El Cuchitril (Archivo I)

Recuerdo del primer mensaje :

Observamos multitud de casas en la zona de la Plaza de los Colaespina y… lo cierto es que no resulta fácil encontrar un buen lugar, pues los edificios que sí cumplen con los requisitos que buscamos, después por dentro son inhabitables. Caso destacable aquel que parecía ser un candidato perfecto… hasta que me llevé un buen golpe en el culo en el suelto bajo el que pisaba. ¡Y las astillas tampoco perdonan! Y Gael se ríe… “¡No tiene gracia!”, pero no me oye en la burbuja que acaba de crear.

Me llama la atención un edificio grande que veo a un lado de la calle. No tardo nada en señalárselo y decirles de acercarnos a él, aunque algunos ya se habían fijado en él. Dentro del edificio, cuya puerta se conserva en un estado decente –aunque chirría como mil demonios–, encontramos un panorama que, de haber estado en mejor estado, podría jurar con las manos en el fuego que se trata de una posada. ¡Y eso significa muchas habitaciones! Además, es prácticamente toda de pierda. Mientras pienso esto, nos repartimos todos entre el salón, aunque yo no tardo en subir las escaleras para observar cómo está el piso de arriba. Este edificio está muy pero que muy bien, el suelo es mucho más resistente que el de otros edificios y los desperfectos que tiene se pueden arreglar. Las ocho habitaciones de las que consta el piso son más que suficiente para todos, aunque los muebles sí es necesario cambiarlos.

—¿¡Cómo va por ahí abajo?! –grito a los que se han quedado–. ¡Por aquí cumple con los requisitos mínimos de calidad, aunque mejor que por ahora ahuyentemos a los de sanidad!–observo mirando los insectos que recorren los muebles carcomidos.

Vac observó a la pensativa muchacha mientras esta evaluaba la respuesta a su pregunta. El chico sonreía expectante, conteniendo la risa ante la actuación ofendida de la nublina. Tania no tardó en hablar, y parecía que la idea de que si se había curtido en la ciudad le gustaba bastante. El griego la entendía, en cierta manera comprendía lo frustrante que era sentirse indefenso, saber que no eras lo suficiente fuerte para sobrevivir podía ser una tortura mental. Sin embargo Tania se había sobrepuesto a la ciudad, había aprendido a defenderse, y Vac estaba seguro de que la muchacha ya no estaba tan indefensa como llegó. Sin embargo aun seguía sonrojándose.

-Parece que las viejas costumbres nunca mueren -rió con ganas al escuchar la pregunta de la chica y ver su reacción-. Pues no puedo hablar por los demás, pero personalmente me gustan las chicas que saben defenderse -sonrió-, aunque el sonrojo ocasional resulta encantador -añadió, guiñándole un ojo y riendo con suavidad.

El hado presto entonces atención al bizcocho, que sacó con cuidado del horno y dispuso sobre la encimera. Con ayuda de un cuchillo largo, Vac sacó el bizcocho del molde y lo cortó en rodajas. Después de disponer las diferentes capas sobre la cocina, el chico empezó a apilarlas, alternando entre cada una de ellas, una capa de chocolate fundido y otra de caramelo. Cuando todas las capas estuvieron colocadas Vac cogió una cuchara de madera y cubrió el pastel de chocolate, decorándolo después con unas frambuesas que sacó de la cesta. Por último, el griego se sirvió de un pequeño hechizo de frío para enfriar el pastel y endurecer la capa de chocolate, dando por finalizada la obra.

-¡Tachán! -exclamo, dándole un giro al plato sobre la encimera-, he aquí la maravillosa tarta de Tania y Vac -anuncio a un público imaginario con una gran sonrisa-. Siento comunicarles que no la van a probar, porque aqui mi compañera sera la primera en catar este manjar -concluyó, ofreciéndole una porción a la nublina.

Tania

Funcio el ceño y el rojor fue disminuyendo a medida que el griego le contestaba. Iba a contestarle algo refiriendose a "sus viejas costumbres" pero le dejó seguir hablando y alzó una ceja, algo susceptible a cualquier palabra que volviera a encender la mecha de otro enfado. Sin embargo, permaneció callada al escuchar su respuesta, con los ojos muy abiertos, sin parpadear. Sin embargo, la atención del hado pasó al bizcocho, quien ya habia terminado de hacerse.
Ensimismada en observar al griego trabajar, la nublina no se movió ni un ápice hasta que este volvio a hablar. Una sonrisa nerviosa se anticipó a ella cuando el griego le ofreció el pastel después de todo el espectáculo que puso para ella. Sin dilación, la nublina probó la tarta. Era dulce. Era tan raro probar algo dulce alli, como no fuera fruta. Nunca habia echado en falta algo como la comida, e ir a rocavarancolia le habia hecho replantearse muchas cosas.
-Deliciosa.-terminó diciendo.

