Torreón Maciel (Archivo II)
+10
HurzaComeojos
Soñador
Yber
Vlad
Giniroryu
Alicia
Shylver
Martalar
Caillech
Sevent
14 participantes
- Sevent
Ficha de cosechado
Nombre: Abel
Especie: Humano español
Habilidades: Intuición, imaginación y velocidadPersonajes :
Abel: humano español (1,90m)
Unidades mágicas : 5/5
Armas :
Abel: su arrolladora personalidad
Torreón Maciel (Archivo II)
05/11/11, 11:42 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Llegue al torreon seguido de Hannah que extrañamente parecia preocupada por mi, pero eso ya daba igual esto era ridiculo, estaba encerrado en una pesadilla de la que no podia despertar, asi que ¿Que mas daba si me mataban o no? Asi despertaria no? JAJAJAJAJAJJAJAJA
-Asi que este es el torreon......
Entre dentro de este, estaba en un estado bastante malo, no queria imaginarme que habia pasado ahi y menos lo que iba pasar, pero que mas daba total esto era ridiculo, no podia estar pasando...o si?
-HAANNAH! Lo hemos encontrado-dije
Llegue al torreon seguido de Hannah que extrañamente parecia preocupada por mi, pero eso ya daba igual esto era ridiculo, estaba encerrado en una pesadilla de la que no podia despertar, asi que ¿Que mas daba si me mataban o no? Asi despertaria no? JAJAJAJAJAJJAJAJA
-Asi que este es el torreon......
Entre dentro de este, estaba en un estado bastante malo, no queria imaginarme que habia pasado ahi y menos lo que iba pasar, pero que mas daba total esto era ridiculo, no podia estar pasando...o si?
-HAANNAH! Lo hemos encontrado-dije
Ven conmigo,Ven conmigo por la ciudad,ven conmigo, desatemos un vendaval, esta noche, no me importa lo que dirán
- Sevent
Ficha de cosechado
Nombre: Abel
Especie: Humano español
Habilidades: Intuición, imaginación y velocidad
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
15/12/11, 02:23 pm
Estaba cansado y malherido, Toima me acababa de demostrar que para sobrevivir en este lugar tendría que sufir, mucho mas de lo que habia sufrido peleando con Toima esta tarde, eso estaba claro. Pero al fin y al cabo me tenia que hacer a la idea
Después de descansar un rato me levante y me dirigí hacia el estudio, ya era hora de hacer algo útil, antes de entrar al estudio pude oír a Alphonse indignado, decía necesitar fuentes de información externas, yo estaba totalmente de acuerdo, asi que entre por la puerta.
-Yo...yo estoy de acuerdo, creo que deberíamos ir a buscar información fuera del torreón. Estáis de acuerdo???-dije yo mirándoles atentamente
Me quede un rato pensando, la cara me seguia doliendo, y estaba agotado, lo mas aconsejable seria ir a explorar mañana, asi que espera a que me contestaroan cruzado de brazos y cabizbajo a causa del cansancio
Después de descansar un rato me levante y me dirigí hacia el estudio, ya era hora de hacer algo útil, antes de entrar al estudio pude oír a Alphonse indignado, decía necesitar fuentes de información externas, yo estaba totalmente de acuerdo, asi que entre por la puerta.
-Yo...yo estoy de acuerdo, creo que deberíamos ir a buscar información fuera del torreón. Estáis de acuerdo???-dije yo mirándoles atentamente
Me quede un rato pensando, la cara me seguia doliendo, y estaba agotado, lo mas aconsejable seria ir a explorar mañana, asi que espera a que me contestaroan cruzado de brazos y cabizbajo a causa del cansancio
- HurzaComeojos
Ficha de cosechado
Nombre: Kromen Pietro (antes, Sezk)
Especie:
Habilidades: Salto, memoria y agilidad.
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
15/12/11, 09:04 pm
Me despierto con un horrible dolor de espalda. He pasado toda la noche durmiendo en la pared del piso de los bichejos. Para desentumecerme me pongo a saltar de una pared a otra. No es un ejercicio demasiado difícil, pero aún así me canso bastante y tengo que bajar a por algo de agua. Cuando bajo al patio me doy cuenta de que es más de mediodía. He dormido demasiado.
Inmediatamente me dispongo a bajar a mi celda a por mis armas para entrenar, pero una curiosa imagen comienza a gestarse ante mis ojos y sonrío. Ja. Kaiser está entrenando a Mark; y con bastante dureza. No es que disfrute viendo cómo le da una paliza, pero ojalá el chaval se endurezca un poco. Vladimir llega antes de que el entrenamiento se ponga más duro. Mejor que mejor, porque no tenía ningunas ganas de intervenir.
Un rato después casi todos se concentran en el estudio, parece que están dialogando sobre algo. Subo y me encuentro a todos menos Kaiser hablando sobre salir a explorar. Bien.
-A mi me parece bien siempre y cuando todos toméis precauciones. No podéis ir como tontos, encontraros con algo o alguien y "monstruo-palo-¡a pegarle! Vamos, digo yo.
Inmediatamente me dispongo a bajar a mi celda a por mis armas para entrenar, pero una curiosa imagen comienza a gestarse ante mis ojos y sonrío. Ja. Kaiser está entrenando a Mark; y con bastante dureza. No es que disfrute viendo cómo le da una paliza, pero ojalá el chaval se endurezca un poco. Vladimir llega antes de que el entrenamiento se ponga más duro. Mejor que mejor, porque no tenía ningunas ganas de intervenir.
Un rato después casi todos se concentran en el estudio, parece que están dialogando sobre algo. Subo y me encuentro a todos menos Kaiser hablando sobre salir a explorar. Bien.
-A mi me parece bien siempre y cuando todos toméis precauciones. No podéis ir como tontos, encontraros con algo o alguien y "monstruo-palo-¡a pegarle! Vamos, digo yo.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
16/12/11, 04:54 pm
Nuestra desaforada carrera pronto nos lleva a calles conocidas. Concretamente aquel laberinto de calles donde solíamos aprovisionarnos de comida cuando vivíamos en Maciel. A lo lejos ya se puede divisar el torreón. En un mudo acuerdo, los que antes vivíamos allí, nos dirigimos sin pensarlo dos veces hacia el torreón. Nuevamente encontramos la salida del laberíntico barrio, barrio de los callejones sin salida según consulté más tarde en el mapa, un nombre muy apropiado, gracias a la guía de Giz y Caillech. Agotados llegamos a las puertas del torreón.
-Ah... ah... no paramos de encontranos con cosas peligrosas... -digo entre jadeos mientras intento recuperar aliento apoyado en la puerta de Maciel-. Bien, ya que estamos aquí habrá que hacerles una visita. Además seguro que no han ido nunca a la biblioteca ni habrán hecho magia. ¡Van a quedarse alucinados cuando vean lo que podéis hacer!
Mire a Giz y Cai con preocupación al recordar a Sezk, esperaba que no les importunase demasiado tener que volver a verle.
Nuevamente entusiasmado llamo a la puerta del torreón fuertemente.
-¿Se puede? ¿Hay hueco para viejos habitantes de este torreón? Bueno, y para una chica nueva también -añado al recordar que Mánia era la primera vez que venía.
-Ah... ah... no paramos de encontranos con cosas peligrosas... -digo entre jadeos mientras intento recuperar aliento apoyado en la puerta de Maciel-. Bien, ya que estamos aquí habrá que hacerles una visita. Además seguro que no han ido nunca a la biblioteca ni habrán hecho magia. ¡Van a quedarse alucinados cuando vean lo que podéis hacer!
Mire a Giz y Cai con preocupación al recordar a Sezk, esperaba que no les importunase demasiado tener que volver a verle.
Nuevamente entusiasmado llamo a la puerta del torreón fuertemente.
-¿Se puede? ¿Hay hueco para viejos habitantes de este torreón? Bueno, y para una chica nueva también -añado al recordar que Mánia era la primera vez que venía.
- Caillech
Ficha de cosechado
Nombre: Dama Gula, antes conocida como Caillech (Cail o Cai)
Especie:
Habilidades: Conocimiento de técnicas de supervivencia, olfato muy fino y agilidad (cosas indispensables para una nómada)
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
16/12/11, 06:23 pm
Mis pies me llevaban hacia la seguridad, lejos de aquel ser que de seguro querría darnos muerte como todos los que ya habíamos visto hasta el día de hoy, este no sería de menos. Estaba segura de que en la mente de los demás estaría rondando una idea similar, la idea de que eramos como imanes para aquellos extraños monstruos. ¿Es que acaso teníamos un cartelito en la frente que ponía que eramos comida andante para ellos o que? Lugar al que ibamos, lugar que nos encontrábamos con ellos. Parecían una plaga y nosotros estabamos en su punto de mira según parecía, por desgracia. Con lo fácil que habría sido sobrevivir en este mundo sin ellos, pero ¿cuando había sido la vida fácil para mi? Jamás. ¿Por qué debería comenzar a serlo ahora entonces? No tengo una razón para ello. Para lo que si tenía era para otra cosa. Era normal que hubiera aquellos monstruos pululando por ahí si la intención de los habitantes de este mundo era seleccionar los mejores de cada grupo que traía a este mundo. De no ser así esto no tendría sentido todo esto, este mundo pronto se llenaría de gente débil, lo que sus habitantes parecen intentar evitar con esta prueba. Lo único era que su método de selección era muy drástico en mi opinión. O sobrevivias o morias en las fauces de algún ser. Drastico pero eficas, si señor.
Comencé a correr situandome, junto a Giz, delante de nuestro grupo, liderando a los humanos por las calles y callejones hacia el lugar donde podríamos estar a salvo nuevamente gracias a nuestro olfato. Mientras corríamos seguí el familiar olor que desprendía el torreón en que nos habíamos resguardado hasta que decidimos partir a buscar nuestra suerte en el otro. ¿Como había dicho Noel que se llamaba? ¿Torreón Maciel? Creo que si.
A la velocidad que ibamos, gracias a la fuerza que nos daba nuestras ganas de vivir para ver nuevamente el amanecer, pronto vimos aparecer la familiar figura del torreón delante nuestro. Al llegar a su puerta Noel llamó a la puerta para que nos abriera, pero no antes de fijarse en Giz y yo. Estaba claro que se preocupaba de nuestra reacción cuando volviesemos a ver al maldito Ranta, Sezk. En mi cara apareció el reflejo de mi odio y asco hacia aquel ser. Por lo menos estaba en la celda, los de la torre no habrían sido tan estúpidos como para dejarlo en libertad. Sabían tan bien como yo el peligro que representaba.
Empecé a dar fuertes golpes en la puerta impaciente. No quería arriesgarme a que el ser que vimos nos atacase en aquellos momentos por haber esperado a la cortesia de los que ahora vivian en aquel torreón. Es cierto que cuando vi a mi alrededor no vi a aquel ser, pero que no pudiera verlo no significa que no este allí ni que pueda matarnos. No quería arriesgar mi vida, era demasiado valiosa para mi.
Esperé en la entrada a que nos abrieran la puerta los que se encontraban en su interior de una vez, mientras empezaba a guardar mi daga en su lugar, con una sonrisa dibujada en la cara tras esquivar a la muerte una vez más. Eso era motivo de alegría para mi. Tener un día más siempre me levantaba el animo un poco. Había aprendido a alegrarme por victorias como esa en mi tiempo en el desierto, donde no es que hubiese muchas razones para estar ni contento ni alegre por nada.
- Por supuesto que nos harán un sitio, Noel, son todo corazón, ¿verdad humanos? - grito para hacerme oir, donde quiera que se encuentren podrían oirme perfectamente - ¿Hola? ¿Y el comité de bienvenida? ¿No vendreis a saludar a vuestros antiguos compañeros de torreón o que?
Comencé a correr situandome, junto a Giz, delante de nuestro grupo, liderando a los humanos por las calles y callejones hacia el lugar donde podríamos estar a salvo nuevamente gracias a nuestro olfato. Mientras corríamos seguí el familiar olor que desprendía el torreón en que nos habíamos resguardado hasta que decidimos partir a buscar nuestra suerte en el otro. ¿Como había dicho Noel que se llamaba? ¿Torreón Maciel? Creo que si.
A la velocidad que ibamos, gracias a la fuerza que nos daba nuestras ganas de vivir para ver nuevamente el amanecer, pronto vimos aparecer la familiar figura del torreón delante nuestro. Al llegar a su puerta Noel llamó a la puerta para que nos abriera, pero no antes de fijarse en Giz y yo. Estaba claro que se preocupaba de nuestra reacción cuando volviesemos a ver al maldito Ranta, Sezk. En mi cara apareció el reflejo de mi odio y asco hacia aquel ser. Por lo menos estaba en la celda, los de la torre no habrían sido tan estúpidos como para dejarlo en libertad. Sabían tan bien como yo el peligro que representaba.
