El Cuchitril (Archivo I)

Recuerdo del primer mensaje :

Observamos multitud de casas en la zona de la Plaza de los Colaespina y… lo cierto es que no resulta fácil encontrar un buen lugar, pues los edificios que sí cumplen con los requisitos que buscamos, después por dentro son inhabitables. Caso destacable aquel que parecía ser un candidato perfecto… hasta que me llevé un buen golpe en el culo en el suelto bajo el que pisaba. ¡Y las astillas tampoco perdonan! Y Gael se ríe… “¡No tiene gracia!”, pero no me oye en la burbuja que acaba de crear.

Me llama la atención un edificio grande que veo a un lado de la calle. No tardo nada en señalárselo y decirles de acercarnos a él, aunque algunos ya se habían fijado en él. Dentro del edificio, cuya puerta se conserva en un estado decente –aunque chirría como mil demonios–, encontramos un panorama que, de haber estado en mejor estado, podría jurar con las manos en el fuego que se trata de una posada. ¡Y eso significa muchas habitaciones! Además, es prácticamente toda de pierda. Mientras pienso esto, nos repartimos todos entre el salón, aunque yo no tardo en subir las escaleras para observar cómo está el piso de arriba. Este edificio está muy pero que muy bien, el suelo es mucho más resistente que el de otros edificios y los desperfectos que tiene se pueden arreglar. Las ocho habitaciones de las que consta el piso son más que suficiente para todos, aunque los muebles sí es necesario cambiarlos.

—¿¡Cómo va por ahí abajo?! –grito a los que se han quedado–. ¡Por aquí cumple con los requisitos mínimos de calidad, aunque mejor que por ahora ahuyentemos a los de sanidad!–observo mirando los insectos que recorren los muebles carcomidos.

Cuanto más observaba al desconocido más estaba seguro de que debería saber quien era, pero no hizo falta seguir pensando con la mente embotada por el sueño ya que el chico se presentó. Dirke, claro. Como tampoco podía ir a los entrenamientos en ese estado, decidió lanzarse un hechizo para despejarse. Al instante el sueño desapareció y volvió a centrar su atención en el hombre árbol, percatándose ahora de lo llenos que llevaba los bolsillos. Sonrió al oírle chapurrear el rocavarancolés con su acento alemán todavía conservado, pensando en lo útil que tenía que resultar ser inmune a la magia, aunque no poder usarla también tenía sus desventajas, y no sólo el tener que aprender el idioma por su cuenta.

El sueco no pudo reprimir una carcajada cuando Dirke dijo ser Barbol.
-Ent-cantando entonces de haber asistido a este Ent-cuentro -bromeó a su vez sonriendo con jocosidad mientras le tendía una garra para estrechársela.
Giz bajó al poco y no hizo más que saludar, por lo que Noel decidió que debería ser él quien diese más información.
-También puedes llamarle Capitán Lagartijo, o el Lagarto Científico Loco -hizo un gesto con la mano para señalar al asreniano mientras sonreía.

Volvió a reír cuando el alemán comenzó a compararlos con otros seres usando su transformación como referencia.
-¿Un pterodáctilo? Eso no me lo habían llamado todavía. Es menos imponente que dragón pero desde luego mucho mejor que pollo -comentó con diversión-. Aunque con draco es suficiente. Pero ser un pterodáctilo también es interesante, me podría cambiar el nombre a Ridley -continuó haciendo una referencia que no sabía si alguien más iba a entender.

>>Realmente para ser como Ridley debería ser una fusión de mi transformación con la de ghoul o algo así -continuó divagando para sí con cierto aire pensativo mientras Dirke examinaba la piel de Adara, por lo que pasó por alto el comentario fácilmente malinterpretable que hizo el hombre árbol.

Cuando Dirke se sentó, Noel hizo lo mismo y se fijó en como el alemán observaba las tallas que había hecho Vac. Recordó que el chico había compartido cosecha con su hermano, por lo que tal vez debería contarles lo que habían descubierto.
-Somos cazarrecompensas -respondió primero a su pregunta-. Aceptamos encargos de toda índole por dinero. Aunque algunos también se dedican a otras cosas a mayores, ya te contarán ellos. Y entrenamos duramente y casi a diario en la bahía -añadió antes de hacer una pausa-. Por cierto, Dirke, yo soy hermano de Vac, ya que le conoces... -le contó sintiendo curiosidad por cual sería su reacción ante la noticia.

Pero mientras tanto un nuevo habitante del Cuchitril había hecho acto de presencia en la sala. Odin, probablemente debido al ruido y a que ya era hora de desayunar, bajó corriendo las escaleras en aquel momento. Antes de que Noel pudiera decir nada, el felino se le acercó y le regaló uno de sus zarpazos en una pierna, antes de centrar su atención en Dirke.
-...Y este ser del averno es mi gato Odin -le dijo al hombre árbol sin ni siquiera inmutarse ante el arañazo-. Tranquilo, solo actúa de forma bipolar conmigo, a los demás os quiere incluso si no os conoce de nada -añadió con una sonrisa sarcástica mientras el gato ya se había subido al regazo del alemán.

Gael se rio a gusto al escuchar las comparaciones de Dirke con las transformaciones, aunque no entendió del todo lo de Adara se partió. También le costó pillar la referencia a los ent hasta que Noel lo mencionó. «Unos años aquí y se me pochan los recuerdos». Respecto a lo último sobre lo que el sueco se puso a divagar sí que no pudo responder en absoluto, y ya no por mala memoria. Poco después, cuando Dirke tocó la piel de Adara y le dijo aquello sobre venderse le cambió la cara.
-Eso ha sido raro –murmuró entre divertido y extrañado.

