- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)
07/06/23, 01:48 pm
Recuerdo del primer mensaje :
La noche estaba siendo cuanto menos, caótica. Desde el inicio aceptando viajar en moto, hasta esos instantes donde se habían convertido en un centro de atención no deseado. Si al Ethan de hace unos meses le dijeran que iba a tener no sólo la libertad, si no la esperanza de conseguir algo más que amistad con Nohlem no se lo habría creído.
Pero ahí le tenía, sacando de la manga una excusa que nadie se creía solo para arrastrarlo lejos de aquel foco. El Londinense le siguió sin rechistar, procesando aún la vergüenza tan grande del momento. Su rostro congelado en la más absoluta timidez se fue tornando en una sonrisa cuando habían cruzado la esquina y esa sonrisa se convirtió en una risa que acompañó a la del gato cuando le escuchó desfogarse.
Si quiera llego a responder bien, asintiendo entre resoplidos para que volviera a besarle. Tan torpe como tierno se juntaron otra vez, pero lejos de tener la misma intensidad que el inicio, aquella cercanía se había vuelto comedia. Y es que las risas continuaron a intervalos irregulares, interrumpiendo el contacto y volviéndose aún más sonoras con las cosquillas que el felino le estaba haciendo en el cuello. Sólo cesaron cuando entraron al despacho. Donde la sorpresa ocupó la primera plana y un Ethan curioso empezó a investigar el lugar.
-Vaya, no sabía que tenías este tipo de gustos... -Le respondió burlón, dedicándole una mirada de medio lado mientras recorría con un dedo una de las estanterías. El lugar era extremadamente elegante y en parte le recordaba al escritorio de su madre. Solo que este rezumaba dinero y contaba con suficiente decoración como para volverlo acogedor. Pronto algo captó su atención, un objeto mucho mejor que los libros o plantas del lugar. Una foto que le arrancó una risa suave, cargada de ternura.
-Oh nooo! Eras aún más adorable de pequeñín! -Tomo el marco en sus manos para observar mejor la imagen, huyendo a carcajada limpia en cuanto Nohlem intentó quitársela. Acabo dando la vuelta en torno al escritorio, hasta que vio a su perseguidor rendirse y confiado decidió apoyarse en el, sin llegar a sentarse. La espalda baja descansaba sobre el costado de la mesa, evitando así pisar o tirar ninguno de los objetos que descansaban sobre la misma. Por respeto al valor y orden que el lugar parecía guardar.
-¿¿Cómo es que nunca había visto yo ninguna de estas?? -Su tono era una mezcla entre sorpresa e indignación, disfrutando de las vistas adorables que le daba. Nohlem se veía tan pequeñito y tierno… Le volvió a enseñar el marco, colocándolo a la altura de su mejilla para acentuar lo adorable de la imagen. -Pero mirateee, no se porque no llevas más a menudo gafas. ¡Con lo bonitas que te quedan, si es que te comía toda la carita!
Esto último lo pronunció en un tono más bajo, con una sonrisa inocente que escondía cierta picaresca. Al fin y al cabo no mentía, ya que no podía achuchar a su versión pequeñita, se conformaba con llenar de besos a la joven.
La noche estaba siendo cuanto menos, caótica. Desde el inicio aceptando viajar en moto, hasta esos instantes donde se habían convertido en un centro de atención no deseado. Si al Ethan de hace unos meses le dijeran que iba a tener no sólo la libertad, si no la esperanza de conseguir algo más que amistad con Nohlem no se lo habría creído.
Pero ahí le tenía, sacando de la manga una excusa que nadie se creía solo para arrastrarlo lejos de aquel foco. El Londinense le siguió sin rechistar, procesando aún la vergüenza tan grande del momento. Su rostro congelado en la más absoluta timidez se fue tornando en una sonrisa cuando habían cruzado la esquina y esa sonrisa se convirtió en una risa que acompañó a la del gato cuando le escuchó desfogarse.
Si quiera llego a responder bien, asintiendo entre resoplidos para que volviera a besarle. Tan torpe como tierno se juntaron otra vez, pero lejos de tener la misma intensidad que el inicio, aquella cercanía se había vuelto comedia. Y es que las risas continuaron a intervalos irregulares, interrumpiendo el contacto y volviéndose aún más sonoras con las cosquillas que el felino le estaba haciendo en el cuello. Sólo cesaron cuando entraron al despacho. Donde la sorpresa ocupó la primera plana y un Ethan curioso empezó a investigar el lugar.
-Vaya, no sabía que tenías este tipo de gustos... -Le respondió burlón, dedicándole una mirada de medio lado mientras recorría con un dedo una de las estanterías. El lugar era extremadamente elegante y en parte le recordaba al escritorio de su madre. Solo que este rezumaba dinero y contaba con suficiente decoración como para volverlo acogedor. Pronto algo captó su atención, un objeto mucho mejor que los libros o plantas del lugar. Una foto que le arrancó una risa suave, cargada de ternura.
-Oh nooo! Eras aún más adorable de pequeñín! -Tomo el marco en sus manos para observar mejor la imagen, huyendo a carcajada limpia en cuanto Nohlem intentó quitársela. Acabo dando la vuelta en torno al escritorio, hasta que vio a su perseguidor rendirse y confiado decidió apoyarse en el, sin llegar a sentarse. La espalda baja descansaba sobre el costado de la mesa, evitando así pisar o tirar ninguno de los objetos que descansaban sobre la misma. Por respeto al valor y orden que el lugar parecía guardar.
-¿¿Cómo es que nunca había visto yo ninguna de estas?? -Su tono era una mezcla entre sorpresa e indignación, disfrutando de las vistas adorables que le daba. Nohlem se veía tan pequeñito y tierno… Le volvió a enseñar el marco, colocándolo a la altura de su mejilla para acentuar lo adorable de la imagen. -Pero mirateee, no se porque no llevas más a menudo gafas. ¡Con lo bonitas que te quedan, si es que te comía toda la carita!
Esto último lo pronunció en un tono más bajo, con una sonrisa inocente que escondía cierta picaresca. Al fin y al cabo no mentía, ya que no podía achuchar a su versión pequeñita, se conformaba con llenar de besos a la joven.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)
04/07/23, 12:25 pm
Por supuesto la presión que ejerció fue fuerte. Todavía iba comedido por miedo a ser brusco, pues aunque le encantase que otros fueran agresivos con él Nohlem no acostumbraba a serlo con otros, ni se hacía a que Ethan fuese tan pícaro como era. Por supuesto que si es lo que quería el londinense el varmano cumpliría, pero aún necesitaba tiempo para amoldarse a ello. Tiempo que dado lo mucho que le había estado provocando y todo lo que había aguantado posiblemente llegase más pronto que tarde.
Cuando Ethan volvió a la carga Nohlem echó la cabeza hacia atrás, suspirando sonoramente de alivio y placer. Por poco se le escapa un "te quiero", e Ethan fue a pagar su deliz con un breve pero notable tirón de pelo mientras él apretaba la mandíbula. "Joder. No la líes, cállateeee..."
Se negaba en rotundo a tener una confesión mientras se la chupaban. No. Vale que tuviera los sentimientos y las ideas embotadas porque aquello se sintiera como entrar al paraíso y fuera obra de su crush, pero no era tan cazurro.
Según un quejido rompía el aire su mano izquierda abandonó la cabeza de Ethan para apartarse el pelo y frotarse la cara de puro nervio, yendo después a la estantería donde estaba apoyado para aferrarse mejor. A fin de cuentas le estaba empezando a costar estar de pie, y con algo más de soporte su cadera podría moverse con mayor soltura.
—Ethan, Ethan... Ethannn... —repitió su nombre como un mantra hasta que la N se convirtió en un suspiro. Era el inicio de su aviso, pero ya ni a sus oídos sonaba como tal. Tenía los ojos entrecerrados, pero no apartaba la vista de él, totalmente prendado de la imagen, adicto al calor, los sonidos húmedos y su creciente adrenalina—. ¡Ethan...! Ya voy a- Joder...
El varmano gruñó, aguantó la respiración y, clavando los dedos en su pelo, soltó el aire en un suspiro tan sonoro como eterno, cuyas inhalaciones eran insuficientes para lo mucho que escapaba de sus pulmones. Llegado el clímax cerró los ojos, dejándose llevar por las maravillosas pulsaciones eléctricas que sobrecargaban su cuerpo y apagaban cualquier pensamiento, lógico e irracional, en toda su duración. Le temblaba el pulso, la voz, que aún seguía convertida en aire y melodía, e incluso la vista, la cual recuperó cuando el pico inicial fue menguando. Justo a tiempo para verle tragar, detalle que le arrancó una debilitada sonrisa y un dulce escalofrío.
—Ethan... —masculló. Tenía la boca fría y seca de tanto respirar por ella. El varmano suavizó el agarre de su mano hasta convertirlo en una caricia, humedeciendo tanto el cielo de su boca como sus labios con la lengua antes de tragar saliva en un intento de que su voz sonase menos rasposa–. Ethan... —exhaló una minúscula risa—. Santos... eres increíble.
Su mano derecha abandonó la cabeza del chico para unirse a la otra en el estante, haciendo ellas de mayor apoyo que sus piernas. Su pecho también bajaba y subía con dificultad, como si ambos acabasen de correr una carrera a fondo, y aún así logró reunir aire suficiente para una carcajada ante las palabras del otro. Ahí estaban otra vez los ronroneos que había perdido por fuerzas mayores, suaves y constantes. Cuando a pesar de la penumbra de la habitación sus ojos verdes encontraron los oscuros del británico Nohlem se recolocó para apoyarse un poco mejor y darle un ángulo más bonito y menos desgarbado de su cuerpo. Y ya de paso, subirse la ropa interior.
—No por nada, pero... —sonrió con suavidad, aún falto de aliento pero sobrado de sinceridad—. Creo que mis vistas son muchísimo mejores...
Se quedaría así unos segundos, permitiéndole el acomodarse y abrazarse a sus piernas mientras él recuperaba aunque fuera un cuarto de cerebro y se oxigenaba su sangre. El calor abrumador también se estaba disipando, devolviéndole a una temperatura mucho más agradable e incluso insuficiente. No necesitaba más excusas: eso sumado al cansancio le hizo bajar al suelo, irrumpiendo el agarre de koala que estaba teniendo el moreno con sus piernas para sumarse entero a él. Le estrujó entre sus brazos, sacando fuerza de Santa Miqella sabría donde para ello, y de nuevo frotó su cabeza contra la suya haciendo de ambas matas de pelo un caos aún mayor. A pesar de que una montaña rusa había acabado seguía atrapado en otra emocional, casi tan vertiginosa como la anterior.
—¿Cuánto...? ¿Cuánto has esperado? —se separó solo para ajustar ángulo y besarle la mejilla. Una, dos, tres veces, besos suaves y lentos que dejaban consigo los pequeños chasquidos de sus labios contra su piel—. Porque yo también he esperado mucho —de nuevo hizo espacio, esta vez para mirarle a los ojos. Sus latidos no eran tan urgentes como antes, cuando prácticamente había alcanzado el nirvana, pero igual eran un tambor de batalla en su pecho. Sus pupilas redondeadas tanto por el cariño como por el nerviosismo parecían temblar a cada "pum"—. Porque creo que estoy enamorado de ti desde hace tiempo —le dedicó una pequeña sonrisa inquieta y apenada—. Perdón por tardar tanto.
No quería besarle todavía. Quería- no, necesitaba seguir clavado a sus ojos negros, atento a toda reacción, confiado y lleno de la agradable seguridad de no estar equivocándose. Claro que eso no le hacía inmune a los nervios comunes de aquellas cosas.
—Te quiero, Ethan —añadió en voz aún más baja, pues a pesar de estar solos y que nadie más fuera a escucharle, aquellas palabras le pertenecían a él y solo a él.
Cuando Ethan volvió a la carga Nohlem echó la cabeza hacia atrás, suspirando sonoramente de alivio y placer. Por poco se le escapa un "te quiero", e Ethan fue a pagar su deliz con un breve pero notable tirón de pelo mientras él apretaba la mandíbula. "Joder. No la líes, cállateeee..."
Se negaba en rotundo a tener una confesión mientras se la chupaban. No. Vale que tuviera los sentimientos y las ideas embotadas porque aquello se sintiera como entrar al paraíso y fuera obra de su crush, pero no era tan cazurro.
Según un quejido rompía el aire su mano izquierda abandonó la cabeza de Ethan para apartarse el pelo y frotarse la cara de puro nervio, yendo después a la estantería donde estaba apoyado para aferrarse mejor. A fin de cuentas le estaba empezando a costar estar de pie, y con algo más de soporte su cadera podría moverse con mayor soltura.
—Ethan, Ethan... Ethannn... —repitió su nombre como un mantra hasta que la N se convirtió en un suspiro. Era el inicio de su aviso, pero ya ni a sus oídos sonaba como tal. Tenía los ojos entrecerrados, pero no apartaba la vista de él, totalmente prendado de la imagen, adicto al calor, los sonidos húmedos y su creciente adrenalina—. ¡Ethan...! Ya voy a- Joder...
El varmano gruñó, aguantó la respiración y, clavando los dedos en su pelo, soltó el aire en un suspiro tan sonoro como eterno, cuyas inhalaciones eran insuficientes para lo mucho que escapaba de sus pulmones. Llegado el clímax cerró los ojos, dejándose llevar por las maravillosas pulsaciones eléctricas que sobrecargaban su cuerpo y apagaban cualquier pensamiento, lógico e irracional, en toda su duración. Le temblaba el pulso, la voz, que aún seguía convertida en aire y melodía, e incluso la vista, la cual recuperó cuando el pico inicial fue menguando. Justo a tiempo para verle tragar, detalle que le arrancó una debilitada sonrisa y un dulce escalofrío.
—Ethan... —masculló. Tenía la boca fría y seca de tanto respirar por ella. El varmano suavizó el agarre de su mano hasta convertirlo en una caricia, humedeciendo tanto el cielo de su boca como sus labios con la lengua antes de tragar saliva en un intento de que su voz sonase menos rasposa–. Ethan... —exhaló una minúscula risa—. Santos... eres increíble.
Su mano derecha abandonó la cabeza del chico para unirse a la otra en el estante, haciendo ellas de mayor apoyo que sus piernas. Su pecho también bajaba y subía con dificultad, como si ambos acabasen de correr una carrera a fondo, y aún así logró reunir aire suficiente para una carcajada ante las palabras del otro. Ahí estaban otra vez los ronroneos que había perdido por fuerzas mayores, suaves y constantes. Cuando a pesar de la penumbra de la habitación sus ojos verdes encontraron los oscuros del británico Nohlem se recolocó para apoyarse un poco mejor y darle un ángulo más bonito y menos desgarbado de su cuerpo. Y ya de paso, subirse la ropa interior.
—No por nada, pero... —sonrió con suavidad, aún falto de aliento pero sobrado de sinceridad—. Creo que mis vistas son muchísimo mejores...
Se quedaría así unos segundos, permitiéndole el acomodarse y abrazarse a sus piernas mientras él recuperaba aunque fuera un cuarto de cerebro y se oxigenaba su sangre. El calor abrumador también se estaba disipando, devolviéndole a una temperatura mucho más agradable e incluso insuficiente. No necesitaba más excusas: eso sumado al cansancio le hizo bajar al suelo, irrumpiendo el agarre de koala que estaba teniendo el moreno con sus piernas para sumarse entero a él. Le estrujó entre sus brazos, sacando fuerza de Santa Miqella sabría donde para ello, y de nuevo frotó su cabeza contra la suya haciendo de ambas matas de pelo un caos aún mayor. A pesar de que una montaña rusa había acabado seguía atrapado en otra emocional, casi tan vertiginosa como la anterior.
—¿Cuánto...? ¿Cuánto has esperado? —se separó solo para ajustar ángulo y besarle la mejilla. Una, dos, tres veces, besos suaves y lentos que dejaban consigo los pequeños chasquidos de sus labios contra su piel—. Porque yo también he esperado mucho —de nuevo hizo espacio, esta vez para mirarle a los ojos. Sus latidos no eran tan urgentes como antes, cuando prácticamente había alcanzado el nirvana, pero igual eran un tambor de batalla en su pecho. Sus pupilas redondeadas tanto por el cariño como por el nerviosismo parecían temblar a cada "pum"—. Porque creo que estoy enamorado de ti desde hace tiempo —le dedicó una pequeña sonrisa inquieta y apenada—. Perdón por tardar tanto.
No quería besarle todavía. Quería- no, necesitaba seguir clavado a sus ojos negros, atento a toda reacción, confiado y lleno de la agradable seguridad de no estar equivocándose. Claro que eso no le hacía inmune a los nervios comunes de aquellas cosas.
—Te quiero, Ethan —añadió en voz aún más baja, pues a pesar de estar solos y que nadie más fuera a escucharle, aquellas palabras le pertenecían a él y solo a él.
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivación
Re: De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)
04/07/23, 09:02 pm
El abrazo de Nohlem fue tan bienvenido como los pequeños cabeceos que lo acompañaban. Ethan quedó recostado, cerrando los ojos para poder disfrutar de aquellas divertidas caricias más propias de un felino que de un humano. Una sincera risa acompañó la tranquilidad del momento, permitiendo despejar en aquella calma las nubes espesas que ocupaban parte de su mente y boca. Se sentía divagar en el vacío de un sueño donde era tan liviano como pesado ante un cansancio que se hacía cada vez más real tras el arrebato inicial de energía. Menos mal que contaba con aquel apretón donde la seguridad que le brindaba el pelirrojo era suficiente para permitir verse indefenso, dejándose envolver en un calor que lejos de ser pasional se convertía en la calma sosegada de una chimenea controlada. Amaba el confort que le brindaba y a cada nuevo beso su sonrisa se veía alimentada, expectante de recibir nuevas muestras de afecto.
Tras la breve separación Ethan no estaba tan centrado como gustaría, pues sus pensamientos seguían divagando en la primera pregunta todavía no resuelta. Sabía que era bastante, pero no sabía cuantificar cuánto. Lo llevaba queriendo mucho más tiempo del que era consciente y la barrera que delimitaba la amistad del amor había sido traspasada de una forma tan orgánica y paulatina que concretar el momento exacto se le hacía una misión imposible. Lo único que tenía claro es que, al menos ahora, el deseo de tenerlo cerca iba más allá de un capricho temporal o un amor fugaz. Era un sentimiento tan vivo y real como el tacto de los brazos que le rodeaban o la brisa que generaban los labios del felino al separarse de su mejilla.
Y es que a pesar del sosiego, su corazón latía desbocado, tan perdido como estaban sus ojos en el océano negruzco que suponían los de Nohlem, tan oscuros que podía verse reflejado en los mismos. Estaba estupefacto, con el rostro congelado en una sonrisa radiante y unos ojos entrecerrados de alegría. Era sorpresivo que a pesar del ambiente la confesión le hubiera pillado tan de improvisto. Otro palpitar en el interior de su caja torácica y no solo la música se volvió un eco lejano sino que hizo del entorno un borrón difuso donde era el felino quien se robaba el foco. Vio sus labios pronunciar las palabras a cámara lenta, saboreando cada sílaba como si fuera una nueva canción que le dedicaba en exclusiva y al siguiente golpe ensordecedor de su pecho tuvo que apartar la mirada presa de un nerviosismo repentino. Una risa suave se le escapó con la culpabilidad de quien no veía un buen momento para soltarla y ambas manos regresaron a su regazo, donde podía jugar con ellas tan inquietas como inquieto estaba todo él.
Le gustaba. Lo había dicho en alto. No, mejor. Estaba enamorado. De él, del tonto que llevaba evitando durante meses cualquier gesto de cariño suyo.
Tras la primera explosión de alegría se recargo sobre sus hombros el peso de la culpa. Nohlem le quería, era mutuo, llevaba siendo así mucho tiempo, seguramente el mismo que él había rehuido de cualquier acto donde pudiera demostrarlo. El temor de aquellos momentos le llevó a actuar así, pero como alguien que presumía de ser el adalid de la comunicación no podía evitar sentirse culpable al no haber aclarado una situación así con el que se suponía que era su mejor amigo.
-Yo… -Se aclaró la garganta en un intento de despejar parte de las dudas que le invadían. Arrancar siempre era lo más complicado, pero ante el esfuerzo de su compañero no podía quedarse atrás. Cerró los ojos y tomó aire antes de continuar, sin atreverse aún a dirigirle la mirada. -Yo también… me.. Quiero decir, llevo tanto tiempo pillado por ti que… Dios, ahora me siento un poco estúpido.
Río para sí. En parte por la tensión y en parte por la amargura que le traía el recuerdo de malos momentos pasados tan en vano. Una de sus manos viajó libre al encuentro de aquellos anillos que tanto le gustaban, y encontró confort en ellos cuando entrelazo sus dedos con los del contrario, buscando en esa presión las fuerzas que necesitaba para continuar.
-Tenía tanto miedo…-Confesó en un susurro, no por hacerlo íntimo sino porque su voz, avergonzada, no se quería exponer ante tan dura verdad. Llevaba tanto tiempo guardando esas inseguridades que notaba el hormigueo propio del pánico invadir su cuerpo y mente cuando se atrevía a compartirlas en voz alta. Como si a pesar de la liberación que suponían siguieran siendo un secreto prohibido.
