Torreón Sendar
+9
Cuervo
Red
Tak
Reifon
Evanna
Yber
Seth
PePo
Jack
13 participantes
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistenciaPersonajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Torreón Sendar
17/04/19, 01:21 am
Recuerdo del primer mensaje :
La divisaron a lo lejos. Una enorme cueva vertical se alzaba desde la tierra, colosal, majestuosa e imponente sobre la calle, y con una vista espléndida sobre esta. Aceleró el paso por curiosidad y esperanza, porque que algo estuviera en mejor estado que las calles que habían atravesado... ya era mucho. Además, no quería seguir hablando de los Hijos de Bakaiar allí, fuera, al descubierto, como si pensar en ellos o mencionarles pudiera atraer al de antes.
Cuando llegaron, sonrió al reconocer un foso, porque le era familiar del hogar, y se maravilló aún más al ver la enorme superficie de madera que lo atravesaba y que conectaba con el edificio.
—No sé si esto es lo que buscábamos, pero tiene buena pinta.
No esperó a los demás. Se había fijado en unos inventos nuevos que sujetaban la madera del foso y que se introducían en la cueva, y quería investigar tanto eso, como el interior como todo lo que pudiera. Se adelantó al grupo y caminó por la lámina de madera con toda la curiosidad del mundo, hasta llegar a la lámina vertical. La reconoció, parecida a las de esa cueva donde despertaron, así que empujó con el hombro hasta que se movió. Y... una vez dentro, se quedó parado en la puerta. ¡Era enorme! ¡Y había un sinfín de cosas sin determinar!
—¡Esto es alucinante! —exclamó mientras liberaba el camino para entrar.
Le temblaba la pierna derecha, pero de anticipación por querer explorarlo y entenderlo todo. Su mirada saltaba de un artefacto a otro, de una pared a otra, de un punto a otro. Y aún tenía que investigar los hierros que entraban y salían de la cueva y se anclaban a la lámina de madera del exterior. Necesitaba nombres para aquellas cosas nuevas. Ahora sería él quien preguntara a los demás.
- Magia:
"Manual de magia para recién llegados":
-Chispa de intuición mágica (ocultación o búsqueda)
-Levitación (transporte)
-Hechizo de impulso (físico)
-Corte (físico)
-Moldear materia orgánica (físico)
-Moldear materia inorgánica (físico)
-Limpieza de ropa (menores)
-Cambio de color (menores)
"Hechizos para no morir pronto":
-Sanación superficial (orgánico)
-Restauración (orgánico)
-Amplificación sensorial (orgánico)
-Curación nívea (orgánico - cerca de la luna)
-Hechizo de confusión (ofensivo)
-Centella ambarina (ofensivo)
-Protección básica (defensivo)
-Desvío (defensivo)
-Campo de fuerza (defensivo)
Hechizos compartidos por los macieleros:
-Recomposicion (orgánico)
-Térmico (físico)
-Luz mágica (menor)
La divisaron a lo lejos. Una enorme cueva vertical se alzaba desde la tierra, colosal, majestuosa e imponente sobre la calle, y con una vista espléndida sobre esta. Aceleró el paso por curiosidad y esperanza, porque que algo estuviera en mejor estado que las calles que habían atravesado... ya era mucho. Además, no quería seguir hablando de los Hijos de Bakaiar allí, fuera, al descubierto, como si pensar en ellos o mencionarles pudiera atraer al de antes.
Cuando llegaron, sonrió al reconocer un foso, porque le era familiar del hogar, y se maravilló aún más al ver la enorme superficie de madera que lo atravesaba y que conectaba con el edificio.
—No sé si esto es lo que buscábamos, pero tiene buena pinta.
No esperó a los demás. Se había fijado en unos inventos nuevos que sujetaban la madera del foso y que se introducían en la cueva, y quería investigar tanto eso, como el interior como todo lo que pudiera. Se adelantó al grupo y caminó por la lámina de madera con toda la curiosidad del mundo, hasta llegar a la lámina vertical. La reconoció, parecida a las de esa cueva donde despertaron, así que empujó con el hombro hasta que se movió. Y... una vez dentro, se quedó parado en la puerta. ¡Era enorme! ¡Y había un sinfín de cosas sin determinar!
—¡Esto es alucinante! —exclamó mientras liberaba el camino para entrar.
Le temblaba la pierna derecha, pero de anticipación por querer explorarlo y entenderlo todo. Su mirada saltaba de un artefacto a otro, de una pared a otra, de un punto a otro. Y aún tenía que investigar los hierros que entraban y salían de la cueva y se anclaban a la lámina de madera del exterior. Necesitaba nombres para aquellas cosas nuevas. Ahora sería él quien preguntara a los demás.
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
My Only Escape Is Underground
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Re: Torreón Sendar
26/01/21, 01:27 pm
Cuando llegaron a Sendar sin contratiempos, Iemai se dejó caer en uno de los sillones y descansó. Demasiadas emociones para un día, y eso que no había llegado a suceder nada. Esa fue la tónica, por suerte, durante las próximas semanas, donde pudieron permitirse llevar una vida tranquila, no sin algún que otro contratiempo. Las criaturas de la ciudad parecían multiplicarse a medida que pasaban los días, pero por suerte también se había incrementado su repertorio de hechizos y su capacidad de curar las heridas con las que regresaban aquellos que salían a por comida o a visitar otros torreones.
Iemai no quería salir, pero se obligaba a hacerlo de vez en cuando, pensando que tal vez así podía ser de ayuda a sus compañeros. Ya comenzaban a conocer mejor la ciudad, saber qué zonas debían evitar, pero siempre podían acabar envalentonándose en la dirección equivocada, y eso le preocupaba.
Diversos cambios empezaron a tener lugar a su alrededor, tanto en el clima de la ciudad como en sus compañeros, lo cual era inquietante. Ella no notaba nada, o al menos a excepción de los dolores que la atenazaban sin razón aparente, que bien podían deberse a la extenuación, pero eso debería ser lo normal. Continuaría sin hacer magia, por ejemplo, por mucho que algunos de sus compañeros notasen cambios graduales en su habilidad con los hechizos.
En cuanto a la ciudad, parecía hervir de vida más que antes, el cielo tenía cada vez más estrellas, y hacía más frío cada día que pasaba… a excepción de algunos días en que regresaba el calor de forma repentina. Aquello solo sucedió en un par de ocasiones al cabo de varias semanas.
Las relaciones con los otros torreones estaban bien consolidadas, y a medida que pasaba el tiempo Iemai se convencía así misma de que verían aquella Luna Roja todos ellos. La incógnita de lo que eso significaba agitaba a todos sus compañeros, pero era perfectamente normal. A ella misma le aterraba cómo pudiesen cambiar las cosas a partir de aquel punto, aunque de alguna manera la llenase de esperanza. Si alcanzaban el objetivo que les habían impuesto, significaba que superaban la criba, que era de lo que intentaba convencer a sus compañeros para intentar insuflarles ánimo.
