Torreón Sendar

Recuerdo del primer mensaje :

Magia:

La divisaron a lo lejos. Una enorme cueva vertical se alzaba desde la tierra, colosal, majestuosa e imponente sobre la calle, y con una vista espléndida sobre esta. Aceleró el paso por curiosidad y esperanza, porque que algo estuviera en mejor estado que las calles que habían atravesado... ya era mucho. Además, no quería seguir hablando de los Hijos de Bakaiar allí, fuera, al descubierto, como si pensar en ellos o mencionarles pudiera atraer al de antes.

Cuando llegaron, sonrió al reconocer un foso, porque le era familiar del hogar, y se maravilló aún más al ver la enorme superficie de madera que lo atravesaba y que conectaba con el edificio.
—No sé si esto es lo que buscábamos, pero tiene buena pinta.

No esperó a los demás. Se había fijado en unos inventos nuevos que sujetaban la madera del foso y que se introducían en la cueva, y quería investigar tanto eso, como el interior como todo lo que pudiera. Se adelantó al grupo y caminó por la lámina de madera con toda la curiosidad del mundo, hasta llegar a la lámina vertical. La reconoció, parecida a las de esa cueva donde despertaron, así que empujó con el hombro hasta que se movió. Y... una vez dentro, se quedó parado en la puerta. ¡Era enorme! ¡Y había un sinfín de cosas sin determinar!  
—¡Esto es alucinante! —exclamó mientras liberaba el camino para entrar.

Le temblaba la pierna derecha, pero de anticipación por querer explorarlo y entenderlo todo. Su mirada saltaba de un artefacto a otro, de una pared a otra, de un punto a otro. Y aún tenía que investigar los hierros que entraban y salían de la cueva y se anclaban a la lámina de madera del exterior. Necesitaba nombres para aquellas cosas nuevas. Ahora sería él quien preguntara a los demás.

Toni esperaba que Rua dijese algo. Cuando asintió con la cabeza se desilusión.

– Si quieres leer algo yo te lo puedo leer o sujetar el libro para que leas.–dijo pensando en como leería con los ojos tan separados.

Le hizo tanta gracia ver cómo intentaba ponerse la manta por encima que no hizo nada para ayudarla. Aguantó la carcajada y se limitó a sonreír.
Cuando llegó Pefka y salió por la puerta del torreón Toni le dijo – Rua viene con nosotros, no sé cómo va a desenvolverse, pero creo que le va a venir bien pa acostumbrarse al nuevo cuerpo.
A Toni le daba pena la idea de no volver a hablar con su amiga.
Salieron del torreón, no pensó en cerrar las puertas, ni siquiera se molestó en mirar atrás y comprobar que estás estaban cerradas. Había gente que no querían ir a la biblioteca, ellos se encargarán.

Maila corrió hacia el torreón por detrás de Toni. No quería dejar en aquellos momentos a Pefka allí fuera pero la preocupación por la francesa pesó más. No entendía del todo lo que estaba ocurriéndole pero empezaba a ver las conexiones. Había pensado en Fleur, sentido miedo por ella... Y en menos de un segundo aquella tormenta de arena se había ido volando hacia el interior del torreón. Aquello tenía que ser producto de ella misma. No tardó nada en entrar y se quedó paralizada por varios detalles. Que la arena pudiera hacer daño a alguien quedó relegado a un segundo plano, un fuerte vendaval que solo podía venir de Toni dispersó aquella tormenta de arena hacia el fondo de la pared. Pero eso daba igual, la chica estaba viendo a un caballo con cuerno. A un unicornio. Y Nery´s tenía alas y ni siquiera sabía qué pensar de Kiki. Nada tenía sentido.

Fleur había estado oculta del vendaval entre las majestuosas alas del frivy y aunque Maila se alegró de verla aquella no era noche de celebraciones. Donde antes estaba la francesa ahora se vislumbraba un precioso cisne como si de repente su amiga hubiera desaparecido. La hawaiana se llevó las manos a la boca y unos sudores empezaron a recorrerle el cuerpo. La arena no tardó en hacer acto de presencia y empezó a volar por todo el techo de la habitación de manera violenta. <<Dónde está Rúa, Ulmara y Qwara? ¿Qué hace ese unicornio en el suelo de nuestro torreón?>> Pensó de manera fugaz.

Las aclaraciones de Nery´s fueron de bastante utilidad. El unicornio era Rua, al igual que el cisne era Fleur. ¿Eso significaba que Toni se convertiría en viento o ella en arena? Ni siquiera cuando el frivy le dio aquel cisne en las manos fue capaz de salir del shock, de hecho la dejó caer enseguida al suelo y el animal empezó a andar de manera nerviosa. <<Esto no puede estar pasando, no es real... Es como aquel sueño que tuve, si.>> Se dijo en un vano intento de escapar de la realidad. Por otro lado no fue consciente de Sarah hasta que su amigo mencionó la palabra "coma". <<¿QUÉ?>> Su cerebro se puso en alerta máxima mientras giraba la cabeza hacia su compañera tendida en el suelo. Empezaba a enrabietarse de la calma de su compañero alado. Tenían que hacer algo pero... ¿el qué?