>>Desde que te conocí siempre habías sido así de, bueno, coqueto… Pero con el tiempo entre broma y broma empecé a razonar que quizá ya no lo eran tanto. -Decidió omitir el testimonio más claro e ignorar el beso que tuvieron. Ese día le resultaba tan denso que no veía oportuno desempacarlo todavía, a pesar de que precisamente fue el inicio de su distanciamiento, a cambio, empezó a acariciar el dorso de su mano, trazando sutiles círculos en la misma. -Y claro yo… No sé. Pensé que querías un lío y ya y sinceramente me asuste mucho. Se que, Bueno… No te gustaba que se implique ningún tema amoroso y eh… Lo siento.
La vergüenza se hizo palpable en su rostro, al igual que parte de la angustia vivida se hizo evidente en su tono. Sólo entonces le dirigió la mirada con una torpe sonrisa, como si estuviera a punto de confesarle el mayor crimen de la historia.
-Pensé que dejarías de hablarme si acababas descubriendo lo absurdamente enamorado que estaba de ti… así que fui estúpido y elegí alejarme… Dioses, lo siento mucho.
Tras la breve separación Ethan no estaba tan centrado como gustaría, pues sus pensamientos seguían divagando en la primera pregunta todavía no resuelta. Sabía que era bastante, pero no sabía cuantificar cuánto. Lo llevaba queriendo mucho más tiempo del que era consciente y la barrera que delimitaba la amistad del amor había sido traspasada de una forma tan orgánica y paulatina que concretar el momento exacto se le hacía una misión imposible. Lo único que tenía claro es que, al menos ahora, el deseo de tenerlo cerca iba más allá de un capricho temporal o un amor fugaz. Era un sentimiento tan vivo y real como el tacto de los brazos que le rodeaban o la brisa que generaban los labios del felino al separarse de su mejilla.
Y es que a pesar del sosiego, su corazón latía desbocado, tan perdido como estaban sus ojos en el océano negruzco que suponían los de Nohlem, tan oscuros que podía verse reflejado en los mismos. Estaba estupefacto, con el rostro congelado en una sonrisa radiante y unos ojos entrecerrados de alegría. Era sorpresivo que a pesar del ambiente la confesión le hubiera pillado tan de improvisto. Otro palpitar en el interior de su caja torácica y no solo la música se volvió un eco lejano sino que hizo del entorno un borrón difuso donde era el felino quien se robaba el foco. Vio sus labios pronunciar las palabras a cámara lenta, saboreando cada sílaba como si fuera una nueva canción que le dedicaba en exclusiva y al siguiente golpe ensordecedor de su pecho tuvo que apartar la mirada presa de un nerviosismo repentino. Una risa suave se le escapó con la culpabilidad de quien no veía un buen momento para soltarla y ambas manos regresaron a su regazo, donde podía jugar con ellas tan inquietas como inquieto estaba todo él.
Le gustaba. Lo había dicho en alto. No, mejor. Estaba enamorado. De él, del tonto que llevaba evitando durante meses cualquier gesto de cariño suyo.
Tras la primera explosión de alegría se recargo sobre sus hombros el peso de la culpa. Nohlem le quería, era mutuo, llevaba siendo así mucho tiempo, seguramente el mismo que él había rehuido de cualquier acto donde pudiera demostrarlo. El temor de aquellos momentos le llevó a actuar así, pero como alguien que presumía de ser el adalid de la comunicación no podía evitar sentirse culpable al no haber aclarado una situación así con el que se suponía que era su mejor amigo.
-Yo… -Se aclaró la garganta en un intento de despejar parte de las dudas que le invadían. Arrancar siempre era lo más complicado, pero ante el esfuerzo de su compañero no podía quedarse atrás. Cerró los ojos y tomó aire antes de continuar, sin atreverse aún a dirigirle la mirada. -Yo también… me.. Quiero decir, llevo tanto tiempo pillado por ti que… Dios, ahora me siento un poco estúpido.
Río para sí. En parte por la tensión y en parte por la amargura que le traía el recuerdo de malos momentos pasados tan en vano. Una de sus manos viajó libre al encuentro de aquellos anillos que tanto le gustaban, y encontró confort en ellos cuando entrelazo sus dedos con los del contrario, buscando en esa presión las fuerzas que necesitaba para continuar.
-Tenía tanto miedo…-Confesó en un susurro, no por hacerlo íntimo sino porque su voz, avergonzada, no se quería exponer ante tan dura verdad. Llevaba tanto tiempo guardando esas inseguridades que notaba el hormigueo propio del pánico invadir su cuerpo y mente cuando se atrevía a compartirlas en voz alta. Como si a pesar de la liberación que suponían siguieran siendo un secreto prohibido.
>>Desde que te conocí siempre habías sido así de, bueno, coqueto… Pero con el tiempo entre broma y broma empecé a razonar que quizá ya no lo eran tanto. -Decidió omitir el testimonio más claro e ignorar el beso que tuvieron. Ese día le resultaba tan denso que no veía oportuno desempacarlo todavía, a pesar de que precisamente fue el inicio de su distanciamiento, a cambio, empezó a acariciar el dorso de su mano, trazando sutiles círculos en la misma. -Y claro yo… No sé. Pensé que querías un lío y ya y sinceramente me asuste mucho. Se que, Bueno… No te gustaba que se implique ningún tema amoroso y eh… Lo siento.
La vergüenza se hizo palpable en su rostro, al igual que parte de la angustia vivida se hizo evidente en su tono. Sólo entonces le dirigió la mirada con una torpe sonrisa, como si estuviera a punto de confesarle el mayor crimen de la historia.
-Pensé que dejarías de hablarme si acababas descubriendo lo absurdamente enamorado que estaba de ti… así que fui estúpido y elegí alejarme… Dioses, lo siento mucho.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)
05/07/23, 12:57 pm
Nohlem estuvo atento a cada minúsculo movimiento de Ethan y a cada pequeña reacción, desde los gestos más sutiles como la forma en la que su sonrisa se ensanchaba, a aquella risa que expresaba una inquietud donde no podía verse más reflejado. El varmano también bajo los brazos para hacer lo mismo que Ethan, tan tenso como si hubiera hilos atándole al techo y le limitaran el movimiento. Sonreía igual que él, pero a pesar de la alegría en el rostro del otro la incertidumbre se colaba en su pecho como un barco yéndose a pique. ¿Y si Ethan era como Connor? ¿Y si era recíproco pero no quería que lo fuese? Por todos los Santos, no podía con más códigos de honor y hermandad.
El temor bajó a su estómago como alcohol fuerte. Por eso el londinense podría ver como sus orejas estaban algo más en alza de lo normal, ligeramente inclinadas hacia atrás (todo lo que sus músculos permitían) entre la duda y la máxima atención. Su espalda se irguió imperceptiblemente, una rigidez poco aparente desde fuera que él sí que notaba con creces. Que Ethan rehuyese de sus ojos hacía aquello más tortuoso. No obstante todo su lenguaje corporal se hizo evidente cuando una primera oleada de alivio le hizo relajarse con una pequeña carcajada cargada agobio.
—Jaja, Santos, vale, yo... Vale, pensé que me... —rió otra vez, recuperando parte de esa tirantez.
"Pensé que me ibas a decir que no, una frase que no completó porque técnicamente aún no estaba excento de ella, por eso y por no interrumpir. Ethan también estaba pillado, tenía que quedarse con eso, pero no quería que los fuegos artificiales que generaban aquellas palabras incendiaran nada indebido aún, por si acaso. Un trabajo que resultó inútil cuando el tacto de sus dedos presionó todos los botones que activaban aquella pirotecnia. Vale, ahora sí que quería besarle.
Pero esperó, preocupado por el tono y el miedo del que quería hablarle. Nohlem le estrechó la mano, ladeando la cabeza a un lado como un cachorro confuso. Él también tenía sus propios miedos, pero estando en éxtasis le era difícil colocarlos sobre la mesa con la facilidad con la que lo había hecho en el pasado, ni qué decir de hacerlo ahora como Ethan. Sin embargo la inseguridad del británico punzó su pecho con culpabilidad, pues intuía por donde iban los tiros. Poco a poco sus orejas fueron agachándose y sus ojos buscando los suyos con más insistencia, apenado. Su mano perdió fuerza, pero no por ello le soltó.
Todo lo que decía era verdad. El granta ligaba muchísimo, su hermana ya le había advertido que si quería dar un paso en serio con Ethan primero tendría que cambiar eso, y joder si tenía toda la razón. El varmano no quería compromiso con nadie, y a la mínima que sus ligues temporales empezaban a mezclar sentimientos él era el primero en desaparecer, así que el sentimiento que el chico tenía era más que justificado. Ahora era consciente de cuan círculo vicioso había formado, y es que cuanto más le rechazaba Ethan más consuelo buscaba en otros, y a más "otros" que acumulaba Nohlem más miedo tenía Ethan. Era oficialmente estúpido.
Las últimas palabras que le dedicó le hicieron sentirse raro. Blando, triste, feliz, con ganas de llorar y reír a la vez. La extraña sonrisa que se formó en su rostro a medio camino de la pena y la euforia era buen indicativo de esto. ¿Cómo podía nada sonar tan agridulce? Que dijera estar enamorado y a la vez pidiera perdón...
—No, no no... Lo siento yo —su mano libre viajó hasta su rostro para cogerle de la barbilla y apartarle el pelo—. Soy un desastre. Lo siento.
Inhaló profundamente para suspirar del mismo modo. Después apartó su propio pelo y quien pasó a rehuir de su mirada fue él. Le daba miedo el compromiso. Le daba miedo que la burbuja en la que estaban se rompiera y arruinase las cosas con Ethan, le daba miedo hacerle y hacerse daño, pero... Suspiró otra vez.
—Es... normal que te diera miedo. O sea, me da... me da mucho miedo el compromiso. No me fio de mi mismo —tragó saliva y se lamió los labios, consciente de que exponer aquello era pegarse un tiro en el pie. "Oye te quiero pero que sepas que ni yo confío en mi"—. No quiero que la gente se pille de mi por eso, por eso y porque... porque solo quería que lo hicieras tú. O sea- coño, que mal ha sonado eso, ¡quiero decir! Que solo quería algo contigo... —"y con Connor", bien, pero mejor sacarse a ese bobo de la cabeza por ahora. Rió avergonzado—. Pero vamos, es normal que tuvieras miedo. Carajo no soy... bueno, soy un poco gilipollas. Cuando me ignorabas me iba con otra gente para tratar de no pensar en ti, así que te puedes imaginar...
Se cortó. Ethan no necesitaba saber cuantas veces había llamado a la chica que habían conocido en el parque de los gansos en sus arrebatos de pena negra. Se rio otra vez, cada vez más nervioso.
—Joder como la estoy liando —calló unos segundos, con la misma sonrisa tonta perenne en la cara, reorganizando sus pensamientos—. Me acerqué a Connor y a ti porque érais guapos y y está, la verdad, pero... yo que sé, me terminé pillando y... —se encogió de hombros, otra risa—. Que entiendo que me rechazaras tantas veces. La cosa es... —tomó aire para cortar la tontería que estaba arrastrando y, con renovada seriedad, un miedo atroz y una sonrisa cada vez más comprometida buscó su mirada—, si me vas a rechazar ahora o no.
"Por favor hace mucho que no me declaro a nadie y estoy oxidado pero por favor di que no".
El temor bajó a su estómago como alcohol fuerte. Por eso el londinense podría ver como sus orejas estaban algo más en alza de lo normal, ligeramente inclinadas hacia atrás (todo lo que sus músculos permitían) entre la duda y la máxima atención. Su espalda se irguió imperceptiblemente, una rigidez poco aparente desde fuera que él sí que notaba con creces. Que Ethan rehuyese de sus ojos hacía aquello más tortuoso. No obstante todo su lenguaje corporal se hizo evidente cuando una primera oleada de alivio le hizo relajarse con una pequeña carcajada cargada agobio.
—Jaja, Santos, vale, yo... Vale, pensé que me... —rió otra vez, recuperando parte de esa tirantez.
"Pensé que me ibas a decir que no, una frase que no completó porque técnicamente aún no estaba excento de ella, por eso y por no interrumpir. Ethan también estaba pillado, tenía que quedarse con eso, pero no quería que los fuegos artificiales que generaban aquellas palabras incendiaran nada indebido aún, por si acaso. Un trabajo que resultó inútil cuando el tacto de sus dedos presionó todos los botones que activaban aquella pirotecnia. Vale, ahora sí que quería besarle.
Pero esperó, preocupado por el tono y el miedo del que quería hablarle. Nohlem le estrechó la mano, ladeando la cabeza a un lado como un cachorro confuso. Él también tenía sus propios miedos, pero estando en éxtasis le era difícil colocarlos sobre la mesa con la facilidad con la que lo había hecho en el pasado, ni qué decir de hacerlo ahora como Ethan. Sin embargo la inseguridad del británico punzó su pecho con culpabilidad, pues intuía por donde iban los tiros. Poco a poco sus orejas fueron agachándose y sus ojos buscando los suyos con más insistencia, apenado. Su mano perdió fuerza, pero no por ello le soltó.
Todo lo que decía era verdad. El granta ligaba muchísimo, su hermana ya le había advertido que si quería dar un paso en serio con Ethan primero tendría que cambiar eso, y joder si tenía toda la razón. El varmano no quería compromiso con nadie, y a la mínima que sus ligues temporales empezaban a mezclar sentimientos él era el primero en desaparecer, así que el sentimiento que el chico tenía era más que justificado. Ahora era consciente de cuan círculo vicioso había formado, y es que cuanto más le rechazaba Ethan más consuelo buscaba en otros, y a más "otros" que acumulaba Nohlem más miedo tenía Ethan. Era oficialmente estúpido.
Las últimas palabras que le dedicó le hicieron sentirse raro. Blando, triste, feliz, con ganas de llorar y reír a la vez. La extraña sonrisa que se formó en su rostro a medio camino de la pena y la euforia era buen indicativo de esto. ¿Cómo podía nada sonar tan agridulce? Que dijera estar enamorado y a la vez pidiera perdón...
—No, no no... Lo siento yo —su mano libre viajó hasta su rostro para cogerle de la barbilla y apartarle el pelo—. Soy un desastre. Lo siento.
Inhaló profundamente para suspirar del mismo modo. Después apartó su propio pelo y quien pasó a rehuir de su mirada fue él. Le daba miedo el compromiso. Le daba miedo que la burbuja en la que estaban se rompiera y arruinase las cosas con Ethan, le daba miedo hacerle y hacerse daño, pero... Suspiró otra vez.
—Es... normal que te diera miedo. O sea, me da... me da mucho miedo el compromiso. No me fio de mi mismo —tragó saliva y se lamió los labios, consciente de que exponer aquello era pegarse un tiro en el pie. "Oye te quiero pero que sepas que ni yo confío en mi"—. No quiero que la gente se pille de mi por eso, por eso y porque... porque solo quería que lo hicieras tú. O sea- coño, que mal ha sonado eso, ¡quiero decir! Que solo quería algo contigo... —"y con Connor", bien, pero mejor sacarse a ese bobo de la cabeza por ahora. Rió avergonzado—. Pero vamos, es normal que tuvieras miedo. Carajo no soy... bueno, soy un poco gilipollas. Cuando me ignorabas me iba con otra gente para tratar de no pensar en ti, así que te puedes imaginar...
Se cortó. Ethan no necesitaba saber cuantas veces había llamado a la chica que habían conocido en el parque de los gansos en sus arrebatos de pena negra. Se rio otra vez, cada vez más nervioso.
—Joder como la estoy liando —calló unos segundos, con la misma sonrisa tonta perenne en la cara, reorganizando sus pensamientos—. Me acerqué a Connor y a ti porque érais guapos y y está, la verdad, pero... yo que sé, me terminé pillando y... —se encogió de hombros, otra risa—. Que entiendo que me rechazaras tantas veces. La cosa es... —tomó aire para cortar la tontería que estaba arrastrando y, con renovada seriedad, un miedo atroz y una sonrisa cada vez más comprometida buscó su mirada—, si me vas a rechazar ahora o no.
"Por favor hace mucho que no me declaro a nadie y estoy oxidado pero por favor di que no".
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivación
Re: De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)
05/07/23, 06:48 pm
Haber soltado aquellas palabras fue tan liberador como quitarse unas cadenas que lo mantenían apresado al fondo marino. Estaba lejos de alcanzar la superficie pero, los primeros rayos de sol se filtraban tímidos indicando que, al menos, si seguía nadando a buen ritmo podría recuperar aquella falta de aire. Cuando Nohlem aflojo el agarre él lo reforzó en contraposición, temeroso de una posible pérdida, no sabía si estar ambos atrapados en esa corriente le consolaba, o por lo contrario, le preocupaba.
Sus disculpas fueron como un flotador, y la mano sobre su mejilla hizo que Ethan se inclinara sobre la misma, dejando que sus ojos se cerraran durante aquel breve contacto para disfrutar plenamente de la sensación de confort que le brindaba. Fue una pena que esa muestra de afecto apenas durará un suspiro, aunque daba gracias a esa burbuja de alivio regalada. Hablar estaba bien y ya era hora que lo hicieran en condiciones, pero el londinense era una persona muy afectuosa, de las que necesitaban una confirmación física para sentirse valorado.
Cuando Nohlem empezó a contar su versión de la historia le dejó todo el espacio que necesitase, del mismo modo que él lo tuvo en su momento. El inicio fue… complicado, lejos de juzgar, el moreno ladeo la cabeza y asintió despacio, sumiéndose en sus propios pensamientos. En esos temas eran tan contrarios que lo único que podía hacer era escuchar y tratar ante todo de comprender. Como era de esperar el miedo al compromiso era un conflicto muy delicado, salvado ante el secreto desvelado… ¿De verdad llevaba todo ese tiempo esperándolo?
Ethan nunca había sido especialmente celoso, ninguno de los amantes del gato le quitaba el sueño. El temor de que algún día se enamorara de uno siempre estaba ahí y obvio la envidia de no tener esa cercanía prohibida, pero ¿más allá de ello? nada. Por eso fue que la actitud de despecho le entristeció más por el contexto que la rodeaba que por el hecho de que pudiera acostarse con otra gente y aunque una parte pequeña y egoísta de su mente se sentía especial por ello, en el conjunto general hubiera agradecido evitarla por completo.
-Hey, esta bien… Los dos la hemos liado a nuestra manera. -Le dedico un ligero apretón ante la falta de contacto visual como forma de animarle. No le importaba si quería explayarse aunque pudiera en algún momento dolerle, valoraba mucho más crear un ambiente de confianza donde el pelirrojo fuera libre de expresarse.
Ante la última respuesta se mordió el labio, liberandolo junto a una risa menos nerviosa, una donde notaba la ironía de su propia torpeza. Habían compartido todo tipo de intimidad, desde mordiscos hasta besos apasionados y ahí volvía a tenerlo atrapado con una duda emocional que en comparación debería de ser sencilla compartir. Esta vez fue el propio Ethan quien interrumpió el agarre para desplazar ambas manos a las mejillas del felino, sosteniendo la mirada con una sonrisa ladeada. Su corazón seguía bombeando con una fuerza desmedida, dejando que en esos segundos de silencio sus propios latidos tomarán protagonismo.
-¿Cómo voy a rechazarte? Tonto, si cuando lo intente falle todas y cada una de las veces.
La sinceridad tiñó su rostro de rojizo a medida que hablaba. No podía negarle nada, no a la persona que tenía enfrente suyo. Le sostuvo la mirada para deleitarse con el turquesa de sus ojos y cuando la bajo fue hacía su hociquito, trazando el mismo recorrido que hizo otras tantas veces. No había deseo en las sutiles caricias que le dedicaba con la yema de sus dedos, había amor, uno tan paciente que aún viéndose atrapado en la finura de sus labios esperó. Antes el juego se terminaba ahí, podía observar pero no buscar, no tocar y menos aún querer pero ahora…
-¿Puedo besarte?
Con una afirmativa se apegó a él despacio. Dejando que el beso fuera suave y sutil, apenas un pico alargado en el tiempo donde sus labios se acariciaban en una intimidad muy diferente a la compartida con anterioridad. Cuando se separó le regaló otro en la naricita, un gesto puramente sentimental en el que aún mantenía ambas manos en su rostro.
-Creo que hay… hay cosas que hablar sobre lo que ambos buscamos pero, Nohlem por dios, te quiero y si tu quieres intentarlo… Ahí me golpee Connor al salir de este cuarto, que seguiré deseando estar contigo.
Finalizó la frase con una risa tímida, avergonzado ante su propia broma, aún siendo completamente sincero sobre ella. Si algo tenía claro era, que aunque aquel océano fuera una incertidumbre llena de dudas, si Nohlem estaba dispuesto a nadar a su lado, él iría hasta el final.
Sus disculpas fueron como un flotador, y la mano sobre su mejilla hizo que Ethan se inclinara sobre la misma, dejando que sus ojos se cerraran durante aquel breve contacto para disfrutar plenamente de la sensación de confort que le brindaba. Fue una pena que esa muestra de afecto apenas durará un suspiro, aunque daba gracias a esa burbuja de alivio regalada. Hablar estaba bien y ya era hora que lo hicieran en condiciones, pero el londinense era una persona muy afectuosa, de las que necesitaban una confirmación física para sentirse valorado.