Aquella mañana era una de esas en las que el aliento podía verse al exhalarlo, por lo que Iemai remoloneó un buen rato antes de salir de la cama, cuando el sol ya había salido. Se vistió con ropa abrigada y bajó a desayunar aún con el estómago algo cerrado. Pefka y Kiki estaban en la cocina, así que les saludó con la mano en su camino hacia el patio para ir a las letrinas y lavarse la cara en el pozo, sin reparar en el mal aspecto de la humana al no haberse acercado a ellos.
Iemai no quería salir, pero se obligaba a hacerlo de vez en cuando, pensando que tal vez así podía ser de ayuda a sus compañeros. Ya comenzaban a conocer mejor la ciudad, saber qué zonas debían evitar, pero siempre podían acabar envalentonándose en la dirección equivocada, y eso le preocupaba.
Diversos cambios empezaron a tener lugar a su alrededor, tanto en el clima de la ciudad como en sus compañeros, lo cual era inquietante. Ella no notaba nada, o al menos a excepción de los dolores que la atenazaban sin razón aparente, que bien podían deberse a la extenuación, pero eso debería ser lo normal. Continuaría sin hacer magia, por ejemplo, por mucho que algunos de sus compañeros notasen cambios graduales en su habilidad con los hechizos.
En cuanto a la ciudad, parecía hervir de vida más que antes, el cielo tenía cada vez más estrellas, y hacía más frío cada día que pasaba… a excepción de algunos días en que regresaba el calor de forma repentina. Aquello solo sucedió en un par de ocasiones al cabo de varias semanas.
Las relaciones con los otros torreones estaban bien consolidadas, y a medida que pasaba el tiempo Iemai se convencía así misma de que verían aquella Luna Roja todos ellos. La incógnita de lo que eso significaba agitaba a todos sus compañeros, pero era perfectamente normal. A ella misma le aterraba cómo pudiesen cambiar las cosas a partir de aquel punto, aunque de alguna manera la llenase de esperanza. Si alcanzaban el objetivo que les habían impuesto, significaba que superaban la criba, que era de lo que intentaba convencer a sus compañeros para intentar insuflarles ánimo.
Aquella mañana era una de esas en las que el aliento podía verse al exhalarlo, por lo que Iemai remoloneó un buen rato antes de salir de la cama, cuando el sol ya había salido. Se vistió con ropa abrigada y bajó a desayunar aún con el estómago algo cerrado. Pefka y Kiki estaban en la cocina, así que les saludó con la mano en su camino hacia el patio para ir a las letrinas y lavarse la cara en el pozo, sin reparar en el mal aspecto de la humana al no haberse acercado a ellos.
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Re: Torreón Sendar
27/01/21, 12:26 am
La visita a Silente había sido un éxito para Fleur en muchos sentidos, principalmente porque regresaron de vuelta sanos y salvos, pero también porque la hospitalidad y las conversaciones surgidas fueron muy agradable. Ese día y los venideros la francesa también se alimentó de la información recibida, no solo de aquella que era útil si no también de la referida a otros mundos que no conocía ni por boca de sus propios amigos. Además... estaba el hecho irrefutable de que cambiarían, pero quizás a algo mejor. No las tenía todas consigo pero esperaba con impaciencia el día tan señalado en que se pusiera la Luna.
El clima fue cambiando, así como la ciudad y finalmente ellos mismos. Con la llegada de más estrellas, vegetación y alimañas más frecuentes también algunos de ellos obtuvieron la posibilidad de hacer magia. Era como si la ciudad tuviera vida propia, y ahora estaba latiendo con fuerza. Casi expectante.
Las cosas con Maila eran difíciles, a menudo se debatía entre marcar una distancia sobre aquel beso tan especial y... caer en un mar de pensamientos sobre lo que le gustaría que volviera a repetirse. Se había sentido más viva que nunca con el gesto de la hawaiana, y de manera irónica eso era lo que la estaba matando. Fleur sentía que de un momento a otro la situación no se sostendría y terminaría estallando, pero no sabía hacia qué extremo.
Aquella mañana Fleur se despertó y vistió muy rápido como de costumbre, con la boca pastosa fue a aclararse la garganta en la cocina pero el tono de Pefka llamó su atención. La francesa se giró lentamente en dirección al fuego, donde se encontraba el krabeliense y Kiki. En efecto ella no parecía tener muy buen aspecto y además estaba descalza.
—Sí... pareces agotada, ¿quieres que te prepare algo? —se ofreció mientras discernía que había alguien más en el patio pero todavía no sabía quién. Últimamente Kiki estaba muy extraña, pero le costaba distinguir si eran cambios bruscos como podía ocurrirle a veces a Sarah y Ulmara (en ocasiones le costaba entenderlas) o si se trataba de algo más.
El clima fue cambiando, así como la ciudad y finalmente ellos mismos. Con la llegada de más estrellas, vegetación y alimañas más frecuentes también algunos de ellos obtuvieron la posibilidad de hacer magia. Era como si la ciudad tuviera vida propia, y ahora estaba latiendo con fuerza. Casi expectante.
Las cosas con Maila eran difíciles, a menudo se debatía entre marcar una distancia sobre aquel beso tan especial y... caer en un mar de pensamientos sobre lo que le gustaría que volviera a repetirse. Se había sentido más viva que nunca con el gesto de la hawaiana, y de manera irónica eso era lo que la estaba matando. Fleur sentía que de un momento a otro la situación no se sostendría y terminaría estallando, pero no sabía hacia qué extremo.
Aquella mañana Fleur se despertó y vistió muy rápido como de costumbre, con la boca pastosa fue a aclararse la garganta en la cocina pero el tono de Pefka llamó su atención. La francesa se giró lentamente en dirección al fuego, donde se encontraba el krabeliense y Kiki. En efecto ella no parecía tener muy buen aspecto y además estaba descalza.
—Sí... pareces agotada, ¿quieres que te prepare algo? —se ofreció mientras discernía que había alguien más en el patio pero todavía no sabía quién. Últimamente Kiki estaba muy extraña, pero le costaba distinguir si eran cambios bruscos como podía ocurrirle a veces a Sarah y Ulmara (en ocasiones le costaba entenderlas) o si se trataba de algo más.
- Reifon
Ficha de cosechado
Nombre: Nery´s
Especie: Frivy
Habilidades: Velocidad, agilidad, resistencia.
Re: Torreón Sendar
27/01/21, 07:31 am
Cada día que pasaba podía sentir como sus preocupaciones tomaban forma de cadenas y le comprimían un poco más el corazón envolviéndole y formando lazos en su garganta y en su estomago. La simple visión de que aquellos días se acabaran era suficiente para que titubeara en algunas conversaciones, el alejamiento de Kiki torcía su sonrisa hacia la falsedad aquellos días, al punto de que aquella mascara farsante que había construido y mantenido firme tantos años se podía romper para sus compañeros, las ojeras eran cada vez más profundas y su pelo cada permanecía más tiempo descuidado las primeras horas de la mañana. Era particularmente fácil ver todo ello los días que tenía que dormir solo en la cama.
