Torreón Sendar
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Rocavarancolia Rol
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- Rocavarancolia Rol
Torreón Sendar
19/09/12, 10:54 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Ya antes de la Batalla de Rocavarancolia éste era uno de los mayores torreones de la ciudad. Quedó destruido por un explosivo que le arrancó sus cuatro plantas superiores, dejando tan sólo dos, aunque más tarde se reformó convirtiéndose en un torreón de cuatro plantas. Su base es circular y está protegido por un foso frente a la puerta, mientras que en la parte trasera hay un risco de varios metros de profundidad.
Tiene un patio empedrado muy pequeño acoplado a la parte trasera, con sitio para que una o dos personas entrenen. Una estatua pegada al muro representa una figura envuelta en túnicas cuya nariz y barbilla sobresalen de entre los pliegues. Alguien le pintó un bigote ridículo y una perilla garabateada con carbocillo mezclado con grasa.
La planta baja es un salón circular dividido en una gran sala central con cocina y salón y tres dormitorios pequeños que la rodean. Las escaleras, que están tras una puerta, llevan al resto de plantas del torreón. En el sótano hay una armería con mazmorras, en la primera planta hay cinco habitaciones medianas y dos baños, y en la segunda hay tres dormitorios grandes. La última planta no contiene nada salvo unas escaleras que llevan a la azotea, delimitada por un muro simple de escasa altura.
Tiene un patio empedrado muy pequeño acoplado a la parte trasera, con sitio para que una o dos personas entrenen. Una estatua pegada al muro representa una figura envuelta en túnicas cuya nariz y barbilla sobresalen de entre los pliegues. Alguien le pintó un bigote ridículo y una perilla garabateada con carbocillo mezclado con grasa.
La planta baja es un salón circular dividido en una gran sala central con cocina y salón y tres dormitorios pequeños que la rodean. Las escaleras, que están tras una puerta, llevan al resto de plantas del torreón. En el sótano hay una armería con mazmorras, en la primera planta hay cinco habitaciones medianas y dos baños, y en la segunda hay tres dormitorios grandes. La última planta no contiene nada salvo unas escaleras que llevan a la azotea, delimitada por un muro simple de escasa altura.
- Recetario integral de Persilia Sukaldaria:
- RECETARIO INTEGRAL DE PERSILIA SUKALDARIA
Libro de unas 150 páginas encuadernado en cuero. El título está escrito con letras cursivas y enrevesadas y un poco de relieve que ocupan toda la cubierta, donde no hay ninguna ilustración. En la parte trasera hay una sinopsis escrita en un recuadro decorado.
Sinopsis
¿Aburrido de cocinar siempre lo mismo? Adéntrate en mi recetario integral, donde he volcado años de experimentación combinando las delicias de todos los mundos conocidos. Entrantes, picoteo, postres y todo tipo de platos tradicionales con una vuelta de tuerca… ¡las mezclas de sabores nunca vistas conquistarán tu paladar y el de tus comensales!
Más de 100 increíbles recetas.
¡Incluye un anexo de venenos que se camuflarán perfectamente en tus platos y un grimorio de cocina con los hechizos imprescindibles para cualquier chef!
Anexo
LOS VENENOS MÁS DISCRETOS
Tanto si quieres provocar una diarrea como si tienes más interés en matar a comensales indeseados (…) este anexo imprescindible en cualquier recetario que se precie (…).
(La página está rota y, el resto de este anexo, arrancado).
GRIMORIO DE COCINA DE PERSILIA SUKALDARIA
Todo cocinero debe dominar estos hechizos, a los que he hecho referencia a lo largo del recetario. Descubre conmigo cómo realizarlos si todavía no los conocías.- Leyenda de colores y niveles:
- Mago
Brujo alto
Brujo bajo
• ¿Tienes carnes difíciles de cortar y despiezar? Prueba con el hechizo de corte.- Instrucciones:
- Corte: invoca un diminuto filo invisible de ondas que hace un corte en la superficie señalada. Hay muchas variaciones de este hechizo que, a altos niveles, permiten hacer cortes enormes o en profundidad. Un brujo bajo suele ser capaz de hacer rasguños en carne desprotegida o tallar madera. Un brujo medio podría cortar madera, arañar metal o hacer cortes superficiales en carne desprotegida. Mientras que un cosechado nivel mago podría hacer arañazos más profundos en el metal o tajos sobre carne.
Como hechizo físico que es, sus efectos dependen de la dureza y resistencia del material objetivo.
Lanzamiento a ojo, los gestos de la mano delimitando la dirección de los cortes. Conjuración rápida.
• ¡Con el hechizo de homogeneización no vuelvas a dejarte los brazos batiendo!- Instrucciones:
- Hechizo de homogeneización (*): hechizo que acelera la homogeneización de un líquido, suele aparecer un pequeño torbellino. En su defecto, implica que el líquido dé vueltas.
Lanzamiento a ojo. Conjuración rápida.
• No encontrarás nada más rápido para encender el fuego que esto: hechizo de invocar llamas.- Instrucciones:
- Invocar llamas (**): Un brujo bajo puede hacer algunos chispazos y llamas de vela (*). Un brujo alto puede invocar llamas ligeramente más grandes que las de vela que, si es hábil o controla bien el hechizo, puede manejar con las manos sin que le quemen (**). Un mago puede encender hogueras pequeñas en poco tiempo e invocar fuegos de antorcha (***).
Importante: Estas llamas no pueden arrojarse como proyectiles ya que necesitan sustentarse o bien en la magia de quien las invoca o bien en un combustible (madera, grasa...) y si se alejan demasiado del invocador y carecen de combustible, se apagan. Sin embargo pueden usarse como arma de corta distancia.
Lanzamiento por voluntad. Conjuración rápida.
• También es importante conocer estas soluciones para medir la temperatura, la concentración de sal, la presión dentro de la olla, la densidad de un líquido o el tiempo hasta que esté listo tu plato:- Instrucciones:
- Hechizos medidores de magnitudes sencillas: forman una pequeña esfera fantasma que cambia de color según la intensidad de la magnitud a medir. Son diferentes variedades de un mismo hechizo que permiten medir la temperatura, la presión, la densidad de un material, el tiempo (para lo que hacen falta conocimientos adicionales y nivel de brujo alto para configurar el medidor), o la concentración de un determinado soluto (posible a niveles a partir de brujo alto).
Si una esfera no está configurada, ésta tenderá a habituarse a la cantidad de magnitud a la que esté expuesta y la establecerá como su nuevo punto de equilibrio, asociándola con el color intermedio.
Lanzamiento por voluntad. Conjuración rápida-media.
• La solución más rápida para calentar o enfriar tus platos rápidamente es, sin duda, el hechizo térmico.- Instrucciones:
- Térmico: aumenta o disminuye notablemente la temperatura de un objeto de tamaño pequeño (*). Con práctica pueden limitarse esos cambios a una dirección controlada por el mago (chorros de calor, [**]). Puede anclarse a una sala concreta, creando una cámara frigorífica (***): no obstante es necesario repetir varias veces el hechizo si se quiere usar una habitación como congelador ya que este hechizo supone solamente un descenso térmico. Van de fuera a dentro.
Lanzamiento a ojo. Conjuración rápida-media.
• ¿Quieres catar la comida solo con el aroma? ¿Estás en otra habitación y necesitas saber que no se te esté pasando la comida? El hechizo de amplificación sensorial del olfato es un aliado imprescindible.- Instrucciones:
- Amplificación sensorial olfativa:(**) magnifica los impulsos que llegan al cerebro por parte de receptores nasales. Los nervios se vuelven hipersensibles a la transmisión de percepciones, pero ello no significa que éstas lleguen más rápido.
• O, si quieres disfrutar de la comida como nunca, prueba esta otra variante: el hechizo de amplificación sensorial del gusto.- Instrucciones:
- Amplificación sensorial gustativa:(**) magnifica los impulsos que llegan al cerebro por parte de receptores del gusto. Los nervios se vuelven hipersensibles a la transmisión de percepciones, pero ello no significa que éstas lleguen más rápido.
• ¿Te ha quedado muy aguada la comida? ¿Has echado demasiada agua a esa sopa? No te preocupes, ¡hay solución! ¡El hechizo de drenaje!- Instrucciones:
- Hechizo de drenaje: deseca superficies húmedas, evaporándolas o más comúnmente trasladando dicha humedad a otro recipiente deseado succionándola. Es un hechizo simple en su formulación pero con amplia variabilidad de potencia: puede secar desde un dedal de agua a un lago según la energía que aportes. (disponible a cosechados hasta el límite de sus fuerzas).
Lanzamiento por área. Conjuración rápida.
• ¿El aspecto de tu comida no es el que esperabas? ¿Quieres un resultado digno de reyes? Emplata como un profesional con el moldeado de materia orgánica.- Instrucciones:
- Moldear materia orgánica (**): el hechizo reblandece la materia al contacto con la piel del usuario, dejándola así por un tiempo. Sin embargo no altera su naturaleza, lo que moldees seguirá siendo lo que era aunque cambie de forma.
Lanzamiento por contacto, a ojo en el caso de hechiceros más experimentados. Conjuración rápida-media.
• Si el anterior era una maravilla infravalorada, este es una verdadera joya infravalorada. ¡Olvídate de desastres y queda bien siempre con tus invitados con el Nudo de Cerática!- Instrucciones:
- Nudo de Cerática (*): ¿harto de que se le desmoronen los sándwiches de más de dos pisos? ¿Cansado de que, al cortar una tarta, la mitad de la nata que la rellena se salga por los lados? ¡No se preocupe más! El Nudo de Cerática tiene la solución. Con este simple hechizo, podrá hacer una hamburguesa de diez pisos, luego cortarla en rodajas perfectas, ¡y hacerse un bocadillo de hamburguesa! El Nudo de Cerática lo mantiene todo en su sitio perfectamente. ¿Los sanjacobos le estallan llenándole el plato de queso? ¿Teme morder un taco por miedo a llenarse el regazo de salsa picante? ¡Se acabó, gracias al Nudo de Cerática! ¡No me puedo creer que no sea una variación del hechizo tapón!
El Nudo de Cerática se anula al cortar rodajas o mordiscos lo suficientemente finos, o con los ácidos gástricos. Cuesta más cuanto más endeble, complejo y líquido sea su sándwich.
Lanzamiento a ojo. Conjuración rápida.
• ¿A tu comida le falta esa chispa de color que hace que se coma con los ojos? ¿O quieres darle un toque exótico? Si no tienes colorantes alimentarios a mano, el hechizo de cambio de color será tu mejor aliado.- Instrucciones:
- Cambio de color: hechizo que sirve para colorear materia. No se limita a aplicar una capa de color externa o modificar el color de la superficie, sino que cambia el propio color que posee un material, dejando una pequeña huella mágica reconocible mediante hechizos específicos. Se puede graduar: aplicar colores diferentes (en todos los sentidos), hacerlo uniforme, solo en cierta parte del material, etc.
- Los brujos altos pueden cambiar el matiz del color original, manteniéndolo uniforme y sin controlar los matices y gradaciones que surjan de la mezcla entre el nuevo tono y el antiguo. Cuesta (***) para objetos pequeños y (****) para objetos medianos.
- Los cosechados nivel mago pueden modificar completamente el tono (aunque todavía quedará algún matiz del antiguo). Con esfuerzo puede aprender a aplicar leves matices y gradaciones no muy extremas. Necesitan (*****) para objetos grandes.
- A partir del nivel moderado bajo se pueden aplicar colores y gradaciones sin límite en cualquier objeto, costando más energía y concentración cuanto mayor sea el tamaño de la cosa en cuestión y cuandos más colores y matices quieran usarse.
Lanzamiento a ojo. Conjuración media a larga (dependiendo de las cláusulas que tenga). - Los brujos altos pueden cambiar el matiz del color original, manteniéndolo uniforme y sin controlar los matices y gradaciones que surjan de la mezcla entre el nuevo tono y el antiguo. Cuesta (***) para objetos pequeños y (****) para objetos medianos.
• ¿Le falta aroma a tu plato? ¿O tienes algún ingrediente que ocultar a tus comensales? Mejora o altera las propiedades organolépticas de la comida con el hechizo de olor falso.- Instrucciones:
- Hechizo de olor falso (*): El hechicero que lo realice puede hacer que aquello que toque desprenda un olor que tiene que ser muy familiar para aquel que realiza el hechizo. El coste aumenta a medida que aumenta el área afectada por el hechizo. El olor se va de golpe a los tres días. Más convincente será el engaño cuanto con más detalle lo recuerde el mago, aunque hay que tener en cuenta que el olor resultante puede verse afectado por la subjetividad del que realice el hechizo, al basarse en sus recuerdos al fin y al cabo.
Lanzamiento por anclaje. Conjuración media.
• ¿Harto de que se te derramen líquidos en la cocina? Hechiza tus recipientes con la maravilla infravalorada que es el hechizo tapón.- Instrucciones:
- Hechizo tapón (*): hechizo que impide que un líquido se derrame de su recipiente.
Lanzamiento por área, aplicado generalmente a la boca del recipiente. Conjuración muy rápida.
• ¿Tienes las manos de mantequilla? Literal, o figuradamente. ¡Endurece tus tarros de cristal con la protección contra ruptura!- Instrucciones:
- Protección contra ruptura (**): aplicado a objetos frágiles, evita que se rompan con tanta facilidad. A más resistencia que se quiera incrementar y mayor la superficie del objeto encantado, más energía requiere.
Lanzamiento por anclaje. Conjuración rápida-media.
• ¿Te has manchado cocinando? El hechizo de limpieza de ropas es la solución.- Instrucciones:
- Limpieza de ropas (**): elimina manchas, arrugas y limpia en general las prendas de ropa que desee el mago (es un agregado de varios hechizos unificados en uno solo).
Lanzamiento por anclaje. Conjuración muy rápida.
• O también, si sueles quemarte cocinando (a ti, o tus pertenencias), también tienes solución con el hechizo ignífugo.- Instrucciones:
- Hechizo ignífugo (**): encanta prendas de ropa, personas u objetos para que sean inmunes a fuego normal.
Lanzamiento por anclaje. Conjuración media.
- Grimorio para principiantes de Platero:
- Barrera de inercia:
- -Barrera de inercia: (***) de nombre engañoso (no es una barrera en absoluto) en el área delimitada impide que cualquier objeto o persona desprotegidos sean levantados del suelo, y que los atrae irremediablemente hacia el suelo si ya están en el aire. No obstante, también impide cualquier acción voluntaria que implique levantar ambos pies del suelo a la vez, como saltar o emprender el vuelo (se puede correr pero con más torpeza). Si se invoca mientras el objetivo está en el aire, al caer lo hará infaliblemente pies por delante.
Físico. Lanzamiento por área. No es inversible, lo que quiere decir que incluso el lanzador, si está en el área delimitada, se verá afectado. Conjuración media.
- Campo de fuerza:
- -Campo de fuerza (** el espacio para una persona, una campana grande ***, el espacio equivalente a una habitación ****): en forma de media esfera (con una especificación puede formar una esfera completa) bloquea proyectiles de tamaño considerable como si éstos hubieran chocado ante una barrera invisible, en un radio variable según la destreza del mago.
Físico. Inversible. Lanzamiento por área. Conjuración rápida-media.
- Curación nívea:
- -Curación nívea: (****) (utilizable cerca de la Luna Roja). Combate venenos que cursan con fiebre y repara quemaduras; actúa a modo de incentivo para que el organismo siga funcionando y reparándose a sí mismo. Evita que la sangre se coagule y que los órganos se colapsen, además de ejercer un efecto refrescante sobre el organismo en general. No obstante no puede mantener indefinidamente con vida a un moribundo: el organismo depende cada vez más de ese impulso artificial y usarlo en demasía puede provocar que si se le deja a solas empeore considerablemente.
Lanzamiento por área: se hace un barrido con la mano que abarca al área quemada o a la persona envenenada. Es necesario que se aplique sucesivas veces y con regularidad, del mismo modo que se debe renovar una cataplasma o emplasto.
Conjuración media-larga.
- Desvío:
- -Desvío (**, pero variable a más según la potencia de lo desviado): Interfiere en la trayectoria de un hechizo que ya haya sido lanzado. Requiere gestos intuitivos para desviar el encantamiento en una dirección u otra. Siempre requiere menos energía que bloquearlo o disolverlo, pero también reflejos. Si el hechizo es demasiado potente, probablemente no se podrá desviar lo suficiente o hacerlo requerirá demasiada energía. (El coste orientativo indicado arriba es el que ofrecerán unos hechizos ofensivos de potencia moderada en términos de cosechado: se han obviado los más débiles porque normalmente ésos no suelen constituir una verdadera amenaza, y los que les sean lanzados con verdaderas intenciones de daño les costarán más) Si se desvía a demasiada poca distancia el coste será prácticamente el mismo que el de bloquearlo: si se hace a distancia cercana pero prudencial (la típica en duelos de magia) una unidad menos, si se tiene cuidado de poner distancia de unos cuantos metros llegará a dos unidades menos.
Lanzamiento a ojo. Conjuración rápida.
- Hechizo de impacto:
- -Hechizo de impacto: potente golpe mágico que actúa como una bola de demolición (***). Puede gradarse hacia abajo para actuar a modo de empujón de moderado (*) a potente (**).
Lanzamiento por disparo de alcance largo. Conjuración media.
- Levitación:
- -Levitación: un hechizo exigente mentalmente, cansa más de lo acostumbrado. Cuando una persona levita lo más normal es caminar sobre el aire; uno puede dejarse arrastrar simplemente por el hechizo sin moverse, pero la sensación de indefensión es mayor.
Lanzamiento a ojo. Conjuración rápida.- Brujos bajos: objetos ligeros (por ejemplo una manzana)(*) con poca práctica, un baúl (**) con práctica.
- Brujos altos: Un baúl con poca práctica, una persona (***) con práctica.
- Magos: Una persona con algo de práctica, objetos muy pesados (****)con mucha práctica.
Si el objeto que levantado es un puñado de botones (los cuales entran en la categoría de objeto ligero) contarían como un solo asterisco. Lo que cuesta más es la concentración necesaria para mantener tantos objetos distintos en el aire a la vez. - Brujos bajos: objetos ligeros (por ejemplo una manzana)(*) con poca práctica, un baúl (**) con práctica.
