Gradas

Noel se arrepintió casi al instante del tono que había empleado para acusar a Giz y su expresión se suavizó cuando el goliat le aseguró que no se había contenido. A su alrededor, todos se felicitaban unos a otros y el draco se dio cuenta que, ocupado como estaba procesando sus propios resultados, todavía no había felicitado a nadie.
—Perdona, Giz. Sé que no es excusa, pero es que me ha cogido demasiado por sorpresa... Fue un buen duelo. Enhorabuena por haber pasado en ambas categorías. —Se retractó mientras le tendía la mano a su amigo para estrechársela.

A continuación se aseguró de que había oído bien los resultados, ya que le había sido difícil prestar atención a Miseria en ciertos momentos del anuncio, tanto para felicitar a los ganadores como para saber qué contrincantes podrían tocarle en la siguiente fase.

Felicitó también a Gael por sus dos victorias, y a Jack aunque no sin una burla implícita, y se extrañó al constatar que Adara había perdido todas sus rondas. Le aseguró a la ángel negro que lo había hecho muy bien en todas ellas a pesar de todo y, poco después de devolverle la felicitación a Matt, se había girado hacia DL cuando se dirigió a él. El draco frunció el ceño ante la apreciación del cambiante, pero la inesperada acción de Vac lo libró de tener que responderle.

—Pues... ¡EH! —fue todo lo que le dio tiempo a exclamar al ser alzado en el imprevisto abrazo que le había dado su hermano.
Cuando lo dejó de nuevo en el suelo le dedicó una mirada fulminante en la que se adivinaba una sonrisa que pugnaba por salir y le propinó un leve puñetazo en el hombro antes de responderle.
—Creo que has cometido algunos errores de cálculo —le espetó enarbolando una amplia sonrisa sarcástica—. Tengo diecisiete años, no siete. Puede que sea tu hermano pequeño, pero ya sé alzar el vuelo yo solito —concluyó dejando escapar, finalmente, una leve risa.

Ante lo que le susurró el hado a continuación volvió a dedicarle otra mirada, recelosa y más inconsciente esta vez, antes de responderle haciendo un gesto de descarte con las manos.
—Solo es la primera fase, esto no demuestra nada —aseguró sin tener intención de seguir hablando de ello.
Si sus fracasos siempre le obsesionaban y tendía a darles varias vueltas, por el contrario los éxitos le resultaban impropios y hablar de ellos, incómodo.

Es por ello que decidió escaquearse de aquella conversación y se acercó a Wen, a quien todavía no se había dirigido desde el anuncio.
—Lo has hecho genial —le dijo mientras la abrazaba y le daba un beso. A continuación imitó la acción que Vac había realizado con él y la alzó en brazos mientras sonreía con diversión y le dedicaba una mirada de reojo al hado con complicidad—. Tú tampoco tienes precisamente ocho años, pero eres tan ligera que debes reconocer que resulta demasiado tentador —se excusó anticipándose a sus quejas para después echarse a reír.

Wen oyó su nombre de vencedora sorprendiéndose gratamente. Sabía que no lo había hecho mal, pero también lo había visto muy reñido. Ornlu sintió la emoción de su dueña y aulló feliz. Kae la felicitó y ella se lo agradeció con una sonrisa. Luego fue Noel quien se le acercó, besándola, abrazándola y levantándola en el aire.

- Draco maleducado.- se quejó riendo.- No solo no tengo ocho años, sino que soy mayor que tú. Así que un respeto para tus mayores, que ya no estoy para estos trotes.- rió.- Tu sí que los has hecho genial.- le dijo finalmente abrazándole de vuelta.

Caminaba por las gradas de visible mal humor, mientras soltaba de vez en cuando alguna que otra maldición. La causa: un puesto de apuestas cuyo dueño acababa de timarme en mi cara y sin molestarse en ocultarlo porque yo era un novato, y el tipo se había reído en mi cara y todo. No me había sentado muy bien.