-Me alegro -dijo el griego con una sonrisa mientras se servía un trozo para él.

Comió con ganas, disfrutando de la dulzura del pastel, pero el hado se canso pronto. Cuando preparaba algun tipo de postre, el chico perdía el hambre enseguida, como si se llenara con los ojos mientras cocinaba. Cuando acabo su trozo, limpió el plato y colocó la cocina, recogiendo las cosas mientras tarareaba suavemente. Dejo el resto de la tarta en un plato, para cuando los cuchitrileros volvieran, y se apoyó en la encimera mientras su vista paseaba por el exterior, al otro lado de la ventana. La luz de atardecer se estaba extinguiendo, dejando paso a la noche. Se les había ido la tarde en preparar la tarta, y el hado apenas se había percatado, entretenido como estaba, pero ya era hora de irse.

-Bueno, señorita -dijo mientras se bajaba las mangas y se ponía la cazadora-, sera mejor que me vaya yendo, ya es algo tarde, y tengo algunas cosas que hacer -se empezó a despedir, dedicándole una sonrisa a la nublina-. Ya nos veremos, Tania -le dijo-, y a ti también, Toima, aunque juegas con ventaja -rió en voz alta, seguro de que el argos tenía al menos un ojo puesto en la cocina.

El chico cogió la cesta, en la que aun estaba el licor intacto, y salió por la puerta despidiéndose con la mano, perdiéndose en la creciente oscuridad de la noche.

Continúa en el Burdel de Dama Espasmo.

Cuando regresaron al cuchitril Gael tenía ganas de desplomarse en cualquier lugar y descansar, se sentía exausto. Se tuvo que obligar a organizar todo en el sótano para albergar los dos nuevos cadáveres, aparte de prepararlos para su conservación. No tenía ni idea de qué hacer con ellos todavía, tal vez quimeras, tal vez guardarlos como estaban, quizá experimentar alguna mejora interna. Se frotó las sienes, agobiado en aquel bajo. Al principio había sido lo suficientemente amplio para no importarle trabajar allí, pero a medida que se iba quedando pequeño se hacía evidente que era tiempo de donarlo a la curación de jamones o almacén de barriles. «Ya pensaré en eso mañana» se prometió a sí mismo. Lo que quedaba de día prefería dedicarlo a tareas mundanas y relajadas como atender a la gata o hacer la cena.

Dicho y hecho, al día siguiente salió a explorar las casas cercanas al cuchitril, la fila de viejos edificios de techo hundido que había justo enfrente. Eran tan pequeños que cuando habían revisado el barrio en busca de casa ni siquiera se habían dignado a comprobarlas, por lo que no tenía ni idea de su estado general, a excepción de aquella en la que Adara se había encargado de los frivy’s. Había algunas con bastante mal aspecto, y como muchas de ellas estaban adosadas no le hacía gracia cogerse la contigua a una ruina. Al final, y después de dar muchas vueltas por la calle, la que más segura le parecía era la contigua a la que había usado Adara. Eso sí, iba a ser necesario reforzar ambos edificios. Lo que no sabía era cómo iba a hacerlo. No quería pedir ayuda de nuevo a los demás, aunque sabía que la iba a necesitar. «Ahora que por fin habíamos salido de lo de albañiles por una temporada...». No se sentía con valor para pedir algo que sabía que no iban a negar incluso si no les apetecía, así que regresó al cuchitril y no dijo nada al respecto. Pero utilizar el sótano reforzaba la necesidad de adecentar una nueva guarida para sus cuerpos, y no pudo ignorarlo por más tiempo.

Poco a poco iba sacando momentos libres, entre entrenamientos, huerto, y cuidar de la gata, y los usaba para escabullirse al edificio y empezar a apartar escombro y porquería de las plantas de la casa. Después de haber ganado un poco más de dinero con la misión de Jack pudo hacer algunas compras. Tuvo que abstenerse de comprar cosas para él en pos de materiales como barniz para adecentar la madera, pero sí consiguió algo que hubiera querido tener tiempo atrás, una piedra de alumbre para curtir pieles.

Sin embargo llegado el momento los demás preguntaron qué hacía en el edificio de enfrente y tuvo que confesar. Necesitaba conseguir en nubla algunas tablas de madera que no estuviera podrida y ayuda de más gente, le gustase pedirlo o no.
-He estado despejando un poco un edificio de enfrente para poder adecentarlo y mudar allí mis bártulos nigrománticos. Lo que pasa es que… se cae a pedazos, como todo –terminó con un suspiro. No le hizo falta ni pedirlo, tanto Noel como Giz saltaron los primeros para ofrecerse a ayudar. Tras hablar de cómo llevarían a cabo la reforma y a qué horas del día se pusieron manos a la obra. Aunque iban a avanzar despacio, la práctica adquirida en trabajos de aquel tipo empezaba incluso a notarse. Tras el primer día de trabajo, a modo de pago, Gael compró con las pocas monedas que le quedaban algunos ingredientes extra y preparó antes de que todos se levantaran una buena tanda de magdalenas, que no quedaron con el mejor aspecto pero sí con buen sabor.

