Luna Alta

Que su broma acabase como una invitación de Enredo le cogió. Era algo típico de la personalidad del brujo.

-Gracias por la invitación, la tendré en cuenta- respondió el cambiante sonriendo animado. Era una una oferta prometedora, podría ayudar en la remodelacion y en la casa, algo a lo que no que no le supondría mucho esfuerzo tampoco y al menos no viviría solo. Pero no había nada seguro no sabia que pasaría en el futuro.

-Seriamos todos vecinos nuevamente. No te tendrías que preocupar de la comida de nuevo- añadió DL con cierto humor cuando Shizel expuso que el también podría irse a vivir a aquella zona-Oye, en cuanto a lo de lo sirvientes si quisieras, hay esclavos en la ciudad. Si no los quieres como tal puedes pagarles -añadió mirando al idrino ante la mención a los sirvientes.

Pronto la conversación fue por otros derroteros: la nueva cosecha. DL no había prestado mucha atención a esta, tal vez porque le hacia recordar su propio tiempo en el pellejo de estos. Ya habrían tenido muertos, peleas y problemas culturales a montones ¿como llegarían a la luna?

-Queda ver si la luna es amable con ellos. Hubo bastante cambios físicos en Maciel, un lemur, una loba, dos trasgos...Yo me convertí en una masa deforme cuando aun no podía controlarlo...supongo eso cuenta como cambio inquietante- añadió entretenido recordando su propia tranformacion y el trauma de esta. Perder todos los huesos del cuerpo era algo que no deseaba a nadie porque la imagen era difícil de borrar- Seria interesante ir a verlos cuando la luna los cambie, a nosotros nos fue de mucha ayuda la llegada de los del cuchitril. Aunque  estando la luna en pleno apogeo, estaremos como drogados de nuevo.

-¿Te ignoraron?- Shizel estaba sorprendido. En su lugar él se habría lanzado al cuello de cualquier habitante de la ciudad que encontrara para asaetearle a preguntas. ¿Significaba que se habría mostrado alguien ante los letarguinos antes de Enredo?

-Sí, cuenta- dijo con voz queda cuando DL mencionó sus cambios durante la Luna. Él había pasado unos minutos espantosos tratando tanto de recolocarle los huesos al foner como de cerrarle las heridas de las manos a Bran, y aún recordaba el miedo que había pasado esa primera parte de esa noche.

-No estoy seguro- confesó cuando salió el tema de la conveniencia de hacerles una visita a los cosechados cuando saliese la Luna-. Yo en todo caso me pasaría a comprobar si están en peligro de muerte o algo así por la transformación. Pero para presentarme esperaría a que estén más asentados. Llevan una criba entera defendiéndose contra las intrusiones, y que aparezcan unos desconocidos de la nada a invadirles no llevaría más que a tensiones innecesarias- lo sabía porque a él mismo le había molestado: ¿dónde había estado toda esa gente mientras ellos se dejaban la piel?-. Es mejor tratar con ellos cuando estén listos para aceptar la ley de no intervención sin tener una rabieta.

>>La Luna pasada fue especial- añadió, mirando hacia arriba como si pudiera ver el gran astro rojo en el cielo, recordando la respuesta de Koval y Noel al preguntarles al respecto-. Esta debería ser normal, y debería dejarles superar sus cambios con tranquilidad. Aunque admito que tengo ganas de ver otra- sonrió. Peligro de muerte aparte, había disfrutado enormemente del subidón.
Cuando bajó la mirada ésta se topó con un edificio en la distancia que le resultaba familiar.
-DL- llamó al foner tras llenar sus ojos de niebla mágica-. ¿No te suena?
Lo que estaba en la distancia era el bastión palpitante.

-Ya veo, así que nuestra luna fue especial, que interesante - respondí pensativo, me preguntaba por qué habría sido esa en concreto o si era un fenómeno escogido al azar.