Nery´s y Kiki se fueron a buscar a los demás y mientras Toni y un cambiado Pefka animaban a Rua a levantarse ella se acercó al cisne finalmente. No sabía que hacer así que algo temerosa al principio pero mas decidida después la abrazó para intentar relajarla. Maila miró hacia arriba donde la arena seguía dando vueltas y vueltas a una velocidad endiablada y bajando de vez en cuando para girar un par de veces alrededor de ella o de alguno de sus compañeros. Más tarde Toni, Pefka y Rua se fueron a investigar sobre sus cambios a la biblioteca y antes de que se diera cuenta se quedaron solas, exceptuando la perturbadora presencia de Sarah. Era buena idea la de sus compañeros, pero aún no estaba lista para salir. Por fin sacó fuerzas para hablar.

-Fleur...¿ De verdad eres tú?- Preguntó con el inicio del llanto en los ojos, pero no por ello dejaba de sentirse en cierto modo hasta pletórica.- Porque necesito que seas tú, se han ido todos y... Me siento tan sola...- Comentó deseando que en cualquier momento el tacto cambiara y estuviera tocando a su amiga. Porque... ¿ Cuál era la alternativa? ¿Que sería un simple cisne para siempre? No podía creerlo. La tormenta de arena bajó precipitadamente hacia ella y volvió a su alrededor como minutos antes. La diferencia fue que ya le daba absolutamente igual lo que hiciera aquella maldita cosa. Solo quería a Fleur de vuelta, y como si haciéndolo fuera a hacerse realidad la hawaiana cerró los ojos y abrazó al cisne con más ahínco.

<<Por favor, vuelve... Vuelve conmigo...>>

Las lágrimas de Fleur brotaban sin parar y sus ruegos y gritos eran omitidos por la incesante lluvia y caos que se formaba a su alrededor. En algún punto, la joven francesa calló, y su mirada se perdió en las escaleras, sorprendida y con las palabras atascadas en la garganta. Le había pedido una señal a Dios, y la respuesta había llegado en forma de frivy. Nery´s, su amigo y compañero desde hacía varios meses descendía con lentitud y un par de grandes y majestuosas alas en la espalda. Cuando reaccionó se golpeó  con la superficie de la mesa, pero no le importaba el dolor, porque estaba contemplando a un ángel. Uno repleto de un líquido parecido al alquitrán. Las manos le temblaban, incrédula. ¿Acaso no encajaban muchas cosas ahora?. El chico siempre la había mirado de una manera peculiar, y ahora ella le devolvía el gesto. Lloró de la emoción, lloraba por muchas cosas. ¿Estaba allí para protegerla? ¿Y por qué sentía tanto miedo?.

Sin embargo la situación cambió drásticamente, los macieleros cruzaron el torreón corriendo con prisas, y Sarah estaba muerta, o al menos, carecía de pulso. Rúa seguía siendo un unicornio y cuando más se estaba preguntado cuál era su naturaleza más pronto lo comprendió. En especial porque de un momento a otro su cuerpo desapareció, tal y como lo había hecho Rúa. No percibió una transformación lenta, ni dolorosa. En un segundo sus brazos ya no estaban allí, ni tampoco sus piernas. La mesa le quedaba a más distancia, en realidad lo veía todo más grande en comparación a ella, como si hubiera encogido. Cuando intentó moverse agitó dos pares de alas blancas, pero ella no era un ángel del cielo. Quiso chillar, pero graznó. Y aquello le sonaba demasiado, porque ya lo había soñado una vez.

Las piezas del puzzle encajaron, siempre había sabido que estaban ahí pero ahora se abrían los goznes de su candado. Era irónico, los Camus la habían hecho sentir como un patito feo toda su vida, pero siempre había sido un cisne. Su boca era un pico, su cuello estaba alargado y sus pies eran patas grisáceas y palmeadas. Le habría gustado comprenderlo mejor, pero no tardó en ser atacada por viento y arena. Por suerte su ángel de la guarda la cobijó entre sus alas y Fleur podría haberse quedado bajo su protección por horas. No quería salir, tenía miedo, de lo que eran capaces de hacer sus amigos pero también de él. Al final, todo se calmó, exceptuando las frases satánicas y paganas de Kiki el resto parecían bastante calmados. Más tarde y temprano todos salieron. Pefka (de quién pudo apreciar cambios más severos) y Toni a buscar ayuda para revertir su forma y la de su amiga.

Se quedaron solas, con el cadáver de Sarah a un lado y la presencia de Maila como única compañía. Estaba aterrada, no quería ser un cisne para siempre. Necesitaba seguir su vida como hasta ahora, sentía que estaba evolucionando como persona y ahora la Luna Roja hacía oídos sordos a su supervivencia. En su sueño se trataba de una maldición que solo el amor podía salvar. Y allí estaba de nuevo la hawaiana, como una prueba en su camino, a ver si esta vez se decidía a ser quien era de verdad, y no lo que siempre le habían impuesto. Ese día iba a disculparse por fin, aceptarla y quizás aceptarse, pero no podía. No podía decirle tampoco lo hermosa que estaba, con ese pelo mojado por la lluvia y esa molesta tormenta de arena agitándose a su alrededor. Parecía una Diosa. Una al lado de un animal.

