Torreón Letargo (Archivo III)

Fue un alivio que por suerte fuera Pablo el que abriera la puerta, el que extrañado me preguntó si iba solo.


“Si ,si vengo solo pero…-dije mirando a su alrededor y colándome por debajo de su brazo por la puerta-… traigo noticias nuevas- dije cuando estaba detrás de él”


Me dirigí al pozo en búsqueda de agua, allí no parecía haber nadie podríamos hablar sin preocupaciones. Había un cubo con agua y con las manos bebí un poco mientras pablo cerraba la puerta.


“Veras amigo- comencé cuando Pablo se acercó con expresión interrogante- resulta que hemos encontrado a dos nuevos cosechados y para la desgracia de todos nosotros uno de ellos es uno de esos sucios traidores de los que te hablé-le conté todo lo que había pasado en mi torreón y a partir de nombrarlo comencé a alterarme notablemente- ¿te lo puedes creer? Poco faltó para que esa escoria comenzará a predicar el amor a esta mierda de mundo ¡! Quiere llenarles la cabeza de sucias mentiras a los demás!! Por eso he venido, por culpa de ese las cosas van a cambiar en mi torreón y en cuanto los míos vengan a el tuyo estoy seguro que envenenaran a tus compañeros con el mismo veneno…. Las cosas van a cambiar… si…las cosas van a cambiar y no estaremos seguro ni en nuestros refugios..-dije ensimismado- debemos buscar un lugar seguro… donde poder escondernos..-dije saliendo del ensimismamiento como si yo mismo estuviera sorprendido de la nueva idea- exacto debemos buscar otro refugio para ti y para mí –terminé diciendo feliz-“

“Traigo noticias nuevas” Eso fue lo único que dijo antes de entrar. Lo seguí hasta el patio, donde se puso a beber del cubo que acababa de llenar.

Empezó a contarme que tenían dos nuevos compañeros en su torreón, centrándose en uno de ellos, al que calificaba como traidor y al que se notaba que no tenía el menor aprecio.

-A ver cálmate. No se como son exactamente las cosas en tu mundo, pero ya deberías saber que aquí la gente no se cree las cosas solo porque las digas. Diga lo que diga esa persona cada uno decidirá por su cuenta si creerlo o no. Pero no creo que nadie en su sano juicio considere esta ciudad como un lugar magnífico ni nada por el estilo. Al menos desde mi punto de vista las cosas maravillosas no suelen matarte-

El nublino estaba realmente alterado, y esa mentalidad en este lugar no iba a traerle nada bueno.

Lo último que dijo le sorprendió todavía más. “¿Irnos por nuestra cuenta? ¿lo dice en serio?”
Desde luego que no iba a irme así porque si, pero... Tampoco quería mandarle a la mierda. Era mi amigo después de todo, y probablemente la única persona de la ciudad que realmente me consideraba su amigo.

No podía dejar que se fuera por su cuenta. Lo mejor sería ir con el a explorar un poco, y ya cuando esté más tranquilo convencerlo de que regrese a Maciel.
Pero salir era peligroso, siempre lo es. Cuantos más fuéramos mejor, pero el nublino no aceptaría la compañía de nadie más, salvo tal vez la de Tap. Él había sido quien le había hecho el recado de traerme aquellas plumas después de todo.

¿Pero cómo convencer al repoblador? Seguro que preferiría dejarnos a nuestra suerte antes de jugarse el pellejo. Pasé un rato pensativo, no sé cuanto, pero suficiente como para que Wintel comenzara a inquietarse, y finalmente ideé un plan.

-Mira, tengo que pensarlo. ¿Puedes dejarme a solas un momento?-

A regañadientes, acabó aceptando y se marchó del Patio. Casi enseguida Tap volvió a dejarse ver de nuevo.

-Bueno, ya le has oído. Si me niego lo más probable es que se vaya por su cuenta, y acabará muerto. Y no sé tú, pero no pienso dejar que nadie más muera cuando puedo hacer algo para impedirlo, así que voy con él.
No a lo que ha dicho, solo a explorar un rato a ver si se calma y luego lo llevaré de vuelta a su torreón-

Aquí era donde tenía que cuidar mis palabras. Si quería que Tap me acompañara tenía que pedírselo de forma que su ayuda pareciera esencial. Unas semanas conviviendo me habían hecho ver lo importante que podía llegar a creerse el repoblador.