- Parálisis:
- -Parálisis (***): envuelve al objetivo en un aura azulada al lanzarlo. Sus efectos duran cerca de una hora si se aplica a una única persona. Inmoviliza por completo, y su coste aumenta proporcionalmente a lo voluminoso del objetivo.
Lanzamiento por disparo de alcance corto, por contacto o por área a varios objetivos. Conjuración media.
- Traspaso de energía:
- -Traspaso de energía: no un hechizo en sí, aunque necesita de un chispazo de magia para arrancar. No obstante la energía puede tomarse de alguien no mágico (los efectos se detallan en el post de Sistema de magia). El proceso es perceptible para ambas partes y puede gradarse a voluntad: no obstante si el traspaso de energía es excesivo por parte de la parte emisora y ésta se desmaya o pierde el conocimiento, el enlace entre ambas personas se rompe y el traspaso se interrumpe. Es el mecanismo de funcionamiento de muchos amuletos.
Lanzamiento por contacto. Conjuración muy rápida.
Notas:
-Este grimorio también contiene varios de los hechizos que también venían en el libro de cocina (corte, térmico...).
-También pueden aprender de él cómo anclar hechizos.
-A lo largo de los meses se irán traduciendo más hechizos y añadiéndolos a esta lista.
- Ver mensajes archivados:
- Harek
Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carisma
Re: Torreón Sendar
04/09/23, 08:34 pm
Una semana. Una semana pasó desde que acabaron en esa maldita ciudad en algún rincón perdido del universo. Y a Rick se le estaba haciendo eterna por distintos motivos. La preocupación por Bob y todos los amigos que había dejado en Nueva York seguía presente en todo momento, pero teniendo en cuenta que allí tenían que luchar por sobrevivir, los problemas de que le estuvieran buscando quedaban en segundo plano. -(Ya habrá tiempo para explicaciones cuando vuelva. Espero que no se enfaden demasiado)- se repetía de vez en cuando, imaginándose con una mezcla de añoranza y culpabilidad lo mal que lo estaría pasando Bob sin saber noticias de él. Tenía muchos por los que volver, no tenía intención de morir allí. Además, todavía tenía que averiguar que había sido de sus padres...
El chico tenía claro que iban a necesitar prepararse para lo inesperado y, probablemente, saber más de Rocavarancolia les ayudaría a ello. Con ese objetivo en mente, el detective se puso manos a la obra. Cumplir con el plan no sería sencillo, pero tenía que intentarlo por el bien del grupo. Así, por una parte, empezó a buscar información por todas partes. Preguntó a la mayoría sobre algunos detalles que se le hubieran podido escapar sobre cómo los habían traído, qué promesas les hicieron o cualquier cosa que supieran de aquel lugar. Fue por eso mismo que se interesó un poco más en los testimonios de Räg y Kalna. El primero había mencionado que tal vez los habitantes de la ciudad habían atacado su mundo hacía mucho, que aunque no fuera seguro ya era algo más que el desconocimiento casi general, y la segunda directamente había demostrado ser la que más sabía al respecto. También investigó el torreón por completo, para comprobar si contaban con más cosas que les facilitaran la estancia. Tanto uno como otro no terminaron de darle nada fuera de lo que ya sabían, pero nunca estaba de más recordarlo por si acaso. Al menos le sirvió para terminar de familiarizarse con su nuevo hogar.
Por otra parte, se decidió a entrenar con algunas de las armas de la armería. En realidad Rick prefería evitar cualquier situación peligrosa y cualquier cosa o animal que pudiera hacerles daño, pero si el sigilo o el ingenio fallaban más le valía poder defenderse con soltura. Siguiendo esa lógica, se centró en aprender a manejar el arco. Su buena puntería era una ventaja inicial, pero aquello difería mucho de las pistolas con las que tenía un poco más de práctica. Los primeros intentos fueron un tanto desastrosos, pero no perdió la motivación. Agradeció que en las clases pudieran complementarse con lo que sabían, pues mientras algunos tenían más experiencia con el manejo, él podía dar consejos (dentro de lo posible dadas las diferencias entre las armas) para mejorar la puntería. Las heridas, sobre todo la del brazo, le dificultaban los entrenamientos, pero se esforzaba en la medida de lo posible. Aparte del arma a distancia, se sumó a las clases de esgrima con el sable que había escogido y, aunque al principio solo miraba por curiosidad, terminó por aceptar unirse a las artes marciales del mjörní. La asistencia del neoyorquino a éstas no era tan frecuente como a las otras dos, pero lo interesante de aprender algo de otro mundo era muy tentador. Además, nunca estaba de más saber algo de defensa personal sin armas.
Luego estaba el asunto de la magia. Además de escuchar con atención los fundamentos de cómo funcionaba de mano de los que la conocían, durante esos días intentaron probar en serio a realizar los conjuros del recetario. Rick, por más que lo intentara, no conseguía nada. Nadie podía, pero algunos hablaban de un algo, un cosquilleo cuando repetían las palabras y movimientos adecuados. El neoyorquino no llegaba a notarlo en absoluto. No podía negar que aquello lo frustraba un poco, pero el malestar fue alejado bastante rápido por la búsqueda de entender el por qué. -(¿Por qué solo algunos sienten esa chispa? ¿Y por qué está fallando todo si se está haciendo bien? ¿Hay algo que falta?)- se preguntaba. Si en algo no podía decir que había mentido Akeyo es que desde que había llegado allí se había encontrado con más misterios que en todo el tiempo que llevaba abierta su agencia. Y mucho más interesantes, la verdad.
Con lo que iba aprendiendo para defenderse y defender, también buscó la manera de usar el terreno y el conocimiento a su favor. Como tal él solo tenía cierta astucia para ello, pero tal vez podía pedirle consejo a alguien con más idea del tema. Era toda una suerte que la libense fuera militar, así que no perdió la oportunidad de preguntarle en algún rato libre o después de los entrenamientos. En ningún momento buscaba ser un líder ni mucho menos, pero si podía analizar las situaciones y plantear una estrategia que pudiera ayudarles no dudaría en proponerla. La prueba de fuego para poner en práctica lo que estaba aprendiendo llegó cuando tuvieron que salir a reabastecerse. Con lo que había pasado la última vez, estaba de acuerdo en seguir otra de las bañeras. Por el camino iría con cuidado y poniendo atención a su alrededor, aunque por suerte no ocurrió nada aquel día. El sitio estaba algo lejos y los llantos que venían de alguna parte le daban mal rollo, pero tenían comida y sin que nada les atacase. A la vuelta al torreón, tranquilo y satisfecho con el día, solo había una duda que flotaba en su cabeza. Alguna vez había visto desde el patio hojas movidas por el viento, pero todavía no había visto ni un solo árbol en sus salidas. ¿Debía de haber vegetación allí, no? En alguna recóndita parte al menos, suponía.
Aún con lo ocupado que estaba en buscar la forma de proteger la seguridad del grupo, si algo hizo que la semana fuera dura fue la convivencia. Realmente, si hacía un balance siendo justos, no era horrible. Rick seguía manteniendo (cuando no estaba demasiado saturado) su buen rollo y hablaba con todos sus compañeros con ánimo mientras colaboraba con la limpieza del torreón, en los ratos libre o en las distintas prácticas, conociéndolos mejor poco a poco. Pero algunos roces le pesaban mucho. Desde que volvieron tras la huida de Serena, la tensión que tenía con Ethan, Nohlem y la propia escocesa se había estado manteniendo y el neoyorquino andaba tan preocupado como confuso. El pequeño voto de confianza que le había dado a la chica parecía que se había muerto en el momento en que se aisló en su habitación. Que no saliera era mala señal, que hubiera días que ni siquiera comiera era incluso peor. Los pocos ruidos que venían de dentro que llegaba a escuchar al pasar cerca solo aumentaban su pesar y, en cierto modo, su enfado porque Serena no se diera cuenta de la situación. Lo único que hizo, pues hablar con ella era muy complicado, fue pasar en algún momento que los alrededores estuvieran despejados una nota con un mensaje corto con el que esperaba que de una vez por todas sirviera para que se enfrentara a sus problemas: Todavía no es tarde para arreglar todo esto. Puede que no sea fácil, pero estoy seguro de que puede hacerse. Solo tienes que dar el paso. Confío en tí, R.- Era una última baza. Si aquello no la hacía recapacitar simplemente tendría que dejarlo estar hasta que se dignase a actuar. Abel estaba haciendo un esfuerzo aunque fuera pequeño, ¿por qué ella no iba a poder?
Por cercanía, aunque fuera solo de un día antes, el ambiente con el británico y el varmano eran los que más dolían. Ethan era sutil, y aunque en ningún momento perdía su cortesía ni le negaba la palabra, los detalles no pasaban desapercibidos para el neoyorquino. Nohlem, por el contrario, no dejaba dudas a que había tensión entre los dos y, si no lo ignoraba, cabía la posibilidad de que simplemente se marchara al verlo aparecer. Ese gesto le amargó una de las prácticas de arco y para evitarse el mal trago a posteriori Rick simplemente decidió esperar a que el varmano no estuviera entrenando para hacerlo él. No comprendía todos los motivos para que se ganase aquello y con el pasar de los días no tuvo muy claro si podía arreglarse, andaba algo frustrado. Había que intentarlo. Decidió hablarlo con Ethan para intentar solucionarlo, parecía el más dispuesto de los dos a escucharle. Con Nohlem... las asperezas siguieron un poco más hasta que de forma natural la indiferencia dio paso a algunos comentarios, luego a algunas frases y finalmente a conversaciones como el primer día. Ambos le caían bien y lo que menos quería era tener un mal ambiente con nadie. Ya lo tenían demasiado complicado fuera como para tener problemas también dentro. Era todo un gusto ver que las cosas volvían a estar mejor. Para final de la semana, quitando los momentos donde Connor se pasaba de irritable por la falta de cigarrillos y alguna que otra cosa más, Rick podía respirar mucho más tranquilo. El grupo iría poco a poco entendiéndose y sobrevivirían unidos. Era su esperanza. Veía en las crecientes figuritas de papel a los pies del pozo o las luces de, lo que había visto con bastante asombro, los murciélagos en llamas en la completa oscuridad de la noche aquel mensaje. Había peligros muy reales allí afuera, pero confiaba en que podían superarlos si no les pillaban desprevenidos.
En cuanto notó que los leves rayos del sol de aquel mundo le daban en la cara Rick se despertó, desperezándose mientras se incorporaba en la cama extendiendo los brazos hacia arriba. Aquella noche se había acostado un poco más tarde apuntando en su libreta algunos detalles de sus investigaciones. Eso, y pensando por milésima vez si tendrían algo para coser ropa. No había encontrado otra gabardina en los armarios y la suya necesitaba unas reparaciones urgentes.
En cuanto vio que Connor también se había despertado a la vez, lo saludó con un movimiento de la cabeza. -Hey, buenos días- dijo de buen humor.
El chico tenía claro que iban a necesitar prepararse para lo inesperado y, probablemente, saber más de Rocavarancolia les ayudaría a ello. Con ese objetivo en mente, el detective se puso manos a la obra. Cumplir con el plan no sería sencillo, pero tenía que intentarlo por el bien del grupo. Así, por una parte, empezó a buscar información por todas partes. Preguntó a la mayoría sobre algunos detalles que se le hubieran podido escapar sobre cómo los habían traído, qué promesas les hicieron o cualquier cosa que supieran de aquel lugar. Fue por eso mismo que se interesó un poco más en los testimonios de Räg y Kalna. El primero había mencionado que tal vez los habitantes de la ciudad habían atacado su mundo hacía mucho, que aunque no fuera seguro ya era algo más que el desconocimiento casi general, y la segunda directamente había demostrado ser la que más sabía al respecto. También investigó el torreón por completo, para comprobar si contaban con más cosas que les facilitaran la estancia. Tanto uno como otro no terminaron de darle nada fuera de lo que ya sabían, pero nunca estaba de más recordarlo por si acaso. Al menos le sirvió para terminar de familiarizarse con su nuevo hogar.
Por otra parte, se decidió a entrenar con algunas de las armas de la armería. En realidad Rick prefería evitar cualquier situación peligrosa y cualquier cosa o animal que pudiera hacerles daño, pero si el sigilo o el ingenio fallaban más le valía poder defenderse con soltura. Siguiendo esa lógica, se centró en aprender a manejar el arco. Su buena puntería era una ventaja inicial, pero aquello difería mucho de las pistolas con las que tenía un poco más de práctica. Los primeros intentos fueron un tanto desastrosos, pero no perdió la motivación. Agradeció que en las clases pudieran complementarse con lo que sabían, pues mientras algunos tenían más experiencia con el manejo, él podía dar consejos (dentro de lo posible dadas las diferencias entre las armas) para mejorar la puntería. Las heridas, sobre todo la del brazo, le dificultaban los entrenamientos, pero se esforzaba en la medida de lo posible. Aparte del arma a distancia, se sumó a las clases de esgrima con el sable que había escogido y, aunque al principio solo miraba por curiosidad, terminó por aceptar unirse a las artes marciales del mjörní. La asistencia del neoyorquino a éstas no era tan frecuente como a las otras dos, pero lo interesante de aprender algo de otro mundo era muy tentador. Además, nunca estaba de más saber algo de defensa personal sin armas.
Luego estaba el asunto de la magia. Además de escuchar con atención los fundamentos de cómo funcionaba de mano de los que la conocían, durante esos días intentaron probar en serio a realizar los conjuros del recetario. Rick, por más que lo intentara, no conseguía nada. Nadie podía, pero algunos hablaban de un algo, un cosquilleo cuando repetían las palabras y movimientos adecuados. El neoyorquino no llegaba a notarlo en absoluto. No podía negar que aquello lo frustraba un poco, pero el malestar fue alejado bastante rápido por la búsqueda de entender el por qué. -(¿Por qué solo algunos sienten esa chispa? ¿Y por qué está fallando todo si se está haciendo bien? ¿Hay algo que falta?)- se preguntaba. Si en algo no podía decir que había mentido Akeyo es que desde que había llegado allí se había encontrado con más misterios que en todo el tiempo que llevaba abierta su agencia. Y mucho más interesantes, la verdad.
Con lo que iba aprendiendo para defenderse y defender, también buscó la manera de usar el terreno y el conocimiento a su favor. Como tal él solo tenía cierta astucia para ello, pero tal vez podía pedirle consejo a alguien con más idea del tema. Era toda una suerte que la libense fuera militar, así que no perdió la oportunidad de preguntarle en algún rato libre o después de los entrenamientos. En ningún momento buscaba ser un líder ni mucho menos, pero si podía analizar las situaciones y plantear una estrategia que pudiera ayudarles no dudaría en proponerla. La prueba de fuego para poner en práctica lo que estaba aprendiendo llegó cuando tuvieron que salir a reabastecerse. Con lo que había pasado la última vez, estaba de acuerdo en seguir otra de las bañeras. Por el camino iría con cuidado y poniendo atención a su alrededor, aunque por suerte no ocurrió nada aquel día. El sitio estaba algo lejos y los llantos que venían de alguna parte le daban mal rollo, pero tenían comida y sin que nada les atacase. A la vuelta al torreón, tranquilo y satisfecho con el día, solo había una duda que flotaba en su cabeza. Alguna vez había visto desde el patio hojas movidas por el viento, pero todavía no había visto ni un solo árbol en sus salidas. ¿Debía de haber vegetación allí, no? En alguna recóndita parte al menos, suponía.
Aún con lo ocupado que estaba en buscar la forma de proteger la seguridad del grupo, si algo hizo que la semana fuera dura fue la convivencia. Realmente, si hacía un balance siendo justos, no era horrible. Rick seguía manteniendo (cuando no estaba demasiado saturado) su buen rollo y hablaba con todos sus compañeros con ánimo mientras colaboraba con la limpieza del torreón, en los ratos libre o en las distintas prácticas, conociéndolos mejor poco a poco. Pero algunos roces le pesaban mucho. Desde que volvieron tras la huida de Serena, la tensión que tenía con Ethan, Nohlem y la propia escocesa se había estado manteniendo y el neoyorquino andaba tan preocupado como confuso. El pequeño voto de confianza que le había dado a la chica parecía que se había muerto en el momento en que se aisló en su habitación. Que no saliera era mala señal, que hubiera días que ni siquiera comiera era incluso peor. Los pocos ruidos que venían de dentro que llegaba a escuchar al pasar cerca solo aumentaban su pesar y, en cierto modo, su enfado porque Serena no se diera cuenta de la situación. Lo único que hizo, pues hablar con ella era muy complicado, fue pasar en algún momento que los alrededores estuvieran despejados una nota con un mensaje corto con el que esperaba que de una vez por todas sirviera para que se enfrentara a sus problemas: Todavía no es tarde para arreglar todo esto. Puede que no sea fácil, pero estoy seguro de que puede hacerse. Solo tienes que dar el paso. Confío en tí, R.- Era una última baza. Si aquello no la hacía recapacitar simplemente tendría que dejarlo estar hasta que se dignase a actuar. Abel estaba haciendo un esfuerzo aunque fuera pequeño, ¿por qué ella no iba a poder?
Por cercanía, aunque fuera solo de un día antes, el ambiente con el británico y el varmano eran los que más dolían. Ethan era sutil, y aunque en ningún momento perdía su cortesía ni le negaba la palabra, los detalles no pasaban desapercibidos para el neoyorquino. Nohlem, por el contrario, no dejaba dudas a que había tensión entre los dos y, si no lo ignoraba, cabía la posibilidad de que simplemente se marchara al verlo aparecer. Ese gesto le amargó una de las prácticas de arco y para evitarse el mal trago a posteriori Rick simplemente decidió esperar a que el varmano no estuviera entrenando para hacerlo él. No comprendía todos los motivos para que se ganase aquello y con el pasar de los días no tuvo muy claro si podía arreglarse, andaba algo frustrado. Había que intentarlo. Decidió hablarlo con Ethan para intentar solucionarlo, parecía el más dispuesto de los dos a escucharle. Con Nohlem... las asperezas siguieron un poco más hasta que de forma natural la indiferencia dio paso a algunos comentarios, luego a algunas frases y finalmente a conversaciones como el primer día. Ambos le caían bien y lo que menos quería era tener un mal ambiente con nadie. Ya lo tenían demasiado complicado fuera como para tener problemas también dentro. Era todo un gusto ver que las cosas volvían a estar mejor. Para final de la semana, quitando los momentos donde Connor se pasaba de irritable por la falta de cigarrillos y alguna que otra cosa más, Rick podía respirar mucho más tranquilo. El grupo iría poco a poco entendiéndose y sobrevivirían unidos. Era su esperanza. Veía en las crecientes figuritas de papel a los pies del pozo o las luces de, lo que había visto con bastante asombro, los murciélagos en llamas en la completa oscuridad de la noche aquel mensaje. Había peligros muy reales allí afuera, pero confiaba en que podían superarlos si no les pillaban desprevenidos.
