Torreón Maciel (Archivo II)

Recuerdo del primer mensaje :

Llegue al torreon seguido de Hannah que extrañamente parecia preocupada por mi, pero eso ya daba igual esto era ridiculo, estaba encerrado en una pesadilla de la que no podia despertar, asi que ¿Que mas daba si me mataban o no? Asi despertaria no? JAJAJAJAJAJJAJAJA
-Asi que este es el torreon......
Entre dentro de este, estaba en un estado bastante malo, no queria imaginarme que habia pasado ahi y menos lo que iba pasar, pero que mas daba total esto era ridiculo, no podia estar pasando...o si?
-HAANNAH! Lo hemos encontrado-dije

Oh, al parecer lo que el extraño lagarto queria era que fueramos a por comida, bueno, por mi bien, asi que asenti con la cabeza con gesto de aprobacion,
Durante la explicacion del lagarto me di cuenta de que Hannah miraba de reojo a Alphonse, confirmado: Alphonse le gustaba. Rei por lo bajo, esperaba que no se dieran cuenta, pero es que no me podia aguantar, Hannah estaba enamorada, que pena que Noel no estuviera aqui... Por otra parte como antes no pude evitar sentir envidia al mirarlos, supongo que porque hannah le trataba de manera especial, y yo por mucho que me esforzara nunca conseguia que me contestara amablemente....pero, por supuesto Hannah no me gustaba(eso seria ya lo que me faltaba), y menos mal que no era asi, eramos totalmente incompatibles, el solo hecho de pensar en ello me provocaba escalofrios...
Una vez acabado todo me fui a dormir, me cambie, deje la ropa en su sitio y me acoste, mañana ibamos a ir a explorar, a por comida, seria un dia muuuy largo. Cerre los ojos y comence a soñar
«Me desperte en el suelo de una gran habitacion, estaba en el salon principal de un palacio, enfrente del trono de este, en el trono pude ver algo, y no muy agradable que se diga, era un esqueleto recubierto con piel de lagarto.
Me acerque sigilosamente al trono, habia una placa en el trono, la limpie del polvo que la recubria, y pude leer un nombre: Toima III
Interesante, muy interesante.. No era Toima el chico nuevo? Bueno, si asi era estaba bien muerto...y la piel de lagarto esa...una voz procedente de mi espalda me interrumpio, la voz iba cambiando lentamente, de grave a aguda,formando voces conocidas, al final acabo convirtiendose en una voz aguda y cantarina que evidentemente era voz de chica.
Me gire, alli estaba una chica de cabellos oscuros y largos, completamente lacios, me miraba seria, como si no encontrara agradable mi presencia, suspiró

-Mi nombre es Eris, aunque tambien me conocen por muchos otros nombres, aunque esto en realidad no importa, solamente soy fruto de tu imaginacion, una mezcla de recuerdos, nombre sin sentido...en conclusion estoy aqui para guiarte, guiarte dentro de ti mismo. Que se alce el telon

Y paso mas o menos eso, bueno lo contrario, un gran telon se cayo encima nuestro recubriendonos, el telon nos recubrio mas o menos durante un rato, hasta que se desmenuzo en pedacitos pequeños de tela, hasta que no que do nada de el. Mire a mi alrededor, la extraña joven vestida de aristocrata me miraba inexpresiva cogiendome de la mano, enrojeci, que pretendia? Luego mire enfrente, me di cuenta de que estabamos en el cine, sentados en primera fila, nadie mas estaba en la sala, iba a preguntarle donde estabamos cuando ella comenzo a hablar.
-No es excitante?Miralos, amor prohibido, una historia bellisima, no te encanta? A mi si, desearia verla hasta que mis ojos se desprendieran de mis cuencas
De que hablaba? De repente el proyector que se encontraba detras de nosotros comenzo a funcionar, emitiendo una pelicula en blanco y negro, aparecio el titulo: Amor Prohibido. Que concretos, no? De repente asi, sin mas los protagonistas principales aparecieron en pantalla, era...eran Hannah y Alphonse, bueno en verion colibri(alphonse) y perro(hannah)
Ambos comenzaron a hablar en sus repestivos lenguajes, abajo aparecian subtitulos:

-Te amo-dijo Hannah

-Pero somos de distintas especies, nuestro amor esta prohibido-dijo alphonse

-Te amo- volvio a decir Hannah

-Yo tambien- dijo Alphonse

El pico del pajaro se poso en el hocico de la perrita y un letrero de letras gigantes aparecio en pantalla: Ende.
Me habia quedado mudo, no habia palabras que pudieran describir mi estado en estos momentos, por desgracia la joven llamada Eris hablo

- No es una obra maestra?!

