Torreón Sendar
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Rocavarancolia Rol
15 participantes
- Rocavarancolia Rol
Torreón Sendar
19/09/12, 10:54 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Ya antes de la Batalla de Rocavarancolia éste era uno de los mayores torreones de la ciudad. Quedó destruido por un explosivo que le arrancó sus cuatro plantas superiores, dejando tan sólo dos, aunque más tarde se reformó convirtiéndose en un torreón de cuatro plantas. Su base es circular y está protegido por un foso frente a la puerta, mientras que en la parte trasera hay un risco de varios metros de profundidad.
Tiene un patio empedrado muy pequeño acoplado a la parte trasera, con sitio para que una o dos personas entrenen. Una estatua pegada al muro representa una figura envuelta en túnicas cuya nariz y barbilla sobresalen de entre los pliegues. Alguien le pintó un bigote ridículo y una perilla garabateada con carbocillo mezclado con grasa.
La planta baja es un salón circular dividido en una gran sala central con cocina y salón y tres dormitorios pequeños que la rodean. Las escaleras, que están tras una puerta, llevan al resto de plantas del torreón. En el sótano hay una armería con mazmorras, en la primera planta hay cinco habitaciones medianas y dos baños, y en la segunda hay tres dormitorios grandes. La última planta no contiene nada salvo unas escaleras que llevan a la azotea, delimitada por un muro simple de escasa altura.
Tiene un patio empedrado muy pequeño acoplado a la parte trasera, con sitio para que una o dos personas entrenen. Una estatua pegada al muro representa una figura envuelta en túnicas cuya nariz y barbilla sobresalen de entre los pliegues. Alguien le pintó un bigote ridículo y una perilla garabateada con carbocillo mezclado con grasa.
La planta baja es un salón circular dividido en una gran sala central con cocina y salón y tres dormitorios pequeños que la rodean. Las escaleras, que están tras una puerta, llevan al resto de plantas del torreón. En el sótano hay una armería con mazmorras, en la primera planta hay cinco habitaciones medianas y dos baños, y en la segunda hay tres dormitorios grandes. La última planta no contiene nada salvo unas escaleras que llevan a la azotea, delimitada por un muro simple de escasa altura.
- Recetario integral de Persilia Sukaldaria:
- RECETARIO INTEGRAL DE PERSILIA SUKALDARIA
Libro de unas 150 páginas encuadernado en cuero. El título está escrito con letras cursivas y enrevesadas y un poco de relieve que ocupan toda la cubierta, donde no hay ninguna ilustración. En la parte trasera hay una sinopsis escrita en un recuadro decorado.
Sinopsis
¿Aburrido de cocinar siempre lo mismo? Adéntrate en mi recetario integral, donde he volcado años de experimentación combinando las delicias de todos los mundos conocidos. Entrantes, picoteo, postres y todo tipo de platos tradicionales con una vuelta de tuerca… ¡las mezclas de sabores nunca vistas conquistarán tu paladar y el de tus comensales!
Más de 100 increíbles recetas.
¡Incluye un anexo de venenos que se camuflarán perfectamente en tus platos y un grimorio de cocina con los hechizos imprescindibles para cualquier chef!
Anexo
LOS VENENOS MÁS DISCRETOS
Tanto si quieres provocar una diarrea como si tienes más interés en matar a comensales indeseados (…) este anexo imprescindible en cualquier recetario que se precie (…).
(La página está rota y, el resto de este anexo, arrancado).
GRIMORIO DE COCINA DE PERSILIA SUKALDARIA
Todo cocinero debe dominar estos hechizos, a los que he hecho referencia a lo largo del recetario. Descubre conmigo cómo realizarlos si todavía no los conocías.- Leyenda de colores y niveles:
- Mago
Brujo alto
Brujo bajo
• ¿Tienes carnes difíciles de cortar y despiezar? Prueba con el hechizo de corte.- Instrucciones:
- Corte: invoca un diminuto filo invisible de ondas que hace un corte en la superficie señalada. Hay muchas variaciones de este hechizo que, a altos niveles, permiten hacer cortes enormes o en profundidad. Un brujo bajo suele ser capaz de hacer rasguños en carne desprotegida o tallar madera. Un brujo medio podría cortar madera, arañar metal o hacer cortes superficiales en carne desprotegida. Mientras que un cosechado nivel mago podría hacer arañazos más profundos en el metal o tajos sobre carne.
Como hechizo físico que es, sus efectos dependen de la dureza y resistencia del material objetivo.
Lanzamiento a ojo, los gestos de la mano delimitando la dirección de los cortes. Conjuración rápida.
• ¡Con el hechizo de homogeneización no vuelvas a dejarte los brazos batiendo!- Instrucciones:
- Hechizo de homogeneización (*): hechizo que acelera la homogeneización de un líquido, suele aparecer un pequeño torbellino. En su defecto, implica que el líquido dé vueltas.
Lanzamiento a ojo. Conjuración rápida.
• No encontrarás nada más rápido para encender el fuego que esto: hechizo de invocar llamas.- Instrucciones:
- Invocar llamas (**): Un brujo bajo puede hacer algunos chispazos y llamas de vela (*). Un brujo alto puede invocar llamas ligeramente más grandes que las de vela que, si es hábil o controla bien el hechizo, puede manejar con las manos sin que le quemen (**). Un mago puede encender hogueras pequeñas en poco tiempo e invocar fuegos de antorcha (***).
Importante: Estas llamas no pueden arrojarse como proyectiles ya que necesitan sustentarse o bien en la magia de quien las invoca o bien en un combustible (madera, grasa...) y si se alejan demasiado del invocador y carecen de combustible, se apagan. Sin embargo pueden usarse como arma de corta distancia.
Lanzamiento por voluntad. Conjuración rápida.
• También es importante conocer estas soluciones para medir la temperatura, la concentración de sal, la presión dentro de la olla, la densidad de un líquido o el tiempo hasta que esté listo tu plato:- Instrucciones:
- Hechizos medidores de magnitudes sencillas: forman una pequeña esfera fantasma que cambia de color según la intensidad de la magnitud a medir. Son diferentes variedades de un mismo hechizo que permiten medir la temperatura, la presión, la densidad de un material, el tiempo (para lo que hacen falta conocimientos adicionales y nivel de brujo alto para configurar el medidor), o la concentración de un determinado soluto (posible a niveles a partir de brujo alto).
Si una esfera no está configurada, ésta tenderá a habituarse a la cantidad de magnitud a la que esté expuesta y la establecerá como su nuevo punto de equilibrio, asociándola con el color intermedio.
Lanzamiento por voluntad. Conjuración rápida-media.
• La solución más rápida para calentar o enfriar tus platos rápidamente es, sin duda, el hechizo térmico.- Instrucciones:
- Térmico: aumenta o disminuye notablemente la temperatura de un objeto de tamaño pequeño (*). Con práctica pueden limitarse esos cambios a una dirección controlada por el mago (chorros de calor, [**]). Puede anclarse a una sala concreta, creando una cámara frigorífica (***): no obstante es necesario repetir varias veces el hechizo si se quiere usar una habitación como congelador ya que este hechizo supone solamente un descenso térmico. Van de fuera a dentro.
Lanzamiento a ojo. Conjuración rápida-media.
• ¿Quieres catar la comida solo con el aroma? ¿Estás en otra habitación y necesitas saber que no se te esté pasando la comida? El hechizo de amplificación sensorial del olfato es un aliado imprescindible.- Instrucciones:
- Amplificación sensorial olfativa:(**) magnifica los impulsos que llegan al cerebro por parte de receptores nasales. Los nervios se vuelven hipersensibles a la transmisión de percepciones, pero ello no significa que éstas lleguen más rápido.
• O, si quieres disfrutar de la comida como nunca, prueba esta otra variante: el hechizo de amplificación sensorial del gusto.- Instrucciones:
- Amplificación sensorial gustativa:(**) magnifica los impulsos que llegan al cerebro por parte de receptores del gusto. Los nervios se vuelven hipersensibles a la transmisión de percepciones, pero ello no significa que éstas lleguen más rápido.
• ¿Te ha quedado muy aguada la comida? ¿Has echado demasiada agua a esa sopa? No te preocupes, ¡hay solución! ¡El hechizo de drenaje!- Instrucciones:
- Hechizo de drenaje: deseca superficies húmedas, evaporándolas o más comúnmente trasladando dicha humedad a otro recipiente deseado succionándola. Es un hechizo simple en su formulación pero con amplia variabilidad de potencia: puede secar desde un dedal de agua a un lago según la energía que aportes. (disponible a cosechados hasta el límite de sus fuerzas).
Lanzamiento por área. Conjuración rápida.
• ¿El aspecto de tu comida no es el que esperabas? ¿Quieres un resultado digno de reyes? Emplata como un profesional con el moldeado de materia orgánica.- Instrucciones:
- Moldear materia orgánica (**): el hechizo reblandece la materia al contacto con la piel del usuario, dejándola así por un tiempo. Sin embargo no altera su naturaleza, lo que moldees seguirá siendo lo que era aunque cambie de forma.
Lanzamiento por contacto, a ojo en el caso de hechiceros más experimentados. Conjuración rápida-media.
• Si el anterior era una maravilla infravalorada, este es una verdadera joya infravalorada. ¡Olvídate de desastres y queda bien siempre con tus invitados con el Nudo de Cerática!- Instrucciones:
- Nudo de Cerática (*): ¿harto de que se le desmoronen los sándwiches de más de dos pisos? ¿Cansado de que, al cortar una tarta, la mitad de la nata que la rellena se salga por los lados? ¡No se preocupe más! El Nudo de Cerática tiene la solución. Con este simple hechizo, podrá hacer una hamburguesa de diez pisos, luego cortarla en rodajas perfectas, ¡y hacerse un bocadillo de hamburguesa! El Nudo de Cerática lo mantiene todo en su sitio perfectamente. ¿Los sanjacobos le estallan llenándole el plato de queso? ¿Teme morder un taco por miedo a llenarse el regazo de salsa picante? ¡Se acabó, gracias al Nudo de Cerática! ¡No me puedo creer que no sea una variación del hechizo tapón!
El Nudo de Cerática se anula al cortar rodajas o mordiscos lo suficientemente finos, o con los ácidos gástricos. Cuesta más cuanto más endeble, complejo y líquido sea su sándwich.
Lanzamiento a ojo. Conjuración rápida.
• ¿A tu comida le falta esa chispa de color que hace que se coma con los ojos? ¿O quieres darle un toque exótico? Si no tienes colorantes alimentarios a mano, el hechizo de cambio de color será tu mejor aliado.- Instrucciones:
- Cambio de color: hechizo que sirve para colorear materia. No se limita a aplicar una capa de color externa o modificar el color de la superficie, sino que cambia el propio color que posee un material, dejando una pequeña huella mágica reconocible mediante hechizos específicos. Se puede graduar: aplicar colores diferentes (en todos los sentidos), hacerlo uniforme, solo en cierta parte del material, etc.
- Los brujos altos pueden cambiar el matiz del color original, manteniéndolo uniforme y sin controlar los matices y gradaciones que surjan de la mezcla entre el nuevo tono y el antiguo. Cuesta (***) para objetos pequeños y (****) para objetos medianos.
- Los cosechados nivel mago pueden modificar completamente el tono (aunque todavía quedará algún matiz del antiguo). Con esfuerzo puede aprender a aplicar leves matices y gradaciones no muy extremas. Necesitan (*****) para objetos grandes.
- A partir del nivel moderado bajo se pueden aplicar colores y gradaciones sin límite en cualquier objeto, costando más energía y concentración cuanto mayor sea el tamaño de la cosa en cuestión y cuandos más colores y matices quieran usarse.
Lanzamiento a ojo. Conjuración media a larga (dependiendo de las cláusulas que tenga). - Los brujos altos pueden cambiar el matiz del color original, manteniéndolo uniforme y sin controlar los matices y gradaciones que surjan de la mezcla entre el nuevo tono y el antiguo. Cuesta (***) para objetos pequeños y (****) para objetos medianos.
• ¿Le falta aroma a tu plato? ¿O tienes algún ingrediente que ocultar a tus comensales? Mejora o altera las propiedades organolépticas de la comida con el hechizo de olor falso.- Instrucciones:
- Hechizo de olor falso (*): El hechicero que lo realice puede hacer que aquello que toque desprenda un olor que tiene que ser muy familiar para aquel que realiza el hechizo. El coste aumenta a medida que aumenta el área afectada por el hechizo. El olor se va de golpe a los tres días. Más convincente será el engaño cuanto con más detalle lo recuerde el mago, aunque hay que tener en cuenta que el olor resultante puede verse afectado por la subjetividad del que realice el hechizo, al basarse en sus recuerdos al fin y al cabo.
Lanzamiento por anclaje. Conjuración media.
• ¿Harto de que se te derramen líquidos en la cocina? Hechiza tus recipientes con la maravilla infravalorada que es el hechizo tapón.- Instrucciones:
- Hechizo tapón (*): hechizo que impide que un líquido se derrame de su recipiente.
Lanzamiento por área, aplicado generalmente a la boca del recipiente. Conjuración muy rápida.
• ¿Tienes las manos de mantequilla? Literal, o figuradamente. ¡Endurece tus tarros de cristal con la protección contra ruptura!- Instrucciones:
- Protección contra ruptura (**): aplicado a objetos frágiles, evita que se rompan con tanta facilidad. A más resistencia que se quiera incrementar y mayor la superficie del objeto encantado, más energía requiere.
Lanzamiento por anclaje. Conjuración rápida-media.
• ¿Te has manchado cocinando? El hechizo de limpieza de ropas es la solución.- Instrucciones:
- Limpieza de ropas (**): elimina manchas, arrugas y limpia en general las prendas de ropa que desee el mago (es un agregado de varios hechizos unificados en uno solo).
Lanzamiento por anclaje. Conjuración muy rápida.
• O también, si sueles quemarte cocinando (a ti, o tus pertenencias), también tienes solución con el hechizo ignífugo.- Instrucciones:
- Hechizo ignífugo (**): encanta prendas de ropa, personas u objetos para que sean inmunes a fuego normal.
Lanzamiento por anclaje. Conjuración media.
- Grimorio para principiantes de Platero:
- Barrera de inercia:
- -Barrera de inercia: (***) de nombre engañoso (no es una barrera en absoluto) en el área delimitada impide que cualquier objeto o persona desprotegidos sean levantados del suelo, y que los atrae irremediablemente hacia el suelo si ya están en el aire. No obstante, también impide cualquier acción voluntaria que implique levantar ambos pies del suelo a la vez, como saltar o emprender el vuelo (se puede correr pero con más torpeza). Si se invoca mientras el objetivo está en el aire, al caer lo hará infaliblemente pies por delante.
Físico. Lanzamiento por área. No es inversible, lo que quiere decir que incluso el lanzador, si está en el área delimitada, se verá afectado. Conjuración media.
- Campo de fuerza:
- -Campo de fuerza (** el espacio para una persona, una campana grande ***, el espacio equivalente a una habitación ****): en forma de media esfera (con una especificación puede formar una esfera completa) bloquea proyectiles de tamaño considerable como si éstos hubieran chocado ante una barrera invisible, en un radio variable según la destreza del mago.
Físico. Inversible. Lanzamiento por área. Conjuración rápida-media.
- Curación nívea:
- -Curación nívea: (****) (utilizable cerca de la Luna Roja). Combate venenos que cursan con fiebre y repara quemaduras; actúa a modo de incentivo para que el organismo siga funcionando y reparándose a sí mismo. Evita que la sangre se coagule y que los órganos se colapsen, además de ejercer un efecto refrescante sobre el organismo en general. No obstante no puede mantener indefinidamente con vida a un moribundo: el organismo depende cada vez más de ese impulso artificial y usarlo en demasía puede provocar que si se le deja a solas empeore considerablemente.
Lanzamiento por área: se hace un barrido con la mano que abarca al área quemada o a la persona envenenada. Es necesario que se aplique sucesivas veces y con regularidad, del mismo modo que se debe renovar una cataplasma o emplasto.
Conjuración media-larga.
- Desvío:
- -Desvío (**, pero variable a más según la potencia de lo desviado): Interfiere en la trayectoria de un hechizo que ya haya sido lanzado. Requiere gestos intuitivos para desviar el encantamiento en una dirección u otra. Siempre requiere menos energía que bloquearlo o disolverlo, pero también reflejos. Si el hechizo es demasiado potente, probablemente no se podrá desviar lo suficiente o hacerlo requerirá demasiada energía. (El coste orientativo indicado arriba es el que ofrecerán unos hechizos ofensivos de potencia moderada en términos de cosechado: se han obviado los más débiles porque normalmente ésos no suelen constituir una verdadera amenaza, y los que les sean lanzados con verdaderas intenciones de daño les costarán más) Si se desvía a demasiada poca distancia el coste será prácticamente el mismo que el de bloquearlo: si se hace a distancia cercana pero prudencial (la típica en duelos de magia) una unidad menos, si se tiene cuidado de poner distancia de unos cuantos metros llegará a dos unidades menos.
Lanzamiento a ojo. Conjuración rápida.
- Hechizo de impacto:
- -Hechizo de impacto: potente golpe mágico que actúa como una bola de demolición (***). Puede gradarse hacia abajo para actuar a modo de empujón de moderado (*) a potente (**).
Lanzamiento por disparo de alcance largo. Conjuración media.
- Levitación:
- -Levitación: un hechizo exigente mentalmente, cansa más de lo acostumbrado. Cuando una persona levita lo más normal es caminar sobre el aire; uno puede dejarse arrastrar simplemente por el hechizo sin moverse, pero la sensación de indefensión es mayor.
Lanzamiento a ojo. Conjuración rápida.- Brujos bajos: objetos ligeros (por ejemplo una manzana)(*) con poca práctica, un baúl (**) con práctica.
- Brujos altos: Un baúl con poca práctica, una persona (***) con práctica.
- Magos: Una persona con algo de práctica, objetos muy pesados (****)con mucha práctica.
Si el objeto que levantado es un puñado de botones (los cuales entran en la categoría de objeto ligero) contarían como un solo asterisco. Lo que cuesta más es la concentración necesaria para mantener tantos objetos distintos en el aire a la vez. - Brujos bajos: objetos ligeros (por ejemplo una manzana)(*) con poca práctica, un baúl (**) con práctica.
- Parálisis:
- -Parálisis (***): envuelve al objetivo en un aura azulada al lanzarlo. Sus efectos duran cerca de una hora si se aplica a una única persona. Inmoviliza por completo, y su coste aumenta proporcionalmente a lo voluminoso del objetivo.
Lanzamiento por disparo de alcance corto, por contacto o por área a varios objetivos. Conjuración media.
- Traspaso de energía:
- -Traspaso de energía: no un hechizo en sí, aunque necesita de un chispazo de magia para arrancar. No obstante la energía puede tomarse de alguien no mágico (los efectos se detallan en el post de Sistema de magia). El proceso es perceptible para ambas partes y puede gradarse a voluntad: no obstante si el traspaso de energía es excesivo por parte de la parte emisora y ésta se desmaya o pierde el conocimiento, el enlace entre ambas personas se rompe y el traspaso se interrumpe. Es el mecanismo de funcionamiento de muchos amuletos.
Lanzamiento por contacto. Conjuración muy rápida.
Notas:
-Este grimorio también contiene varios de los hechizos que también venían en el libro de cocina (corte, térmico...).
-También pueden aprender de él cómo anclar hechizos.
-A lo largo de los meses se irán traduciendo más hechizos y añadiéndolos a esta lista.
- Ver mensajes archivados:
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.
Re: Torreón Sendar
04/08/23, 11:15 pm
A las críticas a Serena se unió Ethan, aunque Kalna ni se molestó en apartar la mirada de la chica, viendo cómo empezaban a caerle lágrimas de los ojos. Le resultaba algo extraño, pues ella apenas recordaba la última vez que había llorado, ni los motivos para ello. Era aún una cría, aunque tampoco se veía capaz de recordar cuántos años tenía. Lo que sí le venía a la mente cuando invocaba ese recuerdo, sin embargo, era la colleja de su Madre tras el “ahora vas a llorar con motivos” y lo muy claro que le había dejado que llorar era de chicos y que ella estaba por encima de eso, que no podía expresar esa debilidad. Nunca. ¿A las humanas no les enseñaban esas cosas?
Connor fue después, explotando en unos gritos a los que Kalna no estaba acostumbrada. La violencia nunca le había sido ajena, pero aquel tono en una discusión era algo más desconocido. «Hombres, siempre tan emocionales». Perdía toda la razón con aquella actitud, y era otro ejemplo perfecto de por qué los hombres no podían usar armas: aquel descontrol emocional podía haber acabado con heridos, o algo peor, en algo que simplemente podía hablarse como personas. Si no sabían controlar lo que sentían, ¿cómo esperaban controlar las armas? No esperaba nada de los humanos, y aún así se las ingeniaba para decepcionarse un poco más cada vez.
Szczenyak y Rick trataron de calmar algo a Connor tras el arrebato, algo que esperaba que sucediera, porque la pelirroja no dejaba de llorar y empezó a marcharse. Dudó respecto a si seguirla y hablar con ella a solas, porque quería hablar con ella algunas cosas en privado, pero decidió dejarlo estar. Ya tendrían tiempo. Por otro lado estaba la chica nueva, que parecía asustada por todo el follón que se había montado. «No, desde luego a las humanas no les enseñan a no demostrar debilidad». Igual podía culpar a las pocas fuerzas con las que se la veía de aquello, porque estaba claro por cómo se movía que el estado en el que estaba era aún más deplorable que el que tenían todos tras día y medio sin comer. No es que tuviera palabras de consuelo ni nada para ella, así que dejó que Räg y Rick se las dijeran.