Cuando Nohlem empezó a contar su versión de la historia le dejó todo el espacio que necesitase, del mismo modo que él lo tuvo en su momento. El inicio fue… complicado, lejos de juzgar, el moreno ladeo la cabeza y asintió despacio, sumiéndose en sus propios pensamientos. En esos temas eran tan contrarios que lo único que podía hacer era escuchar y tratar ante todo de comprender. Como era de esperar el miedo al compromiso era un conflicto muy delicado, salvado ante el secreto desvelado… ¿De verdad llevaba todo ese tiempo esperándolo?
Ethan nunca había sido especialmente celoso, ninguno de los amantes del gato le quitaba el sueño. El temor de que algún día se enamorara de uno siempre estaba ahí y obvio la envidia de no tener esa cercanía prohibida, pero ¿más allá de ello? nada. Por eso fue que la actitud de despecho le entristeció más por el contexto que la rodeaba que por el hecho de que pudiera acostarse con otra gente y aunque una parte pequeña y egoísta de su mente se sentía especial por ello, en el conjunto general hubiera agradecido evitarla por completo.
-Hey, esta bien… Los dos la hemos liado a nuestra manera. -Le dedico un ligero apretón ante la falta de contacto visual como forma de animarle. No le importaba si quería explayarse aunque pudiera en algún momento dolerle, valoraba mucho más crear un ambiente de confianza donde el pelirrojo fuera libre de expresarse.
Ante la última respuesta se mordió el labio, liberandolo junto a una risa menos nerviosa, una donde notaba la ironía de su propia torpeza. Habían compartido todo tipo de intimidad, desde mordiscos hasta besos apasionados y ahí volvía a tenerlo atrapado con una duda emocional que en comparación debería de ser sencilla compartir. Esta vez fue el propio Ethan quien interrumpió el agarre para desplazar ambas manos a las mejillas del felino, sosteniendo la mirada con una sonrisa ladeada. Su corazón seguía bombeando con una fuerza desmedida, dejando que en esos segundos de silencio sus propios latidos tomarán protagonismo.
-¿Cómo voy a rechazarte? Tonto, si cuando lo intente falle todas y cada una de las veces.
La sinceridad tiñó su rostro de rojizo a medida que hablaba. No podía negarle nada, no a la persona que tenía enfrente suyo. Le sostuvo la mirada para deleitarse con el turquesa de sus ojos y cuando la bajo fue hacía su hociquito, trazando el mismo recorrido que hizo otras tantas veces. No había deseo en las sutiles caricias que le dedicaba con la yema de sus dedos, había amor, uno tan paciente que aún viéndose atrapado en la finura de sus labios esperó. Antes el juego se terminaba ahí, podía observar pero no buscar, no tocar y menos aún querer pero ahora…
-¿Puedo besarte?
Con una afirmativa se apegó a él despacio. Dejando que el beso fuera suave y sutil, apenas un pico alargado en el tiempo donde sus labios se acariciaban en una intimidad muy diferente a la compartida con anterioridad. Cuando se separó le regaló otro en la naricita, un gesto puramente sentimental en el que aún mantenía ambas manos en su rostro.
-Creo que hay… hay cosas que hablar sobre lo que ambos buscamos pero, Nohlem por dios, te quiero y si tu quieres intentarlo… Ahí me golpee Connor al salir de este cuarto, que seguiré deseando estar contigo.
Finalizó la frase con una risa tímida, avergonzado ante su propia broma, aún siendo completamente sincero sobre ella. Si algo tenía claro era, que aunque aquel océano fuera una incertidumbre llena de dudas, si Nohlem estaba dispuesto a nadar a su lado, él iría hasta el final.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)
05/07/23, 10:12 pm
Un pequeño ronroneo que no tardó en ahogar con un carraspeo (no le parecía el momento) fue su primera respuesta a aquellas palabras de consuelo. En el fondo sabía que le gustaba a Ethan, al menos en los últimos meses, pero la carrera de obstáculos que se habían montado ellos dos solos había sido difícil de sortear. Resultaba mucho más sencillo superarla con ayuda, y ayuda es lo que estaba teniendo. Por si no fuera poco ahora se arrepentía incluso MÁS de lo sucedido en el cementerio, el que posiblemente fue el punto de inflección a los momentos más críticos entre los dos, y ahora que lo veía desde un puesto más alto… Joder, la de problemas que se habría evitado solo diciendo la verdad. Sabía que era inútil pensar así ahora y su yo del pasado tenía justificante, pero…
Qué más daba. Otro ronroneo mucho más fuerte hizo vibrar su garganta, como una mofa de su propio cuerpo retándole a “venga, intenta callar este”, en cuanto Ethan le agarró el rostro y respondió justo lo que necesitaba oír. Suspiró de alivio y asintió a su pregunta, la misma que tendría que haber hecho él en su momento, con una sonrisa boba y un rubor que no podía ser sano mantener durante tanto tiempo.
—Por favor.
Se habían besado mil veces esa noche y técnicamente su primer beso había sido meses atrás, y sin embargo ese se sentía totalmente distinto a los otros. Nuevo. Puede que por tener los nervios a flor de piel o por haberse sincerado, pero aquel simple pico hizo que su nuca se erizara en un escalofrío. Sonrió con el segundo en la nariz, dejándose hacer.
—Hmm, oye… ¿Podemos hacer de este nuestro primer beso? No sé porqué me lo parece —se rió con suavidad, por fin una risa que no venía con el miedo pegado.
Asintió un par de veces, movimientos suaves que acompañaban la seriedad del asunto, mas un “sí” verbal escapó abruptamente de sus labios cuando Ethan habló de intentar, sin pensarlo dos veces. Lo había acompañado de un te quiero y aquellas dos palabras devolvieron sus pupilas a todo su esplendor. La habitación se iluminaba cada vez que eso pasaba, literalmente.
—Sí —repitió, con una sonrisa de las que duelen en la cara—. Te prometo que me portaré bien, mi flaco —intentó no derretirse con sus propias palabras, pues añadir un posesivo delante del adjetivo que usaba para él era algo que no esperaba se sintiera tan bien—. Madre mía, la de seguidores que voy a perder en Instagram cuando diga que ya no busco a nadie… —añadió con falso tono afligido que perdió fuerza por su propia risa, sumando otra broma a la de Ethan—. Y a Connor que le follen. Si tiene celos que se declare como nosotros.
Rio de nuevo, dedicándole una mirada repleta de cariño en el proceso. Hablando de lo cual, tendrían que ir saliendo. Miró la puerta y en el proceso, los libros, fotos y papeles que habían tirado al suelo, aún incrédulo de todas las cosas que habían ido a hacer al despacho de su madre.
—Ey, quieres… ¿Quieres que vayamos a mi cuarto? —dijo mientras acercaba una foto de sus padres y la ponía malamente en un estante al que no pertenecía. Ya lo arreglaría luego. O mejor, que se encargasen los de limpieza—. Quiero quitarme la sal del cuerpo.
Lo peor es que era cierto. Por supuesto no olvidaba ni descartaba todo lo que había dicho en sus momentos más pasionales, le tenía más ganas que antes si cabía al medio japonés, pero ahora mismo quería pasar tiempo con él de maneras más sencillas. Esas que, contra todo pronóstico, habían parecido mucho más difíciles de conseguir que los orgamos y los jadeos. Ante la afirmativa se levantó, arrastrando consigo a un Ethan que se negaba a soltar su mano.
—Por cierto… hablando del rey de Roma que esperemos por la puerta no asoma. Adivina quien fue el que me llamó antes —y con una recuperada sonrisa ladina de las suyas, Nohlem alzó el brazo donde tenía el reloj y agitó la muñeca—. ¿Te imaginas que le llego a contestar mientras…?
Al agitar el reloj la pantalla se iluminó, mostrando no solo la llamada perdida, sino un audio recibido de Connor de hacía ya rato. La curiosidad se removió en su pecho.
—Uy.
Qué más daba. Otro ronroneo mucho más fuerte hizo vibrar su garganta, como una mofa de su propio cuerpo retándole a “venga, intenta callar este”, en cuanto Ethan le agarró el rostro y respondió justo lo que necesitaba oír. Suspiró de alivio y asintió a su pregunta, la misma que tendría que haber hecho él en su momento, con una sonrisa boba y un rubor que no podía ser sano mantener durante tanto tiempo.
—Por favor.
Se habían besado mil veces esa noche y técnicamente su primer beso había sido meses atrás, y sin embargo ese se sentía totalmente distinto a los otros. Nuevo. Puede que por tener los nervios a flor de piel o por haberse sincerado, pero aquel simple pico hizo que su nuca se erizara en un escalofrío. Sonrió con el segundo en la nariz, dejándose hacer.
—Hmm, oye… ¿Podemos hacer de este nuestro primer beso? No sé porqué me lo parece —se rió con suavidad, por fin una risa que no venía con el miedo pegado.
Asintió un par de veces, movimientos suaves que acompañaban la seriedad del asunto, mas un “sí” verbal escapó abruptamente de sus labios cuando Ethan habló de intentar, sin pensarlo dos veces. Lo había acompañado de un te quiero y aquellas dos palabras devolvieron sus pupilas a todo su esplendor. La habitación se iluminaba cada vez que eso pasaba, literalmente.
—Sí —repitió, con una sonrisa de las que duelen en la cara—. Te prometo que me portaré bien, mi flaco —intentó no derretirse con sus propias palabras, pues añadir un posesivo delante del adjetivo que usaba para él era algo que no esperaba se sintiera tan bien—. Madre mía, la de seguidores que voy a perder en Instagram cuando diga que ya no busco a nadie… —añadió con falso tono afligido que perdió fuerza por su propia risa, sumando otra broma a la de Ethan—. Y a Connor que le follen. Si tiene celos que se declare como nosotros.
Rio de nuevo, dedicándole una mirada repleta de cariño en el proceso. Hablando de lo cual, tendrían que ir saliendo. Miró la puerta y en el proceso, los libros, fotos y papeles que habían tirado al suelo, aún incrédulo de todas las cosas que habían ido a hacer al despacho de su madre.
—Ey, quieres… ¿Quieres que vayamos a mi cuarto? —dijo mientras acercaba una foto de sus padres y la ponía malamente en un estante al que no pertenecía. Ya lo arreglaría luego. O mejor, que se encargasen los de limpieza—. Quiero quitarme la sal del cuerpo.
Lo peor es que era cierto. Por supuesto no olvidaba ni descartaba todo lo que había dicho en sus momentos más pasionales, le tenía más ganas que antes si cabía al medio japonés, pero ahora mismo quería pasar tiempo con él de maneras más sencillas. Esas que, contra todo pronóstico, habían parecido mucho más difíciles de conseguir que los orgamos y los jadeos. Ante la afirmativa se levantó, arrastrando consigo a un Ethan que se negaba a soltar su mano.
—Por cierto… hablando del rey de Roma que esperemos por la puerta no asoma. Adivina quien fue el que me llamó antes —y con una recuperada sonrisa ladina de las suyas, Nohlem alzó el brazo donde tenía el reloj y agitó la muñeca—. ¿Te imaginas que le llego a contestar mientras…?
Al agitar el reloj la pantalla se iluminó, mostrando no solo la llamada perdida, sino un audio recibido de Connor de hacía ya rato. La curiosidad se removió en su pecho.
—Uy.
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivación
Personajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)
06/07/23, 06:28 pm
En esos momentos Ethan envidiaba los adorables ronroneos de su compañero. No solo por lo bonito que le hacía ver un sonido tan simple, si no por lo efectivo que era a la hora de enseñar su agrado. Una muestra sencilla que le hacía querer arrancarle cuantos más pudiera. Tentado a seguir regalándole suaves besos solo se contuvo porque Nohlem empezó a hablar.
-Me parece perfecto… -Secundo con la misma sonrisa tonta pues el sentimiento era compartido a pesar de la ironía de que su boca mantuviera el gusto amargo. Trató de no pensar en ello, aunque su propia risa le dejó en evidencia cuando se pasó la lengua por el interior de los mofletes en un intento de borrar las pruebas sucias que les dejaban en evidencia. Bueno.. podían ser como dos adolescentes enamorados y muy pervertidos explorando su primer amor… si.
Ante el nuevo artículo a Ethan se le ensanchó la sonrisa si es que eso se podía. Mi flaco, vale, no sabía qué significaba exactamente flaco pero… quedaba igualmente tierno. En su cabeza empezaron a florecer nuevas ideas, con las energías renovadas de quien quería probarlas todas y cada una de ellas. Mi gatito, my darling, mi…. Oh. ¿Podría decirlo?
Con las siguientes afirmaciones el joven se sintió en las nubes. Siendo sinceros se conformaba con bien poco, y a sabiendas de lo popular que era el pelirrojo ni se había planteado que quisiera hacer su relación pública en redes.
-Oh, ¡A mi no me importaría si no quisieras decir nada! -Intento sonar convincente, a pesar de lo imposible que le resultaba esconder una euforia tan grande. Era en ese tipo de actividades tan banales, como subir fotos juntos, donde encontraba un nuevo interés recién ganado, quizá por lo mucho que había soñado con cumplir esos logros tan pequeñitos. El sexo estaba bien, pero poder realizar actividades cotidianas de ese estilo le creaba una ilusión cándida y sincera. -Aunque… Me encantaría poder presumir de ... mi novio. -Menciono esto último un tono más bajo, inseguro de si decirlo en voz alta era demasiado apresurado.
Y como no, la mención de Connor tenía que regresar. Se rio un tanto apurado, pues ahora que estaba más lúcido recordaba con vergüenza los mensajes que le había mandado. Las llamadas seguramente fueran su culpa , y no quería ni encender su móvil por si acaso encontraba peores textos en el suyo. Mientras trataba de lidiar con esos pensamientos, su cabeza acabo de conectar las dos situaciones, enlazando un solo escenario que le sacó todos los colores a la luz.
-Oh dios, Nohlem, dime que la vibración del puto reloj no era porque Connor te estaba llamando!! La madre que- Respiro hondo, apartando la muñeca donde le enseñaba las pruebas incriminatorias para evitar morirse en ese instante del pudor. Aprovechó ese momento para ir a recoger la ropa faltante, huyendo de mala manera de aquel foco. -Ni lo pongas, qué vergüenza ay ay ay. -De espaldas a él, levantó el polo del suelo, arrugando el morro en una mezcla donde el malestar por el canadiense se le juntaba con la idea de tener que volver a vestirse con esa horterada de prenda. -No podía yo estarme quieto… y no podías tú estarlo tampoco! Como se entere de lo que has hecho… Sigh, vamos a ignorarlo por un rato si te parece. Anda, ven aquí.
Sacudió en el aire su camisa de palmeras, indicando que se acercara para poder ponérsela. Ni loco dejaba que salieran del cuarto tal cual estaban, visto que ese pasillo era una sala de reunión constante quería ahorrarse el que su recién obtenida cuñada les viera así por segunda vez en lo que llevaban de noche. Para empezar por que una ya era suficiente y para seguir porque Nohlem estaba cubierto de marcas. Una mueca se dibujó en su rostro observándolas ahora en frío, asegurándose de abrochar bien los botones como intento nulo de ocultarlas. La sonrisita pícara que le dedicó no ayudó a que su sonrojo tuviera descanso, y como respuesta se llevó un gruñido en lo que terminaba de ajustar el cuello de la camisa. Tirando de más a modo de queja.
-Qué desastre… sois ricos, ¿no tenéis alguna clase de pasadizo secreto o algo así? -Le preguntó como un ruego desesperado tras ver que ni con todos los botones dados podía cubrir los chupetones del cuello o las mordeduras de su labio. A falta de ello buscó consuelo en su pelo, tratando de peinarlo como buenamente podía. -Nah, a quien quiero engañar… O se te ha colado algún mapache con rabia en la mansión o has tenido el mejor polvo de tu vida. Y con esa estúpida sonrisa no hay dios que se crea la primera opción.
Lejos de sonar cabreado, su frustración pronto se convirtió en humor cuando se le pegó la misma sonrisa incapaz de mantener una seriedad fingida. Le tomó nuevamente de la mano y dándole un beso igual de corto e inocente que el último abrió la puerta para que les guiará hacía el que sería su nuevo destino.
-Me parece perfecto… -Secundo con la misma sonrisa tonta pues el sentimiento era compartido a pesar de la ironía de que su boca mantuviera el gusto amargo. Trató de no pensar en ello, aunque su propia risa le dejó en evidencia cuando se pasó la lengua por el interior de los mofletes en un intento de borrar las pruebas sucias que les dejaban en evidencia. Bueno.. podían ser como dos adolescentes enamorados y muy pervertidos explorando su primer amor… si.
Ante el nuevo artículo a Ethan se le ensanchó la sonrisa si es que eso se podía. Mi flaco, vale, no sabía qué significaba exactamente flaco pero… quedaba igualmente tierno. En su cabeza empezaron a florecer nuevas ideas, con las energías renovadas de quien quería probarlas todas y cada una de ellas. Mi gatito, my darling, mi…. Oh. ¿Podría decirlo?
Con las siguientes afirmaciones el joven se sintió en las nubes. Siendo sinceros se conformaba con bien poco, y a sabiendas de lo popular que era el pelirrojo ni se había planteado que quisiera hacer su relación pública en redes.
-Oh, ¡A mi no me importaría si no quisieras decir nada! -Intento sonar convincente, a pesar de lo imposible que le resultaba esconder una euforia tan grande. Era en ese tipo de actividades tan banales, como subir fotos juntos, donde encontraba un nuevo interés recién ganado, quizá por lo mucho que había soñado con cumplir esos logros tan pequeñitos. El sexo estaba bien, pero poder realizar actividades cotidianas de ese estilo le creaba una ilusión cándida y sincera. -Aunque… Me encantaría poder presumir de ... mi novio. -Menciono esto último un tono más bajo, inseguro de si decirlo en voz alta era demasiado apresurado.
Y como no, la mención de Connor tenía que regresar. Se rio un tanto apurado, pues ahora que estaba más lúcido recordaba con vergüenza los mensajes que le había mandado. Las llamadas seguramente fueran su culpa , y no quería ni encender su móvil por si acaso encontraba peores textos en el suyo. Mientras trataba de lidiar con esos pensamientos, su cabeza acabo de conectar las dos situaciones, enlazando un solo escenario que le sacó todos los colores a la luz.
-Oh dios, Nohlem, dime que la vibración del puto reloj no era porque Connor te estaba llamando!! La madre que- Respiro hondo, apartando la muñeca donde le enseñaba las pruebas incriminatorias para evitar morirse en ese instante del pudor. Aprovechó ese momento para ir a recoger la ropa faltante, huyendo de mala manera de aquel foco. -Ni lo pongas, qué vergüenza ay ay ay. -De espaldas a él, levantó el polo del suelo, arrugando el morro en una mezcla donde el malestar por el canadiense se le juntaba con la idea de tener que volver a vestirse con esa horterada de prenda. -No podía yo estarme quieto… y no podías tú estarlo tampoco! Como se entere de lo que has hecho… Sigh, vamos a ignorarlo por un rato si te parece. Anda, ven aquí.
Sacudió en el aire su camisa de palmeras, indicando que se acercara para poder ponérsela. Ni loco dejaba que salieran del cuarto tal cual estaban, visto que ese pasillo era una sala de reunión constante quería ahorrarse el que su recién obtenida cuñada les viera así por segunda vez en lo que llevaban de noche. Para empezar por que una ya era suficiente y para seguir porque Nohlem estaba cubierto de marcas. Una mueca se dibujó en su rostro observándolas ahora en frío, asegurándose de abrochar bien los botones como intento nulo de ocultarlas. La sonrisita pícara que le dedicó no ayudó a que su sonrojo tuviera descanso, y como respuesta se llevó un gruñido en lo que terminaba de ajustar el cuello de la camisa. Tirando de más a modo de queja.
-Qué desastre… sois ricos, ¿no tenéis alguna clase de pasadizo secreto o algo así? -Le preguntó como un ruego desesperado tras ver que ni con todos los botones dados podía cubrir los chupetones del cuello o las mordeduras de su labio. A falta de ello buscó consuelo en su pelo, tratando de peinarlo como buenamente podía. -Nah, a quien quiero engañar… O se te ha colado algún mapache con rabia en la mansión o has tenido el mejor polvo de tu vida. Y con esa estúpida sonrisa no hay dios que se crea la primera opción.
Lejos de sonar cabreado, su frustración pronto se convirtió en humor cuando se le pegó la misma sonrisa incapaz de mantener una seriedad fingida. Le tomó nuevamente de la mano y dándole un beso igual de corto e inocente que el último abrió la puerta para que les guiará hacía el que sería su nuevo destino.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)
06/07/23, 10:26 pm
Novio. Aquella palabra rebotó como una pelotita de goma lanzada con muchísima fuerza por su cerebro, y su reacción fue casi tan caótica como las direcciones que esta tomaba. Primero abrió mucho los ojos, luego una mueca que era difícil de identificar y por último, con un retraso considerable unos ojos grandes y un fuerte ronroneo. Nohlem no tenía buena estima de aquel término, las veces que la había oído hacia su persona eran por: a) “mi novio se ha enterado de lo nuestro”, o peor, b) “¿te gustaría ser mi novio?” que venía a indicar que tenía que pasar por el mal trago de responder que no y posiblemente hacer llorar a alguien. Pero esta vez era Ethan quien lo decía. “Soy tuyo y tú eres mío”, pensó, y con aquello sintió el rubor subir hasta la punta de sus orejas. Aunque él fuera muy liberal y poco celoso, tenía que admitir que la exclusividad tenía su aquel.