Empecé a dar fuertes golpes en la puerta impaciente. No quería arriesgarme a que el ser que vimos nos atacase en aquellos momentos por haber esperado a la cortesia de los que ahora vivian en aquel torreón. Es cierto que cuando vi a mi alrededor no vi a aquel ser, pero que no pudiera verlo no significa que no este allí ni que pueda matarnos. No quería arriesgar mi vida, era demasiado valiosa para mi.
Esperé en la entrada a que nos abrieran la puerta los que se encontraban en su interior de una vez, mientras empezaba a guardar mi daga en su lugar, con una sonrisa dibujada en la cara tras esquivar a la muerte una vez más. Eso era motivo de alegría para mi. Tener un día más siempre me levantaba el animo un poco. Había aprendido a alegrarme por victorias como esa en mi tiempo en el desierto, donde no es que hubiese muchas razones para estar ni contento ni alegre por nada.
- Por supuesto que nos harán un sitio, Noel, son todo corazón, ¿verdad humanos? - grito para hacerme oir, donde quiera que se encuentren podrían oirme perfectamente - ¿Hola? ¿Y el comité de bienvenida? ¿No vendreis a saludar a vuestros antiguos compañeros de torreón o que?
- Sevent
Ficha de cosechado
Nombre: Abel
Especie: Humano español
Habilidades: Intuición, imaginación y velocidad
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
16/12/11, 07:08 pm
La pregunta fue interrumpida por el sonido de voces que en hace poco me habían sido familiares, Noel me llamaba, pidiendonos que le abrieramos.
Emocionado por reencontrarme con ellos baje las escaleras a toda prisa, tanta, que me tropecé un par de veces. una vez en el piso de abajo corrí hacia el portón y lo abrí rapidamente, tenía muchas ganas de verlos, ademas estaba preocupado, era muy raro que se presentaran aquí sin haberles pasado nada, algo me decía que era más que una simple visita
Cuando abrii el portón los vi a todos, allí estaban sanos y salvos, Noel, Alicia, Giz...y ¿quien era esa chica? No la había visto antes, era algo menuda, vestia principalmente de negro y llevaba piercings en la boca, no la había visto ni en las mazmorras ni en ningún lugar de Rocavarancolia, debía de habersela encontrado explorando, por suerte para ella, parecía simpatica, a pesar de la apariencia pensaba que era buena chica.
-Hola a todos, por supuesto que podeis quedaros,y bienvenidos al Hotel Maciel-dije yo sonriendo
Pocas veces había hablado con tanta facilidad, pero me sentía feliz, estos ultimos días sin ellos habían sido en mayor parte horrorosos, sobre todo el de hoy, Toima me había dado una paliza, y me había hecho una herida, que tardaría bastante en cicatrizar, que ahora que lo pensaba, mis pintas eran horrorosas, entre la herida y el pelo taan despeinado que llevaba....menos mal que la ropa que llevaba ya no estaba sudada, bueno, no tanto...que vergüenza que me vieran asi...
Luego, miré a Mania, aún no me había presentado, y justo en el momento que iba a presentarme toda la confianza que tuve al decir la anterior frase desapareció como por arte de magia, se me daba fatal tratar con gente que no conocia...
-em...Hola, mi nombre es Mark, encantado de conocerte-dije intentando sonreir todo lo posible y intentando no mirar al suelo
Después de la breve presentación les hice pasar a todos a la planta baja, a donde cada uno se acomodo como pudo
-todos vosotros podeis dormir en las habitaciones en las cuales habiais dormido anteriormente, Mania creo que hay mas de una habitación sobrante, así que elije la que más te guste-dije alegremente
Luego me dirigi al grupo entero, explicandoles la situacion, por supuesto sin Sezk, Toima o Hannah presentes
- Os explicare la situación, Hannah sigue igual de gritona, por supuesto, Vlad y Alphonse igual, lo más importante es que Sezk esta más calmado, aviso, no está encerrado, pero se le ve capaz de controlarse, y ademas de Mania hay un nuevo inquilino, Toima, un kaiser o algo así, tanto o más peligroso que Sezk, me lo ha demostrado personalmente-dije señalando la herida que me habia hecho en la cara- Pero, tambien me ha demostrado que se puede confiar en él, eso si, en cierta medida, pensamos que se esta tomando unas pastillas para controlarse, sin ellas se volveria loco, estamos buscando un remedio, aparte de esto, hemos dwscubierto que los cristales son fuentes de energí-hice una pausa-...y que con ellosmpodriamos hacer magiaa-murmuré
Emocionado por reencontrarme con ellos baje las escaleras a toda prisa, tanta, que me tropecé un par de veces. una vez en el piso de abajo corrí hacia el portón y lo abrí rapidamente, tenía muchas ganas de verlos, ademas estaba preocupado, era muy raro que se presentaran aquí sin haberles pasado nada, algo me decía que era más que una simple visita
Cuando abrii el portón los vi a todos, allí estaban sanos y salvos, Noel, Alicia, Giz...y ¿quien era esa chica? No la había visto antes, era algo menuda, vestia principalmente de negro y llevaba piercings en la boca, no la había visto ni en las mazmorras ni en ningún lugar de Rocavarancolia, debía de habersela encontrado explorando, por suerte para ella, parecía simpatica, a pesar de la apariencia pensaba que era buena chica.
-Hola a todos, por supuesto que podeis quedaros,y bienvenidos al Hotel Maciel-dije yo sonriendo
Pocas veces había hablado con tanta facilidad, pero me sentía feliz, estos ultimos días sin ellos habían sido en mayor parte horrorosos, sobre todo el de hoy, Toima me había dado una paliza, y me había hecho una herida, que tardaría bastante en cicatrizar, que ahora que lo pensaba, mis pintas eran horrorosas, entre la herida y el pelo taan despeinado que llevaba....menos mal que la ropa que llevaba ya no estaba sudada, bueno, no tanto...que vergüenza que me vieran asi...
Luego, miré a Mania, aún no me había presentado, y justo en el momento que iba a presentarme toda la confianza que tuve al decir la anterior frase desapareció como por arte de magia, se me daba fatal tratar con gente que no conocia...
-em...Hola, mi nombre es Mark, encantado de conocerte-dije intentando sonreir todo lo posible y intentando no mirar al suelo
Después de la breve presentación les hice pasar a todos a la planta baja, a donde cada uno se acomodo como pudo
-todos vosotros podeis dormir en las habitaciones en las cuales habiais dormido anteriormente, Mania creo que hay mas de una habitación sobrante, así que elije la que más te guste-dije alegremente
Luego me dirigi al grupo entero, explicandoles la situacion, por supuesto sin Sezk, Toima o Hannah presentes
- Os explicare la situación, Hannah sigue igual de gritona, por supuesto, Vlad y Alphonse igual, lo más importante es que Sezk esta más calmado, aviso, no está encerrado, pero se le ve capaz de controlarse, y ademas de Mania hay un nuevo inquilino, Toima, un kaiser o algo así, tanto o más peligroso que Sezk, me lo ha demostrado personalmente-dije señalando la herida que me habia hecho en la cara- Pero, tambien me ha demostrado que se puede confiar en él, eso si, en cierta medida, pensamos que se esta tomando unas pastillas para controlarse, sin ellas se volveria loco, estamos buscando un remedio, aparte de esto, hemos dwscubierto que los cristales son fuentes de energí-hice una pausa-...y que con ellosmpodriamos hacer magiaa-murmuré
- Shylver
Ficha de cosechado
Nombre: Akasha
Especie: Ochroria
Habilidades: «Agilidad, Motivación, Carisma»
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
16/12/11, 07:11 pm
Se suceden intercambios de miradas sorprendidas entre los que nos hallamos en el estudio, mientras Vladimir intenta evitar fruncir el ceño con grandes resultados. ¿Será posible? Me levanto junto con Mark, me llevo un cristal al bolsillo y bajamos las escaleras sin preocuparnos de cerrar la puerta al salir. Y, efectivamente, es posible.
-¡Que grata sorpresa! Hace unos días que no nos vemos.-digo, dirigiéndome hacia Noel y Caillech lanza en mano. Que extraña manía esta de no dejar la lanza un momento.-No esperábamos la visita.
Me he alegrado de pronto. ¿Por el hecho de que hayan venido a refugiarse de los seres que habitan la ciudad, a visitarnos quizás? Creo que también tiene parte de culpa el hecho de romper la rutina. Sea lo que sea, sí que es una grata sorpresa. Es un alivio saber que no les ha pasado nada, o si no no habrían entrado de forma tan enérgica en el edificio. Se nota cuando llegan malas noticias, y no las veo por ningún lado.
-¿Solo habéis venido vosotros dos?-pregunto, para momentos después darme cuenta de que viene más gente por la calle.-Ya veo.
El resto no tardará en bajar para la recepción de los visitantes en el piso inferior, así que me callo un momento no vaya a ser que ellos también tengan cosas que decir. Seguro que Vlad tiene algo que decir. Agradable no sé, pero sí algo. De momento, Mark se encarga de anunciar los últimos acontecimientos.
-Ciertamente, los núcleos de los cristales parecen tener la capacidad de contener energía de naturaleza indeterminada extraída del torrente sanguíneo a través del recubrimiento de cristal, que funciona a modo de canalizador.-completo las palabras de Mark.- Y de amplificador de luminosidad, pero eso es irrelevante. El caso es que tenemos entre manos la hipótesis de que podríamos emplear esa energía de algún modo que no hemos conseguido descubrir por el momento, con el objetivo de proyectarla. Lo que comunmente se conoce como habilidades sobrenaturales, o magia.-la mirada poco incrédula de Noel me hace pensar que no le sorprende en absoluto.- Lo que nos falla es eso, el método a seguir. Tengo la teoría de que se trata de secuencias somáticas con complemento oral, pero no tenemos forma de saberlo.
Tengo la sensación de que nos llevan ventaja. Solo sabiendo que acumulan energía no se llega a ningún sitio. Y también preguntarles sobre si no tiene problema en recolectar comida, si han tenido algún otro inconveniente, si conocen algún sitio donde obtener información...
Pero cada cosa a su tiempo.
-¡Que grata sorpresa! Hace unos días que no nos vemos.-digo, dirigiéndome hacia Noel y Caillech lanza en mano. Que extraña manía esta de no dejar la lanza un momento.-No esperábamos la visita.
Me he alegrado de pronto. ¿Por el hecho de que hayan venido a refugiarse de los seres que habitan la ciudad, a visitarnos quizás? Creo que también tiene parte de culpa el hecho de romper la rutina. Sea lo que sea, sí que es una grata sorpresa. Es un alivio saber que no les ha pasado nada, o si no no habrían entrado de forma tan enérgica en el edificio. Se nota cuando llegan malas noticias, y no las veo por ningún lado.
-¿Solo habéis venido vosotros dos?-pregunto, para momentos después darme cuenta de que viene más gente por la calle.-Ya veo.
El resto no tardará en bajar para la recepción de los visitantes en el piso inferior, así que me callo un momento no vaya a ser que ellos también tengan cosas que decir. Seguro que Vlad tiene algo que decir. Agradable no sé, pero sí algo. De momento, Mark se encarga de anunciar los últimos acontecimientos.
-Ciertamente, los núcleos de los cristales parecen tener la capacidad de contener energía de naturaleza indeterminada extraída del torrente sanguíneo a través del recubrimiento de cristal, que funciona a modo de canalizador.-completo las palabras de Mark.- Y de amplificador de luminosidad, pero eso es irrelevante. El caso es que tenemos entre manos la hipótesis de que podríamos emplear esa energía de algún modo que no hemos conseguido descubrir por el momento, con el objetivo de proyectarla. Lo que comunmente se conoce como habilidades sobrenaturales, o magia.-la mirada poco incrédula de Noel me hace pensar que no le sorprende en absoluto.- Lo que nos falla es eso, el método a seguir. Tengo la teoría de que se trata de secuencias somáticas con complemento oral, pero no tenemos forma de saberlo.
Tengo la sensación de que nos llevan ventaja. Solo sabiendo que acumulan energía no se llega a ningún sitio. Y también preguntarles sobre si no tiene problema en recolectar comida, si han tenido algún otro inconveniente, si conocen algún sitio donde obtener información...
Pero cada cosa a su tiempo.
- Vlad
Ficha de cosechado
Nombre: Yrfylltabgemesh Ftethvajranotz Graktholontir
Especie: Auro
Habilidades: Nociones de Lucha, Artesanía, Puntería.
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
16/12/11, 08:45 pm
Vladimir escuchó atentamente todo lo que Alphonse tenía que contarle a cerca de los cristales con paciencia y atención, asimilando la información recibida. Pero algo lo sacó de su pequeño trance de aprendizaje. Voces. Voces conocidas. En la puerta.
Muchas cosas pasaron por su cabeza en muy poco tiempo mientras su rostro se mantenía igual de inexpresivo que de costumbre.
¿Por qué habrían venido? Un peligro seguro. Su fatalismo se lo exigía. Y posiblemente lo hubieran guiado hasta allí. Aquello no era precisamente lo que más le molestaba. En el mejor de los casos, le metería una flecha en la cabeza a lo que fuera que estuviera ahí fuera y sanseacabó. Por supuesto, nunca nada es tan fácil, pero soñar es gratis.
