Torre Serpentaria (Archivo I)

Recuerdo del primer mensaje :

Sepalian Xila se dirigió a los allí congregados y esperó a que se hiciera el silencio.
-Esta es la Torre Serpentaria, una de las más antiguas torres de hechicería de nuestra ciudad. Acogerá a magos, brujos y criaturas con mucha magia -decía desde su máscara sin rasgos pero con raíces cruzadas por todas partes-. Los hechiceros somos pocos pero podemos hacer muchas más cosas que otros. La magia no es sólo un arma que usar en la batalla sino que también puede ayudar a crear y conservar. Y no sólo eso, pues también puede torcer y engañar, ocultar y revelar, y puede hacer cosas para las cuales no existen verbos que las describan. Yo os animo, nuevos ciudadanos, no sólo a que bebáis de las maravillosas fuentes del conocimiento mágico, sino también a que contribuyáis a este noble saber capaz de elevar a quien lo comprende. Dentro de esta torre encontraréis todo lo básico para iniciar vuestro camino por la senda de la magia y estableceros en la ciudad y colaborar en vuestras investigaciones y aprendizajes -a Sepalian le estaba gustando su discurso. Le agradaba la imagen de importancia que debía estar proyectando sobre los recién transformados.
-Este es un lugar serio de trabajo, así que rogaré a los curiosos que os abstengáis de entrar. Por eso también os daré la contraseña para sortear el hechizo de la puerta.
Con un gesto de la mano del brujo, pequeños papiros salieron de un bolsillo de su túnica para ir a manos de los allí presentes.
"Por la puerta trasera he de entrar", podía leerse en ellos.
-¡Memorizadlos! ¡Ya! -exigió Sepalian. Y al momento, cerró la mano en un movimiento enérgico que acompañó de una sílaba distorsionada. Los papiros ardieron con un fogonazo que los hizo desaparecer sin quemar las manos de los hechiceros.
-Sed bienvenidos a la Torre Serpentaria -concluyó.

Escucho la respuesta de Gael con una sonrisa cansada y me río sarcásticamente por lo bajo cuando dice que haríamos buena pareja, pero no hago ningún comentario al respecto. Creo que ya he hablado suficiente por hoy. Cuando me amenaza lo miro directamente con una ceja arqueada.
-Oye, ¿qué es eso de amenazarme? Pues yo tengo un... ¡murciélago! -digo apuntándolo con la criatura que tengo en la mano en ese momento-. Y no dudaré en usarlo -una carcajada que trato de ahogar porque no son horas se me escapa.
<< Al menos me he puesto de mejor humor >>, pienso.
-Pero creo que ahora estoy tan cansado que quizás sí sea capaz de dormir, lo intentaré a ver... Y tú deberías hacer lo mismo. Mañana nos vamos a quedar fritos en pleno entrenamiento -le digo mientras comienzo a dejar los utensilios que estaba utilizando en el suelo-. Gracias por escucharme y manterme entretenido, si quieres que te ayude otro día con esto no dudes en pedírmelo... Creo que ya le cogí un poco el tranquillo. Buenas noches... o buenos días.

Salgo de la habitación y me paso por el baño para lavarme las manos llenas de sangre. Tratando de no darle más vueltas a la cabeza, me vuelvo para cama y me acuesto. El cansancio se abre paso por fin y logro conciliar un sueño intranquilo a la par que breve.

Después de la visita a Malyadar, Giz acabó tomando la determinación de ponerse más en serio todavía con la genemagia. Se había centrado en las clases con Miloslava y en los días posteriores había llegado a realizar sus primeros experimentos. Su licenciada particular participaba cuanto podía siempre que hubiera cacharros mágicos de por medio. Compartía con Giz esa curiosidad irrefrenable al nivel de un gato a punto de morir. Hablando de gatos muertos, dichos experimentos no habían salido muy bien. Pero al menos Giz había aprendido un par o dos de cosas que no debía hacer de ninguna manera. Cada vez estaba más cerca de conseguir resultados.

Lo que sí había aprendido era a analizar y comparar muestras de ADN. Tenía en su haber saliva y otros sucedáneos corporales de la mayoría de personas que conocía. Las había pedido a los de la Sede en una de sus visitas para hablar con Nasher y, obviamente, tenía de casi todos los serpentarios y un par procedentes del burdel. Sin embargo, Miloslava no tenía conocimientos sobre códigos genéticos extraterrestres y la mayoría de los que había acabado usando y comparando eran de sus compañeros humanos.

Lo que Giz no esperaba de ninguna de las maneras era encontrarse la sorpresa que se encontró entre analisis y analisis. Sorpresa y dilema, la verdad sea dicha. Porque tenía entre sus manos cierto conocimiento cuyos principales afectados desconocían y el pobre no sabía si callárselo y dejarlo estar, si contarlo de golpe, si preparar el terreno por si la noticia no caía en gracia... Desconocía si desvelar un secreto de tal magnitud era algo humanamente bueno o no y tampoco había vivido una situación parecida, ni había leído de ninguna (A pesar de que había buscado en varios libros esperando algún tipo de milagro esclarecedor), por lo que debería tratar con la situación él solo y arriesgarse, para ver si con suerte elegía hacer lo más adecuado.