Ni siquiera su amor podía salvarla, pues una vez Maila la abrazó nada volvió a la normalidad. Cuando la escuchó decir que necesitaba que fuera Fleur y que se sentía sola se le quebró el alma. Pero ella solo pudo agitar sus alas con ímpetu para demostrar que no era un cisne corriente, si no que estaba atrapada.

El gesto más humano que pudo transmitir fue dejarse abrazar, y después apoyar su cabeza y pico en la frente de la chica, con todo el cuidado y delicadeza de la que fue capaz, y con su cuello ligeramente doblado.

>>Soy yo, por favor no me dejes. Sabes que soy yo<<.

Sigue en Calles

Cuando volvieran al torreón todo estaría bastante recogido y ordenado.

Una gran caja de cartón se encontraría en medio de la mesa del salón para cuando llegaran. En su interior había unas cuantas botellas de alcoholes varios y platos desechables con varios tipos de comida, bolsas de patatas, embutidos, canapés, empanadas, dulces varios, tortitas en incluso varios grandes cachos de tres tartas diferentes. Y encima de todo esto un par de notas.

Nota 1:

Nota 2:

Rua comprendía la necesidad de querer quedarse en la biblioteca y averiguar más, ella también lo tenía. Y entendía también el nerviosismo de Maila y Toni cuando vio aquel dibujo de lo que era una supuesta bruja de los bichos, algo horripilante cuanto poco.

Y en cualquier otra situación ella se habría quedado allá hasta obtener respuestas más claras, sobre las trans de sus amigos, sobre algo de magia que tal vez le permitiera ocultar el cuerno. Pero contra más tiempo estaba allá, mas ansiosa se sentía por volver. ¿Cuánto rato estuvo convertida en unicornio antes de volver a ser humana de nuevo? No estaba segura. Pero debía haber pasado más o menos el mismo tiempo como humana ya. O esa impresión tenia.

Por ello cuando se pusieron de acuerdo para coger los libros encontrados y marcharse, Rua lo agradeció infinitamente.

La tensión estuvo acompañándola todo el camino de vuelta y si los demás conversaron algo, ella no intervino de forma alguna en la charla. Se mantuvo agarrando firmemente libro, un hechizo termino para mantenerse caliente y lo más medianamente seca que pudiera. Instintivamente miraba hacia arriba de vez en cuando observando su visible cuerno el cual agradecía que fuese al menos negro en la oscuridad existente porque lo hacía un poquito menos evidente. O eso se quería hacer creer al menos.

El camino de vuelta fue incluso más rápido que el de ida, mientras intentaba concentrarse con todas sus fuerzas en que su cuerpo no cambiase de nuevo, incluso sino tenía idea de como controlarlo.  Incluso si las veces anteriores simplemente había pasado sin más, en el tiempo de un parpadeo. ¿Cómo demonios controlas un cambio semejante que ocurre en un parpadeo, sin dolor ni nada, sin avisos? No había forma. Así que lo único que podía hacer era sugestionar con todas sus fuerzas a su mente <<No cambies, no cambies, no cambies.>> como si eso realmente pudiera hacer algo por ella.

~·~·~·~·~

Una vez llegaron por fin al torreón, sin incidentes, Rua llamo a la puerta recordando que Maila y Fleur habían dicho que Sarah. La chica les abrió, luciendo claramente diferente con aquellas marcas en su rostro, pero por lo demás se la veía bastante viva y entera, lo cual era un alivio.

-¿Han vuelto Nerys, Kiki, o Qwara y Ulmara? ¿Y Reira y los demás? –pregunto pues incluso si Sarah no haba estado presente cuando los de Maciel salieron corriendo del torreón la ausencia de ellos de había haber sido obvia. La chica respondió que no, que no había venido ninguno.

Rua suspiro entre preocupada y cansada por la usencia de todos ellos, ni siquiera sabían en que se habían transformado o los peligros de la ciudad, joder.

-¿Dónde demonios se habrán metido?- murmuro la chica frustrada adentrándose más al torreón hasta que sus ojos captaron aquello sobre la mesa del salón, imposible de obviar. Su expresión se descoloco un poco, pues no recordaba que eso estuvo era allí cuando salieron del torreón horas atrás. ¿Que hacia eso ahi y de donde narices habia salido?

Al final acordaron volver y el hijo de lunas brincó y chapoteó en la mayoría de los charcos del camino. Tenían mucho que investigar, él y los demás, y tener mucho ojo con las metamorfosis de sus dones, pues al parecer Toni y Maila también podrían tomar la forma de otros seres. También debían reencontrarse con sus compañeros que habían salido del torreón y con Sarah que se había quedado atrás. La ruta de vuelta fue inmerso en sus pensamientos, pensando a toda velocidad en todo el provecho que podía sacarle a sus nuevos dones y todo lo que quería hacer. Quería saber todo lo que pudiera sobre la energía superior y las Lunas, también. No tenía ni idea del alcance de la magia pero quería explorarla todo lo posible, al igual que los numerosos idiomas de la ciudad o de otros mundos para empaparse de su historia, cultura, fenómenos... todo lo que pudiera. Lo primero como propósito a largo plazo y lo segundo como afición, pues su curiosidad había sido siempre voraz y ahora tenía mucho a su alcance, muchísimo.

