Torreón Maciel (Archivo II)

Recuerdo del primer mensaje :

Llegue al torreon seguido de Hannah que extrañamente parecia preocupada por mi, pero eso ya daba igual esto era ridiculo, estaba encerrado en una pesadilla de la que no podia despertar, asi que ¿Que mas daba si me mataban o no? Asi despertaria no? JAJAJAJAJAJJAJAJA
-Asi que este es el torreon......
Entre dentro de este, estaba en un estado bastante malo, no queria imaginarme que habia pasado ahi y menos lo que iba pasar, pero que mas daba total esto era ridiculo, no podia estar pasando...o si?
-HAANNAH! Lo hemos encontrado-dije

Habia estado trabajando en el estudio junto con Alphonse un buen rato, la tranquilidad nos fue arrebatada por Hannah, la joven habia estado bastante ausente estos dias, al menos eso pensaba yo, la tranquilidad que se respiraba, a pesar de los dos nuevos inquulinos no podia ser normal, asi que ahi estaba, Hannah, licencia para gritar

-Hola Ha...-dije
No pude acabar la frase, Hannah se me adelantó con un rapido saludo a Alphonse, esos dos, tienen futuro, mejor me iba y los dejaba a solas, con un sonor estruendo al cerrar el libro cuya escritura estaba intentando descifrar me despedí de ellos

-Bueno, me tengo que ir, habia pensado en investigar un poco el torreón, os dejo solos, adiós

Iba a añadir "que os divirtáis en mi ausencia" pero el grito de Hannah habría hecho explotar mis oidos, en realidad no quería irme, queria quedarme y pasar un rato con ellos, pero creo que lo mejor para ellos era estar solos, ademas Hannah no haría más que gritarme y eso habría sido incomodo para los tres, miré a Alphonse, ya era consciente de la envidia que le tenía por el caso qe le hacía Hannah, un sentimiento inusual en mi, apreté la mano, no debía tener envidia,debía alegrarme por él, bueno, mejor dicho por ella, había encontrado un amigo, alguien con quien hablar o a quien no gritar, y con suerte a...bueno, eso ya se verá, en definitiva debía alegrarme por ambos.
Salí de la habitación y me dirigí a mi cuarto, no tenía la menor intención de explorar el torreón, despues del entrenamiento estaba molido, asi que me tumbé con una sola pregunta en mi mente ¿Que hacer? Ya no estaba tan cansado, podría ir a entrenar otra vez...pero... sinceramente no queria, solo queria olvidarme de este mundo y evadirme de lo que estaba pasando...

Qué. ¿Cuándo ha entrado Hannah? O es que lleva todo el tiempo aquí, cosa perfectamente posible porque últimamente estoy en las nubes. No me centro en lo que tengo delante. Hannah realiza una pregunta y Mark hace como que huye pero de forma digna, despidiéndose y todo. Ese comportamiento esquivo de Mark con respecto a Hannah es, muy de vez en cuando, muy innecesario, aunque comprensible si lo veo desde su punto de vista. Tanto grito termina pasando factura en la psique del muchacho.

-¿El entrenamiento? Un suplicio. Ya me acuerdo porqué nunca destaqué en deportes. El trabajo físico no es lo mío.-le respondo a Hannah sin prestar mucha atención, lanzando uno de los cristales que no se enciende al aire y volviéndolo a recoger. Creo que es por estar tanto tiempo dentro del torreón.-Lo que necesito es salir a tomar el aire, por muy peligroso que sea. Y no me refiero precisamente al patio.

Tenemos comida que, racionada correctamente, podría durarnos para dos o tres días. Tenemos el tema del abastecimiento cubierto. ¿No podríamos alejarnos un poco de la zona del torreón para ver qué es lo que nos rodea? Esta rutina en la que llevo atrapado poco menos de una semana, de levantarme, mirar los cristales, comer, encerrarme en el estudio y dormir, me anula toda motivación. Claro que, qué motivación va a tener alguien en un sitio como este. Mires a donde mires no hay ni un solo paisaje mínimamente esperanzador.
Me dejo caer sobre el respaldo de la silla, haciendo equilibrios sobre sus patas traseras, mientras suelto un largo suspiro. ¿Dónde habrá ido a parar mi inventiva? ¿Me la habré dejado en la Tierra?

Por mucho que intento pensar en cualquier tipo de cosa interesante que hacer, tengo la mente en blanco por tiempo indeterminado. Yo vivo del aburrimiento. El aburrimiento es mi campo de trabajo. Puedo con todo el aburrimiento que me echen. Vamos, Alphonse, piensa...