<< Que sea lo que tenga que ser >> se dijo mientras tomaba una decisión y se encaminaba hacia la bahía.

Al apuntarme Noel con uno de los murciélagos tengo que hacer un esfuerzo por no reírme. La forma en que rebotó la cabeza del animal en su mano cuando la levantó ayudó a que la situación me pareciera más cómica, no sé bien por qué. Puede que sí tenga el cerebro algo embotado después de estar toda la noche de aquí para allá... y todo eso después de haberme levantado resacoso esta misma mañana.

Al menos él decide que ya es hora de dormir, le vendrá bien descansar.
-Nah, yo ya empato, me espabilaré con un hechizo muy útil y ya dormiré mañana –le digo mientras recoge los utensilios, antes de que se despida-. No hay de qué, mientras no me arranquen los tímpanos puedes contar conmigo –le digo divertido, esperando que mantenga el buen humor como hace un momento y siga así mañana-. Y gracias por el ofrecimiento… aunque seguro que es algo que no apetece mucho, así que no te preocupes. Que duermas bien.

Cuando Noel ya ha salido por la puerta solo me queda descarnar el último de los cuerpecillos, pero estoy bastante distraído y casi lo estropeo en varias ocasiones. Sigo dándole algunas vueltas a lo que ha dicho Noel, ahora que ya se ha ido. Parecía más preocupado de lo que debiera por algo así, ¿puede ser que tenga miedo de que no le salga bien o… qué se yo? Es más, ni siquiera dijo nada de qué hacer al respecto. Pero bueno, ya tendrá tiempo para pensar en ello, y sin ser el tiempo que debería usar en dormir. La carne ya está toda retirada y me pregunto si podré hacer algo con ella que no sea un desperdicio. Quizá pueda dársela a los gatos… y avisar a Giz, por si quiere una muestra.

El barreño dejó de borbotear hace tiempo, pero todavía sigue caliente. Con el mismo hechizo la devuelvo a temperatura ambiente y echo cuentas de cuánto tiempo lleva hirviendo, para asegurarme además de que haya eliminado bacterias que pueda afectar al curtido. Una vez vez echada la piel dentro solo queda esperar removiendo de cuando en cuando.

Esa noche esperé al amanecer releyendo el método de curtido, después de haberme aplicado el hechizo de vela. También rebusqué unos guantes entre la ropa del torreón y los descosí y volví a coser para hacer un patrón sobre papel con la tela como molde. Eran un poco burdos pero podría adaptarlos un poco más a mis dedos dependiendo de cómo quedarse la piel.
Y así pasaron algunos días. Impaciente, revisaba y removía a cada poco el barreño, que no olía precisamente bien. A votación general tuvo que emplearse en él un hechizo de olor falso, con lo que tuve que acabar acostumbrándome a la extraña sensación de oler vainilla mientras veía cachos de carne hinchados.

Aunque hubo un detalle que me tuvo preocupado esos días, y es que Noel seguía más o menos como aquella noche. Apagado para ser él, y con unas ojeras bastante anómalas. Intenté una vez preguntarle qué le pasaba y solamente me respondió que no dormía muy bien, así que no insistí. Podría dormirse a sí mismo si quisiera, por eso está claro que algo le ronda la cabeza. Y lo de Wen no me parece suficiente para tener a alguien así, pero si él no quiere hablar solo queda esperar… al menos por ahora. Si sigue así muchos días más no estaría bien dejarlo correr.

Después de una buena caminata hasta la ciudad y un tour para ir dejando a cada uno en su lugar de residencia nos encontramos de vuelta a las puertas de Serpentaria por fin. “No he perdido tanta arena como esperaba. Buena resistencia Matt.” Pienso bastante cansado mientras observo la esfera de arena que me sigue a todos lados. “Espero que haya suficiente de momento. Ya volveré a por más.”

Entramos en la torre y subo rápidamente a mi habitación para dejar la arena en su sitio. La silla se vuelve medio loca al entrar en la habitación por lo que me agacho y acaricio el respaldo de manera muy suave, exactamente igual como el que acaricia a un perro el lomo. -Vaya parece que me has echado de menos. Vuelve a tu sitio anda que tengo que hacer muuuuchas cosas aun.- La silla traquetea un poco y vuelve al lado del escritorio donde tengo los libros de la biblioteca.

Me acerco a la mesa y cojo uno de los libros. -Mañana para entrenar me tengo que llevar este.- Digo mientras ojeo el libro de Dama Drástica.”Este libro me ha ayudado bastante. Creo que debería empezar a profundizar mas en él.” Pienso mientras ojeo las ultimas paginas donde se describe el uso de la arena para construir paredes gruesas.

Mientras ojeo el libro por el rabillo del ojo puedo ver como la enorme esfera de arena continua en el aire y como esta esta comenzando a deshacerse. Con un ligero movimiento de mis dedos la esfera se coloca sobre el foso precipitándose dentro. Me acerco al foso y sonrío aliviado al ver que ha sido suficiente arena como para llenarlo casi por la mitad. -Bueno, para haber tardado tanto.. es la primera vez que consigo transportar tanto en tanto tiempo. Poquito a poco Matt.- Recuerdo una frase en el libro de Drástica que recalca la tranquilidad y el tesón para el control total de la arena. -Tengo todo el tiempo del mundo, no he de preocuparme por no mover dunas. Con lo ocurrido hoy he tenido suficiente movimento. Esto ha sido un gran examen para poner a prueba mis entrenamientos.- Digo con una sonrisa de satisfacción en la cara.