—¡Oh, pero claaaaro que era él! —a cambio de aquel golpe bajo Nohlem no podía sino contratacar, y con lo rojo que se estaba poniendo por la tontería del reloj es que se lo estaba pidiendo a gritos. El londinense era una presa que estaba cometiendo el error de demostrar debilidad, haciendo más tentadora la caza para el gato—. Ojalá hubiera llamado más veces. Sabes, pensé en devolverle la llamada solo para colgarle y que me llamara de nuevo —con fingido desinterés se ajustó la correa del reloj—. Porque creo que te gustó bastante… Jojojo, y te aseguro que se va a enterar, le voy a dar las gracias por ayudar aunque no tenga ni pajolera idea de qué ha hecho.
A pesar de su sonrisa felina merecedora de un navajazo lo cierto es que Nohlem estaba bastante nervioso por aquella notificación. No la iba a poner delante de Ethan no solo porque este se lo hubiera pedido, sino por miedo. Una cosa era recibir mensajes de texto y otra muy diferente audios, y considerando lo cabreadísimo que había estado Connor solo había dos opciones: que se arrepintiera de ser un gilipollas y quisiera pedirles perdón o… todo lo contrario. Bajó la muñeca. Ya lo escucharía luego, en algún hueco donde Ethan no se enterase.
Para quitarse aquello de la cabeza siguió poniendo nervioso a un Ethan que volvía a ser la mamá pato que tan bien conocía, a la que sabía picar perfectamente y más ahora que tenía nuevo material con el que hacerlo. Dejó que sus ronroneos sonaran libremente cuando el chico se encargó de abotonarle la camisa, manteniéndole la mirada con toda la intensidad y la picardía de la que era dueño, bien rematada con una sonrisa ladina de las suyas. Cuando este le abrochó hasta el último botón, ese que solo se cerraba de tener que llevar corbatas o pajaritas, el varmano soltó un bufido de burla.
—Pues no, no tenemos pasadizos —agachó la cabeza para dejarse peinar, moviéndola frenéticamente en el último momento para que la mano de Ethan le despeinara. Le sacó la lengua cuando terminó, volviendo más estúpida su ya muy estúpida sonrisa—. Ah no, aún no he tenido el mejor polvo de mi vida. Ese me espera arriba. Así que te tienes que decidir, o eres pato o mapache, pero las dos cosas ya no.
>>Y uhm, oye, flaquito… —continuó con la mano libre en las llaves, cerrando tras de sí—. Yo preferiría mil veces que me vieran con mordiscos en los pezones antes que con ese polo. Pero allá tú —se encogió de hombros como si nada y se apartó para conducirles, añadiendo por último en un susurro audible—: te juro que lo voy a quemar en cuanto te lo arranque.
No había ningún Connor en el pasillo, ¡bien!, pero sí gente más allá yendo de un lado a otro; grupitos que querían hablar de algún cotilleo allí donde no había tanto ruido, aquellos que solo querían un baño, parejitas que corrían de la mano en busca de alguna habitación… Apartados del núcleo de la fiesta el barullo era mucho menor, así que no tendrían que esquivar miradas, saludos o quejas de porqué no estaba el anfitrión bailando. Las escaleras estaban bastante cerca, así que fue cuestión de pocos pasos que subieran estas y…
Pequeño obstáculo tenían delante. Había una chica sin pudor alguno morreándose entre dos tíos. Y de una forma bastante literal, porque aquello estaba siendo un beso de tres. Estaban todos sentados en escalones próximos, arrinconados, mas los chavales eran tan largos y estaban tan acomodados en el sitio que dejaban un espacio bastante escueto. No le sorprendería que empezaran a perder ropa ahí mismo, pero eh, prefería hacer oídos sordos antes que decirles nada. Nohlem empezó a subir por el huequito tirando de Ethan a toda prisa y sin molestar cuando una mano le agarró del tobillo.
—¿Michi?
Era Marta. Ahora tenían a su follamiga y dos maromos bien pendientes de ellos. Nohlem sonrió con naturalidad, aunque en realidad quería que lo soltara cuanto antes.
—¡Eeey, hola! —“¿Melinda?”—, te veo bien acompañada, guapa.
—¡Jajajaaa, ya veees! ¡Es que como no te encontraba he tenido que buscarme entretenimiento!
Los otros dos o estaban un poco borrachos o se la sudaba saberse segundo plato, porque solo sonreían como pasmarotes, con el cuello lleno de un pintalabios que ya había desaparecido de sus labios de origen. Uno de ellos le dirigió una laaarga mirada a Ethan, con polo y todo. La chica siguió el camino que unía la mano del pelirrojo con la de Ethan y les sonrió con picardía.
—¡Ya veo que tú también has conseguido compañía! ¡Hoolaaa guapísimo! Uyuyuy, esa ropa no es tuya… —le canturreó a Ethan. Era tan humana como él pero se las apañó para ronronear de forma casi tan convincente como Nohlem—. ¿Vais a divertiros? ¿Sin mi?
—Oh. Que va —se adelantó con una sonrisa, viendo una oportunidad de oro para seguir chinchando a su… por todos los Santos, a su novio—. Ya nos hemos divertido —y con la mano en la que aún tenía las llaves tiró del cuello de su camisa hacia abajo, haciendo gala la cantidad de mordiscos y chupetones que el londinense le había regalado. En seguida le señaló con la cabeza para dejar clara su culpabilidad. Como si las marcas que tenía en los labios no fueran suficiente—. Ahora vamos a seguir la fiesta.
Por supuesto ignoró la segunda pregunta.
—¡Oh, pero claaaaro que era él! —a cambio de aquel golpe bajo Nohlem no podía sino contratacar, y con lo rojo que se estaba poniendo por la tontería del reloj es que se lo estaba pidiendo a gritos. El londinense era una presa que estaba cometiendo el error de demostrar debilidad, haciendo más tentadora la caza para el gato—. Ojalá hubiera llamado más veces. Sabes, pensé en devolverle la llamada solo para colgarle y que me llamara de nuevo —con fingido desinterés se ajustó la correa del reloj—. Porque creo que te gustó bastante… Jojojo, y te aseguro que se va a enterar, le voy a dar las gracias por ayudar aunque no tenga ni pajolera idea de qué ha hecho.
A pesar de su sonrisa felina merecedora de un navajazo lo cierto es que Nohlem estaba bastante nervioso por aquella notificación. No la iba a poner delante de Ethan no solo porque este se lo hubiera pedido, sino por miedo. Una cosa era recibir mensajes de texto y otra muy diferente audios, y considerando lo cabreadísimo que había estado Connor solo había dos opciones: que se arrepintiera de ser un gilipollas y quisiera pedirles perdón o… todo lo contrario. Bajó la muñeca. Ya lo escucharía luego, en algún hueco donde Ethan no se enterase.
Para quitarse aquello de la cabeza siguió poniendo nervioso a un Ethan que volvía a ser la mamá pato que tan bien conocía, a la que sabía picar perfectamente y más ahora que tenía nuevo material con el que hacerlo. Dejó que sus ronroneos sonaran libremente cuando el chico se encargó de abotonarle la camisa, manteniéndole la mirada con toda la intensidad y la picardía de la que era dueño, bien rematada con una sonrisa ladina de las suyas. Cuando este le abrochó hasta el último botón, ese que solo se cerraba de tener que llevar corbatas o pajaritas, el varmano soltó un bufido de burla.
—Pues no, no tenemos pasadizos —agachó la cabeza para dejarse peinar, moviéndola frenéticamente en el último momento para que la mano de Ethan le despeinara. Le sacó la lengua cuando terminó, volviendo más estúpida su ya muy estúpida sonrisa—. Ah no, aún no he tenido el mejor polvo de mi vida. Ese me espera arriba. Así que te tienes que decidir, o eres pato o mapache, pero las dos cosas ya no.
>>Y uhm, oye, flaquito… —continuó con la mano libre en las llaves, cerrando tras de sí—. Yo preferiría mil veces que me vieran con mordiscos en los pezones antes que con ese polo. Pero allá tú —se encogió de hombros como si nada y se apartó para conducirles, añadiendo por último en un susurro audible—: te juro que lo voy a quemar en cuanto te lo arranque.
No había ningún Connor en el pasillo, ¡bien!, pero sí gente más allá yendo de un lado a otro; grupitos que querían hablar de algún cotilleo allí donde no había tanto ruido, aquellos que solo querían un baño, parejitas que corrían de la mano en busca de alguna habitación… Apartados del núcleo de la fiesta el barullo era mucho menor, así que no tendrían que esquivar miradas, saludos o quejas de porqué no estaba el anfitrión bailando. Las escaleras estaban bastante cerca, así que fue cuestión de pocos pasos que subieran estas y…
Pequeño obstáculo tenían delante. Había una chica sin pudor alguno morreándose entre dos tíos. Y de una forma bastante literal, porque aquello estaba siendo un beso de tres. Estaban todos sentados en escalones próximos, arrinconados, mas los chavales eran tan largos y estaban tan acomodados en el sitio que dejaban un espacio bastante escueto. No le sorprendería que empezaran a perder ropa ahí mismo, pero eh, prefería hacer oídos sordos antes que decirles nada. Nohlem empezó a subir por el huequito tirando de Ethan a toda prisa y sin molestar cuando una mano le agarró del tobillo.
—¿Michi?
Era Marta. Ahora tenían a su follamiga y dos maromos bien pendientes de ellos. Nohlem sonrió con naturalidad, aunque en realidad quería que lo soltara cuanto antes.
—¡Eeey, hola! —“¿Melinda?”—, te veo bien acompañada, guapa.
—¡Jajajaaa, ya veees! ¡Es que como no te encontraba he tenido que buscarme entretenimiento!
Los otros dos o estaban un poco borrachos o se la sudaba saberse segundo plato, porque solo sonreían como pasmarotes, con el cuello lleno de un pintalabios que ya había desaparecido de sus labios de origen. Uno de ellos le dirigió una laaarga mirada a Ethan, con polo y todo. La chica siguió el camino que unía la mano del pelirrojo con la de Ethan y les sonrió con picardía.
—¡Ya veo que tú también has conseguido compañía! ¡Hoolaaa guapísimo! Uyuyuy, esa ropa no es tuya… —le canturreó a Ethan. Era tan humana como él pero se las apañó para ronronear de forma casi tan convincente como Nohlem—. ¿Vais a divertiros? ¿Sin mi?
—Oh. Que va —se adelantó con una sonrisa, viendo una oportunidad de oro para seguir chinchando a su… por todos los Santos, a su novio—. Ya nos hemos divertido —y con la mano en la que aún tenía las llaves tiró del cuello de su camisa hacia abajo, haciendo gala la cantidad de mordiscos y chupetones que el londinense le había regalado. En seguida le señaló con la cabeza para dejar clara su culpabilidad. Como si las marcas que tenía en los labios no fueran suficiente—. Ahora vamos a seguir la fiesta.
Por supuesto ignoró la segunda pregunta.
- ♪♫♬:
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)
07/07/23, 01:57 am
Ethan evitó responder a ninguna de sus provocaciones, todo fuera por no alimentar un juego en el que era conocedor que tenía las de perder. Obviamente disimular se le volvía tarea imposible cuando su propia tez se dejaba en evidencia ante una escala de rojos desigual, manteniendo cierta impasibilidad a pesar de los diferentes matices que su piel adoptaba con cada nuevo comentario. Un gruñido, un cabeceo ligero en forma de negación o un sutil apretón de manos eran sus únicas respuestas directas. No tenía forma de contraargumentar cuando él también le tenía unas ganas terribles, quizá el gato no podría cumplir su promesa respecto al escritorio pero siendo objetivos, poco le importaba dónde acabará haciéndola mientras fuera junto a él. A esas alturas y con el estómago lleno de mariposas se conformaba con bien poquito.
Una vez salieron dejó que le guiará por el pasillo, tratando de evitar hacer contacto visual con nadie con el que se cruzará ante el temor a que le pudieran reconocer como monitor. En esa cadena de desgracias ya era lo que le faltaba para su condena de la vergüenza.
Llegaron a las escaleras y ante su sorpresa la escena caótica le sacó un suspiro cargado. ¡¿En qué momento teniendo tantos cuartos disponibles tenían que besarse justo ahí?! No es que le importara que fuera en público, lo que le jodía era que estuvieran bloqueando el camino a realizar.
Con suerte podrían pasar rápido o eso quiso pensar su último ápice de positividad que apenas tardó unos segundos en morir, en el preciso instante en el que la chavala abrió la boca y tuvo que referirse a Nohlem como michi. Un escalofrío le recorrió el cuerpo ante el apodo de mierda pero decidió ahorrarse cualquier comentario al respecto. Perfecto, una follaamiga, ¿podría ser aún más incómodo? Efectivamente, podía serlo.
Y es que mientras Ethan les saludaba con una mano y les dedicaba una sonrisa tan incómoda que parte de sus dientes laterales quedaban a la vista trató de rezar a todos los dioses en los que nunca había creído para que al menos le ignorasen. Dioses que lejos de ayudarle parecieron querer burlarse de su situación, pues no solo tenía encima suyo los ojos de uno de los chavales si no que como añadido la desconocida le acababa de hablar directamente.
Ante la incomodidad buscó con la mirada a Nohlem en un intento de llamada de auxilio, sin tener en cuenta que solo iba a animar esa caída en picado hacía su desgracia. Si llevar el polo no era suficiente castigo divino podía sumarle las marcas incriminatorias, el que su pareja estuviera metiendo leña al fuego y el que encima tuviera la potra de que una chavala que no conocía de nada le estuviera pidiendo un trío como quien preguntaba la hora.
A tomar por culo, esa gente no le conocía de nada y antes de caerse al abismo ya se tiraba él mismo.
-Tienes razón, no es mi ropa, sinceramente era un reto estúpido pero ya me está provocando hasta un sarpullido tener que llevarla. -Le respondió a la chica con una voz encantadora, mezclada con una picaresca que cuanto más hablaba más evidente se hacía. Su sonrisa perfectamente fingida se tornó en una sincera cuando le dedicó una mirada de reojo a Nohlem, cargada de vergüenza pero sobre todo de desafío. A ese juego podían jugar ambos y si él lucía sus marcas como un premio, Ethan haría lo propio. Soltó su mano para guiar las suyas propias al final del polo y en apenas un tirón se lo sacó de encima siguiendo el consejo que le había regalado el pelirrojo con anterioridad. La horrible prenda se la regaló al chaval que no le quitaba la vista de encima, entre otras cosas para que dejara de mirarlo en lo que tuviera el polo estampado en la cara.
>>Y siento tener que rechazar tu propuesta pero yeah, a él le gusta todo, a mi no y aunque tus acompañantes son lindos me sobro con el mío.
No era ninguna invitación aunque por el tono cortés y la sonrisa picarona pudiera parecerlo. Ni los chicos le interesaban lo más mínimo y esperaba haber aclarado el asunto con la joven para que al menos no quisiera insistir más con el tema. Ya tendría otros días si quería ligar con el ¨Michi¨ pero esa noche se estaba permitiendo ser lo suficientemente egoísta como para no quererlo compartir con nadie.
-¿Nos vamos a continuar la fiesta, Amor? No me gustaría empezar a aburrirme ya tan pronto...
Y si la sutil frase ponzoñosa no estaba clara, el apretón ligeramente más fuerte de lo normal al tomar nuevamente su mano esperaba que sirviera. El mitad japonés no podía avanzar hasta que Nohlem quisiera subir las escaleras, pero ganas no le faltaba ninguna.
Una vez salieron dejó que le guiará por el pasillo, tratando de evitar hacer contacto visual con nadie con el que se cruzará ante el temor a que le pudieran reconocer como monitor. En esa cadena de desgracias ya era lo que le faltaba para su condena de la vergüenza.
Llegaron a las escaleras y ante su sorpresa la escena caótica le sacó un suspiro cargado. ¡¿En qué momento teniendo tantos cuartos disponibles tenían que besarse justo ahí?! No es que le importara que fuera en público, lo que le jodía era que estuvieran bloqueando el camino a realizar.
Con suerte podrían pasar rápido o eso quiso pensar su último ápice de positividad que apenas tardó unos segundos en morir, en el preciso instante en el que la chavala abrió la boca y tuvo que referirse a Nohlem como michi. Un escalofrío le recorrió el cuerpo ante el apodo de mierda pero decidió ahorrarse cualquier comentario al respecto. Perfecto, una follaamiga, ¿podría ser aún más incómodo? Efectivamente, podía serlo.
Y es que mientras Ethan les saludaba con una mano y les dedicaba una sonrisa tan incómoda que parte de sus dientes laterales quedaban a la vista trató de rezar a todos los dioses en los que nunca había creído para que al menos le ignorasen. Dioses que lejos de ayudarle parecieron querer burlarse de su situación, pues no solo tenía encima suyo los ojos de uno de los chavales si no que como añadido la desconocida le acababa de hablar directamente.
Ante la incomodidad buscó con la mirada a Nohlem en un intento de llamada de auxilio, sin tener en cuenta que solo iba a animar esa caída en picado hacía su desgracia. Si llevar el polo no era suficiente castigo divino podía sumarle las marcas incriminatorias, el que su pareja estuviera metiendo leña al fuego y el que encima tuviera la potra de que una chavala que no conocía de nada le estuviera pidiendo un trío como quien preguntaba la hora.
A tomar por culo, esa gente no le conocía de nada y antes de caerse al abismo ya se tiraba él mismo.
-Tienes razón, no es mi ropa, sinceramente era un reto estúpido pero ya me está provocando hasta un sarpullido tener que llevarla. -Le respondió a la chica con una voz encantadora, mezclada con una picaresca que cuanto más hablaba más evidente se hacía. Su sonrisa perfectamente fingida se tornó en una sincera cuando le dedicó una mirada de reojo a Nohlem, cargada de vergüenza pero sobre todo de desafío. A ese juego podían jugar ambos y si él lucía sus marcas como un premio, Ethan haría lo propio. Soltó su mano para guiar las suyas propias al final del polo y en apenas un tirón se lo sacó de encima siguiendo el consejo que le había regalado el pelirrojo con anterioridad. La horrible prenda se la regaló al chaval que no le quitaba la vista de encima, entre otras cosas para que dejara de mirarlo en lo que tuviera el polo estampado en la cara.
>>Y siento tener que rechazar tu propuesta pero yeah, a él le gusta todo, a mi no y aunque tus acompañantes son lindos me sobro con el mío.
No era ninguna invitación aunque por el tono cortés y la sonrisa picarona pudiera parecerlo. Ni los chicos le interesaban lo más mínimo y esperaba haber aclarado el asunto con la joven para que al menos no quisiera insistir más con el tema. Ya tendría otros días si quería ligar con el ¨Michi¨ pero esa noche se estaba permitiendo ser lo suficientemente egoísta como para no quererlo compartir con nadie.
-¿Nos vamos a continuar la fiesta, Amor? No me gustaría empezar a aburrirme ya tan pronto...
Y si la sutil frase ponzoñosa no estaba clara, el apretón ligeramente más fuerte de lo normal al tomar nuevamente su mano esperaba que sirviera. El mitad japonés no podía avanzar hasta que Nohlem quisiera subir las escaleras, pero ganas no le faltaba ninguna.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)
07/07/23, 11:24 pm
El varmano presintió el peligro en las palabras de Ethan. Después de todo lo había estado experimentado en carne propia escasos minutos atrás, y esa mirada que le dedicó justo al girarse era una declaración firmada. Nohlem le animó con una sonrisa, aún cuando desconocía que pretendía hacer.
La chica fue la primera en reaccionar, echándose hacia atrás para ver mejor, silbar y aplaudir con una sonrisa de muchos dientes.
—¡¡Wuuuooooooo!! ¡Chico, ¿te queda algún hueco libre!? —dijo entre risas, refiriéndose claramente a la cantidad de chupetones que tenía. Y eso que no eran tantos como los que él le había dejado al pelirrojo…—. Coño estás cañón, ¡esto te queda mucho mejorrr!
Nohlem ahogó una risa cuando el polo fue a estamparse contra la cara de uno de los chavales, quien estaba tan apollardado que simplemente dejó que la prenda cayera por peso propio, risa que murió por partida doble por la cantidad de pensamientos que se le venían a la cabeza al ver al moreno de nuevo con el torso al aire. Con luz cálida se apreciaba mejor el color de su piel en contraste con el de sus marcas, sus tatuajes, la forma de sus piercings… Se habría quejado de no poder quitarle el polo él, pero la alternativa estaba resultando incluso mejor. Se echó un poco para atrás y tragó saliva en un intento de que sus ronroneos no llegasen a los oídos de aquellos a sus pies (y de paso tener mejores vistas), con el cerebro cada vez más licuado por esa faceta de Ethan.
