Torreón Letargo (Archivo III)

Pablo comienza a hacerme preguntas, demasiadas preguntas y muy poco tiempo para responder. En cuanto me deja hablar en un hueco le digo:

-No quiero que nadie se entere por que no trabajo bien bajo presión, y precisamente tu estas haciendo justo eso. Iba a decir que podía hacer magia, pero en cuanto Macack murió me lo pensé mejor, aun soy un principiante en esto, y trato de entrenar por las noches para ponerme al mismo nivel que los demás, y sinceramente, no conozco magia suficiente para usarla en combate, dudo poder sorprender a nadie, y si te pido que lo mantengas en secreto es precisamente para que la gente no me agobie, bastante mal lo hemos pasado todos en el día de hoy.- Tuve que detenerme a respirar por que había dicho todo esto de carrerilla.

Ese lapso de tiempo que tarde en recuperar la respiración Pablo dijo algo acerca de la muerte de Macack, la furia que había sentido cuando lo había dicho Tap afloro a la superficie y en comparación con mi tono de voz de ese momento el polo norte habría sido un horno:

-Oh, así que tengo que fijarme en como murió Macack ¿no es cierto?, si lo prefieres busco en su cuerpo algún dardo con veneno somnífero.- En el momento en que dije esto empalidecí, había dicho demasiado, y trate de disculparme como mejor pude,- l....lo siento, no era mi intención.... yo no quise.... maldita sea, si he oído vuestra conversación, no he podido evitarlo.- Llegados a este punto era inútil negarlo.- Entiéndeme Pablo, aun no estoy listo para decirlo, quizás mas adelante cuando haya mejorado algo pero desde luego no ahora.

Esperaba que no se enfadase mucho, aunque quizás la esperanza era en vano.

Al principio casi no presté atención a lo que estaba diciendo Stefan... al principio.

Cuando mencionó lo del dardo me quedé de piedra. “Lo sabe” Tenía que habernos escuchado, no había otra forma de que lo supiera. ¿Pero cómo?
Miré la ventana. Tenía que haber estado asomado mientras hablábamos, así lo habría oído. Pero si había oído lo de Macak, ¿también habría oído lo otro?

Stefan había empezado a disculparse, y confesó que había escuchado la conversación entre Tap y yo, pero en ningún momento mencionó nada que pudiera confirmar o negar, que supiera lo que le había contado acerca de mi pasado. Ante la duda lo mejor era presuponer que no lo había oído, y no mencionar nada al respecto.

Mis siguientes palabras sonaron con frialdad y carentes de emoción, y puede que un poco amenazantes.

-Tú sabrás lo que haces. Cuéntalo o no lo cuentes, pero si luego pasa algo no digas que no te he avisado-

Me di la vuelta y me dirigí a la salida, pero me paré justo antes de abrir la puerta.

-Guarda mi secreto, y yo guardaré el tuyo-

Dicho esto salí hacia el dormitorio, y dormí durante lo que quedaba de la noche.

Seon se había fabricado un dormitorio en una de las plantas superiores, alejado del resto. No quería ver a nadie y no quería que nadie le dijese que no era culpa suya. Sabía que no lo era del todo. Había revisado sus actos uno por uno desde que Alder se había ido. Veía demasiados errores tontos y aunque sabía que no era ella la única que podría haber hecho las cosas de una manera distinta, los errores de los demás siempre se le hacían más faciles de justificar.
Ya había llorado mucho, y no sentía ganas ni fuerzas para seguir. Por eso había empezado a dibujar. Pintaba cosas de su mundo de memoria. pajaros pequeños, flores. Pero inevitablemente acababa pintando caras. No eran gente conocida. Solo eran caras tristes y vacías. Pintarlas se le hacía de alguna manera relajante. Como si desde su dibujo, ellos le entendiesen. Y sin darse cuenta, le daba vueltas a las cosas, y había comenzado a tener una conversación consigo misma. La luz empezaba a despuntar por la ventana.
Había todavía un vacío de culpabilidad y pena en algun punto inconcreto cerca de su pecho. No se sentía muy unida a Macack, pero le guardaba simpatía. Realmente era el hecho de ver la muerta tan cerca y la sensacion de que ella la había llamado con sus errores.
"Pero tu no eres la unica a la que la muerte le da miedo. Y la de Macack ya es irremediable."
- Igual de irremediable que yo.- musitó mientras se encogía un poco. Había empezado dibujando una chica dormida, en su mente tenía el pelo blanco. Y luego le había dibujado una herida en el pecho. Y estaba rodeandola de sangre igual que a macack. era sangre negra, como el carboncillo que usaba. Había empezado a añadir una cosa más cuando volvió a oirse decir:
"Debería levantarme y ser fuerte. Debería hacerlo. Y ayudar a los que todavia estan vivos. Ser util, no alguien a quien cuidar."
- Ayudar es lo que dejo a Macack el brazo negro.- pero se levantó. Se secó unas lagrimas inexistentes y miró el dibujo que sostenía todavía con aire ausente. En el pecho de la chica había un árbol creciendo.
Lo abandonó allí.