----------------------
En cuanto notó que los leves rayos del sol de aquel mundo le daban en la cara Rick se despertó, desperezándose mientras se incorporaba en la cama extendiendo los brazos hacia arriba. Aquella noche se había acostado un poco más tarde apuntando en su libreta algunos detalles de sus investigaciones. Eso, y pensando por milésima vez si tendrían algo para coser ropa. No había encontrado otra gabardina en los armarios y la suya necesitaba unas reparaciones urgentes.
En cuanto vio que Connor también se había despertado a la vez, lo saludó con un movimiento de la cabeza. -Hey, buenos días- dijo de buen humor.
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.
Re: Torreón Sendar
05/09/23, 11:33 am
Kalna conocía bien aquel tipo de silencio. Era el mismo que su hermana mantenía cada vez que la muy sensible se ofendía por algo, aunque en esta ocasión entendía perfectamente las motivaciones de los que lo mantenían; Serena y su comportamiento era algo por lo que ella misma sentía cierto cabreo, aunque quería hablar con la pelirroja sin la presencia de los demás. Lo que quería decirle era mejor hacerlo en privado, pero Serena no respondía. Los ruidos que provenían de su habitación dejaban claro que en verdad era una inmadura, y aquello terminó por echar para atrás a la libense en su insistencia de hablar con ella. Ya lo haría cuando la otra demostrase un mínimo de madurez.
Con los que las relaciones estaban más tensas, optó por la misma estrategia que seguía con Velia siempre: dejar espacio. No iba a empezar conversaciones incómodas, pero respondería con la cortesía habitual. En un par de días, cuando el enfado empezase a disminuir, o hubieran tenido tiempo para pensar en ello por su cuenta, empezaría a mantener conversaciones más fluidas, buscando que las pocas relaciones que había establecido volviesen a su cauce habitual. No es que hubiera ido allí buscando hacer amigos, pero la convivencia se había probado necesaria de sobra, así que tampoco quería que conviviesen en una tensión insostenible y que acabase estallando. «Quién me diría que me ibas a preparar para esto, Velia».
El resto de compañeros de torreón, sin embargo, sí parecía dispuesto a hablar, así que con ellos intentó mejorar sus relaciones durante toda la semana. Szczenyak se había preocupado por sus heridas, y ella le había quitado importancia aunque por dentro supiera que debía tener cuidado o se infectarían y el dedo podría curar mal. Ethan se preocupaba también, por supuesto, y no se olvidaba de agradecérselo cada vez que le vigilaba que todo fuera bien. Abel se aisló casi tanto como Serena, y aunque comprendía su actitud aún menos que la de ella (al fin y al cabo, con todos enfadados con ella, salir del cuarto podía conllevar otra discusión) su percepción de él había mejorado. Podía ser un cobarde, pero había salido tras Serena cuando les acababan de atacar, y eso era algo. Con Rick pasaba parecido, y es que abrirse a los que habían salido se hacía un poco más fácil que con el resto. Incluso se había acercado algo más a los niños. Estaba claro que no estaba acostumbrada a tratar con gente de su edad, pero al menos podía intentarlo. Aniol era agradable, siempre tan educado, y le había pedido ayuda con las trenzas. Y Damian… seguía siendo Damian, pero a veces le veía hacer ejercicio por las mañanas, y el esfuerzo que ponía en todo, y aquello mejoró su visión sobre él.
Si algo le molestaba a Kalna del dedo roto era deber tener cuidado. Quería entrenar con las armas cuando pudiese, y unirse a las clases de artes marciales que daba Rägjynn, pues le llamaba mucho la atención aprender cómo eran en otros mundos, pero estaba haciendo todo eso con mucho más cuidado del que le gustaría. Pocos esfuerzos para lo que estaba acostumbrada, y debía repetirse que no podía hacer otra cosa. Forzarlo podía tener consecuencias peores, aunque no dejaba de sentirse una vaga por no darlo todo como hacía siempre. No había esperado que a sus entrenamientos se uniesen algunas personas, aunque se lo hubiera ofrecido a Serena el primer día. Ella no era instructora de nada, pero tampoco iba a negarle ayuda a nadie que quisiera. Después de la primera salida a por comida, estaba claro que iban a necesitar aprender a usar armas, y si ella podía enseñarles aunque fuera lo más básico se daba por satisfecha. Incluso se sentía orgullosa de que Damian pusiera tanto empeño en aprender.
Fue, por otros motivos, una semana larga. La cama no se hacía sola, el polvo no se limpiaba solo, la colada y la comida tampoco se hacían solas, y no había servicio que lo hiciera. Y, aunque su percepción de la temperatura estuviera tan disminuida como la del dolor e importase mucho menos, el agua no estaba caliente. Muchos de sus compañeros hacían las tareas domésticas, sí, pero no era ni de lejos lo mismo. Estaba acostumbrada a que todo estuviera pulcro, sin una mota del polvo, y aquello se probaba casi imposible. Hasta hacía un par de días, las tareas domésticas habían sido para Kalna tan alienígenas como lo eran Airi, Rägjynn, Tawar, Szczenyak o los humanos, y al igual que ahora tenía que convivir con ellos, también tenía que convivir con hacerlas. Si incluso Nohlem, que además de noble tenía rasgos que le marcaban casi como un semidios, colaboraba en las tareas, ella tendría que hacerlo también. Barrer, limpiar el polvo, cosas sencillas que aún así tendrían que enseñarle, pero que empezaría a hacer cuando tocaba sin que le tuvieran que insistir. A la cocina sí que no pensaba acercarse, y es que no se veía capaz de cocinar nada sin que acabase todo en llamas.
A lo mejor cuando pudieran hacer magia se acercaría a probar a cocinar algo con esos hechizos, pero ninguno parecía capaz. Se había interesado mucho por lo que tenía que enseñar Rägjynn, y había probado un poco, pero no notaba tampoco aquella “chispa” de la que hablaban algunos. No sabía qué fallaba en la ecuación, pero en cuanto lo descubrieran probaría de nuevo. Tenía muchas ganas de practicar, de que le saliese la magia que le habían prometido. No sabía si la tal Akeyo que había cosechado a los humanos les había mentido o no, pero dudaba que en Libo, donde conocían Rocavarancolia, les engañasen.
La siguiente salida a por comida fue más tranquila. Había sustituido su espada por un escudo grande, para cubrirse, y porque no iba a usar una espada con el dedo partido, pero ni siquiera hizo falta. El sitio donde dejaban la comida estaba mucho más lejos que la plaza donde la habían recogido el primer día, pero no parecía haber demasiados peligros en la zona, por mucho que aquellos gritos fantasma le pusieran mal cuerpo. No parecían venir de ningún lado, y aquello le llevaba al ser que atravesaba paredes y cantaba, aunque no pareciera estar por allí.
Llevaban una semana allí, y no por ello el torreón dejaba de antojársele menos feo y soso. Las figuritas de papel que había visto hacer a Ethan alguna que otra vez y que ahora decoraban el pozo eran un detalle que al menos mejoraba aquello. Podía ser papel, que era un material soso como él solo (y el único que tenían), pero Kalna podía valorar lo bien hechas que estaban. De donde venía se estilaban las decoraciones en todos lados, y aunque no soliesen ser animales, aquello al menos cumplía la función de ser bonito que necesitaba para que su cerebro al menos pudiera fijarse en ello y no en el gris de la ciudad de vez en cuando. En algún momento de la semana, cuando le estuviera revisando las heridas, le comentaría a Ethan lo bonitas que eran.
---
Al menos había conseguido poderse dormir de manera consistente en aquella maldita cama. Tener un cuarto para ella sola ayudaba, aunque estuviera lejos de ser su cuarto. Despertaba bien y descansada, igual que aquella mañana. Rebuscó entre la ropa una falda negra y una camisa de un color malva. Había querido evitar a toda costa los colores claros, pero viendo que las blusas y camisas blancas eran unas cuantas, se conformaba con evitar aquel color. Su ropa agujereada se quedaría en el baúl, y es que aunque tuviera muchas más prendas similares en casa, tampoco quería destrozarla más, pues era la única cosa de buena calidad que había allí.
Salió del cuarto para encontrarse a Damian entrenando. No sabía de donde sacaba la energía tan temprano, pero ella hasta que no desayunase algo no le veía ganas a empezar a moverse.
—Buenos días —le saludó.
Con los que las relaciones estaban más tensas, optó por la misma estrategia que seguía con Velia siempre: dejar espacio. No iba a empezar conversaciones incómodas, pero respondería con la cortesía habitual. En un par de días, cuando el enfado empezase a disminuir, o hubieran tenido tiempo para pensar en ello por su cuenta, empezaría a mantener conversaciones más fluidas, buscando que las pocas relaciones que había establecido volviesen a su cauce habitual. No es que hubiera ido allí buscando hacer amigos, pero la convivencia se había probado necesaria de sobra, así que tampoco quería que conviviesen en una tensión insostenible y que acabase estallando. «Quién me diría que me ibas a preparar para esto, Velia».
El resto de compañeros de torreón, sin embargo, sí parecía dispuesto a hablar, así que con ellos intentó mejorar sus relaciones durante toda la semana. Szczenyak se había preocupado por sus heridas, y ella le había quitado importancia aunque por dentro supiera que debía tener cuidado o se infectarían y el dedo podría curar mal. Ethan se preocupaba también, por supuesto, y no se olvidaba de agradecérselo cada vez que le vigilaba que todo fuera bien. Abel se aisló casi tanto como Serena, y aunque comprendía su actitud aún menos que la de ella (al fin y al cabo, con todos enfadados con ella, salir del cuarto podía conllevar otra discusión) su percepción de él había mejorado. Podía ser un cobarde, pero había salido tras Serena cuando les acababan de atacar, y eso era algo. Con Rick pasaba parecido, y es que abrirse a los que habían salido se hacía un poco más fácil que con el resto. Incluso se había acercado algo más a los niños. Estaba claro que no estaba acostumbrada a tratar con gente de su edad, pero al menos podía intentarlo. Aniol era agradable, siempre tan educado, y le había pedido ayuda con las trenzas. Y Damian… seguía siendo Damian, pero a veces le veía hacer ejercicio por las mañanas, y el esfuerzo que ponía en todo, y aquello mejoró su visión sobre él.
Si algo le molestaba a Kalna del dedo roto era deber tener cuidado. Quería entrenar con las armas cuando pudiese, y unirse a las clases de artes marciales que daba Rägjynn, pues le llamaba mucho la atención aprender cómo eran en otros mundos, pero estaba haciendo todo eso con mucho más cuidado del que le gustaría. Pocos esfuerzos para lo que estaba acostumbrada, y debía repetirse que no podía hacer otra cosa. Forzarlo podía tener consecuencias peores, aunque no dejaba de sentirse una vaga por no darlo todo como hacía siempre. No había esperado que a sus entrenamientos se uniesen algunas personas, aunque se lo hubiera ofrecido a Serena el primer día. Ella no era instructora de nada, pero tampoco iba a negarle ayuda a nadie que quisiera. Después de la primera salida a por comida, estaba claro que iban a necesitar aprender a usar armas, y si ella podía enseñarles aunque fuera lo más básico se daba por satisfecha. Incluso se sentía orgullosa de que Damian pusiera tanto empeño en aprender.
Fue, por otros motivos, una semana larga. La cama no se hacía sola, el polvo no se limpiaba solo, la colada y la comida tampoco se hacían solas, y no había servicio que lo hiciera. Y, aunque su percepción de la temperatura estuviera tan disminuida como la del dolor e importase mucho menos, el agua no estaba caliente. Muchos de sus compañeros hacían las tareas domésticas, sí, pero no era ni de lejos lo mismo. Estaba acostumbrada a que todo estuviera pulcro, sin una mota del polvo, y aquello se probaba casi imposible. Hasta hacía un par de días, las tareas domésticas habían sido para Kalna tan alienígenas como lo eran Airi, Rägjynn, Tawar, Szczenyak o los humanos, y al igual que ahora tenía que convivir con ellos, también tenía que convivir con hacerlas. Si incluso Nohlem, que además de noble tenía rasgos que le marcaban casi como un semidios, colaboraba en las tareas, ella tendría que hacerlo también. Barrer, limpiar el polvo, cosas sencillas que aún así tendrían que enseñarle, pero que empezaría a hacer cuando tocaba sin que le tuvieran que insistir. A la cocina sí que no pensaba acercarse, y es que no se veía capaz de cocinar nada sin que acabase todo en llamas.
A lo mejor cuando pudieran hacer magia se acercaría a probar a cocinar algo con esos hechizos, pero ninguno parecía capaz. Se había interesado mucho por lo que tenía que enseñar Rägjynn, y había probado un poco, pero no notaba tampoco aquella “chispa” de la que hablaban algunos. No sabía qué fallaba en la ecuación, pero en cuanto lo descubrieran probaría de nuevo. Tenía muchas ganas de practicar, de que le saliese la magia que le habían prometido. No sabía si la tal Akeyo que había cosechado a los humanos les había mentido o no, pero dudaba que en Libo, donde conocían Rocavarancolia, les engañasen.
La siguiente salida a por comida fue más tranquila. Había sustituido su espada por un escudo grande, para cubrirse, y porque no iba a usar una espada con el dedo partido, pero ni siquiera hizo falta. El sitio donde dejaban la comida estaba mucho más lejos que la plaza donde la habían recogido el primer día, pero no parecía haber demasiados peligros en la zona, por mucho que aquellos gritos fantasma le pusieran mal cuerpo. No parecían venir de ningún lado, y aquello le llevaba al ser que atravesaba paredes y cantaba, aunque no pareciera estar por allí.
Llevaban una semana allí, y no por ello el torreón dejaba de antojársele menos feo y soso. Las figuritas de papel que había visto hacer a Ethan alguna que otra vez y que ahora decoraban el pozo eran un detalle que al menos mejoraba aquello. Podía ser papel, que era un material soso como él solo (y el único que tenían), pero Kalna podía valorar lo bien hechas que estaban. De donde venía se estilaban las decoraciones en todos lados, y aunque no soliesen ser animales, aquello al menos cumplía la función de ser bonito que necesitaba para que su cerebro al menos pudiera fijarse en ello y no en el gris de la ciudad de vez en cuando. En algún momento de la semana, cuando le estuviera revisando las heridas, le comentaría a Ethan lo bonitas que eran.
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Al menos había conseguido poderse dormir de manera consistente en aquella maldita cama. Tener un cuarto para ella sola ayudaba, aunque estuviera lejos de ser su cuarto. Despertaba bien y descansada, igual que aquella mañana. Rebuscó entre la ropa una falda negra y una camisa de un color malva. Había querido evitar a toda costa los colores claros, pero viendo que las blusas y camisas blancas eran unas cuantas, se conformaba con evitar aquel color. Su ropa agujereada se quedaría en el baúl, y es que aunque tuviera muchas más prendas similares en casa, tampoco quería destrozarla más, pues era la única cosa de buena calidad que había allí.
Salió del cuarto para encontrarse a Damian entrenando. No sabía de donde sacaba la energía tan temprano, pero ella hasta que no desayunase algo no le veía ganas a empezar a moverse.
—Buenos días —le saludó.
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Re: Torreón Sendar
05/09/23, 12:42 pm
Aniol se alegró de ver que Ethan ya se encontraba desperezándose a su lado, su presencia le daba fuerzas para afrontar una situación hasta entonces desconocida para él. Le saludó con una media sonrisa, apenado y confuso a partes iguales por el estado del varmano que aún yacía en aquella suerte de cabaña improvisada.
Las personas de su alrededor siempre consolaban sus llantos con una sonrisa en el rostro, y el elfito era uno de los compañeros que más le hacía reír y olvidar sus pensamientos más oscuros. Sin embargo… ahora los roles estaban invertidos… ¿Qué podía hacer él para comprenderlo?
Ante el gesto del medio japonés el niño guardó silencio, entendiendo a la perfección qué es lo que el muchacho pretendía realizar con la manga de su camiseta. Permaneció inmóvil, deseando con algo de culpabilidad que Nohlem siguiera aún profundamente dormido y no hubiera sido él quien lo expulsara de su descanso. Pero su voluntad no fue escuchada por nadie y el chico se incorporó con una voz raspada que solo daba justificaciones vacías. No entendía por qué les estaba pidiendo perdón.
—Buenos días… —le respondió el niño, sin quitar sus ojos color miel de aquella amalgama desordenada propia de alguien que se despierta de un mal sueño. No fue capaz de contestar a si él había dormido bien o no porque era evidente que el elfito había pasado un mal rato y continuaba preocupado. Su mirada se dirigió a Ethan, interrogando con la mirada para saber qué es lo que deberían hacer. Desde luego Nohlem no parecía tener muchas ganas de hablar.
Al final Aniol solo apoyó una de las manos en la rodilla del varmano dándole un golpecito antes y fingiendo que estaba lo suficiente adormilado como para procesar una respuesta adecuada. Su atención en realidad se encontraba dividida entre la sombra anaranjada que mostraba el rostro del chico cuando la luz se filtraba por las sábanas y en aquellas lágrimas que aunque borradas por el dorso de su mano, eran difíciles de olvidar.
Las personas de su alrededor siempre consolaban sus llantos con una sonrisa en el rostro, y el elfito era uno de los compañeros que más le hacía reír y olvidar sus pensamientos más oscuros. Sin embargo… ahora los roles estaban invertidos… ¿Qué podía hacer él para comprenderlo?