Simplemente se quedó en la silla, en silencio, observando. No tenía nada que decir, y la mayoría estaban ocupados arriba con los niños, o en otras conversaciones, y agradecía el momento “a solas” en cierta manera. Era agotador fingir ser comprensiva todo el rato. El sonido del puente la sacó de sus pensamientos, y sus pupilas se afilaron nuevamente. Su primer instinto fue alargar la mano hacia la espada que estaba en el suelo al lado de la silla, pero lo descartó rápidamente: tenía que haber sido alguno de sus compañeros, y poco podía luchar en aquel salón sin herir a nadie más. No, no era una opción.
Serena no tardó en salir corriendo, llevándose una cesta, y Kalna puso los ojos en blanco. No aguantaba que le dijeran lo que había hecho mal, se llevaba la comida que tanto les había costado conseguir y salía sola al peligro. «Por los Grandes Felinos, esta chica es tonta». Tras ella fueron Rick y Abel, y ella no tardó más de un par de segundos en levantarse de la silla y escanear el salón en busca de algo. La espada no era demasiado útil contra los colaespina, pero Abel se había dejado el escudo, por lo que lo cogió rápidamente, así como la partesana que Ethan había dejado en la entrada. Su arma favorita había sido siempre la espada, pero necesitaba algo para cubrirse, así que aquello era lo mejor para lo que sabía que había allí fuera.
E, ignorando por completo aquello que había dicho hacía un rato sobre no correr con armas, echó a correr. Las heridas de las piernas molestaban, pero el dolor no era tanto como podría haberlo sido, ya sin espinas que molestasen. Igual alguna volvía a abrirse por la carrera, pero eso ya sería un problema futuro. Ahora tenía una prioridad, que era hacer que volvieran al torreón y dejasen de hacer el idiota para que les atacasen más bichos. Y si tantas ganas tenían de morir ahí fuera, al menos que Serena les devolviera la comida.
Sigue en el Barrio de los Mil Dioses
Connor fue después, explotando en unos gritos a los que Kalna no estaba acostumbrada. La violencia nunca le había sido ajena, pero aquel tono en una discusión era algo más desconocido. «Hombres, siempre tan emocionales». Perdía toda la razón con aquella actitud, y era otro ejemplo perfecto de por qué los hombres no podían usar armas: aquel descontrol emocional podía haber acabado con heridos, o algo peor, en algo que simplemente podía hablarse como personas. Si no sabían controlar lo que sentían, ¿cómo esperaban controlar las armas? No esperaba nada de los humanos, y aún así se las ingeniaba para decepcionarse un poco más cada vez.
Szczenyak y Rick trataron de calmar algo a Connor tras el arrebato, algo que esperaba que sucediera, porque la pelirroja no dejaba de llorar y empezó a marcharse. Dudó respecto a si seguirla y hablar con ella a solas, porque quería hablar con ella algunas cosas en privado, pero decidió dejarlo estar. Ya tendrían tiempo. Por otro lado estaba la chica nueva, que parecía asustada por todo el follón que se había montado. «No, desde luego a las humanas no les enseñan a no demostrar debilidad». Igual podía culpar a las pocas fuerzas con las que se la veía de aquello, porque estaba claro por cómo se movía que el estado en el que estaba era aún más deplorable que el que tenían todos tras día y medio sin comer. No es que tuviera palabras de consuelo ni nada para ella, así que dejó que Räg y Rick se las dijeran.
Simplemente se quedó en la silla, en silencio, observando. No tenía nada que decir, y la mayoría estaban ocupados arriba con los niños, o en otras conversaciones, y agradecía el momento “a solas” en cierta manera. Era agotador fingir ser comprensiva todo el rato. El sonido del puente la sacó de sus pensamientos, y sus pupilas se afilaron nuevamente. Su primer instinto fue alargar la mano hacia la espada que estaba en el suelo al lado de la silla, pero lo descartó rápidamente: tenía que haber sido alguno de sus compañeros, y poco podía luchar en aquel salón sin herir a nadie más. No, no era una opción.
Serena no tardó en salir corriendo, llevándose una cesta, y Kalna puso los ojos en blanco. No aguantaba que le dijeran lo que había hecho mal, se llevaba la comida que tanto les había costado conseguir y salía sola al peligro. «Por los Grandes Felinos, esta chica es tonta». Tras ella fueron Rick y Abel, y ella no tardó más de un par de segundos en levantarse de la silla y escanear el salón en busca de algo. La espada no era demasiado útil contra los colaespina, pero Abel se había dejado el escudo, por lo que lo cogió rápidamente, así como la partesana que Ethan había dejado en la entrada. Su arma favorita había sido siempre la espada, pero necesitaba algo para cubrirse, así que aquello era lo mejor para lo que sabía que había allí fuera.
E, ignorando por completo aquello que había dicho hacía un rato sobre no correr con armas, echó a correr. Las heridas de las piernas molestaban, pero el dolor no era tanto como podría haberlo sido, ya sin espinas que molestasen. Igual alguna volvía a abrirse por la carrera, pero eso ya sería un problema futuro. Ahora tenía una prioridad, que era hacer que volvieran al torreón y dejasen de hacer el idiota para que les atacasen más bichos. Y si tantas ganas tenían de morir ahí fuera, al menos que Serena les devolviera la comida.
Sigue en el Barrio de los Mil Dioses
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivación
Re: Torreón Sendar
05/08/23, 12:30 pm
Subir las escaleras era tarea complicada cuando apoyar un pie resultaba imposible, Ethan lo sabía y aún así le pareció entretenido sumarse una dificultad extra, quitarse púas. No fue muy efectivo pues ni seguía avanzando, ni llegaba a las que estaban más ocultas tras su espalda. Allí, en mitad del paso estrecho fue cuando escuchó los primeros gritos. Su piel se erizó casi al momento, helada al reconocer el origen de los mismos. Mierda, el londinense se había ido por cansancio dando por cerrada una situación que no lo estaba, olvidándose de que en esa escena precisamente uno de los más afectados era a su vez uno de los más viscerales.
No conocía lo suficiente a Connor y había sido lo suficientemente estúpido como para que la niebla de una necesitada amistad le hubiera cegado parcialmente la vista. Tan pronto la discusión cesó consiguió por fin llegar a la planta baja. Asomó la cabeza con tanta intriga que el ver al resto actuar con cierta normalidad logró rebajar su nerviosismo actual. Menos mal, temía mientras bajaba que a las amenazas le hubiera seguido algún golpe, pues si bien Serena había actuado mal no era justificación para que se actuará peor sobre ella.
Ahora la joven marchaba llorando y el cánido se andaba alejando junto con Connor, esperaba que al menos un poco de aire lograra calmar unas asperezas que más adelante tendrían que hablar. Joder, el pelirrosa daba miedo, siempre lo había dado pero ahora se sentía estúpido por haberle regalado un voto de confianza ciego. Los momentos de lucidez y colegueo se veían disipados ante la actitud tan horrible que acababa de presenciar y si bien no podía ignorar que le guardaba cierto cariño, el miedo era un limitante lo suficientemente poderoso como para formar una barrera entre ambos.
Ethan se había quedado apoyado en el marco de la puerta que daba a la segunda planta, incapaz de regresar al salón, pero incapaz de irse ante la preocupación de que el canadiense quisiera volver con más guerra. Estaba cansado, ya no solo por su maltrecha forma física, si no por el agotamiento emocional que era procesar todo ello. Siquiera había tenido un minuto para lidiar con las ratas espinosas y ahora tenía a una nueva hablando de no se que movidas que no lograba discernir, el ruido estruendoso del puente bajando, al que creía su amigo actuando como un gilipollas, a Serena yéndose sin haber dicho una sola palabra a la cocina, al resto en un silencio horrendamente tenso… Espera, ¿Cómo que el puente estaba bajando?
La secuencia de imágenes que lo siguió fue tan absurda, caótica y rápida que el joven solo pudo verse atrapado en un perpetuo pestañeo. Serena había huido, Rick la había seguido, Abel la había seguido, Kalna la había seguido, Connor y Colmillo la habían seguido. El quejido lastimero que soltó a continuación sirvió para soltar parte de su agobio mientras se dirigía a la salida con una pesadumbre inhumana.
No podía creérselo. Habría entendido que la joven quisiera huir nada más recibir los gritos, pero no fue así. La pelirroja se había escapado a completa conciencia, con una cesta de comida a la que ella no había ayudado de ninguna manera y realzando el problema que tenían con su constante egoísmo. Ethan ya no sabía si estaba cabreado, frustrado, preocupado, asustado o si simplemente era una mezcla tan bruta de sentimientos negativos que cual estuviera más presente en ese momento no era más que una tirada aleatoria de dados. Todos tenían un tope humano y el suyo hacía tanto que se había traspasado que se encontraba en un terreno emocional tan peligroso como incierto.
Avanzó hacía la entrada, parando antes de salir para girarse hacía Räg. La gente del salón se había esfumado en cuestión de segundos y lo que menos quería era que el lagarto pudiera pensar que se quedaba solo allí con la recién llegada.
-No me voy a ir, veré si puedo ver algo desde la entrada. Igualmente habría que avisar a los de arriba, si no vuelven habrá que subir el puente.
Su tono era amable pues a Räg nunca iba a tratarle con bordería, pero sus palabras cargaban el matiz frío de una realidad dura. Serena se había escapado aún a sabiendas de los peligros exteriores y por más que le pesara todos los que la habían seguido estaban en su derecho de escoger ponerse o no en ese riesgo. Ahora bien, la actitud tan inmadura de la joven huyendo en vez de lidiar con sus consecuencias era suya y solo suya. Gracias a eso ahora tenían a la mitad de su grupo tratando de ayudar a una persona que no se lo merecía y si bien Ethan no quería que les ocurriera nada a ninguno de ellos tampoco era tan estúpido como para pasar por alto lo que estaba causando la misma persona una y otra vez.
Otro suspiro cargado y estaba dejando el puente atrás. Acercándose al centro de la calle para ver la espalda de sus compañeros en plena persecución. Rezaba para que no tuvieran incidentes pero si bien quería velar por su salud, también quería velar por los del interior del torreón. Subir el puente era la opción adecuada, ya esperarían atentos a su regreso.
O eso es lo que debería de haber ocurrido en una situación normal. Nada de aquel lugar era normal y si bien lo estaban aprendiendo a pasos agigantados nada les había preparado para lo que estaba por suceder.
Una masa negra. Eso fue lo primero que llegó a discernir. Una masa negra y poco compacta que iba ganando una forma desagradable a sus ojos. Desde esa distancia apenas entendía que demonios era esa cosa, ahora bien Connor estaba llegando a su altura y había presenciado tres cosas: 1.Se había parado abruptamente 2.La figura le sacaba tamaño. 3.Estaba en mitad del grupo.
Tragó saliva con tanta dificultad que sintió el gesto doloroso y si bien empezó a temblar invadido por una sensación tan agobiante que se confundía por mareo sus piernas no se movieron. Abrió la boca para hablar pero nada salió de ella en un pánico momentáneo donde su cuerpo le exigía tomar todo el aire que pudiera. No necesitaba estar más cerca para notar el terror de aquella monstruosidad, pues fuera lo que fuera ya no era una rata con pinchos, era… era una aberración, como las de las películas, como aquellas que cazaban humanos y los devoraban vivos en las series de terror. Era un ser ficticio, solo que ya no lo era.
Se quedo inmóvil, petrificado entre edificios en ruinas y adoquines mal puestos. Observando con horror y una morbosidad hipnotizante como avanzaba esa criatura hacía sus compañeros. Apenas fueron unos segundos pero se sintieron como horas, congelado en ese lapso de tiempo hasta que logró romper la capa de escarcha que se acumulaba en sus articulaciones. Ethan no consiguió apartar la vista de aquel ser, pero al menos a la siguiente que tomó aire, si consiguió que su garganta se pudiera desgarrar en una orden desesperada.
-¡¡¡SUBAN EL PUENTE, YA!!!
No sabía si le harían caso, no sabía si serviría de algo, no sabía si con esa acción estaba decidiendo el final de los demás. Solo sabía que el pelirrosa y el cánido estaban a ese lado y que al menos ellos aún tenían una esperanza. Atrapado entre la indecisión de volver a la seguridad del torreón o seguir allí, observando como un conejo asustado en mitad de una carretera de fogonazos. Decidió esperar.
Joder, no podía irse. No quería apartar la mirada del problema, no quería volver a desaparecer tras una cortina negra para que alguna persona le avisará después de que habían muerto. El nudo que se hizo en su interior y el miedo a decir nada en dirección a aquel ser le impidió alertar a sus dos amigos para que empezarán a correr, pero con suerte en cuanto se girarán verían la urgencia en los gestos del londinense para que fueran cuanto antes. Aspavientos indicando que por amor de dios ya podían ser lo más rápidos que habían sido nunca.
Porque sí, Connor sería una mala bestia y Eschecheniak un coyote alíen, pero el cariño que les había pillado aún extraño, exaltado por la situación y complicado, no era falso. No pedía mucho, solo que al menos ellos pudieran regresar de vuelta al torreón porque su cabeza no daba ahora mismo para plantearse en aquella vorágine que estaba pasando con el resto del grupo.
No conocía lo suficiente a Connor y había sido lo suficientemente estúpido como para que la niebla de una necesitada amistad le hubiera cegado parcialmente la vista. Tan pronto la discusión cesó consiguió por fin llegar a la planta baja. Asomó la cabeza con tanta intriga que el ver al resto actuar con cierta normalidad logró rebajar su nerviosismo actual. Menos mal, temía mientras bajaba que a las amenazas le hubiera seguido algún golpe, pues si bien Serena había actuado mal no era justificación para que se actuará peor sobre ella.
Ahora la joven marchaba llorando y el cánido se andaba alejando junto con Connor, esperaba que al menos un poco de aire lograra calmar unas asperezas que más adelante tendrían que hablar. Joder, el pelirrosa daba miedo, siempre lo había dado pero ahora se sentía estúpido por haberle regalado un voto de confianza ciego. Los momentos de lucidez y colegueo se veían disipados ante la actitud tan horrible que acababa de presenciar y si bien no podía ignorar que le guardaba cierto cariño, el miedo era un limitante lo suficientemente poderoso como para formar una barrera entre ambos.
Ethan se había quedado apoyado en el marco de la puerta que daba a la segunda planta, incapaz de regresar al salón, pero incapaz de irse ante la preocupación de que el canadiense quisiera volver con más guerra. Estaba cansado, ya no solo por su maltrecha forma física, si no por el agotamiento emocional que era procesar todo ello. Siquiera había tenido un minuto para lidiar con las ratas espinosas y ahora tenía a una nueva hablando de no se que movidas que no lograba discernir, el ruido estruendoso del puente bajando, al que creía su amigo actuando como un gilipollas, a Serena yéndose sin haber dicho una sola palabra a la cocina, al resto en un silencio horrendamente tenso… Espera, ¿Cómo que el puente estaba bajando?
La secuencia de imágenes que lo siguió fue tan absurda, caótica y rápida que el joven solo pudo verse atrapado en un perpetuo pestañeo. Serena había huido, Rick la había seguido, Abel la había seguido, Kalna la había seguido, Connor y Colmillo la habían seguido. El quejido lastimero que soltó a continuación sirvió para soltar parte de su agobio mientras se dirigía a la salida con una pesadumbre inhumana.
No podía creérselo. Habría entendido que la joven quisiera huir nada más recibir los gritos, pero no fue así. La pelirroja se había escapado a completa conciencia, con una cesta de comida a la que ella no había ayudado de ninguna manera y realzando el problema que tenían con su constante egoísmo. Ethan ya no sabía si estaba cabreado, frustrado, preocupado, asustado o si simplemente era una mezcla tan bruta de sentimientos negativos que cual estuviera más presente en ese momento no era más que una tirada aleatoria de dados. Todos tenían un tope humano y el suyo hacía tanto que se había traspasado que se encontraba en un terreno emocional tan peligroso como incierto.
Avanzó hacía la entrada, parando antes de salir para girarse hacía Räg. La gente del salón se había esfumado en cuestión de segundos y lo que menos quería era que el lagarto pudiera pensar que se quedaba solo allí con la recién llegada.
-No me voy a ir, veré si puedo ver algo desde la entrada. Igualmente habría que avisar a los de arriba, si no vuelven habrá que subir el puente.
Su tono era amable pues a Räg nunca iba a tratarle con bordería, pero sus palabras cargaban el matiz frío de una realidad dura. Serena se había escapado aún a sabiendas de los peligros exteriores y por más que le pesara todos los que la habían seguido estaban en su derecho de escoger ponerse o no en ese riesgo. Ahora bien, la actitud tan inmadura de la joven huyendo en vez de lidiar con sus consecuencias era suya y solo suya. Gracias a eso ahora tenían a la mitad de su grupo tratando de ayudar a una persona que no se lo merecía y si bien Ethan no quería que les ocurriera nada a ninguno de ellos tampoco era tan estúpido como para pasar por alto lo que estaba causando la misma persona una y otra vez.
Otro suspiro cargado y estaba dejando el puente atrás. Acercándose al centro de la calle para ver la espalda de sus compañeros en plena persecución. Rezaba para que no tuvieran incidentes pero si bien quería velar por su salud, también quería velar por los del interior del torreón. Subir el puente era la opción adecuada, ya esperarían atentos a su regreso.
O eso es lo que debería de haber ocurrido en una situación normal. Nada de aquel lugar era normal y si bien lo estaban aprendiendo a pasos agigantados nada les había preparado para lo que estaba por suceder.
Una masa negra. Eso fue lo primero que llegó a discernir. Una masa negra y poco compacta que iba ganando una forma desagradable a sus ojos. Desde esa distancia apenas entendía que demonios era esa cosa, ahora bien Connor estaba llegando a su altura y había presenciado tres cosas: 1.Se había parado abruptamente 2.La figura le sacaba tamaño. 3.Estaba en mitad del grupo.
Tragó saliva con tanta dificultad que sintió el gesto doloroso y si bien empezó a temblar invadido por una sensación tan agobiante que se confundía por mareo sus piernas no se movieron. Abrió la boca para hablar pero nada salió de ella en un pánico momentáneo donde su cuerpo le exigía tomar todo el aire que pudiera. No necesitaba estar más cerca para notar el terror de aquella monstruosidad, pues fuera lo que fuera ya no era una rata con pinchos, era… era una aberración, como las de las películas, como aquellas que cazaban humanos y los devoraban vivos en las series de terror. Era un ser ficticio, solo que ya no lo era.
Se quedo inmóvil, petrificado entre edificios en ruinas y adoquines mal puestos. Observando con horror y una morbosidad hipnotizante como avanzaba esa criatura hacía sus compañeros. Apenas fueron unos segundos pero se sintieron como horas, congelado en ese lapso de tiempo hasta que logró romper la capa de escarcha que se acumulaba en sus articulaciones. Ethan no consiguió apartar la vista de aquel ser, pero al menos a la siguiente que tomó aire, si consiguió que su garganta se pudiera desgarrar en una orden desesperada.
-¡¡¡SUBAN EL PUENTE, YA!!!
No sabía si le harían caso, no sabía si serviría de algo, no sabía si con esa acción estaba decidiendo el final de los demás. Solo sabía que el pelirrosa y el cánido estaban a ese lado y que al menos ellos aún tenían una esperanza. Atrapado entre la indecisión de volver a la seguridad del torreón o seguir allí, observando como un conejo asustado en mitad de una carretera de fogonazos. Decidió esperar.
Joder, no podía irse. No quería apartar la mirada del problema, no quería volver a desaparecer tras una cortina negra para que alguna persona le avisará después de que habían muerto. El nudo que se hizo en su interior y el miedo a decir nada en dirección a aquel ser le impidió alertar a sus dos amigos para que empezarán a correr, pero con suerte en cuanto se girarán verían la urgencia en los gestos del londinense para que fueran cuanto antes. Aspavientos indicando que por amor de dios ya podían ser lo más rápidos que habían sido nunca.
Porque sí, Connor sería una mala bestia y Eschecheniak un coyote alíen, pero el cariño que les había pillado aún extraño, exaltado por la situación y complicado, no era falso. No pedía mucho, solo que al menos ellos pudieran regresar de vuelta al torreón porque su cabeza no daba ahora mismo para plantearse en aquella vorágine que estaba pasando con el resto del grupo.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Re: Torreón Sendar
05/08/23, 01:38 pm
Airi creía que, si conducían aquella disputa con cuidado, podrían conseguir rápido explicaciones de qué había sucedido y una disculpa por parte de Serena por haber empezado aquello con los niños y Tawar. Le sanaí no lo veía complicado, y sin embargo se equivocó muchísimo. Lo que creía que sería una conversación seria pronto se convirtió en reproches, malas palabras e incluso llegaron los gritos y la violencia, aunque eso no sería hasta que estuviese subiendo las escaleras tras Nohlem.
Airi era consciente de que Serena había hecho cosas mal, pero al parecer aquello no era lo único ese día. No sabía a qué venía lo de la lanza, pero no era el momento de hacer preguntas. Había aceptado seguir a Nohlem porque se había aferrado a los niños y ahora no quería dejar de ser su apoyo, pero sentía auténtica preocupación por lo que ocurriría abajo si seguían discutiendo. Buscó la mirada de Rägjynn antes de perderse escaleras arriba, confiando en él como un pilar de racionalidad, pero no tuvo claro si este le devolvió la mirada o si pensaba lo mismo que elle. Al menos le tranquilizaba solo saber que el mjörní estaría allí, porque la reacción de Connor le estaba poniendo el vello de punta. Solo por eso ya era mejor sacar a los niños de allí… y ojalá también apartase alguien a la recién llegada.
En la calma del cuarto era más fácil respirar, pero la tensión acumulada en el cuerpo de Airi no se liberó, porque todavía no habían solucionado absolutamente nada. Lo primero era dejar que se explicasen los afectados, así que se quedó delante de ellos, controlando la expresión de su cara para transmitir calma a pesar de su seriedad.