-Es interesante, no lo puedo negar

Me miro extrañada

-No tienes envidia?

- Es solo una pelicula, y aunque fuera verdad, me alegraria por ellos, ha acabado bien, no?- dije sonriendo

La joven frustada comenzo a gritarme
-no, no puedo acabar bien, no ,no...es mi trabajo, debe acabar mal...
de repente las paredes del cine, todo en general acabo cayendose como si fuera el decorado de un teatro, acabe de nuevo junto con Eris en el castillo, que ahora estaba en ruinas, con todo desprendiendose, no habia techo en la mayoria de este, miles de libros caian hacia nosotros como si lloviera, comence a correr

-No, esto esta mal, esto es una pesadilla- dijo Eris comenzando a perseguirme- Debes morir

Que? Me iba a matar? Que le habia hecho? Corria hacia mi, podia ver sus ojos, lloraba, queria matarme, iba a hacerlo, pero como huia no podia, pero era su trabajo, parecia desesperada, de repente me pare, si era su trabajo, sus razones tendria para matarme, no queria que sufriera por mi culpa

- Vale, si lo que necesitas es matarme hazlo,yo, espero que consigas lo que quieres...
De repente comenzo a gritar aun mas, su piel comenzo a caerse a trozos, todo comenzo a desmoronarse,todo
Acabe en mi clase, en mi pupitre, y como en el sueño anterior el suelo desaparecio y me cai, con una variante, miles de pinchos me esperaban bajo el suelo

Me desperte sudoroso, que habia sido ese sueño? Mejor dicho pesadilla...me cambie y baje abajo, esperando a que los demas bajaran

(Siento la maliiisima ortografia pero estoy en la bb)

Toima se levantó lentamente. Su cuerpo habia aguantado la noche, otra vez. Se sentó al borde de la cama y se llevó las manos a la cara, intentando espabilarse. Otra noche más, sus pesadillas le acompañaban. Podia ver rostros. rostros de gente que habia matado y, era sin duda, lo peor que podia pasarle. Las personas muertas no deberian a volver a aparecer en su vida. Un olor familiar le llegó cuando, al acercarse las manos, un hilillo de sangre se resbaló por su frente. Se habia herido la mano mientras dormia con el cuchillo. Examinó el arma y se lamio las heridas. Se levantó y, como pudo comprobar, el primero y se estiró mientras se asomaba por la ventana, completamente desnudo. El rocio mañanero en el marco supuso un escozor en la herida de la mano, pero lo ignoró y sonrio al nuevo día. Habia tantas cosas que hacer. Se miró el hombro y luego repasó por todo el cuerpo, el sin fin de cicatricez que llevaba consigo, de arma de fuergo, de quemaduras, de cortes, de mordiscos. Todas ellas eran buenos recuerdos y medallas para el chico. Podia acordarse donde yucuando se las hizo. Pero eso era el pasado. Aqui solo sobrevivia si dejaba vivir y lo sabia o habria hecho caso a sus instintos cuando pasó por las camas de cada uno de sus compañeros y les habria estrangulado uno a uno con sus propias manos. Se crujio el cuello y recordó uno de los principios qeu su maestro Unabara le inculcó:

El guerrero lucha con su cuerpo y debe mantenerlo afilado como cualquier otra cuchilla.

-Maldito Unabara...-dijo con una sonrisa maléfica.-Solo callaste cuando te atravesé la garganta...Pero viejo, tenias razón, soy un guerrero y debo mantenerme afilado.-dijo y río en voz baja. Bajó las escaleras, buscando algún saliente y justo se cruzó en su campo de vision el saliente de una de las paredes. Se crujio las manos, puños y espalada y saltó, como si aquello fuera lo más normal del mundo y, colgándose del saliente, comonzó a levantar su cuerpo colgante, con una fuerza extraordinaria. Su figura desnuda realizando ejercicio permitia ver con una perfección inaudita los musculos de su cuerpo, tensionandose y relajandose, amedida que subia y bajaba. Debia admitir que se estaba oxidando. Normalmente tendria un ritmo mucho más rápido.