-Bueno... ¿Me acompañarías? Wintel necesita a alguien con sentido común, y contigo todo sería más facil-

Tap no podía creer que el loco de Gordote, que ahora más bien parecía un espárrago, tuviera tanta capacidad de influencia en Pablo. Definitivamente los gigantes no eran la raza más lista del planeta. En lugar de pensar coherentemente, hacían caso el tarado. Tap se llevó las manos a la cara varias veces, pero aguantó escondido hasta que Pablo pidió que le dejara solo para pensarlo. <<Va a ser mejor que baje y le ayude a encauzar ideas>>. O eso o Pablo se suicidaba por el espárrago igual que la avispa murió por... Giró varias veces la cabeza y se acercó al gigante.

-Tú, ¿estáis tontos u os parieron de pie?-había comenzado a hablar antes que a trepar por Pablo-. Ese gigante está zumbado, yo lo sé y tú lo sabes-Pablo lo interrumpió y empezó poniéndole excusas. Tap se preparó para cortarlo tajantemente hasta que vislumbró un ápice de inteligencia en el gigante. << Lleva razón>> se dijo <<Si piensan salir, me necesitarán, y parece que no hay manera de convencerles de lo contrario>>-. Está bien, pero que sepas que tendré un dardo puesto en el Espárrago. Como vea que nos da problemas, lo tumbo y nos vamos. Y a la vuelta prepara tus dotes artísticas, que vas a fingir que me has encontrado fuera-dicho eso, se coló por el cuello de la camisa de Pablo y se le encaramó a la espalda, poniendo el cuidado justo para no hacerle daño-. Estaré aquí dentro hasta que salgamos del torreón-le informó en un tono divertido pero que no daba pie a negaciones-. ¡En marcha!

El repoblador mordió el anzuelo. Hasta ahí todo bien, aunque eso no me salvó de sus comentarios chirriantes.
Además planeaba aprovechar la salida y usarme para fingir su regreso, y así no tener que seguir escondido.

“Bueno, yo me estoy aprovechando de él para esto, que él se aproveche de mí para lo suyo y en paz”

Aunque “paz” no es para nada la palabra con la que describiría lo que pasa.
El bichito verde se tenía que esconder bajo mi ropa, por si no fuera ya bastante molesto escucharle cuando se enfada.

-Me cago en...- Me callé al ver que la puerta se abría. Era Wintel, que quería saber si ya había tomado una decisión.

-Si, ya lo he pensado. Voy contigo a explorar un poco si quieres.-

Antes de salir bajé a la Armería a por mi arco y mi espada. Una vez equipado me reuní con el nublino en la salida.

-Me voy a acompañarle a su torreón- Ya desconfiaban bastante de mí y de Wintel, así que lo mejor era no decir lo de la exploración, o eso creía.

Sigue en el Torreón Sendar.

Pablo tenia sus dudas sobre la veracidad de mis creencias, era normal, él no era nublino no podía entenderlo pero almenos no me trataba como un loco como los demás, por eso Pablo era mi amigo.


Pablo me pidió que lo dejara un rato solo para poder pensárselo, acepte e me fui a deambular nervioso al salón de aquel torreón por si me encontraba con alguien.


Al rato volví a salir y me dijo que me acompañaría a explorar un poco a por ese refugio.


“sabia que podía contar contigo, gracias Pablo-le agradecí sonriendo-“

Sigue en Torreón Sendar.

Cuando Yrio y yo volvimos de los acantilados Atol nos recibe dándonos la noticia de que vamos a llevar el cuerpo de Macak al cementerio para enterrarla. Será una tarea laboriosa y necesitarán mi ayuda para llevar el cuerpo y para defendernos de los peligros del camino. No me molesto en quitarme las armas. De hecho, una vez más, subo a mi cuarto a comprobar que todas están en perfecto estado, pues no quiero sorpresas en medio de una batalla. Despliego las cuchillas giratorias que cogí de Maciel y las hago girar en mis manos, unas cuantas veces. Compruebo el filo de las guadañas, las hojas ocultas en mis guanteletes y que mi cinturón de cuchillos está intacto. Mientras hago el mantenimiento pienso en la muerte de la chica. Ha sido un duro golpe para el torreón y para la moral del grupo. La mayoría de ellos no habían visto nunca a una persona morir, no estaban preparados. Pero algo así tenía que suceder en algún momento...y muy posiblemente lo de Macak solo era el principio.