La otra alegría que tuvo fue que al cabo de una semana la gata por fin abrió los ojos. Miraba de forma extraña todavía con sus ojos azul lechoso, pero a Gael le divertía comprobar cómo se sorprendía al ver cosas o movimientos. A aquel paso se iba a hacer mayor y todavía seguiría sin ningún nombre por el que llamarla. «Piensa, piensa. Ya que es ignífuga podría ser algo relacionado con fuego. O con su color… ¿Gris? No, muy simple. ¿Chispa? ¿Llama, Yesca? No, suenan fatal». Le daba muchas vueltas, e incluso pidió sugerencias, pero nada le convencía. Solo sabía dar vueltas una y otra vez a los mismos conceptos hasta que aparcaba el tema con frustración, confiando en que ya saldría solo. Si no pensando en ello, cuando la desesperación le facilitase escoger un nombre sin poner peros.

Después de lo de Varmania, Giz había pasado unos días bastante ajetreados entre unas cosas y otras. Obviamente era culpa suya, que prefería llenar cada espacio de tiempo libre con cosas de provecho, pero funcionaba a gusto de esa manera. No sabía que hacer con su tiempo libre, así que simplemente lo ocupaba.

En cuanto a sus avances con la genemagia, dentro del laboratorio estaba intentando reproducir su cabra y criaba a las hienas con percepción mágica. También había seguido estudiando al nublino que se había traído para arreglar el desastre de su deformación por rocavaranublia, pero había decidido que era mejor no tocarle los genes. La mejor solución para recuperarlo era cirugía plástica, según Miloslava. De cara al exterior, había hecho un tour por varias zonas de la ciudad soltando a los grifos, alguna que otra variedad de gatos y las hienas que no le habían salido bien. Gracias a la localización genemágica y un mapa viejo, seguía el avance de las especies que soltaba, ayudándose a veces del hechizo de niebla mágica.

En el cuchitril se había dedicado a repasar hechizos y leer con más atención los grimorios, en los que había encontrado ya varios hechizos interesantes. Una tarde en concreto, la aprovechó para esterilizar a los gatos, después de que Noel se lo aconsejara. Un par de días más tarde, Gael les comentó lo de su almacén para los cadáveres al draco y a él. Ambos se ofrecieron a ayudarle con el acondicionamiento de este.

Ahora estaba sentado en la mesa de la cocina, comiéndose unas galletas cuya procedencia desconocía y con toda la atención puesta en el anfiteatro gracias a la niebla mágica. Estaba siguiendo en directo la incursión de un puñado de letarguinos en el edificio y el ataque obvio que sufrían por las hienas. Comentando con Gael y Noel, que estaban por allí, lo que ocurría.

-Son raros...-les dijo mientras les describía lo que ocurría. El que más le llamó la atención, por lo espabilado que era en cuanto a la magia, era el niño de pelo morado. El resto no le hicieron demasiado tilín al asreniano. Sobretodo cuando vio como uno de ellos mataba a la hiena con cuernos-. Vaya, ya podrían haberse ido a otro sitio de la ciudad a meter las narices...-comentó con el gesto ligeramente torcido. Sin embargo, aunque le daba cierta pena, tampoco quería culpar a los cosechados de que su creación hubiese decidido atacarles con lo clara que era la desventaja del animalillo-. En fin, una hiena menos-ofreció galletas a sus amigos y se echó otra a la boca antes de disipar la niebla.

Al día siguiente se despertó en el burdel con Wen y la sonrisa de satisfacción volvió a su rostro enseguida al recordar la noche anterior. La vouivre no tardó en despertarse también, acostumbrados como estaban a aquel horario para asistir a los entrenamientos. Así que tras desearle buenos días con un beso, ambos se visiteron y se prepararon para ir a la bahía como todos los días.

Así mismo, los días posteriores el draco no olvidó la conversación que habían mantenido aquella noche, y decidió que no podía seguir dudando tanto de sí mismo. No de aquella manera. Sabía que iba a ser difícil y que le costaría superar su falta de autoestima, pero gracias a Wen había empezado al menos a intentarlo.

Tras realizar por fin el trabajo de Jack y enterarse de que realmente el proyecto era suyo, los cuchitrileros disponían de más dinero del que nunca habían tenido hasta ahora. Parte de ese dinero la gastaron en hacerse los tatuajes que tenían planeados, pues aunque Cain no quería cobrarles "regatearon" con él para pagarle aunque fuese menos de lo que deberían. A parte de Noel, también Adara y Gael se tatuaron la omnipresente runa de vestir, y finalmente el draco se decidió por anclarse su espada y su hacha en la piel.