El hombre árbol se acomodó en una de las sillas y todos hicieron lo propio, de todas formas aún tenían que desayunar. Gael poco a poco se había ido dando cuenta de cómo Dirke le esquivaba y se ponía nervioso en su presencia, y eso le había ido apagando los ánimos poco a poco. «Bueno, pero al menos ha venido, ¿no?». Se guardó las ganas de asegurarle que no tenía pensado prenderle fuego ni nada parecido, pero pensó que eso no venía mucho a cuento. Además, ya debía de saberlo. Se levantó a por su desayuno y en la sala Noel quedó explicándole al invitado lo que había preguntado. Cuando volvió se estaba presentando como hermano de Vac. No pudo evitar hacer una puntualización.
-Y por si no lo recuerdas, antes de venir aquí no tenía ninguno. Nuestro genemago favorito se dio cuenta estando los dos en la ciudad –explicó mientras señalaba a Giz con una taza que traía entre manos.

En ese momento Odín interrumpió la conversación apareciendo para darle a Noel sus mimos particulares.
-Esta es la única fiera contra la que no puedes hacer nada –bromeó dirigiéndose a Noel mientras le tiraba al gato la parte grasienta de una loncha de panceta-. ¡Oh! –exclamó sobresaltándose de pronto-, Yloh, ¿cogiste tú a la gata esta noche?
Después de hablar con el nublino subió las escaleras y despertó a la gata dándole toquecios.
-Vamos, es hora de desayunar, minina. –Emitió un maullido entrecortado que hizo a Gael derretirse. Se aseguró de que no había nadie cerca y acarició la cabecita con un dedo-. Qué cosita más bonita. Qué cosica.

Cuando bajó de nuevo, y mientras los demás seguían hablando, se puso a darle la leche a la gata, apartando su desayuno momentáneamente hacia el centro de la mesa.

Toima y Tania

El ulterano irrumpió en la planta baja del cuchitril con un andar un tanto peculiar y una mochila bastante llena de objetos de acampada, impaciente. Todos habian desayunado ya aparentemente y se disponian a salir a los entrenamientos. No habia reparado especialmente en la presencia del chico-árbol hasta ese momento. Hablaba cordialmente con todos y si no habia oido mal le habian presentado bajo el nombre de Dirke. El ulterano se hundió de hombros ante la presencia no-peligrosa del chico verde y pasó directamente a hablar con Noel. Le explicó que iba a faltar aquella noche, pues se iba a cazar a Ulterania con Vac. Le quitó importancia a lo repentino de la noticia alegando que volveria con trofeos y mucha carne. En las escaleras Tania le miraba, negando con la cabeza, pero con una sonrisa amigable. Se despidio de los presentes deprisa y corriendo y le dedicó una última mirada al chico-árbol antes de salir por la puerta. La lagarta salió disparada tras él, esprintando por el patio. Toima la detuvo en seco y la mandó de vuelta a la casa. Cabizbaja, la lagarta se reunió con la nublina a los pies de la escalera quien la recibió con caricias.
-Siempre tan espontaneo...-comentó en un suspiro la nublina.

(Continua en Ulterania)

A Dirke le estaba costando seguir todas las conversaciones sin perderse ni liarse con el idioma, pero de momento parecía poder con ello. El draco pareció ser el único en entender su broma sobre el señor de los anillos y no solo eso, le siguió el juego. Dirke soltó una carcajada con lo del entcuentro antes de que el mismo draco le presentara al lagarto de antes, esta vez como capitán no sé qué. Dirke se estiró en una pose militar y se llevó la mano a la frente para dedicarle al lagarto un "señor, sí señor". El Capitán no debió de entenderlo, pues simplemente le dedicó una mirada que el alemán interpretó como "¿me lo explicas?". Y como no sabía explicarlo, decidió hacerse el sueco.

Por otro lado, la karateka hizo lo mismo que el tal Noel, pero de distinta forma: le preguntó cuánto estaría dispuesto a pagar. Dirke la miró con extrañeza y no fue hasta que escuchó a Gael diciendo que había sonado raro cuando hiló las connotaciones de lo que había soltado antes.

-Eh... yo no quería eso... decir... fallar-se puso nervioso y se le escapó el rocavarancolés de la lengua. <<Reláaaaajate>> se ordenó a sí mismo en su idioma natal. Respiró hondo un par de veces. <<Sigue la coña, responde de sobrado y cambia de tema>>-. De todas formas, tienes poca savia para mi gusto-soltó de una manera no tan suficiente como quería.

Por suerte o por desgracia, Gael y Noel no tardaron en salvarle el culo contándole que el chico de las plumas era hermano de Vacuum. Dirke abrió los ojos como platos y esperó a que le confesaran que era un farol. Por desgracia, lo que ocurrió fue que señalaron al lagarto como el Cristobal Colón de la relación entre ambos.

-Eh... Vaaaale...-se permitió a si mismo unos segundos para procesarlo, comparando a Noel con el recuerdo más cercano que tenía de Vac-. Bueno... los dos tenéis alas-las transformaciones no le pusieron fácil la localización de parecidos, así que acabó preguntando directamente-. ¿Y qué es el mayor de los dos? ¿Y qué pasó? ¿Y no pinta una curiosa coincidencia que habéis sido cosechados ambos? Vaya... Hermanos...-todavía le costaba creérselo. <<Wow...>>.

Mientras esperaba las respuestas, se asomaron una muchacha bajita y un tipo que le doblaba casi y que tenía la ropa llena de agujeros por los que asomaban unos ojos. A Dirke se le ocurrieron tantos chistes y tan malos sobre ojos, que decidió no soltar ninguno en voz alta. En lugar de eso, se agachó para jugar con el gato nórdico. Puso su mano en alto con los dedos apuntando al animal e hizo que estos crecieran y se transformaran en ramas pequeñas.

Jugó con Odin durante un ratillo, hasta que Gael bajó con otro gato y la atención del alemán cambió de objetivo. El animal que traía Gael era tan pequeñito que despertó ternura en Dirke y por un momento le hizo olvidarse del miedo que le daba el fuego para acercarse a mirar más de cerca. Ni siquiera se percató de que el gato no se estaba abrasando vivo, como cualquier gato normal haría.