Me pongo de espaldas al foso y me dejo caer al vacío hundiéndome en la arena quedando totalmente oculto. Respiro hondo y repaso todos y cada uno de los acontecimientos de hoy. “Matt... Hoy has estado bastante bien. Me he enfrentado a un gusano enorme.” De pronto la imagen de Lia siendo merendada por aquel bicho en la plaza y la desesperación por no haber podido hacer nada en aquel momento me inundan el cuerpo. “Matt... Has cambiado mucho... Ojala hubieses sido lo que eres ahora en aquel tiempo. Todo hubiera sido muuy diferente.” De pronto mi estomago comienza a rugir por lo que decido salir del foso.

La arena en el foso se amontona en una esquina formando una escalera hasta la superficie para ayudarme a superar el escalón que aun queda hasta llenar el foso. Subo los primeros escalones cuando una idea extraña me asalta la cabeza. “Matt... ¿y si?” De pronto el escalón donde me encuentro comienza a arremolinarse entrono a mis pies formando una especie de nube bastante consistente de arena. -Bueno.. la forma esta conseguida.- Conseguir las formas que deseo con la arena no me resulta muy difícil pero la mayoría de las veces no consigo pasar de ese punto y al aplicar el uso que tengo imaginado para la arena esta resulta ineficaz. -Bueno a ver si funciona.... Arriba.- Con un giro de muñeca la nube de arena se eleva conmigo encima provocandome una sonrisa de autosuficiencia al ver que puedo usarla para desplazarme.

-Matt hoy estas sembradito macho.- Me digo mientras me elevo hasta salir del foso. La mezcla entre la desconcentración que me produce la alegría de haber conseguido elevarme sobre la arena y el cansancio acumulado por tantísimo esfuerzo hacen que por un momento mis fuerzas flaqueen por lo que la nube de arena deja de ser tan consistente y me cuelo por el medio haciéndome caer de culo sobre la arena del foso.

Al caer me asusto bastante al no esperar este resultado pero la arena del foso amortigua mi caída sin producirme ningún daño. Sin poder reprimirlo una carcajada sonora sale de las profundidades de mi garganta.- ¡Ostias como mola! ¡He de intentar esto de nuevo!- La idea de poder desplazarme sobre la arena como si de un vehículo se tratase me tiene bastante intrigado. “Siempre fui demasiado perro.” Mi estomago vuelve a rugir por lo que decido dejar de hacer el idiota y bajar a cenar con los demás.

Cenamos de las sobras del desayuno y de otras cosas que han preparado. Durante la cena comentamos el día movidito de hoy y yo digo mi idea de recoger arena tanto del desierto Malyadar como de los desiertos de Arsena. “¿Podría decirles a Nasher y a Giz si quieres acompañarme algún día?” Pienso mientras le doy un mordisco a una rebanada de pan.

Al terminar la cena recojo mi plato y me despido de todos para subir a mi habitación. “Puf.. he comido demasiado...” Pienso mientras subo las escaleras. Al llegar a mi habitación me quedo mirando el foso con la arena y una sonrisa enorme se dibuja en mi cara. -Dios... hoy voy a dormir como nunca.- Digo mientras dejo la túnica y los zapatos al lado de la silla. Me coloco al borde del foso y respiro hondo. La arena asciende lentamente hasta volver a formar las escaleras y yo desciendo por ellas lentamente.

Conforme bajo escalones la arena empieza a aplanarse hasta quedar en su posición original. Bostezo enérgicamente y me sumergo poco a poco en la arena. Primero hasta las rodillas, después hasta la altura del culo quedando sentado en la superficie.

-Mañana va a ser otro gran día. Tengo que practicar esto de la arena.. ¡Ademas! Mañana estreno arena.- Digo rascándome mi arenoso pelo. Me estiro un poco haciendo sonar un par de huesos y me termino de sumergir en la arena cayendo al poco rato en un profundo sueño.

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Los días posteriores pasaron sin ninguna novedad que resaltar. De la torre a los entrenamientos y de los entrenamientos a la torre. Al volver a la torre siempre solía subirme a la biblioteca para buscar algún tomo que me ayudase con el tema de la arena o que incluso me ayudara a comprender mejor las enseñanzas sobre magia física del otro libro pero mis esfuerzos parecían ser en vano. Tras quedarme un par de horas buscando y leyendo libros solía bajar a cenar con los chicos para después encerrarme en mi cuarto y continuar jugueteando con la arena. Los únicos ratos muertos de descanso que me permitía darme los solía pasar con Odin. Ese gato me daba la vida en mis momentos de aburrimiento y a decir verdad los dos mejorábamos cada día. Tanto él a la hora de atrapar mis esferitas de arena como yo al intentar que no las atrapase.

Gael sigue con su intento de hacerse los guantes artesanales que a decir verdad parecen serle de bastante utilidad para cuando los termine. El olor del barreño no era muy agradable hasta que le han lanzado un hechizo que hace que cambie el repulsivo olor que desprende por un suave olor a vainilla que no desagrada tanto. Noel por el contrario parece estar metido en su mundo. He intentado en varias ocasiones mantener una conversación con él pero el estado de cansancio del chico y sus momentáneas excursiones mentales a su mundo hacen que le deje un poco en sus pensamientos. “Todos necesitamos un momento para pararnos, pensar y recapacitar.”