Toima volvio del paseo algo desilusionado puesto que no se habian encontrado con ningun peligro en su camino. Eso era aburrido. Subio al poco de comer y, tras desnudarse, se volvio a dormir y tuvo otra pesadilla. Un astro enorme, negro como el abismo engullia toda la luz de su alrededor y lo sumio en las tinieblas. Ahí, las peores representaciones del miedo de Toima tomaron forma. Una hilera de cadaveres ambulantes le rodearon y, con los brazos en alto, se abalanzaron sobre el. Toima se defendio como pudo pero era cuestion de tiempo que fuera devorado por aquellas horribles criaturas.
Toima se levanto, sobresaltado, con un grito sordo. Se llevo las manos a la cara y rio. Habia sido un sueño. Salio fuera de su cama y comprobo como la mayoria ya se habian despertado. Bajo las escaleras adormilado, sin darse cuenta de que seguia desnudo. Entro a la cocina y ataco una de las cestas. Su alimentacion ahí no seria muy equilibrada al parecer. Suspiro y se fue a hacer sus calentamientos al otro sitio del di anterior. Ya entrado en calor se paseo por el torreon a comprobar el entrenamiento de cada uno de sus compaNeros. Salvo por alguna excepcion, la mayoria daban pena.
-No quiero ver esto-dijo Toima casi repugnado. Si en algun momento necesitase de su ayuda sabia que una panda de inutiles le respaldaria y el odiaba aquello.. Irrumpio en la armeria y cogio dos espadas cortas. Subio las escaleras, todavia furioso y, al llegar a las habitaciones cogio a Mark de la camisa y tiro de el hasta el patio donde le arrojo al suelo sin delicadeza ninguna y clavo su espada al lado de su cabeza.
-Corderito, levanta, vamos a hacerte lobo...-
El chico vacilo debido a la rudeza o celeridad de los acontecimientos y eso hizo que Tomia se enfadara aun mas. Tres cuchillos que tenia escondidos en el pelo fueron a parar peligrosamente cerca de donde estaba Mark y, tapado tan solo por su pelo, Toima bramo:
-NO TE QUEDES AHÍ PARADO O JURO QUE TE MATARE-desenvaiono su espada,dejando la otra clavada enfrente al chico.- Coge ese arma e intenta matarme RAPIDO-le ordeno.

Aún me encontraba tumbado tranquilamente mientras descansaba pensando en cosas que hacer en este extraño mundo cuando de repente, así sin más alguien entró abriendo la puerta sonoramente, cosa que me hizo desconcentrarme y olvidar mis pensamientos, me dirigí a ver quien era y que quería y ... bueno, me encontré con Toima, un Toima desnudo que se dirigía hacia mi rápidamente, lo primero que me pregunte fue que que hacia Toima aquí, y luego al volverlo a mirar que que hacia desnudo?

-Emm...Hola

Me cogió de la camisa y me llevó al patio, y luego de decirme una extraña frase, no sabia que responder, me quede pensando y empecé a abrir la boca y a cerrarla intentando decir algo, no tenía ni idea de lo que estaba pasando

Entonces Toima se sacó de su pelo 3 cuchillos y me los lanzó, al hacerlo me levante rápidamente, eso habia estado cerca, entonces empezó a gritarme que le intentará matarle o sino me mataba...yo, asustado a la vez que sorprendido cogí la espada del suelo y asenti con la cabeza, en otra ocasión me habría negado, pero era imposible que yo le matara, asi que cogi la espada y sin pensarlo dos veces me abalancé hacia él, el chico esquivó el golpe con facilidad, no me extrañaba yo no era muy buen deportista, bueno en realidad eso no era verdad, los deportes nunca me habian interesado, y por lo tanto nunca practicaba...todos mis entrenadores de educación fisica me decian que si entrenaba podia llegar a ser muy bueno en cualquier deporte...pero nunca me entrenaba....deje de pensar en eso cuando Toima me devolvió el golpe que yo pude con suerte parar con mi espada, me parecia mentira, se estaria dejando ganar, no, no creo....ya que haciendo una complicada maniobra dirigio la espada hacia mi, con suerte la esquive pero me hice un pequeño rasguño en el brazo, asi que contraataque con otra estocada, la cual el chico paró con mucha facilidad, yo estaba cansado, más bien agotado...no quería seguir con esto, aun así esperé a su siguiente movimiento...