Así mismo durante aquel tiempo habían vuelto a la carpintería cuando descubrieron que Gael pretendía acondicionar una casa cercana para dejar sus cadáveres, cosa que ya empezaba a hacer falta. El draco comprendió que al fuego fatuo le diese reparo pedirles ayuda después de haber ayudado ya en la reparación de dos viviendas, pero le quitó importancia con un gesto de la mano.
-Míralo por el lado positivo, si algún día dejan de contratarnos siempre podemos convertir el Cuchitril en una carpintería; por falta de experiencia no será -bromeó mientras comenzaban a llevar los materiales necesarios hacia el lugar indicado.
De todas formas aunque el sueco se había quejado a menudo de la manía persecutoria que parecía tenerles la carpintería, en el fondo se lo pasaba bien realizando ese tipo de trabajos en compañía de sus amigos. <<Y no es tan frustrante como coser...>>, pensó con humor mientras ayudaba a reparar el tejado.

Aquella mañana estaban esperando la llegada de Jack y Nia, pues habían quedado todos para ir a la biblioteca ya que necesitaban consultar distintas cosas y mientras esperaban, Giz les había proporcionado un espectáculo gratuito. Noel observaba con lo que parecía cierto desinterés a los cosechados siendo atacados por las hienas en el anfiteatro mientras hacía equilibrios con la silla, poniéndola a dos patas. Aceptó la galleta que le tendió el asreniano y se la lanzó al aire para intentar atraparla con la boca... y falló. Lo cual hizo que cuando evitó que se cayera al suelo cogiéndola con la mano rápidamente, la silla volviese bruscamente a su posición normal con un fuerte golpe. Noel miró a sus amigos con una sonrisa burlona y riéndose entre dientes antes de volver a intentar lo mismo con la galleta.
-Ahora sí -dijo con satisfacción mientras masticaba y volvía a centrar su atención en la niebla mágica del Goliat.
>>Esto debe ser lo más parecido a ver la televisión en Rocavarancolia. Me da la sensación de que estuviésemos contemplando algún reality de mala calidad -dijo mientras se reía-. Cuando se transformen cóbrales la hiena, Giz... Si sobreviven, aunque la mayoría de estos no me conviene nada que se mueran, no... -añadió con aire pensativo rememorando sus apuestas.

Siguieron comentando durante un rato más su nuevo entrentenimiento hasta que por fin llegaron sus amigos y se pusieron en marcha.
Sigue en la Avenida de las Casas Carnivoras.

Noel reprimió una carcajada incrédula ante las palabras del libense. Ya nadie volvió a decir nada mientras el grupo de transformados observaban como los cosechados volvían a Letargo. Aunque no le había gustado como se dirigió a él el libense, a su parecer sin motivo, su actitud en general no había sido errónea. Lo mismo se podía decir del humano que parecía mayor que el resto o de Yrio, el sinhadre cosechado por el vampiro. Y sin embargo, no había podido evitar sentir más simpatía por la chica que por el resto. Quizás porque su forma de actuar se parecía más a como lo hubiera hecho él durante su criba o porque no se había tomado sus bromas de forma tremendista, aparentemente al menos... O simplemente porque conversó con él casi como si fuera lo más normal del mundo.

Ellos también decidieron seguir su camino y los cuchitrileros invitaron a Jack y Nia a pasar la tarde en su casa. Por el camino continuaron hablando del encuentro que acababa de tener lugar, que sin duda no había dejado indiferente a nadie.
-Debería aprender a reconocer el sarcasmo cuando lo oye -comentó utilizando un tono autorreferente a lo que estaba diciendo refiréndose a la altiva respuesta que había recibido del libense-. ¿Chulito, en serio? -se rió-. Eso es nuevo. Pero bueno, claro, es libense y yo no tengo tetas, eso explica muchas cosas -añadió con una carcajada-. Pero aunque se haya quedado con lo que le interesó de todo lo que dije, sin duda es uno de los que tiene más posibilidades de sobrevivir de ese grupito, justo al contrario que el que quería convertirse en la antorcha humana.

Mientras hablaban llegaron a su destino y pasaron todos a la sala para sentarse a la gran mesa con grabados y seguir charlando. Noel sacó el nuevo barril de cerveza que habían comprado una vez se les acabó el anterior. Cada vez la bebían más a menudo, aunque tenían que seguir vigilando al ulterano al respecto. Como no tenían nada ya preparado para ofrecer a sus invitados, usaron los ingredientes para hacer magdalenas que había comprado Gael para hacérselas a Giz y a él en agradecimiento por ayudarlo.

