Gradas

Wen chasqueó la lengua al no oír su nombre entre los ganadores. En realidad, no se encontraba molesta, cosa que habría pasado si su contrincante hubiera sido otro, pero había perdido contra Noel y eso no hacía que su ego se desinflara, sino que aumentara. Vivía los triunfos de su pareja como si fueran suyos.

La vouivre saltó al asiento de al lado de Noel y le pasó un brazo por los hombros apretándolo contra sí.

- Eh, grandullón, parece que me has ganado. A mí y a todos.- rió la británica.- ¿Qué te parece si te pido la revancha y lo celebramos en un campo de batalla que domine más que este?- le susurró.

Apenas fue consciente de la mano que Gael le puso en el hombro y continuó sumido en sus pensamientos, todavía tratando de asimilar la información. Dedicó un seco “gracias” a las felicitaciones que se sucedieron de la mano de Jack y otros pero apenas se inmutó hasta que Wen no se sentó a su lado y le pasó un brazo por los hombros. Aunque tardó unos breves instantes en reaccionar, Noel le devolvió el gesto abrazándola, apoyando la cabeza en uno de los hombros de la vouivre. Esbozó una leve sonrisa entonces tras sus palabras.
—Eso parece, sí… —respondió a su apreciación—. Pero no me hagas eso. No me ofrezcas algo así cuando estoy tan roto que se me desprenderá la cabeza si asiento con demasiada vehemencia —articuló con deje sarcástico—. Es como colocar un pastel de chocolate en las narices de alguien que está a dieta —continuó de la misma manera—. De todas formas pienso dejarme caer –posiblemente de forma literal- por tu cuarto después de cenar.

Se levantó del asiento finalmente, tan agotado como antes pero con una tenue sonrisa colándose entre su expresión seria y reaccionó por fin felicitando a todos los conocidos que se encontrasen a su alrededor.
—Eh, Jack —llamó al vampiro en cierto momento. Había escuchado la burla del poltergeist y los comentarios del alemán al respecto—. La próxima vez asegúrate de ganar, me has faltado tú —le dijo, refiriéndose a que se había enfrentado a todos sus amigos que se habían apuntado salvo a él, sin rastro de burla tras colocar brevemente una garra sobre su hombro antes de girarse para buscar a otro.

Se encontró con Giz y su felicitación. Además de unas palabras que le hicieron resoplar internamente y negar levemente con la cabeza mientras recuperaba la misma expresión seria que al principio.
—Por vosotros seguro —le replicó aunque sin añadir el resto de la frase. No obstante, lo siguiente que hizo el sueco fue adelantarse en la vuelta al cuchitril y dirigir los pasos hacia la salida del anfiteatro.

Sigue en el Cuchitril.

Antes de irme a buscar a Norou y Erika, Noel fue el último en dirigirse a mí. Por un lado me sentó bien, pero por otro mal. Había deseado lo mismo que él hasta el último combate, pero no había tenido lugar en la primera. Ni en la segunda... Y en la tercera por mi estupidez ya no habría oportunidad de.

—De la que te has librado... No, ahora en serio... No ha podido ser, lo siento... Pero si nos apuntamos al próximo Torneo, nos veremos.—le respondí, imitando su gesto antes de marcharme.

Sigue en el Burdel de Dama Espasmo

Aunque solo hubieran sido dos peleas, estaba agotado. Les había chocado la mano con efusividad a sus dos amigos después de cada combate y, mientras esperaban los resultados, era un manojo de nervios. Se había esforzado, ellos también. Seguía sin tener ni idea de qué nombres serían los que se anunciarían en breve. Era todo sonrisas para contrarrestar los nervios, y el anuncio lo pilló dando cuenta de una bolsa de cartón llena de palomitas. Con los nervios de apartarla, se cayeron algunas entre los asientos. Miró tanto a Giz como a Noel y de reojo a los demás en cuanto sonó la voz de Miseria –recordando brevemente y con guasa el momento en que les dejó la revista para los frivys–. Esta vez no cruzó los dedos y no bajó la mirada, pero temblaba como una hoja con la emoción, y se reflejaba en un vaivén bastante curioso y atípico en sus llamas.

Duelo mágico lo dejó sin habla. Seguía sin habla cuando llegaron a pelea libre y volvió a escuchar su nombre. Titubeó un par de veces, sin ser capaz de exclamar de júbilo como la vez anterior, pero debido a la sorpresa. No contaba con ganar los dos. Empezó a mirar intermitentemente a los cuchitrileros y por fin consiguió esbozar una amplia sonrisa.
―Hostia ―logró decir. Con una carcajada se acercó a chocar manos nuevamente con Noel y Giz. Pero se reía por algo en lo que acababa de caer―. Deja vu para la siguiente ronda. ―No sabía qué más decir. Ya lo había dicho todo antes de los resultados. Que se había divertido en los combates, que lo habían hecho genial y, por supuesto, que le daba igual quién ganase.
―¡Esta noche cena a lo grande! ¡Hemos llegado tres a la final! ―empezó a exclamar con alegría, sin dirigirse a nadie en particular. No había pensado en ello durante la ronda anterior, pero ahora como mínimo dos cuchitrileros tenían que ganar algo por fuerza. Si aquel torneo no los daba a conocer, nada lo haría. Estaba muy contento de haber llegado a la final, y ya no importaba demasiado si pasaba de allí o no, sobre todo porque sus dos contrincantes eran huesos duros de roer, pero también gente que quería ver ganando tanto como a sí mismo.