No había hablado mucho con la joven, pero no se merecía un final así. Ninguno de los que habíamos aceptado venir a la ciudad lo merecíamos. Dediqué un momento a pensar en todos los hombres valerosos a los que había visto caer. La lista era larga, pero jamas olvidaría sus nombres. Se habían ganado a pulso un lugar en mis recuerdos, al igual que se lo ganarían las victimas de esta ciudad. Cierro los ojos un instante y añado el nombre de la varmana a la lista.

Una vez abajo estamos listos para partir. Atol ha adecuado un armario a modo de féretro. Entre el y yo cargamos el cuerpo de la chica. Un Stefan armado se nos une en la puerta y Thras se apresura a colocarse a nuestro lado. Me fijo que lleva un cubo con una flor, supongo que un ultimo regalo de Atol a Macak. Le lanzo una mirada al libense, indicándole que es el momento. Nuestra comitiva fúnebre cruza en silencio las puertas del torreón, rumbo al cementerio.
Sigue en el Cementerio.

Corremos sin descanso hasta que el torreón entra en nuestro campo visual.

- ¡Meteros dentro en cuanto lleguéis!. - Les indico. Y así hacen. Uno tras otro entran en el torreón, a excepción mía. Aunque parce que las criaturas no nos han seguido, entra en los posible que puedan seguir nuestro rastro y llegar al torreón. Había que defenderlo.

Paseo la mirada por mi alrededor, buscando una forma de proteger el torreón cuando de pronto me fijo. El puente levadizo. Maldigo en voz alta. ¿Como es posible que no hayamos usado aún? Los controles deben estar dentro. Entro por la puerta y la cierro tras de mi. En la sala los demás tratan de recuperar el aliento, mientras que los que se quedaron esperándonos nos miran interrogantes. Los ignoro de momento. La seguridad es más importante que las respuestas.

No tardo mucho en encontrar el mecanismo del puente. Es fácil de usar y, aunque esta un poco oxidado, no tardo mucho en conseguir que el puente quede levantado, impidiendo la entrada al torreón. Me asomo a la puerta para cerciorarme y vuelvo a cerrarla a cal y canto. Me vuelvo hacia los demás.

- Llevamos el cuerpo de Macak hasta el cementerio, sin problema alguno. Una vez allí, la ciudad volvió a sorprendernos. Los muertos que estaban allí enterrados hablaban. No nos detuvimos mucho y enterramos el cuerpo, que comenzó a hablar, aunque no puedo hacerlo mucho tiempo porque, cuando estábamos dispuestos a irnos, una criatura apareció y empezó a remover la tierra.- Mi voz era calmada, aunque en ella se apreciaban retazos de ira.-Tenia el aspecto de un niño muerto, pero no lo estaba. Desenterró a Macak, le arrancó un brazo y comenzó a comérselo. Me lance sobre el buscando clavarle mis guadañas y mis dagas, mientras que Atol le paralizaba con un hechizo. Pero la criatura detuvo mi guadaña con la mano. Tenía mi misma fuerza. Las dagas se hundieron en su piel pero no parecieron causarle dolor. El hechizo de Atol tuvo éxito pero, cuando me disponía a cortarle la cabeza, otro ser entro en escena. Este era más grande y tenía cuatro brazos. Antes de que pudiera reaccionar me dio un zarpazo que me mandó despedido por los aires. No quiero imaginar lo que hubiera sucedido de haber golpeado a uno de los otros en vez de a mi.- Mientras que hablaba, me arranque lo que quedaba de mi camisa ensangrentada y observe directamente la herida. El desgarrón no era muy profundo aunque sangraba bastante, posiblemente en parte por la carrera que nos habíamos pegado.- El segundo engendro se abalanzó sobre el cuerpo de Macak, lo abrió en dos y comenzó a devorarlo. Si teníamos alguna posibilidad de derrotar al primer ser, el segundo nos la arrebato. No nos quedo mas remedio que...huir.- Pronuncie las ultimas palabras con enfado. No estaba orgulloso de haber tenido que dejar que profanasen el cuerpo de la varmana por ser demasiado débil como para enfrentarme a las criaturas.-Creemos que no nos han seguido, pero puede que en algún momento busquen nuestro rastro y encuentren el torreón. Tenemos que estar alerta. He levantado el puente levadizo. Debe permanecer así en todo momento y solo bajarse para permitir entrar o salir. También debe haber al menos un vigía en las almenas para comprobar que no se acerque ningún peligro. Nos iremos turnando. Por las noches haremos guardias en parejas. Y tenemos que fortalecernos para poder luchar contra los seres de esta ciudad. ¿Alguien quiere añadir algo?- Por fin hice una pausa.