El primero en hablar fue Tawar, quien dejó a Airi sin palabras con su admisión. ¿Cómo podía considerarse una carga, con ese tamaño? Se aseguraría de sacarle esa idea de la cabeza llevase el tiempo que llevase, pero no podía evitar sentirse une hipócrita. Que precisamente elle le dijese a todo el mundo que no era una carga parecía ser intencional, como buscando imponer su punto de vista para beneficiarse. Visto en perspectiva, nunca había sido tanto una carga como ahora mismo, lo que le hizo sentir punzadas de malestar en el estómago.
—No vamos a dejar que te ocurra nada, Tawar… No tienes que demostrar nada —logró decir. Imaginar al pequeño atravesado era lo último que necesitaba. El peso de lo que acababa de ocurrir, lo que se les venía encima… ¿Tendrían que pelear así por cada pieza de comida? Aquello no tenía nada que ver con cazar gacelas.
Aniol y Damian hablaron después. Por lo que se veía, Serena había tenido malas palabras para todos, ¿pero qué la había llevado a ser tan borde? ¿La escasez de comida? No importaba. Tendrían que hablar entre todos sobre cómo racionar lo que había, ella no tenía que tomar decisiones por su cuenta, y mucho menos hablar así a niños que solo tenían hambre. Aunque, de nuevo, Airi tampoco tenía la seguridad de estar en la misma página que el resto de sus compañeros. Los dos últimos días habían parecido semanas, pero no podía negar que no sabía nada del resto o sus culturas.
—No os preocupéis por lo que pudiera decir. Eso es lo que piensa ella. O a lo mejor ni eso, y solo está enfadada porque estamos en esta situación… No importa, aunque fuese así, no tenía ninguna razón para portarse mal con vosotros —empezó a decir. No podía evitar pensar en las razones de Serena. En realidad quería hablar con ella, preguntarle cómo esperaba que fuese la convivencia con esa actitud… Si había algo que hacer para que Serena no fuese una paria en aquella tribu, lo intentaría, aunque al final el resultado dependería enteramente de la chica.
Airi querría seguir hablando. Tenía muchas cosas que decir, solo no sabía muy bien por dónde empezar. Todas las palabras murieron en su garganta cuando, igual que el resto, pudo oír el mecanismo del puente activándose. «Espíritus… ¿no la estarán…?». Por un momento se imaginó cómo echaban a Serena del torreón. Oír que se gritaba el nombre de la chica ayudó a imaginar otros escenarios, pero no resolvía nada.
—¿Qué está pasando? —musitó—. ¿Voy… voy a ver? —La pregunta era una afirmación, pero su incertidumbre se trasladó al tono de sus palabras. Aferró el pomo de la puerta, pero el grito de Ethan alcanzó sus oídos, petrificándole en el sitio.
Airi era consciente de que Serena había hecho cosas mal, pero al parecer aquello no era lo único ese día. No sabía a qué venía lo de la lanza, pero no era el momento de hacer preguntas. Había aceptado seguir a Nohlem porque se había aferrado a los niños y ahora no quería dejar de ser su apoyo, pero sentía auténtica preocupación por lo que ocurriría abajo si seguían discutiendo. Buscó la mirada de Rägjynn antes de perderse escaleras arriba, confiando en él como un pilar de racionalidad, pero no tuvo claro si este le devolvió la mirada o si pensaba lo mismo que elle. Al menos le tranquilizaba solo saber que el mjörní estaría allí, porque la reacción de Connor le estaba poniendo el vello de punta. Solo por eso ya era mejor sacar a los niños de allí… y ojalá también apartase alguien a la recién llegada.
En la calma del cuarto era más fácil respirar, pero la tensión acumulada en el cuerpo de Airi no se liberó, porque todavía no habían solucionado absolutamente nada. Lo primero era dejar que se explicasen los afectados, así que se quedó delante de ellos, controlando la expresión de su cara para transmitir calma a pesar de su seriedad.
El primero en hablar fue Tawar, quien dejó a Airi sin palabras con su admisión. ¿Cómo podía considerarse una carga, con ese tamaño? Se aseguraría de sacarle esa idea de la cabeza llevase el tiempo que llevase, pero no podía evitar sentirse une hipócrita. Que precisamente elle le dijese a todo el mundo que no era una carga parecía ser intencional, como buscando imponer su punto de vista para beneficiarse. Visto en perspectiva, nunca había sido tanto una carga como ahora mismo, lo que le hizo sentir punzadas de malestar en el estómago.
—No vamos a dejar que te ocurra nada, Tawar… No tienes que demostrar nada —logró decir. Imaginar al pequeño atravesado era lo último que necesitaba. El peso de lo que acababa de ocurrir, lo que se les venía encima… ¿Tendrían que pelear así por cada pieza de comida? Aquello no tenía nada que ver con cazar gacelas.
Aniol y Damian hablaron después. Por lo que se veía, Serena había tenido malas palabras para todos, ¿pero qué la había llevado a ser tan borde? ¿La escasez de comida? No importaba. Tendrían que hablar entre todos sobre cómo racionar lo que había, ella no tenía que tomar decisiones por su cuenta, y mucho menos hablar así a niños que solo tenían hambre. Aunque, de nuevo, Airi tampoco tenía la seguridad de estar en la misma página que el resto de sus compañeros. Los dos últimos días habían parecido semanas, pero no podía negar que no sabía nada del resto o sus culturas.
—No os preocupéis por lo que pudiera decir. Eso es lo que piensa ella. O a lo mejor ni eso, y solo está enfadada porque estamos en esta situación… No importa, aunque fuese así, no tenía ninguna razón para portarse mal con vosotros —empezó a decir. No podía evitar pensar en las razones de Serena. En realidad quería hablar con ella, preguntarle cómo esperaba que fuese la convivencia con esa actitud… Si había algo que hacer para que Serena no fuese una paria en aquella tribu, lo intentaría, aunque al final el resultado dependería enteramente de la chica.
Airi querría seguir hablando. Tenía muchas cosas que decir, solo no sabía muy bien por dónde empezar. Todas las palabras murieron en su garganta cuando, igual que el resto, pudo oír el mecanismo del puente activándose. «Espíritus… ¿no la estarán…?». Por un momento se imaginó cómo echaban a Serena del torreón. Oír que se gritaba el nombre de la chica ayudó a imaginar otros escenarios, pero no resolvía nada.
—¿Qué está pasando? —musitó—. ¿Voy… voy a ver? —La pregunta era una afirmación, pero su incertidumbre se trasladó al tono de sus palabras. Aferró el pomo de la puerta, pero el grito de Ethan alcanzó sus oídos, petrificándole en el sitio.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: Torreón Sendar
05/08/23, 08:17 pm
Desastre. La única manera de describir aquello era como un desastre. Igual que Airi Nohlem desconocía los percances que habían tenido con Serena durante esa salida, y aunque en otra situación aquella exposición de sus errores le habría valido una mofa mientras subía, las palabras que le propinó Connor consiguieron que su única respuesta fuera animar a los niños a subir más rápido. Si pensaba que lo peor era que los pequeños recibiesen el veneno de Serena es porque no contaba con el odio que el mayor guardaba. Que la tierra se lo tragase, que sus ojos ciegos le guiasen al necrolimbo, no quería estar ahí. “La mata”, pensó, “la mata.”
Lo sentía por aquellos que dejaban abajo, en especial por la pobre nueva, pero si empezaban a rodar cabezas que a ellos los pillase con una buena barricada de por medio. La noche anterior había tenido sus momentos, pero mal hablado, faltoso y todo Connor le había caído bien. Era como si hubiera forjado contacto con un hombre de la mafia y eso, en aquel entonces, le había resultado hilarante. Ahora tenía la certeza de que se movía por esos círculos y lejos de divertirle le aterraba más que las ratas gigantes que les hubieran atacado fuera. Por eso Nohlem cerró tras de sí.
Se apoyó en la puerta más segundos de los que deberían haber sido normales, respirando por la boca y entredientes para contener los suspiros de agobio que con tanta insistencia reclamaban aire. Más allá del cuarto con su hermana cuando no levantaban dos palmos del suelo o una noche de cama con algún que otro chico o chica linda, Nohlem nunca había compartido nada, y de repente no solo era una habitación: era una casa, era un año de su vida. Un año con gente irascible e intratable, con la responsabilidad de cuidar de otros de menor tamaño y edad, otras 13 criaturas, completos desconocidos en un mundo en ruinas que haría de la selva más profunda de su mundo una bonita portada de revista. ¿Cómo se las iban a apañar? ¿Qué iban a hacer, si ni con dos niños llorando sabía que pie mover primero?
Les escuchó a pesar de que sus orejas viraban hacia atrás en busca de más gritos en el tren descarrilado que acababan de abandonar. Lo que contaban actuaba como aislante, uno que reavivaba la rabia que le había dado la actitud de Serena y blanqueaba, al menos temporalmente, la de Connor. Se apartó de la madera que los alejaba de la discordia y tomó aire. Bendite fuera Airi, porque si elle no hablaba primero a saber cuanto habría tardado su voz en arrancar.
—No, no… Hay comida para todos —dijo con una convicción que ni de coña era suya—. Tú consumes incluso menos, no hay motivo alguno para hacer eso Tawar.
La mirada rota por la pena que le dedicó Aniol le hizo sentir pequeño, desesperanzado e inútil, y de nuevo daba las gracias a le sanaí porque sus palabras eran la guía que le ayudaba a no quedarse en blanco ante algo que le superaba.
—Quizás haya sido eso, sí —secundó—. Pero tal como dice Airi no justifica que os haya hablado así. Nadie tiene derecho a hablaros así, ni yo, ni Airi ni mucho menos ella. Habéis hecho muy bien en defenderos —se inclinó de nuevo delante de ellos, limpiando las lágrimas de Aniol con una mano para después estrujarle un hombro de Damian de manera amistosa. Le había visto secarse el rostro, y entre el gesto apresurado y sus palabras quedaba claro que el trato que tenía que darle a él era un pelín distinto. O eso suponía…—. No hay nada de malo en ser niños. Ojalá yo volviera a ser uno —le sonrió con las fuerzas que le quedaban, que eran pocas, manchadas de amargura—. Es mucho peor llegar a adulto y no saber actuar como uno. Como Serena.
“Como yo”. Santos, que perdido se sentía. Se reinclinó con un suspiro. Lo mejor sería que se calmasen un rato, que hablaran y se distrayeran. Luego podrían cocinar juntos, llenar el estómago y el espíritu. Él no sabía cocinar pero qué carajo. Claro que la idea en idea se quedaría, no ya solo porque abajo la tensión pudiera cortarse con un cuchillo y seguramente así fuese para lo que quedaba de día, sino por la serie de ruidos que se sucedieron. Primero el puente, después el jaleo. Nohlem rodeó a Aniol con el brazo libre, mirando en dirección a la puerta tan tenso como la cuerda de un violín, con las pupilas redondas del susto y los oídos atentos a cualquier señal. No podía mover los ojos a otro lado.
—No- No lo sé —respondió con un hilo de voz, con inquietud contagiada tras unos segundos que se le antojaron eternos—. ¿A lo mejor han encontrado a alguien nue-
El grito de Ethan fue una respuesta poética a la preocupación del pequeño por él, e incluso Airi que se había ofrecido antes se quedó congelade in situ. La cuerda que le sostenía reventó, incapaz de aguantar una sensación más, roto por un miedo que le obligaba a moverse. Así fuera hacia la muerte, tenía que salir de su estupor o el terror le consumiría. Puestos a morir por algo que no fuera por su propia inaptitud o un paro. Y si era rápido, mejor.
—Voy. Ya vengo, ¿vale? Quedaos aquí —sus palabras salieron a trompicones, por poco pisándose unas a otras. No era una orden real, ni siquiera una sugerencia, solo frases por defecto que su cerebro hiló como adecuadas para una situación como esa. ¿Qué tipo de situación era exactamente? Ni idea.
Bajó a toda prisa con la impresión de que había demasiada luz a su alrededor. Tenía las pupilas tan dilatadas que físicamente dolía. Quería insultar sin ton ni son, recuperar su idioma para hacerlo, buscar refugio en la sonoridad de las palabras malsonantes tal y como las conocía, mas tenía que conformarse con no caer por las escaleras y rezar con sílabas nuevas. El salón estaba mortalmente vacío. De un vistazo dio con Räg, con la chica nueva y… con la puerta abierta de par en par. “Mierda. Mierda, mierda, mierda joder”. No se paró a preguntar que había pasado, salió tras la luz, ojos entornados debido al “exceso” de esta y se colocó unos pocos pasos atrás de Ethan. Le temblaba el pulso y ni siquiera podía decir porqué, pero el grito le había helado los músculos más que todos los chasqueos de lengua de su madre.
—¿Qué-…
Y eso fue todo lo que alcanzó a decir. Entre tanto blanco lo vio, negro, aquella… se hizo el silencio en su cerebro al intentar comprender que estaba viendo. Aquella criatura negra, más grande que Abel o que Connor, y todavía peor, a los insensatos a los que seguía. Otras dos personas iban detrás, pero no las reconoció. Ahora mismo no reconocería ni a su hermana. Solo tenía ojos para… lo que fuera eso, esa amalgama de oscuridad y tentáculos a la que los incautos que habían salido (por alguna razón que escapaba a su comprensión) habían ido a atraer. Cogió a Ethan del brazo y tiró de él. “El puente”. Tragó saliva y tiró con más fuerza hacia dentro, llevándole consigo de vuelta al torreón sin importarle que tuviera que opinar. “El puente”.
No le soltó hasta que estuvo dentro. Tenía los oídos cerrados y se movía con una agilidad que no había experimentado nunca, pura adrenalina. El grito seguía clavado en su tímpano y la silueta en sus ojos, rodeada de un blanco que se hundía como agujas en su sien. Bajó sin oír sus propios pasos y accionó el mecanismo del puente para subirlo, sin pensar hasta entonces en las dos figuras que juraba haber visto dar media vuelta. El sonido del puente le reactivó pero no para mejor, pues pasado el pico de energía comenzaba el descenso. Al volver al salón jadeaba. Se plantó frente la puerta para ver como corrían de vuelta, Connor y Eschen-como se puto llamase. Estaban lo suficientemente cerca para entrar, no debería haber problema con ellos, pero-… ¿y los otros?
“No. No no. Estúpidos. Estúpidos, gilipollas, imbéciles, gilipollas, putos subnormales, gilipollas”. Conocía insultos mucho más elegantes, pero ahora no pensaba otra cosa. Los habían dejado solos. ¿Por qué?
—Qué ha pasado —preguntó un tono que no era nada, ni duda, ni afirmación ni fuerza. Le dolían los ojos, la cabeza, los dientes de tanto apretarlos, todo. Miró a Ethan—. ¿Qué hacías fuera…?
Santos, como le costó decir aquello sin romperse ni añadir mil insultos de por medio. La rabia le arañaba las entrañas. Si su voz no era puro silencio saldría como un grito, estaba seguro de ello.
“¿Qué era eso?”. No. Esa pregunta se quedaría en el tintero, flotando en su cabeza como la mariposa más fea del mundo. Mentar a ese ser suponía aceptarlo como real. No podía hacer eso ahora.
Lo sentía por aquellos que dejaban abajo, en especial por la pobre nueva, pero si empezaban a rodar cabezas que a ellos los pillase con una buena barricada de por medio. La noche anterior había tenido sus momentos, pero mal hablado, faltoso y todo Connor le había caído bien. Era como si hubiera forjado contacto con un hombre de la mafia y eso, en aquel entonces, le había resultado hilarante. Ahora tenía la certeza de que se movía por esos círculos y lejos de divertirle le aterraba más que las ratas gigantes que les hubieran atacado fuera. Por eso Nohlem cerró tras de sí.
Se apoyó en la puerta más segundos de los que deberían haber sido normales, respirando por la boca y entredientes para contener los suspiros de agobio que con tanta insistencia reclamaban aire. Más allá del cuarto con su hermana cuando no levantaban dos palmos del suelo o una noche de cama con algún que otro chico o chica linda, Nohlem nunca había compartido nada, y de repente no solo era una habitación: era una casa, era un año de su vida. Un año con gente irascible e intratable, con la responsabilidad de cuidar de otros de menor tamaño y edad, otras 13 criaturas, completos desconocidos en un mundo en ruinas que haría de la selva más profunda de su mundo una bonita portada de revista. ¿Cómo se las iban a apañar? ¿Qué iban a hacer, si ni con dos niños llorando sabía que pie mover primero?
Les escuchó a pesar de que sus orejas viraban hacia atrás en busca de más gritos en el tren descarrilado que acababan de abandonar. Lo que contaban actuaba como aislante, uno que reavivaba la rabia que le había dado la actitud de Serena y blanqueaba, al menos temporalmente, la de Connor. Se apartó de la madera que los alejaba de la discordia y tomó aire. Bendite fuera Airi, porque si elle no hablaba primero a saber cuanto habría tardado su voz en arrancar.
—No, no… Hay comida para todos —dijo con una convicción que ni de coña era suya—. Tú consumes incluso menos, no hay motivo alguno para hacer eso Tawar.
La mirada rota por la pena que le dedicó Aniol le hizo sentir pequeño, desesperanzado e inútil, y de nuevo daba las gracias a le sanaí porque sus palabras eran la guía que le ayudaba a no quedarse en blanco ante algo que le superaba.
—Quizás haya sido eso, sí —secundó—. Pero tal como dice Airi no justifica que os haya hablado así. Nadie tiene derecho a hablaros así, ni yo, ni Airi ni mucho menos ella. Habéis hecho muy bien en defenderos —se inclinó de nuevo delante de ellos, limpiando las lágrimas de Aniol con una mano para después estrujarle un hombro de Damian de manera amistosa. Le había visto secarse el rostro, y entre el gesto apresurado y sus palabras quedaba claro que el trato que tenía que darle a él era un pelín distinto. O eso suponía…—. No hay nada de malo en ser niños. Ojalá yo volviera a ser uno —le sonrió con las fuerzas que le quedaban, que eran pocas, manchadas de amargura—. Es mucho peor llegar a adulto y no saber actuar como uno. Como Serena.
“Como yo”. Santos, que perdido se sentía. Se reinclinó con un suspiro. Lo mejor sería que se calmasen un rato, que hablaran y se distrayeran. Luego podrían cocinar juntos, llenar el estómago y el espíritu. Él no sabía cocinar pero qué carajo. Claro que la idea en idea se quedaría, no ya solo porque abajo la tensión pudiera cortarse con un cuchillo y seguramente así fuese para lo que quedaba de día, sino por la serie de ruidos que se sucedieron. Primero el puente, después el jaleo. Nohlem rodeó a Aniol con el brazo libre, mirando en dirección a la puerta tan tenso como la cuerda de un violín, con las pupilas redondas del susto y los oídos atentos a cualquier señal. No podía mover los ojos a otro lado.
—No- No lo sé —respondió con un hilo de voz, con inquietud contagiada tras unos segundos que se le antojaron eternos—. ¿A lo mejor han encontrado a alguien nue-
El grito de Ethan fue una respuesta poética a la preocupación del pequeño por él, e incluso Airi que se había ofrecido antes se quedó congelade in situ. La cuerda que le sostenía reventó, incapaz de aguantar una sensación más, roto por un miedo que le obligaba a moverse. Así fuera hacia la muerte, tenía que salir de su estupor o el terror le consumiría. Puestos a morir por algo que no fuera por su propia inaptitud o un paro. Y si era rápido, mejor.
—Voy. Ya vengo, ¿vale? Quedaos aquí —sus palabras salieron a trompicones, por poco pisándose unas a otras. No era una orden real, ni siquiera una sugerencia, solo frases por defecto que su cerebro hiló como adecuadas para una situación como esa. ¿Qué tipo de situación era exactamente? Ni idea.
Bajó a toda prisa con la impresión de que había demasiada luz a su alrededor. Tenía las pupilas tan dilatadas que físicamente dolía. Quería insultar sin ton ni son, recuperar su idioma para hacerlo, buscar refugio en la sonoridad de las palabras malsonantes tal y como las conocía, mas tenía que conformarse con no caer por las escaleras y rezar con sílabas nuevas. El salón estaba mortalmente vacío. De un vistazo dio con Räg, con la chica nueva y… con la puerta abierta de par en par. “Mierda. Mierda, mierda, mierda joder”. No se paró a preguntar que había pasado, salió tras la luz, ojos entornados debido al “exceso” de esta y se colocó unos pocos pasos atrás de Ethan. Le temblaba el pulso y ni siquiera podía decir porqué, pero el grito le había helado los músculos más que todos los chasqueos de lengua de su madre.
—¿Qué-…
Y eso fue todo lo que alcanzó a decir. Entre tanto blanco lo vio, negro, aquella… se hizo el silencio en su cerebro al intentar comprender que estaba viendo. Aquella criatura negra, más grande que Abel o que Connor, y todavía peor, a los insensatos a los que seguía. Otras dos personas iban detrás, pero no las reconoció. Ahora mismo no reconocería ni a su hermana. Solo tenía ojos para… lo que fuera eso, esa amalgama de oscuridad y tentáculos a la que los incautos que habían salido (por alguna razón que escapaba a su comprensión) habían ido a atraer. Cogió a Ethan del brazo y tiró de él. “El puente”. Tragó saliva y tiró con más fuerza hacia dentro, llevándole consigo de vuelta al torreón sin importarle que tuviera que opinar. “El puente”.
No le soltó hasta que estuvo dentro. Tenía los oídos cerrados y se movía con una agilidad que no había experimentado nunca, pura adrenalina. El grito seguía clavado en su tímpano y la silueta en sus ojos, rodeada de un blanco que se hundía como agujas en su sien. Bajó sin oír sus propios pasos y accionó el mecanismo del puente para subirlo, sin pensar hasta entonces en las dos figuras que juraba haber visto dar media vuelta. El sonido del puente le reactivó pero no para mejor, pues pasado el pico de energía comenzaba el descenso. Al volver al salón jadeaba. Se plantó frente la puerta para ver como corrían de vuelta, Connor y Eschen-como se puto llamase. Estaban lo suficientemente cerca para entrar, no debería haber problema con ellos, pero-… ¿y los otros?
