el papel de su pata y empiezo a desplegarlo, aunque al ver el gesto de Wen prefiero esperar a que lea ella la suya en voz alta.

—¿Una fiesta? –Al instante abro mi carta y puedo comprobar que lo mismo pone en la suya.

Vaya, esto sí que es una sorpresa. ¿Cómo deben ser las fiestas por aquí? Noel, Jack, Gael… ¿me lo parece o presuponéis que se trata de alguna especie de fiesta de corte barroca? Tal vez… es lo único que se me pasa a mí por la cabeza también, la verdad, pero creo…

—Me da que estáis dando algunas cosas por sentadas –digo sobre todo haciendo mención a los comentarios de Noel–. No niego que debamos ir bien vestidos, y más viendo quienes son los invitados, pero… ¡no sabemos cómo son las fiestas por aquí! ¿No sentís curiosidad? Igual solo es un cúmulo anárquico de comida y bebida gratis –aunque nadie me quitará que me vista de gala… ¡igual hasta creamos sensación y todo!–. Si fuera así, me encantaría vez cómo se lo tomarían los libenses –esbozo una sonrisa, levemente burlona–. Oh, vamos, ¿no os puede ni un poquito la curiosidad? ¿O vamos a tener que llevar a algunos atados con correa? Pasémoslo bien, o al menos experimentemos qué es. Además, nadie nos quita de poder salir volando, en caso de que no nos guste. Bueno, igual nuestro amigo argos lo tendría un poco más difícil, eso de volar –y remato con un guiño picaresco.

Pero sin embargo las bromas no son bien recibidas. Parece que el tema de la fiesta a unos nos agrada y a otros les escama, incluso mosquea. Dejo de sonreír y me olvido de cualquier comentario jocoso.

-A ver, tenemos que ir, nos guste o no. Podemos ir enfadados o podemos ir con intención de, al menos, pasarlo bien un rato. Nadie de aquí va a ir vestido como payasos, no hay que exagerar la ropa de gala, diablos. No pretendo encasquetarle a nadie un disfraz ridículo.-parafraseo mosqueado lo de Noel, suavizo el tono y sigo.-Pero aunque será un circo de hipócritas, vosotros sobre todo podéis encontrar trabajo, por ejemplo. Politiqueo y protocolo. Podemos ir con una sonrisa falsa y saludar como autómatas o intentar disfrutar de la fiesta.

Luego Adara dice algo de irnos volando... <<¿No podéis iros por la puerta? ¿Y qué mosca le ha picado a Noel?>> pienso, mirándoles a ambos curioso. Pero capto la mirada del draco hacia Wen y caigo en el problema <<Diablos...>>

-Vale... Mira, Noel, si te molestó lo de antes lo siento, no pensé en todas las consecuencias de que nos inviten a todos. Pero todo tiene solución y... Dudo mucho que a nadie se le ocurra sabotear una fiesta y, si intentasen sabotearla se vería en aprietos.-mascullo serio, como dando un rodeo sin mencionar de qué estoy hablando ya que es cosa de Wen.-En cuanto a Toima... Bebida gratis... No creo que le cueste mucho salir volando si se pasa, ¿eh? Con ayuda, claro. Lo que sí está claro es que por mucha fiesta, pompa, protocolo y política... Si va toda la ciudad puede ser tanto bueno como peligroso...-digo cruzándome de brazos <<Todo transformado ha sido invitado... Peligroso es poco>>.-Pero somos una piña, ¿no? Venga, nos apañaremos, irá bien. Y dejad el drama de la ropa, anda, so exagerados.-remato riendo, dejándome caer en una silla y sacando una petaca.

