El Cuchitril (Archivo I)

Recuerdo del primer mensaje :

Observamos multitud de casas en la zona de la Plaza de los Colaespina y… lo cierto es que no resulta fácil encontrar un buen lugar, pues los edificios que sí cumplen con los requisitos que buscamos, después por dentro son inhabitables. Caso destacable aquel que parecía ser un candidato perfecto… hasta que me llevé un buen golpe en el culo en el suelto bajo el que pisaba. ¡Y las astillas tampoco perdonan! Y Gael se ríe… “¡No tiene gracia!”, pero no me oye en la burbuja que acaba de crear.

Me llama la atención un edificio grande que veo a un lado de la calle. No tardo nada en señalárselo y decirles de acercarnos a él, aunque algunos ya se habían fijado en él. Dentro del edificio, cuya puerta se conserva en un estado decente –aunque chirría como mil demonios–, encontramos un panorama que, de haber estado en mejor estado, podría jurar con las manos en el fuego que se trata de una posada. ¡Y eso significa muchas habitaciones! Además, es prácticamente toda de pierda. Mientras pienso esto, nos repartimos todos entre el salón, aunque yo no tardo en subir las escaleras para observar cómo está el piso de arriba. Este edificio está muy pero que muy bien, el suelo es mucho más resistente que el de otros edificios y los desperfectos que tiene se pueden arreglar. Las ocho habitaciones de las que consta el piso son más que suficiente para todos, aunque los muebles sí es necesario cambiarlos.

—¿¡Cómo va por ahí abajo?! –grito a los que se han quedado–. ¡Por aquí cumple con los requisitos mínimos de calidad, aunque mejor que por ahora ahuyentemos a los de sanidad!–observo mirando los insectos que recorren los muebles carcomidos.

Tania

Cuervos de trapo entraron por la ventana, cada uno portando cartas en sus picos. Revolotearon un rato por aquella estancia del cuchitril y finalmente depositaron sus cartas en las manos de los cuchitrileros. Todos los presnetes menos Tania e Yloh recibieron una carta. Quedó un cuervo pendiente con su carta y no pareceria querer entregarsela a la nublina, buscaba a otro dueño. No tardó en imaginar quien se trataba, pues era el único que faltaba. Suspiró y entonces leyeron la carta en voz alta. Se sorprendio al descubrir aquel evento social que organizase la ciudad. Apenas conocia a los libenses, pero sin duda la sorprendio aquello de la alianza.
No pudo evitar sentirse un poco nerviosa e incómoda a partes iguales con la idea de ir a aquella fiesta tan formal, sobretodo cuando toda la ciudad estaba invitada. Aquel momento se le pasó tan rápido como le vino, al descubrir que ni si quiera se habia planteado si ella estaba invitada. Se sintio estúpida y se sentó un rato, escuchando a los demás discutir sobre el tema. Sin duda el albino no tendria unas buenas noticias al llegar. Otros, como Noel, compartirian su punto de vista, pero su asistencia era obligatoria.
Estuvieron hablando un largo rato, el chico-arbol que se habia dado a conocer como Dirke y Jack, finalmente salieron del cuchitril, a donde quiera que fuesen y se quedaron los de siempre, con un silencio repentino. Tania jugueteaba con los dedos sentada, pensando y dudando si preguntar. Habia confianza, y se armó de valor para preguntar al resto de cuchitrileros que seguian ahi sus pensamientos.
-¿Creeis... ¿Creeis que tengo que ir?-dijo, en casi un susurro.-A la fiesta, digo.-aclaró al poco.

Noel suspiró mientras hacia un gesto con la cabeza y volvía a cruzarse de brazos ante las palabras de Jack. Qué facil era decirlo.
-Es obvio que hay que pensar en cómo solucionarlo, pero eso no va a hacer que deje de preocuparme -negó con la cabeza mientras lo miraba fijamente.
La conversación con el vampiro, sin embargo, no duró mucho más ya que este dijo de irse, acompañado por Dirke quien también decidió concluír su visita.

Tras despedirse de ambos y antes de que el draco pudiera decir nada, recibió un inesperado beso de Wen que le hizo descruzar los brazos de golpe, quien le dio las gracias por preocuparse por ella.
-No me tienes que dar las gracias por eso, es lo normal... -dijo sonriendo levemente-. Y supongo que usando magia sí que podremos solucionarlo. Por suerte contamos con dos expertos en la materia -dijo señalando con un gesto hacia Giz y Gael.

Finalizadas las conversaciones anteriores, la vouivre les comentó otro asunto sobre la fiesta que también le preocupaba. <<Esa maldita fiesta aún no ha sido y ya está dando por saco>>, pensó con fastidio mientras escuchaba a la británica hablar acerca de su antigua compañera de criba.
-La daeliciana -intervino cuando Wen terminó de hablar y el asreniano hubo hecho su comentario al respecto-. Por eso estaba todos los días en la bahía cerca de la salida de la última luna -dijo con aire pensativo con una garra en la barbilla-. Parece que tuvisteis una criba de lo más movidita -comentó recordando otros sucesos de los que les habían hablado-. En la nuestra el único al que tuve que matar fue un tipo que apareció en la puerta de Letargo que parecía estar derritiéndose por dentro -se rió con expresión desairada y cierto humor negro al recordar aquel suceso en particular-. Bueno, siguiendo con lo que nos ocupa... Con ese color de piel difícilmente será irreconocible. Aunque claro, si lo piensas bien menudo soy yo para hablar -añadió extendiendo los brazos y con expresión sarcástica-. Pero dudo que haya muchos daelicianos en la ciudad y pienso que sí puede ser fácil reconocerla sea cual sea su transformación. Por otra parte hay algo que me escama y es que si estaba tan mal de la cabeza me resulta raro que no hayamos oído nada sobre ella. Ese tipo de gente no suele pasar precisamente desapercibida, y menos una chica tan llamativa cromáticamente hablando.

