- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)
07/06/23, 01:48 pm
Recuerdo del primer mensaje :
La noche estaba siendo cuanto menos, caótica. Desde el inicio aceptando viajar en moto, hasta esos instantes donde se habían convertido en un centro de atención no deseado. Si al Ethan de hace unos meses le dijeran que iba a tener no sólo la libertad, si no la esperanza de conseguir algo más que amistad con Nohlem no se lo habría creído.
Pero ahí le tenía, sacando de la manga una excusa que nadie se creía solo para arrastrarlo lejos de aquel foco. El Londinense le siguió sin rechistar, procesando aún la vergüenza tan grande del momento. Su rostro congelado en la más absoluta timidez se fue tornando en una sonrisa cuando habían cruzado la esquina y esa sonrisa se convirtió en una risa que acompañó a la del gato cuando le escuchó desfogarse.
Si quiera llego a responder bien, asintiendo entre resoplidos para que volviera a besarle. Tan torpe como tierno se juntaron otra vez, pero lejos de tener la misma intensidad que el inicio, aquella cercanía se había vuelto comedia. Y es que las risas continuaron a intervalos irregulares, interrumpiendo el contacto y volviéndose aún más sonoras con las cosquillas que el felino le estaba haciendo en el cuello. Sólo cesaron cuando entraron al despacho. Donde la sorpresa ocupó la primera plana y un Ethan curioso empezó a investigar el lugar.
-Vaya, no sabía que tenías este tipo de gustos... -Le respondió burlón, dedicándole una mirada de medio lado mientras recorría con un dedo una de las estanterías. El lugar era extremadamente elegante y en parte le recordaba al escritorio de su madre. Solo que este rezumaba dinero y contaba con suficiente decoración como para volverlo acogedor. Pronto algo captó su atención, un objeto mucho mejor que los libros o plantas del lugar. Una foto que le arrancó una risa suave, cargada de ternura.
-Oh nooo! Eras aún más adorable de pequeñín! -Tomo el marco en sus manos para observar mejor la imagen, huyendo a carcajada limpia en cuanto Nohlem intentó quitársela. Acabo dando la vuelta en torno al escritorio, hasta que vio a su perseguidor rendirse y confiado decidió apoyarse en el, sin llegar a sentarse. La espalda baja descansaba sobre el costado de la mesa, evitando así pisar o tirar ninguno de los objetos que descansaban sobre la misma. Por respeto al valor y orden que el lugar parecía guardar.
-¿¿Cómo es que nunca había visto yo ninguna de estas?? -Su tono era una mezcla entre sorpresa e indignación, disfrutando de las vistas adorables que le daba. Nohlem se veía tan pequeñito y tierno… Le volvió a enseñar el marco, colocándolo a la altura de su mejilla para acentuar lo adorable de la imagen. -Pero mirateee, no se porque no llevas más a menudo gafas. ¡Con lo bonitas que te quedan, si es que te comía toda la carita!
Esto último lo pronunció en un tono más bajo, con una sonrisa inocente que escondía cierta picaresca. Al fin y al cabo no mentía, ya que no podía achuchar a su versión pequeñita, se conformaba con llenar de besos a la joven.
La noche estaba siendo cuanto menos, caótica. Desde el inicio aceptando viajar en moto, hasta esos instantes donde se habían convertido en un centro de atención no deseado. Si al Ethan de hace unos meses le dijeran que iba a tener no sólo la libertad, si no la esperanza de conseguir algo más que amistad con Nohlem no se lo habría creído.
Pero ahí le tenía, sacando de la manga una excusa que nadie se creía solo para arrastrarlo lejos de aquel foco. El Londinense le siguió sin rechistar, procesando aún la vergüenza tan grande del momento. Su rostro congelado en la más absoluta timidez se fue tornando en una sonrisa cuando habían cruzado la esquina y esa sonrisa se convirtió en una risa que acompañó a la del gato cuando le escuchó desfogarse.
Si quiera llego a responder bien, asintiendo entre resoplidos para que volviera a besarle. Tan torpe como tierno se juntaron otra vez, pero lejos de tener la misma intensidad que el inicio, aquella cercanía se había vuelto comedia. Y es que las risas continuaron a intervalos irregulares, interrumpiendo el contacto y volviéndose aún más sonoras con las cosquillas que el felino le estaba haciendo en el cuello. Sólo cesaron cuando entraron al despacho. Donde la sorpresa ocupó la primera plana y un Ethan curioso empezó a investigar el lugar.
-Vaya, no sabía que tenías este tipo de gustos... -Le respondió burlón, dedicándole una mirada de medio lado mientras recorría con un dedo una de las estanterías. El lugar era extremadamente elegante y en parte le recordaba al escritorio de su madre. Solo que este rezumaba dinero y contaba con suficiente decoración como para volverlo acogedor. Pronto algo captó su atención, un objeto mucho mejor que los libros o plantas del lugar. Una foto que le arrancó una risa suave, cargada de ternura.
-Oh nooo! Eras aún más adorable de pequeñín! -Tomo el marco en sus manos para observar mejor la imagen, huyendo a carcajada limpia en cuanto Nohlem intentó quitársela. Acabo dando la vuelta en torno al escritorio, hasta que vio a su perseguidor rendirse y confiado decidió apoyarse en el, sin llegar a sentarse. La espalda baja descansaba sobre el costado de la mesa, evitando así pisar o tirar ninguno de los objetos que descansaban sobre la misma. Por respeto al valor y orden que el lugar parecía guardar.
-¿¿Cómo es que nunca había visto yo ninguna de estas?? -Su tono era una mezcla entre sorpresa e indignación, disfrutando de las vistas adorables que le daba. Nohlem se veía tan pequeñito y tierno… Le volvió a enseñar el marco, colocándolo a la altura de su mejilla para acentuar lo adorable de la imagen. -Pero mirateee, no se porque no llevas más a menudo gafas. ¡Con lo bonitas que te quedan, si es que te comía toda la carita!
Esto último lo pronunció en un tono más bajo, con una sonrisa inocente que escondía cierta picaresca. Al fin y al cabo no mentía, ya que no podía achuchar a su versión pequeñita, se conformaba con llenar de besos a la joven.
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivación
Re: De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)
20/10/23, 09:02 pm
Ethan era alguien que se enamoraba lento, pero que se enamoraba bien. A lo largo de su vida ese sentimiento se había formado para gente que no le correspondía, amores funestos o tan fugaces que apenas tenía tiempo para disfrutar antes de que se convirtiera en algo doloroso. Ethan quería y guardaba ese cariño con el miedo de que al compartirlo pudiera ser tirado por tierra, pero en esos instantes no podía más que agradecer haberlo enseñado, aunque hubiese sido de la manera más torpe, apresurada e inconsciente posible. Daba libertad a que los apodos que tanto le gustaban de Nohlem se volvieran aún mejores, que ganaran un posesivo delante que más que restringirlo se sentía como una medalla de la que ambos podían presumir. Le permitía verlo en una intimidad privada, disfrutar de pequeños detalles que le regalaba, de su cotidiana presencia sin más avaricia que el querer compartir tiempo a su lado.
-Oh, no sabía, ahora me gusta aún más. -Respondió con la alegría contagiada, ablandado al darse cuenta que el gesto iba más allá de haberle traído el desayuno a la cama, es que encima se lo había hecho.
