Torreón Maciel (Archivo II)
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HurzaComeojos
Soñador
Yber
Vlad
Giniroryu
Alicia
Shylver
Martalar
Caillech
Sevent
14 participantes
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- Sevent
Ficha de cosechado
Nombre: Abel
Especie: Humano español
Habilidades: Intuición, imaginación y velocidadPersonajes :
Abel: humano español (1,90m)
Unidades mágicas : 5/5
Armas :
Abel: su arrolladora personalidad
Torreón Maciel (Archivo II)
05/11/11, 11:42 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Llegue al torreon seguido de Hannah que extrañamente parecia preocupada por mi, pero eso ya daba igual esto era ridiculo, estaba encerrado en una pesadilla de la que no podia despertar, asi que ¿Que mas daba si me mataban o no? Asi despertaria no? JAJAJAJAJAJJAJAJA
-Asi que este es el torreon......
Entre dentro de este, estaba en un estado bastante malo, no queria imaginarme que habia pasado ahi y menos lo que iba pasar, pero que mas daba total esto era ridiculo, no podia estar pasando...o si?
-HAANNAH! Lo hemos encontrado-dije
Llegue al torreon seguido de Hannah que extrañamente parecia preocupada por mi, pero eso ya daba igual esto era ridiculo, estaba encerrado en una pesadilla de la que no podia despertar, asi que ¿Que mas daba si me mataban o no? Asi despertaria no? JAJAJAJAJAJJAJAJA
-Asi que este es el torreon......
Entre dentro de este, estaba en un estado bastante malo, no queria imaginarme que habia pasado ahi y menos lo que iba pasar, pero que mas daba total esto era ridiculo, no podia estar pasando...o si?
-HAANNAH! Lo hemos encontrado-dije
Ven conmigo,Ven conmigo por la ciudad,ven conmigo, desatemos un vendaval, esta noche, no me importa lo que dirán
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
17/02/12, 11:54 pm
La oscuridad se cirnio sobre Toima. El ulterano ya no podia ver nada, pues sus ojos estaban cubiertos de aquella sustancia pringosa. Toima intentó quitarsela, pero ya se habia solidifciado. El kaiser pugnó por abrir los ojos en vano y ya se estaba sumiendo en la desesperación cuando la luz volvio a él. Una luz rojiza e intensa se alzaba en la bóveda celeste. Sin duda brillaba mucho. Pero ¿como estaba viendo aquello si tenia los ojos tapados? Al poco de que su vista se aclarase, se dio cuenta de que se estaba viendo a si mismo. Acercó las manos a la cara para cerciorarse de que era él pero a su vez avanzó su vista hacia su cara sin ojos.
-¿Qué coño?-era como si tuviera una cámara en la palma de la mano. Todo se cubrio de negro un pequeño instante y Toima se dio cuenta de que pasaba. Acababa de pestañear. Lo que tenia en la mano era un ojo. Un ojo con el cual se contemplaba a si mismo. Todas las pústulas de su cuerpo estaban sangrando y deberian estar doliendole mucho porque aun con el sedante notaba un resquicio del dolor. La cabeza ya no le dolia y se encontraba mucho mejor. Fascinado y horrorizado a pares iguales, comenzó a experimentar con aquel ojo en su palma. Un instante después la visión se compuso y se mareó un poco mientras otro ojo se asomaba en la otra palma. Era increible, si no se equivocaba, por todo el cuerpo, allá donde tuviera pústulas, aparecerian ojos. Intentó mirar al cielo con aquellos globos oculares en las manos. Apuntó con sus manos al cielo. El astro que se habia estado haciendo más y más grande cada día se alzaba hegemonicamente en todo el cielo. Toima sonrío. Comenzó a notar molestias en el pecho. Se quitó la parte superior de la ropa, así como las camisetas, las protecciones de cuero y el mecanismo para las cuchillas. Todo aquello le molestaba.
Sorprendido, afirmó como en su pecho más y más globos oculares iban apareciendo. Algunos cerrados, otros abiertos. Toima sentia una sacudida directa al cerebro cada vez que se abria un nuevo ojo, pues no estaba acostumbrado. Pronto, logró abrir seis de los ojos a la vezy tuvo que sentarse pues toda aquella información era demasiada para su cerebro. Lograba alternar a pares, como en una parodia a sus antiguos globos oculares. Las combinaciones habituales eran: las dos palmas, los dos dorsos de la mano, los dos pectorales o los dos omóplatos. Uno bien grande que ocupaba su estómago estaba apareciendo y Toima sonrío macabramente. ¿Porque estaria el tan contento por aquello? Se sentia mucho más cómodo y relajado. Por su puesto que tambien podria ser por la sobredosis de drogas, pero habia algo más. ¿Les estaria pasando lo mismo a los demás? Toima cerró dificultosamente todos los ojos menos los de los pectorales ¿Seria que aquel astro castigaba a algunos y transformaba en monstruos a otros? La voz...la de aquella mujer...Les dijo algo al respecto pero Toima no habia prestado mucho caso. Si a él le estaba doliendo ese poco, de seguro que le estaria doliendo de igual manera a los demás.
-Zorra, lo hubieras dicho antes...- Diablos si estaba de buen humor.
En el patio, sacó todas las proteccciones y armas ocultas y las distribuyó en el pantalón y el pelo. Con una sonrisa ilusionada y de verdadero mejor humor que nunca, Toima encaminó la calle hacia letargo, con una sonrisa de oreja a oreja mientras practicaba con los párpados.
(Continua en el torreón Letargo)
-¿Qué coño?-era como si tuviera una cámara en la palma de la mano. Todo se cubrio de negro un pequeño instante y Toima se dio cuenta de que pasaba. Acababa de pestañear. Lo que tenia en la mano era un ojo. Un ojo con el cual se contemplaba a si mismo. Todas las pústulas de su cuerpo estaban sangrando y deberian estar doliendole mucho porque aun con el sedante notaba un resquicio del dolor. La cabeza ya no le dolia y se encontraba mucho mejor. Fascinado y horrorizado a pares iguales, comenzó a experimentar con aquel ojo en su palma. Un instante después la visión se compuso y se mareó un poco mientras otro ojo se asomaba en la otra palma. Era increible, si no se equivocaba, por todo el cuerpo, allá donde tuviera pústulas, aparecerian ojos. Intentó mirar al cielo con aquellos globos oculares en las manos. Apuntó con sus manos al cielo. El astro que se habia estado haciendo más y más grande cada día se alzaba hegemonicamente en todo el cielo. Toima sonrío. Comenzó a notar molestias en el pecho. Se quitó la parte superior de la ropa, así como las camisetas, las protecciones de cuero y el mecanismo para las cuchillas. Todo aquello le molestaba.