—Oooww… —Marta hizo un puchero—. Oye pero que yo no molesto, de verdaaad —estaba intentando sonar apenada, pero su sonrisita lo hacía bastante difícil. Continuó en voz más baja—: Si yo me conformo con mirar… ¡Jajaja, es broma! No estoy tan malita como para no saber cuando sobro! —suspiró melodramáticamente, tomándose su tiempo en actuar a pesar de que la mano del segundo chico en discordia estaba escalando por su muslo, impaciente—. ¡Va va, pasadlo bieeen, lindos! ¡Y que no os piquen más mosquitos! Aunque eso va a estar difícil…
—Claro, sí… —el varmano estaba sufriendo los estragos de ser llamado “amor” en público, por muy genérico y de amante temporal que pudiera sonar el mote. Tiró de Ethan y empezó a subir sin más dilación. No necesitaba que se lo dijera dos veces—. ¡Adiós, un placer! No os caigáis por las escaleras.
Antes de que pudieran desaparecer no obstante, Marta alzó la voz una última vez.
—¡Eh Michi! ¡Muy enfadada de que tú no te hayas marcado un streeptease como tu chico! ¡Espero compensación!
—Eh- ¡En Instagram si eso! ¡Mañana, cuando tenga más picaduras!
Y con el sonido de la risa de la chica Nohlem se aseguró de salir escopeteados de allí. No le importaba seguir intercambiando segundos sentidos, lo que no quería era impacientar de verdad a Ethan, que luego el pato lo pagaba él. Una vuelta hacia el pasillo que daba a su habitación y quedaron protegidos del trío piruleta, y ahí donde POR FIN no había nadie Nohlem se permitió dejar los ojos en blanco.
—Joder. Al menos no era Connor. ¿Verdad, amor? —remató con una breve miradita y un bufido de risa—. No me mates, que ya estamos.
Nohlem abrió la puerta de su cuarto sin necesidad de llave al estar abierto y encendió la luz. Con un pie empujó la caja de anillos y colgantes que le había cedido a Abel horas antes y dejó paso a Ethan. Como cabía esperar, era tan espacioso e idílico como los cuartos de los adolescentes en las series de Netflix. Cabía hasta un puto sillón dentro. Las paredes estaban pintadas de un color verde selva casi gris, decoradas con un montón de lucecitas y pósters de distintos grupos musicales y carteles de festivales. En una esquina había un escritorio con forma de L, con su respectiva pija silla gamer, ocupado por un ordenador de dos pantallas (donde se pegaba tiros en el juego de turno con Connor y Rick), libretas, un vaso abandonado y otros trastos desordenados. En la dirección contraria una cama doble presidía el enorme ventanal de madera oscura que daba vistas al jardín, y próximo a este un pequeño estante blanco en el que, si Ethan se acercaba, vería un montón de figuritas de papel: todas obras suyas. Del techo colgaban macetas con potos y enrredaderas que hacían pequeñas cascadas, especialmente allí donde estaban la cama y el escritorio.
—Ponte cómodo. Yo me ducho rápido —cerró y echó el pestillo por si acaso. Si aquellos tres habían llegado a las escaleras nada les impedía seguir subiendo—. O bueno, no sé si te quieres bañar conmigo…
Buscó su mirada. Contra todo pronóstico en su tono no había picardía ni segundas intenciones. No es que Ethan se hubiera metido en la piscina pero tras los calores quizás… además, porqué negarlo, quería su compañía.
La chica fue la primera en reaccionar, echándose hacia atrás para ver mejor, silbar y aplaudir con una sonrisa de muchos dientes.
—¡¡Wuuuooooooo!! ¡Chico, ¿te queda algún hueco libre!? —dijo entre risas, refiriéndose claramente a la cantidad de chupetones que tenía. Y eso que no eran tantos como los que él le había dejado al pelirrojo…—. Coño estás cañón, ¡esto te queda mucho mejorrr!
Nohlem ahogó una risa cuando el polo fue a estamparse contra la cara de uno de los chavales, quien estaba tan apollardado que simplemente dejó que la prenda cayera por peso propio, risa que murió por partida doble por la cantidad de pensamientos que se le venían a la cabeza al ver al moreno de nuevo con el torso al aire. Con luz cálida se apreciaba mejor el color de su piel en contraste con el de sus marcas, sus tatuajes, la forma de sus piercings… Se habría quejado de no poder quitarle el polo él, pero la alternativa estaba resultando incluso mejor. Se echó un poco para atrás y tragó saliva en un intento de que sus ronroneos no llegasen a los oídos de aquellos a sus pies (y de paso tener mejores vistas), con el cerebro cada vez más licuado por esa faceta de Ethan.
—Oooww… —Marta hizo un puchero—. Oye pero que yo no molesto, de verdaaad —estaba intentando sonar apenada, pero su sonrisita lo hacía bastante difícil. Continuó en voz más baja—: Si yo me conformo con mirar… ¡Jajaja, es broma! No estoy tan malita como para no saber cuando sobro! —suspiró melodramáticamente, tomándose su tiempo en actuar a pesar de que la mano del segundo chico en discordia estaba escalando por su muslo, impaciente—. ¡Va va, pasadlo bieeen, lindos! ¡Y que no os piquen más mosquitos! Aunque eso va a estar difícil…
—Claro, sí… —el varmano estaba sufriendo los estragos de ser llamado “amor” en público, por muy genérico y de amante temporal que pudiera sonar el mote. Tiró de Ethan y empezó a subir sin más dilación. No necesitaba que se lo dijera dos veces—. ¡Adiós, un placer! No os caigáis por las escaleras.
Antes de que pudieran desaparecer no obstante, Marta alzó la voz una última vez.
—¡Eh Michi! ¡Muy enfadada de que tú no te hayas marcado un streeptease como tu chico! ¡Espero compensación!
—Eh- ¡En Instagram si eso! ¡Mañana, cuando tenga más picaduras!
Y con el sonido de la risa de la chica Nohlem se aseguró de salir escopeteados de allí. No le importaba seguir intercambiando segundos sentidos, lo que no quería era impacientar de verdad a Ethan, que luego el pato lo pagaba él. Una vuelta hacia el pasillo que daba a su habitación y quedaron protegidos del trío piruleta, y ahí donde POR FIN no había nadie Nohlem se permitió dejar los ojos en blanco.
—Joder. Al menos no era Connor. ¿Verdad, amor? —remató con una breve miradita y un bufido de risa—. No me mates, que ya estamos.
Nohlem abrió la puerta de su cuarto sin necesidad de llave al estar abierto y encendió la luz. Con un pie empujó la caja de anillos y colgantes que le había cedido a Abel horas antes y dejó paso a Ethan. Como cabía esperar, era tan espacioso e idílico como los cuartos de los adolescentes en las series de Netflix. Cabía hasta un puto sillón dentro. Las paredes estaban pintadas de un color verde selva casi gris, decoradas con un montón de lucecitas y pósters de distintos grupos musicales y carteles de festivales. En una esquina había un escritorio con forma de L, con su respectiva pija silla gamer, ocupado por un ordenador de dos pantallas (donde se pegaba tiros en el juego de turno con Connor y Rick), libretas, un vaso abandonado y otros trastos desordenados. En la dirección contraria una cama doble presidía el enorme ventanal de madera oscura que daba vistas al jardín, y próximo a este un pequeño estante blanco en el que, si Ethan se acercaba, vería un montón de figuritas de papel: todas obras suyas. Del techo colgaban macetas con potos y enrredaderas que hacían pequeñas cascadas, especialmente allí donde estaban la cama y el escritorio.
—Ponte cómodo. Yo me ducho rápido —cerró y echó el pestillo por si acaso. Si aquellos tres habían llegado a las escaleras nada les impedía seguir subiendo—. O bueno, no sé si te quieres bañar conmigo…
Buscó su mirada. Contra todo pronóstico en su tono no había picardía ni segundas intenciones. No es que Ethan se hubiera metido en la piscina pero tras los calores quizás… además, porqué negarlo, quería su compañía.
- ♪♫♬:
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)
09/07/23, 05:36 pm
No tardó mucho en arrepentirse de haberse quitado el polo, tras el sonoro silbido la vista del asiatico se perdió en las marcas que decoraban su descubierto torso. Apenas recordaba cuántas eran y si la del pecho le podía sacar una risa nerviosa, la que tenía en la zona baja le hizo ajustarse el pantalón un tanto apurado. Ahora que había perdido las tiras tenía el límite bastante más caido de lo que debería, detalle que hubiera estado bien recordar antes del arrebato.
La chica continuó hablando y con tan solo una frase consiguió abarcar todo el abanico emocional del londinense. Desde la indignación inicial, la vergüenza que siguió, pasando por el absoluto terror hasta llegar al alivio sistemático cuando resultó que: ¨No me importa mirar¨ era solo una broma. Se había quedado sin respuestas recurrentes, por suerte el tirón de Nohlem acompañado de un ¨Tu chico¨ le devolvieron a una realidad mucho más agradable, no mentía, sí lo era. Aún siendo un apodo que bien podría aplicarse a un amante o un lío casual Ethan lo tomó con las fuerzas renovadas de quien se veía pareja y con una sonrisa embobada empezó a repetirlo en su mente a medida que subían por las escaleras.
-Si quieres… te puedo grabar yo el streeptease, para tu insta claro. -Le respondió al oído como si fuera un secreto que no debía de ser confesado en alto. Aprovechando que ya estaban entrando al cuarto a solas.
No era la primera vez que Ethan acababa ahí, pero eso no quitaba la sorpresa inicial. Las otras veces apenas habían sido una visita temporal mientras aguardaba a que Nohlem recogiera su chaqueta o algún detalle que se estaba olvidando así que ahora era como redescubrir con calma una habitación completamente nueva. Curioso dio un repaso a la a la misma sin moverse del sitio, sonriendo con dulzura al encontrarse con la grata sorpresa de unas figuritas que recordaba perfectamente. ¿Cuántas había guardado? Algunas de ellas ya tenían su tiempo y aunque no podía discernir bien cuanto, las reconoció del curso pasado.
-No sabía que te guardabas todo lo que te regalaba. -Mencionó en alto volviendo a fijar su mirada en el pelirrojo. Había picaresca en sus palabras, confiado y conocedor de que ese gesto tan amable quizá no se debía a simple amistad. -Y eh bueno yo…
Quería decirle que sí, ese tema ya estaba hablado y lo único que deseaba en esos instantes era poder seguir compartiendo todo el tiempo posible a su lado… Pero entonces.. ¿Por qué se le hacía un nudo en la garganta cada vez que intentaba expresarse en voz alta? Acabo formando una mueca hosca en el rostro, apenas el intento de una sonrisa que pronto forzó a una mejor mientras asentía ligeramente. No era su mejor farsa y a esas alturas hasta él mismo era consciente de ello.
-Claro que me encantaría es… -Se llevó una mano a la nuca, rompiendo el contacto visual para rehuir un tanto nervioso. Sentía que si volvía a mencionar la pierna solo regresaría a un círculo en el que no podría evitar ser pesado e insistente. Nohlem ya le había dicho que no le importaba, pero Nohlem no lo había visto. Esos no eran más que los comentarios en caliente de un enamorado, y en las inseguridades que asolaban su mente se dibujaban finales poco agradables ante esa situación.
>>Ah nada nada, perdona estaba pensando en otras cosas. ¿Podemos añadirle espuma si es una bañera?
No quiso dejarle responder, por el miedo a que en aquella encrucijada de decisiones todas pudieran estar mal. Le regalo otro besito rápido y escueto antes de guiarle hacía su propio baño. Allí empezó a ojear los diferentes productos que tenía a la vista, no contento hasta que encontró donde guardaba las bombas de baño y levantó un par con una amplia sonrisa en su rostro, como si acabara de encontrar un tesoro. Una era de un tono violáceo, lila pastel mezclado con pequeñas franjas blanquecinas mientras que el otro era de un verde turquesa adornado con pequeños matices de azul cielo.
-Hmmm no se cual me gusta más, vas poniendo el agua entre que me decido, darling? -Oculta quedaba la incertidumbre en aquel entretenimiento temporal. Ethan quería resguardar su propia conciencia en que quizá, con algo de tiempo podría asumir mejor la idea de hacer visible su cicatriz y mientras tanto, podría volver a centrarse ciegamente en el gato lindo que tenía en frente suyo.
La chica continuó hablando y con tan solo una frase consiguió abarcar todo el abanico emocional del londinense. Desde la indignación inicial, la vergüenza que siguió, pasando por el absoluto terror hasta llegar al alivio sistemático cuando resultó que: ¨No me importa mirar¨ era solo una broma. Se había quedado sin respuestas recurrentes, por suerte el tirón de Nohlem acompañado de un ¨Tu chico¨ le devolvieron a una realidad mucho más agradable, no mentía, sí lo era. Aún siendo un apodo que bien podría aplicarse a un amante o un lío casual Ethan lo tomó con las fuerzas renovadas de quien se veía pareja y con una sonrisa embobada empezó a repetirlo en su mente a medida que subían por las escaleras.
-Si quieres… te puedo grabar yo el streeptease, para tu insta claro. -Le respondió al oído como si fuera un secreto que no debía de ser confesado en alto. Aprovechando que ya estaban entrando al cuarto a solas.
No era la primera vez que Ethan acababa ahí, pero eso no quitaba la sorpresa inicial. Las otras veces apenas habían sido una visita temporal mientras aguardaba a que Nohlem recogiera su chaqueta o algún detalle que se estaba olvidando así que ahora era como redescubrir con calma una habitación completamente nueva. Curioso dio un repaso a la a la misma sin moverse del sitio, sonriendo con dulzura al encontrarse con la grata sorpresa de unas figuritas que recordaba perfectamente. ¿Cuántas había guardado? Algunas de ellas ya tenían su tiempo y aunque no podía discernir bien cuanto, las reconoció del curso pasado.
-No sabía que te guardabas todo lo que te regalaba. -Mencionó en alto volviendo a fijar su mirada en el pelirrojo. Había picaresca en sus palabras, confiado y conocedor de que ese gesto tan amable quizá no se debía a simple amistad. -Y eh bueno yo…
Quería decirle que sí, ese tema ya estaba hablado y lo único que deseaba en esos instantes era poder seguir compartiendo todo el tiempo posible a su lado… Pero entonces.. ¿Por qué se le hacía un nudo en la garganta cada vez que intentaba expresarse en voz alta? Acabo formando una mueca hosca en el rostro, apenas el intento de una sonrisa que pronto forzó a una mejor mientras asentía ligeramente. No era su mejor farsa y a esas alturas hasta él mismo era consciente de ello.
-Claro que me encantaría es… -Se llevó una mano a la nuca, rompiendo el contacto visual para rehuir un tanto nervioso. Sentía que si volvía a mencionar la pierna solo regresaría a un círculo en el que no podría evitar ser pesado e insistente. Nohlem ya le había dicho que no le importaba, pero Nohlem no lo había visto. Esos no eran más que los comentarios en caliente de un enamorado, y en las inseguridades que asolaban su mente se dibujaban finales poco agradables ante esa situación.
>>Ah nada nada, perdona estaba pensando en otras cosas. ¿Podemos añadirle espuma si es una bañera?
No quiso dejarle responder, por el miedo a que en aquella encrucijada de decisiones todas pudieran estar mal. Le regalo otro besito rápido y escueto antes de guiarle hacía su propio baño. Allí empezó a ojear los diferentes productos que tenía a la vista, no contento hasta que encontró donde guardaba las bombas de baño y levantó un par con una amplia sonrisa en su rostro, como si acabara de encontrar un tesoro. Una era de un tono violáceo, lila pastel mezclado con pequeñas franjas blanquecinas mientras que el otro era de un verde turquesa adornado con pequeños matices de azul cielo.
-Hmmm no se cual me gusta más, vas poniendo el agua entre que me decido, darling? -Oculta quedaba la incertidumbre en aquel entretenimiento temporal. Ethan quería resguardar su propia conciencia en que quizá, con algo de tiempo podría asumir mejor la idea de hacer visible su cicatriz y mientras tanto, podría volver a centrarse ciegamente en el gato lindo que tenía en frente suyo.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)
11/07/23, 01:39 am
Las orejas del varmano quedaron tiesas ante aquel susurro. Le estrechó la mano con algo más de fuerza según calaba su propuesta, aún haciéndose a la idea de que el mismo chico del que llevaba tanto tiempo calado era el mismo que le seguía ahora. Tuvo ganas de abrazarle entero solo por asegurarse de que no solo su mano era tangible, ganas que a pesar de la vergüenza no desaparecieron cuando este reparó en las figuritas de papel que tenía expuestas. No se avergonzaba de su estantería de animalitos y flores de origami, pero no contaba con tener al artista en su cuarto el tiempo suficiente como para que se fijase en esta, y menos con una salida ingeniosa que no delatase lo muy simp que era.
—Hm. Sí, bueno, es que… Las haces muy bien, ¿vale? —se rió, abochornado—. No iba a tirarlas. También guardo una mariposa en la cartera que hiciste hace no sé cuanto con un ticket de la cafetería… Joder que maricón soy —remató con un bufido divertido. Puestos a que le calase, que le calase bien
La sonrisa no se borró de su rostro al buscar la mirada huidiza de Ethan, a la espera de su respuesta. Tenía tantas cosas en la cabeza en ese momento (y todas eran él) que no cayó en el porqué de sus inseguridades. Como este mismo se encargó de despachar su actitud la alegría de Nohlem se extendió por su rostro como tinta líquida en agua, y el beso terminó de sellar su ignorante felicidad, provocándole un breve ronroneo especialmente sonoro al pillarle sonriendo con la boca abierta.
—Toda la espuma que quieras, mi flaco. Es bañera.
Observó los hombros de Ethan como un bobo al quedar detrás suya, haciendo equilibrio entre la fina línea de querer besarle el pelo y simplemente estar con él a el querer llenar su espalda, un lienzo que todavía seguía en blanco, de marcas de las que sentirse orgullosamente culpable. Quizás besarle el pelo, apartárselo y darle un mordisco en la nuca era una buena mezcla… Al encender la luz del baño volvió a tierra, así fuera un poco, dejando ir a Ethan para que urgase en sus cosas sin pena alguna.
—Hm-hm —contestó en un canturreo, sin resistir a darle un beso en la mejilla tras aquel “darling” en su camino a abrir la llave. El agua caliente no tardó en salir, así que puso el tapón de la bañera y se sentó a esperar en el borde—. También tiene que haber alguna con pétalos de flores si no me las ha robado mi hermana, pero ya no sé como de ñoño quieres el baño.
Ahí la fiesta no era más que el rumor de los bajos retumbando contra los cimientos de las paredes, muy amortiguado por la distancia, tanto así que a Nohlem le apenó estar tan lejos de lo que él mismo había preparado. Claro que el cargo de consciencia se le pasaba tan pronto veía a Ethan. El leve “pum, pum” que llegaba si mantenían silencio le hizo tener una idea.
—¡Ah! ¡Espérate aquí un segundo, flaco!
No es como si la bañera fuera a llenarse en veinte segundos pero igual fue a paso ligero hasta su escritorio para coger los altavoces inalámbricos que tenía. Al volver los dejó en el poyete interior de la bañera donde tenía todos los mejungues y lo encendió. Trasteó con el móvil unos segundos (eliminando en el proceso la tentadora notificación de Connor de su lista) hasta sincronizar la música que sonaba en la fiesta con la de el aparatito.
—¡Ja! Toma, listo. Y aquí… —dejó el móvil justo encima—, tenemos el control. Pero no solo de esto, si queremos cambiar de canción los de la fiesta se van a joder también… —rió entre dientes al imaginar la confusión colectiva de darse el caso—. Qué, ¿te has decidido ya con la bomba?
Y con la cabeza distraída como la tenía por el trabajo hecho Nohlem empezó a desabrocharse la camisa sin peculiaridad alguna. Solo fueron dos botones, aquellos que acostumbraba a tener siempre abiertos, hasta que cayó en la cuenta de algo. Su sonrisa se ensanchó y sus ojos se afilaron con travesura.
—Ay, espera… —sus dedos se movieron de manera menos robótica, más lento y sutil, haciendo el gesto de alguna forma más marcado—. Yo había prometido un streaptease… ¿Puedes grabarlo tú, mamá pato? Mi móvil está ahora ocupado con los altavoces —un tercer botón, y ahí sentado en la bañera el varmano adoptó una pose más sensual—. Y luego me lo pasas, claro. Para el instagram —ni de coña—. Aunque bueno, si no te das prisa supongo que tendré que repetirlo luego…
Cuarto botón. Menos mal que por hablar con él había puesto la música en bajo, porque con el tema que estaba sonando ya costaba bastante mantenerse todo lo estoico que quería.
—Hm. Sí, bueno, es que… Las haces muy bien, ¿vale? —se rió, abochornado—. No iba a tirarlas. También guardo una mariposa en la cartera que hiciste hace no sé cuanto con un ticket de la cafetería… Joder que maricón soy —remató con un bufido divertido. Puestos a que le calase, que le calase bien
La sonrisa no se borró de su rostro al buscar la mirada huidiza de Ethan, a la espera de su respuesta. Tenía tantas cosas en la cabeza en ese momento (y todas eran él) que no cayó en el porqué de sus inseguridades. Como este mismo se encargó de despachar su actitud la alegría de Nohlem se extendió por su rostro como tinta líquida en agua, y el beso terminó de sellar su ignorante felicidad, provocándole un breve ronroneo especialmente sonoro al pillarle sonriendo con la boca abierta.