Vale. Después de un BUEN rato bajan todos, oyen mi plan y me voy a dormir. Ya sabrán ellos lo que hacen. Entro en la celda y me tumbo en el suelo. Se me ha olvidado decirle a Hannah qué donde estaban las mantas. Bueno. No pasa nada, pasaré frío de nuevo.


Despierto en una gran sala. No se ve el techo y se oyen gritos. De repente, a mi lado aparece una mujer con un gran vestido rojo y suntuoso. Es humana, como los del torreón.

-Buenas tardes. ¿Bonita velada, no te parece?

Entonces me doy cuenta de donde provienen los gritos. En el centro de la sala, hay unas mesas con personas encima. La sala encoge, permitiéndome ver lo que hay encima. No es LO. Es QUIÉN. Son todos los del torreón. Los están torturando, mientras la sangre cae por le suelo hasta acabar subiendo por el vestido de la mujer.

Es mi locura. Vaya, qué bien, es la primera vez que la veo y no la siento. Aunque esto sea un sueño, la imagen es bastante real.

-¿No te gusta, mi chiquitín? Quizás quieras que sea un poco más... divertido.

La imagen desaparece y parece otra escena más estúpida todavía. Todos se están tirando por un acantilado. Su sangre colorea el agua del mar y la locura se rie.

-¿No te aburres de intentar atraparme? Eres bastante idiota.

-No, porque un día te rendirás a mi. Y falta muy poco para eso, créeme. -me susurra al oído.


Despierto asqueado. Hacía mucho que no soñaba y ahora voy y lo hago con esta mierda. Me crujo el cuello. Mi cuerpo tiembla y no se por qué es. Cojo las armas, me ato la cinta roja a la frente y la verde al brazo y subo. Mark y Kaiser ya están allí.

-Buenos días. Espero que los demás despierten pronto. Por cierto, Mark. Todos sabemos como es Hannah/mandona/niñera. Si sigues escondiéndote, literalmente, va a seguir jodiendo. Haz el favor de no hacerlo y respóndele un poquito, o si no me voy a meter yo, diga lo que diga Vladimir, y le voy a responder. Eso sería peor. Por favor, hazte respetar.

Salgo fuera y me quedo esperando. Espero que no tarden.

Llegue a dode estaba Sezk...parecia que nos ibamos ya, Sezk se dirigio por primera vez a mi, para hablarme sobre Hannah, me decia que me escondia, si de verdad pensaba eso era verdad que no me conocia, si, no le niego que no le contestaba ni siquiera lo intentaba, pero ella era asi, y pelear con ella no era ninguna solucion posible estaba seguro, aun asi lo que me preocupo fue que dijera que sino se iba a meter él, y eso si que no podia ser, asi que me tocaria contestarle aunque no me pareciera correcto, lo de hacerme respetar era una cosa que me parecia taaan imposible que no sabia ni siquiera si intentarla, pero para que el lagarto no hiciera nada asenti con la cabeza, lo intentaria
Despues de eso le segui hacia afuera, los demas venian detras....teniamos que ir a buscar comida, y algun libro magico....esperaba no encontrarme con ningun monstruo, cosa que ya sabia era imposible.

-Bueno, a que esperamos? Nos vamos?

Toima se detuvo y lentamente, se dejó caer. Se limpio el sudor con el brazo e inspiró profundamente. Ya parecia que algunos se habian levantado y él tenia que completar sus ejecicio. Se tiró al suelo y con una flexibilidad y potencia inesperadas se puso a hacer flexiones. Primero con ambos brazos, luego con uno, luego con otro. Tras otra sesión, notaba el cuerpo encendido, como si fuera capaz de todo y eso le gustaba. Se puso en pie de un salto y lanzó unos cuantos puñetazos al aire, como probando su fuerza y se rindio. Sin el material adecuado, su calentamiento estaba incompleto. Se crujio el cuello y se dio cuenta de que seguia desnudo y sin noticias de los de arriba. Un pensamiento oscuro se cruzó por su mente cuando, mientras subia por las escaleras, se imaginó a los demás corderitos tramando en su contra, escondiendole los cuchillos de su arsenal y apuñalandole en la espalda cuando menos se lo esperase.

Seria interesante.-admitio

Entro al cuarto sin hacer ni un ruido y se acercó a su sillo, donde tenia su ropa y armas. Sintio desilusion cuando comprobó que todos y cada uno de los cuchillos estaban en su sitio, incluso los ocultos.

