Torreón Sendar

Recuerdo del primer mensaje :

Magia:

La divisaron a lo lejos. Una enorme cueva vertical se alzaba desde la tierra, colosal, majestuosa e imponente sobre la calle, y con una vista espléndida sobre esta. Aceleró el paso por curiosidad y esperanza, porque que algo estuviera en mejor estado que las calles que habían atravesado... ya era mucho. Además, no quería seguir hablando de los Hijos de Bakaiar allí, fuera, al descubierto, como si pensar en ellos o mencionarles pudiera atraer al de antes.

Cuando llegaron, sonrió al reconocer un foso, porque le era familiar del hogar, y se maravilló aún más al ver la enorme superficie de madera que lo atravesaba y que conectaba con el edificio.
—No sé si esto es lo que buscábamos, pero tiene buena pinta.

No esperó a los demás. Se había fijado en unos inventos nuevos que sujetaban la madera del foso y que se introducían en la cueva, y quería investigar tanto eso, como el interior como todo lo que pudiera. Se adelantó al grupo y caminó por la lámina de madera con toda la curiosidad del mundo, hasta llegar a la lámina vertical. La reconoció, parecida a las de esa cueva donde despertaron, así que empujó con el hombro hasta que se movió. Y... una vez dentro, se quedó parado en la puerta. ¡Era enorme! ¡Y había un sinfín de cosas sin determinar!  
—¡Esto es alucinante! —exclamó mientras liberaba el camino para entrar.

Le temblaba la pierna derecha, pero de anticipación por querer explorarlo y entenderlo todo. Su mirada saltaba de un artefacto a otro, de una pared a otra, de un punto a otro. Y aún tenía que investigar los hierros que entraban y salían de la cueva y se anclaban a la lámina de madera del exterior. Necesitaba nombres para aquellas cosas nuevas. Ahora sería él quien preguntara a los demás.

Se apartó inspirando profundamente para calmarse ante la negativa.

—Algún día... —dijo con una sonrisa.
—Y sí, esta resquemando pero creo que ni siquiera lo siento ya tras... bueno, tras haber dado a luz a un par de alas —se encogió de hombros.

Se encontraba bastante calmado en la mayoría de los aspectos. Tras haber pasado por aquel infierno y haber tenido un momento de felicidad con la finlandesa miró el cuerpo de Sarah como si no pasara absolutamente nada. Sería algo de la Luna sin más.

Se agachó un poco para que bajara tranquila y por unos segundos estuvo tentado también de quedarse contemplando la Luna con ella. Pero la razón, la preocupación y la curiosidad sobre sus compañeros le ganaron el pulso. A parte quería ver si Ulmara estaba cerca o si se había ido.

—Casi tan hermosa como tú —le dijo acercándose por su espalda— pero los demás igual nos necesitan un poco. Además, va a quedarse aquí toda la noche y bastante más. Podemos y puedes subir a verla luego todo lo que quieras. Venga, luego volvemos.

Y con un pequeño beso en la coronilla y una palmadita en la espalda se giró para irse hacia abajo. Solo había un problema. No cogía por la puerta en ninguna de las direcciones así que tuvo que pasar agachado y de lado como un cangrejo. Incluso por los pasillos y con Sarah ya en cuello tenía que agachar la cabeza por los cuernos.

Al fijarse en que los dedos parecían estirársele, que estaba transformándose ella también, se despejaron sus preocupaciones sobre ella y el resto y bajo de manera calmada aunque escuchando algo de alboroto con los macieleros aceleró el paso.

Mientras que estos cruzaban el umbral la entrada hacia el piso superior comenzó a iluminarse en un blanco radiante cada vez más intenso. La primera en aparecer fue la jack frost bañada en aquella luz que se refleja en sus cuernos de cristal y aún se movía detrás suya. Entonces unas plumas de blanco puro la siguieron, y a estas el cuerpo agachado del frivy. Aprovechando la apertura del salón Nery´s se irguió al fin y dejó que sus alas se estirasen a su gusto. Sus cuernos eran dos haces de luz que formaban una aureola radiante y sus ojos les acompañaban con un fulgor nacido de sus pupilas que se entremezclaba con el azul de sus ojos. Sus alas eran enormes y bañado en su propia luz contemplaba la escena con mirada serena e inalterada, aunque se paro en la criatura que se parecía a lo primero que les atacó en la ciudad, pero mucho más elegante y hermosa. No parecía agresiva ni que hubiera atacado a nadie.

Al ver a la francesa escondida  le tendió Sarah a Kiki al son de "Ni se te ocurra escabullirte de esto. Luego lo que quieras." y se acercó a la francesa con cara preocupada.

—¿Estás bien? —le dijo hincando la rodilla para agacharse y extendiendo una mano con la palma levantada para que la tomara.

Cuando Pefka se negó a que Toni le ayudase, este bajó los brazos y se puso la manta sobre los hombros. No pensó en el movimiento, lo hizo tras la negativa sin ningún pensamiento entre el rechazo y el movimiento de brazo. La manta estaba mojada, se dio cuenta cuando entró de nuevo al salón haciendo caso a Maila.

