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Raven
Raven

Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivación
Personajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75

Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.

Armas : Ethan Lanza partesana y una daga

Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.

De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)  - Página 2 Empty De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)

07/06/23, 01:48 pm
Recuerdo del primer mensaje :

La noche estaba siendo cuanto menos, caótica. Desde el inicio aceptando viajar en moto, hasta esos instantes donde se habían convertido en un centro de atención no deseado. Si al Ethan de hace unos meses le dijeran que iba a tener no sólo la libertad, si no la esperanza de conseguir algo más que amistad con Nohlem no se lo habría creído.
Pero ahí le tenía, sacando de la manga una excusa que nadie se creía solo para arrastrarlo lejos de aquel foco. El Londinense le siguió sin rechistar, procesando aún la vergüenza tan grande del momento. Su rostro congelado en la más absoluta timidez se fue tornando en una sonrisa cuando habían cruzado la esquina y esa sonrisa se convirtió en una risa que acompañó a la del gato cuando le escuchó desfogarse.

Si quiera llego a responder bien, asintiendo entre resoplidos para que volviera a besarle. Tan torpe como tierno se juntaron otra vez, pero lejos de tener la misma intensidad que el inicio, aquella cercanía se había vuelto comedia. Y es que las risas continuaron a intervalos irregulares, interrumpiendo el contacto y volviéndose aún más sonoras con las cosquillas que el felino le estaba haciendo en el cuello. Sólo cesaron cuando entraron al despacho. Donde la sorpresa ocupó la primera plana y un Ethan curioso empezó a investigar el lugar.

-Vaya, no sabía que tenías este tipo de gustos... -Le respondió burlón, dedicándole una mirada de medio lado mientras recorría con un dedo una de las estanterías. El lugar era extremadamente elegante y en parte le recordaba al escritorio de su madre. Solo que este rezumaba dinero y contaba con suficiente decoración como para volverlo acogedor. Pronto algo captó su atención, un objeto mucho mejor que los libros o plantas del lugar. Una foto que le arrancó una risa suave, cargada de ternura.

-Oh nooo! Eras aún más adorable de pequeñín! -Tomo el marco en sus manos para observar mejor la imagen, huyendo a carcajada limpia en cuanto Nohlem intentó quitársela. Acabo dando la vuelta en torno al escritorio, hasta que vio a su perseguidor rendirse y confiado decidió apoyarse en el, sin llegar a sentarse. La espalda baja descansaba sobre el costado de la mesa, evitando así pisar o tirar ninguno de los objetos que descansaban sobre la misma. Por respeto al valor y orden que el lugar parecía guardar.

-¿¿Cómo es que nunca había visto yo ninguna de estas?? -Su tono era una mezcla entre sorpresa e indignación, disfrutando de las vistas adorables que le daba. Nohlem se veía tan pequeñito y tierno… Le volvió a enseñar el marco, colocándolo a la altura de su mejilla para acentuar lo adorable de la imagen. -Pero mirateee, no se porque no llevas más a menudo gafas. ¡Con lo bonitas que te quedan, si es que te comía toda la carita!

Esto último lo pronunció en un tono más bajo, con una sonrisa inocente que escondía cierta picaresca. Al fin y al cabo no mentía, ya que no podía achuchar a su versión pequeñita, se conformaba con llenar de besos a la joven.

Kanyum

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Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma

De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)  - Página 2 Empty Re: De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)

16/06/23, 02:34 am
No consiguió arrancarle más gemidos esta vez, pero la respuesta no-verbal que tuvo cumplió con creces su cometido. Ethan se arqueó como si hubiera un imán en su pecho buscándole a él, imán que él mismo debía tener en ambas manos pues era incapaz de soltarse independiente del sitio al que estuviera agarrado. La única distancia que existía entre ellos era la que le permitía disfrutar de una visión panorámica del chico que tenía delante.

Que le hablara de una próxima vez le llenaba de seguridad y aún más energía de la que ya tenía. No necesitaba que se comprase lencería, al varmano le valía con tenerle tal como le tenía ahora. De hecho, ni siquiera. Incluso en un momento en el que bullía en deseo, Nohlem se conformaba con muchísimo menos, y es que los sentimientos eran más fuertes que la carne, tanto así que cuando las palabras del otro se cargaron de inseguridad su sonrisa cedió para dar paso a una seriedad precavida. Las mismas manos que antes habían explorado su piel y su cintura con tanta agresividad ahora se movían con suavidad, cambiando entre caricias de yema y palma como si así pudiera infundirle confort.

Claro que quiero. Y claro que me gustan —al verle incorporarse él también se reacomodó en su sitio. Después de todo la postura que había tomado iba a ser temporal, apenas un viaje entre punto A y punto B, pero si tenía que parar para hablar con él durante 5, 10 o 20 minutos, así lo haría. Sus orejas se agacharon ligeramente. Consolarle implicaba abrirse, materia en la que no tenía tanta experiencia y le avergonzaba con creces, pero… ya habían cruzado primera base, ¿no?—. Si no me gustaran… no te lo habría dicho.

No se sentía capaz de aguantarle la mirada así que bajó la vista a la cicatriz en su vientre, la misma que acababa de besar. Pasó la yema del pulgar sobre la misma, trazando el recorrido del relieve de esa marca irregular, más blanca que el resto de su piel.

Son como relámpagos. Y bueno, son… Son algo tuyo. Algo que me recuerda a ti… —de alguna forma decir aquello era mil veces más vergonzoso que la falta de ropa—. Así aunque te esté besando con los ojos cerrados, pues… —tomó aire por la nariz pesadamente—. Sé que eres tú.

Como era obvio sus mejillas estaban encendidas por toda la acción previa, sin embargo ahora se estaban oscureciendo por algo distinto, una timidez impropia en él. Se sentía un poco ridículo confesándole aquello, pero si de alguna manera ayudaba lo repetiría las veces que hiciera falta. Cuando Ethan mencionó la media compresora sus manos bajaron despacio a cada una de sus piernas (entre el sopor de la vergüenza y el calentón no recuerdaba si la pierna mala era la izquierda o la derecha), palpando con cuidado sobre la tela en busca de dicha prenda. Entre las orejas algo caídas y el rostro ladeado, parecía un cachorro confuso.

No, a ver, si te incomoda no te la quito… Si no quieres que lo vea no hace falta, perooo… —recorrió con suavidad allí donde estaba la media, un rápido viaje de arriba a abajo y vuelta al punto de partida—. Pero que por mi no sea. En serio —sonrió, apenas un poquito, y sus ojos ya no miraron solo la cicatriz en su cadera, sino la que partía su ceja, la que cruzaba su mejilla y por supuesto, la que tenía en el labio, posiblemente la que más le obsesionaba—. A mi me parecen bonitas.

Sabía que eran el resultado de algo horrible, que Ethan tendría motivos de sobra para odiarlas y quizás estaba hablando de más, pero su sentimiento era genuino.

Pero vamos, será por falta de sitios que quiero besar… —terminó recuperando parte de su picardía, por si acaso había dicho algo que no debía. Además, no es que fuera difícil recuperar el punto en el que lo habían dejado. Una de sus manos, traviesa, viajó al borde de su ropa interior.
Raven

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Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivación

De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)  - Página 2 Empty Re: De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)

17/06/23, 01:28 am
Nohlem empezó a hablar, y el cambio en sus gestos logró ablandar su corazón y apaciguar el intranquilo mar de emociones que asaltaba su mente. Las caricias de sus palmas le otorgaron un calor nuevo, que si bien alimentaba el que ya tenía, ahora resultaba más reconfortante que abrumador y es que era extraño, pues a medida que se reafirmaba en sus palabras notaba como estaban ganando una cercanía nueva y emocionante. Una en la que la distancia entre sus cuerpos era irrelevante y una que logró sacarle una tonta sonrisa cuando decidió llamar a sus heridas ¨Relámpagos¨.

Ethan las odiaba, pero no por lo que podía parecer. No eran un mal recuerdo del pasado, ni un trauma llevado de aquel accidente… Era un tema delicado y difícil de explicar hasta para él mismo. Suponían actualmente un lastre y un contexto que nunca solía dejarle en buen lugar. La gente temía aquellas marcas, las juzgaban en silencio o las observaban con asco mal disimulado cuando no habían cicatrizado bien. El hecho de que Nohlem hubiera encontrado un apodo bonito para denominarlas le resultaba tan novedoso como entrañable.

-No sé… No sé si justamente las llamaría así. -Mantenía una ligera duda en su tono, pues no era tan fácil lograr calmar unas aguas que llevaban tiempo revueltas, pero en su rostro se podía entrever cómo su sonrisa se había transformado en una sincera. A cuanto más se abría el felino más se relajaba la postura de Ethan. Atontado ante una sinceridad pasmosa en la que se veía identificado. La incertidumbre anterior dio paso a una alegría inocente y unos nervios temerosos se convirtieron en los propios de un joven experimentando su primer amor, tan nuevo y puro que se sentía un tanto estúpido. Su pecho relampagueaba con la emoción de quien parecía estar escuchando una nueva confesión y es que en parte la sentía como una.

-Si, entiendo. -Las palabras le salieron embotelladas, con una garganta espesa ante el cúmulo de alegría. El nervio se le pegó, como si ambos fueran dos chiquillos profesando su amor escondidos en los baños de un instituto, tanto que le costó encontrar la manera de continuar. Viendo justo, y queriendo él también poderse unir a aquella cadena de halagos. -A mí me gustan tus anillos por eso mismo… -En esos momentos agradeció que Nohlem hubiera roto todo contacto visual, dejando al asiático la libertad de observar su reacción sin tanta vergüenza porque si no, dudaba que hubiera podido continuar. -Cuando presionas se notan y puedo saber al momento que esas manos son tuyas y solo tuyas.  

Fue una reacción un tanto inconsciente, pero cuando Nohlem se dispuso a buscar el calcetín, Ethan colocó la pierna mala sobre su hombro. Dejándola descansar en el mismo, en parte le resultaba juguetona la idea de que le desvistiera un poquito más, en parte le aterraba que se pudiera arrepentir al hacerlo. Que acariciara la zona consiguió arrancarle un anhelo egoísta. Ethan deseaba que le quisiese, que quisiese todo lo que él tuviera aún pudiendo resultar desagradable. Volver a escuchar algo positivo sobre sus marcas alimentó aquella ensoñación aún a sabiendas de que quizá luego se veía rota. Quería confiar en el secreto que había compartido en ese momento íntimo, en que de verdad podía navegar en aquel océano menos brillante que suponía su piel.

-Vale pero prométeme que si te resulta muy incómodo de ver, no tendrás problema en comentármelo porfa. No me importa si tengo que volverme a poner luego la media. -Le ofreció aquel trato como un punto medio entre sus ganas y sus miedos. Dejando que una sonrisa de medio lado decorase su rostro al darse cuenta de la ilusión que le daba tan simple gesto. El solo paso de dejarle presenciar ese trocito de su cuerpo era tan íntimo como especial. Iba a ser la primera persona con la que compartiera aquella inseguridad, con la que se permitiera mostrar una vulnerabilidad así. Nohlem, era Nohlem quien iba a tener ese honor.

Una risa torpe, cargada de amor tímido inundó su rostro ante un mar de posibilidades. Dioses, como lo quería. Se sentía tan irreal tenerle así que hasta por un segundo dudo que no fuera todo un sueño. Decidió activarse de nuevo, encaminando una de sus manos hacía la que el felino había colocado en terreno peligroso. Sirviendo de guía para que empezara a bajarle poco a poco la ropa interior y dejando que la v de su cuerpo se empezara a encontrar con una nueva zona inexplorada. Su mirada denotaba una picardía nerviosa, ante una necesidad imperiosa de seguir sintiéndose querido de todas las maneras en las que su compañero pudiera demostrarlo. Solo parando a escasos milímetros de desvelar el premio, pues incluso en su impaciencia le gustaba ponerle los dientes largos.

-Puedes besar cuanto quieras, pero si te gusta lo que ves… -Aguardo unos segundos de expectación, mordiéndose el labio mientras acababa de reunir el valor para realizar su propuesta. Una puramente caprichosa, como poco a poco se estaba empezando a permitir ser. -No te cortes en decírmelo.
Kanyum

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Nombre: Nohlem
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De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)  - Página 2 Empty Re: De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)

17/06/23, 12:27 pm
Nohlem, casanova y galán, el mismo que acumulaba ligues como su madre anillos, fuera de juego por unas palabras bien devueltas. Que Ethan también tuviera una manera de identificarle era algo para lo que no estaba listo.