—Toda la espuma que quieras, mi flaco. Es bañera.
Observó los hombros de Ethan como un bobo al quedar detrás suya, haciendo equilibrio entre la fina línea de querer besarle el pelo y simplemente estar con él a el querer llenar su espalda, un lienzo que todavía seguía en blanco, de marcas de las que sentirse orgullosamente culpable. Quizás besarle el pelo, apartárselo y darle un mordisco en la nuca era una buena mezcla… Al encender la luz del baño volvió a tierra, así fuera un poco, dejando ir a Ethan para que urgase en sus cosas sin pena alguna.
—Hm-hm —contestó en un canturreo, sin resistir a darle un beso en la mejilla tras aquel “darling” en su camino a abrir la llave. El agua caliente no tardó en salir, así que puso el tapón de la bañera y se sentó a esperar en el borde—. También tiene que haber alguna con pétalos de flores si no me las ha robado mi hermana, pero ya no sé como de ñoño quieres el baño.
Ahí la fiesta no era más que el rumor de los bajos retumbando contra los cimientos de las paredes, muy amortiguado por la distancia, tanto así que a Nohlem le apenó estar tan lejos de lo que él mismo había preparado. Claro que el cargo de consciencia se le pasaba tan pronto veía a Ethan. El leve “pum, pum” que llegaba si mantenían silencio le hizo tener una idea.
—¡Ah! ¡Espérate aquí un segundo, flaco!
No es como si la bañera fuera a llenarse en veinte segundos pero igual fue a paso ligero hasta su escritorio para coger los altavoces inalámbricos que tenía. Al volver los dejó en el poyete interior de la bañera donde tenía todos los mejungues y lo encendió. Trasteó con el móvil unos segundos (eliminando en el proceso la tentadora notificación de Connor de su lista) hasta sincronizar la música que sonaba en la fiesta con la de el aparatito.
—¡Ja! Toma, listo. Y aquí… —dejó el móvil justo encima—, tenemos el control. Pero no solo de esto, si queremos cambiar de canción los de la fiesta se van a joder también… —rió entre dientes al imaginar la confusión colectiva de darse el caso—. Qué, ¿te has decidido ya con la bomba?
Y con la cabeza distraída como la tenía por el trabajo hecho Nohlem empezó a desabrocharse la camisa sin peculiaridad alguna. Solo fueron dos botones, aquellos que acostumbraba a tener siempre abiertos, hasta que cayó en la cuenta de algo. Su sonrisa se ensanchó y sus ojos se afilaron con travesura.
—Ay, espera… —sus dedos se movieron de manera menos robótica, más lento y sutil, haciendo el gesto de alguna forma más marcado—. Yo había prometido un streaptease… ¿Puedes grabarlo tú, mamá pato? Mi móvil está ahora ocupado con los altavoces —un tercer botón, y ahí sentado en la bañera el varmano adoptó una pose más sensual—. Y luego me lo pasas, claro. Para el instagram —ni de coña—. Aunque bueno, si no te das prisa supongo que tendré que repetirlo luego…
Cuarto botón. Menos mal que por hablar con él había puesto la música en bajo, porque con el tema que estaba sonando ya costaba bastante mantenerse todo lo estoico que quería.
- ♪♫♬:
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)
11/07/23, 04:46 pm
Cada vez que Nohlem añadía un ¨mi¨ al inicio de un apodo el corazón del londinense daba una pirueta chiquitita, celebrando con cierta modestia un triunfo que le sabía a miel. Entre la confesión sincera con las figuritas de origami, aquel detalle y el suave beso en la mejilla se estaba derritiendo en la dulzura de aquellos momentos. Tanto así que cuando le comento sobre los pétalos una sonrisa bobalicona se le dibujó en el rostro.
-A este paso el baño va a parecer más una luna de miel que nuestra primera noche saliendo juntos... -Dejo que las palabras se le escapasen con una delicadeza igual de manchada que el resto de sus comentarios. Ethan estaba blandito, pero también aguardaba con una expectación paciente el momento donde volviera a disfrutar de la cercanía del cuerpo del moreno. Le daba igual si era en forma de un gentil abrazo o un acto menos inocente mientras el resultado fuera el mismo, estar junto a él. -Cielo.
El último apodo lo dejó escapar tras una breve pausa, estaba comprobando que motes le agradaban más y cuáles de ellos sonaban mejor al pronunciarlos en alto. El joven se tenía que acostumbrar aún a tener esas ventajas recién adquiridas pero todo lo que le permitiera confirmar que eran pareja era bienvenido. Distraído hizo caso al gato y se dispuso a buscar en aquella cesta la bola que tuviera florecitas, no tardó mucho en localizarla y triunfante volvió a enseñarla a tiempo de ver como su compañero salía rápido de la habitación.
-Uh, no se si eso me gusta o no. -Exclamó divertido ante la idea de cambiarles la música a los de abajo. Podía poner una canción puramente morbosa y nadie tendría porqué sospechar, o incluso buscar alguna indirecta de Connor a sabiendas de que sería un secreto suyo, otro comentario más que regalarle cuando el alcohol se le hubiera bajado y fuera una persona razonable.
-Y sii, me has convencido con las flores, aunque poner velas ya sería excesivo así que creo que yo me bajo en el carro de ser ñoño. -Se acercó a la bañera y una vez quitado el plástico que la envolvía la dejó caer al agua. Desconocía en qué trampa mortal iba a meterse nada más recuperar distancias.
Y es que lo primero que se encontró fue con la mirada traviesa del felino. Sus ojos se perdieron en el peligro que suponían aquellas pupilas afiladas, bajando lentamente a los botones que iba soltando mientras una mente espesa empezaba a razonar lo que ocurría. ¨Ah¨ exclamó en apenas un susurro por el miedo a que su propia voz pudiera interrumpir aquel espectáculo. Ethan reculó al momento, buscando una vista panorámica y encontrando consuelo en un lavabo en el que poder apoyar ambas manos. Trago saliva de forma sonora, olvidándose de cuál era su misión hasta que Nohlem le preguntó en alto y aun así, el tercer botón le dejó tan fuera que tardó unos segundos en reaccionar.
Asintió con la misma torpeza con la que trató de sacar el móvil de sus bolsillos, completamente a ciegas. Despegar su vista del varmano era una tarea tan complicada como el intentar hacer funcionar el teléfono a tientas, tanto así que frustrado decidió ignorar que estaba apagado para colocárselo a la altura del ombligo, apuntando de forma vaga hacía el pelirrojo. No disimulaba nada, ni estaba grabando ni pensaba hacerlo. El agarre sobre el aparato era tan débil que solo se sostenía por la mera inercia de mantener el paripé vivo pues si fuera por él ni siquiera se habría quedado mirando.
Quería ver más, tocar, sentir, besar, morder… Quería hacer todo a la vez a sabiendas de que era imposible. La flaqueza del cuarto botón le hizo soltar un suspiro interrumpido, sintiéndose resbalar sobre el propio lavabo en una posición más dejada. Dioses, ya conocía el contenido de aquel regalo, pero verlo desenvolverse así le hacía olvidar por completo hasta que marcas aguardaban debajo. Era tan hipnótico que mientras una mano estaba ocupada manteniendo la falsa grabación en marcha la otra dudaba si seguir como apoyo o querer ir a explorar, a tocar las pequeñas zonas donde el pelirrojo carecía de tela.
-Podrías… ¿podrías apartarla un poco más? Apenas se ve nada aún… Es más, si quieres puedo ayudarte a ello… -El intento de pregunta quedó formulado como un triste ruego. Ruego que ante la negación se convirtió en un gimoteo corto y bajito, contenido cuando se mordió el labio fruto de la impotencia. Se volvió a mover en el sitio, frustrado ante el ver pero no tocar. Aceptaba las normas y adoraba el juego que le proponía pero una parte de él sólo aguardaba con impaciencia que se rindiera.
La mano libre por fin se movió, dudosa de a donde ir acabo en su propia nuca, frotó la zona un par de veces y cuando no encontró calma alguna fue a buscar la coleta maltrecha. Al menos, a diferencia de la torpeza con el móvil, Ethan si estaba acostumbrado a deshacérsela con facilidad. Tiró del coletero y dejó que su melena volviera a encontrar lugar entre sus hombros. Despeinada, empezó a jugar con su pelo. Peinando de forma manual sus lisos mechones y tratando de que perdieran la forma más voluminosa que dejaba el llevarlo recogido durante tanto tiempo. Todo como una burda distracción, pues en su imaginación ambas manos acompañaban el recorrido que trazaban sus ojos. Se desplazaban por la camisa negra de Nohlem, apartando despacio la prenda para adentrarse de nuevo en el tacto tan reciente de su piel, ayudando a desabrocharse el último tramo para poder quitarla con el mismo ritmo despacio que llevaba el felino…
-Ah mierda Nohlem, tu quieres matarme de las ganas. -Se quejó en alto sin quejarse demasiado pues siendo sinceros, la distancia mataba, pero estaba más que contento con las vistas que le andaba regalando y ahí esperaría todo lo que se le pidiera.
-A este paso el baño va a parecer más una luna de miel que nuestra primera noche saliendo juntos... -Dejo que las palabras se le escapasen con una delicadeza igual de manchada que el resto de sus comentarios. Ethan estaba blandito, pero también aguardaba con una expectación paciente el momento donde volviera a disfrutar de la cercanía del cuerpo del moreno. Le daba igual si era en forma de un gentil abrazo o un acto menos inocente mientras el resultado fuera el mismo, estar junto a él. -Cielo.
El último apodo lo dejó escapar tras una breve pausa, estaba comprobando que motes le agradaban más y cuáles de ellos sonaban mejor al pronunciarlos en alto. El joven se tenía que acostumbrar aún a tener esas ventajas recién adquiridas pero todo lo que le permitiera confirmar que eran pareja era bienvenido. Distraído hizo caso al gato y se dispuso a buscar en aquella cesta la bola que tuviera florecitas, no tardó mucho en localizarla y triunfante volvió a enseñarla a tiempo de ver como su compañero salía rápido de la habitación.
-Uh, no se si eso me gusta o no. -Exclamó divertido ante la idea de cambiarles la música a los de abajo. Podía poner una canción puramente morbosa y nadie tendría porqué sospechar, o incluso buscar alguna indirecta de Connor a sabiendas de que sería un secreto suyo, otro comentario más que regalarle cuando el alcohol se le hubiera bajado y fuera una persona razonable.
-Y sii, me has convencido con las flores, aunque poner velas ya sería excesivo así que creo que yo me bajo en el carro de ser ñoño. -Se acercó a la bañera y una vez quitado el plástico que la envolvía la dejó caer al agua. Desconocía en qué trampa mortal iba a meterse nada más recuperar distancias.
Y es que lo primero que se encontró fue con la mirada traviesa del felino. Sus ojos se perdieron en el peligro que suponían aquellas pupilas afiladas, bajando lentamente a los botones que iba soltando mientras una mente espesa empezaba a razonar lo que ocurría. ¨Ah¨ exclamó en apenas un susurro por el miedo a que su propia voz pudiera interrumpir aquel espectáculo. Ethan reculó al momento, buscando una vista panorámica y encontrando consuelo en un lavabo en el que poder apoyar ambas manos. Trago saliva de forma sonora, olvidándose de cuál era su misión hasta que Nohlem le preguntó en alto y aun así, el tercer botón le dejó tan fuera que tardó unos segundos en reaccionar.
Asintió con la misma torpeza con la que trató de sacar el móvil de sus bolsillos, completamente a ciegas. Despegar su vista del varmano era una tarea tan complicada como el intentar hacer funcionar el teléfono a tientas, tanto así que frustrado decidió ignorar que estaba apagado para colocárselo a la altura del ombligo, apuntando de forma vaga hacía el pelirrojo. No disimulaba nada, ni estaba grabando ni pensaba hacerlo. El agarre sobre el aparato era tan débil que solo se sostenía por la mera inercia de mantener el paripé vivo pues si fuera por él ni siquiera se habría quedado mirando.
Quería ver más, tocar, sentir, besar, morder… Quería hacer todo a la vez a sabiendas de que era imposible. La flaqueza del cuarto botón le hizo soltar un suspiro interrumpido, sintiéndose resbalar sobre el propio lavabo en una posición más dejada. Dioses, ya conocía el contenido de aquel regalo, pero verlo desenvolverse así le hacía olvidar por completo hasta que marcas aguardaban debajo. Era tan hipnótico que mientras una mano estaba ocupada manteniendo la falsa grabación en marcha la otra dudaba si seguir como apoyo o querer ir a explorar, a tocar las pequeñas zonas donde el pelirrojo carecía de tela.
-Podrías… ¿podrías apartarla un poco más? Apenas se ve nada aún… Es más, si quieres puedo ayudarte a ello… -El intento de pregunta quedó formulado como un triste ruego. Ruego que ante la negación se convirtió en un gimoteo corto y bajito, contenido cuando se mordió el labio fruto de la impotencia. Se volvió a mover en el sitio, frustrado ante el ver pero no tocar. Aceptaba las normas y adoraba el juego que le proponía pero una parte de él sólo aguardaba con impaciencia que se rindiera.
La mano libre por fin se movió, dudosa de a donde ir acabo en su propia nuca, frotó la zona un par de veces y cuando no encontró calma alguna fue a buscar la coleta maltrecha. Al menos, a diferencia de la torpeza con el móvil, Ethan si estaba acostumbrado a deshacérsela con facilidad. Tiró del coletero y dejó que su melena volviera a encontrar lugar entre sus hombros. Despeinada, empezó a jugar con su pelo. Peinando de forma manual sus lisos mechones y tratando de que perdieran la forma más voluminosa que dejaba el llevarlo recogido durante tanto tiempo. Todo como una burda distracción, pues en su imaginación ambas manos acompañaban el recorrido que trazaban sus ojos. Se desplazaban por la camisa negra de Nohlem, apartando despacio la prenda para adentrarse de nuevo en el tacto tan reciente de su piel, ayudando a desabrocharse el último tramo para poder quitarla con el mismo ritmo despacio que llevaba el felino…
-Ah mierda Nohlem, tu quieres matarme de las ganas. -Se quejó en alto sin quejarse demasiado pues siendo sinceros, la distancia mataba, pero estaba más que contento con las vistas que le andaba regalando y ahí esperaría todo lo que se le pidiera.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)
12/07/23, 12:15 pm
Nohlem tenía la serotonina haciendo burbujitas en su cerebro. Si pudiera ralentizar las horas o hacer esa noche un poco más larga lo haría sin dudarlo, algo que le tocaría pagar a Ethan siendo tortuosamente lento en sus movimientos. El comentario de la luna de miel (el mismo que podría haber hecho estallar sus pupilas) reforzó una idea que llevaba rumiando hace rato, pero tiempo al tiempo. Ahora tenía algo más importante que hacer: devolverle a Ethan las caras de pasmarote con las que él le había dejado en la fiesta.
Claro que Nohlem no era ningún bailarín experto, mucho menos un streaper. Aquella era una ocurrencia pasajera, algo que acabaría tan pronto como empezó con lo que simplemente picarle y echarse unas risas a costa de su vergüenza. Entre el reguetón y el miedo al ridículo era lo lógico; haría alguna cuquería más, se reiría de sí mismo y listo. Pero ah. Cuando resulta ser que el público exige más, que aquello que creía tonto realmente tiene gancho… Bueno, el show tenía que continuar. No esperaba tener a Ethan tan idiotizado pero ni de coña se iba a quejar o burlar de ello. No iba a romper el hechizo. Es más, si hubo alguna sorpresa en su rostro por la buena recepción la maquilló muy bien, porque infló el pecho con un orgullo natural cuando sus manos remolonearon en ese cuarto botón, cada vez más lentas, abarcando más superficie y marcando por donde presionaban. Carajo, que bien sentaba tener la atención de aquel que deseaba y sentirse igual de deseado. Y por fin no era él la víctima.
—¿Hm? Ah no, no te preocupes Ethan, puedo yo solo. Tú disfruta —le sonrió con esa falsa inocencia de la que el londinense tanto uso hacía y tiró del botón y la tela, separándola de su piel mientras, sin dejar de mirarle a los ojos en un ángulo en el que si llevara gafas estaría viendo por encima de estas, trataba de hacer más sonoros los ronroneos en su cabeza con tal de ignorar lo que había metido su hermana en la playlist—. Además, estás grabando ¿no? Necesitas las manos.
Nohlem se podía creer el paripé inicial, que tuviera el móvil y la cámara encendidos, pero no que estuviera tomando ninguna imagen decente. En ese ángulo como mínimo le estaba cortando la cabeza pero, puyita aparte, le daba igual. Mientras el espectador lo estuviese grabando en su memoria estaba bien.
Ahora que… la canción, tenía que cambiar la puta canción. Lo último que quería es que le traicionara la risa o que Ethan saliera del trance y cayese en la cuenta de lo que la chama estaba cantando; después de todo había demostrado que “gatito” entraba en su vocabulario español, y aunque al pelirrojo le encantaba ser llamado así por él y hacer el ridículo con Kahlo cuando sonaba esa canción ahora no era el momento. Se liberó de un quinto botón, humedeció sus labios y fue a por el sexto y último, sacando los bordes de la camisa de su pantalón para ello. No obstante se levantó antes de hacer nada.
—¿Yo? ¡Claro que no quiero matarte! ¡Pensé que estabas disfrutando! Lo siento...—diablos, contener la sonrisa estaba siendo una cosa—. Mejor paro entonces...
Y se volteó para darle la espalda. Ladeó el rostro lo justo para mirarle por el rabillo del ojo, un contacto visual que se rompió en seguida para ocuparse de otra tarea independiente de lo que se quejase. Sus manos abandonaron la prenda y se inclinó para coger el móvil. A la canción le quedaba menos de la mitad. Pensó en conformarse con dejar algo decente en cola, total sólo sería un minuto, pero… ¿sinceramente? le iban a dar por culo. No pasaba nada si tardaba un poco en encontrar algo, así daba más coba al numerito y desesperaba al británico.
—Ah, ya está. A la verga. —masculló.
La canción de Tu gatita se vería abruptamente interrumpida no solo en el baño, sino también en la fiesta entera. Le dio más volumen a sus altavoces, permitiendo que una nueva melodía que ni siquiera estaba en la lista pública hiciera eco entre la cerámica. Al tiempo dejó caer la camisa de sus hombros a su baja espalda, aún pillada por sus brazos. Se estiró echando las manos arriba con el mero objetivo de marcar la línea de sus omoplatos y se giró a Ethan de nuevo, con una leve sonrisa recuperada.
—Aaah, ya para lo que me queda mejor acabo —sacó un brazo, luego el otro, fuera camisa—. Aguanta un poco, anda. Yo aguanté tu baile a Tayron, y tus trampas en el beer pong, y que aparecieras en moto con la redecilla... —se rió—. Creo que es justo.
Desprovisto de la mitad de su envoltorio se acercó a Ethan y le agarró de una muñeca, haciendo caso omiso a que estuviera grabando o no. Le condujo hasta la bañera y le empujó con suavidad contra los bordes de esta para que se sentara, orden que diría en un susurro si no la entendía en su lenguaje corporal. Tan pronto la acatara él se sentaría también. Sobre él, claro. No llegó a apoyarse con todo su peso por miedo a hacerle daño en las piernas, por eso y por así tener más maniobrabilidad. Los varmanos eran más flexibles que los humanos, y aunque tampoco es que hiciera falta una diferencia o ser de goma para lo que iba a hacer, haría gala de su cadera moviéndola con fluidez y suavidad de alante a atrás al lento ritmo de la música.
—Se mira pero no se toca —le susurró al oído, parafraseando sin saber las palabras que el moreno había usado en el belga rato atrás. Inclinó la espalda lejos suya y sus manos buscaron trabajo que hacer, desabrochando y bajando la cremallera de su pantalón hasta que su ropa interior volvió a ser visible. El indiscreto metal de las esposas se marcaba en uno de los bolsillos gracias a esa postura, pero por una vez al granta no le importaba que se viera. Se permitió presionar un poco más, algo que le sonsacó entredientes una risita en formato suspiro—. Manda pinga esto, yo no tengo tu paciencia para estas cosas.
Antes de que pudiera responder le besó, rodeando sus hombros para acariciarle el pelo y profundizar en su boca. El beso no fue ni tan largo ni tan ardiente como quizás Ethan querría a causa de la sonrisa bobalicona que no lograba borrar y lo mucho que le iba a joder dejándole con la miel en los labios al separarse. La bañera ya casi estaba.
Claro que Nohlem no era ningún bailarín experto, mucho menos un streaper. Aquella era una ocurrencia pasajera, algo que acabaría tan pronto como empezó con lo que simplemente picarle y echarse unas risas a costa de su vergüenza. Entre el reguetón y el miedo al ridículo era lo lógico; haría alguna cuquería más, se reiría de sí mismo y listo. Pero ah. Cuando resulta ser que el público exige más, que aquello que creía tonto realmente tiene gancho… Bueno, el show tenía que continuar. No esperaba tener a Ethan tan idiotizado pero ni de coña se iba a quejar o burlar de ello. No iba a romper el hechizo. Es más, si hubo alguna sorpresa en su rostro por la buena recepción la maquilló muy bien, porque infló el pecho con un orgullo natural cuando sus manos remolonearon en ese cuarto botón, cada vez más lentas, abarcando más superficie y marcando por donde presionaban. Carajo, que bien sentaba tener la atención de aquel que deseaba y sentirse igual de deseado. Y por fin no era él la víctima.