Siguieron hablando del tema un rato más hasta que, al poco de dar por finalizada la conversación, Tania, quien se había mantenido prácticamente en silencio jugando con la lagarta todo el tiempo, intervino. El sueco se había fijado en que la chica parecía sumida en sus pensamientos cada vez que había mirado en su dirección. Cuando habló quedó claro que era a lo que había estado dándole vueltas.
-En mi opinión, vosotros -dijo señalando a Yloh y Tania- podéis ir si queréis, pero si no os apetece, cosa que como tal vez ya habréis adivinado puedo comprender perfectamente -continuó, sonriendo con sarcasmo-, por mí podéis pasaros el tiempo que dure la fiesta cuidando aquí de los gatos y resto de fauna del cuchitril. Con unas cuantas protecciones mágicas bastaría -añadió mientras a su mente acudían algunas posibilidades según hablaba. De todas formas había interpretado que la nublina prefería no ir por la forma en la que lo preguntó, pero tal vez se equivocaba-. Pero si queréis ir no creo que haya problema tampoco -se encogió de hombros.

Tras la conversación y comer algo para desayunar, el grupo salió por fin hacia los entrenamientos, los cuales ese día serían menos multitudinarios de lo normal debido a la ausencia de un par de dos con los que el sueco pensaba ajustar cuentas cuando volvieran.

Sigue en la Bahía de los Naufragios.

Gael se estaba cansando de llevar a cuestas todo aquello. La cola no pesaba especialmente para aquel cuerpo, pero entre aquello y el gasto constante de magia estaba deseando tirar todo al suelo. No pudo alegrarse más al ver por fin la calle en que vivían.
-¡Uf! -exclamó aliviado cuando posó la carga-. Debe de ser Navidad, porque menudo regalito voy a tener que meter por la chimenea -cavilaba en voz alta mientras sopesaba si meter la dragona por el inexistente techo o simplemente hacerla intangible. En cualquiera de los dos casos tenía que liberar de escombro un poco la planta inferior del edificio contiguo-. Va a haber que cambiar el plan de obras... esto parece una broma. Va a ser mejor abrir una puerta entre estas dos casas y restaurar ambas. No contaba con un bicho tan grande. Lo siento, esto empieza a ser pedir demasiado.

El fuego fatuo se había desembarazado momentáneamente de la quimera para hablar pero volvió a poseerla para apartar el escombro no solo con magia. En cuanto hubo sitio para la dragona la hizo intangible para no terminar de romper lo que quedaba de techo, «las vigas no están tan mal como creía y las tablas pueden reutilizarse para poner teja encima».
-Por hoy tendrá que quedar así, le pondré unas protecciones mágicas para que no entren carroñeros.
Todos estaban cansados y él no era una excepción, por un día ya habían hecho suficiente con bajar a unos subterráneos alterados. «Se va a hacer de noche enseguida... Ahora que lo recuerdo, he oído que ya se puede ver la Emisaria. Echaba de menos que hubiera estrellas por las noches».

Entraron todos juntos en el cuchitril anunciando su llegada y Gael lo primero que hizo fue dejar la quimera en el sótano y subir estirándose.
-Habrá que ir haciendo la cena -se quejó. Tenía hambre pero solo le apetecía dejarse flotando por el aire sin moverse durante un buen rato.

La salida de los subterráneos fue tan accidentada como la entrada y no tuvieron un solo momento de respiro siendo acosados constantemente por las agresivas criaturas que poblaban el subsuelo. En cuanto salieron y el fuego fatuo comentó acerca del enorme cadáver que se había llevado como trofeo, Noel sonrió con jocosidad.
-Ve a la fiesta con él, al fin y al cabo es un "traje" que te pones, ¿no? -bromeó durante el camino a casa.

Tras despedirse de Wen en las cercanías del cuchitril cuando esta se fue en dirección al burdel, el draco centró su atención en las maniobras que empezaba a realizar Gael para guardar el dragón.
-No te preocupes, donde se rompe un tabique se rompen dos -comentó ante sus palabras-. Y no estoy hablando de narices, que también -añadió con seriedad para luego reírse brevemente.
>>Siento que esté tan destrozado, no caí en que podrías querer llevártelo. Así que si necesitas ayuda para recomponerlo ya sabes -se ofreció mientras su amigo guardaba el cadáver en la casa de enfrente al cuchitril-. De todas formas no es culpa mía que estuviese tan lleno de mis plumas, no sé que pasa con ellas últimamente que no paran de desprenderse -dijo mientras desclavaba con el ceño fruncido un puñado de ellas que se habían quedado prendidas en la puerta medio destrozada a la cual se había arrimado mientras hablaba.