Lo que más le inquietaba, con mucho, era la reacción de los reptiles al encontrarse a esquizoescama danzando por ahí a sus anchas. Y luego estaba Toima. Hubiera rezado por que se limitara a pasearse en cueros felizmente por el torreón, pero:
a) Su pesimismo fatalista se lo impedía.
b) Era ateo.
No podía permitir que se pusiera en ese plan chulesco-paranoico suyo y se pusiera a lanzarles puñetazos y puñaladas a los invitados por el mero hecho de que en su mundo a él le dejaran trocear gente por diversión o trabajo. No era nada cortés, y lo habría sido mucho menos por su parte el no impedirlo.
Cargó su ballesta, sosteniéndola con su mano derecha mientras desenfundaba la cimitarra con la izquierda. Tras esto, miró por la ventana, precavido, asomándose mínimamente para conocer la situación en la calle. Si había algo desagradable ahí abajo, era el momento de dispararle.
Le tranquilizó ver que sólo estaban sus viejos compañeros en la puerta… y al parecer alguien más. La observó con cuidado. Sí, una señorita. Nueva.
Mark les abrió la puerta y entraron. Se decidió a descender y presentarse, y prepararse intentar para detener a los locos del torreón. Era consciente de que a él lo contaban dentro de este grupo. Se resignaba a ello. Muy probablemente, tuvieran razón.
Cuando llegó al salón, se encontró con que Mark ya había puesto al día a los visitantes con ayuda de Alphonse. Escuchó desde las escaleras la conversación para cerciorarse de qué sabían y qué no.
Cuando ambos hubieron acabado, se decidió a salir de las sombras y a acercarse al grupo.
Percatándose del efecto de sus palabras, intentó rectificar. Enfundó la cimitarra y bajó la ballesta aún cargada mientras readquiría su pose altiva y su mirada de desdén habitual.
- Espero que nada ni nadie les haya seguido hasta el torreón. Si fuera así, les ruego que nos informen de inmediato, para permitirnos tomar las medidas necesarias con la mayor presteza que nos sea posible.- comenzó a decir con su típico tono refinado, lleno de fría y distante cortesía, mientras se ponía a la altura del grupo.
Barrió con la mirada al grupo de recién llegados, cómo si viera a través de ellos y, cuando su vista pasó por la recién llegada, recordó algo imprescindible.
-Oh, pero dónde están mis modales. Sed bienvenidos al torreón, cómo siempre.- dijo de forma poco creíble pero tan educada que era imposible echársela en cara.
En ese momento se giró hacia Mánia y se le acercó. Le tomó de la mano tan barrocamente adornada y se la besó con delicadeza.
-Buenos días señorita. Soy el conde Vladimir Ibrahimovich Tepes. Es un placer conocerla. Sea bienvenida.- dijo en el típico tono cortés y correcto que repetía de forma tan mecanizada, dando a entender sutilmente que aquello lo hacía de forma automática y no impulsado por empatía ni por respeto real hacia cualquier ser vivo de su alrededor.
-Sería conveniente que nos pusierais al día de vuestras… peripecias en nuestra ausencia.- comentó finalmente de forma superficial a los demás, dando a entender que no le interesaba lo más mínimo en aquel momento, pero que debía de ser lo más correcto; aun manteniéndole la mirada a la joven, a al espera de su presentación.
Muchas cosas pasaron por su cabeza en muy poco tiempo mientras su rostro se mantenía igual de inexpresivo que de costumbre.
¿Por qué habrían venido? Un peligro seguro. Su fatalismo se lo exigía. Y posiblemente lo hubieran guiado hasta allí. Aquello no era precisamente lo que más le molestaba. En el mejor de los casos, le metería una flecha en la cabeza a lo que fuera que estuviera ahí fuera y sanseacabó. Por supuesto, nunca nada es tan fácil, pero soñar es gratis.
Lo que más le inquietaba, con mucho, era la reacción de los reptiles al encontrarse a esquizoescama danzando por ahí a sus anchas. Y luego estaba Toima. Hubiera rezado por que se limitara a pasearse en cueros felizmente por el torreón, pero:
a) Su pesimismo fatalista se lo impedía.
b) Era ateo.
No podía permitir que se pusiera en ese plan chulesco-paranoico suyo y se pusiera a lanzarles puñetazos y puñaladas a los invitados por el mero hecho de que en su mundo a él le dejaran trocear gente por diversión o trabajo. No era nada cortés, y lo habría sido mucho menos por su parte el no impedirlo.
Cargó su ballesta, sosteniéndola con su mano derecha mientras desenfundaba la cimitarra con la izquierda. Tras esto, miró por la ventana, precavido, asomándose mínimamente para conocer la situación en la calle. Si había algo desagradable ahí abajo, era el momento de dispararle.
Le tranquilizó ver que sólo estaban sus viejos compañeros en la puerta… y al parecer alguien más. La observó con cuidado. Sí, una señorita. Nueva.
Mark les abrió la puerta y entraron. Se decidió a descender y presentarse, y prepararse intentar para detener a los locos del torreón. Era consciente de que a él lo contaban dentro de este grupo. Se resignaba a ello. Muy probablemente, tuvieran razón.
Cuando llegó al salón, se encontró con que Mark ya había puesto al día a los visitantes con ayuda de Alphonse. Escuchó desde las escaleras la conversación para cerciorarse de qué sabían y qué no.
Cuando ambos hubieron acabado, se decidió a salir de las sombras y a acercarse al grupo.
Percatándose del efecto de sus palabras, intentó rectificar. Enfundó la cimitarra y bajó la ballesta aún cargada mientras readquiría su pose altiva y su mirada de desdén habitual.
- Espero que nada ni nadie les haya seguido hasta el torreón. Si fuera así, les ruego que nos informen de inmediato, para permitirnos tomar las medidas necesarias con la mayor presteza que nos sea posible.- comenzó a decir con su típico tono refinado, lleno de fría y distante cortesía, mientras se ponía a la altura del grupo.
Barrió con la mirada al grupo de recién llegados, cómo si viera a través de ellos y, cuando su vista pasó por la recién llegada, recordó algo imprescindible.
-Oh, pero dónde están mis modales. Sed bienvenidos al torreón, cómo siempre.- dijo de forma poco creíble pero tan educada que era imposible echársela en cara.
En ese momento se giró hacia Mánia y se le acercó. Le tomó de la mano tan barrocamente adornada y se la besó con delicadeza.
-Buenos días señorita. Soy el conde Vladimir Ibrahimovich Tepes. Es un placer conocerla. Sea bienvenida.- dijo en el típico tono cortés y correcto que repetía de forma tan mecanizada, dando a entender sutilmente que aquello lo hacía de forma automática y no impulsado por empatía ni por respeto real hacia cualquier ser vivo de su alrededor.
-Sería conveniente que nos pusierais al día de vuestras… peripecias en nuestra ausencia.- comentó finalmente de forma superficial a los demás, dando a entender que no le interesaba lo más mínimo en aquel momento, pero que debía de ser lo más correcto; aun manteniéndole la mirada a la joven, a al espera de su presentación.
¿Qué es más divertido que matar a un bebé en una batidora?
- HurzaComeojos
Ficha de cosechado
Nombre: Kromen Pietro (antes, Sezk)
Especie:
Habilidades: Salto, memoria y agilidad.
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
16/12/11, 08:57 pm
Vaya. Teníamos visita. Qué desagradable. Todos bajaron apresurados al patio, dónde ya les esperaban sus amiguetes. Yo, sin embargo, tampoco tenía prisa, así que me tomé mi tiempo. Diez minutos, más o menos. Oía como Mark les llevaba a todos a la planta baja, seguramente con el fin de que hubiera pequeñas rencillas. La verdad es que yo soy muy aficionado a ésas rencillas, y no pierdo el tiempo si es para picar a los demás.
Bajé arrastrando los pies y bufando. Tenían que irse a la planta baja. No podían ir al patio, que está más cerca, no, tenían que bajar y hacerme andar más. De repente, me di cuenta de que últimamente estaba un poco vago. Pero bueno, tampoco importaba mucho.
Me los encontré a todos abajo. A todos, y a una chica vestida de loca.
-Vaya, vaya. Noel, Alicia, Chica Loca... y la familia de los Kitade vuelven a la carga. Lo digo por ellos, no por ti, Noel, ni por ti, Alicia. ¿Qué tal estáis todos? No creo que esa pregunta sirva de mucho pero bueno... ¿Qué habéis averiguado en vuestro destierro del torreón? Nosotros no mucho, hemos salido sólo un vez, todavía no se comen a Hannah (lo cual es una pena, la verdad), y nada más. Somos unos inútiles de mucho cuidado.
Entonces llegó Vladimir.
-Ah, si, y Vladimir sigue con su habitual tono de impotencia y estreñimiento. Por cierto, las mazmorras son ahora mi territorio, Caillech. No se te ocurra pasarte por allí. Lo mismo va por ti, chica rara, tienes unos ojos de curiosa insaciable.
Bajé arrastrando los pies y bufando. Tenían que irse a la planta baja. No podían ir al patio, que está más cerca, no, tenían que bajar y hacerme andar más. De repente, me di cuenta de que últimamente estaba un poco vago. Pero bueno, tampoco importaba mucho.
Me los encontré a todos abajo. A todos, y a una chica vestida de loca.
-Vaya, vaya. Noel, Alicia, Chica Loca... y la familia de los Kitade vuelven a la carga. Lo digo por ellos, no por ti, Noel, ni por ti, Alicia. ¿Qué tal estáis todos? No creo que esa pregunta sirva de mucho pero bueno... ¿Qué habéis averiguado en vuestro destierro del torreón? Nosotros no mucho, hemos salido sólo un vez, todavía no se comen a Hannah (lo cual es una pena, la verdad), y nada más. Somos unos inútiles de mucho cuidado.
Entonces llegó Vladimir.
-Ah, si, y Vladimir sigue con su habitual tono de impotencia y estreñimiento. Por cierto, las mazmorras son ahora mi territorio, Caillech. No se te ocurra pasarte por allí. Lo mismo va por ti, chica rara, tienes unos ojos de curiosa insaciable.
No me saqéis de quicio.... U os mataré y me comeré vuestro páncreas.
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
16/12/11, 09:46 pm
De pronto ya no corrían en una dirección al azar, de pronto los lagartos que iban a la cabeza parecían reconocer las calles que recorrían y les conducían hacia... un torreón. Era un torreón como en el que vivían, solo que la piedra era azulada y no tenía rastro de enredaderas, aunque lo que de verdad llamaba la atención era el costillar descomunal que estaba empotrado en el último piso y que cautivó a la andrógina al instante. Apretó el paso para llegar cuanto antes a aquel lugar, quería saber a qué ser podía pertenecer un esqueleto de semejante tamaño, y tenía que ver quiénes vivían allí. Cuando llegaron a la puerta, Noel llamó, al parecer ellos habían vivido allí antes << ¿Por qué se mudaron?>> Se preguntó, se olvidó rápidamente de la pregunta al percatase de que iba a conocer gente nueva y no iba maquellada. Recordó con pesar el libro que había dejado en la biblioteca y se quitó una garra para poder morderse el dedo hasta hacerlo sangrar y pintarse los labios rápidamente y un poco los ojos. Sabía que no iba a durar, pero era mejor que nada.
El primero en abrir fue un chico, lo que en Libo se conocía como un chico de campo. Se presentó a Mánia saludándole alegremente, incluso les invitó entrar y le ofreció una habitación.
-Soy Mánia- se presentó menos secamente de lo que hubiese querido. Había algo en la actitud sumisa del chico que le agradaba.
De pronto, Mánia se vio rodeada de personas desconocidas, tanta efusividad para con sus compañeros empezó a hacerle sentirse incómoda. Y entonces apareció él, un perfecto ejemplo de un habitante de la Capital a simple vista, excepto por la actitud. A pesar de que el tono exquisitamente educado le había dado esperanzas, el resto de la actuación las echó por tierra. Una expresión de asco se abrió camino en el rostro de la andrógina cuando el hombre le besó la mano. No notó las garras que llevaba bajo las mangas, al parecer, y si lo hizo no dio muestras de ello... << Un momento...>> ¿Había escuchado bien esa presentación?
-¿Un conde??- preguntó en voz alta incrédula- ¿Eres un conde??- La idea le resultaba tan absurda, tan incoherente a sus oídos ¡¡Un hombre con un título nobiliario!! ¡¡Un noble varón!! << Estos humanos están locos...>> se dijo mentalmente. Eso es. Era humano. No era un habitante de Libo y por lo tanto las reglas de allí no se aplicaban a él. Se repitió esto una y otra vez hasta que creyó haberse calmado. Se abrazó al libro de hechizos y se alejó del conde como si nunca le hubiese levantado la voz, acercándose más a los de su grupo. Era gracioso como ya consideraba a los otros chicos de Letargo como ''su grupo'' y como incluso había acabado pegándose a Giz.