Toima podia notar el miedo del chico a ser cortado. Temia a la espada como le temia a él. El miedo no es malvado. El miedo nos enseña nuestras debilidades. Ya veia como el agotamiento se asomaba al chico. Habia sido estupido de creer que lo lograria con tan solo un entrenamiento. Pero no se rendiria, alguien tendria que pararle los pies si alguna vez se fuera de control y pensaba en Mark como el candidato perfecto. Claro que esto no lo sabia nadie más que él. Sus movimientos, algo erraticos, comenzaban a cansarle y entonces decidio subir un poco más el ritmo. Volteó la espada por encima de los hombros y lanzó un mandoblazo lateral, dispuesto a cortarle en dos. O bien por suerte o por instinto de supervivencia el chico se agachó esquivando la hoja en ello y, en un arrebato de confianza contratacó desde abajo.
Pero ese último ataque fue frustrado cuando el puño libre de Toima le impactó en la mandíbula fuertemente, haciendole caer al suelo. La cabeza de Mark le daba vueltas y le dolia donde le habia arremetido el puño del Ulterano asi que soltó la espada. Increiblemente, parecia que el Ulterano solo habia usado un fragmento de su fuerza. Toima se agachó ante él y de cuclillas le puso la hoja en el cuello.
-Suelta tu espada y mueres. Tenlo por seguro.-le miró de arriba a abajo y vio que tenia tapada la herida de la mandibula.-Dejame ver...-le dijo apartando sus manos y auscultando la zona donde le habia impactado el puño. Hablando consigo mismo en casi un susurro y pasando sus finos dedos por cada una de los huesos circundantes a la herida. A Mark le recordaba a una vieja rezando un rosario hasta que finalmente escuchó un sonido seco y un dolor le sobrevino en la mandibula que se apartó al instante de Toima, quejandose de dolor.
-Escucha, tu problema es que te fijas demasiado en la espada. Tanto que le tienes miedo. Tienes miedo de cortarte con tu propio arma. No te digo que pelees como yo, pero has de tener en cuenta que en una pelea por la vida, todo vale. Probablemente el conde te diga algo parecido al honor o a los modales. Yo digo que si te encuentras en un apuro, sacale los ojos al cabronazo que quiera matarte.-río algo más cálidamente que de costumbre.- Tambien, otra cosa, con las espadas, todo el metal es un arma, tenlo en cuenta: Punta, filo, hoja, puño, empuñadura y culata. Debes de atacar con todo, pero con cierto orden, claro. Y ahí termina por el momento con la clase teórica.-Toima lanzó una mirada furtiva al chico que no se habia dignado a levantarse del suelo en toda su explicación.
-Vago, ¡en pie!-le ordenó tirando de su brazo y al instante Mark se volvio a quejar de la mandíbula.
-No es nada grave asi que...-empezó con tono cansado.
Se amable...se amable...
-Si quieres continuamos...-dijo entonces devolviendole el arma y haciendo parecer que le dolia el dejarlo en este momento. Si le obligaba a ir más allá, a superar sus propios límites, quizás un día llegaria a ser un lobo. Por el momento seguia siendo un cordero. Un cordero cansado sudado y lleno de miedo. Pero Toima sabia que ya cambiaria si siguiera entrenando con él.

Al agacharme e intentar contraatacar con la espada en un momento el el que incluso me emocioné, toda esa emoción se desvaneció de golpe(y nunca mejor dicho) al ver el puñó de Toima acercandose rapidamente hacia mí para aterrizar en mi cara, sentí un dolor seco, me caí al suelo casi sin darme cuenta, estaba mareado y todo me daba vueltas, comencé a toser fuertemente, me había hecho bastante daño, no sabía que pretendia hacer con todo esto, pero era mejor noponerle pegas

Cuando fui a comprobar si me habia hecho sangre Toima me contestó de nuevo, si apartaba la mano de mi espada me mataba, me quedé inmovil, ahora si que no sabía que decir, me acababa de quedar paralizado por el miedo, no me había dado cuenta de la situación hasta ahora, un loco me retenia en el patio para luchar conmigo a muerte, un escalofrio recorrió mi espalda como queriendo avivar mi miedo aun más

-Entendido.....

Toima fue recorriendo mi herida con su mano, nunca me habia hecho muchas heridas asi que nunca habia sufrido mucho este tipo de dolor...pero cuando lo sufria me mirdia la lengua, asi que asi lo hice hasta que llego a un punto a donde el dolor se hizo muy insoportable, y grite, me calle, debía hacerlo,me di cuenta de la situacion en la que estaba, un loco me tenia retenido para que luchara con él, pero no, no podia tener miedo, debía ser valiente, por todos y por mí principalmente

Asi que mi problema era que me fijaba mucho en la espada....ya veo, no sabia que le tenia miedo hasta ahora....pero estaba claro, no debia mirarla tanto

-Vale....-dije yo, en esta situación no sabía que más decirle

En lo ultimo no estaba de acuerdo, Vlad era raro, pero en cuestion de honor valia,y mucho, eso no se lo podia negar, aunque una nueva idea si que se habia metido en mi cabeza, en una batalla vale todo, por supuesto me negaba a hacerle eso que decia Toima a una persona, pero mientras no fuera algo tan curel y rastrero desde ahira lo haria, supongo...

