Torreón Sendar
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Rocavarancolia Rol
15 participantes
- Rocavarancolia Rol
Torreón Sendar
19/09/12, 10:54 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Ya antes de la Batalla de Rocavarancolia éste era uno de los mayores torreones de la ciudad. Quedó destruido por un explosivo que le arrancó sus cuatro plantas superiores, dejando tan sólo dos, aunque más tarde se reformó convirtiéndose en un torreón de cuatro plantas. Su base es circular y está protegido por un foso frente a la puerta, mientras que en la parte trasera hay un risco de varios metros de profundidad.
Tiene un patio empedrado muy pequeño acoplado a la parte trasera, con sitio para que una o dos personas entrenen. Una estatua pegada al muro representa una figura envuelta en túnicas cuya nariz y barbilla sobresalen de entre los pliegues. Alguien le pintó un bigote ridículo y una perilla garabateada con carbocillo mezclado con grasa.
La planta baja es un salón circular dividido en una gran sala central con cocina y salón y tres dormitorios pequeños que la rodean. Las escaleras, que están tras una puerta, llevan al resto de plantas del torreón. En el sótano hay una armería con mazmorras, en la primera planta hay cinco habitaciones medianas y dos baños, y en la segunda hay tres dormitorios grandes. La última planta no contiene nada salvo unas escaleras que llevan a la azotea, delimitada por un muro simple de escasa altura.
Tiene un patio empedrado muy pequeño acoplado a la parte trasera, con sitio para que una o dos personas entrenen. Una estatua pegada al muro representa una figura envuelta en túnicas cuya nariz y barbilla sobresalen de entre los pliegues. Alguien le pintó un bigote ridículo y una perilla garabateada con carbocillo mezclado con grasa.
La planta baja es un salón circular dividido en una gran sala central con cocina y salón y tres dormitorios pequeños que la rodean. Las escaleras, que están tras una puerta, llevan al resto de plantas del torreón. En el sótano hay una armería con mazmorras, en la primera planta hay cinco habitaciones medianas y dos baños, y en la segunda hay tres dormitorios grandes. La última planta no contiene nada salvo unas escaleras que llevan a la azotea, delimitada por un muro simple de escasa altura.
- Recetario integral de Persilia Sukaldaria:
- RECETARIO INTEGRAL DE PERSILIA SUKALDARIA
Libro de unas 150 páginas encuadernado en cuero. El título está escrito con letras cursivas y enrevesadas y un poco de relieve que ocupan toda la cubierta, donde no hay ninguna ilustración. En la parte trasera hay una sinopsis escrita en un recuadro decorado.
Sinopsis
¿Aburrido de cocinar siempre lo mismo? Adéntrate en mi recetario integral, donde he volcado años de experimentación combinando las delicias de todos los mundos conocidos. Entrantes, picoteo, postres y todo tipo de platos tradicionales con una vuelta de tuerca… ¡las mezclas de sabores nunca vistas conquistarán tu paladar y el de tus comensales!
Más de 100 increíbles recetas.
¡Incluye un anexo de venenos que se camuflarán perfectamente en tus platos y un grimorio de cocina con los hechizos imprescindibles para cualquier chef!
Anexo
LOS VENENOS MÁS DISCRETOS
Tanto si quieres provocar una diarrea como si tienes más interés en matar a comensales indeseados (…) este anexo imprescindible en cualquier recetario que se precie (…).
(La página está rota y, el resto de este anexo, arrancado).
GRIMORIO DE COCINA DE PERSILIA SUKALDARIA
Todo cocinero debe dominar estos hechizos, a los que he hecho referencia a lo largo del recetario. Descubre conmigo cómo realizarlos si todavía no los conocías.- Leyenda de colores y niveles:
- Mago
Brujo alto
Brujo bajo
• ¿Tienes carnes difíciles de cortar y despiezar? Prueba con el hechizo de corte.- Instrucciones:
- Corte: invoca un diminuto filo invisible de ondas que hace un corte en la superficie señalada. Hay muchas variaciones de este hechizo que, a altos niveles, permiten hacer cortes enormes o en profundidad. Un brujo bajo suele ser capaz de hacer rasguños en carne desprotegida o tallar madera. Un brujo medio podría cortar madera, arañar metal o hacer cortes superficiales en carne desprotegida. Mientras que un cosechado nivel mago podría hacer arañazos más profundos en el metal o tajos sobre carne.
Como hechizo físico que es, sus efectos dependen de la dureza y resistencia del material objetivo.
Lanzamiento a ojo, los gestos de la mano delimitando la dirección de los cortes. Conjuración rápida.
• ¡Con el hechizo de homogeneización no vuelvas a dejarte los brazos batiendo!- Instrucciones:
- Hechizo de homogeneización (*): hechizo que acelera la homogeneización de un líquido, suele aparecer un pequeño torbellino. En su defecto, implica que el líquido dé vueltas.
Lanzamiento a ojo. Conjuración rápida.
• No encontrarás nada más rápido para encender el fuego que esto: hechizo de invocar llamas.- Instrucciones:
- Invocar llamas (**): Un brujo bajo puede hacer algunos chispazos y llamas de vela (*). Un brujo alto puede invocar llamas ligeramente más grandes que las de vela que, si es hábil o controla bien el hechizo, puede manejar con las manos sin que le quemen (**). Un mago puede encender hogueras pequeñas en poco tiempo e invocar fuegos de antorcha (***).
Importante: Estas llamas no pueden arrojarse como proyectiles ya que necesitan sustentarse o bien en la magia de quien las invoca o bien en un combustible (madera, grasa...) y si se alejan demasiado del invocador y carecen de combustible, se apagan. Sin embargo pueden usarse como arma de corta distancia.
Lanzamiento por voluntad. Conjuración rápida.
• También es importante conocer estas soluciones para medir la temperatura, la concentración de sal, la presión dentro de la olla, la densidad de un líquido o el tiempo hasta que esté listo tu plato:- Instrucciones:
- Hechizos medidores de magnitudes sencillas: forman una pequeña esfera fantasma que cambia de color según la intensidad de la magnitud a medir. Son diferentes variedades de un mismo hechizo que permiten medir la temperatura, la presión, la densidad de un material, el tiempo (para lo que hacen falta conocimientos adicionales y nivel de brujo alto para configurar el medidor), o la concentración de un determinado soluto (posible a niveles a partir de brujo alto).
Si una esfera no está configurada, ésta tenderá a habituarse a la cantidad de magnitud a la que esté expuesta y la establecerá como su nuevo punto de equilibrio, asociándola con el color intermedio.
Lanzamiento por voluntad. Conjuración rápida-media.
• La solución más rápida para calentar o enfriar tus platos rápidamente es, sin duda, el hechizo térmico.- Instrucciones:
- Térmico: aumenta o disminuye notablemente la temperatura de un objeto de tamaño pequeño (*). Con práctica pueden limitarse esos cambios a una dirección controlada por el mago (chorros de calor, [**]). Puede anclarse a una sala concreta, creando una cámara frigorífica (***): no obstante es necesario repetir varias veces el hechizo si se quiere usar una habitación como congelador ya que este hechizo supone solamente un descenso térmico. Van de fuera a dentro.
Lanzamiento a ojo. Conjuración rápida-media.
• ¿Quieres catar la comida solo con el aroma? ¿Estás en otra habitación y necesitas saber que no se te esté pasando la comida? El hechizo de amplificación sensorial del olfato es un aliado imprescindible.- Instrucciones:
- Amplificación sensorial olfativa:(**) magnifica los impulsos que llegan al cerebro por parte de receptores nasales. Los nervios se vuelven hipersensibles a la transmisión de percepciones, pero ello no significa que éstas lleguen más rápido.
• O, si quieres disfrutar de la comida como nunca, prueba esta otra variante: el hechizo de amplificación sensorial del gusto.- Instrucciones:
- Amplificación sensorial gustativa:(**) magnifica los impulsos que llegan al cerebro por parte de receptores del gusto. Los nervios se vuelven hipersensibles a la transmisión de percepciones, pero ello no significa que éstas lleguen más rápido.
• ¿Te ha quedado muy aguada la comida? ¿Has echado demasiada agua a esa sopa? No te preocupes, ¡hay solución! ¡El hechizo de drenaje!- Instrucciones:
- Hechizo de drenaje: deseca superficies húmedas, evaporándolas o más comúnmente trasladando dicha humedad a otro recipiente deseado succionándola. Es un hechizo simple en su formulación pero con amplia variabilidad de potencia: puede secar desde un dedal de agua a un lago según la energía que aportes. (disponible a cosechados hasta el límite de sus fuerzas).
Lanzamiento por área. Conjuración rápida.
• ¿El aspecto de tu comida no es el que esperabas? ¿Quieres un resultado digno de reyes? Emplata como un profesional con el moldeado de materia orgánica.- Instrucciones:
- Moldear materia orgánica (**): el hechizo reblandece la materia al contacto con la piel del usuario, dejándola así por un tiempo. Sin embargo no altera su naturaleza, lo que moldees seguirá siendo lo que era aunque cambie de forma.
Lanzamiento por contacto, a ojo en el caso de hechiceros más experimentados. Conjuración rápida-media.
• Si el anterior era una maravilla infravalorada, este es una verdadera joya infravalorada. ¡Olvídate de desastres y queda bien siempre con tus invitados con el Nudo de Cerática!- Instrucciones:
- Nudo de Cerática (*): ¿harto de que se le desmoronen los sándwiches de más de dos pisos? ¿Cansado de que, al cortar una tarta, la mitad de la nata que la rellena se salga por los lados? ¡No se preocupe más! El Nudo de Cerática tiene la solución. Con este simple hechizo, podrá hacer una hamburguesa de diez pisos, luego cortarla en rodajas perfectas, ¡y hacerse un bocadillo de hamburguesa! El Nudo de Cerática lo mantiene todo en su sitio perfectamente. ¿Los sanjacobos le estallan llenándole el plato de queso? ¿Teme morder un taco por miedo a llenarse el regazo de salsa picante? ¡Se acabó, gracias al Nudo de Cerática! ¡No me puedo creer que no sea una variación del hechizo tapón!
El Nudo de Cerática se anula al cortar rodajas o mordiscos lo suficientemente finos, o con los ácidos gástricos. Cuesta más cuanto más endeble, complejo y líquido sea su sándwich.
Lanzamiento a ojo. Conjuración rápida.
• ¿A tu comida le falta esa chispa de color que hace que se coma con los ojos? ¿O quieres darle un toque exótico? Si no tienes colorantes alimentarios a mano, el hechizo de cambio de color será tu mejor aliado.- Instrucciones:
- Cambio de color: hechizo que sirve para colorear materia. No se limita a aplicar una capa de color externa o modificar el color de la superficie, sino que cambia el propio color que posee un material, dejando una pequeña huella mágica reconocible mediante hechizos específicos. Se puede graduar: aplicar colores diferentes (en todos los sentidos), hacerlo uniforme, solo en cierta parte del material, etc.
- Los brujos altos pueden cambiar el matiz del color original, manteniéndolo uniforme y sin controlar los matices y gradaciones que surjan de la mezcla entre el nuevo tono y el antiguo. Cuesta (***) para objetos pequeños y (****) para objetos medianos.
- Los cosechados nivel mago pueden modificar completamente el tono (aunque todavía quedará algún matiz del antiguo). Con esfuerzo puede aprender a aplicar leves matices y gradaciones no muy extremas. Necesitan (*****) para objetos grandes.
- A partir del nivel moderado bajo se pueden aplicar colores y gradaciones sin límite en cualquier objeto, costando más energía y concentración cuanto mayor sea el tamaño de la cosa en cuestión y cuandos más colores y matices quieran usarse.
Lanzamiento a ojo. Conjuración media a larga (dependiendo de las cláusulas que tenga). - Los brujos altos pueden cambiar el matiz del color original, manteniéndolo uniforme y sin controlar los matices y gradaciones que surjan de la mezcla entre el nuevo tono y el antiguo. Cuesta (***) para objetos pequeños y (****) para objetos medianos.
• ¿Le falta aroma a tu plato? ¿O tienes algún ingrediente que ocultar a tus comensales? Mejora o altera las propiedades organolépticas de la comida con el hechizo de olor falso.- Instrucciones:
- Hechizo de olor falso (*): El hechicero que lo realice puede hacer que aquello que toque desprenda un olor que tiene que ser muy familiar para aquel que realiza el hechizo. El coste aumenta a medida que aumenta el área afectada por el hechizo. El olor se va de golpe a los tres días. Más convincente será el engaño cuanto con más detalle lo recuerde el mago, aunque hay que tener en cuenta que el olor resultante puede verse afectado por la subjetividad del que realice el hechizo, al basarse en sus recuerdos al fin y al cabo.
Lanzamiento por anclaje. Conjuración media.
• ¿Harto de que se te derramen líquidos en la cocina? Hechiza tus recipientes con la maravilla infravalorada que es el hechizo tapón.- Instrucciones:
- Hechizo tapón (*): hechizo que impide que un líquido se derrame de su recipiente.
Lanzamiento por área, aplicado generalmente a la boca del recipiente. Conjuración muy rápida.
• ¿Tienes las manos de mantequilla? Literal, o figuradamente. ¡Endurece tus tarros de cristal con la protección contra ruptura!- Instrucciones:
- Protección contra ruptura (**): aplicado a objetos frágiles, evita que se rompan con tanta facilidad. A más resistencia que se quiera incrementar y mayor la superficie del objeto encantado, más energía requiere.
Lanzamiento por anclaje. Conjuración rápida-media.
• ¿Te has manchado cocinando? El hechizo de limpieza de ropas es la solución.- Instrucciones:
- Limpieza de ropas (**): elimina manchas, arrugas y limpia en general las prendas de ropa que desee el mago (es un agregado de varios hechizos unificados en uno solo).
Lanzamiento por anclaje. Conjuración muy rápida.
• O también, si sueles quemarte cocinando (a ti, o tus pertenencias), también tienes solución con el hechizo ignífugo.- Instrucciones:
- Hechizo ignífugo (**): encanta prendas de ropa, personas u objetos para que sean inmunes a fuego normal.
Lanzamiento por anclaje. Conjuración media.
- Grimorio para principiantes de Platero:
- Barrera de inercia:
- -Barrera de inercia: (***) de nombre engañoso (no es una barrera en absoluto) en el área delimitada impide que cualquier objeto o persona desprotegidos sean levantados del suelo, y que los atrae irremediablemente hacia el suelo si ya están en el aire. No obstante, también impide cualquier acción voluntaria que implique levantar ambos pies del suelo a la vez, como saltar o emprender el vuelo (se puede correr pero con más torpeza). Si se invoca mientras el objetivo está en el aire, al caer lo hará infaliblemente pies por delante.
Físico. Lanzamiento por área. No es inversible, lo que quiere decir que incluso el lanzador, si está en el área delimitada, se verá afectado. Conjuración media.
- Campo de fuerza:
- -Campo de fuerza (** el espacio para una persona, una campana grande ***, el espacio equivalente a una habitación ****): en forma de media esfera (con una especificación puede formar una esfera completa) bloquea proyectiles de tamaño considerable como si éstos hubieran chocado ante una barrera invisible, en un radio variable según la destreza del mago.
Físico. Inversible. Lanzamiento por área. Conjuración rápida-media.
- Curación nívea:
- -Curación nívea: (****) (utilizable cerca de la Luna Roja). Combate venenos que cursan con fiebre y repara quemaduras; actúa a modo de incentivo para que el organismo siga funcionando y reparándose a sí mismo. Evita que la sangre se coagule y que los órganos se colapsen, además de ejercer un efecto refrescante sobre el organismo en general. No obstante no puede mantener indefinidamente con vida a un moribundo: el organismo depende cada vez más de ese impulso artificial y usarlo en demasía puede provocar que si se le deja a solas empeore considerablemente.
Lanzamiento por área: se hace un barrido con la mano que abarca al área quemada o a la persona envenenada. Es necesario que se aplique sucesivas veces y con regularidad, del mismo modo que se debe renovar una cataplasma o emplasto.
Conjuración media-larga.