– PERO SI ESTOY CALLADO, ¿HABLANDO? ¿QUIÉN ESTA HABLANDO? YO NO ESTOY HABLANDO - Toni estaba desbocado, le salían las palabras por la boca sin poder controlarlas. – PERO SI ESTOY TRANQUILISIMO NO ME VES. NUNCA HE ESTADO TAN TRANQUILO- respondió tanto a Fleur como a Rua.

Era evidente que tranquilo era lo único que no estaba. Notaba una euforia descontrolada, cada parte de su cuerpo a la perfección y cada bello erguido. Tenía el pelo mojado sobre la cara, el peso de la manta sobre los hombros que caían como un mantón. Toni cogió aire dándose cuenta de que no había respirado desde que se hizo la manzanilla. Aspiró con más fuerza al notar como sus pulmones se abrían nuevamente, cada uno de sus alveolos hinchándose sin fin. Se asustó al ver que no tenía limite y paró en seco de aspirar. Suspiró. Un fuerte viento le nació desde la garganta huyendo en dirección a Fleur y Rua. Cuando fue consciente de la fuerza del viento que producía su aliento, cerró rápidamente la boca poniendo sus manos sobre ella. Pero ya era tarde, el vendaval ya iba en busca de las dos humanas.

La sueca podía sentir como su cuerpo parecía nutrirse de magia, se llenaba se hinchaba y se sentía vigorizada por ello, podía sentirlo casi como erizándole su nueva piel. Se sentía bien, poderosa e increíble pero la frustración de que fuese un cuerpo de caballo mantenía una intensa frustración en ella que no le dejaba disfrutar de aquellas sensaciones, de sentirse pletórica e increíble. Se sentía viva, más viva e impresionante, pero sin ser capaz de liberar aquello de forma alguna, cuando ni siquiera podía moverse con su propio pie. Quería moverse, correr, pararse dignamente en medio de esa ciudad ruinosa y beber de ella, pero no podía hacer ninguna de esas cosas.

Por el lugar aparecieron corriendo los macieleros los cuales prácticamente vio sin siquiera girar del todo la cabeza, viéndolos correr hacia el exterior del torreón antes siquiera de que pudieran hacer nada, mas allá de relincharles como reclamo. ¿Hacer que de todos modos? ¡Su cuerpo era el de una maldita yegua! No podía hablar, ni tan siquiera podía levantarse con esas patitas que parecían mondadientes en comparación al cuerpo.

Rua quería gritar de frustración, pero solo bufidos salían de su nuevo hocico burlándose de su fastidio. ¿Iba a quedarse así en serio ¿Cómo un maldito unicornio que ni siquiera podía hablar con nadie? Intento emitir algún sonido coherente cuando vio a Fleur apartarse bajo una mesa, aterrada intentando rezar, pero nada más que extraños sonidos salieron de su boca. Intento moverse, pero no había demasiada coordinación con su cuerpo, esas patas parecían no ser suyas y al mismo tiempo si, como un recién nacido que apenas averigua que tiene manos y pies.

Rua intento mover su cuerpo y apoyar sus cascos delanteros, porque manos…ya no podía llamarles mano. Sus manos…sus uñas…su cuerpo. << No sé si los caballos lloran, pero aguanta Rua, aguanta >> pensó internamente intentando buscarle algún lado positivo y no encontrándoselo por ninguna parte. Hizo un intento para al menos acomodar su nuevo cuerpo y apoyar las patas delanteras con intención de ver como impulsarse y levantarse, ese cuerpo pesaba demasiado para lo que estaba acostumbrada. Un escalofrió pareció recorrer entonces su nueva forma equina y pudo ver como una enorme figura alada entraba al salón dese las escaleras, desconcentrándola de sus intentos.

Era Nerys, luciendo unas inmensas alas y un inmenso cuerpo que casi hacia que tuviera que pasar agachado por la salida de las escaleras. Las inmensas alas blancas, los cuernos. ¿Un demonio? ¿Un ángel? Era lo primero que se le paso por la cabeza la sueca y se sintió aún más molesta si cabía ante la imponente figura del frivy. La luna debía ser una perra de cuidado y jodidamente injusta dando su bendición…o maldición en su caso, porque no había nada jodidamente bendito en ser un caballo en esa ciudad. <<Unicornio, si bueno…que ¿más da? ¿Qué mierda voy a hacer con esta cosa? ¿Ensartar a alguien? Aquí la gente vuela, tiene armaduras de huesos, tiene magia y mil cosas>> vio a Nerys acercándose a Fleur no sin provocarlo cierta desconfianza que no comprendía. ¿Tal vez no la reconocerían? No había visto su cambio al fin de cuentas.

Y vio tras Nerys, a quien imaginaba era Kiki, de un color más azulado de piel y con una impresionante cornamenta de cristal, que tenía junto a ella el cuerpo de Sarah que tenía muy mala pinta, pero que a esa distancia era difícil saber que le pasaba. <<Pffff….Ni con cuernos puedo competir>> Rua se sintió aún más fastidiada por la situación. El terror y la incertidumbre de no saber si se quedaría con ese cuerpo para siempre le hacía sentirse horriblemente mezquina con sus amigos y sus nuevas apariencias, por más que no pudiera expresarlo más allá de sus pensamientos. Ninguno había perdido su cuerpo, si acaso habían obtenido impresionantes formas con la Luna, pero aún tenían sus cuerpos, sus voces, sus piernas, sus manos, sus malditas caras.