Cuando entraron en el cuchitril y Tania salió a recibirlos, Noel le preguntó si Toima había vuelto. La nublina negó ante la pregunta y el draco hizo un comentario sarcástico acerca de que era una lástima que todavía no hubiera visto la maravillosa carta cuyo contenido tanto le iba a gustar. También se preguntó si su hermano y el argos pensaban pasar más de un día en Ulterania, y volvió a reprocharles mentalmente el no haberles ni siquiera ofrecido ir. Toima actuaba según las reglas del universo paralelo que tenía dentro del cráneo, pero que Vac ni siquiera le hubiese comentado nada le molestaba más de lo que estaba dispuesto a admitir en voz alta.

Tras menear la cabeza con desaprobación decidió dejar el tema por el momento y entró en la cocina tras Gael, asintiendo cuando este dijo que había que hacer la cena. Al volver a acercarse a su amigo, el draco lo observó fijamente durante unos instantes, dando incluso alguna vuelta a su alrededor y entrecerrando los ojos de vez en cuando.
-Antes creí que había sido mi imaginación o algún efecto lumínico, pero... ¿Por qué brillas más? -inquirió notando como el azulado fuego de su amigo le deslumbraba ligeramente a pesar de que a estas alturas ya estaba acostumbrado a su perpetua combustión-. ¿A ti no te parece que sea así, Giz? -le preguntó al asreniano que andaba por allí cerca para asegurarse y luego sonrió divertido-. Gael ha evolucionado de Velita a Lámpara -comentó con jocosidad cuando se dio cuenta de la analogía que estaba realizando-. Serás un farolillo estupendo -finalizó agarrándolo de la camiseta con el brazo extendido y moviéndolo hacia los lados antes de retirar la mano para no quemarse y reírse.

Tras la caótica salida de los subterráneos, Giz se pasó todo el camino de vuelta en silencio. Fue pensando en todo lo que tenía que hacer ahora, con una mano puesta siempre sobre el zurrón con las muestras y con el rezo mental de que tenía que ser muy cuidadoso para que no se rompieran.

Una vez en el cuchitril, subió a su habitación y las colocó sobre una estantería alta, donde creyó que estarían más seguras. Enseguida, Giz se sentó con las piernas cruzadas sobre la cama e hizo levitar un folio de la mesa hacia él. A medio camino, la cabra deshizo su invisibilidad y dio un mordisco al aire donde unos segundos antes había estado el papel. Giz la miró con reprobación y le soltó un calambrazo para que se estuviera quieta. <<Está como los bichos de los subterráneos>> se dio cuenta. Lo segundo que voló hacia él fue una bolsa cuyo interior tenía varios talismanes, un puñado de saquitos pequeños y un par de galletas. Para la hora de cenar, su habitación estaba hecha un desastre. La cama estaba deshecha y el suelo, salpicado de varios de los saquillos que Giz había intentado encantar sin éxito; algunos con síntomas evidentes de haber sido atacados repetidas veces por la batería andante que Giz tenía por mascota.

Apareció en la cocina con cara de cansancio y participó poco en la conversación, siendo ese poco sobretodo un puñado de frases cortas.

-Sí que es cierto-comentó en referencia a lo de Gael-. ¿Lo haces aposta?-preguntó curioso. A pesar de que no entendió del todo el siguiente comentario de Noel, Giz dejó caer una sonrisa. Sin embargo, la palabra evolución trajo de nuevo a su mente las muestras de genoma que tenía arriba y todo lo que le quedaba por hacer con ellas. Acabó de cenar rápido y se levantó de la mesa-. Voy al castillo-informó escuetamente-. Creo que me quedaré allí toda la noche.

Un poco después, el asreniano subió a su habitación, recogió las muestras y, con toda la prisa que llevaba, ni se dignó a salir por la puerta. Atravesó la pared para salir a la calle y el cuchitril no supo más del goliat hasta casi a la hora de amanecer, momento en el que entró a la habitación de la misma manera en la que había salido un buen puñado de horas antes.

-No te preocupes -le había contestado a Noel cuando se lamentó por el estado del dragón-, esto es coser y cantar... literalmente. Es más preocupante lo de las plumas, ¿no irás a quedarte calvo? -Se pitorreó, aunque dejó la broma enseguida-. Nada, esto se quita, estarás mudando las plumas o algo así... aunque qué peligro.


Cuando estaban ya encargándose de la cena, Noel de repente se puso a observarlo fijamente. El fuego fatuo, extrañado, lo miró fijamente de vuelta.
-¿Tengo monitos en la cara? -Tras la explicación del draco se quedó desconcertado. Inconscientemente se toqueteó los brazos y la cara-. ¿Que brillo más? Creo que eso solo me pasa cuando... a veces -omitió la parte de que le sucedía cuando se sonrojaba, no quería delatar la ventaja que tenía ahora que el fuego le tapaba la cara.