La mañana de hoy es como la de los demás días. Me levanto en la insoldable oscuridad que me proporciona estar enterrado en la arena, me incorporo y me desperezo. Subo hasta el suelo y me coloco la túnica y los zapatos. Saludo a la silla y salgo para la cocina a preparar algo de desayuno.

Como es habitual no soy el primero en despertarme por lo que después de un ratito de charla y habiendo terminado el desayuno nos preparamos para encaminamos de nuevo hacia la bahía para continuar con los entrenamientos matutinos.

De un chasquido una gran nube de arena asciende desde el foso le hago un movimiento para que se acerque y esta se arremolina ami alrededor depositándose en mi cuerpo como si de una segunda capa de piel se tratase. "Es una manera bastante cómoda de llevarla." La arena sobrante la meto en una bolsa que encontré rebuscando en mis tiempos de juego con Odin. Me ato la bolsa a la cintura y salgo de la habitación con el libro de Drastica bajo el brazo para esperar a los demás. "No se cuantas vueltas le he dado a este libro pero aun me quedan tantas cosas que practicar."


Sigue en la Bahía de los Naufragios.

Cuando llegamos a Serpentaria hacía ya rato que no abría la boca. Lo primero que hago es dirigirme a la cocina, porque a pesar de que el entrenamiento ha durado menos de lo habitual el estómago no da tregua. No me preocupo mucho en cocinar algo complicado, aunque sí hago para todos. Había algunas sobras de la noche anterior pero a mayores preparo una ensalada de frutas y verduras y me agencio un buen pedazo de pan y un vaso de leche. Y con la comida en la mano me marcho a la habitación donde guardo los cadáveres. Hubiera sido mala idea de no ser por el falso olor a vainilla, pero con ese sentido engañado, por lo demás me daba realmente igual. Aunque eso sí, no miro demasiado la piel de los barreños mientras mastico.

Al terminar el plato lo dejo a un lado y empiezo a mordisquear el pan con desgana. Ya estoy lleno y no me apetecen ni el pan ni la leche, así que bajo un momento a dejar el plato sucio y guardo lo demás para luego dentro de un armario pequeño. Al volver me doy cuenta de que había dejado la puerta entreabierta, aunque juraría que había quedado arrimada. Pero hay una explicación para ello y es que se me ha colado un inquilino en el cuarto, que curiosea con la zarpa el contenido del barreño de olor vainillado.
-¡Odín, no! ¡Deja eso! –exclamo mientras hago aspavientos acercándome al animal-. Gato malo.
Odín se aleja del barreño y gatea hasta la mesa maullando. Me mira como queriendo decirme algo y me rasco la cabeza.
-¿Buscas a Noel? Sí, seguro que te preguntas por qué no ha llegado todavía. –Y sorprendentemente no me siento estúpido de estar hablando con un gato-. ¡Claro! ¿tienes hambre, verdad? Siempre te dan de comer a mediodía…

Saco el vaso de leche y el pan del armario y deshago las migas dentro. El gato, mientras, no para de intentar acercarse impaciente.
-Tranquilo, enseguida acabo…
Cuando aparto las manos el minino se lanza a comer con avidez. Lo miro mientras apura la primera mitad del vaso, hipnotizado por cómo se mueven sus bigotitos. Después me doy cuenta de que no es mucha comida y bajo corriendo a por un cachito de carne cocinada a mayores. El gato acepta todo sin rechistar y al final se hace un ovillo cerca de mí. Sonrío, encogiéndome de hombros, y me pongo a estudiar el libro en que andaba enfrascado esos días. De vez en cuando aparto la mirada para comprobar que el animal sigue tranquilo y no arma una buena por la habitación. Seguramente se sienta solo sin Noel. Por mucho que se pase el día haciéndole arañazos, también está siempre a su alrededor. E inevitablemente el gato hace que me acuerde de su dueño constantemente, preguntándome si se habrá despertado ya y estará más tranquilo. Espero que Vac y Noel vuelvan pronto a la torre, y ojalá lo hagan siendo ya los de siempre.