Siguen siendo corderos después de todo

Se vistio, algo pensativo. No le molestaba su sudor, aunque tampoco es que sudara tanto, pero si sentia que debia refrescarse, al menos algo de agua en la cara. Bajó al pozo y se encontró con el cordero de Mark y el lagarto Sezk.
-Vaya, parece que alguien está listo para enfrentarse a la ciudad hoy ¿eh?-rio por lo bajo. Se aclaró la cara con agua y se sintio más aliviado.
-Venga, vamos...Me muero de ganas de saber si todos cruzaremos la calle con vida.-río con una cacofonía, encabezando la marcha.

(Continua en el barrio de los callejones sin salida)

Vuelvo a entrar en el torreón. Tardan demasiado, maldita sea.

-¡Yo me voy! ¡Haced vosotros lo que queráis, dormilones!

Luego vuelvo a salir sin fijarme si Mark nos seguía y con Kaiser delante. Este tío es idiota. Se supone que soy yo el que tengo un mejor olfato y el que tengo que guiarlos. Le adelanto y le hablo:

-Perdona, pero supongo que será mejor si venimos sólo los tres que tú vayas delante y Mark en medio, principalmente porque yo huelo mejor, así que sé por dónde hay que ir y lo que tenemos delante. Tú detrás, porque puedes comprobar si hay algún peligro y neutralizarlo o avisarme en ese caso. Y Mark en medio porque... no sé, algo se me ocurrirá . ¿Entendido?-ahora hablo alto para que me escuche-. Si todo va bien y volvemos de una pieza, a ver si encontramos el torreón de Caillech y los otros. A lo mejor ellos ya han descubierto algo para leer o parecidos. Por cierto, si lo hacemos, Mark, habla tú con ellos. No creo que les agrade mucho verme y a lo mejor les asusta el chico loco.

Sin esperar respuesta me coloco delante de él y sigo caminando.

(Sigue en el barrio de los Callejones sin Salida)

Llegue al torreon junto con Sezk y el Kaiser, llevando la comida conmigo, me dirigi hacia la cocina y ahi deje la comida en la cocina
Luego de eso poco mas hice, intente entrenar un poco con la espada, pero al poco de ello me puse a dormir, por supuesto no sin antes cenar con los demas algo de comida
Esa noche no soñe, algo muy raro ya que ultimamente estaba teniendo mas sueños que nunca....
Me levante temprano, y me dirigi al estudio, donde intente encontrar un libro legible, por desgracia no hubo suerte..., despues de eso fui a entrenar con la espada, y hasta que me agote continue entrenando, y luego de eso continue investigando en el estudio

Para cuando me despierto, los tres encargados de ir a por comida ya se han marchado. La culpa es mía, por acostumbrarme a dormir en sitios extraños. Luego duermo en una cama y claro, no hay quien me saque. Con un gran esfuerzo, me levanto de la cama y hago tiempo hasta que vuelvan, aceptando la propuesta de entrenamiento de Vlad sobre que aprenda a usar la lanza. Las rápidas prácticas dejan claro que necesitaré muchas, muchas clases más para saber siquiera pinchar con ella.

Los señores de las cestas no tardan en volver, con la mercancía a cuestas. Tras una rápida comida, guardando gran parte de lo obtenido para los días siguientes, aprovechando ahora que somos pocos, continuo con los entrenamientos hasta media tarde. Para engranajes, puede que tenga una resistencia extraordinaria, pero es hablar de ejercicio físico y ya me canso. Aun así, me esfuerzo hasta mi límite, sabiendo que mañana no podré ni moverme. ¡Pero hay que tomar riesgos! Un rápido inventario de lo que tenemos en el torreón, y marcho a dormir. Otra plácida noche en una cama normal y corriente, con sueños completamente genéricos y aleatorios que no consigo recordar a la mañana siguiente.

Y efectivamente, cada mínimo movimiento que hago me produce un muy poco agradable dolor generalizado. Se me va pasando poco a poco, a lo largo del día, y para la comida ya he recuperado la mayoría de mis funciones motrices. Dejo de lado por hoy el trabajo con la lanza, y decido pasar el resto de la tarde en el estudio, trasteando con los cristales con la inestimable ayuda de Mark. Hay que reconocerle de vez en cuando tiene sus ideas buenas. Obviamente, poco podemos sacar en claro sin el material didáctico necesario.

(Off: Malditos exámenes de final de trimestre, reteniéndome lejos del portátil.)