No había hablado así desde que estaba en el campo de batalla con mi manípula, y de eso hacía ya tiempo. Me senté en una de las sillas, tratando de vencer la ira que me invadía por haber perdido la batalla.

NotaGM: No se pueden manejar personajes ajenos sin permiso, y mucho menos si el jugador esta presente y le puedes preguntar o pedir que haga algo.

Cuando los demás volvieron Yrio acababa de darse un baño. Se sentía sucio y asqueroso y el agua le ayudó además a aclararse las ideas. Bajó corriendo las escaleras con el pelo aún mojado justo para oir la historia de Serokrai. Se le revolvió el estómago, pero inspiró profundamente y acudió al encuentro de sus compañeros.

-Podrías haberte ahorrado los detalles- dijo con asco- No me hacía especial ilusión saber como aquel bicho destrozaba el cuerpo de Macak, y seguro que a los demás tampoco les ha hecho gracia recordarlo...

Hizo recuento en silencio. Estaban todos, y solo Serok había vuelto herido. Fue a abrazar a Seon que seguro lo habría pasado muy mal. De hecho, estaban todos aterrados. << Ccosas que comen muertos... Es preferible a que coman vivos, supongo>> Yrio pensó que debieron dejar el cuerpo nada más ver acercarse a aquella cosa. Es duro abandonar a una amiga, pero no debieron arriesgarse así.

-Debisteis correr antes...- dijo en un susurro- Este lugar no es de fiar...

Eso le hizo recordar algo de pronto, y como movido por un mal presentimiento volvió a hacer recuento de nuevo. Llos que habían salido. Erin. Charlotte...

-¿Dónde está Pablo?

Para Seon oir aquella explicación tan detallada fue casi tan malo como vivirlo. Le impedía pensar en ello como una mala pesadilla. Yrio la abrazó y ella contestó aferrandose a él con fuerza.
- No puedo mucho más, de verdad que no puedo.- susurró. Seguía apretando a Yrio contra ella, pero sentía como si le hubiesen abandonado todas las energías.

Luego no dijo nada más, porque no había nada que añadir o responder a Serokrai. No podía curarlo tampoco, y ver la herida le daba cierto mareo. Después de lo de Macack no iba a hacer magia alegremente, al menos al principio, incluso aunque sabía que de no hacerlo ella lo acabaría haciendo cualquier otro. Tampoco sabía si realmente cumplirían sus ordenes, ella misma no quería saber nada de turnos ni de almenas. Quería poder pensar en aquel lugar como su refugio y no quería tener que actuar paranoica allí tambien. Podían entrar lagartos, o la madre de los lagartos vestida de sacerdote, o derrumbarseles el techo sobre las cabezas, pero no quería pensar que sucedería, y no quería actuar como si tal cosa fuera posible. La parte racional de Seon, la sensata, debilitada en aquellos momentos por el cansancio físico y emocional que suponía el miedo y la angustia, quizás hubiera estado más de acuerdo con el plan.
- Si empezamos a comportarnos como si nos fuesemos a morir cada segundo que pasamos, igual podemos morirnos ahora y ahorrarnos las molestias- dijo con la voz fragil. Eso era algo que también sabía.- Necesitamos un sitio donde poder sentirnos seguros y relajarnos y reirnos o nos volveremos locos. El puente levadizo es una gran idea y una medida minima, pero no puedo comprometerme a hacer turnos de vigilancia. No durante casi un año. Preferiría que encontraramos otra manera de encontrarnos a salvo, por favor Serokrai, no tengo ganas de pasar miedo aqui también.