-Bueno, pero no somos los únicos que tendrán que ir vestidos de payasos como tú dices -le respondió al draco después de haber escuchado a Giz-. También tendrán que estar allí de punta en blanco... dama Gula, mismamente. ¿Os la imagináis? Bueno, la verdad es que en eso es a Toima al que más gracia me hará ver, y lo digo ahora que no está delante.
Gael sonreía empezando a sentirse más a gusto con la idea. Empezó a verle el lado positivo a aquella fiesta al imaginarse lo entretenido que podía ser todo aquello en el fondo. Por eso le gustaría contagiarle un poco de su optimismo a Noel, que parecía el más desagradado con la idea. Tanto Adara como Jack lo intentaron también, aunque de forma que a Gael le terminaron por recordar a sus padres. «Parece que quieran arrastrar a un niño a un sitio al que no quiera ir» y sabía que a Noel aquello no le estaría haciendo demasiada gracia.
-¿Pues sabes qué? -empezó dirigiéndose a Giz y luego miró de reojo al draco-. Esta va a ser una ocasión cojonuda para practicar esos modales de caballero que tanto os gustan. ¿Me permite invitarla a este baile? -Empezó a gesticular teatralmente-. Vuestra merced está hoy radiante. ¡Eh, Giz! ¡Dile eso a Cail! -Sugirió casi riendo.

Noel atendió a Adara y Jack sin decir una palabra, todavía de brazos cruzados y una expresión ceñuda en el rostro. Sin embargo, las palabras de Gael lo hicieron reír sin poder evitarlo. Tras reírse, suspiró levemente y dio unos cuantos pasos por la sala antes de encararse a la ángel negro y al vampiro.
-Conozco el significado de la palabra obligatorio -comenzó a decir volviendo a cruzarse de brazos-. Y ya sé que he exagerado, supongo que he sonado más desagradable de lo que pretendía. Dejadme despotricar a gusto ya que voy a tener que ir igual -pidió resoplando ligeramente-. Pero reconozco que ver a Giz diciéndole eso a Cail haría que mereciese un poco la pena ir -añadió sonriendo con jocosidad mientras le lanzó una mirada con igual tinte al asreniano.

Pero las palabras del vampiro acerca de lo que le preocupaba no consiguieron tranquilizarlo. No era ese el problema, ¿es que no lo veían? Su expresión se tornó ahora seria.
-Jack, no hace falta que te disculpes. Sin embargo... Te equivocas -dijo cautelosamente, pensando en como explicarse sin dar demasiada información-. ¿Crees que el problema es que saboteen la fiesta o no? Claro que no lo harán, sería un sucidio. Pero debo recalcar que toda la ciudad estará allí, ¿entiendes lo que eso significa? No son precisamente las consecuencias inmediatas lo que me preocupa -finalizó con una mirada hacia Wen y otra al vampiro, sin variar la expresión de su rostro.

<<Gah, no se me entendió y yo no le entendí la intención... Vale...>> Tras escuchar todo lo que tiene que decir y volver a captar la mirada hacia Wen, remato la petaca y digo:

-Aclarado lo de las bromas...-me levanto.-Ya, ya sé que eso es un problema. Pero creo que es mejor ocuparnos de solucionarnos antes que preocuparnos de lo que pueda pasar. Y se puede arreglar: ropa y magia porque la ropa puede fallar, como una ilusión por ejemplo. ¿En la fiesta? Pues mil ojos y cuidar los unos de los otros, vigilar a los demás ciudadanos y tener cuidado.

<<Joder, que son todos, demonios, que se dice rápido>>.
-Pero sí, toda la maldita ciudad da... Da mucho que pensar, lo entiendo... Y de qué preocuparse...-murmuro seriamente, pero vuelvo a alegrar el tono y, más optimista, sigo.-Más razón para disfrazarse, pero no literalmente. Puro teatro, vaya. Podemos con esto. Pero bueno, habladlo entre vosotros, que sois los interesados y... Ah, ¡Dirke! Yo me vuelvo a casa, iba a ir a Maciel pero con la fiesta cambio el plan así que... ¿te vienes o irás en otro momento?

En cuanto responda, sea o no afirmativa, saldré hacia
el Burdel de Dama Espasmo.

A pesar de que olía a la legua que se trataba de una broma de parte del draco y el fuego fatuo, Giz no pudo evitar torcer el gesto ante la mera idea de decirle algo así a Cai.