Pasaba cada vez más tiempo contemplando los cambios de la ciudad sentado en el borde de la azotea pero eso tan solo endurecía las cadenas. Para él era como ver como todo aquello se preparaba para llegar al clímax acercándose inevitablemente al final de aquella obra.
¿Debería haber aceptado al humano? Haber disfrutado todo lo que pudiera mientras pueda... ¿Quizás enfrentarme a Kiki directamente? Pero podría torcerse tan mal... ¿Qué pasará cuando nos cambie la Luna? ¿Qué haré?
Preguntas y más preguntas que tan solo empeoraban su sueño. Extendió su mano tan solo para notar frío y vacío en aquella cama quedándose congelado sin moverse durante un tiempo hasta que finalmente tomó fuerzas y se levantó. Aquellos días helados no ayudaban a su humor, y menos el salto entre estos y los calurosos.
Aquel fogonazo de luz volvió pero ni siquiera le molestó al bajar. A estas alturas podía andar casi todo el torreón con los ojos cerrados gracias a las guardias nocturnas.
Andando a por algo de desayunar se disponía a dar los buenos días como de costumbre pero se detuvo al leer el ambiente. Se acercó al trío y examinó a la finlandesa. Parte de él decía que lo dejara pasar como siempre, que la riñera un poco por andar sin calzado y si ella decidía alejarse de nuevo dejarlo ahí. Pero su cuerpo se adelantó acercándose a ella. Hoy no quería dejarla escapar, quizá impulsado por el miedo de que no sabía cuántos días quedaban.
—¿Pero cómo estas descalza con este frío? —no había alarma ni tampoco mucha reprimenda en su voz pero si algo de titubeo provocado por todas las cosas que quería decirle y no se atrevía.
—¿Dejas que te lleve? — extendió un brazo para que ella se posara allí y pudiera levantarla.
Pasaba cada vez más tiempo contemplando los cambios de la ciudad sentado en el borde de la azotea pero eso tan solo endurecía las cadenas. Para él era como ver como todo aquello se preparaba para llegar al clímax acercándose inevitablemente al final de aquella obra.
¿Debería haber aceptado al humano? Haber disfrutado todo lo que pudiera mientras pueda... ¿Quizás enfrentarme a Kiki directamente? Pero podría torcerse tan mal... ¿Qué pasará cuando nos cambie la Luna? ¿Qué haré?
Preguntas y más preguntas que tan solo empeoraban su sueño. Extendió su mano tan solo para notar frío y vacío en aquella cama quedándose congelado sin moverse durante un tiempo hasta que finalmente tomó fuerzas y se levantó. Aquellos días helados no ayudaban a su humor, y menos el salto entre estos y los calurosos.
Aquel fogonazo de luz volvió pero ni siquiera le molestó al bajar. A estas alturas podía andar casi todo el torreón con los ojos cerrados gracias a las guardias nocturnas.
Andando a por algo de desayunar se disponía a dar los buenos días como de costumbre pero se detuvo al leer el ambiente. Se acercó al trío y examinó a la finlandesa. Parte de él decía que lo dejara pasar como siempre, que la riñera un poco por andar sin calzado y si ella decidía alejarse de nuevo dejarlo ahí. Pero su cuerpo se adelantó acercándose a ella. Hoy no quería dejarla escapar, quizá impulsado por el miedo de que no sabía cuántos días quedaban.
—¿Pero cómo estas descalza con este frío? —no había alarma ni tampoco mucha reprimenda en su voz pero si algo de titubeo provocado por todas las cosas que quería decirle y no se atrevía.
—¿Dejas que te lleve? — extendió un brazo para que ella se posara allí y pudiera levantarla.
- PePo
Ficha de cosechado
Nombre: Jose Antonio De Arnaiz y La Vega Lopez (Toni)
Especie: Humano andaluz
Habilidades: habilidad mental, rapidez mental, reflejos
Re: Torreón Sendar
27/01/21, 07:18 pm
Después de apuntar toda la información que ellos recordaban de los primeros días, abrieron la puerta a los que salieron. Al abrir aquella puerta, estaban abriendo una puerta mayor que la del Torreón. Desde aquel día comenzaron a tener visitas frecuentes, otras veces ellos eran los que iban a los otros torreones. No estaban solos y eso hizo que Toni dejase atrás las ganas de volver a la Tierra. Ya ni se esforzaba en ocultarselo a los demás. Tras las charlas con Pefka y Sarah hubo un cambio. Empezó a gustarle todo lo que pasaba, incluso lo más peligroso lo disfrutaba. Todo era más hermoso, parecía incluso que había más estrellas por las noches. Ellos mismos se sentían mas vitales.
En el diario que mantenían con Pefka apuntaban cada mínimo detalle, cada sensación. Se les acababa muy pronto el papel por lo que iban de forma asidua a la Biblioteca. A Toni, ir a la biblioteca le hacía gracia, porque era evidente que el bibliotecario les huía solo cuando iba Ulmara. En una ocasión Ulmara comenzó a gritarle al Bibliotecario y mientras le tiraba libros Toni le gritaba- A LA CARA, TIRASELOS A LA CARAAAA.- Cuando Ulmara lo miró con cara de cabreo supremo Toni se cayó al suelo roto de la risa.
Comenzaron a hablar con todos los compañeros del torreón, charlaban hasta tarde de lo que habían pensado al verse las primeras veces, de lo que sentintieron con la llegada a Rocavarancolia. Era la primera vez que Toni podía sentirse en familia, con amigos, en confianza, podía decir y hacer lo que le apetecía sin ser juzgado. Incluso Nerys había dejado de producirle rechazo, no eran íntimos, pero Toni había aprendido a no juzgarlo, a entender que cada uno es como es y no por eso nadie es peor, le costó pero lo aprendió. Era un paso para estrechar su amistad. Con la única persona que no mantuvo una conversación era con Kiki, el mayor intercambio de información que le ofreció fue una V con los dedos cuando Toni le preguntaba cómo se encontraba.
Estuvieron jugando con hechizos, incluso alguna que otra broma con estos.Toni recordó una serie de tres hermanas brujas a la que estaba muy enganchado cuando vio a Pefka crear una bola de fuego, desde ese día, alguna que otra vez, se refería a él con el nombre de Col para después reírse ya que este no tenía ni idea porqué el cambio del nombre por parte del almeriense. Al ver que Pefka podía hacer magia Toni lo intentó también y para su sorpresa también podía hacerla. Debía aprender a controlarla.
Iemai parecía ser la que más entusiasmo tenía con la llegada de la Luna. En una ocasión, Toni se acercó a Iemai cuando intentaba dar ánimos a todos y le dijo- Mira, a mi mientras no me devoren, todo me parecerá bien- Cuando lo dijo se arrepintió y empezó a reír- igual no debí decir eso. ES MENTIRA LUNA LUNERA, LO RETIRO AHORA MISMO- terminó a carcajada mirando a Iemai.