Ante el gesto del medio japonés el niño guardó silencio, entendiendo a la perfección qué es lo que el muchacho pretendía realizar con la manga de su camiseta. Permaneció inmóvil, deseando con algo de culpabilidad que Nohlem siguiera aún profundamente dormido y no hubiera sido él quien lo expulsara de su descanso. Pero su voluntad no fue escuchada por nadie y el chico se incorporó con una voz raspada que solo daba justificaciones vacías. No entendía por qué les estaba pidiendo perdón.
—Buenos días… —le respondió el niño, sin quitar sus ojos color miel de aquella amalgama desordenada propia de alguien que se despierta de un mal sueño. No fue capaz de contestar a si él había dormido bien o no porque era evidente que el elfito había pasado un mal rato y continuaba preocupado. Su mirada se dirigió a Ethan, interrogando con la mirada para saber qué es lo que deberían hacer. Desde luego Nohlem no parecía tener muchas ganas de hablar.
Al final Aniol solo apoyó una de las manos en la rodilla del varmano dándole un golpecito antes y fingiendo que estaba lo suficiente adormilado como para procesar una respuesta adecuada. Su atención en realidad se encontraba dividida entre la sombra anaranjada que mostraba el rostro del chico cuando la luz se filtraba por las sábanas y en aquellas lágrimas que aunque borradas por el dorso de su mano, eran difíciles de olvidar.
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivación
Re: Torreón Sendar
05/09/23, 03:00 pm
No había que ser muy espabilado para entender el problema, no era la primera vez que veía a un mayor comportarse así y el cómo evitaba mirarle solo le traía recuerdos ajenos. Jasper actuaba igual cuando era más pequeño, se escondía para llorar tras una discusión o intentaba restarle importancia cuando inevitablemente le acaba encontrando. Era un rasgo que si bien había heredado no iba a asumir como propio pero que si podía buscarle cierta similitud con la situación actual.
-Hmm hmm, dormí como un angelito o con un angelito, aún no estoy seguro. -Respondió queriendo desviar el tema para que Nohlem no se sintiera tan observado. Le regalo una sutil caricia sobre el hombro al pequeño, camuflando el gesto de apoyo como una mera muestra de afecto y se giró a ordenar la cama. No disimulaba mucho que estaba haciendo eso para darle cierto espacio al felino, pero con el escaso margen de maniobra que tenía no se le ocurría otra. Terminado ese lado se incorporó abriendo la seda que les separaba del exterior para ir saliendo al mismo, no sin antes girarse hacía Aniol dedicando una sonrisa que si bien intentaba ser tranquilizadora, no era más que el rostro estándar del joven, estaba igual de perdido que él ante la nula comunicación de su compañero. Quería ayudar, pero no avasallar y ante el desconocimiento opto por ofrecer alternativas más sutiles.
-Diré que aún es temprano, podéis seguir descansando todo lo que necesitéis. -Remarcó la última palabra lanzando una mirada significativa y corta a Nohlem. -Y os subo el desayuno para estar los 3 tranquilos oooo podemos bajar e intentar despejarnos por que es un nuevo día y el sol está que arde!
No, los rayos que alcanzaban a iluminar la habitación eran tan grises y apagados como los del resto de semana, si quiera tenía que asomarse para imaginarse la brisa que corría. Era una mañana triste, pero o intentaba empezar a autoconvencerse de que esa sería la norma o no iban a llegar a buen puerto. Ethan se apoyó en el marco de la puerta, paciente a que Nohlem les dijera que prefería. Si no podía atajar el problema directamente, solo se le ocurría jugar a las indirectas.
-Hmm hmm, dormí como un angelito o con un angelito, aún no estoy seguro. -Respondió queriendo desviar el tema para que Nohlem no se sintiera tan observado. Le regalo una sutil caricia sobre el hombro al pequeño, camuflando el gesto de apoyo como una mera muestra de afecto y se giró a ordenar la cama. No disimulaba mucho que estaba haciendo eso para darle cierto espacio al felino, pero con el escaso margen de maniobra que tenía no se le ocurría otra. Terminado ese lado se incorporó abriendo la seda que les separaba del exterior para ir saliendo al mismo, no sin antes girarse hacía Aniol dedicando una sonrisa que si bien intentaba ser tranquilizadora, no era más que el rostro estándar del joven, estaba igual de perdido que él ante la nula comunicación de su compañero. Quería ayudar, pero no avasallar y ante el desconocimiento opto por ofrecer alternativas más sutiles.
-Diré que aún es temprano, podéis seguir descansando todo lo que necesitéis. -Remarcó la última palabra lanzando una mirada significativa y corta a Nohlem. -Y os subo el desayuno para estar los 3 tranquilos oooo podemos bajar e intentar despejarnos por que es un nuevo día y el sol está que arde!
No, los rayos que alcanzaban a iluminar la habitación eran tan grises y apagados como los del resto de semana, si quiera tenía que asomarse para imaginarse la brisa que corría. Era una mañana triste, pero o intentaba empezar a autoconvencerse de que esa sería la norma o no iban a llegar a buen puerto. Ethan se apoyó en el marco de la puerta, paciente a que Nohlem les dijera que prefería. Si no podía atajar el problema directamente, solo se le ocurría jugar a las indirectas.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Re: Torreón Sendar
05/09/23, 07:15 pm
Tawar remoloneaba dando pequeñas vueltas bajo la ropa. Pese a todo lo que iba consiguiendo, no dejaba de sentir que la misión de la Flora se le venía grande, que la ciudad le aplastaría en cualquier momento. La voz de Räg y los ruidos del torreón despertando le sacarían una sonrisa, no obstante, pues con sus Gigantes tendría muchas más opciones tanto de mejorar y de apañarse un poco por su cuenta, como de sobrevivir a largo plazo. Por eso intentó asomarse desde la maraña de tela en que había convertido su nido. No pudo hacerlo con elegancia sino que se hizo una bola, demasiado literalmente, y entre quejidos, pisotones y gruñidos acabó rodando hasta darse de bruces contra el suelo. Allí se liberó antes de que nadie pudiera socorrerle. Si alguien se le acercaba le vería dando aspavientos con sus cuatro brazos hasta liberarse por completo de la camiseta vieja en la que cabrían al menos cinco o seis repobladores.
—¡Estoy bien, estoy bien! Lechugas podridas, así ya no me hace falta ni echarme agua para desperezarme. Deberíais probarlo —se rió. No se había hecho nada, más allá de herir su dignidad. Airi también estaba en pie ya así que debían haberle visto ambos. Dejó la prenda en el suelo y trepó de nuevo a lo alto de la mesita para hablarles mejor—. Buenos días, por cierto. ¿Qué tal habéis dormido?
—¡Estoy bien, estoy bien! Lechugas podridas, así ya no me hace falta ni echarme agua para desperezarme. Deberíais probarlo —se rió. No se había hecho nada, más allá de herir su dignidad. Airi también estaba en pie ya así que debían haberle visto ambos. Dejó la prenda en el suelo y trepó de nuevo a lo alto de la mesita para hablarles mejor—. Buenos días, por cierto. ¿Qué tal habéis dormido?
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad
Personajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Torreón Sendar
05/09/23, 08:43 pm
Gracias a su cuerpo tan ligero se podía permitir levantar su propio peso con facilidad, la ligereza pagaba con intereses. Años y años de no hacer otra cosa que agarrarse a las barras de los hermanos trapecistas endurecieron el agarre del chiquillo, notablemente fuerte para su edad. Lamentablemente ese potencial se veía mermado por la falta de nutrientes en su dieta diaria, quedando relegado en un cuerpo que era puro hueso.
De un salto bajó a la silla cuando se dio cuenta de Kalna quien lo saludó. Apoyándose en el respaldo, llegó al suelo y soltó un tremendo bufido por el esfuerzo que estaba haciendo, al fin descansando su espalda del castigo diario. El chico estaba un poco sudado, echando su flequillo hacia atrás.
—¡Hoooola buenos días Kalna! Vamos a papear algo, ¿no? Tengo un hambre de cojones y ando sequito, un momento.
Estirando sus finos brazos al aire se dispuso a tomar agua antes que nada, tragando a buches como el que no ha bebido en días. Se acercó a la cocina, pillando una pera que tenía buena pinta para llevársela a la boca.
—Yf bfuegno Kaggfflna, ¿ccofmmo hafffs doffmidgo? —preguntó a Kalna cómo había dormido apoyado en la pared y con un buen trozo de fruta en su buche debido a la agonía de comer, lo suficientemente grande como para que tradujese sus palabras en el idioma de la boca demasiado llena, con sus cachetes imitando los de un hámster. Algún que otro cacho se escapaba en mitad de la frase.
No pudo quejarse con la libense en cuanto a estos últimos días. Tuvieron un primer roce bastante malo pero Damian no era una persona que le diese demasiadas vueltas a la vida, todo lo trataba con simpleza. Supo que la cagó yendo a por la pelirroja del demonio pero se portó con él en cuanto a entrenarlo un poco con las dagas y el italiano admiraba en parte la fuerza de la mujer gorila.
De un salto bajó a la silla cuando se dio cuenta de Kalna quien lo saludó. Apoyándose en el respaldo, llegó al suelo y soltó un tremendo bufido por el esfuerzo que estaba haciendo, al fin descansando su espalda del castigo diario. El chico estaba un poco sudado, echando su flequillo hacia atrás.
—¡Hoooola buenos días Kalna! Vamos a papear algo, ¿no? Tengo un hambre de cojones y ando sequito, un momento.
Estirando sus finos brazos al aire se dispuso a tomar agua antes que nada, tragando a buches como el que no ha bebido en días. Se acercó a la cocina, pillando una pera que tenía buena pinta para llevársela a la boca.
—Yf bfuegno Kaggfflna, ¿ccofmmo hafffs doffmidgo? —preguntó a Kalna cómo había dormido apoyado en la pared y con un buen trozo de fruta en su buche debido a la agonía de comer, lo suficientemente grande como para que tradujese sus palabras en el idioma de la boca demasiado llena, con sus cachetes imitando los de un hámster. Algún que otro cacho se escapaba en mitad de la frase.
No pudo quejarse con la libense en cuanto a estos últimos días. Tuvieron un primer roce bastante malo pero Damian no era una persona que le diese demasiadas vueltas a la vida, todo lo trataba con simpleza. Supo que la cagó yendo a por la pelirroja del demonio pero se portó con él en cuanto a entrenarlo un poco con las dagas y el italiano admiraba en parte la fuerza de la mujer gorila.
- Sevent
Ficha de cosechado
Nombre: Abel
Especie: Humano español
Habilidades: Intuición, imaginación y velocidadPersonajes :
Abel: humano español (1,90m)
Unidades mágicas : 5/5
Armas :
Abel: su arrolladora personalidad
Re: Torreón Sendar
05/09/23, 08:49 pm
La semana siguiente estuvo marcada por dos sentimientos, por un lado, sentía una rara y resignada sensación de adaptación ante la nueva vida que se les presentaba. Por el otro, todas sus preocupaciones y ansiedad se iban acumulando en algún recoveco del alma durante el día, explotando por la noche e impidiendo una fácil conciliación del sueño.
La mayoría de días se despertaba a la hora de comer, lo que favorecía a retrasar su ciclo del sueño. Las pocas veces que lograba despertarse un poco antes se encontraba con el desayuno ya preparado y apartado en un rincón de la cocina, acción que atribuyó a Ethan, quien se encargaba bastante de los temas culinarios. Por desgracia, se seguía sintiendo incómodo con la discusión del torreón y no se atrevía a ir directamente a agradecérselo, ya que pensaba que el chico podía estar haciéndolo como una resignada obligación y estar molesto con él. Estas sensaciones se extendían al resto de sus compañeros. Por mucho que quisiese acercarse a la mayoría de ellos y mantener una relación más estrecha, sentía que, después de la discusión, se había creado un ambiente tenso y que todos, excepto quizás Rick, pensaban mal de él.
Por tanto, solo le quedó desear que estos diesen el primer paso y se acercasen a hablar con él, cosa que desgraciadamente pasaba con muy poca frecuencia. Las pocas veces que salía de su habitación lo hacía para entrenarse con Räg y con Kalna. Pese a enseñar técnicas de combate cercanas al enemigo, las prefería con creces a las de tiro con arco de Nohlem, ya que, con su penosa actitud en la discusión con Serena, había logrado confirmar su intenso desagrado por el chico. Por lo que, en definitiva, decidió aventurarse en el aprendizaje de un tipo de lucha considerado más peligroso, pese al respeto que le daba.
Intentaba pasar desapercibido en las clases, escuchando casi desde la distancia, pero repitiendo una y otra vez las posturas y movimientos que estos le decían. Sin embargo, le era imposible seguir las instrucciones de sus maestros correctamente, con frecuencia tropezaba y se caía de bruces contra el suelo mientras intentaba hacer alguno de los movimientos que le proponía Räg. Además, durante las primeras clases de Kalna, sus armas resbalaban de sus propias manos con facilidad, motivadas por el sudor frío que le causaba la imponente e indiferente mirada de su profesora.
A pesar de sus constantes fracasos, Abel tenía muy claro que debía de seguir intentándolo. Ya había salido dos veces y en ninguna de las dos ocasiones había podido ayudar lo más mínimo. La experiencia con el monstruo de oscuridad y las heridas que le había hecho a Kalna le resultaban uno de sus principales alicientes para continuar esos aprendizajes. No quería eso le pasase a él ni a nadie nunca más. Tenía que estar preparado para los horrores de ese mundo.
Por suerte, pese a su innata torpeza, al final de la semana notó una cierta mejoría, cuando como mínimo pudo mantener el equilibrio y hacer de manera pasable alguna de las técnicas más sencillas que le fueron propuestas.
Otra de las cosas que le llevaban a salir de la habitación eran sus sospechas sobre Connor y Aria. En muchos casos los espíaba en silencio detrás de una puerta o de una ventana, o fingía estar haciendo alguna tarea del hogar mientras escuchaba sus conversaciones.
El primero le parecía peligroso a secas. Tenía papeletas para ser un traidor, pero, lo fuese o no, el aura amenazante que irradiaba desde la discusión era suficiente motivo para investigarlo. Sin embargo, era algo que detestaba hacer y que no hacía con tanta frecuencia como con la chica, puesto que sospechaba que, si el chico intuía lo que estaba haciendo, lo noquearía al instante. En cualquier caso, no notó nada raro en su comportamiento y mucho menos un punto débil, ya que el pelirrosa parecía comportarse igual que antes de la discusión.
No obstante, el análisis de Aria sí que había provechoso. El hecho de que la chica parecía totalmente ida durante todo el día, la extraña enfermedad que la postraba en su cama y los delirantes comentarios que hacía, sumados al hecho de que había aparecido al mismo tiempo que el monstruo de oscuridad, probaban para él que la chica era un elemento extraño entre los catorce del torreón. Algo no cuadraba en absoluto con ella. Pero ¿qué podía hacer? Aun con la evidente debilidad de la chica no se atrevía a abordar directamente esos temas con ella. Le hubiese gustado consultarlo con Serena y trazar un plan, pero por desgracia no era posible.
Con la pelirroja las cosas estaban peor que antes. No salía de su habitación y, tras su negativa inicial a contestar, Abel no se atrevía a volver a dirigirle la palabra. Se resignaba a dejarle el plato de comida en la puerta, sin recibir ningún tipo de agradecimiento por su parte. Fuese por la soledad que ambos compartían o porque esta le recordaba a su compañera de clase, Abel decidió en un principio confiar en ella y dar un primer paso en conocerla, prometiéndole incluso protegerla. Sin embargo, con cada día que pasaba sentía su capacidad de creer, no solo en ella, sino también en los demás, mermar poco a poco. Definitivamente, Serena no era Úrsula, sus compañeros de torreón no eran sus compañeros de clase y tampoco sentía que tuviesen la intención de ser sus amigos. Rocavarancolia distaba mucho de ser el mundo fantástico que le habían prometido. Sus infantiles sueños y esperanzas iban muriendo, dando paso a una especie de resignación fría y melancólica.
Por todos los anteriores motivos, apenas salía de la habitación, únicamente lo hacía para entrenar y para espiar a Connor y a Aria. Los días pasaba tan rápido que Abel apenas tenía tiempo para procesarlos. En cambio, las noches se tornaban eternas. Si no fuese por el libro mágico, que robaba con frecuencia para practicar hechizos en la penumbra de su cuarto, se habría trastornado a causa del insomnio. Todas las noches, cada vez que la ansiedad llamaba a su puerta, tomaba el libro entre sus manos para memorizar con precisión cada uno de los hechizos que allí constaban. La chispa que sentía en sus dedos cada vez que probaba uno de estos le resultaba adictiva, y también el hecho de que creía sentirla con más intensidad con cada día que pasaba. La certeza de que había algo real, no imaginario, que ocurría cada vez que pronunciaba unas palabras mágicas, le hacía por unos minutos volver a creer en la fantasía y apartarse de los pensamientos que le atormentaban.
Aun así, esto no era lo único a lo que se dedicaba en su habitación. Encontró un pasatiempo divertido en escribirle un cuento a Aniol, “Tristán y la Princesa Cebolla”. En un principio, había decidido escribirla para animarle y disculparse con él, pero acabó siendo algo que hacer de lo que disfrutaba de verdad.
En cualquier caso, había sentido mucha afinidad con el niño durante su primer día y de algún modo se sentía responsable por no haber sabido gestionar el conflicto entre Serena y este. Estaba claro que el niño se sentía muy desamparado en las circunstancias actuales, por lo que quería ofrecerle algo que pudiese recordarle la existencia de la magia y también que le enseñase que la amistad y el perdón están por encima de todas las cosas. Sin embargo, Abel no se atrevía a expresarle esto directamente, pensando que no sabría bien que decirle en persona y que, aunque lo hiciese, Aniol lo rechazaría por completo. Por lo tanto, se decidió por escribir el cuento para transmitirle sus sentimientos, dejando una nota con un capítulo diferente cada madrugada bajo la puerta de su habitación.