Llegué al torreón con los demás y dejé que Mark dejase la comida él solo; luego bajé a la armería y me puse a trastear entre lo que había, a lo mejor encontraba algo interesante entre todas las armas. Y ahí estaban, unos troncos de madera casi podrida con los que algo se podía hacer. Los cogí y los ensarté con la ayuda de unas lanzas en la pared y me puse a entrenar con ellos. Primero comencé golpeándolos con mis puños, luego seguí dándoles patadas y al final los ensarté y los "descuarticé", ya agotado. Después de eso me fui a coger algo de comer de la cocina y me eché en la celda.

El día siguiente pasé haciendo lo mismo: entrenando. No comí nada, así que no me extrañó que al final de la tarde casi me desmayase. Luego subí al estudio, Mark y Alphonse seguían trasteando con los cristales. No me interesaba mucho ayudarles para no sacar nada en claro, así que seguí con mi recorrido. Cuando llegué a la sala de los extraños pájaros, les tiré un trozo de carne que había llevado conmigo y me senté en una pared, averles devorar lo que les había tirado. Qué deprimente, ojalá hubiese algo interesante que hacer.

Vladimir se había pasado el día entrenando con sus nuevas armas. Tenía facilidad para aquello, desde luego. Pero no tenía claro que, llegado el momento, pudiera salvar su pellejo y arrancarle el suyo al contrario. Había estado concentrado durante el entrenamiento. Cuando paró a comer, sin dejar de lado las apariencias, se puso a cavilar a cerca del recién llegado y lo que harían a continuación.

Desde luego, la llegada de Káiser había cambiado cosas. Dos psicópatas en el torreón. Estaban dispuestos a colaborar… por el momento. ¿Y si dejaban de hacerlo? ¿Podría pararlos?

Los demás no estaban todavía preparados para combatir contra monstruos desequilibrados. Era consciente de que él era la amenaza seria para el lagarto y el pez. Pero, quizás los demás no lo vieran así. Era posible que lo contaran como otra amenaza. Era probable que contaran tres monstruos en el torreón.

No era estúpido, era consciente de que no confiaban en él. Aquello lo dejaba justo en el centro. Ni Sezk ni Káiser parecían confiar en él, ni Alphonse, Mark y los demás. Él tenía claro que defendería a los indefensos llegado el momento, cómo su honor impuesto le imperaba. Pero no sabía si le apoyarían llegado el momento. Y cómo su filosofía era la de plantearse lo peor, supuso que se vería solo ante dos criaturas descontroladas, inteligentes, fuertes y homicidas. En el mejor de los casos, se matarían entre ellos y su problema se reduciría a eliminar a un enemigo debilitado y solo. Descartó aquella opción. Aquello necesitaba de suerte. Y no iba muy sobrado, que digamos.

Era perfectamente consciente de que no tenía demasiadas posibilidades en tal situación. Pero no podía hacer otra cosa que encararlos. Era su deber cómo… ¿cómo qué? …

Cómo caballero, contestó su sentido del honor, gravado a fuego en cerebro con el más duro y ardiente de los hierros candentes de la sala de torturas. No puedes anteponer tu vida a la de un grupo de personas que no pueden defender la suya. No era agradable ni le gustaba, pero era así.

Cuando terminó de comer a la cabecera de la mesa, con el estilo al que estaba acostumbrado, se retiró a continuar entrenando, esta vez con el señor Alphonse, que tomaba primer contacto con su nueva arma. Era rápido, pero se cansaba fácilmente. Aún le quedaba mucho camino por recorrer.

Cuando el desconocido sol se ocultó tras el horizonte y la fría y despiadada noche se arrastró por la cúpula celeste, se retiró a la habitación. Allí dejó las armas a un lado, se quitó las botas y los guantes y se acostó, boca arriba, guardando la daga bajo la almohada, aferrándola con su mano izquierda. Se sumió de nuevo en una leve vigilia de desconfianza, preparado para levantarse al primer ruido que escuchara.

A la mañana siguiente se levantó. Vladimir no dormía, con lo cual no soñaba. Simplemente mantenía el cerebro semi apagado, flotando en el vacío, pero con un odio y un ojo casi cerrado puestos en el mundo real.

Tomó un poco de comida, cerciorándose de no comer en desmedida, pues prefería no tener que salir pronto, y se dispuso a continuar entrenando con sus armas.

Alphonse se había puesto a entrenar. Era comprensible. Se había extenuado al entrenar. No le extrañaba, pero la próxima vez le haría trabajar menos tiempo. También les era útil al estudiar los escritos. Aunque sabía que avanzarían poco sin más material.