¿Dónde quedaba el niño pijo ligón? Ya no sabía, le encantaba esa parte suya pero verle romper el esquema para poder regalarle esos detalles le hacía del corazón uno chiquito, ablandado y agradecido. Ya podría ser el peor desayuno del mundo que le iba a saber tan dulce como los pequeños besos que el felino le regaló a continuación. Apenas logró reaccionar derretido en cada gesto y suave caricia provocada por el roce de sus labios, una ensoñación que cobraba vida al darse cuenta de lo real que era. Claro, ahora eran pareja, podían dedicarse cuanto amor quisieran. No supo devolverlos al tener la sonrisa demasiado radiante, ni tampoco responder cuando el rubor hizo presencia en su rostro, con los ojos achicados de tanta alegría solo pudo devolverle una mirada que rebosaba de amor, una que solo perdió contacto cuando le tocó volver a sostener la taza.
Ya no le hacía tanta gracia el desayuno, no es que no quisiera comer, se moría de hambre, más bien es que la tontería propia de un enamorado nublaba su juicio y volvía de su foco uno con rasgos de gatito. No quería seguir saboreando el té cuando bien podría ocupar su boca sobre otra superficie, ni que sus manos tuvieran que entretenerse sosteniendo cubiertos o platos cuando lo que querían eran enredarse en las del otro. Sí quiera había lujuria alguna, solo la necesidad continua de quererlo todo lo próximo posible.
-Bueno… creo que, me da igual, ahora mismo quiero decir. -Se encogió de hombros humedeciendo de nuevo sus labios con el té, su garganta agradecía cada pequeño sorbo que curara lo reseca que la tenía. -Solo espero que llegara a casa sano y salvo, lo quiero entero para cuando vaya yo a matarlo. Aunque dale las gracias a tu hermana de mi parte, le debemos una muy grande.
Y si bien su comentario era humorístico, también ocultaba una verdad afilada. El canadiense tenía suerte de que Ethan estuviera disperso porque si no, en vez de amor tendría cabreo y en vez de felicidad resentimiento. Menos mal que en esos instantes aquel problema fuera tan secundario, pues nadie iba a impedirle quedarse con una relación que tanto les había costado sacar a flote y menos iba a ser su mejor amigo quien intentara hacerles naufragar, antes se lo cargaba.
El problema de esa distracción mental es que se quedó sin margen cuando la sábana se levantó y Nohlem le alcanzó por el lado contrario. No hubo tensión pues en su inocencia no se le ocurrió que pudiera haberle pillado así que, cuando recibió una súbita brisa en su oído todo su cuerpo se revolvió en un cosquilleo juguetón.
-¡Ah, no no! No es- Trastabilló con su propia lengua incapaz de encontrar ninguna excusa con la que salir del paso, su rostro era la viva expresión de la vergüenza con ambos ojos luciendo más blanco de lo normal solo de la sorpresa repentina. -¡Es una reacción muy común! Solo… -Chasqueo la lengua un tanto indignado, dirigiendo una mano hacía la del varmano antes de que pudiera alcanzar la bandeja.
>>Ayer me divertí mucho, fue increíble, no, tú fuiste increíble.
Le ardían las orejas, tenía los mofletes quemados como si se hubiera expuesto todo un día al sol y de alguna manera le parecía adecuado el símil. Nohlem brillaba demasiado como para no notar el calor que desprendía con su sola presencia. Cuando no era fogoso era reconfortante, una fogata hogareña o un incendio forestal, daba igual, siempre tenía la cualidad de teñir su rostro de rojo, de hacerle sentir tantas mariposas que afloraba su timidez a la vez que le inundaba con confianza, con amor al sentirse tan querido, con… Ethan dejó de pensar si es que en algún momento lo estaba haciendo, dejó la taza junto al resto de la bandeja y sin moverse de la cama la apartó cuanto pudo, hacía los pies de la misma.
-Cinco minutos, cinco minutos y prometo probar tus ricas tostadas.
No estaba pidiendo permiso, estaba avisando. Una promesa que cumpliría a futuro pues sus manos ya estaban desplazándose por los hombros del pelirrojo tan codiciosas como su dueño. Le envolvió en un abrazo gentil, acompañado de una amplía sonrisa y mientras sus dedos tamborileaban distraídos en la ancha espalda de su pareja, él se inclinó con suavidad en búsqueda de un reencuentro deseado. El gentil roce de sus labios envolvió como una dedicatoria la suavidad del nuevo beso, uno lento y modesto, de los que se permitía disfrutar en una calma sosegada. Ethan no esperaba llevarlo a más, solo alargarlo cuanto pudiera. Dejaba que las pausas se convirtieran en suaves risas y que con cada nueva unión se pudiera acomodar un poco mejor sobre la cama, acercándose al gato para poder recortar cualquier distancia posible.
Sus labios saboreaban con la tranquilidad de saber que no iban a irse a ningún lado, explorando el contorno de su pareja y preguntándose en silencio si estaban tan ricos por ser suyos o por el té que ambos habían bebido, un recorrido suave que a veces llegaba a interrumpir para sellar promesas silenciosas con pequeños picos.
-Yo tamben, te quero. -Se atrevió a responder en un español que si bien dejaba que desear, se hacía entender. Rompiendo el enlace de sus manos para apoyarlas con cariño sobre las mejillas pecosas del pelirrojo, estrujando ambas ligeramente para sacarle un morrito al que poder seguir dedicando besos cortitos y fugaces.
Quizá el café se iba a quedar frío, pero ellos desde luego que no.
-Oh, no sabía, ahora me gusta aún más. -Respondió con la alegría contagiada, ablandado al darse cuenta que el gesto iba más allá de haberle traído el desayuno a la cama, es que encima se lo había hecho.
¿Dónde quedaba el niño pijo ligón? Ya no sabía, le encantaba esa parte suya pero verle romper el esquema para poder regalarle esos detalles le hacía del corazón uno chiquito, ablandado y agradecido. Ya podría ser el peor desayuno del mundo que le iba a saber tan dulce como los pequeños besos que el felino le regaló a continuación. Apenas logró reaccionar derretido en cada gesto y suave caricia provocada por el roce de sus labios, una ensoñación que cobraba vida al darse cuenta de lo real que era. Claro, ahora eran pareja, podían dedicarse cuanto amor quisieran. No supo devolverlos al tener la sonrisa demasiado radiante, ni tampoco responder cuando el rubor hizo presencia en su rostro, con los ojos achicados de tanta alegría solo pudo devolverle una mirada que rebosaba de amor, una que solo perdió contacto cuando le tocó volver a sostener la taza.
Ya no le hacía tanta gracia el desayuno, no es que no quisiera comer, se moría de hambre, más bien es que la tontería propia de un enamorado nublaba su juicio y volvía de su foco uno con rasgos de gatito. No quería seguir saboreando el té cuando bien podría ocupar su boca sobre otra superficie, ni que sus manos tuvieran que entretenerse sosteniendo cubiertos o platos cuando lo que querían eran enredarse en las del otro. Sí quiera había lujuria alguna, solo la necesidad continua de quererlo todo lo próximo posible.
-Bueno… creo que, me da igual, ahora mismo quiero decir. -Se encogió de hombros humedeciendo de nuevo sus labios con el té, su garganta agradecía cada pequeño sorbo que curara lo reseca que la tenía. -Solo espero que llegara a casa sano y salvo, lo quiero entero para cuando vaya yo a matarlo. Aunque dale las gracias a tu hermana de mi parte, le debemos una muy grande.