Tenía ganas de llorar. Resultaba que el miedo tambien le daba ganas de llorar. Era horrible, empezaba a pensar que solo tenía agua dentro. Pero había conseguido hablar sin que se le quebrara la voz demasiado, había terminado con su tono de voz dulce y sensato y casi parecía estar recuperando el dominio de si misma. Era igual que superar el miedo a la luz con una sabana, puede que la sabana no hiciese ni frenase nada, pero te sentías a salvo. Prefería un torreón como una sábana, a un torreón en el que no pudiese dormir, pero estuviese a salvo de las serpientes y los monstruos de debajo de la cama.

- No sé, estaba con vosotros, ¿verdad?- lo dijo de forma prudente, sin querer oir realmente la respuesta. Quería también que Pablo saliese entonces de alguna parte diciendo que estaba estudiando a solas en una habitación, pero que todavía respiraba. Se levantó para buscarlo y el corazón volvía a latirle rápido. Entonces oyeron voces fuera, y tuvieron que bajar de nuevo el puente levadizo.
Y alli estaba Pablo, al que abrazó de puro alivio, y al que soltó de inmediato cuando vio quien más venía.

Alder abrió los brazos con una sonrisa triste, como si no necesitase explicaciones, lo que hizo mucho más reconfortante abrazarla. Se sintió mejor solo por ese gesto. Alder era su sábana contra el miedo.

El viaje de vuelta a Letargo transcurrió tranquilamente y en silencio, encontrándonos el primer obstáculo nada más llegar. Alguien había subido el puente levadizo.

-Vale... Esto no me lo esperaba. ¿Algún voluntario para gritar?-

Lo siguiente fue, obviamente, gritar para que nos abrieran. Cabe destacar de todo esto que Tap no se limitó a pegar voces. En su lugar se decantó por emitir una serie de chillidos agudos e insoportables que me obligaron a taparme los oídos. -¡Ay!-

Independientemente del dolor de oídos con el que me quedé, lo de gritar funcionó y los de dentro no tardaron en bajar el puente.

-Bueno. Ya estoy de vuelta, y traigo dos sorpresitas. Mirad a quien me he encontrado por el cami...-

No acabé la frase, ya que me pasó lo último que habría esperado que me pasara en ese torreón. Me dieron un abrazo.

-Eestoo... ¿vale?- llegué a balbucear cuando Seon me soltó para ir con Alder.

“¿Qué me he perdido?”

Lo siguiente fue entrar. Una vez allí tuve que dar explicaciones. Les conté mi viaje a Maciel, omitiendo a Wintel, así como la historia que tenía preparada para Tap, haciendo parecer así que me lo había encontrado por casualidad. Luego conseguí enterarme de lo sucedido en el cementerio.

“Por si no habían pasado suficientes desgracias ahora esto.”

Fue entonces cuando até cabos. “Un bicho de cuatro brazos...” Tenía que ser el mismo del que me había hablado Tap por la mañana.

“Genial. Si se enteran de que lo sabíamos y no dijimos nada...”

Otro secreto. ¿Cuántas cosas más iba a tener que ocultar?

Tras un poco de ruido para que les abrieran la puerta, Tap casi se ve espachurrado por el abrazo de Seon a Pablo. Lo evitó de un salto afortunado con el que se subió a la cabeza del gigante. Por suerte la chica tenía más ganas de abrazar a su hembra que a Pablo y no tardó mucho en aflojar los brazos.

Un vistazo rápido al ambiente general sirvió para que Tap entendiera que el rito en el cementerio no fue lo que se dice alegre. Las caras largas de la gente le hicieron sentir un nudo en el estómago. <<En parte es por mi culpa...>>. Había conseguido evitar los remordimientos durante todo el día. En el fondo cuidar del Espárrago loco y del torpe de Pablo le había venido bien. Ahora se arrepentía de haber tenido tanta prisa por salir de Maciel.

