- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)
07/06/23, 01:48 pm
Recuerdo del primer mensaje :
La noche estaba siendo cuanto menos, caótica. Desde el inicio aceptando viajar en moto, hasta esos instantes donde se habían convertido en un centro de atención no deseado. Si al Ethan de hace unos meses le dijeran que iba a tener no sólo la libertad, si no la esperanza de conseguir algo más que amistad con Nohlem no se lo habría creído.
Pero ahí le tenía, sacando de la manga una excusa que nadie se creía solo para arrastrarlo lejos de aquel foco. El Londinense le siguió sin rechistar, procesando aún la vergüenza tan grande del momento. Su rostro congelado en la más absoluta timidez se fue tornando en una sonrisa cuando habían cruzado la esquina y esa sonrisa se convirtió en una risa que acompañó a la del gato cuando le escuchó desfogarse.
Si quiera llego a responder bien, asintiendo entre resoplidos para que volviera a besarle. Tan torpe como tierno se juntaron otra vez, pero lejos de tener la misma intensidad que el inicio, aquella cercanía se había vuelto comedia. Y es que las risas continuaron a intervalos irregulares, interrumpiendo el contacto y volviéndose aún más sonoras con las cosquillas que el felino le estaba haciendo en el cuello. Sólo cesaron cuando entraron al despacho. Donde la sorpresa ocupó la primera plana y un Ethan curioso empezó a investigar el lugar.
-Vaya, no sabía que tenías este tipo de gustos... -Le respondió burlón, dedicándole una mirada de medio lado mientras recorría con un dedo una de las estanterías. El lugar era extremadamente elegante y en parte le recordaba al escritorio de su madre. Solo que este rezumaba dinero y contaba con suficiente decoración como para volverlo acogedor. Pronto algo captó su atención, un objeto mucho mejor que los libros o plantas del lugar. Una foto que le arrancó una risa suave, cargada de ternura.
-Oh nooo! Eras aún más adorable de pequeñín! -Tomo el marco en sus manos para observar mejor la imagen, huyendo a carcajada limpia en cuanto Nohlem intentó quitársela. Acabo dando la vuelta en torno al escritorio, hasta que vio a su perseguidor rendirse y confiado decidió apoyarse en el, sin llegar a sentarse. La espalda baja descansaba sobre el costado de la mesa, evitando así pisar o tirar ninguno de los objetos que descansaban sobre la misma. Por respeto al valor y orden que el lugar parecía guardar.
-¿¿Cómo es que nunca había visto yo ninguna de estas?? -Su tono era una mezcla entre sorpresa e indignación, disfrutando de las vistas adorables que le daba. Nohlem se veía tan pequeñito y tierno… Le volvió a enseñar el marco, colocándolo a la altura de su mejilla para acentuar lo adorable de la imagen. -Pero mirateee, no se porque no llevas más a menudo gafas. ¡Con lo bonitas que te quedan, si es que te comía toda la carita!
Esto último lo pronunció en un tono más bajo, con una sonrisa inocente que escondía cierta picaresca. Al fin y al cabo no mentía, ya que no podía achuchar a su versión pequeñita, se conformaba con llenar de besos a la joven.
La noche estaba siendo cuanto menos, caótica. Desde el inicio aceptando viajar en moto, hasta esos instantes donde se habían convertido en un centro de atención no deseado. Si al Ethan de hace unos meses le dijeran que iba a tener no sólo la libertad, si no la esperanza de conseguir algo más que amistad con Nohlem no se lo habría creído.
Pero ahí le tenía, sacando de la manga una excusa que nadie se creía solo para arrastrarlo lejos de aquel foco. El Londinense le siguió sin rechistar, procesando aún la vergüenza tan grande del momento. Su rostro congelado en la más absoluta timidez se fue tornando en una sonrisa cuando habían cruzado la esquina y esa sonrisa se convirtió en una risa que acompañó a la del gato cuando le escuchó desfogarse.
Si quiera llego a responder bien, asintiendo entre resoplidos para que volviera a besarle. Tan torpe como tierno se juntaron otra vez, pero lejos de tener la misma intensidad que el inicio, aquella cercanía se había vuelto comedia. Y es que las risas continuaron a intervalos irregulares, interrumpiendo el contacto y volviéndose aún más sonoras con las cosquillas que el felino le estaba haciendo en el cuello. Sólo cesaron cuando entraron al despacho. Donde la sorpresa ocupó la primera plana y un Ethan curioso empezó a investigar el lugar.
-Vaya, no sabía que tenías este tipo de gustos... -Le respondió burlón, dedicándole una mirada de medio lado mientras recorría con un dedo una de las estanterías. El lugar era extremadamente elegante y en parte le recordaba al escritorio de su madre. Solo que este rezumaba dinero y contaba con suficiente decoración como para volverlo acogedor. Pronto algo captó su atención, un objeto mucho mejor que los libros o plantas del lugar. Una foto que le arrancó una risa suave, cargada de ternura.
-Oh nooo! Eras aún más adorable de pequeñín! -Tomo el marco en sus manos para observar mejor la imagen, huyendo a carcajada limpia en cuanto Nohlem intentó quitársela. Acabo dando la vuelta en torno al escritorio, hasta que vio a su perseguidor rendirse y confiado decidió apoyarse en el, sin llegar a sentarse. La espalda baja descansaba sobre el costado de la mesa, evitando así pisar o tirar ninguno de los objetos que descansaban sobre la misma. Por respeto al valor y orden que el lugar parecía guardar.
-¿¿Cómo es que nunca había visto yo ninguna de estas?? -Su tono era una mezcla entre sorpresa e indignación, disfrutando de las vistas adorables que le daba. Nohlem se veía tan pequeñito y tierno… Le volvió a enseñar el marco, colocándolo a la altura de su mejilla para acentuar lo adorable de la imagen. -Pero mirateee, no se porque no llevas más a menudo gafas. ¡Con lo bonitas que te quedan, si es que te comía toda la carita!
Esto último lo pronunció en un tono más bajo, con una sonrisa inocente que escondía cierta picaresca. Al fin y al cabo no mentía, ya que no podía achuchar a su versión pequeñita, se conformaba con llenar de besos a la joven.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)
12/07/23, 12:15 pm
Nohlem tenía la serotonina haciendo burbujitas en su cerebro. Si pudiera ralentizar las horas o hacer esa noche un poco más larga lo haría sin dudarlo, algo que le tocaría pagar a Ethan siendo tortuosamente lento en sus movimientos. El comentario de la luna de miel (el mismo que podría haber hecho estallar sus pupilas) reforzó una idea que llevaba rumiando hace rato, pero tiempo al tiempo. Ahora tenía algo más importante que hacer: devolverle a Ethan las caras de pasmarote con las que él le había dejado en la fiesta.
Claro que Nohlem no era ningún bailarín experto, mucho menos un streaper. Aquella era una ocurrencia pasajera, algo que acabaría tan pronto como empezó con lo que simplemente picarle y echarse unas risas a costa de su vergüenza. Entre el reguetón y el miedo al ridículo era lo lógico; haría alguna cuquería más, se reiría de sí mismo y listo. Pero ah. Cuando resulta ser que el público exige más, que aquello que creía tonto realmente tiene gancho… Bueno, el show tenía que continuar. No esperaba tener a Ethan tan idiotizado pero ni de coña se iba a quejar o burlar de ello. No iba a romper el hechizo. Es más, si hubo alguna sorpresa en su rostro por la buena recepción la maquilló muy bien, porque infló el pecho con un orgullo natural cuando sus manos remolonearon en ese cuarto botón, cada vez más lentas, abarcando más superficie y marcando por donde presionaban. Carajo, que bien sentaba tener la atención de aquel que deseaba y sentirse igual de deseado. Y por fin no era él la víctima.
—¿Hm? Ah no, no te preocupes Ethan, puedo yo solo. Tú disfruta —le sonrió con esa falsa inocencia de la que el londinense tanto uso hacía y tiró del botón y la tela, separándola de su piel mientras, sin dejar de mirarle a los ojos en un ángulo en el que si llevara gafas estaría viendo por encima de estas, trataba de hacer más sonoros los ronroneos en su cabeza con tal de ignorar lo que había metido su hermana en la playlist—. Además, estás grabando ¿no? Necesitas las manos.
Nohlem se podía creer el paripé inicial, que tuviera el móvil y la cámara encendidos, pero no que estuviera tomando ninguna imagen decente. En ese ángulo como mínimo le estaba cortando la cabeza pero, puyita aparte, le daba igual. Mientras el espectador lo estuviese grabando en su memoria estaba bien.
Ahora que… la canción, tenía que cambiar la puta canción. Lo último que quería es que le traicionara la risa o que Ethan saliera del trance y cayese en la cuenta de lo que la chama estaba cantando; después de todo había demostrado que “gatito” entraba en su vocabulario español, y aunque al pelirrojo le encantaba ser llamado así por él y hacer el ridículo con Kahlo cuando sonaba esa canción ahora no era el momento. Se liberó de un quinto botón, humedeció sus labios y fue a por el sexto y último, sacando los bordes de la camisa de su pantalón para ello. No obstante se levantó antes de hacer nada.
—¿Yo? ¡Claro que no quiero matarte! ¡Pensé que estabas disfrutando! Lo siento...—diablos, contener la sonrisa estaba siendo una cosa—. Mejor paro entonces...
Y se volteó para darle la espalda. Ladeó el rostro lo justo para mirarle por el rabillo del ojo, un contacto visual que se rompió en seguida para ocuparse de otra tarea independiente de lo que se quejase. Sus manos abandonaron la prenda y se inclinó para coger el móvil. A la canción le quedaba menos de la mitad. Pensó en conformarse con dejar algo decente en cola, total sólo sería un minuto, pero… ¿sinceramente? le iban a dar por culo. No pasaba nada si tardaba un poco en encontrar algo, así daba más coba al numerito y desesperaba al británico.
—Ah, ya está. A la verga. —masculló.
La canción de Tu gatita se vería abruptamente interrumpida no solo en el baño, sino también en la fiesta entera. Le dio más volumen a sus altavoces, permitiendo que una nueva melodía que ni siquiera estaba en la lista pública hiciera eco entre la cerámica. Al tiempo dejó caer la camisa de sus hombros a su baja espalda, aún pillada por sus brazos. Se estiró echando las manos arriba con el mero objetivo de marcar la línea de sus omoplatos y se giró a Ethan de nuevo, con una leve sonrisa recuperada.
—Aaah, ya para lo que me queda mejor acabo —sacó un brazo, luego el otro, fuera camisa—. Aguanta un poco, anda. Yo aguanté tu baile a Tayron, y tus trampas en el beer pong, y que aparecieras en moto con la redecilla... —se rió—. Creo que es justo.
Desprovisto de la mitad de su envoltorio se acercó a Ethan y le agarró de una muñeca, haciendo caso omiso a que estuviera grabando o no. Le condujo hasta la bañera y le empujó con suavidad contra los bordes de esta para que se sentara, orden que diría en un susurro si no la entendía en su lenguaje corporal. Tan pronto la acatara él se sentaría también. Sobre él, claro. No llegó a apoyarse con todo su peso por miedo a hacerle daño en las piernas, por eso y por así tener más maniobrabilidad. Los varmanos eran más flexibles que los humanos, y aunque tampoco es que hiciera falta una diferencia o ser de goma para lo que iba a hacer, haría gala de su cadera moviéndola con fluidez y suavidad de alante a atrás al lento ritmo de la música.
—Se mira pero no se toca —le susurró al oído, parafraseando sin saber las palabras que el moreno había usado en el belga rato atrás. Inclinó la espalda lejos suya y sus manos buscaron trabajo que hacer, desabrochando y bajando la cremallera de su pantalón hasta que su ropa interior volvió a ser visible. El indiscreto metal de las esposas se marcaba en uno de los bolsillos gracias a esa postura, pero por una vez al granta no le importaba que se viera. Se permitió presionar un poco más, algo que le sonsacó entredientes una risita en formato suspiro—. Manda pinga esto, yo no tengo tu paciencia para estas cosas.
Antes de que pudiera responder le besó, rodeando sus hombros para acariciarle el pelo y profundizar en su boca. El beso no fue ni tan largo ni tan ardiente como quizás Ethan querría a causa de la sonrisa bobalicona que no lograba borrar y lo mucho que le iba a joder dejándole con la miel en los labios al separarse. La bañera ya casi estaba.
Claro que Nohlem no era ningún bailarín experto, mucho menos un streaper. Aquella era una ocurrencia pasajera, algo que acabaría tan pronto como empezó con lo que simplemente picarle y echarse unas risas a costa de su vergüenza. Entre el reguetón y el miedo al ridículo era lo lógico; haría alguna cuquería más, se reiría de sí mismo y listo. Pero ah. Cuando resulta ser que el público exige más, que aquello que creía tonto realmente tiene gancho… Bueno, el show tenía que continuar. No esperaba tener a Ethan tan idiotizado pero ni de coña se iba a quejar o burlar de ello. No iba a romper el hechizo. Es más, si hubo alguna sorpresa en su rostro por la buena recepción la maquilló muy bien, porque infló el pecho con un orgullo natural cuando sus manos remolonearon en ese cuarto botón, cada vez más lentas, abarcando más superficie y marcando por donde presionaban. Carajo, que bien sentaba tener la atención de aquel que deseaba y sentirse igual de deseado. Y por fin no era él la víctima.
—¿Hm? Ah no, no te preocupes Ethan, puedo yo solo. Tú disfruta —le sonrió con esa falsa inocencia de la que el londinense tanto uso hacía y tiró del botón y la tela, separándola de su piel mientras, sin dejar de mirarle a los ojos en un ángulo en el que si llevara gafas estaría viendo por encima de estas, trataba de hacer más sonoros los ronroneos en su cabeza con tal de ignorar lo que había metido su hermana en la playlist—. Además, estás grabando ¿no? Necesitas las manos.
Nohlem se podía creer el paripé inicial, que tuviera el móvil y la cámara encendidos, pero no que estuviera tomando ninguna imagen decente. En ese ángulo como mínimo le estaba cortando la cabeza pero, puyita aparte, le daba igual. Mientras el espectador lo estuviese grabando en su memoria estaba bien.
Ahora que… la canción, tenía que cambiar la puta canción. Lo último que quería es que le traicionara la risa o que Ethan saliera del trance y cayese en la cuenta de lo que la chama estaba cantando; después de todo había demostrado que “gatito” entraba en su vocabulario español, y aunque al pelirrojo le encantaba ser llamado así por él y hacer el ridículo con Kahlo cuando sonaba esa canción ahora no era el momento. Se liberó de un quinto botón, humedeció sus labios y fue a por el sexto y último, sacando los bordes de la camisa de su pantalón para ello. No obstante se levantó antes de hacer nada.
—¿Yo? ¡Claro que no quiero matarte! ¡Pensé que estabas disfrutando! Lo siento...—diablos, contener la sonrisa estaba siendo una cosa—. Mejor paro entonces...
Y se volteó para darle la espalda. Ladeó el rostro lo justo para mirarle por el rabillo del ojo, un contacto visual que se rompió en seguida para ocuparse de otra tarea independiente de lo que se quejase. Sus manos abandonaron la prenda y se inclinó para coger el móvil. A la canción le quedaba menos de la mitad. Pensó en conformarse con dejar algo decente en cola, total sólo sería un minuto, pero… ¿sinceramente? le iban a dar por culo. No pasaba nada si tardaba un poco en encontrar algo, así daba más coba al numerito y desesperaba al británico.
—Ah, ya está. A la verga. —masculló.
La canción de Tu gatita se vería abruptamente interrumpida no solo en el baño, sino también en la fiesta entera. Le dio más volumen a sus altavoces, permitiendo que una nueva melodía que ni siquiera estaba en la lista pública hiciera eco entre la cerámica. Al tiempo dejó caer la camisa de sus hombros a su baja espalda, aún pillada por sus brazos. Se estiró echando las manos arriba con el mero objetivo de marcar la línea de sus omoplatos y se giró a Ethan de nuevo, con una leve sonrisa recuperada.
—Aaah, ya para lo que me queda mejor acabo —sacó un brazo, luego el otro, fuera camisa—. Aguanta un poco, anda. Yo aguanté tu baile a Tayron, y tus trampas en el beer pong, y que aparecieras en moto con la redecilla... —se rió—. Creo que es justo.
Desprovisto de la mitad de su envoltorio se acercó a Ethan y le agarró de una muñeca, haciendo caso omiso a que estuviera grabando o no. Le condujo hasta la bañera y le empujó con suavidad contra los bordes de esta para que se sentara, orden que diría en un susurro si no la entendía en su lenguaje corporal. Tan pronto la acatara él se sentaría también. Sobre él, claro. No llegó a apoyarse con todo su peso por miedo a hacerle daño en las piernas, por eso y por así tener más maniobrabilidad. Los varmanos eran más flexibles que los humanos, y aunque tampoco es que hiciera falta una diferencia o ser de goma para lo que iba a hacer, haría gala de su cadera moviéndola con fluidez y suavidad de alante a atrás al lento ritmo de la música.
—Se mira pero no se toca —le susurró al oído, parafraseando sin saber las palabras que el moreno había usado en el belga rato atrás. Inclinó la espalda lejos suya y sus manos buscaron trabajo que hacer, desabrochando y bajando la cremallera de su pantalón hasta que su ropa interior volvió a ser visible. El indiscreto metal de las esposas se marcaba en uno de los bolsillos gracias a esa postura, pero por una vez al granta no le importaba que se viera. Se permitió presionar un poco más, algo que le sonsacó entredientes una risita en formato suspiro—. Manda pinga esto, yo no tengo tu paciencia para estas cosas.
Antes de que pudiera responder le besó, rodeando sus hombros para acariciarle el pelo y profundizar en su boca. El beso no fue ni tan largo ni tan ardiente como quizás Ethan querría a causa de la sonrisa bobalicona que no lograba borrar y lo mucho que le iba a joder dejándole con la miel en los labios al separarse. La bañera ya casi estaba.
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivación
Re: De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)
14/07/23, 02:54 pm
Ethan ya estaba impaciente, intranquilo, indeciso. Le observaba sin separarse del lavabo, moviendo una de una de sus piernas de forma nerviosa, en un tic sutil que delataba lo mucho que se estaba muriendo desde aquella distancia. Que Nohlem quisiera parar le hizo contener el aire para no sonar tan desesperado como estaba. Le siguió con la mirada, concentrado en que ni se le ocurriera salir del baño, que tomara el móvil tampoco mejoró la situación, desde esa perspectiva poco podía ver que estaba haciendo y la incertidumbre volvía de su paciencia una mecha corta.
-Oye… -Le reclamó en una queja bajita, murmurando por sí acaso hacerlo en alto contaba como interrupción. -Que era broma, porfaaa sigue.
No fue hasta que la música cambió abruptamente que cayó en la cuenta, no le quería rogando (Cosa que a esas alturas estaba tan dispuesto a hacer). Simplemente estaba buscando una mejor banda sonora. El londinense volvió a acomodarse, pensando para sí que de haber tenido el ronroneo de su compañero ahora mismo la garganta le estaría ardiendo de tanta vibración. En vez de eso se veía reflejado en un cuerpo tan derretido como grande era su sonrisa y unas pupilas que parecían ser de metal, pues le era imposible apartar la mirada de aquel imán que resultaba ser el felino. Su nuca tan impoluta le hizo la boca agua, deseando poder trazar el mismo recorrido que le regaló por delante ahora por detrás… Iniciar por su cuello e irse desplazándose despacio por la línea que marcaba su columna, decorar esos omoplatos con una bonita rojez y dejar que su baja espalda tomara unas formas más curvas para…
Ethan estaba tan denso sumido en aquellos pensamientos que tardó unos segundos en reaccionar apropiadamente a las palabras del felino. Pestañeo lento, volviendo a enfocar una realidad en la que se encontraba perdido, a mitad de camino entre la sensación de que era un sueño onírico o de que era tan real que quería dejar todas las pruebas vigentes para poder comprobar al día siguiente que efectivamente, estaba ocurriendo.
-Ah, claro, si. Me… espero.
Tragó saliva cuando Nohlem recortó distancias, acatando de forma impecable el no querer ir a por él aunque no estuviera precisamente falto de ganas. Su teléfono quedó en el olvido tan pronto el varmano le hizo levantarse, abandonado en el interior del lavabo para seguirle de forma obediente. El destino le daba igual pues seguía sin fijarse en nada que no fueran los ojos verdes o la tez morena ahora descubierta del joven y no fue hasta que sus manos (Bien guardadas tras la espalda) dieron con el inicio de la bañera que razonó lo que tenía que hacer.
Se sentó obediente, y en apenas un par de segundos se arrepintió por completo de su decisión. Ya era un asunto verlo desde una distancia prudencial pero… Ethan acalló un gruñido lastimero de entre sus labios, torciendo el gesto a una mueca de pura frustración disfrutada. Joder, ahora se sentía hasta culpable por el pobre Tayron, el karma había regresado a él como un torrente de lava ardiente. Desesperado presionó ambas manos contra la bañera, agarrándose al borde de la misma como si su vida dependiera de ello. ¨No toques, no toques, no toques…. La puta hostia, quiero tocar¨ Acabó mordiendo sus labios en un intento de ahogar los diferentes suspiros que se le escapaban con cada nuevo movimiento del gato, y si bien sabía que ya eran de dominio público, se negaba a volver a concederlos en aquel premio ponzoñoso.
-Nohlem… porfa… -Volvió a susurrarle mientras intentaba recuperar la distancia perdida curvando su espalda, era contraproducente si quería ver el espectáculo bien pero estaba rozando unos límites de desesperación que acababan con el poco raciocinio que pudiera quedarle.
Y como si fuera justicia divina, por fin sus plegarias fueron escuchadas en aquel beso que Ethan tomó como una liberación. Toda la maquinaría que comprendía su cuerpo volvió a ponerse en marcha y mientras sus piernas se acomodaron para sostener mejor al pelirrojo, sus manos buscaron hambrientas el contorno de sus caderas, atrayéndolo hacía sí para que no pudiera escapar tan fácil de aquel beso prometido. Poco le importará lo torpe del mismo pues si Nohlem sonreía, él recorría ese gesto alegre a pequeños picos, esperando con paciencia a que su boca volviera a abrirse para retomar su camino hacía la misma.
-Ni se te ocurra. -Le gruñó en lo que apenas fue un susurro cuando Nohlem se apartó y él decidió inclinarse hacía delante como contraataque. La mecha corta que era su paciencia se había consumido en una llama ardiente que, lejos de ser lujuriosa, Nohlem alimentó lo suficiente para que quisiera recuperar todo el contacto perdido. No iba a permitir que se volviera alejar, el juego terminó en el preciso momento en el que se decantó por la calidez de sus labios y el asiatico no estaba dispuesto a retomarlo cuando lo tenía tan cerca. Presionó con fuerza contra sus labios, más por el miedo a que el gato intentara huir de nuevo que por ser pasional, pues en verdad se estaba tomando su tiempo en explorar la boca ajena, dejando que las diferentes sensaciones explotaran en su interior. Tenían aún toda la noche por delante, lo único que deseaba ahora era volver a sentir la cercanía del que era su… su novio.
Dejó que el beso continuará mientras las palmas de su manos exploraban el contorno de su espalda, subiendo de forma lenta pero firme. Las yemas de sus dedos apretaban, marcando el camino sin llegar a arañar y para cuando regresaron al punto de partida una de ellas siguió su camino en solitario, hasta alcanzar el muslo del chico, donde le dio un ligero apretón juguetón. Ethan no pudo evitar soltar una ligera risa, divertido ante como estaban girando las tornas y tomó un poco de distancia para poder buscar el contacto visual.