Y si bien su comentario era humorístico, también ocultaba una verdad afilada. El canadiense tenía suerte de que Ethan estuviera disperso porque si no, en vez de amor tendría cabreo y en vez de felicidad resentimiento. Menos mal que en esos instantes aquel problema fuera tan secundario, pues nadie iba a impedirle quedarse con una relación que tanto les había costado sacar a flote y menos iba a ser su mejor amigo quien intentara hacerles naufragar, antes se lo cargaba.
El problema de esa distracción mental es que se quedó sin margen cuando la sábana se levantó y Nohlem le alcanzó por el lado contrario. No hubo tensión pues en su inocencia no se le ocurrió que pudiera haberle pillado así que, cuando recibió una súbita brisa en su oído todo su cuerpo se revolvió en un cosquilleo juguetón.
-¡Ah, no no! No es- Trastabilló con su propia lengua incapaz de encontrar ninguna excusa con la que salir del paso, su rostro era la viva expresión de la vergüenza con ambos ojos luciendo más blanco de lo normal solo de la sorpresa repentina. -¡Es una reacción muy común! Solo… -Chasqueo la lengua un tanto indignado, dirigiendo una mano hacía la del varmano antes de que pudiera alcanzar la bandeja.
>>Ayer me divertí mucho, fue increíble, no, tú fuiste increíble.
Le ardían las orejas, tenía los mofletes quemados como si se hubiera expuesto todo un día al sol y de alguna manera le parecía adecuado el símil. Nohlem brillaba demasiado como para no notar el calor que desprendía con su sola presencia. Cuando no era fogoso era reconfortante, una fogata hogareña o un incendio forestal, daba igual, siempre tenía la cualidad de teñir su rostro de rojo, de hacerle sentir tantas mariposas que afloraba su timidez a la vez que le inundaba con confianza, con amor al sentirse tan querido, con… Ethan dejó de pensar si es que en algún momento lo estaba haciendo, dejó la taza junto al resto de la bandeja y sin moverse de la cama la apartó cuanto pudo, hacía los pies de la misma.
-Cinco minutos, cinco minutos y prometo probar tus ricas tostadas.
No estaba pidiendo permiso, estaba avisando. Una promesa que cumpliría a futuro pues sus manos ya estaban desplazándose por los hombros del pelirrojo tan codiciosas como su dueño. Le envolvió en un abrazo gentil, acompañado de una amplía sonrisa y mientras sus dedos tamborileaban distraídos en la ancha espalda de su pareja, él se inclinó con suavidad en búsqueda de un reencuentro deseado. El gentil roce de sus labios envolvió como una dedicatoria la suavidad del nuevo beso, uno lento y modesto, de los que se permitía disfrutar en una calma sosegada. Ethan no esperaba llevarlo a más, solo alargarlo cuanto pudiera. Dejaba que las pausas se convirtieran en suaves risas y que con cada nueva unión se pudiera acomodar un poco mejor sobre la cama, acercándose al gato para poder recortar cualquier distancia posible.
Sus labios saboreaban con la tranquilidad de saber que no iban a irse a ningún lado, explorando el contorno de su pareja y preguntándose en silencio si estaban tan ricos por ser suyos o por el té que ambos habían bebido, un recorrido suave que a veces llegaba a interrumpir para sellar promesas silenciosas con pequeños picos.
-Yo tamben, te quero. -Se atrevió a responder en un español que si bien dejaba que desear, se hacía entender. Rompiendo el enlace de sus manos para apoyarlas con cariño sobre las mejillas pecosas del pelirrojo, estrujando ambas ligeramente para sacarle un morrito al que poder seguir dedicando besos cortitos y fugaces.
Quizá el café se iba a quedar frío, pero ellos desde luego que no.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)
23/10/23, 10:25 pm
—Bueno, detrás de las canciones que me cantaste anoche yo no oí ninguna ambulancia, asíiii queee… —iba a hacer un chiste sobre que si Connor se había matado en la carretera había sido más allá de su urbanización, pero recogió cable antes de que el error fuera irreparable. En su lugar, continuó—: Seguro que está bien. Con una resaca colosal pero bien.
E igual que le pasaba a Ethan, sumándole si acaso una pizca de preocupación por las posibilidades (Kahlo le había asegurado que no estaba en casa, ni él ni su moto, y eso hacía un accidente menos coña) Nohlem no tenía espacio para el cabreo que debería tener. Si Connor se materializase ahora mismo en su habitación primero besaría a Ethan, una, dos, tres veces, cuatro si eso hacía rabiar al pelirrosa, y entonces, solo entonces, le encararía. Que pocas ganas tenía de guerra.
El favor que le debían a su hermana le hizo pensar, formar una propuesta que hacerle a Ethan mientras se acomodaba en la cama. Sin embargo su defensa sobre porque su ropa interior tenía a un pobre pato estirado en una tortura medieval le distrajo, sonsacándole una risita burlona mientras negaba levemente con la cabeza.
—Si tienes que ir al baño ve, eh —dijo con una sonrisa de medio lado, a punto de añadir algo más cuando el otro le cogió la mano. El cumplido y el contacto visual hicieron que su sonrisa se volviera una completa, que sus pupilas pasaran de rombo a círculo y su expresión cayera de malicia a algo más plácido. Sus mejillas no podían prenderse como las de Ethan ni la punta de sus orejas adoptar el color de los flamencos, pero igual sintió el mordisco del rubor en ambas. De repente el bardo con +18 puntos en carisma que era se quedó sin respuestas ingeniosas—. Hmm…
Pestañeó una vez, miró a la bandeja y su sonrisa se volvió ligeramente tímida. Vale, ahí estaba su chance.
—¿Vas a dejar que se ponga blando el pan? —masculló con las orejas gachas y un tono triste.
Por supuesto, al pan le iban a dar por saco, especialmente en cuanto Ethan comenzó un abrazo. Su sonrisa serpenteó, un ronroneo chiquitito zumbó en su garganta y él mismo se inclinó para acelerar el encuentro con sus labios según un suspirito escapaba por su nariz. Sus manos lentas y perezosas, pues no había intención de acortar tan lindo viaje, se deslizaron torpemente por sus costados hasta cruzar sus omoplatos, una de ellas cambiando rumbo para ir al pelo salvaje del otro y juguetear con los mechones más bajos. A cada risa de su novio su boca se ensanchaba, sus ojos se entreabrían para verle y suaves carcajadas propias le acompañaban, sin motivo ni razón. Lo que terminó de colmar el vaso fue su intento de español, y Nohlem no pudo detener un bufido más burdo y divertido, solo interrumpido por la forma en la que luego le apresó el morro, los piquitos y sus consecuentes ronroneos. El chico había omitido las íes suficientes para sonar como un niño pequeño, concretamente como ese del que se había hecho tan amigo que casi siempre olía a churros.
—Hmmm, ¿me queres? —rió un poco más, empujando sin fuerza hacia arriba no para liberarse sino erguirse. No salió de la manta, se deslizó dentro de esta, con los brazos aún afianzados a Ethan para, poco a poco, con cuidado de no mandar la bandeja fuera de la cama -o peor, volcarla sobre esta- sentarse encima de su chico. Encima de su natural felicidad y el pobre pato cuya tortura no había acabado—. ¿Tú tambén me queres, my sweetpea? ¿Ai chiteru?