-Mucho tendría que beber para dirigirme a ella-acabó diciendo, suavizando la expresión-. Incluso aunque fuera la dueña todos los zapatos de cristal del mundo o la única asreniana viva... Y vaya lástima del reino que regentara-además, Giz pensaba hablar de la fiesta a otro asreniano que le caía mucho más en gracia que la trasgo. Ya le iba debiendo una visita a Nasher y el problema de las ropas de gala sería una buena excusa para hacérsela.

La conversación sobre la fiesta no duró mucho más. Jack dijo de irse y preguntó al hombre árbol si lo acompañaría. Giz seguía distraído mientras se cuestionaba si habría algún goliat como él en la ciudad o sería el único.

-¡Claro! Aunque yo cogeré un atajo-respondió Dirke antes de salir tras ellos-. ¡Encantados de volver a miraros, chicos!-se despidió.


Dirke sigue en Letargo.

(PD: sorry la cutrez, pero perdí el post y ahora me da palo reescribirlo desde el principio ;^; )

Ante todas las alusiones a la película, de la que sabía había libro, la británica sonrió interiormente con suficiencia al ver que, aunque ella no había tenido las mismas facilidades que ellos en su vida en la tierra había conseguido hacerse con cosas sencillas y comunes, aunque fuera a través de Church y su “particular método”.

- No soy el Sombrero Seleccionador, no sé en qué casa habríais acabado, lo único que está claro es que yo sería Slytherin. - dijo con una descarada sonrisa, como si supiera algo que los demás no. Aunque, en ese momento, el único que no sería capaz de entenderlo sería el chico-árbol.

La vouivre rió levemente, divertida con las reacciones de los demás, pero sin dejar de pensar que a ella la idea no le agradaba del todo. Ante la efusividad de algunos de sus amigos bufó sonoramente.

- Oh, sí, me lo voy a pasar en grande en una fiesta llena de hipocresía y falsedad. - dijo con un marcado tono irónico. Luego, miró a Noel, que era el más reacio a aceptar el mandato, y suavizó su pose de desagrado para regalarle una leve sonrisa.- Aunque es verdad que os vendría muy bien daros a conocer a toda la ciudad. No podéis esperar que sin anunciaros a penas os lluevan ofertas. Puede que salgáis de la fiesta con algún que otro trabajo.

Mientras los demás seguían discutiendo, Wen comenzó a pensar en la vestimenta. Desde su transformación se había vuelto un poco más coqueta, sobre todo por las joyas, y se puso a cavilar sobre la mejor elección de vestido. Tenía algún que otro vestido que podía ser apto para la situación, pero todos ellos eran cortos y pensó que, quizás, la situación requería algo más elegante y largo. “Podría pasarme por el mercado hoy antes de mi turno o mañana por la mañana. Cuanto antes mejor, no creo que yo vaya a ser la única en quererse comprar un vestido. Lo malo es que no creo que pueda llevar los guantes y el pañuelo, quedaría raro que…” su mente, de pronto, se paró. La palabra que acababa de decir palpitaba en su mente y una más grande surgió debajo de la primera. “Gema.” No había pensado ni un momento al peligro al que se expondría si iba a esa fiesta. No solo la ocultación de la gema iba a llamar la atención por lo característico de la vestimenta, sino que también existía el riesgo de que, por alguna razón, pudiera descubrirse de improvisto. Durante un instante, miró asustada a Noel, pero al ver su actitud protectora y oir la discusión que mantenía con Jack se tranquilizó. No estaría ella sola.

Cuando Jack y el chico-árbol salieron por la puerta, Wen le plantó un beso a Noel que este no debió esperarse.

- Estoy muy agradecida de que te preocupes por mí, pero estate tranquilo. No estaré sola. Además, estoy segura de que existen un montón de hechizos de camuflaje. Algo se nos ocurrirá. - Le dijo sonriente, para luego volverse al resto.- También agradezco que os preocupéis por mí, pero, como comprenderéis, a vosotros no os voy a besar.

Al volver de la cocina, a la que había ido por otro vaso de agua, pensó en lo de la mascota y, finalmente, tomó una decisión, aunque un tanto ambigua.

- Por cierto, Giz, sobre lo de la mascota. Pues la verdad es que no me importaría tener una, pero no sabría muy bien qué pedir. Así que… deja fluir tu imaginación. - dijo sin mucha convicción.- Sorpréndeme. -Lo reto con una sonrisa amable.