Ni siquiera envidiaba el hecho de poseer alas o cornamentas diferentes, ella ya era impresionante sin necesidad de la Luna o de tener nada de eso, envidiaba que tuvieran el cuerpo humano que ella había perdido y que no sabía si podría obtener de nuevo.

<<Joder, como sea, intentemos levantar esta mole al menos… SI voy a estar jodida de todos modos, al menos estarlo luciendo con algo más de dignidad que como un felpudo de piel en el suelo.>> pensó girando sea nuevo cabeza para observar su cuerpo, al momento que un repentino corriente de aire pareció entrar a la habitación con una fuerza brutal que hizo que tuviera que cerrar los ojos y agachar la cabeza rozando el hocico con el suelo, sintiendo como el golpe de viento lanzaba hacia a tras lo largas crines que caían por su cara y por parte de su cuello.

<< ¿¡Y AHORA QUE COJONES FUE ESO!? ¿Por qué ha entrado de pronto un vendaval y un tormenta de arena aquí dentro!? >> Rua parpadeo confundida entreabriendo los ojos, viendo a Toni entrar con expresión incrédula cubriéndose la boca, seguido d euna especie de nuvbe de arena y tras ella viniendo Miala, un comitiva surrealista cuanto poco. De Pefka aún no sabía nada. Ninguno de los dos parecía haber sufrido cambio alguno aun asi. Es más, los dos aún eran humanos.

Rua soltó una especie de pedorreta con la boca en dirección de ambos, mas parecido a un bufido, como una forma de expresar de cuanto sentía Rua que la vida, o la Luna, era una mierda injusta.

Para cuando los dolores fueron mitigándose y el nombrado pudo respirar sin quejarse, el patio estaba vacío. Escuchaba las voces de los demás en el interior, pero se había abstraído tanto que no sabía qué ocurría ni a qué se debían esos ruidos. Quería entrar con los demás, pero había algo que le inquietaba. Sobre su cabeza, tumbado en el patio, con el ojo abierto, habíaa estado escudriñando el cielo desde que todo empezó, pero no había resuelto ninguna de sus dudas. Solo veía la noche teñida de rojo, mas ni rastro de las lunas de su mundo. Ni rastro de Kepryna o Levyna. ¿Cuándo llegarían? ¿Dónde estaban? ¿Debía suceder algo más o hacer algo él mismo? ¿O a lo mejor estaban esperándole en otro sitio? ¿Quizás no se las veía desde el patio aquel?

No era capaz de asomarse a la azotea, así que quizás debería salir. Le costó levantarse y mantener el equilibrio con la membrana que unía sus dedos, tanto arriba como abajo, y también por la nueva consistencia de su piel. Volvió a coger toda la ropa que había llevado antes, y como estaba empapada y sucia, la frotó con las manos para quitar lo que pudiera de aquella extraña tormenta de arena. Se la puso cuando la vio más presentable y después entró al torreón. Iba decidido a cruzar la planta para salir a la calle, pero lo que vio allí le hizo detenerse, soltar un quejido por tensar tejidos nuevos, y mirar con asombro y sorpresa a su alrededor. Tuvo que parpadear varias veces antes de abrir la boca porque no se creía la escena que tenía ante sí.
—ToniyMailasiguenbien... ¿¡peroquéhapasadoconelresto!? ¿Eeeeseerestú... Nery's? ¿¡Y porquéhayuncaballoconuncuernoahíenmedio!? ¿Noseríamásprácticotenerdoscuernos? ¿YquélepasaaSarah?

Había hablado, exclamado o incluso levantado la voz más de lo pretendido, pero lo peor era que lo había hecho extremadamente rápido, tanto que la costumbre le decía que ahora debía respirar... Sin embargo, no notaba falta de aire alguno, en lo más mínimo. ¿Habría cambiado su capacidad de hablar también?

—Tan solo está asustada, —replicó a Kiki— no es como si fuera a parar algo por tranquilizarla. Y a estas alturas también creo que sacarles es inútil.

Hablaba tranquilo mirando a la finlandesa, sonriente y con una calma arrolladora en medio de aquella tormenta caótica de sucesos y volviendo a fijar su vista en la francesa intentó animarla.

—Son solo los "dones" de la Luna, no hay nada de lo que tener miedo.

Entonces Toni produjo aquel vendabal. Fue extraño, iba a una buena velocidad y aunque el ángel lo notaba así también era como si fuera a cámara lenta para él. Se sentía capaz de esquivar balas con aquel nuevo cuerpo. Rodeó a Fleur con el mismo brazo que con el que tendía la mano y metiendo su hombro hizo que una de sus enormes alas los cubriera debajo de la mesa. El pobre mueble por la corriente rechazada por el ala se dispuso a salir volando pero en medio del aire el frivy la agarró con una sola mano sosteniéndola contracorriente.

Lo que vio entonces lo dejó un tanto confuso, la humana empezó a desaparecer en sus brazos y una preciosa ave tomó su lugar como si alguien las hubiese intercambiado en un teletransporte. La tomó con su brazo levantándose mientras la arena caía de su ala y posaba aquella mesa que apenas notaba en su mano con cuidado.

—Vaya, menudo truco —rio.