Paseó la mirada por la estancia, más lúgubre y oscura que Letargo, y aún así... A Mánia no le disgustaba. Se encaramó a un sillón dejando el libro junto a ella, para no perderlo de vista, y se acurrucó allí observando a todos con curiosidad, hasta que la misma curiosidad la obligó a moverse, dando vueltas por la sala mientras los otros hablaban.
Un lagarto llegó, otro lagarto, más canijo y verdaderamente más feo que los otros dos. No tenía cola, por lo tanto no era divertido, y tampoco era grande e imponente como Cail... Empezó a hablar con tono chulesco y en un principio a Mánia no le interesó una palabra hasta que la mencionó...
-¿Qué?- preguntó girándose lentamente y desnudando los dientes- ¿Como te atreves a hablarme así, sucia lagartija? ¿Acaso quieres quedarte sin lengua? -bufó. Preparando las garras pero sin mostrarlas. No era seguro de si se había fijado en que el chico lagarto iba armado pero le daba exactamente igual, que un sucio y repugnante hombre que además parecía haber vivido revolcándose en el fango le hablase de semejante manera era algo imperdonable. << Me haré un bolso con ese bicho...>>
El primero en abrir fue un chico, lo que en Libo se conocía como un chico de campo. Se presentó a Mánia saludándole alegremente, incluso les invitó entrar y le ofreció una habitación.
-Soy Mánia- se presentó menos secamente de lo que hubiese querido. Había algo en la actitud sumisa del chico que le agradaba.
De pronto, Mánia se vio rodeada de personas desconocidas, tanta efusividad para con sus compañeros empezó a hacerle sentirse incómoda. Y entonces apareció él, un perfecto ejemplo de un habitante de la Capital a simple vista, excepto por la actitud. A pesar de que el tono exquisitamente educado le había dado esperanzas, el resto de la actuación las echó por tierra. Una expresión de asco se abrió camino en el rostro de la andrógina cuando el hombre le besó la mano. No notó las garras que llevaba bajo las mangas, al parecer, y si lo hizo no dio muestras de ello... << Un momento...>> ¿Había escuchado bien esa presentación?
-¿Un conde??- preguntó en voz alta incrédula- ¿Eres un conde??- La idea le resultaba tan absurda, tan incoherente a sus oídos ¡¡Un hombre con un título nobiliario!! ¡¡Un noble varón!! << Estos humanos están locos...>> se dijo mentalmente. Eso es. Era humano. No era un habitante de Libo y por lo tanto las reglas de allí no se aplicaban a él. Se repitió esto una y otra vez hasta que creyó haberse calmado. Se abrazó al libro de hechizos y se alejó del conde como si nunca le hubiese levantado la voz, acercándose más a los de su grupo. Era gracioso como ya consideraba a los otros chicos de Letargo como ''su grupo'' y como incluso había acabado pegándose a Giz.
Paseó la mirada por la estancia, más lúgubre y oscura que Letargo, y aún así... A Mánia no le disgustaba. Se encaramó a un sillón dejando el libro junto a ella, para no perderlo de vista, y se acurrucó allí observando a todos con curiosidad, hasta que la misma curiosidad la obligó a moverse, dando vueltas por la sala mientras los otros hablaban.
Un lagarto llegó, otro lagarto, más canijo y verdaderamente más feo que los otros dos. No tenía cola, por lo tanto no era divertido, y tampoco era grande e imponente como Cail... Empezó a hablar con tono chulesco y en un principio a Mánia no le interesó una palabra hasta que la mencionó...
-¿Qué?- preguntó girándose lentamente y desnudando los dientes- ¿Como te atreves a hablarme así, sucia lagartija? ¿Acaso quieres quedarte sin lengua? -bufó. Preparando las garras pero sin mostrarlas. No era seguro de si se había fijado en que el chico lagarto iba armado pero le daba exactamente igual, que un sucio y repugnante hombre que además parecía haber vivido revolcándose en el fango le hablase de semejante manera era algo imperdonable. << Me haré un bolso con ese bicho...>>
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Personajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
16/12/11, 10:07 pm
Toima alzó una mano y, como cabalgando los vientos, se imaginaba a lomos de una criatura de belleza en proporcion a su brutalidad y ferocidad. Un Atorax. Siempre habia querido montar uno, pero ssu naturaleza psicotica hacia que los animales que estuvieran cerca de él se pusieran nerviosos e indomables. Esto se sumaba a su poco aprecio al mar. Suspiró y se desanudó la coleta. Necesitaba sentirlo. Nunca lo habia necesitado tanto. Los mechones oscurecidos de su melena bailotearon con el viento, a medida que los desentumecia. EN el cuartel le habian prohibido soltarse la coleta.
Ya soy bastante peligroso de por si-pensó y a continuación río con una cacofonía pausada. Si el entrenamiento no llegara a funcionar...¿Se volveria como un Atorax, salvaje y violento que devoraban hasta su propia cria? No queria pensar en eso. Y menos en la idea de tener críos. Se llevó una mano a la frente y se echó hacia atrás el flequillo. El pelo ondeaba con la brisa y los tres tentáculos de pelo bailoteaban al ritmo del viento, deseosos de ponerse a prueba, de averiguar sus habilidades.
-¿Porqué me lleno la cabeza de tanta mierda? A veces se me va la olla tanto que pienso que puedo tener una vida normal...-
Se frotó los ojos y masajeó el entrcejo.
-Sin contar la ciudad en la que estamos, claro.-río sin saber muy bien porque. La mayoria de los críos, como él, que habian sido traidos a este siniestro lugar no tendrian ni una oportunidad. Sin contar que si seguian vivos, era por pura suerte. Estiró los tentáculos y con ellos hizo crujir su espalda. A continuación escuchó unas voces. Voces que no conocia. Suspiró, cansado y salio del cuarto, asomandose por las escaleras. Pudo ver como el conde bajaba las escaleras, alerta.
¿Podría ser que tuviesen invitados no deseados?- pensó con una sonrisa macabra.
-Entonces solo tengo que cumplir mi función en el grupo ¿no?-río con varias cacofonías a lo largo del trayecto escaleras abajo. Se volvio silencioso de pronto, atendiendo a las voces. Parecian cordiales, no habia señal de violencia alguna en los tonos.
-Tsk ¿entonces que es?-se terminó de asomar. Ahi reunido, habia u grupo de chicos variopintos. Desde más lagartos, una cria a otros pelicortos. Toima cerró los puños con fuerza, furioso. De verdad esperaba algo de acción. Sin embargo, decidio hacierse notar. Odiaba los climas felices. Extrajo uno de los gruesos cuchillos militares que llevaba al cinto y apuntó a un marco de una puerta. El cuchillo silbó por el aire y se clavó duramente en la madera vieja, repiqueteando. Mientras, Toima bajaba el último tramo de las escaleras, con la mirada perdida en el techo y haciendose crujir el cuello, casi como si no hubiera invitados.
-Y para esto bajo...vaya desilusión...Pensaba que tocaba morder sangre....no que bajaria y me encontraria con una nueva panda de corderos para el matadero...Tsk...-dijo y finalmente les miró a todos y a cada uno a los ojos, desafiante, como si alguno tuviera el valor de abalanzarse sobre él. Continuó con el discurso, abriendose de brazos y extrayendo de algunos lugares inauditos cuchillos por doquier, ahciendo una gran gala de su colección a la vez que sus tentáculos se encrespaban y alzaban, amenazadoramente.
-Soy El Kaiser, y me gustan los cuchillos...Encantado.-y entonces rompio a reir, aunmentando la longitud de las carcajadas hasta cansarse. Se revolvio el pelo. Su rostro se volvio serio por un instante.
-¿Quienes sois?-
Ya soy bastante peligroso de por si-pensó y a continuación río con una cacofonía pausada. Si el entrenamiento no llegara a funcionar...¿Se volveria como un Atorax, salvaje y violento que devoraban hasta su propia cria? No queria pensar en eso. Y menos en la idea de tener críos. Se llevó una mano a la frente y se echó hacia atrás el flequillo. El pelo ondeaba con la brisa y los tres tentáculos de pelo bailoteaban al ritmo del viento, deseosos de ponerse a prueba, de averiguar sus habilidades.
-¿Porqué me lleno la cabeza de tanta mierda? A veces se me va la olla tanto que pienso que puedo tener una vida normal...-
Se frotó los ojos y masajeó el entrcejo.
-Sin contar la ciudad en la que estamos, claro.-río sin saber muy bien porque. La mayoria de los críos, como él, que habian sido traidos a este siniestro lugar no tendrian ni una oportunidad. Sin contar que si seguian vivos, era por pura suerte. Estiró los tentáculos y con ellos hizo crujir su espalda. A continuación escuchó unas voces. Voces que no conocia. Suspiró, cansado y salio del cuarto, asomandose por las escaleras. Pudo ver como el conde bajaba las escaleras, alerta.
¿Podría ser que tuviesen invitados no deseados?- pensó con una sonrisa macabra.
-Entonces solo tengo que cumplir mi función en el grupo ¿no?-río con varias cacofonías a lo largo del trayecto escaleras abajo. Se volvio silencioso de pronto, atendiendo a las voces. Parecian cordiales, no habia señal de violencia alguna en los tonos.
-Tsk ¿entonces que es?-se terminó de asomar. Ahi reunido, habia u grupo de chicos variopintos. Desde más lagartos, una cria a otros pelicortos. Toima cerró los puños con fuerza, furioso. De verdad esperaba algo de acción. Sin embargo, decidio hacierse notar. Odiaba los climas felices. Extrajo uno de los gruesos cuchillos militares que llevaba al cinto y apuntó a un marco de una puerta. El cuchillo silbó por el aire y se clavó duramente en la madera vieja, repiqueteando. Mientras, Toima bajaba el último tramo de las escaleras, con la mirada perdida en el techo y haciendose crujir el cuello, casi como si no hubiera invitados.
-Y para esto bajo...vaya desilusión...Pensaba que tocaba morder sangre....no que bajaria y me encontraria con una nueva panda de corderos para el matadero...Tsk...-dijo y finalmente les miró a todos y a cada uno a los ojos, desafiante, como si alguno tuviera el valor de abalanzarse sobre él. Continuó con el discurso, abriendose de brazos y extrayendo de algunos lugares inauditos cuchillos por doquier, ahciendo una gran gala de su colección a la vez que sus tentáculos se encrespaban y alzaban, amenazadoramente.
-Soy El Kaiser, y me gustan los cuchillos...Encantado.-y entonces rompio a reir, aunmentando la longitud de las carcajadas hasta cansarse. Se revolvio el pelo. Su rostro se volvio serio por un instante.
-¿Quienes sois?-
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
16/12/11, 11:55 pm
Tras un rato corriendo como si no hubiera mañana, conseguimos redirigir nuestra escapada hasta el torreón en el que se encuentran nuestros antiguos compañeros. << ¿Maciel o Margalar? >>. No consigo recordar como se llamaba exactamente. Volver a ver la torre con las paredes libres de enredaderas y ese boquete abierto por quién sabe qué me trae a la cabeza recuerdos de los primeros días, desde que salimos de las mazmorras hasta que Sezk peleó con Cai. Un sentimiento parecido al asco, generado por la idea de volver a ver al ranta, se confunde con el que ya tenía de decepción conmigo mismo. Todavía no puedo creer que haya podido confundirme de rastro. << Ya no soy un crío >>. Me reprendo mentalmente, golpeándome con el puño cerrado en la cadera. << Podríamos haber muerto todos a manos de ese ser >>.
Noel llama a la puerta y rápidamente nos abren. Podría decir que en un principio parecen recibirnos con los brazos abiertos, puesto que Hannah ni siquiera aparece. Sin embargo, pronto el ambiente se tensa, como sabía que solo podría ocurrir. Empieza con la aparición de Vladimir. Su forma de ser en sí barre la naturalidad del momento de bienvenida, y por si esto fuera poco, aparece él. El ranta. Solo con verle consigue crisparme. Quizá por la costumbre que había cogido estos días de recargar los cristales, apenas noto que estoy apretando los puños con tal fuerza que me estoy clavando las uñas hasta el punto de hacerme sangre. << Serénate >> me pido. << Respira profundamente antes decir nada >>. Y así hago. No una, ni dos, sino tres veces.
-¡¿Pero es que se os ha licuado el cerebro?!-está claro que lo de respirar hondo no ha funcionado. En absoluto-. ¿Qué parte de "es peligroso" no entendisteis? ¿No visteis lo que pudo pasar entre Cai y él el último día?-la sangre me hierve, al menos metafóricamente, y me dan ganas de dar no sé si una colleja o una hostia a los que han permitido que Sezk ande como lagarto por el desierto. Sin embargo procuro contenerme.