También tenía mucho de lo que preocuparse. Se fijó en que algunos iban en silencio, como Rua, y no tardó en concluir que estaría nerviosa o temerosa de su transformación y el interés que podía suscitar en cualquier ciudadano con malas intenciones. ¿Era cierto, entonces, que ahora podían herirles sin que hubiera consecuencias? ¿Qué o quién les esperaría al torcer esa calle o les saltaría encima al atravesar aquella zona en ruinas? ¿Sabrían los ciudadanos de la ciudad qué dones les había dado la Luna Roja? ¿Corrían peligro?

Con semejante tren de pensamientos que había hecho descarriar al de sus proyectos de futuro, Pefka se descubrió acelerando el paso para llegar cuanto antes al torreón. Cuando entraron, suspiró con alivio al atravesar la puerta y pegarse a una de las paredes del interior. Sabía de sobra que el refugio no era inexpugnable, pero se había convertido en su hogar en esos meses y le hacía sentirse ligeramente más a salvo que en cualquier otro lugar.

Como Rua había señalado, allí no había nadie. Solo Sarah... y una caja en la mesa, que según la chica había traído alguien hacía rato. Se acercó con cautela e incluso llegó a golpear la caja con la punta de su espada. Esta se abrió un poco y dejó caer dos cachos de papel. Se asomó, los cogió, miró la caja y pegó un brinco como si le hubieran pinchado con algo. Leyó las notas con la mirada a toda velocidad y después lo leyó en voz alta. Cuando acabó, miró al grupo sin dejar de brincar.
—¡Alguien nos ha dejado un montón de comida y... bebida, creo! Y Kiki y Nery's están bien, al menos. Creo que ha sido Nery's quien ha dejado esto... Y otra persona que le conoce. ¿Os suena de algo eso de "Raelene"? —añadió, a medias entre el entusiasmo y preocupación por Qwara y Ulmara, y los demás de Maciel que le hizo parar de saltar—. Pero ni rastro del resto... Espero que estén bien.

Maila asintió ante la propuesta de los demás de irse. Tenían razón por supuesto, si Rua y Fleur se volvían a transformar mejor que fuera entre los muros del torreón. ¿Pero cambiaría ella? Una parte de sí misma decía que si así fuera ya se notaría algo, y quería creer lo que sus amigos le decían. A lo mejor se trataba de brujos distintos...<<Maldita sea, una bruja... ¿Voy a volverme mala o algo? ¿Me van a salir verrugas y joroba?>> Se preguntaba en silencio en el camino de vuelta.

Todo el mundo había oído hablar de los cuentos de brujas y siempre eran representadas como viejas devoraniños a las que les gustaba montar en escoba y hablar con animales. ¡Ella misma se había disfrazado así con sus hermanos en Halloween! Esperaba que en Rocavarancolia fuera distinto, igual que con esos "dominios". El cual el suyo volvía a perseguirla por el cielo incansablemente. A veces hacía fintas en el aire y otras se adelantaba al grupo, como si supiera exactamente adónde iban... Caminaba cerca de Fleur, aunque en silencio. Había sido un momento bonito el que habían tenido después de tanta angustia viéndola en cisne y no poder hacer nada, y parecía que se habían reconciliado, pero aún había cosas que hablar y después del subidón de verla sana y salvo  sentía cómo volvía el enfado y el orgullo por lo ocurrido entre ellas dos. Aunque cuando sus miradas se cruzaban lo único que sentía era miedo por alguna razón.

Para cuando llegaron la hawaiana respiró algo tranquila por volver a estar dentro del torreón. Sarah se veía muy diferente con aquellas marcas en la cara y era bastante perturbador. Sin embargo no había rastro de los demás y Ulmara y Qwara aún no habían vuelto. ¿Dónde se habían metido? Ahora no tenía ninguna duda de que el sangrado que sufría Qwara en la frente tenía que ver con su transformación y esperaba que no fuera nada grave.

En una mesa había una caja con dos cartas en su interior y Pefka se dispuso a leerlas. Maila escuchó todo con un evidente enfado que todos podrían ver si la miraban. No sabía quién era esa tal Raelene, pero desde luego no iban a "pasarlo bien". Estaban confusos, sin saber del todo exacto qué les estaba pasando a sus cuerpos. Asimilando todo aquello. O al menos así era como se sentía ella. Y sin tener idea de dónde se encontraban la cercana y la sudafricana, quizás en peligro. Por no hablar de los de Maciel. ¿Y ahora Nery´s y Kiki se iban de juerga y botellón sin preocuparse de cómo estaban todos ellos? <<No. No vamos a pasarlo precisamente bien, Ralana, Railini o como quiera que te llames>> Pensó bufando un poco.

-Sea quien sea esa persona es imbécil y gilipollas si cree que esta noche es para pasarlo bien.- Comentó con desagrado. - Y espero que Nery´s y Kiki se lo pasen genial allí fuera viviendo la maldita vida loca y emborrachándose, porque nosotros tenemos problemas mayores. ¿Cómo os encontráis vosotras dos?- Les preguntó a la sueca y a la francesa, preocupada por si volvían a cambiar de cuerpo. Aún sentía la rabia en su interior y tenía ganas de romper algo contra el suelo. La arena, como siempre tan oportuna, se acercó a ella dando vueltas como un mini tornado expresando su frustración. La chica chasqueó la lengua mientras la intentaba apartar a manotazos, visiblemente molesta.