—No te preocupes, seguro que podemos revertirlo, parece más mágico que lo que nos ha pasado a Kiki y a mí. —No estaba seguro del todo de si le entendería... ni siquiera de que fuera Fleur y su poder no fuera en verdad teleportarse con aves para escaparse del peligro. Pero esperaba calmarla de ser lo primero.

—Toni... tranquiliiizate. Mira hacia el patio y respira con calma, trata de controlarlo.

—Ey Pef. Me gustan tus nuevos colores. Vibrantes~ Tan solo esta como en un coma o así, pero está cambiando así que despertará.

Miró entonces a la criatura majestuosa aunque no tanto en aquella posición tirada en el suelo y por los colores y lo que acababa de pasar con Fleur sumó dos más dos.

—Supongo que eres tú Rua —le dijo mirándola a los ojos— vamos a intentar ponerte de pie...

Llevó al ave-Fleur al suelo viendo como Maila venía. —Cuidala surfera. E intenta... em... ¿calmar esa arena? Parece que te sigue.

—Ruaaa, vamos a tener que tocar tu piel desnuda para levantarte. Haz algún sonido con la boca una vez si me entiendes y estás de acuerdo y dos si no lo estás.

—Pef, pequeña psicópata jugando a las pinturas rupestres. Ayudadme porfa. Y no me pongas excusas, ponte una manta en las manos.

—Por cierto, ¿dónde está Qwara? ¿Se ha ido también?

Se imaginaba que Ulmara había salido y que los macieleros también así que era la única que le faltaba en la ecuación.

Tras la sorpresa del vendaval que provocó con su suspiro, y todavía con las manos en la boca, tras el llegó una tormenta de arena. La situación era increíble. Rua ahora era un caballo, Nerys tenía Alas y Kiki tenia un color muy extraño. Toni no vio a Sarah.
–¿Pero que controle el qué? ¿Mi suspiro? – Dejó de respirar en ese instante cuando escucho a Nerys.
Todos estaban cambiando, ¿qué le tocó a él? ¿el poder del viento?

Tener una especie de ventisca de arena en pleno salón a esas alturas son podía serle ya más extraño de lo que la situación era de por sí. Pero la cosa solo parecia volverse aun irrisoria, cuando vio, como en los brazos de Nerys’, Fleur, dejaba de ser Fleur…para convertirse en un saquito de plumas, que pronto adivino, se trataba de un cisne. <<Amiga…¡bienvenida a animalandia!>> movió su cabeza con un suerte de emoción, al menos ya nos e sentía sola en esa mierda de angustia donde no podía comunicarse más que bufido, relinchos y sacudiendo la cabeza. Solo esperaba que Nery’s, tuviera razón, porque ya aquello se escapa de nivel e absurdo. ¿Que esperaba la luna convirtiéndolas en unicornio y en cisne? Ni magia podía hacer de esa forma, porque ni dedos o manos tenían. Y ya ni hablar de precisamente eso…hablar.

Rua soltó un bufido equino lleno de frustración, moviendo sus cabezas para apartarse las crines de los ojos que ahora sin ventolera había vuelto a su lugar original, como un manto que cubría su cuello y parte de sus ojos. Que además eso de tener ahora un campo visual tan amplio le era un poco confuso, porque técnicamente podía ver a todos sus compañeros al mismo tiempo, aunque estuvieran claramente separados. Incluso podía ver el cuerno sobresaliendo de su frente, más o menos, y que era de un intenso color negro en contraste a tu su cuerpo que era de un blanco casi perlado, totalmente impoluto.

Era un belleza, por supuesto tenía que serlo aun de forma equina, pero un belleza tirada en el piso, que no sabía si podría recuperar su cuerpo a corto plazo. Porque esperaba poder hacerlo o iba a ensartar a alguien. Rua volvió a moverse sobre el suelo, buscando acomodar su casi tonelada de peso sobre el suelo para tener un poco más de intento de maniobra, cuando escucho a Nerys dirigiéndose a ella de nuevo.

<<¿Levantarme? ¿Cómo?  ¿Y luego qué? No se sostenerme con estas patas… ¿Cómo mierda se anda?>> sabía que a pesar de verse toda frágiles podrían soportar su peso sin problema alguno, había montado a caballo cuando estaba en la Tierra asique sabia no era un problema para esos animales, pero ella se sentía malditamente torpe siendo que ahora era su cuerpo. Además, el frivy había dicho un punto, que con todo lo ocurrido ni siquiera se había plantado. ¡Estaba desnuda! <<No, no, no…tu no estas desnuda, este cuerpo equino este desnudo…diferencias, …los caballos siempre están desnudo habitualmente. No debería incomodarte…piensa que es…ehm ¡como un disfraz! Uno súper real y sensitivo, pero disfraz>> aun así la idea de ser tocada, no le atraía especialmente. Incluso aunque intentara convencerse de que ese cuerpo era suyo, pero no era suyo al mismo tiempo y por tanto la desnudez no importaba. No era especialmente timida ni nada con la desnudez de su cuerpo, pero igual la situacion se prestaba a tener un cierto pudor.