—¿Hm? Ah no, no te preocupes Ethan, puedo yo solo. Tú disfruta —le sonrió con esa falsa inocencia de la que el londinense tanto uso hacía y tiró del botón y la tela, separándola de su piel mientras, sin dejar de mirarle a los ojos en un ángulo en el que si llevara gafas estaría viendo por encima de estas, trataba de hacer más sonoros los ronroneos en su cabeza con tal de ignorar lo que había metido su hermana en la playlist—. Además, estás grabando ¿no? Necesitas las manos.
Nohlem se podía creer el paripé inicial, que tuviera el móvil y la cámara encendidos, pero no que estuviera tomando ninguna imagen decente. En ese ángulo como mínimo le estaba cortando la cabeza pero, puyita aparte, le daba igual. Mientras el espectador lo estuviese grabando en su memoria estaba bien.
Ahora que… la canción, tenía que cambiar la puta canción. Lo último que quería es que le traicionara la risa o que Ethan saliera del trance y cayese en la cuenta de lo que la chama estaba cantando; después de todo había demostrado que “gatito” entraba en su vocabulario español, y aunque al pelirrojo le encantaba ser llamado así por él y hacer el ridículo con Kahlo cuando sonaba esa canción ahora no era el momento. Se liberó de un quinto botón, humedeció sus labios y fue a por el sexto y último, sacando los bordes de la camisa de su pantalón para ello. No obstante se levantó antes de hacer nada.
—¿Yo? ¡Claro que no quiero matarte! ¡Pensé que estabas disfrutando! Lo siento...—diablos, contener la sonrisa estaba siendo una cosa—. Mejor paro entonces...
Y se volteó para darle la espalda. Ladeó el rostro lo justo para mirarle por el rabillo del ojo, un contacto visual que se rompió en seguida para ocuparse de otra tarea independiente de lo que se quejase. Sus manos abandonaron la prenda y se inclinó para coger el móvil. A la canción le quedaba menos de la mitad. Pensó en conformarse con dejar algo decente en cola, total sólo sería un minuto, pero… ¿sinceramente? le iban a dar por culo. No pasaba nada si tardaba un poco en encontrar algo, así daba más coba al numerito y desesperaba al británico.
—Ah, ya está. A la verga. —masculló.
La canción de Tu gatita se vería abruptamente interrumpida no solo en el baño, sino también en la fiesta entera. Le dio más volumen a sus altavoces, permitiendo que una nueva melodía que ni siquiera estaba en la lista pública hiciera eco entre la cerámica. Al tiempo dejó caer la camisa de sus hombros a su baja espalda, aún pillada por sus brazos. Se estiró echando las manos arriba con el mero objetivo de marcar la línea de sus omoplatos y se giró a Ethan de nuevo, con una leve sonrisa recuperada.
—Aaah, ya para lo que me queda mejor acabo —sacó un brazo, luego el otro, fuera camisa—. Aguanta un poco, anda. Yo aguanté tu baile a Tayron, y tus trampas en el beer pong, y que aparecieras en moto con la redecilla... —se rió—. Creo que es justo.
Desprovisto de la mitad de su envoltorio se acercó a Ethan y le agarró de una muñeca, haciendo caso omiso a que estuviera grabando o no. Le condujo hasta la bañera y le empujó con suavidad contra los bordes de esta para que se sentara, orden que diría en un susurro si no la entendía en su lenguaje corporal. Tan pronto la acatara él se sentaría también. Sobre él, claro. No llegó a apoyarse con todo su peso por miedo a hacerle daño en las piernas, por eso y por así tener más maniobrabilidad. Los varmanos eran más flexibles que los humanos, y aunque tampoco es que hiciera falta una diferencia o ser de goma para lo que iba a hacer, haría gala de su cadera moviéndola con fluidez y suavidad de alante a atrás al lento ritmo de la música.
—Se mira pero no se toca —le susurró al oído, parafraseando sin saber las palabras que el moreno había usado en el belga rato atrás. Inclinó la espalda lejos suya y sus manos buscaron trabajo que hacer, desabrochando y bajando la cremallera de su pantalón hasta que su ropa interior volvió a ser visible. El indiscreto metal de las esposas se marcaba en uno de los bolsillos gracias a esa postura, pero por una vez al granta no le importaba que se viera. Se permitió presionar un poco más, algo que le sonsacó entredientes una risita en formato suspiro—. Manda pinga esto, yo no tengo tu paciencia para estas cosas.
Antes de que pudiera responder le besó, rodeando sus hombros para acariciarle el pelo y profundizar en su boca. El beso no fue ni tan largo ni tan ardiente como quizás Ethan querría a causa de la sonrisa bobalicona que no lograba borrar y lo mucho que le iba a joder dejándole con la miel en los labios al separarse. La bañera ya casi estaba.
- ♪♫♬:
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)
14/07/23, 02:54 pm
Ethan ya estaba impaciente, intranquilo, indeciso. Le observaba sin separarse del lavabo, moviendo una de una de sus piernas de forma nerviosa, en un tic sutil que delataba lo mucho que se estaba muriendo desde aquella distancia. Que Nohlem quisiera parar le hizo contener el aire para no sonar tan desesperado como estaba. Le siguió con la mirada, concentrado en que ni se le ocurriera salir del baño, que tomara el móvil tampoco mejoró la situación, desde esa perspectiva poco podía ver que estaba haciendo y la incertidumbre volvía de su paciencia una mecha corta.
-Oye… -Le reclamó en una queja bajita, murmurando por sí acaso hacerlo en alto contaba como interrupción. -Que era broma, porfaaa sigue.
No fue hasta que la música cambió abruptamente que cayó en la cuenta, no le quería rogando (Cosa que a esas alturas estaba tan dispuesto a hacer). Simplemente estaba buscando una mejor banda sonora. El londinense volvió a acomodarse, pensando para sí que de haber tenido el ronroneo de su compañero ahora mismo la garganta le estaría ardiendo de tanta vibración. En vez de eso se veía reflejado en un cuerpo tan derretido como grande era su sonrisa y unas pupilas que parecían ser de metal, pues le era imposible apartar la mirada de aquel imán que resultaba ser el felino. Su nuca tan impoluta le hizo la boca agua, deseando poder trazar el mismo recorrido que le regaló por delante ahora por detrás… Iniciar por su cuello e irse desplazándose despacio por la línea que marcaba su columna, decorar esos omoplatos con una bonita rojez y dejar que su baja espalda tomara unas formas más curvas para…
Ethan estaba tan denso sumido en aquellos pensamientos que tardó unos segundos en reaccionar apropiadamente a las palabras del felino. Pestañeo lento, volviendo a enfocar una realidad en la que se encontraba perdido, a mitad de camino entre la sensación de que era un sueño onírico o de que era tan real que quería dejar todas las pruebas vigentes para poder comprobar al día siguiente que efectivamente, estaba ocurriendo.
-Ah, claro, si. Me… espero.
Tragó saliva cuando Nohlem recortó distancias, acatando de forma impecable el no querer ir a por él aunque no estuviera precisamente falto de ganas. Su teléfono quedó en el olvido tan pronto el varmano le hizo levantarse, abandonado en el interior del lavabo para seguirle de forma obediente. El destino le daba igual pues seguía sin fijarse en nada que no fueran los ojos verdes o la tez morena ahora descubierta del joven y no fue hasta que sus manos (Bien guardadas tras la espalda) dieron con el inicio de la bañera que razonó lo que tenía que hacer.
Se sentó obediente, y en apenas un par de segundos se arrepintió por completo de su decisión. Ya era un asunto verlo desde una distancia prudencial pero… Ethan acalló un gruñido lastimero de entre sus labios, torciendo el gesto a una mueca de pura frustración disfrutada. Joder, ahora se sentía hasta culpable por el pobre Tayron, el karma había regresado a él como un torrente de lava ardiente. Desesperado presionó ambas manos contra la bañera, agarrándose al borde de la misma como si su vida dependiera de ello. ¨No toques, no toques, no toques…. La puta hostia, quiero tocar¨ Acabó mordiendo sus labios en un intento de ahogar los diferentes suspiros que se le escapaban con cada nuevo movimiento del gato, y si bien sabía que ya eran de dominio público, se negaba a volver a concederlos en aquel premio ponzoñoso.
-Nohlem… porfa… -Volvió a susurrarle mientras intentaba recuperar la distancia perdida curvando su espalda, era contraproducente si quería ver el espectáculo bien pero estaba rozando unos límites de desesperación que acababan con el poco raciocinio que pudiera quedarle.
Y como si fuera justicia divina, por fin sus plegarias fueron escuchadas en aquel beso que Ethan tomó como una liberación. Toda la maquinaría que comprendía su cuerpo volvió a ponerse en marcha y mientras sus piernas se acomodaron para sostener mejor al pelirrojo, sus manos buscaron hambrientas el contorno de sus caderas, atrayéndolo hacía sí para que no pudiera escapar tan fácil de aquel beso prometido. Poco le importará lo torpe del mismo pues si Nohlem sonreía, él recorría ese gesto alegre a pequeños picos, esperando con paciencia a que su boca volviera a abrirse para retomar su camino hacía la misma.
-Ni se te ocurra. -Le gruñó en lo que apenas fue un susurro cuando Nohlem se apartó y él decidió inclinarse hacía delante como contraataque. La mecha corta que era su paciencia se había consumido en una llama ardiente que, lejos de ser lujuriosa, Nohlem alimentó lo suficiente para que quisiera recuperar todo el contacto perdido. No iba a permitir que se volviera alejar, el juego terminó en el preciso momento en el que se decantó por la calidez de sus labios y el asiatico no estaba dispuesto a retomarlo cuando lo tenía tan cerca. Presionó con fuerza contra sus labios, más por el miedo a que el gato intentara huir de nuevo que por ser pasional, pues en verdad se estaba tomando su tiempo en explorar la boca ajena, dejando que las diferentes sensaciones explotaran en su interior. Tenían aún toda la noche por delante, lo único que deseaba ahora era volver a sentir la cercanía del que era su… su novio.
Dejó que el beso continuará mientras las palmas de su manos exploraban el contorno de su espalda, subiendo de forma lenta pero firme. Las yemas de sus dedos apretaban, marcando el camino sin llegar a arañar y para cuando regresaron al punto de partida una de ellas siguió su camino en solitario, hasta alcanzar el muslo del chico, donde le dio un ligero apretón juguetón. Ethan no pudo evitar soltar una ligera risa, divertido ante como estaban girando las tornas y tomó un poco de distancia para poder buscar el contacto visual.
-Me empieza a sobrar ropa, ¿Me dejas que pueda ayudarte de una vez? -El londinense lo dijo con una sonrisa zorruna, como si se hubiesen cambiado temporalmente los papeles y es que no pensaba esperar a una afirmación contundente para empezar a actuar. Busco con sus zapatillas el calzado de Nohlem, mientras volvía a pegarse a él para regalarle pequeños besos en torno al cuello. Le era difícil estar concentrado en pisar la parte trasera de sus vans para que se las quitará si a su vez tenía que estar besándole, así que la opción intermedia era atacar su cuello y parte de la barbilla con delicados besos, más cargados de amor que de lujuria.
Suaves caricias que tuvo que alargar en el tiempo hasta que logró descalzarlo a tientas y entonces volvió a separarse. Le dedicó una larga mirada al felino, trazando el recorrido de su cuerpo para deleitarse la vista. Se mordió el labio, dejando que sus dientes marcaran la zona al volver a centrarse en la ropa interior de Nohlem. Sí, definitivamente le sobraba.
-¿Puedo? -Volvió a preguntar con el mismo tono sarcástico en su voz, yendo a buscar los márgenes de su pantalón para poder empezar a bajarlo, lento y con toda la elegancia que le permitía una posición tan conflictiva. No fue hasta que noto el bulto que paró en seco, frunciendo el ceño un tanto confundido de encontrarse algo tan grande en uno de los bolsillos del varmano, ¿No había dejado el móvil fuera?
-Uy, ¿Qué has traído ahora? -Decidió tomar el objeto movido por la curiosidad y en cuanto noto la redondez del mismo tiró con más fuerza hasta tenerlo sostenido en su mano, frente a Nohlem. Su rostro trazó un sendero de emociones donde pasó de la incertidumbre, al asombro, hasta terminar con una sonrisa ladeada y unos ojos entrecerrados que avisaban de la carcajada que estaba conteniendo.
-Vaya, no sabía que te iba esta clase de juegos…
No pudo evitarlo. Ethan estalló a reír en cuanto terminó la frase. Podía haber esperado muchos objetos, pero ninguno de ellos se trataba de las esposas que estaba sujetando.
-Oye… -Le reclamó en una queja bajita, murmurando por sí acaso hacerlo en alto contaba como interrupción. -Que era broma, porfaaa sigue.
No fue hasta que la música cambió abruptamente que cayó en la cuenta, no le quería rogando (Cosa que a esas alturas estaba tan dispuesto a hacer). Simplemente estaba buscando una mejor banda sonora. El londinense volvió a acomodarse, pensando para sí que de haber tenido el ronroneo de su compañero ahora mismo la garganta le estaría ardiendo de tanta vibración. En vez de eso se veía reflejado en un cuerpo tan derretido como grande era su sonrisa y unas pupilas que parecían ser de metal, pues le era imposible apartar la mirada de aquel imán que resultaba ser el felino. Su nuca tan impoluta le hizo la boca agua, deseando poder trazar el mismo recorrido que le regaló por delante ahora por detrás… Iniciar por su cuello e irse desplazándose despacio por la línea que marcaba su columna, decorar esos omoplatos con una bonita rojez y dejar que su baja espalda tomara unas formas más curvas para…
Ethan estaba tan denso sumido en aquellos pensamientos que tardó unos segundos en reaccionar apropiadamente a las palabras del felino. Pestañeo lento, volviendo a enfocar una realidad en la que se encontraba perdido, a mitad de camino entre la sensación de que era un sueño onírico o de que era tan real que quería dejar todas las pruebas vigentes para poder comprobar al día siguiente que efectivamente, estaba ocurriendo.
-Ah, claro, si. Me… espero.
Tragó saliva cuando Nohlem recortó distancias, acatando de forma impecable el no querer ir a por él aunque no estuviera precisamente falto de ganas. Su teléfono quedó en el olvido tan pronto el varmano le hizo levantarse, abandonado en el interior del lavabo para seguirle de forma obediente. El destino le daba igual pues seguía sin fijarse en nada que no fueran los ojos verdes o la tez morena ahora descubierta del joven y no fue hasta que sus manos (Bien guardadas tras la espalda) dieron con el inicio de la bañera que razonó lo que tenía que hacer.
Se sentó obediente, y en apenas un par de segundos se arrepintió por completo de su decisión. Ya era un asunto verlo desde una distancia prudencial pero… Ethan acalló un gruñido lastimero de entre sus labios, torciendo el gesto a una mueca de pura frustración disfrutada. Joder, ahora se sentía hasta culpable por el pobre Tayron, el karma había regresado a él como un torrente de lava ardiente. Desesperado presionó ambas manos contra la bañera, agarrándose al borde de la misma como si su vida dependiera de ello. ¨No toques, no toques, no toques…. La puta hostia, quiero tocar¨ Acabó mordiendo sus labios en un intento de ahogar los diferentes suspiros que se le escapaban con cada nuevo movimiento del gato, y si bien sabía que ya eran de dominio público, se negaba a volver a concederlos en aquel premio ponzoñoso.
-Nohlem… porfa… -Volvió a susurrarle mientras intentaba recuperar la distancia perdida curvando su espalda, era contraproducente si quería ver el espectáculo bien pero estaba rozando unos límites de desesperación que acababan con el poco raciocinio que pudiera quedarle.
Y como si fuera justicia divina, por fin sus plegarias fueron escuchadas en aquel beso que Ethan tomó como una liberación. Toda la maquinaría que comprendía su cuerpo volvió a ponerse en marcha y mientras sus piernas se acomodaron para sostener mejor al pelirrojo, sus manos buscaron hambrientas el contorno de sus caderas, atrayéndolo hacía sí para que no pudiera escapar tan fácil de aquel beso prometido. Poco le importará lo torpe del mismo pues si Nohlem sonreía, él recorría ese gesto alegre a pequeños picos, esperando con paciencia a que su boca volviera a abrirse para retomar su camino hacía la misma.
-Ni se te ocurra. -Le gruñó en lo que apenas fue un susurro cuando Nohlem se apartó y él decidió inclinarse hacía delante como contraataque. La mecha corta que era su paciencia se había consumido en una llama ardiente que, lejos de ser lujuriosa, Nohlem alimentó lo suficiente para que quisiera recuperar todo el contacto perdido. No iba a permitir que se volviera alejar, el juego terminó en el preciso momento en el que se decantó por la calidez de sus labios y el asiatico no estaba dispuesto a retomarlo cuando lo tenía tan cerca. Presionó con fuerza contra sus labios, más por el miedo a que el gato intentara huir de nuevo que por ser pasional, pues en verdad se estaba tomando su tiempo en explorar la boca ajena, dejando que las diferentes sensaciones explotaran en su interior. Tenían aún toda la noche por delante, lo único que deseaba ahora era volver a sentir la cercanía del que era su… su novio.
Dejó que el beso continuará mientras las palmas de su manos exploraban el contorno de su espalda, subiendo de forma lenta pero firme. Las yemas de sus dedos apretaban, marcando el camino sin llegar a arañar y para cuando regresaron al punto de partida una de ellas siguió su camino en solitario, hasta alcanzar el muslo del chico, donde le dio un ligero apretón juguetón. Ethan no pudo evitar soltar una ligera risa, divertido ante como estaban girando las tornas y tomó un poco de distancia para poder buscar el contacto visual.
-Me empieza a sobrar ropa, ¿Me dejas que pueda ayudarte de una vez? -El londinense lo dijo con una sonrisa zorruna, como si se hubiesen cambiado temporalmente los papeles y es que no pensaba esperar a una afirmación contundente para empezar a actuar. Busco con sus zapatillas el calzado de Nohlem, mientras volvía a pegarse a él para regalarle pequeños besos en torno al cuello. Le era difícil estar concentrado en pisar la parte trasera de sus vans para que se las quitará si a su vez tenía que estar besándole, así que la opción intermedia era atacar su cuello y parte de la barbilla con delicados besos, más cargados de amor que de lujuria.
Suaves caricias que tuvo que alargar en el tiempo hasta que logró descalzarlo a tientas y entonces volvió a separarse. Le dedicó una larga mirada al felino, trazando el recorrido de su cuerpo para deleitarse la vista. Se mordió el labio, dejando que sus dientes marcaran la zona al volver a centrarse en la ropa interior de Nohlem. Sí, definitivamente le sobraba.
-¿Puedo? -Volvió a preguntar con el mismo tono sarcástico en su voz, yendo a buscar los márgenes de su pantalón para poder empezar a bajarlo, lento y con toda la elegancia que le permitía una posición tan conflictiva. No fue hasta que noto el bulto que paró en seco, frunciendo el ceño un tanto confundido de encontrarse algo tan grande en uno de los bolsillos del varmano, ¿No había dejado el móvil fuera?
-Uy, ¿Qué has traído ahora? -Decidió tomar el objeto movido por la curiosidad y en cuanto noto la redondez del mismo tiró con más fuerza hasta tenerlo sostenido en su mano, frente a Nohlem. Su rostro trazó un sendero de emociones donde pasó de la incertidumbre, al asombro, hasta terminar con una sonrisa ladeada y unos ojos entrecerrados que avisaban de la carcajada que estaba conteniendo.
-Vaya, no sabía que te iba esta clase de juegos…
No pudo evitarlo. Ethan estalló a reír en cuanto terminó la frase. Podía haber esperado muchos objetos, pero ninguno de ellos se trataba de las esposas que estaba sujetando.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)
14/07/23, 08:45 pm
Comprensible que Ethan hubiera disfrutado tanto de tenerle a dos velas antes, ahora era él quien se estaba gozando su parte de torturador. Los pocos quejiditos que se le escapaban, la expresión de perro hambriento al que le han ordenado que espere antes de comer… Podría tener a Ethan así toda una hora y no cansarse...
Mentira. El otro desesperado por tocarle y ser tocado era él. Tendría que haberse quejado por la velocidad con la que el londinense había roto su única norma, y así lo intentó con un quejido que quedó ahogado entre sus labios, quejido que traicionado por sus propias ganas se convirtió en un sonido más placentero que molesto. Le hacía gracia la situación, el poco autocontrol que él mismo tenía y lo rápido que se había vendido, especialmente divertido con los pequeños piquitos que Ethan le propinaba con insistencia al pedir un poco más de él. Joder, estaba en una nube, tanto así que su cadera seguía moviéndose al ritmo de la música pero de manera inconsciente.