Shiz señaló a la distancia hacia una especie de torre y me pregunté si ellos ya habría estado por allí. Una voz me sobresaltó, me di la vuelta y vi una mujer con una cesta al brazo y un conejo de tela al hombro.

-Buenos días - saludé por reflejo, por fin una persona educada que no parecía mirarnos por encima del hombro, aunque eso igual tenía que ver con que ella quizá no sabía que éramos novatos. Me llamó la atención el peluche y pude comprobar que se movía, sonreí.- Es la primera vez que veo una criatura demiúrgica tan mona, ¿es vuestra? -pregunté, pregunta estúpida ya que era obvio que le pertenecía, pero seguía estando un poco pez en eso de hablar con desconocidos.

Si la luna de ellos fue especial ¿como seria la normal? Seria interesante poder descubrirlo desde el punto de vista del transformado.

-Claro que me acuerdo, ese día saliste un poco a lo loco porque escuchaste a Miseria- añadió viendo el bastión a lo lejos, esa salida había sido una pequeña aventura le había intrigado ese edificio que parecía vivo entonces y aun le intrigaba. La presencia de este es la que los había salvado, irónicamente.

Fue el sobresalto de Enredo lo que mas llamo su atención y se giro a ver con quien hablaba el brujo encontrándose con aquella chica completamente desconocida, vestida de blanco de la cabeza a los pies. El peluche sobre su hombro, moviéndose por su cuenta, le hizo pensar que un pariente del transformado Tap estaba invadiéndolo.

-Buenos días -saludo tras un momento de silencio, seguía siendo un poco malo tratando con desconocidos por temor a cagarla estrepitosamente, por ello lo mejor era hablar poco. Por suerte Enredo se le adelanto, confirmandole de algún modo la transformación de la chica y  la duda sobre el porque ese peluche se movía. Si algo había aprendido en la ciudad es que preguntar por la tranformación de uno no era siempre recomendable. Y también que iban a necesitar las dotes sociales de Shiz para ese momento.

-Por lo visto coincidimos con la etapa final de algún ciclo lunar- apuntó Shizel distraído al comentario de Enredo. Seguía examinando el bastión desde todos los ángulos.
Se enfurruñó y torció un poco el gesto cuando DL hizo mención a lo que había sucedido ese día. Ahora que conocía mejor Rocavarancolia era más consciente de lo imprudente de su acción, pero eso no significaba que le gustase que le recordasen que había hecho algo mal.

Una voz nueva hizo que parpadease para librarse de la niebla mágica. Se giró y vio lo mismo que los demás: una muchacha que parecía atemporal, con un aire maternal pero el aspecto de una muñeca. A aquellas alturas ya no le resultaba una sorpresa encontrarse con más habitantes de la ciudad, pero sí con uno que se parase a saludar porque sí. Visto que podía haberles evitado perfectamente y seguido a sus cosas, Shizel vio cortés devolverle la deferencia.
-Buenos días, sí- saludó con una inclinación de cabeza cuando le llegó el turno-. ¿Vive usted por aquí? Es una buena zona.

También miró con manifiesta curiosidad el peluche que acompañaba a la chica, y sonrió con un poco de sorna ante la pregunta de Enredo. "Cuidado, no vaya a salir Tap de él."

Sonreí cuando vi el gesto del peluche, parecía un poco tímido o tímida, no sabía si las criaturas de los demiurgos tenían un sentido de lo femenino o lo masculino, aún así me gustó. Pensándolo ahora creo que si la Luna no me hubiese convertido en brujo me habría gustado ser demiurgo.

-Algo parecido - le respondí a la mujer.- Le he echado el ojo a una casa para cuando me mude, pero son planes un poco distantes en el tiempo, aún tengo que ahorrar para ello - entonces caí en que no conocía el nombre de la mujer con la que hablaba.- Qué modales los míos, me llamo Enredo, brujo residente en Serpentaria por el momento, ¿y vos sois? - no sabía muy bien por qué, pero aquella mujer parecía toda una dama y no me parecía bien tratarla de otra forma que no fuese de usted.