Por el momento, no quedaba más que aguardar la tormenta que se olía en la tranquilidad reinante.


((OFF-ROL: Sorry por la tardanza. Al final me han surgido cositas y he tenido que retardar mi post. No me retrasaré tanto de ahora en adelante. Sorry de nuevo ^^”))

Durante este tiempo, he estado en una especie de estado aletargado, como metida en mi burbuja. No me apetece hablar con nadie, ni siquiera con Alphonse, que es el único con el que considero que podría llevar a llegarme bien. Quizás esto último se debe a la extraña sensación que tengo cada vez que me acerco a él: la mirada de Mark y su expresión extraña me dan qué pensar.
Así que, tras guardar la comida cuando los tres que han ido a buscarla vuelven, y puesto que Alphonse se decide a practicar, yo voy en dirección opuesta, y me siento en el estudio. Entonces, me doy cuenta de que tengo bastante hambre. Cojo algo de comer de la cesta, y vuelvo a encerrarme rodeada de libros.
Entonces, el sueño baja mis párpados como dos pesadas losas. Yo también debería practicar... Pero no ahora.

Cuando abro los ojos, Alphonse y Mark han vuelto a entrar en el estudio, y continúan con la exploración de esos cristales. Verlos allí me produce una extraña sensación de confusión. ¿Me voy, o digo algo?
Finalmente, me decido a hablarle a Alphonse:
- ¿Qué tal el entrenamiento? -pregunto con un desinterés más fingido que real.
También podría haber preguntado a Mark por la recogida de cestas, ahora soy consciente de ello. Sin embargo, me parece muy absurdo preguntar por algo que, claramente, se sabe que ha ido bien, puesto que están de regreso sanos y salvos.

Habia estado trabajando en el estudio junto con Alphonse un buen rato, la tranquilidad nos fue arrebatada por Hannah, la joven habia estado bastante ausente estos dias, al menos eso pensaba yo, la tranquilidad que se respiraba, a pesar de los dos nuevos inquulinos no podia ser normal, asi que ahi estaba, Hannah, licencia para gritar

-Hola Ha...-dije
No pude acabar la frase, Hannah se me adelantó con un rapido saludo a Alphonse, esos dos, tienen futuro, mejor me iba y los dejaba a solas, con un sonor estruendo al cerrar el libro cuya escritura estaba intentando descifrar me despedí de ellos

-Bueno, me tengo que ir, habia pensado en investigar un poco el torreón, os dejo solos, adiós

Iba a añadir "que os divirtáis en mi ausencia" pero el grito de Hannah habría hecho explotar mis oidos, en realidad no quería irme, queria quedarme y pasar un rato con ellos, pero creo que lo mejor para ellos era estar solos, ademas Hannah no haría más que gritarme y eso habría sido incomodo para los tres, miré a Alphonse, ya era consciente de la envidia que le tenía por el caso qe le hacía Hannah, un sentimiento inusual en mi, apreté la mano, no debía tener envidia,debía alegrarme por él, bueno, mejor dicho por ella, había encontrado un amigo, alguien con quien hablar o a quien no gritar, y con suerte a...bueno, eso ya se verá, en definitiva debía alegrarme por ambos.
Salí de la habitación y me dirigí a mi cuarto, no tenía la menor intención de explorar el torreón, despues del entrenamiento estaba molido, asi que me tumbé con una sola pregunta en mi mente ¿Que hacer? Ya no estaba tan cansado, podría ir a entrenar otra vez...pero... sinceramente no queria, solo queria olvidarme de este mundo y evadirme de lo que estaba pasando...

Qué. ¿Cuándo ha entrado Hannah? O es que lleva todo el tiempo aquí, cosa perfectamente posible porque últimamente estoy en las nubes. No me centro en lo que tengo delante. Hannah realiza una pregunta y Mark hace como que huye pero de forma digna, despidiéndose y todo. Ese comportamiento esquivo de Mark con respecto a Hannah es, muy de vez en cuando, muy innecesario, aunque comprensible si lo veo desde su punto de vista. Tanto grito termina pasando factura en la psique del muchacho.

-¿El entrenamiento? Un suplicio. Ya me acuerdo porqué nunca destaqué en deportes. El trabajo físico no es lo mío.-le respondo a Hannah sin prestar mucha atención, lanzando uno de los cristales que no se enciende al aire y volviéndolo a recoger. Creo que es por estar tanto tiempo dentro del torreón.-Lo que necesito es salir a tomar el aire, por muy peligroso que sea. Y no me refiero precisamente al patio.