- Desvío:
- -Desvío (**, pero variable a más según la potencia de lo desviado): Interfiere en la trayectoria de un hechizo que ya haya sido lanzado. Requiere gestos intuitivos para desviar el encantamiento en una dirección u otra. Siempre requiere menos energía que bloquearlo o disolverlo, pero también reflejos. Si el hechizo es demasiado potente, probablemente no se podrá desviar lo suficiente o hacerlo requerirá demasiada energía. (El coste orientativo indicado arriba es el que ofrecerán unos hechizos ofensivos de potencia moderada en términos de cosechado: se han obviado los más débiles porque normalmente ésos no suelen constituir una verdadera amenaza, y los que les sean lanzados con verdaderas intenciones de daño les costarán más) Si se desvía a demasiada poca distancia el coste será prácticamente el mismo que el de bloquearlo: si se hace a distancia cercana pero prudencial (la típica en duelos de magia) una unidad menos, si se tiene cuidado de poner distancia de unos cuantos metros llegará a dos unidades menos.
Lanzamiento a ojo. Conjuración rápida.
- Hechizo de impacto:
- -Hechizo de impacto: potente golpe mágico que actúa como una bola de demolición (***). Puede gradarse hacia abajo para actuar a modo de empujón de moderado (*) a potente (**).
Lanzamiento por disparo de alcance largo. Conjuración media.
- Levitación:
- -Levitación: un hechizo exigente mentalmente, cansa más de lo acostumbrado. Cuando una persona levita lo más normal es caminar sobre el aire; uno puede dejarse arrastrar simplemente por el hechizo sin moverse, pero la sensación de indefensión es mayor.
Lanzamiento a ojo. Conjuración rápida.- Brujos bajos: objetos ligeros (por ejemplo una manzana)(*) con poca práctica, un baúl (**) con práctica.
- Brujos altos: Un baúl con poca práctica, una persona (***) con práctica.
- Magos: Una persona con algo de práctica, objetos muy pesados (****)con mucha práctica.
Si el objeto que levantado es un puñado de botones (los cuales entran en la categoría de objeto ligero) contarían como un solo asterisco. Lo que cuesta más es la concentración necesaria para mantener tantos objetos distintos en el aire a la vez. - Brujos bajos: objetos ligeros (por ejemplo una manzana)(*) con poca práctica, un baúl (**) con práctica.
- Parálisis:
- -Parálisis (***): envuelve al objetivo en un aura azulada al lanzarlo. Sus efectos duran cerca de una hora si se aplica a una única persona. Inmoviliza por completo, y su coste aumenta proporcionalmente a lo voluminoso del objetivo.
Lanzamiento por disparo de alcance corto, por contacto o por área a varios objetivos. Conjuración media.
- Traspaso de energía:
- -Traspaso de energía: no un hechizo en sí, aunque necesita de un chispazo de magia para arrancar. No obstante la energía puede tomarse de alguien no mágico (los efectos se detallan en el post de Sistema de magia). El proceso es perceptible para ambas partes y puede gradarse a voluntad: no obstante si el traspaso de energía es excesivo por parte de la parte emisora y ésta se desmaya o pierde el conocimiento, el enlace entre ambas personas se rompe y el traspaso se interrumpe. Es el mecanismo de funcionamiento de muchos amuletos.
Lanzamiento por contacto. Conjuración muy rápida.
Notas:
-Este grimorio también contiene varios de los hechizos que también venían en el libro de cocina (corte, térmico...).
-También pueden aprender de él cómo anclar hechizos.
-A lo largo de los meses se irán traduciendo más hechizos y añadiéndolos a esta lista.
- Ver mensajes archivados:
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivación
Re: Torreón Sendar
07/08/23, 10:11 pm
El tirón le pilló por sorpresa. No tuvo más margen que el de soltar un gruñido que fue cortado tan pronto como las prisas del felino le obligaron a apoyarse en la pierna mala. Fue un acto reflejo, un intento de no darse de bruces con el suelo que le llevó, a cambio, a sufrir un estallido de dolor. El quejido fue imperceptible por la falta repentina de aire y la adrenalina alimentaba por todo el miedo acumulado sirvió para que en los siguientes pasos le diera tiempo a contener cualquier grito. Tanto fue así que el mareo se le convirtió en agua en ambos ojos y para cuando el felino le soltó a punto estuvo de trastabillar.
Tuvo que arrastrar una silla donde sentarse para reaprender a respirar y si bien sus ojos brillaban, no era precisamente de alivio. Apenas lograba contener unas lágrimas silenciosas, producto de un agobio que ahora se mezclaba con los tormentosos pinchazos que le dedicaba su cicatriz. Joder, la aflicción le había golpeado tan fuerte que todo el estupor se esfumaba por momentos. No era mejor razonar que todo aquello era tan real como lo había sido en su día su hogar.
Se frotó el rostro con el dorso de su brazo para llevarse consigo cualquier humedad que intentara escaparse y ante el caos venidero no pudo más que intentar poner su mejor cara. Connor y Colmillo dentro eran un alivio que se veía arrancado por los gritos del segundo acompañados con los de Damian. Entendía el estupor pero su cabeza latía con la misma intensidad que lo hacía su pierna y tratar de concentrarse en esa situación se le estaba haciendo una tarea complicada.
-Connor, por favor, no te alejes.
Le pidió sorprendido, en casi un ruego al ver como se dirigía al patio sin siquiera hablarles. Lo único que quería al menos era que estuvieran juntos. Colmillo respondió a Nohlem antes de que él encontrara las fuerzas para volver a hablar y Aniol bajó junto a Airi al poco, con tan mala cara como las que debían de tener ellos abajo. Su preocupación por el pequeño era igual de notoria que su culpa, pues si bien deseaba acercarse no encontraba ninguna palabra de consuelo que poder dedicarle. Tenía que intentar ordenar sus pensamientos, un mínimo en lo que era la maraña de hilos dispares que se revolvían en su interior.
La incertidumbre de sus compañeros, el miedo a sus pérdidas, el horror ante la criatura… El shock era demasiado intenso como para conseguir desenredar todo el barullo emocional. Solo podía engañarse temporalmente, crear otra cuerda que aún sin creerse fuera suficiente plausible como para que pudiera quedarse colgando de la misma. Se incorporó malamente aprovechando que estaban reunidos, y ante el primer desliz al caminar intento buscar un apoyo en Nohlem. Cohibido al sentirse una molestía le dedicó una torpe mirada mientras acomodaba su codo sobre el hombro del mismo, a esas alturas hasta rozar le estaba resultando agónico así que dejó que parte de su peso pudiera descansar sobre el pelirrojo.
Aborrecía sentirse necesitado, pero en esos momentos era una necesidad común, una que no le importaba compartir si así encontraban algún tipo de consuelo. Su mirada pasó fugazmente por ambos niños tratando de ver como se encontraban y luego se posó más detenidamente sobre Airi y Räg, las otras dos personas del grupo junto con Nohlem que más cabeza habían demostrado tener.
-Nadie va a salir. -Pauso momentáneamente para reajustar la pierna, intentando focalizarse en lo siguiente que podía decir para que su dolor no se expresara verbalmente. Estaba ignorando a la nueva por su propio bien, pues sinceramente si quería suicidarse no era el mejor día para que lo hiciera. -Tenemos que calmarnos… un poco… Ellos pueden correr, van armados y tienen a Kalna. No nos pongamos en las peores y, sea lo que sea ahora mismo no podemos hacer nada por ellos, tenemos que intentar centrarnos en nosotros mismos.
Sus propias palabras le pesaban, no es que confiara en ellas, es que o lo hacía o no iba a encontrar la motivación para seguir hablando. Su voz era la viva representación del esfuerzo interno que estaba haciendo para tratar de si no ser positivo, al menos buscar una realidad un poco edulcorada. Seguir el hilo le era difícil, por ello buscaba constantemente los rostros de sus compañeros, tratando de que sus penas le hicieran más efecto que sus propias dudas y sobre todo intentando aportar una mínima seguridad en la que poder construir una base de cimientos. Temblorosa, insegura, pero algo para no seguir cuesta abajo en una caída que parecía no tener fin.
>>Alguien debería de subir al tejado, intentar ver a donde huye el resto y de paso podernos informar sobre lo que sea que haga esa criatura… y si checheniak tiene razón. -Esto último lo dijo mirándole precisamente a él, con una voz un tanto rasgada en la que se entrevía una seriedad preocupante. -Tendríamos que subir armas al salón, alejarnos de las paredes. Sea lo que sea esa cosa no podemos simplemente esperar con los brazos cruzados a que aparezca. Nadie está solo, y mientras intentemos coordinarnos podemos buscar algo, una solución entre todos, lo que sea...
No, no se lo creía. Si esa cosa atravesaba el foso seguramente estaban muertos. Pero seguían siendo 10, si había suerte, por ínfima que fuera alguno podría sobrevivir. Tenía que agarrarse a esa idea, a que al menos protegieran a los niños hasta que no pudieran más, porque es que si no, no le quedaba nada más por lo que intentar luchar.
Tuvo que arrastrar una silla donde sentarse para reaprender a respirar y si bien sus ojos brillaban, no era precisamente de alivio. Apenas lograba contener unas lágrimas silenciosas, producto de un agobio que ahora se mezclaba con los tormentosos pinchazos que le dedicaba su cicatriz. Joder, la aflicción le había golpeado tan fuerte que todo el estupor se esfumaba por momentos. No era mejor razonar que todo aquello era tan real como lo había sido en su día su hogar.
Se frotó el rostro con el dorso de su brazo para llevarse consigo cualquier humedad que intentara escaparse y ante el caos venidero no pudo más que intentar poner su mejor cara. Connor y Colmillo dentro eran un alivio que se veía arrancado por los gritos del segundo acompañados con los de Damian. Entendía el estupor pero su cabeza latía con la misma intensidad que lo hacía su pierna y tratar de concentrarse en esa situación se le estaba haciendo una tarea complicada.
-Connor, por favor, no te alejes.
Le pidió sorprendido, en casi un ruego al ver como se dirigía al patio sin siquiera hablarles. Lo único que quería al menos era que estuvieran juntos. Colmillo respondió a Nohlem antes de que él encontrara las fuerzas para volver a hablar y Aniol bajó junto a Airi al poco, con tan mala cara como las que debían de tener ellos abajo. Su preocupación por el pequeño era igual de notoria que su culpa, pues si bien deseaba acercarse no encontraba ninguna palabra de consuelo que poder dedicarle. Tenía que intentar ordenar sus pensamientos, un mínimo en lo que era la maraña de hilos dispares que se revolvían en su interior.
La incertidumbre de sus compañeros, el miedo a sus pérdidas, el horror ante la criatura… El shock era demasiado intenso como para conseguir desenredar todo el barullo emocional. Solo podía engañarse temporalmente, crear otra cuerda que aún sin creerse fuera suficiente plausible como para que pudiera quedarse colgando de la misma. Se incorporó malamente aprovechando que estaban reunidos, y ante el primer desliz al caminar intento buscar un apoyo en Nohlem. Cohibido al sentirse una molestía le dedicó una torpe mirada mientras acomodaba su codo sobre el hombro del mismo, a esas alturas hasta rozar le estaba resultando agónico así que dejó que parte de su peso pudiera descansar sobre el pelirrojo.
Aborrecía sentirse necesitado, pero en esos momentos era una necesidad común, una que no le importaba compartir si así encontraban algún tipo de consuelo. Su mirada pasó fugazmente por ambos niños tratando de ver como se encontraban y luego se posó más detenidamente sobre Airi y Räg, las otras dos personas del grupo junto con Nohlem que más cabeza habían demostrado tener.
-Nadie va a salir. -Pauso momentáneamente para reajustar la pierna, intentando focalizarse en lo siguiente que podía decir para que su dolor no se expresara verbalmente. Estaba ignorando a la nueva por su propio bien, pues sinceramente si quería suicidarse no era el mejor día para que lo hiciera. -Tenemos que calmarnos… un poco… Ellos pueden correr, van armados y tienen a Kalna. No nos pongamos en las peores y, sea lo que sea ahora mismo no podemos hacer nada por ellos, tenemos que intentar centrarnos en nosotros mismos.
Sus propias palabras le pesaban, no es que confiara en ellas, es que o lo hacía o no iba a encontrar la motivación para seguir hablando. Su voz era la viva representación del esfuerzo interno que estaba haciendo para tratar de si no ser positivo, al menos buscar una realidad un poco edulcorada. Seguir el hilo le era difícil, por ello buscaba constantemente los rostros de sus compañeros, tratando de que sus penas le hicieran más efecto que sus propias dudas y sobre todo intentando aportar una mínima seguridad en la que poder construir una base de cimientos. Temblorosa, insegura, pero algo para no seguir cuesta abajo en una caída que parecía no tener fin.
>>Alguien debería de subir al tejado, intentar ver a donde huye el resto y de paso podernos informar sobre lo que sea que haga esa criatura… y si checheniak tiene razón. -Esto último lo dijo mirándole precisamente a él, con una voz un tanto rasgada en la que se entrevía una seriedad preocupante. -Tendríamos que subir armas al salón, alejarnos de las paredes. Sea lo que sea esa cosa no podemos simplemente esperar con los brazos cruzados a que aparezca. Nadie está solo, y mientras intentemos coordinarnos podemos buscar algo, una solución entre todos, lo que sea...
No, no se lo creía. Si esa cosa atravesaba el foso seguramente estaban muertos. Pero seguían siendo 10, si había suerte, por ínfima que fuera alguno podría sobrevivir. Tenía que agarrarse a esa idea, a que al menos protegieran a los niños hasta que no pudieran más, porque es que si no, no le quedaba nada más por lo que intentar luchar.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: Torreón Sendar
08/08/23, 06:01 pm
Observar la carrera de Connor y Checheniak sumó adrenalina a su cuerpo, a la que siguió el maravilloso pero efímero alivio de que lograran entrar. La imagen de esa cosa seguía manchando su consciencia, faltaban cuatro y las dudas quemaban en su garganta, primordialmente ¿por qué habían salido? De Serena más o menos lo entendía, pero, ¿los demás? Decir que se preocupaba por ellos era una verdad a medias. Lo hacía, sí, pero sus motivos eran puramente egoístas: no les conocía y quien sabe si llegaría a hacerlo nunca, pero bien advertía que a menos fueran más difícil se volvía todo. La única razón por la que quería una respuesta era por tener algo en lo que volcar sus frustraciones, pues de nada ayudaría aquel conocimiento a reparar el daño.
Y de mano de Checheniak lo supo. Ojalá no haberlo hecho. Había estado esforzándose en evadir el pensamiento, en no darle nombre a sabiendas de que, por superticiones varmanas, eso solo lo haría más fuerte, como mínimo maquillarlo delante de los niños, pero ahí estaba: monstruo, fantasma, la mismísima muerte, como quisieran llamarle. Puesto el título censuró todo lo demás. Ni siquiera pudo recrearse en culpar a Serena, Kalna, Rick o Abel, solo se quedó quieto en el sitio, tan sobrestimulado que sus oídos vibraban como bajo las secuelas de una explosión. A sus ojos completamente dilatados los nublaba una visión de túnel carente de futuro. La luz era tan fuerte que las caras se volvían formas. Bajo los efectos del pánico la propuesta de la nueva se convirtió en delirio. No le importaba la seguridad con la que se pronunciase, ni la lógica, la magia o los remedios milagrosos, su instinto pedía a gritos que la puerta NO se abriera. Por muy poco que eso cambiase su destino, por todos los Santos, él no firmaría su sentencia. El contacto de Ethan rompió una de las mil burbujas que le encerraban. Le miró con difícultad, pues enfocar se había vuelto antinatural y se dejó usar de bastón tan confuso como estaba. ¿Se había hecho daño? ¿Cuándo? ¿Tenía una espina o…? Era cojo, claro. Él le había hecho correr. ¿Por qué se sentía tan mal por eso?
—Lo siento —musitó con unos segundos de retardo tras ver la mueca y su forma de no apoyar la pierna. No tenía sentido alguno que pidiera perdón, le había salvado arrastrándole dentro, pero ahora mismo Nohlem no pensaba con claridad. Se había hecho daño por su culpa, y quien presiente la muerte cerca quiere marcharse con la consciencia tranquila. Muy lejos quedaba la inquina y los celos por su carácter heróico. ¿Cuántas disculpas incluía aquel “lo siento” y para cuanta gente?
Por una vez Ethan no se estaba sacrificando tal como quería hacer la recién llegada. En una situación tan desesperada creer a la nueva era tentador, por eso el varmano agradeció una negativa razonable como la suya. Sus porqués estaban guiados por un miedo irracional que no habría sido capaz de defender más que con un “no se baja el puente porque no quiero”, ahora que, igual que el chico había reforzaba una muralla, ese exceso de lógica fue lo que terminó por derrumbar su triste castillo de naipes.