Pensó en hacer lo mismo para Damian, quien estuvo involucrado también en el origen del conflicto, pero sentía que su comportamiento egoísta y maleducado no lo merecía. No obstante, cambiando el nombre y el aspecto, también lo incluyó como uno de los protagonistas del libro, con la esperanza de que Aniol se diese cuenta y se lo enseñase. Podía no estar de acuerdo con las barbaridades que salían de su boca e incluso sentirse incómodo en su presencia, pero seguía siendo un niño y probablemente también necesitaría algo de magia para olvidarse de todo lo malo que estaba pasando.
Durante esos días, Abel no podía dejar de pensar en su familia, concretamente en Flavio. Su hermano, la única persona que le había demostrado un cariño y preocupación genuinos a lo largo de su vida. Estaba claro que sus padres no le estarían echando de menos. Probablemente les daría vergüenza llamar la atención por tener a un hijo desaparecido y también considerarían una molestia tener que estar obligados legalmente a “buscarlo”. Sin embargo, desconocía cómo se sentiría Flavio, ¿le echaría de menos? ¿se acordaría de él? ¿le habría perdonado? En los momentos de soledad, la rabia que sentía por su hermano se desvanecía y daba paso a una añoranza tan intensa como desesperanzada. Echaba mucho de menos a su hermano, quería que le abrazase como cuando eran pequeños y que le mintiese una vez más y le dijese que todo iba a salir bien. Por desgracia, la realidad era muy diferente y, por mucho que desease verlo y que llorase por ello, su hermano nunca aparecía, por lo que cada vez que eso pasaba no le quedaba más remedio que limpiarse las lágrimas y dejar que su corazón se volviese a teñir de rabia.
De hecho, la última noche había sido especialmente difícil, ni siquiera entrenando con el libro de magia había conseguido apartar su mente de dichos pensamientos. Ya era pronto, hora de levantarse, y no había disfrutado ni de una hora de sueño.
- Flavio… - murmuró Abel mientras miraba a la puerta, como si este fuese a aparecer de repente para salvarlo y llevárselo de allí.
Sin embargo, nadie apareció. Ni Flavio ni ninguno de sus compañeros. Todo seguía igual, nadie le buscaba y, en definitiva, nadie le necesitaba.
En esos instantes, la soledad inundaba su alma. Sabía que, si seguía en su autoencierro, acabaría apartado del resto de sus compañeros de torreón hasta el punto de no tener remedio, pero Abel seguía notando la tensión, las miradas e incluso los comentarios, fuesen reales o totalmente imaginados.
Por tales razones, salir de su habitación le supuso un gran esfuerzo. Era muy pronto, el primer día que salía a esas horas tan tempranas, por lo que sabía que se exponía a socializar. Aun así, sentía que sus esfuerzos no podían limitarse a barrer y a entrenar en silencio, sino que también tenía que intentar hablar con sus compañeros y acercarse más a ellos.
Así, más soñoliento que nunca, dirigió sus pasos hacia el salón.
La mayoría de días se despertaba a la hora de comer, lo que favorecía a retrasar su ciclo del sueño. Las pocas veces que lograba despertarse un poco antes se encontraba con el desayuno ya preparado y apartado en un rincón de la cocina, acción que atribuyó a Ethan, quien se encargaba bastante de los temas culinarios. Por desgracia, se seguía sintiendo incómodo con la discusión del torreón y no se atrevía a ir directamente a agradecérselo, ya que pensaba que el chico podía estar haciéndolo como una resignada obligación y estar molesto con él. Estas sensaciones se extendían al resto de sus compañeros. Por mucho que quisiese acercarse a la mayoría de ellos y mantener una relación más estrecha, sentía que, después de la discusión, se había creado un ambiente tenso y que todos, excepto quizás Rick, pensaban mal de él.
Por tanto, solo le quedó desear que estos diesen el primer paso y se acercasen a hablar con él, cosa que desgraciadamente pasaba con muy poca frecuencia. Las pocas veces que salía de su habitación lo hacía para entrenarse con Räg y con Kalna. Pese a enseñar técnicas de combate cercanas al enemigo, las prefería con creces a las de tiro con arco de Nohlem, ya que, con su penosa actitud en la discusión con Serena, había logrado confirmar su intenso desagrado por el chico. Por lo que, en definitiva, decidió aventurarse en el aprendizaje de un tipo de lucha considerado más peligroso, pese al respeto que le daba.
Intentaba pasar desapercibido en las clases, escuchando casi desde la distancia, pero repitiendo una y otra vez las posturas y movimientos que estos le decían. Sin embargo, le era imposible seguir las instrucciones de sus maestros correctamente, con frecuencia tropezaba y se caía de bruces contra el suelo mientras intentaba hacer alguno de los movimientos que le proponía Räg. Además, durante las primeras clases de Kalna, sus armas resbalaban de sus propias manos con facilidad, motivadas por el sudor frío que le causaba la imponente e indiferente mirada de su profesora.
A pesar de sus constantes fracasos, Abel tenía muy claro que debía de seguir intentándolo. Ya había salido dos veces y en ninguna de las dos ocasiones había podido ayudar lo más mínimo. La experiencia con el monstruo de oscuridad y las heridas que le había hecho a Kalna le resultaban uno de sus principales alicientes para continuar esos aprendizajes. No quería eso le pasase a él ni a nadie nunca más. Tenía que estar preparado para los horrores de ese mundo.
Por suerte, pese a su innata torpeza, al final de la semana notó una cierta mejoría, cuando como mínimo pudo mantener el equilibrio y hacer de manera pasable alguna de las técnicas más sencillas que le fueron propuestas.
Otra de las cosas que le llevaban a salir de la habitación eran sus sospechas sobre Connor y Aria. En muchos casos los espíaba en silencio detrás de una puerta o de una ventana, o fingía estar haciendo alguna tarea del hogar mientras escuchaba sus conversaciones.
El primero le parecía peligroso a secas. Tenía papeletas para ser un traidor, pero, lo fuese o no, el aura amenazante que irradiaba desde la discusión era suficiente motivo para investigarlo. Sin embargo, era algo que detestaba hacer y que no hacía con tanta frecuencia como con la chica, puesto que sospechaba que, si el chico intuía lo que estaba haciendo, lo noquearía al instante. En cualquier caso, no notó nada raro en su comportamiento y mucho menos un punto débil, ya que el pelirrosa parecía comportarse igual que antes de la discusión.
No obstante, el análisis de Aria sí que había provechoso. El hecho de que la chica parecía totalmente ida durante todo el día, la extraña enfermedad que la postraba en su cama y los delirantes comentarios que hacía, sumados al hecho de que había aparecido al mismo tiempo que el monstruo de oscuridad, probaban para él que la chica era un elemento extraño entre los catorce del torreón. Algo no cuadraba en absoluto con ella. Pero ¿qué podía hacer? Aun con la evidente debilidad de la chica no se atrevía a abordar directamente esos temas con ella. Le hubiese gustado consultarlo con Serena y trazar un plan, pero por desgracia no era posible.
Con la pelirroja las cosas estaban peor que antes. No salía de su habitación y, tras su negativa inicial a contestar, Abel no se atrevía a volver a dirigirle la palabra. Se resignaba a dejarle el plato de comida en la puerta, sin recibir ningún tipo de agradecimiento por su parte. Fuese por la soledad que ambos compartían o porque esta le recordaba a su compañera de clase, Abel decidió en un principio confiar en ella y dar un primer paso en conocerla, prometiéndole incluso protegerla. Sin embargo, con cada día que pasaba sentía su capacidad de creer, no solo en ella, sino también en los demás, mermar poco a poco. Definitivamente, Serena no era Úrsula, sus compañeros de torreón no eran sus compañeros de clase y tampoco sentía que tuviesen la intención de ser sus amigos. Rocavarancolia distaba mucho de ser el mundo fantástico que le habían prometido. Sus infantiles sueños y esperanzas iban muriendo, dando paso a una especie de resignación fría y melancólica.
Por todos los anteriores motivos, apenas salía de la habitación, únicamente lo hacía para entrenar y para espiar a Connor y a Aria. Los días pasaba tan rápido que Abel apenas tenía tiempo para procesarlos. En cambio, las noches se tornaban eternas. Si no fuese por el libro mágico, que robaba con frecuencia para practicar hechizos en la penumbra de su cuarto, se habría trastornado a causa del insomnio. Todas las noches, cada vez que la ansiedad llamaba a su puerta, tomaba el libro entre sus manos para memorizar con precisión cada uno de los hechizos que allí constaban. La chispa que sentía en sus dedos cada vez que probaba uno de estos le resultaba adictiva, y también el hecho de que creía sentirla con más intensidad con cada día que pasaba. La certeza de que había algo real, no imaginario, que ocurría cada vez que pronunciaba unas palabras mágicas, le hacía por unos minutos volver a creer en la fantasía y apartarse de los pensamientos que le atormentaban.
Aun así, esto no era lo único a lo que se dedicaba en su habitación. Encontró un pasatiempo divertido en escribirle un cuento a Aniol, “Tristán y la Princesa Cebolla”. En un principio, había decidido escribirla para animarle y disculparse con él, pero acabó siendo algo que hacer de lo que disfrutaba de verdad.
En cualquier caso, había sentido mucha afinidad con el niño durante su primer día y de algún modo se sentía responsable por no haber sabido gestionar el conflicto entre Serena y este. Estaba claro que el niño se sentía muy desamparado en las circunstancias actuales, por lo que quería ofrecerle algo que pudiese recordarle la existencia de la magia y también que le enseñase que la amistad y el perdón están por encima de todas las cosas. Sin embargo, Abel no se atrevía a expresarle esto directamente, pensando que no sabría bien que decirle en persona y que, aunque lo hiciese, Aniol lo rechazaría por completo. Por lo tanto, se decidió por escribir el cuento para transmitirle sus sentimientos, dejando una nota con un capítulo diferente cada madrugada bajo la puerta de su habitación.
Pensó en hacer lo mismo para Damian, quien estuvo involucrado también en el origen del conflicto, pero sentía que su comportamiento egoísta y maleducado no lo merecía. No obstante, cambiando el nombre y el aspecto, también lo incluyó como uno de los protagonistas del libro, con la esperanza de que Aniol se diese cuenta y se lo enseñase. Podía no estar de acuerdo con las barbaridades que salían de su boca e incluso sentirse incómodo en su presencia, pero seguía siendo un niño y probablemente también necesitaría algo de magia para olvidarse de todo lo malo que estaba pasando.
Durante esos días, Abel no podía dejar de pensar en su familia, concretamente en Flavio. Su hermano, la única persona que le había demostrado un cariño y preocupación genuinos a lo largo de su vida. Estaba claro que sus padres no le estarían echando de menos. Probablemente les daría vergüenza llamar la atención por tener a un hijo desaparecido y también considerarían una molestia tener que estar obligados legalmente a “buscarlo”. Sin embargo, desconocía cómo se sentiría Flavio, ¿le echaría de menos? ¿se acordaría de él? ¿le habría perdonado? En los momentos de soledad, la rabia que sentía por su hermano se desvanecía y daba paso a una añoranza tan intensa como desesperanzada. Echaba mucho de menos a su hermano, quería que le abrazase como cuando eran pequeños y que le mintiese una vez más y le dijese que todo iba a salir bien. Por desgracia, la realidad era muy diferente y, por mucho que desease verlo y que llorase por ello, su hermano nunca aparecía, por lo que cada vez que eso pasaba no le quedaba más remedio que limpiarse las lágrimas y dejar que su corazón se volviese a teñir de rabia.
De hecho, la última noche había sido especialmente difícil, ni siquiera entrenando con el libro de magia había conseguido apartar su mente de dichos pensamientos. Ya era pronto, hora de levantarse, y no había disfrutado ni de una hora de sueño.
- Flavio… - murmuró Abel mientras miraba a la puerta, como si este fuese a aparecer de repente para salvarlo y llevárselo de allí.
Sin embargo, nadie apareció. Ni Flavio ni ninguno de sus compañeros. Todo seguía igual, nadie le buscaba y, en definitiva, nadie le necesitaba.
En esos instantes, la soledad inundaba su alma. Sabía que, si seguía en su autoencierro, acabaría apartado del resto de sus compañeros de torreón hasta el punto de no tener remedio, pero Abel seguía notando la tensión, las miradas e incluso los comentarios, fuesen reales o totalmente imaginados.
Por tales razones, salir de su habitación le supuso un gran esfuerzo. Era muy pronto, el primer día que salía a esas horas tan tempranas, por lo que sabía que se exponía a socializar. Aun así, sentía que sus esfuerzos no podían limitarse a barrer y a entrenar en silencio, sino que también tenía que intentar hablar con sus compañeros y acercarse más a ellos.
Así, más soñoliento que nunca, dirigió sus pasos hacia el salón.
Ven conmigo,Ven conmigo por la ciudad,ven conmigo, desatemos un vendaval, esta noche, no me importa lo que dirán
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Torreón Sendar
05/09/23, 09:21 pm
Ninguna de sus estrategias dio el resultado que deseaba, ni siquiera a los ojos de un niño. Lógico, no había tenido tiempo ni de engañarse a sí mismo. Y sin embargo, en su tono afligido, en el pequeño puchero que parecía estar formándose en la mente de Aniol y la preocupación que demostraba con aquel tímido toque en su rodilla, Nohlem halló un consuelo mayor del que era consciente. Estaba bien sentirse arropado. Sonrió a Ethan con pocas fuerzas, mirándole de refilón antes de volver al polaco.
—Oye, ha sido un sueño bonito de verdad —y ahí estaba el problema: que había sido demasiado bonito, un contraste con el sitio en el que estaban. Puso brevemente la mano sobre la de Aniol—. ¿Nunca te has… emocionado escuchando una canción muy bonita? ¿Tanto que se te saltan las lágrimas? Pues así.
Cargó de ánimo la excusa para hacerla más convincente (cosa que no le costó, en su cabeza era perfecta), permitiéndose un respiro cuando Ethan le tomó el relevo y le distrajo levantándose. Se estiró con gusto para liberar no solo sus músculos sino el malestar, casi pasando por alto el salvavidas velado que le estaba lanzando.
—Ah. Ehh… oye, eso de desayuno en cama suena genial —sería un niño rico, pero ni siquiera en su casa eran comunes: había un horario estricto que seguir del que solo se libraba cuando estaba enfermo. Claro que Ethan no era ningún sirviente ni él estaba malo, y aunque no es que quisiera negarse a que lo colmaran de mimos, tampoco buscaba dar pena—. Perooo… Mejor si nos espabilamos —antes de que calase lo poco convencido que sonaba, continuó—. ¿No? Y así no llenamos la cama de migas.
Quería quitarle peso a su tristeza a la par que quería tiempo para recrearse en ella, dejar caer la sonrisa sin que esto afectase a Aniol… Necesitaba un rato a solas. Salió de la cama.
—Yo con vuestro permiso… ¡voy a cambiarme y asearme! —pilló la ropa de diario que había preparado (una camisa beig que le estaba ancha de brazos propia de un pirata sin una pela y unos pantalones oscuros del mismo calibre) y con su mejor sonrisa se adelantó a Ethan por marchar del cuarto. A este le dio un estrujón en el hombro que incluía un “gracias” silencioso—. ¡Os veo abajo!
A paso ligero Nohlem se metió en un baño y, sin arrancarse aún a pensar, se fue desvistiendo. No era capaz de estar en pijama si no era para dormir, y aunque poco importase lo que llevasen en el torreón había ciertas rutinas que no podía perder por ese bien llamado cordura. Lo que arrastró de vuelta su lástima fue algo tan simple como una pared, y es que añoraba que estas estuvieran hechas de madera cálida, no fría piedra. No tenía ganas de llorar, que lo hubiera hecho en sueños no significaba que necesitase extrapolarlo una vez despierto, pero sentado en el borde de la bañera, con una camisa aún sin abrochar cuya textura manida delataba como de vieja era, el varmano se quedó en blanco. Se imaginó que el suelo bajo sus pies era de caoba, que los pomos de las puertas eran dorados y había azulejos blancos y verdes en torno a un espejo inexistente en la pared de en frente. Que el agua salía caliente del grifo, porque por supuesto había uno, no era un triste cubo de madera en el suelo, y que sus calcetines iban a juego.
—Oye, ha sido un sueño bonito de verdad —y ahí estaba el problema: que había sido demasiado bonito, un contraste con el sitio en el que estaban. Puso brevemente la mano sobre la de Aniol—. ¿Nunca te has… emocionado escuchando una canción muy bonita? ¿Tanto que se te saltan las lágrimas? Pues así.
Cargó de ánimo la excusa para hacerla más convincente (cosa que no le costó, en su cabeza era perfecta), permitiéndose un respiro cuando Ethan le tomó el relevo y le distrajo levantándose. Se estiró con gusto para liberar no solo sus músculos sino el malestar, casi pasando por alto el salvavidas velado que le estaba lanzando.
—Ah. Ehh… oye, eso de desayuno en cama suena genial —sería un niño rico, pero ni siquiera en su casa eran comunes: había un horario estricto que seguir del que solo se libraba cuando estaba enfermo. Claro que Ethan no era ningún sirviente ni él estaba malo, y aunque no es que quisiera negarse a que lo colmaran de mimos, tampoco buscaba dar pena—. Perooo… Mejor si nos espabilamos —antes de que calase lo poco convencido que sonaba, continuó—. ¿No? Y así no llenamos la cama de migas.
Quería quitarle peso a su tristeza a la par que quería tiempo para recrearse en ella, dejar caer la sonrisa sin que esto afectase a Aniol… Necesitaba un rato a solas. Salió de la cama.
—Yo con vuestro permiso… ¡voy a cambiarme y asearme! —pilló la ropa de diario que había preparado (una camisa beig que le estaba ancha de brazos propia de un pirata sin una pela y unos pantalones oscuros del mismo calibre) y con su mejor sonrisa se adelantó a Ethan por marchar del cuarto. A este le dio un estrujón en el hombro que incluía un “gracias” silencioso—. ¡Os veo abajo!