Mientras tanto Yloh había bajado, preguntando curioso de qué hablaban, y el sueco le dijo que fuese a buscar a Tania y a Toima para que bajasen también. No creía que al argos le interesase mucho el encuentro... salvo por Serokrai, reflexionó repiténdose el nombre para no olvidarlo, y aún tenían que contárselo. Interrumpiendo sus pensamientos, Odin saltó de pronto de a saber donde y se le colocó en el regazo, acomodándose sin más en sus piernas mientras ronroneaba. Pero tan pronto reparó en que había gente "de fuera", no dudó en saltar de nuevo al suelo y acercarse a Jack cautelosamente sin perder de vista los tentáculos de Nia.
-Nunca entenderé la lógica que sigue este gato -comentó el sueco alzando una ceja mientras se servía un vaso de cerveza.

Nia

Nia contempló como los dos grupos volvieron a conformar su unidad anterior. No intercambió más palabras con el ulterano llamado Serokrai, pero tampoco tenia intención de hacerlo. Ya sabia su nombre, y con eso le bastaba para averiguar lo suficiente. Era un noble, ibolense, no muy interesado en el conflicto, pero si un guerrero de mente fria, algo risueño y por supuesto orgulloso. La mente de Nia estaba trabajando en ese momento, buscando más pistas que pudieran ayudarla. Se giró un último momento para comprobar como el ermitaño escalaba la pierna del humano y se quedaba estático, dentro de su concha entre los homoplatos. Le deseó la mejor de las suertes al animal. Ella y Jack fueron invitados al cuchitril y viendo que no tenia que hacer nada en especial aquella tarde, se aferró a sus libros y marchó al cuchitril junto a los demás.
Por el camino, Noel comentó entre risas la respuesta del libense. Nia no pudo evitar soltar una risilla con el comentario del chico.
-Parece bastante fuerte, lo suficiente para por lo menos sacarles de algún apuro que otro.-
El lider del grupo. Hacia mucho que no pensaba en ese aspecto de su cosecha. Durante aquella época fueron ayudados bastante por la cabeza fria de unos pocos. Echó la mirada atrás y pensó en como Vacuum solia ser siempre el centro de atención entonces y lo solo que aparentaba estar recientemente. No siguio pensando en algo tan triste por mucho tiempo.
Entró al cuchitril. Nia se alegró de saber que la creación de Matt, Terro, seguia funcionando perfectamente. La niña entonces se posó grácilmente en una de las sillas entornadas a la mesa y escuchó como Noel mandaba a Yloh a llamar a Tania y a Toima y se sacaban unas magdalenas para picotear mientras pasaban el rato. Nia se conformó con un té de hierbas que se preparó ella misma tras pedir a los cuchitrileros una taza. Mientras que Tania bajó a saludar a los dos invitados en cuanto fue llamada, Toima pensó de otra manera, recien duchado, se presentó con poco más que con una toalla en la cintura y los ojos entrecerrados. La nublina se sonrojó pero no dijo nada y fue Nia quien le mandó arriba a cambiarse, mientras le lanzaba objetos de diversa indole. Entre protestas el ulterano recorrió las escaleras, se puso su ropa y bajó al piso en el que estaban, con el pelo pegado a la cara, todavia mojado.

Toima

Contenta la niña, el ulterano se desplomó sobre una de las sillas antes de dirigir una mirada interrogatoria a todo el grupo, inquiriendoles sobre sus intenciones. No tardó mucho en averiguar la naturaleza de la curiosidad, cuando Nia le preguntó sobre el nombre.
-Di Toima, tu no conocerás a nadie llamado Serokrai, ¿verdad?-dijo, dandole un sorbo a su humeante té.
La esquina de la boca de Toima se afiló al oir el nombre. Con un tono de voz un tanto jocoso contestó.
-No. ¿Porqué?-
Nia no tardó en explicar.
-Verás, hoy nos hemos encontrado con los de esta cosecha y he descubierto que habia uno, un watahré que me recordó un poco a ti.-la mirada perpleja del ulterano hizo que Nia reafirmara la pregunta, sabiendo lo despistado que era.-¿Estás seguro que no conoces a nadie llamado así y que se ajuste a su descripción?-
-No se... No me lo he planteado en serio, con ese nombre, pensé que se trataba de un chiste o algo así.-
-¿Qué tiene de gracioso ese nombre, Toima?-le preguntó recalcando su nombre la ulterana, haciendose la ofendida, pues encontraba el nombre muy original y chulo. El ulterano captó el sarcasmo con una mueca un tanto infantil y su respuesta.
-Es un nombre estúpido, una redundancia...-
La ulterana hinchó sus mejillas en un mohín mientras el ulterano se recostaba en su asiento, pensativo. Tantas caras, tantos nombres que habian pasado por su vida y debia de acordarse de un watahré con ese nombre. Fuera lo que fuera, no tenia ninguna memoria así a primera mano de alguien así.
La nublina se mantuvó al margen de la conversación entre los dos ulteranos, y decidio de estar de espectadora. Era en momentos como ese que la sangre de los dos hervia y se ponian a discutir por las más ridículas tonterias y esta vez preferiria no estar en medio.
-No, definitivamente no me suena.-dijo al rato.
-Entonces es alguien que no conocemos ni tu ni yo, bueno, pensandolo mejor con todo un planeta de donde provenir, es lo más lógico, pero pensé que al ser ibolense habria más posibilidades de que le conocieras.-
El ulterano soltó una pequeña carcajada. Aunque fuera así, Toima nunca estuvo muy interesado en conocer a otros. Es más, el chico podia jurar que se sabia más nombres y caras de gente en Rocavarancolia que allá en Ulterania.
Nia se terminó su té con un último sorbo mientras miraba como Odín, el gato de Noel estaba controlando antentamente sus tentáculos por debajo de la mesa. La niña le siguio el juego, moviendolos de manera que serpenteasen, para atraer su atención.