Su reacción fue lenta como el vapor que asciende de una olla a bajo fuego pero tan transparente como agua limpia. Sus manos se congelaron in situ y él quedó con la vista perdida, de ojos bien abiertos, en algún punto inconexo entre las arrugas del pantalón de su acompañante. Aquella suerte de “yo también” martilleaba su cabeza tan fuerte como su corazón lo hacía en su pecho: la forma en la que lo había dicho, velando algo mucho mayor, aquel énfasis… “tuyas y solo tuyas”. No sabía encajar el golpe de vuelta. Una sonrisa infantil, torpe pero auténtica fue su respuesta más inmediata.

Había que ser ciego y sordo para no saber que lo suyo era recíproco, especialmente tras los numeritos que habían dado en el jardín y otros tantos en distintas situaciones; si bien la confusión podría venir justamente de la noticia de que no había nada entre ellos, era muy consciente de ello. Y aún así, tener algo remotamente parecido a una confesión golpeaba diferente. De toda la gente con la que había ido a parar, no sabría decir porqué había sido Ethan del que se había encaprichado tan basto. Es decir, tenía quinientas razones para haberlo hecho, solo no estaba seguro de cual había sido la que derramó el vaso. Porque Santos, es que el agua seguía cayendo.

Una vez logró bajar la vista a sus propias manos, a esos anillos a los que ahora debía tanto, le estrechó entre sus dedos como énfasis a sus palabras. O al menos esa era la intención, pues entre la ropa y el miedo a hacerle daño en la pierna mala a penas quedó como un tic involuntario. Además, Ethan acababa de subir la pierna en su hombro dejándole más tonto todavía. Tanto que cuando le habló reaccionó con lag.

¿Eh? —pestañeó un par de veces. Se le había caído la careta de zorro y ahora solo había un gatito abrumado por lo enamorado que estaba—. Ah, claro, sí.
Eeeh, ¿de qué estaba hablando? “Ah carajo. La pierna.
No seas tonto —se corrigió repentinamente—. Eso no va a pasar.
En una salvada rápida se echó atrás y besó la vieja herida aún vestida, con una sonrisita cada vez más incontenible en el rostro. Sus pupilas hacían del verde de sus ojos una mera anécdota, aunque el contacto visual que había entre ellos en esos momentos no durase más de 2 segundos por sentirse tan volatil.

Ahora, que la cosa cambió cuando la mano de Ethan acompañó a la suya sobre la tira elástica de su ropa interior. Nohlem recuperó sangre en más de un sentido, atento a aquella bajada como si fuese temario de exámen. Sus dedos se aferraron a la prenda, no necesitando más ayuda para llevarla hasta donde Ethan dictaba, volviendo a los fuertes ronroneos en vista al fino vello y el inicio de una curva prominente que delataba proximidad.

Se colocó sobre ambas rodillas y se acercó mejor. La mano que tenía sobre la pierna de Ethan viajó para reunirse con la otra, y aún sin tirar de la ropa Nohlem se inclinó sobre él para besar la nueva piel descubierta en su vientre, dando un pequeño mordisco en el proceso.

Me encanta lo que veo —respondió en voz baja—. Pero me sabe a poco.

En el momento en el que sus manos abandonaron la tela para apartar mejor la cremallera abierta, las tiras de falsa lencería que seguían unidas al bóxer y a la cadera de Ethan hicieron que este subiera de vuelta a su posición original. Nohlem, que había olvidado ese detalle, no pudo evitar reírse entre dientes al ver como perdía terreno como un pasmarote.

Joder —negó suavemente—. Vienes a prueba de tontos.
Con una mano en cada lado, desenganchó la tira y repitió el camino, esta vez sacando el valor de sostenerle la mirada al moreno hasta el punto donde lo habían dejado antes. Una vez allí devolvió la vista abajo y le liberó.

No es que la prenda hubiera ocultado mucho del bulto, pero igual reprimió un suspiro al ver la hombría de Ethan, tan impaciente como él mismo en ese instante. Su sonrisa se ladeó con un ronroneo. Tenía los nervios a flor de piel, pero con esos, a diferencia de con los que le producían las palabras más dulces del medio-japonés, sabía lidiar bastante bien. Si acaso añadía que fuera Ethan quien los provocase, una dosis extra de adrenalina y calor.

Que lindo... —se puso cómodo entre sus piernas, divertido. Sin perder un minuto más le besó, empujando con los labios suavemente—. A juego con su dueño.

Exhaló una pequeña risa, agitado, y según le daba un segundo y tercer beso en distintos puntos, cada vez más impetuosos, su mano derecha se deslizaba hacia él para agarrarle. Al cuarto beso lo acompañó su lengua, con la boca abierta en un jadeo silencioso que buscaba humedecerle de abajo a arriba antes de devorarle. Afianzó la mano, pensando justamente en la presión que harían sus anillos sobre una zona tan sensible, y si bien había estado trabajando a ciegas o con la vista baja, al hacer aquello el varmano le miró a los ojos para no perderse su reacción. Hizo particular énfasis allí donde más se notasen sus joyas.

Sus pupilas estaban algo más finas a causa de la concentración que aquello le requería. Antes de meterle en su boca le dejó descansar sobre su lengua unos breves instantes para provocarle. Ahí Nohlem sonrió, un gesto sutil en su evidencia, enseñando unos colmillos algo más puntiagudos que los humanos por los que Ethan no tendría que preocuparse dada su experiencia. El rubor que le devolvía el chico era tan intenso que su ya de por sí fuerte ronroneo aumentó en volumen, sonido que se vió amortiguado al tenerle dentro, acorde a los todavía suaves vaivenes de su cabeza. Algunos le habían dicho que las vibraciones de sus cuerdas vocales se sentían al hacer ese tipo de cosas, pero ya no sabía que tanto era cierto y que tanto sugestión. Su lengua no paraba quieta, recorriendo y acariciando lentamente la superficie de la que disfrutaba a cada ir y venir.

A pesar de tener la boca llena y la mente ocupada quería decirle que le quería, y si no podía ser verbalmente... que lo disfrutase de otra forma.
Su mano libre bajó a su propia entrepierna, de momento solo para bajar la cremallera y que no apretase tanto el pantalón.
Raven

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De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)  - Página 2 Empty Re: De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)

18/06/23, 02:39 pm
Haber conseguido que el rostro de zorro pillo diera paso a una tierna mirada fue un logro que le hubiera gustado enmarcar. Aunque solo fuera momentáneo. Una risa no tardó en acompañar la confusión de Nohlem, ablandado ante ese lado de su personalidad mucho más dulce y considerado. ¿Cómo no iba a enamorarse de cada sutil gesto y palabra que le dedicaba cuando iban tan cargadas de amor? Su risa no tardó en convertirse en una sonrisa tímida cuando el felino le beso el pantalón, allí donde dormía su cicatriz y es que, a cada segundo que pasaba Ethan se deshacía un poquito más, con un corazón blandito que dedicaba todos sus latidos en exclusivo al felino.

Tanto así, que cuando lo tuvo entre sus piernas le dio un vuelco en el interior de su pecho, arrancando del mismo un suspiro que se alargó tanto como hizo su mordisco. Ah, mierda, estaba demasiado feliz, en todos los sentidos que la palabra pudiera contener. Él mismo había guiado aquella expedición, pero se sentía atrapado de igual manera en la mirada que Nohlem le dirigía. Esos ojos eran una red demasiado efectiva e hipnótica, aunque por suerte, no era el único que sabía cómo colocar trampas. Una risa un tanto maliciosa expuso al asiático cuando noto el tirón del calzoncillo regresando a su lugar de origen, dejando en evidencia que ya conocía desde un inicio que iba a ocurrir.

-Entonces menos mal que tu no eres tonto. ¿Verdad? -Respondió con una picardía nerviosa al ver cómo se deshacía del impedimento de las tiras.

La expectación le estaba matando. Ethan era alguien que aún careciendo de la experiencia de su compañero tampoco se quedaba atrás: le gustaba tener sus rollos de una noche, le gustaba poderse acostar con otros sin impedimento ninguno y dejar el pudor de su día a día aparte para cuando regresara a sus tareas de guía. Ahora bien, con Nohlem todo cambiaba pues no solo existía lujuria, sino también amor y eso, se dejaba ver ante las acciones más estúpidas.  Donde los nervios florecían y las emociones se sentían igual de vivas que en su primera vez.  

Ethan contuvo el aliento, allí donde su boxer se había vuelto no más que una anécdota y dejaba que Nohlem descubriese lo poco que le quedaba de conocer. Sus latidos frenaron a conciencia, su rubor se condensó y nuevas señales ensordecedoras hicieron de su cabeza un espectáculo de fuegos artificiales. El primer beso consiguió un leve suspiro, y mientras el segundo y el tercero le hacían afianzarse a la mesa con mayor ahínco, la lengua logró sonsacarle una respuesta mucho más sonora. Escapando de entre sus labios un suave gemido, que solo sería el comienzo de los que estaban por venir.

-Nohlem... Nohlem… -Susurro en apenas un aliento cortado, reafirmando que de alguna manera reconocía esos anillos suyos. La presión sobre su piel tan sensible, el frío del metal contrarrestando el calor de su cuerpo, el sutil contacto de sus yemas en comparación con sus joyas o la mirada tan esmeralda de aquel océano donde quería dejarse ahogar. Daba igual en que quisiera centrarse, si prefería sentir o ver, pues todo su cuerpo bullía con una emoción tan renovada que le costaba controlar su propia respiración.

-Más -Replicó. - Más -Aún sabiendo que aquella impaciencia solo jugaba en su contra.

Y más obtuvo. Sus piernas se afianzaron con cierta fuerza en la espalda del felino, empujando levemente en la presión accidental que ejercían. Ethan perdía la noción de su propio cuerpo tan absorto como estaba en no perderse ningún detalle del felino. Sus ojos rasgados eran apenas visibles ante la sensación de placer continua y sus labios se separaban a cada bocanada de aire que intentaba recuperar, pues a cada vaivén de la boca del felino perdía todo lo ganado en una nueva melodía cargada de notas eróticas. Los latidos de su pecho habían bajado hasta su entrepierna, acompañando las vibraciones del gato en un dueto tembloroso que solo le regalaba nuevos escalofríos al joven, cada uno más fuerte y vivo que el anterior.  Las sensaciones eran tan abrumadoras como un concierto donde todos los instrumentos tocaban a la vez y hasta el mínimo golpe de tambor reverberaba por todo su cuerpo. El problema es que amaba como se sentía y el temer dejarse llevar quedó tan de fondo que sus propios gemidos lo escondían. Ethan quería más pero las primeras alertas llegaron ante un corazón desbocado que se había posicionado para que hasta Nohlem pudiera escucharlo latir mejor. Separó una de sus manos del escritorio y la guió hasta la melena del varmano. Tratando con toda la delicadeza que le permitía el momento (Que no era mucha) enredar sus dedos entre los rizos ajenos como una forma de caricia y aviso.

-Nohlem… -Logró balbucear en una garganta rota que solo parecía querer transmitir otro tipo de sonidos menos elaborados. -Nohlem… Estoy… Estoy cerca.

Intentó advertirle precisamente para que no le pillara por sorpresa, ahora bien, lo que no esperaba era que Nohlem empezará a bajar el ritmo a causa de eso. La reacción inmediata del londinense convirtió sus últimas palabras en un lloriqueo de protesta, con unas caderas que se movieron sutilmente, apenas del sitio, más como queja que como una acción útil para terminar con el problema, angustiadas ante aquel cese de roce constante.  Incluso la única mano que aún reposaba tranquila titubeo dando un pequeño tamborileo sobre la mesa con sus dedos, impacientada de la misma manera que todo su cuerpo y mente lo estaba.