Sorprendido, afirmó como en su pecho más y más globos oculares iban apareciendo. Algunos cerrados, otros abiertos. Toima sentia una sacudida directa al cerebro cada vez que se abria un nuevo ojo, pues no estaba acostumbrado. Pronto, logró abrir seis de los ojos a la vezy tuvo que sentarse pues toda aquella información era demasiada para su cerebro. Lograba alternar a pares, como en una parodia a sus antiguos globos oculares. Las combinaciones habituales eran: las dos palmas, los dos dorsos de la mano, los dos pectorales o los dos omóplatos. Uno bien grande que ocupaba su estómago estaba apareciendo y Toima sonrío macabramente. ¿Porque estaria el tan contento por aquello? Se sentia mucho más cómodo y relajado. Por su puesto que tambien podria ser por la sobredosis de drogas, pero habia algo más. ¿Les estaria pasando lo mismo a los demás? Toima cerró dificultosamente todos los ojos menos los de los pectorales ¿Seria que aquel astro castigaba a algunos y transformaba en monstruos a otros? La voz...la de aquella mujer...Les dijo algo al respecto pero Toima no habia prestado mucho caso. Si a él le estaba doliendo ese poco, de seguro que le estaria doliendo de igual manera a los demás.
-Zorra, lo hubieras dicho antes...- Diablos si estaba de buen humor.
En el patio, sacó todas las proteccciones y armas ocultas y las distribuyó en el pantalón y el pelo. Con una sonrisa ilusionada y de verdadero mejor humor que nunca, Toima encaminó la calle hacia letargo, con una sonrisa de oreja a oreja mientras practicaba con los párpados.
(Continua en el torreón Letargo)
- Shylver
Ficha de cosechado
Nombre: Akasha
Especie: Ochroria
Habilidades: «Agilidad, Motivación, Carisma»
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
18/02/12, 01:56 pm
Después de asegurarme de que domino, en mayor o menor medida, el hechizo de impulso y parte del de presión, decido pararme a descansar un rato. Y no solo para descansar, necesito pararme a pensar en algunas cosas. Por ejemplo, en estas últimas horas me cuesta canalizar la magia. Es como si no terminase de salir, lo que me cuesta más intentos de lo normal para hacer cualquier hechizo de mi arsenal. Mi limitado arsenal. Hace unas horas intenté encender una antorcha con el hechizo de Giz... y todavía sigo preguntándome por qué no pude hacerlo. No fue porque fallaran mis habilidades mágicas. Aunque esté casi bloqueado puedo seguir lanzando hechizos. Era más bien como si no quisiera hacerlo. No era la sensación normal de la magia fluyendo al exterior. Era otra cosa, algo extraño. Cada vez que me acuerdo de lo que sentí al intentar crear la llama, siento lo que podría denominarse un rechazo irracional a todo lo relacionado con el fuego. Incluso ahora me encuentro en la esquina más alejada de la primera antorcha que encendí, y la apagaría si no fuera porque necesito luz para leer el libro.
Desde hace unas horas, no puedo respirar correctamente. Lo primero que pensé es que me había resfriado, pero no hay mucosidad nasal. No tiene sentido. No me habría parado a pensar en ello si no fuera porque segundos después me dio por llevarme una mano a la oreja izquierda, donde sentía una ligera molestia. No sabría decir si lo que más me impresionó fue la apariencia de la oreja, o la apariencia de la mano. ¿Membranas en las manos y orejas? ¿En serio? Por algún extraño motivo, conseguí mantener la calma, y tras largo rato analizando la situación solo puedo dar una explicación lógica: la voz que escuchaba en mi cabeza hace un momento no era mi imaginación. La Luna Roja. Por ese motivo no me extraño cuando me doy cuenta de que mi piel ha cambiado de color durante el entrenamiento con el hechizo de presión. Ya me he mentalizado, no puedo detener la reacción, sea cual sea. Tendré que aguantar lo que venga.
Dejo de pensar en el pasado y me paso la mano por el brazo. Se me está escamando la piel, y agrietando. Frente a esto, no puedo hacer más que soltar un suspiro. Llené la bañera del baño y fui a meter los brazos en agua hace escasas horas, y cada vez tardo menos en secarme. Y entonces ocurre.
Para cuando me quiero dar cuenta, me encuentro con las manos en la cara. No puedo respirar, o, al menos, es lo que me parece en un principio. Me cuesta darme cuenta de que todavía puedo coger aire por la boca. Toso un poco de forma estridente y tomo una bocanada de aire, cosa muy poco útil en una habitación que ha pasado horas cerrada y que no tiene ventanas. Pero ese no es el único problema, pues, como cada vez que se me ha ido secando la piel, empiezo a agobiarme. ¿Respirar por la boca? En estos momentos me da igual, es como si me faltara el oxígeno en todo el cuerpo.
No tengo tiempo de pararme a pensar en el porqué de esta cadena de cambios repentinos, mi mente tiene otras cosas mejores que hacer. Como por ejemplo llevarme a la carrera al baño, que por suerte para mí está al lado del almacén en el que me he instalado. Lanzo hacia atrás la manta que me cubre, la ropa que llevo puesta y dejo caer la lanza a un lado, y entro a toda prisa en la bañera, todavía llena.
No encuentro palabras para describir lo que siento cuando mi piel entra en contacto con el agua fría de la bañera, y ni siquiera me doy cuenta de la temperatura. Es, en cierta medida, revitalizante. Ahora más tranquilo y sin peligro de morir por falta de oxígeno, miro hacia la puerta abierta del baño, que queda enfrente de la puerta abierta del estudio, la cual queda en línea con la ventana. ¿De dónde procede esa extraña luz roja que me llega desde ahí? Viene desde arriba, y ni de lejos tengo ángulo de visión suficiente como para comprobar su fuente. Me gustaría levantarme e ir a mirar, pero por algún extraño motivo prefiero quedarme dentro del agua, tranquilo y sin preocuparme por nada. De todas formas, no es muy difícil deducir cuál es su procedencia. La famosa Luna Roja. Decido sumergir la cabeza, para mojarme la cara. Qué sorpresa cuando espero pacientemente a necesitar tomar aire para salir de nuevo. Abro los ojos y miro a mi alrededor solo para asegurarme de que sigo con la cabeza dentro del agua, en caso de que mis sentidos me estén jugando una mala pasada, y así es. No tengo el impulso de salir a coger aire. Más bien al contrario, tengo todo el oxígeno que pueda necesitar. Cuando saco la cabeza del agua miro pensativo a las membranas que ahora tengo entre los dedos de las manos.