Llego a Serpentaria en pocos minutos, tras volver volando desde la Bahía sin perder el tiempo. Por primera vez en varios días volvía a sentirme bien de verdad. Aterrizo en la puerta y entro sin más ceremonias. Desde la entrada oigo ruído en la cocina, ya debían de estar cenando teniendo en cuenta la hora que era. Antes de que pueda dar dos pasos, una bola de pelo sale corriendo de la cocina. Por supuesto se trata de Odín, quien se me acerca y se apoya en mis piernas sobre dos patas mientras maúlla. Sonrío y le acaricio la cabeza.
-¿No me arañas hoy? Pensé que serías más agresivo todavía porque como no estaba para darte de comer...
Me encamino hacia la cocina con Odín siguiéndome y al entrar saludo a todos los presentes con una sorisa.
-Llego justo a tiempo, por lo que veo -digo mientras cojo un plato para sentarme a la mesa-. Mi estómago aprueba este recibimiento -bromeo cuando me sirvo.
Noto que la mayoría me mira. Sin duda estarán un poco confusos por mi repentino cambio de estado de ánimo, aunque tal vez ya estén acostumbrados tratándose de mí.
-Escuchad -comienzo a decir de repente-. Tengo que pediros disculpas por lo que habéis tenido que presenciar esta mañana. No me encontraba en mi mejor momento para recibir una noticia así y... -miro a Giz según hablo-. Estoy seguro de que te conozco lo suficiente como para afirmar que te sentiste culpable al ver la reacción que tuvimos tanto Vac como yo. No has hecho nada malo, ¿vale? Es más, era algo que tenías que contar. Fue sólo... un mal momento. Pero no podías saberlo y, además, te aseguro que todo acabó bien -vuelvo a dirigirme a todos-. Así que lo siento, de verdad, no debí haber actuado de ese modo.
Los miro a todos sonriendo y esperando sus comentarios al respecto.

Azura bajó a la cocina con media sonrisa. Esa media sonrisa, aunque torva, era la primera que aparecía en su cara desde hacía mucho tiempo.
- Buenas noches.- el tono de su voz era casi cantarino. Atrás, Yloh tenía cara de preocupación.
Azura había faltado a los entrenamientos la ultima semana, pero tampoco había estado en su habitación. Solo Yloh parecía saber que hacía y se negaba a contar nada.- ¿Que ha ocurrido?
Dijo mirando a Noel, de quien solo había captado las ultimas palabras.

Giz había permanecido callado todo el camino, dándole vuelvas a varias cosas como siempre. Cuando llegaron a Serpentaria, acompañó a Gael hasta la cocina, puso a levitar tras él un puñado de comida y subió a su habitación. Allí, los gatos recibieron la comida flotante con saltos y otros intentos poco útiles para atraparla. La cabra fue más sutil y no se hizo visible hasta que un filete pasó volando cerca de su cara. El asreniano dejó caer la comida, para que se sirvieran ellos mismos y volvió a bajar a la cocina. Él también necesitaba comer.

Una vez abajo saludó de nuevo a Gael, que estaba haciendo algo de comer para Odin, y cogió lo primero que pilló y que resultó ser un panecillo dulce. Le dio un bocado mientras echaba un vistazo al gato y asomó una sonrisa. << No eres listo tú >> acababa de acordarse de cuando el gato se puso a arañar a Vac. Podría ser solo una coincidencia. Pero era curioso.

Noel vino un rato más tarde con un repentino cambio de humor. Giz no sabía si es que lo de dormir le había servido o es que también había conseguido solucionar el conflicto que pudiera haber con Vac. Llamó nuestra atención y nos pidió perdón por lo de esta mañana. Al hacerlo, Giz volvió a sentirse algo mal por haberlo dicho, pero Noel pareció leerle el pensamiento y le tranquilizó enseguida.

-Bueno... Me alegro entonces-comentó con una sonrisa-. Por un momento pensé que había desatado un cataclismo-acabó confesando en un tono más divertido. No es que Giz fuera muy de bromear, pero en confianza no le costaba tanto.

Azura bajó justo cuando acababan de hablar y preguntó por lo que había pasado. Parecía inusualmente feliz y no tan fantasmal como últimamente había sido. Giz dirigió una mirada de duda a Noel antes de pararse a explicar lo de la bahía, pero el draco enseguida le dio a entender que podía contarlo. Y así lo hizo.

- Oh.- dijo pensativa. Vac era amigo de Pyro. Lo había sido, ¿no? - supongo que algunos hermanos no son tan malos como otros. Felicidades, creo. Mañana tengo cosas que hacer y tampoco iré a los entrenamientos, pero decidle a Adara que me pasaré por alli dentro de poco.
Azura se sirvió un poco de comida y cenó tranquilamente. Yloh parecía deprimido.

Por la noche, estábamos cenando en silencio cuando se escuchó la puerta de la entrada abrirse y cerrarse. Noel no tardó en aparecer en la cocina, por suerte con una cara que poco tenía que ver con la que tenía esa mañana, incluso con la que había tenido los últimos días.
-Bienvenido -le digo sonriendo- parece que hayas seguido el rastro del olor de la cena. -Después, Noel se disculpa por lo de esta mañana con todos, y especialmente con el pobre Giz, que por lo que comentó cuando nos fuimos sí debía de sentirse culpable. Por mi parte le quito importancia al asunto meneando la mano. Con que arreglara las cosas con Vac y le quitase de encima ese peso a Giz, por lo demás no creo que hiciera falta una disculpa, aunque entiendo que se sienta mal por haber reaccionado de ese modo. Seguramente a Vac le pase lo mismo, a fin de cuentas él golpeó primero.

A todo esto, entre tanto había bajado Azura, acompañada de Yloh, que no tenían ni idea de lo que había pasado. Cada día estaba más y más distanciada de nosotros, y se nota bastante en cómo responde a la novedad. A todo esto, me pregunto qué querrá de Adara, pero la verdad es que no es asunto nuestro. Pero sí hay algo que me extraña es la cara del nublino. Sin embargo está bastante claro que hablar con ellos hoy por hoy es imposible, y trato de volver al tema de antes.
-Bueno, pero entonces... ¿todo bien, no? Con Vac, digo. ¿Se fue ya al burdel? -Me hubiera gustado que acompañara a Noel hasta aquí solo para ver que a él también se le había pasado su mal momento. Viendo el humor de Noel, supongo que sí.