Era sobretodo estraño entirse tan aireada sin ropa alguna, especialmente en sus partes bajas. Porque esa era otra…tenia literalmente el coño al aire (el equino, el equino…se recordo), que era realmente lo que más le incomodaba. Por suerte su larga y espesa cola equina tapaba todo bien tapadito, cosa a lo que daba gracias por que al menos era como un taparrabos natural unido al cuerpo.

Las palabras repentinas de Kiki sin embargo la desconcentraron antes de que pudiera responder con un movimiento de cabeza a Nerys, escuchándose inicialmente coherente, pero sonando cada vez más loca oídos de Rua. Que de tener en esos momentos rasgos humanos y músculos faciales que pudiere mover como quisiera al estaría mirando con el ceño fruncido en incredulidad. ¡Kiki sonaba como una desquiciada! <<¿Esos cuernos te ha saltado los tornillos que tenías o algo? >> sabía no podría ser entendida de todas formas, así que era respuestas que no obtendría, aunque se las formulase a sí misma. Y de todas formas dudaba que Kiki pudiera responderle aun siendo capaz de decirlas en voz alta, parecía que su cerebro había dejado en “cargando” la capacidad de sonar coherente y cuerda.

Rua soltó un bajo relincho de frustración y exasperación volviendo su cabeza de nuevo hacia Nerys, al intento mirar con ojos entrecerrados , antes de sacudir la cabeza de lado a lado y plantar sus cascos delanteros firmemente sobre el suelo mientras intentaba erguir la parte delantera de su cuerpo. Un mensaje claramente implícito de “Yo puedo sola”.

Fuera aparte de que le incomodaba ser tocada en esos momentos, igual dudaba que nadie ahí pudiera levantar casi una tonelada de unicornio del suelo, así que no le quedaba de otra que intentarlo por su cuenta.

<<Vamos allá, no pensemos en la desnudez, solo es un disfraz muy realista, centrémonos ahora en levantarnos con algo de dignidad…esto tiene que ser como cuando se gatea, más o menos.>> pensó Rua decidida a intentarlo, mientras hacia los primeros intentos para levantar su cuerpo del suelo, impulsado con sus patas delanteras mientras intentaba maniobra con su parte inferior y acomodar las patas traseras que sentía totalmente ortopédicas. Era evidente que iba a llevarle tiempo a acostumbrarse.

Mucha información de golpe. O, peor, desinformación pura y dura. ¿Qué había provocado Toni? ¿Cómo que la arena seguía a Maila? ¿Y cómo podía ser Rua ese equino monocornudo? ¿Y Fleur era un ave? ¿Por qué no al revés, o por qué no podía ser Ulmara el ave? ¿Y dónde estaban los de Maciel?

Kiki daba miedo con su nuevo aspecto y esas cosas tan raras que decía, y Nery's estaba tan... ¿Normal? ¿Pese a que le habían nacido un par de cuernos y otro de alas? Si a el nombrado le había dolido el crecimiento de las membranas... ¿Cómo estaba él tan tranquilo con la cantidad de dolor que debía haber soportado? ¿Y de verdad de todo lo que estaba pasando le parecía tan guay que su piel, la de Pefka, había cambiado de color? ¿Y cómo sabía tanto sobre sus transformaciones?

Sacudió la cabeza e intentó centrarse. Estaba deseando salir a la calle y ver el cielo en todo su esplendor, pero no podía. Sus compañeros, o casi todos, estaban tan perdidos como él, así que sus respuestas debían esperar.

Miró de nuevo al grupo entre frase y frase del frivy y entonces cayó la gota que colmó el nuevo vaso de la paciencia del nombrado. Le cambió la cara y no pudo contenerse, ni quiso. No se mordió la lengua ni literal ni figuradamente.
—¡PORTODASLASLUNAS! ¡Yavale conlasórdenes, señortranquiloquetodolosabe! —le espetó, frustrado. Por lo visto ni las Lunas eran capaces de darle a Nery's nociones de cómo comportarse en situaciones así. Debería haberle quedado claro desde el encontronazo con Lasca lo mal que sentaban sus órdenes cuando necesitaban ayuda, y más cuando decía cosas sin sentido. Qué suerte que ahora el Hijo de Lunas podía respirar hondo a una velocidad pasmosa, y centrarse en lo importante.

No le costó decidir qué hacer a continuación. De hecho, lo pensó con mucha velocidad sin apenas ser consciente. Su cabeza iba a toda velocidad como si estuviera escribiendo, leyendo, revisando traducciones... Solo que más aún.

El equino estaba intentando levantarse, eso era obvio, pero si realmente era su compañera... Una de ellas, Quienfuera... Pefka creía que no era oportuno tocarle, y no solo por el terrible dolor que debía estar experimentando o que habría sufrido instantes atrás. Ese cuerpo era desconocido para ella ahora, por completo. No debían insistir ni presionarle, todo lo contrario.

Por eso se acercó al animal, a la cabeza, de frente, con las manos en alto como para indicar que no le tocaría. Quería ayudarle, pero sin hacer nada. Aunque tuviera un gran tamaño, tenía que aprender como si fuera una cría, y no le gustaba ayudar a las crías del ganado que aprendían a caminar y en ese momento se acordaba mucho de su vida con el rebaño. «Estoy pensando muy rápido, ¿qué más me pasa?» El Hijo de Lunas consideró que ella podía conseguirlo sola, igual que cualquier camada de sus bestias aprendían a levantarse apenas minutos después de nacer. Por eso también le gustó cuando la criatura "Quienfuera" claramente negó con la cabeza a lo que dijo el frivy.