“Tenemos que alejarnos de las paredes”. Claro. Era un fantasma, las atravesaba. Lo había oído perfectamente cuando Checheniak lo había dicho, pero se había negado a pensarlo. Ahí estaba una segunda vez, inevitable. Daba igual que se escondieran, el torreón era su propia trampa. ¿Qué iban a hacer ellos contra eso? Nada. Absolutamente nada. Esperar. Esperar con todo su corazón que aquella criatura se saciara con los de fuera y no se diera la vuelta. En aquel pensamiento no había maldad, sino puro desespero. Simple desespero.
El picor previo al llanto amenazó con llenar sus ojos de lágrimas y supo que en cuanto se despistase y abriese la vereda el torrente sería imparable. Había estado preocupado por aguantar un año, ahora dudaba en llegar a ver el tercer día. "Tres días". Se mordió el labio, o más bien lo pellizcó hasta que dolió. El nudo en su garganta era tan asfixiante que, sumado a sus patéticos intentos de que no se notase que estaba hiperventilando, Nohlem era físicamente incapaz de articular palabra. "No quiero morirme..." hasta sus pensamientos sonaban rotos.
—Deberíamos… —Santos, ¿esa era su voz? Tomó aire y miró al suelo. No podía ver a los niños, ni a Airi, ni a Rag ni a nadie. Su miedo era un reflejo del suyo—. Deberíamos subir. A los cuartos, todos. Si puede entrar… —algo se quebró dentro suya al decirlo. Ya está. Era una realidad—. Si puede entrar arriba deberíamos estar mejor resguardados. Y al menos le costará encontrarnos…
Ya está. Hasta ahí llegaba. Tenía los ojos vidriosos y los nudillos pálidos, un paso en falso y estallaba.
>>Te puedo ayudar a subir. Y luego… luego bajo a por las armas —continuó los resquicios para Ethan, en voz algo más baja no por gusto, sino por necesidad—. Te ayudo, ¿vale?
No era una confirmación, era un por favor.
El deseo de volver a casa le quedaba tan grande ahora mismo que se conformaba con vivir un poco más, lo justo para que la muerte le pillase calmado. De haber tenido hueco para un pensamiento más se habría sentido hipócrita por la parafernalia que le había soltado a Damian y Aniol momentos atrás: ¿volver a ser un niño? No había dejado de serlo. Solo era un chaval en una muy reciente mayoría de edad que añoraba más que nunca la protección de sus padres. Toda una vida acostumbrado a pedir grandes cosas para que todo lo que quisiese en ese instante fuera tener a un adulto cerca. Uno de verdad. Él no podía seguir fingiendo ser uno.
Y de mano de Checheniak lo supo. Ojalá no haberlo hecho. Había estado esforzándose en evadir el pensamiento, en no darle nombre a sabiendas de que, por superticiones varmanas, eso solo lo haría más fuerte, como mínimo maquillarlo delante de los niños, pero ahí estaba: monstruo, fantasma, la mismísima muerte, como quisieran llamarle. Puesto el título censuró todo lo demás. Ni siquiera pudo recrearse en culpar a Serena, Kalna, Rick o Abel, solo se quedó quieto en el sitio, tan sobrestimulado que sus oídos vibraban como bajo las secuelas de una explosión. A sus ojos completamente dilatados los nublaba una visión de túnel carente de futuro. La luz era tan fuerte que las caras se volvían formas. Bajo los efectos del pánico la propuesta de la nueva se convirtió en delirio. No le importaba la seguridad con la que se pronunciase, ni la lógica, la magia o los remedios milagrosos, su instinto pedía a gritos que la puerta NO se abriera. Por muy poco que eso cambiase su destino, por todos los Santos, él no firmaría su sentencia. El contacto de Ethan rompió una de las mil burbujas que le encerraban. Le miró con difícultad, pues enfocar se había vuelto antinatural y se dejó usar de bastón tan confuso como estaba. ¿Se había hecho daño? ¿Cuándo? ¿Tenía una espina o…? Era cojo, claro. Él le había hecho correr. ¿Por qué se sentía tan mal por eso?
—Lo siento —musitó con unos segundos de retardo tras ver la mueca y su forma de no apoyar la pierna. No tenía sentido alguno que pidiera perdón, le había salvado arrastrándole dentro, pero ahora mismo Nohlem no pensaba con claridad. Se había hecho daño por su culpa, y quien presiente la muerte cerca quiere marcharse con la consciencia tranquila. Muy lejos quedaba la inquina y los celos por su carácter heróico. ¿Cuántas disculpas incluía aquel “lo siento” y para cuanta gente?
Por una vez Ethan no se estaba sacrificando tal como quería hacer la recién llegada. En una situación tan desesperada creer a la nueva era tentador, por eso el varmano agradeció una negativa razonable como la suya. Sus porqués estaban guiados por un miedo irracional que no habría sido capaz de defender más que con un “no se baja el puente porque no quiero”, ahora que, igual que el chico había reforzaba una muralla, ese exceso de lógica fue lo que terminó por derrumbar su triste castillo de naipes.
“Tenemos que alejarnos de las paredes”. Claro. Era un fantasma, las atravesaba. Lo había oído perfectamente cuando Checheniak lo había dicho, pero se había negado a pensarlo. Ahí estaba una segunda vez, inevitable. Daba igual que se escondieran, el torreón era su propia trampa. ¿Qué iban a hacer ellos contra eso? Nada. Absolutamente nada. Esperar. Esperar con todo su corazón que aquella criatura se saciara con los de fuera y no se diera la vuelta. En aquel pensamiento no había maldad, sino puro desespero. Simple desespero.
El picor previo al llanto amenazó con llenar sus ojos de lágrimas y supo que en cuanto se despistase y abriese la vereda el torrente sería imparable. Había estado preocupado por aguantar un año, ahora dudaba en llegar a ver el tercer día. "Tres días". Se mordió el labio, o más bien lo pellizcó hasta que dolió. El nudo en su garganta era tan asfixiante que, sumado a sus patéticos intentos de que no se notase que estaba hiperventilando, Nohlem era físicamente incapaz de articular palabra. "No quiero morirme..." hasta sus pensamientos sonaban rotos.
—Deberíamos… —Santos, ¿esa era su voz? Tomó aire y miró al suelo. No podía ver a los niños, ni a Airi, ni a Rag ni a nadie. Su miedo era un reflejo del suyo—. Deberíamos subir. A los cuartos, todos. Si puede entrar… —algo se quebró dentro suya al decirlo. Ya está. Era una realidad—. Si puede entrar arriba deberíamos estar mejor resguardados. Y al menos le costará encontrarnos…
Ya está. Hasta ahí llegaba. Tenía los ojos vidriosos y los nudillos pálidos, un paso en falso y estallaba.
>>Te puedo ayudar a subir. Y luego… luego bajo a por las armas —continuó los resquicios para Ethan, en voz algo más baja no por gusto, sino por necesidad—. Te ayudo, ¿vale?
No era una confirmación, era un por favor.
El deseo de volver a casa le quedaba tan grande ahora mismo que se conformaba con vivir un poco más, lo justo para que la muerte le pillase calmado. De haber tenido hueco para un pensamiento más se habría sentido hipócrita por la parafernalia que le había soltado a Damian y Aniol momentos atrás: ¿volver a ser un niño? No había dejado de serlo. Solo era un chaval en una muy reciente mayoría de edad que añoraba más que nunca la protección de sus padres. Toda una vida acostumbrado a pedir grandes cosas para que todo lo que quisiese en ese instante fuera tener a un adulto cerca. Uno de verdad. Él no podía seguir fingiendo ser uno.
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad
Re: Torreón Sendar
08/08/23, 10:43 pm
¡LO HE VISTO COÑO, LO HE VISTO! ¡NO ME LO RECUERDES! —contestó al vittya con sus manos enterradas en su cabello, angustiado como poco se veía en él. ¿Que cojones estaba pasando? Escuchó al perro concentradísimo, apretando los labios y asintiendo cada segundo, con cada dato. Quería enterarse, y vaya sorpresa, era la tonta de la pelirroja esta vez poniendo en peligro a todos—. ¡¿Que se ha llevado una putísima cesta?! ¡¡¿SIN PERMISO?!! ¡Mierda, ahora el resto está fuera con esa cosa por culpa de-! ¡¿Qué pasa?!
Había algo raro. Damian detectó en parte que Seseniac cayó en algo que salió de su hocico. No era una buena noticia, no, no, ni por asomo. El italiano palideció, cayendo sobre sus posaderas.
—¡¿QUÉ?!
Su grito resonó por el lugar, agudo por un gallo nervioso que le salió sin querer. ¿Como que atravesaba paredes? ¿Un puto espíritu viene a su casa, como las historias de terror de Luciano? Se giró a una de las paredes, y luego a otra, y luego a otra, no quería dejar ninguna sin vigilar mientras se incorporaba desde el suelo. Tenia en el pecho ese terror de ver de nuevo en cualquier momento a aquella cosa salir por algún sitio. Sin embargo lo peor de todo no era eso, había perdido por completo esa sensación de seguridad “dentro de casa”, se había desmoronado, destruido, venido abajo.
En mitad del caos, la nueva niña que estaba apoyada en Rag se levantó. No se enteró de nada de la conversación anterior pero cuando ella dijo que bajasen el puente, que ella enfrentaría a ese monstruo… ¿Sabe magia esa desconocida, como Akeyo? No, era imposible que pudiese salir eso de una chica tan endeble como para hacer nada y no podía creer apenas en lo que ella decía. ¿Cómo va a destruir nada? Rag le preguntó y Damian no sabía que hacer. ¿Creer? ¿No creer en ella?
Chasqueó la lengua, impaciente, angustiado y asustado sobre todo. En cualquier momento ese ser podría abalanzarse sobre él, sobre todos. ¿Que podía hacer, escuchar a la desconocida? ¿Y si era ella la que atrajo al bicho y no Serena? Dijo que sabía magia, ¿pero sabía magia chunga?
Se sintió muy aliviado cuando Ethan habló, pidiendo calma y poniéndose en positivo. Realmente lo necesitaba para salir un poco de ese trance, en el fondo estaba muy preocupado por los de fuera, aunque fuese la gilipollas de la pelirroja. Solo quería decirle las verdades y ya, no desear su muerte. Miró al asiático, esperando lo que sea que dijese para tomar iniciativa. Necesitaban movilizarse estando tan jodidos y en cuanto el asiático mencionase las armas de abajo, Damian lo tuvo clarisimo.
—¡VALE, VALE JODER, YO BAJO A POR ALGO PARA DEFENDERME Y-Y PARA VOSOTROS! ¡NO TARDO! —se negaba, se negaba por completo estar desarmado de nuevo como en la incursión de hace unos minutos. Empezó la carrera hacia la planta baja, sabía mas o menos donde estaba, y durante el camino llamó la atención a Aniol y, por ende, a Tawar—. ¡TE DARÉ ALGO, A LOS DOS, NO SE, SUBID COJONES!
Sin pararse a escuchar a nadie fue, cabezota y con ansias de ayudar, a la armería del sótano. Cuando bajó, respiró muy fuerte, jadeando mas de la ansiedad que del cansancio. Se quedó mirando a todos aquellos instrumentos con o carentes de filo, mirando como hacer para subir armas para todos. Ni siquiera estaba seguro de poder cargar con una siquiera. Alcanzó a ver una daga algo oxidada con guardilla y cinturón, y un cuchillo un poco corto, por lo pronto iría con uno en cada mano para él y para Aniol, no sabía como ponerse el cinturón de mierda. Tardaría un poco en mirar si podía con más cosas para el resto. ¿Qué mierda usará Tawar para defenderse? Curiosamente echaba de menos la compañía de Kalna, por como llevaba la espada por todos lados parecía entender de esto de los filos.
—Me cago en la puta, me cago en la puta, me cago en la puta , me cago en la puta , me cago en la puta...
Seguía indeciso, no quería presentarse solo con dos cuchillitos arriba.
Había algo raro. Damian detectó en parte que Seseniac cayó en algo que salió de su hocico. No era una buena noticia, no, no, ni por asomo. El italiano palideció, cayendo sobre sus posaderas.
—¡¿QUÉ?!
Su grito resonó por el lugar, agudo por un gallo nervioso que le salió sin querer. ¿Como que atravesaba paredes? ¿Un puto espíritu viene a su casa, como las historias de terror de Luciano? Se giró a una de las paredes, y luego a otra, y luego a otra, no quería dejar ninguna sin vigilar mientras se incorporaba desde el suelo. Tenia en el pecho ese terror de ver de nuevo en cualquier momento a aquella cosa salir por algún sitio. Sin embargo lo peor de todo no era eso, había perdido por completo esa sensación de seguridad “dentro de casa”, se había desmoronado, destruido, venido abajo.
En mitad del caos, la nueva niña que estaba apoyada en Rag se levantó. No se enteró de nada de la conversación anterior pero cuando ella dijo que bajasen el puente, que ella enfrentaría a ese monstruo… ¿Sabe magia esa desconocida, como Akeyo? No, era imposible que pudiese salir eso de una chica tan endeble como para hacer nada y no podía creer apenas en lo que ella decía. ¿Cómo va a destruir nada? Rag le preguntó y Damian no sabía que hacer. ¿Creer? ¿No creer en ella?
Chasqueó la lengua, impaciente, angustiado y asustado sobre todo. En cualquier momento ese ser podría abalanzarse sobre él, sobre todos. ¿Que podía hacer, escuchar a la desconocida? ¿Y si era ella la que atrajo al bicho y no Serena? Dijo que sabía magia, ¿pero sabía magia chunga?
Se sintió muy aliviado cuando Ethan habló, pidiendo calma y poniéndose en positivo. Realmente lo necesitaba para salir un poco de ese trance, en el fondo estaba muy preocupado por los de fuera, aunque fuese la gilipollas de la pelirroja. Solo quería decirle las verdades y ya, no desear su muerte. Miró al asiático, esperando lo que sea que dijese para tomar iniciativa. Necesitaban movilizarse estando tan jodidos y en cuanto el asiático mencionase las armas de abajo, Damian lo tuvo clarisimo.
—¡VALE, VALE JODER, YO BAJO A POR ALGO PARA DEFENDERME Y-Y PARA VOSOTROS! ¡NO TARDO! —se negaba, se negaba por completo estar desarmado de nuevo como en la incursión de hace unos minutos. Empezó la carrera hacia la planta baja, sabía mas o menos donde estaba, y durante el camino llamó la atención a Aniol y, por ende, a Tawar—. ¡TE DARÉ ALGO, A LOS DOS, NO SE, SUBID COJONES!
Sin pararse a escuchar a nadie fue, cabezota y con ansias de ayudar, a la armería del sótano. Cuando bajó, respiró muy fuerte, jadeando mas de la ansiedad que del cansancio. Se quedó mirando a todos aquellos instrumentos con o carentes de filo, mirando como hacer para subir armas para todos. Ni siquiera estaba seguro de poder cargar con una siquiera. Alcanzó a ver una daga algo oxidada con guardilla y cinturón, y un cuchillo un poco corto, por lo pronto iría con uno en cada mano para él y para Aniol, no sabía como ponerse el cinturón de mierda. Tardaría un poco en mirar si podía con más cosas para el resto. ¿Qué mierda usará Tawar para defenderse? Curiosamente echaba de menos la compañía de Kalna, por como llevaba la espada por todos lados parecía entender de esto de los filos.
—Me cago en la puta, me cago en la puta, me cago en la puta , me cago en la puta , me cago en la puta...
Seguía indeciso, no quería presentarse solo con dos cuchillitos arriba.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Re: Torreón Sendar
09/08/23, 12:42 am
Le repobladore apenas fue consciente de que alguien le recogía del suelo, apenas notó el cambio en la gravedad. No se movía un ápice, más allá de la respiración agitada que por su propia naturaleza le asustaba más ya que delataba su posición. No podía pensar. Solo veía a ese horripilante ser, la Criatura, aparecer detrás de sus compañeres y seguirles. Les veía desapareciendo bajo el manto de oscuridad de aquella cosa. Veía mil y un finales para sus amigues, para sus Gigantes, su tribu, y elle misme... sin ver, pues le dolían los ojos de apretar los párpados.