La chica parecía ser realmente maja, su sonrisa toda sincera y el hecho de no seguir su camino y quedarse hablar con ellos animo un poco más a DL. La acción de la muñeca, tan tímida, le fascinó…era totalmente adorable. Poder dar vida de esa forma a objetos inanimados debía ser algo increíble.

-¿Hay mucha gente viviendo en esta zona?- pregunto DL al escuchar que la mujer vivía allí aunque tras ver que Enredo se presentaba decidió hacer lo mismo y se ruborizo un poco - Cierto, debería presentarme también, discúlpeme…mi curiosidad me supera a veces. Me llamo DL, soy uno de los habitantes de la Sede. Encantando de poder conocerlas -añadió con una sonrisa ampliando sus palabras para albergar también a la muñeca sobre su hombro.

Shizel se quedó fascinado ante la verosimilitud del peluche, como si hubiese una personita en miniatura encerrada en él. Ya sabía que las criaturas demiúrgicas podían ser bellamente manufacturadas, pero dado que el cuerpo que ocupaba Tap lo controlaba él mismo no había tenido ocasión de ver una viva en acción.

-Nosotros vinimos a que nos la enseñara- añadió a la explicación de Enredo, tras lo cual se presentó a sí mismo como habían hecho los demás en cuanto vio un hueco oportuno para ello--. Si me permite la pregunta, ¿qué técnica usa?- inquirió a continuación, observando con curiosidad de nuevo al conejito de trapo-. Sobre la magia demiúrgica sólo he leído descripciones con mucho lirismo, y me tenían un poco confuso.

-Qué mujer más curiosa- comentó Shizel una vez dama Puntada se marchó. Era sorprendente encontrarse a alguien tan cortés en una ciudad como aquélla, pero desde luego este no era el aspecto de la demiurga que más le intrigaba. El idrino se guardó en el bolsillo la tarjeta que de la que ella le hizo entrega, sellándolo con un hechizo tapón para evitar perderla por accidente. No solo le sería útil por las razones obvias, sino porque pretendía estudiar más de cerca el circuito de runas localizadoras que portaba.

Volvió a clavar la mirada en el horizonte de la ciudad, preguntándose cuál era el destino al que se dirigía la demiurga. Dama Puntada habría sido en su momento una cosechada, como ellos, pero ahora se paseaba por la ciudad que antes la había tenido en jaque con toda la tranquilidad del mundo.
Pensar aquello le hizo tomar una decisión. Ya sabía adónde iban a ir a continuación.
-¿Qué os parecería una visita al interior del Bastión Palpitante?- preguntó tras girarse de sopetón hacia sus compañeros. Sus ojos tenían un brillo malicioso-. Ya no somos cosechados. Podemos permitirnos entrar adonde queramos.

Observé alejarse a la demiurga y pensé en que si íbamos a ir a tomar el té con ella algún día debía llevar pasteles o una tarta como agradecimiento. <<Ya veré>> pensé antes de atender a Shiz.

-Claro - contesté con una sonrisa,- aún así andémonos con ojo, no tenemos ni idea de lo que puede ser o haber. Aunque no seamos cosechados no debemos confiarnos en exceso o podríamos pagarlo caro.

Sigue en Bastión Palpitante.

-Aquí estamos- comentó Shizel al día siguiente. La verdad era que últimamente estaba pisando Luna Alta considerablemente a menudo-. ¿Dónde dices que está lo que quieres remodelar?

Había acompañado a Tap a aquella parte de la ciudad, habiendo quedado los dos en que aquel día era el ideal para empezar a perfilar los planes del repoblador, a modo de pago tras las sesiones de telepatía. El skrýmir traía levitando en una bolsa tras de sí una cantidad considerable de libros y apuntes. Necesitaría cotejar con ellos lo que le solicitase el poltergeist.