-Me empieza a sobrar ropa, ¿Me dejas que pueda ayudarte de una vez? -El londinense lo dijo con una sonrisa zorruna, como si se hubiesen cambiado temporalmente los papeles y es que no pensaba esperar a una afirmación contundente para empezar a actuar. Busco con sus zapatillas el calzado de Nohlem, mientras volvía a pegarse a él para regalarle pequeños besos en torno al cuello. Le era difícil estar concentrado en pisar la parte trasera de sus vans para que se las quitará si a su vez tenía que estar besándole, así que la opción intermedia era atacar su cuello y parte de la barbilla con delicados besos, más cargados de amor que de lujuria.
Suaves caricias que tuvo que alargar en el tiempo hasta que logró descalzarlo a tientas y entonces volvió a separarse. Le dedicó una larga mirada al felino, trazando el recorrido de su cuerpo para deleitarse la vista. Se mordió el labio, dejando que sus dientes marcaran la zona al volver a centrarse en la ropa interior de Nohlem. Sí, definitivamente le sobraba.
-¿Puedo? -Volvió a preguntar con el mismo tono sarcástico en su voz, yendo a buscar los márgenes de su pantalón para poder empezar a bajarlo, lento y con toda la elegancia que le permitía una posición tan conflictiva. No fue hasta que noto el bulto que paró en seco, frunciendo el ceño un tanto confundido de encontrarse algo tan grande en uno de los bolsillos del varmano, ¿No había dejado el móvil fuera?
-Uy, ¿Qué has traído ahora? -Decidió tomar el objeto movido por la curiosidad y en cuanto noto la redondez del mismo tiró con más fuerza hasta tenerlo sostenido en su mano, frente a Nohlem. Su rostro trazó un sendero de emociones donde pasó de la incertidumbre, al asombro, hasta terminar con una sonrisa ladeada y unos ojos entrecerrados que avisaban de la carcajada que estaba conteniendo.
-Vaya, no sabía que te iba esta clase de juegos…
No pudo evitarlo. Ethan estalló a reír en cuanto terminó la frase. Podía haber esperado muchos objetos, pero ninguno de ellos se trataba de las esposas que estaba sujetando.
-Oye… -Le reclamó en una queja bajita, murmurando por sí acaso hacerlo en alto contaba como interrupción. -Que era broma, porfaaa sigue.
No fue hasta que la música cambió abruptamente que cayó en la cuenta, no le quería rogando (Cosa que a esas alturas estaba tan dispuesto a hacer). Simplemente estaba buscando una mejor banda sonora. El londinense volvió a acomodarse, pensando para sí que de haber tenido el ronroneo de su compañero ahora mismo la garganta le estaría ardiendo de tanta vibración. En vez de eso se veía reflejado en un cuerpo tan derretido como grande era su sonrisa y unas pupilas que parecían ser de metal, pues le era imposible apartar la mirada de aquel imán que resultaba ser el felino. Su nuca tan impoluta le hizo la boca agua, deseando poder trazar el mismo recorrido que le regaló por delante ahora por detrás… Iniciar por su cuello e irse desplazándose despacio por la línea que marcaba su columna, decorar esos omoplatos con una bonita rojez y dejar que su baja espalda tomara unas formas más curvas para…
Ethan estaba tan denso sumido en aquellos pensamientos que tardó unos segundos en reaccionar apropiadamente a las palabras del felino. Pestañeo lento, volviendo a enfocar una realidad en la que se encontraba perdido, a mitad de camino entre la sensación de que era un sueño onírico o de que era tan real que quería dejar todas las pruebas vigentes para poder comprobar al día siguiente que efectivamente, estaba ocurriendo.
-Ah, claro, si. Me… espero.
Tragó saliva cuando Nohlem recortó distancias, acatando de forma impecable el no querer ir a por él aunque no estuviera precisamente falto de ganas. Su teléfono quedó en el olvido tan pronto el varmano le hizo levantarse, abandonado en el interior del lavabo para seguirle de forma obediente. El destino le daba igual pues seguía sin fijarse en nada que no fueran los ojos verdes o la tez morena ahora descubierta del joven y no fue hasta que sus manos (Bien guardadas tras la espalda) dieron con el inicio de la bañera que razonó lo que tenía que hacer.
Se sentó obediente, y en apenas un par de segundos se arrepintió por completo de su decisión. Ya era un asunto verlo desde una distancia prudencial pero… Ethan acalló un gruñido lastimero de entre sus labios, torciendo el gesto a una mueca de pura frustración disfrutada. Joder, ahora se sentía hasta culpable por el pobre Tayron, el karma había regresado a él como un torrente de lava ardiente. Desesperado presionó ambas manos contra la bañera, agarrándose al borde de la misma como si su vida dependiera de ello. ¨No toques, no toques, no toques…. La puta hostia, quiero tocar¨ Acabó mordiendo sus labios en un intento de ahogar los diferentes suspiros que se le escapaban con cada nuevo movimiento del gato, y si bien sabía que ya eran de dominio público, se negaba a volver a concederlos en aquel premio ponzoñoso.
-Nohlem… porfa… -Volvió a susurrarle mientras intentaba recuperar la distancia perdida curvando su espalda, era contraproducente si quería ver el espectáculo bien pero estaba rozando unos límites de desesperación que acababan con el poco raciocinio que pudiera quedarle.
Y como si fuera justicia divina, por fin sus plegarias fueron escuchadas en aquel beso que Ethan tomó como una liberación. Toda la maquinaría que comprendía su cuerpo volvió a ponerse en marcha y mientras sus piernas se acomodaron para sostener mejor al pelirrojo, sus manos buscaron hambrientas el contorno de sus caderas, atrayéndolo hacía sí para que no pudiera escapar tan fácil de aquel beso prometido. Poco le importará lo torpe del mismo pues si Nohlem sonreía, él recorría ese gesto alegre a pequeños picos, esperando con paciencia a que su boca volviera a abrirse para retomar su camino hacía la misma.
-Ni se te ocurra. -Le gruñó en lo que apenas fue un susurro cuando Nohlem se apartó y él decidió inclinarse hacía delante como contraataque. La mecha corta que era su paciencia se había consumido en una llama ardiente que, lejos de ser lujuriosa, Nohlem alimentó lo suficiente para que quisiera recuperar todo el contacto perdido. No iba a permitir que se volviera alejar, el juego terminó en el preciso momento en el que se decantó por la calidez de sus labios y el asiatico no estaba dispuesto a retomarlo cuando lo tenía tan cerca. Presionó con fuerza contra sus labios, más por el miedo a que el gato intentara huir de nuevo que por ser pasional, pues en verdad se estaba tomando su tiempo en explorar la boca ajena, dejando que las diferentes sensaciones explotaran en su interior. Tenían aún toda la noche por delante, lo único que deseaba ahora era volver a sentir la cercanía del que era su… su novio.
Dejó que el beso continuará mientras las palmas de su manos exploraban el contorno de su espalda, subiendo de forma lenta pero firme. Las yemas de sus dedos apretaban, marcando el camino sin llegar a arañar y para cuando regresaron al punto de partida una de ellas siguió su camino en solitario, hasta alcanzar el muslo del chico, donde le dio un ligero apretón juguetón. Ethan no pudo evitar soltar una ligera risa, divertido ante como estaban girando las tornas y tomó un poco de distancia para poder buscar el contacto visual.
-Me empieza a sobrar ropa, ¿Me dejas que pueda ayudarte de una vez? -El londinense lo dijo con una sonrisa zorruna, como si se hubiesen cambiado temporalmente los papeles y es que no pensaba esperar a una afirmación contundente para empezar a actuar. Busco con sus zapatillas el calzado de Nohlem, mientras volvía a pegarse a él para regalarle pequeños besos en torno al cuello. Le era difícil estar concentrado en pisar la parte trasera de sus vans para que se las quitará si a su vez tenía que estar besándole, así que la opción intermedia era atacar su cuello y parte de la barbilla con delicados besos, más cargados de amor que de lujuria.
Suaves caricias que tuvo que alargar en el tiempo hasta que logró descalzarlo a tientas y entonces volvió a separarse. Le dedicó una larga mirada al felino, trazando el recorrido de su cuerpo para deleitarse la vista. Se mordió el labio, dejando que sus dientes marcaran la zona al volver a centrarse en la ropa interior de Nohlem. Sí, definitivamente le sobraba.
-¿Puedo? -Volvió a preguntar con el mismo tono sarcástico en su voz, yendo a buscar los márgenes de su pantalón para poder empezar a bajarlo, lento y con toda la elegancia que le permitía una posición tan conflictiva. No fue hasta que noto el bulto que paró en seco, frunciendo el ceño un tanto confundido de encontrarse algo tan grande en uno de los bolsillos del varmano, ¿No había dejado el móvil fuera?
-Uy, ¿Qué has traído ahora? -Decidió tomar el objeto movido por la curiosidad y en cuanto noto la redondez del mismo tiró con más fuerza hasta tenerlo sostenido en su mano, frente a Nohlem. Su rostro trazó un sendero de emociones donde pasó de la incertidumbre, al asombro, hasta terminar con una sonrisa ladeada y unos ojos entrecerrados que avisaban de la carcajada que estaba conteniendo.
-Vaya, no sabía que te iba esta clase de juegos…
No pudo evitarlo. Ethan estalló a reír en cuanto terminó la frase. Podía haber esperado muchos objetos, pero ninguno de ellos se trataba de las esposas que estaba sujetando.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)
14/07/23, 08:45 pm
Comprensible que Ethan hubiera disfrutado tanto de tenerle a dos velas antes, ahora era él quien se estaba gozando su parte de torturador. Los pocos quejiditos que se le escapaban, la expresión de perro hambriento al que le han ordenado que espere antes de comer… Podría tener a Ethan así toda una hora y no cansarse...
Mentira. El otro desesperado por tocarle y ser tocado era él. Tendría que haberse quejado por la velocidad con la que el londinense había roto su única norma, y así lo intentó con un quejido que quedó ahogado entre sus labios, quejido que traicionado por sus propias ganas se convirtió en un sonido más placentero que molesto. Le hacía gracia la situación, el poco autocontrol que él mismo tenía y lo rápido que se había vendido, especialmente divertido con los pequeños piquitos que Ethan le propinaba con insistencia al pedir un poco más de él. Joder, estaba en una nube, tanto así que su cadera seguía moviéndose al ritmo de la música pero de manera inconsciente.
Tenía que ser consecuente, ¡tenía que ser consecuente! por eso mismo intentó apartarse con una sonrisa y el hueso de la risa flojo, algo que no solucionó nada porque Ethan le siguió con una advertencia que, en lugar de animarle a replicar, le tuvo ronroneando con los ojos más abiertos de la cuenta. Tuvo ganas de crear falsos intentos de huida solo por provocar otra respuesta parecida en Ethan, pero Santos, es que a ratos olvidaba hasta su nombre, qué estaba haciendo y porqué. Su fuerza de voluntad y sus risas tontas fueron derritiéndose según su temperatura aumentaba y los resoplidos se volvían sonoros. “Mierda, pensó una vez. La mano firme del moreno en su espalda, presionando puntos nerviosos más sensibles, un ronroneo ruidoso mientras su boca pedía más y se pegaba con ímpetu a su torso. “Mierda, mierda, mierrrrda….” repitió otras cuantas, y un pequeño gruñido interrumpió la ristra de “rrrr”s en sus cuerdas vocales gracias al apretón en su muslo. Tendría las pupilas gigantescas, seguro.
Y luego estuvo esa sonrisa y esa actitud fanfarrona que, de haber tenido más uso de razón, habría reconocido como propia. No es que el beso le hubiera dejado sin aliento, TODO él lo había hecho. Había dejado de moverse y solo presionaba contra él, ambos brazos aún rodeando su cuello.
—Te dije que no tocaras… —masculló en un atisbo de lucidez, una frase que salió sin apenas fuerza porque ¿a quién coño iba a engañar? Le estaba encantando. Ethan era un trocito de pan con aspecto de macarra y adoraba ese contraste, pero cuando lucía y actuaba como un macarra… ah, carajo. Que buen combo. Exhaló por la nariz con humor vagamente recuperado cuando este actuó sin esperar respuesta positiva—. Asaltando al streaper, que mal.
Era difícil quejarse con aquellos besos tan suaves, atacándole como si de un pollito de gallina se tratara. Sus manos acariciaron el cuello del otro y se enrredaron en su pelo mientras una sonrisa crecía en su rostro, una felicidad audible por el arrollo constante que eran sus ronroneos fundidos con el grifo de agua delante suya.
Y tan pronto lograba recuperar algo de ser, que recordaba que se suponía que era él el provocador y no el provocado, Ethan hacía algo, lo que fuera, para volver a sentarle de bruces en su sitio. Como aquella mirada o el blanco de sus dientes al presionar los labios que ahora mismo moría por morder. ¿En serio se le estaban calentando las orejas por eso? Las orejas y- otra cosa.
—Sí —suspiró— Vale, hazlo- haz… haz lo que quieras —la desesperación en su propia voz le hizo reír y taparse el rostro con una mano—. Joder flaco, yo no estaba tan mal hace un rato. Ya te vale —suspiró por octingentésima vez esa noche—. Te quiero.
Había aceptado a dejarse llevar, retomar el rol de víctima y deshacerse en cumplidos y palabras lindas para su chico, mas al destaparse el rostro y mirar abajo, alertado por aquella expresión de sorpresa, los ojos del varmano se abrieron hasta que el blanco fue mayoría. Sabía que las tenía ahí, por supuesto, y le habría dado igual que Ethan las descubriese de no ser por la actitud respondona que este había tomado. De repente se vio en peligro. Las putas esposas de su padre.
—Ah- Ah joder. Jaja, eso- o sea- eso-
“Putamadrelareputisimamadrequemerecontraputoparióhijodelapinga”. ¿¡Cómo coño explicaba eso!?
“Ah no mira Ethan, es que se las iba a enseñar a mi hermana.” No. “Es que son de mi padre, las encontré en su arm-“ NO. Decirle la verdad parecía incluso peor que mentirle. Prefería que creyera que era un puto kinky que llevaba esa clase de cosas encima porque sí a que supiera que tenía entre manos un juguetito de su suegro. Joder, mierda, joder-
—Bueno, hay que- hay que probar de todo ¿no, flaquito? —se rió, inquieto. La risa del otro le hizo querer estrangularlo, y aunque las carcajadas se le contagiaron no pudo sino aprovechar el momento para morderle una oreja. Ni siquiera de manera sensual, mas como el toque de un gato tonto picado—. ¡Trae carajo!
Y aprisionándolo entre sus piernas para que no pudiera moverse Nohlem se estiró sobre él para intentar quitarle las esposas, las cuales por supuesto el muy idiota no quería darle. Gracias a su posición tenía las de ganar, aunque no pensaba en el comprometido bordillo sobre el que estaban los dos bailando.
1-50: Nohlem consigue las esposas, pero caen en la bañera.
51-100: No caen al agua y Ethan conserva las esposas.
Resultado: 18
Confiando demasiado en la estabilidad del medio japonés Nohlem echó el cuerpo hacía delante, empujando, acción que les pasaría factura a los dos. Cuando Ethan hizo las de árbol talado Nohlem no tuvo tiempo de celebrar su victoria con un “¡MÍAS!”, ya que al chapoteo de uno le siguió inmediatamente el otro. Al estar prácticamente sentado sobre el moreno el varmano se fue entero al agua, salvando si acaso los pies… o al menos los primeros segundos, antes de que el miedo a aplastar y ahogar a Ethan le hicieran meterlos en el agua para buscar apoyo a otro lado. El británico había quedado menos empapado pero en una postura bastante peor, con las piernas fuera y la mitad del cuerpo sumergida. Nohlem sacó la cabeza del agua con una exhalación, el flequillo sobre los ojos y un ataque de risa que nulo favor le estaba haciendo al agua que le había entrado por la nariz, ayudando al chico a levantarse colando ambas manos bajo su espalda entre chapoteos.
—¡Ethan! Ethan, ¿¡estás bien!? perdón, perd- —la risa le interrumpió—. ¡Segunda vez! ¡Segunda vez que me baño con los putos pantalones hoy!
Mentira. El otro desesperado por tocarle y ser tocado era él. Tendría que haberse quejado por la velocidad con la que el londinense había roto su única norma, y así lo intentó con un quejido que quedó ahogado entre sus labios, quejido que traicionado por sus propias ganas se convirtió en un sonido más placentero que molesto. Le hacía gracia la situación, el poco autocontrol que él mismo tenía y lo rápido que se había vendido, especialmente divertido con los pequeños piquitos que Ethan le propinaba con insistencia al pedir un poco más de él. Joder, estaba en una nube, tanto así que su cadera seguía moviéndose al ritmo de la música pero de manera inconsciente.
Tenía que ser consecuente, ¡tenía que ser consecuente! por eso mismo intentó apartarse con una sonrisa y el hueso de la risa flojo, algo que no solucionó nada porque Ethan le siguió con una advertencia que, en lugar de animarle a replicar, le tuvo ronroneando con los ojos más abiertos de la cuenta. Tuvo ganas de crear falsos intentos de huida solo por provocar otra respuesta parecida en Ethan, pero Santos, es que a ratos olvidaba hasta su nombre, qué estaba haciendo y porqué. Su fuerza de voluntad y sus risas tontas fueron derritiéndose según su temperatura aumentaba y los resoplidos se volvían sonoros. “Mierda, pensó una vez. La mano firme del moreno en su espalda, presionando puntos nerviosos más sensibles, un ronroneo ruidoso mientras su boca pedía más y se pegaba con ímpetu a su torso. “Mierda, mierda, mierrrrda….” repitió otras cuantas, y un pequeño gruñido interrumpió la ristra de “rrrr”s en sus cuerdas vocales gracias al apretón en su muslo. Tendría las pupilas gigantescas, seguro.
Y luego estuvo esa sonrisa y esa actitud fanfarrona que, de haber tenido más uso de razón, habría reconocido como propia. No es que el beso le hubiera dejado sin aliento, TODO él lo había hecho. Había dejado de moverse y solo presionaba contra él, ambos brazos aún rodeando su cuello.
—Te dije que no tocaras… —masculló en un atisbo de lucidez, una frase que salió sin apenas fuerza porque ¿a quién coño iba a engañar? Le estaba encantando. Ethan era un trocito de pan con aspecto de macarra y adoraba ese contraste, pero cuando lucía y actuaba como un macarra… ah, carajo. Que buen combo. Exhaló por la nariz con humor vagamente recuperado cuando este actuó sin esperar respuesta positiva—. Asaltando al streaper, que mal.
Era difícil quejarse con aquellos besos tan suaves, atacándole como si de un pollito de gallina se tratara. Sus manos acariciaron el cuello del otro y se enrredaron en su pelo mientras una sonrisa crecía en su rostro, una felicidad audible por el arrollo constante que eran sus ronroneos fundidos con el grifo de agua delante suya.
Y tan pronto lograba recuperar algo de ser, que recordaba que se suponía que era él el provocador y no el provocado, Ethan hacía algo, lo que fuera, para volver a sentarle de bruces en su sitio. Como aquella mirada o el blanco de sus dientes al presionar los labios que ahora mismo moría por morder. ¿En serio se le estaban calentando las orejas por eso? Las orejas y- otra cosa.
—Sí —suspiró— Vale, hazlo- haz… haz lo que quieras —la desesperación en su propia voz le hizo reír y taparse el rostro con una mano—. Joder flaco, yo no estaba tan mal hace un rato. Ya te vale —suspiró por octingentésima vez esa noche—. Te quiero.
Había aceptado a dejarse llevar, retomar el rol de víctima y deshacerse en cumplidos y palabras lindas para su chico, mas al destaparse el rostro y mirar abajo, alertado por aquella expresión de sorpresa, los ojos del varmano se abrieron hasta que el blanco fue mayoría. Sabía que las tenía ahí, por supuesto, y le habría dado igual que Ethan las descubriese de no ser por la actitud respondona que este había tomado. De repente se vio en peligro. Las putas esposas de su padre.
—Ah- Ah joder. Jaja, eso- o sea- eso-
“Putamadrelareputisimamadrequemerecontraputoparióhijodelapinga”. ¿¡Cómo coño explicaba eso!?
“Ah no mira Ethan, es que se las iba a enseñar a mi hermana.” No. “Es que son de mi padre, las encontré en su arm-“ NO. Decirle la verdad parecía incluso peor que mentirle. Prefería que creyera que era un puto kinky que llevaba esa clase de cosas encima porque sí a que supiera que tenía entre manos un juguetito de su suegro. Joder, mierda, joder-
—Bueno, hay que- hay que probar de todo ¿no, flaquito? —se rió, inquieto. La risa del otro le hizo querer estrangularlo, y aunque las carcajadas se le contagiaron no pudo sino aprovechar el momento para morderle una oreja. Ni siquiera de manera sensual, mas como el toque de un gato tonto picado—. ¡Trae carajo!
Y aprisionándolo entre sus piernas para que no pudiera moverse Nohlem se estiró sobre él para intentar quitarle las esposas, las cuales por supuesto el muy idiota no quería darle. Gracias a su posición tenía las de ganar, aunque no pensaba en el comprometido bordillo sobre el que estaban los dos bailando.
1-50: Nohlem consigue las esposas, pero caen en la bañera.
51-100: No caen al agua y Ethan conserva las esposas.
Resultado: 18
Confiando demasiado en la estabilidad del medio japonés Nohlem echó el cuerpo hacía delante, empujando, acción que les pasaría factura a los dos. Cuando Ethan hizo las de árbol talado Nohlem no tuvo tiempo de celebrar su victoria con un “¡MÍAS!”, ya que al chapoteo de uno le siguió inmediatamente el otro. Al estar prácticamente sentado sobre el moreno el varmano se fue entero al agua, salvando si acaso los pies… o al menos los primeros segundos, antes de que el miedo a aplastar y ahogar a Ethan le hicieran meterlos en el agua para buscar apoyo a otro lado. El británico había quedado menos empapado pero en una postura bastante peor, con las piernas fuera y la mitad del cuerpo sumergida. Nohlem sacó la cabeza del agua con una exhalación, el flequillo sobre los ojos y un ataque de risa que nulo favor le estaba haciendo al agua que le había entrado por la nariz, ayudando al chico a levantarse colando ambas manos bajo su espalda entre chapoteos.
—¡Ethan! Ethan, ¿¡estás bien!? perdón, perd- —la risa le interrumpió—. ¡Segunda vez! ¡Segunda vez que me baño con los putos pantalones hoy!
- Rocavarancolia Rol
Re: De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)
14/07/23, 08:45 pm
El miembro 'Kanyum' ha efectuado la acción siguiente: Número Aleatorio
'Dado de 100 caras' : 18
'Dado de 100 caras' : 18
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivación
Re: De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)
16/07/23, 03:06 pm
Ethan ya suponía que no era buena idea estar así cuando estaban esperando al baño, era un pensamiento que había pasado por su mente tan rápido como una estrella fugaz porque sinceramente, tener a Nohlem regalandole suspiros y te quieros era suficiente para abandonar el posible peligro de aquel cometa. Le bastaba con tenerlo cerca, escuchando cualquier sonido que saliera de entre sus labios.
Peroooo verlo estresado por haber encontrado las esposas era también muy entretenido. Tanto así que su respuesta solo alimento las sonoras carcajadas que el londinense le dedicaba. ¿En serio llevaba encima ese tipo de juguetes por si acaso le surgía algo? La corriente de situaciones cómicas que se dibujaron en su mente le tuvo lo suficiente distraído para que evitara el primer ataque de la peor forma.