Todas las ganas de llorar le volvieron de sopetón cuando cruzó la puerta, como si recordase de repente que no podía soportarlo, pero se obligó a seguir bajando.
Preparó el desayuno con la mente en blanco.
"Por lo menos voy a seguir viviendo. Porque si no habría matado a dos personas en vez de una"
Seguía encontrandose terriblemente mal.

Decir que Tap había podido descansar aquella noche era concederle al repoblador un alto margen de beneficio. Poco después de hablar con Pablo, y gracias a la cierta tranquilidad que le había conferido aquello, había conseguido cerrar los ojos y dormir. Sin embargo no había sueños felices para el diminuto asesino de varmanas y pronto se vio asaltado por un cocktail de recuerdos peligrosa y mentalmente tóxicos. Un viaje a lomos de su avispa se había convertido en una vertiginosa caída al interior de la grieta oscura y los zumbidos de las alas de su montura, en el susurro mezquino de dos voces en una. La voz de Macak, mezclada con la de la brecha en el suelo que había visitado semanas atrás. Un "Te lo dije" en un tono perversamente triunfal que acababa con el crujido del repoblador estampándose mortalmente contra el suelo. Y despertando.

Lo hizo de golpe, justo a tiempo para ahogar un chirrido que probablemente le hubiera puesto en un apuro. Se mordió el labio con fuerza, en un intento fútil de darle un buen pellizco a su subconsciente, y respiró varias veces, hasta que sus pulsaciones se refrenaron y el susto de la caída pasó a un segundo plano. <<Sigo vivo>> se dijo aliviado, utilizando un pensamiento tan obvio como era ese a modo de flotador para el sentido común. <<Era un sueño>> se repitió. <<Necesito distraerme y comer algo>>.

El sol no debía llevar mucho tiempo fuera cuando el repoblador aprovechó para trepar por las enredaderas y mirar una por una en todas las ventanas del panal, averiguando si los gigantes dormían o no. Esperaba encontrar alguna oportunidad para colarse hasta las cestas, pero no hubo suerte. Tap se tuvo que conformar con subir hasta las almenas y esperar a que el sol se alzara sobre él para paliar el hambre.

Se tumbó bocarriba y extendió sobre la piedra todos los brazos menos uno, con cuya mano se dedicó a acariciarse la tripa. Dibujó su nombre una y otra vez sobre su piel, tratando de no pensar, y así dejó pasar el tiempo, ausente de todo lo que se pudiera cocer abajo.

Pablo se fue dejándome con algo de preocupación en el cuerpo, si de verdad había matado a alguien y lo había hecho a propósito entonces yo podía estar en peligro, <<Pero entonces ¿por qué no me ha amenazado más que verbalmente?>>.

Me quedé un rato pensando en ello, pero al final decidí que no haría más que vigilarlo por si acaso, y ahora ya no me apetecía seguir practicando magia así que me dediqué a cargar los cristales que restaban.

Al cabo de un tiempo de estar cargando los cristales y no hacer nada más me di cuenta de que estaba cansándome, no entendía por que hasta que me fijé en la luz que había encendido hacia un tiempo. <<¿Sera que este tipo de magia consume energía mientras este activa?>>, mirándolo bien era obvio y evidente, sin embargo no había caído en eso. Apagué la luz mágica y me hice con una vela para poder ver mientras.