Y lo habría conseguido, de no ser por un cuchillo que vuela frente a nosotros y se clava en el marco de la puerta seguido de cerca por otra presentación controvertida. Algo parecido a un clic retórico salta interiormente y se me viene todo encima: mi fallo al seguir el rastro, el ranta y este último tipo que se lo tiene tan creído. Me acerco al marco de la puerta, pronuncio un hechizo de impulso y, al tiempo que golpeo la madera, el cuchillo sale disparado con la empuñadura al frente. No había ensayado antes el hechizo de impulso, por lo que cae enseguida y se escurre hasta los pies de su dueño sin que ocurra nada grave. Entonces me doy verdaderamente cuenta de que podría haber metido la pata a lo gordo, de no ser por el fallo del hechizo. Vuelvo a respirar hondo una sola vez.
-Soy Giz-respondo a su tosca pregunta al tiempo que me encamino hasta las escaleras donde está-y no me gustáis ni tú ni tus cuchillos-me paro frente a él y contengo mis ganas de soltarle un puñetazo-. Aparta-suelto con sequedad antes de pasar por su lado, empujándole sin miramientos, y dirigirme al último piso.
Una vez allí, me recuesto sobre la pared, alejado del nido de pájaros. Era mi lugar preferido del torreón cuando estábamos aquí y lo sigue siendo todavía, quizá porque el nido me trae recuerdos del desierto de alguna manera. Poco a poco el cabreo repentino va dejando paso a una actitud más sosegada hasta que acabo avergonzándome de mi comportamiento. Jamás había sido así de impulsivo y temperamental antes, aunque tampoco me había encontrado en situaciones que se parecieran siquiera a esto. Trato de relajarme y busco algo con lo que entretener la mente en ese piso. Cerca del umbral que da a las escaleras me encuentro una vela en la pared. Me acerco a ella y la enciendo con un hechizo. << Recuerdo que había un hechizo para dar forma a las llamas... >>. Y tras varios minutos y dos intentos, me encuentro haciendo girar la llama de la vela en espiral. No es un hechizo muy útil, pero cumple la función de mantenerme distraído.
Noel llama a la puerta y rápidamente nos abren. Podría decir que en un principio parecen recibirnos con los brazos abiertos, puesto que Hannah ni siquiera aparece. Sin embargo, pronto el ambiente se tensa, como sabía que solo podría ocurrir. Empieza con la aparición de Vladimir. Su forma de ser en sí barre la naturalidad del momento de bienvenida, y por si esto fuera poco, aparece él. El ranta. Solo con verle consigue crisparme. Quizá por la costumbre que había cogido estos días de recargar los cristales, apenas noto que estoy apretando los puños con tal fuerza que me estoy clavando las uñas hasta el punto de hacerme sangre. << Serénate >> me pido. << Respira profundamente antes decir nada >>. Y así hago. No una, ni dos, sino tres veces.
-¡¿Pero es que se os ha licuado el cerebro?!-está claro que lo de respirar hondo no ha funcionado. En absoluto-. ¿Qué parte de "es peligroso" no entendisteis? ¿No visteis lo que pudo pasar entre Cai y él el último día?-la sangre me hierve, al menos metafóricamente, y me dan ganas de dar no sé si una colleja o una hostia a los que han permitido que Sezk ande como lagarto por el desierto. Sin embargo procuro contenerme.
Y lo habría conseguido, de no ser por un cuchillo que vuela frente a nosotros y se clava en el marco de la puerta seguido de cerca por otra presentación controvertida. Algo parecido a un clic retórico salta interiormente y se me viene todo encima: mi fallo al seguir el rastro, el ranta y este último tipo que se lo tiene tan creído. Me acerco al marco de la puerta, pronuncio un hechizo de impulso y, al tiempo que golpeo la madera, el cuchillo sale disparado con la empuñadura al frente. No había ensayado antes el hechizo de impulso, por lo que cae enseguida y se escurre hasta los pies de su dueño sin que ocurra nada grave. Entonces me doy verdaderamente cuenta de que podría haber metido la pata a lo gordo, de no ser por el fallo del hechizo. Vuelvo a respirar hondo una sola vez.
-Soy Giz-respondo a su tosca pregunta al tiempo que me encamino hasta las escaleras donde está-y no me gustáis ni tú ni tus cuchillos-me paro frente a él y contengo mis ganas de soltarle un puñetazo-. Aparta-suelto con sequedad antes de pasar por su lado, empujándole sin miramientos, y dirigirme al último piso.
Una vez allí, me recuesto sobre la pared, alejado del nido de pájaros. Era mi lugar preferido del torreón cuando estábamos aquí y lo sigue siendo todavía, quizá porque el nido me trae recuerdos del desierto de alguna manera. Poco a poco el cabreo repentino va dejando paso a una actitud más sosegada hasta que acabo avergonzándome de mi comportamiento. Jamás había sido así de impulsivo y temperamental antes, aunque tampoco me había encontrado en situaciones que se parecieran siquiera a esto. Trato de relajarme y busco algo con lo que entretener la mente en ese piso. Cerca del umbral que da a las escaleras me encuentro una vela en la pared. Me acerco a ella y la enciendo con un hechizo. << Recuerdo que había un hechizo para dar forma a las llamas... >>. Y tras varios minutos y dos intentos, me encuentro haciendo girar la llama de la vela en espiral. No es un hechizo muy útil, pero cumple la función de mantenerme distraído.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Shylver
Ficha de cosechado
Nombre: Akasha
Especie: Ochroria
Habilidades: «Agilidad, Motivación, Carisma»
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
17/12/11, 12:42 am
Señalo disimuladamente con el dedo el corte del marco de la puerta con la boca abierta. No me ha sorprendido el hecho de que Toima se ponga a lanzar cuchillos aleatoriamente, estoy empezando a acostumbrarme a los locos del torreón, cosa que por otro lado me hace dudar de mi propia salud mental. No me ha sorprendido el temperamento de Giz, pues ya suponía que la idea de dejar a Sezk libre no le iba a gustar precisamente. Aunque ha sido un poco excesivo. No, no me sorprende todo eso. Me ha sorprendido mucho más el hecho innegable de que el cuchillo del marco de la puerta se ha movido por mediación de unas palabras de Giz. Eso, eso es lo que me ha sorprendido.
Golpeo con la lanza en el suelo un par de veces sin objetivo de hacer mucho ruido. Lo tienen. Claro que lo tienen. Seguro que han salido mucho más que nosotros, han visto mundo. Seguro que han encontrado información ahí fuera. En el maravilloso y mortal exterior. No como nosotros. Bajo el dedo lentamente, como si meditase detenidamente cada uno de mis movimientos. Giz sabe algo que yo no sé. Seguro que estaría encantado de compartir esa valiosísima información conmigo.
-Hay asuntos que requieren de mi presencia.-digo rápidamente mientras empiezo a subir escalones de dos en dos. Así me quito de en medio dos problemas: el tema de lo sobrenatural y el no tener que lidiar con esos locos peligrosos y las posibles repercusiones de sus actos. No es divertido estar en medio de un muy posible fuego cruzado.
Primer piso. Giz no está en el estudio, en el baño, o en la otra habitación. Asciendo al siguiente piso para descubrir que tampoco se encuentra en los dormitorios. Si no está ni en el primer ni en el segundo piso, está... Un escalofrío me recorre de arriba a abajo, no me gusta ese sitio. Oh, impaciencia. Tantos años alejada de mí para volver tan repentinamente y arrastrarme tras de ti.
Mientras debato conmigo mismo sobre si debería exponerme al nido o no, hallo a Giz en una esquina de los restos del último piso. Me doy el lujo de esperar a que haga lo que sea que esté haciendo para mostrarme. Esa llama se movía y no me lo estaba imaginando. Y tampoco hay viento.
-Pájaros, pájaros, pájaros...-no pienses en los pájaros. Me centro como puedo para aparentar tranquilidad ante Giz mientras avanzo con la vista fija al lado contrario de donde se encuentra el nido.-Te presentas de improviso y tan irascible. ¿Qué ha sido del Giz que conocía? ¿A qué se deben esos gritos?
La voz me tiembla mínimamente, tanto por el saber que los pájaros esos malignos están ahí, como por el hecho de que estoy reteniendo las ganas de enterrar a Giz en preguntas relacionadas con temas sobrenaturales.
-Comprendo tu posición al respecto, pero en estos días Vladimir ha demostrado tener buena mano para con los locos peligrosos. Sezk no ha dado un solo problema desde que os fuisteis, y está intentando ser un poco más responsable de sus actos. Un poco de confianza no te matará...-"...pero Sezk y Toima posiblemente sí". En mi cara se plasma la incredulidad en mis propias palabras durante unos instantes. Me siento cerca de Giz, aun atento a los seres voladores que tengo a la espalda. Nunca había estado tan tenso, me impresiono a mí mismo.- Puesto que abajo van a estar ocupados gritándose entre sí, gritando a Toima o, en el mejor de los casos, siendo observados con desprecio por Vlad mientras se gritan, creo que podríamos aprovechar y charlar tranquilamente sobre qué ha pasado a lo largo de esta semana. Creo que tenemos mucha información que poner en común.
Espero que Giz esté lo suficientemente tranquilo como para ser razonable, aunque sea solo durante unos minutos. Seguro que han vivido increíbles y alocadas aventuras a lo largo de toda Rocavarancolia, y estoy dispuesto a escuchar cualquier relato que pueda proporcionarme datos relevantes sobre la distribución de la ciudad y sus habitantes, sin el ruido de varias conversaciones simultáneas alrededor.
Golpeo con la lanza en el suelo un par de veces sin objetivo de hacer mucho ruido. Lo tienen. Claro que lo tienen. Seguro que han salido mucho más que nosotros, han visto mundo. Seguro que han encontrado información ahí fuera. En el maravilloso y mortal exterior. No como nosotros. Bajo el dedo lentamente, como si meditase detenidamente cada uno de mis movimientos. Giz sabe algo que yo no sé. Seguro que estaría encantado de compartir esa valiosísima información conmigo.
-Hay asuntos que requieren de mi presencia.-digo rápidamente mientras empiezo a subir escalones de dos en dos. Así me quito de en medio dos problemas: el tema de lo sobrenatural y el no tener que lidiar con esos locos peligrosos y las posibles repercusiones de sus actos. No es divertido estar en medio de un muy posible fuego cruzado.
Primer piso. Giz no está en el estudio, en el baño, o en la otra habitación. Asciendo al siguiente piso para descubrir que tampoco se encuentra en los dormitorios. Si no está ni en el primer ni en el segundo piso, está... Un escalofrío me recorre de arriba a abajo, no me gusta ese sitio. Oh, impaciencia. Tantos años alejada de mí para volver tan repentinamente y arrastrarme tras de ti.
Mientras debato conmigo mismo sobre si debería exponerme al nido o no, hallo a Giz en una esquina de los restos del último piso. Me doy el lujo de esperar a que haga lo que sea que esté haciendo para mostrarme. Esa llama se movía y no me lo estaba imaginando. Y tampoco hay viento.
-Pájaros, pájaros, pájaros...-no pienses en los pájaros. Me centro como puedo para aparentar tranquilidad ante Giz mientras avanzo con la vista fija al lado contrario de donde se encuentra el nido.-Te presentas de improviso y tan irascible. ¿Qué ha sido del Giz que conocía? ¿A qué se deben esos gritos?
La voz me tiembla mínimamente, tanto por el saber que los pájaros esos malignos están ahí, como por el hecho de que estoy reteniendo las ganas de enterrar a Giz en preguntas relacionadas con temas sobrenaturales.
-Comprendo tu posición al respecto, pero en estos días Vladimir ha demostrado tener buena mano para con los locos peligrosos. Sezk no ha dado un solo problema desde que os fuisteis, y está intentando ser un poco más responsable de sus actos. Un poco de confianza no te matará...-"...pero Sezk y Toima posiblemente sí". En mi cara se plasma la incredulidad en mis propias palabras durante unos instantes. Me siento cerca de Giz, aun atento a los seres voladores que tengo a la espalda. Nunca había estado tan tenso, me impresiono a mí mismo.- Puesto que abajo van a estar ocupados gritándose entre sí, gritando a Toima o, en el mejor de los casos, siendo observados con desprecio por Vlad mientras se gritan, creo que podríamos aprovechar y charlar tranquilamente sobre qué ha pasado a lo largo de esta semana. Creo que tenemos mucha información que poner en común.
Espero que Giz esté lo suficientemente tranquilo como para ser razonable, aunque sea solo durante unos minutos. Seguro que han vivido increíbles y alocadas aventuras a lo largo de toda Rocavarancolia, y estoy dispuesto a escuchar cualquier relato que pueda proporcionarme datos relevantes sobre la distribución de la ciudad y sus habitantes, sin el ruido de varias conversaciones simultáneas alrededor.
- Caillech
Ficha de cosechado
Nombre: Dama Gula, antes conocida como Caillech (Cail o Cai)
Especie:
Habilidades: Conocimiento de técnicas de supervivencia, olfato muy fino y agilidad (cosas indispensables para una nómada)
Personajes : Caillech: Suele tener mal caracter y un humor peor, normalmente a causa del hambre que la irrita. Es muy impulsiba y a veces se deja de llevar por sus impulsos sin pensar. Aun así si consigues su amistad la tendrás para siempre, cosa que pocos son los afortunados que logran.