Noel lo agarró por la camiseta y empezó a agitarlo por el aire mientras él pataleaba.
-¡Ah! ¡Para! ¿Es en venganza por lo de la calvicie?
Cuando el draco lo soltó salió disparado un par de metros por haberse puesto a tirar en sentido contrario. Frenó contra una estantería y casi lo tira todo al suelo. A punto de morirse de risa, aún pudo escuchar la pregunta de Giz.
-Para nada... a propósito lo que hago es, no sé, intensificar las llamas, ¿ves? -Se elevó hacia el techo como solía hacer de forma inconsciente, lo que siempre implicaba un incremento de fuego a su alrededor-. Ah, perdón si ahora aún brilla más. No sé, será algo momentáneo.

Después de cenar, Giz se levantó de la mesa para marcharse a pasar la noche en el castillo. A Gael le hizo gracia porque inevitablemente lo comparó con las escapadas nocturnas de Noel.
-Giz se casará con la ciencia y tendrán hijitos... no, ¿qué digo? Ya tienen montones de hijitos -rio mientras el goliat estaba escaleras arriba.

Después se despidieron y Gael salió a examinar a la dragona para pensar por donde empezar. Apenas zurció algunas heridas pequeñas y ya tuvo que irse agotado a dormir. Dejó que la gata se aovillara en su camiseta y durmió boca arriba hasta que en un momento casi se le cayó y la tuvo que devolver con pesar a la caja.

Noel se rió de forma inquietante cuando Gael le preguntó si era en venganza por su comentario sobre la calvicie, el cual había hecho que en su momento le dirigiese una mirada de reprobación.
-Claro que no. Esto es pecata minuta en comparación con las auténticas represalias -dijo sonriendo maliciosamente sin aclarar si estaba o no de broma.
Cuando el fuego fatuo se elevó hasta cerca del techo, efectivamente y tal y como dijo su brillo aumentó incluso más que antes. Noel se cubrió los ojos con un brazo de forma teatral cuando su amigo se disculpó.
-Baja la intensidad antes de que se nos desprendan las retinas -comentó con jocosidad.

La cena transcurrió de forma similar hasta que Giz anunció que iba a pasar la noche encerrado en su laboratorio y prácticamente no les dio tiempo ni a despedirse de él de la prisa que parecía llevar.
-Traenos un engendro genemágico de gran complejidad como recuerdo por lo menos -comentó de pasada mientras el asreniano ya subía las escaleras del cuchitril.
>>Es más, nos pone los cuernos con dos amantes a la vez: la ciencia y la magia -comentó respolando mientras sonreía con diversión tras el comentario de Gael-. Pero, en serio, me preocupa un poco que se esté obsesionando cada vez más -añadió en un tono mucho más serio.

Después de cenar, Noel salió a su habitual visita nocturna al burdel, donde pasó un par de horas en compañía de Wen como de costumbre antes de volver al cuchitril. No tardó demasiado en dormirse tras recibir un arañazo de buenas noches de parte de Odin.

El día siguiente pasó sin nada reseñable hasta la hora de comer, salvo quizás porque Toima y Vac aún no habían vuelto. En aquel momento el draco se encontraba leyendo un libro en la mesa del salón siendo distraído de vez en cuando por el cuervo que todavía se había negado a abandonar la vieja posada, esperando todavía cumplir su cometido. Odin había cogido la costumbre de sentarse a observar fijamente al ser meneando el rabo, hasta que saltaba para intentar arrebatarle el sobre que portaba.
-Vamos a tener que acabar poniéndote nombre y todo -le dijo al cuervo sin importarle que fuese una simple creación demiúrgica-. ¿Qué te parecería llamarte Korp?
Pronunciar la última palabra en voz alta se le hizo extraño, evocador en parte, ya que se trataba ni más ni menos que del vocablo para cuervo en su idioma natal. El libro que tenía entre sus manos comprendía unos apuntes bastante breves sobre el idioma sueco, pero curiosamente esa palabra venía en ellos y al tener uno delante fue una de las primeras cosas que memorizó. Ni él mismo tenía muy claro por qué había decidido intentar recordar aunque fuese tan sólo un poco del idioma que habló durante toda su vida antes de llegar a Rocavarancolia. Se justificó a si mismo con un simple "¿y por qué no?" y no le dio muchas vueltas. En el fondo quizás fuese tan sólo una forma de recordar a su manera su vida en la Tierra, en la cual no solía pensar demasiado pero tampoco podía tener queja alguna de ella. O quizás simplemente se había acordado de que había dejado atrás un conocimiento que siempre había dado por hecho y darse cuenta de ello le carcomía de alguna forma. <<Más me valdría seguir buscando formas de obtener magia con más eficacia>>, se reprendió a sí mismo. Aunque no levantó la vista del libro que tenía entre manos.

Después de un rato llego a la puerta del edificio parándome en la puerta. -Ahora vas a conocer a un hermanito.- Le digo al lobo mientras hago que Terro me abra la puerta. -Mmm... Algún día te vendrás conmigo a que te retoque un poco chato.- Le digo pasando por delante de él y retocando un poco su antebrazo derecho. -Mmm mucho mejor.- Entro con mi lobo arenoso en el vestíbulo y me anuncio. -¿Hola? ¡Buenas tardes señores!- Escucho la voz de Noel desde el salón por lo que entro con el lobo detrás mía.