Le llegaba de lejos el retumbar de las pisadas, reconoció la escalera y supo que bajaban. Las voces y los gritos que fue captando le hicieron encogerse sobre sí misme, y acabó acurrucade sin saberlo en manos de Aniol. No conseguía entender lo que decían, pero no hacía falta. No creía que pudieran defenderse de algo así. No creía en sus armas. No creía en... nada de lo que estaba escuchando, cada vez con más claridad. Y con esa misma claridad, vio que todo eso era irrelevante para elle. Estaban haciendo demasiado ruido. Lo único, lo único realmente importante en esos momentos era desaparecer. Y así, empezó a recitar lo que se convertiría en un mantra en voz baja que escucharían quienes tuviera más cerca.
—La Criatura, la Criatura... Nos va a oír, nos va a ver, tenemos que desaparecer, no podemos hacer más...
No lo dijo en voz alta todo lo que pensaba. Era incapaz. Debían hacerse lo más chiquites posible, lo más invisibles que pudieran... o el depredador daría con elles. Suficiente miedo daba formularlo en su mente, como para ser capaz de enunciarlo en alto.
Le llegaba de lejos el retumbar de las pisadas, reconoció la escalera y supo que bajaban. Las voces y los gritos que fue captando le hicieron encogerse sobre sí misme, y acabó acurrucade sin saberlo en manos de Aniol. No conseguía entender lo que decían, pero no hacía falta. No creía que pudieran defenderse de algo así. No creía en sus armas. No creía en... nada de lo que estaba escuchando, cada vez con más claridad. Y con esa misma claridad, vio que todo eso era irrelevante para elle. Estaban haciendo demasiado ruido. Lo único, lo único realmente importante en esos momentos era desaparecer. Y así, empezó a recitar lo que se convertiría en un mantra en voz baja que escucharían quienes tuviera más cerca.
—La Criatura, la Criatura... Nos va a oír, nos va a ver, tenemos que desaparecer, no podemos hacer más...
No lo dijo en voz alta todo lo que pensaba. Era incapaz. Debían hacerse lo más chiquites posible, lo más invisibles que pudieran... o el depredador daría con elles. Suficiente miedo daba formularlo en su mente, como para ser capaz de enunciarlo en alto.
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Re: Torreón Sendar
11/08/23, 05:40 pm
La suave voz de Aniol despertó un poco a Colmillo de su pánico, dándose cuenta que quizás haber dicho palabras tan crudas delante de los niños no había sido lo mejor. "¿Pero no es mejor que sepan a lo que nos enfrentamos? ¿De qué sirve esconderles la verdad? Si la cosa esa quiere venir a por nosotros no habrá lugar en el que esconderse" pensó aferrándose a la línea de histeria que le mantenía alerta y fuera del shock.
El miedo se propagó con rapidez por el grupo y el hecho de que Connor confirmara lo que Colmillo aparentemente no había soñado, que el monstruo podía atravesar paredes, solo consiguió las palabras de la chica nueva le pusieran furioso. ¿Ella había traído al monstruo hasta aquí? ¿Les había tendido una trampa? Por un momento, Szczenyak se quedó mirando a la pobre chica pensando en que sí, abriría el puente como ella había pedido y la dejaría salir para que se comiera el problema ella solita, pero sus orejas cayeron al momento siguiente. A penas había sido capaz de mantenerse despierta y aferrada a un mendrugo de pan en el poco tiempo que llevaba con ellos. ¿Cómo creía que iba a ser capaz de hacer nada y mucho menos salir del torreón si habían tenido que ser ellos los que la metieran?
-Deliras -murmuró en su dirección pero más para sí mismo, intentando convencerse de que no habían dejado entrar el peligro alegremente en casa en forma de traidora, pero con la palabra cargada de la ira surgida de creer que así había sido.
Queriendo no prestarle mucha atención a las locuras de la nueva, Colmillo decidió escuchar más atentamente las palabras de Ethan y su llamamiento a la calma, lo cual le hizo sorprenderse bastante. ¿Cómo podía? ¿Cómo era capaz de parecer tan tranquilo en una ocasión así? Su postura segura no engañaba al vittya sobre su dolor, que Szczenyak dedujo que era por la herida crónica de la que había hablado al día siguiente, pero la seriedad de sus palabras casi le hizo olvidar el miedo para poder centrarse en el plan de supervivencia.
-Sí, podemos usar los muebles para bloquear las puertas -dijo decidido, pero a la vez poco convencido de que eso fuera a ayudar en algo-. A los cuartos mejor, sí -añadió tras Nohlem ya a medio camino de la comida olvidada en la mesa debido a la avalancha de acontecimientos al ver que las armas parecía que iban a estar cubiertas-. Deberíamos... Deberíamos subir la comida además de las armas. No sabemos cuándo podremos volver a bajar. Y un cubo de agua, al menos. Aunque dos mejor -iba diciendo mientras recogía una cesta en cada mano.
El zawodny había puesto el piloto automática al momento, intentando que la ira, la histeria y el miedo no le dominaran de nuevo. Si tenían alguna posibilidad de sobrevivir, por mínima que esta fuera, al menos debía intentarlo, ser útil de alguna manera, y no limitarse a ser solo una bolita de angustia y desesperación en el suelo, a pesar de que era precisamente lo que quería ser con todas sus fuerzas.
Szczenyak sabía que, incluso antes que reunir la comida, el agua y las armas, era prioritario que, como había dicho Ethan, alguien subiera al tejado para verificar la situación tanto del monstruo como de sus compañeros huidos, pero el vittya tenía unos límites y en este momento volver a ver esa criatura por su propia voluntad era uno de ello.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Torreón Sendar
12/08/23, 01:26 pm
Airi no se sentía preparada para afrontar una situación como aquella. Solo fue capaz de aferrarse a Aniol y Tawar buscando consuelo mutuo mientras otros debatían qué hacer a continuación. En su desesperación e ignorancia no veía nada que aportar, salvo observaciones plagadas de negatividad que era mejor guardarse. Esperaba que Szczenyak se equivocase con lo que había visto, porque si aquella calamidad atravesaba paredes también atravesaría techos… y armas. Aunque tal vez tampoco les podía hacer daño por lo mismo. Su mente iba a demasiada velocidad analizando algo de lo que prácticamente no tenía información. El miedo a lo desconocido se apoderó de elle durante demasiado tiempo por eso mismo.
«Alguien debería quedarse cerca del mecanismo del portal por si vuelven los de fuera…» pensó, pero no llegó a decirlo en voz alta. ¿Quién quería quedarse? Solo, además. Tenía demasiado miedo, pero más por los que podría estar pasando en el exterior. Su imaginación estaba logrando ponerle el estómago del revés.
Nadie hizo caso a las palabras de Aria, lo que viniendo de los humanos era como una confirmación de que la chica no podía salvarlos de nada. Y, aunque el monstruo hubiese llegado a ellos por perseguirla, no cambiaba nada; solo podían tratar de salir de esa todos juntos. Airi no se oponía a los planes que se estaban haciendo, por lo que cogió un balde de agua en una mano y le tendió la otra a Aniol para que subiese con elle.
—Estoy de acuerdo con escondernos arriba por si así no nos ve, pero creo que es mejor que no hagamos ninguna barricada. Solo nos estorbaría para bajar el puente rápido si vuelven los demás… —opinó con voz queda.
Subieron a la habitación de la planta superior que daba a la zona donde habían visto a sus compañeros por última vez. Airi no se atrevió a mirar por la ventana de inmediato. La tronera solo permitía que se asomase una persona de cada vez, y una parte grande de elle tenía demasiado miedo de lo que pudiese ver al otro lado.
Aria no tuvo los mismos reparos porque quiso ver con sus propios ojos lo que había allí fuera. Como había necesitado ayuda para subir las escaleras Airi pensó que la humana había perdido fuerza en las piernas después de descubrir qué les acechaba, pero loque ocurrió en realidad fue que perdió el conocimiento. Por suerte no llegó a golpearse la cabeza demasiado fuerte al deslizarse por la pared.
—¡Ay, no! —le sanaí se acercó a ella y trató de incorporarla, pero no podía moverla sin ayuda—. Deberíamos ponerla en una cama…
Le quedaba claro ahora que las intenciones de Aria antes habían sido pura palabrería.
«Alguien debería quedarse cerca del mecanismo del portal por si vuelven los de fuera…» pensó, pero no llegó a decirlo en voz alta. ¿Quién quería quedarse? Solo, además. Tenía demasiado miedo, pero más por los que podría estar pasando en el exterior. Su imaginación estaba logrando ponerle el estómago del revés.
Nadie hizo caso a las palabras de Aria, lo que viniendo de los humanos era como una confirmación de que la chica no podía salvarlos de nada. Y, aunque el monstruo hubiese llegado a ellos por perseguirla, no cambiaba nada; solo podían tratar de salir de esa todos juntos. Airi no se oponía a los planes que se estaban haciendo, por lo que cogió un balde de agua en una mano y le tendió la otra a Aniol para que subiese con elle.
—Estoy de acuerdo con escondernos arriba por si así no nos ve, pero creo que es mejor que no hagamos ninguna barricada. Solo nos estorbaría para bajar el puente rápido si vuelven los demás… —opinó con voz queda.
Subieron a la habitación de la planta superior que daba a la zona donde habían visto a sus compañeros por última vez. Airi no se atrevió a mirar por la ventana de inmediato. La tronera solo permitía que se asomase una persona de cada vez, y una parte grande de elle tenía demasiado miedo de lo que pudiese ver al otro lado.
Aria no tuvo los mismos reparos porque quiso ver con sus propios ojos lo que había allí fuera. Como había necesitado ayuda para subir las escaleras Airi pensó que la humana había perdido fuerza en las piernas después de descubrir qué les acechaba, pero loque ocurrió en realidad fue que perdió el conocimiento. Por suerte no llegó a golpearse la cabeza demasiado fuerte al deslizarse por la pared.
—¡Ay, no! —le sanaí se acercó a ella y trató de incorporarla, pero no podía moverla sin ayuda—. Deberíamos ponerla en una cama…
Le quedaba claro ahora que las intenciones de Aria antes habían sido pura palabrería.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Sendar
12/08/23, 02:51 pm
Admiraba de verdad a quienes eran capaces de mantenerse haciendo planes en una situación como aquella de la que el mjörní no veía salida ninguna más allá de la suerte, y a pesar de que veía problemas con lo que se estaba sugiriendo, probablemente habría seguido en silencio lo que decidiesen hacer los demás. Sus pensamientos iban muy en la misma línea que Tawar, y los gritos de Damian empezaban a parecer lejanos e irreales. Fue la verbalización por parte de le sanaí de algunos de sus propios pensamientos lo que le hizo hablar, finalmente.
—Yo… estoy de acuerdo con Airi. Si puede atravesar paredes no deberíamos invertir energía en hacer una barricada… Subir sí será lo mejor… Quizás levitar no pueda y no le sería tan… fácil —apenas había musitado lo último.
Se ofreció para subir los cubos de agua. No estaba nada seguro de si les iban a servir de las armas contra aquella criatura. Mientras prepraba el agua se preguntó si tal vez debería bajar en busca de un jō, aunque solo fuese por si acaso pero… una vez más no creía ser capaz de enfrentarse a la visión de una armería repleta de herramientas letales como le habían descrito.
Respecto a la comida… no había dicho nada porque tenía el estómago completamente cerrado. Sabía que necesitaban comer, pero no se veía capaz de hacerlo, mucho menos con cuatro personas ahí fuera a las que no podían ayudar. Mecánicamente había subido un cubo a la planta en la que los más resolutivos decidieron quedarse y se encontraba bajando en busca de otro cuando se cruzó con Airi y Aria. La humana parecía haber desistido en su intento por salir, aunque probablemente más debido a su estado que otra cosa. De hecho, estaba teniendo tantas dificultades para subir los escalones que el mjörní pospuso el ir en busca de otro cubo para ayudarla, ya que Airi también estaba teniendo sus propias dificultades. Le vino en ese momento el recuerdo de la conversación a medias que habían mantenido aquella mañana, cuando le vio cojear. Quería preguntarle acerca de eso, pero tal vez no era el mejor momento.
A pesar de que él no tenía apenas heridas, volvió a notar todo el entumecimiento y dolor muscular acumulado desde que se había despertado en aquel cuarto destartalado mientras le hacía de apoyo a la chica, quien tenía una envergadura mayor que la suya propia. Por suerte, Connor apareció poco después y con su ayuda, Rägjynn seguía ayudando por sentirse obligado a ello más que porque el enorme humano necesitase a nadie más para cargar con Aria. Llegaron finalmente al cuarto, y en ese momento ocurrió lo que parecía que iba a suceder desde que la vieron a través de las ventanas: se desplomó.
—Sí… —respondió a la sugerencia de Airi y miró hacia Connor para confirmar que estaba de acuerdo en que la subiesen a una cama.
Una vez a salvo sobre un camastro, lo primero sería comprobar si la humana tenía fiebre y, en tal caso, preparar algún trapo húmedo para ponérselo en la frente. Al menos aquel sustituto del hechizo térmico para ese caso concreto sí lo conocía. Por ello, una vez la humana estuviese tumbada en una cama volvería a por el segundo cubo, subiendo también algunos trapos que aún quedasen limpios. En su cabeza, mientras llevaba a cabo aquellas simples tareas, recordó la sugerencia de Ethan sobre subir al tejado para comprobar si volvían sus compañeros y el mjörní se sintió muy tentado de ofrecerse voluntario para ello una vez terminase lo que estaba haciendo. La advertencia de Connor que se había asomado a mirar por una ventana le hizo desistir por el momento, pero una vez Aria estuviese bien atendida se asomaría de vez en cuando a una ventana para saber si en algún momento podría subir a la azotea.
—Yo… estoy de acuerdo con Airi. Si puede atravesar paredes no deberíamos invertir energía en hacer una barricada… Subir sí será lo mejor… Quizás levitar no pueda y no le sería tan… fácil —apenas había musitado lo último.
Se ofreció para subir los cubos de agua. No estaba nada seguro de si les iban a servir de las armas contra aquella criatura. Mientras prepraba el agua se preguntó si tal vez debería bajar en busca de un jō, aunque solo fuese por si acaso pero… una vez más no creía ser capaz de enfrentarse a la visión de una armería repleta de herramientas letales como le habían descrito.
Respecto a la comida… no había dicho nada porque tenía el estómago completamente cerrado. Sabía que necesitaban comer, pero no se veía capaz de hacerlo, mucho menos con cuatro personas ahí fuera a las que no podían ayudar. Mecánicamente había subido un cubo a la planta en la que los más resolutivos decidieron quedarse y se encontraba bajando en busca de otro cuando se cruzó con Airi y Aria. La humana parecía haber desistido en su intento por salir, aunque probablemente más debido a su estado que otra cosa. De hecho, estaba teniendo tantas dificultades para subir los escalones que el mjörní pospuso el ir en busca de otro cubo para ayudarla, ya que Airi también estaba teniendo sus propias dificultades. Le vino en ese momento el recuerdo de la conversación a medias que habían mantenido aquella mañana, cuando le vio cojear. Quería preguntarle acerca de eso, pero tal vez no era el mejor momento.
A pesar de que él no tenía apenas heridas, volvió a notar todo el entumecimiento y dolor muscular acumulado desde que se había despertado en aquel cuarto destartalado mientras le hacía de apoyo a la chica, quien tenía una envergadura mayor que la suya propia. Por suerte, Connor apareció poco después y con su ayuda, Rägjynn seguía ayudando por sentirse obligado a ello más que porque el enorme humano necesitase a nadie más para cargar con Aria. Llegaron finalmente al cuarto, y en ese momento ocurrió lo que parecía que iba a suceder desde que la vieron a través de las ventanas: se desplomó.
—Sí… —respondió a la sugerencia de Airi y miró hacia Connor para confirmar que estaba de acuerdo en que la subiesen a una cama.
Una vez a salvo sobre un camastro, lo primero sería comprobar si la humana tenía fiebre y, en tal caso, preparar algún trapo húmedo para ponérselo en la frente. Al menos aquel sustituto del hechizo térmico para ese caso concreto sí lo conocía. Por ello, una vez la humana estuviese tumbada en una cama volvería a por el segundo cubo, subiendo también algunos trapos que aún quedasen limpios. En su cabeza, mientras llevaba a cabo aquellas simples tareas, recordó la sugerencia de Ethan sobre subir al tejado para comprobar si volvían sus compañeros y el mjörní se sintió muy tentado de ofrecerse voluntario para ello una vez terminase lo que estaba haciendo. La advertencia de Connor que se había asomado a mirar por una ventana le hizo desistir por el momento, pero una vez Aria estuviese bien atendida se asomaría de vez en cuando a una ventana para saber si en algún momento podría subir a la azotea.