Alexandra: es una buena amiga, siempre que puedas tratar con su gran pereza y su extraña fascinación hacia la sangre.
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
17/12/11, 12:46 am
Empiezan a aparecer de uno en uno aquellos que dejamos atras, aquellos compañeros que dejamos aquí por mi confrontamiento con Sezk. Y lo cierto es que no es que me agrade tener que volver aqui sabiendo que el se encuentra en una mazmorra, en las entrañas del torreón. Su sola presencia, aunque sea el recuerdo de él, me desagrada profundamente. Por más que hubiera cambiado los años que había vivido en el desierto seguía manteniendo mi odio hacia los suyos y más aún a él. Era un peligro para todo ser vivo, lo sabía. Puede que pudiese mantenerse cuerdo unas cuantas horas, hasta unos cuantos días, pero al terminar el día estaba segura que su locura saldría a la luz y que alguién pagaría por ello. Es por eso que me alegro saber que esta encerrad...
En ese momento me llegan las palabras de Mark. ¿Cómo que Sezk esta en libertad? Debía estar bromeando, pero de ser así no tenía ni pizca de gracia. No oigo gran cosa después de eso, solo unos cuantos fragmentos mientras vuelvo a agarrar mis armas nuevamente. No me pillará con la guardia baja ese despreciable Ranta. Estos días que había estado lejos de aquí los había pasado entrenando muy duramente, algunos dirian que demasiado, para el momento en que debiera enfrentarme nuevamente a él. Aunque el momento parecía que se había precipitado, yo esa posibilidad lo había visto un tanto lejana pero ahora... Ciertamente, había pensado que estos humanos tenían más sentido común en ese respecto.
Giz, el Giz tranquilo y cariñoso que conozco, salta enfadado al enterarse de ello. A él tampoco le ha gustado la mención de su libertad como es normal al parecer. Es entonces que me doi cuenta que Sezk se encontraba ahí. Empieza a hablarnos, con esa forma de hablar suya que me saca de quicio. Agarro más fuertemente las armas.
- ¿Quién ha sacado a la escoría a dar un paseo por aquí? - digo con un rictus de asco y odio marcados en mi rostro - Y tú, sucio Ranta, no me vas a decir donde puedo poner mis escamas y donde no. ¿Piensas que te tengo miedo o que? ¿O acaso crees que tienes algún poder sobre mi? - levanto la daga apuntandole - Cuida bien tus palabras, Sezk, que he estado entrenando muy duramente y he aprendido un par de cosas sobre como inflingir el mayor daño posible a mis enemigos en unas pocas estocadas. Yo que tu no me metería conmigo en estos momentos, no estoy de humor como para tus estupideces después de haber tenido que escaparnos de un monstruo hace poco.
Le dirijo una mirada cargada de odio e intenciones, no muy puras que digamos, y en ningún momento aparto los ojos de él. No pienso dejarle ningún resquicio en mi defensa para que pueda emplearlo en mi contra. Esa era una de las normas de mi libro, jamás apartes la mirada de tu enemigo. Eso y, estate preparada para lo peor. No aparto la mirada de él mientras aparece el nuevo recluta del torreón, un macho que me da mala espina. Hay algo en él que me hace desconfiar. Vale que soy desconfiada por naturaleza, pero... No se, si lo que han dicho de él es cierto y es más peligroso que Sezk, no conseguira mi confianza a la ligera. Mi impresión de él no mejora con sus palabras tampoco.
- Yo también me alegro de conocerte, extraño - le digo sarcasticamente - y dejame decirte que odio que me digan que estoy condenada a morir o que menosprecien de esa forma, siempre acabo demostrandoles lo equivocados que estan respecto a mi. Y si te interesa, soy Caillech, la Mirie Kitade desterrada sin razón, y puedo ser tan peligrosa como una fuerte ventisca de desierto - le suelto con mis armas en la mano aún. Yo siempre haciendo amigos... -. Siento desilusionante, extraño, por no ser lo que esperabas, pero si tanto ansias una buena pelea a mi no me importaría mostrarte un poco de respeto. Luego ya podrá curarte Giz con su magia sanadora. Lo necesitaras - sigo diciendole con una sonrisa maliciosa mientras observo a los dos peligros de la sala. Al nuevo y a Sezk. Nosotros seríamos un iman para los monstruos, pero los de este torreón eran un iman para los locos. Eso nadie podría discutirme.
En ese momento me llegan las palabras de Mark. ¿Cómo que Sezk esta en libertad? Debía estar bromeando, pero de ser así no tenía ni pizca de gracia. No oigo gran cosa después de eso, solo unos cuantos fragmentos mientras vuelvo a agarrar mis armas nuevamente. No me pillará con la guardia baja ese despreciable Ranta. Estos días que había estado lejos de aquí los había pasado entrenando muy duramente, algunos dirian que demasiado, para el momento en que debiera enfrentarme nuevamente a él. Aunque el momento parecía que se había precipitado, yo esa posibilidad lo había visto un tanto lejana pero ahora... Ciertamente, había pensado que estos humanos tenían más sentido común en ese respecto.
Giz, el Giz tranquilo y cariñoso que conozco, salta enfadado al enterarse de ello. A él tampoco le ha gustado la mención de su libertad como es normal al parecer. Es entonces que me doi cuenta que Sezk se encontraba ahí. Empieza a hablarnos, con esa forma de hablar suya que me saca de quicio. Agarro más fuertemente las armas.
- ¿Quién ha sacado a la escoría a dar un paseo por aquí? - digo con un rictus de asco y odio marcados en mi rostro - Y tú, sucio Ranta, no me vas a decir donde puedo poner mis escamas y donde no. ¿Piensas que te tengo miedo o que? ¿O acaso crees que tienes algún poder sobre mi? - levanto la daga apuntandole - Cuida bien tus palabras, Sezk, que he estado entrenando muy duramente y he aprendido un par de cosas sobre como inflingir el mayor daño posible a mis enemigos en unas pocas estocadas. Yo que tu no me metería conmigo en estos momentos, no estoy de humor como para tus estupideces después de haber tenido que escaparnos de un monstruo hace poco.
Le dirijo una mirada cargada de odio e intenciones, no muy puras que digamos, y en ningún momento aparto los ojos de él. No pienso dejarle ningún resquicio en mi defensa para que pueda emplearlo en mi contra. Esa era una de las normas de mi libro, jamás apartes la mirada de tu enemigo. Eso y, estate preparada para lo peor. No aparto la mirada de él mientras aparece el nuevo recluta del torreón, un macho que me da mala espina. Hay algo en él que me hace desconfiar. Vale que soy desconfiada por naturaleza, pero... No se, si lo que han dicho de él es cierto y es más peligroso que Sezk, no conseguira mi confianza a la ligera. Mi impresión de él no mejora con sus palabras tampoco.
- Yo también me alegro de conocerte, extraño - le digo sarcasticamente - y dejame decirte que odio que me digan que estoy condenada a morir o que menosprecien de esa forma, siempre acabo demostrandoles lo equivocados que estan respecto a mi. Y si te interesa, soy Caillech, la Mirie Kitade desterrada sin razón, y puedo ser tan peligrosa como una fuerte ventisca de desierto - le suelto con mis armas en la mano aún. Yo siempre haciendo amigos... -. Siento desilusionante, extraño, por no ser lo que esperabas, pero si tanto ansias una buena pelea a mi no me importaría mostrarte un poco de respeto. Luego ya podrá curarte Giz con su magia sanadora. Lo necesitaras - sigo diciendole con una sonrisa maliciosa mientras observo a los dos peligros de la sala. Al nuevo y a Sezk. Nosotros seríamos un iman para los monstruos, pero los de este torreón eran un iman para los locos. Eso nadie podría discutirme.
Al principio lloré,
pero tiempo después
el hambre y el dolor me hizo cambiar
teniendo que matar y de carne alimentar.
Si tu olor golpea mi nariz, siento tu carne
y así el hambre aflora.
No, nolo puedo evitar, no creas que esta mal
es que yo soy asi
pues el pasado he de olvidar
pero tiempo después
el hambre y el dolor me hizo cambiar
teniendo que matar y de carne alimentar.
Si tu olor golpea mi nariz, siento tu carne
y así el hambre aflora.
No, nolo puedo evitar, no creas que esta mal
es que yo soy asi
pues el pasado he de olvidar
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejos
Personajes :- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
- Ri:Tengu. Aurva albina, 18 años. 170 cm
- Nero:Sin esencia, edeel. 18 años, 175 cm.
- Siete: idrino cosechado. 18 años. 172 cm.
Heridas/enfermedades : Cicatrices desiguales con forma de arañazo en los gemelos, que se extienden hacia la parte frontal de la pierna. Más anchas y verticales en la pierna derecha.
Status : So. FLUFFY.- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
17/12/11, 04:01 pm
La carrera les condujo al final a su viejo torreón. Lo cierto es que el ser alado no les había perseguido. Corrían, en parte, por una costumbre que se estaba afianzando de correr ante cualquier cosa o ser fuera de lo normal. Era una forma de asegurar la supervivencia; pero en aquel momento Alicia no tenía muy claro si había servido de algo quedarse si aire en los pulmones, si existía realmente un peligro evitado, o solo se habían lanzado terreno abajo para huir de una amenaza imaginaria. De cualquier manera, el corazón seguía latiendo en el pecho, e incluso habían adelantado una visita que Alicia llevaba tiempo queriendo realizar. Noel llamó a la puerta de Maciel con fuerza y su voz se unió a la de Cail llamando a sus antiguos compañeros. Mark fue el primero en aparecer, emocionado y agitado. «En el sueño, el perro tendría que haber sido él» pensó mientras la sonrisa se ensachaba en su cara, «Solo le falta una cola que menear. Saluda igual que el perro de Karina». No pudo evitar reirse.
- Hola, Mark.- respondió. El chico estaba despeinado y sucio, pero de su alegría se deducía que no había pasado nada grave, y que estaba bien. Después de saludar se acercó con torpeza a Mania y se presentó.
Cuando llegó Alphonse, Alicia se alteró. ¡Tenía mil cosas que contarle! Antes de irse, había quedado en contarle sus descubrimientos. Alphonse les contó los suyos. Estaba impresionada. Ella no había llegado a conclusiones tan claras antes de disponer de los libros de la biblioteca. Solo había conseguido aclarar que la sangre ponía en marcha los cristales. Se sintió un poco estúpida por la lentitud de sus razonamientos, que habían necesitado tantos empujones para llegar a formarse.
- Vaya.- dijo laconicamente al terminar su explicación el chico. No le gustaban las exibiciones, pero consideró que era lo único que podía añadir a aquello, que él no supiese. Había aprendido otros hechizos las otras noches, pero el de fuego tenía algo especial por eso de ser el primero. Con un movimiento fluido de manos y unas palabras, la llama surgió sobre su palma, y aguantó un rato más largo del que había aguantado en otras ocasiones, bailando en el aire como prueba de las palabras de Alphonse. Se quedó un momento cohibida y añadió.- es todo lo que puedo añadir a tu explicación, Alphonse. Todo lo que has dicho es cierto, y sabemos que hay... baterías que no requieren sangre. - se sacó de la blusa los espantosos colgantes metálicos.- pero los hechizos los aprendimos de unos pocos libros. Hay un edificio cercano a Letargo... a nuestro torreón actual, una biblioteca llena, Alphonse, y fascinante. La mitad de los libros estan en otros idiomas, pero puedes encontrar cosas útiles. Ya hablaremos sobre todo esto después, te prometí poner en común lo que supiera ¿no?
Se calló al ver a Vlad aparecer, y después iba Sezk. El reptil les saludó con simpatía, casi, pero Alicia designó para él su mirada más fría, antipática e indiferente.
No comprendía porque lo habían sacado. Miró alternativamente a Cail y Giz. Sezk estaba loco y no tendría que haber salido. Dirigió una mirada reprobatoria a Vlad.
- Te consideraba razonable, Vlad. Imagino que tendrás algún motivo para haber sacado al sin cola.
Giz sin embargo parece muy enfadado, mas que Cail, de hecho, que quitando el odio que destilan sus palabras, parece hasta calmada. Ellos también tienen nuevos en la plantilla. Un chico aparentemente humano, pero con el pelo... parecían tentaculos. Y su piel brillaba resbaladiza. Y que risa tan desagradable. Se presentó mientras mostraba una colección de cuchillos. Alicia estaba indignada y su nueva simpatía fue aplastada por el cabreo.
-Otro chalado, fantástico, Vlad, ¿los coleccionas o qué?
Giz contestó con rudeza al de los cuchillos, y de un empujón, lo apartó para subir por las escaleras. Alicia miro furibunda primero a Sezk, luego al nuevo chico de pelo raro y por último a Vlad. No le daba miedo el nuevo. Cail y Giz le habían asustado mucho la primera vez, pero Vlad y Alphonse no parecían muy asustados por su presencia, y él hablaba como si compartiese techo con todos. Ni siquiera su risa loca le daba miedo. Ahora mismo solo estaba enfadada, y eso le quitaba toda la prudencia. Alicia se diriguió al kaiser con la voz de los primeros días. Tan plana y fría que comparada con su simpatico saludo a Alphonse y Mark, sonaba peor que si vociferase. De hecho, cada palabra parecía una bofetada.