Por el camino de vuelta nos invitaron a merendar en el Cuchitril y, cómo no, acepté. Lo que más me llamó la atención de los cosechados fue lo del terrícola que habló e incluso puso condiciones a Gael.
-¿Pero en serio ese mocoso quería tocar el fuego? Les habéis visto luchar con las hienas, conocen la magia, las ilusiones de las casas, a saber qué más conocen de la ciudad, ¿y se le ocurre semejante idea? Cualquier otro bicho, con perdón Gael, que se encuentre y sea parlante y llameante se lo comerá en un periquete... Tsk, tsk. Esto con mis sinhadres no pasa.-río, negando con la cabeza.-Y el libense... Podrías probar a llevar relleno y pintalabios en el próximo encuentro, Noel.-bromeo con una carcajada.-Pero ese tiene madera.-coincido con Nia, y añado riendo.-Tiene que tener a Seon y Alder en un altar.

De vez en cuando aprovechaba para convertirme en humo y ascender para ver a los letarguinos en su camino hacia su refugio <<Si supieran lo cerca que estamos...Na, no creo que viniesen, ya les debe haber quedado claro lo de las normas. Tienen que aprender a apañarse solos>>

Una vez en el Cuchitril, el draco avisó a los demás y Tania bajó, y seguidamente Toima quien iba recién duchado y sólo con una toalla. La escena mejoró con Nia tirándole cosas para que subiera a vestirse.
-Vaya fiasco, con lo cómodo que estaría el pobre sólo con su toalla...-río.-¿Soy el único que siente curiosidad por el alcance de su transformación?-bromeo mirando con una sonrisa pícara a Tania y Nia. Luego, cuando vuelve, saludo a Toima como si nada hubiese pasado.

Sentado a la mesa, bebiendo de mi petaca y istraído como estaba, no caigo en la cuenta del gato de Noel hasta que se me acerca y me roza las piernas, para luego prestar atención a los tentáculos de Nia.

-Hmm...-me rasco la coronilla.-No sé de qué mundo los sacaste Giz y no sé si te es difícil o no pero... ¿Podrías conseguirme uno?- inquiero al fin.

<< Idiota, sólo es ir al mundo donde los haya, ¿no? ¡Gah! No sé qué puede costarle conseguirlo y no me gusta pedir sin saber... Pero tener un gato en el burdel... Je... Diversión asegurada... Y eh... ¿No hizo uno ignífugo para Gael? ¿Y si...? Me ahorraría tener que comprarle comida... >>

El intercambio de palabras con los cosechados no duró mucho tiempo más después de que Noel les pusiese las cosas claras, cosa que a Gael le llegó a sorprender un poco. No por no creerle capaz de decir las cosas como las dijo, sino por el hecho de darles tantas explicaciones después de cómo habían estado tratando todos con el grupo. Cundo iban comentando sobre el libense él no opinó en voz alta, pero sí pensó que efectivamente, tenía todas las de poder sobrevivir. Sin embargo, en cuanto al chico que se había interesado por él…
-Qué bicho raro… como siga siendo tan crédulo está aviado –añadió, casi con decepción. Hablar con transformados no era tan raro, pero se le hacía extraño verle tomarse aquellas confianzas al comparar con sus experiencias durante la cosecha.

Cuando llegaron al cuchitril se encargaron de preparar unas magdalenas a mayores para los invitados, y cuando estuvieron en el horno Gael subió a ver cómo estaba la gata y a darle más leche. Mientras chupeteaba con ansia siguió pensando en nombres. «Ni en broma le pongo un nombre típico de gato como Misi o no sé… O gatos de alguna película. No, mejor lo olvido. Er… ¿Chispa? ¿Pipa? Lo de Chispa va a juego conmigo, pero no sé, no sé. Podría ser. O algo relacionado con los motes que me ponen, como “el fuego de campamento y su Malvavisco” o “su nube”. Pero Nube es bastante raro y Malvavisco no parece de gata… y abreviado Malva… No». Emitió un gruñido de frustración y cuando la gata dejó de interesarse por la leche recogió todo y la dejó en su cajita jugando. Como ya empezaba a necesitar con qué pasar el tiempo le había hecho una pelota con papeles espachurrados que de momento le iba pasando por vez.