Entro por la puerta y lo primero que veo es un cuervo con una carta igual a la que había recibido yo el día anterior. -¡Oh! Por lo que veo también estáis enterado de la carta. ¿No?- Me acerco al cuervo mientras que el lobo entra lentamente en la habitación. Noel se encuentra enfrascado en la lectura de un libro por lo que me acerco a él. -¿Que tal señor?- Hago una pausa y saco mi carta de invitación. - Habría llegado antes pero tuve que volver a mitad de camino a Serpentaria por que se me olvido esto. ¿Tu también tienes una?- Mientras le hablo cojo una silla y me siento expulsando aire de manera lenta y apesadumbrada. -Yo tengo un dilema enorme.- Hago una pausa y apoyo los codos en la mesa. -No se que ponerme.- Le digo a Noel esperando una respuesta que me aliviase de esta carga. -¿Tu que vas a llevar? ¿Que se estila por aquí?.- Le pregunto algo preocupado.

Giz se presentó en la cocina con cara de haber dormido poco y el poncho arrugado. En realidad no había dormido nada, porque seguía obcecado en hacer funcionar el hechizo del grimorio que servía para crear bolsas sin fondo. Necesitaba una y eran caras. Si podía hacer una para sí, se ahorraría el dinero y, si pudiera hacer más, ganaría vendiéndolas. <<Así podría invertir más en el Laboratorio>> y en un par de antojos. Pero no era el caso. El hechizo se le atragantaba por su dificultad.

De hecho, había gastado tanta magia, casi todos sus talismanes incluidos, que ahora no solo se sentía cansado, sino que le pesaba haber derrochado tanta energía de manera tan disfuncional. <<Voy a necesitar pegarme a las cabras para poder rendir con las hienas y con el libro de muestras>>. Lo cual fue la principal razón por la que no usó antes de salir de su habitación el hechizo de vela.

Hasta que no se sentó en una silla y miró hacia el frente, no se dio cuenta de que tenían invitados. Estaba mentalmente espeso y en un primer momento solo había medio visto a Noel.

-Hola, Matt, y buenos días a los dos-saludó, a pesar de que ya era la hora de comer. Perdió la mirada al infinito durante un rato que al asreniano se le hizo eterno y que en realidad no fueron más de dos minutos y decidió, inconscientemente, poner su agenda en voz alta-. Necesito un café. Y ropa para la fiesta. Y más magia. Y días más largos-el codo del brazo que sostenía su cabeza decidió escurrirse y Giz casi aterriza con el mentón en la mesa-. Necesito un café-repitió antes de levantarse a buscarlo por si mismo.

Por la mañana se despertó antes de lo previsto porque la gata se puso a maullar pidiendo comida. Somnoliento, bajó a la cocina con ella en brazos y le dio leche mientras trataba de mantener los párpados abiertos. Faltaba tan poco para la hora de levantarse que consideró que no valía la pena volver a dormir, sino deshacerse del sueño, desayunar, y ocupar el tiempo que faltaba hasta que se levantasen los demás.

Salió para trabajar en los edificios de enfrente, preocupado de que algún carroñero consiguera entrar en la casa. Sintió un alivio enorme al ver que todo seguía como el día anterior, y eso que sabía que era lo más probable. Se estaba preocupando en exceso, pero no lo podía evitar. Era la primera vez que conseguía algo tan grande, y gracias a eso se había pasado toda la tarde anterior de buen humor. Silbando, siguió con la tarea de limpiar la nueva casa que se había agenciado. En la contigua las obras de restauración ya estaban empezadas, y quería adelantar trabajo para poder terminar las obras en los dos edificios a la vez.

Se le pasó el tiempo volando hasta que escuchó una puerta cercana abrirse, seguramente la del cuchitril, porque no había más edificios habitados tan cerca como para oírlo. Se asomó a la calle pero nadie había salido. «Creía que me venían a buscar, ¿entonces llegó alguien?». Se quitó la suciedad de encima y volvió al cuchitril.
-Anda, si es Matt, ¡buenas! -Se acercó quitándose los guantes y se los colgó del cinturón-. ¿Cómo va todo por Serpentaria? También os invadieron los pájaros, ¿no? -Sonrió señalando vagamente la carta que llevaba en la mano-. Teniendo en cuenta el grupito que vamos temo y al mismo tiempo espero que acabe como todas las fiestas que hacemos aquí.

Noel escuchó el movimiento arenoso en la entrada al cuchitril y aunque al principio pensó que se trataba solo de Terro, pronto distinguió que el rumor era mucho mayor de lo normal y enseguida lo asoció a cierto espectro de arena.
-Buenas, Matt -le saludó alzando un brazo mientras terminaba de tomar unos apuntes.
Mientras el brujo se sentaba terminó la página que estaba leyendo y lo cerró para centrarse en la conversación. Que versase acerca del acontecimiento que iba a tener lugar demasiado pronto para su gusto no le sorprendió. Era un tema recurrente de conversación desde que las malditas cartas habían llegado. Mientras tanto Odin había dejado de observar al cuervo fijamente para acercarse al recién llegado, aunque en esta ocasión su atención se centró en el enorme lobo de arena que acompañaba a Matt. Lo observaba agazapado en actitud un tanto defensiva, como si sopesase si era o no peligroso. Noel soltó un bufido mientras observaba a su gato.
-Por desgracia sí -respondió a las preguntas del brujo-. Por mí se podían meter esa fiesta por donde yo me sé -suspiró mientras se estiraba hacia atrás en la silla-. No me recuerdes lo de la ropa... En fin, se supone que tengo que ir con Wen a ver disfraces de payaso. Trajes, quiero decir.