“No. No no. Estúpidos. Estúpidos, gilipollas, imbéciles, gilipollas, putos subnormales, gilipollas”. Conocía insultos mucho más elegantes, pero ahora no pensaba otra cosa. Los habían dejado solos. ¿Por qué?
—Qué ha pasado —preguntó un tono que no era nada, ni duda, ni afirmación ni fuerza. Le dolían los ojos, la cabeza, los dientes de tanto apretarlos, todo. Miró a Ethan—. ¿Qué hacías fuera…?
Santos, como le costó decir aquello sin romperse ni añadir mil insultos de por medio. La rabia le arañaba las entrañas. Si su voz no era puro silencio saldría como un grito, estaba seguro de ello.
“¿Qué era eso?”. No. Esa pregunta se quedaría en el tintero, flotando en su cabeza como la mariposa más fea del mundo. Mentar a ese ser suponía aceptarlo como real. No podía hacer eso ahora.
- Seth
Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mental
Re: Torreón Sendar
05/08/23, 09:01 pm
Connor se quedó con los brazos cruzados y alejado de la pelirroja, pero esperando una respuesta de ella. Su cara seguía deformada por el enfado, pero luego de haberse desfogado ahora se sentía algo más tranquilo. Serena empezó a irse del salón entre lágrimas y Connor solo pudo pensar <<Eso es cojones, vete a tomar por culo>> Contento con que hubiera captado el mensaje, o al menos eso parecía. Justo entonces Szczenyak se acercó a él con intención de calmarlo.
-¿Eh?- Preguntó mientras se giraba al cánido algo confuso y el ceño fruncido. Connor había acumulado tanta ira y después la había descargado con tanta intensidad que empezaba a sentirse casi apagado, como si le costara centrarse en cualquier conversación. Ni siquiera se había fijado en cuáles podrían haber sido las reacciones de sus compañeros a sus amenazas, aunque en ese momento tampoco es que le importara una mierda. -Ah, joder...- Le dijo a su compañero mientras lo seguía al patio, una vez le dio sentido a sus palabras. Connor prefería estar solo, pero era cierto que ya había tenido una charla agradable con el canino y en ese momento solo quería alejarse lo máximo posible de aquella gilipollas. Si, estaría cinco minutos en el patio y luego se iría a su puto cuarto.- ¿Has visto qué pedazo de gilipollas? Joder... Vaya puta mierda de día...- Le dijo al Szcezenyak con un suspiro cansado mientras se sentaba en el pedestal de la estatua. Connor no diría mucho en aquel rato, se limitaría a quedarse en silencio intentando relajarse. Pero aquella mañana trágica solo acababa de comenzar, y de improviso sonó un estridente ruido. Alguien bajaba el puente.- ¿Qué cojones...?- Connor miraría confundido al cánido, y luego se acercaría al salón para ver qué pasaba.
Justo cuando entraba pudo ver la figura de Serena corriendo con una cesta y a Rick gritando que iría detrás de ella. Kalna y Abel también empezaban a unirse a la persecución. Nada más ver cómo aquella jodida imbécil se iba con comida la expresión de Connor cambió, y toda la rabia que había descargado volvió a él como si de una resurrección se tratase. Se había sentido cansado y agotado, pero ahora volvía a tener ganas de amenazarla de nuevo.- ¡VUELVE AQUÍ, JODER!- Gritó mientras empezaba a correr detrás del resto. El motero no sabía cuánta comida se había llevado, pero estaba tan cegado por la ira que ni siquiera pensó mucho en esa cuestión. Serena había insultado a los niños, él la había amenazado con no dejarle comer si volvía a intentar prohibirles algo así, y justo ahora... ¡Se iba con la puta comida! Se acabó. Cruzó la puerta, pero antes de empezar a pasar el puente se frenó y se dio la vuelta. <<¡LA MAZA DE LOS COJONES!>> No pensaba salir allí sin nada a mano para que encima muriera por culpa de Serena, Connor pasó cerca del cánido de vuelta y entró de nuevo. - ¡Joder! ¡Joder!- Diría mientras cogía la maza y luego salía otra vez, con más prisa que antes para intentar recuperar el terreno perdido.
Una vez fuera siguió corriendo con la vista clavada en la espalda de Serena y los demás. No podía creer que estuviera otra vez fuera, pero lejos de toda lógica o razón, en aquel momento el cuerpo de Connor se movía solo. Motivado por recuperar aquella cesta que tanto les había costado conseguir, aunque lo que hiciera Serena le importaba más bien poco. Si quería irse que lo hiciera, pero no pensaba dejar que les robara.
Aquella mañana Connor se había hecho una imagen en la cabeza sobre la ciudad: aunque hubiera que ser precavido siempre, parecía que el verdadero peligro solo rondaba cerca de donde las bañeras descargaban las cestas. Pero estaba equivocado. Mucho. Sin previo aviso una sombra negra atravesó una de las paredes dividiendo al grupo en dos, y Connor se paró en seco casi cayéndose en el intento. Una vez parado pudo ver de qué se trataba. Pudo ver su enorme altura, sus... ojos que los observaban a todos allí. Pudo ver aquel cuerpo esquelético que se dejaba ver a veces, sacado de una pesadilla. Aquel velo negro que lo cubría por completo... El fúnebre canto que le acompañaba. Pudo verlo todo. Pero sobre todo pudo sentir su propio miedo. Porque aquel monstruo era justamente eso: Miedo. Connor dio dos pasos hacia atrás de manera instintiva, con los ojos muy abiertos, mientras veía en silencio cómo uno de sus zarcillos negros se acercaba a la nuca de Kalna. Sin decir nada. Sin poder advertir. Por primera vez desde que fuera un niño, estaba paralizado.
Connor había pasado muchos años en la Tierra amenazando, haciendo daño... Intimidando. Estaba más que acostumbrado a las típicas reacciones de miedo hacia él, como aquellos pobres granjeros hacía ya más de un año: palabras entrecortadas, manos temblorosas, sudores fríos... Y ahora se daba cuenta de que era su turno. Era su turno de sentir todo aquello. Era su turno de ser la víctima asustada. El sudor frío en su cuello, su corazón bombeando de forma frenética, la respiración agitada. No sabía que era esa cosa, pero no era un capullo al que se le pudiera apalizar como en la Tierra. Y tampoco era una rata grande que lanzara espinas. No, era mucho más que eso. Era el Miedo. Connor se habría quedado paralizado así más segundos antes de poder reaccionar, observando cada parte de su cuerpo. Cada paso impredecible que daba, a veces cojeando, a veces encorvado. Pero un grito lejano lo sacó de aquel trance antes de tiempo. Una voz que reconocía como la de Ethan y que decía: "¡SUBAN EL PUENTE, YA!"
-Corre...- Susurró, espoleado por aquella sentencia de quedarse atrapado fuera del torreón. Lo dijo de forma tan baja que solo el cánido a su lado podía escucharlo, pero casi parecía que se lo decía más así mismo que a su compañero. El canadiense dio un paso hacia atrás, sin dejar de observar al monstruo, una gota de sudor perlando su sien izquierda.- Corre...- Diría esta vez más alto. Un sonido metálico sonó en el suelo: se le acababa de resbalar la maza. Porque su mano derecha no paraba de temblar. Armándose de valor reaccionó y dejó de quedarse congelado en el sitio. Dejó el arma allí mismo y se dio la vuelta. -¡Corred! ¡CORRED, JODER!- Le gritaría a Szceniak y a todos mientras empezaba a hacer lo mismo, sin ser consciente de si lo estaría siguiendo o no el canino. Sin saber si detrás suya sus compañeros huían en la dirección contraria o si estaban siendo víctimas de una puta carnicería. Sin importarle nadie más que él mismo. El corazón latía desbocado por el miedo y la adrenalina, mientras movía sus piernas tan rápido como podía y observaba el torreón a lo lejos. Ethan haciendo aspavientos para que volvieran, y Nohlem apareciendo para llevárselo adentro. <<El puente. El puto puente>>. No es que criticara que fueran a subirlo, él haría exactamente lo mismo. Pero debía llegar cuanto antes.
El puente empezó a subir justo cuando Connor llegó, por lo que solo tuvo que dar un pequeño salto para sortear la mínima diferencia de altura. Aún así el motero no paró de correr hasta que no entró dentro y llegó al salón. Teniendo que frenar como buenamente podía para no llevarse por delante sillas y mesa. Connor echaría la cabeza hacia atrás para asegurarse de que no los seguía, mientras poco a poco veía menos al resto de sus compañeros fuera, a medida que el puente se alzaba en el cielo. Cruzaría rápidamente miradas con los que estaban dentro, respirando de forma entrecortada por el esfuerzo que había dado en la carrera, aunque sobre todo se debía por lo que acababa de ver. Por lo que acababa de sentir. ¿En qué puñetero mundo estaba? ¿Qué cojones hacía allí él? ¿Qué era ese... monstruo?
Sin decir ni una palabra y con la mirada algo perdida se dirigió al patio. Necesitaba aire. Ya fuera apoyó ambas manos en el pozo, con la cabeza agachada. A pesar de que al estar apoyado ejercía presión en su mano derecha, ésta seguía temblando. Connor respiraba y exhalaba profundamente, con los ojos cerrados, intentando relajarse con poco éxito. El motero sentía un miedo que nunca había experimentado, y desde luego aquel día había llegado a su límite. Ni siquiera él, con toda la violencia, sangre y muerte que había visto, podía aguantar mucho más aquello. <<Estamos muertos, joder. Vamos a morir todos>>.
-¿Eh?- Preguntó mientras se giraba al cánido algo confuso y el ceño fruncido. Connor había acumulado tanta ira y después la había descargado con tanta intensidad que empezaba a sentirse casi apagado, como si le costara centrarse en cualquier conversación. Ni siquiera se había fijado en cuáles podrían haber sido las reacciones de sus compañeros a sus amenazas, aunque en ese momento tampoco es que le importara una mierda. -Ah, joder...- Le dijo a su compañero mientras lo seguía al patio, una vez le dio sentido a sus palabras. Connor prefería estar solo, pero era cierto que ya había tenido una charla agradable con el canino y en ese momento solo quería alejarse lo máximo posible de aquella gilipollas. Si, estaría cinco minutos en el patio y luego se iría a su puto cuarto.- ¿Has visto qué pedazo de gilipollas? Joder... Vaya puta mierda de día...- Le dijo al Szcezenyak con un suspiro cansado mientras se sentaba en el pedestal de la estatua. Connor no diría mucho en aquel rato, se limitaría a quedarse en silencio intentando relajarse. Pero aquella mañana trágica solo acababa de comenzar, y de improviso sonó un estridente ruido. Alguien bajaba el puente.- ¿Qué cojones...?- Connor miraría confundido al cánido, y luego se acercaría al salón para ver qué pasaba.
Justo cuando entraba pudo ver la figura de Serena corriendo con una cesta y a Rick gritando que iría detrás de ella. Kalna y Abel también empezaban a unirse a la persecución. Nada más ver cómo aquella jodida imbécil se iba con comida la expresión de Connor cambió, y toda la rabia que había descargado volvió a él como si de una resurrección se tratase. Se había sentido cansado y agotado, pero ahora volvía a tener ganas de amenazarla de nuevo.- ¡VUELVE AQUÍ, JODER!- Gritó mientras empezaba a correr detrás del resto. El motero no sabía cuánta comida se había llevado, pero estaba tan cegado por la ira que ni siquiera pensó mucho en esa cuestión. Serena había insultado a los niños, él la había amenazado con no dejarle comer si volvía a intentar prohibirles algo así, y justo ahora... ¡Se iba con la puta comida! Se acabó. Cruzó la puerta, pero antes de empezar a pasar el puente se frenó y se dio la vuelta. <<¡LA MAZA DE LOS COJONES!>> No pensaba salir allí sin nada a mano para que encima muriera por culpa de Serena, Connor pasó cerca del cánido de vuelta y entró de nuevo. - ¡Joder! ¡Joder!- Diría mientras cogía la maza y luego salía otra vez, con más prisa que antes para intentar recuperar el terreno perdido.
Una vez fuera siguió corriendo con la vista clavada en la espalda de Serena y los demás. No podía creer que estuviera otra vez fuera, pero lejos de toda lógica o razón, en aquel momento el cuerpo de Connor se movía solo. Motivado por recuperar aquella cesta que tanto les había costado conseguir, aunque lo que hiciera Serena le importaba más bien poco. Si quería irse que lo hiciera, pero no pensaba dejar que les robara.
Aquella mañana Connor se había hecho una imagen en la cabeza sobre la ciudad: aunque hubiera que ser precavido siempre, parecía que el verdadero peligro solo rondaba cerca de donde las bañeras descargaban las cestas. Pero estaba equivocado. Mucho. Sin previo aviso una sombra negra atravesó una de las paredes dividiendo al grupo en dos, y Connor se paró en seco casi cayéndose en el intento. Una vez parado pudo ver de qué se trataba. Pudo ver su enorme altura, sus... ojos que los observaban a todos allí. Pudo ver aquel cuerpo esquelético que se dejaba ver a veces, sacado de una pesadilla. Aquel velo negro que lo cubría por completo... El fúnebre canto que le acompañaba. Pudo verlo todo. Pero sobre todo pudo sentir su propio miedo. Porque aquel monstruo era justamente eso: Miedo. Connor dio dos pasos hacia atrás de manera instintiva, con los ojos muy abiertos, mientras veía en silencio cómo uno de sus zarcillos negros se acercaba a la nuca de Kalna. Sin decir nada. Sin poder advertir. Por primera vez desde que fuera un niño, estaba paralizado.
Connor había pasado muchos años en la Tierra amenazando, haciendo daño... Intimidando. Estaba más que acostumbrado a las típicas reacciones de miedo hacia él, como aquellos pobres granjeros hacía ya más de un año: palabras entrecortadas, manos temblorosas, sudores fríos... Y ahora se daba cuenta de que era su turno. Era su turno de sentir todo aquello. Era su turno de ser la víctima asustada. El sudor frío en su cuello, su corazón bombeando de forma frenética, la respiración agitada. No sabía que era esa cosa, pero no era un capullo al que se le pudiera apalizar como en la Tierra. Y tampoco era una rata grande que lanzara espinas. No, era mucho más que eso. Era el Miedo. Connor se habría quedado paralizado así más segundos antes de poder reaccionar, observando cada parte de su cuerpo. Cada paso impredecible que daba, a veces cojeando, a veces encorvado. Pero un grito lejano lo sacó de aquel trance antes de tiempo. Una voz que reconocía como la de Ethan y que decía: "¡SUBAN EL PUENTE, YA!"
-Corre...- Susurró, espoleado por aquella sentencia de quedarse atrapado fuera del torreón. Lo dijo de forma tan baja que solo el cánido a su lado podía escucharlo, pero casi parecía que se lo decía más así mismo que a su compañero. El canadiense dio un paso hacia atrás, sin dejar de observar al monstruo, una gota de sudor perlando su sien izquierda.- Corre...- Diría esta vez más alto. Un sonido metálico sonó en el suelo: se le acababa de resbalar la maza. Porque su mano derecha no paraba de temblar. Armándose de valor reaccionó y dejó de quedarse congelado en el sitio. Dejó el arma allí mismo y se dio la vuelta. -¡Corred! ¡CORRED, JODER!- Le gritaría a Szceniak y a todos mientras empezaba a hacer lo mismo, sin ser consciente de si lo estaría siguiendo o no el canino. Sin saber si detrás suya sus compañeros huían en la dirección contraria o si estaban siendo víctimas de una puta carnicería. Sin importarle nadie más que él mismo. El corazón latía desbocado por el miedo y la adrenalina, mientras movía sus piernas tan rápido como podía y observaba el torreón a lo lejos. Ethan haciendo aspavientos para que volvieran, y Nohlem apareciendo para llevárselo adentro. <<El puente. El puto puente>>. No es que criticara que fueran a subirlo, él haría exactamente lo mismo. Pero debía llegar cuanto antes.
El puente empezó a subir justo cuando Connor llegó, por lo que solo tuvo que dar un pequeño salto para sortear la mínima diferencia de altura. Aún así el motero no paró de correr hasta que no entró dentro y llegó al salón. Teniendo que frenar como buenamente podía para no llevarse por delante sillas y mesa. Connor echaría la cabeza hacia atrás para asegurarse de que no los seguía, mientras poco a poco veía menos al resto de sus compañeros fuera, a medida que el puente se alzaba en el cielo. Cruzaría rápidamente miradas con los que estaban dentro, respirando de forma entrecortada por el esfuerzo que había dado en la carrera, aunque sobre todo se debía por lo que acababa de ver. Por lo que acababa de sentir. ¿En qué puñetero mundo estaba? ¿Qué cojones hacía allí él? ¿Qué era ese... monstruo?
Sin decir ni una palabra y con la mirada algo perdida se dirigió al patio. Necesitaba aire. Ya fuera apoyó ambas manos en el pozo, con la cabeza agachada. A pesar de que al estar apoyado ejercía presión en su mano derecha, ésta seguía temblando. Connor respiraba y exhalaba profundamente, con los ojos cerrados, intentando relajarse con poco éxito. El motero sentía un miedo que nunca había experimentado, y desde luego aquel día había llegado a su límite. Ni siquiera él, con toda la violencia, sangre y muerte que había visto, podía aguantar mucho más aquello. <<Estamos muertos, joder. Vamos a morir todos>>.
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad
Personajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Torreón Sendar
05/08/23, 11:32 pm
Mientras Damian estaba asomado, observando como Airi abría la puerta con curiosidad, pensó. Pensó en la presión que sentía en el pecho. ¿Era porque odió mucho a Serena y las tonterías que salían de ella? Él quiso creerlo así pero aparte de la pelirroja estaban esos sentimientos hacia los que no les prestaron atención como Rick o ni siquiera lo miraron como Abel. En cambio, era Aniol quien recibía todo ese trato. ¿Por qué? Se sentía desplazado también, por tantas personas, tantos estímulos y barullos a su alrededor que él no podía controlar. No quería culpar al moreno, incluso le puso muy triste su llanto, sin embargo estaba ahí ese sentimiento amargo de desear, inconscientemente, el desplazo de Aniol y Damian ocupar su lugar, eso quería.
Observó también a Nohlem, bajando con mucha prisa. Recordó lo que Nohlem le dijo y agradeció mucho que el de pelo anaranjado por fin diese mérito a lo que él dijo. No quería callarse con Serena, no le daba la gana de cerrar su boca y dar su jodida opinión a esa tonta. Exhaló agobiado, en la misma posición de espía, de cotilla, de espectador tal y como él se veía a sí mismo. Agarró su hombro, el mismo donde recibió ese estruje amistoso de Nohlem. ¿Era porque realmente lo consideraba un amigo o lo hizo por lástima? Esa duda eterna atacaba su cerebro no demasiado desarrollado, el chico no lo comprendía pero se quedó con la calidez que generó aquel gesto en él.
Meneando la cabeza, espabilándose, decidió no ser mas el que observa y bajando detrás de Nohlem, su nuevo amigo que le comprendía. Quería estar con los demás, comprender a qué venían tantos gritos. El de Ethan resonó anteriormente, grito que Damian escuchó pero que no lograba procesar correctamente. Connor también gritaba, y Rick, y no sabía quienes más y quería saberlo. ¿Eran las ratas esas? ¿Serena liando la grande? ¿La nueva chica?
Los que lo vieran abajo lo verían un poco pálido, sobrecogido por tanto pensar y tanta gente alterada. Torcía el gesto, confundido, andando y trotando, trotando y andando. Iba cerca del varmano, eso sí. Para su sorpresa no había casi nadie en comparación abajo. ¿Donde habían ido..?
—¿Qué pasa? ¡¿Qué pasa?! —empezó a preguntar al aire más agobiado aun. Los conocía de un solo día pero su ausencia dentro del torreón no le pareció una buena señal. Nohlem salió de la entrada y Damian se puso en ésta, estático. Miró a Nohlem ir al exterior, a Rag, con el ceño fruncido, triste, enfadado, ni él sabía qué sentir. A veces miraba a la desconocida en sus brazos. ¿Ella no se enteraba de nada tampoco?—. Rag… ¿Qué pasa? No hay nadie aquí… —respiraba fuerte, incluso le temblaban un poco las manos. Si ya estuvo agitado por el ataque de los bichos con púas, ésto ponía a prueba la capacidad mental del italiano.
Luego inmediatamente quiso mirar de vuelta hacia donde estuvo Nohlem pero, en cambio, esas pisadas fuertes previas al cambio de vista de Damian predijeron a ambos, Ethan y Nohlem, corriendo de… No pudo fijarse con anterioridad pero…
—¿Que es…? ¡¿QUE COÑO ES ESO?!
Estaba con los pelos de punta. Esa cosa, esa maldita cosa le hicieron saltar todas las alarmas y el miedo a lo desconocido le pasó factura. No estaba tan cerca pero su tamaño, su aspecto y todos, absolutamente todos hasta los más grandes estaban corriendo de eso.
Un monstruo, un fantasma negro enorme se alzaba amenazador persiguiendolos.
—¡¡CORRED MIERDA CORRED!! —gritó desesperado, en un intento ciego de hacerlos entender que debían correr más rápido. No veía a todos los que faltaban y eso le hizo entrar en pánico. No quería que les hiciesen daño y conforme iban llegando, el italiano cobraba esperanzas. Ethan, Nohlem, el chucho, Connor… Estaba tenso, sin parar de mirar a la entrada y, sobre todo, a aquel bicho mientras el puente subía. Hasta que subió, seguros al fin.... Damian se acercó al de la cresta rosa, muy nervioso—. ¿Qué es esa cosa? ¿Qué es eso, Connor? ¡¿Qué es eso, Shsheniack?! ¡¿Qué ha pasado coño?! ¡¿Y los que faltan?! —también se dirigió al perro a dos patas cagándose en su nombre pero teniendo la decencia de no llamarlo chucho, estaba demasiado preocupado para motes y quería saberlo todo.