De nuevo, mientras acariciaba a Odín, la mente de Wen voló a la fiesta. Seguía sin agradarle demasiado la idea, al igual que cuando había leído la carta, pero tampoco pensaba darle más vueltas a la negativa, pues había quedado bien claro que era obligatorio. “¿Obligatorio? Entonces Matt, Nasher, Kaethe y Tsusu también irán. No recuerdo haber estado con todos ellos juntos en una sala desde la criba y no tuvimos situaciones alegres en ella precisamente.” En ese momento, el pensamiento de la criba se cruzó con el pensamiento de ir a la bahía a entrenar y dieron como resultado la imagen de una niña terriblemente dulce.

- Enna… - susurró. Si la niña había sobrevivido, estaría obligada a ir a la fiesta y, en esos escasos cinco segundos, en había decidido que no iba a permitir que Nasher la viera.- Chicos, os tengo que pedir una cosa. - dijo en voz alta, llamando la atención de todos.- Había una niña en nuestra criba, Ennakhai, no recuerdo si alguno os hemos hablado de ella, pero asesinó a una compañera a sangre fría y la expulsamos del torreón. No sé si habrá sobrevivido y si asistirá a la fiesta, pero hay que evitar que Nasher la vea. Nasher la consideraba su mejor amiga antes de que lo traicionara. Eso le afectó mucho y no me gustaría que reviviera todo eso en la fiesta. Hace casi un año que no la veo y no sé en que pudo haberse transformado, pero creo que seré capaz de reconocerla. Solo necesito apartarla de su vista si es que osa cruzarse en ella. Giz, ¿podrías no separarte de él en toda la noche? De todos modos, no creo que planearas otra cosa. - dijo totalmente seria, pero escapándosele una risita al final.

Giz seguía sin entender por qué veían tan mal la fiesta más allá de lo de la gema de Wen, pero empezó a preguntarse si no sabía tanto sobre este tipo de galas y estaba metiendo la pata. <<Debería informarme>>. Era lo mejor para evitar meterla en el futuro. Aún con todo, parecía que le daban la razón en lo de darse a conocer.

Mientras acababa una de las pocas magdalenas que habían sobrado de las que Gael y Noel cocinaron, escuchó con atención a la vouivre, hablando de lo de tener una mascota.

-Hmm... Así es más difícil-confesó. Sin embargo, tras darle un par de vueltas a un puñado de ideas rápidas, creyó dar con la solución-. Vale, no es tan difícil. De hecho es probable que tengas a tu mascota antes que Jack a la suya-lo del gato vampiro todavía sonaba más complicado que lo que tenía en mente para Wen. Miró con cara de pena el último bocado de magdalena antes de echárselo a la boca y se lamió los dedos.

>>Sobre lo de Enna...-Giz se puso serio. No quería que Nasher lo pasara mal en lo que pintaba como una buena fiesta y tampoco quería que la liara delante del rey o del consejo. Las normas de la ciudad a veces eran demasiado letales-. Me vendría bien saber cómo es, pero si llegó a la luna y sufrió transformaciones físicas, podría ser difícil que la reconociera basándome en una descripción... En fin, si acaso la ves en la fiesta, avísame que yo me encargo-lo que tardó en responder, se quedó mirando a un punto muerto en la pared, rebuscando en su memoria si habría algún hechizo inocuo que pudiera servir para evitar lo inevitable. <<¿Y si simplemente lo hablo con Nasher?>> no sabía como no había pensado antes algo tan sencillo lo primero, pues estaba seguro de que Nasher entendería la situación.