-No, no... Pero ahora no pares… -Busco su mirada a la desesperada, acariciando su nuca como ruego insistente. Ethan era demasiado considerado como para forzarle y tirar de su pelo para ello, aunque ganas no le faltase en esos momentos. -Nohlem por favooooooor sigue.. un poquito más, solo un poquito. -Trago saliva de forma notoria, tratando de despejar una cabeza embotellada entre el ruego y el placer.  Todo con el único intento de lograr construir alguna frase que pudiera sonar coherente. -Porfa Nohlem, Nohleeem, Nohleeeeeeem. -No lo consiguió. Así que se quedo repitiendo su nombre atrapado en aquella desesperación tan bonita que suponían sus ojos.
Kanyum

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De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)  - Página 2 Empty Re: De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)

18/06/23, 10:08 pm
Nohlem era un buen anfitrión, complaciente y receptivo. No necesitaba mucho a cambio, él cumplía con su parte con gusto y sin escatimar en gastos. Cada suspiro, temblor, mención y ruego del moreno fueron premiados de alguna forma: un aumento del ritmo al que le comía, que tan profundo llegaba… Un suspiro nasal delató su impaciencia, y es que por mucho que fuera más de hacer regalos que de recibirlos, avaricia tampoco le faltaba. Podía esperar, aguantar alimentaba su ansia y hacía la recompensa más dulce (además, no es como si no estuviera teniendo ya una), motivo por el que su mano izquierda, en lugar de uso propio, subió de vuelta a Ethan para agarrarle de la cadera y afianzarse más en su postura. Aunque procuraba verse calmado, el vigor con el que apretaba su costado vendía las capas debajo de la fachada.

Si creía que no podía ronronear más alto se equivocaba. La débil música que llegaba al estudio terminó de hacerse inaudible (sinceramente era todo un logro que todavía fuese capaz de distinguir los bajos de los altavoces de sus propios latidos), no solo porque el chico estaba reclamando toda su atención, sino que también le entorpecían las potentes erres que retumbaban en su oídos, y es que cuando Ethan le acarició el pelo el varmano se incendió un poco más. Lo que había empezado como una fogata ahora era un fuego en su paso de consumir todo el bosque. Su mirada se cargó de deseo y malas intenciones, mirada que le sostuvo a modo de invitación para hacerle saber que podía agarrar. Después cerró los ojos para tragarle entero… algo que habría ido a más de no ser por la advertencia de Ethan. Nohlem emitió un pequeño gruñido, no como queja sino como mofa divertida, a lo que fue poco a poco frenando y suavizando sus movimientos hasta parar del todo. Le sacó de su boca y suspiró para acompasar su respiración, procurando que sus jadeos fuesen lo más discretos posible. Los pequeños temblores que dejaban en evidencia al humano le sacaron una sonrisa.

¿Ya? ¿Tan rápido…? —dijo con voz ronca, teniendo que carraspear para que los ronroneos no le solapasen al hablar—. ¿Tan bueno soy? —se rió—. Vaaamos, flaco… Quiero que me dures un poco más.

Y era verdad. El motivo no es que le diera asco (“ja, ¿te imaginas?”) o que quisiera hacerle rabiar (“que también”), es que de verdad quería tenerle lo menos cansado posible. Iba a levantarse, pero decidió mantenerse en el sitio un rato para picarle y deleitarse en ese duelo de voluntades en el que Ethan no dejó de rogar y, por desgracia, aquella fue su perdición. Nohlem suspiró otra vez, demasiado embobado por la manera en la que repetía su nombre como una plegaria y, en general, toda su imagen. Fue el primero en bajar la mirada. Después se echó el pelo hacia atrás (que por supuesto volvió a caer revoltoso tan pronto lo soltó) en un gesto de frustración mal contenida.

Carajo, Ethan… —no podía ser malo y decirle que no a esa cara. No podía. Tragó saliva. Otro suspiro—. Okey… Tú ganas.

Depositó un beso cargado de ternura en el lateral de uno de sus muslos y su mano volvió a cerrarse en torno a su carne, dando un par viajes por toda su longitud. Por supuesto no iba a hacerle terminar así; en cuanto sus labios se acercaron para retomar el trabajo apartó la mano, y esta se unió a la otra en la pelvis del chico para aferrarse a él con ambas.

El acelerón fue mucho menos gradual que antes pues no tenía motivos para ir lento, y su propia desesperación se hizo transparente en el ritmo que ejercía, prácticamente abrazado a Ethan. Clavó los dedos en la baja espalda del londinense al notar como se intensificaban los signos del éxtasis, y contuvo sus ronroneos con los ojos cerrados y pura fuerza de voluntad para escucharle sin nada que entorpeciera de por medio. Que fuera todo lo escandaloso que quisiera, quería oírle a él y solo a él, que la sinfonía se grabase a fuego en su mente igual que lo hacían sus labios y la textura de sus cicatrices, junto a todas las veces que había olvidado el concepto del tiempo a su lado. Solo cuando el calor llenó su boca dejó que aquel runrún suyo regresase, más bajo debido al esfuerzo, como si de una muestra de cariño y satisfacción se tratase. Tragó antes de que el sabor abrumase sus papilas, y en su camino de salida le recorrió con la lengua de forma perezosa con el objetivo de dejarle más húmedo que limpio. Al finalizar dejó un suave beso en la punta, la simple forma que tomaron sus labios al cerrarse, y sonrió, recuperando entonces el contacto visual. Su aparente calma estaba más que rota, algo que se notaba en su respiración irregular y el brillo febril de sus ojos y mejillas. Además de, bueno, por lo obvio un poco más abajo.

Suenas… Tienes- —tomó aire pesadamente. Tenía que decantarse por una, no podía decir cinco frases a la vez—. Tienes una voz preciosa.

Besó su vientre una vez más y se levantó, agarrotado, yendo directo a su cuello para besarle e ir ascendiendo desde allí al rostro. No sabía si era escrupuloso, así que por respeto besaría cualquier otro punto que no fuera su boca hasta que algo le indicase que podía. Por los Santos, menos mal que se había desabrochado el pantalón, hasta más suelto le estaba dando algo. No quería rogar mientras el otro regresaba del cielo, pero si Ethan tardaba más de la cuenta le tendría gimoteando su nombre.
Raven
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Armas : Ethan Lanza partesana y una daga

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De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)  - Página 2 Empty Re: De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)

19/06/23, 01:51 am
-Es por tu culpa... me miras así y... -Un suspiro terminó la frase, dejándola inacabada ante la falta de aire. Aquella mención fue tan directa y sincera como cabía de esperar, en esas condiciones era complicado retener las verdades. Si apenas aguantaba el ritmo vertiginoso que marcaba el felino no era sólo por lo bien que se le daba o el disfrute de la actividad misma. Era porque sabía que eran sus labios los que estaban perfilando su contorno, sus ojos los que le devoraban con la mirada y su lengua la que recorría su misma piel. Era el y joder.... Como de loco le volvía cada vez que bajaba la vista para comprobar que seguía ahí, tan hipnótico y perdido que quitarla se le hacía un desafío imposible.

Los ruegos no tardaron en continuar, las caricias pasaron de la nuca a regresara su pelo cobrizo, generando cierta tirantez en el mismo mientras sus caderas seguían moviéndose con toda la contención que Ethan podía permitirse, lloriqueando hasta que obtuvo la respuesta cómplice de un felino que se rendía ante sus encantos. Una sonrisa se le dibujó en ese preciso instante, tensa ante la expectación de un regreso que deseaba con todo su cuerpo.

En cuanto las manos decoradas de Nohlem regresaron a él, se permitió regalarle un vibrante gemido en el que dejó entrever todos los matices retenidos durante la agónica espera. Un primer incentivo que no tardaría en prolongarse cuando su boca también se hizo partícipe. Dioses, el londinense empezó a preguntarse si aquellos labios sedosos escondían algún secreto o si era el solo conocer de quien eran dueños lo que lo volvía tan excitante. Daba igual, pues pensar pronto se volvió tan difícil como espesa se le hacía su garganta, retenida en un jadeo interminable en el que las palabras se volvían agua. Su mano quedó afianzada entre los rizos ajenos, sin tirar pero sin querer soltar el agarre, mientras sus caderas no lograron parar una vez el ritmo se hizo mayor, incentivando el movimiento de forma suave para buscar todo el placer posible. Los diferentes latidos de su cuerpo enmudecian los sonidos que se le escapaban por la boca, haciéndose tan notorios como próximo estaba el final de aquella carrera de fondo.

Ethan solo recuperó cierta conciencia en cuanto abrió unos ojos que en algún punto indefinido se habían terminado por cerrar presas del placer. Aflojando el agarre de su pelo para convertir aquel gesto en unos toques apresurados sobre uno de sus hombros, tratando de advertir de la cercanía alarmante en la que se encontraba. -Nohlem… -Volvió a repetir su nombre con el nervio de quien avisaba en vano, pues lejos de hacer caso a múltiples  intentos, vio ignorados todos sus avisos. -Ah, mierda…

No hubo forma de recapacitar, Ethan dejó que el aire de sus pulmones terminara de escaparse cuando una voz frustrada se convirtió en un torrente de placer incontrolable. La tensión que aguardaba su cuerpo se deshizo tan pronto como el propio muchacho se dejó resbalar en el escritorio, sin llegar a volver a tumbarse en el mismo, quedándose a medio caballo entre ambas posturas. Aún habiendo acallado parte de la melodía, los jadeos por retomar cierto control en su respiración se hicieron pronto partícipes. Su rostro era la mezcla perfecta entre el cansancio tras la explosión de energía y la sonrisita risueña de quien no podía estar más feliz y si en algún momento había tenido coleta ya quedaba en el olvido.

-Anda ven aquí… -Le respondió al halago con un tono de voz tan tranquilo como estaba ahora que andaba recuperándose. Sonriendo un poquito más a cada uno de sus besos, pero al ver que no había donde quería fue él mismo quien le tomó por las mejillas para regalarle uno sobre los labios. Tan delicado y suave como las gracias que le transmitía de forma no verbal. Al separarse giró el rostro del felino con delicadeza, controlándolo para poderle depositar otro cálido beso en su frente tras haberle apartado el flequillo con dulzura. El siguiente se lo regalo en la mejilla, y el siguiente un poco más abajo, riendo ante lo rasposa que resultaba su barba al contacto. Lejos de parar ahí quiso seguir agradeciendo entre beso y beso. Dejando que uno de ellos, regalado en su cuello, se convirtiera en un mordisco más fuerte. Uno que imitó a escasa distancia, sorbiendo la zona con la suficiente fuerza como para dejar una marca visible sobre el mismo.

-¿Gatito, quieres que te devuelva el favor? Creo que te has ganado cualquier premio que quieras pedirme… -Su voz venía cargada de dobles sentidos aún siendo apenas un susurro. Bajó las manos a su abdomen, y empezó a acariciar ambos pecho trazando pequeños y lentos círculos con las palmas de sus manos, dedicando especial atención a las formas que trazaban sus pulgares, que no tenían miedo a pasar sobre zonas más conflictivas y sensibles. Buscando arrancarle de nuevo aquel ronroneo que tan enamorado le tenía. La desventaja de Nohlem es que en esa situación, el asiático era quien menos prisa tenía y eso se dejaba entrever en los gestos que le regalaba, donde buscaba llevar al límite su impaciencia. Los besos continuaron en un camino irregular, en el que lejos de bajar volvían a ascender por su rostro.

Esta vez buscando una presa diferente. De su mejilla ascendió a un lateral, donde la distancia con su oreja era anecdótica y podía dedicarle un susurro tan bajito como íntimo. -Podría ayudarte con mis manos si me lo pidieras… -Y como si quisiera hacer una pequeña muestra de ello una de las mismas empezó a descender por su tripa, con la palma tan abierta que podía trazar las formas del felino a medida que bajaba. Para su sorpresa parte del trabajo ya estaba hecho, y al verse sin la limitación de un pantalón se adentro juguetona por debajo de los límites del calzoncillo. Colándose bajo la única tela que lo protegía para explorar la zona con total libertad. Masajeo con cuidado, dejando que sus yemas memorizaran el contorno al estar completamente a ciegas y en cuanto lo tuvo aprendido lo envolvió entre sus dedos. El que la entrepierna de Nohlem estuviera aún contenida bajo la prenda no impidió que empezará a desplazar su mano en un vaivén suave cargado de malicia, pues si no le había bajado el boxer era para que la presión del mismo le exasperara aún más.

-O quizá prefieres que use la boca? -Sin frenar los movimientos que le dedicaba en su zona baja le mordió el final de la oreja, aquella zona terminada en punta que siempre había deseado probar. Tiró ligeramente de ella antes de recuperar cierta distancia para no perderse sus posibles reacciones con una media sonrisa pilla grabada a fuego en sus mofletes.

-O quién sabe, quizá estás más goloso y quieres probar con otras zonas de mi cuerpo… -Ethan se quedó a la espera, solo que sin la parte de esperar. Le había ofrecido una carta especial solo para él donde podía elegir el plato que prefiriera… Pero hasta que pudiera decantarse por uno, le seguiría dedicando pequeños mordiscos y besos a la par que su mano se encargaría de contentarlo de otras maneras. Sin prisa, pero sin pausa.
Kanyum
Kanyum

Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
Nohlem: varmano granta. 1’69m
Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m

Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.