El joven se echó hacía atrás, con una sacudida tan repentina que se percató demasiado tarde de la pérdida del escaso equilibrio que tenía. Un gritillo cortado por su propio susto acompañó la torpe caída, solo frenada cuando consiguió que un brazo hiciera de tope contra la pared antes de que su cabeza llegará a alcanzarla. El tropiezo fue estrambótico y si bien la posición en la que había quedado le dejaba tan vulnerable como incómodo el ver surgir del agua al pelirrojo hizo que su sonrisa se convirtiera en torpes risas.
-Estoy bien, estoy bien. No te preocupes sirenita. -Le sacó la lengua con una burla inocente, habiéndo acabado aquel tira y afloja solo quedaba en él las reminiscencias de un amor joven.
Dejó que Nohlem le incorporara un poco, aunque con las piernas enganchadas en el bordillo de la bañera poco importaba cuanto quisiera ayudarle. Ya podía hacer fuerza para sacarlas de ahí porque meterlas teniendo las zapatillas aún puestas no era una opción. Tampoco le importaba mucho darse por perdido en esa postura, mientras el pelirrojo le elevaba, Ethan decidió ayudarlo de otras formas. Le apartó el flequillo mojado con cuidado y apoyando ambas manos en sus mejillas le dedicó otra risa antes de darle un besito corto, cargado de dulzura.
-Ay, ahora sabes a lavanda -Se quedó pensativo, llevando su mirada a la espuma de la bañera como si estuviera catando algún tipo de vino- Y un poco a rosas. Hmmm me gusta sí, le doy un 8/10 a la bomba de baño.
En esos momentos la ilusión de compartir bañera se veía reflejado en sus ojos, no solo por la comedía absurda, si no porque los pétalos y la espuma alimentaban su lado más infantil a la par que romántico. Se sentía como explorar un nuevo tipo de intimidad, una que lejos de ser sensual se volvía cotidiana, cercana, un calor diferente al abrasador incendio que ambos eran hace unos instantes. La chispa seguía ahí y el querer continuar el beso también, pero también tenía nuevas ilusiones. Una chimenea hogareña en la que sentarse junto al felino para descansar juntos en el abrigo del calor mutuo.
-¿Te he dicho ya lo mucho que te quiero? -Se le escapó como un pensamiento tan fuerte que se volvía sonoro, necesario poderlo expresar cuando la imagen que tenía delante era tan bonita. Sostener las mejillas humedas del gato entre sus manos hacía que se derritiera en el negro de sus pupilas, tan grandes que le recordaban a un cachorrito. Le dio otro besito muy corto, incapaz de contener las ganas a pesar de que para ello tenía que mantener su torso girado. -Me gustas mucho. -Otro piquito. -Mucho -Pico. - Mucho -Pico. - Muchooooo -Y así continuó un poquito más, reafirmando cada palabra con un gesto cargado con todo el amor que quería regalarle.
Cuando volvió a tomar algo de distancias, más por su propia comodidad que porque quisiera hacerlo se dejó resbalar de nuevo. Con suavidad esta vez sí que dejó que su cabeza reposara en el bordillo contrario y moviendo sus piernas de forma contraría empezó a dar pequeñas patadas al aire juguetón.
-Oye me encantaría seguir dándote besos pero estoy un poco atrapado… ¿Me harías el favor de quitarme las zapas? Para que pueda al menos meter las pieernaas. -Le rogó tratando de poner sus mejores pucheros a pesar de que no tenía los mejores rasgos para conseguirlos. El intento quedaba, durante los escasos segundos donde se aguanto la risa floja al menos y mientras esperaba completamente tranquilo, empezó a coger espuma cercana.
Su yo infantil no podía evitarlo, acumulando todo el jabón en su pecho inició la construcción de un castillo deforme y gordo sobre su propio cuerpo. Que le iba a hacer, llevaba años duchandose, no se le podía culpar por querer jugar con la espuma.
Peroooo verlo estresado por haber encontrado las esposas era también muy entretenido. Tanto así que su respuesta solo alimento las sonoras carcajadas que el londinense le dedicaba. ¿En serio llevaba encima ese tipo de juguetes por si acaso le surgía algo? La corriente de situaciones cómicas que se dibujaron en su mente le tuvo lo suficiente distraído para que evitara el primer ataque de la peor forma.
El joven se echó hacía atrás, con una sacudida tan repentina que se percató demasiado tarde de la pérdida del escaso equilibrio que tenía. Un gritillo cortado por su propio susto acompañó la torpe caída, solo frenada cuando consiguió que un brazo hiciera de tope contra la pared antes de que su cabeza llegará a alcanzarla. El tropiezo fue estrambótico y si bien la posición en la que había quedado le dejaba tan vulnerable como incómodo el ver surgir del agua al pelirrojo hizo que su sonrisa se convirtiera en torpes risas.
-Estoy bien, estoy bien. No te preocupes sirenita. -Le sacó la lengua con una burla inocente, habiéndo acabado aquel tira y afloja solo quedaba en él las reminiscencias de un amor joven.
Dejó que Nohlem le incorporara un poco, aunque con las piernas enganchadas en el bordillo de la bañera poco importaba cuanto quisiera ayudarle. Ya podía hacer fuerza para sacarlas de ahí porque meterlas teniendo las zapatillas aún puestas no era una opción. Tampoco le importaba mucho darse por perdido en esa postura, mientras el pelirrojo le elevaba, Ethan decidió ayudarlo de otras formas. Le apartó el flequillo mojado con cuidado y apoyando ambas manos en sus mejillas le dedicó otra risa antes de darle un besito corto, cargado de dulzura.
-Ay, ahora sabes a lavanda -Se quedó pensativo, llevando su mirada a la espuma de la bañera como si estuviera catando algún tipo de vino- Y un poco a rosas. Hmmm me gusta sí, le doy un 8/10 a la bomba de baño.
En esos momentos la ilusión de compartir bañera se veía reflejado en sus ojos, no solo por la comedía absurda, si no porque los pétalos y la espuma alimentaban su lado más infantil a la par que romántico. Se sentía como explorar un nuevo tipo de intimidad, una que lejos de ser sensual se volvía cotidiana, cercana, un calor diferente al abrasador incendio que ambos eran hace unos instantes. La chispa seguía ahí y el querer continuar el beso también, pero también tenía nuevas ilusiones. Una chimenea hogareña en la que sentarse junto al felino para descansar juntos en el abrigo del calor mutuo.
-¿Te he dicho ya lo mucho que te quiero? -Se le escapó como un pensamiento tan fuerte que se volvía sonoro, necesario poderlo expresar cuando la imagen que tenía delante era tan bonita. Sostener las mejillas humedas del gato entre sus manos hacía que se derritiera en el negro de sus pupilas, tan grandes que le recordaban a un cachorrito. Le dio otro besito muy corto, incapaz de contener las ganas a pesar de que para ello tenía que mantener su torso girado. -Me gustas mucho. -Otro piquito. -Mucho -Pico. - Mucho -Pico. - Muchooooo -Y así continuó un poquito más, reafirmando cada palabra con un gesto cargado con todo el amor que quería regalarle.
Cuando volvió a tomar algo de distancias, más por su propia comodidad que porque quisiera hacerlo se dejó resbalar de nuevo. Con suavidad esta vez sí que dejó que su cabeza reposara en el bordillo contrario y moviendo sus piernas de forma contraría empezó a dar pequeñas patadas al aire juguetón.
-Oye me encantaría seguir dándote besos pero estoy un poco atrapado… ¿Me harías el favor de quitarme las zapas? Para que pueda al menos meter las pieernaas. -Le rogó tratando de poner sus mejores pucheros a pesar de que no tenía los mejores rasgos para conseguirlos. El intento quedaba, durante los escasos segundos donde se aguanto la risa floja al menos y mientras esperaba completamente tranquilo, empezó a coger espuma cercana.
Su yo infantil no podía evitarlo, acumulando todo el jabón en su pecho inició la construcción de un castillo deforme y gordo sobre su propio cuerpo. Que le iba a hacer, llevaba años duchandose, no se le podía culpar por querer jugar con la espuma.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)
17/07/23, 02:07 am
La risa de Ethan era toda respuesta que necesitaba. Estaba bien, no se había hecho daño y muy posiblemente hubiera esnifado menos agua que él.
—Ariel, me llamo Ariel.
El trabajo de levantarle estaba siendo inútil y con todo el sentido del mundo: tenía a un chaval cojo atrapado en una postura que imposibilitaría el levantarse a cualquiera (a menos que ese cualquiera fuera flexible como un varmano), el cual por cierto ahora tenía petalitos en el pelo. Iba a decírselo antes de quitarle uno, pero el beso le hizo perder la tarea como un Sims al que le han borrado una acción por otra. Sonrió como lo que era, un tonto.
—No creo que sea bueno que te la bebas…
Pero bien visto si la probaba de sus labios tampoco le importaba que lo hiciera. La temperatura perfecta, el olor y los pequeños gestos hacían que el mundo más allá de los rasgos del moreno desapareciera, incluso con la repetida y horrenda sensación de tener la ropa pegada al cuerpo y la certeza de que en cuanto se levantase se acordaría de todos sus antepasados como ya le había pasado al salir de la piscina. Pero por el momento tenía delante a quien más deseaba, quejarse sería hasta ofensivo. Más si este se empeñaba en hacer trabajar a besos su garganta y todas las venas que ruborizaban sus mejillas, mejillas que tan bien pilladas estaban.
—Hmm… Ethan… —susurró su nombre por puro gusto, tan pero tan derretido que olvidó que estaban así a causa de las esposas que aún sostenía. Habían pasado a un plano tan ínfimo que no notaba ni su tacto. Si fuera un perro por seguro estaría moviendo la cola, en absoluto éxtasis por cada pequeño pico y las palabras que los acompañaban, pero como le tocaba ser felino se conformaba con suspirar, ronronear y tener los ojos achinados hechos un pozo profundo. Aquello era todo lo que había fantaseado y más, y si su corazón acelerado era tan ruidoso para el exterior como lo era para sus oídos, por seguro Ethan podría escucharlo—. Dilo otra vez…
Aquel susurro fue casi tan callado como el sutil chapoteo que generaba la quietud de sus cuerpos, y aunque no podía agachar más las orejas ante lo enamorado y licuado que estaba, se las apañó para hacerlas ver lastimosas cuando el británico paró. Quería comérselo… pero claro. Que estaban bañándose con ropa. Y el grifo seguía echando agua. E Ethan estaba colgando como una sirena que no cabe en su pecera.
—Ah- —se rió—. Voy, voy.
Se incorporó sobre sus rodillas para llegar a sus pies sin salir de la bañera. Ya que estaba soltó las esposas y las dejó en el suelo, las cuales luego taparía con el calzado del chico. Con suerte eso ayudaría a que no se vieran, y por ende, que las olvidasen. Hizo lo mismo con sus calcetines, pero antes de que este maniobrase y se metiera dentro entero las manos de Nohlem subieron hasta su cintura y abrió su pantalón, llevándose por delante parte de la torre de Pissa que estaba construyendo con espuma sin pretenderlo.
—Esto también- ¡sobra! —dió un tirón hacia un lado para bajárselos, ropa interior incluida—. La lavadora está en el cuartillo de la lavadora, no aquí —continuó con una risa, forzándole a levantar el culo para pasar las prendas por sus piernas.
Fue especialmente delicado al llegar a la media compresora de la que ya le había advertido, pero de momento no comentó nada sobre ella y se limitó a observarla con prudencia. Ya le había dicho lo que pensaba sobre sus cicatrices y no le carcomía repetirse, pero… poco a poco. Dejó la ropa y continuó con la suya, haciendo malabares para no salir del agua y que la espuma le hiciera de cortinilla censura (algo tonto cuando ya le había visto pantalón caído, sí, pero uno tenía su pudor), asqueado por el peso de la tela y todo el líquido que había absorvido. Estaba empapadísima, cosa que no se hizo de esperar cuando cayó con un sonoro “SPLOSHF” contra el suelo incluso habiendo exprimido antes.
—Hm, flaquito… Ethan —dijo con un poco más de seriedad. Señaló su pierna con la barbilla—. Sobre eso… ¿vas a mojar la media?
Varias preguntas se acumularon en una: ¿te ayudo?, ¿te la quitas tú solo?, ¿quieres que no mire? pero como ni podía formularlas todas a la vez ni sabía si era correcto hacerlas, se inclinó sobre él para besarle la mejilla con un pequeño ronroneo y quitarle el ya mencionado pétalo del pelo.
—Si quieres me doy la vuelta. Pero- —se mordió la lengua. No quería presionar ni decir nada de más aunque fuera con toda su buena fe—. No me importa. Como tú me digas.
—Ariel, me llamo Ariel.
El trabajo de levantarle estaba siendo inútil y con todo el sentido del mundo: tenía a un chaval cojo atrapado en una postura que imposibilitaría el levantarse a cualquiera (a menos que ese cualquiera fuera flexible como un varmano), el cual por cierto ahora tenía petalitos en el pelo. Iba a decírselo antes de quitarle uno, pero el beso le hizo perder la tarea como un Sims al que le han borrado una acción por otra. Sonrió como lo que era, un tonto.
—No creo que sea bueno que te la bebas…
Pero bien visto si la probaba de sus labios tampoco le importaba que lo hiciera. La temperatura perfecta, el olor y los pequeños gestos hacían que el mundo más allá de los rasgos del moreno desapareciera, incluso con la repetida y horrenda sensación de tener la ropa pegada al cuerpo y la certeza de que en cuanto se levantase se acordaría de todos sus antepasados como ya le había pasado al salir de la piscina. Pero por el momento tenía delante a quien más deseaba, quejarse sería hasta ofensivo. Más si este se empeñaba en hacer trabajar a besos su garganta y todas las venas que ruborizaban sus mejillas, mejillas que tan bien pilladas estaban.
—Hmm… Ethan… —susurró su nombre por puro gusto, tan pero tan derretido que olvidó que estaban así a causa de las esposas que aún sostenía. Habían pasado a un plano tan ínfimo que no notaba ni su tacto. Si fuera un perro por seguro estaría moviendo la cola, en absoluto éxtasis por cada pequeño pico y las palabras que los acompañaban, pero como le tocaba ser felino se conformaba con suspirar, ronronear y tener los ojos achinados hechos un pozo profundo. Aquello era todo lo que había fantaseado y más, y si su corazón acelerado era tan ruidoso para el exterior como lo era para sus oídos, por seguro Ethan podría escucharlo—. Dilo otra vez…
Aquel susurro fue casi tan callado como el sutil chapoteo que generaba la quietud de sus cuerpos, y aunque no podía agachar más las orejas ante lo enamorado y licuado que estaba, se las apañó para hacerlas ver lastimosas cuando el británico paró. Quería comérselo… pero claro. Que estaban bañándose con ropa. Y el grifo seguía echando agua. E Ethan estaba colgando como una sirena que no cabe en su pecera.
—Ah- —se rió—. Voy, voy.
Se incorporó sobre sus rodillas para llegar a sus pies sin salir de la bañera. Ya que estaba soltó las esposas y las dejó en el suelo, las cuales luego taparía con el calzado del chico. Con suerte eso ayudaría a que no se vieran, y por ende, que las olvidasen. Hizo lo mismo con sus calcetines, pero antes de que este maniobrase y se metiera dentro entero las manos de Nohlem subieron hasta su cintura y abrió su pantalón, llevándose por delante parte de la torre de Pissa que estaba construyendo con espuma sin pretenderlo.
—Esto también- ¡sobra! —dió un tirón hacia un lado para bajárselos, ropa interior incluida—. La lavadora está en el cuartillo de la lavadora, no aquí —continuó con una risa, forzándole a levantar el culo para pasar las prendas por sus piernas.
Fue especialmente delicado al llegar a la media compresora de la que ya le había advertido, pero de momento no comentó nada sobre ella y se limitó a observarla con prudencia. Ya le había dicho lo que pensaba sobre sus cicatrices y no le carcomía repetirse, pero… poco a poco. Dejó la ropa y continuó con la suya, haciendo malabares para no salir del agua y que la espuma le hiciera de cortinilla censura (algo tonto cuando ya le había visto pantalón caído, sí, pero uno tenía su pudor), asqueado por el peso de la tela y todo el líquido que había absorvido. Estaba empapadísima, cosa que no se hizo de esperar cuando cayó con un sonoro “SPLOSHF” contra el suelo incluso habiendo exprimido antes.
—Hm, flaquito… Ethan —dijo con un poco más de seriedad. Señaló su pierna con la barbilla—. Sobre eso… ¿vas a mojar la media?
Varias preguntas se acumularon en una: ¿te ayudo?, ¿te la quitas tú solo?, ¿quieres que no mire? pero como ni podía formularlas todas a la vez ni sabía si era correcto hacerlas, se inclinó sobre él para besarle la mejilla con un pequeño ronroneo y quitarle el ya mencionado pétalo del pelo.
—Si quieres me doy la vuelta. Pero- —se mordió la lengua. No quería presionar ni decir nada de más aunque fuera con toda su buena fe—. No me importa. Como tú me digas.
- ♪♫♬:
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)
18/07/23, 10:34 pm
La temperatura de la bañera era idónea. Un calor templado adornado de un aroma a flores, era el ambiente perfecto para dos enamorados tan embelesados como eran ellos. La postura tampoco le llegaba a desagradar, obviamente era preferible estar totalmente dentro del agua, pero ese sitio le regalaba de nuevo vistas a la espalda del felino. Nohlem estaba medio encorvado, quitándole las zapatillas sin darse cuenta de lo bonita que era su nuca, pues a diferencia del moreno él la llevaba descubierta, tersa y cubierta de tiernas pequitas que aún no había probado. El agua sonó en un ligero chapoteo alertando del movimiento del londinense quien se había incorporado para regalarle un beso en la nuca.
Fue corto y tan suave como el contacto de la espuma, a modo de sutil advertencia de lo que pensaba hacer más adelante. Para su desgracia entre esa acción y la posterior del felino, su castillo quedó destruido a cenizas antes siquiera de darle una figura digna.
-¡Oh vamos, no me has dejado ni terminarlo! Que agresiva está la sirenita, esto en Disney no pasaba. -Y como si el destino quisiera remarcar sus palabras, Nohlem tiró, y no solo bajó su pantalón, si no que se llevó con él mismo la poca intimidad que le quedaba. La lengua de Ethan se quedó a medio salir, pues con la broma sin terminar el sonrojo invadió su rostro y le hizo rectificar en sus planes. Una de sus manos se movió por inercia hacía sus partes aún estando protegidas por el agua violeta, hasta que el cerebro empezó a funcionar con más lógica que sorpresa y razono que no tenía porque causarle tanta vergüenza.
Y si bien la timidez inicial por estar los dos compartiendo hasta el último ápice de su piel y el espectáculo del felino intentando quitarse la ropa era una distracción suficientemente agradable… Pronto tenía que llegar EL TEMA. Una mirada rápida a su media sirvió para arrancarle un largo suspiro a sabiendas de que aletargar el tema tampoco ayudaría en nada. La cicatriz no iba a desaparecer por muchas ganas que él tuviera en que lo hiciera y Nohlem estaba siendo todo lo comprensivo que podía con toda esa situación tan delicada.
Sonrió con cierta modestia ante el beso cariñoso, apreciando cada pequeña muestra que le estaba brindando. Tanto las físicas como los intentos verbales donde volvía a ofrecerle cualquier alternativa en la que se sintiera cómodo. En esos instantes no podía quererle más, la dulzura de sus palabras y las sutiles caricias ablandaban las asperezas de unos miedos que tanto tiempo llevaban carcomiendo por dentro. Los noto disminuir con cada nueva pulsación de su corazón que iba dedicada al pelirrojo, y si bien era aún muy pronto como para que desaparecieran, era un buen inicio a que se atreviera a intentarlo.
-Esta bien, quiero decir que no hace falta que te alejes ni nada raro. Puedes mirar cuanto quieras y si ves que no quieres, también eres libre de no hacerlo. -Era consciente de que volvía a repetirse como un disco rayado y de que seguramente, si volviera a preguntarle, volvería a dar vueltas en las dos mismas notas, pero no podía evitarlo. Era en esa forma de excusarse donde encontraba cierto alivio a su propia culpabilidad.
Ya sin impedimentos, el joven britanico apoyó ambas manos en la superficie de la bañera, sirviéndose de ellas para desplazarse lo suficientemente hacía atrás como para que pudiera meter ambas piernas dentro del agua. No le importaba mojar la media ya que se secaría más tarde y el quitarsela cubierta de espuma le daba una privacidad inicial que solo podía agradecer. Desde el lado del felino apenas se lograría discernir nada, no porque lo estuviera escondiendo aposta (Que un poco sí) si no que, al estar en la parte exterior de la pierna quedaba completamente contraría al mismo. Término de quitarsela tirando durante breve tiempo por lo pegada que estaba y una vez fuera la dejó caer junto al montón de ropa.
-Yo… si es contigo está bien. -Ante las dudas volvió a mirarlo con una sonrisa que denotaba la seguridad que quizá le faltaban en sus palabras. -A mi no es que me guste mucho peroooooo… Ahora pienso que es como un gran trueno y oye, hasta mola. ¿No?
El mote le había gustado tanto que, verlas así era una manera definitivamente más adorable. Eran como relámpagos, una sonrisa tímida se le escapó al pronunciarlo en su mente.
Precisamente como agradecimiento mudo se giró hacía Nohlem para darle otro beso, en el que sus manos se quedaron apoyadas en pecho ajeno y poco a poco, a medida que dejaba su lengua juguetear sin mayores pretensiones le fue empujando hacía la pared más alejada. Una de las que había en vertical. Bien podría intuir por la suavidad y el ritmo lento pero burlón que Ethan iba a alargar ese momento, pensamiento bastante lejos de la realidad. Pues una vez le tuvo recostado se separó con la misma sonrisa cortada en el otro. Le costaba acostumbrarse a esta nueva cotidianidad, aunque no negaba que le encantaba.
-Ahora si me permites quiero poder reconstruir mi lastimoso castillo.
Comentó mientras le daba la espada para así tumbarse sobre él, escurriéndose lo suficiente como para que su cabeza quedara apoyada en uno de sus hombros, cercana al pecho. Una ligera risa decoró sus labios a tiempo de tomar una de las manos del felino con la suya, entrelazando los dedos bajo el agua antes de sacarla a flote para dedicarle un besito.
-Puaj, espuma! Pff pensaba que sabría igual de bien que tu boca. -Esto último lo dijo un tanto burlón, como quien estaba allanando terreno para una broma más elaborada. -Aunque ya veo que mejor dejar de probar, que te me emocionas muy rápido.
Otras risas acompañaron a las anteriores, disfrutando indiferente de aquel bulto sospechoso que notaba en su baja espalda de la comodidad que le brindaba esa postura. Estar piel con piel en esa situación era placentero, pero de una forma diferente a la pasional. Era íntimo, cotidiano, no podía más que querer guardar ese momento en su mente como un logro mayor incluso que el haber roto la barrera privada con anterioridad. Su pierna magullada estaba prácticamente oculta bajo el agua con una rodilla que a diferencia de la derecha apenas se veía asomar de entre tanta espuma, por el contrario la otra estaba acomodada, bastante contraída en comparativa. Su melena se esparcía sobre el hombro de Nohlem, permitiendo que los mechones más largos empiecen a mojarse y su mano libre viajó al pecho, donde la dejó descansar encima de la que tenía secuestrada.