Aquella mañana hacía un frio importante. Toni descubrió que el frío no le afectaba como en la Tierra, asique salió de la cama y, descalzo, bajó.
Al llegar hasta donde estaban todos, vio que Nerys estaba con la mano extendida y Toni la palmeó - Buenos diaaas. Hace un dia bonito ¿no? ¿Alguien quiere un té?
En el diario que mantenían con Pefka apuntaban cada mínimo detalle, cada sensación. Se les acababa muy pronto el papel por lo que iban de forma asidua a la Biblioteca. A Toni, ir a la biblioteca le hacía gracia, porque era evidente que el bibliotecario les huía solo cuando iba Ulmara. En una ocasión Ulmara comenzó a gritarle al Bibliotecario y mientras le tiraba libros Toni le gritaba- A LA CARA, TIRASELOS A LA CARAAAA.- Cuando Ulmara lo miró con cara de cabreo supremo Toni se cayó al suelo roto de la risa.
Comenzaron a hablar con todos los compañeros del torreón, charlaban hasta tarde de lo que habían pensado al verse las primeras veces, de lo que sentintieron con la llegada a Rocavarancolia. Era la primera vez que Toni podía sentirse en familia, con amigos, en confianza, podía decir y hacer lo que le apetecía sin ser juzgado. Incluso Nerys había dejado de producirle rechazo, no eran íntimos, pero Toni había aprendido a no juzgarlo, a entender que cada uno es como es y no por eso nadie es peor, le costó pero lo aprendió. Era un paso para estrechar su amistad. Con la única persona que no mantuvo una conversación era con Kiki, el mayor intercambio de información que le ofreció fue una V con los dedos cuando Toni le preguntaba cómo se encontraba.
Estuvieron jugando con hechizos, incluso alguna que otra broma con estos.Toni recordó una serie de tres hermanas brujas a la que estaba muy enganchado cuando vio a Pefka crear una bola de fuego, desde ese día, alguna que otra vez, se refería a él con el nombre de Col para después reírse ya que este no tenía ni idea porqué el cambio del nombre por parte del almeriense. Al ver que Pefka podía hacer magia Toni lo intentó también y para su sorpresa también podía hacerla. Debía aprender a controlarla.
Iemai parecía ser la que más entusiasmo tenía con la llegada de la Luna. En una ocasión, Toni se acercó a Iemai cuando intentaba dar ánimos a todos y le dijo- Mira, a mi mientras no me devoren, todo me parecerá bien- Cuando lo dijo se arrepintió y empezó a reír- igual no debí decir eso. ES MENTIRA LUNA LUNERA, LO RETIRO AHORA MISMO- terminó a carcajada mirando a Iemai.
Aquella mañana hacía un frio importante. Toni descubrió que el frío no le afectaba como en la Tierra, asique salió de la cama y, descalzo, bajó.
Al llegar hasta donde estaban todos, vio que Nerys estaba con la mano extendida y Toni la palmeó - Buenos diaaas. Hace un dia bonito ¿no? ¿Alguien quiere un té?
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Re: Torreón Sendar
27/01/21, 07:48 pm
Ulmara se convirtió en un cúmulo de emociones a la vuelta: alegría y angustia entremezcladas por el despertar brusco de aquella mañana y el recibimiento amable que habían tenido en Silente. El buen humor le duró tanto tiempo como consiguió mantenerse distraída, hasta que sin querer rezó y el nombre de Aramara le escoció en la mente. Estaba rodeada de señales que apuntaban a la no existencia de sus dioses, pero el sueño le había hecho temer por primera vez la posibilidad de que sí existieran. ¿Qué decía eso de los dioses y de sí misma?
Esa pregunta se convirtió en su propio monstruo. Quizás era lo que hacía Rocavarancolia con todo lo que la pisaba, a pesar de que los libros y el nublino de Maciel les hubieran abierto los ojos hacia otra dirección. Supuestamente, cuando vieran la luna se convertirían en dioses y la idea solo la hacía bufar de forma inexplicable. Un poco de magia no te convertía en dios, ¿pero qué era un dios siquiera, a estas alturas? Estaba claro para Ulmara que Rocavarancolia había hecho uso de su increíble ventaja mágica para subyugar a los nublinos, es lo que harían tanto Iritria como Alaia si pudieran, ¿no? La paz existía solo porque las fuerzas de ambos reinos eran similares y no conducirían a resultados favorables para nadie.
Lejos de su plano, o de su mundo, comenzaba a entenderlo mejor que cuando estuvo en él. Por desgracia, esto le hacía pensar en su padre de nuevo. Antes creían que, si daba el paso joven, su memoria permanecería intacta en su forma lejana, pero ahora Ulmara entendía que su forma lejana era la de un padre muerto. Pasó días enteros sin rezar, buscando un lugar tranquilo para hablar directamente consigo misma, pero la claridad resultante de atar cabos la perturbaba. Sentía que todo estaba mal, en todas partes.
Tuvo más pesadillas, estas autoprovocadas, y sus vaivenes de humor permanecieron, incentivados en parte por el sutil cambio en su paciencia. Tuvo malos despertares, malas contestaciones y, en general, malos momentos en los que mejor se habría quedado callada. Especialmente en la biblioteca.
Las calles de Rocavarancolia se habían vuelto peligrosas y, en una de sus excursiones, la cercana se quedó fuera un rato para asegurarse de que habían perdido de vista a unos perros extraños y para vigilar una de las heridas que le hicieron. En salidas anteriores, el bibliotecario no se había mostrado a ellos, pero Ulmara se engañaba a sí misma y se decía que no había tenido nada que ver. Hasta ese día. Entró bastante después que el resto del grupo y el bibliotecario de los cojones se esfumó en el acto, no volviendo a dirigirles la palabra. Ulmara se dio cuenta (todos lo hicieron) y la rabia que sentía se apoderó de ella. Le gritó al espectro muchas cosas de las que se arrepentiría más tarde y logró tirar un par de libros antes de que entre Fleur, Qwara y Pefka la hicieran entrar en razón y evitaran un desenlace peor. También recibió unos insultos merecidos por parte de Sarah y… “¿Qué cojones, Toni?” le espetó al humano con cara de pocos amigos, después de que… ¿la animara?
Una vez fuera, mientras el resto acababa, la cercana lloró a moco tendido por la rabia y la frustración que sentía. Biblios era un desgraciado más en esta ciudad de imbéciles, pero se había dado cuenta de las repercusiones de sus acciones y eso la aterraba. El bibliotecario podría no haberles vuelto a ayudar y los dioses (¿qué dioses?) sabrían si no les hacía falta en el futuro. Aquello le pesó como una losa, primero, y la alivió después, cuando entendió que la responsabilidad era suya. Eso le sirvió para responder a la pregunta que tanto la atormentaba, propiciando un último rezo.