La línea de razonamiento se va creando ante mí sin necesitar esforzarme lo más mínimo.
"Dedos palmeados, necesidad de humedecer la piel, bloqueo de las fosas nasales, capacidad de respiración subacuática, viscosidad en la superficie de la piel y variación del color de la misma."
¿A qué palabra apuntan todos esos factores?
"Anfibio."
Apuntan indudablemente hacia el término "anfibio".
Mirándolo detenidamente, tiene sentido. Respiración cutánea, por eso me agobio cuando se me seca la piel. Todos los síntomas coinciden. ¿Realmente es esto lo que ocurre por efecto de la exposición a la Luna Roja? Y hablando de magia, esto de estar en el agua no solo renueva mi capacidad respiratoria, sino algo más... místico. Similar a la sensación que aparece al canalizar energía de un cristal a un hechizo. Después de pasarme tanto tiempo encerrado en el almacén, practicando, reconocería la sensación de acumulación de energía mágica en cualquier situación. Intento realizar un hechizo de impulso sobre un taburete cercano. El taburete se mueve con una velocidad aceptable hacia la pared, la cual golpea creando un repetitivo eco por todo el baño vacío.
"No necesito cristales, ni amuletos."
Demasiadas cosas están ocurriendo al mismo tiempo. Demasiadas como para pensar en todas a la vez. Decido dejarlo para más tarde, cuando me encuentre completamente recuperado de los extraños cambios que afectan a mi cuerpo. Aunque sí que me gustaría saber lo que pasa ahí fuera.
-V...-me paro, recordando que Vlad se había ido. Mejor llamo a cualquier otro.-¿Toima? ¿Sezk?- pregunto al aire.- ¿Hannah? ¿Alguien por ahí?
Vuelvo a llamarlos a todos, esperando que alguien se de cuenta de que estoy aquí. Ahora que lo pienso, el torreón está muy tranquilo hoy. Demasiado tranquilo. Mientras espero, sigo probando los hechizos que conozco, evitando el de fuego, con lo que me rodea. Muevo el taburete con el impulso, aplasto objetos de madera pequeños o tablas en mi ángulo de visión con la presión, y muevo cosas poco pesadas de un lado a otro con la levitación. Es verdaderamente increíble, y todo sin salir de la bañera. Tengo la sensación de que precisamente el no salir de la bañera es lo que me está permitiendo hacer todo esto. También puede estar relacionado con la "inyección" de energía que estoy sintiendo ahora mismo. El ambiente está muy cargado. Me dejo caer sobre toda la longitud de la bañera y cierro los ojos para centrarme.
Aquí está pasando algo muy raro, y no tengo ni idea de qué puede ser. Espero que vengan pronto.
…
Viendo que nadie está por la labor de venir a ver qué me pasa, debe ser que todos se han ido. Y no me extrañaría en absoluto, todo esto de la Luna es una locura. Estoy solo en este edificio. En ese caso, tendré que encontrar una forma de salir sin morir asfixiado en el intento. ¿Llevar agua encima? Un poco difícil. Tiene que haber algún medio que pueda servir. Puede que el libro de aplicación de fuerzas me ayude a pensar en ello. Arriesgándome, corro hacia el almacén, recojo el libro con cuidado de no mojarlo y vuelvo al baño, depositando el libro sobre el taburete. Me ayudo del hechizo de impulso para pasar las páginas sin tocar el libro con las manos mojadas, lo que posiblemente no le siente muy bien al papel.
Índice de hechizos, teoría mágica de aplicación de fuerzas, hechizos de presión, hechizos de impulso... hechizos de levitación. Levitación parece ser la palabra clave en este problema. Si fuese levitando todo el camino hasta el otro torreón no tardaría mucho en secarme. No, tiene que haber otro método para aplicar esa misma solución. Siempre podría... ¡pero es una locura! No, todo es posible en Rocavarancolia. Pero me convendría probar antes de hacer semejante movimiento.
Apoyo las manos en los bordes de la bañera, cierro los ojos y me concentro sin mucha dificultad. Pronuncio las palabras adecuadas lentamente, para evitar errores innecesarios.
-Y ahora, elévate.-digo a nadie en concreto.
La bañera tiembla durante unos instantes, pero nada más. Tres intentos más me permiten darle la vuelta y girarla hacia la puerta. Buen avance, pero necesito más potencia. Según he leido en el libro, podría reducir mucho el gasto si... cómo era la palabra... ¿anclar? Si anclo el hechizo a la bañera. Sigo las instrucciones que hay en el libro para tal fin, aunque no fío mucho de unos apuntes que parecen puramente experimentales.
Con la bañera supuestamente preparada, solo me queda buscar una manera de llevar mis cosas. Bueno, la lanza, el libro y el diario, no hay mucho más que llevar. Con unas cuantas salidas rápidas más consigo enganchar la bolsa improvisada que usé el otro día a un saliente en la parte trasera de la bañera. Tendré que llevar la lanza en la mano, no cabrá en la bolsa. Aprovecho una vez más para ponerme la ropa que llevaba, por dar buena imagen. No puedo respirar del todo bien, pero al estar en el agua la diferencia es despreciable. Y ahora, ha llegado el momento de gastar toda esta energía extra que me inunda, posiblemente por efecto directo de la Luna Roja. Es hora de reunirme con el resto en el otro torreón. No confío en la bañera, no confío en el hechizo de levitación anclado, y sobre todo, no confío realmente en mis capacidades, pero a día de hoy no me queda otra que hacerlo. Quién sabe en qué situación se encontrarán, o de qué cambios serán presa en estos momentos. Espero que no les esté dando muchos problemas.
Me aferro a los bordes de la bañera tan firmemente como me es posible. Tengo el plan en la cabeza, solo hay una manera de salir de aquí en esta situación: avanzar por el baño, pasar al estudio, y salir por la ventana. El agua no será un problema en ese caso. Tengo que tomar el impulso suficiente como para saltar el muro del patio. A partir de ahí, según mis cálculos de distancia a partir de mis recuerdos, tendría la energía suficiente como para llegar a Letargo ligeramente cansado, claro que un cálculo aproximado es muy poco fiable. La altura no será un problema si salgo desde este piso, solo tendría que mantenerme a unos cuantos metros del suelo, ni muy alto, ni muy bajo.