A paso ligero Nohlem se metió en un baño y, sin arrancarse aún a pensar, se fue desvistiendo. No era capaz de estar en pijama si no era para dormir, y aunque poco importase lo que llevasen en el torreón había ciertas rutinas que no podía perder por ese bien llamado cordura. Lo que arrastró de vuelta su lástima fue algo tan simple como una pared, y es que añoraba que estas estuvieran hechas de madera cálida, no fría piedra. No tenía ganas de llorar, que lo hubiera hecho en sueños no significaba que necesitase extrapolarlo una vez despierto, pero sentado en el borde de la bañera, con una camisa aún sin abrochar cuya textura manida delataba como de vieja era, el varmano se quedó en blanco. Se imaginó que el suelo bajo sus pies era de caoba, que los pomos de las puertas eran dorados y había azulejos blancos y verdes en torno a un espejo inexistente en la pared de en frente. Que el agua salía caliente del grifo, porque por supuesto había uno, no era un triste cubo de madera en el suelo, y que sus calcetines iban a juego.
- ♪♫♬:
- Seth
Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mentalPersonajes :
● Devoss: Humano (Países Bajos) Licántropo Tigre
● Maila: Humana (Hawaii) Bruja de la Arena
●Connor: Humano (Canadá)
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Sufre episodios de insomnio. Tendrá episodios de vértigo postural, más frecuentes al levantarse tras dormir, que pueden durar desde minutos a varias horas.
Re: Torreón Sendar
05/09/23, 11:02 pm
Connor tenía bastante sueño por un buen motivo. En aquellas noches, y ya puestos durante todo el día, su adicción al tabaco había sido muy protagonista y no le había dejado descansar. Obligarse a bajar el consumo ayudó a postergar el día en que se acabaran sus cigarrillos, pero le había tenido de un humor de perros y un nerviosismo insoportable. Para más inri, justo la tarde anterior se le acabó su tan preciado tesoro y fue sin duda alguna el puto cigarrillo más triste del mundo. Y aquel despertar era sin duda el peor que había tenido en mucho tiempo desde... bueno no hacía tanto de eso... Desde que se despertó en aquellas mazmorras.
-Joder, ojalá fueran buenos días...- Comentó por lo bajo en tono malhumorado, mientras se incorporaba y se quedaba sentado en la cama. El motero bufó con frustración y empezó a mover la pierna derecha de forma insistente, como pequeños tics nerviosos que le hacían levantar el talón del suelo. Una y otra vez. Después miró directamente a Rick a los ojos y empezó a negar con la cabeza, con el ceño fruncido.- Te juro que es la primera vez que empiezo a creer que fue mala idea probar el puto tabaco de los cojones... Ya podían esos hijoputas echar unos cuántos en la cesta, ¿verdad?- Su tono era el de alguien claramente enfadado y tenía tanta mala hostia que se le empezaba a hinchar una vena del cuello.
Aún así se obligó a calmarse un poco, aunque sus insultos tan bien integrados en su vocabulario se derramaban por su boca como una fuente rabiosa. Se llevaba bien con Rick, así que intentaba no ser brusco de más ni desagradable.
-¿Y tú cómo has dormido, cabronazo? Por el humor que traes tiene que haber sido un sueño de puta madre.- Dijo el motero esbozando una sonrisa socarrona pero cansada, además seguía empeñado en mover el talón izquierdo todo el rato. Sin previo aviso Connor frunciría el ceño de nuevo y suspiraría nervioso. Luego se levantaría de la cama rápidamente.- ¿Me lo cuentas mejor por el camino? Quiero comer algo, a ver si se me baja esta mierda.-
-Joder, ojalá fueran buenos días...- Comentó por lo bajo en tono malhumorado, mientras se incorporaba y se quedaba sentado en la cama. El motero bufó con frustración y empezó a mover la pierna derecha de forma insistente, como pequeños tics nerviosos que le hacían levantar el talón del suelo. Una y otra vez. Después miró directamente a Rick a los ojos y empezó a negar con la cabeza, con el ceño fruncido.- Te juro que es la primera vez que empiezo a creer que fue mala idea probar el puto tabaco de los cojones... Ya podían esos hijoputas echar unos cuántos en la cesta, ¿verdad?- Su tono era el de alguien claramente enfadado y tenía tanta mala hostia que se le empezaba a hinchar una vena del cuello.
Aún así se obligó a calmarse un poco, aunque sus insultos tan bien integrados en su vocabulario se derramaban por su boca como una fuente rabiosa. Se llevaba bien con Rick, así que intentaba no ser brusco de más ni desagradable.
-¿Y tú cómo has dormido, cabronazo? Por el humor que traes tiene que haber sido un sueño de puta madre.- Dijo el motero esbozando una sonrisa socarrona pero cansada, además seguía empeñado en mover el talón izquierdo todo el rato. Sin previo aviso Connor frunciría el ceño de nuevo y suspiraría nervioso. Luego se levantaría de la cama rápidamente.- ¿Me lo cuentas mejor por el camino? Quiero comer algo, a ver si se me baja esta mierda.-
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Personajes :
● Wednesday: Vouivre humana británica.
● Karime: Licántropa loba libense de la capital.
● Kimbra: Demonio rakshasa krabelinense Hija de Lunas engendro.
● Irenneil: Brujo de la cera aurva sinhadre.
● Edén Damkinea: Atlante daeliciano de la Ciudad del Norte.
● Szczenyak//Colmillo: vittya zawodny nómada.
Unidades mágicas : 5/5
Heridas/enfermedades :
● Ka: Le falta el ojo izquierdo.
● Colmillo: Tiene partido el colmillo derecho.
Síntomas : Gusto por dibujar trazos sin ton ni son cuando vacía la mente.
Armas :
● Wen: Guadaña doble y arco.
● Ka: Espadas gemelas, arco y dardos.
● Kim: Arco, machetes y dagas.
● Neil: Cuchara de madera y cera.
● Edén: Magia y sonrisas amables.
● Colmillo: inutilidad.
Humor : Absurdo
Re: Torreón Sendar
06/09/23, 12:48 am
Lo primero que Colmillo hizo al día siguiente, despertándose más temprano de lo que nunca había hecho debido al horario vittya, fue buscar a Kalna para comprobar que su encuentro con el monstruo no hubiera sido tan terrible como cabría esperar. El día anterior había sido una avalancha de emociones tal que, fuera de comprobar que estaban todos vivos y enteros, ni siquiera se había preocupado por las heridas de sus compañeros, encerrado como estaba en sus propias preocupaciones y miedos. Al despertarse y recordar que la linense había llegado el día anterior con un dedo roto, el zawodny se sintió un poco mal por haberla ignorado en ese momento, sobre todo teniendo en cuenta que ella no había sido otra cosa que amable con él y habían tenido una conversación bastante agradable la noche anterior. Kalna, por su parte, no parecía preocupada ni rencorosa con Colmillo por su desliz, lo que alivió bastante su preocupación, pero también le hizo pensar en profundidad sobre sus compañeros.
Szczenyak tenía muy presente el largo año de convivencia que les quedaba por delante y no era como si pudiera permitirse aislarse de todos y enterrarse en su propia soledad solo porque echaba de menos a su familia y quería estar de vuelta en la Gran Estepa. Quizás fueran extraños y confusos y a veces se sorprendía a sí mismo mirando fijamente sus pieles desnudas y preguntándose si acaso no se morían de frío, pero si algo tenía claro el zawodny es que debía llevarse bien con ellos para poder aguantar lo que sea que estuviera ocurriendo.
Y, en el fondo, también quería hacerlo.
A lo largo de esa semana, y arrastrado por su propia necesidad de cubrir la soledad que a veces parecía ahogarle, Szczenyak había entablado conversaciones amistosas con la mayoría de sus compañeros. No con Serena o Aria, por supuesto, ya que las consideraba responsables por distintas razones de todo lo ocurrido ese jodido segundo día de convivencia; ni con Abel, aunque esto era más el propio humano que por él, ya que parecía no querer relacionarse con nadie, y tampoco exactamente con Damian, a quien había optado hablarle solo en ocasiones de máxima necesidad, sobre todo después de haberle oído llamarle “chucho” de nuevo más de una vez, pero sí con los demás. Tanto mientras limpiaban o cocinaban, como mientras entrenaban o simplemente pasaban el rato, Colmillo se había relacionado con sus compañeros lo suficiente como para llegar a la conclusión que, quizás, podría gustarle hacerse amigo de ellos, incluso en una realidad distinta si no fueran seres de otros mundos y las circunstancias no les hubieran arrastrado a una convivencia forzada y extraña, él mismo podría haber sido el primero en acercarse para entablar conversación.
Y precisamente por eso era que no entendía las hostilidades que parecían haber anidado entre algunos integrantes del grupo. Claramente no se refería a los sentimientos negativos que prácticamente todos tenían por Serena y, en menor medida, por Aria, ya que él era el primero en compartirlos, pero había otros que sentía erizar su pelo por su intensidad cada vez que se juntaban que la mente del vittya no alcanzaba a comprender.
Siempre que esto sucedía, Szczenyak se empecinaba en mantenerse distraído con conversaciones o actividades que permitieran que su incomodidad (y su pelo) se relajaran lo suficiente, porque aunque no entendía las implicaciones no quería tampoco agravarlas con su propia reacción visceral al conflicto. Colmillo no sabía si se trataba de algo personal, cultural o simplemente había surgido por alguna conversación que había acabado muy mal y de la que no había sido partícipe, por lo que el zawodny decidió no hacer nada al respecto y esperar que las diferencias se resolvieran por sí mismas. Lo que, en su opinión, fue una decisión más que inteligente, ya que posiblemente empeoraría las cosas si alguien le permitiera intervenir. “Cukie sabría cómo resolverlo.” Pensaba a veces, permitiéndose imaginar cómo se comportarían sus hermanos en las distintas situaciones. “Mediaría con paciencia y cariño y si eso no resolvía las cosas, metería pasteles en sus bocas a presión y les obligaría a perdonarse a base de dulces. Cukie siempre tiene los mejores métodos.”
Sin contar esos conflictos, los días en general fueron bastante tranquilos. Colmillo se ofreció a limpiar y ayudar a cocinar tanto como pareció ser necesario, pero siempre dejó que fueran otros los que organizaran los trabajos, exceptuando la colada de sus cosas, ya que la cantidad de toallas que usaba tras cada baño siempre era bastante más numerosa que la del resto y no quería molestar a nadie dando más trabajo del necesario. Puede que las pieles peladas todavía le hicieran fruncir el hocico un poco si pensaba en profundidad en ello, pero debía admitir que hacía más fácil secarse y peinarse tras el baño.
Además de las tareas cotidianas, el vittya también disfrutó un poco de las clases de artes marciales de Räg y de lucha de Kalna, aunque decidió comenzar simplemente observando por el momento, preocupado de cagarla y hacerle daño a alguien, como sabía que era bastante capaz de hacer dada su experiencia todas las veces que alguno de sus hermanos y cuñados le había intentado enseñar alguna actividad física similar. Y precisamente por eso había decidido unirse a las prácticas de arquería compartiendo solo su conocimiento técnico y con la intención de aprender los métodos de otros mundos. Aunque al final no había podido evitar que se le soltara un poco la lengua y hablar de lo arcaico que en realidad le resultaba la arquería, a pesar de que su hermana tenía un gusto especial por ella, y como la ballesta en realidad era más útil, potente y precisa, llegando incluso a buscar una en la armería para enseñar a usarla a quien estuviera interesado. Y Nohlem, de hecho, pareció bastante interesado, ganándose el puesto de su nuevo favorito después de llamarle lobo, lo que llegó a aliviar incluso todo el malestar que los horribles, aunque cada vez menos frecuentes, “chuchos” de Damian.
De lo que sí que no estaba muy seguro fue de la magia. Si bien Räg y Airi parecían bastante convencidos de que el libro de cocina (“¡Un jodido libro de cocina mágico! Como si la idea de Vid’ma comiéndose a sus víctimas no fuera lo suficientemente espeluznante de por sí ahora resulta que necesita un puto recetario mágico.”) podía enseñarles magia o, al menos, podía permitirles recuperar la que ya sabían hacer en sus mundos de origen. Szczenyak no tenía muy claro en qué consistía esa magia que Räg y Airi conocían de sus mundos de origen o lo que Tawar llamaba los dones de la flora, pero los pocos intentos que hizo no provocaron nada, ni siquiera esa chispa que algunos de sus compañeros parecían sentir, por lo que Colmillo decidió rápidamente dejar cualquier ilusión que haya podido tener de ser capaz de hacer maravillas con las manos y se resignó rápidamente a su inutilidad habitual, aunque siguió mirándoles practicar por encima, más por ocupar su tiempo en compañía que por tener alguna intención de volver a probar.
Pero a pesar de todos sus intentos de opacar la soledad con contínua compañía, al final todos sus compañeros eran diurnos y a él, por mucho que lo intentara, le estaba costando igualar su horario nocturno al de todos ellos, por lo que siempre había un puñado de horas por la noche que pasaba siendo el único despierto en todo el torreón. Por lo general, solía aprovechar esos momentos para peinarse sin molestar a nadie o limpiar algunas cosas que podían haber quedado inacabadas durante el día, pero tristemente la mayoría del tiempo se enfrentaba a minutos vacíos teniéndose a sí mismo como única compañía en los que pensar en su familia le encogía el corazón y no le quedaba otra cosa más que buscar consuelo y respuestas sin sentido en sus cartas y en sus tabas.
¿Y de qué servía el consuelo que unos huesos y unos trozos de cartón podían dar si el cielo estaba únicamente iluminado por animales en llamas? ¿De qué servían las respuestas que pudiera obtener si la estrella de su yaya no estaba ahí para darle fuerzas y conectarle con toda su familia? ¿De qué servía que se pasara el día intentando por todos los medios buscar formas de distraerse, animarse y olvidarse de su propia importancia nula si al caer la noche no había nada que mantuviera erguidos los débiles cimientos de sus propias mentiras?
Él era solo un vittya, uno simple y sin importancia, sin habilidades ni talentos. Un zawodny que se sentía totalmente perdido sin su familia, porque no era nada sin ellos.
A veces, cuando la oscuridad se cernía más sobre él, pensaba en lo bonito que sería ser capaz realmente de hacer magia. O algo. Él no era ni tan fuerte, ni tan inteligente, ni tan amable, ni tan divertido, ni tan habilidoso como eran la mayoría de sus compañeros. ¿Pero si hiciera magia? Quizás si fuera un poco más como su nana o como sus padres o como sus hermanos, quizás si pudiera destacar en algo no se sentiría tan fuera de lugar en aquella ciudad gris y deprimente.
Pero no por ello pensaba volver a probar un hechizo. No. Un par de veces habían sido suficientes y otra más sólo sumaría otra decepción.
No es como si necesitara más razones para convencerse que, de alguna manera, Matka o quien coño le hubiera traído ahí se había equivocado enormemente. Él no tenía nada de especial.
Aunque Tawar era pequeño, el ruido que hizo al caer y las quejas que le siguieron fueron suficientes para que las orejas del vittya saltaran y el propio zawodny se despertara con un gran bostezo y más en el mundo de los sueños que en el de la vigilia.
-¿Eh? ¿Qué tripa se te ha roto, Taggwwar? -murmuró en mitad de otro bostezo, remoloneando un poco bajo las sábanas.
Szczenyak tenía muy presente el largo año de convivencia que les quedaba por delante y no era como si pudiera permitirse aislarse de todos y enterrarse en su propia soledad solo porque echaba de menos a su familia y quería estar de vuelta en la Gran Estepa. Quizás fueran extraños y confusos y a veces se sorprendía a sí mismo mirando fijamente sus pieles desnudas y preguntándose si acaso no se morían de frío, pero si algo tenía claro el zawodny es que debía llevarse bien con ellos para poder aguantar lo que sea que estuviera ocurriendo.
Y, en el fondo, también quería hacerlo.
A lo largo de esa semana, y arrastrado por su propia necesidad de cubrir la soledad que a veces parecía ahogarle, Szczenyak había entablado conversaciones amistosas con la mayoría de sus compañeros. No con Serena o Aria, por supuesto, ya que las consideraba responsables por distintas razones de todo lo ocurrido ese jodido segundo día de convivencia; ni con Abel, aunque esto era más el propio humano que por él, ya que parecía no querer relacionarse con nadie, y tampoco exactamente con Damian, a quien había optado hablarle solo en ocasiones de máxima necesidad, sobre todo después de haberle oído llamarle “chucho” de nuevo más de una vez, pero sí con los demás. Tanto mientras limpiaban o cocinaban, como mientras entrenaban o simplemente pasaban el rato, Colmillo se había relacionado con sus compañeros lo suficiente como para llegar a la conclusión que, quizás, podría gustarle hacerse amigo de ellos, incluso en una realidad distinta si no fueran seres de otros mundos y las circunstancias no les hubieran arrastrado a una convivencia forzada y extraña, él mismo podría haber sido el primero en acercarse para entablar conversación.
Y precisamente por eso era que no entendía las hostilidades que parecían haber anidado entre algunos integrantes del grupo. Claramente no se refería a los sentimientos negativos que prácticamente todos tenían por Serena y, en menor medida, por Aria, ya que él era el primero en compartirlos, pero había otros que sentía erizar su pelo por su intensidad cada vez que se juntaban que la mente del vittya no alcanzaba a comprender.
Siempre que esto sucedía, Szczenyak se empecinaba en mantenerse distraído con conversaciones o actividades que permitieran que su incomodidad (y su pelo) se relajaran lo suficiente, porque aunque no entendía las implicaciones no quería tampoco agravarlas con su propia reacción visceral al conflicto. Colmillo no sabía si se trataba de algo personal, cultural o simplemente había surgido por alguna conversación que había acabado muy mal y de la que no había sido partícipe, por lo que el zawodny decidió no hacer nada al respecto y esperar que las diferencias se resolvieran por sí mismas. Lo que, en su opinión, fue una decisión más que inteligente, ya que posiblemente empeoraría las cosas si alguien le permitiera intervenir. “Cukie sabría cómo resolverlo.” Pensaba a veces, permitiéndose imaginar cómo se comportarían sus hermanos en las distintas situaciones. “Mediaría con paciencia y cariño y si eso no resolvía las cosas, metería pasteles en sus bocas a presión y les obligaría a perdonarse a base de dulces. Cukie siempre tiene los mejores métodos.”
Sin contar esos conflictos, los días en general fueron bastante tranquilos. Colmillo se ofreció a limpiar y ayudar a cocinar tanto como pareció ser necesario, pero siempre dejó que fueran otros los que organizaran los trabajos, exceptuando la colada de sus cosas, ya que la cantidad de toallas que usaba tras cada baño siempre era bastante más numerosa que la del resto y no quería molestar a nadie dando más trabajo del necesario. Puede que las pieles peladas todavía le hicieran fruncir el hocico un poco si pensaba en profundidad en ello, pero debía admitir que hacía más fácil secarse y peinarse tras el baño.