Status : Prrrr prrrrr

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19/06/23, 12:30 pm
Sus ronroneos siguieron, dulces a pesar de las ganas salvajes que tenía de agarrarle de cualquier manera, apagados al no poder mantener su intensidad por tanto tiempo. Iba a despertarse ronco, seguro. Había obtenido el beso donde buscaba y eso le hizo sonreír embobado durante el mismo, recordando entonces gracias al sutil roce de sus lenguas el piercing del que el moreno disponía. Nohlem era de imaginación frágil, pero es que después de haber hecho realidad una de sus fantasías ahora además actuaba rápida e impaciente. Aún así aguardó, aguardó como bien sabía hacer, dejando que el azúcar que los labios de Ethan dejaba sobre su piel fuera poco a poco convirtiéndose en picante. ¿Cómo podía pasar de desear a alguien en el sentido más puro de la palabra, a querer empotrarle contra el escritorio en la misma fracción de segundo?

Su respiración ya estaba agitada antes, pero para más inri tras el chupetón se hizo pesada y manual. Él no había tenido un pico de intensidad del que descansar, más bien todo lo contrario: seguía escalando con una lentitud mortal, y se notaba. Su corazón estaba ascendiendo hasta su garganta, buscando salir, mas tropezaba a cada frase aterciopelada que el otro le dedicaba. Quiso pedirle más marcas, pero apenas le salió un quejido enamorado tras se llamado gatito. Sus respuestas ingeniosas estaban en cool-down. Tenía la boca pastosa por lo que había estado haciendo antes, como era lógico, aunque mas bien sentía que era su cerebro derritiéndose en una masa e inundando el resto de sus sentidos.

Por favor… —respondió a destiempo. La erre final se convirtió en uno de esos ronroneos que Ethan tanto deseaba, y mientras se entretuviese con su pecho vería y sentiría de primera mano como este bajaba y subía despacio, falto de aire por estar conteniéndose de hacer ningún sonido. Nohlem no quería vender su desesperación tan pronto, ni hacer ruidosa su respiración, a pesar de que por su expresión de párpados caídos, como se mordía el labio, o ladeaba el rostro resultase más que obvio—. Ethan, por favor…

Lo bueno es que se le estaba haciendo la boca agua. Sus manos fueron a los brazos de Ethan y ahí se quedaron, ambas lo suficientemente altas como para no entorpecer ningún movimiento que hiciera, dejándose llevar con ellos. El susurro le provocó un escalofrío y un ronroneo especialmente alto, tras el cual frotó su cabeza contra la de Ethan como si realmente fuera un gato pegajoso que pide cariño. Todos esos clichés de los que se había quejado años atrás por ser un felino ahora eran suyos y los usaría en su beneficio.

Por favor —insistió en el mismo tono, bajo como si hubiera un peligro inminente y alguien pudiera pillarles. Agachó el rostro, empujando con la cabeza un poco más contra el moreno según aquella mano suya descendía. El movimiento frenó en seco su respiración, exaltado y expectante, y hasta que no se lo pidió el cuerpo no dio otra calada de aire, audible, la primera hasta entonces que no era un suspiro maquillado. No pudo ni quiso aguantar la exhalación y el resoplido de placer que profirió cuando el tacto de Ethan le embargó donde más lo necesitaba.

Bajó la mano que tenía sobre el brazo con el que el chico le estaba tocando hasta su muñeca, no por querer ayudarle o quitarle de en medio ni mucho menos, sino para pegarse más a él y evitar que la apartase. Sus ronroneos sonaban como un condenado cortacesped (ya era la segunda vez esa noche) y su cadera empezó a moverse sola, buscando más fricción de la que estaba recibiendo. Por todos los augurios y la Hoja Negra, ¿por qué carajos seguía llevando ropa? Estaba siendo la mejor peor tortura de su vida. El mordisco en la oreja le arrancó un pequeño temblor, la lentitud, las palabras cada vez más ardientes, todo aquello le hizo gruñir.

Ethan, por todos los putos Santos… —el agarre a su muñeca se hizo más fuerte, y en cuanto el chico se alejó para ver a un Nohlem que parecía querer morderle, le siguió desesperado para seguir despeinándose contra él. La visión de aquellos mechones negros, borroso por el placer, se sentía irreal. Quería más que caricias lentas. No era un premio, le estaba machacando, y si bien podría haberle dejado K.O con lo de la boca, rogando y gimoteando por ello, Ethan añadió algo más que le tuvo clavándole las yemas—. Todo —esta vez respondió en seguida: se le había agotado la paciencia—. Lo quiero todo. Por favor Ethan.

Desesperado buscó sus labios, haciendo uso de su otra mano para sujetarle la barbilla y que se estuviera quieto mientras le besaba. Irrumpió en esta mordiendo su labio inferior, mordiscos que conociéndole sabía serían devueltos, explorando con su lengua todo lo que ya había explorado antes con renovadas ansias y descontrol. Si él tenía fuego Ethan era la gasolina.

Dame tu boca —exhaló en un susurro roto sin separarse de él. No se quitaba el piercing de la cabeza, y seguía buscándolo en el beso con motivaciones claras. Su acento estaba especialmente marcado—. Por favor flaco. Dame tu boca y luego déjame ponerte contra el escritorio. Por favor.

Las órdenes se mezclaban con el ruego sin lógica alguna. Y es que cuanto más le prendiese Ethan más se le echaría encima el varmano, repitiendo plegarias suspiradas en español entre beso y mordisco mientras se encajaba nuevamente entre sus piernas, aunque fuera por tener más con lo que rozar. Quería dejarle hacer pero tenía sus límites. Liberó su muñeca para tirar de un lado de su ropa interior, con toda la intención de bajarla de una maldita vez. Las esposas chocaron contra el borde del mueble, recordándole de su existencia cuando el metal se clavó contra su pierna, y lo que le mantuvo de sacarlas fue el pensar que le necesitaba suelto. Ni muerto se iba a privar de la escasa acción que recibía.
Y él, bien idiota, que creía que Ethan estaría demasiado adormilado tras su primer viaje…

_________________________________________

♪♫♬:
Raven
Raven

Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivación
Personajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75

Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.

Armas : Ethan Lanza partesana y una daga

Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.

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29/06/23, 04:07 am
Cada ruego que lograba arrancarle era puro placer, una chispa que prendía la mecha de su propia paciencia. Los pensamientos del londinense eran tan contrarios como sus actos, pues ahí donde deseaba tener al gatito de rodillas también quería que le devorase como un tigre. Fantasías tan diferentes como fáciles eran de entremezclar en esos momentos donde las plegarías del felino se volvían tan insistentes.

Poco le importó encontrarse nuevamente arrinconado contra el escritorio. A cada ronroneo y caricia en forma de sutil cabezazo Ethan dejaba escapar una pequeña risa como acompañamiento. Las comparativas se hacían solas, y si no se veía correspondida la dulzura que le provocaba aquel gesto era porque sus manos estaban entretenidas en otro lado. Ahí donde regalaba un premio que aún teniendo un inicio agónico, ahora veía subido levemente el ritmo para acompasar los movimientos de cadera tan impacientes de su compañero.

-Darling no puedo darte nada estando así… -Poco importó la frase pues se vio interrumpido ante un beso que le pilló por sorpresa. Tan concentrado estaba en complacerlo sin llegar nunca a satisfacerlo que se vio avasallado ante la invasión repentina. Se dejó llevar en aquel océano tormentoso, devolviéndole mordiscos igual de agresivos que empezaban a marcar los límites de su boca y jugando con una lengua que apenas demostraba todo su potencial. A diferencia de las cicatrices, a Ethan le encantaba su piercing. Tanto así que carecía de vergüenza a la hora de enseñarlo en cada caricia compartida y enredo que sucedía entre ambos. Dejando que el tacto fuera palpable cuando lo presionaba contra su lengua o decidía recorrer el contorno de sus labios con el frío metal.

Que aquel ritmo vertiginoso siguiera cuesta abajo fue contraproducente, pues Ethan se veía incapaz de seguir el propio de sus besos con el que marcaba su muñeca bastante más abajo. Lo que le forzó a que acabara ralentizando los movimientos de la misma, en un vaivén que regresaba a ser suave. Por mucho que adorara esa posición era perjudicial que el felino le siguiera empujando contra los revueltos papeles si quería ver sus designios cumplidos.

-Nohlem.. -Se había vuelto costumbre el intentar llamarlo aún a sabiendas de que era en vano, quizá por lo mucho que le gustaba escuchar su voz apagarse cuando el pelirrojo volvía a juntar sus labios sin permiso alguno. -Nohlem… -Volvió a mencionarlo en apenas un susurro caprichoso, llevando ambas manos a los hombros del joven como un castigo ante su nula respuesta. Desde ahí trato de apartarlo de forma que lejos de ser agresivo dejaba entrever cierta travesura decorada en la propia sonrisa del asiatico. Consiguió una distancia que se volvió nula ante un gato que empujó de vuelta a la posición inicial, arrancando del moreno un sonido cargado de dobles sentidos que fue a morir en boca ajena. Sí quería fuego, Ethan estaba encantado de prender bien toda la mecha.

Con la cuerda corta ante el repentino calor, nada quedaba para que la llama inicial alcanzará el explosivo corazón de un londinense que se dejaba llevar en aquella cruzada de dominancia. Ethan subió la intensidad del propio beso dejando que a cada nuevo agarre los mordiscos fueran mayores y el tiempo de descanso se redujera a otro combate para ver quien ganaba la posición. Sus dedos se afianzaron a los hombros del gato mientras sus labios dejaban escapar notas melódicas a modo de quejido cada vez que volvía a verse acorralado. No fue hasta después de unos intentos nulos, que cambió de estrategía y decidió tomarlo por las mejillas. Ahí separarlo fue bastante más sencillo, aprovechando esos escasos segundos de tregua para poder hablar.

-Dios Nohlem, no sabes cuanto te adoro pero eres tontísimo -Una risa entrecortada ante la absurda situación volvía algo difícil el entenderle, aunque poco importaba pues Ethan tampoco espero respuesta alguna antes de regresar a su lado y continuar el beso. Aprovechando esa tregua parcial para irse incorporando poco a poco, tomando las pequeñas pausas de aire como una posibilidad en la que seguir apartando al varmano.

Una vez estuvo sentado sobre el escritorio sus manos descendieron por los costados del joven hasta posicionarse en sus caderas, y lo que era un gesto sensual se convirtió en una trampa cuando decidió terminar abruptamente con la paz. Con una picardía sutil tiró de su labio antes de separarse en lo que parecía ser un simple descanso, y dedicando una sonrisa burlona le empujó contra la estantería más próxima. El golpe hizo retumbar los libros cercanos, pero no fue hasta que Ethan se volvió a pegar a él con aún más pasión que varios se cayeron.

Poco importó el ruido sordo que hicieron al golpear el suelo, pues sus propios quejidos, la desesperación del nuevo beso y los ronroneos de Nohlem eran suficientes para que el respeto que tuviera por el lugar se volviera nulo. Algún objeto titiló cuando volvió a presionar al felino contra el mueble, y el temblor de otro le hizo sonreír al imaginar que eso podría ser el propio pelirrojo. Movido por aquel nuevo deseo desplazó su siguiente beso a una de sus comisuras, y desde ahí inició una bajada respetando como siempre el camino de pecas ya marcado. Sutil caricia que generaba unos labios que nunca llegaban a separarse de su piel, presionando con algo más de fuerza al llegar a su cuello y descendiendo de forma lineal por su pecho. Beso con mimo las zonas ya decoradas con anterioridad, y mientras perfilaba sus contornos apretando con las yemas de los dedos siguió su trayecto de forma calmada. A más se agachaba más traviesa se volvía su boca, marcando con sus dientes varios puntos del abdomen del pelirrojo. Mordiendo la primera vez de forma cariñosa, la segunda con más ganas y a la tercera no conforme con el escaso sabor de la salitre decidio interrumpir el viaje para tomar un ascenso con su lengua. Abarco todo lo que pudo con ella, pegándose al cuerpo del felino para que su piercing recorriera cada curvatura que hacían unos abdominales poco perfilados y cuando se dio por satisfecho ante la sal que mojaba sus labios busco con la mirada los ojos turquesas que tanto amaba.