Cuando bajó a reunirse con los demás Nia estaba hablando con Toima.
-¿Habláis del ulterano aquel? –se interesó. Él había tardado en darse cuenta de que lo era, hasta que vio movimientos en su pelo que no correspondían al viento.
Dejó el cuenco de leche que le había sobrado a su gata para que lo aprovecharan Odín y Purr y se sirvió un vaso de agua para ponerse a la mesa con los demás. Empezó a picotear de una magdalena y a hablar con la boca llena.
-Dan ganas de rehacer las apuestas ahora que les conocemos mejor. –Tragó un bocado-. Es bastante divertido intimidar un poco a los cosechados –rio por lo bajo-, a ver si nos encontramos también con los del otro torreón.

Durante el camino, Giz compartió su opinión sobre los cosechados que habían encontrado en la avenida, dejando patente quiénes le habían gustado más y menos. El libense y el sinhadre le habían parecido los más sensatos. La terrestre parecía un poco un bicho raro, o al menos eso creía según lo que había tratado con Noel, Gael o Adara, entre otros de su mismo mundo; y el repoblador... lo único que había hecho era gritar por el fuego fatuo. Luego estaban el ulterano, que parecía un tipo duro de roer y el chico que quería tocar a Gael.

-¿Tendrá algún fallo en el gen que aplica el sentido común a la supervivencia?-preguntó con curiosidad y sin ningún tipo de malicia. Realmente ni siquiera sabía si eso iba por el código genético, era un mecanismo cerebral o qué, pero la sola idea le bastó para abstraerse el resto del camino.

Cuando llegaron al cuchitril, el asreniano se sentó alrededor de la mesa con el resto y se dedicó a levitar magdalenas hacia su boca mientras participaba en la conservación. Le estaba cogiendo el gusto a los dulces terrestres. Cuando Jack le preguntó por los gatos, Giz dejó la magdalena sobre la mesa para no parecer terrestremente maleducado.

-Claro-le respondió escuetamente-¿Y cómo lo quieres? ¿Normal?, ¿con cuernos?, ¿con alas o alguna otra cosa que no se me haya ocurrido... ?-dejó unos segundos para que se lo pensara y decidió gastarle una broma-. ¿Sabes cuántos rocavaros te costaría, no?-a pesar de ser una coña, el tono no lo dejaba nada claro. Giz se había pasado de serio y, sin ser del todo consciente de esto, el asreniano se puso a pensar que tal vez no sería mala idea fabricar algún animal a cambio de dinero. Incluso podría hacer un catálogo, como había en el burdel, y repartirlo por el mercado.

Para mi sorpresa, Giz responde casi ofreciéndome un catálogo de gatos fosforescentes y voladores. <<Pero es genemago y en teoría puede hacer semejantes criaturas...>>, y con esto y la mención del coste borro la idea de reírme y le miro serio, como si de negocios estuviésemos.

-Pues había pensado en uno negro y vampiro, pero lo había pensado de broma. Mas si semejante catálogo existe -me encojo de hombros-quizá haya uno vampiro por ahí.-luego me peino el bigote mientras sigo, pícaro y acercándome a él, sabedor del éxito que semejantes palabras solían tener.-En cuanto al precio... No es que no me gusten los ashrenianos pero...algo se podría apañar-bromeo, riendo luego.-No, es broma; en serio, no sé cuánto podría costar. Pero entre esto y lo que te pedí de los varmanos y el reciente trabajo en los subterráneos...-pausa y miro alrededor.-Chavales, Giz va a ser el más rico del Cuchitril.-estallé con una carcajada.

Giz tardó en darse cuenta de que Jack bromeaba tanto como el propio Jack tardó en aclararlo y se había quedado con cara de circunstancia. Suspiró aliviado cuando vio que no le había malinterpretado y no supo si reír o no en un principio.

-Prefiero que me paguen en oro, que con el sexo no se puede comprar comida y estoy malacostumbrándome a las galletas y las magdalenas-respondió en un tono divertido, antes de ponerse a hablar más seriamente-. Pero bueno, yendo a lo importante: Hacerlo negro es bastante fácil, hacerlo vampiro... desconozco si hay genes para eso. Podría llevarme una muestra de tu adn, pero dudo que eso fuera a decirme nada nuevo, pues en principio es adn humano y de eso tengo de sobra. También podría intentar buscar alguna especie que se alimente de sangre y tratar de hacer un popurrí con los hábitos alimenticios... Pero tampoco sé si es posible-siguió haciendo teorías durante minuto y medio más sobre qué podría y qué no podría servirle-. El caso es que intentarlo me vendrá bien para practicar, aunque a este ritmo me acabaré cansando de fabricar gatos-acabó bromeando de nuevo.