Además de las tareas cotidianas, el vittya también disfrutó un poco de las clases de artes marciales de Räg y de lucha de Kalna, aunque decidió comenzar simplemente observando por el momento, preocupado de cagarla y hacerle daño a alguien, como sabía que era bastante capaz de hacer dada su experiencia todas las veces que alguno de sus hermanos y cuñados le había intentado enseñar alguna actividad física similar. Y precisamente por eso había decidido unirse a las prácticas de arquería compartiendo solo su conocimiento técnico y con la intención de aprender los métodos de otros mundos. Aunque al final no había podido evitar que se le soltara un poco la lengua y hablar de lo arcaico que en realidad le resultaba la arquería, a pesar de que su hermana tenía un gusto especial por ella, y como la ballesta en realidad era más útil, potente y precisa, llegando incluso a buscar una en la armería para enseñar a usarla a quien estuviera interesado. Y Nohlem, de hecho, pareció bastante interesado, ganándose el puesto de su nuevo favorito después de llamarle lobo, lo que llegó a aliviar incluso todo el malestar que los horribles, aunque cada vez menos frecuentes, “chuchos” de Damian.
De lo que sí que no estaba muy seguro fue de la magia. Si bien Räg y Airi parecían bastante convencidos de que el libro de cocina (“¡Un jodido libro de cocina mágico! Como si la idea de Vid’ma comiéndose a sus víctimas no fuera lo suficientemente espeluznante de por sí ahora resulta que necesita un puto recetario mágico.”) podía enseñarles magia o, al menos, podía permitirles recuperar la que ya sabían hacer en sus mundos de origen. Szczenyak no tenía muy claro en qué consistía esa magia que Räg y Airi conocían de sus mundos de origen o lo que Tawar llamaba los dones de la flora, pero los pocos intentos que hizo no provocaron nada, ni siquiera esa chispa que algunos de sus compañeros parecían sentir, por lo que Colmillo decidió rápidamente dejar cualquier ilusión que haya podido tener de ser capaz de hacer maravillas con las manos y se resignó rápidamente a su inutilidad habitual, aunque siguió mirándoles practicar por encima, más por ocupar su tiempo en compañía que por tener alguna intención de volver a probar.
Pero a pesar de todos sus intentos de opacar la soledad con contínua compañía, al final todos sus compañeros eran diurnos y a él, por mucho que lo intentara, le estaba costando igualar su horario nocturno al de todos ellos, por lo que siempre había un puñado de horas por la noche que pasaba siendo el único despierto en todo el torreón. Por lo general, solía aprovechar esos momentos para peinarse sin molestar a nadie o limpiar algunas cosas que podían haber quedado inacabadas durante el día, pero tristemente la mayoría del tiempo se enfrentaba a minutos vacíos teniéndose a sí mismo como única compañía en los que pensar en su familia le encogía el corazón y no le quedaba otra cosa más que buscar consuelo y respuestas sin sentido en sus cartas y en sus tabas.
¿Y de qué servía el consuelo que unos huesos y unos trozos de cartón podían dar si el cielo estaba únicamente iluminado por animales en llamas? ¿De qué servían las respuestas que pudiera obtener si la estrella de su yaya no estaba ahí para darle fuerzas y conectarle con toda su familia? ¿De qué servía que se pasara el día intentando por todos los medios buscar formas de distraerse, animarse y olvidarse de su propia importancia nula si al caer la noche no había nada que mantuviera erguidos los débiles cimientos de sus propias mentiras?
Él era solo un vittya, uno simple y sin importancia, sin habilidades ni talentos. Un zawodny que se sentía totalmente perdido sin su familia, porque no era nada sin ellos.
A veces, cuando la oscuridad se cernía más sobre él, pensaba en lo bonito que sería ser capaz realmente de hacer magia. O algo. Él no era ni tan fuerte, ni tan inteligente, ni tan amable, ni tan divertido, ni tan habilidoso como eran la mayoría de sus compañeros. ¿Pero si hiciera magia? Quizás si fuera un poco más como su nana o como sus padres o como sus hermanos, quizás si pudiera destacar en algo no se sentiría tan fuera de lugar en aquella ciudad gris y deprimente.
Pero no por ello pensaba volver a probar un hechizo. No. Un par de veces habían sido suficientes y otra más sólo sumaría otra decepción.
No es como si necesitara más razones para convencerse que, de alguna manera, Matka o quien coño le hubiera traído ahí se había equivocado enormemente. Él no tenía nada de especial.
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Aunque Tawar era pequeño, el ruido que hizo al caer y las quejas que le siguieron fueron suficientes para que las orejas del vittya saltaran y el propio zawodny se despertara con un gran bostezo y más en el mundo de los sueños que en el de la vigilia.
-¿Eh? ¿Qué tripa se te ha roto, Taggwwar? -murmuró en mitad de otro bostezo, remoloneando un poco bajo las sábanas.
"Rocavarancolia es una ciudad llena de misterios y sorpresas, como un acertijo complicado y excitante."
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Torreón Sendar
06/09/23, 02:07 pm
Airi descubrió que sí había más compañeros despiertos en el cuarto. No había querido hacer ruido para no despertarlos, y menos a Szczenyak, ya que sabía que no solía levantarse hasta bastante más tarde que el resto. Cuando Räg se incorporó le devolvió los buenos días susurrados con una pequeña sonrisa. Tal vez era la primera mañana que se levantaba con algo parecido a buen humor en bastante tiempo.
Se puso sus alpargatas y se levantó a rebuscar una camiseta limpia en los baúles cuando escuchó el golpe y los forcejeos de Tawar. Su nido de tela se removía en el suelo, y podía ver sus extremidades pateándolo desde dentro. Justo cuando llegó a su lado, Tawar había logrado abrirse paso por su cuenta.
—Qué susto me has dado, Tawar —dijo, arrepintiéndose al momento de haber usado un tono de voz normal. No importó demasiado, porque Szczenyak ya se había despertado. Aun así bajó la voz para seguir hablando por si este prefería seguir durmiendo tras el susto—. ¿Te duele algo? ¿Te has hecho daño?
Airi se había acuclillado al lado del repoblador para ofrecerle ayuda. Si estaba bien, volvería a poner el nido en su sitio.
Se puso sus alpargatas y se levantó a rebuscar una camiseta limpia en los baúles cuando escuchó el golpe y los forcejeos de Tawar. Su nido de tela se removía en el suelo, y podía ver sus extremidades pateándolo desde dentro. Justo cuando llegó a su lado, Tawar había logrado abrirse paso por su cuenta.
—Qué susto me has dado, Tawar —dijo, arrepintiéndose al momento de haber usado un tono de voz normal. No importó demasiado, porque Szczenyak ya se había despertado. Aun así bajó la voz para seguir hablando por si este prefería seguir durmiendo tras el susto—. ¿Te duele algo? ¿Te has hecho daño?
Airi se había acuclillado al lado del repoblador para ofrecerle ayuda. Si estaba bien, volvería a poner el nido en su sitio.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Sendar
06/09/23, 06:23 pm
Estaba en proceso de devolver la sonrisa a Airi y preguntarle qué tal se encontraba esa mañana cuando le interrumpió el estruendo provocado por Tawar. Preocupado, también se levantó y también olvidó bajar la voz, pero como era de esperar aquel pequeño accidente ya había despertado al vittya también.
—¿Estás bien?
Le repobladore no tardó en responder a sus preguntas con un cierto humor que le hizo esbozar una pequeña sonrisa, aunque seguía un poco preocupado por si en realidad se hubiera hecho algo de daño pero le estuviese quitando importancia. Airi se encargó de inquirir más al respecto, por lo que tras examinar rápidamente que su pequeño amigo no tuviese ninguna herida, se dirigió hacia Szczenyak, que todavía no se había desperezado del todo.
>>Podemos salir del cuarto si quieres seguir durmiendo —ofreció en un tono más bajo de nuevo y miró a continuación hacia le sanaí y le repobladore, buscando confirmación de que elles sí estaban ya listos para salir del dormitorio.
Mientras esperaba las respuestas y Airi colocaba el nido de Tawar en su sitio, empezaría a elegir las prendas para ponerse ese día.
—¿Estás bien?
Le repobladore no tardó en responder a sus preguntas con un cierto humor que le hizo esbozar una pequeña sonrisa, aunque seguía un poco preocupado por si en realidad se hubiera hecho algo de daño pero le estuviese quitando importancia. Airi se encargó de inquirir más al respecto, por lo que tras examinar rápidamente que su pequeño amigo no tuviese ninguna herida, se dirigió hacia Szczenyak, que todavía no se había desperezado del todo.
>>Podemos salir del cuarto si quieres seguir durmiendo —ofreció en un tono más bajo de nuevo y miró a continuación hacia le sanaí y le repobladore, buscando confirmación de que elles sí estaban ya listos para salir del dormitorio.
Mientras esperaba las respuestas y Airi colocaba el nido de Tawar en su sitio, empezaría a elegir las prendas para ponerse ese día.
- Harek
Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carismaPersonajes :- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
- Rick: humano, neoyorquino
- Erknest: humano, italiano/inglés Kamaitachi
Síntomas : A veces tendrá ataques de claustrofobia. Sus irises dejan de ser círculos perfectos, y en ocasiones sus ojos serán brevemente fosforescentes en la oscuridad.
Armas :- Rick: Sable y arco
- Erknest: "Espada legendaria" y cuchillas de aire
Status : The journey never ends
Humor : Cualquier cosa me vale.
- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
Re: Torreón Sendar
06/09/23, 08:14 pm
En cuanto Connor respondió, por un primer momento el neoyorquino conservó la sonrisa ante las quejas del motero. Ahora que las cosas iban un poco mejor podía permitirse bromear de las condiciones en las que estaban, aunque fuera solo para sobrellevar lo jodidos que podían llegar a estar. Sin embargo, si ya el tono daba una pista, el movimiento de las sábanas por el traqueteo de la pierna no pasó desapercibido para Rick, que aligeró su expresión. -(Sí, mejor ir con un poco de cuidado)- pensó, barajando si podía rebajar sus bromas o simplemente dejarlas aparcadas. Estaban de buen rollo, pero desde que el canadiense estaba mostrando signos de la abstinencia intentaba calmarlo un poco, tanto por activa como con detalles como aquel.
Solo cuando lo vio más relajado, el chico se inclinó hacia adelante, apoyando la barbilla en una de las manos, y contestó: -Tal vez. Aunque visto lo visto, demasiada suerte tenemos de que nos traigan comida siquiera.- Lo había dicho más serio, aunque había cierto tinte desenfadado que no rompía con lo que intentaba decir. Era un hecho que les iban a dar lo mínimo y ni siquiera se lo garantizaban del todo, si encontraba un solo cigarrillo por ahí sería un milagro. Más le valía hacerse a la idea, aunque por supuesto intentaría ayudarle en lo posible a sobrellevar los cabreos. Tenía que ser una movida, esperaba que al menos no tardara demasiado en ir reduciéndose el mono.
-Pues nada mal, ya le voy cogiendo el gusto a las camas éstas.- comenzó volviendo a poner la espalda recta, cruzado de brazos y más tranquilo por su compañero. Tampoco le quedaba otra en realidad, no era tan cómoda como la de su casa pero ya no le molestaba para conciliar el sueño. Connor tenía razón con lo del sueño y Rick se lo habría contado allí mismo de no se por la petición. -Claro, dame un momento que me cambie y estoy- aceptó saliendo de la cama dirección al armario. Ya tenía pensada la ropa para hoy, así que no tardó en ponerse una sudadera gris con unos pantalones un par de tonos más claros.
Una vez listos, los dos salieron de la habitación camino a la planta baja. Tal como había pedido, Rick empezó a contarle el sueño de esa noche: -Realmente ha sido uno muy tranquilo. Era por la tarde y estaba en una cafetería cerca de Central Park a la que solía ir mucho. Obviamente me había pedido las tortitas con crema y tropezones de Lotus con un poco de nata, una maravilla- Cerró los ojos acompañado de un gesto para dejarle claro lo delicioso que estaba aquello. Le habían entrado ganas de ellas para desayunar, pero iba a tener que resignarse muy a su pesar con algo mucho más sencillo. -Se que estábamos algunos de aquí y un par de conocidos míos en la mesa, aunque tengo un poco borroso quienes exactamente. Estábamos de merendola antes de que me echarais una mano con un caso, todo muy agradable.- terminó, asintiéndose a sí mismo con lo último. Hacía poco bien podría haber estado en esa situación, ahora... se le hacía increíblemente lejano. Le había alegrado el despertar, pero no podía negar que echaba un poco de menos esa cotidianeidad.
No tardaron mucho en llegar abajo y ver que ya algunos andaban por allí. Levantó la mano y saludó conservando el buen humor: -Buenas, ¿qué tal por aquí?- Damian parecía que había estado haciendo sus ejercicios diarios, conversando ahora con la libense mientras desayunaba. Quien más le llamó la atención fue Abel, que claramente se acababa de despertar, no hacía falta más que verle la cara para saberlo. El chico no es que se estuviera relacionando mucho con el resto y, al contrario que con Serena que seguía sin dar demasiadas señales, la preocupación que tenía por él sí podía intentar solucionarse. El español no había tenido el mejor comienzo en la ciudad ni con algunos del grupo, pero si podía lo animaría para que saliera adelante.
Solo cuando lo vio más relajado, el chico se inclinó hacia adelante, apoyando la barbilla en una de las manos, y contestó: -Tal vez. Aunque visto lo visto, demasiada suerte tenemos de que nos traigan comida siquiera.- Lo había dicho más serio, aunque había cierto tinte desenfadado que no rompía con lo que intentaba decir. Era un hecho que les iban a dar lo mínimo y ni siquiera se lo garantizaban del todo, si encontraba un solo cigarrillo por ahí sería un milagro. Más le valía hacerse a la idea, aunque por supuesto intentaría ayudarle en lo posible a sobrellevar los cabreos. Tenía que ser una movida, esperaba que al menos no tardara demasiado en ir reduciéndose el mono.
-Pues nada mal, ya le voy cogiendo el gusto a las camas éstas.- comenzó volviendo a poner la espalda recta, cruzado de brazos y más tranquilo por su compañero. Tampoco le quedaba otra en realidad, no era tan cómoda como la de su casa pero ya no le molestaba para conciliar el sueño. Connor tenía razón con lo del sueño y Rick se lo habría contado allí mismo de no se por la petición. -Claro, dame un momento que me cambie y estoy- aceptó saliendo de la cama dirección al armario. Ya tenía pensada la ropa para hoy, así que no tardó en ponerse una sudadera gris con unos pantalones un par de tonos más claros.
Una vez listos, los dos salieron de la habitación camino a la planta baja. Tal como había pedido, Rick empezó a contarle el sueño de esa noche: -Realmente ha sido uno muy tranquilo. Era por la tarde y estaba en una cafetería cerca de Central Park a la que solía ir mucho. Obviamente me había pedido las tortitas con crema y tropezones de Lotus con un poco de nata, una maravilla- Cerró los ojos acompañado de un gesto para dejarle claro lo delicioso que estaba aquello. Le habían entrado ganas de ellas para desayunar, pero iba a tener que resignarse muy a su pesar con algo mucho más sencillo. -Se que estábamos algunos de aquí y un par de conocidos míos en la mesa, aunque tengo un poco borroso quienes exactamente. Estábamos de merendola antes de que me echarais una mano con un caso, todo muy agradable.- terminó, asintiéndose a sí mismo con lo último. Hacía poco bien podría haber estado en esa situación, ahora... se le hacía increíblemente lejano. Le había alegrado el despertar, pero no podía negar que echaba un poco de menos esa cotidianeidad.
No tardaron mucho en llegar abajo y ver que ya algunos andaban por allí. Levantó la mano y saludó conservando el buen humor: -Buenas, ¿qué tal por aquí?- Damian parecía que había estado haciendo sus ejercicios diarios, conversando ahora con la libense mientras desayunaba. Quien más le llamó la atención fue Abel, que claramente se acababa de despertar, no hacía falta más que verle la cara para saberlo. El chico no es que se estuviera relacionando mucho con el resto y, al contrario que con Serena que seguía sin dar demasiadas señales, la preocupación que tenía por él sí podía intentar solucionarse. El español no había tenido el mejor comienzo en la ciudad ni con algunos del grupo, pero si podía lo animaría para que saliera adelante.
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.Personajes :
● Dama Puente/Kaila: Maga logomante austriaca (1.60).
● Kaethe/Dama Sobras: Ghoul nublina (1.46).
● Yttria: Bruja percusionista canadiense (1.53).
● Amira/Cálamo : Valkyria francesa (1.63).
● Kalna : Libense, del Imperio (1.78).
● Nefer : Ammut hijo de luna Levyna. (1.85)
Síntomas : Su sangre adquiere un tono anaranjado y se espesa un poco. Es capaz de intuir con mayor facilidad cómo se van a comportar los animales con los que se encuentre.
Armas :
● Dama Puente/Kaila: Magia, báculo
● Kaethe/Dama Sobras: Daga, fuerza bruta
● Yttria: Arco, hacha, magia, mala leche, cucharillas y otros objetos metálicos.
● Amira/Cálamo: Espada corta, pegaso (shire)
● Kalna : Espada bastarda; lanza y escudo
● Nefer : Lanza, venenos
Status : One flesh, one end
Humor : Permanent resting bitch face
Re: Torreón Sendar
07/09/23, 11:10 am
Tal vez si Damian hubiera estado mejor educado, Kalna podría haberse visto reflejada en él en cierto modo. El esfuerzo que ponía en todo, el querer aprender, eran cosas que ella misma llevaba haciendo desde que era una cría. Sin embargo, el niño seguía teniendo muchas actitudes que hacían casi imposible que viera nada de ella en él, aunque su percepción del humano había mejorado en la última semana. Siempre que le veía hacer ejercicio, sin embargo, solo podía pensar en lo que sería capaz si no estuviera tan desnutrido. Con una buena alimentación, aquel chico podría hacer cosas espectaculares.