Una vez aclaradas las cosas me siento mucho mejor. Nadie parece darle importancia a lo sucedido más allá de la preocupación de Giz. Aún tenía que disculparme con el resto, de todas formas... Mañana en el entrenamiento lo haría. Mientras cenábamos apareció alguien inesperado. Le devuelvo el saludo a Azura cuando entra en la cocina, observándola con bastante curiosidad. Parece encontrarse de buen humor, al contrario que las últimas y escasas veces que la habíamos visto. En cambio Yloh tenía una cara que habría resultado apropiada en un funeral. << Cada día entiendo menos a estos dos... >>, pienso mientras Azura se sienta a comer y pregunta acerca de lo sucedido. Le hago un gesto a Giz cuando me mira para pedirme permiso para contarlo.
-Y digamos que tuvimos un comienzo de hermanos algo violento, por eso me estaba disculpando -añadí sonriendo a lo que había contado Giz-. Gracias, supongo... -digo cuando Azura me felicita de forma tosca-. Le daremos el recado a Adara.
No sabía en que andaba Azura últimamente, cada vez se ausentaba más. No se lo pensaba preguntar pues ya todos habíamos aprendido que era mejor mantener la boca cerrada en todo lo tocante a la bruja escindida.

La conversación vuelve a los sucesos de esta mañana y Gael me pregunta por Vac.
-No te preocupes, hemos hablado todo lo que debíamos hablar por ahora y todo está bien entre nosotros. Supongo que se fue al burdel, aunque salí un poco precipidamente de la Bahía -suelto una carcajada y les cuento el motivo por el que había hecho eso.

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Esa noche por fin pude dormir adecuadamente. Tardé un poco en acostarme pues había estado durmiendo gran parte del día, pero por primera vez en varios días dejé de pensar en todo lo que me había estado rondando por la cabeza y tan sólo me dediqué a pensar en lo extraño que era tener un hermano de repente. Al día siguiente mi aspecto había mejorado considerablemente y mi humor también. Fuimos a los entrenamientos como siempre y allí me disculpé con los demás... Pero había alguien que no había ido. Jack y Vac nos dijeron que Wen ni siquiera había aparecido anoche en el Burdel. No pude evitar preocuparme pero confiaba en que estuviese bien.

Después de comer, decidimos volver a intentar visitar a Elliot de una vez por todas. Gael y Nia vienen conmigo y he cogido de nuevo el gato que ya le intenté llevar en otras ocasiones.


Sigue en la Plaza de los Colaespina.

Al llegar al torreón subo directamente a mi cuarto para dejar la arena en el foso y el libro. Subo las escaleras en silencio y entro en mi cuarto cerrando tras mi paso. Tomo una bocanada de aire y exhalo lentamente mientras pienso en la noticia estrella de hoy. "¿Hermanos?" -Una telenovela.- Una sonrisa se me escapa al recordar el comentario de Wedn. Me acerco al foso y levanto el brazo mientras una nube de arena comienza a salir de ella y se precipita dentro.

Dejo que una parte de la arena se mantenga suspendida en el aire revoloteando como si de una corriente de aire estuviese moviendola haciendo que esta de vueltas y siga un camino algo errático. "A ver Matt.. puedes hacerlo." Con un rápido movimiento de muñeca el montón de arena se estremece y se compacta rápidamente en una esfera perfecta de arena. "El tema pelotas controlado. Subamos el nivel." Chasqueo los dedos y la esfera se disuelve volviendo a su recorrido. "Venga Matt... puedes hacerlo"

Alzo las manos y comienzo a formar la forma y consistencia que quiero que coja el montón de arena flotante. El torrente de arena comienza a formar un cubo de caras lisas por lo que sonrío por haberlo conseguido. -Esto me puede dar muuuucho juego- Digo mientras me acerco al cubo y paso la mano sobre su superficie. -Ademas ya no me salen bollos. Estoy orgulloso de mi mismo.-

Doy un toque con los dedos al la superficie del cubo y este sale disparado al fondo arenoso del foso. Al llegar al fondo tiene suficiente fuerza como para entrar bastante en la arena. -Mmm.. esto me da un par de ideas.- Digo al imaginar un par de usos para esta forma. -Mmm.. pero aun tengo que conseguir mantenerme encima de la arena... Si puedo flotar.. ¿Para que andar?.- De pronto caigo en el libro de Dama Drástica y lo abro por la sección donde habla de la modelación de arena.

"MMM.... Vale.. Entendido creo.... puede que si....." Mis pensamientos y dudas me asaltan rápidamente la cabeza a medida que voy leyendo el libro. Mientras lo leo un olorcillo agradable se cuela por mi puerta y me recuerda lo poco que he comido hoy. -Mmm... comiida.-

Dejo el libro en la mesa y bajo a la cocina donde parece ser que han comenzado a comer. Cojo un plato y me siento mientras estoy perdido en mi mundo pensando en la forma que debería coger y la consistencia de la arena para poder sostenerme. Escucho a los chicos hablar por lo que salgo de mi burbuja mental y atiendo a las conversaciones. Después de un rato hablando y escuchando con atención decido que he terminado de cenar y subo a mi cuarto después de recoger y despedirme del mundo. "No creo que baje mas hasta mañana." Pienso mientras subo por las escaleras.