Entonces Toima comenzó a decirme las partes de la espada, supongo que para algo serviria aprendermelas y luego me lanzó una mirada que no me gusto nada...

Me mandó que me levantará de malas maneras, me queje un poco con un gemido de mi mandibula... Al moverme me había hecho daño otra vez

Ahora lo pillaba, queria entrenarme, pero...¿Por que a mi? Bueno aunque me enxontrara mal sentia que podia esforzarme más, de todas formas ya estaba mal herido y aun asi antes luchando incluso me lo pase bien

-Si, claro, estoy preparado-dije, algo más seguro empuñando la espada con las dos manos

Tras pensarmelo con calma me lancé contra él intentando no mirar ni su espada ni la mía

Vladimir, que había estado entrenando cuando Toima y Mark entraron en el patio, observó con un leve interés el combate entre ambos.

Aunque supuso que aquello era un entrenamiento, el káiser no se andaba con chiquitas. Si no hubiera sido por los torpes amagos de parada de Mark, ya hubiera rebanado al muchacho cómo a la mantequilla. Aquel chaval poseía una fuerza nada desdeñable.

Confiaba en que no se pasara con el pobre novato. A él le habían enseñado así, sin contemplaciones, pero en ningún momento habían intentado hacerlo rodajas. Se acercó para poder observar el combate en primera línea.

Ciertamente tenía el ojo puesto más en Toima que en Mark. Observaba su técnica de lucha y la analizaba, tomando notas mentales. Nunca se sabía cuando debería verse cara a cara con él. Sería todo un reto, sin duda.

Era despiadado y brutal. No había demasiado estilo en su técnica, pero lo que le faltaba de estilo le sobraba en fuerza bruta. Cómo él, parecía que el káiser disfrutaba haciendo daño. Pero el hombre pez no se molestaba en disimularlo. Cómo sumido en un éxtasis de combate, lanzaba los potentes golpes a su objetivo con saña. Era evidente que, si uno de esos le acertaba a Mark en el brazo, podía ir despidiéndose de tenerlo pegado al resto de su cuerpo. No pretendía intervenir mientras no hiciera nada grave al muchacho. Sin excusa, no tenía razones para meterse en medio de aquel combate, que cada vez dudaba más de que tuviera un fin didáctico.

Finalmente, el corpulento humanoide encontró una brecha en la pobre defensa de Mark y aprovechó para asestarle un puñetazo devastador en la mandíbula, tirándolo al suelo. Fue entonces cuando se decidió por llamarle la atención. No vio le pareció un golpe demasiado honorable para terminar una pelea, aunque era evidente que debía acabarla usando aquel lapsus del muchacho para darle una lección. Aun así, le resultaba molesta la forma de llevar a cabo el punto y final de la reyerta. Podría haber sido algo más caballeroso. Aunque claro, aquello no era sino otra característica del estilo de combate de Toima.

-Señor Toima, le agradecería que mantuviera de una pieza a sus alumnos, si quiere que aguanten más de una sesión de entrenamiento. Nos son más útiles con todas las extremidades en su sitio.- comentó con un tono frío y seco, aunque educado.- No le digo que no sea duro en sus clases, pero me gustaría que no les agrediera. No es a ellos a quién tiene que matar, señor. Espero no encontrarme con gente con fracturas ni lesiones graves. Vivimos en comunidad, espero que no lo olvide. Aquí no tiene un rango superior a sus compañeros, y si los entrena es para ayudarlos, no para convertirlos en montoncitos de carne dispersa.

Se dio la vuelta para continuar practicando con sus nuevas armas. Justo antes de comenzar a andar, miró al muchacho por encima del hombro para hacer una última afirmación.

-Y, si no es demasiada molestia, sería de agradecer que se pusiera usted algo de ropa para tapar sus partes pudendas. No es que me escandalice, pero estoy seguro de que la señorita Lahey se sentiría más cómoda si no hubiera un hombre paseándose en cueros. Ya sabe, es una mujer de carácter temperamental y no nos interesa que se le trastorne el humor sosegado que lleva últimamente.

No había hecho comentarios acerca de la afirmación de Toima sobre su sentido del honor. No lo consideraba relevante. Él tenía muy claro que se podía matar a alguien sin dejar de ser educado y eficaz.