Casi podría decirse que echaba humo de lo enfadado que estaba, lo que pasaba es que lo echaba de verdad porque algunas runas en mi bolsillo, que eran restos de algo que acababa de hacer, acababan de activarse accidentalmente y habían prendido fuego.
Cuando me di cuenta traté de apagarlo a manotazos mientras seguía con las palabrotas, salvo que ahora el volumen con el que saín de mi boca era bastante más que unos simples murmullos.

Noel se despidió del idrino al llegar a las gradas y se dirigió hacia donde se encontraba el resto. No tuvo tiempo de saludar, cuando una serie de maldiciones en voz alta desviaron su atención hacia el vampiro en llamas.
—Vaya, eso es más problemático que quemarse la camiseta —comentó esbozando una sonrisa sarcástica y acercándose a los demás sin dejar de mirar en dirección a Pablo—. Sobre todo si eres una sanguijuela.
No estaba seguro de si el vampiro le podía oír o no, pero tampoco le preocupó demasiado. No es que pudiera hacer nada por ayudarlo que no pudiese hacer el mismo, pero de todas formas estaba bastante seguro de que no querría su ayuda. Por eso prefirió dejar que siguiese gritando.

—Esto es todo lo que queda de mi cazadora —dijo en un tono entre la lástima y la jocosidad mostrando un resto de cuero quemado apenas reconocible—. ¿Debería pasarle la cuenta a Shizel por obligarme a quemar mi propia ropa? —bromeó mientras se sentaba—. Voy a esperar a que anuncien el siguiente combate, por si acaso, y después me escabulliré un momento al cuchitril para ponerme otra camiseta —explicó.
Esperaba que el siguiente no fuese otro de sus combates pendientes.

El regreso de Noel –que se había visto acompañado de una serie de vítores por su combate– fue la causa de que no se diese cuenta de la presencia de Pablo por allí cerca, y no fue hasta sus maldiciones cuando se volvió para ver qué estaba sucediendo. Al vampiro le salía fuego de los bolsillos, y la primera pregunta que le vino a la cabeza fue cómo había terminado así exactamente. Inevitablemente se le escapó la risa y se acercó al chico solo para saber cómo había llegado a esa situación. Extinguió él mismo el fuego con un hechizo que había aprendido por precaución, mientras se acercaba sobrevolando un par de filas de espectadores. Pero el saludo que le dedicó no podía ser serio, sencillamente no era capaz de que lo fuera.
―¡Eh! ―exclamó para llamar su atención entre el gentío―, maldecir y dar manotazos no es la mejor primera opción… salvo que quieras falsificarme la transformación. ¿Qué demonios ha pasado? ―Cuando hizo la pregunta estaba ya serio, pero enseguida tuvo que contener una enorme sonrisa que pugnaba por aparecer en respuesta a una serie de imágenes mentales que lo asaltaron de pronto y sin venir a cuento. Primero se imaginó a Pablo cubierto de fuego azul tras ayudarlo con los manotazos, y después se imaginó cómo habría sido si el vampiro hubiera apagado las llamas conjurando una nube de lluvia sobre su cabeza. Aquella nube que veía en su imaginación le seguía a todas partes y hacía juego totalmente con el carácter del chico.

Jack

Mis palmas se habían sumado a los vítores por Noel, fuera bromas. Poco después, tanto Lerka como yo desviamos la mirada pues captamos un olor a ropa quemada en las gradas. Cerca. El minino miraba fijamente al origen mientras yo empezaba a reírme. El draco y Gael también le habían visto y el último se había encargado de apagar las llamas del novato. Lerka erizó el pelaje y me clavó las uñas en el brazo cuando me levanté a "saludarle". Realmente, mirando en derredor era palpable que no éramos los únicos a los que había llamado la atención, así que con eso en cuenta y que no nos llevábamos muy bien, me callé la broma. El gato, por su parte, empezó a bufarle por el olor a quemado que desprendía.

—Hey. A Lerka y a mí también nos gustaría saber qué te ha pasado...—lo cierto era que la pequeña bestia se estaba poniendo rara... No sólo le bufaba sino que le mostraba los colmillos y habría apostado lo que fuera a que, si lo soltaba, se le tiraría a la cara—. Chaval, ¿no tendrás alergia a los gatos? No sé qué le pasa, en serio—añadí entre risas, pero iba en serio.