-Ay dios, como me encantas. -Se le escapó como un pensamiento tan fuerte que simplemente no podía pasar más tiempo retenido en su cabeza. Acabó relamiéndose el contorno de la boca, como un acto reflejo en el que quería conservar el buen sabor de Nohlem. -Me encantan tus lunares -Reafirmó dedicando una cadena de besos hasta llegar al límite peligroso que marcaban su ropa interior. -Y el olor de tu perfume y el gusto salado de tu piel. -La expectativa ante el bulto que tenía delante le hizo soltar un suspiro nervioso. -Como puedes ser tan sexy joder…

Ethan no estaba pensando con claridad. Obnubilado ante lo que tenía delante se recolocó en el suelo para poder estar arrodillado de forma cómoda y como quien tenía bastante experiencia en esto acercó sus labios a la prenda. Dejó un beso apenas sutil sobre los calzoncillos, allí donde más tirantez había. Después de esa primera bienvenida le empezó a regalar alguno más marcado, presionando a medida que jugaba con la espera, pues tenía ambas manos ocupadas recuperando uno de sus coleteros del pantalón. No fue su mejor intento de coleta. Entre las prisas y la torpeza de no querer dejarle en vilo había conseguido realizar una alta, un tanto deshilachada pero funcional.

-Ah y … eres libre de tirar. -Le dejó caer recostando su mejilla en la zona baja para dedicarle una sonrisa tan inocente que solo volvía la escena más irónica. -O empujar…

Le dedico un último guiño antes de desviar su atención a lo importante. Recuperando cierto espacio para tener donde maniobrar, y deslizando sus manos hacía el contorno de los boxers, los empezó a apartar víctima de su propia impaciencia. Mezclando el suspense con el deseo siquiera tuvo ninguna recurrencia que decir cuando los hubo bajado, siempre se la había imaginado con pecas pero el hecho de que no tuviese no le quitaba los nervios de que esa situación fuera igual de real.

Trago saliva, y la duda que tuvo al rodear la zona con su primera mano, se perdió cuando reforzó el agarre con la segunda. Empezó con un ritmo lento pero constante, desplazando el contorno de sus palmas de arriba a abajo para que pudiera sentir bien la presión que ejercía con ambas. Quería devolverle cada gesto y mimo que Nohlem le había dedicado, pero también le gustaba verle lloriquear. En ese punto medio entre la complacencia y la tortura se le escapo un suspiro al dar salida a su lengua. Decidió comenzar por la punta, perfilando en pequeñas lamidas y expandiendo la superficie a cada bajada y subida en las que la lengua iba tomando relevo a sus manos. El piercing abría paso a un labio inferior que seguía el contorno igual de goloso, dejando tras de sí una zona aún más humedecida de lo que estaba en un origen.

Y es que Ethan estaba disfrutando de cada gota y cada sensación. Buscando llevarse no solo toda la paciencia del gato, si no todo rastro de cloro que pudiera quedar sobre la piel del mismo.  Al menos las vistas no podían ser más perfectas, en lo que le aguantara el recogido el asiatico no tendría flequillo molestando.
Kanyum
Kanyum

Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
Nohlem: varmano granta. 1’69m
Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m

Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.

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01/07/23, 12:14 am
Una mano no era suficiente, pero mientras tuviera beso con el que entretenerse y contra qué empujar Nohlem podía seguir como un idiota, y así hizo incluso cuando intentó hacerle rabiar parando. El mueble pesaba tanto que afortunadamente era imposible moverlo sin ayuda, y aún así habían conseguido que cediera un par de centímetros, lo justo y necesario para que las patas rechinasen contra la madera. Ese sonido le devolvió a tierra mejor que las palabras del otro, y es que cada vez que el chico pronunciaba su nombre el varmano perdía un poco más el concepto de realidad. Que bueno, no es como si no lo tuviera bastante perdido ya gracias a los caminos que el condenado piercing hacía en su boca. Llamarle era contraproducente, y más si iba en foma de susurro decorado de sonrisas de una picardía que para nada casaba con el mote de “mamá pato”. Ahora, insultarle y cogerle de las mejillas era bastante más eficaz.

¿Hm? —solo le dio tiempo a un pestañeo confuso, lo mismo que tardó en procesar lo que acababa de oír y Ethan en besarle de nuevo. Había dicho que le adoraba (y que era tonto). Su corazón se saltó un latido y sus labios perdieron fuelle por eso, repentinamente nervioso, tan contento como extrañado. ¿Por qué era tonto? ¿Por empujar el mueble? Pero- le acababa de decir que le adoraba. Eso era prácticamente una confesión y-

Hizo lo que pudo por contener la sonrisa y las pequeñas risas que la acompañaban, lo cual también facilitó que Ethan ganase terreno y se hiciera con las riendas de la situación. “Dilo otra vez”, pensó, con el cerebro licuado y la boca demasiado ocupada como para hablar. Solo emitía exhalaciones alegres, dedicándole besos más suaves que salvajes según le permitía incorporarse. Aquella nube se disipó pronto, porque donde él estaba dispuesto a relajarse si así podía oír nuevas dedicatorias dulces, Ethan aprovechó que tenía la guardia baja para mandarle contra un mueble.

La sorpresa en su rostro fue evidente. Por instinto había apoyado ambas manos atrás, impidiendo a su vez que cayera una foto que había quedado a su espalda, y apenas hubo tiempo para la traición al mirar a Ethan pues en seguida le tuvo encima. No necesitó más para comprender que seguían jugando y el británico no pensaba dejarse ganar. Y él, como buen tonto, había bajado la guardia.

Cabrón” pensó con otra sonrisa en los labios, no solo dejándose hacer, sino correspondiendo con energías renovadas. Otro empujón y sus brazos trataron de abarcar más espacio para impedir que nada cayera. Otro más, y algo cayó igualmente. A la mierda los libros, a la mierda el estudio de su madre. Rota la veda, ni ella ni sus cosas existían ahí. Sus manos abandonaron su rol protector para viajar por la espalda de Ethan con desespero, aunque no tardaron mucho en moverse hasta su cintura de forma casi respetuosa, sin ejercer fuerza, cuando intuyó por la manera en la que su boca se deslizaba que intenciones tenía. Sus ronroneos se intensificaron y un profundo suspiró escapó de sus labios, adoloridos de tanto mordisco.

Flaco—otro suspiro y esta vez fue él quien se mordió el labio, desesperado por como le mordía el abdomen. Había estado vigilando cada movimiento que hacía aun si solo veía una mata de pelo negro y el tacto fuera su principal receptor, pero ahí, cuando los dientes se marcaron con más ímpetu y pudo sentir la humedad de su lengua recorrerle, Nohlem echó la cabeza hacia atrás. Su ronroneo sonó como un gruñido por un instante—. Ethannn… 

Sus manos ahora estaban aferrándose a los bordes de una repisa. Su vientre se había encogido, tenso por las caricias, y su pecho se llenaba y vaciaba tortuosamente lento, como si en lugar de aire respirase algo mucho más denso. Cuando Ethan paró bajó la mirada. Al igual que él se lamió los labios pero de forma mucho más torpe. No podía estar más atento a él.

Ethan… —se quejó por lo bajo. No porque no le gustase lo que oía, más bien alrevés: porque le gustaba demasiado pero no podía corresponder en ese instante. Quería confesarle todo lo que sentía con las palabras más bonitas que tuviera, pero no podía hacerlo cuando el otro… bueno. Mientras no le tuviera cara-a-cara—. Joder… —se mordió el labio otra vez, procurando no apartar la mirada en ningún momento, no ya por respeto sino por gusto. Sus susurros estaban a medio camino de eso y un jadeo, contenido y falto de voz—. Podría preguntarte lo mismo… —una risa débil—. Mierda. Te adoro.

No eran sus palabras más brillantes, pero sí las únicas que podía permitirse en ese instante. Aquellos besos en un punto tan sensible le robaron un par de suspiros más y le instaron a respirar por la boca. Sus manos estaban inquietas y viajaban de lado a lado en la balda, pero pararon en cuanto el moreno dio vía libre para otras cosas. Nohlem apretó los dientes y se rio con más energía que hasta ahora, puro nervio, aupado por aquel guiño.

No me digas eso… —su mano derecha abandonó su puesto, y con un pequeño temblor de duda finalmente la subió hasta su propio rostro para apartarse el pelo de la frente. Era un caballero, estaba desesperado pero era un caballero. O al menos lo sería durante rato.

No debería tener vergüenza, no era exactamente nuevo en el acto, pero le costaba quedarse quieto y mucho menos calmado viendo como el chico que le gustaba, arrodillado delante suya, le bajaba la ropa interior. Por supuesto sus ronroneos le delataban incluso cuando miraba a un lado o arriba. Aquello era real, no estaba teniendo una fantasía ni un sueño húmedo, y el placer que recorrió su cuerpo con una nitidez impecable era una prueba de ello.

Por todos los Santos, Ethan… —susurró, tirándose del pelo a cada rato y pinzándose el morro, desesperado.

Esta vez no tuvo que hacerse de rogar demasiado, por suerte. Cuando sintió el aliento, la humedad de su lengua y el tacto inconfundible del piercing, el varmano le concedió un primer gemido. Por lo general él no era muy vocal, pero era un buen intercambio y el londinense merecía cada sonido que saliera de su garganta. Con él tampoco es que tuviera que forzarlos. Si le había encantado besar aquella bolita de metal ahora la estaba amando. Su respiración se aceleró y su mano derecha por fin bajó hasta el pelo de Ethan, igual que lo hizo su mirada. Boqueó como si quisiera decir algo, pero las palabras nunca llegaron, solo el sonido de su respiración pesada. Le acarició el pelo con cariño, más por la firmeza de sus dedos quedaba claro que estaba considerando algo más. No le iba a soltar, eso estaba claro.

Apoyó la espalda en el mueble con mayor comodidad y, diluida la vergüenza inicial, sus ojos quedaron imantados al chico. Contra todo pronóstico sus ronroneos se volvieron más débiles, inaudibles gracias a sus jadeos, pues otras sensaciones ocupaban su cerebro y requerían de más concentración por su parte incluso si no se trataba de algo voluntario. Como bien imaginaría Ethan su paciencia se estaba agotando. Más pronto que tarde le hizo caso y empujó contra sí, lento pero firme, y aunque de momento el movimiento no fue a más su mano no abandonaría aquel punto.

Ethan… —ni él tenía claro su tono. No era un ruego, pero lo era, no era una advertencia, pero lo había dicho con el ceño fruncido y arrugando el morro. Gruñó por lo bajo—. Te encanta torturarme, ¿no? ¿Cuántas veces quieres hacerme rogar…? —jadeó una risa, débil y penosa—. Por favor, Flaco… —otro empujón, este un tanto más seguro, desacorde a sus gimoteos—. Un poco más…

Sabía que no aguantaría mucho, no con él. Las vistas eran demasiado, lo que sentía era demasiado, y por eso mismo quería más. Más fuerza, más de su boca, más velocidad. Joder, los pensamientos más violentos se le estaban subiendo demasiado rápido.

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Raven
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Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivación
Personajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75

Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.

Armas : Ethan Lanza partesana y una daga

Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.

De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)  - Página 2 Empty Re: De oca en oca y tiro porque Ethan me toca - RV Gakuen (+18)

02/07/23, 01:01 pm
Que le dijera que le adoraba, aún sin hacer falta respuesta hizo tanto efecto como echar gasolina al fuego. La llama estaba prendida, pero alimentar el incendio era de sabios y ante una agradable afirmación, Ethan se volvía un poquito más complaciente. Amaba sonsacarle nuevos sonidos, y notar la tensión de su cuerpo a cada sutil lametón que le regalaba pues le hacía recordar que cada reacción del felino la estaba provocando él y dios, como quería seguir coleccionando más de aquel precioso álbum de respiraciones irregulares.

El camino que trazaba su lengua pronto le sentó a poco, notando el agarre firme pero educado del felino sobre su pelo decidió recompensar de una mejor forma. La siguiente vez que ascendió, le dedico un beso en la punta como un indicio de lo que estaba por suceder. Hizo que sus labios formaran una bonita O y envolvió apenas el inicio con los mismos. El vaivén inicial era suave, apenas bajaba, más concentrado en aportar nuevas sensaciones ahora que lo tenía dentro que en trazar mayor recorrido. De una lengua juguetona pasaba al interior de su mejilla y mientras su piercing seguía explorando el contorno, sus manos seguían acariciando la zona inferior para no dejar punto sin atender, moviéndose al compás lento que ejercía su boca.