Toima sonrio al ver que Mark se abalanzaba sobre él. Con una parada desvio su filo y convenientemente lanzó su puño hacia la cara que Mark esta vez si esquivó pero el brazo no termina en el puño y Toima cerró su miembro sobre el cuello de Mark al mismo tiempo que le hacia una llave que le mantenia retenido y entre su brazo. Se giró en la dirección de Vlad y se dispuso a responderle.
-Ahi fuera no se van a preocupar de si les están haciendo daño.-dijo a la vez que apuntaba con el arma por encima del muro.-Mejor que se vayan acostumbrando al dolor.-
-Pero tranquilo, conde, al final del día estarán perfectamente.-dijo con una sonrisa despiadada mientras soltaba a Mark que se masajeaba el cuello por la presión.
-Continua atacando.-dijo mientras se giraba una vez más a Vlad. Mark vaciló, como pensando que el hablar con el conde le distraeria.-¡Venga!- le arrengó y Mark entonces se lanzó contra Toima que con un simple movimiento de pies se puso a su espalda y le golpeó fuertemente en la pantorrilla con la parte plana de la espada, haciendole trastabillar y caer al suelo una vez más.
-Tambien tengo que enseñarte a caer. Es fundamental.-luego se encaró una última vez hacia el conde, escuchando lo que decia. Al escuchar sus palabras se dio cuenta de que tenia razón. Estaba desnudo y aún no se habia vestido.
-Está bien, por hoy lo dejamos...Practica el hacer volteretas y entrena tus músculos, que son como el oxígeno para el guerrero, si fallan, palmas.-se revolvio el pelo y lanzó de mala gana la espada dentro de la armeria. Subio arriba y se vistio, no sin antes contar otra vez los cuchillos y tomarse una dósis y se quedó mirando afuera por una ventana, el viento meciendole el pelo mientras una música le relajaba.

Al lanzarme contra él me esquivó con facilidad y con su puño intentó darme en la cara de nuevo, por suerte esta vez pude esquivar el puño, pero, por desgracia no conseguí librarme de una llave que hizo despues para retenerme.
Vlad comenzó a hablarle sobre que me tratara mejor, pero Toima le contesto dejando claro que iba a hacer lo que le viniera en gana.
Mientras me masajeaba mi dolorido cuello Toima comenzó a gritarme de nuevo, asi que de nuevo me lance contra el, Toima con un agil e ingenioso movimiento me tiro al suelo y cai de mala manera, lo que ocasionó que me hiciera bastante daño. Por ello Toima me dijo que debia entrenar mi salto y también mi musculatura, asenti con la cabeza, luego Vlas le dijo que estaba desnudo, yo por precaución no le habia dicho nada, a lo mejor en un brote de locura me habría matado
Luego subió las escaleras algo confundido, yo estaba malherido y agotado, todo el cuerpo me dolia al moverme, decidi dejarlo por hoy, antes de irme me dirigi hacia Vlad, el cual habia intentado ayudarme

-Gracias,en realidad esto ha sido muy repentino y aun no se porque quiere entrenarme, asi que gracias por calmarlo

Subi las escaleras hasta llegar a mi habitacion, queria ir al estudio pero estaba demasiado agotado, asi que me tumbe y cerre los ojos

Mark se disculpa de forma muy tonta y se va. Frunzo el ceño... ¿Qué hace? Si ni siquiera le he gritado...
No sabría si decir que la situación es más o menos incómoda ahora que se ha ido. Sin embargo, la normalidad con la que Alphonse se ha ido me resulta tranquilizadora. Por fin algo normal desde que llegué.
-Yo debería practicar... -contesto, recalcando ese "debería"-. Sin embargo, supongo que soy demasiado vaga.
Entonces, escucho su propuesta, algo sorprendida.
-Bueno, quizás sería mejor aprender a defendernos... Pero sea como sea, no me parece mala idea. Al fin y al cabo, podríamos encontrar algo útil en el exterior, ¿no? Aunque sea información...
Él se deja caer sobre el respaldo, perdiéndose en sus pensamientos. Realmente, parece bastante cansado.

Vladimir escuchó el comentario de Mark mientras andaba hacia el lugar del patio desde dónde pretendía continuar su entrenamiento. No se giró para contestarle, pero lo hizo:

-No tiene nada que agradecer, se lo aseguro. Si en algún momento el señor Toima se excede con usted, comuníquemelo sin tardanza. Si no lo hiciera usted rápido, quizás para cuando quiera ayudarle ya esté usted distribuido por todo el torreón. Que descanse.

Y mientras el muchacho se perdía en el interior del torreón, Vladimir continuó entrenando. No tenía problemas para controlar la cimitarra ni la espada larga, ahora que se había acostumbrado a su peso y a su forma.

Sus dos grandes hoces también eran relativamente fáciles de utilizar. Su peso era muy reducido y por lo afilado de su hoja supuso que el arma estaba diseñada para cortar con mucha facilidad. Estuvo practicando con ellas. Se podían lanzar tajos rápidos y silbantes que hubieran segado brutal y precisamente al que hubiera recibido los golpes. Eran buenas armas. Rápidas y precisas. Estuvo puliendo su habilidad con ellas durante un buen rato.