Le dio un pico, luego otro, copiándole la táctica de apretujar sus mofletes para besar su cara de pez entre risas. Hacía años no se sentía tan ñoño y las mejillas le quemaban por ello, pero en la privacidad que tenían ¿qué mas daba? Cuando se hubo sentado mejor sobre él le soltó el rostro para mirarle, e Ethan podría ver que estaba recuperando esa peligrosa picardía de la que tanto hacía gala.
—¿Está cómodo el patito? —se inclinó sobre su cuello, besándolo con la misma brevedad que sus besitos de antes—. No me importa hacer que esté más cómodo… —susurró cerca de su oído antes de apartar el rostro con una inocencia que casaba tan mal como un zapato tres tallas más grande—. Oye, eeh, pregunta seria, ¿eres switch, bottom…? ¿Versátil? Porqueee nunca lo he tenido muy claro. Confieso que en mi imaginación eres de todo.
E igual que le pasaba a Ethan, sumándole si acaso una pizca de preocupación por las posibilidades (Kahlo le había asegurado que no estaba en casa, ni él ni su moto, y eso hacía un accidente menos coña) Nohlem no tenía espacio para el cabreo que debería tener. Si Connor se materializase ahora mismo en su habitación primero besaría a Ethan, una, dos, tres veces, cuatro si eso hacía rabiar al pelirrosa, y entonces, solo entonces, le encararía. Que pocas ganas tenía de guerra.
El favor que le debían a su hermana le hizo pensar, formar una propuesta que hacerle a Ethan mientras se acomodaba en la cama. Sin embargo su defensa sobre porque su ropa interior tenía a un pobre pato estirado en una tortura medieval le distrajo, sonsacándole una risita burlona mientras negaba levemente con la cabeza.
—Si tienes que ir al baño ve, eh —dijo con una sonrisa de medio lado, a punto de añadir algo más cuando el otro le cogió la mano. El cumplido y el contacto visual hicieron que su sonrisa se volviera una completa, que sus pupilas pasaran de rombo a círculo y su expresión cayera de malicia a algo más plácido. Sus mejillas no podían prenderse como las de Ethan ni la punta de sus orejas adoptar el color de los flamencos, pero igual sintió el mordisco del rubor en ambas. De repente el bardo con +18 puntos en carisma que era se quedó sin respuestas ingeniosas—. Hmm…
Pestañeó una vez, miró a la bandeja y su sonrisa se volvió ligeramente tímida. Vale, ahí estaba su chance.
—¿Vas a dejar que se ponga blando el pan? —masculló con las orejas gachas y un tono triste.
Por supuesto, al pan le iban a dar por saco, especialmente en cuanto Ethan comenzó un abrazo. Su sonrisa serpenteó, un ronroneo chiquitito zumbó en su garganta y él mismo se inclinó para acelerar el encuentro con sus labios según un suspirito escapaba por su nariz. Sus manos lentas y perezosas, pues no había intención de acortar tan lindo viaje, se deslizaron torpemente por sus costados hasta cruzar sus omoplatos, una de ellas cambiando rumbo para ir al pelo salvaje del otro y juguetear con los mechones más bajos. A cada risa de su novio su boca se ensanchaba, sus ojos se entreabrían para verle y suaves carcajadas propias le acompañaban, sin motivo ni razón. Lo que terminó de colmar el vaso fue su intento de español, y Nohlem no pudo detener un bufido más burdo y divertido, solo interrumpido por la forma en la que luego le apresó el morro, los piquitos y sus consecuentes ronroneos. El chico había omitido las íes suficientes para sonar como un niño pequeño, concretamente como ese del que se había hecho tan amigo que casi siempre olía a churros.
—Hmmm, ¿me queres? —rió un poco más, empujando sin fuerza hacia arriba no para liberarse sino erguirse. No salió de la manta, se deslizó dentro de esta, con los brazos aún afianzados a Ethan para, poco a poco, con cuidado de no mandar la bandeja fuera de la cama -o peor, volcarla sobre esta- sentarse encima de su chico. Encima de su natural felicidad y el pobre pato cuya tortura no había acabado—. ¿Tú tambén me queres, my sweetpea? ¿Ai chiteru?
Le dio un pico, luego otro, copiándole la táctica de apretujar sus mofletes para besar su cara de pez entre risas. Hacía años no se sentía tan ñoño y las mejillas le quemaban por ello, pero en la privacidad que tenían ¿qué mas daba? Cuando se hubo sentado mejor sobre él le soltó el rostro para mirarle, e Ethan podría ver que estaba recuperando esa peligrosa picardía de la que tanto hacía gala.
—¿Está cómodo el patito? —se inclinó sobre su cuello, besándolo con la misma brevedad que sus besitos de antes—. No me importa hacer que esté más cómodo… —susurró cerca de su oído antes de apartar el rostro con una inocencia que casaba tan mal como un zapato tres tallas más grande—. Oye, eeh, pregunta seria, ¿eres switch, bottom…? ¿Versátil? Porqueee nunca lo he tenido muy claro. Confieso que en mi imaginación eres de todo.
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivación
Re: De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)
31/10/23, 11:39 pm
Ethan no pudo evitar reírse ante la imagen idílica que tenía en frente suyo. No era por que su novio le hiciera burla, ni por el acento horrible que tenía en japonés. Se reía por una alegría mucho más suave y modesta, se reía por la felicidad que le daba tener a Nohlem, por lo adorable que estaba con los morritos espachurrados y el pelo revuelto. Cuando las tornas cambiaron y le tuvo encima el rubor se tambaleo tanto como su sonrisa queda, una pequeña onda nerviosa al pedirle su pato deforme una clemencia silenciosa. Ah, mierda, estaba muy enamorado.
Se quedó perdido en su mirada, sus manos bajaron a las caderas del pelirrojo para pegarle a él mientras la negrura de sus ojos reflejaba todo el amor que le dedicaba. Una sonrisa que perdía forma derretida a cada nuevo pico pero que se volvía a reconstruir aún más enérgica cuando se separaban y podía volver a contemplarlo. Amor, amor era lo que sentía, en la forma más pura y reconfortante posible, un amor que le hacía ignorar la posible trampa en la que estaba cayendo, un amor por el que su pequeño pato sufría de otras maneras en un roce sutil que le hacía arder en deseos más románticos que eróticos.
-愛 し て る
Le respondió con cierta burla cargando su voz de un tono un tanto más grave y directo pues, irónicamente, en japonés pronunciaba mejor que con su acento perdido britanico. Una sonrisa que se ensanchó cuando se acercó a él para robarle un beso rápido antes de que siguiera hablando.
-Oye Nohleeem… -Se quejó soltando un ligero suspiro y cerrando los ojos al notar la ligera presión de sus labios contra el lateral de su cuello. Una risa entrecortada se le escapó presa de los nervios repentinos acomodándose en la cama como buenamente podía mientras seguía teniéndole sujeto por las caderas. La vergüenza solapaba al calor que pudiera sentir y si bien el gato lograba encenderlo como gasolina prendida, el sopor y su propia timidez servían de freno para no pisar del todo la trampa de osos que tan bien le había colocado. Una parte de él deseaba hacerlo, caer de lleno de forma voluntaria y besarle hasta que tuvieran ambos los labios secos, pero la otra, como un angelito sobre su hombro le decía de esperar. Ahora tenían todo el tiempo del mundo, podían tomarse cada segundo para simplemente estar juntos.