- Seth
Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mentalPersonajes :
● Devoss: Humano (Países Bajos) Licántropo Tigre
● Maila: Humana (Hawaii) Bruja de la Arena
●Connor: Humano (Canadá)
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Sufre episodios de insomnio. Tendrá episodios de vértigo postural, más frecuentes al levantarse tras dormir, que pueden durar desde minutos a varias horas.
Re: Torreón Sendar
12/08/23, 04:25 pm
Connor se encontraba atrapado en sus propios pensamientos mientras escuchaba a sus compañeros hablar sobre lo ocurrido. A pesar de que parecía un esfuerzo inútil seguía intentando calmar su respiración y el latir frenético de su corazón. Su mano derecha seguía temblando, una señal inequívoca del terror que se había apoderado de su cuerpo como si de un veneno se tratara. No tardó en escuchar la voz de Ethan que le pedía que volviera adentro, en un tono que casi parecía una especie de ruego.
-Si, joder... Ya... ya voy...- Lograría articular, a la vez que dejaba de apoyarse en el pozo y se giraba. ¿Qué cojones le estaba pasando? Nunca había sentido tanto miedo en su vida, y eso que había vivido muchas experiencias peligrosas y traumáticas. Aquello era diferente... Y ante aquel nuevo escenario Connor se sentía vulnerable, débil. A pesar de toda su envergadura se había sentido pequeño ante aquel monstruo, seguía sintiéndose así. El canadiense intentó expulsar aquellos pensamientos de su mente y se centró en Szecheniak comentando que el monstruo podía atravesar las paredes. El cánido lo miraba como si esperara una confirmación de lo que acababa de ocurrir y Connor solo pudo asentir con la cabeza, con la mirada igual de asustada que su compañero.
Tras varios segundos más, en los que se dedicó a controlar el temblor de su mano y su propio miedo hasta conseguirlo, decidió salir del patio. Su respiración seguía agitada, y era evidente que seguía asustado. Pero ahora podía pensar con algo más de claridad, y la maquinaria de su cabeza empezaba a pensar poco a poco en algún plan para sobrevivir las próximas horas, minutos o ya puestos segundos.
-Ese puto cabrón... atravesó la pared, si....- Confirmó el discurso del cánido para los demás, la voz algo rasposa y sus ojos posados en el suelo. Podría haber dicho mucho más. Por ejemplo el tamaño de ese ser cuando estuvieron a su lado, la cantidad de ojos que coronaban su cabeza, que tenía zarcillos hechos de sombras o que estaba cantando una jodida nana. Pero correría el riesgo de que el miedo lo abrumara de nuevo si seguía pensando en ese monstruo. La nueva pareció querer salir para enfrentarse en un acto de completa locura, y quedó más que claro que la fiebre estaba haciendo mella en ella. Al ver que sus compañeros solucionaron rápido aquello Connor no intervino. Se limitó a escucharlos dando ideas y planes, con el ceño fruncido y los brazos cruzados. Perdido en el propio shock de la situación pero escuchando lo que decían. Ir arriba podía ser buena idea... o muy mala. Porque si aquel monstruo entraba lo tendrían muy complicado para salir. Pero realidad daba igual lo que hicieran, porque estarían jodidos en caso de estar dentro del torreón con aquella cosa.
Algunos empezaron a subir, con cestas de comida o cubos de agua. Mientras que Damian iba a la armería con la intención de armar a todos. Connor suspiró un momento y luego se dirigiría allí para ayudarlo un poco. No pensaba que las armas pudieran servir de mucho, pero era mejor que las manos desnudas y desde luego daban más seguridad. El niño se encontraba con un cuchillo y una daga, repitiendo "Me cago en la puta" como si de un mantra se tratara. El motero lo miró unos segundos sin saber cómo actuar o qué decir. ¿Qué se le podía decir a un niño en aquella situación? Connor sabía que no era bueno en aquellas cosas. Gente como Räg, Ethan o Airi parecían tener más práctica y ya habían hablado más con los críos.
-Eh, Damian.- Le diría al niño a modo de saludo, con el ceño fruncido y sin saber muy bien qué más decir. Una parte de él deseaba decirle que no se agobiara y que todo saldría bien. Pero la otra parte le decía que aquello sería una mentira. Ver al italiano de esa manera, o antes el temblor en la voz de Aniol, le hacía recordar su pasado cuando era un crío. ¿Qué le habría gustado que le hubieran dicho a él cuando estuvo solo en las calles de Toronto? No lo sabía, pero desde luego nunca aceptó las mentiras de los mayores.- Tú lleva todos los cuchillos que puedas y yo el resto, ¿vale, cojones? Y no... no te cortes, joder.- Le diría en cambio al niño, mientras se apresuraba en cargar varias armas. Connor iría subiendo y bajando escaleras mientras iba dejando varias armas en el cuarto elegido. Se limitó a subir lo que le pareció más fácil, como lanzas, machetes o pequeños martillos. Realmente daba igual, porque si aquel monstruo entraba tenía claro que la estrategia iba a ser correr como cabrones.
Fue a medio camino en una subida cuando vio a Aria desmayada, siendo cargada por Räg. Connor ayudaría al lagarto a llevar a la chica inconsciente a a habitación, dónde la dejaron en una de las camas. Mientras dejaba que sus compañeros se encargaran de ella decidió asomarse por la ventana, para ver si el monstruo seguía fuera. Nada más hacerlo se le heló la sangre y el pulso se le disparó, pero en menor medida que antes debido a la distancia. Aún estaba allí. Y estaba gritando, aunque desde allí no escuchaba lo que decía.
-No os asoméis, ese hijo de puta sigue ahí fuera...- Les dijo a sus compañeros mientras se separaba de la ventana, con el ceño fruncido. Podía notar el miedo invadiendo su cuerpo otra vez, pero de momento lograba controlarlo.
-Si, joder... Ya... ya voy...- Lograría articular, a la vez que dejaba de apoyarse en el pozo y se giraba. ¿Qué cojones le estaba pasando? Nunca había sentido tanto miedo en su vida, y eso que había vivido muchas experiencias peligrosas y traumáticas. Aquello era diferente... Y ante aquel nuevo escenario Connor se sentía vulnerable, débil. A pesar de toda su envergadura se había sentido pequeño ante aquel monstruo, seguía sintiéndose así. El canadiense intentó expulsar aquellos pensamientos de su mente y se centró en Szecheniak comentando que el monstruo podía atravesar las paredes. El cánido lo miraba como si esperara una confirmación de lo que acababa de ocurrir y Connor solo pudo asentir con la cabeza, con la mirada igual de asustada que su compañero.
Tras varios segundos más, en los que se dedicó a controlar el temblor de su mano y su propio miedo hasta conseguirlo, decidió salir del patio. Su respiración seguía agitada, y era evidente que seguía asustado. Pero ahora podía pensar con algo más de claridad, y la maquinaria de su cabeza empezaba a pensar poco a poco en algún plan para sobrevivir las próximas horas, minutos o ya puestos segundos.
-Ese puto cabrón... atravesó la pared, si....- Confirmó el discurso del cánido para los demás, la voz algo rasposa y sus ojos posados en el suelo. Podría haber dicho mucho más. Por ejemplo el tamaño de ese ser cuando estuvieron a su lado, la cantidad de ojos que coronaban su cabeza, que tenía zarcillos hechos de sombras o que estaba cantando una jodida nana. Pero correría el riesgo de que el miedo lo abrumara de nuevo si seguía pensando en ese monstruo. La nueva pareció querer salir para enfrentarse en un acto de completa locura, y quedó más que claro que la fiebre estaba haciendo mella en ella. Al ver que sus compañeros solucionaron rápido aquello Connor no intervino. Se limitó a escucharlos dando ideas y planes, con el ceño fruncido y los brazos cruzados. Perdido en el propio shock de la situación pero escuchando lo que decían. Ir arriba podía ser buena idea... o muy mala. Porque si aquel monstruo entraba lo tendrían muy complicado para salir. Pero realidad daba igual lo que hicieran, porque estarían jodidos en caso de estar dentro del torreón con aquella cosa.
Algunos empezaron a subir, con cestas de comida o cubos de agua. Mientras que Damian iba a la armería con la intención de armar a todos. Connor suspiró un momento y luego se dirigiría allí para ayudarlo un poco. No pensaba que las armas pudieran servir de mucho, pero era mejor que las manos desnudas y desde luego daban más seguridad. El niño se encontraba con un cuchillo y una daga, repitiendo "Me cago en la puta" como si de un mantra se tratara. El motero lo miró unos segundos sin saber cómo actuar o qué decir. ¿Qué se le podía decir a un niño en aquella situación? Connor sabía que no era bueno en aquellas cosas. Gente como Räg, Ethan o Airi parecían tener más práctica y ya habían hablado más con los críos.
-Eh, Damian.- Le diría al niño a modo de saludo, con el ceño fruncido y sin saber muy bien qué más decir. Una parte de él deseaba decirle que no se agobiara y que todo saldría bien. Pero la otra parte le decía que aquello sería una mentira. Ver al italiano de esa manera, o antes el temblor en la voz de Aniol, le hacía recordar su pasado cuando era un crío. ¿Qué le habría gustado que le hubieran dicho a él cuando estuvo solo en las calles de Toronto? No lo sabía, pero desde luego nunca aceptó las mentiras de los mayores.- Tú lleva todos los cuchillos que puedas y yo el resto, ¿vale, cojones? Y no... no te cortes, joder.- Le diría en cambio al niño, mientras se apresuraba en cargar varias armas. Connor iría subiendo y bajando escaleras mientras iba dejando varias armas en el cuarto elegido. Se limitó a subir lo que le pareció más fácil, como lanzas, machetes o pequeños martillos. Realmente daba igual, porque si aquel monstruo entraba tenía claro que la estrategia iba a ser correr como cabrones.
Fue a medio camino en una subida cuando vio a Aria desmayada, siendo cargada por Räg. Connor ayudaría al lagarto a llevar a la chica inconsciente a a habitación, dónde la dejaron en una de las camas. Mientras dejaba que sus compañeros se encargaran de ella decidió asomarse por la ventana, para ver si el monstruo seguía fuera. Nada más hacerlo se le heló la sangre y el pulso se le disparó, pero en menor medida que antes debido a la distancia. Aún estaba allí. Y estaba gritando, aunque desde allí no escuchaba lo que decía.
-No os asoméis, ese hijo de puta sigue ahí fuera...- Les dijo a sus compañeros mientras se separaba de la ventana, con el ceño fruncido. Podía notar el miedo invadiendo su cuerpo otra vez, pero de momento lograba controlarlo.
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivación
Personajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Torreón Sendar
14/08/23, 12:48 am
El llamado a la calma pareció funcionar, al menos en cierta medida, ya que la gente empezó a movilizarse. Todas sus propuestas le resultaban estupendas pues en esa situación hasta si alguien hubiera dicho de tirarse al pozo lo habría visto como una opción correcta. Estaba cansado, tras el arrebato de adrenalina lo único que quedaba en su cuerpo era el agotamiento contenido, tan condensado que caía como un yunque sobre sus hombros. Quería dormir y llorar, solo que sus energías siquiera le permitían hacer esto último.
Nohlem se disculpó en un momento dado y gracias a la cercanía fue de lo poco que llegó a discernir con cierta claridad. Si bien lo entendió no supo valorar para quien estaba dedicado hasta que siguió hablando y le ofreció su ayuda directa. Ethan le devolvió el gesto asintiendo levemente, con una sonrisa mustia de agradecimiento. Entre aquellas palabras de consuelo y la vuelta obediente de Connor al menos se sentía un poco abrigado, lo suficiente para que aún sin estar en calma tampoco quisiera sentarse en una esquina y esperar su muerte en solitario.
-Aniol, ¿Qué te parece si arriba pensamos en comidas? Así dentro de un rato cuando todo pase podemos bajar rápido a preparar lo que sea.
Intento sonar positivo, gastar su última chispa de alegría para dedicarle esas palabras al pequeño. Era una meta corta, al menos más accesible que la locura de esperar un nuevo día, con suerte esa si podría cumplirla. Espero a que todos hubieran subido y con solo la compañía del felino dejó escapar un suspiro adolorido, uno de tantos que llevaba rato conteniendo. El chico le caía bien, la charla nocturna había asentado unos buenos principios y era otra persona adulta, solo, solo se dejaría ver cansado un par de minutos, hasta que subieran.
-Ah, lo siento, creo que subir va a ser difícil. -Le confesó con una sonrisa de medio lado, no de alegría, si no de nerviosismo. Le avergonzaba ese tipo de situaciones, pero el dolor de la espalda, la tirantez del brazo y las punzadas continuas de la pierna le permitieron dejar recaer más de su peso sobre el pelirrojo sin sentirse excesivamente culpable por ello. No podía apenas moverse y su cerebro había fijado la pierna de forma que, ni queriendo, podía dar la orden a su cuerpo para que dejara que la apoyará. Estaba a expensas de su compañero.
El primer escalón ya fue duro, coordinarse y saltar a la pata coja cuando el mínimo movimiento incrementa el dolor era complicado. Al segundo lo acompañó un gruñido por lo bajo y con los siguientes tuvo que morderse el labio invadido por una frustración repetitiva. No llegaron ni a la mitad cuando tuvo que parar agobiado ante la situación. Su rostro era una amalgama emocional solo contenida para no romper a llorar ahí en directo. Sí quiera es que sus heridas fueran preocupantes, había sido afortunado al huir, no se había topado con el monstruo de cara y tampoco estaba perdido por la ciudad. Formaba parte del grupo de ¨privilegiados¨, pero ni con esas su herida quería dejarle ser funcional.
Retomo el avance sin previo aviso pues su concentración estaba focalizada en el dolor y no en su entorno. Escuchaba a Nohlem pero no procesaba el significado de sus palabras y en cambio intentar crearlas él suponía un trabajo tan elaborado que no le salía decir nada. Quería dejarlo, como tantas otras veces se había escapado de las sesiones de rehabilitación. Tan espeso estaba que cuando enfrente no había más escaleras a punto estuvo de seguir adelante y trastabillar en el intento. Todo el sufrimiento de la pierna no era meramente corporal, su mente degeneraba con la misma velocidad hasta el punto donde desconocía si aquel malestar físico venía del mismo punto o si no era más que un conglomerado de emociones presionando sobre su pecho.
-Yo, yo creo que mejor me quedo aquí. -Susurró con un hilo de voz tan roto como su ánimo. No quería más, no podía más. La visión del resto de escaleras para alcanzar la segunda planta le causaba náuseas, otra vez ya no. -Lo siento es… Puedes subir tu, y yo voy en un rato. Solo, solo necesito un momento y gracias por la ayuda, de verdad.
Mintió de forma poco convincente, su sonrisa ya no servía para cubrir lo asustada que estaba su mirada, ni tampoco aguantaba con las muecas adoloridas que la hacían temblar. Ethan quería quedarse ahí, sentarse en ese sitio y mira, si el monstruo iba a pasar qué más daba, al menos sus gritos alertarían al resto o algo así. Total, con una cojera que lo volvía tan inutil no iba a sobrevivir ni una semana en aquel lugar. Quizá era karma, justicia poética por haberse escapado una vez de la muerte cuando no le correspondía. Ahora era tan lento que podría alcanzarle cuando quisiera.
Nohlem se disculpó en un momento dado y gracias a la cercanía fue de lo poco que llegó a discernir con cierta claridad. Si bien lo entendió no supo valorar para quien estaba dedicado hasta que siguió hablando y le ofreció su ayuda directa. Ethan le devolvió el gesto asintiendo levemente, con una sonrisa mustia de agradecimiento. Entre aquellas palabras de consuelo y la vuelta obediente de Connor al menos se sentía un poco abrigado, lo suficiente para que aún sin estar en calma tampoco quisiera sentarse en una esquina y esperar su muerte en solitario.
-Aniol, ¿Qué te parece si arriba pensamos en comidas? Así dentro de un rato cuando todo pase podemos bajar rápido a preparar lo que sea.