Cuando los cristales quedaron cargados puse tres en mi antebrazo de manera que no me cortaran, y que estuviesen en contacto con mi piel para poder usar su energía. Con una de las camisetas fui envolviendo mi antebrazo hasta ocultar por completo los cristales y que no se notara casi el relieve. Con el otro brazo hice la misma operación. Comprobé que no se moviera de su sitio y lo deje estar.

Me acosté y tuve sueños raros sobre muertes y amenazas de muerte. Debía de ser tarde cuando me dormí, pues aunque era media mañana cuando me levante aun tenia sueño.

Baje al salón y mientras bajaba elabore una excusa para cuando preguntaran por los brazos. También me cerciore de que los colgantes estuviesen ambos ocultos. Me lave la cara para despejarme y desee fervientemente que hubiese algo de café en las cestas, pero por desgracia para mi no debían de conocer esas cosas por aquí.

Fui a la cesta y busque en vano el café, así que tuve que conformarme con un par de manzanas, me prepare bien para la salida al cementerio con mis cosas y agarre una de las palas que había por ahí.

-Bueno chicos que os parece si nos vamos moviendo hacia el cementerio?.-Dije con una mirada triste.- Es hora de darle una sepultura digna a Macack.

Espere a que el resto se preparara con lo que tuvieran que llevarse y con el resto salí del torreón habiendo consultado los planos un poco.

Sigue en el Cementerio.

A Yrio le pareció oir voces en sueños, susurros de conspiradores y llantos de muertos y almas en pena. No fue algo agradable, y tampoco la sensación de que alguien le estuviese retorciendo los intestinos desde dentro. El miedo se había apoderado de él y se había instalado en su estómago, y estaba dispuesto a quedarse. No quiso saber nada de cadáveres ni de cementerios ni de entierros; él había cumplido su parte del ritual y los demás se ocuparían de la otra parte. Cuando despuntó el sol Seon bajó a perparar el desayuno, y el mero olor le dio arcadas, pero no tenía nada que vomitar. Las náuseas se mezclaban con el hambre y el sinhadre se planteó seriamente la idea de abrirse un boquete en la tripa y sacarse el estómago para que dejase de torturarle.

Por fin, al cabo de un rato, logró levantarse y prepararse un vaso de syv caliente. También se comió una de esas peras enormes y acuosas que traían las cestas, esperando que el dulce le levantase un poco el ánimo.

-Yo me quedo- dijo cuando anunciaron la partida al cementerio- No me encuentro bien... Tened cuidado- advirtió. No quería ver un nuevo cadáver cuando iban a despedir al de Macak. Acabó su escaso desayuno y volvió a echarse en el sofá, hasta el regreso de sus compañeros.

Yrio tambien tenía mala cara. Seon le vio y le dio un beso de animo en la mejilla mientras el bebía del Syv.
Oir hablar del entierro le hizo agravar el gesto.
- Yo si iré... es lo mínimo considerando que..- pero se quedó en silencio. Se había llevado inconscientemente los brazos al cuerpo, como en un abrazo.
Tenía que ser fuerte. O al menos actuar como tal. Eso es lo que había decidido.

Desperté de golpe, mirando en derredor hecho un lío, confuso, tanto que caí del escalón en que estuve durmiendo y llegué al suelo.
-Pero qué...-mascullo mientras me levanto.

Y por fin logré identificar el sitio: la armería. Y el porqué: Macak. <<¿Me he quedado dormido haciendo guardia? ¿En qué estaría pensando?>> Mosqueado conmigo mismo llego al armario y compruebo que la varmana seguía dentro, tal y como debería. <<¿Cómo la llevaremos al cementerio? Serok podría ayudarme a llevarla dentro del armario y si fuese necesario, hay un hechizo de levitación...>> Pero al recordarlo, el recelo por la magia volvió <<Probaré antes el hechizo... No vaya a descontrolarse luego y acabe el armario en donde no debe...>>

Fue sencillo encontrar el libro y volver siendo tan temprano que ni Thras había bajado aún. <<¿Pero por qué me habré despertado tan repentinamente, de golpe, si nadie me ha llamado ni ha pasado nada? Y lo de dormirme en la guardia... Ya van dos veces, idiota...>>