A partir de ahí volvería a llorar a moco tendido en más ocasiones y, sin arreglar todos los problemas que tenía, la cercana sintió que ponía los pies en el camino correcto; una posición vulnerable. Seguía sintiendo rabia por la situación injusta que vivían, seguía durmiendo mal y seguía moviéndose impulsada por aquella impaciencia nueva, pero comenzó a poner de su parte para que su estado de ánimo no hiciese mal a nadie; como habría hecho la Ulmara de hace seis meses en estas condiciones. A veces la solución era clavarse las uñas y después curar los cortes, a veces era patear con fuerza a los muñecos de entrenamiento y a veces, era tumbarse bocarriba en la azotea, a solas, para dialogar consigo misma. Con los cambios de temperatura, a veces lo hacía envuelta en mantas, como si fuera un polluelo dentro de su huevo.
Pensar en la muerte era desolador, pero se preguntaba a la vez si muchos de los lejanos majaras no se habían quedado enquistados, si su muerte (o re-muerte) no podría ser también un consuelo para ellos. De alguna forma, el mundo era más fácil ahora que todos morían igual y se dio cuenta de lo importante que era preservar su cuerpo y el de los demás. Lo necesitados que estaban de Rua y el papel, de tener cuidado. ¿Tal vez se sentía menos rara? Más como todos, más adolescente que soldado. Y eso estaba bien.
Los demás, ciudad incluída, también cambiaron de muchas maneras: su ánimo mejoró levemente, pero el de Kiki y el de Nery’s cayó en picado; ella dejó de acudir a la biblioteca mientras que Toni y Pefka comenzaban un libro, para sorpresa y deleite de la cercana; crecieron hierbas entre la losa del patio; volvieron a verse con los otros grupos y se conocieron mejor, compartiendo comida; nacieron estrellas nuevas; se apagaron unas relaciones y se encendieron otras; se hicieron más daño, porque despertaron monstruos nuevos en las calles…
—
Y también se despertó ella. Un día más, uno frío. Se desperezó con todo el dolor de su corazón y abandonó el abrigo de las mantas. Se cambió de ropa, cubriéndose tanto como pudo, y aprovechó para ponerse sus pantalones bombachos y taparse la cabeza un poco con su namitka, el velo blanco que había traído desde casa y que apenas había tenido tiempo de usar. Abajo la gente estaba ya de cháchara y no quiso interrumpirles, tampoco tenía muchas ganas de hablar por las mañanas. Sin embargo, sí logró escuchar a Toni antes de entrar y ganas de desayunar no le faltaban.
—Yo misma —respondió a su ofrecimiento de té, y añadió, imitando la pregunta del humano con cierta sorna—. ¿Alguien quiere una tostada?
Alimentarse era su meta principal aquella mañana y las tostadas formaban parte del objetivo. Tal vez más tarde, con los entrenamientos, entrara también en calor.
Esa pregunta se convirtió en su propio monstruo. Quizás era lo que hacía Rocavarancolia con todo lo que la pisaba, a pesar de que los libros y el nublino de Maciel les hubieran abierto los ojos hacia otra dirección. Supuestamente, cuando vieran la luna se convertirían en dioses y la idea solo la hacía bufar de forma inexplicable. Un poco de magia no te convertía en dios, ¿pero qué era un dios siquiera, a estas alturas? Estaba claro para Ulmara que Rocavarancolia había hecho uso de su increíble ventaja mágica para subyugar a los nublinos, es lo que harían tanto Iritria como Alaia si pudieran, ¿no? La paz existía solo porque las fuerzas de ambos reinos eran similares y no conducirían a resultados favorables para nadie.
Lejos de su plano, o de su mundo, comenzaba a entenderlo mejor que cuando estuvo en él. Por desgracia, esto le hacía pensar en su padre de nuevo. Antes creían que, si daba el paso joven, su memoria permanecería intacta en su forma lejana, pero ahora Ulmara entendía que su forma lejana era la de un padre muerto. Pasó días enteros sin rezar, buscando un lugar tranquilo para hablar directamente consigo misma, pero la claridad resultante de atar cabos la perturbaba. Sentía que todo estaba mal, en todas partes.
Tuvo más pesadillas, estas autoprovocadas, y sus vaivenes de humor permanecieron, incentivados en parte por el sutil cambio en su paciencia. Tuvo malos despertares, malas contestaciones y, en general, malos momentos en los que mejor se habría quedado callada. Especialmente en la biblioteca.
Las calles de Rocavarancolia se habían vuelto peligrosas y, en una de sus excursiones, la cercana se quedó fuera un rato para asegurarse de que habían perdido de vista a unos perros extraños y para vigilar una de las heridas que le hicieron. En salidas anteriores, el bibliotecario no se había mostrado a ellos, pero Ulmara se engañaba a sí misma y se decía que no había tenido nada que ver. Hasta ese día. Entró bastante después que el resto del grupo y el bibliotecario de los cojones se esfumó en el acto, no volviendo a dirigirles la palabra. Ulmara se dio cuenta (todos lo hicieron) y la rabia que sentía se apoderó de ella. Le gritó al espectro muchas cosas de las que se arrepentiría más tarde y logró tirar un par de libros antes de que entre Fleur, Qwara y Pefka la hicieran entrar en razón y evitaran un desenlace peor. También recibió unos insultos merecidos por parte de Sarah y… “¿Qué cojones, Toni?” le espetó al humano con cara de pocos amigos, después de que… ¿la animara?
Una vez fuera, mientras el resto acababa, la cercana lloró a moco tendido por la rabia y la frustración que sentía. Biblios era un desgraciado más en esta ciudad de imbéciles, pero se había dado cuenta de las repercusiones de sus acciones y eso la aterraba. El bibliotecario podría no haberles vuelto a ayudar y los dioses (¿qué dioses?) sabrían si no les hacía falta en el futuro. Aquello le pesó como una losa, primero, y la alivió después, cuando entendió que la responsabilidad era suya. Eso le sirvió para responder a la pregunta que tanto la atormentaba, propiciando un último rezo.
A partir de ahí volvería a llorar a moco tendido en más ocasiones y, sin arreglar todos los problemas que tenía, la cercana sintió que ponía los pies en el camino correcto; una posición vulnerable. Seguía sintiendo rabia por la situación injusta que vivían, seguía durmiendo mal y seguía moviéndose impulsada por aquella impaciencia nueva, pero comenzó a poner de su parte para que su estado de ánimo no hiciese mal a nadie; como habría hecho la Ulmara de hace seis meses en estas condiciones. A veces la solución era clavarse las uñas y después curar los cortes, a veces era patear con fuerza a los muñecos de entrenamiento y a veces, era tumbarse bocarriba en la azotea, a solas, para dialogar consigo misma. Con los cambios de temperatura, a veces lo hacía envuelta en mantas, como si fuera un polluelo dentro de su huevo.
Pensar en la muerte era desolador, pero se preguntaba a la vez si muchos de los lejanos majaras no se habían quedado enquistados, si su muerte (o re-muerte) no podría ser también un consuelo para ellos. De alguna forma, el mundo era más fácil ahora que todos morían igual y se dio cuenta de lo importante que era preservar su cuerpo y el de los demás. Lo necesitados que estaban de Rua y el papel, de tener cuidado. ¿Tal vez se sentía menos rara? Más como todos, más adolescente que soldado. Y eso estaba bien.