-No es… no… no fuerces la maquinaría que ahora mismo está muy cansada. -Sonrió con modestia mirándole un tanto encogido de hombros. No lo decía del todo en serio, aunque una parte de él aún seguía despertando, solo había que darle cierto margen.
Por desgracia la pregunta que le hizo a continuación consiguió que Ethan espabilara, como una hostia de realidad que le hizo poner los ojos en blanco en un tono humorístico que denotaba que no le molestaba hablar de ese asunto.
-¡Oh vamos, ya no se que más hacer! -Replicó al aire tirando del varmano para que prácticamente cayera sobre él en un abrazo de oso donde empezó a dedicarle besitos ahí donde pillase: Hombros, cuello, mejillas. -Me pase todo el año pasado siendo top para todo el mundo, era una pesadilla y ahora que llevo rejilla e intentó ser la más zorra de la fiesta aún se me considera versátil.
Río ante su absurda desgracia. Estaba exagerando una molestia que obviamente le daba igual, más allá de haber tenido algún conflicto al liarse con otro bottom era un tema que simplemente le entretenía demasiado.
>>Para las chicas soy alguna clase de hetero deportista con el que poder ligar y para los chicos no se, parezco querer tener muchas ganas de empotrar a alguien porque no me lo explico. -Siguió la broma dándole un último besito en la comisura antes de mirarle un tanto complacido y más calmado. -Prefiero ser bottom, pero no sería la primera vez que cambio de posición, si tú lo quieres.
Que iba a hacerle, le llamaba muy poco ser top, pero todo lo que fuera con Nohlem recuperaba un interés nuevo ante sus ojos. Ahora bien, al margen de sus preferencias no era tonto y tener al felino encima era una clara amenaza constante, sabía que no podría resistirse a sus encantos como empezara a moverse.
-Ahora bien ¿Puedes bajarte ya? -Preguntó un tanto apurado. -Me gustaría probar tus lindas tostadas, cielo.
Se quedó perdido en su mirada, sus manos bajaron a las caderas del pelirrojo para pegarle a él mientras la negrura de sus ojos reflejaba todo el amor que le dedicaba. Una sonrisa que perdía forma derretida a cada nuevo pico pero que se volvía a reconstruir aún más enérgica cuando se separaban y podía volver a contemplarlo. Amor, amor era lo que sentía, en la forma más pura y reconfortante posible, un amor que le hacía ignorar la posible trampa en la que estaba cayendo, un amor por el que su pequeño pato sufría de otras maneras en un roce sutil que le hacía arder en deseos más románticos que eróticos.
-愛 し て る
Le respondió con cierta burla cargando su voz de un tono un tanto más grave y directo pues, irónicamente, en japonés pronunciaba mejor que con su acento perdido britanico. Una sonrisa que se ensanchó cuando se acercó a él para robarle un beso rápido antes de que siguiera hablando.
-Oye Nohleeem… -Se quejó soltando un ligero suspiro y cerrando los ojos al notar la ligera presión de sus labios contra el lateral de su cuello. Una risa entrecortada se le escapó presa de los nervios repentinos acomodándose en la cama como buenamente podía mientras seguía teniéndole sujeto por las caderas. La vergüenza solapaba al calor que pudiera sentir y si bien el gato lograba encenderlo como gasolina prendida, el sopor y su propia timidez servían de freno para no pisar del todo la trampa de osos que tan bien le había colocado. Una parte de él deseaba hacerlo, caer de lleno de forma voluntaria y besarle hasta que tuvieran ambos los labios secos, pero la otra, como un angelito sobre su hombro le decía de esperar. Ahora tenían todo el tiempo del mundo, podían tomarse cada segundo para simplemente estar juntos.
-No es… no… no fuerces la maquinaría que ahora mismo está muy cansada. -Sonrió con modestia mirándole un tanto encogido de hombros. No lo decía del todo en serio, aunque una parte de él aún seguía despertando, solo había que darle cierto margen.
Por desgracia la pregunta que le hizo a continuación consiguió que Ethan espabilara, como una hostia de realidad que le hizo poner los ojos en blanco en un tono humorístico que denotaba que no le molestaba hablar de ese asunto.
-¡Oh vamos, ya no se que más hacer! -Replicó al aire tirando del varmano para que prácticamente cayera sobre él en un abrazo de oso donde empezó a dedicarle besitos ahí donde pillase: Hombros, cuello, mejillas. -Me pase todo el año pasado siendo top para todo el mundo, era una pesadilla y ahora que llevo rejilla e intentó ser la más zorra de la fiesta aún se me considera versátil.
Río ante su absurda desgracia. Estaba exagerando una molestia que obviamente le daba igual, más allá de haber tenido algún conflicto al liarse con otro bottom era un tema que simplemente le entretenía demasiado.
>>Para las chicas soy alguna clase de hetero deportista con el que poder ligar y para los chicos no se, parezco querer tener muchas ganas de empotrar a alguien porque no me lo explico. -Siguió la broma dándole un último besito en la comisura antes de mirarle un tanto complacido y más calmado. -Prefiero ser bottom, pero no sería la primera vez que cambio de posición, si tú lo quieres.
Que iba a hacerle, le llamaba muy poco ser top, pero todo lo que fuera con Nohlem recuperaba un interés nuevo ante sus ojos. Ahora bien, al margen de sus preferencias no era tonto y tener al felino encima era una clara amenaza constante, sabía que no podría resistirse a sus encantos como empezara a moverse.
-Ahora bien ¿Puedes bajarte ya? -Preguntó un tanto apurado. -Me gustaría probar tus lindas tostadas, cielo.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)
01/11/23, 02:04 pm
No mandar a volar la bandeja del desayuno a su espalda estaba resultando un trabajo difícil. Con las manos de Ethan en su cintura se sentía con energía suficiente para rodar por la cama numerosas veces antes de que le diera vergüenza, deseoso de arrastrar al chico consigo como una croqueta en harina sin otra causa que un exceso de sentimientos positivos. Pero por supuesto se contuvo. En su lugar se lo comió con los ojos, se derritió ante el sonido de su idílica voz al hablar en japonés, con la ilusión de un niño que tras mucho insistir por fin ha sido espectador de un ansiado truco, sonrió con el beso, se recreó en el "sufrimiento" que demostraba en sus provocaciones y ronroneó por un pensamiento que sonaba tanto como sus latidos: "Es mío, es mío."
—Oh, vengaaa... Pero si has dormido más que yo... —se quejó de vuelta.
Iba a proceder en su actuación de gato meloso, en concreto uno que no para quieto en el regazo de su dueño, cuando Ethan tiró de él hacia delante y perdió su centro de gravedad. No era un mal que por bien no viniera, conste: ahora estaba obligado a abrazar a su novio, víctima de un montón de besos sin otra que reírse por el castigo y su indignación.
—¡Pero! ¡Qué le hago! ¿¡Tú te has visto!? —una carcajada más y frotó una mejilla contra su pelo negro, acción que repetiría en distintos ángulos, una suerte de beso esquimal a lo varmano—. Te vistes como un malote, te juntas con Connor, tienes cicatrices —ronroneó—, un montón de tatuajes y piercings... y bueno, eso de la más zorra... —masculló. Claramente su competencia a ese puesto era él.