-¿Tenéis más?-preguntó curioso, a nadie en concreto. Tan entretenido estaba que ni se acordaba de que traía los bolsillos hasta los topes.

Wen rió dulcemente antes de abrazarse a Noel y rendirse al sueño. A la mañana siguiente, la vouivre no pudo evitar sentirse inmensamente feliz al ver que lo ocurrido la noche anterior no era un sueño y que Noel seguía ahí. Wen decidió subir el desayuno a su habitación para que pudieran disfrutar de un último momento de intimidad antes de ir a la bahía y comenzar con su rutina diaria.

Los siguientes días la vouivre pudo notar un incremento de noches en las que Noel se quedaba a dormir en el burdel. La británica también había ocupado las horas libres de esos días en su aprendizaje de la costura, esperando poder tener listos los regalos antes de la luna.

Esa mañana, como ya era costumbre, llamó a la puerta del cuchitril, esta vez acompañada por Jack, dando tres golpecitos con la punta de su zapato y Terro salió a recibirlos. Al entrar, esperaba encontrarse ahí a todos sus amigos preparados y listos para partir, pero en vez de eso los encontró conversando con lo que parecía un chico-árbol del que no tenía constancia de conocer. Al instante se puso a la defensiva.

- Hola, ¿sabíais que ibais a tener visita y no nos dijisteis nada o es inesperada?

Noel asintió ante el apunte de Gael sobre su hermano y enarcó una ceja ante las preguntas de Dirke al respecto.
-¿Tan viejo parezco? -preguntó fingiéndose el ofendido-. Está bien, reconozco que las transformaciones despistan y soy muy alto; a parte de que tiene que haber pasado bastante tiempo desde la última vez que has visto a Vac -dijo inmediatamente después riéndose levemente-. Pero el viejo es él, yo soy tres años menor. Y en cuánto a cómo es una historia un tanto extraña, pero básicamente...

Le resumió al alemán cómo lo habían averiguado y le dio algún que otro detalle al respecto, observando como se transformaba parcialmente en árbol para entrentener a Odin. Mientras tanto el fuego fatuo había subido a por su gata y la atención de Dirke cambió a esta.
En aquel momento también bajaron Tania y Toima, dirigiéndose este útlimo sólo a él para irse sin prácticamente darle tiempo a replicar.
-¿Y se puede saber por qué sólo te diriges a mí? -preguntó levantándose de la silla y acercándose a la puerta mientras el argos ya se iba-. Ya os vale, iros a Ulterania y no invitarnos -meneó la cabeza antes de hacer un gesto de desdén con la mano y volver a su sitio-. En fin, Dirke, esa mole cabezahueca cubierta de ojos era Toima, otro compañero de nuestra cosecha. Y ella es Tania -dijo señalando a la nublina.

Poco después se le ocurrió bajar al sótano a por el barril de cerveza, aprovechando que había un invitado. En realidad era una simple excusa ya que sabía que Dirke no comía y bebía como una persona normal debido a su transformación.
-Que no se diga que no sacamos cosas a los invitados, incluso si no las van a consumir -bromeó mientras se servía él mismo un vaso de cerveza-. Pero seguramente tú prefieres agua, ¿verdad? -inquirió al alemán antes de dirigirse a llenar una jarra de agua al pozo.

Al rato de dar el primer trago a la cerveza, escuchó que llamaban a la puerta, reconociendo los golpes. Terro abrió y pronto entraron Jack y Wen, sin duda para asistir a los entrenamientos, aunque el vampiro no acudía muchas veces. El draco saludó con la mano a los recién llegados y enseguida se dio cuenta de la actitud de la vouivre frente a Dirke. Siempre era igual de desconfiada con los desconocidos, pero era algo a lo que estaba acostumbrado y de hecho no le parecía ilógico debido a la naturaleza de su transformación. <<¿Qué voy a decir yo sobre el instinto de la transformación?>>, pensó mientras se levantaba a recibirlos.

Le dio un breve beso a Wen y le dirigió una mirada sarcástica a Jack antes de hablar.
-No solemos recibir a nadie a estas horas de la mañana, pero aquí el arbolito nos ha despertado bien temprano -bromeó más que nada para relajar el ambiente-. Jack lo conoce de sobra, pero W... -se detuvo a media frase, al darse cuenta de que seguramente la británica no querría que dijese su verdadero nombre-. Este es Dirke, habrás oído hablar de él en alguna ocasión, el hombre árbol que compartió cosecha con el resto -acto seguido se dirigió al alemán-. Y ella es dama Diurna, llegó a la ciudad en la última cosecha.

El sueco prefirió no dar ningún detalle más sobre Wen, ya que prefería que si ella quería contar algo lo hiciese por su propia cuenta. Después les ofreció algo de beber alzando su propio vaso de cerveza, aunque al vampiro lo hizo sólamente por el mero hecho de la ironía, y le sirvió un vaso de agua a Wen cuando lo pidió. Mientras lo hacía recordó algo. Entre unas cosas y otras la noche anterior había olvidado por completo contarle a la vouivre el encuentro que habían tenido con los cosechados.

-Oh, ¿cómo se me pudo olvidar contarte lo que pasó ayer? -empezó a decir sonriendo con diversión-. En realidad sí sé por qué pero... -añadió sonriendo maliciosamente-. El caso es que ayer nos encontramos con un puñado de cosechados, algunos de los que habitan Letargo...
Resumió algunas de los momentos más remarcables del encuentro, ayudado por las intervenciones del resto de cuchitrileros y de Jack, mirando también a Dirke de vez en cuando ya que seguramente también le resultaría una anécdota curiosa.