Observó también a Nohlem, bajando con mucha prisa. Recordó lo que Nohlem le dijo y agradeció mucho que el de pelo anaranjado por fin diese mérito a lo que él dijo. No quería callarse con Serena, no le daba la gana de cerrar su boca y dar su jodida opinión a esa tonta. Exhaló agobiado, en la misma posición de espía, de cotilla, de espectador tal y como él se veía a sí mismo. Agarró su hombro, el mismo donde recibió ese estruje amistoso de Nohlem. ¿Era porque realmente lo consideraba un amigo o lo hizo por lástima? Esa duda eterna atacaba su cerebro no demasiado desarrollado, el chico no lo comprendía pero se quedó con la calidez que generó aquel gesto en él.
Meneando la cabeza, espabilándose, decidió no ser mas el que observa y bajando detrás de Nohlem, su nuevo amigo que le comprendía. Quería estar con los demás, comprender a qué venían tantos gritos. El de Ethan resonó anteriormente, grito que Damian escuchó pero que no lograba procesar correctamente. Connor también gritaba, y Rick, y no sabía quienes más y quería saberlo. ¿Eran las ratas esas? ¿Serena liando la grande? ¿La nueva chica?
Los que lo vieran abajo lo verían un poco pálido, sobrecogido por tanto pensar y tanta gente alterada. Torcía el gesto, confundido, andando y trotando, trotando y andando. Iba cerca del varmano, eso sí. Para su sorpresa no había casi nadie en comparación abajo. ¿Donde habían ido..?
—¿Qué pasa? ¡¿Qué pasa?! —empezó a preguntar al aire más agobiado aun. Los conocía de un solo día pero su ausencia dentro del torreón no le pareció una buena señal. Nohlem salió de la entrada y Damian se puso en ésta, estático. Miró a Nohlem ir al exterior, a Rag, con el ceño fruncido, triste, enfadado, ni él sabía qué sentir. A veces miraba a la desconocida en sus brazos. ¿Ella no se enteraba de nada tampoco?—. Rag… ¿Qué pasa? No hay nadie aquí… —respiraba fuerte, incluso le temblaban un poco las manos. Si ya estuvo agitado por el ataque de los bichos con púas, ésto ponía a prueba la capacidad mental del italiano.
Luego inmediatamente quiso mirar de vuelta hacia donde estuvo Nohlem pero, en cambio, esas pisadas fuertes previas al cambio de vista de Damian predijeron a ambos, Ethan y Nohlem, corriendo de… No pudo fijarse con anterioridad pero…
—¿Que es…? ¡¿QUE COÑO ES ESO?!
Estaba con los pelos de punta. Esa cosa, esa maldita cosa le hicieron saltar todas las alarmas y el miedo a lo desconocido le pasó factura. No estaba tan cerca pero su tamaño, su aspecto y todos, absolutamente todos hasta los más grandes estaban corriendo de eso.
Un monstruo, un fantasma negro enorme se alzaba amenazador persiguiendolos.
—¡¡CORRED MIERDA CORRED!! —gritó desesperado, en un intento ciego de hacerlos entender que debían correr más rápido. No veía a todos los que faltaban y eso le hizo entrar en pánico. No quería que les hiciesen daño y conforme iban llegando, el italiano cobraba esperanzas. Ethan, Nohlem, el chucho, Connor… Estaba tenso, sin parar de mirar a la entrada y, sobre todo, a aquel bicho mientras el puente subía. Hasta que subió, seguros al fin.... Damian se acercó al de la cresta rosa, muy nervioso—. ¿Qué es esa cosa? ¿Qué es eso, Connor? ¡¿Qué es eso, Shsheniack?! ¡¿Qué ha pasado coño?! ¡¿Y los que faltan?! —también se dirigió al perro a dos patas cagándose en su nombre pero teniendo la decencia de no llamarlo chucho, estaba demasiado preocupado para motes y quería saberlo todo.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistenciaPersonajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Torreón Sendar
06/08/23, 01:55 am
Sus amigues intentaron animarle, y consiguieron poca cosa. Quizá más tarde sería capaz de darles la razón, pero Tawar estaba muy perdide. No obstante, fue capaz de sonreír a les Gigantes que estaban con elles pidiéndoles explicaciones, para agradecerles el esfuerzo. Deseaba creerles ya que confiaba en estas personas, pero en quien no confiaba era en sí misme. Solo era une repobladore más, une del montón de repobladores dedicades a tareas útiles para la colonia y la Flora... y sin embargo, irrelevantes en la nueva realidad que le tocaba vivir. Hasta que no encontrara algo que hacer, algo que aportar, las palabras de sus amigues caerían en saco roto.
Sin embargo, el cúmulo de sensaciones que se habían suavizado un poco con aquel tiempo muerto volvieron a llamar a la puerta en forma de gritos. No conseguía distinguir las voces aparte de la de Connor, pero sí pudo percibir las pisadas y el entrechocar de las piezas que movían el puente. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué no terminaba todo de una vez? Los gritos iban a más. Si hubiera esperado un poco más, se habría librado de lo siguiente. En su lugar, se disculpó mentalmente con Aniol y el resto, y saltó al mueble más cercano. Necesitaba alejarse de toda la gente, de la bondad de unes (ya que no creía merecerla) y de la violencia de más abajo. Necesitaba... ¡eso! Trepó por la pared hasta llegar a uno de los orificios en la pared, eso que llamaban "ventana".
Aire, aunque fuera un poco. Le habría venido bien el trapo de la noche anterior para aislarse del todo, pero agradecía darle la espalda a tantas sensaciones que nunca había experimentado. Si hubiera tenido más fuerzas, habría llegado a lo alto del torreón, desde donde no podría ver más que el cielo sin estrellas.
Ojalá lo hubiera hecho. Ojalá hubiera subido en lugar de mirar a su alrededor.
Abajo. Allí, sí, un poco más adelante del foso. Esa gente... ¿Por qué veía a sus Gigantes corriendo calle abajo? ¿Qué habría pasado? ¿A dónde iban? ¿Qué...? ¿QUÉ ERA ESO? ¿Había salido de una pared o había estado ahí todo el tiempo? Quiso girarse para avisar a los demás del extraño nubarrón que dividía a sus compañeres, pero entonces se quedó petrificade. Y si por elle hubiera sido, así se quedaría hasta que le despertara la Luna Roja. O no.
Una voz entró por los orificios auditivos bajo su boca y le provocó escalofríos. Incluso los brotes de su cabeza y su cola se erizaron. Era una voz que les impelía a bloquear la entrada. Ethan. Urgentemente. Dos figuras dejaron de correr hacia aquella masa oscura y volvían al torreón. Connor y Szczenyak. No quería mirar más al otro ser, ahora claramente animado, no un mero cúmulo extraño de niebla negra. Con cada vistazo le quedaba claro a qué se referían cuando hablaban de "monstruos".
Tawar se levantó tan rápido del hueco de piedra que podría haberse resbalado, y por primera vez en su vida sintió cómo el miedo recorría su cuerpo al mirar al vacío. Volvió a trompicones al interior y abrió la boca para... No, no podía avisarles de nada, pues solo conseguía castañetear los dientes. Mucho fue que pudiera levantarse y dar un par de pasos. Se dejó caer por la pared de la habitación hasta dar con el suelo. Si alguien se le acercaba, podría escucharle murmurar con la mirada perdida. La cola y sus brotes seguían rígidos, hacia arriba. Demasiado. Si antes de llegar allí no había podido darle forma a la inseguridad, o al sentimiento de sobrar, ahora su propia existencia era incapaz de darle sentido al miedo que sentía. Se ahogaba en el horror.
—No puede ser, no, no... no puede ser. No existen los monstruos, no existen, no puede ser...
Cuando cayó en la cuenta de que el puente volvía a subir y de lo que implicaba para quienes habían quedado delante de la Criatura, empezó a hiperventilar (y a silbar como una olla a punto de explotar) por todos los poros de su piel. Su cabeza no quería darle el nombre que se merecía. Monstruo, aunque acabara de ver la definición viviente, era aún un concepto tabú para elle.
Sin embargo, el cúmulo de sensaciones que se habían suavizado un poco con aquel tiempo muerto volvieron a llamar a la puerta en forma de gritos. No conseguía distinguir las voces aparte de la de Connor, pero sí pudo percibir las pisadas y el entrechocar de las piezas que movían el puente. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué no terminaba todo de una vez? Los gritos iban a más. Si hubiera esperado un poco más, se habría librado de lo siguiente. En su lugar, se disculpó mentalmente con Aniol y el resto, y saltó al mueble más cercano. Necesitaba alejarse de toda la gente, de la bondad de unes (ya que no creía merecerla) y de la violencia de más abajo. Necesitaba... ¡eso! Trepó por la pared hasta llegar a uno de los orificios en la pared, eso que llamaban "ventana".
Aire, aunque fuera un poco. Le habría venido bien el trapo de la noche anterior para aislarse del todo, pero agradecía darle la espalda a tantas sensaciones que nunca había experimentado. Si hubiera tenido más fuerzas, habría llegado a lo alto del torreón, desde donde no podría ver más que el cielo sin estrellas.
Ojalá lo hubiera hecho. Ojalá hubiera subido en lugar de mirar a su alrededor.
Abajo. Allí, sí, un poco más adelante del foso. Esa gente... ¿Por qué veía a sus Gigantes corriendo calle abajo? ¿Qué habría pasado? ¿A dónde iban? ¿Qué...? ¿QUÉ ERA ESO? ¿Había salido de una pared o había estado ahí todo el tiempo? Quiso girarse para avisar a los demás del extraño nubarrón que dividía a sus compañeres, pero entonces se quedó petrificade. Y si por elle hubiera sido, así se quedaría hasta que le despertara la Luna Roja. O no.
Una voz entró por los orificios auditivos bajo su boca y le provocó escalofríos. Incluso los brotes de su cabeza y su cola se erizaron. Era una voz que les impelía a bloquear la entrada. Ethan. Urgentemente. Dos figuras dejaron de correr hacia aquella masa oscura y volvían al torreón. Connor y Szczenyak. No quería mirar más al otro ser, ahora claramente animado, no un mero cúmulo extraño de niebla negra. Con cada vistazo le quedaba claro a qué se referían cuando hablaban de "monstruos".
Tawar se levantó tan rápido del hueco de piedra que podría haberse resbalado, y por primera vez en su vida sintió cómo el miedo recorría su cuerpo al mirar al vacío. Volvió a trompicones al interior y abrió la boca para... No, no podía avisarles de nada, pues solo conseguía castañetear los dientes. Mucho fue que pudiera levantarse y dar un par de pasos. Se dejó caer por la pared de la habitación hasta dar con el suelo. Si alguien se le acercaba, podría escucharle murmurar con la mirada perdida. La cola y sus brotes seguían rígidos, hacia arriba. Demasiado. Si antes de llegar allí no había podido darle forma a la inseguridad, o al sentimiento de sobrar, ahora su propia existencia era incapaz de darle sentido al miedo que sentía. Se ahogaba en el horror.
—No puede ser, no, no... no puede ser. No existen los monstruos, no existen, no puede ser...
Cuando cayó en la cuenta de que el puente volvía a subir y de lo que implicaba para quienes habían quedado delante de la Criatura, empezó a hiperventilar (y a silbar como una olla a punto de explotar) por todos los poros de su piel. Su cabeza no quería darle el nombre que se merecía. Monstruo, aunque acabara de ver la definición viviente, era aún un concepto tabú para elle.
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
My Only Escape Is Underground
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Personajes :
● Wednesday: Vouivre humana británica.
● Karime: Licántropa loba libense de la capital.
● Kimbra: Demonio rakshasa krabelinense Hija de Lunas engendro.
● Irenneil: Brujo de la cera aurva sinhadre.
● Edén Damkinea: Atlante daeliciano de la Ciudad del Norte.
● Szczenyak//Colmillo: vittya zawodny nómada.
Unidades mágicas : 5/5
Heridas/enfermedades :
● Ka: Le falta el ojo izquierdo.
● Colmillo: Tiene partido el colmillo derecho.
Síntomas : Gusto por dibujar trazos sin ton ni son cuando vacía la mente.
Armas :
● Wen: Guadaña doble y arco.
● Ka: Espadas gemelas, arco y dardos.
● Kim: Arco, machetes y dagas.
● Neil: Cuchara de madera y cera.
● Edén: Magia y sonrisas amables.
● Colmillo: inutilidad.
Humor : Absurdo
Re: Torreón Sendar
07/08/23, 11:21 am
Por suerte, Connor no puso oposición a la sugerencia de Colmillo y se dejó guiar sin problema al patio.
-Más bien como una puta mierda de semana -susurró de acuerdo previendo un comienzo de convivencia jodidamente duro.
El plan de Szczenyak había sido simplemente ese, salir afuera con Connor para bajar la intensidad del conflicto, confiando en cierta medida que la separación en tres grupos que se había hecho favorecería que las aguas volvieran a su cauce y pudieran comer jodidamente en paz, pero parecía que la comida no iba a ser algo que se fuera a dar pronto.
-¿Qué coño...? -hizo eco el vittya a las palabras de Connor cuando ambos escucharon perfectamente el ruido del puente bajando.
Como si no hubiera sido suficiente con el conflicto anterior, Serena parecía haber decidido que el drama había sido poco y en ese momento salía del torreón a la carrera llevando consigo una de las cestas de comida que había traído.
-¡No me puto jodas! -exclamó cabreado antes de lanzarse tras Connor sin pensar demasiado.
Tan focalizado estaba en la puta comida y la huida de la jodida Serena, que casi tropezó con Connor cuando este dio media vuelta. El zawodny no tardó en retomar el ritmo de carrera, aunque no sin antes trastabillar un poco, confundido por el cambio de dirección de su compañero, lo que le permitió a este alcanzarle fácilmente cuando volvió con su maza. "Mierda, yo no traígo nada, joder. ¿Será muy necesario? Yo no quiero púas de esas que han traído, se ven muy hija de putas".
¿Qué había visto Colmillo hasta el momento de la ciudad? Nada, en realidad. En el gran esquema de las cosas, el vittya había visto escombros, casas de piedra, gente de distintos mundos, gusanos lo suficientemente lejanos como para no resultar peligrosos y una amenaza indirecta de ratas que tiraban púas, según sus compañeros. Hasta el momento, Szczenyak había recibido más hostilidad real de sus propios compañeros que de la ciudad en sí.
De alguna manera, nunca pensó que hubiera preferido que las cosas se mantuvieran así.
Colmillo derrapó en el suelo haciendo su mayor esfuerzo para no caer, con todo el pelo encrespado, los ojos como platos y la cola tan alta que bien podría sobrepasarle por la cabeza. Por unos segundos que duraron un milenio, todo el cuerpo de Szczenyak quedó paralizado y algo en el fondo de su mente dijo "Hasta aquí. Ya está. Fue bonito mientras duró".
Solo el grito de Connor le salvó de caer al suelo en shock y dejarse llevar.
La realidad era que esa no era la primera vez que Colmillo había estado en peligro. El vittya tiene recuerdo de cuando él era pequeño y en su familia eran menos. La mayoría de sus hermanos ya eran adultos, pero pocos tenían pareja y menos habían empezado a tener sus propios hijos. Aún así, Nana y Yaya habían decidido, por consejo de su padre, empezar a expandir sus rutas de viaje. Cada vez eran más, podían permitírselo. Y podían, realmente podían y, una vez las conocieron a la perfección, ni siquiera fueron complicadas de hacer. Pero antes de eso, cuando todavía eran desconocidas, no pudieron evitar tener algunos accidentes. En uno de ellos, Cronet, sus hermanos y Colmillo habían estado en peligro. Una manada de katsuva, de alguna manera, se había visto amenazada por un puñado de cachorros curiosos. Para su suerte, Susi y Freyja, las cazadoras principales de su familia y madres de sus primos, habían llegado en su ayuda y los habían rescatado a todos.
Sí, Colmillo había estado en peligro. Pero nada le había preparado para esto. Cualquier vittya con dos dedos de frente sabe lo que es un katsuva y lo que supone encontrarte con uno. Este monstruo, esa amalgama de oscuridad muerta coronada con millones de ojos, eso, para eso nadie le había preparado.
De un momento a otro, la adrenalina le recorrió el cuerpo haciéndole correr a una velocidad que nunca había tenido ni en sus más fantasiosos sueños. Apenas había registrado al monstruo tocando a Kalna, al igual que a penas registraba ahora los gestos de Ethan o la aparición de Nohlem. En ese momento su mente solo estaba focalizada en una cosa. El puente. O lo cruzaba o moría, no había más posibilidades. Y cuando vio que el puente empezaba a subir, casi pensó que no lo lograría, que se quedaría fuera a merced del monstruo y que su familia nunca sabría lo que le había pasado.
Solo unos segundos detrás de Connor y con un salto que no se creería capaz de emular a futuro, el zawodny consiguió salvar la distancia del suelo al puente, tropezando de puro alivio de verse momentáneamente seguro y cruzando la puerta rodando por el suelo.
-¿¡Qué coño!? ¿¡Qué jodido coño!? ¡Joder! -exclamaría en histeria-. ¡Joder, decidme que también lo habéis visto! ¿¡Es mi imaginación!? ¿¡Me estoy volviendo puto loco!?
Tan histérico se encontraba que su mente tardó en entender las preguntas de sus compañeros. Incluso pasó por alto el feliz momento en el que Damian no lo llamó por un insulto, sino por su nombre... o, al menos, algo lo suficientemente parecido.
-¿Que qué ha pasado? ¿Que qué coño ha pasado? Yo os voy a decir lo que jodidamente ha pasado. ¡Serena ha pasado! ¡La jodidamente egoísta Serena ha pasado! ¡Que ha querido hacer un puto espectáculo dramático de mierda, ha cogido una puta cesta y se ha largado! ¡Y todos hemos ido detrás! ¡Y ahora Kalna, Rick y Abel están al otro lado del jodido monstruo que ha aparecido y...! -comenzó despotricando con ira y terror en la voz y con la absoluta intención de gritar que ahí fuera iban a morir cuando se dio cuenta de algo-. Mierda, ha atravesado un muro de piedra... -murmuró con auténtico pavor en la mirada, con los ojos clavados en Connor esperando que por un milagro de Matka este le dijera que eso, aunque fuera solo eso, lo había soñado.
"Rocavarancolia es una ciudad llena de misterios y sorpresas, como un acertijo complicado y excitante."
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Torreón Sendar
07/08/23, 12:14 pm
Las emociones de Aniol pugnaban por salir por cada poro de su piel en un llanto cada vez más contenido. Hasta ahora nunca le había dado vergüenza mostrarse vulnerable delante de las personas, su madre siempre le decía que debía escuchar su cuerpo y ver la tristeza como a una aliada. La diferencia es que en aquellos momentos las palabras de Serena causaban tanto ruido en su interior que se lo tomaba como un motivo más de que era débil, o una carga de la que ocuparse. Quizás sus compañeros se encontraban igual de asustados que él pero al ser el más pequeño se veían obligados a orbitar a su alrededor.
Eso no impidió que recibiera la amabilidad de Airi como un bálsamo sobre su herida. Ni que el gesto de Nohlem al limpiarle las lágrimas se sintiera tan agradable. Cuando el muchacho afirmó desear ser un niño de nuevo incluso arrancó una media sonrisa en el pequeño al imaginarse al varmano jugueteando con él portando su propia grulla. No parecían juzgarlo, y hasta expresaron cierto consuelo en dirección al repobladore que él no había sido capaz de mostrar.
El niño todavía aquejaba los últimos retazos de su sollozo particular cuando percibió al elfito algo tenso por su pregunta. Los dedos del pequeño apretaron con fuerza el brazo con el que Nohlem rodeaba su cuerpo. Fue entonces cuando la inquietud los sobrecogió a todos. Pronunciar a Ethan en voz alta se manifestó cuál golpe de mala suerte y pronto su grito terminó por helar la estancia. Algo andaba mal. Algo andaba realmente mal. ¿Por qué quería que subieran el puente? No es que conociera mucho al chico, tampoco era con quien más había hablado, pero sentía una conexión especial hacia él y estaba seguro que exclamar de esa manera en su caso conllevaba malas noticias. Siempre parecía tenerlo todo bajo control aún cuando era mordaz para Serena.
Todo ocurrió demasiado rápido. Nohlem bajó a ver qué pasaba, el sanaí abrió la puerta para hacer lo propio y Damian desapareció corriendo por las escaleras. Quería obedecer al varmano, algo le decía que si se quedaba arriba podría permanecer en una burbuja de inconsciencia por algunos minutos más. Pero… ¿Qué pasaría si Ethan o Räg estaban heridos? Además… casi le daba más miedo la alternativa. Quedarse solo en una habitación tan grande y con pasillos silenciosos no era una opción.
Cuando cruzaba la mitad del camino reparó en algo. Ya no sentía el cosquilleo familiar del hada en su cabeza. Aniol se llevó las manos al cabello asustado y palpó entre sus mechones con urgencia, deshaciendo un poco sus trenzas. Tawar no estaba, así que regresó sobre sus pasos con preocupación.
Los gritos de abajo no ayudaron a que mantuviera el temple, por lo que encontrarle no fue tan sencillo como le hubiera gustado. Finalmente consiguió avistar su cuerpo en el suelo como si hubiera resbalado desde la ventana. En un inicio Aniol pensó que se había hecho daño al caerse así que se arrodilló junto a él con una mueca compungida.