Continuó riendo, pues no sabía que era más divertido, si Ethan hetero como concepto o lo basto de su lenguaje, risas que no cesaron ni durante ni después del beso. El varmano podía darse por satisfecho con su respuesta, y para nada estaba decepcionado. Quizás en un futuro lloriquease porque su londinense con pintas de (mínimo) switch fuera un bottom redomado, pero ahora mismo casi cualquier cosa que no fuera completamente asexual le parecía bien. Peores habían sido las noticias de que Rick era hetero y Connor gilipollas.
—Oh —sonrió—. ¿Harías eso por mi? ¿Me empotrarías? —le picó hablando con la boca chica, y a punto estuvo de reforzar sus palabras con el cuerpo, haciendo justo eso que Ethan temía, pero Nohlem era una criatura sencilla: un recordatorio y un cumplido a su esmero era todo lo que bastaba para que, obediente, el peso de su trasero cediera—. ¡Ah! ¡Sí!
Y con un último beso Ethan estaba a salvo. Por ahora. Nohlem se apartó de buen grado y se volteó para acercar de nuevo el desayuno, recuperó su sitio al lado de Ethan, volteado en su dirección, y pusó la bandeja en el sitio que había ocupado antes. Quería hacer tantas cosas con él, tantas a la vez, que se sentía abrumado por no saber ponerlas en orden. Por lo pronto cogió el café y le dio un sorbo, observando espectante a que el chico cogiera la tostada que quisiera. Santos, le había echado demasiado azúcar. A ver quien lo aguantaba luego. Al bajar la taza quedó manchado con un bigote de espuma que relamió al momento.
—Hm, oye —dijo al recordar una proposición que no había llegado a verbalizar antes—. Mis padres están de viaje esta semana y no vuelven hasta el jueves. No sé si... Si te quieres quedar hoy en casa podemos echar el día juntos. ¡Hoy y- hm —dio otro sorbo, ocultando una felicidad que por poco era desbordante a riesgos de que dijera que no—, los días que quieras, claro! Si no tienes planes. Y quieres. Eso ya lo he dicho —frunció el ceño y rió por lo bajini.
—Oh, vengaaa... Pero si has dormido más que yo... —se quejó de vuelta.
Iba a proceder en su actuación de gato meloso, en concreto uno que no para quieto en el regazo de su dueño, cuando Ethan tiró de él hacia delante y perdió su centro de gravedad. No era un mal que por bien no viniera, conste: ahora estaba obligado a abrazar a su novio, víctima de un montón de besos sin otra que reírse por el castigo y su indignación.
—¡Pero! ¡Qué le hago! ¿¡Tú te has visto!? —una carcajada más y frotó una mejilla contra su pelo negro, acción que repetiría en distintos ángulos, una suerte de beso esquimal a lo varmano—. Te vistes como un malote, te juntas con Connor, tienes cicatrices —ronroneó—, un montón de tatuajes y piercings... y bueno, eso de la más zorra... —masculló. Claramente su competencia a ese puesto era él.
Continuó riendo, pues no sabía que era más divertido, si Ethan hetero como concepto o lo basto de su lenguaje, risas que no cesaron ni durante ni después del beso. El varmano podía darse por satisfecho con su respuesta, y para nada estaba decepcionado. Quizás en un futuro lloriquease porque su londinense con pintas de (mínimo) switch fuera un bottom redomado, pero ahora mismo casi cualquier cosa que no fuera completamente asexual le parecía bien. Peores habían sido las noticias de que Rick era hetero y Connor gilipollas.
—Oh —sonrió—. ¿Harías eso por mi? ¿Me empotrarías? —le picó hablando con la boca chica, y a punto estuvo de reforzar sus palabras con el cuerpo, haciendo justo eso que Ethan temía, pero Nohlem era una criatura sencilla: un recordatorio y un cumplido a su esmero era todo lo que bastaba para que, obediente, el peso de su trasero cediera—. ¡Ah! ¡Sí!
Y con un último beso Ethan estaba a salvo. Por ahora. Nohlem se apartó de buen grado y se volteó para acercar de nuevo el desayuno, recuperó su sitio al lado de Ethan, volteado en su dirección, y pusó la bandeja en el sitio que había ocupado antes. Quería hacer tantas cosas con él, tantas a la vez, que se sentía abrumado por no saber ponerlas en orden. Por lo pronto cogió el café y le dio un sorbo, observando espectante a que el chico cogiera la tostada que quisiera. Santos, le había echado demasiado azúcar. A ver quien lo aguantaba luego. Al bajar la taza quedó manchado con un bigote de espuma que relamió al momento.
—Hm, oye —dijo al recordar una proposición que no había llegado a verbalizar antes—. Mis padres están de viaje esta semana y no vuelven hasta el jueves. No sé si... Si te quieres quedar hoy en casa podemos echar el día juntos. ¡Hoy y- hm —dio otro sorbo, ocultando una felicidad que por poco era desbordante a riesgos de que dijera que no—, los días que quieras, claro! Si no tienes planes. Y quieres. Eso ya lo he dicho —frunció el ceño y rió por lo bajini.
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivación
Re: De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)
14/11/23, 05:20 pm
Era tonto como nunca se había planteado tener una mascota, pero el azar del destino no solo le había regalado una, si no que encima venía cargada de amor. Nohlem le recordaba a todos esos videos compartidos por instagram donde salían gatos adorables con una cantidad innecesaria de corazones y mensajes en español que nunca acababa de entender. Un adorable felino al que ahora tenía regalando besitos en forma de caricias restregadas por la cara. Ethan no pudo contener su risa ante el gesto, si su pelo ya tenía que ser una maraña mal puesta, ahora lo tenía que haber dejado aún peor así que, aún adormecido imitó el gesto con bastante más suavidad y menos ahínco.
-Hmmm yaa se, ya se. ¿Te parezco a ti un malote? -Respondió con cierto humor en su tono pero una ceja levantada ante la curiosidad. Quería darle más besos pero todo intento acaba perdido en la maraña de rizos pelirrojos que no dejaban de frotarse contra su persona. -Si tu supieras, conocí a Connor por decirle que no podía aparcar en una zona de profesorado, no veas la mala cara.
Incluso en su mal humor solo tenía buenas palabras para el que era su mejor amigo. Ese cabeza hueca a pesar de sus numerosas tonterías y enormes banderas rojas les trataba bien. Casi siempre. Tampoco tuvo más margen de pensar en todo aquel tema pues Nohlem cortó con un comentario que le hizo atragantarse con el propio aire. Toses mal calculadas ante la repentina proposición que provocó en sus mejillas un fuego ardiente. No se esperaba una frase tan directa y la vergüenza al imaginarse la misma cumplida hizo estremecer su cuerpo y temblar su sonrisa ahora derretida.
-No, eh… a ver se puede hablar pero…
Su arrogancia ganada con la experiencia siendo un buen bottom se veía en contraposición con lo virgen que se veía siendo top. Un regalo tan poco estrenado que aún tenía reparos en usar y más aún en enseñar a nadie. Por suerte su titubeo fue a morir ahogado en un último beso dedicado. Nervios muertos ante el encanto natural del que ahora podía presumir que era su novio. Era increíble como la misma persona capaz de sacar a la luz todos sus tonos rosados también era la misma que lograba calmar todas sus inquietudes.