Intento sonar positivo, gastar su última chispa de alegría para dedicarle esas palabras al pequeño. Era una meta corta, al menos más accesible que la locura de esperar un nuevo día, con suerte esa si podría cumplirla. Espero a que todos hubieran subido y con solo la compañía del felino dejó escapar un suspiro adolorido, uno de tantos que llevaba rato conteniendo. El chico le caía bien, la charla nocturna había asentado unos buenos principios y era otra persona adulta, solo, solo se dejaría ver cansado un par de minutos, hasta que subieran.
-Ah, lo siento, creo que subir va a ser difícil. -Le confesó con una sonrisa de medio lado, no de alegría, si no de nerviosismo. Le avergonzaba ese tipo de situaciones, pero el dolor de la espalda, la tirantez del brazo y las punzadas continuas de la pierna le permitieron dejar recaer más de su peso sobre el pelirrojo sin sentirse excesivamente culpable por ello. No podía apenas moverse y su cerebro había fijado la pierna de forma que, ni queriendo, podía dar la orden a su cuerpo para que dejara que la apoyará. Estaba a expensas de su compañero.
El primer escalón ya fue duro, coordinarse y saltar a la pata coja cuando el mínimo movimiento incrementa el dolor era complicado. Al segundo lo acompañó un gruñido por lo bajo y con los siguientes tuvo que morderse el labio invadido por una frustración repetitiva. No llegaron ni a la mitad cuando tuvo que parar agobiado ante la situación. Su rostro era una amalgama emocional solo contenida para no romper a llorar ahí en directo. Sí quiera es que sus heridas fueran preocupantes, había sido afortunado al huir, no se había topado con el monstruo de cara y tampoco estaba perdido por la ciudad. Formaba parte del grupo de ¨privilegiados¨, pero ni con esas su herida quería dejarle ser funcional.
Retomo el avance sin previo aviso pues su concentración estaba focalizada en el dolor y no en su entorno. Escuchaba a Nohlem pero no procesaba el significado de sus palabras y en cambio intentar crearlas él suponía un trabajo tan elaborado que no le salía decir nada. Quería dejarlo, como tantas otras veces se había escapado de las sesiones de rehabilitación. Tan espeso estaba que cuando enfrente no había más escaleras a punto estuvo de seguir adelante y trastabillar en el intento. Todo el sufrimiento de la pierna no era meramente corporal, su mente degeneraba con la misma velocidad hasta el punto donde desconocía si aquel malestar físico venía del mismo punto o si no era más que un conglomerado de emociones presionando sobre su pecho.
-Yo, yo creo que mejor me quedo aquí. -Susurró con un hilo de voz tan roto como su ánimo. No quería más, no podía más. La visión del resto de escaleras para alcanzar la segunda planta le causaba náuseas, otra vez ya no. -Lo siento es… Puedes subir tu, y yo voy en un rato. Solo, solo necesito un momento y gracias por la ayuda, de verdad.
Mintió de forma poco convincente, su sonrisa ya no servía para cubrir lo asustada que estaba su mirada, ni tampoco aguantaba con las muecas adoloridas que la hacían temblar. Ethan quería quedarse ahí, sentarse en ese sitio y mira, si el monstruo iba a pasar qué más daba, al menos sus gritos alertarían al resto o algo así. Total, con una cojera que lo volvía tan inutil no iba a sobrevivir ni una semana en aquel lugar. Quizá era karma, justicia poética por haberse escapado una vez de la muerte cuando no le correspondía. Ahora era tan lento que podría alcanzarle cuando quisiera.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Torreón Sendar
15/08/23, 10:42 pm
Aún si el fantasma no podía levitar nada le impediría subir escaleras, pero todo lo que fuera un esfuerzo extra a alejarlos y esconderlos de él, bienvenido fuera, supuso. Nohlem se sentía condenado, realmente su única esperanza era que la criatura hubiese decidido seguir al grueso del grupo y no a Connor y Chenkeniak. Puesto su granito de arena en cuanto a ideas guardaría silencio, respondiendo a las propuestas con meros asentimientos sin apenas levantar cabeza. Entendía los motivos a quedarse los últimos a subir (escaleras estrechas, niños primero, las dificultades de Ethan) y, aunque aquello iba en contra de sus recién descubiertos instintos de supervivencia, en su abismo de miedos ya poco importaba lo que se añadiese. En el momento en el que aquella criatura atravesase la pared poco importaba el orden, y sinceramente ser el último en morir le parecía casi peor que ser el primero. Seguía sintiéndose culpable, no sabía exactamente de que en mayor medida, si de haberse dejado engañar, de la inquina que había sentido por el mismo que ahora estaba ayudando o de haber sido partícipe a que Serena se marchase. Lo bueno es que enmendando su consciencia no tendría tiempo para lamentarse.
Negó a las disculpas del moreno con los labios hechos una línea -lo que supuestamente era una sonrisa- y apoyó la mano libre en la pared para no perder el equilibrio con el peso extra. Hacía un par de años su padre se había hecho daño en la rodilla y a él le había tocado ayudarle a bajar escaleras, aunque no era equiparable al esfuerzo que suponía alguien que estaba totalmente cojo y herido de pies a cabeza. Santos, como echaba de menos una barandilla.
—Lo siento, no soy el mejor bastón… —comentó en la primera pausa con lo que debería haber sido una risa y la poca voz que había recuperado, aunque su tono era tan quejumbroso que estropeaba todo intento de broma—. ¿Te duele mucho?
Sus palabras no tuvieron receptor, algo que se veía en la concentración frustrada que teñía el rostro del otro. Tampoco importaba, era una pregunta estúpida con una respuesta obvia. Para cuando llegaron a la primera planta sus fuerzas flojeaban tanto que agradeció la pausa. No tanto la propuesta de Ethan. Le dedicó una larga mirada enturbiada en la que era fácil de leer su tren de pensamiento: lo estaba sopesando de verdad, pero… ya bastante era tener pensamientos de culpa por responder mal a una chica que claramente merecía que le respondieran mal, por todos los Santos. ¿Cómo iba a sentirse por abandonar a alguien voluntariamente? Podía ser egoísta, pero no tanto. Si aquello hubiera sucedido ayer, cuando no les ponía nombre ni se sentía responsable de nadie, bueno, ¿pero ahora?
—Te espero —respondió con convicción, apagando aquella parte que le rogaba seguir subiendo. La prisa tiraba de sus entrañas hacia arriba, pero mentiría cuantas veces hiciera falta para dejarle clara su decisión al diablillo en su hombro—. No pasa nada- nos, ¿nos sentamos aquí un rato? ¿Puedes sentarte?
Le ayudó a hacerlo, y una vez pudo tomar asiendo a su lado Nohlem se esforzó en no hacer evidente su cansancio físico -el mental ya era inútil ocultarlo- por respeto. No había pasado ni la mitad que él, tampoco estaba lisiado, solo tenía bajo fondo físico. Al menos hacía rato había cruzado el umbral del sueño y el miedo le tenía cerrado el estómago, así que trasnochada y hambre eran un problema menos. El silencio sería inevitable, pero no dejaría que se asentara. No por incomodidad, sino por miedo a quedarse a solas con sus pensamientos y que la paranoia siguiera consumiéndolo. Sabía que cualquier crujido le tendría corriendo escaleras arriba sin miramientos, y no quería llegar a eso.
—¿Te duele mucho? —repitió. Era evidente, pero igual era educado preguntar—. Arriba terminamos de curarte. Las… las de las espinas —miró su pierna mala, y con tono suave (para estar pendiente también de cualquier emergencia) y cargado de tacto continuó—: ¿Cómo te lo hiciste? ¿Fue… fue hace poco?
Mirarle a él era mejor que mirar la curva de las escaleras, aunque inconscientemente tras un pestañeo se le iban los ojos a esta.
Negó a las disculpas del moreno con los labios hechos una línea -lo que supuestamente era una sonrisa- y apoyó la mano libre en la pared para no perder el equilibrio con el peso extra. Hacía un par de años su padre se había hecho daño en la rodilla y a él le había tocado ayudarle a bajar escaleras, aunque no era equiparable al esfuerzo que suponía alguien que estaba totalmente cojo y herido de pies a cabeza. Santos, como echaba de menos una barandilla.
—Lo siento, no soy el mejor bastón… —comentó en la primera pausa con lo que debería haber sido una risa y la poca voz que había recuperado, aunque su tono era tan quejumbroso que estropeaba todo intento de broma—. ¿Te duele mucho?
Sus palabras no tuvieron receptor, algo que se veía en la concentración frustrada que teñía el rostro del otro. Tampoco importaba, era una pregunta estúpida con una respuesta obvia. Para cuando llegaron a la primera planta sus fuerzas flojeaban tanto que agradeció la pausa. No tanto la propuesta de Ethan. Le dedicó una larga mirada enturbiada en la que era fácil de leer su tren de pensamiento: lo estaba sopesando de verdad, pero… ya bastante era tener pensamientos de culpa por responder mal a una chica que claramente merecía que le respondieran mal, por todos los Santos. ¿Cómo iba a sentirse por abandonar a alguien voluntariamente? Podía ser egoísta, pero no tanto. Si aquello hubiera sucedido ayer, cuando no les ponía nombre ni se sentía responsable de nadie, bueno, ¿pero ahora?
—Te espero —respondió con convicción, apagando aquella parte que le rogaba seguir subiendo. La prisa tiraba de sus entrañas hacia arriba, pero mentiría cuantas veces hiciera falta para dejarle clara su decisión al diablillo en su hombro—. No pasa nada- nos, ¿nos sentamos aquí un rato? ¿Puedes sentarte?
Le ayudó a hacerlo, y una vez pudo tomar asiendo a su lado Nohlem se esforzó en no hacer evidente su cansancio físico -el mental ya era inútil ocultarlo- por respeto. No había pasado ni la mitad que él, tampoco estaba lisiado, solo tenía bajo fondo físico. Al menos hacía rato había cruzado el umbral del sueño y el miedo le tenía cerrado el estómago, así que trasnochada y hambre eran un problema menos. El silencio sería inevitable, pero no dejaría que se asentara. No por incomodidad, sino por miedo a quedarse a solas con sus pensamientos y que la paranoia siguiera consumiéndolo. Sabía que cualquier crujido le tendría corriendo escaleras arriba sin miramientos, y no quería llegar a eso.
—¿Te duele mucho? —repitió. Era evidente, pero igual era educado preguntar—. Arriba terminamos de curarte. Las… las de las espinas —miró su pierna mala, y con tono suave (para estar pendiente también de cualquier emergencia) y cargado de tacto continuó—: ¿Cómo te lo hiciste? ¿Fue… fue hace poco?
Mirarle a él era mejor que mirar la curva de las escaleras, aunque inconscientemente tras un pestañeo se le iban los ojos a esta.
- ♪♫♬:
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad
Personajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Torreón Sendar
16/08/23, 11:42 am
Damian seguía mirando a todas esas armas, apretando su agarre en las empuñaduras de las que llevaba en ambas manos. Estaba en medio de una crisis, impotente por no poder levantar ese palo con una bola enganchada a ella a través de una cadena ni tampoco aquella espada gigantesca y larga. Le dolía admitirlo pero no podía, ni de broma, con esa tarea solo. No quería estar solo, necesitaba ayuda, como cuando en el circo le ayudaban pero él, cabezota como nunca, lo rechazaba. Ahora la necesitaba.
«Necesito ayuda. Ayuda» —pensó para sí, un poco tembloroso. Los demás estarían a lo suyo, aportando, pero él no hacía más que molestar con su inutilidad—. «Por favor… Por favor...» —en su interior sonaban plegarias de que alguien lo salvase de su bloqueo. El pánico, el miedo a que le hiciesen más daño seguía ahí. Sus heridas provocadas por esas ratas gigantes escocían, servían de recordatorio a lo que podría venir después. Se sentía pequeño ante todo, no sabía que el mundo fuera del circo era tan peligroso y se sentía perdido.
Como si respondiesen a sus plegarias, unos pasos se podían escuchar desde las escaleras y Damian se giró hacia esa persona con ojos llenos de carga emocional, aguantando un llanto gigantesco de felicidad al ver que era el de la cresta rosa.
—¡Connor! —respondió al saludo del grandullón. No quería verbalizarlo pero el italiano no podía estar mas agradecido por su presencia. Sin embargo ese reclamo de ayuda no le salía, no era capaz, lo veía como una enorme debilidad y no quería verse así. Menos mal que fue el propio canadiense quien dijo que llevaría lo demás y Damian asintió a la orden. Necesitaba eso más que nunca, una guía de qué diablos hacer—. ¡Y-yo me encargo!
Sin dudarlo agarró muchas dagas, todas las que le podían caber en sus brazos, y subía y bajaba junto al de pelo rosa. Mientras lo seguía, dejando armas, no pudo evitar mostrarse curioso hacia la otra persona. ¿Por qué era tan serio todo el tiempo? Con el bicho encima normal que lo fuese, ¿pero antes? Se acordó de como lo levantó en peso casi sin esfuerzo, regañándolo. De hecho lo había regañado bastantes veces y parecía tan duro que Damian no se atrevía a decirle tantas cosas. Aun así, lo ayudó y ese gesto no lo olvidaría fácilmente el niño.
Una vez ya arriba, otorgó uno de los cuchillos que guardó a Aniol y el de la funda se lo quedó para él. Se sentó en el suelo, apoyando su espalda en la pared mientras sacaba el filo del arma de su funda. Tenía un aspecto descuidado y de un tamaño bueno, el peso se notaba en sus manos. La empuñadura era suave al tacto y el italiano hizo pequeños movimientos leves para comprobar si el peso sería mucha cosa. Sin embargo era cómoda, sentía seguridad con la hoja en sus manos y frunció el ceño, decidido a defenderse si las cosas se ponían feas.
—Si viene, me lo cargo —dijo entre dientes, cansado de tantas cosas molestándolo. Primero las ratas y ahora ese monstruo. Lo tenía claro, no sería lo mismo teniendo armas y reunió valor suficiente para hacerlo… quizás.
«Necesito ayuda. Ayuda» —pensó para sí, un poco tembloroso. Los demás estarían a lo suyo, aportando, pero él no hacía más que molestar con su inutilidad—. «Por favor… Por favor...» —en su interior sonaban plegarias de que alguien lo salvase de su bloqueo. El pánico, el miedo a que le hiciesen más daño seguía ahí. Sus heridas provocadas por esas ratas gigantes escocían, servían de recordatorio a lo que podría venir después. Se sentía pequeño ante todo, no sabía que el mundo fuera del circo era tan peligroso y se sentía perdido.
Como si respondiesen a sus plegarias, unos pasos se podían escuchar desde las escaleras y Damian se giró hacia esa persona con ojos llenos de carga emocional, aguantando un llanto gigantesco de felicidad al ver que era el de la cresta rosa.
—¡Connor! —respondió al saludo del grandullón. No quería verbalizarlo pero el italiano no podía estar mas agradecido por su presencia. Sin embargo ese reclamo de ayuda no le salía, no era capaz, lo veía como una enorme debilidad y no quería verse así. Menos mal que fue el propio canadiense quien dijo que llevaría lo demás y Damian asintió a la orden. Necesitaba eso más que nunca, una guía de qué diablos hacer—. ¡Y-yo me encargo!
Sin dudarlo agarró muchas dagas, todas las que le podían caber en sus brazos, y subía y bajaba junto al de pelo rosa. Mientras lo seguía, dejando armas, no pudo evitar mostrarse curioso hacia la otra persona. ¿Por qué era tan serio todo el tiempo? Con el bicho encima normal que lo fuese, ¿pero antes? Se acordó de como lo levantó en peso casi sin esfuerzo, regañándolo. De hecho lo había regañado bastantes veces y parecía tan duro que Damian no se atrevía a decirle tantas cosas. Aun así, lo ayudó y ese gesto no lo olvidaría fácilmente el niño.
Una vez ya arriba, otorgó uno de los cuchillos que guardó a Aniol y el de la funda se lo quedó para él. Se sentó en el suelo, apoyando su espalda en la pared mientras sacaba el filo del arma de su funda. Tenía un aspecto descuidado y de un tamaño bueno, el peso se notaba en sus manos. La empuñadura era suave al tacto y el italiano hizo pequeños movimientos leves para comprobar si el peso sería mucha cosa. Sin embargo era cómoda, sentía seguridad con la hoja en sus manos y frunció el ceño, decidido a defenderse si las cosas se ponían feas.