Tania

Cuervos de trapo entraron por la ventana, cada uno portando cartas en sus picos. Revolotearon un rato por aquella estancia del cuchitril y finalmente depositaron sus cartas en las manos de los cuchitrileros. Todos los presnetes menos Tania e Yloh recibieron una carta. Quedó un cuervo pendiente con su carta y no pareceria querer entregarsela a la nublina, buscaba a otro dueño. No tardó en imaginar quien se trataba, pues era el único que faltaba. Suspiró y entonces leyeron la carta en voz alta. Se sorprendio al descubrir aquel evento social que organizase la ciudad. Apenas conocia a los libenses, pero sin duda la sorprendio aquello de la alianza.
No pudo evitar sentirse un poco nerviosa e incómoda a partes iguales con la idea de ir a aquella fiesta tan formal, sobretodo cuando toda la ciudad estaba invitada. Aquel momento se le pasó tan rápido como le vino, al descubrir que ni si quiera se habia planteado si ella estaba invitada. Se sintio estúpida y se sentó un rato, escuchando a los demás discutir sobre el tema. Sin duda el albino no tendria unas buenas noticias al llegar. Otros, como Noel, compartirian su punto de vista, pero su asistencia era obligatoria.
Estuvieron hablando un largo rato, el chico-arbol que se habia dado a conocer como Dirke y Jack, finalmente salieron del cuchitril, a donde quiera que fuesen y se quedaron los de siempre, con un silencio repentino. Tania jugueteaba con los dedos sentada, pensando y dudando si preguntar. Habia confianza, y se armó de valor para preguntar al resto de cuchitrileros que seguian ahi sus pensamientos.
-¿Creeis... ¿Creeis que tengo que ir?-dijo, en casi un susurro.-A la fiesta, digo.-aclaró al poco.

Noel suspiró mientras hacia un gesto con la cabeza y volvía a cruzarse de brazos ante las palabras de Jack. Qué facil era decirlo.
-Es obvio que hay que pensar en cómo solucionarlo, pero eso no va a hacer que deje de preocuparme -negó con la cabeza mientras lo miraba fijamente.
La conversación con el vampiro, sin embargo, no duró mucho más ya que este dijo de irse, acompañado por Dirke quien también decidió concluír su visita.

Tras despedirse de ambos y antes de que el draco pudiera decir nada, recibió un inesperado beso de Wen que le hizo descruzar los brazos de golpe, quien le dio las gracias por preocuparse por ella.
-No me tienes que dar las gracias por eso, es lo normal... -dijo sonriendo levemente-. Y supongo que usando magia sí que podremos solucionarlo. Por suerte contamos con dos expertos en la materia -dijo señalando con un gesto hacia Giz y Gael.

Finalizadas las conversaciones anteriores, la vouivre les comentó otro asunto sobre la fiesta que también le preocupaba. <<Esa maldita fiesta aún no ha sido y ya está dando por saco>>, pensó con fastidio mientras escuchaba a la británica hablar acerca de su antigua compañera de criba.
-La daeliciana -intervino cuando Wen terminó de hablar y el asreniano hubo hecho su comentario al respecto-. Por eso estaba todos los días en la bahía cerca de la salida de la última luna -dijo con aire pensativo con una garra en la barbilla-. Parece que tuvisteis una criba de lo más movidita -comentó recordando otros sucesos de los que les habían hablado-. En la nuestra el único al que tuve que matar fue un tipo que apareció en la puerta de Letargo que parecía estar derritiéndose por dentro -se rió con expresión desairada y cierto humor negro al recordar aquel suceso en particular-. Bueno, siguiendo con lo que nos ocupa... Con ese color de piel difícilmente será irreconocible. Aunque claro, si lo piensas bien menudo soy yo para hablar -añadió extendiendo los brazos y con expresión sarcástica-. Pero dudo que haya muchos daelicianos en la ciudad y pienso que sí puede ser fácil reconocerla sea cual sea su transformación. Por otra parte hay algo que me escama y es que si estaba tan mal de la cabeza me resulta raro que no hayamos oído nada sobre ella. Ese tipo de gente no suele pasar precisamente desapercibida, y menos una chica tan llamativa cromáticamente hablando.