Durante todo el camino Toni solo ojeaba y ojeaba el libro.

Cuando llegó se sorprendió que Sarah estuviera de pie y corrió para abrazarla.
—Menos mal que estas bien— le dijo mientras apretaba más el abrazo.

»No voy a comentar nada de lo de la nota porque después parece que le tengo manía— dijo al leerla. ¿De verdad pensaba que se iban a poner a beber con la que tenían encima?—.
Chicos, igual la comida si nos viene bien, estamos muy cansados y no hemos comido nada, se ve que hoy nos dejan estar aquí, será mejor que intentemos relajarnos. Mañana ya vemos como lo hacemos y donde nos vamos.

Toni no había respirado desde que salieron de la Biblioteca, ni siquiera se dio cuenta hasta que resopló al sentarse en el suelo y un pequeño remolino se le formó en la lengua. Se tapó la boca con las manos tan rápidamente como lo notó y, por suerte, no hubo ningún daño.
Las notas mas que aclararle nada le añadía más interrogantes en la maraña de preguntas que bailaban en su cabeza.

La sueca tardo al menos un minuto en procesar lo leído por Pefka. Su estado de ánimo vagaba entre la incredulidad, la molestia y la confusión, con el ceño fruncido se acercó a la caja viendo que efectivamente había comida y alcohol dentro suficiente para todos.

Lo peor, es que estaba entre la idea de emborracharse y olvidarse de su situación futura de mierda; y no hacerlo y explotar…y empezaba inclinarse más por lo segundo contra mas lo pensaba. Le costaba enormemente creerse que Nery’s y Kiki estuvieran en algún lugar de fiesta con aparentes conocidos, de los que nunca había hablado que ella recordase, justo después de que se fueran estando allá Sarah muerta, o inconsciente vete tú a saber que le había pasado en realidad, ella convertida en una jodida yegua y Fleur en un ave. ¿¡Quién podía pensar en esta de fiesta habiendo dejado el torreón en semejante estado de caos!? ¿¡Cómo demonios habían llegado a semejante estado de despreocupación y relajación con lo que se había quedado tras!? No podía relacionar ambas cosas…ellos viviendo la puta ansiedad de no saber si volverían a ser humanas ¿y esos dos de fiesta?  

Contra mas pensaba en ello más le hervía la sangre y mas frutrada se sentia. ¿Era mezquino y egoista de su parte su reaccionar asi?

- Joder, que bien que estáis a salvo y divirtiendoos…- murmuro con todo el sarcasmo que apenas pudo contener entre los dientes apretados. No sabía si es que la empatía haba desaparecido de sus cuerpos o vivan en yupilandia, pero no había forma que pudieras pasarlo bien y estar súper animosos y tranquilo en una situación semejante- Como se nota que ellos no han tenido la puta incertidumbre de saber si iba a recuperar sus cuerpos humanos o no... –añadió chasqueando la lengua con fastidio. Antes de mirar hacia Maila, suspirando cansado se revolvió ansiosa el pelo, mirando luego a Fleur – Estoy bien Maila, no es como si me doliera…o diera algún aviso u algo cuando pasa…solo ocurre. Probablement eos dareis cuenta al mismo tiempo que yo.  - no quería decir la palabra de lo que le pasaba como si con evitar pensar en ello pudiera ejercer algún tipo de presión para que no ocurriera de nuevo.

Se sentía molesta por la notas, pero también enormemente cansada, más mentalmente que físicamente porque ya no le dolía siquiera la cabeza apenas, como cuando el maldito cuerno parecio querer partirle el cráneo en dos. Las palabras de Toni atravesaron la bruma de la molestia y el cansancio, recordándole que ciertamente no había comido nada en a saber cuántas horas. Y como si su cuerpo dijera que estaba bien enfadarse y todo lo que ella quisiera, pero que necesitaba alimento, su estómago se retorció, resonando en medio del salón.

- ¡Agghh joder…me da coraje y todo, pero tengo hambre…maldita sea, es incluso más frustrante por esto!  Da igual, solo comamos ¿si? No sabemos si mañana podremos comer o que no espera....estoy con Toni. –comento Rua sentándose en el sofá del salón con el ceño fruncido, pues Toni tenía razón, debían aprovechar para comer porque no sabían que les esperaría cuando tuvieran que irse de ese lugar.  Tenía ademas otras cosas en las que pensar, como por ejemplo una forma provisional de que sus cuernos no se vieran cuando tuvieran que marcharse. Eso y tal vez calcular el tiempo de cuanto tardaba en sufrir la ‘unicornacion’ de nuevo.

Cuando sus compañeros escucharon el contenido de las notas y reaccionaron a estas, el Hijo de Lunas reflexionó por su parte también... y tenía que darles la razón. Él había celebrado las provisiones por los meses que llevaban teniendo que salir a buscarlas y arriesgarse a un encontronazo con alguna bestia. Pero... ¿Pero y Nery's y Kiki? ¿Cómo podían haberse ido a festejar por ahí sin preocuparse del resto, ellos dos solos? Pefka y los demás habían ido a buscar información y sus amigas estaban todavía preocupadas por sus metamorfosis, Rua más que nadie por lo valioso de la suya... Le parecía bochornoso. Él también quería poder celebrar los dones que les había dado la Luna Roja, pero tenía sus prioridades bien claras.
—Sí, las provisiones nos vienen bien, pero menuda mierda de compañerismo el suyo. Podríamos haber muerto y ni siquiera lo sabrían —masculló. Le pesaba lo mismo con Qwara y Ulmara, pero en sentido inverso: ¿estarían a salvo también?