Después de escuchar lo que había ocurrido, se sintió casi peor. Por lo visto, el lugar en el que murió su avispa había sido el cementerio. Lugar en el que acababan de destripar el cadáver de Macak. <<¿Qué he hecho?>>. Si no se hubiera escondido tras la muerte de su avispa y hubiera dado la cara, Macak no estaría muerta (todavía) y los gigantes no habrían sufrido un episodio parecido al suyo. <<Podría haberlo evitado...>>. Pero incluso después de haber sufrido Macak ese desenlace inesperado con su disparo, Tap podría haber dado la cara de alguna manera y advertirles sobre el peligro. Eso es lo que se hacía en su panal, en el bosque. <<Pero me habrían descubierto>>. Y no le habrían dado ni las gracias por contárselo. Simplemente lo habrían quemado o pisado, como tantas veces le habían amenazado por mucho menos. <<No podía haberlo evitado>>, concluyó corrigiéndose.

Aprovechó un pequeño e incómodo silencio, mientras Erin curaba al Blanco, para barajar que podía hacer. A pesar de que ya no solucionaría nada, pensó que tal vez debiera decirles que sabía por lo que habían pasado; que también habían destripado a uno de los seres que más quería frente a sus narices (aunque dudaba que ellos quisieran tanto a Macak). Muchas veces, el daño ajeno paliaba el dolor propio. Tap pensó que, contar lo de su avispa, podría servirles de esa manera a los gigantes. Aunque en el fondo solo fuera a hacerlo egoístamente, por disculparse a sí mismo por sus -inevitables- fallos.

-Siento lo que ha pasado. Sé lo que...-una mirada fulminante de parte de Pablo bastó para ejecutar el resto de su disculpa. Se mordió los labios y se sentó sobre el hombro del gigante, callado. No hacía falta ser muy listo para saber que el gigante quería que mantuviera el pico cerrado, por la razón que fuera. Con cierto disimulo, le golpeó en el hombro con uno de sus puños. <<Ahora que quería hablar...>>. Refunfuñó varias veces, pero como siempre, acabó haciendo lo que el gigante quería.

Yrio miró a Serok de reojo desde los brazos de Seon. Ya hacían guardia por las noches desde lo del lagarto, y ahora sabían lo del puente así que no hacía falta ninguna medida más por el momento.

-Yo creo que con reducir las salidas e ir en grupos más grandes es suficiente... -dijo en voz un poco baja.

Seon fue a atender la puerta. Podía reconocer los chillidos estridentes y molestos que tanto odiaba, pero en parte se alegraba de escuchar. Allí estaban todos los desaparecidos; Pablo con Tap y Alder que por alguna razón había decidido volver antes de la fecha, aunque lo más seguro sería que Pablo le hubiese contado lo de Macak. Agradecía tenerla de vuelta, el torreón tenía un ambiente deprimente desde hacía días, siempre tristes o de mal humor. Todos. El incluído

-Mala hierba nunca muere, ¿eh?- comentó al pasar junto a Tap- Ya pensábamos que habían hecho ensalada contigo

No quiso preguntar a qué había salido Pablo y tampoco se atrevió a acercarse a Alder demasiado, pues Seon necesitaba a su mitad mucho más y prefería no entrometerse. Pero le dedicó una sonrisa algo triste y le saludó con un gesto.

-Bueno ya que estamos todos podríamos comer algo y que Alder nos cuente algo para subir los ánimos, que da pena vernos...

Llegamos corriendo al torreón y, cuando por fin entramos a sus protectores muros y el subidón de adrenalina se fue me caí de rodillas sobre el suelo boqueando, me faltaba el aire y me esforcé por recuperar un ritmo respiratorio normal.

Cuando por fin lo conseguí oí como algo chirriaba fuera, fui a ver y se trataba del puente levadizo, el cual ahora estaba arriba, vi volver a Serok y contar lo que había pasado, con pelos y señales.