- Magnifica colección que nadie ha pedido que saques. Para futuras conversaciones, agradecería que pensases antes de hablar y no fueses tan maleducado. Ahí donde lo ves, el señor Vlad odia la mala educación. - siguió a Giz tras las escaleras, añadiendo:- por cierto, tu risa me chirría en los oídos.
Subió las escaleras, y lo que no había transpasado a su voz, se escuchó en los fuertes pisotones que daba en cada escalón. Fue, por primera vez, al piso de los pájaros. Sabía que a Giz le gustaba el lugar.
- ¿hola? ¿Giz?
Lo localizó en la penumbra. En realidad no sabía que decir. Ambos acababan de hacer gala de un enfado impropio. Así que se quedó plantada frente a él.
Alphonse subió poco después. Sus palabras tranquilizadoras para Giz también la calmaron un poco a ella. Aunque seguía pensando que el kaiser era un gilipollas, y sezk, un pirado.
Información que poner en común. Si, aquello les distraería a los tres un rato. Procedió, con ayuda de Giz, a explicarle los acontecimientos, y a mostrarle los hechizos que sabían.
- Hola, Mark.- respondió. El chico estaba despeinado y sucio, pero de su alegría se deducía que no había pasado nada grave, y que estaba bien. Después de saludar se acercó con torpeza a Mania y se presentó.
Cuando llegó Alphonse, Alicia se alteró. ¡Tenía mil cosas que contarle! Antes de irse, había quedado en contarle sus descubrimientos. Alphonse les contó los suyos. Estaba impresionada. Ella no había llegado a conclusiones tan claras antes de disponer de los libros de la biblioteca. Solo había conseguido aclarar que la sangre ponía en marcha los cristales. Se sintió un poco estúpida por la lentitud de sus razonamientos, que habían necesitado tantos empujones para llegar a formarse.
- Vaya.- dijo laconicamente al terminar su explicación el chico. No le gustaban las exibiciones, pero consideró que era lo único que podía añadir a aquello, que él no supiese. Había aprendido otros hechizos las otras noches, pero el de fuego tenía algo especial por eso de ser el primero. Con un movimiento fluido de manos y unas palabras, la llama surgió sobre su palma, y aguantó un rato más largo del que había aguantado en otras ocasiones, bailando en el aire como prueba de las palabras de Alphonse. Se quedó un momento cohibida y añadió.- es todo lo que puedo añadir a tu explicación, Alphonse. Todo lo que has dicho es cierto, y sabemos que hay... baterías que no requieren sangre. - se sacó de la blusa los espantosos colgantes metálicos.- pero los hechizos los aprendimos de unos pocos libros. Hay un edificio cercano a Letargo... a nuestro torreón actual, una biblioteca llena, Alphonse, y fascinante. La mitad de los libros estan en otros idiomas, pero puedes encontrar cosas útiles. Ya hablaremos sobre todo esto después, te prometí poner en común lo que supiera ¿no?
Se calló al ver a Vlad aparecer, y después iba Sezk. El reptil les saludó con simpatía, casi, pero Alicia designó para él su mirada más fría, antipática e indiferente.
No comprendía porque lo habían sacado. Miró alternativamente a Cail y Giz. Sezk estaba loco y no tendría que haber salido. Dirigió una mirada reprobatoria a Vlad.
- Te consideraba razonable, Vlad. Imagino que tendrás algún motivo para haber sacado al sin cola.
Giz sin embargo parece muy enfadado, mas que Cail, de hecho, que quitando el odio que destilan sus palabras, parece hasta calmada. Ellos también tienen nuevos en la plantilla. Un chico aparentemente humano, pero con el pelo... parecían tentaculos. Y su piel brillaba resbaladiza. Y que risa tan desagradable. Se presentó mientras mostraba una colección de cuchillos. Alicia estaba indignada y su nueva simpatía fue aplastada por el cabreo.
-Otro chalado, fantástico, Vlad, ¿los coleccionas o qué?
Giz contestó con rudeza al de los cuchillos, y de un empujón, lo apartó para subir por las escaleras. Alicia miro furibunda primero a Sezk, luego al nuevo chico de pelo raro y por último a Vlad. No le daba miedo el nuevo. Cail y Giz le habían asustado mucho la primera vez, pero Vlad y Alphonse no parecían muy asustados por su presencia, y él hablaba como si compartiese techo con todos. Ni siquiera su risa loca le daba miedo. Ahora mismo solo estaba enfadada, y eso le quitaba toda la prudencia. Alicia se diriguió al kaiser con la voz de los primeros días. Tan plana y fría que comparada con su simpatico saludo a Alphonse y Mark, sonaba peor que si vociferase. De hecho, cada palabra parecía una bofetada.
- Magnifica colección que nadie ha pedido que saques. Para futuras conversaciones, agradecería que pensases antes de hablar y no fueses tan maleducado. Ahí donde lo ves, el señor Vlad odia la mala educación. - siguió a Giz tras las escaleras, añadiendo:- por cierto, tu risa me chirría en los oídos.
Subió las escaleras, y lo que no había transpasado a su voz, se escuchó en los fuertes pisotones que daba en cada escalón. Fue, por primera vez, al piso de los pájaros. Sabía que a Giz le gustaba el lugar.
- ¿hola? ¿Giz?
Lo localizó en la penumbra. En realidad no sabía que decir. Ambos acababan de hacer gala de un enfado impropio. Así que se quedó plantada frente a él.
Alphonse subió poco después. Sus palabras tranquilizadoras para Giz también la calmaron un poco a ella. Aunque seguía pensando que el kaiser era un gilipollas, y sezk, un pirado.
Información que poner en común. Si, aquello les distraería a los tres un rato. Procedió, con ayuda de Giz, a explicarle los acontecimientos, y a mostrarle los hechizos que sabían.
-
- HurzaComeojos
Ficha de cosechado
Nombre: Kromen Pietro (antes, Sezk)
Especie:
Habilidades: Salto, memoria y agilidad.
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
17/12/11, 04:09 pm
Qué asco. Tener visita no es nada divertido. La niñita de los ojos violetas salta al instante después de mi observación, y no parece nada contenta. Lo mismo va por Giz y por Caillech. Veo la mirada que me dirige Alicia y no hago caso. Suelto una risita tonta y le contesto.
-Ya, yo también supongo que a ti no te gustaría quedarte sin manos mientras duermes, ¿a qué no? Se perderían esas bonitas uñas. Y a ti, Caillech. No te eleves a una categoría mayor que la de un loco, no te conviene. No te sobreestimes y tampoco me subestimes. Una semana de entrenamiento no te hacen la mejor luchando. Yo no he hecho demasiado estos días, pero no voy a permitir que mis oídos se contaminen oyendo gilipolleces como ésa.
Observo sus caras mientras hablo. Los ojos de Caillech tienen una extraña expresión de... impotencia. Vamos a sacarla de sus casillas, si es que todavía se puede.
-Vaaaale. Por lo visto ya sabéis cómo hacer magia. ¿Tú puedes, Caillech? No por nada, lo que pasa es que tienes una expresión de inutilidad psíquica total. Deberías darte un buen baño caliente, eso siempre quita el estrés. Pero bueno, vamos a lo que vamos. ¿Y a qué íbamos? -suelto una risotada bastante subida de tono, pero bueno.
Endurezco el semblante. Se acabaron las estupideces. Han venido al torreón dos personas que me odian bastante, así que voy a tener que tomar precauciones.
-Bueno, hay asuntos que requieren mi atención, señores. Los pájaros no comen solos.
Me acerco a Kaiser y le llevo a una esquina.
-Bien, me gustaría proponerte algo. Ellos ya han descubierto como utilizar los cristales y la magia. Eso es un punto en contra de los locos. Te voy a proponer algo. Si te atacan a ti, yo haré lo posible para que ese ataque se frene y tú puedas escapar. Lo mismo al revés. No puedo hacer mucho solo, tú tampoco. Pero juntos, no creo que nos vaya tan mal. ¿Aceptas?
Mientras espero que se decida, me doy cuenta de que hoy los pájaros no comerán.
-Ya, yo también supongo que a ti no te gustaría quedarte sin manos mientras duermes, ¿a qué no? Se perderían esas bonitas uñas. Y a ti, Caillech. No te eleves a una categoría mayor que la de un loco, no te conviene. No te sobreestimes y tampoco me subestimes. Una semana de entrenamiento no te hacen la mejor luchando. Yo no he hecho demasiado estos días, pero no voy a permitir que mis oídos se contaminen oyendo gilipolleces como ésa.
Observo sus caras mientras hablo. Los ojos de Caillech tienen una extraña expresión de... impotencia. Vamos a sacarla de sus casillas, si es que todavía se puede.
-Vaaaale. Por lo visto ya sabéis cómo hacer magia. ¿Tú puedes, Caillech? No por nada, lo que pasa es que tienes una expresión de inutilidad psíquica total. Deberías darte un buen baño caliente, eso siempre quita el estrés. Pero bueno, vamos a lo que vamos. ¿Y a qué íbamos? -suelto una risotada bastante subida de tono, pero bueno.
Endurezco el semblante. Se acabaron las estupideces. Han venido al torreón dos personas que me odian bastante, así que voy a tener que tomar precauciones.
-Bueno, hay asuntos que requieren mi atención, señores. Los pájaros no comen solos.
Me acerco a Kaiser y le llevo a una esquina.
-Bien, me gustaría proponerte algo. Ellos ya han descubierto como utilizar los cristales y la magia. Eso es un punto en contra de los locos. Te voy a proponer algo. Si te atacan a ti, yo haré lo posible para que ese ataque se frene y tú puedas escapar. Lo mismo al revés. No puedo hacer mucho solo, tú tampoco. Pero juntos, no creo que nos vaya tan mal. ¿Aceptas?
Mientras espero que se decida, me doy cuenta de que hoy los pájaros no comerán.
No me saqéis de quicio.... U os mataré y me comeré vuestro páncreas.
- Sevent
Ficha de cosechado
Nombre: Abel
Especie: Humano español
Habilidades: Intuición, imaginación y velocidad
Personajes :
Abel: humano español (1,90m)
Unidades mágicas : 5/5
Armas :
Abel: su arrolladora personalidad
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
17/12/11, 05:11 pm
Una vez acabada mi explicación Alphonse se acercó para completar el final de ésta con una jerga de palabras incomprensible, por suerte yo leía mucho, y entendií todo lo que dijo, pero ese vocabulario que usaba, Alphonse debía de haber estudiado mucho, era increible cuanto sabía.
-El merito es todo suyo, el fue él quien descubrió todo-murmuré
Estaba muy agradecido sin su ayuda quizas nunca hubieramos descubierto nada, lo unico que hice yo fue cortarme con el cristal y descubrir que el líquido que lo encendía era la sangre y no cualquier otro, pero fue a causa de mi torpeza, Alphonse era quien realmente se había esforzado aquí.
Al parecer, todos sabían eso ya, porque Alicia se le acercó y en un rapido movimiento creó una llama que se posaba en su mano, mi boca no se movía, magia, existía...magía de verdad, siempre, desde pequeño había soñado con ella, con tener magia...pero siempre había sabido que no existìa, al igual que Papa Noel y los reyws magos, nunca había creido en tales cosas, ni siquiera de pequeño....pero ahora podía ver que la magia existía.
Un sentimiento de emoción afloró en mí, pronto se desvaneció al oír los gritos que Mania le estaba propinando a Sezk, me dirigí hacia ellos intentando poner calma
-Sezk, por favor no hables así de la gente de este torreón....-dije dubitavio
Me quedé parado, no pensaba en serio cortarle las manos a Caillech ¿Verdad?No, no, eso no estaba bien, no debiamos pelearnos, esa no era la manera de solucionar las cosas
Luego miré a Mània y le susurré sin que me oyerá Sezk:
-Por favor, ten paciencia, si te vuelve a decir algo no te diré nada, pero por el bien de todos no quiero que se arme un escandalo
Una vez el Sezk se marchó me dispuse a hablar con Mania sobre lo que habia oido de Alicia, al parecer habian encontrado libros de hechizos en un edificio Rocavarancoles, quería aprender magía, tenia que saber donde tenian ese libro y al menos hojearlo
-Mània...he oído que habéis encontrado unos libros de magia o algo por estilo...si no es molestia..quiero...decir...solo si quieres podriías enseñarme alguno de los libros-murmure avergonzado
-El merito es todo suyo, el fue él quien descubrió todo-murmuré
Estaba muy agradecido sin su ayuda quizas nunca hubieramos descubierto nada, lo unico que hice yo fue cortarme con el cristal y descubrir que el líquido que lo encendía era la sangre y no cualquier otro, pero fue a causa de mi torpeza, Alphonse era quien realmente se había esforzado aquí.