En ese momento Giz llegó saludándoles como si se acabara de levantar, aunque el draco sabía que había pasado toda la noche y la mañana en el castillo.
-Y dormir. Y pasar menos horas encerrado jugando a los científicos locos -ennumeró añadiendo cosas a su atropellada lista mientras sonreía con un deje entre la diversión y la reprobación-. Pero ya que hablas de magia, ¿por qué no te has despejado con un hechizo? -inquirió extrañado, sabiendo que el asreniano utilizaba la magia prácticamente para todo.
Por un momento se le pasó por la cabeza ir a buscar un vaso de agua para echárselo encima pero decidió que no le apetecía tener que limpiar luego y se limitó a lanzarle un hechizo para despejarlo cuando este explicó sus motivos para no hacerlo él mismo.
>>Y da gracias que no haya utilizado otros métodos -dejó caer a continuación con una sonrisa maliciosa sin explicar a que se refería para luego pasar a observar como Gael volvía a entrar en casa y se unía a la reunión.

>>"Los pájaros". Sin duda son tan aterradores como los de la peli análoga, sino más -dijo con jocosidad ante el comentario del fuego fatuo-. Por cierto, Giz, ya que dices que necesitas ropa, que sepas que tanto tú como tú -señaló a Gael- así como Toima, estáis obligados a vestiros de mafiosos. Y no aceptaré un no por respuesta -añadió colocando las manos bajo la barbilla y mirándoles desafiante-. Y bueno, Gael, a lo mejor sentamos un precedente en la historia de Rocavarancolia siendo los primeros en morir ejecutados por dar demasiado el cante en una fiesta pomposa.

Noel no parece muy contento por la inminente fiesta por el comentario que suelta. Antes de responderle, Giz entra en la habitación como si llevase tres días de fiesta. -Eres la viva imagen de la muerte compañero.- Le digo mientras Noel le dice cosas y acaba lanzandole un hechizo para despejarle. -Hombre, si ya tienes hasta otro color de escama- Le digo en tono jocoso.

A los pocos segundos Gael entra por la puerta y respondo a su saludo con la mano. El lobo se ha recostado a mi espalda con lo que lo alejo un poco para poder mover la silla. "Espacio vital leches." Pienso cuando me siento mas liberado. Odin se acerca al lobo con aire preocupado y en guardia. No puedo evitar soltar una pequeña carcajada entre dientes al ver como recula el gato al levantar el lobo y acercárselo lentamente.

Me centro de nuevo en la conversación en el momento en el que Gael me comenta también cosas sobre la fiesta. -Por lo que veo todos tenemos el mismo dilema.- Noel les comenta a los chicos que tienen que ir estilo mafioso."Mmm... Me niego a ir tan apretado. Nop Matt... los trajes nunca estuvieron hechos para ti." Pienso mientras me imagino con smoking en mis circunstancias. -Yo quiero algo un poco mas.. como decirlo... menos apretado.- Digo señalando la túnica. -Algo así pero arreglado.- Hago una pequeña pausa para mirarles a la cara. -No se si me explico.- Diciendo esto me levanto y me apoyo en el hombro de Gael. -¿Entendéis mi dilema? Llevo con el mismo problema desde que me dieron la puñetera carta.- Continuo hablando soltando la retahíla de preocupaciones y divagaciones sobre la fiesta.

Toima

El ulterano necesitó su tiempo, pero, tras este, accedio a volver con el griego. Escuchó sus palabras, pero no dijo nada, enterrando su mirada en algun rincon profundo de su consciente, no dijo ni hizo nada especialmente notable hasta que llegó a las puertas del cuchitril, cargado con la carne del traxodonte y usando su calavera como sobrero, nueva arma en la cintura y un util DVO en su muñeca derecha. Entró por la puerta sin más y con una pasmosa mirada escaneó a todos los presentes. Lentamente alzo la mano con una mirada entrecerrada y dijo con un tono que intentaba ser energico pero salia como monótono:
-¡Ey!-a modo de saludo.
Sin más, se escurrió al interior del cuchitril. Bajó al sótano, donde guardaban la mayoria de las provisiones y colgó la carne y piel, donde permaneceria hasta tener que llevarla al mercado para su venta. Subio las escaleras hasta su cuarto. Se cruzó con Tania que salia de este. La nublina pegó un brinco del susto que le supuso ver la calavera del enorme animal que habian cazado. Aterrorizada por el shock, fue Toima el primero en saludar.
-Hola.-musitó.
Tania tardó en reaccionar, no dijo nada en respuesta hasta que el ulterano habia empezado a cruzar la puerta.
-¿Ya has vuelto?-dijo, sin quitarle los ojos a la calavera.-¿Qué tal os ha ido?-
<<Donde quiera que hayais estado.>>pensó.
El ulterano vaciló un instante y parpadeó lentamente antes de formular la respuesta.
-Ahora... ahora bajo y os cuento todo... Quiero cambiarme antes y eso...-dijo con una sonrisa algo nerviosa.
-Ah...em vale...-dijo la nublina, apartandose una zancada para que el ulterano pudiera cerrar la puerta detrás de él. A continuación bajó las escaleras, con la cara de haber visto un fantasma y se sentó en una de las cómodas sillas a esperarle. Al poco tiempo bajó, con la calavera bajo un brazo a la vez que trasteaba con el DVO y gruñia.
-Aqui no pillo señal...-musitó antes de toparse con todos de nuevo.