Los demás, ciudad incluída, también cambiaron de muchas maneras: su ánimo mejoró levemente, pero el de Kiki y el de Nery’s cayó en picado; ella dejó de acudir a la biblioteca mientras que Toni y Pefka comenzaban un libro, para sorpresa y deleite de la cercana; crecieron hierbas entre la losa del patio; volvieron a verse con los otros grupos y se conocieron mejor, compartiendo comida; nacieron estrellas nuevas; se apagaron unas relaciones y se encendieron otras; se hicieron más daño, porque despertaron monstruos nuevos en las calles…
—
Y también se despertó ella. Un día más, uno frío. Se desperezó con todo el dolor de su corazón y abandonó el abrigo de las mantas. Se cambió de ropa, cubriéndose tanto como pudo, y aprovechó para ponerse sus pantalones bombachos y taparse la cabeza un poco con su namitka, el velo blanco que había traído desde casa y que apenas había tenido tiempo de usar. Abajo la gente estaba ya de cháchara y no quiso interrumpirles, tampoco tenía muchas ganas de hablar por las mañanas. Sin embargo, sí logró escuchar a Toni antes de entrar y ganas de desayunar no le faltaban.
—Yo misma —respondió a su ofrecimiento de té, y añadió, imitando la pregunta del humano con cierta sorna—. ¿Alguien quiere una tostada?
Alimentarse era su meta principal aquella mañana y las tostadas formaban parte del objetivo. Tal vez más tarde, con los entrenamientos, entrara también en calor.
- Seth
Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mental
Personajes :
● Devoss: Humano (Países Bajos) Licántropo Tigre
● Maila: Humana (Hawaii) Bruja de la Arena
●Connor: Humano (Canadá)
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Sufre episodios de insomnio. Tendrá episodios de vértigo postural, más frecuentes al levantarse tras dormir, que pueden durar desde minutos a varias horas.
Re: Torreón Sendar
28/01/21, 05:40 pm
La vuelta al torreón transcurrió sin incidentes, pero Maila estuvo en el camino algo meditabunda por una sensación agridulce en su interior. Habían conocido a más gente buena, con la que ayudarse mutuamente en aquella ciudad de locos. Pero el tema de Setenta y Siete estaba ahí. ¿Dónde estaría en aquel momento? Y algo peor aún. ¿En qué iban a cambiar cuando llegara la Luna. No solo estaba el problema de sobrevivir hasta que llegara, si no que igual dejaban de ser ellos mismos después de todo lo que habían pasado.
Los días pasaron y casi como si estuvieran dándole la bienvenida a la Luna la ciudad empezó a cambiar. Podían ver las estrellas, algunos de sus compañeros que nunca habían podido hacer magia ahora eran capaces. Incluso había más actividad de criaturas por las calles. A la hawaiana le recordó a los días anteriores a una feria, cuando empezaba a prepararse todo para el evento. Se avecinaba algo, y la hawaiana sabía que no era la única en notarlo.
Por otro lado su situación con Fleur no mejoró. La notaba distante como nunca antes la había notado, y aunque no sabía muy bien qué hacer al respecto tampoco sentía que ella fuera la que tuviera que hacer algo. Era un sentimiento contradictorio pero sobre todo estresante.
Aquella mañana Maila se levantó de la cama unos momentos más tardes que la francesa y bajó con el sonido de la conversación ya en la habitación.
-Yo quiero una-. Diría siguiéndole el rollo a Ulmara e imitando el tono. -Y buenos días.- Les dijo a todos los que se encontraban allí, mientras miraba de vez en cunado a Fleur.
Los días pasaron y casi como si estuvieran dándole la bienvenida a la Luna la ciudad empezó a cambiar. Podían ver las estrellas, algunos de sus compañeros que nunca habían podido hacer magia ahora eran capaces. Incluso había más actividad de criaturas por las calles. A la hawaiana le recordó a los días anteriores a una feria, cuando empezaba a prepararse todo para el evento. Se avecinaba algo, y la hawaiana sabía que no era la única en notarlo.
Por otro lado su situación con Fleur no mejoró. La notaba distante como nunca antes la había notado, y aunque no sabía muy bien qué hacer al respecto tampoco sentía que ella fuera la que tuviera que hacer algo. Era un sentimiento contradictorio pero sobre todo estresante.
Aquella mañana Maila se levantó de la cama unos momentos más tardes que la francesa y bajó con el sonido de la conversación ya en la habitación.
-Yo quiero una-. Diría siguiéndole el rollo a Ulmara e imitando el tono. -Y buenos días.- Les dijo a todos los que se encontraban allí, mientras miraba de vez en cunado a Fleur.
- Cuervo
Ficha de cosechado
Nombre: Sarah
Especie: Humana
Habilidades: Intuición, inmutabilidad y rapidez mentalPersonajes : ·Guillermo: Humano Brujo de las Pendicularia
·Sarah: Humana y enterradora
Armas : ·Guillermo: ¿El poder de la amistad? y manos.
·Sarah: Lanza y pala
Re: Torreón Sendar
29/01/21, 12:54 pm
Habían cambiado muchas cosas en Sarah, y no solo como resultado de Rocavarancolia sino por ella misma. Dia a dia se esforzaba y buscaba cambiar aquello que no le gustaba. Aunque quizás ellos no lo sabían Iemai, Ulmara y Toni, la habían ayudado a mejorar y habían aliviado el dolor que había en ella, al igual que todos los miembros del torreón a su manera.
Los días antes misteriosos e impactantes se habían vuelto cotidianos y a su manera valiosos. Las salidas se habían vuelto más placenteras y cada vez se veía más segura con su dominio de la lanza y la magia no para luchar contra nadie sino para poder vivir más días. No podía evitar mostrarse más abierta y paciente con los demás. Aunque eso no había evitado que siguiera soltando comentarios bordes. Por lo que en la salida de la biblioteca no pudo evitar ponerse a gritar a ulmara por su comportamiento infantil con el bibliotecario y le había prometido que la próxima vez dejarían a Ulmara en la puerta y dirigido una mirada hiriente a Toni por animarla.
Los sueños siempre habían sido importantes para Sarah, no solo por el descanso que tanta falta le hacía, sino por el mensaje que en ellos veía, por lo que esa mañana se quedó parada en la cama todavía temblando por el frío y la soledad que su sueño le había enseñado, respiro y entendió el mensaje, eso es lo que podría ser, lo que podría haber sido si no hubiera decidido cambiar, entendió que lo que nos transforma en monstruos no son los instintos ni los pensamientos sino lo que decidimos hacer.