“Recuerda Alphonse, estás haciendo levitar la bañera, estás dándole altura. Si consigues la velocidad suficiente no tendrás que preocuparte por el movimiento horizontal: la inercia hará el resto.”
-Que Santa Improbabilidad me asista...
Noto la bañera moverse. Noto la bañera elevarse. Y noto la bañera llevarse parte del marco de la ventana. Después, solo tengo ojos para el círculo rojo que se alza en el cielo. La Luna Roja en todo su esplendor, insuflando energía a todo ser vivo e inerte en toda Rocavarancolia. Mi vista se posa sobre la línea oscura que la recorre de forma transversal. ¿Qué se supone que es esa línea? ¿Alguna especie de desnivel natural? Parece demasiado regular para tratarse de eso, aunque con la naturaleza nunca se sabe. Tendría que estudiarla con detenimiento, con un telescopio delante, y con algunos útiles de...
Abro los ojos en expresión de sorpresa, impresionado de mi enorme falta de atención, cuando recuerdo donde estoy. En una bañera sobrevolando el muro exterior del torreón Maciel. Retomo el control poco antes de colisionar bruscamente con el suelo y estabilizo la altura y el equilibrio lateral de mi vehículo improvisado. Cruzar las calles manteniendo esta velocidad después de haber hecho esa locura no será nada complicado.
-Habitantes de Letargo, esperadme.
Me introduzco un poco más en el agua para evitar las corrientes de aire que se dirigen a mi cara por efecto del movimiento y pongo rumbo a Letargo.
Sigue en el Torreón Letargo.
Desde hace unas horas, no puedo respirar correctamente. Lo primero que pensé es que me había resfriado, pero no hay mucosidad nasal. No tiene sentido. No me habría parado a pensar en ello si no fuera porque segundos después me dio por llevarme una mano a la oreja izquierda, donde sentía una ligera molestia. No sabría decir si lo que más me impresionó fue la apariencia de la oreja, o la apariencia de la mano. ¿Membranas en las manos y orejas? ¿En serio? Por algún extraño motivo, conseguí mantener la calma, y tras largo rato analizando la situación solo puedo dar una explicación lógica: la voz que escuchaba en mi cabeza hace un momento no era mi imaginación. La Luna Roja. Por ese motivo no me extraño cuando me doy cuenta de que mi piel ha cambiado de color durante el entrenamiento con el hechizo de presión. Ya me he mentalizado, no puedo detener la reacción, sea cual sea. Tendré que aguantar lo que venga.
Dejo de pensar en el pasado y me paso la mano por el brazo. Se me está escamando la piel, y agrietando. Frente a esto, no puedo hacer más que soltar un suspiro. Llené la bañera del baño y fui a meter los brazos en agua hace escasas horas, y cada vez tardo menos en secarme. Y entonces ocurre.
Para cuando me quiero dar cuenta, me encuentro con las manos en la cara. No puedo respirar, o, al menos, es lo que me parece en un principio. Me cuesta darme cuenta de que todavía puedo coger aire por la boca. Toso un poco de forma estridente y tomo una bocanada de aire, cosa muy poco útil en una habitación que ha pasado horas cerrada y que no tiene ventanas. Pero ese no es el único problema, pues, como cada vez que se me ha ido secando la piel, empiezo a agobiarme. ¿Respirar por la boca? En estos momentos me da igual, es como si me faltara el oxígeno en todo el cuerpo.
No tengo tiempo de pararme a pensar en el porqué de esta cadena de cambios repentinos, mi mente tiene otras cosas mejores que hacer. Como por ejemplo llevarme a la carrera al baño, que por suerte para mí está al lado del almacén en el que me he instalado. Lanzo hacia atrás la manta que me cubre, la ropa que llevo puesta y dejo caer la lanza a un lado, y entro a toda prisa en la bañera, todavía llena.
No encuentro palabras para describir lo que siento cuando mi piel entra en contacto con el agua fría de la bañera, y ni siquiera me doy cuenta de la temperatura. Es, en cierta medida, revitalizante. Ahora más tranquilo y sin peligro de morir por falta de oxígeno, miro hacia la puerta abierta del baño, que queda enfrente de la puerta abierta del estudio, la cual queda en línea con la ventana. ¿De dónde procede esa extraña luz roja que me llega desde ahí? Viene desde arriba, y ni de lejos tengo ángulo de visión suficiente como para comprobar su fuente. Me gustaría levantarme e ir a mirar, pero por algún extraño motivo prefiero quedarme dentro del agua, tranquilo y sin preocuparme por nada. De todas formas, no es muy difícil deducir cuál es su procedencia. La famosa Luna Roja. Decido sumergir la cabeza, para mojarme la cara. Qué sorpresa cuando espero pacientemente a necesitar tomar aire para salir de nuevo. Abro los ojos y miro a mi alrededor solo para asegurarme de que sigo con la cabeza dentro del agua, en caso de que mis sentidos me estén jugando una mala pasada, y así es. No tengo el impulso de salir a coger aire. Más bien al contrario, tengo todo el oxígeno que pueda necesitar. Cuando saco la cabeza del agua miro pensativo a las membranas que ahora tengo entre los dedos de las manos.
La línea de razonamiento se va creando ante mí sin necesitar esforzarme lo más mínimo.
"Dedos palmeados, necesidad de humedecer la piel, bloqueo de las fosas nasales, capacidad de respiración subacuática, viscosidad en la superficie de la piel y variación del color de la misma."
¿A qué palabra apuntan todos esos factores?
"Anfibio."
Apuntan indudablemente hacia el término "anfibio".
Mirándolo detenidamente, tiene sentido. Respiración cutánea, por eso me agobio cuando se me seca la piel. Todos los síntomas coinciden. ¿Realmente es esto lo que ocurre por efecto de la exposición a la Luna Roja? Y hablando de magia, esto de estar en el agua no solo renueva mi capacidad respiratoria, sino algo más... místico. Similar a la sensación que aparece al canalizar energía de un cristal a un hechizo. Después de pasarme tanto tiempo encerrado en el almacén, practicando, reconocería la sensación de acumulación de energía mágica en cualquier situación. Intento realizar un hechizo de impulso sobre un taburete cercano. El taburete se mueve con una velocidad aceptable hacia la pared, la cual golpea creando un repetitivo eco por todo el baño vacío.
"No necesito cristales, ni amuletos."
Demasiadas cosas están ocurriendo al mismo tiempo. Demasiadas como para pensar en todas a la vez. Decido dejarlo para más tarde, cuando me encuentre completamente recuperado de los extraños cambios que afectan a mi cuerpo. Aunque sí que me gustaría saber lo que pasa ahí fuera.