Al llegar a mi cuarto vuelvo a coger el libro y vuelvo a enfrascarme en la lectura atentamente. Al cabo de un buen rato decido intentar poner en practica lo leído con bastante mal resultado por lo que decido continuar al día siguiente. Me tumbo en la arena y poco a poco comienzo a dormirme. Últimamente no me costaba mucho conciliar el sueño.

A decir verdad últimamente me estaba dando unos buenos machacones en la bahía con la arena. Manerjarla cuesta mas de lo que me podía imaginar al principio y a decir verdad notaba que me costaba mas manejarla en allí que en el desierto por lo que la idea de volver me inundaba de nuevo la cabeza. "Mañana podría ir a entrenar un rato después de comer." Con la idea de volver al desierto acabo quedándome dormido con una sonrisa de oreja a oreja.

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A la mañana siguiente me despierto bastante mas tarde de lo que me suelo despertar por lo que no desayuno y directamente me preparo para los entrenamientos de ese día. A decir verdad esta mañana no me estoy esforzando mucho. Me tiro casi todo el tiempo con la nariz metida en el libro y practicando un poco de puntería e intentando ganar potencia en mis balas arenosas. Noel se vuelve a disculpar por lo ocurrido el día anterior pero yo le sonrío y hago una gracia para hacer parecer que el asunto no tenia importancia, que no se preocupase. Después de un tiempo entrenando decidimos dar por concluida la sesión y volvemos a Serpertaria.

En la comida los chicos comentan sus planes para hoy por lo que la idea de volver al desierto me llama poderosamente de nuevo la atención. Comento la idea de ir al desierto de nuevo y sin esperar que nadie le entrasen ganas de apuntarse a mi excursión cojo el libro y me encamino rumbo al desierto.

Sigue en el Desierto Malyadar.

Volvemos a Serpentaria todavía comentando el resultado de la visita. Al entrar en la Torre me recibe Odín, quien no se hace de rogar para proporcionarme nuevos arañazos. Ni siquiera digo nada ni me inmuto al recibirlos, ya estaba demasiado acostumbrado. Aunque su intervención me hace recordar como también le tenía manía a Vac. Es como si él supiera que éramos hermanos. Sonrío ante la ocurrencia que sin duda se trata sólo de una casualidad... o quien sabe. Tendría que decírselo a Vac aunque fuese sólo como dato curioso.

A la hora de cenar estábamos en la cocina todos menos Matt, quien aún no había vuelto de su salida al desierto, y Azura, a la que no habíamos vuelto a ver desde la noche anterior. Al poco de empezar a comer, escuchamos una voz fuera. Con sorpresa, oigo como la voz amplificada de Wen nos avisa de que va a entrar. Me siento aliviado al comprobar que se encuentra bien. La saludo cuando entra en la cocina y me siento tentado a preguntar dónde ha estado, pero no digo nada al respecto por ahora.
-Nos pillas en plena cena... ¿Tú has cenado ya? Porque sino creo que tenemos de sobra para todos... Al fin y al cabo Matt no parece tener intención de venir y su comida no se va a comer sola -bromeo.
Todavía tenía que disculparme con ella, pero no encontraba el momento para hacerlo. << Después de cenar >>, me digo.

Llegaron a serpentaria e Yloh todavía hacía esfuerzos por detener el llanto. Estaba enfadado con Adara por no dejarle subir a verla. Lo había derribado incluso. Pero por encima de todo, se sentía perdido, desprovisto de algo fundamental a lo que no sabría darle nombre.
Cuando abrieron, Adara explicó que ambas alicias habían muerto, pero no sabían no entendían que aquello era un tremendo error.
- Ella le creyó. Nos encontramos con un hombre que quería saldar deudas con Pyro. Que le dijo que las brujas escindidas pueden dejar de escindirse.- la rabia salía mientras Yloh hablaba, y las lágrimas volvieron a salir. El nublino tenía la cara congestionada por el odio y la pena.- Y ella le creyó. No al principio, pero después sí. Porque tenía ganas de creerle. y aceptó. Yo nunca lo creí, pero ella estaba otra vez en marcha, incluso sonreía a veces. Y... Y...
Yloh se clavó las uñas en las palmas de las manos.
- ¡ Y Adara no quiso dejarme subir! He estado a su lado desde que me trajo y no puedo verla... Porque no podía creerlo.... ¡porque no puede ser, joder! Porque ese bastardo le mintió y le dio ilusiones, y no se por qué Dama Azura tenía que morir. Si la mato y se bebió la poción correcta. Ahora solo debería seguir aqui.

"Y yo vuelvo a estar solo."
Yloh se mordió el labio y desvió la mirada. Ya no derramó más lagrimas, aunque por dentro seguía roto. Había visto a mucha gente morir, y a mucha gente abandonarle. Pero por una vez creía haber dejado eso atrás, y ya no tenía fuerzas para aguantar esas embestidas.

Tal como llegamos los tres a Serpentaria, toco la puerta sin dilación. Cuando abren la puerta pido que traigan a todos.