De nuevo abajo pude poner el hechizo en práctica, primero con una fruta, luego con un escudo de madera; un carcaj; el escudo junto con el carcaj y el mismo libro, y ahí lo dejé por miedo a cansarme. En el primer intento salió la manzana disparada y tuve que cambiar de objeto para no destrozarlas todas; con el escudo aprendí a estabilizarlo en una misma zona reducida sin que se desviase mucho y finalmente comprobar el peso. A más peso y dificultad, mayor concentración y dificultad de mantener el hechizo... <<Osea, que no podré defenderme y mantener el armario en el aire a la misma vez. Ni correr. Pero será útil. >>

Para cuando vuelvo a subir al salón ya están casi todos despiertos y desayunados, preparándose para salir. Voy hacia la cocina saludando con un hosco "buenos días" y allí me preparo algo nutritivo con carne y fruta, hambriento. No para llenarme sino para coger energías extra en caso de despliegue mágico. Al acabar pido ayuda a Serok y subimos el cajón al salón, para luego situarlo junto a la puerta. Después preparo la planta que iba a plantar en su tumba en el cubo, con su tierra, y se lo paso a Thras tras explicarle qué es. Y ahora, intentando sonar animado ya que lo cierto es que quiero acabar cuanto antes, digo:

-Bueno, ¿estáis listos? Yrio, a ver si te mejoras pronto, anda. A los que se quedan, tened cuidado. A los que vienen, tened cuidado. ¿Nos vamos?

Finalmente cargamos el armario entre Serok y yo, sin magia, y salimos con Stefan por delante con el mapa. <<Al parecer el sitio está bastante cerca así que no creo que tardemos mucho. A todo esto... ¿cómo será el cementerio local?>>
Sigue en el Cementerio.

Desde luego necesitaba descansar, o al menos eso pensé al despertar y comprobar que era el último en hacerlo. “¿Tan cansado estaba?”

Una vez de pie y desperezado bajé a la cocina para comer algo. Mientras cogía una manzana supe por Yrio que la gente ya había salido hacia el cementerio. “Pues si que me he despertado tarde”

Al menos había sacado algo bueno de todo esto. Como se habían ido ya, no tenía que pensarme si ir o no, en cierto modo habían tomado la decisión por mí.

Salí al patio mientras me comía la manzana, pensando en lo que había pasado durante la noche. Debía llevar media manzana comida cuando la dejé cerca del pozo mientras sacaba agua.

“No puedo estar seguro de que Stefan se quede callado. Quizás tenga que echarle un ojo.”

Una vez tuve el cubo lleno de agua y a mano fui a coger de nuevo la manzana, para descubrir que ya no estaba. Por un momento me quedé confuso, ¿Donde podría estar? Tardé unos segundos en imaginarme la causa de esta desaparición.

“Tap, maldito” Pensé con una sonrisa. Si tenía hambre y no quería que le vieran desde luego la mejor forma de conseguir comida era así.

-La mayor parte de la gente ya se ha ido. No creo que Salga nadie al patio, así que por qué no te dejas ver?-

Tap silbó a Pablo desde un tallo de la enredadera, a media altura, y zarandeó el hueso de la manzana con una sonrisa divertida. No quería robársela en un principio, pero al final tuvo más hambre que conciencia. Lanzó el hueso al huerto y bajó rápidamente, escurriéndose enredadera abajo. En cuanto tocó el suelo con los pies, agitó los brazos y se sopló en las manos. Todavía le escocían.

Seguidamente corrió hacia gigante y llegó en un par de saltos a su hombro, donde se acomodó.

-Buena manzana-se dio una palmada en el estómago, antes de ponerse un poco más serio-. ¿No has querido acompañarles al sitio ese?-llevaba toda la mañana evitando pensar en Macak, pero ahora era inevitable preguntar.

Vi como del torreón salían personas, y me agazapé rápidamente para que no me descubrieran, entre ellas estaba el escupitafóbico abusón cargando con una especie de caja de madera, algo que me tranquilizaba. Busqué a Pablo entre ellos pero no tuve éxito, aquello parecía una penitencia macabra, iban lentamente y con la cabeza baja…


Esperé a que se perdieran de mi vista y esperé un poco más. No quería que me cogieran porque se les hubiera olvidado algo, cuantos menos en el torreón mejor.


Me acerqué a la entrada por donde las otras veces había accedido al torreón y la pateé repetidamente.