-V...-me paro, recordando que Vlad se había ido. Mejor llamo a cualquier otro.-¿Toima? ¿Sezk?- pregunto al aire.- ¿Hannah? ¿Alguien por ahí?
Vuelvo a llamarlos a todos, esperando que alguien se de cuenta de que estoy aquí. Ahora que lo pienso, el torreón está muy tranquilo hoy. Demasiado tranquilo. Mientras espero, sigo probando los hechizos que conozco, evitando el de fuego, con lo que me rodea. Muevo el taburete con el impulso, aplasto objetos de madera pequeños o tablas en mi ángulo de visión con la presión, y muevo cosas poco pesadas de un lado a otro con la levitación. Es verdaderamente increíble, y todo sin salir de la bañera. Tengo la sensación de que precisamente el no salir de la bañera es lo que me está permitiendo hacer todo esto. También puede estar relacionado con la "inyección" de energía que estoy sintiendo ahora mismo. El ambiente está muy cargado. Me dejo caer sobre toda la longitud de la bañera y cierro los ojos para centrarme.
Aquí está pasando algo muy raro, y no tengo ni idea de qué puede ser. Espero que vengan pronto.
…
Viendo que nadie está por la labor de venir a ver qué me pasa, debe ser que todos se han ido. Y no me extrañaría en absoluto, todo esto de la Luna es una locura. Estoy solo en este edificio. En ese caso, tendré que encontrar una forma de salir sin morir asfixiado en el intento. ¿Llevar agua encima? Un poco difícil. Tiene que haber algún medio que pueda servir. Puede que el libro de aplicación de fuerzas me ayude a pensar en ello. Arriesgándome, corro hacia el almacén, recojo el libro con cuidado de no mojarlo y vuelvo al baño, depositando el libro sobre el taburete. Me ayudo del hechizo de impulso para pasar las páginas sin tocar el libro con las manos mojadas, lo que posiblemente no le siente muy bien al papel.
Índice de hechizos, teoría mágica de aplicación de fuerzas, hechizos de presión, hechizos de impulso... hechizos de levitación. Levitación parece ser la palabra clave en este problema. Si fuese levitando todo el camino hasta el otro torreón no tardaría mucho en secarme. No, tiene que haber otro método para aplicar esa misma solución. Siempre podría... ¡pero es una locura! No, todo es posible en Rocavarancolia. Pero me convendría probar antes de hacer semejante movimiento.
Apoyo las manos en los bordes de la bañera, cierro los ojos y me concentro sin mucha dificultad. Pronuncio las palabras adecuadas lentamente, para evitar errores innecesarios.
-Y ahora, elévate.-digo a nadie en concreto.
La bañera tiembla durante unos instantes, pero nada más. Tres intentos más me permiten darle la vuelta y girarla hacia la puerta. Buen avance, pero necesito más potencia. Según he leido en el libro, podría reducir mucho el gasto si... cómo era la palabra... ¿anclar? Si anclo el hechizo a la bañera. Sigo las instrucciones que hay en el libro para tal fin, aunque no fío mucho de unos apuntes que parecen puramente experimentales.
Con la bañera supuestamente preparada, solo me queda buscar una manera de llevar mis cosas. Bueno, la lanza, el libro y el diario, no hay mucho más que llevar. Con unas cuantas salidas rápidas más consigo enganchar la bolsa improvisada que usé el otro día a un saliente en la parte trasera de la bañera. Tendré que llevar la lanza en la mano, no cabrá en la bolsa. Aprovecho una vez más para ponerme la ropa que llevaba, por dar buena imagen. No puedo respirar del todo bien, pero al estar en el agua la diferencia es despreciable. Y ahora, ha llegado el momento de gastar toda esta energía extra que me inunda, posiblemente por efecto directo de la Luna Roja. Es hora de reunirme con el resto en el otro torreón. No confío en la bañera, no confío en el hechizo de levitación anclado, y sobre todo, no confío realmente en mis capacidades, pero a día de hoy no me queda otra que hacerlo. Quién sabe en qué situación se encontrarán, o de qué cambios serán presa en estos momentos. Espero que no les esté dando muchos problemas.
Me aferro a los bordes de la bañera tan firmemente como me es posible. Tengo el plan en la cabeza, solo hay una manera de salir de aquí en esta situación: avanzar por el baño, pasar al estudio, y salir por la ventana. El agua no será un problema en ese caso. Tengo que tomar el impulso suficiente como para saltar el muro del patio. A partir de ahí, según mis cálculos de distancia a partir de mis recuerdos, tendría la energía suficiente como para llegar a Letargo ligeramente cansado, claro que un cálculo aproximado es muy poco fiable. La altura no será un problema si salgo desde este piso, solo tendría que mantenerme a unos cuantos metros del suelo, ni muy alto, ni muy bajo.
“Recuerda Alphonse, estás haciendo levitar la bañera, estás dándole altura. Si consigues la velocidad suficiente no tendrás que preocuparte por el movimiento horizontal: la inercia hará el resto.”
-Que Santa Improbabilidad me asista...
Noto la bañera moverse. Noto la bañera elevarse. Y noto la bañera llevarse parte del marco de la ventana. Después, solo tengo ojos para el círculo rojo que se alza en el cielo. La Luna Roja en todo su esplendor, insuflando energía a todo ser vivo e inerte en toda Rocavarancolia. Mi vista se posa sobre la línea oscura que la recorre de forma transversal. ¿Qué se supone que es esa línea? ¿Alguna especie de desnivel natural? Parece demasiado regular para tratarse de eso, aunque con la naturaleza nunca se sabe. Tendría que estudiarla con detenimiento, con un telescopio delante, y con algunos útiles de...
Abro los ojos en expresión de sorpresa, impresionado de mi enorme falta de atención, cuando recuerdo donde estoy. En una bañera sobrevolando el muro exterior del torreón Maciel. Retomo el control poco antes de colisionar bruscamente con el suelo y estabilizo la altura y el equilibrio lateral de mi vehículo improvisado. Cruzar las calles manteniendo esta velocidad después de haber hecho esa locura no será nada complicado.
-Habitantes de Letargo, esperadme.
Me introduzco un poco más en el agua para evitar las corrientes de aire que se dirigen a mi cara por efecto del movimiento y pongo rumbo a Letargo.
Sigue en el Torreón Letargo.
- HurzaComeojos
Ficha de cosechado
Nombre: Kromen Pietro (antes, Sezk)
Especie:
Habilidades: Salto, memoria y agilidad.