Las palabras del ulterano trajeron a mi mente las escenas del cementerio y me asaltaron las nauseas, fui corriendo hasta una de las letrinas del patio y vomite sonoramente en ella. El olor a sangre me asalto y volví a vomitar. Por fin se fueron las nauseas y pude levantarme, aleje de mi aquellas imágenes y volví al salón.

En el que sorprendentemente ahora se encontraban Pablo, Tap y Alder, la llegada de esta ultima me sorprendió gratamente, la aparición del repoblador no tanto. Me senté sobre uno de los sillones y me pase la mano por el pelo fijándome en las vendas, si es que las podía llamar así, y me di cuenta de que o nadie se preguntaba que eran o directamente les daba igual. Tampoco me pare demasiado en este pensamiento, que no dijeran nada sobre ellas no dejaba de ser una ventaja para mi.

Tap estaba hablando y parecía a punto de decir algo bastante importante pero Pablo le dirigió una mirada envenenada para que estuviese callado, mire a Pablo con cara de pocos amigos y entonces Yrio sugirió algo bastante convincente.

-Es cierto Alder, ¿por que no nos cuentes algo divertido que haya sucedido por el otro torreón durante tu estancia en el?.- Dije corroborando las palabras de Yrio.- Así podremos despejar un tanto la mente.

Alder besó a Seon en los labios antes de separarse para cumplir con las peticiones del público.
- Algo divertido... - evidentemente no podía hablarles del desayuno. Traía chocolate para Seon y un par de pasteles más, pero no eran suficientes para todo un torreon. Ante el aspecto de Yrio, decidió compartir sus reservas con él también.- Nada poco habitual, lo siento. Aparecieron nuevos, de esos que siempre salen de debajo de las piedras, K le dio un buen uso a la furcia, y todo el mundo es feliz y RR nos quiere descuarizar a todos con un hacha, pero esta bien, porque nuestro encantador paranoico solo estaba hasta las cejas de drogas.- dijo en un tono muy animado.

-¿Qué?

- Ah, si, Karime y DL tuvieron un despertar divertido.

- No estaba preguntando por eso.

- Seon, no seas pervertida, no estaba delante, ¿que detalles quieres que te de? - Seon frunció el ceño. Sin embargo, que Alder hubiera decidido ser ella misma y estar de buen humor, estaba consiguiendo oscurecer un poco su animo y ya se sentía mejor.- Mirad, han sido unos días muy agradables, pero no se me ocurre ninguna anecdota que se pueda contar especialmente divertida ni larga. Que tal si en vez de eso, os cuento un par de historias de hace más tiempo? Teneis permiso para sentaros y aplaudir al final. Y tu Yrio puedes venir a recibir un abrazo, que tienes una cara horrible. Es mi premio de consolación porque yo he estado durmiendo con K y sus maravillosos pechos.

Alder se sentó y tiró de Seon para que ocupase un sitio a su lado.

- A ver, que tal si os hablo de mi encantador ex y su no tan encantador encuentro con mi hermano Verei? Es una historia relativamente reciente. Estaba saliendo con Keo entonces, que era un edeel algo mas mayor que yo. De Keo todo lo que puedo decir a favor de su inteligencia es que tenía un físico excelente y un par de ojos rosa preciosos. Y lo mismo va por su sentido de la orientación. Así que este chico, salió de mi cama un día, con la sabana como unica ropa, y se fue al baño medio dormido. Y regresó por el camino incorrecto. Verei duerme en una habitación cerca de mi, con su aurva Melibea y su novio en una cama muy grande, mientras busca una casa para él. No sé que les vería hacer, pero se que se despertó del todo y llegó a mi cama de vuelta con la cara roja como un tomate. - hizo una pausa.- Y al poco llaman a la puerta, y esta ahí Verei con su pijama a medio poner y... una sábana en la mano.- Seon soltó un ruido parecido a una risa sofocada a su lado.- Y me dice: Tu novio se ha olvidado esto en mi cuarto, Alder. Ha sido mas o menos cuando huía despues de interrumpir nuestras diversiones mañaneras. Ah Keo, no te sonrojes, dice Melibea...- Alder había ocmenzado a reirse de su propia historia en aquel momento, probablemente más que los presentes, y le costaba hilar las palabras- que... tienes... un pene precioso.