Pefka le miró a los ojos a una distancia prudencial. Intentó hablar lo más pausadamente posible, y se obligó a detenerse. Parecía que su ser le pedía decirlo todo de golpe pero sería contraproducente. Sus pausas serían exageradas, sí, pero no le quedaba otra.
—Tranquila. No tienes prisa. Tómatelo. Con calma. Respira. Céntrate en. Tu cuerpo. Busca tu equilibrio. Tranquila. Tú puedes. Ysitedistraetunueva... Perdón. Si no. Ves bien. Puedes cerrar. Los ojos. Te dejaremos. Espacio. Confía en ti.

Acabó frustrado e impaciente por tener que hablar así, pero no había acabado. Miró al resto con el ceño fruncido, pero en especial al frivy. No solo por lo de antes sino porque le inspiraba una sensación nueva y extraña que no le gustaba nada, mucho menos con esa actitud prepotente cuando sus compañeros necesitaban calma y cuidados.

»El "experto". En criaturas. Hasta esta. Misma tarde. Era yo. Así que. Dejadle espacio. Por favor.

Y luego se alejó de ella dando unos pasos hacia atrás pero sin dejar de mirar a los demás. También movería los muebles que hiciera falta si veía que necesitaba más espacio. A ella sí podía ayudarle, al menos, aunque fuera manteniendo a raya los sinsentidos. A los demás... No entendía qué les pasaba y no sabía qué era un "coma", pero al menos Sarah también estaba cambiando superficialmente aunque estuviera inconsciente. Y también quería encargarse del ave, pero la prioridad ahora le parecía que Quienfuera consiguiera levantarse y tranquilizarse.

—¿Supongo? —le dijo a Toni volteando su cabeza hacia él. —Si lo causa tu respiración, ¿pues trata de calmarla?

Ante la queja de Pefka en medio de todo aquel caos procedió a ignorarle rodando los ojos mientras escuchaba a la finlandesa.

—Eso suena a muerte segura en mi caso, si. Y no sé, parecía bastante permanente con todo lo que nos hemos topado. Además, tienes más fuerza y con una man... yyy se escabulle. —Terminó hablando para sí mismo mientras ella se iba caminando de puntillas y... empezando a cantar un poema que a sus ojos parecía tentarle a seguirla... ¿de forma sexual? El ángel se halló confuso. Siempre había esperado pacientemente con ese tema e incluso le había rechazado en la azotea hacía un minuto, que se pusiera a cantar algo así le daba un mensaje doble completamente opuesto. Además estaba como un poco... ida. Un poco bastante.

«Será otra canción sin más... supongo.»

Quería pensar aquello pero empezaba a preocuparse un poco.

Escuchó el relincho y voy la negativa juntada a la tozudez. Esbozó una sonrisa ya que se le acababan de despejar todas las dudas con ello.

—Me alegra ver que eres tú de verdad Rua. —Reconocería aquella cabezonería, similar a la suya propia, en cualquier parte.

Como hablaba Pefka le estaba poniendo de los nervios y ahora que la situación parecía haberse calmado un poco la tentación de simplemente irse aumentó. Los macieleros, Ulmara y Qwara, la cual no le respondieron donde estaba, seguían desaparecidos, la mayoría ahí fuera. Además tenía curiosidad de ver si ciertas personas le esperaban aquella noche...

—Ya que todo está más calmado ahora saldré a buscar al resto. —Anunció. Tomó aire con sus nuevos pulmones, diafragma y garganta. —¡Kiki, me voy a buscar a la gente afuera, ¿quieres venir?! —exclamó. El sonido de su voz tronó contra la piedra y la humana le escucharía alto y claro incluso en el patio.

La afirmativa cantarina hizo que le cosquillease de felicidad el corazón, y verla ahí saliendo como si intentara no ser vista hizo que se riese tontamente. La siguió con la mirada hasta verla salir y revisó una vez más como estaba todo el mundo hasta que le empezó a llamar.

—Nos vemos luego. Trataremos de hallar una solución a lo de... cambiar de cuerpo como cuánticamente o mágicamente o... como queráis llamarlo. —Alzó su mano para despedirse de todos al son que caminó ya hasta el puente.

Al ser impactado con el aire del exterior, la tormenta, la lluvia y sobre todo ver a la demonio helada saltando en los charcos disfrutando como una niña una sonrisa se cinceló en su rostro. Sentía que quedarse bajo un techo aquella noche era algo erróneo... la Luna y los cielos le llamaban llenando de energía su cuerpo.

—Eso tiene su gracia... —le dijo al llegar a su altura, embelesado por la Jack frost. Aún tenía curiosidad por sus palabras de antes y su... pequeña locura ahora pero la veía divertirse tanto que sus preocupaciones se esfumaban. — en frivo para los religiosos yo y los míos somos los demonios. —Rio. —Somos la ley... el orden antinatural... la corrupción... la fuente de todas las mentiras. —Fue pegándose a ella con cada pausa hasta envolverla ligeramente con sus brazos. La miraba con intensidad. Con aquellas novas fulgurantes que estallaban en sus pupilas y parecía alimentar la luz de sus cuernos. Entró al trapo porque en parte le hacía gracia en parte le encantaba verla tan suelta.