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
18/02/12, 09:45 pm
Luz. Muevo un dedo de la mano. ¿Qué coño me ha pasado? Me he quedado de piedra... literalmente.
Muevo el brazo derecho para comprobarlo, y unas cuantas esquirlas de roca se desprenden de las axilas. Lo mismo pasa al intentar mover las piernas demás partes del cuerpo. Soy de roca totalmente.
Noto un regustillo a... ¿locura? en la boca. Me paso la mano por la boca y descubro que tengo un líquido negro en los labios. Al descubrir ese detalle me fijo por primera vez en la chica (o mujer) que hay enfrente mío. Lleva la prenda del pecho desatada y tiene una cosa entre los pechos, una boca con lengua, o algo así. De ahí ha salido el líquido que tengo en la boca.
Me levanto, puesto que estoy arrodillado, y a punto estoy de caerme hacia atrás. Tengo o llevo algo en la espalda que me hace de contrapeso al cuerpo. Estiro el brazo hacia atrás y lo toco. Parecen alas. Pero no de la normales no, de roca. Me vuelvo a arrodillar y a levantar después, teniendo cuidado de nivelar el peso hacia delante, lo que me deja en una postura encorvada y bastante ridícula. Me dirijo a ella e intento poner la voz más amenazante que me sale.
-¿Quién eres? ¿Y qué me ha pasado?
Camino hacia las escaleras, esperando que me siga, y las subo. Ya en el patio, me sitúo en el centro y miro hacia el astro que está en el cielo.
Es impresionante.
Una gran luna roja me mira desde ahí arriba, y alargo la mano intentando alcanzarla. Aunque ya sé que es imposible. Pero con estas alas, quizá...
Me vuelvo a dirigir a la chica que ha hecho (supongo) que me despierte.
-Perdón por mis modales, pero es que acababa de despertarme y... Antes de nada, quiero darte las gracias por despertarme (porque supongo que has sido tú), y ya de paso , ¿qué soy?
Giro de nuevo y miro hacia la Luna. Es hermosa. Y me ha convertido en lo que soy ahora, no hay otra explicación.
-Gracias.
Y, a una orden mental que no soy consciente de dar, despliego las alas.
Muevo el brazo derecho para comprobarlo, y unas cuantas esquirlas de roca se desprenden de las axilas. Lo mismo pasa al intentar mover las piernas demás partes del cuerpo. Soy de roca totalmente.
Noto un regustillo a... ¿locura? en la boca. Me paso la mano por la boca y descubro que tengo un líquido negro en los labios. Al descubrir ese detalle me fijo por primera vez en la chica (o mujer) que hay enfrente mío. Lleva la prenda del pecho desatada y tiene una cosa entre los pechos, una boca con lengua, o algo así. De ahí ha salido el líquido que tengo en la boca.
Me levanto, puesto que estoy arrodillado, y a punto estoy de caerme hacia atrás. Tengo o llevo algo en la espalda que me hace de contrapeso al cuerpo. Estiro el brazo hacia atrás y lo toco. Parecen alas. Pero no de la normales no, de roca. Me vuelvo a arrodillar y a levantar después, teniendo cuidado de nivelar el peso hacia delante, lo que me deja en una postura encorvada y bastante ridícula. Me dirijo a ella e intento poner la voz más amenazante que me sale.
-¿Quién eres? ¿Y qué me ha pasado?
Camino hacia las escaleras, esperando que me siga, y las subo. Ya en el patio, me sitúo en el centro y miro hacia el astro que está en el cielo.
Es impresionante.
Una gran luna roja me mira desde ahí arriba, y alargo la mano intentando alcanzarla. Aunque ya sé que es imposible. Pero con estas alas, quizá...
Me vuelvo a dirigir a la chica que ha hecho (supongo) que me despierte.
-Perdón por mis modales, pero es que acababa de despertarme y... Antes de nada, quiero darte las gracias por despertarme (porque supongo que has sido tú), y ya de paso , ¿qué soy?
Giro de nuevo y miro hacia la Luna. Es hermosa. Y me ha convertido en lo que soy ahora, no hay otra explicación.
-Gracias.
Y, a una orden mental que no soy consciente de dar, despliego las alas.
- Martalar
Ficha de cosechado
Nombre: Hannah Lahey
Especie:
Habilidades: Vista de lince, automotivación y resistencia.
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
18/02/12, 10:43 pm
Las noticias de todo me han afectado. No sé ni qué sentir realmente. La chica muerta que ha transformado en trágica la expedición...
Y ahora la petición de Alphonse de quedarse solo. No sé si decir si me siento deprimida o simplemente un poco dolida.
Así que simplemente me alejo del estudio y me he dejado caer, acurrucada en un rincón. Finalmente, sin ser yo apenas consciente de ello, mis párpados han ido formando una oscura cortina ante mis ojos.
Abro los ojos con rapidez, olisqueando el aire sin saber por qué. Todo parece haber adquirido un cariz nuevo y extraño que no sabría identificar, así que tengo una sensación bastante desagradable.
Es como si... Como si todas las formas se hubiesen desdibujado y vuelto a dibujar más coloridas, más vivas. Como si durante toda mi vida hubiese tenido una visión imperfecta del mundo entero y, por primera vez, viese todo tal y como es. Como si hubiese estado dormido y acabase de despertar. Despertar, esa es la palabra. Porque, por primera vez, me siento viva.
Oigo la voz de Alphonse a lo lejos, e intento ponerme en pie, pero lo único que consigo es caminar a rastras y caer unos metros más adelante. Me siento extrañamente cansada, como si despertar me hubiese hecho consciente de un peso enorme que no era consciente de sostener. ¿Qué está pasando?
Me limito a mantenerme tumbada hasta que la voz de Alphonse se extingue. Entonces, me pongo de pie con lentitud. Entonces, noto un pinchazo en la lengua. Llevo el dedo índice a donde están mis dientes. Bueno, a donde deberían estar, puesto que estos han aumentado considerablemente y se han afilado. Son más bien... ¿Colmillos? ¿Qué está pasando?
¿Cómo estarán los demás?
Me acerco a la ventana. En el exterior, un astro corona el cielo recortándose contra él. Dejo que su brillo rojo bañe mi rostro unos instantes, sintiéndome con fuerzas renovadas. Entonces, soy consciente de que una bañera vuela alrededor de la torre... ¿Una bañera? ¿Qué sucede? Y hay un ser en su interior. Todo esto es demasiado extraño. Probablemente despierte en cualquier momento.