-Miedo me dan esos métodos-comentó el asreniano tras agradecer el hechizo de Noel y lo que a él le había parecido un piropo sobre sus escamas, de parte de Matt-. Pero sí, tal vez debería tomármelo con más calma-. <<Si pudiera...>> remató mentalmente.

Cuando entró Gael, Giz acabó de darse cuenta de que se tendría que beber el café frío. Lo saludó alzando la mano al tiempo que le daba el primer sorbo. La cara se le agrió, pues el café ya de por sí no le gustaba nada, y decidió que gracias a Noel ya no le hacía falta. Lo dejó sobre la mesa con intención de no tomárselo. <<¿Voy a derrochar también el dinero por culpa de haber derrochado magia antes?>> se reprendió a sí mismo, mientras miraba absorto el vaso e hizo de tripas corazón.

-¿Qué es de mafiosos? ¿Ropa de gala terrestre?-les preguntó un poco descolocado mientras remoloneaba con la cafeína-. Tendréis que ilustrarme un poco-dijo torciendo un labio mientras echaba mano a sus archivos mentales sobre la Tierra. Apenas había leído un poco sobre modales y un puñado de cuentos, así que dudaba recordar nada relacionado. Pero ahora que tenía la mente despejaba, quería hacer uso de ella.

Mientras repasaba la Cenicienta, la puerta de fuera se oyó abrirse y cerrarse y Giz escuchó también a Toima pasar, más de lo que lo pudo ver, pues el argos subió como una exhalación hasta su habitación. Sin embargo, no tardó mucho en bajar totalmente ausente, con unos trastos que el goliat no conocía de nada. Su curiosidad le pudo y lo saludó como no debía, preguntando directamente:

-¿Qué son esas cosas, Toima? Bueno, ¿y qué tal por Ulterania?- esa segunda pregunta la añadió más bién de rebote.

-Lo dices como si a mí me hiciese gracia tener que vestirme así -torció el gesto ante las palabras de Matt-. Pero ya que no me dejan otra opción, en el fondo ir vestido de mafioso no está tan mal -dijo para a continuación reírse cuando el asreniano preguntó al respecto-. No exactamente, aunque se puede decir que los mafiosos vestían con ropa formal terrestre. En sus tiempos, claro, hoy en día es otro tema. Pero una mafia es una banda de crímen organizado con un código de conducta bastante concreto. Además suelen tener cierto control sobre una zona gracias a su poder económico y utilizando toda clase de extorsión para ganar influencia -finalizó su explicación y miró a Giz- Y tú serás el Padrino, no hay duda. El máximo poder. Y te llamaremos Don Lagartone -se echó a reír.

La conversación fue interrumpida por la llegada de Toima quien, tras saludar escuetamente como si hubiese ido a la esquina a por el pan -salvo que el pan en este caso era la carne de un enorme animal-, bajó al sótano y después subió a su cuarto sin más. Noel asistió a todo el proceso sin decir nada hasta que el ulterano bajó de nuevo y se sentó con ellos, tras una Tania con cara espantada. Vio al argos trasteando con un aparato y sintió la misma curiosidad que manifestó Giz, pero decidió no demostrarla por el momento.
-Bonito sombrero -le dijo escuetamente como saludo-. ¿Nos concederás el honor de contarnos qué narices habéis ido a hacer "vuestras mercedes" -recalcó con cierto retintín- a Ulterania que no podíais hacernos partícipe de ello o nos tendremos que conformar con la ignorancia habitual? -le preguntó alzando una ceja.
En ese momento también el cuervo que llevaba un día entero esperando a Toima decidió que ya era suficiente espera y se acercó volando, entregando la carta a su destinatario para luego irse.
-Ah, sí. Te va fascinar el contenido de esa carta. Léela para que pueda empezar a palmearte la espalda -añadió con tono sarcástico.

Toima

-Gracias, yo creo que me pega mucho.-dijo reasegurando el peso de la calavera sobre su cabeza, como si se tratara de un crío con su gorra de la suerte.
Toima tamborileaba con las yemas de sus dedos mientras toqueteaba su DVO. Tardó en procesar que le estaban hablando a él y entonces, fue cuando levantó la mirada, parpadeó lentamente y respondio.
-Ah esto...-comenzó diciendo.-Fui con Vac a Ulterania.-empezó a explicarse.-Buscabamos cazar algo grande y bueno... lo conseguimos.-
A continuación, el ulterano procedió a contarles todo lo que pasó con el soldado abandonado, mientras reaseguraba la pistola en su cinto. Les contó como, después, se conectó a la red por primera vez, enseñando el aparato por si lo querian probar.
-Yo no entiendo como la gente se puede quedar enganchada a eso, si es todo lo mismo... Pero bueno, aquí no pillo señal asi que para poco más me sirve.-comentó con una carcajada.
Omitió toda la parte en la que se enfadó por el video que vió. Aquello no tenian porque saberlo. Todo menos aquello. Seria un problema del cual se encargaria más adelante. Solo.