Tap viajaba dentro de su figura demiúrgica, guiando al skrýmir hasta su panal. Era consciente de que no era así como llamaba el resto a los edificios, pero la palabra casa no le gustaba en absoluto. Le quedaban pocas cosas de su antigua vida, siendo una de ellas el vocabulario. Además "panal" sonaba más acogedor. El poltergeist se sabía el camino de memoria, tras los muchos días que había pasado yendo y viniendo para hacer los primeros apaños en cuanto a seguridad, por lo que no tuvo problemas de orientación por aquellas calles.

El edificio no tardó en aparecer ante ellos. Se trataba de una antigua mansión venida a menos. Originalmente había tenido cinco pisos, pero del superior apenas quedaba un tercio de pared de recuerdo y el cuarto carecía de techo casi en su totalidad. Tap se había convencido a sí mismo de que eso podría ser perfectamente una terraza en la que sembrar macetas. El "panal" estaba rodeado de una verja de hierro negro oxidada, cerrada con un par de puertas del mismo hierro, desencajadas. Pegados a estos, había restos secos de unos setos que, en otra vida, habrían impedido echar un vistazo al interior. Desde fuera ya se podía ver que aquellla no era la casa mejor conservada de la zona y en cuanto se asomaran tras los portones, acabarían de confirmarlo.

Entre las puertas de la verja y las de la propia casa había varias alimañas petrificadas, unas más vivas y enteras que otras. Tap se interpuso entre Shizel y la casa para advertirle:

—Será mejor que no pises el suelo durante... toda la visita: He dejado esto bien protegido —la realidad era algo distinta, la sangre derramada por las runas explosivas se había mezclado con el veneno transparente que había usado en un principio para dibujar los símbolos y había deformado los trazos de algunas runas, inutilizándolas. El poltergeist lo guió hacia el interior del panal y añadió emocionado—. ¿Qué te parece? ¿A que mola?

Un amplio recibidor les dio la bienvenida al futuro hogar del poltergeist. La mitad inferior de las paredes estaban recubiertas con tablones de madera clara, barnizada; mientras que la superior había sido empapelada con flores sobre fondo azul. Una cenefa gris con arabesques separaba la madera del papel en lo que, en el pasado, podría haberse considerado armonía. En el presente de Shizel y Tap, el empapelado estaba llenos de manchas, rasgado, y la madera vieja, descolorida y dañada en algunos puntos. El suelo crujía y el polvo era más dueño de aquel lugar que nadie. Dada su nueva naturaleza no respiratoria, el poltergeist no había visto la necesidad de limpiar en absoluto. Lejos de molestarle, le parecía que el polvo le daba un toque interesante al mobiliario.

El resto de las habiaciones seguían el mismo patrón: mucho polvo, madera, papel y algún que otro mueble, todo enmarcado por el abandono que había sufrido el edifício hacía ya tiempo y que podía leerse en cada esquina. En esa parte de la casa, lo más llamativo eran un puñado de adornos viejos con tan escaso valor que nadie los había robado: cuadros mal conservados, alguna armadura decorativa oxidada, lámparas de cristal a medio romper y poco más. Lo verdaderamente interesante se encontraba en el sótano de la casa. Algún idiota había llenado aquella parte con enseres inútiles de tal manera que los mundanos tangibles no tenían manera de adentrar al fondo de esta. Para Tap, aquella era la habitación de la recarga mágica por excelencia y, en ocasiones, hasta una lotería: cuando menos se lo esperaba daba con algún cachivache interesante ahí dentro.

—Por cierto, tampoco toques las paredes —advirtió de nuevo, tras cruzarse con una rata tiesa en un pasillo.