Sobre ellos y seguir vivos o no... No exageraba. Podían haber sido víctimas de cualquier ataque ahí fuera y en su estado actual lo habrían pasado bastante mal sin saber desenvolverse bien con sus transformaciones. Él mismo tendría que adaptarse a su nuevo cuerpo y cambiar su estilo de caza para aprovechar mejor sus nuevas extremidades. Pero en fin, también tenían que comer algo así que fueron a ello. El día había sido intenso. Cocinaron, charlaron y a dormir, o al menos eso fue lo que hizo el Hijo de Lunas.

Estaba claro que pasase lo que pasase no lo iban a poder solucionar aquella noche.
La frustración en el ambiente iba menguando muy levemente. Vio como Rúa se sentaba en el sofá y la siguió dejando el libro sobre la mesa.
— ¿Te extraña el comportamiento?Si han sido así desde que los conocemos, he de decir que a estas alturas me hace hasta gracia— dijo mientras se sentaba al lado de Rúa. Pefka tenía razón, sin lugar a dudas, pero era algo habitual en ellos.

Todo era un poco extraño, la euforia era algo que agrandaba con cada segundo. Aquella noche fue bastante peculiar, en cierta forma sellaron lo que habían ido construyendo durante aquellos meses. Cocinaron, hablaron y olvidaron, por unas horas, que a la mañana siguiente empezarían de nuevo.

La hawaiana asintió algo tranquila con la respuesta de la sueca, por lo que se veía no parecía que fueran a cambiar de nuevo, aunque no es como si sus amigas recibieran un aviso de que fueran a transformarse. Por otro lado seguía sin poder creerse que Nery´s y Kiki se hubieran ido de esa manera. Si, habían sobrevivido hasta la Luna Roja, pero Rocavarancolia seguía siendo igual de peligrosa que el primer día o incluso más. Si no que se lo dijeran a Rua.

-Tenéis razón, si... La comida nos va a venir bien.- Afirmó a sus compañeros mientras daba un último manotazo al torbellino de arena antes de explotar nuevamente, aún sin tocarla no dejaba de querer envolverse en torno a su cuerpo y molestar. -¡Se acabó!- Gritó con toda la fuerza de sus pulmones, y a diferencia de la última vez en esta ocasión hubo un tono de orden en su voz. Quizás porque ahora sabía a ciencia cierta que en realidad era ella quien la controlaba. Que ella era su ama. De todas maneras no es como si la arena pudiera escucharla realmente y distinguir gritos autoritarios y de rabia pero a Maila le daba igual, porque aquella orden funcionó y el minitorbellino cayó en el suelo y se quedó inmóvil como la materia inerte que era.-Por fin...- Les dijo a sus compañeros soltando un suspiro de alivio.- Al menos hasta dentro de unos minutos.- Comentó con una risilla nerviosa mientras se tocaba los rizos.

El grupo dedicó la noche a cocinar y disfrutar de aquella comida, además de charlar entre ellos para finalmente irse a dormir a la espera de lo que les depararía la mañana siguiente.

De algún modo todos andaba más o menos disgustado por el paquete y las notas que lo acompañaba, pero finalmente aceptaron que desperdiciar la comida no era la mejor de las ideas. Rua suspiro ante aquello inquieta y con el ceño algo fruncido, al menos todo aquel asunto le ayudaba a no pensar en su propia mierda lo cual en cierto punto agradecía.

¿Dónde estarían Ulmara y Qwara? ¿En que se habían transformado? Recordaba que a Qwara también parecía sangrarle la cabeza, como a ella. ¿Estarían bien? Esperaba que si…debería estarlo o Rua les metería tremenda pata, o coz, ya se vería… por salirse de esa forma en estampida en pleno cambio.

- Espero que esas dos locas que salieron a corretear bajo las lluvias estén bien. Y lo mismo con lo de Maciel.– dijo Rua mirando finalmente oponiéndose de acuerdo en que debía comer y reponer fuerzas y una rísa ligera salió cuando vio como la arena de Maila se tranquilizó en su baile sobre ellos queriendo rodearlos y casi ahogarlos- Eso, se firme y segura…imagina que tienes a millones de micro niños a los que debes educar.- después de decirlo arrugo la nariz- Que dolor de cabeza pensarlo – dijo con un bufido negando con la cabeza.

Al menos estaba bajo techo seguro por el comento y eso traía un poco de tranquilidad a su sistema, suficiente para intentar bromear. A lo largo de la noche mientras cenaban y charlaban sobre su situación y que haría Rua se iría tranquilizando, no abandonaría aquel lugar en toda la noche, no viendo oportuno intentonita dormir ni alejados del resto ni arriba vista su situación imprevisible y se acomodaría como pudiera en el sofá y el salón. No fue la mejor de sus ideas como comprobaria horas despues.