Tenemos comida que, racionada correctamente, podría durarnos para dos o tres días. Tenemos el tema del abastecimiento cubierto. ¿No podríamos alejarnos un poco de la zona del torreón para ver qué es lo que nos rodea? Esta rutina en la que llevo atrapado poco menos de una semana, de levantarme, mirar los cristales, comer, encerrarme en el estudio y dormir, me anula toda motivación. Claro que, qué motivación va a tener alguien en un sitio como este. Mires a donde mires no hay ni un solo paisaje mínimamente esperanzador.
Me dejo caer sobre el respaldo de la silla, haciendo equilibrios sobre sus patas traseras, mientras suelto un largo suspiro. ¿Dónde habrá ido a parar mi inventiva? ¿Me la habré dejado en la Tierra?

Por mucho que intento pensar en cualquier tipo de cosa interesante que hacer, tengo la mente en blanco por tiempo indeterminado. Yo vivo del aburrimiento. El aburrimiento es mi campo de trabajo. Puedo con todo el aburrimiento que me echen. Vamos, Alphonse, piensa...

Toima volvio del paseo algo desilusionado puesto que no se habian encontrado con ningun peligro en su camino. Eso era aburrido. Subio al poco de comer y, tras desnudarse, se volvio a dormir y tuvo otra pesadilla. Un astro enorme, negro como el abismo engullia toda la luz de su alrededor y lo sumio en las tinieblas. Ahí, las peores representaciones del miedo de Toima tomaron forma. Una hilera de cadaveres ambulantes le rodearon y, con los brazos en alto, se abalanzaron sobre el. Toima se defendio como pudo pero era cuestion de tiempo que fuera devorado por aquellas horribles criaturas.
Toima se levanto, sobresaltado, con un grito sordo. Se llevo las manos a la cara y rio. Habia sido un sueño. Salio fuera de su cama y comprobo como la mayoria ya se habian despertado. Bajo las escaleras adormilado, sin darse cuenta de que seguia desnudo. Entro a la cocina y ataco una de las cestas. Su alimentacion ahí no seria muy equilibrada al parecer. Suspiro y se fue a hacer sus calentamientos al otro sitio del di anterior. Ya entrado en calor se paseo por el torreon a comprobar el entrenamiento de cada uno de sus compaNeros. Salvo por alguna excepcion, la mayoria daban pena.
-No quiero ver esto-dijo Toima casi repugnado. Si en algun momento necesitase de su ayuda sabia que una panda de inutiles le respaldaria y el odiaba aquello.. Irrumpio en la armeria y cogio dos espadas cortas. Subio las escaleras, todavia furioso y, al llegar a las habitaciones cogio a Mark de la camisa y tiro de el hasta el patio donde le arrojo al suelo sin delicadeza ninguna y clavo su espada al lado de su cabeza.
-Corderito, levanta, vamos a hacerte lobo...-
El chico vacilo debido a la rudeza o celeridad de los acontecimientos y eso hizo que Tomia se enfadara aun mas. Tres cuchillos que tenia escondidos en el pelo fueron a parar peligrosamente cerca de donde estaba Mark y, tapado tan solo por su pelo, Toima bramo:
-NO TE QUEDES AHÍ PARADO O JURO QUE TE MATARE-desenvaiono su espada,dejando la otra clavada enfrente al chico.- Coge ese arma e intenta matarme RAPIDO-le ordeno.

Aún me encontraba tumbado tranquilamente mientras descansaba pensando en cosas que hacer en este extraño mundo cuando de repente, así sin más alguien entró abriendo la puerta sonoramente, cosa que me hizo desconcentrarme y olvidar mis pensamientos, me dirigí a ver quien era y que quería y ... bueno, me encontré con Toima, un Toima desnudo que se dirigía hacia mi rápidamente, lo primero que me pregunte fue que que hacia Toima aquí, y luego al volverlo a mirar que que hacia desnudo?