Cuando la bañera sale volando hacia una dirección completa, no lo pienso más. Bajo las escaleras con una velocidad que no soy constante de poseer, como si no fuera yo quien estuviese realmente guiando mis propios pasos. Contemplo el torreón una vez más. En el patio, una sombra de piedra despliega sus alas, y junto a ella hay una chica.
Pero no pierdo el tiempo mirándoles. Al fin y al cabo, tendré que correr para alcanzar la bañera.
Sin recordar gran parte del trayecto, como si estuviese difuso en mi memoria, comienzo a correr. Solo a ratos soy consciente de correr a cuatro patas, como si fuese lo más normal del mundo. Y en los momentos en que me doy cuenta, me siento demasiado extraña, por lo que los tramos corriendo de una u otra forma se alteran continuamente.
Sigue en el Torreón Letargo.
Y ahora la petición de Alphonse de quedarse solo. No sé si decir si me siento deprimida o simplemente un poco dolida.
Así que simplemente me alejo del estudio y me he dejado caer, acurrucada en un rincón. Finalmente, sin ser yo apenas consciente de ello, mis párpados han ido formando una oscura cortina ante mis ojos.
Abro los ojos con rapidez, olisqueando el aire sin saber por qué. Todo parece haber adquirido un cariz nuevo y extraño que no sabría identificar, así que tengo una sensación bastante desagradable.
Es como si... Como si todas las formas se hubiesen desdibujado y vuelto a dibujar más coloridas, más vivas. Como si durante toda mi vida hubiese tenido una visión imperfecta del mundo entero y, por primera vez, viese todo tal y como es. Como si hubiese estado dormido y acabase de despertar. Despertar, esa es la palabra. Porque, por primera vez, me siento viva.
Oigo la voz de Alphonse a lo lejos, e intento ponerme en pie, pero lo único que consigo es caminar a rastras y caer unos metros más adelante. Me siento extrañamente cansada, como si despertar me hubiese hecho consciente de un peso enorme que no era consciente de sostener. ¿Qué está pasando?
Me limito a mantenerme tumbada hasta que la voz de Alphonse se extingue. Entonces, me pongo de pie con lentitud. Entonces, noto un pinchazo en la lengua. Llevo el dedo índice a donde están mis dientes. Bueno, a donde deberían estar, puesto que estos han aumentado considerablemente y se han afilado. Son más bien... ¿Colmillos? ¿Qué está pasando?
¿Cómo estarán los demás?
Me acerco a la ventana. En el exterior, un astro corona el cielo recortándose contra él. Dejo que su brillo rojo bañe mi rostro unos instantes, sintiéndome con fuerzas renovadas. Entonces, soy consciente de que una bañera vuela alrededor de la torre... ¿Una bañera? ¿Qué sucede? Y hay un ser en su interior. Todo esto es demasiado extraño. Probablemente despierte en cualquier momento.
Cuando la bañera sale volando hacia una dirección completa, no lo pienso más. Bajo las escaleras con una velocidad que no soy constante de poseer, como si no fuera yo quien estuviese realmente guiando mis propios pasos. Contemplo el torreón una vez más. En el patio, una sombra de piedra despliega sus alas, y junto a ella hay una chica.
Pero no pierdo el tiempo mirándoles. Al fin y al cabo, tendré que correr para alcanzar la bañera.
Sin recordar gran parte del trayecto, como si estuviese difuso en mi memoria, comienzo a correr. Solo a ratos soy consciente de correr a cuatro patas, como si fuese lo más normal del mundo. Y en los momentos en que me doy cuenta, me siento demasiado extraña, por lo que los tramos corriendo de una u otra forma se alteran continuamente.
Sigue en el Torreón Letargo.
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
18/02/12, 11:42 pm
A Nihil le molestó ligeramente el trato frío del chico pero no le echó demasiada cuenta. ¿Qué podía esperar de un crio que pensaba que los pechos eran tumores? Aunque ciertamente añoraba la fogosidad de los adolescentes... Qué tiempos aquellos...
Siguió al Sezk al patio con paso lento y pausado, deleitándose de cómo la bilis negra actuaba en su organismo... Ya estaba dentro, lo demás solo sería cuestión de tiempo. Acompañón la mirada del cosechado hacia la Luna Roja, observándola con algo de desinterés.
-Sí, he sido yo la que te ha despertado... Mi nombre es Nihil, aunque no siempre me llamé así- dijo. Mirar la Luna siempre le traía recuerdos... recuerdos dolorosos.- Y tú, pequeña alimaña, eres una gárgola. Te alimentas de locura, de fanatismo, es por eso que la bilis negra- jugueteó con una de sus lenguas, paseándola entre los dedos- te ha despertado. Si no me hubiese interesado por tí podrías haber pasado años ahí quieto- rió.
Parte de la locura inicial del chico se habia calmado, pero no por mucho tiempo. Pronunció una sílaba y un torrente de imágenes cruentas, de años y años de fanatismo religioso, guerras santas, sectas, matanzas, persecuciones... Siglos de demencia pasaron por la mente del chico, y la alimentaron.
-¿Lo sientes? De ahí viene tu poder. Esa es tu fuerza. Y yo puedo proporcionártela, puedo darte la locura que ansías... Tan solo tienes que unirte a nosotros.- el torrente amainó, y Nihil se inclinó paramirar al chico a los ojos- Unete a los Hijos de Ewa
Siguió al Sezk al patio con paso lento y pausado, deleitándose de cómo la bilis negra actuaba en su organismo... Ya estaba dentro, lo demás solo sería cuestión de tiempo. Acompañón la mirada del cosechado hacia la Luna Roja, observándola con algo de desinterés.
-Sí, he sido yo la que te ha despertado... Mi nombre es Nihil, aunque no siempre me llamé así- dijo. Mirar la Luna siempre le traía recuerdos... recuerdos dolorosos.- Y tú, pequeña alimaña, eres una gárgola. Te alimentas de locura, de fanatismo, es por eso que la bilis negra- jugueteó con una de sus lenguas, paseándola entre los dedos- te ha despertado. Si no me hubiese interesado por tí podrías haber pasado años ahí quieto- rió.
Parte de la locura inicial del chico se habia calmado, pero no por mucho tiempo. Pronunció una sílaba y un torrente de imágenes cruentas, de años y años de fanatismo religioso, guerras santas, sectas, matanzas, persecuciones... Siglos de demencia pasaron por la mente del chico, y la alimentaron.