--------

Decir que Rua durmió esa noche será medio fantasioso, lo hizo sí, pero se sintió como si hubiera tenido un ojo abierto durante toda la noche, le pesaba el cuerpo, estaba seguro que las ojeras les llegarían a las tetas como mínimo. O bueno esa sería su apariencia de no ser un caballo inmenso acurrucado junto al pobre sofá que había sufrido las consecuencias lamentables de sus cambios repentinos.

Un fuerte bufido equino salió de la boca de Rua con frustración mientras sacudida la cabeza intentando apartar las largas crines de sus ojos. Poco quedaba de blanco inmaculado en su cuerpo debido a la a ver estado paseando con aquella forma en la ciudad bajo la lluvia.  Aquella era la peor situación posible, no solo porque ansiaba darse un baño, aunque no tenía muy claro como lo haría con ese cuerpo, sino porque no podría salir del refugio luciendo de aquella forma, imposible.

<< ¿Qué jodida hora es? ¿Cuánto tiempo tendré que estar asi antes de volver a mí?>> con molestia se intentó incorporar del suelo buscando no tocar demasiado a los que se había quedado allá también. Aunque fue difícil, porque termino dándole un coletazo a alguno de sus compañeros al hacerlo, cuando al fin se incorporó con intención estirar las piernas y encontrar una solución si es que había alguna.  Un bufido aún más fuerte, casi un relincho de frustración sonó en el salón mientras golpeaba el suelo con sus patas delanterasun pococ alejada de los demas, resonando ligeramente en la piedra, exasperada.

Su grandioso culo de unicornio no saldría de allí hasta que volviese a ser su grandioso culo de humana, eso lo tenía más que claro.

El techo del dormitorio seguía soportando la inquisitorial mirada de Toni. El paradero de Ulmara y Qwara no le dejó dormir. ¿Les había pasado algo?
Durante la noche deambuló por el torreón pensativo, habló con Fleur, observó como Rua fingía dormir en el sofá, hasta probó como era eso de controlar el viento. Al parecer solo era capaz de controlar el viento que le salía por la boca, el viento que él mismo producía.
En algún punto de la noche sus pies se cansaron y decidió tumbarse. No consiguió conciliar el sueño, pero ¿alguien podría hacerlo?
Se levantó con cuidado para no despertar a nadie, al menos para que no notasen que él se había levantado y encaminó su insomnio escaleras abajo.

–¡La leche! ¿Otra vez? – dijo al ver a Rua transformada en unicornio – Le estas cogiendo el gusto a estar a cuatro patas eeeh. Uy, perdona, eso en mi cabeza sonaba mejor. – El decirlo y arrepentirse fue uno. No terminaba de entender porqué no pensaba mejor las cosas antes de decirlas.
»¿Quieres algo? ¿Un cuenco con agua, un poco de lo que sea que coméis los unicornios? Yo voy a por una infusión – dijo mientras se perdía por la puerta de la cocina.

A Maila le costó conciliar el sueño y pudo ver que a algunos de sus compañeros le ocurrió lo mismo durante la noche. Estaba preocupada por Ulmara y Qwara y aunque una parte de ella deseaba salir en mitad de la noche a buscarlas sabía que no era buena idea. En aquellos instantes Fleur y Rua también necesitaban ayuda.

Otro de los motivos de su insomnio fue la creciente energía y magia que corría por sus venas, la luz roja de la Luna entraba en la habitación y la hawaiana se creía capaz de mover ciudades con la mente si quisiera. Tal era el júbilo que empezaba a aflorar en su interior. La arena por otra parte no se movió durante toda la noche, era como si hubiera captado el mensaje con la orden que dio y hubiera decidido obedecer unas cuantas horas. Al final Maila cerró los ojos debido al cansancio y se dejó envolver por el sueño.

A la mañana siguiente la chica se despertó con el ruido de unos cascos, y aún sin abrir los ojos y sabiendo de qué se trataba murmuró <<Rua...>>. Se había vuelto a transformar en unicornio y Maila miró rápidamente a la francesa, temiendo ver un cisne en su lugar. Pero por suerte aún era humana y dormía plácidamente. Por otro lado ella misma seguía siéndolo, quizás la ilustración de aquel libro fuera errónea y ya se había transformado del todo.

-No te preocupes, Rua...- Comentó entre bostezos, aún con el sueño dominándola un poco.- Estoy segura de que aprenderás a controlarlo con el tiempo, de veras... Mira yo, al final he aprendido a dominar la are...- Justo en ese instante toda la arena del lugar se levantó y empezó a girar a su alrededor y entre las patas de la unicornio.- Da igual, no he dicho nada-. Dijo cansada aunque con una ligera sonrisa, antes de levantarse y estirarse como buenamente pudo e ir a la cocina con la arena siguiéndola. Allí estaba Toni haciendo una infusión y Maila se acercó a él para saludarlo.-Buenos días, Sabrina- Bromeó haciendo referencia a la mítica serie.- Se ve que ninguno de los dos hemos cambiado así que a lo mejor estaba equivocado el libro, ¿no?

La sueca, ahora unicorniana, dirigió una fija mirada de un solo ojo a Toni cuando lo escucho hablar. Eso de tener tal rango de visión seguía confundiéndola y al mismo tiempo le fascinaba, se sentía como si casi tuviera ojos en la nuca, teniendo en cuenta lo poco que era capaz de ver a sus lados siendo humana. Igual la ganancia de semejante amplitud de visión periférica, no era suficiente para eliminar las incomodidades de tener ese cuerpo y ni siquiera a poder comunicarse.