-Personalmente me cayó bien la chica humana, fue la única que habló conmigo de una forma casi normal dadas las circunstancias, y además me invitó a Letargo si quería gritos -se rió recordándolo-. Y el libense me llamó chulito sólo porque les expliqué lo que había -se encogió de hombros-. Pero sin duda lo mejor de todo fue aquel chico que quería negociar con Gael para tocar su fuego -dejó de hablar para reírse mientras dejaba que los demás añadiesen sus impresiones al respecto, pero volvió a intervenir cuando el goliat volvió a hacer un comentario similar al que había hecho el día anterior sobre un posible gen defectuoso.
>>Sin duda, Giz. Es más, te diré como se llama: trisomía en el par veintiuno -comentó con humor negro como quien no quiere la cosa mientras volvía a dar un trago a su cerveza.

Otro día que me iba por la mañana al Cuchitril a echar unas horas además de entrenar, aunque esta vez iba con Wen y el intercambio de pullas con Noel podría tornarse más divertido incluso. <<Y arriesgado>> pensé, divertido, por el camino sin hablar mucho pues iba con el desayuno en la mano, que anoche llegué tarde y encima me entretuve...

Tras llamar, el gólem nos abrió y pasamos, yo saludando con un Buenos días interrumpido por un bostezo. Bostezo al cual le siguió una inspiración y un rastro familiar pero lejano en el tiempo. <<¡Dirke!>> Mis ojos se clavaron en el visitante inesperado y me deshice de pronto, para colocarme a su espalda en silencio aún en forma de humo. <<Maldito enano... Mira que no avisar>>

Espero a que Noel lo presentase y al acabar, me hago sólido y lo cojo en volandas para darle un abrazo con cierta fuerza
-¡Dirke!-gruño cuando le suelto.-Te echábamos de menos, chaval. Mira que no pasarte por casa o avisarnos... Te voy a...-y de nuevo le abrazo levantándole del suelo y dando una vuelta para finalmente dejarle en el suelo y, mientras le aliso la ropa de tanto abrazo, sigo diciendo.-Lo conoceré de sobra pero no sé qué ha sido de él en este tiempo así que, mozo, cuénteme. ¿Sigues como dios en el Macetero? A ver qué tal el rocavarancolés, va, que hace tiempo que no te escucho. ¡Seguro que has mejorado!-le animo, sonriendo.

En cuanto oyó que llamaban a la puerta, Dirke devolvió la forma original a sus dedos y dejó de jugar con los gatos. Entró una muchacha de pelo moreno, ojos grises y vestida de tal manera que podría pasar por humana. Por alguna extraña razón que probablemente fueran las curvas, le recordó a Erika, y eso le recordó a su vez que debía una visita al burdel. La escudriñó de arriba a abajo y prestó atención por si era de esa clase de personas diabólicas que hablan rocavarancolescamente rápido. Por suerte para Dirke no lo era, por desgracia parecía un poco desagradada por su visita.

-Lo siento, chica-se disculpó-. Soy inesperada. Vine de sorpresa-se quedó dubitativo unos instantes-. ¿O con sorpresa? ¿Cómo se dice? Bueno, da igual...-el chico que en un primer momento le pareció un dinosaurio se acercó a ella y la besó. Por un momento le recordaron al trío-pareja del burdel. <<Más razones para la visita>>. De seguido, Noel presentó a Dirke a la muchacha y viceversa-. Eso soy yo. O Ramas, como prefieres-le tendió una mano y sonrió despreocupado. <<Tendrá sus razones para levantarse de mal humor>>. Cuando escuchó su nombre, la sonrisa se le ensanchó aún más-. ¿Diurna, eh? Me gusta el nombre. El día es la mejor parte del día-se preguntó qué clase de transformación tendría para hacerse llamar así y, tras un puñado de segundos discurriendo, decidió que tardaría menos si preguntaba directamente-. Si no es mucho discordio... ¿Puedo preguntar qué eres?-nunca se sabía cuando se podría encontrar con alguien más que hiciera la fotosíntesis.

Sin embargo, de haber respuesta de parte de dama Diurna, el muchacho no llegó a escucharla. Algo lo agarró por detrás y lo alzó por el aire. De su bolsillo saltaron unas pocas semillas y se desparramaron por el suelo. Instintivamente, su piel se volvió corteza, preparándose para minimizar los daños de una posible caída. Sin embargo, en cuanto oyó la voz de quien lo alzaba se relajó y su piel volvió a adquirir su aspecto habitual.

-Casi me destripas, Jack-bromeó mientras le devolvía el abrazo más suavemente de lo que el vampiro había hecho con él. En otra situación se habría avergonzado de reaccionar tan cobárdemente a un abrazo, pero esta no era otra situación-. Cuánto de tiempo, Conde Drácula, y claro que he mejorado. Ahora hablo como un nativo-lo miró con falso desdén antes de acabar contándole lo que había sido de él. Cuando acabó de hablar, volvió su mirada al suelo, por donde estaban las semillas desparramadas, y decidió que era un buen momento para vaciar los bolsillos. Se acercó a la mesa y los descargó dándoles la vuelta-. Son semillas para vuestra huerta. Entre ellas hay algunas hojas de cristal. Son talismanes. Seguro que ya tenéis muchas parecidas, pero en el bosque no había mucho más que llevarse.

Mientras vaciaba sus sus pantalones, también había estado haciendo oído a la conversación del encuentro con los cosechados. Le hicieron gracia algunos comentarios y no entendió otros, pero estaba claro que uno de los letarguinos destacaba sobre el resto. <<Normal...>>.

-No debe de estar en su sano judicial-comentó negando con la cabeza. Luego se dio cuenta de que Gael se podría sentir ofendido-. No te enfadas, pero es que... ardes un poco-se rascó la cabeza y se calló antes de decir otra gilipollez.