—¡Tawar! —fue lo único que dijo al reparar en su verdadero estado. Le repobladore no paraba de temblar y castañear los dientes, envuelto en una especie de miedo atroz que no paraba de hacerle murmurar cosas ininteligibles. Todo su pequeño cuerpo estaba tenso, la cola y sus brotes parecían rígidos. El pellizco que sintió en el vientre fue tal que el polaco había dejado de llorar por concentrarse en la salud de otro miembro de su tribu—. Ven aquí… tenemos que… tenemos que ir con los demás… ¿Vale? —susurró, con la lengua trabada por los nervios. Las manos rollizas del niño se movieron con cautela, cogiendo por primera vez a Tawar de manera activa en lugar de dejar que éste se moviera a placer por su cabeza. Luego lo envolvió en su regazo con la intención de protegerlo de más estímulos y para que pudiera tranquilizarse. Buscaría un cubo de agua, puede que aquello le hiciera reaccionar—. Puedes… meterte en el bolsillo de mi sudadera si quieres —paró para tomar aire. ¿Qué le ocurría? ¿Qué es lo que había visto para estar tan asustado? Notó la boca seca al querer hablar y transmitir una seguridad que él mismo no sentía—. Estoy contigo… estamos juntos.
Su carrera hacia abajo fue atropellada por varias razones. Deseaba con todas sus fuerzas averiguar lo que había pasado. Pero también sintió como un terror creciente lo acosaba, la sensación fue tal que se imaginó algo respirando en su nuca mientras bajaba los escalones de dos en dos.
La escena que se encontró fue desoladora. El puente se encontraba alzado de nuevo, pero faltaba mucha gente. Al menos tres o cuatro de ellos. Aniol se tranquilizó al contar a ciertas personas, pero los rostros de los compañeros que se encontraban allí eran un poema. Es como si hubieran visto a un fantasma.
Sus ojos color miel se movieron con rapidez, saltando intermitentemente de la chica nueva al mjorní, más tarde a Nohlem, Ethan y por último… Colmillo.
Los silbidos y la hiperventilación de Tawar lo asustaban. Pero las palabras del vittya resultaron un golpe demoledor. Más si tenía en cuenta lo que significaba el puente subido para las personas que yacían fuera.
—Un… Un… ¿Monstruo? —su voz tembló, más no le salían más lágrimas. En ese punto un trance le envolvía, superado por la situación límite constante. Sus manos trataron de envolver aún más a Tawar como un gesto propio de lo que en realidad esperaba que hicieran con él.
Eso no impidió que recibiera la amabilidad de Airi como un bálsamo sobre su herida. Ni que el gesto de Nohlem al limpiarle las lágrimas se sintiera tan agradable. Cuando el muchacho afirmó desear ser un niño de nuevo incluso arrancó una media sonrisa en el pequeño al imaginarse al varmano jugueteando con él portando su propia grulla. No parecían juzgarlo, y hasta expresaron cierto consuelo en dirección al repobladore que él no había sido capaz de mostrar.
El niño todavía aquejaba los últimos retazos de su sollozo particular cuando percibió al elfito algo tenso por su pregunta. Los dedos del pequeño apretaron con fuerza el brazo con el que Nohlem rodeaba su cuerpo. Fue entonces cuando la inquietud los sobrecogió a todos. Pronunciar a Ethan en voz alta se manifestó cuál golpe de mala suerte y pronto su grito terminó por helar la estancia. Algo andaba mal. Algo andaba realmente mal. ¿Por qué quería que subieran el puente? No es que conociera mucho al chico, tampoco era con quien más había hablado, pero sentía una conexión especial hacia él y estaba seguro que exclamar de esa manera en su caso conllevaba malas noticias. Siempre parecía tenerlo todo bajo control aún cuando era mordaz para Serena.
Todo ocurrió demasiado rápido. Nohlem bajó a ver qué pasaba, el sanaí abrió la puerta para hacer lo propio y Damian desapareció corriendo por las escaleras. Quería obedecer al varmano, algo le decía que si se quedaba arriba podría permanecer en una burbuja de inconsciencia por algunos minutos más. Pero… ¿Qué pasaría si Ethan o Räg estaban heridos? Además… casi le daba más miedo la alternativa. Quedarse solo en una habitación tan grande y con pasillos silenciosos no era una opción.
Cuando cruzaba la mitad del camino reparó en algo. Ya no sentía el cosquilleo familiar del hada en su cabeza. Aniol se llevó las manos al cabello asustado y palpó entre sus mechones con urgencia, deshaciendo un poco sus trenzas. Tawar no estaba, así que regresó sobre sus pasos con preocupación.
Los gritos de abajo no ayudaron a que mantuviera el temple, por lo que encontrarle no fue tan sencillo como le hubiera gustado. Finalmente consiguió avistar su cuerpo en el suelo como si hubiera resbalado desde la ventana. En un inicio Aniol pensó que se había hecho daño al caerse así que se arrodilló junto a él con una mueca compungida.
—¡Tawar! —fue lo único que dijo al reparar en su verdadero estado. Le repobladore no paraba de temblar y castañear los dientes, envuelto en una especie de miedo atroz que no paraba de hacerle murmurar cosas ininteligibles. Todo su pequeño cuerpo estaba tenso, la cola y sus brotes parecían rígidos. El pellizco que sintió en el vientre fue tal que el polaco había dejado de llorar por concentrarse en la salud de otro miembro de su tribu—. Ven aquí… tenemos que… tenemos que ir con los demás… ¿Vale? —susurró, con la lengua trabada por los nervios. Las manos rollizas del niño se movieron con cautela, cogiendo por primera vez a Tawar de manera activa en lugar de dejar que éste se moviera a placer por su cabeza. Luego lo envolvió en su regazo con la intención de protegerlo de más estímulos y para que pudiera tranquilizarse. Buscaría un cubo de agua, puede que aquello le hiciera reaccionar—. Puedes… meterte en el bolsillo de mi sudadera si quieres —paró para tomar aire. ¿Qué le ocurría? ¿Qué es lo que había visto para estar tan asustado? Notó la boca seca al querer hablar y transmitir una seguridad que él mismo no sentía—. Estoy contigo… estamos juntos.
Su carrera hacia abajo fue atropellada por varias razones. Deseaba con todas sus fuerzas averiguar lo que había pasado. Pero también sintió como un terror creciente lo acosaba, la sensación fue tal que se imaginó algo respirando en su nuca mientras bajaba los escalones de dos en dos.
La escena que se encontró fue desoladora. El puente se encontraba alzado de nuevo, pero faltaba mucha gente. Al menos tres o cuatro de ellos. Aniol se tranquilizó al contar a ciertas personas, pero los rostros de los compañeros que se encontraban allí eran un poema. Es como si hubieran visto a un fantasma.
Sus ojos color miel se movieron con rapidez, saltando intermitentemente de la chica nueva al mjorní, más tarde a Nohlem, Ethan y por último… Colmillo.
Los silbidos y la hiperventilación de Tawar lo asustaban. Pero las palabras del vittya resultaron un golpe demoledor. Más si tenía en cuenta lo que significaba el puente subido para las personas que yacían fuera.
—Un… Un… ¿Monstruo? —su voz tembló, más no le salían más lágrimas. En ese punto un trance le envolvía, superado por la situación límite constante. Sus manos trataron de envolver aún más a Tawar como un gesto propio de lo que en realidad esperaba que hicieran con él.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- Liebre
Ficha de cosechado
Nombre: Aria
Especie: Humana
Habilidades: Olfato fino, intuición, dibujoPersonajes : Aria: Humana Irlandesa (165mts)
Re: Torreón Sendar
07/08/23, 01:18 pm
De repente y sin previo aviso le empezaron a correr lágrimas a la pelirroja y sin mediar palabras o aceptar su pan, se fue corriendo. Aria solo se quedaría de pie con su mano extendida incapaz de entender todo cuánto sucedía, sentía pena por la chica. No podía entender las recriminaciones que le había hecho el pandillero, pero se aferraba a la creencia de que él estaba equivocado. No podía ser de otra forma.
Fue Räg quien la sacó de su estupor y sus palabras tranquilizaron a la joven, el draconido se veía muy preocupado. La ayudó a regresar al sillón, ella aún con su pan en manos dispuesta a devorarlo en cualquier momento. Vería como regresaba el Señor Rick y se sentaba en un sillón. Todos parecían tan cansados... Debían haber estado esforzándose mucho y las palabras del joven lo confirmarían <<¿Dos días? ¿Llevan dos días aquí? Entonces estaban haciendo algo más que buscarme. Yo llegué anoche de ahí nos atacaron...>> Aria estaba tratando de poner en orden cronológico lo eventos para tratar de sacar algo en limpio, ello le consumió más esfuerzo de lo que pensaba, la abstrajo a tal punto que no escuchó el puente descender ni a Rick correr, solo fue hasta que un chico delgado de pelo negro empezó a gritarles que ella volvió en sí y vió sus ojos, lo intensamente que la miraba, ¿Por qué? ¿La estaba responsabilizando? ¿Era su culpa todo esto?
Superada por su estado, Aria se pierde en la inconsciencia, siente su pan escaparse de sus manos, las luces de día difuminarse hasta volverse todo negro... Y gritos, nuevamente hay gritos...
Al volver a abrir sus ojos Aria ve a muchas criaturas y un lobo gritando algo sobre un monstruo ¿Será él? — debieron encontrarse con mis perseguidores... Estoy segura de que Akeyo me advirtió de ellos, pero no logro recordarlo — pronunció en baja voz Aria <<Ese monstruo me busca a mí, y de vuelta aquella chica pelirroja está en peligro por mí, por eso salió corriendo. Quiso alejar a la criatura de mí. Ahora entiendo las palabras del chico de largos cabellos>>
La mente de Aria se llenó de una resolución que su cuerpo no parecía compartir, si todas las historias son ciertas, este momento es clave. Aquí es cuando ella puede demostrarles a las personas que es la elegida... —B-bajen el puente— dijo con gran esfuerzo mientras se apoyaba en Räg para levantarse del sofá —Las armas no sirven contra ese monstruo, solo la magia. Yo lo destruiré— dijo dedicándole una sonrisa al pequeño niño que apareció <<sí, debía hacerlo por él y por la pelirroja, ella desde el momento 0 se encargó de cuidarla. Y por su pan, obviamente, mientras esa criatura esté asustando a los aldeanos ella no podrá comerse su pan…>>
Fue Räg quien la sacó de su estupor y sus palabras tranquilizaron a la joven, el draconido se veía muy preocupado. La ayudó a regresar al sillón, ella aún con su pan en manos dispuesta a devorarlo en cualquier momento. Vería como regresaba el Señor Rick y se sentaba en un sillón. Todos parecían tan cansados... Debían haber estado esforzándose mucho y las palabras del joven lo confirmarían <<¿Dos días? ¿Llevan dos días aquí? Entonces estaban haciendo algo más que buscarme. Yo llegué anoche de ahí nos atacaron...>> Aria estaba tratando de poner en orden cronológico lo eventos para tratar de sacar algo en limpio, ello le consumió más esfuerzo de lo que pensaba, la abstrajo a tal punto que no escuchó el puente descender ni a Rick correr, solo fue hasta que un chico delgado de pelo negro empezó a gritarles que ella volvió en sí y vió sus ojos, lo intensamente que la miraba, ¿Por qué? ¿La estaba responsabilizando? ¿Era su culpa todo esto?
Superada por su estado, Aria se pierde en la inconsciencia, siente su pan escaparse de sus manos, las luces de día difuminarse hasta volverse todo negro... Y gritos, nuevamente hay gritos...
Al volver a abrir sus ojos Aria ve a muchas criaturas y un lobo gritando algo sobre un monstruo ¿Será él? — debieron encontrarse con mis perseguidores... Estoy segura de que Akeyo me advirtió de ellos, pero no logro recordarlo — pronunció en baja voz Aria <<Ese monstruo me busca a mí, y de vuelta aquella chica pelirroja está en peligro por mí, por eso salió corriendo. Quiso alejar a la criatura de mí. Ahora entiendo las palabras del chico de largos cabellos>>
La mente de Aria se llenó de una resolución que su cuerpo no parecía compartir, si todas las historias son ciertas, este momento es clave. Aquí es cuando ella puede demostrarles a las personas que es la elegida... —B-bajen el puente— dijo con gran esfuerzo mientras se apoyaba en Räg para levantarse del sofá —Las armas no sirven contra ese monstruo, solo la magia. Yo lo destruiré— dijo dedicándole una sonrisa al pequeño niño que apareció <<sí, debía hacerlo por él y por la pelirroja, ella desde el momento 0 se encargó de cuidarla. Y por su pan, obviamente, mientras esa criatura esté asustando a los aldeanos ella no podrá comerse su pan…>>
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Torreón Sendar
07/08/23, 01:41 pm
A Airi no le quedó otra que hacerse a un lado para no estorbar a sus compañeros cuando quisieron bajar. Fueron ellos quienes le hicieron volver en sí, pero cuando se disponía a seguir a Nohlem y Damian, vio que Aniol se rezagaba, y que Tawar ya no estaba sobre él. Soltó el pomo de la puerta y dio unos pasos hacia ellos para ver por qué no bajaban. No iba a dejarlos solos cuando los gritos de sus compañeros seguían resonando por las calles y el torreón, haciendo que a le sanaí le temblasen ligeramente las piernas.
Los silbidos de Tawar fueron de ayuda para dar con él en el suelo. Recordaba perfectamente aquel sonido de cuando se conocieron. Parecía una tetera, pero ahora sabía que era su manera de ponerse nervioso. Aniol lo recogió del suelo, y Airi los observó, sintiendo alivio al ver lo cuidadoso que era el niño.
—Vamos con los demás —murmuró. No era capaz de añadir nada más, ni una llamada a la calma ni un consuelo, no hasta que no supieran exactamente qué era lo que había alarmado a todos.
Su intención era rezagarse para bajar las escaleras tras el niño y Tawar, ya que lo iba a hacer más despacio que ellos, pero no dejaba de pensar en por qué había reaccionado tan fuerte le repobladore. Airi echó un vistazo por la ventana sin esperar ver a nadie fuera. El puente acababa de volver a subirse e imaginaba que todos estarían seguros en el interior, y aun así el miedo le presionaba la boca del estómago. ¿Y si los animales espinosos los habían seguido hasta el torreón y ahora sabían dónde vivían?
Deseó que se hubiese tratado de eso. Deseó muchas otras cosas. No haber escuchado a Advay, no haber salido de paseo la mañana que le conoció, no haber deseado más de lo que podía tener. ¿Qué hacía viviendo aquel mal sueño?
Airi se frotó los ojos, presionando la piel de su cara con fuerza mientras notaba la debilidad de sus piernas. Era real. Era real. Seguía allí. Y también varias de las siluetas de sus compañeros a lo lejos. Eso fue lo que consiguió que se pusiera en movimiento por fin, bajando las escaleras a más velocidad de la que debería teniendo en cuenta sus nervios. Trastabilló en el último tramo, pero trató de minimizar la caída y solo se llevó una culada de la que se levantó como un resorte para llegar por fin a la planta baja.
Las palabras de Colmillo fueron claras ya desde el hueco de la escalera, por lo que escuchó casi todo lo que dijo mientras bajaba. Incluida la última parte. Los jadeos de Airi se convirtieron en hiperventilación después de eso. Muchas preguntas se quedaron atascadas en su garganta: ¿alguno sabía acaso qué era lo que estaba fuera? ¿Por qué le habían bajado el puente a sus compañeros? Hizo lo único que podía hacer mientras ponía en orden sus pensamientos, que fue pasar un brazo sobre los hombros de Aniol, buscando transmitirle apoyo, igual que él lo hacía con Tawar. Elle misme necesitaba ese contacto también, aferrarse a algo o a alguien, y sentirse responsable del niño le ayudaba a ser más racional. Además, empezaba a darse cuenta de lo sensible que era Aniol.
Entonces oyó una voz a la que todavía no estaba acostumbrada. Era la nueva. ¿Ella sabía qué era aquella… nube de oscuridad que atravesaba paredes? ¿Podía hacer magia como Rägjynn? La miró largamente, tratando de identificar qué clase de persona era y qué intenciones tenía. Si el monstruo estaba tras sus compañeros por su culpa no se iba a oponer a recibir su ayuda.
Los silbidos de Tawar fueron de ayuda para dar con él en el suelo. Recordaba perfectamente aquel sonido de cuando se conocieron. Parecía una tetera, pero ahora sabía que era su manera de ponerse nervioso. Aniol lo recogió del suelo, y Airi los observó, sintiendo alivio al ver lo cuidadoso que era el niño.
—Vamos con los demás —murmuró. No era capaz de añadir nada más, ni una llamada a la calma ni un consuelo, no hasta que no supieran exactamente qué era lo que había alarmado a todos.
Su intención era rezagarse para bajar las escaleras tras el niño y Tawar, ya que lo iba a hacer más despacio que ellos, pero no dejaba de pensar en por qué había reaccionado tan fuerte le repobladore. Airi echó un vistazo por la ventana sin esperar ver a nadie fuera. El puente acababa de volver a subirse e imaginaba que todos estarían seguros en el interior, y aun así el miedo le presionaba la boca del estómago. ¿Y si los animales espinosos los habían seguido hasta el torreón y ahora sabían dónde vivían?
Deseó que se hubiese tratado de eso. Deseó muchas otras cosas. No haber escuchado a Advay, no haber salido de paseo la mañana que le conoció, no haber deseado más de lo que podía tener. ¿Qué hacía viviendo aquel mal sueño?
Airi se frotó los ojos, presionando la piel de su cara con fuerza mientras notaba la debilidad de sus piernas. Era real. Era real. Seguía allí. Y también varias de las siluetas de sus compañeros a lo lejos. Eso fue lo que consiguió que se pusiera en movimiento por fin, bajando las escaleras a más velocidad de la que debería teniendo en cuenta sus nervios. Trastabilló en el último tramo, pero trató de minimizar la caída y solo se llevó una culada de la que se levantó como un resorte para llegar por fin a la planta baja.
Las palabras de Colmillo fueron claras ya desde el hueco de la escalera, por lo que escuchó casi todo lo que dijo mientras bajaba. Incluida la última parte. Los jadeos de Airi se convirtieron en hiperventilación después de eso. Muchas preguntas se quedaron atascadas en su garganta: ¿alguno sabía acaso qué era lo que estaba fuera? ¿Por qué le habían bajado el puente a sus compañeros? Hizo lo único que podía hacer mientras ponía en orden sus pensamientos, que fue pasar un brazo sobre los hombros de Aniol, buscando transmitirle apoyo, igual que él lo hacía con Tawar. Elle misme necesitaba ese contacto también, aferrarse a algo o a alguien, y sentirse responsable del niño le ayudaba a ser más racional. Además, empezaba a darse cuenta de lo sensible que era Aniol.
Entonces oyó una voz a la que todavía no estaba acostumbrada. Era la nueva. ¿Ella sabía qué era aquella… nube de oscuridad que atravesaba paredes? ¿Podía hacer magia como Rägjynn? La miró largamente, tratando de identificar qué clase de persona era y qué intenciones tenía. Si el monstruo estaba tras sus compañeros por su culpa no se iba a oponer a recibir su ayuda.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Sendar
07/08/23, 08:01 pm
El alivio momentáneo que había sentido ante el respaldo de Rick se esfumó rápidamente. Abel parecía muy afectado por toda la situación y no podía culparle. Si bien no podía entender cómo había llegado Serena a decir cosas tan horribles, lo que había venido después… Ojalá se hubiese quedado en los comentarios más calmados de unos pocos, pues en realidad él tampoco aprobaba aquella especie de venganza verbal tan exacerbada. Al menos, la intervención de Connor en particular, ya sumada a los gritos de Damian y algún que otro comentario ácido de más, había sido la gota que colmaba el vaso. No estaba del todo seguro de si Abel estaba del todo en lo cierto en su afirmación, pero podía comprender cómo se sentía al respecto.
Y aun así, nada de todo aquel caos le preparó para el que estaba por llegar.
El sonido del puente bajando le extrañó, y volvió a quedarse congelado cuando comprobó su origen: delante de sus ojos, Serena estaba recogiendo comida a toda prisa y… Sí, salió corriendo por la puerta del torreón. El mjörní volvió a levantarse de golpe, reaccionando poco después de que lo hubiese hecho Rick, pero como una especie de señal que le indicaba cuál era su límite por aquel día, tropezó con su hakama que ya se había deslizado de vuelta a su sitio (mal colocado) y se vio de rodillas sobre el suelo del torreón. Se levantó tras unos segundos, mientras observaba como Abel, Kalna, Connor y Szczenyak salían también del torreón.
Se había quedado solo en la planta baja con Aria… O no, porque Ethan no tardó en aparecer, para enorme alivio del mjörní.
—Gra… Gracias, Ethan —le dijo con la voz un tanto estrangulada—. Espero que no… que no tarden.
Räg no quería subir el puente sin que sus compañeros volviesen, pero sabía que no era seguro mantenerlo abierto durante mucho rato tampoco… Sentía ganas de llorar y apenas era capaz de contener las lágrimas en ese momento. Se sentía confuso y frustrado por no haber sabido cómo actuar. La situación le sobrepasaba demasiado.
Y más que lo iba a hacer.
Sabía que no era buena idea. Sabía que no iba a poder solucionar nada. Sabía que solo iba a sentirse todavía más inútil. Pero la urgencia en el grito de Ethan le hizo asomarse. Necesitaba ver qué ocurría, porque sus compañeros seguían allí fuera y el humano estaba pidiendo que se bajase el puente.
Cuando vio aquella cosa en la distancia sintió que su corazón se saltaba un latido. Solo la distancia con el ser indescriptible hizo que sus globos oculares no estallasen. Si hubiese un contador que indicase el porcentaje del límite que estaba alcanzando la posibilidad de que ocurriese, estaría muy cercano al cien por cien.
—¿Qué es… qué es eso…?
No importaba si nadie podía escuchar su quejido apenas audible, porque nadie sabía la respuesta. Tampoco hacía mucha falta: todo en aquella escena gritaba peligro. Muchísimo más que los colapesina o aquellos tres extraños que, aunque intimidantes, hablaban como personas y no habían hecho amago de acercarse a ellos. Aquella… criatura estaba rondando a Kalna y tanto Rick como Abel y Serena se encontraban demasiado cerca también.