Las palabras de Toni la distrajeron de sus pensamientos, haciendo que parpadease despacio.

<<Tus neuronas mañanera son lentas…¡Ven aquí que a cuatro patas te voy a dejar yo, pelo paja, de la coz que voy a darte en ese culo andaluz tuyo! >> relincho con un bufido, coceando el suelo y dirigiendo sus pasos hacia Toni en futil amenaza sin malicia real. Cuando la voz de Maila la distrajo, Rua alzo la cabeza la cual inconsciente había bajado cual toro queriendo embestir, viendo la arena volviendo arremolinarse alrededor de Maila y sus patas como si estuviera dándole los buenos días.

Rua soltó un bufido de buenos días. Frustrada. Ya sabia que podía cambiar de forma, lo cual era un alivio peer no saber cómo era el proceso era un incordio. Los poco que había entendido hasta ahora de aquellos cambios, era que una vez estaba cierta horas en un cuerpo, cambiaba al siguiente. No debería tardar mucho rato en vovler a ser humana siguiendo ese principio al menos, eso esperaba porque no iba a poder salir del torreón en pleno día de aquel modo.

Se alejó un poco de la cocina y de sus compañeros, siendo imposible para ella responderle a Toni  y quiso alejarse para ir a ver si Fleur ya estaría despierta, preocupada de que hubiera sufrido su mismo mal mañanero. Al hacerlo algo capto la atención de la sueca sin embargo y no sin cierta confusión dirigió sus pasos hacia allí, colocando ligeramente su cabeza de lado para poder ver aquel extraño papel con uno solo de sus ojos. La visión periférica era divina, pero eso de leer de aquella forma era un engorro, por no decir incómodo.

Allí en la pared, cosa que no había notado antes, había una papel con un mapa señalizado ciertas zonas de la ciudad y una especie de bienvenida recomendándoles salir del torreón ese día llevando únicamente sus pertenencias y dejando todo lo demás allí. << ¿Un comunicado? ¿Cuándo demonios lo han puesto aquí que no me di cuenta? Estuve toda la noche en la sala>> la confusión era patente en ella, peor no duro demasiado. Debía avisarles al resto de la presencia de aquel papel.

Rua se alejó un poco de este, con intenciones de ir a buscarles para que le hicieran caso, eso de no poder hablar sino era humana era un incordio. Pero por suerte no fue necesario ponerse a relinchar como idiota porque apenas había dado un paso alejándose de aquel papel, y e igual que veces anteriores, el cuerpo equino desaprecio como si jama subiera existido en la sala y de un momento a otro, la visión periferia se esfumo al igual que la altura en la cual veía y Rua volvía a estar nuevamente sobre sus dos preciosas y queridas piernas.

- ¿Ah? ¿Ya termino el tiempo? ¡Al fin!  Aunque no me termino de acostumbrar a esto - exclamo un poco mareado por el cambio visual Rua se pellizco el puente de la nariz volviendo sobre sus pasos hacia el papel ahora si pudiendo hablarles- Ey, vosotros dos…Sahara, Eolo, han dejado aquí un comunicado diciéndonos de mover el culo fuera de aquí y hasta dejaron un mapa. Ninguna visita en todo el tiempo de estancia y ya van dos visitas sin presentarse...la educación no brilla en la ciudad– añadió Rua con una suerte de ironía envuelta en incomodidad, mientras tomaba el papel del mapa para volver con ellos y enseñarles este. La idea de alguien entrando allí para dejar ese comunicado, mientras ella estaba en la sala no le era nada cómoda. ¿La habría visto en su otra forma? No podía evitar sentirse algo ansiosa de no poder controlar eso.

—¿Puedes dejar de aparecer por las esquinas? Quiero tener mi corazón intacto —le dijo a Maila con la mano en el corazón—. ¿Sabrina? JA, mas quisiera esa tener este pelazo. Y tía, me preocupa lo del libro, parece que no estamos cambiando, tienes razón. Ya me jodería perder esta belleza nuestra la verdad.
Cuando miró a su amiga vio que todavía tenia la arena a su alrededor.
—¿No te habías librado de la arena Scheherezade? Mira, esta noche he aprendido a hacer esto — dijo con sonrisa pícara. Sin tomar aire soplo con cuidado y de su boca salió el viento suficiente para alejar la arena que Maila tenia a su alrededor, pero también para alejar su pelo, dejándole cara de velocidad—. Perdona, tengo que controlarlo un poco — se le entendió entre carcajada y carcajada.
Seguía riendo cuando vio que Rua entraba por la puerta con forma humana.
—Hombreeeeee, mira quien ha vuelto — dijo dándose la vuelta abrazando la taza donde había vertido el agua para infusionar.
» Nos echan, sí, lo leí anoche. Creo que se refiere a nosotros dos Maila —. Le hizo gracia que lo llamase Eolo y a la hawaiana Sahara, originales eran al menos. —Tiene gracia, pero ha perdido la oportunidad de llamarte Desierta.
Parecían estar de buen humor, aquella luz rojiza, que Toni ignoraba deliberadamente, no parecía bañar todo lo que alcanzaba su vista, también llenaba cada parte de su cuerpo, de su alma.