Le quería mucho por ello, desde antes de la noche tan torpe, desde antes de sentir una emoción que iba más allá de la simple amistad. La seguridad que le había dado con tan solo su compañía, los buenos momentos sin querer flirtear, el quererlo ayudar en sus momentos más bajos, las risas compartidas y el sarcasmo intercambiado. Nohlem siempre había sido un buen amigo y siempre lo sería, el que ahora pudieran intimar era como expandir todos esos momentos tan únicos compartidos. Una alegría indescriptible que se perdía en detalles tan pequeños y cuidados como las tostadas que tenía delante.
-No sabía que cocinabas -Pensó en alto con una sorpresa marcada con orgullo, cuando dio un bocado la sonrisa se le ensanchó y es que más allá del gesto encima estaba rica (Cosa que para nada esperaba siendo sinceros). -¡Me encanta! -Exclamó emocionado ofreciéndole a él otro platillo para que no desayunaste solo.
Estaba todo muy bueno. Los ingredientes de calidad y las múltiples manos en cocina habían dado un buen resultado aunque, Ethan no estaba siendo del todo objetivo. Ya podría haber tenido el pan quemado y la mermelada agria que le habría encantado igual, pues en su enamoramiento inocente la vida ganaba otros matices. Rosas y turquesas del mismo tono que los iris del varmano hacían de filtro para la realidad alterada de un completo enamorado, cuya boca se hacía miel ante cualquier regalo que su pareja quisiera hacerle.
Y a la siguiente vez que Nohlem habló, no le respondió directamente. Sonrío de lado enternecido ante un bigotillo de espuma que volvía a hacer presencia bajo su naricilla. Apartó el plato con cuidado y se volvió a arrimar para dedicarle un beso como afirmación, uno con el que le robó parte de la espuma y con el que se relamió haciendo burla a su antiguo gesto.
-Si te soy sincero, tengo un montón de solicitudes que atender y un exel lleno de precios de bebidas alcohólicas que rellenar para las fiestas de bienvenida… -Dejó el hastío de lado al poner brevemente los ojos en blanco. -¿A quién le importa eso ahora? Por que a mi, definitivamente no.
Una risa moldeaba por la ternura ante la idea de convivir por un poco más de tiempo embriago su rostro y alegró unos ojos achicados de tanta felicidad. Cuando se quiso dar cuenta había apartado el desayuno de mala manera para poderle abrazar agusto, una mini embestida con la que acabar esta vez encima de él. ¿Qué más daba? No había tarea, ni amistad, ni universidad, ni deber, ni problemas que en ese momento pudieran ensombrecer los fuertes latidos que su corazón le dedicaba a Nohlem.
-Quiero quedarme hoy y mañana y todos los días contigo. -Tomó una pausa para llenarle la boca de pequeños picos, besos tan sonoros como su felicidad. -Y si no es en tu casa que sea en la mía, me da igual tonto.
-Solo quiero estar a tu lado para siempre.
-Hmmm yaa se, ya se. ¿Te parezco a ti un malote? -Respondió con cierto humor en su tono pero una ceja levantada ante la curiosidad. Quería darle más besos pero todo intento acaba perdido en la maraña de rizos pelirrojos que no dejaban de frotarse contra su persona. -Si tu supieras, conocí a Connor por decirle que no podía aparcar en una zona de profesorado, no veas la mala cara.
Incluso en su mal humor solo tenía buenas palabras para el que era su mejor amigo. Ese cabeza hueca a pesar de sus numerosas tonterías y enormes banderas rojas les trataba bien. Casi siempre. Tampoco tuvo más margen de pensar en todo aquel tema pues Nohlem cortó con un comentario que le hizo atragantarse con el propio aire. Toses mal calculadas ante la repentina proposición que provocó en sus mejillas un fuego ardiente. No se esperaba una frase tan directa y la vergüenza al imaginarse la misma cumplida hizo estremecer su cuerpo y temblar su sonrisa ahora derretida.
-No, eh… a ver se puede hablar pero…
Su arrogancia ganada con la experiencia siendo un buen bottom se veía en contraposición con lo virgen que se veía siendo top. Un regalo tan poco estrenado que aún tenía reparos en usar y más aún en enseñar a nadie. Por suerte su titubeo fue a morir ahogado en un último beso dedicado. Nervios muertos ante el encanto natural del que ahora podía presumir que era su novio. Era increíble como la misma persona capaz de sacar a la luz todos sus tonos rosados también era la misma que lograba calmar todas sus inquietudes.
Le quería mucho por ello, desde antes de la noche tan torpe, desde antes de sentir una emoción que iba más allá de la simple amistad. La seguridad que le había dado con tan solo su compañía, los buenos momentos sin querer flirtear, el quererlo ayudar en sus momentos más bajos, las risas compartidas y el sarcasmo intercambiado. Nohlem siempre había sido un buen amigo y siempre lo sería, el que ahora pudieran intimar era como expandir todos esos momentos tan únicos compartidos. Una alegría indescriptible que se perdía en detalles tan pequeños y cuidados como las tostadas que tenía delante.
-No sabía que cocinabas -Pensó en alto con una sorpresa marcada con orgullo, cuando dio un bocado la sonrisa se le ensanchó y es que más allá del gesto encima estaba rica (Cosa que para nada esperaba siendo sinceros). -¡Me encanta! -Exclamó emocionado ofreciéndole a él otro platillo para que no desayunaste solo.
Estaba todo muy bueno. Los ingredientes de calidad y las múltiples manos en cocina habían dado un buen resultado aunque, Ethan no estaba siendo del todo objetivo. Ya podría haber tenido el pan quemado y la mermelada agria que le habría encantado igual, pues en su enamoramiento inocente la vida ganaba otros matices. Rosas y turquesas del mismo tono que los iris del varmano hacían de filtro para la realidad alterada de un completo enamorado, cuya boca se hacía miel ante cualquier regalo que su pareja quisiera hacerle.
Y a la siguiente vez que Nohlem habló, no le respondió directamente. Sonrío de lado enternecido ante un bigotillo de espuma que volvía a hacer presencia bajo su naricilla. Apartó el plato con cuidado y se volvió a arrimar para dedicarle un beso como afirmación, uno con el que le robó parte de la espuma y con el que se relamió haciendo burla a su antiguo gesto.
-Si te soy sincero, tengo un montón de solicitudes que atender y un exel lleno de precios de bebidas alcohólicas que rellenar para las fiestas de bienvenida… -Dejó el hastío de lado al poner brevemente los ojos en blanco. -¿A quién le importa eso ahora? Por que a mi, definitivamente no.
Una risa moldeaba por la ternura ante la idea de convivir por un poco más de tiempo embriago su rostro y alegró unos ojos achicados de tanta felicidad. Cuando se quiso dar cuenta había apartado el desayuno de mala manera para poderle abrazar agusto, una mini embestida con la que acabar esta vez encima de él. ¿Qué más daba? No había tarea, ni amistad, ni universidad, ni deber, ni problemas que en ese momento pudieran ensombrecer los fuertes latidos que su corazón le dedicaba a Nohlem.