Dirke se acercó a ver a la pequeña gatita tragando la leche con avidez. «Va a ser verdad que se parecen a su dueño las mascotas». El hombre árbol parecía muy interesado tanto en Odín como en la pequeña.
-Hay tres, la otra gata es de Adara, debe de andar por ahí. Pero Giz sí que tiene un montón en el castillo.
Cuando terminó dejó a la gata dormitando en su regazo y siguió desayunando. Toima y Tania no tardaron en bajar, pero en vez de ir al entrenamiento al aprecer el ulterano había quedado con Vac. «Podía haber avisado antes» pensó, aunque dejó de darle importancia enseguida. Poco después Noel subió cerveza y el detalle le hizo gracia.
-Hoy empezamos temprano, ¿eh? -bromeó. A él no le hubiera bajado ni un sorbo en aquel momento.

Wen y Jack se presentaron a la hora de siempre para ir a los entrenamientos. Cuando atravesaron la puerta él se encontraba de camino a la cocina, con la gata en una mano y los cacharros en la otra, haciendo equilibrios de mala manera.
-¡Buenos días! -saludó alegremente. Mientras dejaba los platos en el fregadero se puso a silbar. Del salón llegaban las voces de los demás. Noel presentando a Wen, Jack abalanzándose sobre Dirke... y cuando de nuevo volvió con ellos, el alemán se sacaba de los bolsillos un montón de pepitas, semillas y hojas. «Oh no, ya estamos otra vez con los regalos. Vale, nota mental: añadir a Dirke a la lista de invitados a las próximas fiestas. O hacerle el favor que se pueda».
-¡Cuántas! Con lo difícil que es encontrar buenas semillas por la ciudad... ¡Muchas gracias!
Aunque lo que más le estaban llamando la atención en ese momento eran las hojas «y talismanes nunca sobran».

No tardó en salir de nuevo el tema de los cosechados con los que se habían encontrado, ya que ni Wen ni Dirke sabían nada de ello. Volvió a comentar más o menos las mismas cosas que el día anterior al respecto, y cuando el hombre árbol opinó sobre el chico que se le había acercado le respondió divertido.
-Claro que no me enfado. Que quema es un hecho, el que tiene un problema es el chaval. Este es capaz de ver al rey cubierto de fuego y ponerse a decirle lo mismo.

Wen recibió el beso de Noel y le agradeció con la mirada que la hubiera presentado con su nombre rocavarancolés. La verdad era que el chico le parecía encantador, pero si algo había aprendido de su criba era que las apariencias engañan. Haciendo uso de sus educados modales, la vouivre estrechó la mano del chico-árbol y, sin cambiar la expresión de su cara, procedió a contestar a la pregunta que este le había hecho.

- Bruja maldita. No quiero hablar de ello. - dijo, empleando la transformación elegida para su especial “camuflaje”.

Por suerte para la vouivre, el chico se vió interrumpido por el repentino abrazo de Jack, que parecía que había sido compañero suyo de criba, y no volvió a preguntarle nada por el momento. Después de pedirle a Noel un vaso de agua, ya que hacía días que no iba a nadar al río y se sentía un tanto reseca, comenzó a preguntarle por lo que habían hecho el día anterior y a interesarse por ese encuentro con los cosechados.

- ¿Quiso tocar a Gael? ¿Es una broma? - pero, ante las caras de sus amigos, dedujo que ese no era el caso.- ¿Pero qué les pasa a los de esta cosecha? Si yo me hubiera encontrado con vosotros durante la criba, lo primero que hubiera hecho hubiera sido intentar ensartaros una flecha entre ceja y ceja a alguno de vosotros y no acercarme a admirar el brillo de vuestra piel ni vuestras plumas ni vuestros mil ojos, de eso estar seguros. - comentó entre risas antes de darle un gran trago al vaso de agua que fue inmediatamente rechazado por su cuerpo expulsándolo por la nariz ante el comentario de la trisomía. Wen comenzó a toser, intentando librarse del ahogo, mientras no paraba de reír. Por suerte para ella, Noel le dio unos golpecitos en la espalda para que se le fuera la tos, tras lo cual, con voz aguda y entrecortada todavía afectada por la tos y el ahogo, dijo.- Esa ha sido buena. - antes de levantar el puño esperando a que su pareja se lo chocara, quien no le decepcionó.

Tras algunas toses esporádicas logró recuperarse por fin y se percató de la gatita que sostenía Gael entre sus brazos. No le asustó ni le impresionó que el gato no se quemara, pues enseguida lo achacó a los experimentos de Giz. En ese momento, notó como una bola de pelo se restregaba entre sus tobillos y, sin ni siquiera mirarlo, supo quién era. Odín se le había intentando acercar al principio, pero había huido despavorido ante sus espasmos producidos por la tos. Cuando comprobó que las cosas volvían a la normalidad, se acercó de nuevo a la vouivre. Ese gato, que parecía odiar a su dueño, tenía un cariño especial por la británica y siempre se frotaba contra sus piernas buscando su atención y sus caricias.

- Precioso gato, Gael. - alagó cogiendo a Odín del suelo y comenzando a acariciarlo.- Vais a conseguir que me dé envidia, ahora todos tenéis mascotas. - comentó al darse cuenta que, realmente, Gael era el único que quedaba sin mascota de todos sus amigos. Por el rabillo del ojo, la vouivre atisbó un intento de replica por parte de Jack, que cortó al instante.- Tú tienes a Elunin, así que no te quejes.

En ese instante se oyó un repiqueteo contra una ventana en la cual se podía ver a unos cuervos llevando unos sobres. La imagen de unas aves con sobres evocó a Wen a una película que Church había “pedido prestada sin pedir” en el videoclub hacía unos años.

- Eh, Gryffindors, ¿esperabais correo? - preguntó mirando a sus amigos y haciendo alusión a la película esperando que alguno la hubiera visto.

En cuanto la vouivre abrió la ventana, todos los cuervos que ahí había entraron en tropel dirigiéndose sin demora a cada uno de los asistentes de esa improvisada reunión, a excepción de los nublinos, los cuales, aunque se encontraban ahí, no recibieron carta. A la británica le llamó la atención un cuervo que revoloteaba buscando su destinatario sin encontrarlo, por lo que, a diferencia de sus compañeros que, una vez entregada la carta, salieron por donde habían entrado, pareció optar por esperar sobre una repisa a la llegada del receptor y no parecía con intención de irse sin haber cumplido su cometido.