—Si viene, me lo cargo —dijo entre dientes, cansado de tantas cosas molestándolo. Primero las ratas y ahora ese monstruo. Lo tenía claro, no sería lo mismo teniendo armas y reunió valor suficiente para hacerlo… quizás.
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Torreón Sendar
18/08/23, 12:10 am
Ethan asintió antes de siquiera razonar que se le estaba diciendo. Su cabeza hilo de forma rápida autocompletando la frase con un diálogo que consideraba obvio. Se llevaba con Nohlem, de la misma manera que con Connor, pero no se conocían, no iba más allá que de un colegueo necesitado ante la extraña situación, por ello entendía que quisiera subir a riesgo de dejarle a su suerte, era una respuesta completamente válida.
Espera, ¿Entonces por que acababa de preguntar si se querían sentar? Tuvo que pestañear un par de veces anonadado, separando la vista del suelo para poder centrarse en el felino. Seguía doliendo a rabiar pero al menos en parado había recuperado suficiente calma como para escuchar su siguiente pregunta y procesar lo ocurrido. Se quería quedar con él.
-Ah, eh, no- quiero decir, si. Sí puedo. -Acepto la ayuda de buena gana, reaccionando con cierta lentitud y pesadez a los movimientos del otro y una vez sentados dejó ir una pequeña risa nerviosa, cortando a cachos un suspiro que escapaba a la par. Estiró la pierna mala, dejando que abarcara varios peldaños de más y con ambas manos comenzó a acariciarse el gemelo. Masajes circulares donde al apretar tenía que forzar una sonrisa para contener los quejidos, era un proceso arduo que valía la pena al rato, un alivio que tardaría en llegar y que sin pastillas no sería suficiente como para dejar de ser molesto. -Gracias.
Apenas fue un susurro, no por querer esconder el agradecimiento, si no por la concentración retenida en arreglar su cicatriz a pesar de los impedimentos del chándal y la medía, demasiada tela suavizando su masaje que no iba a quitarse ante la falta de intimidad. Sinceramente, prefería mil veces más el estar juntos con una pierna mala a encontrarse acomodado pero con la única compañía de la incertidumbre y el miedo. Arriba y abajo, iba desplazando sus yemas sobre la superficie completa, desde el final de la rodilla al inicio del tobillo. Cuando Nohlem volvió a hablar, una parte de él, la que no quería pensar en absolutamente nada del contexto, lo agradeció en silencio.
-Ah bueno, es un poco molesto, nada grave. -No mentía, a pesar de que el dolor era bastante más punzante de lo que intentaba aparentar, estaba acostumbrado al mismo. Sabía como era vivir relajado cuando no lo tenía, ahora bien, hacía tanto desde el accidente que se había normalizado el esperar paciente el regreso de aquellas molestas pulsaciones. Cuando le recordó las púas se incorporó un poco para observar de reojo las de su espalda y como si hasta ahora no hubiera tenido suficiente relevancia el brazo donde yacían las heridas abiertas, volvió a picarle. La sensación no era nueva, solo se volvió más consciente, como un nuevo deseo impuesto por su cerebro. ¨Rascate, escuece, rascate¨. Intentó evadirlo con un leve manoseo en la zona de su térmica, frotando con una suavidad que a la segunda pasada se volvió un poco agresiva. Fue rápido y efectivo, suficiente para calmar sus nervios.
-Gracias, la verdad es que lo agradecería, no son profundos pero pican bastante. Menudo desastre, espero al menos que la comida sea riquísima. -Se atrevió a bromear porque a esas alturas podía escoger lidiar con humor o con lágrimas, y hablar sollozando no era una buena opción. -¿Crees que podrías ayudarme con las de atrás? No llego…
Intentó regalarle una sonrisa, tan cansada y mustia como el ambiente que les rodeaba. Menudo día de mierda, intentaba no pensar mucho en ello y ante el estrés roto su mente se había bloqueado evitando rozar el abismo que suponían sus compañeros desaparecidos por su propio bien. Pasito a pasito, en esas escaleras no había gente perdida, ni monstruos, ni heridas que tratar que no fueran suyas. Solo eran dos muchachos hablando después de una mañana que se le hacía como una semana de larga.
-¿La.. la pierna dices? Un accidente, hace ya un año y no se cuantos meses. -No sonó cortante, pero sí suficientemente firme como para dejar claro que no iba a meterse a dar detalles sobre dicho suceso, no era fácil tocar eso sin el trauma, pero por otro lado las dudas médicas si era algo de lo que podía hablar. -Me la revente y tuvieron que recolocar el hueso sobre una pieza de metal, como si fuera un maldito puzzle, ¿Te imaginas? Yo no vi eso claro, me lo contaron pero vaya, supongo que muy bien no acabo de reconstruirse... -Soltó otra risa tímida, un tanto amarga pero un poquito más animada a medida que dejaba de fondo el resto de problemas. Esta última la llegó a cubrir con una de sus manos, temeroso de que no fuera decoroso mostrarse tan efusivo estando en la situación en la que estaban.
-¿Tú nunca te has hecho nada grave? ¿Un esguince o que se yo, que te tengan que coser?
Espera, ¿Entonces por que acababa de preguntar si se querían sentar? Tuvo que pestañear un par de veces anonadado, separando la vista del suelo para poder centrarse en el felino. Seguía doliendo a rabiar pero al menos en parado había recuperado suficiente calma como para escuchar su siguiente pregunta y procesar lo ocurrido. Se quería quedar con él.
-Ah, eh, no- quiero decir, si. Sí puedo. -Acepto la ayuda de buena gana, reaccionando con cierta lentitud y pesadez a los movimientos del otro y una vez sentados dejó ir una pequeña risa nerviosa, cortando a cachos un suspiro que escapaba a la par. Estiró la pierna mala, dejando que abarcara varios peldaños de más y con ambas manos comenzó a acariciarse el gemelo. Masajes circulares donde al apretar tenía que forzar una sonrisa para contener los quejidos, era un proceso arduo que valía la pena al rato, un alivio que tardaría en llegar y que sin pastillas no sería suficiente como para dejar de ser molesto. -Gracias.
Apenas fue un susurro, no por querer esconder el agradecimiento, si no por la concentración retenida en arreglar su cicatriz a pesar de los impedimentos del chándal y la medía, demasiada tela suavizando su masaje que no iba a quitarse ante la falta de intimidad. Sinceramente, prefería mil veces más el estar juntos con una pierna mala a encontrarse acomodado pero con la única compañía de la incertidumbre y el miedo. Arriba y abajo, iba desplazando sus yemas sobre la superficie completa, desde el final de la rodilla al inicio del tobillo. Cuando Nohlem volvió a hablar, una parte de él, la que no quería pensar en absolutamente nada del contexto, lo agradeció en silencio.
-Ah bueno, es un poco molesto, nada grave. -No mentía, a pesar de que el dolor era bastante más punzante de lo que intentaba aparentar, estaba acostumbrado al mismo. Sabía como era vivir relajado cuando no lo tenía, ahora bien, hacía tanto desde el accidente que se había normalizado el esperar paciente el regreso de aquellas molestas pulsaciones. Cuando le recordó las púas se incorporó un poco para observar de reojo las de su espalda y como si hasta ahora no hubiera tenido suficiente relevancia el brazo donde yacían las heridas abiertas, volvió a picarle. La sensación no era nueva, solo se volvió más consciente, como un nuevo deseo impuesto por su cerebro. ¨Rascate, escuece, rascate¨. Intentó evadirlo con un leve manoseo en la zona de su térmica, frotando con una suavidad que a la segunda pasada se volvió un poco agresiva. Fue rápido y efectivo, suficiente para calmar sus nervios.
-Gracias, la verdad es que lo agradecería, no son profundos pero pican bastante. Menudo desastre, espero al menos que la comida sea riquísima. -Se atrevió a bromear porque a esas alturas podía escoger lidiar con humor o con lágrimas, y hablar sollozando no era una buena opción. -¿Crees que podrías ayudarme con las de atrás? No llego…
Intentó regalarle una sonrisa, tan cansada y mustia como el ambiente que les rodeaba. Menudo día de mierda, intentaba no pensar mucho en ello y ante el estrés roto su mente se había bloqueado evitando rozar el abismo que suponían sus compañeros desaparecidos por su propio bien. Pasito a pasito, en esas escaleras no había gente perdida, ni monstruos, ni heridas que tratar que no fueran suyas. Solo eran dos muchachos hablando después de una mañana que se le hacía como una semana de larga.
-¿La.. la pierna dices? Un accidente, hace ya un año y no se cuantos meses. -No sonó cortante, pero sí suficientemente firme como para dejar claro que no iba a meterse a dar detalles sobre dicho suceso, no era fácil tocar eso sin el trauma, pero por otro lado las dudas médicas si era algo de lo que podía hablar. -Me la revente y tuvieron que recolocar el hueso sobre una pieza de metal, como si fuera un maldito puzzle, ¿Te imaginas? Yo no vi eso claro, me lo contaron pero vaya, supongo que muy bien no acabo de reconstruirse... -Soltó otra risa tímida, un tanto amarga pero un poquito más animada a medida que dejaba de fondo el resto de problemas. Esta última la llegó a cubrir con una de sus manos, temeroso de que no fuera decoroso mostrarse tan efusivo estando en la situación en la que estaban.
-¿Tú nunca te has hecho nada grave? ¿Un esguince o que se yo, que te tengan que coser?
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Personajes :
● Wednesday: Vouivre humana británica.
● Karime: Licántropa loba libense de la capital.
● Kimbra: Demonio rakshasa krabelinense Hija de Lunas engendro.
● Irenneil: Brujo de la cera aurva sinhadre.
● Edén Damkinea: Atlante daeliciano de la Ciudad del Norte.
● Szczenyak//Colmillo: vittya zawodny nómada.
Unidades mágicas : 5/5
Heridas/enfermedades :
● Ka: Le falta el ojo izquierdo.
● Colmillo: Tiene partido el colmillo derecho.
Síntomas : Gusto por dibujar trazos sin ton ni son cuando vacía la mente.
Armas :
● Wen: Guadaña doble y arco.
● Ka: Espadas gemelas, arco y dardos.
● Kim: Arco, machetes y dagas.
● Neil: Cuchara de madera y cera.
● Edén: Magia y sonrisas amables.
● Colmillo: inutilidad.
Humor : Absurdo
Re: Torreón Sendar
19/08/23, 11:28 am
Todo era tan surrealista. La mente de Colmillo funcionaba a mil por hora, aunque no de una forma útil, mientras subía dos cestas a la habitación que habían elegido para esconderse. “Escondernos… como si eso fuera posible. Atraviesa jodidas paredes” pensó manteniendo de alguna manera que todavía no lograba comprender la histeria a raya.
El vittya casi se alegró cuando Aria se desmayó. Todavía una parte de su cerebro le decía en susurros que ella había traído el monstruo a ellos y que debían echarla del torreón, aunque prefirió no compartir sus pensamientos con el resto. Szczenyak suponía que en general se llevaba bien (sin contar los agresivos comentarios de Damian que, siendo justos, no había hecho ninguno ese día por el momento) con los humanos del grupo, que al final seguían siendo mayoría, y no creía que decir esas palabras sobre una de los suyos les enemistara, dada la situación actual, pero si algo le había enseñado los dos últimos días, además de que existen cosas en el mundo que asustan más que los animales salvajes, era que los humanos son impredecibles. Connor e Ethan, los adultos humanos que quedaban en el torreón, podían parecerle muy cabales y racionales, pero tampoco había esperado que Serena montara tamaña escena y corriera de cabeza hacia el peligro.
-Creo… creo que esto será suficiente -murmuró casi para sí mismo dejando las dos cestas que había subido en una esquina de la habitación.
La tripa de Colmillo rugió, vacía y hambrienta, después de dos días enteros sin comer, pero no hizo ningún movimiento para coger algún alimento. El zawodny sabía que tal y como se encontraba en ese momento si comía cualquier cosa la vomitaría al momento siguiente. Y más aún después de que Connor confirmara que el monstruo seguía ahí fuera y Colmillo pudo escucharlo gritar perfectamente.
Con todo el pelo de punta, el vittya se sentó en el suelo, en una esquina, y colocó la cabeza entre las piernas intentando respirar profundamente. Se sentía tan superado, tan solo y abandonado. A punto estuvo de que se le escapara una carcajada con el comentario de Damian. “Sí, joder, dejemos que el niño en los huesos mate al monstruo” pensó casi enajenado.
Solo llevaban ahí dos días y se supone que tendrían que aguantar un año completo.
Matka, estaban tan jodidos.
"Rocavarancolia es una ciudad llena de misterios y sorpresas, como un acertijo complicado y excitante."
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Torreón Sendar
19/08/23, 01:35 pm
Mientras Connor cargaba a Aria a la cama, Airi se adelantó para apartar las sábanas. Le quitó las pantuflas y la cubrió para que su conciencia quedase tranquila. La chica no venía muy abrigada, así que seguramente se enfriaría demasiado si solo la dejaban sobre la cama sin más, y ya parecía suficientemente enfermiza sin necesidad de resfriarse.
Fue al apartarse de la cama que vio los cuchillos que traía Damian, sin poder evitar preocuparse. ¿Servían de algo, acaso? No, lo mejor era que no los necesitasen para nada. Le ponía de los nervios verse en esa situación, era casi ridículo. Por lo poco que sabían, la incertidumbre, y los que estaban fuera… Si pensaba en ellos su pecho se sentía aún más pesado. Fue el colmo oír las palabras de Damian, pero llevarle la contraria era lo peor que podía hacer. El niño solo trataba de combatir el miedo, a su manera.
Connor les aconsejó no asomarse, anunciando que aquella cosa seguía ahí afuera. Y tenía razón en que lo mejor era que no les detectase, si es que no lo había hecho ya por los gritos u otras razones. Pero si no se asomaban tampoco podrían saber qué pasaba con sus compañeros, y una parte de elle quería intentar identificar qué era lo que los aterraba, buscar una explicación coherente en cualquier pizca de conocimiento que poseyese.
Rägjynn parecía ya pendiente de la tronera, pero Airi también se acercó a echar un vistazo sin sacar la cabeza. Su confusión fue máxima al ver que sus compañeros ya no estaban allí, pero sí la criatura. Quieta, ¿tirada?
—¿Qué ha pasado? ¿Habéis visto algo? ¿Dónde están ellos? —Miró al mjörní, alarmada, pero también a Connor. Airi no había visto cómo se habían desarrollado los hechos. ¿Habían logrado huir? Ojalá fuera así. Aunque... ¿y si ahora iba a por el torreón?
Fue al apartarse de la cama que vio los cuchillos que traía Damian, sin poder evitar preocuparse. ¿Servían de algo, acaso? No, lo mejor era que no los necesitasen para nada. Le ponía de los nervios verse en esa situación, era casi ridículo. Por lo poco que sabían, la incertidumbre, y los que estaban fuera… Si pensaba en ellos su pecho se sentía aún más pesado. Fue el colmo oír las palabras de Damian, pero llevarle la contraria era lo peor que podía hacer. El niño solo trataba de combatir el miedo, a su manera.
Connor les aconsejó no asomarse, anunciando que aquella cosa seguía ahí afuera. Y tenía razón en que lo mejor era que no les detectase, si es que no lo había hecho ya por los gritos u otras razones. Pero si no se asomaban tampoco podrían saber qué pasaba con sus compañeros, y una parte de elle quería intentar identificar qué era lo que los aterraba, buscar una explicación coherente en cualquier pizca de conocimiento que poseyese.
Rägjynn parecía ya pendiente de la tronera, pero Airi también se acercó a echar un vistazo sin sacar la cabeza. Su confusión fue máxima al ver que sus compañeros ya no estaban allí, pero sí la criatura. Quieta, ¿tirada?
—¿Qué ha pasado? ¿Habéis visto algo? ¿Dónde están ellos? —Miró al mjörní, alarmada, pero también a Connor. Airi no había visto cómo se habían desarrollado los hechos. ¿Habían logrado huir? Ojalá fuera así. Aunque... ¿y si ahora iba a por el torreón?