—¡No sé dónde está el mecanismo pero… ellos…! —intentaría explicar sin mucho éxito a la petición urgente de Ethan.
No importaba, pues Nohlem ya había llegado y estaba tirando del humano hacia el interior del torreón, para después correr a hacer lo que había pedido. Rägjynn tan solo pudo oír y observar con impotencia como este subía, dejando fuera a varias personas con aquella cosa. Los demás que se encontraban con el varmano también habían bajado y Damian se dirigió a él.
>>Serena… salió. Se llevó comida y… algunos han salido tras ella… No sabemos qué es… esa… esa… cosa…
Apenas podía ofrecer una explicación medio coherente al niño, ni ocultar su propio nerviosismo para no asustarle más a él y sobre todo a Aniol, quien parecía estar aún más aterrado.
Connor y Szczenyak no habían llegado a alejarse tanto, y llegaron corriendo justo a tiempo antes de que se les negase la entrada. Ya ni siquiera le importaba la agresividad aterradora que el humano de la cresta había mostrado hacia escasos minutos: solo podía sentirse aliviado de ver a otras dos personas a salvo.
El alivio le duró poco, porque allí fuera seguían Rick, Kalna, Abel y Serena… Y porque Szczenyak había dicho algo que le heló todavía más la sangre: aquel ser podía atravesar paredes. Probablemente fuese intangible, de por sí o mediante magia. Rägjynn sabía que no podía hacer nada, que aunque pidiese salir él solo, nadie iba a bajar de nuevo el puente ni permitir que él se apañase con el mecanismo. Ni tampoco tenía ningún sentido hacerlo, ¿qué iba a hacer él frente a aquella cosa? Morir él también.
Todo su ser le pedía hacerse un ovillo en el suelo donde había caído momentos antes, pero notar el agarre de Aria para levantarse del sofá y empezar a escucharla... ¿Acaso ella sabía algo de aquel monstruo? ¿¿Y podía hacer magia?? Pero los humanos habían dicho que no conocían la magia…
—Aria, no creo que… ¿Tú sabes lo qué es ese monstruo?
Tras haber estado intentando ocuparse de ella en aquel rato, el mjörní solo tenía claro que su estado era débil y que parecía al borde de perder la consciencia en cualquier momento. Lo que no tenía claro era que supiera lo que estaba diciendo, porque bien podrían tratarse de delirios debidos a cómo se encontraba.
Él no necesitaba delirar para saber que fuera del Templo y sin capacidad de hacer magia, no era más que un inútil. Y cuatro personas podían morir allí mismo mientras él solo sentía ganas de llorar por su incompetencia. Una plegaria a la Sanación apenas audible salió de su garganta estrangulada.
Y aun así, nada de todo aquel caos le preparó para el que estaba por llegar.
El sonido del puente bajando le extrañó, y volvió a quedarse congelado cuando comprobó su origen: delante de sus ojos, Serena estaba recogiendo comida a toda prisa y… Sí, salió corriendo por la puerta del torreón. El mjörní volvió a levantarse de golpe, reaccionando poco después de que lo hubiese hecho Rick, pero como una especie de señal que le indicaba cuál era su límite por aquel día, tropezó con su hakama que ya se había deslizado de vuelta a su sitio (mal colocado) y se vio de rodillas sobre el suelo del torreón. Se levantó tras unos segundos, mientras observaba como Abel, Kalna, Connor y Szczenyak salían también del torreón.
Se había quedado solo en la planta baja con Aria… O no, porque Ethan no tardó en aparecer, para enorme alivio del mjörní.
—Gra… Gracias, Ethan —le dijo con la voz un tanto estrangulada—. Espero que no… que no tarden.
Räg no quería subir el puente sin que sus compañeros volviesen, pero sabía que no era seguro mantenerlo abierto durante mucho rato tampoco… Sentía ganas de llorar y apenas era capaz de contener las lágrimas en ese momento. Se sentía confuso y frustrado por no haber sabido cómo actuar. La situación le sobrepasaba demasiado.
Y más que lo iba a hacer.
Sabía que no era buena idea. Sabía que no iba a poder solucionar nada. Sabía que solo iba a sentirse todavía más inútil. Pero la urgencia en el grito de Ethan le hizo asomarse. Necesitaba ver qué ocurría, porque sus compañeros seguían allí fuera y el humano estaba pidiendo que se bajase el puente.
Cuando vio aquella cosa en la distancia sintió que su corazón se saltaba un latido. Solo la distancia con el ser indescriptible hizo que sus globos oculares no estallasen. Si hubiese un contador que indicase el porcentaje del límite que estaba alcanzando la posibilidad de que ocurriese, estaría muy cercano al cien por cien.
—¿Qué es… qué es eso…?
No importaba si nadie podía escuchar su quejido apenas audible, porque nadie sabía la respuesta. Tampoco hacía mucha falta: todo en aquella escena gritaba peligro. Muchísimo más que los colapesina o aquellos tres extraños que, aunque intimidantes, hablaban como personas y no habían hecho amago de acercarse a ellos. Aquella… criatura estaba rondando a Kalna y tanto Rick como Abel y Serena se encontraban demasiado cerca también.
—¡No sé dónde está el mecanismo pero… ellos…! —intentaría explicar sin mucho éxito a la petición urgente de Ethan.
No importaba, pues Nohlem ya había llegado y estaba tirando del humano hacia el interior del torreón, para después correr a hacer lo que había pedido. Rägjynn tan solo pudo oír y observar con impotencia como este subía, dejando fuera a varias personas con aquella cosa. Los demás que se encontraban con el varmano también habían bajado y Damian se dirigió a él.
>>Serena… salió. Se llevó comida y… algunos han salido tras ella… No sabemos qué es… esa… esa… cosa…
Apenas podía ofrecer una explicación medio coherente al niño, ni ocultar su propio nerviosismo para no asustarle más a él y sobre todo a Aniol, quien parecía estar aún más aterrado.
Connor y Szczenyak no habían llegado a alejarse tanto, y llegaron corriendo justo a tiempo antes de que se les negase la entrada. Ya ni siquiera le importaba la agresividad aterradora que el humano de la cresta había mostrado hacia escasos minutos: solo podía sentirse aliviado de ver a otras dos personas a salvo.
El alivio le duró poco, porque allí fuera seguían Rick, Kalna, Abel y Serena… Y porque Szczenyak había dicho algo que le heló todavía más la sangre: aquel ser podía atravesar paredes. Probablemente fuese intangible, de por sí o mediante magia. Rägjynn sabía que no podía hacer nada, que aunque pidiese salir él solo, nadie iba a bajar de nuevo el puente ni permitir que él se apañase con el mecanismo. Ni tampoco tenía ningún sentido hacerlo, ¿qué iba a hacer él frente a aquella cosa? Morir él también.
Todo su ser le pedía hacerse un ovillo en el suelo donde había caído momentos antes, pero notar el agarre de Aria para levantarse del sofá y empezar a escucharla... ¿Acaso ella sabía algo de aquel monstruo? ¿¿Y podía hacer magia?? Pero los humanos habían dicho que no conocían la magia…
—Aria, no creo que… ¿Tú sabes lo qué es ese monstruo?
Tras haber estado intentando ocuparse de ella en aquel rato, el mjörní solo tenía claro que su estado era débil y que parecía al borde de perder la consciencia en cualquier momento. Lo que no tenía claro era que supiera lo que estaba diciendo, porque bien podrían tratarse de delirios debidos a cómo se encontraba.
Él no necesitaba delirar para saber que fuera del Templo y sin capacidad de hacer magia, no era más que un inútil. Y cuatro personas podían morir allí mismo mientras él solo sentía ganas de llorar por su incompetencia. Una plegaria a la Sanación apenas audible salió de su garganta estrangulada.
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Torreón Sendar
07/08/23, 10:11 pm
El tirón le pilló por sorpresa. No tuvo más margen que el de soltar un gruñido que fue cortado tan pronto como las prisas del felino le obligaron a apoyarse en la pierna mala. Fue un acto reflejo, un intento de no darse de bruces con el suelo que le llevó, a cambio, a sufrir un estallido de dolor. El quejido fue imperceptible por la falta repentina de aire y la adrenalina alimentaba por todo el miedo acumulado sirvió para que en los siguientes pasos le diera tiempo a contener cualquier grito. Tanto fue así que el mareo se le convirtió en agua en ambos ojos y para cuando el felino le soltó a punto estuvo de trastabillar.
Tuvo que arrastrar una silla donde sentarse para reaprender a respirar y si bien sus ojos brillaban, no era precisamente de alivio. Apenas lograba contener unas lágrimas silenciosas, producto de un agobio que ahora se mezclaba con los tormentosos pinchazos que le dedicaba su cicatriz. Joder, la aflicción le había golpeado tan fuerte que todo el estupor se esfumaba por momentos. No era mejor razonar que todo aquello era tan real como lo había sido en su día su hogar.
Se frotó el rostro con el dorso de su brazo para llevarse consigo cualquier humedad que intentara escaparse y ante el caos venidero no pudo más que intentar poner su mejor cara. Connor y Colmillo dentro eran un alivio que se veía arrancado por los gritos del segundo acompañados con los de Damian. Entendía el estupor pero su cabeza latía con la misma intensidad que lo hacía su pierna y tratar de concentrarse en esa situación se le estaba haciendo una tarea complicada.
-Connor, por favor, no te alejes.
Le pidió sorprendido, en casi un ruego al ver como se dirigía al patio sin siquiera hablarles. Lo único que quería al menos era que estuvieran juntos. Colmillo respondió a Nohlem antes de que él encontrara las fuerzas para volver a hablar y Aniol bajó junto a Airi al poco, con tan mala cara como las que debían de tener ellos abajo. Su preocupación por el pequeño era igual de notoria que su culpa, pues si bien deseaba acercarse no encontraba ninguna palabra de consuelo que poder dedicarle. Tenía que intentar ordenar sus pensamientos, un mínimo en lo que era la maraña de hilos dispares que se revolvían en su interior.
La incertidumbre de sus compañeros, el miedo a sus pérdidas, el horror ante la criatura… El shock era demasiado intenso como para conseguir desenredar todo el barullo emocional. Solo podía engañarse temporalmente, crear otra cuerda que aún sin creerse fuera suficiente plausible como para que pudiera quedarse colgando de la misma. Se incorporó malamente aprovechando que estaban reunidos, y ante el primer desliz al caminar intento buscar un apoyo en Nohlem. Cohibido al sentirse una molestía le dedicó una torpe mirada mientras acomodaba su codo sobre el hombro del mismo, a esas alturas hasta rozar le estaba resultando agónico así que dejó que parte de su peso pudiera descansar sobre el pelirrojo.
Aborrecía sentirse necesitado, pero en esos momentos era una necesidad común, una que no le importaba compartir si así encontraban algún tipo de consuelo. Su mirada pasó fugazmente por ambos niños tratando de ver como se encontraban y luego se posó más detenidamente sobre Airi y Räg, las otras dos personas del grupo junto con Nohlem que más cabeza habían demostrado tener.
-Nadie va a salir. -Pauso momentáneamente para reajustar la pierna, intentando focalizarse en lo siguiente que podía decir para que su dolor no se expresara verbalmente. Estaba ignorando a la nueva por su propio bien, pues sinceramente si quería suicidarse no era el mejor día para que lo hiciera. -Tenemos que calmarnos… un poco… Ellos pueden correr, van armados y tienen a Kalna. No nos pongamos en las peores y, sea lo que sea ahora mismo no podemos hacer nada por ellos, tenemos que intentar centrarnos en nosotros mismos.
Sus propias palabras le pesaban, no es que confiara en ellas, es que o lo hacía o no iba a encontrar la motivación para seguir hablando. Su voz era la viva representación del esfuerzo interno que estaba haciendo para tratar de si no ser positivo, al menos buscar una realidad un poco edulcorada. Seguir el hilo le era difícil, por ello buscaba constantemente los rostros de sus compañeros, tratando de que sus penas le hicieran más efecto que sus propias dudas y sobre todo intentando aportar una mínima seguridad en la que poder construir una base de cimientos. Temblorosa, insegura, pero algo para no seguir cuesta abajo en una caída que parecía no tener fin.
>>Alguien debería de subir al tejado, intentar ver a donde huye el resto y de paso podernos informar sobre lo que sea que haga esa criatura… y si checheniak tiene razón. -Esto último lo dijo mirándole precisamente a él, con una voz un tanto rasgada en la que se entrevía una seriedad preocupante. -Tendríamos que subir armas al salón, alejarnos de las paredes. Sea lo que sea esa cosa no podemos simplemente esperar con los brazos cruzados a que aparezca. Nadie está solo, y mientras intentemos coordinarnos podemos buscar algo, una solución entre todos, lo que sea...
No, no se lo creía. Si esa cosa atravesaba el foso seguramente estaban muertos. Pero seguían siendo 10, si había suerte, por ínfima que fuera alguno podría sobrevivir. Tenía que agarrarse a esa idea, a que al menos protegieran a los niños hasta que no pudieran más, porque es que si no, no le quedaba nada más por lo que intentar luchar.
Tuvo que arrastrar una silla donde sentarse para reaprender a respirar y si bien sus ojos brillaban, no era precisamente de alivio. Apenas lograba contener unas lágrimas silenciosas, producto de un agobio que ahora se mezclaba con los tormentosos pinchazos que le dedicaba su cicatriz. Joder, la aflicción le había golpeado tan fuerte que todo el estupor se esfumaba por momentos. No era mejor razonar que todo aquello era tan real como lo había sido en su día su hogar.
Se frotó el rostro con el dorso de su brazo para llevarse consigo cualquier humedad que intentara escaparse y ante el caos venidero no pudo más que intentar poner su mejor cara. Connor y Colmillo dentro eran un alivio que se veía arrancado por los gritos del segundo acompañados con los de Damian. Entendía el estupor pero su cabeza latía con la misma intensidad que lo hacía su pierna y tratar de concentrarse en esa situación se le estaba haciendo una tarea complicada.
-Connor, por favor, no te alejes.
Le pidió sorprendido, en casi un ruego al ver como se dirigía al patio sin siquiera hablarles. Lo único que quería al menos era que estuvieran juntos. Colmillo respondió a Nohlem antes de que él encontrara las fuerzas para volver a hablar y Aniol bajó junto a Airi al poco, con tan mala cara como las que debían de tener ellos abajo. Su preocupación por el pequeño era igual de notoria que su culpa, pues si bien deseaba acercarse no encontraba ninguna palabra de consuelo que poder dedicarle. Tenía que intentar ordenar sus pensamientos, un mínimo en lo que era la maraña de hilos dispares que se revolvían en su interior.
La incertidumbre de sus compañeros, el miedo a sus pérdidas, el horror ante la criatura… El shock era demasiado intenso como para conseguir desenredar todo el barullo emocional. Solo podía engañarse temporalmente, crear otra cuerda que aún sin creerse fuera suficiente plausible como para que pudiera quedarse colgando de la misma. Se incorporó malamente aprovechando que estaban reunidos, y ante el primer desliz al caminar intento buscar un apoyo en Nohlem. Cohibido al sentirse una molestía le dedicó una torpe mirada mientras acomodaba su codo sobre el hombro del mismo, a esas alturas hasta rozar le estaba resultando agónico así que dejó que parte de su peso pudiera descansar sobre el pelirrojo.
Aborrecía sentirse necesitado, pero en esos momentos era una necesidad común, una que no le importaba compartir si así encontraban algún tipo de consuelo. Su mirada pasó fugazmente por ambos niños tratando de ver como se encontraban y luego se posó más detenidamente sobre Airi y Räg, las otras dos personas del grupo junto con Nohlem que más cabeza habían demostrado tener.
-Nadie va a salir. -Pauso momentáneamente para reajustar la pierna, intentando focalizarse en lo siguiente que podía decir para que su dolor no se expresara verbalmente. Estaba ignorando a la nueva por su propio bien, pues sinceramente si quería suicidarse no era el mejor día para que lo hiciera. -Tenemos que calmarnos… un poco… Ellos pueden correr, van armados y tienen a Kalna. No nos pongamos en las peores y, sea lo que sea ahora mismo no podemos hacer nada por ellos, tenemos que intentar centrarnos en nosotros mismos.
Sus propias palabras le pesaban, no es que confiara en ellas, es que o lo hacía o no iba a encontrar la motivación para seguir hablando. Su voz era la viva representación del esfuerzo interno que estaba haciendo para tratar de si no ser positivo, al menos buscar una realidad un poco edulcorada. Seguir el hilo le era difícil, por ello buscaba constantemente los rostros de sus compañeros, tratando de que sus penas le hicieran más efecto que sus propias dudas y sobre todo intentando aportar una mínima seguridad en la que poder construir una base de cimientos. Temblorosa, insegura, pero algo para no seguir cuesta abajo en una caída que parecía no tener fin.
>>Alguien debería de subir al tejado, intentar ver a donde huye el resto y de paso podernos informar sobre lo que sea que haga esa criatura… y si checheniak tiene razón. -Esto último lo dijo mirándole precisamente a él, con una voz un tanto rasgada en la que se entrevía una seriedad preocupante. -Tendríamos que subir armas al salón, alejarnos de las paredes. Sea lo que sea esa cosa no podemos simplemente esperar con los brazos cruzados a que aparezca. Nadie está solo, y mientras intentemos coordinarnos podemos buscar algo, una solución entre todos, lo que sea...
No, no se lo creía. Si esa cosa atravesaba el foso seguramente estaban muertos. Pero seguían siendo 10, si había suerte, por ínfima que fuera alguno podría sobrevivir. Tenía que agarrarse a esa idea, a que al menos protegieran a los niños hasta que no pudieran más, porque es que si no, no le quedaba nada más por lo que intentar luchar.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Torreón Sendar
08/08/23, 06:01 pm
Observar la carrera de Connor y Checheniak sumó adrenalina a su cuerpo, a la que siguió el maravilloso pero efímero alivio de que lograran entrar. La imagen de esa cosa seguía manchando su consciencia, faltaban cuatro y las dudas quemaban en su garganta, primordialmente ¿por qué habían salido? De Serena más o menos lo entendía, pero, ¿los demás? Decir que se preocupaba por ellos era una verdad a medias. Lo hacía, sí, pero sus motivos eran puramente egoístas: no les conocía y quien sabe si llegaría a hacerlo nunca, pero bien advertía que a menos fueran más difícil se volvía todo. La única razón por la que quería una respuesta era por tener algo en lo que volcar sus frustraciones, pues de nada ayudaría aquel conocimiento a reparar el daño.
Y de mano de Checheniak lo supo. Ojalá no haberlo hecho. Había estado esforzándose en evadir el pensamiento, en no darle nombre a sabiendas de que, por superticiones varmanas, eso solo lo haría más fuerte, como mínimo maquillarlo delante de los niños, pero ahí estaba: monstruo, fantasma, la mismísima muerte, como quisieran llamarle. Puesto el título censuró todo lo demás. Ni siquiera pudo recrearse en culpar a Serena, Kalna, Rick o Abel, solo se quedó quieto en el sitio, tan sobrestimulado que sus oídos vibraban como bajo las secuelas de una explosión. A sus ojos completamente dilatados los nublaba una visión de túnel carente de futuro. La luz era tan fuerte que las caras se volvían formas. Bajo los efectos del pánico la propuesta de la nueva se convirtió en delirio. No le importaba la seguridad con la que se pronunciase, ni la lógica, la magia o los remedios milagrosos, su instinto pedía a gritos que la puerta NO se abriera. Por muy poco que eso cambiase su destino, por todos los Santos, él no firmaría su sentencia. El contacto de Ethan rompió una de las mil burbujas que le encerraban. Le miró con difícultad, pues enfocar se había vuelto antinatural y se dejó usar de bastón tan confuso como estaba. ¿Se había hecho daño? ¿Cuándo? ¿Tenía una espina o…? Era cojo, claro. Él le había hecho correr. ¿Por qué se sentía tan mal por eso?
—Lo siento —musitó con unos segundos de retardo tras ver la mueca y su forma de no apoyar la pierna. No tenía sentido alguno que pidiera perdón, le había salvado arrastrándole dentro, pero ahora mismo Nohlem no pensaba con claridad. Se había hecho daño por su culpa, y quien presiente la muerte cerca quiere marcharse con la consciencia tranquila. Muy lejos quedaba la inquina y los celos por su carácter heróico. ¿Cuántas disculpas incluía aquel “lo siento” y para cuanta gente?
Por una vez Ethan no se estaba sacrificando tal como quería hacer la recién llegada. En una situación tan desesperada creer a la nueva era tentador, por eso el varmano agradeció una negativa razonable como la suya. Sus porqués estaban guiados por un miedo irracional que no habría sido capaz de defender más que con un “no se baja el puente porque no quiero”, ahora que, igual que el chico había reforzaba una muralla, ese exceso de lógica fue lo que terminó por derrumbar su triste castillo de naipes.
“Tenemos que alejarnos de las paredes”. Claro. Era un fantasma, las atravesaba. Lo había oído perfectamente cuando Checheniak lo había dicho, pero se había negado a pensarlo. Ahí estaba una segunda vez, inevitable. Daba igual que se escondieran, el torreón era su propia trampa. ¿Qué iban a hacer ellos contra eso? Nada. Absolutamente nada. Esperar. Esperar con todo su corazón que aquella criatura se saciara con los de fuera y no se diera la vuelta. En aquel pensamiento no había maldad, sino puro desespero. Simple desespero.
El picor previo al llanto amenazó con llenar sus ojos de lágrimas y supo que en cuanto se despistase y abriese la vereda el torrente sería imparable. Había estado preocupado por aguantar un año, ahora dudaba en llegar a ver el tercer día. "Tres días". Se mordió el labio, o más bien lo pellizcó hasta que dolió. El nudo en su garganta era tan asfixiante que, sumado a sus patéticos intentos de que no se notase que estaba hiperventilando, Nohlem era físicamente incapaz de articular palabra. "No quiero morirme..." hasta sus pensamientos sonaban rotos.