-Emm...Hola

Me cogió de la camisa y me llevó al patio, y luego de decirme una extraña frase, no sabia que responder, me quede pensando y empecé a abrir la boca y a cerrarla intentando decir algo, no tenía ni idea de lo que estaba pasando

Entonces Toima se sacó de su pelo 3 cuchillos y me los lanzó, al hacerlo me levante rápidamente, eso habia estado cerca, entonces empezó a gritarme que le intentará matarle o sino me mataba...yo, asustado a la vez que sorprendido cogí la espada del suelo y asenti con la cabeza, en otra ocasión me habría negado, pero era imposible que yo le matara, asi que cogi la espada y sin pensarlo dos veces me abalancé hacia él, el chico esquivó el golpe con facilidad, no me extrañaba yo no era muy buen deportista, bueno en realidad eso no era verdad, los deportes nunca me habian interesado, y por lo tanto nunca practicaba...todos mis entrenadores de educación fisica me decian que si entrenaba podia llegar a ser muy bueno en cualquier deporte...pero nunca me entrenaba....deje de pensar en eso cuando Toima me devolvió el golpe que yo pude con suerte parar con mi espada, me parecia mentira, se estaria dejando ganar, no, no creo....ya que haciendo una complicada maniobra dirigio la espada hacia mi, con suerte la esquive pero me hice un pequeño rasguño en el brazo, asi que contraataque con otra estocada, la cual el chico paró con mucha facilidad, yo estaba cansado, más bien agotado...no quería seguir con esto, aun así esperé a su siguiente movimiento...

Toima podia notar el miedo del chico a ser cortado. Temia a la espada como le temia a él. El miedo no es malvado. El miedo nos enseña nuestras debilidades. Ya veia como el agotamiento se asomaba al chico. Habia sido estupido de creer que lo lograria con tan solo un entrenamiento. Pero no se rendiria, alguien tendria que pararle los pies si alguna vez se fuera de control y pensaba en Mark como el candidato perfecto. Claro que esto no lo sabia nadie más que él. Sus movimientos, algo erraticos, comenzaban a cansarle y entonces decidio subir un poco más el ritmo. Volteó la espada por encima de los hombros y lanzó un mandoblazo lateral, dispuesto a cortarle en dos. O bien por suerte o por instinto de supervivencia el chico se agachó esquivando la hoja en ello y, en un arrebato de confianza contratacó desde abajo.
Pero ese último ataque fue frustrado cuando el puño libre de Toima le impactó en la mandíbula fuertemente, haciendole caer al suelo. La cabeza de Mark le daba vueltas y le dolia donde le habia arremetido el puño del Ulterano asi que soltó la espada. Increiblemente, parecia que el Ulterano solo habia usado un fragmento de su fuerza. Toima se agachó ante él y de cuclillas le puso la hoja en el cuello.
-Suelta tu espada y mueres. Tenlo por seguro.-le miró de arriba a abajo y vio que tenia tapada la herida de la mandibula.-Dejame ver...-le dijo apartando sus manos y auscultando la zona donde le habia impactado el puño. Hablando consigo mismo en casi un susurro y pasando sus finos dedos por cada una de los huesos circundantes a la herida. A Mark le recordaba a una vieja rezando un rosario hasta que finalmente escuchó un sonido seco y un dolor le sobrevino en la mandibula que se apartó al instante de Toima, quejandose de dolor.
-Escucha, tu problema es que te fijas demasiado en la espada. Tanto que le tienes miedo. Tienes miedo de cortarte con tu propio arma. No te digo que pelees como yo, pero has de tener en cuenta que en una pelea por la vida, todo vale. Probablemente el conde te diga algo parecido al honor o a los modales. Yo digo que si te encuentras en un apuro, sacale los ojos al cabronazo que quiera matarte.-río algo más cálidamente que de costumbre.- Tambien, otra cosa, con las espadas, todo el metal es un arma, tenlo en cuenta: Punta, filo, hoja, puño, empuñadura y culata. Debes de atacar con todo, pero con cierto orden, claro. Y ahí termina por el momento con la clase teórica.-Toima lanzó una mirada furtiva al chico que no se habia dignado a levantarse del suelo en toda su explicación.
-Vago, ¡en pie!-le ordenó tirando de su brazo y al instante Mark se volvio a quejar de la mandíbula.
-No es nada grave asi que...-empezó con tono cansado.
Se amable...se amable...
-Si quieres continuamos...-dijo entonces devolviendole el arma y haciendo parecer que le dolia el dejarlo en este momento. Si le obligaba a ir más allá, a superar sus propios límites, quizás un día llegaria a ser un lobo. Por el momento seguia siendo un cordero. Un cordero cansado sudado y lleno de miedo. Pero Toima sabia que ya cambiaria si siguiera entrenando con él.