-Quiero quedarme hoy y mañana y todos los días contigo. -Tomó una pausa para llenarle la boca de pequeños picos, besos tan sonoros como su felicidad. -Y si no es en tu casa que sea en la mía, me da igual tonto.
-Solo quiero estar a tu lado para siempre.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)
24/11/23, 11:08 pm
Conocía la historia de como se habían conocido, Connor y él, pero ahora que Ethan quedaba retratado como buen mamá pato, rompiendo moldes a pesar de su aspecto, solo mejoraba. Adoraba lo polifacético que podía ser, el delegado amable amigo del macarra, el bottom malote lleno de piercings y tatuajes, el trocito de cielo que en la cama resultaba ser territorial y dominante, quien se cubría luego con su habitual timidez para que no te desacostumbrases… El mundo era injusto, porque si Nohlem no necesitaba más dinero con él le había tocado la lotería. “Asienta cabeza con este”, casi podía oír a Kahlo decir. No estaría mal hacerle caso.
—Eh- Je, ¡Sí! —hinchó el pecho con orgullo. El cumplido hizo que la felicidad se removiese en su pecho como un pequeño torbellino—. Me gusta cocinar —mintió, el tipo de mentira que sueltas no solo por venderte mejor, sino porque así puede termines creyéndotela—. Pero no tengo mucho tiempo para hacerlo. Y que no me dejan tampoco… problemas de la clase alta en el primer mundo —sujetó el plato que le tendió el moreno antes de probar un trozo por sí mismo, sonriendo con alegría infantil antes de añadir, un poco más tarde—: Gracias.
Un ronroneo suave y la tentación de frotar su mejilla volvió cuando le quitó la espuma que le quedaba, inquieto por comérselo a él en lugar de al desayuno. Aún así, Nohlem esperó como un perro fiel atento a una orden, con el sutil movimiento de sus orejas apuntando abajo ante la posible lástima de que su tiempo juntos acabase pronto por hoy. No obstante, lo que acabó pronto fue el inicio de su expresión lastimosa. Los ánimos se contagiaron tan rápido como electricidad y le dio igual tener mermelada en un dedo, que los cubiertos rechinasen y los platos se deslizaran en dirección al peso del colchón cuando Ethan los hizo a un lado, pues tenerle abrazado suplía cualquier diminuto desperfecto.
—Mío —dijo al estrecharle entre sus brazos con una sonrisa llena de dientes, en el breve vaivén de un tentetieso tras el empujón—. Tu novio es más importante… —se sumó a la orden de picos, ronroneando cada vez más fuerte según sus manos recorrían cualquier trocito de espalda que hubiera por explorar, con cariño y paciente impaciencia—, mucho más importante que el alcohol barato de los novatos… A mi me haces más falta.
Un piquito, luego otro, todos finalmente interrumpidos por la proposición, por la promesa y la confesión. Sería felino, pero espiritualmente se sentía como un golden retriever incapaz de contener la emoción, de esos que bien podrían tocar la batería o provocar un terremoto de tanto menear la cola. La timidez le calentó las mejillas y mató sus palabras, pues, como tantas otras veces ya, ninguna haría justicia a lo que quería expresar. La halagadora oscuridad de sus pupilas creció en contraposición a lo pequeños que se hacían sus ojos por la sonrisa, y el amor le hizo llevar una mano a su mejilla para simplemente dejarla ahí, donde sujetar el rostro de su chico y decirle con una mirada aquello que no hallaba.
—Para siempre es mucho tiempo… —atinó a decir. Sus dedos acariciaron los bordes de sus cicatrices, la redondez de sus mofletes al sonreír—. ¿Seguro que me vas a soportar?
El varmano no esperó a oírle porque confiaba en la respuesta, y por primera vez en mucho tiempo, con genuina sinceridad, también confiaba en sí mismo. Cerró la humilde distancia que los separaba y le besó, sin fuerza ni presión, haciendo gusto del tacto dulce y húmedo que se creaba entre sus labios. Illusión de inicios, esperanza o enamoramiento, que fuese lo que tuviera que ser, los problemas quedaban lejos y no necesitaba ni necesitaría a nadie por el momento. Nohlem se portaría bonito, especialmente ahora que la eternidad le sabía a poco.
—Eh- Je, ¡Sí! —hinchó el pecho con orgullo. El cumplido hizo que la felicidad se removiese en su pecho como un pequeño torbellino—. Me gusta cocinar —mintió, el tipo de mentira que sueltas no solo por venderte mejor, sino porque así puede termines creyéndotela—. Pero no tengo mucho tiempo para hacerlo. Y que no me dejan tampoco… problemas de la clase alta en el primer mundo —sujetó el plato que le tendió el moreno antes de probar un trozo por sí mismo, sonriendo con alegría infantil antes de añadir, un poco más tarde—: Gracias.
Un ronroneo suave y la tentación de frotar su mejilla volvió cuando le quitó la espuma que le quedaba, inquieto por comérselo a él en lugar de al desayuno. Aún así, Nohlem esperó como un perro fiel atento a una orden, con el sutil movimiento de sus orejas apuntando abajo ante la posible lástima de que su tiempo juntos acabase pronto por hoy. No obstante, lo que acabó pronto fue el inicio de su expresión lastimosa. Los ánimos se contagiaron tan rápido como electricidad y le dio igual tener mermelada en un dedo, que los cubiertos rechinasen y los platos se deslizaran en dirección al peso del colchón cuando Ethan los hizo a un lado, pues tenerle abrazado suplía cualquier diminuto desperfecto.
—Mío —dijo al estrecharle entre sus brazos con una sonrisa llena de dientes, en el breve vaivén de un tentetieso tras el empujón—. Tu novio es más importante… —se sumó a la orden de picos, ronroneando cada vez más fuerte según sus manos recorrían cualquier trocito de espalda que hubiera por explorar, con cariño y paciente impaciencia—, mucho más importante que el alcohol barato de los novatos… A mi me haces más falta.
Un piquito, luego otro, todos finalmente interrumpidos por la proposición, por la promesa y la confesión. Sería felino, pero espiritualmente se sentía como un golden retriever incapaz de contener la emoción, de esos que bien podrían tocar la batería o provocar un terremoto de tanto menear la cola. La timidez le calentó las mejillas y mató sus palabras, pues, como tantas otras veces ya, ninguna haría justicia a lo que quería expresar. La halagadora oscuridad de sus pupilas creció en contraposición a lo pequeños que se hacían sus ojos por la sonrisa, y el amor le hizo llevar una mano a su mejilla para simplemente dejarla ahí, donde sujetar el rostro de su chico y decirle con una mirada aquello que no hallaba.
—Para siempre es mucho tiempo… —atinó a decir. Sus dedos acariciaron los bordes de sus cicatrices, la redondez de sus mofletes al sonreír—. ¿Seguro que me vas a soportar?
El varmano no esperó a oírle porque confiaba en la respuesta, y por primera vez en mucho tiempo, con genuina sinceridad, también confiaba en sí mismo. Cerró la humilde distancia que los separaba y le besó, sin fuerza ni presión, haciendo gusto del tacto dulce y húmedo que se creaba entre sus labios. Illusión de inicios, esperanza o enamoramiento, que fuese lo que tuviera que ser, los problemas quedaban lejos y no necesitaba ni necesitaría a nadie por el momento. Nohlem se portaría bonito, especialmente ahora que la eternidad le sabía a poco.
- ♪♫♬:
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.