Estaba calmado, muy calmado, tanto que hasta se le había olvidado seguir con su construcción. Ahora mismo lo único que deseaba era permanecer para siempre en aquella posición, escuchando en silencio los ronroneos tan melodiosos de su compañero.
Fue corto y tan suave como el contacto de la espuma, a modo de sutil advertencia de lo que pensaba hacer más adelante. Para su desgracia entre esa acción y la posterior del felino, su castillo quedó destruido a cenizas antes siquiera de darle una figura digna.
-¡Oh vamos, no me has dejado ni terminarlo! Que agresiva está la sirenita, esto en Disney no pasaba. -Y como si el destino quisiera remarcar sus palabras, Nohlem tiró, y no solo bajó su pantalón, si no que se llevó con él mismo la poca intimidad que le quedaba. La lengua de Ethan se quedó a medio salir, pues con la broma sin terminar el sonrojo invadió su rostro y le hizo rectificar en sus planes. Una de sus manos se movió por inercia hacía sus partes aún estando protegidas por el agua violeta, hasta que el cerebro empezó a funcionar con más lógica que sorpresa y razono que no tenía porque causarle tanta vergüenza.
Y si bien la timidez inicial por estar los dos compartiendo hasta el último ápice de su piel y el espectáculo del felino intentando quitarse la ropa era una distracción suficientemente agradable… Pronto tenía que llegar EL TEMA. Una mirada rápida a su media sirvió para arrancarle un largo suspiro a sabiendas de que aletargar el tema tampoco ayudaría en nada. La cicatriz no iba a desaparecer por muchas ganas que él tuviera en que lo hiciera y Nohlem estaba siendo todo lo comprensivo que podía con toda esa situación tan delicada.
Sonrió con cierta modestia ante el beso cariñoso, apreciando cada pequeña muestra que le estaba brindando. Tanto las físicas como los intentos verbales donde volvía a ofrecerle cualquier alternativa en la que se sintiera cómodo. En esos instantes no podía quererle más, la dulzura de sus palabras y las sutiles caricias ablandaban las asperezas de unos miedos que tanto tiempo llevaban carcomiendo por dentro. Los noto disminuir con cada nueva pulsación de su corazón que iba dedicada al pelirrojo, y si bien era aún muy pronto como para que desaparecieran, era un buen inicio a que se atreviera a intentarlo.
-Esta bien, quiero decir que no hace falta que te alejes ni nada raro. Puedes mirar cuanto quieras y si ves que no quieres, también eres libre de no hacerlo. -Era consciente de que volvía a repetirse como un disco rayado y de que seguramente, si volviera a preguntarle, volvería a dar vueltas en las dos mismas notas, pero no podía evitarlo. Era en esa forma de excusarse donde encontraba cierto alivio a su propia culpabilidad.
Ya sin impedimentos, el joven britanico apoyó ambas manos en la superficie de la bañera, sirviéndose de ellas para desplazarse lo suficientemente hacía atrás como para que pudiera meter ambas piernas dentro del agua. No le importaba mojar la media ya que se secaría más tarde y el quitarsela cubierta de espuma le daba una privacidad inicial que solo podía agradecer. Desde el lado del felino apenas se lograría discernir nada, no porque lo estuviera escondiendo aposta (Que un poco sí) si no que, al estar en la parte exterior de la pierna quedaba completamente contraría al mismo. Término de quitarsela tirando durante breve tiempo por lo pegada que estaba y una vez fuera la dejó caer junto al montón de ropa.
-Yo… si es contigo está bien. -Ante las dudas volvió a mirarlo con una sonrisa que denotaba la seguridad que quizá le faltaban en sus palabras. -A mi no es que me guste mucho peroooooo… Ahora pienso que es como un gran trueno y oye, hasta mola. ¿No?
El mote le había gustado tanto que, verlas así era una manera definitivamente más adorable. Eran como relámpagos, una sonrisa tímida se le escapó al pronunciarlo en su mente.
Precisamente como agradecimiento mudo se giró hacía Nohlem para darle otro beso, en el que sus manos se quedaron apoyadas en pecho ajeno y poco a poco, a medida que dejaba su lengua juguetear sin mayores pretensiones le fue empujando hacía la pared más alejada. Una de las que había en vertical. Bien podría intuir por la suavidad y el ritmo lento pero burlón que Ethan iba a alargar ese momento, pensamiento bastante lejos de la realidad. Pues una vez le tuvo recostado se separó con la misma sonrisa cortada en el otro. Le costaba acostumbrarse a esta nueva cotidianidad, aunque no negaba que le encantaba.
-Ahora si me permites quiero poder reconstruir mi lastimoso castillo.
Comentó mientras le daba la espada para así tumbarse sobre él, escurriéndose lo suficiente como para que su cabeza quedara apoyada en uno de sus hombros, cercana al pecho. Una ligera risa decoró sus labios a tiempo de tomar una de las manos del felino con la suya, entrelazando los dedos bajo el agua antes de sacarla a flote para dedicarle un besito.
-Puaj, espuma! Pff pensaba que sabría igual de bien que tu boca. -Esto último lo dijo un tanto burlón, como quien estaba allanando terreno para una broma más elaborada. -Aunque ya veo que mejor dejar de probar, que te me emocionas muy rápido.
Otras risas acompañaron a las anteriores, disfrutando indiferente de aquel bulto sospechoso que notaba en su baja espalda de la comodidad que le brindaba esa postura. Estar piel con piel en esa situación era placentero, pero de una forma diferente a la pasional. Era íntimo, cotidiano, no podía más que querer guardar ese momento en su mente como un logro mayor incluso que el haber roto la barrera privada con anterioridad. Su pierna magullada estaba prácticamente oculta bajo el agua con una rodilla que a diferencia de la derecha apenas se veía asomar de entre tanta espuma, por el contrario la otra estaba acomodada, bastante contraída en comparativa. Su melena se esparcía sobre el hombro de Nohlem, permitiendo que los mechones más largos empiecen a mojarse y su mano libre viajó al pecho, donde la dejó descansar encima de la que tenía secuestrada.
Estaba calmado, muy calmado, tanto que hasta se le había olvidado seguir con su construcción. Ahora mismo lo único que deseaba era permanecer para siempre en aquella posición, escuchando en silencio los ronroneos tan melodiosos de su compañero.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)
22/07/23, 09:08 pm
—No me voy a asustar —aseguró en un tono aún suave, pues no quería verse insistente de ninguna manera. Si Ethan estaba siendo tan cauteloso con aquella cicatriz sería por algo. No es que el varmano la esperase exactamente preciosa pero al menos era consciente de ello.
Su curiosidad le hizo cotillear por encima del hombro del británico, pero igual que había pasado al desvestirse no consiguió ver nada gracias al agua teñida y la espuma. Al final no tenía elección, pero lo último que haría sería quejarse por ello. Cuando Ethan miró en su dirección no escondió a donde habían estado apuntando sus ojos, el punto sumergido del que había sacado la media, pero de igual forma no tardó en encontrarse con su mirada y sonreír con la confianza que a él parecía faltarle. Cuando le citó miró a un lado con un leve rubor alegre.
—Pues claro. Los relámpagos a veces dan bastante miedo, pero anda que no son bonitos también.
Recibió el beso con un pequeño ronroneo, algo cohibido por la fina capa de incertidumbre ante algo tan delicado, olvidando y comprendiendo en cada roce que no pasaba nada y todo estaba en orden. No solo se dejó guiar, sino que ayudó a que el camino lo hicieran juntos rodeándole con los brazos según su ronroneo iba increscendo, como un fuego humilde al que han alimentado con papel. El suspiro que profirió al separar sus labios fue tan denso como evidente, y el motivo por el que no le pedía inmediatamente un segundo es por la certeza de que este no tardaría en llegar. Solo tenía que buscarlo. Ya no es como si fuera a perder a Ethan por querer besarlo.
—¿Eso era un castillo? —replicó burlón al caer, POR FIN, de donde había venido la queja que tan casualmente había ignorado antes—. Perdona que te lo diga pero las burbujas no son lo tuyo… limítate al origami mejor.
Y con una pequeña risa le dio un beso en la frente, a la altura perfecta para ello, antes de apoyar la mejilla en su pelo y hundirse con él un poco más en el agua. Sin embargo, o le había contagiado al británico su nula capacidad de atención o pensaba montar el “castillo” usando su mano como herramienta, y visto lo visto, era lo primero. Frunció el ceño, negando con una exhalación burlona.
“Eres un punto”, pensó, y se lo habría dicho junto la pregunta a qué es lo que esperaba (“¿que sepa a nube de azúcar?”), pero la puyita destrozó todas sus defensas, haciéndole esconder rápidamente vientre como si así pudiera disimular la aún tímida rigidez que había más abajo. En un intento más consciente echó la cintura para atrás los pocos centímetros que podía al estar arrinconado entre él y la pared.
—¡Eh! No es- ¡no es culpa mía! —y entre risas avergonzadas le salpicó con la mano libre—. ¡Lo siento por tener sangre en el cuerpo y reaccionar a que el chico más guapo después de Brad pitt esté pegado a mi desnudo! ¡Querrás que esté hecho de piedra! —y antes de que aquello sirviera como combustible para un segundo chiste, Nohlem le estrujó con fuerza, escurriéndose más en el agua con él apresado mientras le daba otro sonoro beso en la cabeza—. A lo mejor es que no te gusto tanto y por eso eres inmune a mis encantos…
Y para comprobar lo que decía, esa misma mano se deslizó como una serpiente sobre la piel del moreno. Al llegar al hueso de la pelvis se movió más lento, yendo al interior de su pierna en busca de algo que no llegó a encontrar, pues se conformó con apretarle el muslo. Solo quería agitarle.
—Será eso, será… —susurró con una risa exhalada, mirando al techo en un ratito de paz en el que posó la mano inocentemente sobre su cintura. No es que durase mucho ahí, ya que con un “hm” la alzó para mirar la hora y algo más. Si era madrugada… significaba que habrían empezado a salir “mañana”. Eso removió las mariposas en su estómago—. Flaco —pronunció suavemente. A diferencia su corazón daba fuertes “pum”—. Somos novios, ¿verdad?
(ser un punto= ser muy inocente/lelo)
Su curiosidad le hizo cotillear por encima del hombro del británico, pero igual que había pasado al desvestirse no consiguió ver nada gracias al agua teñida y la espuma. Al final no tenía elección, pero lo último que haría sería quejarse por ello. Cuando Ethan miró en su dirección no escondió a donde habían estado apuntando sus ojos, el punto sumergido del que había sacado la media, pero de igual forma no tardó en encontrarse con su mirada y sonreír con la confianza que a él parecía faltarle. Cuando le citó miró a un lado con un leve rubor alegre.
—Pues claro. Los relámpagos a veces dan bastante miedo, pero anda que no son bonitos también.
Recibió el beso con un pequeño ronroneo, algo cohibido por la fina capa de incertidumbre ante algo tan delicado, olvidando y comprendiendo en cada roce que no pasaba nada y todo estaba en orden. No solo se dejó guiar, sino que ayudó a que el camino lo hicieran juntos rodeándole con los brazos según su ronroneo iba increscendo, como un fuego humilde al que han alimentado con papel. El suspiro que profirió al separar sus labios fue tan denso como evidente, y el motivo por el que no le pedía inmediatamente un segundo es por la certeza de que este no tardaría en llegar. Solo tenía que buscarlo. Ya no es como si fuera a perder a Ethan por querer besarlo.
—¿Eso era un castillo? —replicó burlón al caer, POR FIN, de donde había venido la queja que tan casualmente había ignorado antes—. Perdona que te lo diga pero las burbujas no son lo tuyo… limítate al origami mejor.
Y con una pequeña risa le dio un beso en la frente, a la altura perfecta para ello, antes de apoyar la mejilla en su pelo y hundirse con él un poco más en el agua. Sin embargo, o le había contagiado al británico su nula capacidad de atención o pensaba montar el “castillo” usando su mano como herramienta, y visto lo visto, era lo primero. Frunció el ceño, negando con una exhalación burlona.
“Eres un punto”, pensó, y se lo habría dicho junto la pregunta a qué es lo que esperaba (“¿que sepa a nube de azúcar?”), pero la puyita destrozó todas sus defensas, haciéndole esconder rápidamente vientre como si así pudiera disimular la aún tímida rigidez que había más abajo. En un intento más consciente echó la cintura para atrás los pocos centímetros que podía al estar arrinconado entre él y la pared.
—¡Eh! No es- ¡no es culpa mía! —y entre risas avergonzadas le salpicó con la mano libre—. ¡Lo siento por tener sangre en el cuerpo y reaccionar a que el chico más guapo después de Brad pitt esté pegado a mi desnudo! ¡Querrás que esté hecho de piedra! —y antes de que aquello sirviera como combustible para un segundo chiste, Nohlem le estrujó con fuerza, escurriéndose más en el agua con él apresado mientras le daba otro sonoro beso en la cabeza—. A lo mejor es que no te gusto tanto y por eso eres inmune a mis encantos…
Y para comprobar lo que decía, esa misma mano se deslizó como una serpiente sobre la piel del moreno. Al llegar al hueso de la pelvis se movió más lento, yendo al interior de su pierna en busca de algo que no llegó a encontrar, pues se conformó con apretarle el muslo. Solo quería agitarle.
—Será eso, será… —susurró con una risa exhalada, mirando al techo en un ratito de paz en el que posó la mano inocentemente sobre su cintura. No es que durase mucho ahí, ya que con un “hm” la alzó para mirar la hora y algo más. Si era madrugada… significaba que habrían empezado a salir “mañana”. Eso removió las mariposas en su estómago—. Flaco —pronunció suavemente. A diferencia su corazón daba fuertes “pum”—. Somos novios, ¿verdad?
(ser un punto= ser muy inocente/lelo)
- ♪♫♬:
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)
25/07/23, 07:51 pm
Las pequeñas ondas del agua le calmaban casi tanto como la voz de Nohlem a su espalda, perdido como estaba en el chapoteo suave y rítmico de unas olas que iba provocando con su mano libre. El ambiente le traía paz, allí donde podía dejar su cicatriz expuesta pero a la vez protegida entre la espuma y allí donde encontraba confort en las dulces palabras y gestos que el felino le dedicaba. Tanto así que decidió pasar por alto su pobre insulto a un castillo que en su cabeza estaba siendo espectacular.
-¿Brad Pitt? ¿En serio, eres tan básico como para tener a Brad Pitt de número uno? -Negó con la cabeza, imitando con ofensa falsa que le había herido al orgullo aunque una ligera risa pronto le dejó en evidencia en una mezcla de inocencia y vergüenza a partes iguales. El varmano acababa de hacerle demasiado autoconsciente de la situación y si bien era relajante, notaba el rubor regresar a su piel en parches desiguales. Invadiendo sus mejillas como de costumbre pero buscando las zonas donde el contacto entre ambos fuera más cercano, como en los hombros o incluso en el calor de la mano que aún le sostenía.
Culpable fue precisamente la otra, que libre se adentro en unas formas peligrosas provocando que Ethan contuviera el aire ante el peligro inminente. Todo su cuerpo se tenso presa de una expectación que temía volver sonora y cuando el apretón se hizo notorio un cosquilleo recorrió toda su columna, acabando de liberarse a través de sus labios en un suspiro largo. Joder, quizá era el ambiente ya humedo pero tenía la mente espesa. ¿Era muy irónico querer esa tranquilidad y a la vez estar tan cerca de tirarla por la borda para exigir más de esas caricias? La balanza estaba tan equilibrada como rota, y si se acabo decantando hacía el lado de calma fue porque para lo otro solo tendría que esperar.
-Te respondería algo acorde como que no eres taan daddy como Gong Yoo, pero me estas volviendo loco por segundos así que porfa, las manos tranquilitas. -Y si bien no era estrictamente una orden, sonaba más bien como un ruego, una plegaría de que si continuaba así se verían ambos atrapados en una ¨felicidad excesiva¨ durante el baño.
Para su suerte Nohlem recuperó una postura relajada y su mano culpable quedó descansando en buen sitio lo que fueron… 10 segundos? Ethan ya tenía la mueca preparada para emitir una queja cuando la pregunta de su compañero le cortó todo intento de habla.¿Claro que lo eran, no? Habían jugado a ser una pareja desde que salieron del escritorio y aún así, el que lo preguntara directamente en voz alta volvía a dejarle tan cortado como la primera vez que habían hablado del tema. Comenzó a trazar sutiles caricias con la yema del pulgar sobre el dorso del pelirrojo presa de una ilusión renovada que se le escapaba hasta en los pequeños gestos. Su rostro volvía a tener una sonrisita tonta y si bien sentía la necesidad imperiosa de recolocarse el pelo usó su mano libre para sumergirla en el agua formando un OK con la misma.
Todo para al sacarla y soplar a través de abertura circular empezarán a surgir pompas irregulares de la misma. Una actividad simple que le tranquilizaba entre tanto nerviosismo.
-Claro que lo somos. Bueno, quiero decir, si tu quieres. Yo obviamente quiero. -Repitió el mismo gesto que antes, inclinándose esta vez sobre el felino para que al crear las burbujas en vez de ir al frente fueran hacía arriba. Flotando sobre sus cabecitas hasta que la propia gravedad las hiciera explotar entre su cabello. Una tímida risa acompañó cuando una acabo rota sobre su propia nariz aunque ya no sabía si reía por las pompas o por lo feliz que estaba. -¡Pff yo llevo queriendo salir contigo mucho ya! Aunque no se que quieres hacer con todo esto, yo lo tengo facilito… pero tu… no sé, no sé. No me importa amoldarme, ya sabes.
Dejó morir la pequeña membrana de agua que contenía entre sus dedos para poderlos usar de conteo y con una voz que conservaba la alegría y cierta picardía siguió hablando.
-Me refiero a si lo quieres hacer público o algo, a mi no me gustaría tampoco estar entre las sombras peroooo -Levantó el índice para empezar la cuenta. -1. No veo a tu madre muy aliada, 2. Creo que si lo dices en redes van a querer matarme tu séquito de tias locas, 3. Como el rumor se extienda por la uni va a arder troya y 4. A ver quien cojones va a decírselo a Connor.
Para cuando terminó dejó durante unos segundos los dedos levantados como para remarcar su apunte, bajándola al poco para buscar la otra de Nohlem en una especie de secuestro doble donde quiso forzar a que los brazos del joven le rodearan el pecho, en un abrazo autoimpuesto. Él seguía con los mismos ánimos pues, siendo sinceros, la situación le parecía más hilarante y divertida que preocupante.
-Si es que me he ido a enamorar del popu del campus, ya me vale.
-¿Brad Pitt? ¿En serio, eres tan básico como para tener a Brad Pitt de número uno? -Negó con la cabeza, imitando con ofensa falsa que le había herido al orgullo aunque una ligera risa pronto le dejó en evidencia en una mezcla de inocencia y vergüenza a partes iguales. El varmano acababa de hacerle demasiado autoconsciente de la situación y si bien era relajante, notaba el rubor regresar a su piel en parches desiguales. Invadiendo sus mejillas como de costumbre pero buscando las zonas donde el contacto entre ambos fuera más cercano, como en los hombros o incluso en el calor de la mano que aún le sostenía.
Culpable fue precisamente la otra, que libre se adentro en unas formas peligrosas provocando que Ethan contuviera el aire ante el peligro inminente. Todo su cuerpo se tenso presa de una expectación que temía volver sonora y cuando el apretón se hizo notorio un cosquilleo recorrió toda su columna, acabando de liberarse a través de sus labios en un suspiro largo. Joder, quizá era el ambiente ya humedo pero tenía la mente espesa. ¿Era muy irónico querer esa tranquilidad y a la vez estar tan cerca de tirarla por la borda para exigir más de esas caricias? La balanza estaba tan equilibrada como rota, y si se acabo decantando hacía el lado de calma fue porque para lo otro solo tendría que esperar.
-Te respondería algo acorde como que no eres taan daddy como Gong Yoo, pero me estas volviendo loco por segundos así que porfa, las manos tranquilitas. -Y si bien no era estrictamente una orden, sonaba más bien como un ruego, una plegaría de que si continuaba así se verían ambos atrapados en una ¨felicidad excesiva¨ durante el baño.
Para su suerte Nohlem recuperó una postura relajada y su mano culpable quedó descansando en buen sitio lo que fueron… 10 segundos? Ethan ya tenía la mueca preparada para emitir una queja cuando la pregunta de su compañero le cortó todo intento de habla.¿Claro que lo eran, no? Habían jugado a ser una pareja desde que salieron del escritorio y aún así, el que lo preguntara directamente en voz alta volvía a dejarle tan cortado como la primera vez que habían hablado del tema. Comenzó a trazar sutiles caricias con la yema del pulgar sobre el dorso del pelirrojo presa de una ilusión renovada que se le escapaba hasta en los pequeños gestos. Su rostro volvía a tener una sonrisita tonta y si bien sentía la necesidad imperiosa de recolocarse el pelo usó su mano libre para sumergirla en el agua formando un OK con la misma.
Todo para al sacarla y soplar a través de abertura circular empezarán a surgir pompas irregulares de la misma. Una actividad simple que le tranquilizaba entre tanto nerviosismo.
-Claro que lo somos. Bueno, quiero decir, si tu quieres. Yo obviamente quiero. -Repitió el mismo gesto que antes, inclinándose esta vez sobre el felino para que al crear las burbujas en vez de ir al frente fueran hacía arriba. Flotando sobre sus cabecitas hasta que la propia gravedad las hiciera explotar entre su cabello. Una tímida risa acompañó cuando una acabo rota sobre su propia nariz aunque ya no sabía si reía por las pompas o por lo feliz que estaba. -¡Pff yo llevo queriendo salir contigo mucho ya! Aunque no se que quieres hacer con todo esto, yo lo tengo facilito… pero tu… no sé, no sé. No me importa amoldarme, ya sabes.
Dejó morir la pequeña membrana de agua que contenía entre sus dedos para poderlos usar de conteo y con una voz que conservaba la alegría y cierta picardía siguió hablando.
-Me refiero a si lo quieres hacer público o algo, a mi no me gustaría tampoco estar entre las sombras peroooo -Levantó el índice para empezar la cuenta. -1. No veo a tu madre muy aliada, 2. Creo que si lo dices en redes van a querer matarme tu séquito de tias locas, 3. Como el rumor se extienda por la uni va a arder troya y 4. A ver quien cojones va a decírselo a Connor.
Para cuando terminó dejó durante unos segundos los dedos levantados como para remarcar su apunte, bajándola al poco para buscar la otra de Nohlem en una especie de secuestro doble donde quiso forzar a que los brazos del joven le rodearan el pecho, en un abrazo autoimpuesto. Él seguía con los mismos ánimos pues, siendo sinceros, la situación le parecía más hilarante y divertida que preocupante.
-Si es que me he ido a enamorar del popu del campus, ya me vale.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)
26/07/23, 06:22 pm
—No soy básico, tengo ojos en la cara, Brad Pitt está buenísimo. Podría ser mi padre pero está buenísimo.
¿Cuántos años tenía el tío, 40? ¿45? (nota de autora: 59). Ya quisiera cualquiera estar así de bien. No le venía a la cabeza quien era el tal Gong Yoo y antes de hacer una broma racista mejor callar, pero es que ni queriendo habría podido hacerla. La tensión de Ethan, el suspiro, sus palabras… a la mierda el asiático ese quien fuera, le había ganado. Tuvo ganas de ser un capullo y seguir provocándole, era un peligro inminente para el moreno y sería evidente por la forma en la que sus ronroneos se intensificaron, un sonido que reverberaría en sus oídos gracias a la cercanía y la manera en la que estaba tumbado sobre él, pero no. Nohlem era bueno, sobre todo porque tras la pregunta que había hecho solo podía ser un cachorrito inocente a la espera de palabras suaves. Aunque bueno, las burbujas también valían.