Ese sueño aunque terrorífico hizo que despertara con buen humor porque sabía lo que quería hacer a partir de ahora, ser una persona en la que mereciera la pena confiar. La mayor parte ya se encontraba desayunado y el alboroto era considerable, así que decidio bajar:
-Madre mía con qué energía os habéis despertado hoy, ¿Dónde puedo coger un te?
Los días antes misteriosos e impactantes se habían vuelto cotidianos y a su manera valiosos. Las salidas se habían vuelto más placenteras y cada vez se veía más segura con su dominio de la lanza y la magia no para luchar contra nadie sino para poder vivir más días. No podía evitar mostrarse más abierta y paciente con los demás. Aunque eso no había evitado que siguiera soltando comentarios bordes. Por lo que en la salida de la biblioteca no pudo evitar ponerse a gritar a ulmara por su comportamiento infantil con el bibliotecario y le había prometido que la próxima vez dejarían a Ulmara en la puerta y dirigido una mirada hiriente a Toni por animarla.
Los sueños siempre habían sido importantes para Sarah, no solo por el descanso que tanta falta le hacía, sino por el mensaje que en ellos veía, por lo que esa mañana se quedó parada en la cama todavía temblando por el frío y la soledad que su sueño le había enseñado, respiro y entendió el mensaje, eso es lo que podría ser, lo que podría haber sido si no hubiera decidido cambiar, entendió que lo que nos transforma en monstruos no son los instintos ni los pensamientos sino lo que decidimos hacer.
Ese sueño aunque terrorífico hizo que despertara con buen humor porque sabía lo que quería hacer a partir de ahora, ser una persona en la que mereciera la pena confiar. La mayor parte ya se encontraba desayunado y el alboroto era considerable, así que decidio bajar:
-Madre mía con qué energía os habéis despertado hoy, ¿Dónde puedo coger un te?
- ☽◯☾:
BRUJA 1.ªHabla.BRUJA 2.ªPregúntanos.BRUJA 3.ªÁ todo te responderemos.
- Lathspell
Ficha de cosechado
Nombre: Kyllikki Paasikoski
Especie: Humana
Habilidades: Buena menoria, muy buena, lealtad, y facilidad para los idiomas.
Personajes : Zobriel: Nublino transformado en Basilisco
Kyllikki: Humana cosechada.
Armas : Zobriel: Malicioso, Colmillo veneno, Cuchillada, Cola veneno
Kyllikki: Elataquedelasmilteoriascientificasypseudocientificasmasinutildetodoslostiempos
Status : Disponible para cualquier debate ilógico
Humor : Culpable de dibujar horrible y hacer chistes peores aun
Re: Torreón Sendar
29/01/21, 06:22 pm
Kiki cerro los ojos, y los abrió de nuevo, y los volvió a cerrar. Su intento de escabullirse había fracasado así que tomo aire y empezó a enfrentar las muestras de afecto de sus amigos. Sacudió la cabeza por primera vez a la pregunta sobre su sueño. Luego sonrió ante el saludo alejado y luego su cuello empezó a tener mas trabajo, asintió fervientemente, cinco, seis, siete veces para decir que si estaba agotada y luego sonó un “crack” cuando cambio de dirección y empezó a negar con la cabeza para decirle que “no es necesario que te molestes por mi en serio estoy bien aunque no pero tranmquilaporqueestarebiennoesquemevayaaquedarsicomery...” pero sin articular palabra y solo con movimientos.
Cuando llegó Nery’s se sonrojó y hubiese querido abrazarlo, pero su pesadilla aun estaba demasiado vivida en su mente así que solo le dijo que no, de nuevo con muchos, muchos movimientos de cabeza. Hubiera querido salir de allí pero tampoco era tan tonta socialmente, es decir ella se consideraba muy inepta para socializar, pero ya estaba tocando extremos. Solo suspiro mientras seguía negando ante la oferta del frivy de sacarla de allí.
El único cambio mínimo fue cuando Toni entro de buen humor. Solo lo apuñalo mentalmente en 8 sitios no letales mientras terminaba de negar a las preguntas y tomaba una taza para quedarse con ellos a desayunar. No había sido su plan desde el inicio pero dudaba que el frivy la dejara escabullirse tan descaradamente…y aunque lo hiciera, estaba total y absolutamente segura que algún día, se lo recordaría con algo como “si si, hay que ser políticos como cuando te saliste del desayuno en frente de todos sin decir nada” y su orgullo no pensaba regalarle frases así a Nery’s.
Suspiro esperando que nadie le hiciera preguntas aquella mañana y se dedico a dar sorbos pequeños de su taza mientras paseaba la mirada como una ardilla detrás de su taza sujeta por ambas manos.
Cuando llegó Nery’s se sonrojó y hubiese querido abrazarlo, pero su pesadilla aun estaba demasiado vivida en su mente así que solo le dijo que no, de nuevo con muchos, muchos movimientos de cabeza. Hubiera querido salir de allí pero tampoco era tan tonta socialmente, es decir ella se consideraba muy inepta para socializar, pero ya estaba tocando extremos. Solo suspiro mientras seguía negando ante la oferta del frivy de sacarla de allí.
El único cambio mínimo fue cuando Toni entro de buen humor. Solo lo apuñalo mentalmente en 8 sitios no letales mientras terminaba de negar a las preguntas y tomaba una taza para quedarse con ellos a desayunar. No había sido su plan desde el inicio pero dudaba que el frivy la dejara escabullirse tan descaradamente…y aunque lo hiciera, estaba total y absolutamente segura que algún día, se lo recordaría con algo como “si si, hay que ser políticos como cuando te saliste del desayuno en frente de todos sin decir nada” y su orgullo no pensaba regalarle frases así a Nery’s.
Suspiro esperando que nadie le hiciera preguntas aquella mañana y se dedico a dar sorbos pequeños de su taza mientras paseaba la mirada como una ardilla detrás de su taza sujeta por ambas manos.
El Odio es por mucho el placer mas duradero. El hombre Ama con prisas, pero llega a Odiar con mucha calma.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Personajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Torreón Sendar
31/01/21, 07:37 pm
Pronto estuvieron casi todos en la cocina, y Kiki parecía estar rara pero no quería preguntas así que el hijo de lunas no insistió, ya se encargaría Nery's de ella. Se apuntó al desayuno, eso sí, y decidió acompañar las tostadas con carne que empezó a hacerse en el fuego.
Cuando bajó Sarah y comentó lo de la energía, Pefka se rió, y miró a Toni de refilón por si le hacía la misma gracia. El nombrado tenía cristalitos en el bolsillo del pantalón y los hizo tintinear entre ellos.
—Sí, si yo te contara...
Se le escapó un bostezo mientras se servía y se fue para la mesa con su plato. Se sirvió té también y antes de sentarse sacó los cristales y los colocó en la mesa.
—Hablando de energía... ¿Habéis notado algún cambio últimamente? Porque he conseguido hacer magia dos veces, anoche y esta mañana... y no sé, quizás podríais probar, no sé qué puede haber cambiado.