Siguieron hablando del tema un rato más hasta que, al poco de dar por finalizada la conversación, Tania, quien se había mantenido prácticamente en silencio jugando con la lagarta todo el tiempo, intervino. El sueco se había fijado en que la chica parecía sumida en sus pensamientos cada vez que había mirado en su dirección. Cuando habló quedó claro que era a lo que había estado dándole vueltas.
-En mi opinión, vosotros -dijo señalando a Yloh y Tania- podéis ir si queréis, pero si no os apetece, cosa que como tal vez ya habréis adivinado puedo comprender perfectamente -continuó, sonriendo con sarcasmo-, por mí podéis pasaros el tiempo que dure la fiesta cuidando aquí de los gatos y resto de fauna del cuchitril. Con unas cuantas protecciones mágicas bastaría -añadió mientras a su mente acudían algunas posibilidades según hablaba. De todas formas había interpretado que la nublina prefería no ir por la forma en la que lo preguntó, pero tal vez se equivocaba-. Pero si queréis ir no creo que haya problema tampoco -se encogió de hombros.

Tras la conversación y comer algo para desayunar, el grupo salió por fin hacia los entrenamientos, los cuales ese día serían menos multitudinarios de lo normal debido a la ausencia de un par de dos con los que el sueco pensaba ajustar cuentas cuando volvieran.

Sigue en la Bahía de los Naufragios.

Gael se estaba cansando de llevar a cuestas todo aquello. La cola no pesaba especialmente para aquel cuerpo, pero entre aquello y el gasto constante de magia estaba deseando tirar todo al suelo. No pudo alegrarse más al ver por fin la calle en que vivían.
-¡Uf! -exclamó aliviado cuando posó la carga-. Debe de ser Navidad, porque menudo regalito voy a tener que meter por la chimenea -cavilaba en voz alta mientras sopesaba si meter la dragona por el inexistente techo o simplemente hacerla intangible. En cualquiera de los dos casos tenía que liberar de escombro un poco la planta inferior del edificio contiguo-. Va a haber que cambiar el plan de obras... esto parece una broma. Va a ser mejor abrir una puerta entre estas dos casas y restaurar ambas. No contaba con un bicho tan grande. Lo siento, esto empieza a ser pedir demasiado.

El fuego fatuo se había desembarazado momentáneamente de la quimera para hablar pero volvió a poseerla para apartar el escombro no solo con magia. En cuanto hubo sitio para la dragona la hizo intangible para no terminar de romper lo que quedaba de techo, «las vigas no están tan mal como creía y las tablas pueden reutilizarse para poner teja encima».
-Por hoy tendrá que quedar así, le pondré unas protecciones mágicas para que no entren carroñeros.
Todos estaban cansados y él no era una excepción, por un día ya habían hecho suficiente con bajar a unos subterráneos alterados. «Se va a hacer de noche enseguida... Ahora que lo recuerdo, he oído que ya se puede ver la Emisaria. Echaba de menos que hubiera estrellas por las noches».

Entraron todos juntos en el cuchitril anunciando su llegada y Gael lo primero que hizo fue dejar la quimera en el sótano y subir estirándose.
-Habrá que ir haciendo la cena -se quejó. Tenía hambre pero solo le apetecía dejarse flotando por el aire sin moverse durante un buen rato.

La salida de los subterráneos fue tan accidentada como la entrada y no tuvieron un solo momento de respiro siendo acosados constantemente por las agresivas criaturas que poblaban el subsuelo. En cuanto salieron y el fuego fatuo comentó acerca del enorme cadáver que se había llevado como trofeo, Noel sonrió con jocosidad.
-Ve a la fiesta con él, al fin y al cabo es un "traje" que te pones, ¿no? -bromeó durante el camino a casa.

Tras despedirse de Wen en las cercanías del cuchitril cuando esta se fue en dirección al burdel, el draco centró su atención en las maniobras que empezaba a realizar Gael para guardar el dragón.
-No te preocupes, donde se rompe un tabique se rompen dos -comentó ante sus palabras-. Y no estoy hablando de narices, que también -añadió con seriedad para luego reírse brevemente.
>>Siento que esté tan destrozado, no caí en que podrías querer llevártelo. Así que si necesitas ayuda para recomponerlo ya sabes -se ofreció mientras su amigo guardaba el cadáver en la casa de enfrente al cuchitril-. De todas formas no es culpa mía que estuviese tan lleno de mis plumas, no sé que pasa con ellas últimamente que no paran de desprenderse -dijo mientras desclavaba con el ceño fruncido un puñado de ellas que se habían quedado prendidas en la puerta medio destrozada a la cual se había arrimado mientras hablaba.