—Deberíamos… —Santos, ¿esa era su voz? Tomó aire y miró al suelo. No podía ver a los niños, ni a Airi, ni a Rag ni a nadie. Su miedo era un reflejo del suyo—. Deberíamos subir. A los cuartos, todos. Si puede entrar… —algo se quebró dentro suya al decirlo. Ya está. Era una realidad—. Si puede entrar arriba deberíamos estar mejor resguardados. Y al menos le costará encontrarnos…
Ya está. Hasta ahí llegaba. Tenía los ojos vidriosos y los nudillos pálidos, un paso en falso y estallaba.
>>Te puedo ayudar a subir. Y luego… luego bajo a por las armas —continuó los resquicios para Ethan, en voz algo más baja no por gusto, sino por necesidad—. Te ayudo, ¿vale?
No era una confirmación, era un por favor.
El deseo de volver a casa le quedaba tan grande ahora mismo que se conformaba con vivir un poco más, lo justo para que la muerte le pillase calmado. De haber tenido hueco para un pensamiento más se habría sentido hipócrita por la parafernalia que le había soltado a Damian y Aniol momentos atrás: ¿volver a ser un niño? No había dejado de serlo. Solo era un chaval en una muy reciente mayoría de edad que añoraba más que nunca la protección de sus padres. Toda una vida acostumbrado a pedir grandes cosas para que todo lo que quisiese en ese instante fuera tener a un adulto cerca. Uno de verdad. Él no podía seguir fingiendo ser uno.
Y de mano de Checheniak lo supo. Ojalá no haberlo hecho. Había estado esforzándose en evadir el pensamiento, en no darle nombre a sabiendas de que, por superticiones varmanas, eso solo lo haría más fuerte, como mínimo maquillarlo delante de los niños, pero ahí estaba: monstruo, fantasma, la mismísima muerte, como quisieran llamarle. Puesto el título censuró todo lo demás. Ni siquiera pudo recrearse en culpar a Serena, Kalna, Rick o Abel, solo se quedó quieto en el sitio, tan sobrestimulado que sus oídos vibraban como bajo las secuelas de una explosión. A sus ojos completamente dilatados los nublaba una visión de túnel carente de futuro. La luz era tan fuerte que las caras se volvían formas. Bajo los efectos del pánico la propuesta de la nueva se convirtió en delirio. No le importaba la seguridad con la que se pronunciase, ni la lógica, la magia o los remedios milagrosos, su instinto pedía a gritos que la puerta NO se abriera. Por muy poco que eso cambiase su destino, por todos los Santos, él no firmaría su sentencia. El contacto de Ethan rompió una de las mil burbujas que le encerraban. Le miró con difícultad, pues enfocar se había vuelto antinatural y se dejó usar de bastón tan confuso como estaba. ¿Se había hecho daño? ¿Cuándo? ¿Tenía una espina o…? Era cojo, claro. Él le había hecho correr. ¿Por qué se sentía tan mal por eso?
—Lo siento —musitó con unos segundos de retardo tras ver la mueca y su forma de no apoyar la pierna. No tenía sentido alguno que pidiera perdón, le había salvado arrastrándole dentro, pero ahora mismo Nohlem no pensaba con claridad. Se había hecho daño por su culpa, y quien presiente la muerte cerca quiere marcharse con la consciencia tranquila. Muy lejos quedaba la inquina y los celos por su carácter heróico. ¿Cuántas disculpas incluía aquel “lo siento” y para cuanta gente?
Por una vez Ethan no se estaba sacrificando tal como quería hacer la recién llegada. En una situación tan desesperada creer a la nueva era tentador, por eso el varmano agradeció una negativa razonable como la suya. Sus porqués estaban guiados por un miedo irracional que no habría sido capaz de defender más que con un “no se baja el puente porque no quiero”, ahora que, igual que el chico había reforzaba una muralla, ese exceso de lógica fue lo que terminó por derrumbar su triste castillo de naipes.
“Tenemos que alejarnos de las paredes”. Claro. Era un fantasma, las atravesaba. Lo había oído perfectamente cuando Checheniak lo había dicho, pero se había negado a pensarlo. Ahí estaba una segunda vez, inevitable. Daba igual que se escondieran, el torreón era su propia trampa. ¿Qué iban a hacer ellos contra eso? Nada. Absolutamente nada. Esperar. Esperar con todo su corazón que aquella criatura se saciara con los de fuera y no se diera la vuelta. En aquel pensamiento no había maldad, sino puro desespero. Simple desespero.
El picor previo al llanto amenazó con llenar sus ojos de lágrimas y supo que en cuanto se despistase y abriese la vereda el torrente sería imparable. Había estado preocupado por aguantar un año, ahora dudaba en llegar a ver el tercer día. "Tres días". Se mordió el labio, o más bien lo pellizcó hasta que dolió. El nudo en su garganta era tan asfixiante que, sumado a sus patéticos intentos de que no se notase que estaba hiperventilando, Nohlem era físicamente incapaz de articular palabra. "No quiero morirme..." hasta sus pensamientos sonaban rotos.
—Deberíamos… —Santos, ¿esa era su voz? Tomó aire y miró al suelo. No podía ver a los niños, ni a Airi, ni a Rag ni a nadie. Su miedo era un reflejo del suyo—. Deberíamos subir. A los cuartos, todos. Si puede entrar… —algo se quebró dentro suya al decirlo. Ya está. Era una realidad—. Si puede entrar arriba deberíamos estar mejor resguardados. Y al menos le costará encontrarnos…
Ya está. Hasta ahí llegaba. Tenía los ojos vidriosos y los nudillos pálidos, un paso en falso y estallaba.
>>Te puedo ayudar a subir. Y luego… luego bajo a por las armas —continuó los resquicios para Ethan, en voz algo más baja no por gusto, sino por necesidad—. Te ayudo, ¿vale?
No era una confirmación, era un por favor.
El deseo de volver a casa le quedaba tan grande ahora mismo que se conformaba con vivir un poco más, lo justo para que la muerte le pillase calmado. De haber tenido hueco para un pensamiento más se habría sentido hipócrita por la parafernalia que le había soltado a Damian y Aniol momentos atrás: ¿volver a ser un niño? No había dejado de serlo. Solo era un chaval en una muy reciente mayoría de edad que añoraba más que nunca la protección de sus padres. Toda una vida acostumbrado a pedir grandes cosas para que todo lo que quisiese en ese instante fuera tener a un adulto cerca. Uno de verdad. Él no podía seguir fingiendo ser uno.
- ♪♫♬:
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad
Personajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Torreón Sendar
08/08/23, 10:43 pm
¡LO HE VISTO COÑO, LO HE VISTO! ¡NO ME LO RECUERDES! —contestó al vittya con sus manos enterradas en su cabello, angustiado como poco se veía en él. ¿Que cojones estaba pasando? Escuchó al perro concentradísimo, apretando los labios y asintiendo cada segundo, con cada dato. Quería enterarse, y vaya sorpresa, era la tonta de la pelirroja esta vez poniendo en peligro a todos—. ¡¿Que se ha llevado una putísima cesta?! ¡¡¿SIN PERMISO?!! ¡Mierda, ahora el resto está fuera con esa cosa por culpa de-! ¡¿Qué pasa?!
Había algo raro. Damian detectó en parte que Seseniac cayó en algo que salió de su hocico. No era una buena noticia, no, no, ni por asomo. El italiano palideció, cayendo sobre sus posaderas.
—¡¿QUÉ?!
Su grito resonó por el lugar, agudo por un gallo nervioso que le salió sin querer. ¿Como que atravesaba paredes? ¿Un puto espíritu viene a su casa, como las historias de terror de Luciano? Se giró a una de las paredes, y luego a otra, y luego a otra, no quería dejar ninguna sin vigilar mientras se incorporaba desde el suelo. Tenia en el pecho ese terror de ver de nuevo en cualquier momento a aquella cosa salir por algún sitio. Sin embargo lo peor de todo no era eso, había perdido por completo esa sensación de seguridad “dentro de casa”, se había desmoronado, destruido, venido abajo.
En mitad del caos, la nueva niña que estaba apoyada en Rag se levantó. No se enteró de nada de la conversación anterior pero cuando ella dijo que bajasen el puente, que ella enfrentaría a ese monstruo… ¿Sabe magia esa desconocida, como Akeyo? No, era imposible que pudiese salir eso de una chica tan endeble como para hacer nada y no podía creer apenas en lo que ella decía. ¿Cómo va a destruir nada? Rag le preguntó y Damian no sabía que hacer. ¿Creer? ¿No creer en ella?
Chasqueó la lengua, impaciente, angustiado y asustado sobre todo. En cualquier momento ese ser podría abalanzarse sobre él, sobre todos. ¿Que podía hacer, escuchar a la desconocida? ¿Y si era ella la que atrajo al bicho y no Serena? Dijo que sabía magia, ¿pero sabía magia chunga?
Se sintió muy aliviado cuando Ethan habló, pidiendo calma y poniéndose en positivo. Realmente lo necesitaba para salir un poco de ese trance, en el fondo estaba muy preocupado por los de fuera, aunque fuese la gilipollas de la pelirroja. Solo quería decirle las verdades y ya, no desear su muerte. Miró al asiático, esperando lo que sea que dijese para tomar iniciativa. Necesitaban movilizarse estando tan jodidos y en cuanto el asiático mencionase las armas de abajo, Damian lo tuvo clarisimo.
—¡VALE, VALE JODER, YO BAJO A POR ALGO PARA DEFENDERME Y-Y PARA VOSOTROS! ¡NO TARDO! —se negaba, se negaba por completo estar desarmado de nuevo como en la incursión de hace unos minutos. Empezó la carrera hacia la planta baja, sabía mas o menos donde estaba, y durante el camino llamó la atención a Aniol y, por ende, a Tawar—. ¡TE DARÉ ALGO, A LOS DOS, NO SE, SUBID COJONES!
Sin pararse a escuchar a nadie fue, cabezota y con ansias de ayudar, a la armería del sótano. Cuando bajó, respiró muy fuerte, jadeando mas de la ansiedad que del cansancio. Se quedó mirando a todos aquellos instrumentos con o carentes de filo, mirando como hacer para subir armas para todos. Ni siquiera estaba seguro de poder cargar con una siquiera. Alcanzó a ver una daga algo oxidada con guardilla y cinturón, y un cuchillo un poco corto, por lo pronto iría con uno en cada mano para él y para Aniol, no sabía como ponerse el cinturón de mierda. Tardaría un poco en mirar si podía con más cosas para el resto. ¿Qué mierda usará Tawar para defenderse? Curiosamente echaba de menos la compañía de Kalna, por como llevaba la espada por todos lados parecía entender de esto de los filos.
—Me cago en la puta, me cago en la puta, me cago en la puta , me cago en la puta , me cago en la puta...
Seguía indeciso, no quería presentarse solo con dos cuchillitos arriba.
Había algo raro. Damian detectó en parte que Seseniac cayó en algo que salió de su hocico. No era una buena noticia, no, no, ni por asomo. El italiano palideció, cayendo sobre sus posaderas.
—¡¿QUÉ?!
Su grito resonó por el lugar, agudo por un gallo nervioso que le salió sin querer. ¿Como que atravesaba paredes? ¿Un puto espíritu viene a su casa, como las historias de terror de Luciano? Se giró a una de las paredes, y luego a otra, y luego a otra, no quería dejar ninguna sin vigilar mientras se incorporaba desde el suelo. Tenia en el pecho ese terror de ver de nuevo en cualquier momento a aquella cosa salir por algún sitio. Sin embargo lo peor de todo no era eso, había perdido por completo esa sensación de seguridad “dentro de casa”, se había desmoronado, destruido, venido abajo.
En mitad del caos, la nueva niña que estaba apoyada en Rag se levantó. No se enteró de nada de la conversación anterior pero cuando ella dijo que bajasen el puente, que ella enfrentaría a ese monstruo… ¿Sabe magia esa desconocida, como Akeyo? No, era imposible que pudiese salir eso de una chica tan endeble como para hacer nada y no podía creer apenas en lo que ella decía. ¿Cómo va a destruir nada? Rag le preguntó y Damian no sabía que hacer. ¿Creer? ¿No creer en ella?
Chasqueó la lengua, impaciente, angustiado y asustado sobre todo. En cualquier momento ese ser podría abalanzarse sobre él, sobre todos. ¿Que podía hacer, escuchar a la desconocida? ¿Y si era ella la que atrajo al bicho y no Serena? Dijo que sabía magia, ¿pero sabía magia chunga?
Se sintió muy aliviado cuando Ethan habló, pidiendo calma y poniéndose en positivo. Realmente lo necesitaba para salir un poco de ese trance, en el fondo estaba muy preocupado por los de fuera, aunque fuese la gilipollas de la pelirroja. Solo quería decirle las verdades y ya, no desear su muerte. Miró al asiático, esperando lo que sea que dijese para tomar iniciativa. Necesitaban movilizarse estando tan jodidos y en cuanto el asiático mencionase las armas de abajo, Damian lo tuvo clarisimo.
—¡VALE, VALE JODER, YO BAJO A POR ALGO PARA DEFENDERME Y-Y PARA VOSOTROS! ¡NO TARDO! —se negaba, se negaba por completo estar desarmado de nuevo como en la incursión de hace unos minutos. Empezó la carrera hacia la planta baja, sabía mas o menos donde estaba, y durante el camino llamó la atención a Aniol y, por ende, a Tawar—. ¡TE DARÉ ALGO, A LOS DOS, NO SE, SUBID COJONES!
Sin pararse a escuchar a nadie fue, cabezota y con ansias de ayudar, a la armería del sótano. Cuando bajó, respiró muy fuerte, jadeando mas de la ansiedad que del cansancio. Se quedó mirando a todos aquellos instrumentos con o carentes de filo, mirando como hacer para subir armas para todos. Ni siquiera estaba seguro de poder cargar con una siquiera. Alcanzó a ver una daga algo oxidada con guardilla y cinturón, y un cuchillo un poco corto, por lo pronto iría con uno en cada mano para él y para Aniol, no sabía como ponerse el cinturón de mierda. Tardaría un poco en mirar si podía con más cosas para el resto. ¿Qué mierda usará Tawar para defenderse? Curiosamente echaba de menos la compañía de Kalna, por como llevaba la espada por todos lados parecía entender de esto de los filos.
—Me cago en la puta, me cago en la puta, me cago en la puta , me cago en la puta , me cago en la puta...
Seguía indeciso, no quería presentarse solo con dos cuchillitos arriba.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistenciaPersonajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Torreón Sendar
09/08/23, 12:42 am
Le repobladore apenas fue consciente de que alguien le recogía del suelo, apenas notó el cambio en la gravedad. No se movía un ápice, más allá de la respiración agitada que por su propia naturaleza le asustaba más ya que delataba su posición. No podía pensar. Solo veía a ese horripilante ser, la Criatura, aparecer detrás de sus compañeres y seguirles. Les veía desapareciendo bajo el manto de oscuridad de aquella cosa. Veía mil y un finales para sus amigues, para sus Gigantes, su tribu, y elle misme... sin ver, pues le dolían los ojos de apretar los párpados.
Le llegaba de lejos el retumbar de las pisadas, reconoció la escalera y supo que bajaban. Las voces y los gritos que fue captando le hicieron encogerse sobre sí misme, y acabó acurrucade sin saberlo en manos de Aniol. No conseguía entender lo que decían, pero no hacía falta. No creía que pudieran defenderse de algo así. No creía en sus armas. No creía en... nada de lo que estaba escuchando, cada vez con más claridad. Y con esa misma claridad, vio que todo eso era irrelevante para elle. Estaban haciendo demasiado ruido. Lo único, lo único realmente importante en esos momentos era desaparecer. Y así, empezó a recitar lo que se convertiría en un mantra en voz baja que escucharían quienes tuviera más cerca.
—La Criatura, la Criatura... Nos va a oír, nos va a ver, tenemos que desaparecer, no podemos hacer más...
No lo dijo en voz alta todo lo que pensaba. Era incapaz. Debían hacerse lo más chiquites posible, lo más invisibles que pudieran... o el depredador daría con elles. Suficiente miedo daba formularlo en su mente, como para ser capaz de enunciarlo en alto.
Le llegaba de lejos el retumbar de las pisadas, reconoció la escalera y supo que bajaban. Las voces y los gritos que fue captando le hicieron encogerse sobre sí misme, y acabó acurrucade sin saberlo en manos de Aniol. No conseguía entender lo que decían, pero no hacía falta. No creía que pudieran defenderse de algo así. No creía en sus armas. No creía en... nada de lo que estaba escuchando, cada vez con más claridad. Y con esa misma claridad, vio que todo eso era irrelevante para elle. Estaban haciendo demasiado ruido. Lo único, lo único realmente importante en esos momentos era desaparecer. Y así, empezó a recitar lo que se convertiría en un mantra en voz baja que escucharían quienes tuviera más cerca.
—La Criatura, la Criatura... Nos va a oír, nos va a ver, tenemos que desaparecer, no podemos hacer más...
No lo dijo en voz alta todo lo que pensaba. Era incapaz. Debían hacerse lo más chiquites posible, lo más invisibles que pudieran... o el depredador daría con elles. Suficiente miedo daba formularlo en su mente, como para ser capaz de enunciarlo en alto.
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
My Only Escape Is Underground
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Personajes :
● Wednesday: Vouivre humana británica.
● Karime: Licántropa loba libense de la capital.
● Kimbra: Demonio rakshasa krabelinense Hija de Lunas engendro.
● Irenneil: Brujo de la cera aurva sinhadre.
● Edén Damkinea: Atlante daeliciano de la Ciudad del Norte.
● Szczenyak//Colmillo: vittya zawodny nómada.
Unidades mágicas : 5/5
Heridas/enfermedades :
● Ka: Le falta el ojo izquierdo.
● Colmillo: Tiene partido el colmillo derecho.
Síntomas : Gusto por dibujar trazos sin ton ni son cuando vacía la mente.
Armas :
● Wen: Guadaña doble y arco.
● Ka: Espadas gemelas, arco y dardos.
● Kim: Arco, machetes y dagas.
● Neil: Cuchara de madera y cera.
● Edén: Magia y sonrisas amables.
● Colmillo: inutilidad.
Humor : Absurdo
Re: Torreón Sendar
11/08/23, 05:40 pm
La suave voz de Aniol despertó un poco a Colmillo de su pánico, dándose cuenta que quizás haber dicho palabras tan crudas delante de los niños no había sido lo mejor. "¿Pero no es mejor que sepan a lo que nos enfrentamos? ¿De qué sirve esconderles la verdad? Si la cosa esa quiere venir a por nosotros no habrá lugar en el que esconderse" pensó aferrándose a la línea de histeria que le mantenía alerta y fuera del shock.
El miedo se propagó con rapidez por el grupo y el hecho de que Connor confirmara lo que Colmillo aparentemente no había soñado, que el monstruo podía atravesar paredes, solo consiguió las palabras de la chica nueva le pusieran furioso. ¿Ella había traído al monstruo hasta aquí? ¿Les había tendido una trampa? Por un momento, Szczenyak se quedó mirando a la pobre chica pensando en que sí, abriría el puente como ella había pedido y la dejaría salir para que se comiera el problema ella solita, pero sus orejas cayeron al momento siguiente. A penas había sido capaz de mantenerse despierta y aferrada a un mendrugo de pan en el poco tiempo que llevaba con ellos. ¿Cómo creía que iba a ser capaz de hacer nada y mucho menos salir del torreón si habían tenido que ser ellos los que la metieran?
-Deliras -murmuró en su dirección pero más para sí mismo, intentando convencerse de que no habían dejado entrar el peligro alegremente en casa en forma de traidora, pero con la palabra cargada de la ira surgida de creer que así había sido.
Queriendo no prestarle mucha atención a las locuras de la nueva, Colmillo decidió escuchar más atentamente las palabras de Ethan y su llamamiento a la calma, lo cual le hizo sorprenderse bastante. ¿Cómo podía? ¿Cómo era capaz de parecer tan tranquilo en una ocasión así? Su postura segura no engañaba al vittya sobre su dolor, que Szczenyak dedujo que era por la herida crónica de la que había hablado al día siguiente, pero la seriedad de sus palabras casi le hizo olvidar el miedo para poder centrarse en el plan de supervivencia.
-Sí, podemos usar los muebles para bloquear las puertas -dijo decidido, pero a la vez poco convencido de que eso fuera a ayudar en algo-. A los cuartos mejor, sí -añadió tras Nohlem ya a medio camino de la comida olvidada en la mesa debido a la avalancha de acontecimientos al ver que las armas parecía que iban a estar cubiertas-. Deberíamos... Deberíamos subir la comida además de las armas. No sabemos cuándo podremos volver a bajar. Y un cubo de agua, al menos. Aunque dos mejor -iba diciendo mientras recogía una cesta en cada mano.
El zawodny había puesto el piloto automática al momento, intentando que la ira, la histeria y el miedo no le dominaran de nuevo. Si tenían alguna posibilidad de sobrevivir, por mínima que esta fuera, al menos debía intentarlo, ser útil de alguna manera, y no limitarse a ser solo una bolita de angustia y desesperación en el suelo, a pesar de que era precisamente lo que quería ser con todas sus fuerzas.
Szczenyak sabía que, incluso antes que reunir la comida, el agua y las armas, era prioritario que, como había dicho Ethan, alguien subiera al tejado para verificar la situación tanto del monstruo como de sus compañeros huidos, pero el vittya tenía unos límites y en este momento volver a ver esa criatura por su propia voluntad era uno de ello.
"Rocavarancolia es una ciudad llena de misterios y sorpresas, como un acertijo complicado y excitante."
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