La vouivre abrió rápidamente la carta que un cuervo había dejado entre sus manos y, al ver el sello oficial del reino, procedió a leer en voz alta.

- Querido/a transformado/a: Su Majestad el rey Andras Sula se enorgullece de invitarle a la gran fiesta de gala con motivo de la alianza entre el mundo vinculado de Libo y nuestro mundo, Rocavarancolia. Le informamos que la fiesta es de asistencia obligatoria para todo bendecido por la Luna Roja. - dijo, para luego leer la hora, el día y el lugar.- ¿Fiesta de gala? ¿Soy a la única a la que le suena a terrible pomposidad?

Noel sintió algo de lástima por Dirke cuando se disculpó con Wen, pero por suerte la actitud de la británica se suavizo para con el hombre árbol una vez los hubo presentado. Se rió cuando el vampiro se lanzó a darle un abrazo al alemán para luego observar como todo el contenido de los abultados bolsillos de Dirke se desparramaba por el suelo, agachándose para ayudar a recogerlo mientras se enteraba de boca de este que se trataban de regallos para ellos.
-Muchas gracias, señor Bárbol -se sumó al agradecimiento dado por Gael, pensando sin saberlo lo mismo que el fuego fatuo acerca de invitar a Dirke a alguna fiesta que hiciesen posteriormente-. ¿Son del Macetero, verdad? -preguntó mientras observaba con curiosidad las hojas que había dicho que servían como talismanes y que había visto en algunas ilustraciones de libros sacados de la biblioteca.

El draco se rió con diversión cuando Wen afirmó que ella les hubiera disparado una flecha si se hubiese encontrado con ellos durante la criba.
-Cuánta agresividad, tan sólo os hubiésemos trolleado un poquito al igual que hicimos con estos... Pero la mayoría eran una panda de amargados que no saben ni siquiera reconocer el sarcasmo cuando lo oyen -bromeó.
Después de ayudar a Wen cuando se atragantó con el agua, sonrió complacido tras chocarle el puño a la vouivre cuando esta alabó su chiste que probablemente a otros podría haberles sonado bastante cruel.

-Siempre puedes pedirle a Giz una mascota -comentó encogiéndose de hombros ante el comentario de la chica al respecto-. Seguro que estará encantado de jugar a ser Dios un poco más en su laboratorio del mal en el cual el Capitán Lagartijo se transforma en el Lagarto Científico Loco con... -interrumpió la broma y se le desvaneció la sonrisa jocosa que estaba enarbolando cuando se escucharon los golpecitos en la ventana.

Los cuervos no tardaron en pasar, reconociéndolos como obra de un demiurgo, y les entregaron una carta a cada uno de los presentes salvo los nublinos. Un cuervo extra, sin embargo, revoloteó por la sala antes de decidir posarse en una repisa conservando su carta.
-¿Gryffindor? No creo tener complejo de protagonista estándar -se rió sarcásticamente mientras abría el sobre que uno de los cuervos le había entregado a él específicamente.

La sonrisa pronto desapareció. Cuando Wen leyó el contenido de la misiva en voz alta ya había atisbado de que se trataba y la expresión de su cara había adquirido una mueca de desagrado. <<Tienen que estar de coña>>, pensó automáticamente. Y lo repitió en voz alta.
-A mí me suena a cáncer para mi cordura mental -dijo respondiendo a la pregunta retórica formulada por la vouivre mientras arrugaba el papel y lo dejaba caer sobre la mesa sin miramientos-. No me puedo creer que nos obliguen a asistir a semejante circo protocolario, más propio de la decadencia de algún noble terrestre del siglo XVII -añadió con un deje irónico tanto en el tono como en la expresión- "¿Obligatorio asistir con vestimenta formal", ¿en serio? -releyó en voz alta mientras en su expresión aumentaba el nivel del omnipresente desagrado que había aparecido nada más abrir el sobre.

Acto seguido se levantó y resopló, observando al cuervo que todavía no se había ido.
-¿Y este por qué parece querer quedarse a vivir aquí? -comentó con cierta brusquedad debido a lo alterado que se sentía en aquel momento-. Ah, claro... Toima no se encuentra en la ciudad ahora mismo -dejó escapar una risotada denotando ahora un tinte sarcástico en su rostro-. Que alguien se encargue de inmortalizar el momento en el que lea su carta, va a ser épico.
Pero aunque sin duda la reacción del ulterano ante algo así era algo que el sueco consideraba digno de ver, no compensaba por todo lo demás.

Me senté junto al alemán mientras me contaba de su vida y luego le puse al día de cómo nos iba en casa, incluida la separación de nuestros tres amigos... Pero añadiendo que no estaban de malas, que convivían y a vivir cada uno por su cuenta... <<En fin>>

Luego escuché y contemplé cómo les regalaba una semilla y comentaban el encuentro con los letarguinos.
-Lo divertido ahora es... ¿Cómo nos verán o qué nos dirán cuando salga la Luna y vayamos a ver el resultado?-añado riendo.

También iba a decir que pronto tendría gato propio cuando Wen sacó el tema, pero la vouivre me cortó con una mirada que me echó para atrás <<¿Qué?>> pero luego comprendí cuando dijo lo de Elunin y solté una carcajada
-¡Ja! No iba a quejarme, iba a decir que pronto el Conde Drácula tendrá su propio gato vampiro. Listilla.-apostillé riendo.-Pero no nos envidies que también tienes una mascotita muy mona, oye.-rematé relamiéndome, aguantando la risa.