Asintió ante la idea de comer algo, y es que aunque solía esperar a que estuvieran todos por educación (y para que Ethan cocinase algo) no iba a rechazar el comer aunque fuera algo de fruta si el chiquillo tenía ganas. Suspiró pesadamente al ver como este hablaba mientras comía, escupiendo algunos cachos. Estaba claro que no había tenido ni la más mínima educación, y a veces se preguntaba qué clase de madre había tenido para tener tantas carencias.
—No deberías hablar con la boca llena, es de mala educación —le dijo, tratando de que no sonase como si le estuviera regañando. Había aprendido de los humanos y de Rägjynn que el ser amable con Damian funcionaba mejor que la educación que ella había recibido, así que no iba a perder nada por probar sus métodos.
Además, el chico tampoco parecía tenerle en cuenta los primeros roces que habían tenido, y tampoco tenía ganas de que le guardase más rencor.
»Y he dormido bastante bien, parece que por fin me he acostumbrado al colchón.
Cogió una manzana de las cestas y la lavó concienzudamente antes de darle un mordisco, masticando en silencio. Abel no tardó en salir del cuarto, más temprano a lo que acostumbraba, así que le saludó. Rick y Connor no tardaron en bajar también.
—Todo bien. ¿Qué tal la noche? —le devolvió la pregunta al neoyorkino antes de volver a darle un mordisco a la manzana.
Asintió ante la idea de comer algo, y es que aunque solía esperar a que estuvieran todos por educación (y para que Ethan cocinase algo) no iba a rechazar el comer aunque fuera algo de fruta si el chiquillo tenía ganas. Suspiró pesadamente al ver como este hablaba mientras comía, escupiendo algunos cachos. Estaba claro que no había tenido ni la más mínima educación, y a veces se preguntaba qué clase de madre había tenido para tener tantas carencias.
—No deberías hablar con la boca llena, es de mala educación —le dijo, tratando de que no sonase como si le estuviera regañando. Había aprendido de los humanos y de Rägjynn que el ser amable con Damian funcionaba mejor que la educación que ella había recibido, así que no iba a perder nada por probar sus métodos.
Además, el chico tampoco parecía tenerle en cuenta los primeros roces que habían tenido, y tampoco tenía ganas de que le guardase más rencor.
»Y he dormido bastante bien, parece que por fin me he acostumbrado al colchón.
Cogió una manzana de las cestas y la lavó concienzudamente antes de darle un mordisco, masticando en silencio. Abel no tardó en salir del cuarto, más temprano a lo que acostumbraba, así que le saludó. Rick y Connor no tardaron en bajar también.
—Todo bien. ¿Qué tal la noche? —le devolvió la pregunta al neoyorkino antes de volver a darle un mordisco a la manzana.
Regocijaos, pues ahora sois parte de la leyenda de Kalna, hija de Mánide
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Torreón Sendar
07/09/23, 01:55 pm
Durante los segundos siguientes el pequeño parpadeó confuso, percibiendo en las caricias de afecto que Ethan y Nohlem le profesaban la intención de que no se preocupara en exceso, a pesar de que no era él quien se había despertado llorando.
—Claro… —asintió lentamente, tras responder al varmano sobre si alguna vez se había emocionado al escuchar una canción bonita. Le había ocurrido muchísimas veces, sabía que la tristeza podía ser causada también por la felicidad. Aquello venía muy bien explicado en algunos libros del colegio, y él mismo lo sintió en sus carnes al romper en llanto cuando su madre le anunció que estaba en cinta.
Aniol no era un niño especialmente perceptivo, pero entendió a la perfección la actitud de Ethan y lo que estaba planteando en el aire de manera invisible. Deseó poder demorarse y comer los tres juntitos en el refugio, pero no puso ninguna pega a bajar para saludar al resto. Quería jugar al mismo juego que el medio japonés, e imaginar que aquel día sería uno maravilloso y que los rayos del sol eran radiantes y renovadores en lugar de una luz permanente de otoño.
Ya que su pantalón de pijama era muy básico como para parecer ropa de dormir, el polaco solo se calzó unas zapatillas desgastadas y una camiseta roja algo descolorida con lo que trataba de ser el logo de Animal Crossing en la espalda. En el lateral de una de las mangas sonreía una vieja Canela muy pixelada. Fue una pena que no reconociera la referencia.
—Oye Ethan… ¿Qué vas a hacer cuando se te acabe el papel en el torreón? —preguntó, conteniendo el impulso de bajar los escalones de dos en dos por si acaso al chico aún le dolía la pierna. No se había quedado muy convencido de que el elfito se encontrara bien, pero no quería resultar pesado—. ¿Podrías hacerme un burrito? Así lo pongo al lado del resto de figuritas del pozo… ¿O quieres que solo sean tuyas? Va a parecer un belén —una vez descendió las escaleras saludó tímidamente al reparar en la presencia de Connor— Holi —se limitó a decir, con toda su melena destartalada agrupada en su cara, necesitaba asearse ya de ya, pero para eso debía llegar hasta el patio y coger uno de los cubos de agua.
Por suerte para él al motero le acompañaban Damian, Rick, Kalna y Abel. Dirigió una sonrisa hacia la libense, tras pedirle ayuda para trenzar su cabello ya no le causaba tanto pavor.
Además… el asunto de Ethan y Kalna…
Intercambió una mirada velada con el italiano, llena de significado.
—Claro… —asintió lentamente, tras responder al varmano sobre si alguna vez se había emocionado al escuchar una canción bonita. Le había ocurrido muchísimas veces, sabía que la tristeza podía ser causada también por la felicidad. Aquello venía muy bien explicado en algunos libros del colegio, y él mismo lo sintió en sus carnes al romper en llanto cuando su madre le anunció que estaba en cinta.
Aniol no era un niño especialmente perceptivo, pero entendió a la perfección la actitud de Ethan y lo que estaba planteando en el aire de manera invisible. Deseó poder demorarse y comer los tres juntitos en el refugio, pero no puso ninguna pega a bajar para saludar al resto. Quería jugar al mismo juego que el medio japonés, e imaginar que aquel día sería uno maravilloso y que los rayos del sol eran radiantes y renovadores en lugar de una luz permanente de otoño.
Ya que su pantalón de pijama era muy básico como para parecer ropa de dormir, el polaco solo se calzó unas zapatillas desgastadas y una camiseta roja algo descolorida con lo que trataba de ser el logo de Animal Crossing en la espalda. En el lateral de una de las mangas sonreía una vieja Canela muy pixelada. Fue una pena que no reconociera la referencia.
—Oye Ethan… ¿Qué vas a hacer cuando se te acabe el papel en el torreón? —preguntó, conteniendo el impulso de bajar los escalones de dos en dos por si acaso al chico aún le dolía la pierna. No se había quedado muy convencido de que el elfito se encontrara bien, pero no quería resultar pesado—. ¿Podrías hacerme un burrito? Así lo pongo al lado del resto de figuritas del pozo… ¿O quieres que solo sean tuyas? Va a parecer un belén —una vez descendió las escaleras saludó tímidamente al reparar en la presencia de Connor— Holi —se limitó a decir, con toda su melena destartalada agrupada en su cara, necesitaba asearse ya de ya, pero para eso debía llegar hasta el patio y coger uno de los cubos de agua.
Por suerte para él al motero le acompañaban Damian, Rick, Kalna y Abel. Dirigió una sonrisa hacia la libense, tras pedirle ayuda para trenzar su cabello ya no le causaba tanto pavor.
Además… el asunto de Ethan y Kalna…
Intercambió una mirada velada con el italiano, llena de significado.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Torreón Sendar
07/09/23, 02:47 pm
Ethan asintió comprensivo ante las palabras del felino, dejando hueco para que pudiera seguir su camino al baño. Respetaba que no quisiera dar más detalles al respecto y una vez en calma siguió los pasos del joven para cambiarse rápidamente. Para dormir usaba camisetas demasiado grandes pero a la hora de vestir había encontrado un intento improvisado de verse algo recatado en la pobreza que eran las ropas del torreón. Una camisa negra de amplias mangas y cuello bajo propio de una década ficticia combinada con un pantalón holgado del mismo tono negruzco al que había logrado convertir en uno de talle alto, robando el cordón de su chándal para usarlo como un cinturón casero. No era lo mejor, ni pegaba con sus zapatillas, pero se sentía cómodo entre telas que no apretaban y al menos el negro disimulaba en cierta medida la triste calidad del material.
Bajó junto al pequeño con relativa calma pues a pesar de la energía que le daba el despertar seguía con el temor a que aventurarse demasiado pudiera ocasionar de nuevo una pierna lesionada. No avanzaba tampoco despacio, pero no iba a poder hacer las cabriolas que Aniol deseaba. Su pregunta le dejó pensativo pues siendo sinceros no se lo había planteado o más bien no quería planteárselo. Su hobby era un entretenimiento cuando eran simples regalos ajenos pero el regalarle una de forma simbólica al santuario cada noche era una necesidad, una forma de quitarse el lastre de la culpa. Temía perder eso.
-Ah, ehhh, supongo que entonces buscaremos más, ¿no? -Trató de que su voz no se manchara del temor no escrito, forzando su sonrisa como si de verdad existiera esa posibilidad cuando apenas les habían dado lo mínimo. -Y claro, puedes dejar cuántas figuritas quieras, con la condición de que no pueden moverse de ahí. Es… una especie de tributo. -Le confesó bajando la voz, pues aunque estaban solos temía ser escuchado. -Cuando regalas una, estas cediendo parte de tu felicidad y suerte a alguien más así que esta feo quererla reclamar de vuelta.
Una vez en la planta baja saludo a los que ya estaban despiertos, encaminado sus pasos hacía la cocina no sin antes parar para revolverle el pelo con cariño a Damian. -Ya puede estar esa pera limpia o si no ya estás tardando en que lo esté. -Le comentó con dulzura a sabiendas de que no era la primera vez que le pillaba cogiendo un alimento de la alacena sin molestarse en lavarlo. Dicho eso y confiando en la voluntad del joven a la hora de no mentir sobre el asunto fue a encender la cocina mientras Aniol le ayudaba sacando los platitos. -Hoy para desayunaar tenemos huevos de sobra así que si queréis tortilla o huevos fritos adelante y eh, tostadas con mermelada dee -Miró el inventario conteniendo un suspiro entre dientes. Había medio tarro de mermelada de fresa, y 3 bien cargados de melocotones, estaba hasta los cojones de melocotones. -Solo nos queda de melocotón. -Mintió. -Así que quien quiera tostadas se fastidia y las acompaña con eso ah, eh, y también tenemos zumo de melocotón, hoy invita la casa, pidáis lo que pidáis toca zumo…. de melocotón.
En verdad el menú podía ser más extenso. Quedaban piezas sueltas de fruta, trozos de queso, carne seca y cereales para acompañar la leche pero Ethan estaba hasta las narices de esa dichosa fruta así que estaba luchando porque se pudieran acabar rápido.
Bajó junto al pequeño con relativa calma pues a pesar de la energía que le daba el despertar seguía con el temor a que aventurarse demasiado pudiera ocasionar de nuevo una pierna lesionada. No avanzaba tampoco despacio, pero no iba a poder hacer las cabriolas que Aniol deseaba. Su pregunta le dejó pensativo pues siendo sinceros no se lo había planteado o más bien no quería planteárselo. Su hobby era un entretenimiento cuando eran simples regalos ajenos pero el regalarle una de forma simbólica al santuario cada noche era una necesidad, una forma de quitarse el lastre de la culpa. Temía perder eso.
-Ah, ehhh, supongo que entonces buscaremos más, ¿no? -Trató de que su voz no se manchara del temor no escrito, forzando su sonrisa como si de verdad existiera esa posibilidad cuando apenas les habían dado lo mínimo. -Y claro, puedes dejar cuántas figuritas quieras, con la condición de que no pueden moverse de ahí. Es… una especie de tributo. -Le confesó bajando la voz, pues aunque estaban solos temía ser escuchado. -Cuando regalas una, estas cediendo parte de tu felicidad y suerte a alguien más así que esta feo quererla reclamar de vuelta.
Una vez en la planta baja saludo a los que ya estaban despiertos, encaminado sus pasos hacía la cocina no sin antes parar para revolverle el pelo con cariño a Damian. -Ya puede estar esa pera limpia o si no ya estás tardando en que lo esté. -Le comentó con dulzura a sabiendas de que no era la primera vez que le pillaba cogiendo un alimento de la alacena sin molestarse en lavarlo. Dicho eso y confiando en la voluntad del joven a la hora de no mentir sobre el asunto fue a encender la cocina mientras Aniol le ayudaba sacando los platitos. -Hoy para desayunaar tenemos huevos de sobra así que si queréis tortilla o huevos fritos adelante y eh, tostadas con mermelada dee -Miró el inventario conteniendo un suspiro entre dientes. Había medio tarro de mermelada de fresa, y 3 bien cargados de melocotones, estaba hasta los cojones de melocotones. -Solo nos queda de melocotón. -Mintió. -Así que quien quiera tostadas se fastidia y las acompaña con eso ah, eh, y también tenemos zumo de melocotón, hoy invita la casa, pidáis lo que pidáis toca zumo…. de melocotón.
En verdad el menú podía ser más extenso. Quedaban piezas sueltas de fruta, trozos de queso, carne seca y cereales para acompañar la leche pero Ethan estaba hasta las narices de esa dichosa fruta así que estaba luchando porque se pudieran acabar rápido.
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad
Personajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Torreón Sendar
07/09/23, 02:58 pm
No se pudo contener una sonrisa boba cuando Kalna le dijo que no hablase con la boca llena, tragando ya a toda velocidad.
—Es que me ha dado un hambre terrible jaja —confesó de buen humor y llevándose la pera a la boca de nuevo.
Asintió a la respuesta de Kalna, satisfecho al escuchar que durmió bien pero dudoso por lo que dijo de los colchones. ¿Se estaba acostumbrando?
—¡Normal que se duerma bien, es que son súper cómodos! ¡Yo estos días he dormido como un jodido rey! —afirmó con bastante energía, sin entender del todo por qué Kalna siquiera ponía pegas a un lugar tan cómodo para dormir. ¿Ella acaso dormía en sitios más cómodos?—. ¿Y donde solías dormir tú? —acabó por preguntar.
Conforme Rick y Connor fueron bajando, cada uno se llevó un “¡¡BUENOS DÍAS!!” como obsequio mañanero bien cargado de energía matutina por parte del italiano. Damian, con motivo de hacer un poco de colegueo, hizo ademán de chocar los cinco con ambos y si lo aceptan o lo rechazan se lo tomaría igual.
—¡Yo de putisíma madre! ¡Reventado, pero de puta madre! —dijo al de ojos distintos levantando los puños al aire tanto para estirar los hombros como para ser triunfante con lo que acaba de decir.
»¡Buenos días Aniol! —también saludó a su mejor amigo acercándose a él corriendo. Esa mirada hacia Kalna era… cuanto menos sospechosa y llena de segundas. Damian podía no ser muy brillante pero eso. Eso vaya que si lo pilló.
—He estado con Kalna. No ha dicho una mierda de Ethan pero ya veras que se miran o algo raro cuando ella lo vea —dijo susurrando a la oreja de Aniol, muy poco discreto—. Nuestro Ethan se la va a camelar esta semana, que me muera yo.
No se esperó a Ethan a su espalda, revolviendo su pelo con cariño. El circense callo su boca instantáneamente, no quería perturbar el curso de la vida.
—¡E-está limpia, te lo juro! —no sonó para nada convincente—. ¡Solo me queda un bocado de nada, ahora me la ventilo! —una vez desaparecida la fruta, atendió a lo que dijo sobre el desayuno y respondió a ello con una sonrisa golosa—. Oye la verdad es que me cabe un poco más de comida, ¿me puedo jamar un huevo frito? ¡Porfa, porfa, porfa! —dijo juntando las manos, la verdad es que aun tenía hambre.
—Es que me ha dado un hambre terrible jaja —confesó de buen humor y llevándose la pera a la boca de nuevo.
Asintió a la respuesta de Kalna, satisfecho al escuchar que durmió bien pero dudoso por lo que dijo de los colchones. ¿Se estaba acostumbrando?
—¡Normal que se duerma bien, es que son súper cómodos! ¡Yo estos días he dormido como un jodido rey! —afirmó con bastante energía, sin entender del todo por qué Kalna siquiera ponía pegas a un lugar tan cómodo para dormir. ¿Ella acaso dormía en sitios más cómodos?—. ¿Y donde solías dormir tú? —acabó por preguntar.
Conforme Rick y Connor fueron bajando, cada uno se llevó un “¡¡BUENOS DÍAS!!” como obsequio mañanero bien cargado de energía matutina por parte del italiano. Damian, con motivo de hacer un poco de colegueo, hizo ademán de chocar los cinco con ambos y si lo aceptan o lo rechazan se lo tomaría igual.
—¡Yo de putisíma madre! ¡Reventado, pero de puta madre! —dijo al de ojos distintos levantando los puños al aire tanto para estirar los hombros como para ser triunfante con lo que acaba de decir.
»¡Buenos días Aniol! —también saludó a su mejor amigo acercándose a él corriendo. Esa mirada hacia Kalna era… cuanto menos sospechosa y llena de segundas. Damian podía no ser muy brillante pero eso. Eso vaya que si lo pilló.
—He estado con Kalna. No ha dicho una mierda de Ethan pero ya veras que se miran o algo raro cuando ella lo vea —dijo susurrando a la oreja de Aniol, muy poco discreto—. Nuestro Ethan se la va a camelar esta semana, que me muera yo.
No se esperó a Ethan a su espalda, revolviendo su pelo con cariño. El circense callo su boca instantáneamente, no quería perturbar el curso de la vida.
—¡E-está limpia, te lo juro! —no sonó para nada convincente—. ¡Solo me queda un bocado de nada, ahora me la ventilo! —una vez desaparecida la fruta, atendió a lo que dijo sobre el desayuno y respondió a ello con una sonrisa golosa—. Oye la verdad es que me cabe un poco más de comida, ¿me puedo jamar un huevo frito? ¡Porfa, porfa, porfa! —dijo juntando las manos, la verdad es que aun tenía hambre.
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