—Ya que estás tan mitológica, ¿porque no empezamos por los templos?



Sigue en el Barrio de los mil dioses.

Aún sin respirar Toni elevó la voz —¿De verdad crees que si pudiese intentar controlar mi respiración no lo haría?
Ignoró todo lo demás, no le gustaba nada de aquella conversación, le parecía muy absurda, todos estaban intentando luchar con aquello, con la sensación de descontrol, la euforia, como para hacerle caso a alguien que siempre tenía la estúpida idea de que lo sabía todo. Ya habían tenido problemas antes por aquello. Toni decidió desde el principio de su convivencia que aquello no le iba a desestabilizar, no iba a empezar ahora.

Se centró en Rúa.

— ¿Entiendes lo que decimos? Mueve la cabeza equina si me entiendes.— necesitaba que lo entendiese, Rúa era una de las personas con las que más hablaba, no podía perderla ahora.
Toni se sentó delante de las patas delanteras de Rúa, cuando todavía estaba con las traseras sentadas.
—Vamos, tú puedes con esto, ¡arriba!

Para Rua era especialmente difícil no ver buena parte de lo que, ocurrida a su alrededor, quería poder evitarlo, pero su visión periférica se había ampliado de una, manera mucho más amplia que antes. El término de “mirar por el rabillo del ojo” adquiría unas proporciones bastantes más amplias para ella en aquel cuerpo equino, así que no podía evitar distraer por los movimientos de los demás, por más que intentara centrar toda su atención en lo que hacía con su propio cuerpo.

No ayudaba escuchar cómo se empezaba a despertar una suerte de tensión en el aire, las palabras sin sentido e Kiki, Nerys con esa inquietante seguridad mandona de siempre. <<¿Quién más iba a ser sino? >> se respondió a si misma al comentario de Nerys sobre que se alegraba que fuese ella. La arena que parecía seguir a Maila que a saber cómo estaba amenazando con hacerla estornudar y por más que intentara sacudírsela no podía. Le era enormemente frustrante a situación. Hasta que vio no sin cierto desconcierto, como la figura, mucho más azul de lo que le recordaba de Pefka se acercó a hablarle como sin intentar hablarle en morse, pausando cuidadosamente como si le costara hablar despacio. Pudo ver una lengua plateada en ocasiones, al igual que su único ojo que se había vuelto también amarillo, sus manos también lucían como palmeada, como si hubiera una membrana entre los dedos. ¿En qué clase de ser lo había transformado la luna?

Pero aun así sus palabras le dieron un poco de calma, no quería que le ayudaran tocándola, era una cuestión mezcla de terquedad y de sentimiento de desnudez del que quería desembarazarse. Vio a Pefka moverse a cierta distancia suya haciéndole un poco de espacio en la sala y estaba intentando tomarse su tiempo y ver como mover sus patas traseras sobretodo que sentía casi como desconectadas del cuerpo, cuando escucho de nuevo la voz de Nerys y la loca, para Rua al menos en esos momentos, de Kiki.

¿¡Que iban a salir con el percal que tenía en el salón!? Los macieleros habían salido corriendo, también Qwara y Ulmara, ¿pero cómo carajos pretendían encontrarlo en medio de la tormenta cuando hacía ya un tiempo se habían ido? ¿Por un radar mágico de búsqueda? Ninguno tenía magia. Y como no fuera que sus estúpidos cuernos sirvieran de antena parabólica, menos probable lo veía.

Rua no pudo evitar sentirse resentida, de la alegría desquiciada de Kiki importándole un pito todo, dela forma toda segura e imponente de Nerys, diciendo de marcharse como si la ciudad hubiera dejado de ser mágicamente peligrosa de pronto. Rua se sentía poderosa, sí, pero también se sentía expuesta, la idea de salir bajo aquella lluvia con su actual cuerpo, no le hacía sentirse segura por más que se sintiera revitalizada. Era una mezcla de sensación de querer, de sentir que podía, que la ciudad era suya y toda la magia que había en ella también, y al mismo tiempo dudar de ello, tal vez por lo extraño que se le hacia su nuevo cuerpo.

<< Ojalá os muerda en el culo a los dos una bicha venenosa, por andar de confiados >> pensó Rua, por que ver a esos dos idiotas comportase como si nada pasara, totalmente inmersos en sí mismos, especialmente Kiki y su locura, y hubieran sido toda la vida esas criaturas, le fastidiaba. Rua soltó un bufido y meció su cabeza apartando la arena que no ayudaba su buen humor tampoco, terminando por estornudar. Sus ojos equinos se entrecerraron un poco. Mientras intentaba serenarse y centrarse en lo que debía. Cerro los ojos buscando no distraerse mas con su visión y centrarse en su cuerpo, cuando escucho la voz de Toni.

No abrió sus ojos que suponía debía seguir siendo rojos y solo asintió con su cabeza a la pregunta de Toni no pudiendo responder de otra forma. Agradeció sus ánimos en el fondo, porque bastante agobiada estaba ya con la idea de ser un unicornio y no saber si podría ser humana de nuevo.