Durante el entrenamiento, en un leve instante de descuido hizo que una de las afiladas armas se le escapara al conde de la mano durante uno de los golpes y saliera despedida hacia uno de los baños. La hoz voló veloz, con un movimiento giratorio en el aire muy preciso, para ir a clavarse con facilidad en la vieja madera del retrete del patio.

Observó lo sucedido con interés. Comprendió que aquellos chismes se habían desarrollado también para ser lanzados a parte de para el cuerpo a cuerpo. Cómo un bumerang, pensó. Un bumerang de los que no vuelven al ser lanzados, porque están clavados muy profundamente en las costillas de alguien.

Anduvo a paso tranquilo hacia el lugar donde su arma se había clavado y la sacó de su atolladero con cuidado. Guardó ambas en sus fundas y volvió al torreón, ligeramente cansado. Ascendió por las escaleras para llegar al estudio, donde sabía que estrían La señorita Lahey y el señor Blanc.

Se mantuvo en la puerta unos segundos, esperando y afinando el oído para saber si estaban haciendo algo que no debiera ser interrumpido. No tenía mucha experiencia en lo que a relaciones sentimentales se refería, aunque sería más apropiado que no tenía la más mínima idea. Pero el hecho de que todos comentaran que hubiera algo entre ambos le hizo tomar precauciones. Aunque la verdad es que no le importaba lo más mínimo, sería muy descortés por su parte interrumpir.

Cuando estuvo seguro de que no sucedía nada de relevancia en el interior del estudio, abrió la puerta y entró tranquilamente.

-¿Algún avance, señor Blanc?- inquirió de forma banal, suponiendo que la respuesta sería una negativa.

Hannah ha dado en el clavo, necesitamos información. Solo necesito una base. No puedo ponerme a hacer gestos y a decir incoherencias a ver si por la gracia de Santa Improbabilidad se manifiesta algún efecto mágico. Puede que tenga suerte, pero esto es otra cosa. Empiezo a hacer malabares con tres cristales con cuidado de no cogerlos por el lado que corta. A la segunda vuelta pierdo el ritmo y los cristales acaban esparcidos por la mesa entre los libros abiertos. Suspiro con resignación al tiempo que Vlad entra por la puerta del estudio exigiendo disimuladamente saber si tengo algún resultado para él.

-Nada. Ni sobre los libros ni sobre los cristales. No sé que hago viniendo aquí todos los días, en busca de alguna respuesta sabiendo que nunca voy a encontrar nada.-Le comento.- Claro que, "nada es imposible, solo poco probable". Sería más correcto decir que es muy poco probable que encuentre algo.

¿Quién me dijo esa frase? ¿Algún amigo? Ni lo recuerdo, ni me interesa en este momento. Aun por mi negativa a recordar, me viene a la mente que podría tratarse de aquel amigo londinense con el que contactaba a través de la red. Teníamos intereses comunes en el campo de las matemáticas y la física. Bah, lo que sea.

-Necesitamos fuentes de información externas al torreón. No puedo trabajar así, sin base ni apoyo. ¡Ni una mínima hipótesis! Creo que mi fugaz momento de gloria ha pasado tras la idea de los cristales-batería con remarcable celeridad.

Creía que se me había olvidado eso de emplear vocabulario culto. ¿Por qué dejaría de hacerlo? Ah, sí. Porque los demás me miraban raro, excepto Vladimir, que siempre te mira igual hagas lo que hagas. Eso sí, te acabas acostumbrando. Después del altercado del patio entre Toima y Vlad con Mark de por medio que he escuchado por la ventana tengo un mínimo de confianza más en él. La cortesía ante todo.

Estaba cansado y malherido, Toima me acababa de demostrar que para sobrevivir en este lugar tendría que sufir, mucho mas de lo que habia sufrido peleando con Toima esta tarde, eso estaba claro. Pero al fin y al cabo me tenia que hacer a la idea

Después de descansar un rato me levante y me dirigí hacia el estudio, ya era hora de hacer algo útil, antes de entrar al estudio pude oír a Alphonse indignado, decía necesitar fuentes de información externas, yo estaba totalmente de acuerdo, asi que entre por la puerta.