Ethan estaba disfrutando, dejándose llevar por la mezcla explosiva de emociones al ser conocedor del propietario de aquel objeto de deseo. Ni de lejos quería tenerlo solo en el interior de su boca, pero era un inicio maravilloso que a mucho gusto podría alargar hasta que el gato se cansara de aquel ritmo.

Y así fue, hasta que no llegó el primer empujón, apenas perceptible, no subió la velocidad. La señal que estaba mandando era tan evidente como traviesa. Se alegró de que en aquella situación hubiera perdido la capacidad de sonreír, pues la leve subida de sus comisuras dejaba en entredicho lo mucho que le gustaba escuchar aquellos ruegos. Al segundo empujón ganó profundidad, dejando que su boca abarcara todo cuanto podía desde aquella posición.

Las subidas y bajadas se hicieron rítmicas a medida que la velocidad iba en aumento. Una de sus manos siguió sujeta a una base que para su desgracia no alcanzaba con la boca, pero la otra se recolocó en uno de sus muslos agarrando con firmeza para tener mayor equilibrio. Cerró los ojos dejándose llevar por las sensaciones que le abrazaban: el calor del momento, sus jadeos ahogados, los sonidos dedicados de Nohlem, el sabor salado desapareciendo tras su propia humedad, la respiración entrecortada… Cada agarre y queja se veía recompensada con aquello que el felino le rogaba. Aún sin sentir los anillos, la firmeza de aquella mano enredada entre sus alocados mechones le hacían soltar unos suspiros que morían al intentar escapar de una garganta ya ocupada.

Así siguió, en unas velocidades descompensadas donde a veces reducía el ritmo y otras volvía a subirlo, hasta que la tensión palpable y el primer aviso irregular del varmano le avisaron de lo que estaba por venir. Ah no, todavía no.
Ethan ralentizó el ritmo casi al instante, permitiéndose unos segundos de deleite antes de apartarse del todo, cortando el acto para relamerse los labios y poder buscar el contacto visual.

-Vamooos, flaco… -El acento en el flaco convirtió la o en una larga u mal pronunciada, a lo que la falta de aire tampoco ayudaba. Tragó saliva, tratando de concentrarse en lo que estaba diciendo a pesar de que tras esa sonrisa de medio lado se le veía el mismo nerviosismo de querer seguir. A veces molestar era complicado si estabas igualmente caliente. -Quiero que me dures un poquito más… ¿Era así verdad?

Su voz era un tono más grave, tratando de que la burla fuera evidente y cuando terminó la frase le acabo sacando la lengua propia de un niño chico que en verdad quería enseñarle lo que se estaba perdiendo.
Kanyum
Kanyum

Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
Nohlem: varmano granta. 1’69m
Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m

Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.

Status : Prrrr prrrrr

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03/07/23, 11:42 am
Hah, gracias... —susurró con humor y una media sonrisa ante aquel beso, observándole con la impresión de que si se descuidaba aquel sueño se desharía.

Se mordió el labio y emitió un quejido gutural, hipnotizado con como la boca de Ethan le hacía desaparecer. A la mano derecha de Nohlem pronto se le unió la izquierda. La primera se agarró con énfasis al pelo del londinense, enrredándose en los mechones de la parte de atrás de su cabeza, cerca de la coleta, mientras que la más reciente bajó con delicadeza a un lado, cerca de su oreja, donde sencillamente le acarició con cariño. Por supuesto que había notado el cambio, sabía qué gesto había provocado una mejora porque era exactamente lo mismos que le había encendido a él minutos atrás, en su turno de dar placer, pero toda esa información era más instintiva que consciente. No quería ni pensaba ser un bruto, pero a veces se le escapaba el autocontrol y dejaba que sus caderas acompañasen, erráticas, al vaivén del moreno y el de su propio agarre. Su boca parecía de terciopelo, el calor con el que le envolvía, como deslizaba el metal e intentaba llegar más allá... a Nohlem ya se le estaba secando el pelo, pero aquel calor iba a humedecérselo de nuevo. El varmano dejaba escapar jadeos, pequeños gruñidos y gemidos sin pena alguna, a veces más alto y echando la cabeza atrás para centrarse en las sensaciones, y otras más silencioso y absorto en como lucía aquel que tanto deseaba delante suya.

Necesitaba morder algo, era un toc que siempre había tenido estando tan concentrado y a las puertas del tramo final, por lo que agarró el medallón de oro que pendía de su cuello y se lo llevó a la boca. Tan pronto lo tuvo entre los dientes su mano volvió directa a donde estaba, aferrándose a él con la intención de hacer el ritmo un poco más rápido, dando paso a renovados ronroneos. Por supuesto iba a avisarle, pero se veía capaz de aguantar un poco más así que mordiendo con más fuerza simplemente calló. No obstante aquello le duró de poco a nada, pues un pálpito delato su estado y Ethan no tardó en actuar en consecuencia.

No no no no no… —masculló cada vez más bajito y rápido cuando supo exactamente que planeaba el chico. Encima la forma en la que se separó, tortuosamente rápido y lento a la vez… las palabras que se le ocurrían para él en español no bajaban de hijo de puta. Tragó saliva con dificultas cuando le vio relamerse los labios—. Ethan. Ethan- no- —el colgante terminó por resbalar de su agarra de vuelta a su pecho—. Ethan no me jodas. O sea sí —resopló una carcajada apagada, desesperado en extremis–. Pero...

Sus pupilas se debatían indecisas a más no poder entre una forma de luna llena y una mucho más fina y peligrosa, igual que su corazón latía a caballo desbocado entre la pasión y la advertencia. Encima el muy pendejo se mofaba. Se rió con sorna por su pronunciación, risa agotada debido a su respiración mal interrumpida, y gruñó por todo lo demás.

Te voy a durar todo lo que tú quieras flaco —pronunció la palabra con firmeza para corregirle—. Te lo prometo. Solo... por favor. Después de esta... Después de esta vamos a mi cuarto.

Le dedicó una mirada de pupilas redondas y orejas gachas creyendo que el rol de gatito abandonado funcionaría, mas la fachada se resquebrajó deprisa dada sus necesidad y la incertidumbre de que, bueno, mamá pato no era tan inocente como él había imaginado todo este tiempo. Cuando su morro se arrugó mostrando en una esquina el blanco de sus dientes y sus pupilas se afilaron, sus manos empujaron la cabeza de Ethan contra sí, insistentes.

Vamos Ethan... me queda muy poco... —suspiró—. Solo un poquito más, por favoooor, sigueee... Ethaaan —dijo en un tono de ansia no tan fingida, imitándole con voz más aguda. Aunque su estado fuera el desfavorable él también podía hacer el canelo. Sus manos tiraron ligeramente de su pelo para rematar—. Deja de hacerme rogar, cabrón.

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♪♫♬:
Raven
Raven

Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivación
Personajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75

Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.

Armas : Ethan Lanza partesana y una daga

Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.

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04/07/23, 01:19 am
Un ruego, unos pucheros lindos, un gimoteo roto... Ethan le dejó hacer y sufrir cuanto quisiera. Permaneció en silencio, observando con una sonrisilla más blandita que traviesa cada intento que el felino hacía por sobreponerse ante la situación. Le adoraba, incluso en esos momentos tan estúpidos lo hacía.

Esa faceta de Nohlem era tan nueva para él que la emoción por descubrirla quedaba convertida en pequeñas risas y en unos ojos que le observaban cargados de una ternura solo manchada por su propia picaresca. Era como desenvolver un regalo recién obtenido y es que daba igual qué actitud adoptará el felino, no podía evitar querer todas y cada una de ellas. Desde el ruego desesperado, hasta la queja más firme enseñando sus colmillos. Incluso devolviéndole la broma con sorna y escuchando el intento vago de imitar su propia voz le resultaba entrañable. Quería más, porque mientras se lo diera el gato, todo le servía para tenerlo contento.

No se opuso al empujón, al contrario le animó con una sonrisa burlona. Él mismo dejó que sus labios se volvieran a posar sobre su contorno, permitiendo que la fuerza de aquel beso la eligieran las manos del propio Nohlem. Cuanto más firme fuera el agarre más se inclinaría para poder regalarle de nuevo caricias.

El escuchar el insulto le sacó una risa que quedó ahogada ante el escaso espacio. Regalándole de nuevo su lengua para comenzar a lamer la zona, está vez con la efusividad de quien se moría de calor en verano y solo tenía un polo para hidratarse. Abarcó toda la longitud un par de veces y a la tercera dejó que volviera a adentrarse en su paladar. Conociendo sus propios límites empezó a desplazarse de arriba a abajo, en un ritmo que ya había iniciado rápido y que pronto se volvió vertiginoso.

Su otra mano hizo compañía a la primera, colocadas ambas en la base para ejercer la misma presión que realizaba su boca con sus propios dedos. Cerrando sus labios con más ganas en torno a su figura y dejando que la lengua fuera meramente anecdótica ante una recorrido donde ya se quedaba corta. A cada gruñido, gemido y jadeo se animaba a ir un poco más profundo y un poco más rápido. Dejando que el propio movimiento errático de sus caderas le ayudarán en aquel baile desacompasado.

En el momento en el que la tensión del pelirrojo se hizo palpable, contrario a la primera vez se apegó más a él, manteniendo el ritmo ininterrumpido hasta que sintió la oleada emocional estallar en su propia garganta. Dejó que le embriagase por completo y no fue hasta que notó su boca espesa que se desplazó con cuidado hacia atrás. Liberando sus labios para poder tragar con más comodidad. Tenía la lengua tan aguada como pastosa  pero aquella sensación sólo alimentaba la amplia sonrisa que le dedicaba aún estando arrodillado.

Y es que el orgullo del momento se veía reflejado en la brillantez de sus rasgos. Irremediablemente feliz de haber sido participe en la satisfacción de su pareja. Su pecho bajaba a un ritmo irregular mientras se recuperaba de la falta de aire, pero aún falto del mismo una risa ahogada se le escapaba de entre las comisuras.

-Creo que... Creo que me gusta mucho estar arrodillado ante ti. Uno tiene muy buenas vistas. -Comentó un tanto perjudicado por su respiración mientras le buscaba con su mirada. Lejos de levantarse dejó que sus piernas se volvieran flojas, hasta quedar sentado en el suelo y así  poder apoyarse en los muslos de Nohlem. Después de tanta sacudida emocional no estaba falto de ánimos para seguir, pero se imaginaba que su compañero también querría descansar un poco de semejante montaña rusa.

Ya no sólo era por recuperar el aliento, si no por intentar que un desbocado corazón volviera a colocarse en su sitio. Tarea imposible teniendo al gatito tan cerca, gatito al que se abrazó entrelazando ambas manos tras sus piernas para dedicarle sutiles besitos por encima del pantalón que llevaba puesto. La vaguería le impedía levantarse pero no le quitaba sus ganas de seguir siendo mimoso.

-Que tonto soy, si hubiera sabido que podía tenerte así, no habría esperado tanto... -Refunfuño con la tela pegada a sus labios, de forma que la voz quedó amortiguada por el contacto. No paro de dedicarle suaves besos y es que a esas alturas, la satisfacción de poder compartir ese tipo de intimidad era tanta... Que le servía hasta el mínimo contacto para estar feliz.
Kanyum
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Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
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Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
Nohlem: varmano granta. 1’69m
Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m

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04/07/23, 12:25 pm
Por supuesto la presión que ejerció fue fuerte. Todavía iba comedido por miedo a ser brusco, pues aunque le encantase que otros fueran agresivos con él Nohlem no acostumbraba a serlo con otros, ni se hacía a que Ethan fuese tan pícaro como era. Por supuesto que si es lo que quería el londinense el varmano cumpliría, pero aún necesitaba tiempo para amoldarse a ello. Tiempo que dado lo mucho que le había estado provocando y todo lo que había aguantado posiblemente llegase más pronto que tarde.

Cuando Ethan volvió a la carga Nohlem echó la cabeza hacia atrás, suspirando sonoramente de alivio y placer. Por poco se le escapa un "te quiero", e Ethan fue a pagar su deliz con un breve pero notable tirón de pelo mientras él apretaba la mandíbula. "Joder. No la líes, cállateeee..."

Se negaba en rotundo a tener una confesión mientras se la chupaban. No. Vale que tuviera los sentimientos y las ideas embotadas porque aquello se sintiera como entrar al paraíso y fuera obra de su crush, pero no era tan cazurro.