Habia llegado a tiempo de ver el ultimo combate de Noel contra Shizel, al que animo desde las gradas antes de buscar con la mirada a sus conocidos. Algo difícil siendo que era un niño de una apariencia de unos trece años. Finalmente logro encontrar a los del cuchitril en las gradas y un olor a quemado fue el que termino atrayendo su atención. Curioso, fue hacía la fuente del olor justo a tiempo de ver como Pablo casi se convertida en un cerilla con patas intentando competir con Koval, que le estaba ayudando a apagarse.

Que pablo, que huía del sol como huía de Tap, acabara incendiándose, era igual a que Skarog se rompiera voluntariamente las uñas. Por ello DL se acerco curioso sobre lo que había pasado poco después de que Jack se acercara también con una bola peluda entre sus brazos que termino captando la atención casi total del cambiante.

-Pablo es amado por todos los seres vivos, o muertos, de la ciudad- comento Dl con cierto humor mirando atentamente al felino que parecía odiar de forma irreversible al vampiro al que miro atentamente-¿Como acabaste casi en llamas? Ah y no pienso presentarme otra vez, unir cabos solos- añadió hinchando los mofletes, pues tenia una apariencia de un niño de piel canela, cabello azulado y ojos verdes con rasgos felinos. Una nueva apariencia al saco.

-¿Lerka, no? ¿Me atacara si me acerco? Porque a Pablo parece querer arrancarle la piel a tiras, que mono- añadió DL observando tanto a Jack como al pequeño y esponjoso animal. No había nada así en su mundo de origen y la mayoría de bichos que había visto en la ciudad, tenia muy mala leche, pero igual ve a una mascota con tan malas pulgas contra alguien era una escena divertida.

Wen miró con una sonrisa al draco acercarse. Había estado pendiente de su último combate y animándolo en todo momento, por lo que no se extrañó al verlo llegar sin camiseta.

- ¿Debería regalarle una cesta de chocolates al idrino por Navidad?- le preguntó sugerente.- Te favorece luchar contra el skrýmir. Creo que lo invitaré a la bahía un día de estos.- dijo acercándose y dándole en beso.- Eres un provocador. Luego te quejaras cuando las mujeres te persigan sedientas de sexo.- terminó y, al otro lado de las gradas, se oyó el estornudo de una loba.

Para cuando mi cerebro cayó en la cuenta de que sería más fácil apagar las llamas con magia en vez de con las manos alguien ya se me había adelantado y puesto fin a su llameante existencia, lo cual era irónico porque dada la naturaleza de mi salvador esto podría llegar a considerarse filicidio.

-No lo pensé al principio, aunque tampoco esperaba que a mis bolsillos les diera por practicar la combustión espontánea- Le respondí a Koval.
El “espectáculo” pirotécnico había llamado la atención a demasiada gente para mi gusto (Y teniendo en cuenta que llamar la atención de una sola persona ya entraba en mi definición de “demasiada gente” pues se podía percibir mi incomodidad).
-Y… no estoy seguro- Respondí a las constantes preguntas acerca de lo que podía haber pasado -Pero mientras no se repita me conformo.
Lo cierto era que estaba bastante seguro de que había tenido que ver con los restos de mi última “artimaña” pero no iba a hablar de eso.

-Que bien- Respondí en un tono sarcástico cuando DL mencionó que todos los seres de la ciudad me querían. Ya imaginaba que era el cambiante, pero tampoco iba a molestarme en confirmarlo o negarlo. –Y no tengo alergia a los felinos, aunque vistas sus ganas de reducirme a filetes pues me vendría bien que me la tuviera Lerka a mí.

En ese momento el estruendo propio de un estallido retumbó por toda la zona. Su origen: el puesto en el que acababan de timarme.
No había sido una explosión particularmente espectacular, pero había bastado para convertir el puesto en un futuro elemento decorativo de algún vertedero. Tampoco había heridos, con la excepción de un par de cejas en llamas propiedad del vendedor, que se encontraba tirado en el suelo y confuso. El gentío por su parte se dividía entre los sorprendidos, los molestos y los que se reían a carcajadas por el incidente.