El silbido de Tap me permitió localizarlo en las enredaderas. El repoblador me mostraba el hueso de la manzana mientras sonreía. “Encima alardeando, si al final se la gana”

Una vez se hubo acomodado me preguntó por el entierro. La pregunta me trajo recuerdos desagradables, pero era algo que tenía que aguantar.

-No. Para cuando me desperté ya se habían ido, y la verdad no estaba muy convencido de ir tampoco. Creo que es mejor así.-

En ese momento oí que alguien aporreaba la perta. “¿Se les habrá olvidado algo?”

-Deben de ser los que salían. Se habrán olvidado algo. Voy a abrir, a ver que quieren-

Me dirigí a la puerta mientras Tap volvía a ocultarse en las enredaderas.

Mi sorpresa fue mayúscula cuando me encontré a Wintel, sin nadie que lo acompañara.

-¿Ehhm hola. Has venido solo?-

Fue un alivio que por suerte fuera Pablo el que abriera la puerta, el que extrañado me preguntó si iba solo.


“Si ,si vengo solo pero…-dije mirando a su alrededor y colándome por debajo de su brazo por la puerta-… traigo noticias nuevas- dije cuando estaba detrás de él”


Me dirigí al pozo en búsqueda de agua, allí no parecía haber nadie podríamos hablar sin preocupaciones. Había un cubo con agua y con las manos bebí un poco mientras pablo cerraba la puerta.


“Veras amigo- comencé cuando Pablo se acercó con expresión interrogante- resulta que hemos encontrado a dos nuevos cosechados y para la desgracia de todos nosotros uno de ellos es uno de esos sucios traidores de los que te hablé-le conté todo lo que había pasado en mi torreón y a partir de nombrarlo comencé a alterarme notablemente- ¿te lo puedes creer? Poco faltó para que esa escoria comenzará a predicar el amor a esta mierda de mundo ¡! Quiere llenarles la cabeza de sucias mentiras a los demás!! Por eso he venido, por culpa de ese las cosas van a cambiar en mi torreón y en cuanto los míos vengan a el tuyo estoy seguro que envenenaran a tus compañeros con el mismo veneno…. Las cosas van a cambiar… si…las cosas van a cambiar y no estaremos seguro ni en nuestros refugios..-dije ensimismado- debemos buscar un lugar seguro… donde poder escondernos..-dije saliendo del ensimismamiento como si yo mismo estuviera sorprendido de la nueva idea- exacto debemos buscar otro refugio para ti y para mí –terminé diciendo feliz-“

“Traigo noticias nuevas” Eso fue lo único que dijo antes de entrar. Lo seguí hasta el patio, donde se puso a beber del cubo que acababa de llenar.

Empezó a contarme que tenían dos nuevos compañeros en su torreón, centrándose en uno de ellos, al que calificaba como traidor y al que se notaba que no tenía el menor aprecio.

-A ver cálmate. No se como son exactamente las cosas en tu mundo, pero ya deberías saber que aquí la gente no se cree las cosas solo porque las digas. Diga lo que diga esa persona cada uno decidirá por su cuenta si creerlo o no. Pero no creo que nadie en su sano juicio considere esta ciudad como un lugar magnífico ni nada por el estilo. Al menos desde mi punto de vista las cosas maravillosas no suelen matarte-

El nublino estaba realmente alterado, y esa mentalidad en este lugar no iba a traerle nada bueno.

Lo último que dijo le sorprendió todavía más. “¿Irnos por nuestra cuenta? ¿lo dice en serio?”
Desde luego que no iba a irme así porque si, pero... Tampoco quería mandarle a la mierda. Era mi amigo después de todo, y probablemente la única persona de la ciudad que realmente me consideraba su amigo.

No podía dejar que se fuera por su cuenta. Lo mejor sería ir con el a explorar un poco, y ya cuando esté más tranquilo convencerlo de que regrese a Maciel.
Pero salir era peligroso, siempre lo es. Cuantos más fuéramos mejor, pero el nublino no aceptaría la compañía de nadie más, salvo tal vez la de Tap. Él había sido quien le había hecho el recado de traerme aquellas plumas después de todo.

¿Pero cómo convencer al repoblador? Seguro que preferiría dejarnos a nuestra suerte antes de jugarse el pellejo. Pasé un rato pensativo, no sé cuanto, pero suficiente como para que Wintel comenzara a inquietarse, y finalmente ideé un plan.