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Torreón Sendar
19/08/23, 01:50 pm
El agradecimiento sentaba bien y ayudaba a limpiar sus males, incluso si estar literalmente en primera línea al peligro fuera lo más insensato que hubiera hecho nunca. Increíble que se estuviera rindiendo tan pronto, aunque para ser justos tampoco había estado antes en una situación remotamente similar. Pestañeó un par de veces y se frotó los ojos para limpiarlos de una humedad menguante, dispuesto a hacer todo por engañarse a sí mismo hasta calmarse. Observó sin observar realmente como Ethan se masajeaba no un solo punto sino la pierna entera, creyendo sin más lo que le dijo a pesar de que por sus quejidos y expresiones claramente le dolía, y no poco. Sus labios dibujaron la línea de una sonrisa tan creíble como que sus padres se habían casado por amor.
—Con total honestidad, la comida podría saber a cartón que hoy por hoy me parecería exquisita —exclamó con el resoplido de una risa mustia. Se inclinó ligeramente hacia atrás para verle la espalda, echando otro de sus breves vistazos al hueco de las escaleras en el proceso—. ¿Te las quito?
Solo eran dos, entre los omoplatos. No estaban muy profundas y por fortuna el grosor de las púas en la punta no era lo suficiente para que fuera a desangrarse por ello. Si tras tirar de ellas presionaba debía bastar para cortar el riego, aunque eso manchase la ropa del moreno... qué mas daba. Si sobrevivían lavaría él mismo alegremente toda la ropa llena de sangre que tuvieran. El varmano tiró con cuidado de la primera, colocando la otra mano en torno al punto que la conectaba para no atraer la piel consigo y hacerlo innecesariamente doloroso mientras Ethan explicaba sobre su cojera. Estaba examinando la púa cuando el uso de la palabra "reventar" le hizo alzar rápidamente la mirada, alarmado. Había oído de accidentes bastante horribles en las fábricas, gente que perdía dedos, manos e incluso piernas enteras, pero ese perfil no encajaba con la imagen mental que tenía de Ethan.
—Un... ¿metal? ¿Cómo que un metal?
Una cosa era llevar una escayola con varillas por fuera de la pierna -o directamente amputar y tener una pata de palo- y otra muy, muy diferente reconstruir un hueso por dentro con acero. El blanco de sus ojos bien abiertos, estupefacto como estaba, destacaba en la penumbra.
—No, yo... Según mi abuela una vez me disloqué el hombro jugando con mi padre, pero era muy pequeño y no lo recuerdo... Lo peor que me ha pasado ha sido quemarme soldando oro —cambió de mano para no dejar de presionar la herida y se la acercó al humano, quitándose la poca sangre que había traspasado la tela con las yemas. En la parte interna del pulgar donde la piel cambiaba de color con la palma el blanco se extendía más de la cuenta. Aquella no había sido la única pero sí la peor, claro que... era una minduncia en comparación a tener un hueso metálico—. Pero cómo... ¿Cómo reconstruyes un hueso con hierro? Santos, es...
No terminó la frase. Su cara era un poema. Se estaba imaginando la pierna de Ethan abierta como un melón y a un médico vertiendo hierro fundido sobre el hueso roto, quemándolo por dentro. No había llegado a quemarse nunca con oro fundido, pero no necesitaba hacerlo para asustarse con la idea. La otra opción era clavarle una barra tal cual y... bueno, no sabía que le acongojaba más. Al menos le estaba dando grima eso y no el fantasma de fuera. Sinceramente lo prefería.
—Con total honestidad, la comida podría saber a cartón que hoy por hoy me parecería exquisita —exclamó con el resoplido de una risa mustia. Se inclinó ligeramente hacia atrás para verle la espalda, echando otro de sus breves vistazos al hueco de las escaleras en el proceso—. ¿Te las quito?
Solo eran dos, entre los omoplatos. No estaban muy profundas y por fortuna el grosor de las púas en la punta no era lo suficiente para que fuera a desangrarse por ello. Si tras tirar de ellas presionaba debía bastar para cortar el riego, aunque eso manchase la ropa del moreno... qué mas daba. Si sobrevivían lavaría él mismo alegremente toda la ropa llena de sangre que tuvieran. El varmano tiró con cuidado de la primera, colocando la otra mano en torno al punto que la conectaba para no atraer la piel consigo y hacerlo innecesariamente doloroso mientras Ethan explicaba sobre su cojera. Estaba examinando la púa cuando el uso de la palabra "reventar" le hizo alzar rápidamente la mirada, alarmado. Había oído de accidentes bastante horribles en las fábricas, gente que perdía dedos, manos e incluso piernas enteras, pero ese perfil no encajaba con la imagen mental que tenía de Ethan.
—Un... ¿metal? ¿Cómo que un metal?
Una cosa era llevar una escayola con varillas por fuera de la pierna -o directamente amputar y tener una pata de palo- y otra muy, muy diferente reconstruir un hueso por dentro con acero. El blanco de sus ojos bien abiertos, estupefacto como estaba, destacaba en la penumbra.
—No, yo... Según mi abuela una vez me disloqué el hombro jugando con mi padre, pero era muy pequeño y no lo recuerdo... Lo peor que me ha pasado ha sido quemarme soldando oro —cambió de mano para no dejar de presionar la herida y se la acercó al humano, quitándose la poca sangre que había traspasado la tela con las yemas. En la parte interna del pulgar donde la piel cambiaba de color con la palma el blanco se extendía más de la cuenta. Aquella no había sido la única pero sí la peor, claro que... era una minduncia en comparación a tener un hueso metálico—. Pero cómo... ¿Cómo reconstruyes un hueso con hierro? Santos, es...
No terminó la frase. Su cara era un poema. Se estaba imaginando la pierna de Ethan abierta como un melón y a un médico vertiendo hierro fundido sobre el hueso roto, quemándolo por dentro. No había llegado a quemarse nunca con oro fundido, pero no necesitaba hacerlo para asustarse con la idea. La otra opción era clavarle una barra tal cual y... bueno, no sabía que le acongojaba más. Al menos le estaba dando grima eso y no el fantasma de fuera. Sinceramente lo prefería.
- ♪♫♬:
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Sendar
20/08/23, 09:41 pm
Apenas echó una ojeada rápida a las cestas que había subido Szczenyak, acordándose al ver al lupino que le faltaba por subir otro cubo de agua más. Aquello era mejor que pensar en que llevaban muchas horas sin comer pero ni siquiera ahora que tenían comida al alcance de la mano se podían permitir nutrirse. Por lo menos, Rägjynn estaba bastante seguro de que todos tendrían el estómago tan cerrado como él: no había más que ver los ánimos a su alrededor. Y, sobre todo, era mejor que ver aquella cantidad de armas que habían subido los niños, Tawar y Connor. Damian estaba gritando como de costumbre, y convencido como siempre de que podía con más de lo que era realista. O a lo mejor solo era su forma de evadir el miedo, pero lo cierto es que el mjörní lo había visto ser bastante temerario cuando se enfrentaron a los colaespinas, no haciéndole caso cuando le dijo que le esperase… No podía seguir pensando en qué pasaría si aquella cosa decidía entrar al refugio. No tenía sentido hacerlo. El cubo de agua, sí.
Por desgracia, la tarea no duró demasiado y, además, tenía que enfrentarse de nuevo a la visión de todas aquellas armas de filo apiladas que probablemente tan solo eran una pequeña parte de lo que había en la armería de la que salían… Puede que ese fuese un buen momento para asomarse con cautela a una ventana: ya había pasado un rato desde la última vez que Connor lo había hecho. El mjörní necesitaba otra distracción, fuera cual fuera, y además seguía guardando la esperanza de ver irse al monstruo y poder subir a vigilar a la azotea.
Lo que vio, en cambio, fue todo lo contrario a lo que deseaba: el monstruo, solo, ni rastro de ninguno de sus compañeros en los alrededores. Aunque, pensándolo bien… Se giró hacia le sanaí, quien le sobresaltó ligeramente al acercarse y hablarle de pronto, teniendo la mente completamente ida en la escena que trataba de analizar a lo lejos.
—No… No lo sé. Pero… Supongo que han logrado huir. A lo mejor… ¿Igual están volviendo? —Una vez salido de su trance, Räg se apartó de la ventana y le hizo un gesto a Airi como queriendo advertirle de que sería mejor que hiciera lo mismo—. No lo sé… —repitió, apesadumbrado.
Una única idea cruzó su mente al volver a echar una mirada al interior del cuarto: Aria seguía desmayada, Ethan y Nohlem no habían llegado a subir por alguna razón… Su vista terminó de posarse en Aniol y Damian.
>>Si tenéis hambre… Podemos ver qué hay en las cestas que se pueda comer sin mucha preparación —les ofreció.
A lo mejor para los pequeños el hambre era más acuciante que la situación, a fin de cuentas todo aquel embrollo con Serena había comenzado porque la humana les quiso prohibir con muy malas formas que tocasen la comida antes de tiempo. En lo más profundo de su ser, sabía que solo buscaba desesperadamente una forma de distraer su mente.
Por desgracia, la tarea no duró demasiado y, además, tenía que enfrentarse de nuevo a la visión de todas aquellas armas de filo apiladas que probablemente tan solo eran una pequeña parte de lo que había en la armería de la que salían… Puede que ese fuese un buen momento para asomarse con cautela a una ventana: ya había pasado un rato desde la última vez que Connor lo había hecho. El mjörní necesitaba otra distracción, fuera cual fuera, y además seguía guardando la esperanza de ver irse al monstruo y poder subir a vigilar a la azotea.
Lo que vio, en cambio, fue todo lo contrario a lo que deseaba: el monstruo, solo, ni rastro de ninguno de sus compañeros en los alrededores. Aunque, pensándolo bien… Se giró hacia le sanaí, quien le sobresaltó ligeramente al acercarse y hablarle de pronto, teniendo la mente completamente ida en la escena que trataba de analizar a lo lejos.
—No… No lo sé. Pero… Supongo que han logrado huir. A lo mejor… ¿Igual están volviendo? —Una vez salido de su trance, Räg se apartó de la ventana y le hizo un gesto a Airi como queriendo advertirle de que sería mejor que hiciera lo mismo—. No lo sé… —repitió, apesadumbrado.
Una única idea cruzó su mente al volver a echar una mirada al interior del cuarto: Aria seguía desmayada, Ethan y Nohlem no habían llegado a subir por alguna razón… Su vista terminó de posarse en Aniol y Damian.
>>Si tenéis hambre… Podemos ver qué hay en las cestas que se pueda comer sin mucha preparación —les ofreció.
A lo mejor para los pequeños el hambre era más acuciante que la situación, a fin de cuentas todo aquel embrollo con Serena había comenzado porque la humana les quiso prohibir con muy malas formas que tocasen la comida antes de tiempo. En lo más profundo de su ser, sabía que solo buscaba desesperadamente una forma de distraer su mente.
- Seth
Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mentalPersonajes :
● Devoss: Humano (Países Bajos) Licántropo Tigre
● Maila: Humana (Hawaii) Bruja de la Arena
●Connor: Humano (Canadá)
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Sufre episodios de insomnio. Tendrá episodios de vértigo postural, más frecuentes al levantarse tras dormir, que pueden durar desde minutos a varias horas.
Re: Torreón Sendar
22/08/23, 12:15 am
A pesar de lo nervioso que había visto a Damian, parecía que éste se había repuesto un poco. Incluso había dicho que si el monstruo entraba se encargaría de él. Quizás en otra circunstancia se habría reído y soltado alguna frase ocurrente sobre ello, pero en aquel instante su mente solo pudo imaginarse lo que de verdad pasaría si aquel ser entraba dentro y se encontraba con el crío... Connor torció el gesto, visiblemente incómodo ante tales turbios pensamientos y apartó la mirada del italiano para posarla en el suelo de la habitación.
Sin embargo no tardó mucho en volver a alzarla vista, pues Airi formuló una pregunta que hasta entonces no se había formulado él mismo, cuando observó por la ventana. <<¿Dónde cojones están los otros?>>. Connor frunció el ceño confuso y negó con la cabeza, los brazos cruzados. No había rastro de Kalna, Rick, Abel y Serena fuera.
-No sé donde están, joder... Cuando he visto a esa puta cosa por la ventana me he echado para atrás enseguida.- Comentó el motero encogiéndose de hombros, sin parar de preguntarse por qué el monstruo no había salido corriendo tras sus compañeros.- Pero cuando estábamos fuera les avisé que salieran corriendo, estoy seguro de que salieron cagando hostias en cuanto vieron a ese cabrón.- Dijo el motero convencido de sus palabras. ¿Qué otra explicación podía haber para que hubieran desaparecido de las calles?
Tras aquellas palabras Connor también decidió sentarse en el suelo, cerca de Szkecheniak. El motero se dejó caer con brusquedad y un quejido a su lado, para luego suspirar largo y tendido. Necesitaba descansar de toda aquella puta locura de día. Desde que se habían despertado aquella mañana no habían tenido ningún tipo de tregua con la ciudad, desde ratas lanza-espinas hasta aquel monstruo hecho de huesos y sombras. A pesar de no haber comido en dos días la gravedad de la situación eliminaba el hambre que pudiera tener. Y aunque no quisiera admitirlo de manera muy abierta, en realidad estaba algo preocupado por los de fuera. O al menos por Rick, con el que había tenido algo más de trato. Connor decidió aparcar de lado aquellos pensamientos para centrarse en el cánido y su respiración profunda, mientras Räg les decía a los críos si querían ver lo que había en las cestas.
Solo llevaba dos días fuera de casa y del club, pero aquella ciudad le había enseñado facetas de él que no conocía: Contra todo pronóstico podía preocuparse un mínimo por algunos desconocidos de allí, cosa que antes habría creído improbable... Por otro lado, había descubierto que nunca había sabido lo que era el verdadero miedo hasta ahora.
Con un resoplido que sonó acompasado con la respiración de Szecheniak, apoyó la cabeza en la fría y dura roca de la pared. Incapaz de formular cualquier buena idea o alguna frase de ánimo se limitó a expresar lo que su cabeza pensaba en aquel momento. -Vaya puta mierda de día de los cojones...- Musitó con la amargura y la desesperación haciéndose hueco poco a poco en su interior.
Sin embargo no tardó mucho en volver a alzarla vista, pues Airi formuló una pregunta que hasta entonces no se había formulado él mismo, cuando observó por la ventana. <<¿Dónde cojones están los otros?>>. Connor frunció el ceño confuso y negó con la cabeza, los brazos cruzados. No había rastro de Kalna, Rick, Abel y Serena fuera.
-No sé donde están, joder... Cuando he visto a esa puta cosa por la ventana me he echado para atrás enseguida.- Comentó el motero encogiéndose de hombros, sin parar de preguntarse por qué el monstruo no había salido corriendo tras sus compañeros.- Pero cuando estábamos fuera les avisé que salieran corriendo, estoy seguro de que salieron cagando hostias en cuanto vieron a ese cabrón.- Dijo el motero convencido de sus palabras. ¿Qué otra explicación podía haber para que hubieran desaparecido de las calles?
Tras aquellas palabras Connor también decidió sentarse en el suelo, cerca de Szkecheniak. El motero se dejó caer con brusquedad y un quejido a su lado, para luego suspirar largo y tendido. Necesitaba descansar de toda aquella puta locura de día. Desde que se habían despertado aquella mañana no habían tenido ningún tipo de tregua con la ciudad, desde ratas lanza-espinas hasta aquel monstruo hecho de huesos y sombras. A pesar de no haber comido en dos días la gravedad de la situación eliminaba el hambre que pudiera tener. Y aunque no quisiera admitirlo de manera muy abierta, en realidad estaba algo preocupado por los de fuera. O al menos por Rick, con el que había tenido algo más de trato. Connor decidió aparcar de lado aquellos pensamientos para centrarse en el cánido y su respiración profunda, mientras Räg les decía a los críos si querían ver lo que había en las cestas.
Solo llevaba dos días fuera de casa y del club, pero aquella ciudad le había enseñado facetas de él que no conocía: Contra todo pronóstico podía preocuparse un mínimo por algunos desconocidos de allí, cosa que antes habría creído improbable... Por otro lado, había descubierto que nunca había sabido lo que era el verdadero miedo hasta ahora.
Con un resoplido que sonó acompasado con la respiración de Szecheniak, apoyó la cabeza en la fría y dura roca de la pared. Incapaz de formular cualquier buena idea o alguna frase de ánimo se limitó a expresar lo que su cabeza pensaba en aquel momento. -Vaya puta mierda de día de los cojones...- Musitó con la amargura y la desesperación haciéndose hueco poco a poco en su interior.
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