-¿Lo sientes? De ahí viene tu poder. Esa es tu fuerza. Y yo puedo proporcionártela, puedo darte la locura que ansías... Tan solo tienes que unirte a nosotros.- el torrente amainó, y Nihil se inclinó paramirar al chico a los ojos- Unete a los Hijos de Ewa
- HurzaComeojos
Ficha de cosechado
Nombre: Kromen Pietro (antes, Sezk)
Especie:
Habilidades: Salto, memoria y agilidad.
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
20/02/12, 03:42 pm
La sentía. La locura. Creía haberme librado de ella, pero ahí estaba.
Y me gustaba.
Plegué mis alas y me crují los dedos. Roca pura, doblándose sin llegar a romperse. Era maravilloso, pensé mientras consideraba la oferta de Nihil. Todo tenía sus riesgos, incluído que, en un momento dado, cuando no aguantase más bajo la presión de esos tíos, dejaran de proporcionarme la locura. Pero tampoco es tan difícil conseguir volver a la gente loca.
-Acepto, Nihil-la miré a los ojos mientras sonreía-. Acepto unirme a tus hijos de Ewa. No sé qué es exactamente lo que hacéis ni por qué lo hacéis, pero acepto. Por favor, espera un momento, tengo que hacer unos cambios en mi indumentaria.
La dejé en el centro del patio y subí a las habitaciones del primer piso. Entré en la de Vladimir y abrí el baúl que a un lado de la cama se encontraba. Me saqué los pantalones y la camiseta desgarrada y los tiré a un lado. Rebusqué en el fondo del baúl y allí encontré lo que buscaba. Unos pantalones cortos verdes que me puse, con cuidado de no rasgarlos con mi piel pétrea, y un abrigo de tela negra, bastante extraña. Con ellos puestos bajé al patio, al encuentro de Nihil. Otro torrente de locura me envolvió.
Esta vez mantuve la compostura y me puse serio. El Sezk de antes habría hecho algún comentario gracioso, e incluso se habría mofado de la mujer y de sus amigos. Pero el Sezk de antes había muerto. Pensé en lo que había comentado Nihil antes, que se había cambiado el nombre. Supuse que sería un costumbre de los cosechados que habían vivido hasta la Luna Roja. Yo sabía ya cuál quería que fuese mi nuevo nombre.
-Yo me voy, Nihil. Agradezco mucho tu oferta, y, si no te importa, me gustaría que vinieras a por mí dentro de dos días. Esté donde esté, como si es en el baño -le guiñé el ojo. Un última broma para despedir al antiguo Sezk no estaba de más-. Hasta dentro de dos días.
Luego salí caminando a paso lento por la verja. Sezk el asreniano había dejado de existir.
Sigue en la Taberna.
Y me gustaba.
Plegué mis alas y me crují los dedos. Roca pura, doblándose sin llegar a romperse. Era maravilloso, pensé mientras consideraba la oferta de Nihil. Todo tenía sus riesgos, incluído que, en un momento dado, cuando no aguantase más bajo la presión de esos tíos, dejaran de proporcionarme la locura. Pero tampoco es tan difícil conseguir volver a la gente loca.
-Acepto, Nihil-la miré a los ojos mientras sonreía-. Acepto unirme a tus hijos de Ewa. No sé qué es exactamente lo que hacéis ni por qué lo hacéis, pero acepto. Por favor, espera un momento, tengo que hacer unos cambios en mi indumentaria.
La dejé en el centro del patio y subí a las habitaciones del primer piso. Entré en la de Vladimir y abrí el baúl que a un lado de la cama se encontraba. Me saqué los pantalones y la camiseta desgarrada y los tiré a un lado. Rebusqué en el fondo del baúl y allí encontré lo que buscaba. Unos pantalones cortos verdes que me puse, con cuidado de no rasgarlos con mi piel pétrea, y un abrigo de tela negra, bastante extraña. Con ellos puestos bajé al patio, al encuentro de Nihil. Otro torrente de locura me envolvió.
Esta vez mantuve la compostura y me puse serio. El Sezk de antes habría hecho algún comentario gracioso, e incluso se habría mofado de la mujer y de sus amigos. Pero el Sezk de antes había muerto. Pensé en lo que había comentado Nihil antes, que se había cambiado el nombre. Supuse que sería un costumbre de los cosechados que habían vivido hasta la Luna Roja. Yo sabía ya cuál quería que fuese mi nuevo nombre.
-Yo me voy, Nihil. Agradezco mucho tu oferta, y, si no te importa, me gustaría que vinieras a por mí dentro de dos días. Esté donde esté, como si es en el baño -le guiñé el ojo. Un última broma para despedir al antiguo Sezk no estaba de más-. Hasta dentro de dos días.
Luego salí caminando a paso lento por la verja. Sezk el asreniano había dejado de existir.
Sigue en la Taberna.
No me saqéis de quicio.... U os mataré y me comeré vuestro páncreas.
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Maciel (Archivo II)
20/02/12, 08:35 pm
Nihil se cruzó de brazos mientras el chico hablaba. Qué serio, pensó que sería algo más... divertido... Pero qué más daba, había aceptado y eso era lo que le interesaba, hacía mucho que no entraba sangre nueva en la secta.
Esperó a que se cambiase sentada en una vértebra, jugueteando con su cola. Dos días, ¿eh? Bien, pero si se creía que le iba a dejar a su aire iba listo. << Ahora eres nuestro, lagartito...>> A las palabras de Sezk, un contrato se escribía en sangre. Cuando el chico se marchó Nihil sacó el contrato de la herida de su pecho y lo revisó.
-Bien... todo en orden.- luego se arrancó un ojo y le susurró- No lo pierdas de vista
Lanzó el ojo al aire y le nacieron dos alitas de murciélago que empezó a mover de forma frenética para no caer. Siguiendo la orden de su creadora, voló en la dirección en la que se había ido la gárgola, a una distancia prudente.
-A ver si el novatillo nos trae alguna sorpresa...
Esperó a que se cambiase sentada en una vértebra, jugueteando con su cola. Dos días, ¿eh? Bien, pero si se creía que le iba a dejar a su aire iba listo. << Ahora eres nuestro, lagartito...>> A las palabras de Sezk, un contrato se escribía en sangre. Cuando el chico se marchó Nihil sacó el contrato de la herida de su pecho y lo revisó.
-Bien... todo en orden.- luego se arrancó un ojo y le susurró- No lo pierdas de vista
Lanzó el ojo al aire y le nacieron dos alitas de murciélago que empezó a mover de forma frenética para no caer. Siguiendo la orden de su creadora, voló en la dirección en la que se había ido la gárgola, a una distancia prudente.
-A ver si el novatillo nos trae alguna sorpresa...
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