Según un quejido rompía el aire su mano izquierda abandonó la cabeza de Ethan para apartarse el pelo y frotarse la cara de puro nervio, yendo después a la estantería donde estaba apoyado para aferrarse mejor. A fin de cuentas le estaba empezando a costar estar de pie, y con algo más de soporte su cadera podría moverse con mayor soltura.

Ethan, Ethan... Ethannn... —repitió su nombre como un mantra hasta que la N se convirtió en un suspiro. Era el inicio de su aviso, pero ya ni a sus oídos sonaba como tal. Tenía los ojos entrecerrados, pero no apartaba la vista de él, totalmente prendado de la imagen, adicto al calor, los sonidos húmedos y su creciente adrenalina—. ¡Ethan...! Ya voy a- Joder...

El varmano gruñó, aguantó la respiración y, clavando los dedos en su pelo, soltó el aire en un suspiro tan sonoro como eterno, cuyas inhalaciones eran insuficientes para lo mucho que escapaba de sus pulmones. Llegado el clímax cerró los ojos, dejándose llevar por las maravillosas pulsaciones eléctricas que sobrecargaban su cuerpo y apagaban cualquier pensamiento, lógico e irracional, en toda su duración. Le temblaba el pulso, la voz, que aún seguía convertida en aire y melodía, e incluso la vista, la cual recuperó cuando el pico inicial fue menguando. Justo a tiempo para verle tragar, detalle que le arrancó una debilitada sonrisa y un dulce escalofrío.

Ethan... —masculló. Tenía la boca fría y seca de tanto respirar por ella. El varmano suavizó el agarre de su mano hasta convertirlo en una caricia, humedeciendo tanto el cielo de su boca como sus labios con la lengua antes de tragar saliva en un intento de que su voz sonase menos rasposa–. Ethan... —exhaló una minúscula risa—. Santos... eres increíble.

Su mano derecha abandonó la cabeza del chico para unirse a la otra en el estante, haciendo ellas de mayor apoyo que sus piernas. Su pecho también bajaba y subía con dificultad, como si ambos acabasen de correr una carrera a fondo, y aún así logró reunir aire suficiente para una carcajada ante las palabras del otro. Ahí estaban otra vez los ronroneos que había perdido por fuerzas mayores, suaves y constantes. Cuando a pesar de la penumbra de la habitación sus ojos verdes encontraron los oscuros del británico Nohlem se recolocó para apoyarse un poco mejor y darle un ángulo más bonito y menos desgarbado de su cuerpo. Y ya de paso, subirse la ropa interior.

No por nada, pero... —sonrió con suavidad, aún falto de aliento pero sobrado de sinceridad—. Creo que mis vistas son muchísimo mejores...

Se quedaría así unos segundos, permitiéndole el acomodarse y abrazarse a sus piernas mientras él recuperaba aunque fuera un cuarto de cerebro y se oxigenaba su sangre. El calor abrumador también se estaba disipando, devolviéndole a una temperatura mucho más agradable e incluso insuficiente. No necesitaba más excusas: eso sumado al cansancio le hizo bajar al suelo, irrumpiendo el agarre de koala que estaba teniendo el moreno con sus piernas para sumarse entero a él. Le estrujó entre sus brazos, sacando fuerza de Santa Miqella sabría donde para ello, y de nuevo frotó su cabeza contra la suya haciendo de ambas matas de pelo un caos aún mayor. A pesar de que una montaña rusa había acabado seguía atrapado en otra emocional, casi tan vertiginosa como la anterior.

¿Cuánto...? ¿Cuánto has esperado? —se separó solo para ajustar ángulo y besarle la mejilla. Una, dos, tres veces, besos suaves y lentos que dejaban consigo los pequeños chasquidos de sus labios contra su piel—. Porque yo también he esperado mucho —de nuevo hizo espacio, esta vez para mirarle a los ojos. Sus latidos no eran tan urgentes como antes, cuando prácticamente había alcanzado el nirvana, pero igual eran un tambor de batalla en su pecho. Sus pupilas redondeadas tanto por el cariño como por el nerviosismo parecían temblar a cada "pum"—. Porque creo que estoy enamorado de ti desde hace tiempo —le dedicó una pequeña sonrisa inquieta y apenada—. Perdón por tardar tanto.

No quería besarle todavía. Quería- no, necesitaba seguir clavado a sus ojos negros, atento a toda reacción, confiado y lleno de la agradable seguridad de no estar equivocándose. Claro que eso no le hacía inmune a los nervios comunes de aquellas cosas.

Te quiero, Ethan —añadió en voz aún más baja, pues a pesar de estar solos y que nadie más fuera a escucharle, aquellas palabras le pertenecían a él y solo a él.

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Raven
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04/07/23, 09:02 pm
El abrazo de Nohlem fue tan bienvenido como los pequeños cabeceos que lo acompañaban. Ethan quedó recostado, cerrando los ojos para poder disfrutar de aquellas divertidas caricias más propias de un felino que de un humano. Una sincera risa acompañó la tranquilidad del momento, permitiendo despejar en aquella calma las nubes espesas que ocupaban parte de su mente y boca. Se sentía divagar en el vacío de un sueño donde era tan liviano como pesado ante un cansancio que se hacía cada vez más real tras el arrebato inicial de energía. Menos mal que contaba con aquel apretón donde la seguridad que le brindaba el pelirrojo era suficiente para permitir verse indefenso, dejándose envolver en un calor que lejos de ser pasional se convertía en la calma sosegada de una chimenea controlada. Amaba el confort que le brindaba y a cada nuevo beso su sonrisa se veía alimentada, expectante de recibir nuevas muestras de afecto.

Tras la breve separación Ethan no estaba tan centrado como gustaría, pues sus pensamientos seguían divagando en la primera pregunta todavía no resuelta. Sabía que era bastante, pero no sabía cuantificar cuánto. Lo llevaba queriendo mucho más tiempo del que era consciente y la barrera que delimitaba la amistad del amor había sido traspasada de una forma tan orgánica y paulatina que concretar el momento exacto se le hacía una misión imposible. Lo único que tenía claro es que, al menos ahora, el deseo de tenerlo cerca iba más allá de un capricho temporal o un amor fugaz. Era un sentimiento tan vivo y real como el tacto de los brazos que le rodeaban o la brisa que generaban los labios del felino al separarse de su mejilla.

Y es que a pesar del sosiego, su corazón latía desbocado, tan perdido como estaban sus ojos en el océano negruzco que suponían los de Nohlem, tan oscuros que podía verse reflejado en los mismos.  Estaba estupefacto, con el rostro congelado en una sonrisa radiante y unos ojos entrecerrados de alegría. Era sorpresivo que a pesar del ambiente la confesión le hubiera pillado tan de improvisto. Otro palpitar en el interior de su caja torácica y no solo la música se volvió un eco lejano sino que hizo del entorno un borrón difuso donde era el felino quien se robaba el foco. Vio sus labios pronunciar las palabras a cámara lenta, saboreando cada sílaba como si fuera una nueva canción que le dedicaba en exclusiva y al siguiente golpe ensordecedor de su pecho tuvo que apartar la mirada presa de un nerviosismo repentino. Una risa suave se le escapó con la culpabilidad de quien no veía un buen momento para soltarla y ambas manos regresaron a su regazo, donde podía jugar con ellas tan inquietas como inquieto estaba todo él.

Le gustaba. Lo había dicho en alto. No, mejor. Estaba enamorado. De él, del tonto que llevaba evitando durante meses cualquier gesto de cariño suyo.

Tras la primera explosión de alegría se recargo sobre sus hombros el peso de la culpa. Nohlem le quería, era mutuo, llevaba siendo así mucho tiempo, seguramente el mismo que él había rehuido de cualquier acto donde pudiera demostrarlo. El temor de aquellos momentos le llevó a actuar así, pero como alguien que presumía de ser el adalid de la comunicación no podía evitar sentirse culpable al no haber aclarado una situación así con el que se suponía que era su mejor amigo.

-Yo… -Se aclaró la garganta en un intento de despejar parte de las dudas que le invadían. Arrancar siempre era lo más complicado, pero ante el esfuerzo de su compañero no podía quedarse atrás. Cerró los ojos y tomó aire antes de continuar, sin atreverse aún a dirigirle la mirada. -Yo también… me.. Quiero decir, llevo tanto tiempo pillado por ti que… Dios, ahora me siento un poco estúpido.

Río para sí. En parte por la tensión y en parte por la amargura que le traía el recuerdo de malos momentos pasados tan en vano. Una de sus manos viajó libre al encuentro de aquellos anillos que tanto le gustaban, y encontró confort en ellos cuando entrelazo sus dedos con los del contrario, buscando en esa presión las fuerzas que necesitaba para continuar.

-Tenía tanto miedo…-Confesó en un susurro, no por hacerlo íntimo sino porque su voz, avergonzada, no se quería exponer ante tan dura verdad. Llevaba tanto tiempo guardando esas inseguridades que notaba el hormigueo propio del pánico invadir su cuerpo y mente cuando se atrevía a compartirlas en voz alta. Como si a pesar de la liberación que suponían siguieran siendo un secreto prohibido.

>>Desde que te conocí siempre habías sido así de, bueno, coqueto… Pero con el tiempo entre broma y broma empecé a razonar que quizá ya no lo eran tanto. -Decidió omitir el testimonio más claro e ignorar el beso que tuvieron. Ese día le resultaba tan denso que no veía oportuno desempacarlo todavía, a pesar de que precisamente fue el inicio de su distanciamiento, a cambio, empezó a acariciar el dorso de su mano, trazando sutiles círculos en la misma. -Y claro yo… No sé. Pensé que querías un lío y ya y sinceramente me asuste mucho. Se que, Bueno… No te gustaba que se implique ningún tema amoroso y eh… Lo siento.

La vergüenza se hizo palpable en su rostro, al igual que parte de la angustia vivida se hizo evidente en su tono. Sólo entonces le dirigió la mirada con una torpe sonrisa, como si estuviera a punto de confesarle el mayor crimen de la historia.

-Pensé que dejarías de hablarme si acababas descubriendo lo absurdamente enamorado que estaba de ti… así que fui estúpido y elegí alejarme… Dioses, lo siento mucho.
Kanyum
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05/07/23, 12:57 pm
Nohlem estuvo atento a cada minúsculo movimiento de Ethan y a cada pequeña reacción, desde los gestos más sutiles como la forma en la que su sonrisa se ensanchaba, a aquella risa que expresaba una inquietud donde no podía verse más reflejado. El varmano también bajo los brazos para hacer lo mismo que Ethan, tan tenso como si hubiera hilos atándole al techo y le limitaran el movimiento. Sonreía igual que él, pero a pesar de la alegría en el rostro del otro la incertidumbre se colaba en su pecho como un barco yéndose a pique. ¿Y si Ethan era como Connor? ¿Y si era recíproco pero no quería que lo fuese? Por todos los Santos, no podía con más códigos de honor y hermandad.

El temor bajó a su estómago como alcohol fuerte. Por eso el londinense podría ver como sus orejas estaban algo más en alza de lo normal, ligeramente inclinadas hacia atrás (todo lo que sus músculos permitían) entre la duda y la máxima atención. Su espalda se irguió imperceptiblemente, una rigidez poco aparente desde fuera que él sí que notaba con creces. Que Ethan rehuyese de sus ojos hacía aquello más tortuoso. No obstante todo su lenguaje corporal se hizo evidente cuando una primera oleada de alivio le hizo relajarse con una pequeña carcajada cargada agobio.

Jaja, Santos, vale, yo... Vale, pensé que me... —rió otra vez, recuperando parte de esa tirantez.

"Pensé que me ibas a decir que no, una frase que no completó porque técnicamente aún no estaba excento de ella, por eso y por no interrumpir. Ethan también estaba pillado, tenía que quedarse con eso, pero no quería que los fuegos artificiales que generaban aquellas palabras incendiaran nada indebido aún, por si acaso. Un trabajo que resultó inútil cuando el tacto de sus dedos presionó todos los botones que activaban aquella pirotecnia. Vale, ahora sí que quería besarle.

Pero esperó, preocupado por el tono y el miedo del que quería hablarle. Nohlem le estrechó la mano, ladeando la cabeza a un lado como un cachorro confuso. Él también tenía sus propios miedos, pero estando en éxtasis le era difícil colocarlos sobre la mesa con la facilidad con la que lo había hecho en el pasado, ni qué decir de hacerlo ahora como Ethan. Sin embargo la inseguridad del británico punzó su pecho con culpabilidad, pues intuía por donde iban los tiros. Poco a poco sus orejas fueron agachándose y sus ojos buscando los suyos con más insistencia, apenado. Su mano perdió fuerza, pero no por ello le soltó.