Tenía que ser consecuente, ¡tenía que ser consecuente! por eso mismo intentó apartarse con una sonrisa y el hueso de la risa flojo, algo que no solucionó nada porque Ethan le siguió con una advertencia que, en lugar de animarle a replicar, le tuvo ronroneando con los ojos más abiertos de la cuenta. Tuvo ganas de crear falsos intentos de huida solo por provocar otra respuesta parecida en Ethan, pero Santos, es que a ratos olvidaba hasta su nombre, qué estaba haciendo y porqué. Su fuerza de voluntad y sus risas tontas fueron derritiéndose según su temperatura aumentaba y los resoplidos se volvían sonoros. “Mierda, pensó una vez. La mano firme del moreno en su espalda, presionando puntos nerviosos más sensibles, un ronroneo ruidoso mientras su boca pedía más y se pegaba con ímpetu a su torso. “Mierda, mierda, mierrrrda….” repitió otras cuantas, y un pequeño gruñido interrumpió la ristra de “rrrr”s en sus cuerdas vocales gracias al apretón en su muslo. Tendría las pupilas gigantescas, seguro.
Y luego estuvo esa sonrisa y esa actitud fanfarrona que, de haber tenido más uso de razón, habría reconocido como propia. No es que el beso le hubiera dejado sin aliento, TODO él lo había hecho. Había dejado de moverse y solo presionaba contra él, ambos brazos aún rodeando su cuello.
—Te dije que no tocaras… —masculló en un atisbo de lucidez, una frase que salió sin apenas fuerza porque ¿a quién coño iba a engañar? Le estaba encantando. Ethan era un trocito de pan con aspecto de macarra y adoraba ese contraste, pero cuando lucía y actuaba como un macarra… ah, carajo. Que buen combo. Exhaló por la nariz con humor vagamente recuperado cuando este actuó sin esperar respuesta positiva—. Asaltando al streaper, que mal.
Era difícil quejarse con aquellos besos tan suaves, atacándole como si de un pollito de gallina se tratara. Sus manos acariciaron el cuello del otro y se enrredaron en su pelo mientras una sonrisa crecía en su rostro, una felicidad audible por el arrollo constante que eran sus ronroneos fundidos con el grifo de agua delante suya.
Y tan pronto lograba recuperar algo de ser, que recordaba que se suponía que era él el provocador y no el provocado, Ethan hacía algo, lo que fuera, para volver a sentarle de bruces en su sitio. Como aquella mirada o el blanco de sus dientes al presionar los labios que ahora mismo moría por morder. ¿En serio se le estaban calentando las orejas por eso? Las orejas y- otra cosa.
—Sí —suspiró— Vale, hazlo- haz… haz lo que quieras —la desesperación en su propia voz le hizo reír y taparse el rostro con una mano—. Joder flaco, yo no estaba tan mal hace un rato. Ya te vale —suspiró por octingentésima vez esa noche—. Te quiero.
Había aceptado a dejarse llevar, retomar el rol de víctima y deshacerse en cumplidos y palabras lindas para su chico, mas al destaparse el rostro y mirar abajo, alertado por aquella expresión de sorpresa, los ojos del varmano se abrieron hasta que el blanco fue mayoría. Sabía que las tenía ahí, por supuesto, y le habría dado igual que Ethan las descubriese de no ser por la actitud respondona que este había tomado. De repente se vio en peligro. Las putas esposas de su padre.
—Ah- Ah joder. Jaja, eso- o sea- eso-
“Putamadrelareputisimamadrequemerecontraputoparióhijodelapinga”. ¿¡Cómo coño explicaba eso!?
“Ah no mira Ethan, es que se las iba a enseñar a mi hermana.” No. “Es que son de mi padre, las encontré en su arm-“ NO. Decirle la verdad parecía incluso peor que mentirle. Prefería que creyera que era un puto kinky que llevaba esa clase de cosas encima porque sí a que supiera que tenía entre manos un juguetito de su suegro. Joder, mierda, joder-
—Bueno, hay que- hay que probar de todo ¿no, flaquito? —se rió, inquieto. La risa del otro le hizo querer estrangularlo, y aunque las carcajadas se le contagiaron no pudo sino aprovechar el momento para morderle una oreja. Ni siquiera de manera sensual, mas como el toque de un gato tonto picado—. ¡Trae carajo!
Y aprisionándolo entre sus piernas para que no pudiera moverse Nohlem se estiró sobre él para intentar quitarle las esposas, las cuales por supuesto el muy idiota no quería darle. Gracias a su posición tenía las de ganar, aunque no pensaba en el comprometido bordillo sobre el que estaban los dos bailando.
1-50: Nohlem consigue las esposas, pero caen en la bañera.
51-100: No caen al agua y Ethan conserva las esposas.
Resultado: 18
Confiando demasiado en la estabilidad del medio japonés Nohlem echó el cuerpo hacía delante, empujando, acción que les pasaría factura a los dos. Cuando Ethan hizo las de árbol talado Nohlem no tuvo tiempo de celebrar su victoria con un “¡MÍAS!”, ya que al chapoteo de uno le siguió inmediatamente el otro. Al estar prácticamente sentado sobre el moreno el varmano se fue entero al agua, salvando si acaso los pies… o al menos los primeros segundos, antes de que el miedo a aplastar y ahogar a Ethan le hicieran meterlos en el agua para buscar apoyo a otro lado. El británico había quedado menos empapado pero en una postura bastante peor, con las piernas fuera y la mitad del cuerpo sumergida. Nohlem sacó la cabeza del agua con una exhalación, el flequillo sobre los ojos y un ataque de risa que nulo favor le estaba haciendo al agua que le había entrado por la nariz, ayudando al chico a levantarse colando ambas manos bajo su espalda entre chapoteos.
—¡Ethan! Ethan, ¿¡estás bien!? perdón, perd- —la risa le interrumpió—. ¡Segunda vez! ¡Segunda vez que me baño con los putos pantalones hoy!
Mentira. El otro desesperado por tocarle y ser tocado era él. Tendría que haberse quejado por la velocidad con la que el londinense había roto su única norma, y así lo intentó con un quejido que quedó ahogado entre sus labios, quejido que traicionado por sus propias ganas se convirtió en un sonido más placentero que molesto. Le hacía gracia la situación, el poco autocontrol que él mismo tenía y lo rápido que se había vendido, especialmente divertido con los pequeños piquitos que Ethan le propinaba con insistencia al pedir un poco más de él. Joder, estaba en una nube, tanto así que su cadera seguía moviéndose al ritmo de la música pero de manera inconsciente.
Tenía que ser consecuente, ¡tenía que ser consecuente! por eso mismo intentó apartarse con una sonrisa y el hueso de la risa flojo, algo que no solucionó nada porque Ethan le siguió con una advertencia que, en lugar de animarle a replicar, le tuvo ronroneando con los ojos más abiertos de la cuenta. Tuvo ganas de crear falsos intentos de huida solo por provocar otra respuesta parecida en Ethan, pero Santos, es que a ratos olvidaba hasta su nombre, qué estaba haciendo y porqué. Su fuerza de voluntad y sus risas tontas fueron derritiéndose según su temperatura aumentaba y los resoplidos se volvían sonoros. “Mierda, pensó una vez. La mano firme del moreno en su espalda, presionando puntos nerviosos más sensibles, un ronroneo ruidoso mientras su boca pedía más y se pegaba con ímpetu a su torso. “Mierda, mierda, mierrrrda….” repitió otras cuantas, y un pequeño gruñido interrumpió la ristra de “rrrr”s en sus cuerdas vocales gracias al apretón en su muslo. Tendría las pupilas gigantescas, seguro.
Y luego estuvo esa sonrisa y esa actitud fanfarrona que, de haber tenido más uso de razón, habría reconocido como propia. No es que el beso le hubiera dejado sin aliento, TODO él lo había hecho. Había dejado de moverse y solo presionaba contra él, ambos brazos aún rodeando su cuello.
—Te dije que no tocaras… —masculló en un atisbo de lucidez, una frase que salió sin apenas fuerza porque ¿a quién coño iba a engañar? Le estaba encantando. Ethan era un trocito de pan con aspecto de macarra y adoraba ese contraste, pero cuando lucía y actuaba como un macarra… ah, carajo. Que buen combo. Exhaló por la nariz con humor vagamente recuperado cuando este actuó sin esperar respuesta positiva—. Asaltando al streaper, que mal.
Era difícil quejarse con aquellos besos tan suaves, atacándole como si de un pollito de gallina se tratara. Sus manos acariciaron el cuello del otro y se enrredaron en su pelo mientras una sonrisa crecía en su rostro, una felicidad audible por el arrollo constante que eran sus ronroneos fundidos con el grifo de agua delante suya.
Y tan pronto lograba recuperar algo de ser, que recordaba que se suponía que era él el provocador y no el provocado, Ethan hacía algo, lo que fuera, para volver a sentarle de bruces en su sitio. Como aquella mirada o el blanco de sus dientes al presionar los labios que ahora mismo moría por morder. ¿En serio se le estaban calentando las orejas por eso? Las orejas y- otra cosa.
—Sí —suspiró— Vale, hazlo- haz… haz lo que quieras —la desesperación en su propia voz le hizo reír y taparse el rostro con una mano—. Joder flaco, yo no estaba tan mal hace un rato. Ya te vale —suspiró por octingentésima vez esa noche—. Te quiero.
Había aceptado a dejarse llevar, retomar el rol de víctima y deshacerse en cumplidos y palabras lindas para su chico, mas al destaparse el rostro y mirar abajo, alertado por aquella expresión de sorpresa, los ojos del varmano se abrieron hasta que el blanco fue mayoría. Sabía que las tenía ahí, por supuesto, y le habría dado igual que Ethan las descubriese de no ser por la actitud respondona que este había tomado. De repente se vio en peligro. Las putas esposas de su padre.
—Ah- Ah joder. Jaja, eso- o sea- eso-
“Putamadrelareputisimamadrequemerecontraputoparióhijodelapinga”. ¿¡Cómo coño explicaba eso!?
“Ah no mira Ethan, es que se las iba a enseñar a mi hermana.” No. “Es que son de mi padre, las encontré en su arm-“ NO. Decirle la verdad parecía incluso peor que mentirle. Prefería que creyera que era un puto kinky que llevaba esa clase de cosas encima porque sí a que supiera que tenía entre manos un juguetito de su suegro. Joder, mierda, joder-
—Bueno, hay que- hay que probar de todo ¿no, flaquito? —se rió, inquieto. La risa del otro le hizo querer estrangularlo, y aunque las carcajadas se le contagiaron no pudo sino aprovechar el momento para morderle una oreja. Ni siquiera de manera sensual, mas como el toque de un gato tonto picado—. ¡Trae carajo!
Y aprisionándolo entre sus piernas para que no pudiera moverse Nohlem se estiró sobre él para intentar quitarle las esposas, las cuales por supuesto el muy idiota no quería darle. Gracias a su posición tenía las de ganar, aunque no pensaba en el comprometido bordillo sobre el que estaban los dos bailando.
1-50: Nohlem consigue las esposas, pero caen en la bañera.
51-100: No caen al agua y Ethan conserva las esposas.
Resultado: 18
Confiando demasiado en la estabilidad del medio japonés Nohlem echó el cuerpo hacía delante, empujando, acción que les pasaría factura a los dos. Cuando Ethan hizo las de árbol talado Nohlem no tuvo tiempo de celebrar su victoria con un “¡MÍAS!”, ya que al chapoteo de uno le siguió inmediatamente el otro. Al estar prácticamente sentado sobre el moreno el varmano se fue entero al agua, salvando si acaso los pies… o al menos los primeros segundos, antes de que el miedo a aplastar y ahogar a Ethan le hicieran meterlos en el agua para buscar apoyo a otro lado. El británico había quedado menos empapado pero en una postura bastante peor, con las piernas fuera y la mitad del cuerpo sumergida. Nohlem sacó la cabeza del agua con una exhalación, el flequillo sobre los ojos y un ataque de risa que nulo favor le estaba haciendo al agua que le había entrado por la nariz, ayudando al chico a levantarse colando ambas manos bajo su espalda entre chapoteos.
—¡Ethan! Ethan, ¿¡estás bien!? perdón, perd- —la risa le interrumpió—. ¡Segunda vez! ¡Segunda vez que me baño con los putos pantalones hoy!
- ♪♫♬:
- Rocavarancolia Rol
Re: De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)
14/07/23, 08:45 pm
El miembro 'Kanyum' ha efectuado la acción siguiente: Número Aleatorio
'Dado de 100 caras' : 18
'Dado de 100 caras' : 18
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivación
Personajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)
16/07/23, 03:06 pm
Ethan ya suponía que no era buena idea estar así cuando estaban esperando al baño, era un pensamiento que había pasado por su mente tan rápido como una estrella fugaz porque sinceramente, tener a Nohlem regalandole suspiros y te quieros era suficiente para abandonar el posible peligro de aquel cometa. Le bastaba con tenerlo cerca, escuchando cualquier sonido que saliera de entre sus labios.
Peroooo verlo estresado por haber encontrado las esposas era también muy entretenido. Tanto así que su respuesta solo alimento las sonoras carcajadas que el londinense le dedicaba. ¿En serio llevaba encima ese tipo de juguetes por si acaso le surgía algo? La corriente de situaciones cómicas que se dibujaron en su mente le tuvo lo suficiente distraído para que evitara el primer ataque de la peor forma.
El joven se echó hacía atrás, con una sacudida tan repentina que se percató demasiado tarde de la pérdida del escaso equilibrio que tenía. Un gritillo cortado por su propio susto acompañó la torpe caída, solo frenada cuando consiguió que un brazo hiciera de tope contra la pared antes de que su cabeza llegará a alcanzarla. El tropiezo fue estrambótico y si bien la posición en la que había quedado le dejaba tan vulnerable como incómodo el ver surgir del agua al pelirrojo hizo que su sonrisa se convirtiera en torpes risas.
-Estoy bien, estoy bien. No te preocupes sirenita. -Le sacó la lengua con una burla inocente, habiéndo acabado aquel tira y afloja solo quedaba en él las reminiscencias de un amor joven.
Dejó que Nohlem le incorporara un poco, aunque con las piernas enganchadas en el bordillo de la bañera poco importaba cuanto quisiera ayudarle. Ya podía hacer fuerza para sacarlas de ahí porque meterlas teniendo las zapatillas aún puestas no era una opción. Tampoco le importaba mucho darse por perdido en esa postura, mientras el pelirrojo le elevaba, Ethan decidió ayudarlo de otras formas. Le apartó el flequillo mojado con cuidado y apoyando ambas manos en sus mejillas le dedicó otra risa antes de darle un besito corto, cargado de dulzura.
-Ay, ahora sabes a lavanda -Se quedó pensativo, llevando su mirada a la espuma de la bañera como si estuviera catando algún tipo de vino- Y un poco a rosas. Hmmm me gusta sí, le doy un 8/10 a la bomba de baño.
En esos momentos la ilusión de compartir bañera se veía reflejado en sus ojos, no solo por la comedía absurda, si no porque los pétalos y la espuma alimentaban su lado más infantil a la par que romántico. Se sentía como explorar un nuevo tipo de intimidad, una que lejos de ser sensual se volvía cotidiana, cercana, un calor diferente al abrasador incendio que ambos eran hace unos instantes. La chispa seguía ahí y el querer continuar el beso también, pero también tenía nuevas ilusiones. Una chimenea hogareña en la que sentarse junto al felino para descansar juntos en el abrigo del calor mutuo.
-¿Te he dicho ya lo mucho que te quiero? -Se le escapó como un pensamiento tan fuerte que se volvía sonoro, necesario poderlo expresar cuando la imagen que tenía delante era tan bonita. Sostener las mejillas humedas del gato entre sus manos hacía que se derritiera en el negro de sus pupilas, tan grandes que le recordaban a un cachorrito. Le dio otro besito muy corto, incapaz de contener las ganas a pesar de que para ello tenía que mantener su torso girado. -Me gustas mucho. -Otro piquito. -Mucho -Pico. - Mucho -Pico. - Muchooooo -Y así continuó un poquito más, reafirmando cada palabra con un gesto cargado con todo el amor que quería regalarle.
Cuando volvió a tomar algo de distancias, más por su propia comodidad que porque quisiera hacerlo se dejó resbalar de nuevo. Con suavidad esta vez sí que dejó que su cabeza reposara en el bordillo contrario y moviendo sus piernas de forma contraría empezó a dar pequeñas patadas al aire juguetón.
-Oye me encantaría seguir dándote besos pero estoy un poco atrapado… ¿Me harías el favor de quitarme las zapas? Para que pueda al menos meter las pieernaas. -Le rogó tratando de poner sus mejores pucheros a pesar de que no tenía los mejores rasgos para conseguirlos. El intento quedaba, durante los escasos segundos donde se aguanto la risa floja al menos y mientras esperaba completamente tranquilo, empezó a coger espuma cercana.
Su yo infantil no podía evitarlo, acumulando todo el jabón en su pecho inició la construcción de un castillo deforme y gordo sobre su propio cuerpo. Que le iba a hacer, llevaba años duchandose, no se le podía culpar por querer jugar con la espuma.
Peroooo verlo estresado por haber encontrado las esposas era también muy entretenido. Tanto así que su respuesta solo alimento las sonoras carcajadas que el londinense le dedicaba. ¿En serio llevaba encima ese tipo de juguetes por si acaso le surgía algo? La corriente de situaciones cómicas que se dibujaron en su mente le tuvo lo suficiente distraído para que evitara el primer ataque de la peor forma.
El joven se echó hacía atrás, con una sacudida tan repentina que se percató demasiado tarde de la pérdida del escaso equilibrio que tenía. Un gritillo cortado por su propio susto acompañó la torpe caída, solo frenada cuando consiguió que un brazo hiciera de tope contra la pared antes de que su cabeza llegará a alcanzarla. El tropiezo fue estrambótico y si bien la posición en la que había quedado le dejaba tan vulnerable como incómodo el ver surgir del agua al pelirrojo hizo que su sonrisa se convirtiera en torpes risas.
-Estoy bien, estoy bien. No te preocupes sirenita. -Le sacó la lengua con una burla inocente, habiéndo acabado aquel tira y afloja solo quedaba en él las reminiscencias de un amor joven.
Dejó que Nohlem le incorporara un poco, aunque con las piernas enganchadas en el bordillo de la bañera poco importaba cuanto quisiera ayudarle. Ya podía hacer fuerza para sacarlas de ahí porque meterlas teniendo las zapatillas aún puestas no era una opción. Tampoco le importaba mucho darse por perdido en esa postura, mientras el pelirrojo le elevaba, Ethan decidió ayudarlo de otras formas. Le apartó el flequillo mojado con cuidado y apoyando ambas manos en sus mejillas le dedicó otra risa antes de darle un besito corto, cargado de dulzura.
-Ay, ahora sabes a lavanda -Se quedó pensativo, llevando su mirada a la espuma de la bañera como si estuviera catando algún tipo de vino- Y un poco a rosas. Hmmm me gusta sí, le doy un 8/10 a la bomba de baño.
En esos momentos la ilusión de compartir bañera se veía reflejado en sus ojos, no solo por la comedía absurda, si no porque los pétalos y la espuma alimentaban su lado más infantil a la par que romántico. Se sentía como explorar un nuevo tipo de intimidad, una que lejos de ser sensual se volvía cotidiana, cercana, un calor diferente al abrasador incendio que ambos eran hace unos instantes. La chispa seguía ahí y el querer continuar el beso también, pero también tenía nuevas ilusiones. Una chimenea hogareña en la que sentarse junto al felino para descansar juntos en el abrigo del calor mutuo.
-¿Te he dicho ya lo mucho que te quiero? -Se le escapó como un pensamiento tan fuerte que se volvía sonoro, necesario poderlo expresar cuando la imagen que tenía delante era tan bonita. Sostener las mejillas humedas del gato entre sus manos hacía que se derritiera en el negro de sus pupilas, tan grandes que le recordaban a un cachorrito. Le dio otro besito muy corto, incapaz de contener las ganas a pesar de que para ello tenía que mantener su torso girado. -Me gustas mucho. -Otro piquito. -Mucho -Pico. - Mucho -Pico. - Muchooooo -Y así continuó un poquito más, reafirmando cada palabra con un gesto cargado con todo el amor que quería regalarle.
Cuando volvió a tomar algo de distancias, más por su propia comodidad que porque quisiera hacerlo se dejó resbalar de nuevo. Con suavidad esta vez sí que dejó que su cabeza reposara en el bordillo contrario y moviendo sus piernas de forma contraría empezó a dar pequeñas patadas al aire juguetón.
-Oye me encantaría seguir dándote besos pero estoy un poco atrapado… ¿Me harías el favor de quitarme las zapas? Para que pueda al menos meter las pieernaas. -Le rogó tratando de poner sus mejores pucheros a pesar de que no tenía los mejores rasgos para conseguirlos. El intento quedaba, durante los escasos segundos donde se aguanto la risa floja al menos y mientras esperaba completamente tranquilo, empezó a coger espuma cercana.
Su yo infantil no podía evitarlo, acumulando todo el jabón en su pecho inició la construcción de un castillo deforme y gordo sobre su propio cuerpo. Que le iba a hacer, llevaba años duchandose, no se le podía culpar por querer jugar con la espuma.
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