Llegó el momento de entregarle la carta al ulterano, y Tania ya podia notar la anticipacion por los demás de conocer su reacción. Por su parte, la nublina esperaba que no se lo tomara tan mal. Con el ceño fruncido, Toima se peleó con la apertura de la carta hasta rendirse y abrirla con un cuchillo, como si un abrecartas se tratara. Expandió el papel delante de su cara, aunque sus ojos no se encontraran así. Varios ojos centrados sobre un papel a la vez. Comenzó leyendo la primera palabra, todo lo rápido que podia. Varios pares de ojos fijados en él, notaba la expresión de todos fijada en él. Tragó saliva y comenzó a sudar, mientras leia la segunda palabra. Rápidos vistazos hacia las caras los demás le indicaron que sin duda, estaba tardado en leer aquel trozo de papel demasiado. Con la mirada de concentración máxima, unio la frase toda junta. Suspiró aliviado de ver que la habia terminado. Pero su tortura no habia acabado ahí, habia más frases. Sudando a chorros, el semblante del ulterano se vio recorrido de desesperación ante el trabajo que le suponia leer toda la carta y tan rápido.
La nublina a su lado notó el apuro en el que estaba sumido y se acercó a él, cogiendo la carta.
-¿Quieres que la lea por ti?-le ofreció amablemente.
El rostro del ulterano se vio inundado por aquel color extraño en él, sonrojado, le arrebató de vuelta la carta a la nublina y se la acercó todavia más a la cara, más con la intención de taparsela que de leerla.
-¡Se leer, gracias!-escupió las palabras, mentira que nadie se tragó.
La nublina suspiró de cansanció y con un movimiento seco le arrancó la carta de las manos, sudadas por el esfuerzo y procedió a leersela al ulterano. Cuando este fue hilando los contenidos de esta, su pelo se erizó, como si hubiera metido los dedos en un enchufe. Poniendose de pie, gritó todo lo que sus pulmones pudieron.
-¿¿¡¡QUÉ!!!??-rugió hacia la nublina
La nublina cerró los ojos, muerta de miedo por el estallido del gigante albino, aunque sabia que no iba hacia ella.
-¿¡COMO PRETENDEN...-comenzó a exclamar en voz alta, paseandose por la estancia.-¡NO! ¡NO PIENSO IR! ¡ME NIEGO!-
La nublina no tardó en contestarle.
-Pero la asistencia es obligatoria...-le explicó.-Lo pone claramente aquí.-
El ulterano se quedó un momento congelado, como si fuera un ordenador windows que se encontraba con el pantallazo azul de muerte. Tardó unos segundos en reanimar su movimiento.
-Entonces diré que estoy malo.-dijo, con esperanza de que sirviera.-Una fiebre terrible. Un catarro. Un bicho que me esta destrozando el bazo. Lo que sea.-dijo, consultandole a la nublina y luego posando la mirada en los demás.-Eso bastará ¿verdad?-

Otro día de visita al Cuchitril. Sólo que esta vez también venía Kaethe, además de Wen. <<¿Y algún tipo de transformado acuático? Porque la fachada y la entrada huelen a eso...>> Dispuesto a descubrir de dónde proviene el olor, llamamos y Terro nos abre, quien también huele a algo más <<¿Es fiesta y no lo sabía?>> pienso divertido mientras pasamos al interior.

Uno de los olores se identifica como Matt y el otro aún sigue en incógnita aunque va hacia el sótano por lo que deduzco que será algo que hayan cazado y lo relego a un segundo plano. Lo primero en que detengo mi mirada tras dar un rápido vistazo es en la calavera que lleva Toima <<¿Será del bicho al que han cazado?>> E inmediatamente después veo a Tania leyendo La carta.

-Buenas tardes, caballeros.-susurro sin quitar ojo de encima a Toima y cabello empezando a erizarse.-A cubierto.-digo, riendo, rápidamente, previendo que iba a estallar.

Luego tomo asiento mientras le escucho, alucinando un tanto. Aunque algo que destaca me hace mirar a los demás, en concreto a Gael <<¿Brilla más que el otro día o me lo parece?>> No debe ser cosa mía porque tengo que dejar de mirarle al rato, algo molesto <<¿Será un mecanismo de defensa por la reacción del ulterano?>> pienso confundido. El mencionado Toima por fin se relaja y monta varias excusas, ninguna aparentemente plausible.

Con un suspiro, le respondo
-Lo lamento pero lo dudo bastante, chaval. ¿El resto sabéis ya qué llevaréis de ropa? Aunque Toima ya tiene sombrero.-digo riendo.-También podríais contratar un sastre como nosotros en casa... Casa que por cierto se divide el título con esta.-añado riendo y dando por fin un trago a mi petaca <<Demonios, hoy bebí mucho menos que un día normal, esto no parece ser cosa de un día>>.-Y por cierto... ¿Soy yo o Gael brilla más de lo normal? Digo normal porque no sé si es normal en él brillar así y nunca lo he visto...-digo confuso.