Cuando Toima bajó vestido con tan sólo una toalla el draco alzó una ceja y se rió brevemente. Al enorme ulterano todavía no le había entrado en la cabeza que no debería aparecer medio desnudo cuando había invitados.
-La próxima vez recuerda vestirte, que nosotros ya estamos acostumbrados a tu gusto por el exhibicionismo, pero a los demás no creo que les resulte muy agradable... -se interrumpió para oír el comentario del vampiro y se rió con jocosidad-. Bueno, a Jack parece que sí.

Noel asistió a la conversación entre la náyade y el argos con diversión. Sin embargo el ulterano no parecía conocer al tal Serokrai y Nia ya se le había adelantado preguntándoselo, por lo que no añadió nada más.
-Apoyo la moción -dijo tras Gael-. Este encuentro ha sido demasiado divertido como para que sea el único -añadió para después reírse con el comentario de Giz.

Después la conversación se centró en la petición del vampiro al asreniano de que le fabricase un gato mascota. Noel contuvo una risotada ante la broma de Jack y la respuesta de Giz.
-Primero Toima, ahora Giz... Os voy a contar un secreto -empezó a decir para el resto tapándose la boca de lado pero hablando completamente en voz alta-. Jack se ha propuesto tirarse a toda Rocavarancolia.
Acto seguido se echó a reír sin poder contenerse más y miró hacia el vampiro todavía sonriendo con jocosidad.

<<Vaya tres inocentones hay aquí, diablos. Y el draco... Luego me pongo con él>> pienso divertido tras oír sus palabras y ver el efecto en Giz de mi picardía. Sonrío a la broma y le escucho atento, pensativo y curioso <<Especies que se alimenten de sangre aquí tiene que haberlas...>> Al acabar él, me encojo de hombros y respondo:
-Pueees... No sé, hijo, ya digo que lo del vampiro era broma, que lo que quiero es un gato, tú dices el precio. Ahora, que logras hacer uno vampiro? Avísame.-remato riendo.

De pronto escucho cierta palabra y sonrío para mis adentros <<¿Secreto? A ver...>> pienso, mientras me inclino disimuladamente hacia ellos. Cosa innecesaria pues Noel lo dice en voz suficientemente alta. Miro al techo, aguantando la risa, y me levanto exageradamente despacio, incluso me sacudo un polvo inexistente, diciendo teatralmente:
-Sólo soy un humilde coleccionista de sangre...

Luego me coloco como una exhalación a su espalda y deslizo una mano por sus hombros hacia abajo, la otra pasando las uñas por su cuello, mientras le digo al oído, pero en voz alta como hizo él antes:
-La parejita está incluida en el todos, así que cuando queráis...

Y estallaría en carcajadas, pero fijo que me dice algo así que luego ya nos reiremos.

Giz sonrió al ver como se lanzaban la pelota entre Noel y Jack mientras se acababa su última magdalena. Tras eso se puso en pie, se sacudió el poncho por si había caído alguna miga y se dirigió a Jack.

-Os interrumpo un momento-avisó al vampiro y al draco-. Vas a tener un gato chupasangres, eso dalo por sentado. Pero sí que te va a costar algo-sonrió divertido-. ¿Me prestas tu cabeza un momento?-Giz le alzó la coleta y se la puso sobre la cabeza. Con la otra mano dio un tirón y se llevó 3 o 4 pelos-. Es probable que necesite más, así que procura no raparte estos días o me dificultarás seriamente el trabajo. Los vampiros sois genéticamente complicados-acabó de guardar los pelos en un frasquito de cristal y se giró al resto-. Creo que Jack y Noel necesitan intimidad, así que voy a al castillo a empezar con esto. ¿Alguien me acompaña?-preguntó al tiempo que se dirigía hacia la puerta.

Al draco no le dio tiempo si quiera a mirar al vampiro con sarcasmo, cuando este ya se colocó a su espalda. Cuando Jack le habló y colocó una mano en su cuello y en su espalda, su primera reacción, a parte de hacer una mueca debido a que le habló en voz alta en el oído, fue agarrarle ambos brazos y apartárselos, como si estuviera ejectuando algún movimiento de defensa.
-Bueno, tú puedes intentar lo que quieras. Pero, ¿sabes? Mi hacha puede transformar a la gente como la Luna Roja... Aunque sólo en Dullahan -dijo sonriendo con malicia mientras se levantaba de la silla-. De todas formas te invito a que le repitas eso a Wen cuando vuelvas al burdel, seguro que te informa de cómo van las obras de tu cuarto -le dio una palmada en la espalda al vampiro y cogió su vaso de cerveza sobre la mesa para terminar de vaciar su contenido.

Cuando Giz habló, el draco le lanzó una mirada de fingido desdén ante su comentario, pero Gael no tardó en mostrar su interés por acompañar al goliat.
-Eh, ni se os ocurra marchar sin mí. El único que necesita intimidad es Jack, que se le frustran todos sus "planes" -añadió sonriendo burlonamente.