-Mira, tengo que pensarlo. ¿Puedes dejarme a solas un momento?-

A regañadientes, acabó aceptando y se marchó del Patio. Casi enseguida Tap volvió a dejarse ver de nuevo.

-Bueno, ya le has oído. Si me niego lo más probable es que se vaya por su cuenta, y acabará muerto. Y no sé tú, pero no pienso dejar que nadie más muera cuando puedo hacer algo para impedirlo, así que voy con él.
No a lo que ha dicho, solo a explorar un rato a ver si se calma y luego lo llevaré de vuelta a su torreón-

Aquí era donde tenía que cuidar mis palabras. Si quería que Tap me acompañara tenía que pedírselo de forma que su ayuda pareciera esencial. Unas semanas conviviendo me habían hecho ver lo importante que podía llegar a creerse el repoblador.

-Bueno... ¿Me acompañarías? Wintel necesita a alguien con sentido común, y contigo todo sería más facil-

Tap no podía creer que el loco de Gordote, que ahora más bien parecía un espárrago, tuviera tanta capacidad de influencia en Pablo. Definitivamente los gigantes no eran la raza más lista del planeta. En lugar de pensar coherentemente, hacían caso el tarado. Tap se llevó las manos a la cara varias veces, pero aguantó escondido hasta que Pablo pidió que le dejara solo para pensarlo. <<Va a ser mejor que baje y le ayude a encauzar ideas>>. O eso o Pablo se suicidaba por el espárrago igual que la avispa murió por... Giró varias veces la cabeza y se acercó al gigante.

-Tú, ¿estáis tontos u os parieron de pie?-había comenzado a hablar antes que a trepar por Pablo-. Ese gigante está zumbado, yo lo sé y tú lo sabes-Pablo lo interrumpió y empezó poniéndole excusas. Tap se preparó para cortarlo tajantemente hasta que vislumbró un ápice de inteligencia en el gigante. << Lleva razón>> se dijo <<Si piensan salir, me necesitarán, y parece que no hay manera de convencerles de lo contrario>>-. Está bien, pero que sepas que tendré un dardo puesto en el Espárrago. Como vea que nos da problemas, lo tumbo y nos vamos. Y a la vuelta prepara tus dotes artísticas, que vas a fingir que me has encontrado fuera-dicho eso, se coló por el cuello de la camisa de Pablo y se le encaramó a la espalda, poniendo el cuidado justo para no hacerle daño-. Estaré aquí dentro hasta que salgamos del torreón-le informó en un tono divertido pero que no daba pie a negaciones-. ¡En marcha!

El repoblador mordió el anzuelo. Hasta ahí todo bien, aunque eso no me salvó de sus comentarios chirriantes.
Además planeaba aprovechar la salida y usarme para fingir su regreso, y así no tener que seguir escondido.

“Bueno, yo me estoy aprovechando de él para esto, que él se aproveche de mí para lo suyo y en paz”

Aunque “paz” no es para nada la palabra con la que describiría lo que pasa.
El bichito verde se tenía que esconder bajo mi ropa, por si no fuera ya bastante molesto escucharle cuando se enfada.

-Me cago en...- Me callé al ver que la puerta se abría. Era Wintel, que quería saber si ya había tomado una decisión.

-Si, ya lo he pensado. Voy contigo a explorar un poco si quieres.-

Antes de salir bajé a la Armería a por mi arco y mi espada. Una vez equipado me reuní con el nublino en la salida.

-Me voy a acompañarle a su torreón- Ya desconfiaban bastante de mí y de Wintel, así que lo mejor era no decir lo de la exploración, o eso creía.

Sigue en el Torreón Sendar.

Pablo tenia sus dudas sobre la veracidad de mis creencias, era normal, él no era nublino no podía entenderlo pero almenos no me trataba como un loco como los demás, por eso Pablo era mi amigo.


Pablo me pidió que lo dejara un rato solo para poder pensárselo, acepte e me fui a deambular nervioso al salón de aquel torreón por si me encontraba con alguien.


Al rato volví a salir y me dijo que me acompañaría a explorar un poco a por ese refugio.


“sabia que podía contar contigo, gracias Pablo-le agradecí sonriendo-“

Sigue en Torreón Sendar.