Todo lo que decía era verdad. El granta ligaba muchísimo, su hermana ya le había advertido que si quería dar un paso en serio con Ethan primero tendría que cambiar eso, y joder si tenía toda la razón. El varmano no quería compromiso con nadie, y a la mínima que sus ligues temporales empezaban a mezclar sentimientos él era el primero en desaparecer, así que el sentimiento que el chico tenía era más que justificado. Ahora era consciente de cuan círculo vicioso había formado, y es que cuanto más le rechazaba Ethan más consuelo buscaba en otros, y a más "otros" que acumulaba Nohlem más miedo tenía Ethan. Era oficialmente estúpido.

Las últimas palabras que le dedicó le hicieron sentirse raro. Blando, triste, feliz, con ganas de llorar y reír a la vez. La extraña sonrisa que se formó en su rostro a medio camino de la pena y la euforia era buen indicativo de esto. ¿Cómo podía nada sonar tan agridulce? Que dijera estar enamorado y a la vez pidiera perdón...

No, no no... Lo siento yo —su mano libre viajó hasta su rostro para cogerle de la barbilla y apartarle el pelo—. Soy un desastre. Lo siento.

Inhaló profundamente para suspirar del mismo modo. Después apartó su propio pelo y quien pasó a rehuir de su mirada fue él. Le daba miedo el compromiso. Le daba miedo que la burbuja en la que estaban se rompiera y arruinase las cosas con Ethan, le daba miedo hacerle y hacerse daño, pero... Suspiró otra vez.

Es... normal que te diera miedo. O sea, me da... me da mucho miedo el compromiso. No me fio de mi mismo —tragó saliva y se lamió los labios, consciente de que exponer aquello era pegarse un tiro en el pie. "Oye te quiero pero que sepas que ni yo confío en mi"—. No quiero que la gente se pille de mi por eso, por eso y porque... porque solo quería que lo hicieras tú. O sea- coño, que mal ha sonado eso, ¡quiero decir! Que solo quería algo contigo... —"y con Connor", bien, pero mejor sacarse a ese bobo de la cabeza por ahora. Rió avergonzado—. Pero vamos, es normal que tuvieras miedo. Carajo no soy... bueno, soy un poco gilipollas. Cuando me ignorabas me iba con otra gente para tratar de no pensar en ti, así que te puedes imaginar...

Se cortó. Ethan no necesitaba saber cuantas veces había llamado a la chica que habían conocido en el parque de los gansos en sus arrebatos de pena negra. Se rio otra vez, cada vez más nervioso.

Joder como la estoy liando —calló unos segundos, con la misma sonrisa tonta perenne en la cara, reorganizando sus pensamientos—. Me acerqué a Connor y a ti porque érais guapos y y está, la verdad, pero... yo que sé, me terminé pillando y... —se encogió de hombros, otra risa—. Que entiendo que me rechazaras tantas veces. La cosa es... —tomó aire para cortar la tontería que estaba arrastrando y, con renovada seriedad, un miedo atroz y una sonrisa cada vez más comprometida buscó su mirada—, si me vas a rechazar ahora o no.

"Por favor hace mucho que no me declaro a nadie y estoy oxidado pero por favor di que no".

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Raven
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05/07/23, 06:48 pm
Haber soltado aquellas palabras fue tan liberador como quitarse unas cadenas que lo mantenían apresado al fondo marino. Estaba lejos de alcanzar la superficie pero, los primeros rayos de sol se filtraban tímidos indicando que, al menos, si seguía nadando a buen ritmo podría recuperar aquella falta de aire. Cuando Nohlem aflojo el agarre él lo reforzó en contraposición, temeroso de una posible pérdida, no sabía si estar ambos atrapados en esa corriente le consolaba, o por lo contrario, le preocupaba.

Sus disculpas fueron como un flotador, y la mano sobre su mejilla hizo que Ethan se inclinara sobre la misma, dejando que sus ojos se cerraran durante aquel breve contacto para disfrutar plenamente de la sensación de confort que le brindaba. Fue una pena que esa muestra de afecto apenas durará un suspiro, aunque daba gracias a esa burbuja de alivio regalada. Hablar estaba bien y ya era hora que lo hicieran en condiciones, pero el londinense era una persona muy afectuosa, de las que necesitaban una confirmación física para sentirse valorado.

Cuando Nohlem empezó a contar su versión de la historia le dejó todo el espacio que necesitase, del mismo modo que él lo tuvo en su momento. El inicio fue… complicado, lejos de juzgar, el moreno ladeo la cabeza y asintió despacio, sumiéndose en sus propios pensamientos. En esos temas eran tan contrarios que lo único que podía hacer era escuchar y tratar ante todo de comprender. Como era de esperar el miedo al compromiso era un conflicto muy delicado, salvado ante el secreto desvelado… ¿De verdad llevaba todo ese tiempo esperándolo?  

Ethan nunca había sido especialmente celoso, ninguno de los amantes del gato le quitaba el sueño. El temor de que algún día se enamorara de uno siempre estaba ahí y obvio la envidia de no tener esa cercanía prohibida, pero ¿más allá de ello? nada. Por eso fue que la actitud de despecho le entristeció más por el contexto que la rodeaba que por el hecho de que pudiera acostarse con otra gente y aunque una parte pequeña y egoísta de su mente se sentía especial por ello, en el conjunto general hubiera agradecido evitarla por completo.

-Hey, esta bien… Los dos la hemos liado a nuestra manera. -Le dedico un ligero apretón ante la falta de contacto visual como forma de animarle. No le importaba si quería explayarse aunque pudiera en algún momento dolerle, valoraba mucho más crear un ambiente de confianza donde el pelirrojo fuera libre de expresarse.

Ante la última respuesta se mordió el labio, liberandolo junto a una risa menos nerviosa, una donde notaba la ironía de su propia torpeza. Habían compartido todo tipo de intimidad, desde mordiscos hasta besos apasionados y ahí volvía a tenerlo atrapado con una duda emocional que en comparación debería de ser sencilla compartir. Esta vez fue el propio Ethan quien interrumpió el agarre para desplazar ambas manos a las mejillas del felino, sosteniendo la mirada con una sonrisa ladeada. Su corazón seguía bombeando con una fuerza desmedida, dejando que en esos segundos de silencio sus propios latidos tomarán protagonismo.

-¿Cómo voy a rechazarte? Tonto, si cuando lo intente falle todas y cada una de las veces.

La sinceridad tiñó su rostro de rojizo a medida que hablaba. No podía negarle nada, no a la persona que tenía enfrente suyo. Le sostuvo la mirada para deleitarse con el turquesa de sus ojos y cuando la bajo fue hacía su hociquito, trazando el mismo recorrido que hizo otras tantas veces. No había deseo en las sutiles caricias que le dedicaba con la yema de sus dedos, había amor, uno tan paciente que aún viéndose atrapado en la finura de sus labios esperó. Antes el juego se terminaba ahí, podía observar pero no buscar, no tocar y menos aún querer pero ahora…

-¿Puedo besarte?

Con una afirmativa se apegó a él despacio. Dejando que el beso fuera suave y sutil, apenas un pico alargado en el tiempo donde sus labios se acariciaban en una intimidad muy diferente a la compartida con anterioridad. Cuando se separó le regaló otro en la naricita, un gesto puramente sentimental en el que aún mantenía ambas manos en su rostro.

-Creo que hay… hay cosas que hablar sobre lo que ambos buscamos pero, Nohlem por dios, te quiero y si tu quieres intentarlo… Ahí me golpee Connor al salir de este cuarto, que seguiré deseando estar contigo.

Finalizó la frase con una risa tímida, avergonzado ante su propia broma, aún siendo completamente sincero sobre ella. Si algo tenía claro era, que aunque aquel océano fuera una incertidumbre llena de dudas, si Nohlem estaba dispuesto a nadar a su lado, él iría hasta el final.
Kanyum
Kanyum

Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
Nohlem: varmano granta. 1’69m
Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m

Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.

Status : Prrrr prrrrr

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05/07/23, 10:12 pm
Un pequeño ronroneo que no tardó en ahogar con un carraspeo (no le parecía el momento) fue su primera respuesta a aquellas palabras de consuelo. En el fondo sabía que le gustaba a Ethan, al menos en los últimos meses, pero la carrera de obstáculos que se habían montado ellos dos solos había sido difícil de sortear. Resultaba mucho más sencillo superarla con ayuda, y ayuda es lo que estaba teniendo. Por si no fuera poco ahora se arrepentía incluso MÁS de lo sucedido en el cementerio, el que posiblemente fue el punto de inflección a los momentos más críticos entre los dos, y ahora que lo veía desde un puesto más alto… Joder, la de problemas que se habría evitado solo diciendo la verdad. Sabía que era inútil pensar así ahora y su yo del pasado tenía justificante, pero…

Qué más daba. Otro ronroneo mucho más fuerte hizo vibrar su garganta, como una mofa de su propio cuerpo retándole a “venga, intenta callar este”, en cuanto Ethan le agarró el rostro y respondió justo lo que necesitaba oír. Suspiró de alivio y asintió a su pregunta, la misma que tendría que haber hecho él en su momento, con una sonrisa boba y un rubor que no podía ser sano mantener durante tanto tiempo.

Por favor.

Se habían besado mil veces esa noche y técnicamente su primer beso había sido meses atrás, y sin embargo ese se sentía totalmente distinto a los otros. Nuevo. Puede que por tener los nervios a flor de piel o por haberse sincerado, pero aquel simple pico hizo que su nuca se erizara en un escalofrío. Sonrió con el segundo en la nariz, dejándose hacer.

Hmm, oye… ¿Podemos hacer de este nuestro primer beso? No sé porqué me lo parece —se rió con suavidad, por fin una risa que no venía con el miedo pegado.

Asintió un par de veces, movimientos suaves que acompañaban la seriedad del asunto, mas un “sí” verbal escapó abruptamente de sus labios cuando Ethan habló de intentar, sin pensarlo dos veces. Lo había acompañado de un te quiero y aquellas dos palabras devolvieron sus pupilas a todo su esplendor. La habitación se iluminaba cada vez que eso pasaba, literalmente.

—repitió, con una sonrisa de las que duelen en la cara—. Te prometo que me portaré bien, mi flaco —intentó no derretirse con sus propias palabras, pues añadir un posesivo delante del adjetivo que usaba para él era algo que no esperaba se sintiera tan bien—. Madre mía, la de seguidores que voy a perder en Instagram cuando diga que ya no busco a nadie… —añadió con falso tono afligido que perdió fuerza por su propia risa, sumando otra broma a la de Ethan—. Y a Connor que le follen. Si tiene celos que se declare como nosotros.

Rio de nuevo, dedicándole una mirada repleta de cariño en el proceso. Hablando de lo cual, tendrían que ir saliendo. Miró la puerta y en el proceso, los libros, fotos y papeles que habían tirado al suelo, aún incrédulo de todas las cosas que habían ido a hacer al despacho de su madre.

Ey, quieres… ¿Quieres que vayamos a mi cuarto? —dijo mientras acercaba una foto de sus padres y la ponía malamente en un estante al que no pertenecía. Ya lo arreglaría luego. O mejor, que se encargasen los de limpieza—. Quiero quitarme la sal del cuerpo.

Lo peor es que era cierto. Por supuesto no olvidaba ni descartaba todo lo que había dicho en sus momentos más pasionales, le tenía más ganas que antes si cabía al medio japonés, pero ahora mismo quería pasar tiempo con él de maneras más sencillas. Esas que, contra todo pronóstico, habían parecido mucho más difíciles de conseguir que los orgamos y los jadeos. Ante la afirmativa se levantó, arrastrando consigo a un Ethan que se negaba a soltar su mano.

Por cierto… hablando del rey de Roma que esperemos por la puerta no asoma. Adivina quien fue el que me llamó antes —y con una recuperada sonrisa ladina de las suyas, Nohlem alzó el brazo donde tenía el reloj y agitó la muñeca—. ¿Te imaginas que le llego a contestar mientras…?

Al agitar el reloj la pantalla se iluminó, mostrando no solo la llamada perdida, sino un audio recibido de Connor de hacía ya rato. La curiosidad se removió en su pecho.

Uy.

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