Sin embargo no dio tiempo a seguir con el intercambio pues Wen abrió una ventana y varios cuervos entraron portando unas cartas, y cada uno entregó la suya a uno de nosotros excepto los nublinos. <<¿Hum? ¿Gryffindor?>> Sacudí la cabeza pues había vuelto a la "juventud" en la Tierra y abrí el sobre. <<Sello real...>> La vouivre entonces leyó el contenido en voz alta y rápidamente lo releí en mi carta, para luego sonreír de oreja a oreja y levantarme de golpe.

-¡Fiesta! Y encima gratis. Creo. Vamos a codearnos con los más importantes de la ciudad y a ver a la reina de Libo... ¿Secuestramos a los libenses de la cosecha como acompañantes?-río, aunque río más al ver las caras de Wen y Noel.-Va, venga, serán sólo unas horas. Wen sí tendrá pero... vosotros... ¿Tenéis ropa de gala?-les pregunto dubitativo, y, casi oliendo la respuesta, una idea va formándose en mi cabeza.-Si no... Podemos ayudaros... Podríamos prestaros algo y vestiros en el Burdel...-caminando por todo el salón, mirando a cada uno detenidamente.-Ropa, joyas, peinados... ¡Vais a estar monísimos! Toima incluido.-finalizo riendo pero recuerdo una cosa.-Oh, Dirke, ¿te quedarás para la fiesta?

Dirke siguió como buenamente pudo las conversaciones hasta que los pájaros llamaron a la ventana y desvió su atención hacia ellos. No tardó en entender que eran mensajeros y que traían cartas para todos, era algo de cajón de madera de pino. Lo que no esperaba es que una de las cartas fuera para él. <<Magia>>. Era su explicación por defecto a todo lo que se escapaba a su entendimiento y, después de todo, no era una explicación tan mala.

En cuanto abrió la carta descubrió que le sería más sencillo si dejaba que la leyera otro en voz alta. Imaginaba que no habría mucha diferencia entre unas y otras, si estaban enviando tantas. Para su sorpresa, fue dama Diurna la que la leyó. El mal humor inicial de la bruja maldita parecía haber desaparecido del todo.

-¿Fiesta?-preguntó a pesar de que creía haberse enterado bien-. ¡Qué teta me lo voy a pasar!-Ni siquiera sabía decir quien era la reina de la gala, pero le daba un poco igual. Prometía ser divertido y eso al alemán le bastaba. Seguidamente, asintió a la pregunta de Jack-Claro, Claro. Me quedo hasta... eh... ¿Sobre después de la fiesta?-se había hecho un cacao con las preposiciones-. Estoy aquí durante el tiempo indefinido, en la Sede.

Se bebió lo poco que quedaba ya de su vaso de agua y reprimió las ganas de atacar el pozo del cuchitril para dar un trago más.

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Giz no recibió la noticia con tanto entusiasmo como el hombre árbol o Jack, pero tampoco con tan poco como Noel o Wen. Lo único que le preocupaba de la fiesta era la ropa de gala y si acaso, el tener que informarse un poco acerca de las costumbres libenses, pero no tardó en verle el lado bueno a la celebración. Estaba claro que tanta pomposidad, tantos remilgos y tantos bendecidos por la luna tenían el principal y único objetivo de regalarle la vista a la reina de Libo. Pero quitando el que fuera como una Varanubliagálago de buen rollo, era el sitio perfecto para conocer a los transformados más escurridizos de la ciudad. <<Todos son todos>> obvió.

-Puede ser interesante ver al consejo en un ámbito más relajado o en modo fiestero y, además, la fiesta estará llena de gente importante. Si estas galas son fieles a lo que he leído en los libros de vuestro mundo, es un buen momento para darnos a conocer- <<y para conocer príncipes y princesas azules>> acabó el chiste para sí mismo. Se frotó las manos con cara de concentración y, mientras continuaba con sus cábalas de publicidad, acabó pensando en voz alta-. Todos son clientes potenciales.

>>Tal vez debiera visitar la biblioteca antes de ir al Castillo-al mencionarlo cayó en lo que había dicho la vouivre un par de conversaciones atrás. Estaba todavía medio sopa y no había contestado en su momento-. Y Wen, como dice Noel, no tienes más que pedir un animal y me pongo manos a la obra-ofreció por fin.

Sonrió orgulloso ante el comentario de Wen sobre su gata.
-Sé lo que es tener envidia, hasta hace nada no podía ni acariciar a las de los demás. Salvo a Feliks, claro.
El comentario sobre Elunin le hizo casi soltar una risotada, sin pensar siquiera en el pobre nublino tímido y en que allí escuchando había otros dos en las mismas circunstancias que él. Cuando Jack se defendió se ganó una colleja de Noel y el fuego fatuo tuvo que volver a contener la risa.

Una bandada de pajarracos llamó a una ventana de sopetón y Gael se sobresaltó. Eran tan solo criaturas demiúrgicas, pero las cartas que traían consigo daban a entender que no estaban allí por casualidad.
-Yo prefiero que me toque Ravenclaw, además el azul me hace juego -contestó al comentario de Wen mientras abría su carta. «Y yo creía que a un colegio de magia ya había aceptado ir cuando vine a esta ciudad».
Lo que tenía entre manos era una invitación a un baile en honor a la alianza con Libo. De entrada no supo qué pensar de aquello, y ya empezaba a escuchar los comentarios de sus compañeros, unos más interesados que otros en el evento. «Esto es un poco surrealista... no me hubiera imaginado nunca que había cosas así en esta ciudad... supongo que estoy demasiado acostumbrado a la parte decadente».
-Pero... no sé ni si ir como yo mismo o dentro de un cadáver. ¿Qué pasa si le prendo fuego al ponche? -empezó a decir mientras se rascaba una oreja. Con la otra mano no paraba de arrugar y alisar el papel. Al escuchar la pregunta de Jack sobre la ropa de gala se quedó bloqueado un momento. «Es verdad... Lo que más tengo son harapos, mucho menos ropa de gala»-. Pues Jack... me temo que esta cenicienta va a necesitar hada madrina.
«Bueno... vamos a acabar pareciendo gansos, pero seguro que le encontramos al final la gracia a todo esto. O al menos la cena gratis». Realmente a Gael no le apetecía mucho pasar por aquello, como Noel mostraba abiertamente, pero tampoco se oponía a hacerlo por una sola noche. Era curiosidad, y además sabía que Giz tenía razón.