Cuando entraron en el cuchitril y Tania salió a recibirlos, Noel le preguntó si Toima había vuelto. La nublina negó ante la pregunta y el draco hizo un comentario sarcástico acerca de que era una lástima que todavía no hubiera visto la maravillosa carta cuyo contenido tanto le iba a gustar. También se preguntó si su hermano y el argos pensaban pasar más de un día en Ulterania, y volvió a reprocharles mentalmente el no haberles ni siquiera ofrecido ir. Toima actuaba según las reglas del universo paralelo que tenía dentro del cráneo, pero que Vac ni siquiera le hubiese comentado nada le molestaba más de lo que estaba dispuesto a admitir en voz alta.

Tras menear la cabeza con desaprobación decidió dejar el tema por el momento y entró en la cocina tras Gael, asintiendo cuando este dijo que había que hacer la cena. Al volver a acercarse a su amigo, el draco lo observó fijamente durante unos instantes, dando incluso alguna vuelta a su alrededor y entrecerrando los ojos de vez en cuando.
-Antes creí que había sido mi imaginación o algún efecto lumínico, pero... ¿Por qué brillas más? -inquirió notando como el azulado fuego de su amigo le deslumbraba ligeramente a pesar de que a estas alturas ya estaba acostumbrado a su perpetua combustión-. ¿A ti no te parece que sea así, Giz? -le preguntó al asreniano que andaba por allí cerca para asegurarse y luego sonrió divertido-. Gael ha evolucionado de Velita a Lámpara -comentó con jocosidad cuando se dio cuenta de la analogía que estaba realizando-. Serás un farolillo estupendo -finalizó agarrándolo de la camiseta con el brazo extendido y moviéndolo hacia los lados antes de retirar la mano para no quemarse y reírse.

Tras la caótica salida de los subterráneos, Giz se pasó todo el camino de vuelta en silencio. Fue pensando en todo lo que tenía que hacer ahora, con una mano puesta siempre sobre el zurrón con las muestras y con el rezo mental de que tenía que ser muy cuidadoso para que no se rompieran.

Una vez en el cuchitril, subió a su habitación y las colocó sobre una estantería alta, donde creyó que estarían más seguras. Enseguida, Giz se sentó con las piernas cruzadas sobre la cama e hizo levitar un folio de la mesa hacia él. A medio camino, la cabra deshizo su invisibilidad y dio un mordisco al aire donde unos segundos antes había estado el papel. Giz la miró con reprobación y le soltó un calambrazo para que se estuviera quieta. <<Está como los bichos de los subterráneos>> se dio cuenta. Lo segundo que voló hacia él fue una bolsa cuyo interior tenía varios talismanes, un puñado de saquitos pequeños y un par de galletas. Para la hora de cenar, su habitación estaba hecha un desastre. La cama estaba deshecha y el suelo, salpicado de varios de los saquillos que Giz había intentado encantar sin éxito; algunos con síntomas evidentes de haber sido atacados repetidas veces por la batería andante que Giz tenía por mascota.

Apareció en la cocina con cara de cansancio y participó poco en la conversación, siendo ese poco sobretodo un puñado de frases cortas.

-Sí que es cierto-comentó en referencia a lo de Gael-. ¿Lo haces aposta?-preguntó curioso. A pesar de que no entendió del todo el siguiente comentario de Noel, Giz dejó caer una sonrisa. Sin embargo, la palabra evolución trajo de nuevo a su mente las muestras de genoma que tenía arriba y todo lo que le quedaba por hacer con ellas. Acabó de cenar rápido y se levantó de la mesa-. Voy al castillo-informó escuetamente-. Creo que me quedaré allí toda la noche.

Un poco después, el asreniano subió a su habitación, recogió las muestras y, con toda la prisa que llevaba, ni se dignó a salir por la puerta. Atravesó la pared para salir a la calle y el cuchitril no supo más del goliat hasta casi a la hora de amanecer, momento en el que entró a la habitación de la misma manera en la que había salido un buen puñado de horas antes.