El colchón que estaba usando Ethan (es decir, su pecho) se deshinchó en un suspiro silencioso mientras observaba bailar los colores del agua con jabón por encima de su cabeza y reproducía como un tonto aquel “claro que los somos”. Aquello tenía que ser lo más parecido a estar sobre una nube que podía encontrarse uno.
—Claro… —repitió de forma involuntaria, atolondrado—. Hace mucho no tengo… pareja. Me alegra que seas tú quien me rompa la rutina.
Notaba sus propios silencios, pues le hacían ser más consciente del duro tamborileo en su pecho y de todas esas palabras que quería elegir a la perfección. No ayudaba que el medio japonés sumase cada vez más y más, derritiendo el mínimo esfuerzo por estar a la altura y expresarse de una manera tan pura como lo que sentía. Sus puñeteros ronroneos no paraban, y se preguntó como sonaría si intentaba acallarlos hinchándose el buche de agua. ¿A lo mejor parecía que estaba haciendo gárgaras? Entre las ocurrencias y la alegría compartida el varmano se rió con él.
—Seguro que no tanto como yo —respondió al tiempo que llevaban queriendo estar con el otro, no porque lo creyera de verdad, sino como anzuelo para poder oír lo contrario y deleitarse en aquel juego del “yo más”. Oye, y si de verdad Ethan llevaba más tiempo colgado por él que alrevés podía marcarse una victoria como buen capullo ligón que era—. Yo buscaba un tío bueno y me quedé por un trozo de pan.
De nuevo el silencio para seleccionar bien que decir fue margen a que Ethan siguiera hablando, y mejor, porque solo con lo del principio creyó que se refería a que tipo de relación querían llevar: abierta, cerrada, flexible de viernes a domingo... No es que a Nohlem le importara perder su “libertad”, de hecho ahora mismo no quería otra cosa que ser tan exclusivo como el puto Bloodborne para la PS4, pero el chico iba por otro lado y no tendría que tirarse tan pronto a firmar una monogamia a la que, aún dispuesto, no acostumbraba.
—¡Ah! Bueno, la verdad… —tragó saliva y se sumergió otro par de centímetros, con los ojos algo más abiertos por los nervios ante la mención de su madre. Joder, entre su hermana sáfica y él bien marica, eso de darle nietos iba a ser tremenda risa—. No, la verdad es que no es muy aliada, pero… Bueno, a ver, ella no- ella no tiene porqué saberlo aún. Y a mi séquito de tías locas que le den por saco, vamos, si alguna te dice algo las funo yo mismo —con aquello último le ardió la garganta en una rabia ficticia. ¿En serio podía pasar eso? Una risa interrumpió su tren de pensamiento—. Pero oye, yo no tengo ningún séquito de tías locas… Tengo muchachas y muchachos y muchaches muy amables muy majes. Tan variados como los pollitos que te siguen por el campus.
Se rió otro poco más, cada vez menos convencido por los “problemas” que enlistaba Ethan. Lo de su madre era lo peor, sí, pero de ahí solo bajaban en intensidad. Y con lo mosca que estaba con Connor el último punto era irrisorio.
—Tío, que cotilleen lo que les de la gana, ¿en serio importa? ¿Qué van a decir? Qué puede durar el interés, ¿un día? Y a Connor que le den más por culo aún, que para ser bi bien que parece un puto hetero-básico a veces. No homo bro sus muertos. Que se hubiera dejado querer, carajo.
No dejó que su seguridad flaquease a pesar de que a medida que decía aquello recordó el audio, ese fatídico audio del pelirrosa que a saber que coño contenía. El mismo nervio que le abordó cuando el británico le hizo pensar en su queridísima madre volvió mordiendo con fuerza cuando él mismo mentó al idiota de su amigo. Menos mal que entre dejarse manejar como un muñeco gigante y soltar las carcajadas residuo tuvo margen a que no se notase su mutis, tan diferente y pesada a las veces anteriores. Ahora no pensaba en palabras lindas, solo en como desquitarse de ese agobio repentino.
Lo bueno es que la respuesta la tenía a medio palmo de narices: ese chico lleno de tatuajes que estaba recostado encima suya, quien tenía sus brazos apresados y el pelo color azabache salpicado en espuma y pétalos de flores. Tendría que preocuparse otro. A él ya le había pasado su turno.
—Ya, bueno, y yo de la mamá pato. Que shock para tus patitos. Te creen un santo y resulta que te va la marcha varmana… —el abrazo dejó de ser autoimpuesto, pues le estrujó una segunda vez a petición del bailoteo que marcaba su corazón—. Pero ya en serio, Ethan, si prefieres… Si prefieres no lo hago público. A ver, es que-…
No se veía capaz de mantenerlo a escondidas. No que le debiera un texto explicativo a sus seguidores en Instagram sobre quien era su pareja y porqué, no era ni tan famoso ni tan egocéntrico, además sus relaciones con follamigos no eran nada más que eso y no se debían siquiera ese trato personal. Lo que él quería era subir fotos juntos sin miedo a ninguna de las cosas que Ethan había mencionado. Solo buscaba que fueran una pareja normal.
—No quiero que te caiga mierda por mi culpa, pero… no sé, si tenemos una cita me gustaría poder... decirlo. No sé, tenerlo en mi galería, hacernos fotos con filtros raros para las stories… —bien sabido era lo enganchado que estaba a las redes, y puede que fuera una gilipollez pero esas cosas cotidianas le hacían ilusión—. Puedo hacerme una cuenta candado sino... Oye, en el fondo me encantaría funar a alguien si van a por ti, ¿eh? Y más aún fardar del pedazo novio que tengo. —dijo cerca de su oído, con un tono zorruno de los suyos. No conforme con esto le propinó un pequeño mordisco en la oreja, seguido de un tierno beso para compensar.
>>Estoy a tu orden, flaco. Y no te digo de mandarle una selfie ahora mismo a Connor porque lo mismo aparece con un hacha por la puerta para matarnos. Subnormal.
¿Cuántos años tenía el tío, 40? ¿45? (nota de autora: 59). Ya quisiera cualquiera estar así de bien. No le venía a la cabeza quien era el tal Gong Yoo y antes de hacer una broma racista mejor callar, pero es que ni queriendo habría podido hacerla. La tensión de Ethan, el suspiro, sus palabras… a la mierda el asiático ese quien fuera, le había ganado. Tuvo ganas de ser un capullo y seguir provocándole, era un peligro inminente para el moreno y sería evidente por la forma en la que sus ronroneos se intensificaron, un sonido que reverberaría en sus oídos gracias a la cercanía y la manera en la que estaba tumbado sobre él, pero no. Nohlem era bueno, sobre todo porque tras la pregunta que había hecho solo podía ser un cachorrito inocente a la espera de palabras suaves. Aunque bueno, las burbujas también valían.
El colchón que estaba usando Ethan (es decir, su pecho) se deshinchó en un suspiro silencioso mientras observaba bailar los colores del agua con jabón por encima de su cabeza y reproducía como un tonto aquel “claro que los somos”. Aquello tenía que ser lo más parecido a estar sobre una nube que podía encontrarse uno.
—Claro… —repitió de forma involuntaria, atolondrado—. Hace mucho no tengo… pareja. Me alegra que seas tú quien me rompa la rutina.
Notaba sus propios silencios, pues le hacían ser más consciente del duro tamborileo en su pecho y de todas esas palabras que quería elegir a la perfección. No ayudaba que el medio japonés sumase cada vez más y más, derritiendo el mínimo esfuerzo por estar a la altura y expresarse de una manera tan pura como lo que sentía. Sus puñeteros ronroneos no paraban, y se preguntó como sonaría si intentaba acallarlos hinchándose el buche de agua. ¿A lo mejor parecía que estaba haciendo gárgaras? Entre las ocurrencias y la alegría compartida el varmano se rió con él.
—Seguro que no tanto como yo —respondió al tiempo que llevaban queriendo estar con el otro, no porque lo creyera de verdad, sino como anzuelo para poder oír lo contrario y deleitarse en aquel juego del “yo más”. Oye, y si de verdad Ethan llevaba más tiempo colgado por él que alrevés podía marcarse una victoria como buen capullo ligón que era—. Yo buscaba un tío bueno y me quedé por un trozo de pan.
De nuevo el silencio para seleccionar bien que decir fue margen a que Ethan siguiera hablando, y mejor, porque solo con lo del principio creyó que se refería a que tipo de relación querían llevar: abierta, cerrada, flexible de viernes a domingo... No es que a Nohlem le importara perder su “libertad”, de hecho ahora mismo no quería otra cosa que ser tan exclusivo como el puto Bloodborne para la PS4, pero el chico iba por otro lado y no tendría que tirarse tan pronto a firmar una monogamia a la que, aún dispuesto, no acostumbraba.
—¡Ah! Bueno, la verdad… —tragó saliva y se sumergió otro par de centímetros, con los ojos algo más abiertos por los nervios ante la mención de su madre. Joder, entre su hermana sáfica y él bien marica, eso de darle nietos iba a ser tremenda risa—. No, la verdad es que no es muy aliada, pero… Bueno, a ver, ella no- ella no tiene porqué saberlo aún. Y a mi séquito de tías locas que le den por saco, vamos, si alguna te dice algo las funo yo mismo —con aquello último le ardió la garganta en una rabia ficticia. ¿En serio podía pasar eso? Una risa interrumpió su tren de pensamiento—. Pero oye, yo no tengo ningún séquito de tías locas… Tengo muchachas y muchachos y muchaches muy amables muy majes. Tan variados como los pollitos que te siguen por el campus.
Se rió otro poco más, cada vez menos convencido por los “problemas” que enlistaba Ethan. Lo de su madre era lo peor, sí, pero de ahí solo bajaban en intensidad. Y con lo mosca que estaba con Connor el último punto era irrisorio.
—Tío, que cotilleen lo que les de la gana, ¿en serio importa? ¿Qué van a decir? Qué puede durar el interés, ¿un día? Y a Connor que le den más por culo aún, que para ser bi bien que parece un puto hetero-básico a veces. No homo bro sus muertos. Que se hubiera dejado querer, carajo.
No dejó que su seguridad flaquease a pesar de que a medida que decía aquello recordó el audio, ese fatídico audio del pelirrosa que a saber que coño contenía. El mismo nervio que le abordó cuando el británico le hizo pensar en su queridísima madre volvió mordiendo con fuerza cuando él mismo mentó al idiota de su amigo. Menos mal que entre dejarse manejar como un muñeco gigante y soltar las carcajadas residuo tuvo margen a que no se notase su mutis, tan diferente y pesada a las veces anteriores. Ahora no pensaba en palabras lindas, solo en como desquitarse de ese agobio repentino.
Lo bueno es que la respuesta la tenía a medio palmo de narices: ese chico lleno de tatuajes que estaba recostado encima suya, quien tenía sus brazos apresados y el pelo color azabache salpicado en espuma y pétalos de flores. Tendría que preocuparse otro. A él ya le había pasado su turno.
—Ya, bueno, y yo de la mamá pato. Que shock para tus patitos. Te creen un santo y resulta que te va la marcha varmana… —el abrazo dejó de ser autoimpuesto, pues le estrujó una segunda vez a petición del bailoteo que marcaba su corazón—. Pero ya en serio, Ethan, si prefieres… Si prefieres no lo hago público. A ver, es que-…
No se veía capaz de mantenerlo a escondidas. No que le debiera un texto explicativo a sus seguidores en Instagram sobre quien era su pareja y porqué, no era ni tan famoso ni tan egocéntrico, además sus relaciones con follamigos no eran nada más que eso y no se debían siquiera ese trato personal. Lo que él quería era subir fotos juntos sin miedo a ninguna de las cosas que Ethan había mencionado. Solo buscaba que fueran una pareja normal.
—No quiero que te caiga mierda por mi culpa, pero… no sé, si tenemos una cita me gustaría poder... decirlo. No sé, tenerlo en mi galería, hacernos fotos con filtros raros para las stories… —bien sabido era lo enganchado que estaba a las redes, y puede que fuera una gilipollez pero esas cosas cotidianas le hacían ilusión—. Puedo hacerme una cuenta candado sino... Oye, en el fondo me encantaría funar a alguien si van a por ti, ¿eh? Y más aún fardar del pedazo novio que tengo. —dijo cerca de su oído, con un tono zorruno de los suyos. No conforme con esto le propinó un pequeño mordisco en la oreja, seguido de un tierno beso para compensar.
>>Estoy a tu orden, flaco. Y no te digo de mandarle una selfie ahora mismo a Connor porque lo mismo aparece con un hacha por la puerta para matarnos. Subnormal.
- ♪♫♬:
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)
27/07/23, 05:52 pm
Él ya sabía que Nohlem llevaba tiempo sin pareja, ese conocimiento era prácticamente de dominio público y aún así que lo dijera en alto seguido de aquellas dulces palabras hizo que se le olvidará todo lo anterior, disfrutando de esa exclusividad tan bonita que le estaba regalando. Al fin y al cabo el felino también era el primero en mucho tiempo y definitivamente el único con el que guardaba tantas ganas de intimar en ese tipo de relación.
-Ah, no te lo voy a negar, pero porque yo tengo un encanto irresistible. -Su tono burlón complementaba una respuesta donde buscaba cierto pique. Dudaba quién de los dos podría haber sido el primero en prendarse, pero en su fantasía imaginaría le gustaba la idea de que hubiera sido el varmano el primero en hacerlo. Le subía la autoestima ver que se había ganado su corazoncito con actos y no solo con belleza, aunque ojala le repitiese más veces lo lindo que era. No pondría ninguna queja si la conversación acababa fluctuando a halagos superficiales, en esos momentos cualquier sílaba que saliera del gato era melodía para sus oídos.
O eso se suponía, pues incluso en aguas mansas como esas había peligros silenciosos y tras una capa velada de tonalidades lilas siempre podía esconderse cierta incertidumbre. Ethan había iniciado el tema en broma, escondiendo entre las burbujas una pizca de duda, fue por ello que aún no esperando una respuesta tan formal, le agradase la seriedad con la que Nohlem quería cuidar los inicios tan torpes de esa relación.
-Bueno.. Algunos sí, la gran mayoría son majes pero hay otros que buff, tu no has visto cómo nos miran algunos cuando te apartamos de sus círculos. -Bajó momentáneamente el tono de voz fingiendo que le daba miedo quien pudieras escucharlos, como si las sirenas cishetero que tanto respeto le daba estuvieran aguardando que hablara de ellas para atacar. -Y tus tías intentan ligar conmigo cada vez que me arrimo a saludar, se me estaban agotando ya las excusas para no dar mi número.
Ante los siguientes comentarios sus risas acompañaron el sonido que hacía la espuma al romperse pues dirigió ambas manos a su rostro en un intento de ocultar los sonidos divertidos que se escapaban de su boca. Que se metiera con Connor siempre causaba ese efecto en él, y es que razón no le faltaba. No había conocido a nadie que pudiera ser a la vez tan horriblemente hetero y gay, era una combinación explosiva la del pelirrosa y si bien la rabía burbujeaba en la lejanía de su mente, la tranquilidad del baño había conseguido disipar la gran mayoría de ellas, rebajando las temperaturas y convirtiendo el calor de un cabreo en uno puramente romantico. Su enfoque seguía estando claro y mientras tuviera los brazos de Nohlem aportándole seguridad en ese abrazo no veía porqué dudar sobre nada ni nadie.
-Oh vamos, mis patitos están muy crecidos y se suelen comportar que dan gusto no creo que… -Dejó la frase a medio hacer, pues sintió en el reflejo del agua que aquella conversación estaba encaminada hacía otros lares, así que guardó silencio y esperó paciente a que su compañero terminara de hablar.
El final si bien no se lo esperó. Tan perdido estaba en las nebulosas espumadas que los rodeaban y tan concentrado escuchando el mensaje que cuando sintió la pequeña brisa convertida en susurro no pudo evitar sobresaltarse. Dio un ligero respingo tras el mordisco con un ¨¡Oye!¨ y unas suaves risas como única respuesta inicial y aprovechando ese alejamiento parcial le dio un par de toquecitos en los brazos para que le soltara.
-Ay dame, dame un momento.
Para no dejarle a expensas el londinense se giró y le regaló un último piquito antes de acercarse a la orilla de la bañera. De rodillas en la misma, pues fuera del agua solo le esperaba el gélido aire, se apoyó con una de las manos al borde y simplemente empezó a rastrear el baño con la mirada. Quería… ¡Ah, si! Alegre y sin quedarle de otra se estiró cuanto pudo hasta alcanzar una de las toallas cercanas, usandola para secarse ambas manos antes de girarse de nuevo hacía Nohlem. En su rostro se dibujaba una sonrisa pilla, pues siguió su curso de acción sin decirle absolutamente nada.
La espuma se abría paso en cuanto Ethan continuó moviendo las aguas y aquel laguito lila se convirtió en un mar un tanto embravecido por las corrientes que se formaban al desplazarse. Tomó entre sus manos y sin permiso alguno el móvil del pelirrojo y en vez de desbloquearlo escogió la opción de cámara que nunca te pedía una clave para usarla. Volvió a su lado tan pronto lo tuvo preparado, agachándose a su altura y descansando sus labios sobre las mejillas pecosas del contrario de forma que, al sonoro chu de su boca lo acompañó el pitido que indicaba una foto recién tomada.
-Hmm, ¿Cómo la ves? Quizá es demasiado íntima para publicarla pero me gusta como fondo de móvil… Nuestra primera foto de pareja. -Canturreo la última frase con una ilusión que se había contagiado así mismo. La ilusión por un gesto tan tonto se veía reflejado en como observaba la foto, enseñándosela con el mismo mimo a Nohlem para que viera si le gustaba.
-No quiero que funes a nadie por mi tonto, tampoco creo igualmente que llegara a tanto, ¿No? Osea tus números sí que me asustan un poco pero vaya, no es… No pasaría nada, ¿No? -El sarcasmo inicial se convirtió poco a poco en una duda pronunciada con timidez, Ethan no contaba ni con un tercio de los seguidores que acumulaba Nohlem y si bien era conocido en el campus, lejos tenía que ver la fama de la de uno con la de otro. -Que vaya, yo también quiero poder presumir de ti y de lo lindo que estas ronroneando o cuando vienes tan bien vestido a una quedada o cuando… Ehem, que si tu quieres y yo quiero pues hacemos dama de honor a Connor y así si nos llora al menos tiene un motivo de peso.
Acabo riendo por su estúpida broma y si bien la foto inicial no le acababa de convencer pues salían medio cortados y un tanto movidos la dejo estar para intentar otra mirando ambos a cámara.
-Hmmm nada, muy sosa. ¡Espera!
Repitió la misma estrategia muda y sin volver a clarificar nada alejó el móvil a uno de los laterales, donde lo apoyó de forma segura e inició su plan B. Moverse en tan pequeño espacio era complicado si bien no le importaba actuar tan atropellado ante una alegría que no disimulaba. El mar espumoso volvía a estar ajetreado mientras Ethan se giraba en el sitio para tener a Nohlem de frente. Aprovechando el hueco que le tenía guardado de antes se colocó de rodillas y antes de que le dirigiera la palabra tomó uno de los pétalos de la bañera para apoyarlo perdido entre varios de sus rizos anaranjados.
-Voy a intentar hacerte una corona de flores, solo que bueno, sin flores.
Terminó confesando mientras como un niño chico rebuscaba aquellos pétalos de mayor tamaño y formas más definidas que pudiera usar a su causa. Comenzaría a decorarle el pelo con cierto mimo, tratando de imitar florecitas enganchando los diferentes accesorios a su corta melena. Algunos no tardaban en caerse, pero poco le importaba, se estaba entreteniendo con tan solo dirigirle amplias sonrisas mientras jugueteaba con su pelo.
Y a veces, entre buscar y colocar, dejaba descansando ambas manos sobre su rostro para regalar de forma intermitente besos tan esponjosos como la nube donde andaban remojandose.
-Ah, no te lo voy a negar, pero porque yo tengo un encanto irresistible. -Su tono burlón complementaba una respuesta donde buscaba cierto pique. Dudaba quién de los dos podría haber sido el primero en prendarse, pero en su fantasía imaginaría le gustaba la idea de que hubiera sido el varmano el primero en hacerlo. Le subía la autoestima ver que se había ganado su corazoncito con actos y no solo con belleza, aunque ojala le repitiese más veces lo lindo que era. No pondría ninguna queja si la conversación acababa fluctuando a halagos superficiales, en esos momentos cualquier sílaba que saliera del gato era melodía para sus oídos.
O eso se suponía, pues incluso en aguas mansas como esas había peligros silenciosos y tras una capa velada de tonalidades lilas siempre podía esconderse cierta incertidumbre. Ethan había iniciado el tema en broma, escondiendo entre las burbujas una pizca de duda, fue por ello que aún no esperando una respuesta tan formal, le agradase la seriedad con la que Nohlem quería cuidar los inicios tan torpes de esa relación.
-Bueno.. Algunos sí, la gran mayoría son majes pero hay otros que buff, tu no has visto cómo nos miran algunos cuando te apartamos de sus círculos. -Bajó momentáneamente el tono de voz fingiendo que le daba miedo quien pudieras escucharlos, como si las sirenas cishetero que tanto respeto le daba estuvieran aguardando que hablara de ellas para atacar. -Y tus tías intentan ligar conmigo cada vez que me arrimo a saludar, se me estaban agotando ya las excusas para no dar mi número.
Ante los siguientes comentarios sus risas acompañaron el sonido que hacía la espuma al romperse pues dirigió ambas manos a su rostro en un intento de ocultar los sonidos divertidos que se escapaban de su boca. Que se metiera con Connor siempre causaba ese efecto en él, y es que razón no le faltaba. No había conocido a nadie que pudiera ser a la vez tan horriblemente hetero y gay, era una combinación explosiva la del pelirrosa y si bien la rabía burbujeaba en la lejanía de su mente, la tranquilidad del baño había conseguido disipar la gran mayoría de ellas, rebajando las temperaturas y convirtiendo el calor de un cabreo en uno puramente romantico. Su enfoque seguía estando claro y mientras tuviera los brazos de Nohlem aportándole seguridad en ese abrazo no veía porqué dudar sobre nada ni nadie.
-Oh vamos, mis patitos están muy crecidos y se suelen comportar que dan gusto no creo que… -Dejó la frase a medio hacer, pues sintió en el reflejo del agua que aquella conversación estaba encaminada hacía otros lares, así que guardó silencio y esperó paciente a que su compañero terminara de hablar.
El final si bien no se lo esperó. Tan perdido estaba en las nebulosas espumadas que los rodeaban y tan concentrado escuchando el mensaje que cuando sintió la pequeña brisa convertida en susurro no pudo evitar sobresaltarse. Dio un ligero respingo tras el mordisco con un ¨¡Oye!¨ y unas suaves risas como única respuesta inicial y aprovechando ese alejamiento parcial le dio un par de toquecitos en los brazos para que le soltara.
-Ay dame, dame un momento.
Para no dejarle a expensas el londinense se giró y le regaló un último piquito antes de acercarse a la orilla de la bañera. De rodillas en la misma, pues fuera del agua solo le esperaba el gélido aire, se apoyó con una de las manos al borde y simplemente empezó a rastrear el baño con la mirada. Quería… ¡Ah, si! Alegre y sin quedarle de otra se estiró cuanto pudo hasta alcanzar una de las toallas cercanas, usandola para secarse ambas manos antes de girarse de nuevo hacía Nohlem. En su rostro se dibujaba una sonrisa pilla, pues siguió su curso de acción sin decirle absolutamente nada.