Al parecer, todos sabían eso ya, porque Alicia se le acercó y en un rapido movimiento creó una llama que se posaba en su mano, mi boca no se movía, magia, existía...magía de verdad, siempre, desde pequeño había soñado con ella, con tener magia...pero siempre había sabido que no existìa, al igual que Papa Noel y los reyws magos, nunca había creido en tales cosas, ni siquiera de pequeño....pero ahora podía ver que la magia existía.
Un sentimiento de emoción afloró en mí, pronto se desvaneció al oír los gritos que Mania le estaba propinando a Sezk, me dirigí hacia ellos intentando poner calma
-Sezk, por favor no hables así de la gente de este torreón....-dije dubitavio
Me quedé parado, no pensaba en serio cortarle las manos a Caillech ¿Verdad?No, no, eso no estaba bien, no debiamos pelearnos, esa no era la manera de solucionar las cosas
Luego miré a Mània y le susurré sin que me oyerá Sezk:
-Por favor, ten paciencia, si te vuelve a decir algo no te diré nada, pero por el bien de todos no quiero que se arme un escandalo
Una vez el Sezk se marchó me dispuse a hablar con Mania sobre lo que habia oido de Alicia, al parecer habian encontrado libros de hechizos en un edificio Rocavarancoles, quería aprender magía, tenia que saber donde tenian ese libro y al menos hojearlo
-Mània...he oído que habéis encontrado unos libros de magia o algo por estilo...si no es molestia..quiero...decir...solo si quieres podriías enseñarme alguno de los libros-murmure avergonzado
Ven conmigo,Ven conmigo por la ciudad,ven conmigo, desatemos un vendaval, esta noche, no me importa lo que dirán
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
17/12/11, 06:10 pm
Mark sale a recibirnos de muy buen humor. Parece sucio, cansado y... ¿algo herido? Sin embargo está bien, lo cual me alivia. Nos invita amblemente a pasar a la sala y nos pone al corriente de las cosas más importantes en pocas palabras. Me preocupa lo que ha dicho sobre que Sezk estaba suelto y lo del nuevo chico... Parece que él le había provocado una de las heridas. Mientras lo escuchaba me puse alerta y lleve la mano a la empuñadura de la cimitarra. Mientras hablábamos enseguida apareció Alphonse, lanza en mano, quien también parecía contento de vernos.
-Mark, Alphonse, me alegro mucho de veros -digo sinceramente-. Parece que todos estáis bien por aquí... salvo porque tenéis a un par de locos campando a sus anchas.
Atiendo a la explicación de Alphonse sobre lo que habían descubierto y estoy a punto de decir algo cuando aparece Vladimir.
-Buenas tardes, señor conde -sonrío burlonamente y realizo una breve reverencia-. Guarda las armas, parece que no nos persigue nada. Hemos visto una escena perturbadora en la cicatriz y decidimos que lo mejor era salir huyendo de allí.
Expliqué la situación un poco más de detalle y Alicia contó algo sobre los cristales, la magia, los talismanes y la biblioteca y los deja alucinados haciendo un simple hechizo. No me había fjado hasta ahora pero Alicia parecía hacer magia casi con tanta naturalidad como Giz. Estaba apunto de añadir algo cuando de pronto aparece Sezk. Ya nos había advertido Mark sobre ello, pero la situación se vuelve tensa al instante. Nos habla casi con cierta amigabilidad pero eso apenas relaja el ambiente.
La reacción de Mánia ante la presentación de Vladimir fue de genuino asombro, pero aunque pareció estar a punto de añadir algo más se contuvo. Sin embargo no dejó pasar el hecho de que Sezk la hubiese llamado "loca". Se encara a Sezk y no puedo evitar tener un mal presentimiento acerca de esta situación.
-Mánia, ten cuidado -trato de advertirle-. Sezk es peligroso, le hizo mucho daño a Caillech el día anterior a nuestra marcha.
No estaba seguro de que me fuese a hacer caso, pero por intentarlo...
La tensión se podría cortar con un cuchillo cuando Caillech y Sezk intercambian palabras poco agradables. Giz tampoco parece nada contento con la situación, pero la gota que colmó el vaso fue la aparición de Toima. Un chico de apariencia casi humana apareció en las escaleras. Hubiese pasado totalmente por un humano de no ser porque de pronto su pelo comenzó a moverse y a formar lo que parecían tentáculos. Saludando de forma maleducada, tal y como hizo notar Alicia, nos mostro una colección de duchillos que guardaba bajo su ropa en una actitud amenazante y arrogante. Sin pensarlo un segundo saqué mi cimitarra, esta vez había conseguir reunir el valor suficiente para empuñar el arma. Pero Giz fue más rápido. Un cuchillo salió volando de las manos del recién llegado y Giz lo desvió con un hechizo de impulso y el cuchillo cayó cerca de su dueño. Nunca había visto a Giz tan enfadado, pero compartía sus sentimientos. Siendo mucho más brusco que de costumbre se abrió paso por la sala y subió las escaleras, seguido apresuradamente por Alphonse. Alicia no tardó en seguirlos hablándole al nuevo con la misma brusquedad. Para mi propia sorpresa decidí ponerme en marcha yo también.
-Sezk, te aconsejo que te moderes, estoy seguro de que podemos convivir sin problemas si lo haces -miro a Caillech de reojo, Sezk la había provocado con un tema delicado para ella-. Además ahora Giz puede hacer magia y aunque Caillech y yo no podamos hemos estado entrenando duramente.
Era una verdad a medias, pues yo no había entrenado tanto, pero sí me sentía mucho más cómodo con el arma que antes. Al pasar junto a Toima me sentí más seguro de lo que creía que jamás hubiese podido. No me asustaban sus amenazas. Giz y los demás sabían hacer magia y seguro que nos protegerían.
-Hola, "señor kaiser" -le digo manteniendo la espada a media altura-. Yo soy Noel, un chico normal y corriente, a mí me gusta esta espada mucho, sobre todo cuando le pida a Giz que la envuelva en llamas -imito su "presentación" y le sonrío burlonamente mientras subo las escaleras.
No tenía ni idea de si se podía envolver una espada en llamas con magia pero es lo que se me ocurrió en ese mismo momento.
Sabía exactamente hacia donde había ido Giz y me apresuré a alcanzar el último piso del torreón. Allí estaban Giz, Alicia y Alphonse, charlando acerca de magia y de nuestros descubrimientos en general. Saludé a los pájaros que seguían igual de amenazantes que siempre y me acerqué a mis compañeros.
-Alphonse, ese chico de los tentáculos que tenéis es un tanto bravucón, ¿no crees? Casi lo encerraría a él antes que a Sezk.
A continuación saco mi libro de mapas y se lo muestro a Alphonse.
-El ambiente ahí abajo se está poniendo mal, confío en que Vladimir sabrá manejar la situación, yo prefiero esta pequeña reunión. Mira, Alphonse, este libro contiene mapas muy detallados de la ciudad. El torreón donde vivís se llama Maciel y el nuestro Letargo -se los señalo en el mapa-. Hemos sacado todos los libros de la biblioteca, está cerca de nuestro torreón. Podríamos ir mañana todos los que queráis para que conozcáis el camino -le indico los nombres de los lugares más destacables por los que hemos pasado: barrio de los callejones sin salida, cicatriz de arax, barrio derruido-. Y respecto a la magia seguro que Giz y Alicia te pueden enseñar mejores cosas... Tenemos un libro de magia con nosotros pero lo tenía Mánia. Aunque te advierto algo: parece que no todos podemos hacer magia. Entre nosotros Cail y yo no podemos, pero los demás sí. Especialmente Giz y Alicia parecen tener un talento natural para la magia.
-Mark, Alphonse, me alegro mucho de veros -digo sinceramente-. Parece que todos estáis bien por aquí... salvo porque tenéis a un par de locos campando a sus anchas.
Atiendo a la explicación de Alphonse sobre lo que habían descubierto y estoy a punto de decir algo cuando aparece Vladimir.
-Buenas tardes, señor conde -sonrío burlonamente y realizo una breve reverencia-. Guarda las armas, parece que no nos persigue nada. Hemos visto una escena perturbadora en la cicatriz y decidimos que lo mejor era salir huyendo de allí.
Expliqué la situación un poco más de detalle y Alicia contó algo sobre los cristales, la magia, los talismanes y la biblioteca y los deja alucinados haciendo un simple hechizo. No me había fjado hasta ahora pero Alicia parecía hacer magia casi con tanta naturalidad como Giz. Estaba apunto de añadir algo cuando de pronto aparece Sezk. Ya nos había advertido Mark sobre ello, pero la situación se vuelve tensa al instante. Nos habla casi con cierta amigabilidad pero eso apenas relaja el ambiente.
La reacción de Mánia ante la presentación de Vladimir fue de genuino asombro, pero aunque pareció estar a punto de añadir algo más se contuvo. Sin embargo no dejó pasar el hecho de que Sezk la hubiese llamado "loca". Se encara a Sezk y no puedo evitar tener un mal presentimiento acerca de esta situación.
-Mánia, ten cuidado -trato de advertirle-. Sezk es peligroso, le hizo mucho daño a Caillech el día anterior a nuestra marcha.
No estaba seguro de que me fuese a hacer caso, pero por intentarlo...
La tensión se podría cortar con un cuchillo cuando Caillech y Sezk intercambian palabras poco agradables. Giz tampoco parece nada contento con la situación, pero la gota que colmó el vaso fue la aparición de Toima. Un chico de apariencia casi humana apareció en las escaleras. Hubiese pasado totalmente por un humano de no ser porque de pronto su pelo comenzó a moverse y a formar lo que parecían tentáculos. Saludando de forma maleducada, tal y como hizo notar Alicia, nos mostro una colección de duchillos que guardaba bajo su ropa en una actitud amenazante y arrogante. Sin pensarlo un segundo saqué mi cimitarra, esta vez había conseguir reunir el valor suficiente para empuñar el arma. Pero Giz fue más rápido. Un cuchillo salió volando de las manos del recién llegado y Giz lo desvió con un hechizo de impulso y el cuchillo cayó cerca de su dueño. Nunca había visto a Giz tan enfadado, pero compartía sus sentimientos. Siendo mucho más brusco que de costumbre se abrió paso por la sala y subió las escaleras, seguido apresuradamente por Alphonse. Alicia no tardó en seguirlos hablándole al nuevo con la misma brusquedad. Para mi propia sorpresa decidí ponerme en marcha yo también.
-Sezk, te aconsejo que te moderes, estoy seguro de que podemos convivir sin problemas si lo haces -miro a Caillech de reojo, Sezk la había provocado con un tema delicado para ella-. Además ahora Giz puede hacer magia y aunque Caillech y yo no podamos hemos estado entrenando duramente.
Era una verdad a medias, pues yo no había entrenado tanto, pero sí me sentía mucho más cómodo con el arma que antes. Al pasar junto a Toima me sentí más seguro de lo que creía que jamás hubiese podido. No me asustaban sus amenazas. Giz y los demás sabían hacer magia y seguro que nos protegerían.
-Hola, "señor kaiser" -le digo manteniendo la espada a media altura-. Yo soy Noel, un chico normal y corriente, a mí me gusta esta espada mucho, sobre todo cuando le pida a Giz que la envuelva en llamas -imito su "presentación" y le sonrío burlonamente mientras subo las escaleras.
No tenía ni idea de si se podía envolver una espada en llamas con magia pero es lo que se me ocurrió en ese mismo momento.
Sabía exactamente hacia donde había ido Giz y me apresuré a alcanzar el último piso del torreón. Allí estaban Giz, Alicia y Alphonse, charlando acerca de magia y de nuestros descubrimientos en general. Saludé a los pájaros que seguían igual de amenazantes que siempre y me acerqué a mis compañeros.
-Alphonse, ese chico de los tentáculos que tenéis es un tanto bravucón, ¿no crees? Casi lo encerraría a él antes que a Sezk.
A continuación saco mi libro de mapas y se lo muestro a Alphonse.
-El ambiente ahí abajo se está poniendo mal, confío en que Vladimir sabrá manejar la situación, yo prefiero esta pequeña reunión. Mira, Alphonse, este libro contiene mapas muy detallados de la ciudad. El torreón donde vivís se llama Maciel y el nuestro Letargo -se los señalo en el mapa-. Hemos sacado todos los libros de la biblioteca, está cerca de nuestro torreón. Podríamos ir mañana todos los que queráis para que conozcáis el camino -le indico los nombres de los lugares más destacables por los que hemos pasado: barrio de los callejones sin salida, cicatriz de arax, barrio derruido-. Y respecto a la magia seguro que Giz y Alicia te pueden enseñar mejores cosas... Tenemos un libro de magia con nosotros pero lo tenía Mánia. Aunque te advierto algo: parece que no todos podemos hacer magia. Entre nosotros Cail y yo no podemos, pero los demás sí. Especialmente Giz y Alicia parecen tener un talento natural para la magia.
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