—Azura y Pyro están muertas. –Mi tono de voz frío contrasta con los puños crispados y la rabia que aún late en mi cabeza–. Azura ha asesinado a Pyro y luego se ha suicidado con el mismo veneno que ya mató a la otra.

Al momento que acabo de decir esto Yloh salta y nos cuenta todo lo del vendedor. Aprieto aun más los puños y estoy apunto de preguntarle por todos los detalles que conozca, pero me limito a observar las reacciones ajenas mientras grabo a fuego cada una de las palabras del nublino. Ese bastardo ha realizado su último negocio.

Wen paseó tranquilamente hasta la torre Serpentaria. No quería retrasar el momento, pero tampoco deseaba tener que dar explicaciones, sus problemas eran suyos y de nadie más. “¿Qué me dirían si supieran lo que he hecho?” se preguntó y, entonces, recordó la reacción de Church cuando descubrió como superaba ella la muerte de Margaret. “Al final, le he fallado.”

Dio una rápida sacudida a su cabeza. “Estúpida, no empieces o vas a tener que pasarte la vida visitando al mercader.” Se reprendió antes de plantarse en la puerta de la torre. A pesar de que la británica sabía la contraseña, prefirió avisar de su llegada con un hechizo de amplificación de voz a los que estaban en el interior. Al entrar, se los encontró cenando, cosa que hizo que el estomago de la vouivre se abriera. “¿Hace cuanto no he comido?” se preguntó al darse cuenta que, posiblemente, llevaba un día entero fuera.

- No, no he cenado. - contestó como aceptación de la invitación de Noel.- De hecho, no he pasado todavía por el burdel. - comentó quitándole importancia al asunto.

Callada, se sentó a cenar con los demás, agradeciendo que no le preguntaran sobre dónde había estado las últimas horas, ni ella misma hubiera sido capaz de explicarlo. Wen comió en silencio, inmersa en sus pensamientos y sin prestar atención a las conversaciones que se sucedían en la mesa. Cuando terminó, lavó su plato con movimientos mecánicos y se acercó a Noel, agradeciendo que estuviera un poco apartado del resto.

- Noel, ¿podemos hablar un momento? Hay algo que me gustaría decirte. - explicó la vouivre, con una mirada seria y agarrándole del brazo, pero entonces la puerta sonó y Noel fue a abrirla.

La noticia que les esperaba al otro lado de la puerta no pasó desapercibida para nadie. Las brujas escindidas habían muerto. Asesinadas ambas, según había terminado diciendo el sirviente de una de ellas, que no paraba de sollozar. Wen solo había tenido trato con una de ellas y había sido más bien escaso. A la otra, solamente la había visto el día de la taberna, aunque tenía entendido que, cuando la habían ido a recibir el día que se transformó, todavía no estaban escindidas. Esa noticia le dolió a la morena de la misma manera que le había dolido la mayoría de las muertes de sus compañeros de criba: una punzada, la sensación de que alguien se ha ido y, luego, nada. “Pero esto es distinto, ellos necesitan mi apoyo, aunque sea solo con mi presencia.” Se dijo mientras miraba a sus amigos, los cuales las conocían de más tiempo que ella, habían tenido trato con las brujas o, incluso, habían compartido criba.

Wen no sabía muy bien cómo comportarse en esas situaciones. Pensó en consolarlos de alguna manera, pero tal y como estaban reaccionando todos tras la explicación del nublino, prefirió quedarse en segundo plano, en silencio y quieta.

La cena transcurrió con más o menos normalidad, salvo por el completo silencio de Wen. No parecía tener intención de explicar por el momento donde había estado, aunque sí mencionó que no se había pasado por el burdel, ni siquiera debía haber aparecido hoy y no sólo anoche. Me levanto de la silla para recoger debatiéndome en como debería abordar el tema, cuando es ella la que se acerca a mí y me dice que quiere hablar conmigo. No tuve tiempo a reaccionar, pues en ese instante alguien llama a la puerta. Con expresión de desconcierto, me llega el sonido de los hipidos típicos del llanto de alguien que estaba fuera.
-Disculpa, Wen, luego hablamos... -digo de forma medio ausente mientras me dirijo a abrir la puerta con una mala sensación.
Cuando abro la puerta me encuentro con Adara e Yloh, que era el dueño de lo que había escuchado. Escucho las palabras de Adara con expresión de creciente incredulidad. "Azura y Pyro están muertas". Esa frase me sienta como una patada en el estómago, el cual se me encoge mientras Adara sigue explicando lo sucedido... Todavía no había tenido tiempo casi ni a reaccionar cuando es Yloh quien habla. Lo hace con rabia y lo único que puedo hacer inmediatamente es compartirla. Los nervios se me crispan al escuchar lo que cuenta y aprieto los puños con fuerza.
-Mierda... Mierda... ¡Mierda! -grito sin poder contenerme más-. Yloh, por favor -le digo mientras lo agarro de los hombros-, dime que sabes como encontrar a ese hijo de puta. Necesito saber que esto no va a quedar así -mi tono está cargado de ira y desprecio.
Me aparto un poco de Yloh y miro hacia el resto uno por uno, todavía temblando de rabia. Azura y Pyro ya no estaban, se habían ido. Todavía no podía asimilarlo bien.