La espuma se abría paso en cuanto Ethan continuó moviendo las aguas y aquel laguito lila se convirtió en un mar un tanto embravecido por las corrientes que se formaban al desplazarse. Tomó entre sus manos y sin permiso alguno el móvil del pelirrojo y en vez de desbloquearlo escogió la opción de cámara que nunca te pedía una clave para usarla. Volvió a su lado tan pronto lo tuvo preparado, agachándose a su altura y descansando sus labios sobre las mejillas pecosas del contrario de forma que, al sonoro chu de su boca lo acompañó el pitido que indicaba una foto recién tomada.
-Hmm, ¿Cómo la ves? Quizá es demasiado íntima para publicarla pero me gusta como fondo de móvil… Nuestra primera foto de pareja. -Canturreo la última frase con una ilusión que se había contagiado así mismo. La ilusión por un gesto tan tonto se veía reflejado en como observaba la foto, enseñándosela con el mismo mimo a Nohlem para que viera si le gustaba.
-No quiero que funes a nadie por mi tonto, tampoco creo igualmente que llegara a tanto, ¿No? Osea tus números sí que me asustan un poco pero vaya, no es… No pasaría nada, ¿No? -El sarcasmo inicial se convirtió poco a poco en una duda pronunciada con timidez, Ethan no contaba ni con un tercio de los seguidores que acumulaba Nohlem y si bien era conocido en el campus, lejos tenía que ver la fama de la de uno con la de otro. -Que vaya, yo también quiero poder presumir de ti y de lo lindo que estas ronroneando o cuando vienes tan bien vestido a una quedada o cuando… Ehem, que si tu quieres y yo quiero pues hacemos dama de honor a Connor y así si nos llora al menos tiene un motivo de peso.
Acabo riendo por su estúpida broma y si bien la foto inicial no le acababa de convencer pues salían medio cortados y un tanto movidos la dejo estar para intentar otra mirando ambos a cámara.
-Hmmm nada, muy sosa. ¡Espera!
Repitió la misma estrategia muda y sin volver a clarificar nada alejó el móvil a uno de los laterales, donde lo apoyó de forma segura e inició su plan B. Moverse en tan pequeño espacio era complicado si bien no le importaba actuar tan atropellado ante una alegría que no disimulaba. El mar espumoso volvía a estar ajetreado mientras Ethan se giraba en el sitio para tener a Nohlem de frente. Aprovechando el hueco que le tenía guardado de antes se colocó de rodillas y antes de que le dirigiera la palabra tomó uno de los pétalos de la bañera para apoyarlo perdido entre varios de sus rizos anaranjados.
-Voy a intentar hacerte una corona de flores, solo que bueno, sin flores.
Terminó confesando mientras como un niño chico rebuscaba aquellos pétalos de mayor tamaño y formas más definidas que pudiera usar a su causa. Comenzaría a decorarle el pelo con cierto mimo, tratando de imitar florecitas enganchando los diferentes accesorios a su corta melena. Algunos no tardaban en caerse, pero poco le importaba, se estaba entreteniendo con tan solo dirigirle amplias sonrisas mientras jugueteaba con su pelo.
Y a veces, entre buscar y colocar, dejaba descansando ambas manos sobre su rostro para regalar de forma intermitente besos tan esponjosos como la nube donde andaban remojandose.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)
28/07/23, 09:05 pm
—¿Cómo nos miran? ¿Con envidia? Yo también nos tendría envidia con lo guapos y majos que somos. Hmmm… ¿Se te ha ocurrido alguna vez decir que eres gay y ya está? No sé, llámame visionario, me parece una excusa impecable.
Igual lo iban a saber pronto si los veían juntos. Más juntos de lo normal, es decir. Esbozó una sonrisa de inocencia angelical cuando Ethan se quejó del mordisco y le dejó ir a pesar de lo a gusto que había caído con él encima. A punto estuvo de quejarse con un gimoteo, más las buenas vistas que le proporcionaba esa distancia ganada hacían que el varmano callase y se conformase, manteniendo una sonrisa embobada y de medio lado que indicaba que hemisferio del cerebro se le estaba derritiendo primero. El varmano no era ajeno a tanta tentación y la espalda vista del británico era toda una diana, por lo que se deslizó con toda la sutileza de la que hacía gala, se colocó detrás suya e, igual que había hecho él antes, le apartó el pelo de la nuca para depositar en ella un suave beso antes de regresar a su sitio.
—No sabía que tenías un tatuaje ahí —seguía mirando el punto que había quedado oculto de nuevo tras su pelo. A pesar de la velocidad de la acción lo había reconocido como un kanji, mas no tenía prisa por destaparlo de nuevo: era un buen motivo para repetirse más adelante. Ethan se estaba estirando para coger una toalla y eso le hizo fruncir el ceño ligeramente—. ¿Vas a salir ya?
No tuvo que responder, el chico solo se secó las manos y cogió su móvil. ¿A lo mejor quería cambiar la música? Creyendo que se trataba de esto abrió la boca para dictarle el patrón de desbloqueo, pero la cerró tan pronto vio cambiar su fondo de bloqueo por la cámara. Exhaló una pequeña carcajada y se reacomodó para no estar tan encorvado en una posible selfie. Cerró un ojo al sentir la presión de los labios de Ethan sobre la mejilla, ronroneando como un cachorro al mirar el reflejo de ellos dos que la pantalla le devolvía, con una sonrisa tan torpe como enorme dada la felicidad que rebosaba.
—Me encanta… —una risa nerviosa le cortó el habla tras esa manera tan específica que tuvo Ethan de describirla. “Pareja… Pareja pareja pareja”. Nohlem era como las hienas del Rey León teniendo escalofríos por oír el nombre de Mufasa—. No esperaba que fuera a ser desnudos pero mira… —más risas tontas brotaron de su garganta—. No creo, no. Tampoco soy ningún idol coreano. Y si pasa me voy a divertir de lo lindo peleándome online, que hace mucho que no tengo drama, por eso no te rayes. No solo soy bueno destrozando a niños de 14 años en el Call of Duty.
El rubor se asentó en sus mejillas redondeadas de tanto sonreír con aquella muestra de piropos, y como una chica enamorada riza su pelo él hacía girar su colgante entre sus dedos.
—No, no, sigue sigue. ¿Cuándo más quieres presumir de mi entonces? Pfff. ¿Connor dama de honor? Es capaz de estrangularnos en el… —“altar”, pensó. Aquello le puso más rojo y nervioso de a lo que ya se había hecho. Echó freno y marcha atrás rápido—. No sé eh, no sé, creo que es más fácil si le regalamos una moto nueva. O condones para que los use en el tubo de escape de la que ya tiene.
Con la siguiente foto Nohlem posó de forma relajada (algo que gracias al revuelo anterior no era del todo realista), sacando un poco la lengua. Sin embargo Ethan debía ser el peor crítico de sus propias selfies, porque ni esta le convencía. No habría ni que añadir que Nohlem no borraría ninguna. Se sacudió las manos para secárselas un poco, lo justo para que al coger su teléfono no se le inundase la pantalla, un trabajo bastante chapucero que poco importó cuando pasó de todas formas. Quería ver las fotos de nuevo, y ya que estaba…
—¿Hm? —le sonrió a Ethan con el primer pétalo, entrañado por una ocurrencia tan dulce. Era super ñoño y no iba a ser él quien se burlase. No hacía falta que le diera besos para dejarse hacer con infinita paciencia, sintiéndose cada vez más parte del líquido—. Santos —suspiró tras uno—. Te quiero.
Se inclinó ligeramente para devolverle otro beso y así huir de la timidez que se adueñaba de él cada vez que decía esas dos palabras, apenas un pico que tan pronto entró en contacto quiso ser más que eso. “Paciencia”, suspiró por la nariz con anhelo. “Paciencia.”
—¿Te importa si me pongo la foto de perfil? —tenía ya abierto Whats’app e iba a hacerlo antes de preguntar, pero qué menos. Sonrió con la positiva, cambiando la foto anterior (esa en la que salía de espaldas tocando el piano) por la primera que se habían hecho, regular encuadrada, cortada y un poco borrosa, pero cuya imagen hacía bailar su corazón—. Te las paso.
En el proceso reparó en el chat que tenía con Connor, viendo en la miniatura ese puñetero audio pendiente que ni loco pensaba abrir aún. Eran unos treinta segundos, así que por seguro sería él preguntando donde coño estaban y todos los insultos que le cupieran en lo restante. Un pensamiento intrusivo se hizo hueco en su cabeza, tan fuerte que fue imposible de callar.
Sus manos actuaron por impulso. Abrió el chat, que no el audio, solo para mandarle al canadiense el sticker de un gato naranja con mucho zoom, pixeladísimo, con la palabra “que” escrita encima del morro. Mientras Ethan le llenaba el pelo de flores el pelirrojo se tensó momentáneamente, enfrascado en aquella estúpida tarea antes de dejar el móvil bocabajo con una inhalación cargada de nervio. Si hubiera tardado un segundo más se habría fijado en que su hermana le estaba escribiendo. Había hecho eso con el único objetivo de que Connor tuviera que deleitarse con su nueva foto de perfil al recibir la notificación, con la buena fe de que la disfrutase. Nohlem le sonrió a su novio, un poco más vivo gracias a la adrenalina que aquella tontería le había propinado.
—¿Estoy ya? —con nuevos ronroneos más ruidosos que los anteriores se inclinó sobre él para llenarle el rostro de besos y rodear su cintura con las manos—. ¿Hmm? —un beso— ¿Hmmmmm? —otro, esta vez en los labios. Por el rabillo del ojo vio caer un petalito.
Igual lo iban a saber pronto si los veían juntos. Más juntos de lo normal, es decir. Esbozó una sonrisa de inocencia angelical cuando Ethan se quejó del mordisco y le dejó ir a pesar de lo a gusto que había caído con él encima. A punto estuvo de quejarse con un gimoteo, más las buenas vistas que le proporcionaba esa distancia ganada hacían que el varmano callase y se conformase, manteniendo una sonrisa embobada y de medio lado que indicaba que hemisferio del cerebro se le estaba derritiendo primero. El varmano no era ajeno a tanta tentación y la espalda vista del británico era toda una diana, por lo que se deslizó con toda la sutileza de la que hacía gala, se colocó detrás suya e, igual que había hecho él antes, le apartó el pelo de la nuca para depositar en ella un suave beso antes de regresar a su sitio.
—No sabía que tenías un tatuaje ahí —seguía mirando el punto que había quedado oculto de nuevo tras su pelo. A pesar de la velocidad de la acción lo había reconocido como un kanji, mas no tenía prisa por destaparlo de nuevo: era un buen motivo para repetirse más adelante. Ethan se estaba estirando para coger una toalla y eso le hizo fruncir el ceño ligeramente—. ¿Vas a salir ya?
No tuvo que responder, el chico solo se secó las manos y cogió su móvil. ¿A lo mejor quería cambiar la música? Creyendo que se trataba de esto abrió la boca para dictarle el patrón de desbloqueo, pero la cerró tan pronto vio cambiar su fondo de bloqueo por la cámara. Exhaló una pequeña carcajada y se reacomodó para no estar tan encorvado en una posible selfie. Cerró un ojo al sentir la presión de los labios de Ethan sobre la mejilla, ronroneando como un cachorro al mirar el reflejo de ellos dos que la pantalla le devolvía, con una sonrisa tan torpe como enorme dada la felicidad que rebosaba.
—Me encanta… —una risa nerviosa le cortó el habla tras esa manera tan específica que tuvo Ethan de describirla. “Pareja… Pareja pareja pareja”. Nohlem era como las hienas del Rey León teniendo escalofríos por oír el nombre de Mufasa—. No esperaba que fuera a ser desnudos pero mira… —más risas tontas brotaron de su garganta—. No creo, no. Tampoco soy ningún idol coreano. Y si pasa me voy a divertir de lo lindo peleándome online, que hace mucho que no tengo drama, por eso no te rayes. No solo soy bueno destrozando a niños de 14 años en el Call of Duty.
El rubor se asentó en sus mejillas redondeadas de tanto sonreír con aquella muestra de piropos, y como una chica enamorada riza su pelo él hacía girar su colgante entre sus dedos.
—No, no, sigue sigue. ¿Cuándo más quieres presumir de mi entonces? Pfff. ¿Connor dama de honor? Es capaz de estrangularnos en el… —“altar”, pensó. Aquello le puso más rojo y nervioso de a lo que ya se había hecho. Echó freno y marcha atrás rápido—. No sé eh, no sé, creo que es más fácil si le regalamos una moto nueva. O condones para que los use en el tubo de escape de la que ya tiene.
Con la siguiente foto Nohlem posó de forma relajada (algo que gracias al revuelo anterior no era del todo realista), sacando un poco la lengua. Sin embargo Ethan debía ser el peor crítico de sus propias selfies, porque ni esta le convencía. No habría ni que añadir que Nohlem no borraría ninguna. Se sacudió las manos para secárselas un poco, lo justo para que al coger su teléfono no se le inundase la pantalla, un trabajo bastante chapucero que poco importó cuando pasó de todas formas. Quería ver las fotos de nuevo, y ya que estaba…
—¿Hm? —le sonrió a Ethan con el primer pétalo, entrañado por una ocurrencia tan dulce. Era super ñoño y no iba a ser él quien se burlase. No hacía falta que le diera besos para dejarse hacer con infinita paciencia, sintiéndose cada vez más parte del líquido—. Santos —suspiró tras uno—. Te quiero.
Se inclinó ligeramente para devolverle otro beso y así huir de la timidez que se adueñaba de él cada vez que decía esas dos palabras, apenas un pico que tan pronto entró en contacto quiso ser más que eso. “Paciencia”, suspiró por la nariz con anhelo. “Paciencia.”
—¿Te importa si me pongo la foto de perfil? —tenía ya abierto Whats’app e iba a hacerlo antes de preguntar, pero qué menos. Sonrió con la positiva, cambiando la foto anterior (esa en la que salía de espaldas tocando el piano) por la primera que se habían hecho, regular encuadrada, cortada y un poco borrosa, pero cuya imagen hacía bailar su corazón—. Te las paso.
En el proceso reparó en el chat que tenía con Connor, viendo en la miniatura ese puñetero audio pendiente que ni loco pensaba abrir aún. Eran unos treinta segundos, así que por seguro sería él preguntando donde coño estaban y todos los insultos que le cupieran en lo restante. Un pensamiento intrusivo se hizo hueco en su cabeza, tan fuerte que fue imposible de callar.
Sus manos actuaron por impulso. Abrió el chat, que no el audio, solo para mandarle al canadiense el sticker de un gato naranja con mucho zoom, pixeladísimo, con la palabra “que” escrita encima del morro. Mientras Ethan le llenaba el pelo de flores el pelirrojo se tensó momentáneamente, enfrascado en aquella estúpida tarea antes de dejar el móvil bocabajo con una inhalación cargada de nervio. Si hubiera tardado un segundo más se habría fijado en que su hermana le estaba escribiendo. Había hecho eso con el único objetivo de que Connor tuviera que deleitarse con su nueva foto de perfil al recibir la notificación, con la buena fe de que la disfrutase. Nohlem le sonrió a su novio, un poco más vivo gracias a la adrenalina que aquella tontería le había propinado.
—¿Estoy ya? —con nuevos ronroneos más ruidosos que los anteriores se inclinó sobre él para llenarle el rostro de besos y rodear su cintura con las manos—. ¿Hmm? —un beso— ¿Hmmmmm? —otro, esta vez en los labios. Por el rabillo del ojo vio caer un petalito.
- ♪♫♬:
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)
31/07/23, 09:43 pm
El beso en la nuca se sintió tan esponjoso como las dulces palabras que el gato le dedicaba. Ethan por el bien de querer recibir más cariño en esa zona decidió ignorar su pregunta y dejarle con la curiosidad del kanji. Sería incómodo explicar que era un tributo a su hermano mayor cuando en la misma frase tendría que incluir muerto… Así que sí, mejor omitir la información para seguir flotando en aquel baño de burbujas.
La nube de algodón que los rodeaba convertía la visión de Nohlem en un cuadro idílico. Ethan estaba tan perdido en lo lindo que era que hasta cuando se metía con Connor sonaba como una bonita melodía a la que no le importaría seguir escuchando todo el día. Quería que siguiera repitiendo los suaves te quieros, ahí tuviera que teñir su pelo con todos los pétalos rosados de la bañera, pero en vez de otra adorable afirmación recibió un regalo diferente.
-Ah, ah, claro! -Respondió un tanto confuso pero no por ello menos alegre. La distancia que había recuperado se volvía anecdótica ante el hecho de que quisiera presumir tan pronto de su relación. Ambas mejillas se enrojecieron con emoción y su sonrisa se volvió aún más amplia ilusionado ante la idea. Lo dejó hacer mientras seguía en su labor de convertirlo en un ramo de flores y cuando Nohlem llamó de nuevo su atención se encontró con el rostro animado de un londinense que brillaba con intensa felicidad.
-Hmm aún no… -Su negación dio igual pues en cuanto recibió el primer beso todo aquello que estaba haciendo quedó en saco roto. Al segundo sus manos se quedaron a mitad de camino y al tercero dejó caer el pétalo que ambas sostenían. Era difícil darle piquitos pues una suave risa interrumpió todo intento de corresponder. -Ay bueno… vale… -Se dio por vencido cambiando su intento de foto por una sesión de arrumacos…
Que se vio interrumpida cuando Nohlem volvió al móvil, y si en un inicio resultó tierno ahora empezaba a arrepentirse de haberle acercado el aparato. Ethan igualmente esperó paciente hasta que el pelirrojo le explicó por encima la situación, bueno siendo Kahlo le daba un pase. No es que le apeteciera en esos momentos una interrupción y mucho menos preocuparse por los borrachos estúpidos de sus amigos pero que le iba a hacer. Desconecto por completo de la situación entretenido en visualizar que la corona improvisada de flores de su novio estuviera óptima y cuando este puso un audio tardó varios segundos en procesar. Tanto así que aguardo brevemente en completo silencio mientras su vista se desviaba del móvil a su pareja y volvía al teléfono completamente confundido. No fue hasta que aclaró que la pregunta era para su hermana que su mente no conectó los engranajes, no fue mejor. La vergüenza lo asaltó de golpe e incapaz de decir nada coherente terminó con un simple ¿S-si? Eran pareja, sí… Ay, es que decirlo en voz alta y encima a su futura cuñada le causaba tanta timidez que se alegró de recibir un último beso del gato para poder despejar su mente de aquel estupor.
-¿Ya no más móvil no? -Gimoteo en bajito a modo de queja egoísta. Quería recuperar toda la atención del felino sin más distracciones, ni preocupaciones que pudieran fastidiarles la noche. Solo ellos dos, sus burbujas y sus pétalos.
Movido por ese capricho en cuanto se aseguró de que lo volvía a dejar a buen recaudo se arrimó de nuevo. Apoyó ambas manos en las mejillas de Nohlem dando un ligero apretón antes de volver a besarle y en la que se separó empezó a desplazar ambas palmas por su cuello. De forma lenta, suave y delicada, como si no fuera más que agua resbalando hacía sus hombros. Afianzó el agarre en ambos como un apoyo para incorporarse levemente, su abdomen empezó a emerger y si no se llegó a entrever la V marcada de su bajo vientre fue por toda la espuma que lo decoraba.
-¿Puedes?… las piernas, me gustaría sentarme más cómodo. -Le dedicó una sonrisa apremiante antes de buscar con sus rodillas un apoyo en los costado del joven y si bien había indicado que se sentaría, no lo hizo. Se pegó al gato hasta que el vapor del ambiente se quedó impregnado en su piel, dejando que no diferenciara que calor formaba parte de la habitación y cual de su propio cuerpo. Las mariposas de su estómago se convirtieron entonces en unas burbujas tan revueltas que empezaron a estallar igual de nerviosas que de exigentes. Ethan quería más, se mordió el labio en un gesto involuntario pues si bien la imagen del gato con florecitas era idílica también lo eran sus suaves labios.
-Ah, lo siento creo que no va a haber otra foto. Me canse del móvil. -Confesó mientras le alzaba la barbilla con el índice y el pulgar para que pudiera verlo a pesar de la diferencia de alturas. Solo entonces se agacho para robarle un beso y si bien inició tan esponjoso como los anteriores no tardó en deshacer esa capa de dulzura a medida que iba avanzando el mismo.
Dejó ambas manos sobre las mejillas de Nohlem mientras le besaba de forma pausada. Una lentitud tan calmada como el agua violeta que los rodeaba, pero con una profundidad tan oscura como la del propio océano. Exploraba con paciencia, permitiéndose disfrutar de cada sabor y textura entremezclada entre ambos labios. Presionando de forma respetuosa y manteniendo unos dientes guardados para que fuera su lengua quien creara nuevas ondas en boca ajena. Sus propias caderas se movían al compás, trazando leves desplazamientos acorde al ritmo del beso pues a pesar de la paciencia también había ganas contenidas.
No fue hasta que sus propias ansias empezaron a tomar relevo y lo que eran aguas pacíficas empezaban a notarse como un oleaje peligroso que decidió separarse, no sin mucha dificultad y cierta duda por querer seguir. Ethan tomó aliento recuperando la sonrisa en su rostro para poder volver a encontrar su voz perdida. Sus ojos seguían igual de embelesados en los iris negruzcos de Nohlem por lo que aunque la distancia entre ambos fuera nimia, era lo suficientemente prudencial como para no caer de nuevo en la tentación.
-Oye… ¿No que venias a darme ropa nueva?
La nube de algodón que los rodeaba convertía la visión de Nohlem en un cuadro idílico. Ethan estaba tan perdido en lo lindo que era que hasta cuando se metía con Connor sonaba como una bonita melodía a la que no le importaría seguir escuchando todo el día. Quería que siguiera repitiendo los suaves te quieros, ahí tuviera que teñir su pelo con todos los pétalos rosados de la bañera, pero en vez de otra adorable afirmación recibió un regalo diferente.
-Ah, ah, claro! -Respondió un tanto confuso pero no por ello menos alegre. La distancia que había recuperado se volvía anecdótica ante el hecho de que quisiera presumir tan pronto de su relación. Ambas mejillas se enrojecieron con emoción y su sonrisa se volvió aún más amplia ilusionado ante la idea. Lo dejó hacer mientras seguía en su labor de convertirlo en un ramo de flores y cuando Nohlem llamó de nuevo su atención se encontró con el rostro animado de un londinense que brillaba con intensa felicidad.
-Hmm aún no… -Su negación dio igual pues en cuanto recibió el primer beso todo aquello que estaba haciendo quedó en saco roto. Al segundo sus manos se quedaron a mitad de camino y al tercero dejó caer el pétalo que ambas sostenían. Era difícil darle piquitos pues una suave risa interrumpió todo intento de corresponder. -Ay bueno… vale… -Se dio por vencido cambiando su intento de foto por una sesión de arrumacos…
Que se vio interrumpida cuando Nohlem volvió al móvil, y si en un inicio resultó tierno ahora empezaba a arrepentirse de haberle acercado el aparato. Ethan igualmente esperó paciente hasta que el pelirrojo le explicó por encima la situación, bueno siendo Kahlo le daba un pase. No es que le apeteciera en esos momentos una interrupción y mucho menos preocuparse por los borrachos estúpidos de sus amigos pero que le iba a hacer. Desconecto por completo de la situación entretenido en visualizar que la corona improvisada de flores de su novio estuviera óptima y cuando este puso un audio tardó varios segundos en procesar. Tanto así que aguardo brevemente en completo silencio mientras su vista se desviaba del móvil a su pareja y volvía al teléfono completamente confundido. No fue hasta que aclaró que la pregunta era para su hermana que su mente no conectó los engranajes, no fue mejor. La vergüenza lo asaltó de golpe e incapaz de decir nada coherente terminó con un simple ¿S-si? Eran pareja, sí… Ay, es que decirlo en voz alta y encima a su futura cuñada le causaba tanta timidez que se alegró de recibir un último beso del gato para poder despejar su mente de aquel estupor.