Tras contemplar lo sucedido disimulé una sonrisa. "No haberme timado"

Noel atendió a la escena protagonizada por el vampiro ardiendo sin perder la expresión de jocosidad, aunque Gael se encargó rápido de extinguir el fuego.
—Es irónico que el extintor de incendios tenga el aspecto de uno —comentó enarbolando una evidente sonris sarcástica, girándose para hablar hacia los que tenía al lado.
No obstante, no dijo mucho más, pues aunque siguió prestando atención a aquella parte del grupo al ver como Jack se acercaba con su gato chupasangre y este no parecía muy contento de encontrarse en presencia de otro de su misma condición, Wen se había acercado a él y traía consigo comentarios que le hicieron devolverle en forma de sonrisa el tono sugerente que había empleado. Al menos los que antecedieron al beso, al cual había correspondido sin cortarse demasiado por estar en público.

—Puedes estar tranquila, hay bastantes más probabilidades de que me persigan para intentar matarme, sobre todo teniendo en cuenta mi trabajo, que para eso —le respondió rodando ligeramente los ojos aunque no sin cierto sarcasmo en el tono. No obstante, buscó instintivamente con la mirada la posible presencia de cierta licántropo, quien por suerte no parecía estar a la vista.

Lo siguiente que captó su antención fue una explosión. Aunque posiblemente había prestado más atención a los gritos que había provocado dicha explosión, la situación en la que se había quedado el puesto afectado no dejaba de ser un espectáculo curioso.
—¿Algún cliente insatisfecho? —comentó con diversión.
El incidente casi pareció marcar el inicio del próximo combate, que para suerte del draco no era su turno ni tampoco el de alguien cercano. Por ello, era la ocasión perfecta para volar a casa rápidamente y ponerse otra camiseta.

El viaje de ida y vuelta al cuchitril lo efectuó rápidamente y para cuando volvió aún no había transcurrido ni la primera mitad del combate entre el piromante y el guerrero, que eran los que se enfretaban en la arena en aquel instante.

No respondió de forma clara a cuál era la procedencia del fuego, lo que le dejó un tanto extrañado «si de repente te arden los bolsillos no tienes claro por qué, no sueles estar así de tranquilo».
―Yo que tú tendría cuidado, se empieza así y se acaba como yo. Lo sé por experiencia propia ―dijo, señalándose. Recordaba bien cómo habían empezado a saltar chispas y pequeñas llamas por todo su cuerpo durante su primera Luna. Eran tiempos que prefería no evocar en ese momento, así que apartó ese pensamiento y soltó una risilla.
También habían llegado Jack con su gato y un niño al que tardó varias frases en identificar como DL. Había saludado a ambos alzando la mano y se quedó mirando cómo bufaba Lerka. «A lo mejor está nervioso porque hay mucha gente alrededor».

Fue mientras miraba al gato cuando sintió el estruendo del puesto que estalló y se volvió rápidamente, llegando a ver cómo saltaban por los aires varios objetos. Abrió los ojos sorprendido y miró alrededor, tratando de averiguar qué había pasado, pero todo el mundo estaba mirando, quieto o corriendo hacia el puesto.
―Apuesto que a ese tipo se le daba bien hacer enemigos, porque un vendedor de bombas aquí como que no ―comentó, alzando una ceja. Hablando de cejas, las del tendero ardían, y al fuego fatuo acabó escapándosele una risa que tuvo que transformar en bufido antes de ahogarla.
Después, pensó en lo peculiar que era que se hubieran dado dos incidentes pirotécnicos seguidos. Pudiera ser que hubiera un pirómano suelto por el coliseo, pero si a los incidentes le sumaba la indiferencia de Pablo ante el fuego de sus bolsillos, solo le quedó dedicar una mirada dubitativa y escéptica al vampiro y al puesto alternativamente.