-Yo...yo estoy de acuerdo, creo que deberíamos ir a buscar información fuera del torreón. Estáis de acuerdo???-dije yo mirándoles atentamente

Me quede un rato pensando, la cara me seguia doliendo, y estaba agotado, lo mas aconsejable seria ir a explorar mañana, asi que espera a que me contestaroan cruzado de brazos y cabizbajo a causa del cansancio

Me despierto con un horrible dolor de espalda. He pasado toda la noche durmiendo en la pared del piso de los bichejos. Para desentumecerme me pongo a saltar de una pared a otra. No es un ejercicio demasiado difícil, pero aún así me canso bastante y tengo que bajar a por algo de agua. Cuando bajo al patio me doy cuenta de que es más de mediodía. He dormido demasiado.
Inmediatamente me dispongo a bajar a mi celda a por mis armas para entrenar, pero una curiosa imagen comienza a gestarse ante mis ojos y sonrío. Ja. Kaiser está entrenando a Mark; y con bastante dureza. No es que disfrute viendo cómo le da una paliza, pero ojalá el chaval se endurezca un poco. Vladimir llega antes de que el entrenamiento se ponga más duro. Mejor que mejor, porque no tenía ningunas ganas de intervenir.
Un rato después casi todos se concentran en el estudio, parece que están dialogando sobre algo. Subo y me encuentro a todos menos Kaiser hablando sobre salir a explorar. Bien.

-A mi me parece bien siempre y cuando todos toméis precauciones. No podéis ir como tontos, encontraros con algo o alguien y "monstruo-palo-¡a pegarle! Vamos, digo yo.

Nuestra desaforada carrera pronto nos lleva a calles conocidas. Concretamente aquel laberinto de calles donde solíamos aprovisionarnos de comida cuando vivíamos en Maciel. A lo lejos ya se puede divisar el torreón. En un mudo acuerdo, los que antes vivíamos allí, nos dirigimos sin pensarlo dos veces hacia el torreón. Nuevamente encontramos la salida del laberíntico barrio, barrio de los callejones sin salida según consulté más tarde en el mapa, un nombre muy apropiado, gracias a la guía de Giz y Caillech. Agotados llegamos a las puertas del torreón.

-Ah... ah... no paramos de encontranos con cosas peligrosas... -digo entre jadeos mientras intento recuperar aliento apoyado en la puerta de Maciel-. Bien, ya que estamos aquí habrá que hacerles una visita. Además seguro que no han ido nunca a la biblioteca ni habrán hecho magia. ¡Van a quedarse alucinados cuando vean lo que podéis hacer!
Mire a Giz y Cai con preocupación al recordar a Sezk, esperaba que no les importunase demasiado tener que volver a verle.
Nuevamente entusiasmado llamo a la puerta del torreón fuertemente.
-¿Se puede? ¿Hay hueco para viejos habitantes de este torreón? Bueno, y para una chica nueva también -añado al recordar que Mánia era la primera vez que venía.

Mis pies me llevaban hacia la seguridad, lejos de aquel ser que de seguro querría darnos muerte como todos los que ya habíamos visto hasta el día de hoy, este no sería de menos. Estaba segura de que en la mente de los demás estaría rondando una idea similar, la idea de que eramos como imanes para aquellos extraños monstruos. ¿Es que acaso teníamos un cartelito en la frente que ponía que eramos comida andante para ellos o que? Lugar al que ibamos, lugar que nos encontrábamos con ellos. Parecían una plaga y nosotros estabamos en su punto de mira según parecía, por desgracia. Con lo fácil que habría sido sobrevivir en este mundo sin ellos, pero ¿cuando había sido la vida fácil para mi? Jamás. ¿Por qué debería comenzar a serlo ahora entonces? No tengo una razón para ello. Para lo que si tenía era para otra cosa. Era normal que hubiera aquellos monstruos pululando por ahí si la intención de los habitantes de este mundo era seleccionar los mejores de cada grupo que traía a este mundo. De no ser así esto no tendría sentido todo esto, este mundo pronto se llenaría de gente débil, lo que sus habitantes parecen intentar evitar con esta prueba. Lo único era que su método de selección era muy drástico en mi opinión. O sobrevivias o morias en las fauces de algún ser. Drastico pero eficas, si señor.

Comencé a correr situandome, junto a Giz, delante de nuestro grupo, liderando a los humanos por las calles y callejones hacia el lugar donde podríamos estar a salvo nuevamente gracias a nuestro olfato. Mientras corríamos seguí el familiar olor que desprendía el torreón en que nos habíamos resguardado hasta que decidimos partir a buscar nuestra suerte en el otro. ¿Como había dicho Noel que se llamaba? ¿Torreón Maciel? Creo que si.