-¿Ya no más móvil no? -Gimoteo en bajito a modo de queja egoísta. Quería recuperar toda la atención del felino sin más distracciones, ni preocupaciones que pudieran fastidiarles la noche. Solo ellos dos, sus burbujas y sus pétalos.
Movido por ese capricho en cuanto se aseguró de que lo volvía a dejar a buen recaudo se arrimó de nuevo. Apoyó ambas manos en las mejillas de Nohlem dando un ligero apretón antes de volver a besarle y en la que se separó empezó a desplazar ambas palmas por su cuello. De forma lenta, suave y delicada, como si no fuera más que agua resbalando hacía sus hombros. Afianzó el agarre en ambos como un apoyo para incorporarse levemente, su abdomen empezó a emerger y si no se llegó a entrever la V marcada de su bajo vientre fue por toda la espuma que lo decoraba.
-¿Puedes?… las piernas, me gustaría sentarme más cómodo. -Le dedicó una sonrisa apremiante antes de buscar con sus rodillas un apoyo en los costado del joven y si bien había indicado que se sentaría, no lo hizo. Se pegó al gato hasta que el vapor del ambiente se quedó impregnado en su piel, dejando que no diferenciara que calor formaba parte de la habitación y cual de su propio cuerpo. Las mariposas de su estómago se convirtieron entonces en unas burbujas tan revueltas que empezaron a estallar igual de nerviosas que de exigentes. Ethan quería más, se mordió el labio en un gesto involuntario pues si bien la imagen del gato con florecitas era idílica también lo eran sus suaves labios.
-Ah, lo siento creo que no va a haber otra foto. Me canse del móvil. -Confesó mientras le alzaba la barbilla con el índice y el pulgar para que pudiera verlo a pesar de la diferencia de alturas. Solo entonces se agacho para robarle un beso y si bien inició tan esponjoso como los anteriores no tardó en deshacer esa capa de dulzura a medida que iba avanzando el mismo.
Dejó ambas manos sobre las mejillas de Nohlem mientras le besaba de forma pausada. Una lentitud tan calmada como el agua violeta que los rodeaba, pero con una profundidad tan oscura como la del propio océano. Exploraba con paciencia, permitiéndose disfrutar de cada sabor y textura entremezclada entre ambos labios. Presionando de forma respetuosa y manteniendo unos dientes guardados para que fuera su lengua quien creara nuevas ondas en boca ajena. Sus propias caderas se movían al compás, trazando leves desplazamientos acorde al ritmo del beso pues a pesar de la paciencia también había ganas contenidas.
No fue hasta que sus propias ansias empezaron a tomar relevo y lo que eran aguas pacíficas empezaban a notarse como un oleaje peligroso que decidió separarse, no sin mucha dificultad y cierta duda por querer seguir. Ethan tomó aliento recuperando la sonrisa en su rostro para poder volver a encontrar su voz perdida. Sus ojos seguían igual de embelesados en los iris negruzcos de Nohlem por lo que aunque la distancia entre ambos fuera nimia, era lo suficientemente prudencial como para no caer de nuevo en la tentación.
-Oye… ¿No que venias a darme ropa nueva?
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)
01/08/23, 02:01 am
Su reloj se iluminó por un mensaje y el corazón le dio una voltereta bastante más impresionante que la que se había marcado él en la piscina. Temió que se tratase de Connor (tiraba la piedra y escondía la mano) así que trató de ignorarlo. No podía competir con el premio que tenía delante, ese que había perseguido tanto tiempo… O bueno, sí, sí que podía. El reloj no dejaba de iluminarse con el logo verde de Whatsapp y las notificaciones se acumulaban, y cuando creía que Connor no podía ponerse más pesado se dio cuenta de que no era el canadiense sino su hermana quien le hablaba.
—Ño, perdón- Me está escribiendo Kahlo.
¿Había pasado algo? Por todos los Santos habidos y por haber, esperaba que no. Si no contestaba sería fatal, así que recuperó el teléfono a riesgos de que Connor le pillara en línea en ese instante. Por suerte no, no estaba ardiendo el piano, pero por desgracia su hermana estaba con el susodicho y con Colmillo, quienes aparentemente les estaban buscando. Para matarles quizás. La sensación de peligro se fue diluyendo con la felicidad que demostraba Kahlo por la buena nueva, así como por saber que contaban con una aliada que no vendería la privacidad de la que gozaban. En momentos como ese olvidaba la de gritos que se pegaban a veces y creía genuinamente que tenía la mejor hermana del mundo. Le contó a Ethan por encima que estaba pasando, pues al pobre le había dejado en stand-by, y contagiado por la ilusión que demostraba ella Nohlem presionó el botón de audio para mandarle una doble confirmación.
—Di Ethan, estamos saliendo, ¿verdad? —le miró a los ojos con una sonrisa de oreja a oreja, y visto que el chico no respondía por timidez o inseguridad rio por lo bajini—. Es para Kahlo —explicó—. Ha visto la foto y ha preguntado…
Su minúsculo “sí” con más interrogantes que letras le arrancó una carcajada. Le compensó dándole un beso que al no haber soltado el dedo lo suficientemente rápido se colaría también en el audio, un gesto de cariño con el que a lo mejor Kahlo no pensaría que lo tenía amenazado a responder contra su voluntad.
—Perdón, perdón, un segundo… —dijo volviendo al móvil para terminar la conversación, sin levantar cabeza unos instantes más—. Perdóooon. Ya no más móvil.
Desactivó el bluetooth de modo que no le llegasen las notificaciones al reloj, dejó el teléfono tra vez donde estaba bocabajo y regresó al chico lindo que había llenado de pétalos su cabeza y de fuegos artificiales su corazón. Le dedicó otra sonrisa cuando le apretujó las mejillas, decorando el besito con un breve ronroneo agudo, sonido que murió al tener toda la concentración de repente colapsada en una sola cosa: verle salir del agua. No del todo, pero… lo suficiente para que su imaginación volase e hiciera las cosas más interesantes. Lo que había más abajo y aún sumergido ya lo había visto antes, mas ahora había dos diferencias clave: luz, y el comfort que brindaban los sentimientos validados. Su vientre no era tampoco un desconocido, pero desde ese ángulo y a esa cercanía, con gruesas gotas de agua recorriendo sus sinuosos ángulos… era otra historia. Y sinceramente podía haberlo visto otras 500 veces que seguro seguiría evocando en el varmano el mismo efecto, unas ganas incontrolables de trazar sus curvas con la lengua. Nohlem sopló la espuma sin disimulo alguno para buscar un poco más de piel, pero con lo densa que esta era simplemente volvió a donde estaba con un temblequeo. Suspiró una risa derrotada. Después hizo tal y como pedía Ethan, reacomodando las piernas para que pudiera hacer lo que fuese a hacer.
—¿Ya no hay fotos? Pero si… Si las vistas son espectaculares ahora... —dijo poniendo un puchero digno de un niño, roto por la sonrisa que emergía de una de sus comisuras. Su vista fue redirigida manualmente hacia arriba cuando Ethan le tomó de la barbilla, momento en el que la sonrisa ganó del todo la batalla.
¿Cómo se podía ser tan guapo? No se lo explicaba. Siempre se lo había parecido, Nohlem era un superficial que se acercaba a cierta gente nada más que por eso, pero carajo, el filtro de estar enamorado hacía de Ethan una deidad digna de merecer su propio templo. Y él estaba a punto de ser bendecido.
Sus manos ascendieron de forma simétrica por la cara externa de sus muslos, despacio, hasta asentarse en torno a su cintura, a la que se agarró sin ejercer presión abarcando tanta superficie como podía con la palma abierta. Eran los besos a fuego lento los que más disfrutaba, perfectos para recuperar la cabeza y perderla con la misma violencia, especialmente si se daban con la persona adecuado. Y vaya si no podía haber otro mejor. Se recreó en cada pausa, cada centímetro de movimiento e imperfección en sus labios, en su piel nutrida por el calor del agua y la humedad en su lengua, la dureza de su piercing al presionarlo contra la suya y la forma en la que su respiración se realentizaba al compás de todos sus gestos. Nohlem acompañó la cadera de Ethan con las manos pacientemente, apenas reforzando los momentos en los que más próximo estaba de sí para acercarle sin ejercer casi fuerza, pues su foco de atención estaba en el intercambio más arriba. El agua que mecían era un perfecto indicador de intensidad, olas que crecían según el fuego se volvía lava.
Pero todo lo que empieza acaba, y al sentir que Ethan tiraba hacia atrás le siguió, irguiéndose con su flexibilidad felina por unos pocos centímetros hasta que solo le quedó aceptar la distancia. “Ahora no…” se quejó mentalmente. Sus ojos encontraron los oscuros del otro, aunque no tardaron en descender a sus labios con una sutil expresión de ruego.
—Hmm… —fue su única queja, queja que no obstante vino acompañada de un movimiento más rudo por parte de sus manos. Despacio pero firme, Nohlem presionó hacia abajo, buscando romper esa distancia que el medio asiático había decidido crear, instándole a sentarse sobre él y que sus caderas se encontrasen—. Ethan… —ronroneó.
Le movió de atrás a adelante en un magreo tan lento como desesperado, boca entreabierta en un jadeo silencioso. Le había oído pero las palabras tardaron en tomar significado. Eso sí, en cuanto lo hicieron el varmano dejó de presionar y abrió mucho los ojos, apurado, como si una capa de niebla hubiera desaparecido de delante de sus morros y ahora pudiera ver bien la carretera.
—Ah- ¿Quieres vestirte? —preguntó un tanto confuso. ¿Había hecho algo mal? ¿O es que estaban yendo demasiado rápido? A ver, a eso último verdad no le faltaba. Lo normal es que supiera que Ethan le estaba provocando, que le siguiera el juego entre pique y pique, pero el factor enamorado jugaba en su contra. Quería complacerle, no solo complacerse—. Sí, no- eh… Coge la toalla que has usado antes, es la mía… Está limpia.
Esbozó una sonrisa tan cohibida como la nula gravedad que ejercían sus manos ahora, las cuales borderon sutilmente su espalda en busca de un abrazo sin segundas intenciones, por mucho que él se muriera por otro beso o le rogasen clemencia otras partes del cuerpo.
—Ño, perdón- Me está escribiendo Kahlo.
¿Había pasado algo? Por todos los Santos habidos y por haber, esperaba que no. Si no contestaba sería fatal, así que recuperó el teléfono a riesgos de que Connor le pillara en línea en ese instante. Por suerte no, no estaba ardiendo el piano, pero por desgracia su hermana estaba con el susodicho y con Colmillo, quienes aparentemente les estaban buscando. Para matarles quizás. La sensación de peligro se fue diluyendo con la felicidad que demostraba Kahlo por la buena nueva, así como por saber que contaban con una aliada que no vendería la privacidad de la que gozaban. En momentos como ese olvidaba la de gritos que se pegaban a veces y creía genuinamente que tenía la mejor hermana del mundo. Le contó a Ethan por encima que estaba pasando, pues al pobre le había dejado en stand-by, y contagiado por la ilusión que demostraba ella Nohlem presionó el botón de audio para mandarle una doble confirmación.
—Di Ethan, estamos saliendo, ¿verdad? —le miró a los ojos con una sonrisa de oreja a oreja, y visto que el chico no respondía por timidez o inseguridad rio por lo bajini—. Es para Kahlo —explicó—. Ha visto la foto y ha preguntado…
Su minúsculo “sí” con más interrogantes que letras le arrancó una carcajada. Le compensó dándole un beso que al no haber soltado el dedo lo suficientemente rápido se colaría también en el audio, un gesto de cariño con el que a lo mejor Kahlo no pensaría que lo tenía amenazado a responder contra su voluntad.
—Perdón, perdón, un segundo… —dijo volviendo al móvil para terminar la conversación, sin levantar cabeza unos instantes más—. Perdóooon. Ya no más móvil.
Desactivó el bluetooth de modo que no le llegasen las notificaciones al reloj, dejó el teléfono tra vez donde estaba bocabajo y regresó al chico lindo que había llenado de pétalos su cabeza y de fuegos artificiales su corazón. Le dedicó otra sonrisa cuando le apretujó las mejillas, decorando el besito con un breve ronroneo agudo, sonido que murió al tener toda la concentración de repente colapsada en una sola cosa: verle salir del agua. No del todo, pero… lo suficiente para que su imaginación volase e hiciera las cosas más interesantes. Lo que había más abajo y aún sumergido ya lo había visto antes, mas ahora había dos diferencias clave: luz, y el comfort que brindaban los sentimientos validados. Su vientre no era tampoco un desconocido, pero desde ese ángulo y a esa cercanía, con gruesas gotas de agua recorriendo sus sinuosos ángulos… era otra historia. Y sinceramente podía haberlo visto otras 500 veces que seguro seguiría evocando en el varmano el mismo efecto, unas ganas incontrolables de trazar sus curvas con la lengua. Nohlem sopló la espuma sin disimulo alguno para buscar un poco más de piel, pero con lo densa que esta era simplemente volvió a donde estaba con un temblequeo. Suspiró una risa derrotada. Después hizo tal y como pedía Ethan, reacomodando las piernas para que pudiera hacer lo que fuese a hacer.
—¿Ya no hay fotos? Pero si… Si las vistas son espectaculares ahora... —dijo poniendo un puchero digno de un niño, roto por la sonrisa que emergía de una de sus comisuras. Su vista fue redirigida manualmente hacia arriba cuando Ethan le tomó de la barbilla, momento en el que la sonrisa ganó del todo la batalla.
¿Cómo se podía ser tan guapo? No se lo explicaba. Siempre se lo había parecido, Nohlem era un superficial que se acercaba a cierta gente nada más que por eso, pero carajo, el filtro de estar enamorado hacía de Ethan una deidad digna de merecer su propio templo. Y él estaba a punto de ser bendecido.
Sus manos ascendieron de forma simétrica por la cara externa de sus muslos, despacio, hasta asentarse en torno a su cintura, a la que se agarró sin ejercer presión abarcando tanta superficie como podía con la palma abierta. Eran los besos a fuego lento los que más disfrutaba, perfectos para recuperar la cabeza y perderla con la misma violencia, especialmente si se daban con la persona adecuado. Y vaya si no podía haber otro mejor. Se recreó en cada pausa, cada centímetro de movimiento e imperfección en sus labios, en su piel nutrida por el calor del agua y la humedad en su lengua, la dureza de su piercing al presionarlo contra la suya y la forma en la que su respiración se realentizaba al compás de todos sus gestos. Nohlem acompañó la cadera de Ethan con las manos pacientemente, apenas reforzando los momentos en los que más próximo estaba de sí para acercarle sin ejercer casi fuerza, pues su foco de atención estaba en el intercambio más arriba. El agua que mecían era un perfecto indicador de intensidad, olas que crecían según el fuego se volvía lava.
Pero todo lo que empieza acaba, y al sentir que Ethan tiraba hacia atrás le siguió, irguiéndose con su flexibilidad felina por unos pocos centímetros hasta que solo le quedó aceptar la distancia. “Ahora no…” se quejó mentalmente. Sus ojos encontraron los oscuros del otro, aunque no tardaron en descender a sus labios con una sutil expresión de ruego.
—Hmm… —fue su única queja, queja que no obstante vino acompañada de un movimiento más rudo por parte de sus manos. Despacio pero firme, Nohlem presionó hacia abajo, buscando romper esa distancia que el medio asiático había decidido crear, instándole a sentarse sobre él y que sus caderas se encontrasen—. Ethan… —ronroneó.
Le movió de atrás a adelante en un magreo tan lento como desesperado, boca entreabierta en un jadeo silencioso. Le había oído pero las palabras tardaron en tomar significado. Eso sí, en cuanto lo hicieron el varmano dejó de presionar y abrió mucho los ojos, apurado, como si una capa de niebla hubiera desaparecido de delante de sus morros y ahora pudiera ver bien la carretera.
—Ah- ¿Quieres vestirte? —preguntó un tanto confuso. ¿Había hecho algo mal? ¿O es que estaban yendo demasiado rápido? A ver, a eso último verdad no le faltaba. Lo normal es que supiera que Ethan le estaba provocando, que le siguiera el juego entre pique y pique, pero el factor enamorado jugaba en su contra. Quería complacerle, no solo complacerse—. Sí, no- eh… Coge la toalla que has usado antes, es la mía… Está limpia.
Esbozó una sonrisa tan cohibida como la nula gravedad que ejercían sus manos ahora, las cuales borderon sutilmente su espalda en busca de un abrazo sin segundas intenciones, por mucho que él se muriera por otro beso o le rogasen clemencia otras partes del cuerpo.
- ♪♫♬:
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)
02/08/23, 01:40 pm
Ethan en esos momentos se creía emperador. Contaba con la supremacía de la altura, el control de un beso al que daba él los ritmos adecuados, la posición perfecta para poder molestar sin ser molestado. Un balance justo de una dominancia perfecta, sin fisuras… o eso es lo que su mente fielmente pensaba. Un solo movimiento le costó al gato para derrocar todo su reinado, un solo gesto y el joven rey no solo había cedido su corona si no que encima se había rendido con mucho gusto.
-Nohlem es-espera … -Ante el roce repentino dejó escapar un suspiro delator. Sus piernas que en un momento estaban firmes, al siguiente se veían derrotadas, derritiéndose sin mayor resistencia para dejar paso al cariño. Ethan entreabrió sus labios para gesticular una queja que nunca llegó a expresarse en voz alta, devorado por los cosquilleos que se producían en su zona baja, y es que a cada movimiento de Nohlem le seguía uno más prudente del londinense. Recolocó sus manos en torno a los hombros del pelirrojo, afianzando un agarre que permitía apegarse en un abrazo tan cercano como fogoso. Dejando que el agua bailara entre ambos y las ondas se embravecieran por momentos.
Hasta que Nohlem tuvo la mala faena de recordarle una petición que él mismo había olvidado y un Ethan confuso tuvo que pestañear un par de veces incapaz de entender porque era él quien sacaba eso ahora que estaban llegando a otro punto.
-Eh… ¿si? -Le respondió acompañando el tono con el mismo estupor que hacía gala el felino. Aún con la duda Ethan supuso que solo estaba siguiendo el juego, devolviéndole el calentón de mala manera para forzar tras aquel maremoto una calma que le hacía arder en impaciencia. Por ello el abrazo que vino después le resultó una trampa tan mortal como la anterior.
Y es que su sonrojo ya no era sólo visible en el rostro y su felicidad no sólo se expresaba en forma de sonrisa. El acercamiento peligroso de esa muestra de afecto le dejaba temblando en un deseo que ahora mismo estaba pausado y si bien le ofendía, estaba dispuesto a llevar al límite el pique. Le devolvió el abrazo con una interrogante mental y al separarse le dedicó un único beso en la frente, como un castigo por haberle dejado a medias.
El primer problema se dio al salir de la bañera. Ethan tomó entre sus manos la toalla, emergiendo del agua de espaldas al felino y en cuanto estuvo afuera se posicionó la tela en torno a su pecho a modo de vestido corto en el que sentirse abrigado. Más su confusión se hizo realidad cuando se dio cuenta de que en ningún momento el gato había intentado frenar su huida. ¿De verdad esperaba que se vistieran y bajaran como si nada a la fiesta?
Volvió a atarse el pelo en una coleta mientras se giraba a verlo. Todo su rostro era una completa interrogante mientras sus iris negros trataban de descifrar que estaba ocurriendo en la cabeza del felino, con resultados bastante nulos. ¿Quizá la había liado? ¿Estaba ofendido? ¿Decepcionado? Imposible saberlo.
-Oye eh… -Empezó a vocalizar tratando de quitarse las dudas de encima. Sus hombros goteaban todo el río de agua que le había dejado su cabello y la espuma aún decoraba parte de sus brazos, pero ni en el ambiente más frío del exterior, ni con el corte repentino de acción notaba el relieve de su entrepierna volver a descansar. El deseo le tenía tan capturado como su incertidumbre. -¿Sabes que era broma no? Quiero decir, que si me das ropa espero que se para arrancármela al momento o me voy a sentir bastante decepcionado…
Dejó que la sinceridad se le escapara de entre los labios pues en aquella balanza de timidez y pudor, las ganas que le tenía al varmano eran suficientemente poderosas como para que no quisieran pasar desapercibidas. Una sonrisa de medio lado se dibujó en un rostro que estaba al borde de reírse presa de una vergüenza desbordante y como si su reloj interno hubiera saltado con una alarma se dio cuenta tarde de que tenía la herida al aire.
La sonrisa pasó rápidamente a una nerviosa y si bien escogió otra toalla para específicamente empezar a limpiar la zona donde se encontraba la cicatriz, no tardó en volverse a recostar sobre el lavabo con cierta picardía. Sabía que tenía que dejarlo ir, porque al menos en esos momentos tenía la cabeza lo suficientemente llena de vapor como para que la sombra que proyectaba aquel miedo fuera iluminada por el calor que sentía en los puntos donde habían descansado las manos de Nohlem con anterioridad.
Dejó que la segunda toalla colgara sobre sus piernas, agarrada por una de sus manos. Era evidente que intentaba esconder la marca aún habiendo sido visible ya para el joven, pero también daba puertas a que pudiera acercarse a él. La tela por primera vez se convertía en una puerta de acceso y no en una barrera prohibitiva.
-Que vale que me prometieras ropa nueva… pero te recuerdo que en el escritorio hiciste otros tipos de promesa y más te vale ya que estas cumplirlas todas.
-Nohlem es-espera … -Ante el roce repentino dejó escapar un suspiro delator. Sus piernas que en un momento estaban firmes, al siguiente se veían derrotadas, derritiéndose sin mayor resistencia para dejar paso al cariño. Ethan entreabrió sus labios para gesticular una queja que nunca llegó a expresarse en voz alta, devorado por los cosquilleos que se producían en su zona baja, y es que a cada movimiento de Nohlem le seguía uno más prudente del londinense. Recolocó sus manos en torno a los hombros del pelirrojo, afianzando un agarre que permitía apegarse en un abrazo tan cercano como fogoso. Dejando que el agua bailara entre ambos y las ondas se embravecieran por momentos.
Hasta que Nohlem tuvo la mala faena de recordarle una petición que él mismo había olvidado y un Ethan confuso tuvo que pestañear un par de veces incapaz de entender porque era él quien sacaba eso ahora que estaban llegando a otro punto.
-Eh… ¿si? -Le respondió acompañando el tono con el mismo estupor que hacía gala el felino. Aún con la duda Ethan supuso que solo estaba siguiendo el juego, devolviéndole el calentón de mala manera para forzar tras aquel maremoto una calma que le hacía arder en impaciencia. Por ello el abrazo que vino después le resultó una trampa tan mortal como la anterior.