El joven que se nos acercó apestaba a cambiante, y como sólo conocía tres, era obvio que era DL. Me había empezado a alejar del vampiro tras su explicación, pero el otro se dirigió entonces a mí y le sonreí mostrando los colmillos. Al girarme hacia él, Lerka cambió de objetivo y decidió que su nueva presa fuera el cambiante. Más razón para alejarme un poco.

—Lerka, sí, aunque yo diría mejor Bestia o Fiera—bromeé entre risas—Creo que si le das la oportunidad, te dejará bien seco en cuanto te hinque los colmillos. Y es comprensible, ya que no ha probado aún la sangre de cambiante. ¿A que es una monada? Misu, misu, ¿quieres irte con el bonito de DL, Lerka?—tonteé con la fierecilla, en broma pero acercándolo al cambiante.

Vaya que si quería irse, pero directo a su cuello. Finalmente me alejé, el gato bufó y intentó arrear un zarpazo, pero sólo tocó humo. Libre, la fiera se lanzó a por las piernas de DL pero volví a cogerlo.
—¿Sabes, novato? En mi mundo decían que las mascotas se parecen a los dueños. Ten cuidado—me despedí, pícaro.

Y de nuevo me intenté alejar. Lo habría terminado de hacer si algo no hubiera explotado a mi espalda. Un tenderete de apuestas, para ser exactos. Negué varias veces con la cabeza y me volví a sentar.

Poco después de empezar el combate de Dirke, el draco volvía con una camiseta nueva. Antes, a su llegada tras su combate, me había callado, quizá por Wen, pero no iba a dejar pasar una segunda ocasión.
—¡Eh! ¿Qué blasfemia es esta, cubrir semejante cuerpo con telas tan vulgares? Qué mal, qué mal...—bromeé.

La respuesta de Pablo no tardo en llegar, aunque no explico realmente demasiado, dejando mas incógnitas que otra cosa. De todos los posibles lugares arder que te ardieran los bolsillos, daba que pensar. 

Su pregunta dirigida al vampiro y a su gato atrajo la atención de ambos y la pequeña fiera aprecia cambiar su visión de almuerzo del otro vampiro a el mismo algo que mas que echarlo para atrás, hizo gracia al cambiante. A pesar de querer dejarlo mas seco que el papel de lija, le aprecia sumamente adorable.

-No creo ser especialmente apetitoso, pero quien sabe tal vez me vuelva adictivo- bromeo mirando tanto al vampiro como al pequeño felino que luchaba cual fiera en un intento de lanzarse sobre el, teniendo que trastabillar hacia atrás para alejarse cuando el vampiro se convirtió en humo  y el gato acabo liberado. Por suerte el otro fue mas rápido o ya no tendría piel en las piernas-wooo que mono, me quiere comer...-murmuro divertido al ver al felino todo inquieto, mirando al vampiro ante su comentario pícaro que capto sin mucho problema- Pues, teniendo en cuenta quien son los otros dos cambiantes, como no la probéis de mi no la probareis en la vida...a no ser que surja otro en la próximas lunas, claro. -añadió con un tono con doble intención y cierto humor, encogiéndose de hombros. A decir verdad se preguntaba si su sangre podría haber cambiado de saber, al igual como lo había hecho de color y siendo cambiante y dado que todo los seres vivos tenían diferente sangra, se preguntaba hasta que punto podría cambiar la suya. Mera curiosidad banal.

Una explosión lo saco definitivamente de sus pensamientos por derroteros extraños, frunciendo el ceño con incredulidad al ver a un tipo luciendo un bonito look de cejas incendiadas y y rostro estupefacto. Dos personas en llamas en apenas minutos, era demasiada casualidad "O alguien esta bromeado con explosivos y fuego y tiene objetivos dispares...o ya sabemos de donde salio el fuego de Pablo" pensó entretenido mientras volvía al grupo del cuchitriles.