<<Venga, tu puedes, no puede ser tan jodidamente difícil. Sigue lo que dijo Pefka, respirar y ve reconociendo tu nuevo cuerpo…>> pensó su mayor problema siendo las patas traseras, Intento re acomodarse de nuevo, impulsándose de nuevo con las patas delanteras que a pesar de todo eran más fuertes de lo que aparentaba para soportar su casi tonelada de peso. En los primeros intentos sus patas traseras dieron más coces al aire que otra cosa, hasta que descubrió como se doblaba ay por fin pudo apoyar los cascos sobre las patas y alzar el costado del suelo. Necesito algunos intentos mas para incorporarse porque se caía hacia el lado o las patas no estaban bien apoyadas.

Pero con tenacidad, terquedad y un “por mis ovarios que me levanto de aquí”, logró por fin separar su cuerpo del suelo, quedándose a cuatro patas, paralizad como una estatua. <<Soy bambi cuando nació ahora mismo>> pensó, pero sintiendo un inmensa satisfacción de haberse levantado, totalmente erguida con las patas ligeramente separadas como en un intento de mantener su cuerpo de pie y aun no teniendo muy claro como equilibrar su cuerpo para andar. Pero ya iba avanzando.

Movió la cabeza felizmente, relinchando como si soltara un gritito de satisfacción. Debía verse súper indigna, pero no importaba. ¡Ya no estaba acostada como un felpudo! Era tan satsifactorio.

Sin mover mucho el cuerpo, se observo ma si misma, notando que era realmente un equino de imponente tamaño, blanco perlado, estilizado a pesar de su tamaño, con pelaje cubriendo sus cascos. La cola aun ya de pie, casi arrastraba por el suelo, larga y totalmente blanca. Su crin también era realmente larga y lisas, bien podría hacerse trenzas con ellas. También era más alta que su altura humana por bastante y eso que no andaba en la postura que debería estar pues tenía las patas ligeramente separadas.  <<Soy preciosa...joder, aun con postura toda indigna de cervatillo.>> pensó con satisfacción dirigiéndole una mirada de orgullo equino a Toni y Pefka.

Levantarse del suelo: logro desbloqueado.

El siguiente logro a desbloquear era ser capaz de andar sin descalabrarse contra el suelo de nuevo. Poco a poco, quedaba mucha noche por delante.

Centrado como estaba en el caballo que tenían en el salón, Pefka no dirigió ni una sola palabra a los otros dos. Sí que le fastidiaba su actitud, pero decidió no interponerse porque prefería que hubiera menos gente allí para no agobiar al resto con sus transformaciones... Y porque la arena que flotaba y danzaba en el aire se amontonó delante de su cara durante unos instantes. Le parecía tan molesto como ridículo, y reaccionó igual para alejarla con soplidos y aspavientos mientras se reía un poco. ¿De dónde y por qué venía esa arena?

Los demás... Que salieran cuanto quisieran y buscasen a quien quisieran, pero ojalá volvieran los demás al torreón antes que la extraña pareja. ¿Acaso la Luna les había afectado al raciocinio también? Kiki estaba rarísima y el frivy... en fin. Ya volverían, o no. ¡A saber, porque de pronto la ciudad no les daba miedo pero seguía siendo la misma terrible Rocavarancolia de siempre! ¿Y la gente del grupo de Maciel? ¿Por qué diantre había salido tanta gente justo en aquella noche, si sabían lo peligroso que sería? Pefka también estaba deseando salir y buscar a las lunas, pero no quería dejar a sus compañeros así como así.

Toni también se sumó a animar a Quienfuera y la criatura confirmó que les entendía. El nombrado observó cómo luchaba contra su nuevo cuerpo, cómo buscaba el equilibrio y al final pudo incorporarse sobre las cuatro patas. No era una posición sólida pero era exactamente la de cualquier cría que lograba levantarse por primera vez. El hijo de lunas llegó a dar un brinco por la emoción, pero se dio cuenta de que se había impulsado más de lo que había pretendido y volvió al suelo con una mueca de desconcierto. «¿Qué acaba de pasar?» Aun así, se recompuso para felicitar a su compañera. También soltó un quejido por las nuevas membranas de sus pies, dedos palmeados que acababa de golpear contra el suelo del torreón. Auch.
—¡Lohasconseguido! ¿Ydeverdad eresRua? Tendremosque investigar. Tu transformación, notepreocupes. Todo irá. Bien —exclamó, preguntó y aseguró sin medir la velocidad.

Después miró al resto. Sarah seguía inconsciente y el ave se había acercado a Maila. Hacía aspavientos con las alas, pero le dio la impresión de estar confundida (y no era para menos). Pefka no tenía tan claro todavía que esa criatura no pudiera ser Ulmara en lugar de Fleur, pero tampoco se imaginaba a Fleur corriendo sola por la ciudad mientras que la cercana había insistido en largarse por su cuenta bastante a menudo. Quería acercarse y preguntarle si les entendía, igual que habían hecho con quien creían que podía ser Rua o cualquier otra, ¿Qwara quizás? Pero también se fijó en el español, a quien tenía delante. ¿A qué diantre se referían Toni y Nery's sobre "controlar" algo?
—Oye, Toni, ¿sabes dequéhablaba Nery'santes sobreti? —preguntó al chico.