Y es que su sonrojo ya no era sólo visible en el rostro y su felicidad no sólo se expresaba en forma de sonrisa. El acercamiento peligroso de esa muestra de afecto le dejaba temblando en un deseo que ahora mismo estaba pausado y si bien le ofendía, estaba dispuesto a llevar al límite el pique. Le devolvió el abrazo con una interrogante mental y al separarse le dedicó un único beso en la frente, como un castigo por haberle dejado a medias.
El primer problema se dio al salir de la bañera. Ethan tomó entre sus manos la toalla, emergiendo del agua de espaldas al felino y en cuanto estuvo afuera se posicionó la tela en torno a su pecho a modo de vestido corto en el que sentirse abrigado. Más su confusión se hizo realidad cuando se dio cuenta de que en ningún momento el gato había intentado frenar su huida. ¿De verdad esperaba que se vistieran y bajaran como si nada a la fiesta?
Volvió a atarse el pelo en una coleta mientras se giraba a verlo. Todo su rostro era una completa interrogante mientras sus iris negros trataban de descifrar que estaba ocurriendo en la cabeza del felino, con resultados bastante nulos. ¿Quizá la había liado? ¿Estaba ofendido? ¿Decepcionado? Imposible saberlo.
-Oye eh… -Empezó a vocalizar tratando de quitarse las dudas de encima. Sus hombros goteaban todo el río de agua que le había dejado su cabello y la espuma aún decoraba parte de sus brazos, pero ni en el ambiente más frío del exterior, ni con el corte repentino de acción notaba el relieve de su entrepierna volver a descansar. El deseo le tenía tan capturado como su incertidumbre. -¿Sabes que era broma no? Quiero decir, que si me das ropa espero que se para arrancármela al momento o me voy a sentir bastante decepcionado…
Dejó que la sinceridad se le escapara de entre los labios pues en aquella balanza de timidez y pudor, las ganas que le tenía al varmano eran suficientemente poderosas como para que no quisieran pasar desapercibidas. Una sonrisa de medio lado se dibujó en un rostro que estaba al borde de reírse presa de una vergüenza desbordante y como si su reloj interno hubiera saltado con una alarma se dio cuenta tarde de que tenía la herida al aire.
La sonrisa pasó rápidamente a una nerviosa y si bien escogió otra toalla para específicamente empezar a limpiar la zona donde se encontraba la cicatriz, no tardó en volverse a recostar sobre el lavabo con cierta picardía. Sabía que tenía que dejarlo ir, porque al menos en esos momentos tenía la cabeza lo suficientemente llena de vapor como para que la sombra que proyectaba aquel miedo fuera iluminada por el calor que sentía en los puntos donde habían descansado las manos de Nohlem con anterioridad.
Dejó que la segunda toalla colgara sobre sus piernas, agarrada por una de sus manos. Era evidente que intentaba esconder la marca aún habiendo sido visible ya para el joven, pero también daba puertas a que pudiera acercarse a él. La tela por primera vez se convertía en una puerta de acceso y no en una barrera prohibitiva.
-Que vale que me prometieras ropa nueva… pero te recuerdo que en el escritorio hiciste otros tipos de promesa y más te vale ya que estas cumplirlas todas.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)
02/08/23, 11:56 pm
Rió en silencio por el golpecito que recibió en el estómago durante el abrazo. Por supuesto esa “felicidad” era compartida e igual de descarada, aunque Nohlem se esforzó en que ningún sonido escapase de su control cuando Ethan le rozó al apartarse, una distancia que no arreglaba nada. Era como esperar que un fuego se apague solo por ciencia infusa, y eso que estaba sumergido en el agua. Suspiró con el beso, ajeno al tren de pensamientos de su pareja, orejas un pelín gachas por no hallarse entre esa tensión tan rara que había surgido de la nada. Claro que tampoco era estúpido. Que respetase que Ethan quisiera vestirse no significaba que no fuese a comérselo con la mirada al levantarse, incluso si sus puñeteros ronroneos o la vuelta del otro le obligaron a echar la vista a un lado y pinzarse el puente del morro para fingir que estaba a otra cosa. Que bonita espalda y que bonito culo tenía el condenado.
Abrió la boca para pedir una toalla y así seguirle, mas la frase murió en la primera sílaba al haber ido a formularla justo cuando Ethan también se arrancaba a hablar. ¿Se podía ser más incómodo? Encima tenía que hacer un esfuerzo titánico en mirarle a la cara y no al bulto que se le marcaba más abajo en la toalla. Estaba teniendo pensamientos que por seguro no salían en la Biblia.
“¿Sabes que era una broma no?”.
—Ah. Ah-… —hubo un silencio en el que pasaron varias cosas: sus ojos se abrieron mucho, el rubor corrió como pólvora desde sus mejillas hasta sus orejas, una sonrisa zigzageante luchó por ensancharse contra su voluntad y, finalmente, se estampó una mano contra la cara. Ahí se echó a reír.
Sus pensamientos eran como golpes a un teclado, un puñado de letras puestas sin orden ni significado alguno. Reía a destajo, víctima de una vergüenza que llevaba años sin sentir, como si en lugar de ser el casanova que se consideraba volviera a ser virgen otra vez.
—No, no jod- no, a ver- no,… que, cla-, ¡a ver! —negó con la cabeza, riendo otro poco antes de alzar la vista a él, ya sin palma de por medio—. ¡Coño! ¡Claro que no sabía que era una broma! —más risas—. ¡O sea! Chacho del diablo, me dices lo de la ropa mientras me- ¡No! ¡Pues claro que no! Y en serio te esperas que- ¡Cómo iba a saber que era una broma!
“Tonto tonto tonto, más que tonto”.
—Y voy y dejo que salgas. No joda… —masculló con voz grave y en español—. Me había rallado. Digo- ¡ya está!, este no quiere, se ha agobiado, vamos muy rápido… ¿En serio te crees que yo te habría dejado ir si no? ¿Qué te crees, que me voy a esperar al matrimonio como Rick? ¡Mírate! —le señaló, concretamente a su “centro de gravedad”—. ¡Míram-bueno, no me-… Da igual.
Se acercó a él desde la bañera, aún cubierto por el agua violeta con una expresión que, a pesar de la felicidad y la risas, por la forma en la que se mordía el labio y negaba con la cabeza claramente destilaba un solo pensamiento: “yo te mato”. Ahora mismo era una sirena atrapada en la bañera, una que no podía salir precisamente por la cola que tenía.
—¿Me pasas una toalla, por favor? Ya que te has llevado la mía y tienes dos —dijo con tono mordaz, ladeando la cabeza con una sonrisa picajosa—. Si no salgo de aquí no puedo arrancarte nada.
Incluso si iba sin molestia real, el gesto se vio suavizado cuando vio por donde pasaba la segunda toalla, la cicatriz de su pierna. No solo la dirección que tomaron sus ojos delató a donde miraba, también el ángulo bajo que adoptaron sus orejas en una mezcla de corte y atención. La había visto, brevemente, pero la había visto, y era bastante más grande de lo que imaginaba. Increíble como había estado más pendiente de su trasero que de eso… Por lo menos fue al propio Ethan a quien pareció darle igual, pues tiró de un anzuelo que con tanto gusto pensaba morder.
—Ya, ya… Iiiish —arrugó el morro y chasqueó la lengua—, ¿sabes que pasa? Es que a veces tengo muy mala memoria… —cruzó y apoyó los brazos sobre el borde de la bañera para descansar sobre ellos la barbilla—. Y no recuerdo exactamente que dije abajo… O sea, quería hacerte muchas cosas y a ver, no me voy a olvidar de algo importante como que hemos empezado a salir un 22 de julio, por ejemplo, peroooo… ¿Me lo refrescas, flaco? Daale… —con tonito de pena agachó las orejas, inocente—. ¿Era algo con el escritorio…? ¿O contra el escritorio?
Tras una sonrisa ladina le dedicó una mucho más blandita cuando se acercó a él con una nueva toalla, a riesgos de que se arrepintiera de dársela por el pique. La abrió como el capote de un torero para ocultarse tras esta mientras se ponía de pie, asegurándose de que no se vieran sus indecencias a pesar de que, más calmado y todo, seguía bastante despierto. Al salir no subió la toalla hasta el pecho como hizo Ethan, sino que la mantuvo a la cintura para acumular más tela allí y así disimular con esta un tanto mejor. Cerradas las distancias le dio un beso en el cuello, llevándose con los labios el agua que por este corría. El varmano seguía con el pelo lleno de pétalos, y ahí se quedarían hasta que cayeran por el movimiento o su propio peso.
—Entonces… ¿Cómo era? —continuó en voz baja, con un tono que había recuperado seguridad, tan denso como la miel—. ¿Quieres que te preste ropa para arrancártela ooooo… seguimos por donde íbamos? Sin bromas.
Hecho un nudo a la cintura y teniendo manos libres, le atrajo de la nuca con suavidad para propinarle un mordisco superficial en la misma zona que había besado antes.
—¿Envolvemos los regalos o jugamos directamente, flaquito?
Aunque actuaba bien estaba bastante inquieto: por eso le pasaba la patata caliente a Ethan. No le gustaba vender sus acciones con tanta antelación, “hacemos tal, hacemos cual”, prefería ponerse directamente a lo que fuera o hablarlo sobre la marcha, pero esta era una cuestión de venganza. Ahora que… así tuviera que esperar un poco más, eso de vestirse solo por el gusto de desnudarle le llamaba bastante. Era una aproximación mucho más… elegante, a su estilo. Si estuvieran aún en la bañera bueno, pero ¿que diversión tenía si ya estaba servidos? Sus ronroneos regresaron con malas intenciones. Le besó otra vez, cerca de la nuez.
—No me importaría verte con una camisa mía…
Abrió la boca para pedir una toalla y así seguirle, mas la frase murió en la primera sílaba al haber ido a formularla justo cuando Ethan también se arrancaba a hablar. ¿Se podía ser más incómodo? Encima tenía que hacer un esfuerzo titánico en mirarle a la cara y no al bulto que se le marcaba más abajo en la toalla. Estaba teniendo pensamientos que por seguro no salían en la Biblia.
“¿Sabes que era una broma no?”.
—Ah. Ah-… —hubo un silencio en el que pasaron varias cosas: sus ojos se abrieron mucho, el rubor corrió como pólvora desde sus mejillas hasta sus orejas, una sonrisa zigzageante luchó por ensancharse contra su voluntad y, finalmente, se estampó una mano contra la cara. Ahí se echó a reír.
Sus pensamientos eran como golpes a un teclado, un puñado de letras puestas sin orden ni significado alguno. Reía a destajo, víctima de una vergüenza que llevaba años sin sentir, como si en lugar de ser el casanova que se consideraba volviera a ser virgen otra vez.
—No, no jod- no, a ver- no,… que, cla-, ¡a ver! —negó con la cabeza, riendo otro poco antes de alzar la vista a él, ya sin palma de por medio—. ¡Coño! ¡Claro que no sabía que era una broma! —más risas—. ¡O sea! Chacho del diablo, me dices lo de la ropa mientras me- ¡No! ¡Pues claro que no! Y en serio te esperas que- ¡Cómo iba a saber que era una broma!
“Tonto tonto tonto, más que tonto”.
—Y voy y dejo que salgas. No joda… —masculló con voz grave y en español—. Me había rallado. Digo- ¡ya está!, este no quiere, se ha agobiado, vamos muy rápido… ¿En serio te crees que yo te habría dejado ir si no? ¿Qué te crees, que me voy a esperar al matrimonio como Rick? ¡Mírate! —le señaló, concretamente a su “centro de gravedad”—. ¡Míram-bueno, no me-… Da igual.
Se acercó a él desde la bañera, aún cubierto por el agua violeta con una expresión que, a pesar de la felicidad y la risas, por la forma en la que se mordía el labio y negaba con la cabeza claramente destilaba un solo pensamiento: “yo te mato”. Ahora mismo era una sirena atrapada en la bañera, una que no podía salir precisamente por la cola que tenía.
—¿Me pasas una toalla, por favor? Ya que te has llevado la mía y tienes dos —dijo con tono mordaz, ladeando la cabeza con una sonrisa picajosa—. Si no salgo de aquí no puedo arrancarte nada.
Incluso si iba sin molestia real, el gesto se vio suavizado cuando vio por donde pasaba la segunda toalla, la cicatriz de su pierna. No solo la dirección que tomaron sus ojos delató a donde miraba, también el ángulo bajo que adoptaron sus orejas en una mezcla de corte y atención. La había visto, brevemente, pero la había visto, y era bastante más grande de lo que imaginaba. Increíble como había estado más pendiente de su trasero que de eso… Por lo menos fue al propio Ethan a quien pareció darle igual, pues tiró de un anzuelo que con tanto gusto pensaba morder.
—Ya, ya… Iiiish —arrugó el morro y chasqueó la lengua—, ¿sabes que pasa? Es que a veces tengo muy mala memoria… —cruzó y apoyó los brazos sobre el borde de la bañera para descansar sobre ellos la barbilla—. Y no recuerdo exactamente que dije abajo… O sea, quería hacerte muchas cosas y a ver, no me voy a olvidar de algo importante como que hemos empezado a salir un 22 de julio, por ejemplo, peroooo… ¿Me lo refrescas, flaco? Daale… —con tonito de pena agachó las orejas, inocente—. ¿Era algo con el escritorio…? ¿O contra el escritorio?
Tras una sonrisa ladina le dedicó una mucho más blandita cuando se acercó a él con una nueva toalla, a riesgos de que se arrepintiera de dársela por el pique. La abrió como el capote de un torero para ocultarse tras esta mientras se ponía de pie, asegurándose de que no se vieran sus indecencias a pesar de que, más calmado y todo, seguía bastante despierto. Al salir no subió la toalla hasta el pecho como hizo Ethan, sino que la mantuvo a la cintura para acumular más tela allí y así disimular con esta un tanto mejor. Cerradas las distancias le dio un beso en el cuello, llevándose con los labios el agua que por este corría. El varmano seguía con el pelo lleno de pétalos, y ahí se quedarían hasta que cayeran por el movimiento o su propio peso.
—Entonces… ¿Cómo era? —continuó en voz baja, con un tono que había recuperado seguridad, tan denso como la miel—. ¿Quieres que te preste ropa para arrancártela ooooo… seguimos por donde íbamos? Sin bromas.
Hecho un nudo a la cintura y teniendo manos libres, le atrajo de la nuca con suavidad para propinarle un mordisco superficial en la misma zona que había besado antes.
—¿Envolvemos los regalos o jugamos directamente, flaquito?
Aunque actuaba bien estaba bastante inquieto: por eso le pasaba la patata caliente a Ethan. No le gustaba vender sus acciones con tanta antelación, “hacemos tal, hacemos cual”, prefería ponerse directamente a lo que fuera o hablarlo sobre la marcha, pero esta era una cuestión de venganza. Ahora que… así tuviera que esperar un poco más, eso de vestirse solo por el gusto de desnudarle le llamaba bastante. Era una aproximación mucho más… elegante, a su estilo. Si estuvieran aún en la bañera bueno, pero ¿que diversión tenía si ya estaba servidos? Sus ronroneos regresaron con malas intenciones. Le besó otra vez, cerca de la nuez.
—No me importaría verte con una camisa mía…
- ♪♫♬:
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)
04/08/23, 05:39 pm
Había conseguido que Nohlem estuviera nervioso. No era la primera vez que obtenía aquel logro, pero si resultaba ser con diferencia la vez que más torpe había reaccionado. Las risas dispares del felino, su tartamudeo incoherente y su intento de justificación tardío era una combinación tan dulce que se le volvía la boca agua. Su chico tenía que tratarse de algún tipo de alcohol exotico pues no se explicaba si no, cómo podía tenerle tan enganchado a cada nuevo gesto que le regalaba. Si, tenía que ser eso, estaba borracho de amor.
Y es que desde el exterior las vistas eran aún mejores. Sus rizos pegados al rostro, ambos hombros humedecidos haciendo gala de su ancha espalda, la inmensidad de pecas que se perdían en el contorno de marcas más oscuras… Ethan perdió la vista en aquellos labios mojados a los que tan bien les sentaba ser mordidos, si solo fueran sus dientes y no los del propio…
-Hmm? -Asintió con cierta lentitud a su demanda pero ni teniéndolo de cara quiso disimular lo mucho que acababa de devorarle en su imaginación. Desde esa distancia le daba reparos cederle la que protegía la herida así que regresó junto al armario para darle otra, ahora bien, Nohlem seguía hablando y a cada nueva frase la sonrisa de su rostro luchaba por no acabar convertida en risa.
-Ah, mira, a alguien se le fue ya la timidez. -Le respondió una vez cerca, haciendo un amago sutil y puramente humorístico con la toalla como amenaza ante su piqué. Lejos de estar molesto no tardó en sumarse al juego tan animado como estaba al principio. Dudas disipadas tenían cancha de sobra para correr el uno detrás del otro. -Hmm contra el escritorio, sobre el mismo, desde donde tu quieras, hasta que tu quieras y a… bueno quiero decir, será por preposiciones.
Dejó la frase al aire para que fuera la propia mente de Nohlem quien quisiera terminarla y contento le cedió la toalla con la ilusión de poder verlo en todo su esplendor. Ilusión que se vino abajo en cuanto el pelirrojo se tapó sin salir siquiera de la bañera. Por suerte para Ethan a cambio de perder esa joya, recibió otra, cerrando los ojos en una pequeña risa cuando sintió la caricia sobre su cuello.
-Okay… -Respondió sin responder a nada en concreto, apenas había logrado discernir qué estaba diciendo. El vapor condensado de la estancia no ayudaba a que sus pensamientos tuvieran algún hilo lógico y los colmillos del felino presionando sobre su piel le borraba cualquier intento de seguir lúcido. Ahora mismo era como una liebre que bien agusto se dejaba comer por el tigre que tenía frente así. Tanto que al siguiente beso decidió colaborar subiendo levemente su rostro para que tuviera mejor acceso. -Sigue un poco más y me lo pienso…
Ethan paso de conejo a gato tan rápido como los besos continuaron pues no ronroneaba, pero poco le quedaba para hacerlo tan a gusto que se encontraba. Abrazo a Nohlem en torno a los hombros y se dejó hacer de forma obediente, colaborando con pequeñas risas y buscando constantemente el contacto de sus labios con cualquier tramo de su propia piel. Le adoraba, y si bien su corazón encontraba refugio en la ternura propia de un enamorado, su cuerpo se alimentaba con las llamas que dejaba aquel camino de besos. Quería más, mucho más pero sabía que si lo pedía o lo buscaba no llegarían siquiera a ver la ropa del armario.
-Te quiero. -Susurro al bajar la vista y buscar unos labios donde depositar un corto beso de agradecimiento. Se le quedó mirando con una sonrisa tonta y una garganta que le ardía en ganas de volver a decírselo. -Pero creo que va a ser mejor que vayas a buscarme algo o no vamos a salir nunca de aquí. -Su voz seguía siendo un murmullo cercano, pues quería aletargar el momento todo cuanto pudiera.
Sus brazos aflojaron al poco el agarre y los deslizó hacía el pecho del felino con la misma sutileza que sus anteriores palabras. Todo para empujarlo acto seguido hacía la puerta de salida. No con mucha fuerza, pero tampoco sobrado de paciencia. Hizo oídos sordos a cualquier queja o lamento que tuviera hasta que lo tuvo lo suficientemente fuera como para entrecerrar la puerta y delimitar así el espacio entre ambos.
-Escoge lo que prefieras y me lo traes, ¿si? Que los regalos no se ven o ya no son una sorpresaaa.
Nada más decirlo cerró la puerta. Para acto seguido volver a abrirla, se le había olvidado un detalle.
-Ah y nada de ponerte tu ropa! Que yo también quiero elegir por ti.
Y es que desde el exterior las vistas eran aún mejores. Sus rizos pegados al rostro, ambos hombros humedecidos haciendo gala de su ancha espalda, la inmensidad de pecas que se perdían en el contorno de marcas más oscuras… Ethan perdió la vista en aquellos labios mojados a los que tan bien les sentaba ser mordidos, si solo fueran sus dientes y no los del propio…
-Hmm? -Asintió con cierta lentitud a su demanda pero ni teniéndolo de cara quiso disimular lo mucho que acababa de devorarle en su imaginación. Desde esa distancia le daba reparos cederle la que protegía la herida así que regresó junto al armario para darle otra, ahora bien, Nohlem seguía hablando y a cada nueva frase la sonrisa de su rostro luchaba por no acabar convertida en risa.
-Ah, mira, a alguien se le fue ya la timidez. -Le respondió una vez cerca, haciendo un amago sutil y puramente humorístico con la toalla como amenaza ante su piqué. Lejos de estar molesto no tardó en sumarse al juego tan animado como estaba al principio. Dudas disipadas tenían cancha de sobra para correr el uno detrás del otro. -Hmm contra el escritorio, sobre el mismo, desde donde tu quieras, hasta que tu quieras y a… bueno quiero decir, será por preposiciones.
Dejó la frase al aire para que fuera la propia mente de Nohlem quien quisiera terminarla y contento le cedió la toalla con la ilusión de poder verlo en todo su esplendor. Ilusión que se vino abajo en cuanto el pelirrojo se tapó sin salir siquiera de la bañera. Por suerte para Ethan a cambio de perder esa joya, recibió otra, cerrando los ojos en una pequeña risa cuando sintió la caricia sobre su cuello.
-Okay… -Respondió sin responder a nada en concreto, apenas había logrado discernir qué estaba diciendo. El vapor condensado de la estancia no ayudaba a que sus pensamientos tuvieran algún hilo lógico y los colmillos del felino presionando sobre su piel le borraba cualquier intento de seguir lúcido. Ahora mismo era como una liebre que bien agusto se dejaba comer por el tigre que tenía frente así. Tanto que al siguiente beso decidió colaborar subiendo levemente su rostro para que tuviera mejor acceso. -Sigue un poco más y me lo pienso…
Ethan paso de conejo a gato tan rápido como los besos continuaron pues no ronroneaba, pero poco le quedaba para hacerlo tan a gusto que se encontraba. Abrazo a Nohlem en torno a los hombros y se dejó hacer de forma obediente, colaborando con pequeñas risas y buscando constantemente el contacto de sus labios con cualquier tramo de su propia piel. Le adoraba, y si bien su corazón encontraba refugio en la ternura propia de un enamorado, su cuerpo se alimentaba con las llamas que dejaba aquel camino de besos. Quería más, mucho más pero sabía que si lo pedía o lo buscaba no llegarían siquiera a ver la ropa del armario.
-Te quiero. -Susurro al bajar la vista y buscar unos labios donde depositar un corto beso de agradecimiento. Se le quedó mirando con una sonrisa tonta y una garganta que le ardía en ganas de volver a decírselo. -Pero creo que va a ser mejor que vayas a buscarme algo o no vamos a salir nunca de aquí. -Su voz seguía siendo un murmullo cercano, pues quería aletargar el momento todo cuanto pudiera.
Sus brazos aflojaron al poco el agarre y los deslizó hacía el pecho del felino con la misma sutileza que sus anteriores palabras. Todo para empujarlo acto seguido hacía la puerta de salida. No con mucha fuerza, pero tampoco sobrado de paciencia. Hizo oídos sordos a cualquier queja o lamento que tuviera hasta que lo tuvo lo suficientemente fuera como para entrecerrar la puerta y delimitar así el espacio entre ambos.
-Escoge lo que prefieras y me lo traes, ¿si? Que los regalos no se ven o ya no son una sorpresaaa.
Nada más decirlo cerró la puerta. Para acto seguido volver a abrirla, se le había olvidado un detalle.
-Ah y nada de ponerte tu ropa! Que yo también quiero elegir por ti.
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