Zmey había buscado un buen sitio para ver el combate de Giz, tenía curiosidad por verlo en acción sin tener que enfrentarse a él. En cuanto vio al dragón se quedó embelesado. Las hienas eran las únicas creaciones que había visto del genemago, y ver a un objeto de su última obsesión en vivo y en directo, y cubierto en llamas le dieron ganas de bajar a la arena y acariciarlo. << Además, yo puedo.>>

Por supuesto, quedó horrorizado cuando Jack hizo explotar al dragón, y empezó a murmurar insultos por lo bajo, prendiéndose fuego inconscientemente. El vampiro ahora le desagradaba aún más.

-Uff... este va a necesitar un buen abrazo y un dulce para apaciguarlo cuando suba- comentó Nasher, encaramado en un asiendo al lado del piromante- Será mejor que vaya a comprárselo o se comerá a alguien por el camino. Tú anímate, chaval.- le dijo a Zmey, dándole una palmada en la espalda.

Zmey decidió seguir a Nasher, que fue a buscar a Yoel. Les costó dar con él, pues Yoel había salido corriendo para huir de Zmey, pero no pudo esquivar a Nasher. El piromante no hizo ningún comentario al respecto y dejó que siguiera trabajando.

Nasher compró magdalenas con fruta confitada y unas brochetas de buñuelos recubiertos de chocolate que le habían hecho gracia. Los había dulces y otros con chocolate amargo y picante para él, que a diferencia del genemago no era demasiado fan del dulce.

-Ofrenda de paz- le dijo a Giz cuando lo vio aparecer, ofreciéndole las chucherías. Zmey permaneció en silencio detrás de la quimera, sin tener muy claro si podía decir algo.

-Un cliente muy insatisfecho- Fue lo que acabé diciendo de forma impulsiva cuando Noel aventuró la causa de la explosión. Empecé a esbozar una sonrisa sin darme cuenta, y si tenía alguna cosa que decir no llegué a hacerlo, porque por un lado el draco se fue, algo que no me molestaba precisamente, pero lo que realmente me puso tenso fueron las miradas dubitativas que el fuego fatuo había comenzado a lanzarme tanto a mi como a la explosión.
Como respuesta instintiva lo mire de reojo de forma directa, como si dijera “¿Qué estas mirando?” a la vez que me daba cuenta de que había estado sonriendo disimuladamente, y deshacía dicha expresión de mi cara.

Wen se despidió de Noel cuando este decidió ir a cambiarse y se enfrascó en una conversación con Kaethe, por lo que ignoró la explosión del puesto de apuestas. Cuando Noel volvió no se le pasó por alto el comentario del vampiro.

- Aunque me cueste, he de decir que tienes toda la razón de este mundo, Jack.- afirmó cuando el vampiro piropeó al draco.- Pero mantén las manos donde pueda verlas o pasarás el resto del torneo metido en una cabina de bronceado. Al máximo.- amenazó mientras abrazaba a Noel sin dejar de mirar al vampiro con sonrisa inocente.

Noel le dirigió una mirada asesina, aunque carente de seriedad, al vampiro cuando este se acercó exclusivamente para tocarle las narices.
—¿Cómo te atreves a decir que mi camiseta es vulgar? Has hecho sentir mal a un pedazo de tela fabricada con a saber cuántos cadáveres de plantas del algodón. Debería darte vergüenza... —le replicó enseguida al vampiro meneando la cabeza con desaprobación—. No, en serio, esas mentiras solo se las permito a Wen —añadió poco después conteniendo una risotada en un bufido.
La mencionada le abrazó poco después, amenazando también a Jack a su manera y Noel se limitó a sonreír con diversión, a pegarla más a él y a observar al vampiro con evidente sarcasmo en su expresión para terminar enseñándole la lengua justo antes de dejar de prestarle atención por completo.
No obstante, tuvo que volver a prestársela porque fue entonces cuando lo llamaron a combatir, al término de la anterior lucha, y su oponente era nada menos que Giz.


Tras el combate, el draco observó la vuelta del asreniano, a quien suponía muy cabreado por lo que le había sucedido a su dragón. No obstante, dejó que Nasher fuese el primero en manejar la situación y se mantuvo al margen por el momento observando tanto al goliat como al alemán.