Por primera vez al escuchar los resultados durante el transcurso del torneo, sonrió. Podría resultar hasta irónico ya que había perdido un combate por primera vez, pero después de haber estallado por completo al final de la segunda fase y de haber hablado con sus amigos, ya no se sentía tan presionado como antes y por eso pudo permitirse alegrarse por los que sí había ganado, que no eran pocos de todas formas. De hecho, el sueco se sentía más que satisfecho habiendo llegado tan lejos en una categoría en la que probablemente nadie hubiese apostado nunca por una criatura con su nivel de magia.

—Un placer haber perdido contra ti —le dijo a Gael mientras se daban la mano, esbozando una amplia sonrisa—. Al menos tanto Giz como yo tendremos la oportunidad de empatar los resultados —respondió al comentario del español sobre el déjà vu. Se giró para felicitar también al goliat por su victoria—. Enhorabuena a ambos. Así me gusta, que demostréis que sois los mejores.
Fuesen cuales fuesen los resultados de la final del torneo, las cosas pintaban realmente bien para los cuchitrileros. Noel se permitió sentir una pequeña satisfacción al ser consciente, por fin, de que estaba contribuyendo a ello.

Los resultaros no sorprendieron al goliat, que los escuchó con una sonrisa en la cara. De todo lo que había hecho en sus dos duelos solo se arrepentía de haberse comportado como un inmaduro con el helión. Había necesitado pensarlo en frio para darse cuenta. En el momento que lo hizo no podía sentirse mejor. En cuanto a la victoria de Gael, Giz no podía estar más de acuerdo.

—Digo lo mismo que Noel, Gael —añadió el goliat—. Enhorabuena a los dos. Ahora ya sabéis lo que nos toca: hacernos con el premio —y al final no pudo evitar bromear, cosa rara en él—. Lástima que Tocino todavía no esté listo. Nos vendría bien para celebrar esto... —como siempre, que bromeara no significaba que lo hiciera bien. Esta vez no fue distinto y acabó divagando—. O incluso para la final, que por sentido común, es 100% seguro que caerá un ganador en casa.

Shizel estaba de mal humor, y no se estaba concentrando mucho en el libro que se había llevado para leer. No entendía qué sentido tenía que hubiesen convocado la presencia de todos los participantes en el anfiteatro el día de la final. ¿Qué, querían repasarle por la cara que le habían descalificado?
Frunció el ceño cuando la voz de Miseria resonó por las gradas, y se centró con más encono en el párrafo que estaba desgranando. ¿Por qué tenían que anunciar Duelo Mágico primero?

Su primera reacción al oír su nombre como mención especial fue, irónicamente, quedarse helado, sin comprender. La segunda, recuperar recelosamente el pedacito de su autoestima que la derrota frente a Noel le había quitado. La tercera, júbilo.

Su actuación había valido la pena lo suficiente para que los jueces se hubiesen fijado en su desempeño. De alguna forma, lo había hecho bien, no era un negado para la magia como había llegado a creer cuando había perdido. ¡Había tenido posibilidades sólidas, las había tenido!

Bajó de las gradas casi a saltos, en dirección a la zona donde debía reclamar el premio. Mientras tanto buscaba a alguien entre la multitud, quien había sido la otra mitad de la razón por la que se había personado ese día en el anfiteatro. Karime sí había llegado a la final, y había acudido a apoyarla.

-¡Ka!- la llamó en cuanto atisbó su cabeza morena, mientras se abría paso entre la gente para alcanzarla-. ¡Felicidades!
Una mención de honor no era lo mismo que ganar, y Shizel estaba seguro de que hasta cierto punto la libense estaba decepcionada. Quizá porque él estaba en la situación lo comprendía perfectamente. Pero la licántropa había llegado lejos, y el skrýmir no iba a escatimarle un abrazo de felicitación.

Karime escuchó al anuncio en silencio y con la vista fija en el palco del Consejo. No le extrañó no oír su nombre como vencerá, pero si se sorprendió al oír su nombre como mención especial. La licántropa bufó, sonrió resignada y aplaudió. No le quedaba otra cosa que hacer y, aunque a su orgullo le doliera, era un resultado más que lógico. “Fui la única novata que llegué a la final.” Se recordó y aquello fue suficiente. Además, aquella mención especial en pelea libre le decía que había sido una rival dura y peleona y aquello la enorgullecía.

- ¡Perlita!- le saludó abrazándole de un salto.- No está nada mal para un par de novatos, ¿eh? – la loba revolvió el pelo del idrino con una mano y saltó de su abrazo.- No pensemos en la derrota sino en las palizas que hemos dado. Propongo hacer una fiesta un día de estos en la taberna porque cualquier excusa es buena.

Shizel la cogió al vuelo. Podía ser bien una tendencia adquirida antes o bien de después de la Luna, pero la licántropa tenía la costumbre de abalanzarse sobre la gente.
-Hemos sido novatos peleones- coincidió cuando Karime se bajó-. A la próxima daremos aún más guerra. Y deberíamos hacerlo, sí- aún le escocía haberse perdido la última fiesta mientras estaba en Idris-. De momento te invito a una copa esta noche, en cuanto hayas descansado un poco.

Se despidió de la libense, y unos minutos después se marchaba del anfiteatro con una bolsa tintineante de monedas al cinto.