A la velocidad que ibamos, gracias a la fuerza que nos daba nuestras ganas de vivir para ver nuevamente el amanecer, pronto vimos aparecer la familiar figura del torreón delante nuestro. Al llegar a su puerta Noel llamó a la puerta para que nos abriera, pero no antes de fijarse en Giz y yo. Estaba claro que se preocupaba de nuestra reacción cuando volviesemos a ver al maldito Ranta, Sezk. En mi cara apareció el reflejo de mi odio y asco hacia aquel ser. Por lo menos estaba en la celda, los de la torre no habrían sido tan estúpidos como para dejarlo en libertad. Sabían tan bien como yo el peligro que representaba.

Empecé a dar fuertes golpes en la puerta impaciente. No quería arriesgarme a que el ser que vimos nos atacase en aquellos momentos por haber esperado a la cortesia de los que ahora vivian en aquel torreón. Es cierto que cuando vi a mi alrededor no vi a aquel ser, pero que no pudiera verlo no significa que no este allí ni que pueda matarnos. No quería arriesgar mi vida, era demasiado valiosa para mi.

Esperé en la entrada a que nos abrieran la puerta los que se encontraban en su interior de una vez, mientras empezaba a guardar mi daga en su lugar, con una sonrisa dibujada en la cara tras esquivar a la muerte una vez más. Eso era motivo de alegría para mi. Tener un día más siempre me levantaba el animo un poco. Había aprendido a alegrarme por victorias como esa en mi tiempo en el desierto, donde no es que hubiese muchas razones para estar ni contento ni alegre por nada.

- Por supuesto que nos harán un sitio, Noel, son todo corazón, ¿verdad humanos? - grito para hacerme oir, donde quiera que se encuentren podrían oirme perfectamente - ¿Hola? ¿Y el comité de bienvenida? ¿No vendreis a saludar a vuestros antiguos compañeros de torreón o que?

La pregunta fue interrumpida por el sonido de voces que en hace poco me habían sido familiares, Noel me llamaba, pidiendonos que le abrieramos.
Emocionado por reencontrarme con ellos baje las escaleras a toda prisa, tanta, que me tropecé un par de veces. una vez en el piso de abajo corrí hacia el portón y lo abrí rapidamente, tenía muchas ganas de verlos, ademas estaba preocupado, era muy raro que se presentaran aquí sin haberles pasado nada, algo me decía que era más que una simple visita
Cuando abrii el portón los vi a todos, allí estaban sanos y salvos, Noel, Alicia, Giz...y ¿quien era esa chica? No la había visto antes, era algo menuda, vestia principalmente de negro y llevaba piercings en la boca, no la había visto ni en las mazmorras ni en ningún lugar de Rocavarancolia, debía de habersela encontrado explorando, por suerte para ella, parecía simpatica, a pesar de la apariencia pensaba que era buena chica.

-Hola a todos, por supuesto que podeis quedaros,y bienvenidos al Hotel Maciel-dije yo sonriendo

Pocas veces había hablado con tanta facilidad, pero me sentía feliz, estos ultimos días sin ellos habían sido en mayor parte horrorosos, sobre todo el de hoy, Toima me había dado una paliza, y me había hecho una herida, que tardaría bastante en cicatrizar, que ahora que lo pensaba, mis pintas eran horrorosas, entre la herida y el pelo taan despeinado que llevaba....menos mal que la ropa que llevaba ya no estaba sudada, bueno, no tanto...que vergüenza que me vieran asi...
Luego, miré a Mania, aún no me había presentado, y justo en el momento que iba a presentarme toda la confianza que tuve al decir la anterior frase desapareció como por arte de magia, se me daba fatal tratar con gente que no conocia...

-em...Hola, mi nombre es Mark, encantado de conocerte-dije intentando sonreir todo lo posible y intentando no mirar al suelo

Después de la breve presentación les hice pasar a todos a la planta baja, a donde cada uno se acomodo como pudo

-todos vosotros podeis dormir en las habitaciones en las cuales habiais dormido anteriormente, Mania creo que hay mas de una habitación sobrante, así que elije la que más te guste-dije alegremente

Luego me dirigi al grupo entero, explicandoles la situacion, por supuesto sin Sezk, Toima o Hannah presentes

- Os explicare la situación, Hannah sigue igual de gritona, por supuesto, Vlad y Alphonse igual, lo más importante es que Sezk esta más calmado, aviso, no está encerrado, pero se le ve capaz de controlarse, y ademas de Mania hay un nuevo inquilino, Toima, un kaiser o algo así, tanto o más peligroso que Sezk, me lo ha demostrado personalmente-dije señalando la herida que me habia hecho en la cara- Pero, tambien me ha demostrado que se puede confiar en él, eso si, en cierta medida, pensamos que se esta tomando unas pastillas para controlarse, sin ellas se volveria loco, estamos buscando un remedio, aparte de esto, hemos dwscubierto que los cristales son fuentes de energí-hice una pausa-...y que con ellosmpodriamos hacer magiaa-murmuré