Noel se cruzó de brazos, apoyado en una pared con el desagrado aún plantado en el rostro mientras asistía a las dispares reacciones del resto. Aunque no le sorprendió el entusiasmo de Jack, no pudo hacer sino bufar ante sus comentarios. ¿Codearse con el consejo? Él prefería tener que ver con el consejo lo justo y necesario. Y cuanto más tendiese a nada, mejor.
-Primero me llamas mascota y ahora pretendes encasquetarme un disfraz ridículo -le dijo al vampiro mientras lo miraba con una expresión entre sarcástica y malhumorada-. Estás ganando muchos puntos por mi parte. Y creo que ya sabes en que se canjean -añadió sonando más serio de lo que pretendía debido al malhumor.

Cuando Giz habló, se despegó de la pared de golpe y se acercó a él mientras hablaba.
-¿Y cómo nos vamos a dar a conocer como lo que somos si vamos a tener que acudir al circo vestidos de payasos? -comentó usando el mismo tono irónico que había empleado con Jack. En el fondo sabía que el asreniano tenía razón acerca de los clientes, pero el rechazo que le había producido la perspectiva de acudir a un acto de aquellas características le impedían mostrarse racional o imparcial ante los comentarios positivos.
>>Y espero que sí le prendas fuego al ponche, al menos ocurrirá algo digno de ver -añadió burlonamente mirando al fuego fatuo.

Resopló con desaire no encontrando a nadie que le comprendiese realmente y volvió al lado de Wen como buscando su apoyo. <<Aunque quien seguro que me apoyaría sería Toima, nunca está cuando se le necesita ese maldito argos>>, pensó con un deje de fastidio. Sin embargo, sus pensamientos se interrumpieron al cruzar una mirada con la vouivre, dándose cuenta de una cosa. <<Y encima va a estar allí toda la maldita ciudad... ¿Qué pasaría si por el motivo que sea la gema de Wen queda al descubierto?>>. Su expresión adquirió entonces un tinte de preocupación, eclipsando en parte lo malhumorado de esta, y tuvo que morderse la lengua para no expresarlo en voz alta allí mismo debido a la presencia de Dirke.

Giz sonrió al escuchar el cruce de comentarios entre Jack y Noel y el problema de Gael con el ponche, pero cuando el draco dio muestras de estar fastidiado, lo reprendió unos segundos con la mirada antes de adoptar una expresión más despreocupada.

-Venga, que hemos sobrevivido a cosas peores-a la ciudad durante toda una cosecha, cuando todavía estaban a medias y, ya transformados, a mansiones encantadas y rachas de bestias en los subterráneos, entre otras cosas. Y ganaban dinero con ello-. Además, si no me quejo yo, que voy a tener que lidiar con dama Gula y el ranta de piedra..-pronunció el nombre de ambos con desdén.

Obviamente esto último era una broma. No había que ser muy listos para saber una de las cosas que podría estar preocupando a Wen ahora mismo y, por tanto, a Noel también. Pero había hechizos de ilusiones ópticas y seguro que con un poco de ayuda encontrarían una manera de minimizar el rastro mágico que dejara. Y, aún en el hipotético caso de que no funcionara y alguien se percatara de la gema de Wen, Giz veía improbable que el rey permitiera que nadie tratara de robársela. <<La impresión que se llevaría la reina no sería agradable si ve que nos matamos entre nosotros, no sería seguro para la alianza>>. Alianza que, por otro lado, Giz veía innecesaria. Pero eso era otra historia.

-Va a estar bien-siguió con el tema-. No sé por qué os asusta tanto una fiesta a estas alturas-realmente Giz no tenía ni idea de por qué tanto pánico. <<Con el entusiasmo que muestran en la taberna o aquí...>>. Esa solo sería más impresionante.

¿Cuervos? ¿Qué hacen aquí cuervos? Nunca me pareció ver ninguno en la ciudad. ¿Qué traen? Uno de ellos se acerca a mí para que recoja una misiva. Rápidamente desato el papel de su pata y empiezo a desplegarlo, aunque al ver el gesto de Wen prefiero esperar a que lea ella la suya en voz alta.

—¿Una fiesta? –Al instante abro mi carta y puedo comprobar que lo mismo pone en la suya.

Vaya, esto sí que es una sorpresa. ¿Cómo deben ser las fiestas por aquí? Noel, Jack, Gael… ¿me lo parece o presuponéis que se trata de alguna especie de fiesta de corte barroca? Tal vez… es lo único que se me pasa a mí por la cabeza también, la verdad, pero creo…

—Me da que estáis dando algunas cosas por sentadas –digo sobre todo haciendo mención a los comentarios de Noel–. No niego que debamos ir bien vestidos, y más viendo quienes son los invitados, pero… ¡no sabemos cómo son las fiestas por aquí! ¿No sentís curiosidad? Igual solo es un cúmulo anárquico de comida y bebida gratis –aunque nadie me quitará que me vista de gala… ¡igual hasta creamos sensación y todo!–. Si fuera así, me encantaría vez cómo se lo tomarían los libenses –esbozo una sonrisa, levemente burlona–. Oh, vamos, ¿no os puede ni un poquito la curiosidad? ¿O vamos a tener que llevar a algunos atados con correa? Pasémoslo bien, o al menos experimentemos qué es. Además, nadie nos quita de poder salir volando, en caso de que no nos guste. Bueno, igual nuestro amigo argos lo tendría un poco más difícil, eso de volar –y remato con un guiño picaresco.