Alder estaba en medio de un ataque de risa, a pesar de que parecía estar disfrutando ella mas la historia que cualquier otra persona (quizás porque ella podía recordar la cara de Keo en ese momento). Tenía una risa muy contagiosa, y al poco Seon también empezó a reirse a rachas. Alder hizo una leve pausa para recuperar el aire y seguir.

- Y el pobre Keo... dice... "gracias" con una voz totalmente aguda, como si se hubiera tragado un bicho. Y sale por la puerta tal cual como si se fuese a ir a su casa, mientras mi hermano le persigue para intentar decirle que aun no ha cogido la sábana, (por no hablar de su ropa). Pobrecito... nunca mas supimos de él.

Y volvió a reirse durante un rato largo hasta calmarse.

La llegada al torreón fue rápida, sin complicaciones. Una vez dentro Serok subió el puente y relató lo que había sucedido mientras yo me derrumbaba en el sofá con la mirada perdida, intentando ignorar la parte de Macak. Luego llegaron Pablo, Thras y Alder para regocijo mío, de quien no quité ojo ni oido en todo lo que dijo e hizo.

Es más, me animó y mientras contaba la historia me puse a cocinar, para distraerme de paso. Me sacó un par de risas con los problemas de Keo y luego serví la mesa como un autómata aunque a Alder y Seon con una sonrisa y buenas palabras y gestos.

Después tomé un cuchillo, una daga y un trozo de madera para irme al sofá con el cubo (para las astillas) y empezar a tallar la estatuilla de Macak.

¿Y luego a dormir? Mejor un rato entrenando para agotarme y luego a dormir, pero cuando sea tarde... Cosa imposible pues caigo rendido en el cuarto de entrenamiento en cuanto anochece.

NfdR: Post resumen cutre porque ni estoy en casa ni tengo más tiempo u.u Luego lo corrijo/amplío.

No llevamos nada en el torreón y ya Tap a punto estuvo de contarles a todos lo del cementerio. Por suerte una mirada bastó para hacerlo callar, aunque no le hizo mucha gracia. Y hablando de miradas, no se me pasó la de Stefan.

Estaba pensando en hacer algo cuando Alder comenzó a... ehmm... alegrar el día.
Creo que cada uno reaccionó de forma diferente, pero tampoco podría asegurarlo ya que al único al que observé de reojo fue a Atol, quién se puso a cocinar mientras escuchaba.

¿Yo? Simplemente me quedé a cuadros, y dediqué la mayor parte del tiempo a intentar averiguar si la historia era auténtica o si se la estaba inventando sobre la marcha, debate mental que acabó sin tener un ganador claro.
También presté especial atención a algunos detalles del principio, concretamente a lo que había pasado con RR.
“¿Drogado y queriendo descuartizar a gente con un hacha?” Eso no era una buena noticia, pero me daba la razón que necesitaba para añadirlo a mi lista mental de amenazas potenciales de la ciudad.

-Acabas de llegar y estas decidida a demostrar que sigues siendo la alegría de la huerta ¿No?- le comenté la Alder cuando terminó. Aunque no me había divertido su historia tanto como a ella sí que me había puesto de buen humor.

Me acerqué a la cocina para ver si podía picotear algo. Por el camino me crucé con Stefan y, algo mosqueado por la mirada de antes, hice algo de lo que me arrepentiría después.

-Vaya, que vendas más curiosas- le dije mientras le agarraba un brazo y notando un amuleto bajo las telas. Acto seguido presioné hasta que pude ver un ligero resplandor, producido por el amuleto al encenderse por haberse incrustado en la piel. Casi al instante Stefan tapó la luz con una mano.

-¡Uy! cuidado, no vaya a ser que alguien lo vea-


Pasé el resto del día entrenando con el arco, hasta que estuve lo bastante cansado como para no poder seguir. Era raro, se supone que con el tiempo debería tardar más en agotarme, pudiendo practicar cada vez durante periodos más largos. Pero parecía estar pasando justo al revés. No podía asegurarlo, pero estaba bastante seguro que la última vez había aguantado más tiempo.

Contuve un bostezo. Me había entrado sueño con el entrenamiento, así que decidí poner fin al día y acostarme.