Una vez le hubo enseñado todo el lugar, el poltergeist aclaró a Shizel qué era lo que quería:

—Las paredes tienen que ser anti-intangibilidad de cualquier tipo excepto de la mía y, si se puede, me gustaría poner algún hechizo asesino igual que en la Sede o Serpentaria. También me gustaría añadir algún hechizo de guardia que poder modificar para evitar que pase nadie que no haya sido invitado por la puerta —su ego necesitó un respiro antes de añadir lo próximo—. Tranquilo, que he decidido que te voy a ayudar—de haber podido, habría puesto expresión de "¡Sorpresa!"—. ¿Se te ocurre alguna medida más? Voy a hacer cosas importantes aquí y no quiero que se me cuele ningún idiota descerebrado. Quiero medidas hasta contra el polvo ajeno al edificio.

Sí. Aquello último iba por Pablo.

Shizel asintió ante el primer aviso del poltergeist y a partir de ese movimiento todo desplazamiento que hizo lo llevó a cabo levitando. Estornudó con discreción cuando accedió al interior del polvoriento caserón, y lo siguiente que hizo fue hacerse intangible. La medida le vino bien ante las siguientes advertencias que hizo Tap respecto a las paredes de la casa.

Soltó un silbido apreciativo ante la cantidad de medidas que fue enumerando el poltergeist.
-Empiezo a entender por qué no se muda todo el mundo aquí- comentó. Si había que elegir entre pasar meses acondicionando una mansión y pagar a un equipo de magos especializados para que lo hiciese en un tiempo decente, era lógico que la mayoría se acabara instalando en un lugar más asequible-. Menos mal que no necesitas hacerla habitable, además.

A su pesar, debido al enorme gasto mágico que requeriría, se estaba entusiasmando con aquel proyecto. En vistas de que no había lugar seguro ni en el suelo ni en las paredes para trabajar, hizo levitar uno de los libros fuera de la bolsa, junto a papel y estilográfica para escribir de la misma forma. Había perfeccionado aquella técnica recientemente y le resultaba increíblemente útil. Los dispuso girando indolentemente en torno a ellos para que no estorbasen y acto seguido pasó a hojear uno de ellos.

El hechizo asesino de la puerta sería con toda probabilidad lo que más tiempo le costase dominar, de modo que eligió clarificar ese detalle primero. Por suerte había previsto que Tap le pediría algo similar, de modo que había traído un libro que les permitiría especificar qué buscaba el poltergeist exactamente.
-Maldiciones, maldiciones...- murmuró pensativo-. Si quieres evitar que entre la gente, casi cualquier hechizo ofensivo de nivel alto te puede valer. Pero cualquiera que intente entrar que no sea una alimaña probablemente lleve protecciones, de modo que ten en cuenta que cosas de éstas, para transformados, sólo sirvan de primera ofensiva.
A continuación le enumeraría un muestrario de opciones, preguntando si prefería que cubriese también a no-muertos, sólo a alimañas, sólo a transformados, a todos, si estaba dispuesto a gastar mucha magia con ello... Con ello pretendía encontrar una maldición anclable que cumpliese los requisitos de Tap.

—Vaya... —Tap siempre había creído que aquellos hechizos mataban al toque aunque tuvieras protecciones puestas. <<Una pena>>. Sin torcer la cabeza del muñeco para no delatarse, observó curioso el método de escritura del skrýmir y continuó hablando—. ¿Y no hay algo que impida físicamente pasar a nadie que no sea yo? ¿Algún hechizo de guardia avanzado? Aunque aún así veo bien dejar alguna maldición puesta, al menos contra transformados. Si entran a robarme y son tan tontos de colarse sin protecciones, que se mueran directamente. Los cacos idiotas no se merecen vivir —el robot que calzaba soltó una carcajada ortopédica—. Para que me quede claro... ¿Pablo entra dentro de los no muertos o de los transformados? ¿O ambos? ¿Y no sería más sencillo si la maldición se disparara con todo lo que entrase sin saberse la contraseña?