Cuando bajó Sarah y comentó lo de la energía, Pefka se rió, y miró a Toni de refilón por si le hacía la misma gracia. El nombrado tenía cristalitos en el bolsillo del pantalón y los hizo tintinear entre ellos.
—Sí, si yo te contara...
Se le escapó un bostezo mientras se servía y se fue para la mesa con su plato. Se sirvió té también y antes de sentarse sacó los cristales y los colocó en la mesa.
—Hablando de energía... ¿Habéis notado algún cambio últimamente? Porque he conseguido hacer magia dos veces, anoche y esta mañana... y no sé, quizás podríais probar, no sé qué puede haber cambiado.
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
My Only Escape Is Underground
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Torreón Sendar
01/02/21, 09:42 pm
Un sonido interrumpió la conversación entre los sendarios despiertos. Era algo inusual en general, pero lo era más a aquellas horas tempranas: un grito en el exterior. Decía sus nombres, tratando de llamar su atención. Se trataba de una única voz, y quienes tuviesen mejor oído podrían incluso reconocerla.
—¡Abridme, por favor! —decía Nori en el exterior, con un deje desesperado. Se encontraba solo, en medio de la calle—. Necesitamos vuestra ayuda, por favor…
—¡Abridme, por favor! —decía Nori en el exterior, con un deje desesperado. Se encontraba solo, en medio de la calle—. Necesitamos vuestra ayuda, por favor…
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.Personajes : ●Ruth: Humana (Israel)
Demonio de Fuego
●Tayron: Humano (Bélgica)
Lémur
●Fleur: Humana (Francia)
Siwani
●Aniol: Humano (Polonia)
Unidades mágicas : 03/12
Síntomas : Querrá salir más del torreón. En ocasiones, aparecerán destellos de luz a su alrededor que duran un instante.
Status : KANON VOY A POR TI
Humor : Me meo ;D
Re: Torreón Sendar
02/02/21, 02:54 pm
Con el ceño fruncido Fleur contemplaba como Kiki negaba con la cabeza y parecía esconderse tras su taza sin mediar palabra. Aunque era evidente que no quería que la molestaran a la chica le habría gustado dejarle claro que podían hablar en otro momento o hacer hincapié en que podía apoyarse en ella. Pero su parte más egoísta guardó silencio, no le apetecía tener que lidiar con nadie más que con sus problemas. Y puede que aquello tuviera que ver con las miradas cortas e intensas que intercambiaba con Maila. Quizá se centraba demasiado en sí misma y estaba cambiando, antes le gustaba ayudar y ahora lo hacía casi por obligación. A lo mejor esa era la verdadera Fleur, no tan buena samaritana como le habían inculcado. Solo deseaba sentirse bien.
La francesa estaba de acuerdo con Sarah, percibía mucha energía esa mañana. Estuvo a punto de contestarle a Pefka con una sonrisa cuando algo le heló la sangre, giró la cabeza hacia ambos lados como para comprobar que no estaba loca.
—Parece... eso... parece que es Nori —la urgencia en su voz le trajo malos recuerdos, unos recuerdos en forma de lacerante dolor en el costado y expresiones preocupadas y graves de sus compañeros. Con mal cuerpo la joven se dirigió a bajar el puente levadizo— voy yo... —avisó. El hijo de lunas tenía razón, ella también notaba un cambio en sí misma aunque desde otra perspectiva diferente. Seguía siendo una niña asustada, pero al menos ya sabía que hacer, especialmente después de tener unas semanas tan agitadas con más alimañas y heridas de lo normal.
Seguía rezando, pero las piedras no paraban de caer en su tejado.
La francesa estaba de acuerdo con Sarah, percibía mucha energía esa mañana. Estuvo a punto de contestarle a Pefka con una sonrisa cuando algo le heló la sangre, giró la cabeza hacia ambos lados como para comprobar que no estaba loca.
—Parece... eso... parece que es Nori —la urgencia en su voz le trajo malos recuerdos, unos recuerdos en forma de lacerante dolor en el costado y expresiones preocupadas y graves de sus compañeros. Con mal cuerpo la joven se dirigió a bajar el puente levadizo— voy yo... —avisó. El hijo de lunas tenía razón, ella también notaba un cambio en sí misma aunque desde otra perspectiva diferente. Seguía siendo una niña asustada, pero al menos ya sabía que hacer, especialmente después de tener unas semanas tan agitadas con más alimañas y heridas de lo normal.
Seguía rezando, pero las piedras no paraban de caer en su tejado.
"Ya No Hay Fuego, Pero Sigue Quemando."
"Son Un Sentimiento Suspendido En El Tiempo, A Veces Un Evento Terrible Condenado A Repetirse."
"Deja Que Tu Fe Sea Más Grande Que Tus Miedos."
"¡Se Lo Diré Al Señor Santa!"
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astuciaPersonajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Torreón Sendar
02/02/21, 04:22 pm
Cuando todos volvieron de su salida a buscar algo para curar a Fleur y le le dijeron que ella podría hacer algo al respecto, no se lo pensó ni por un momento. No sabía cuánto podría agotarla esa cosa, cuando energía mágica o lo que fuese tendría que dar, pero la sueca solo pudo pensar en que ahí había una oportunidad de salvar a Fleur y actuó en consecuencia. La chica también estaba más que firme en intentarlo asique Rua se concentró como nunca antes en su vida encargar ese amuleto. Que la vía de alguien dependiera de ella, de forma literal, era una enorme presión a la que nunca se había enfrentado, pero intento mantenerse calmada.
Rua no era creyente, pero por primera vez en su vida realmente rezo a algo, quien fuese, lo que fuese, para que aquello funcionase. El agotamiento posterior a cargar ese amuleto la dejo sin fuerzas de mantenerse en pie, teniéndose que sentar en la silla junto a la mesa, sentía como si hubieran drenado prácticamente cada gota de energía de su cuerpo, lo cual aprecia haber sido el caso. No llego a ver el momento exacto en el que el amuleto toco a Fleur porque sus ojos se cerraron por el cansancio, apoyando junto a la mesa donde ni el dolor en su brazo pudo hacer nada contra su cansancio.
Usando espabilo no debía haber pasado más de una hora, seguía cansada probablemente ojerosa como un panda, peor sus ojos se fueron hacia Fleur que lucía mucho mejor, su respiración nos e veía tan agitad ay aprecia estar descansando. Solo quedaba esperar y confirmar que todo hubiese funcionado.
Sus compañeros seguían allí mayormente velando por la francesa, que aparecía haber sido librada de una muerte segura. Ruan se movió demasiado de su asiento, los restos del desayuno había sido limpiado y todo lucía un poco como si nada hubiese pasado. Salvo por la cama donde Fleur aun dormía. Rua se mantuvo silenciosa intentando concentrarse en algo que no fuese el dolor que había vuelto a su brazo y cuando Fleur por fin despertó, sintió como algo en su estómago que ni siquiera se había dado cuenta sentía, parecía relajarse. Rua sintió como sus ojos querían llenarse de lágrimas, pero se negó completamente a llorar y miro a Fleur con una amplia sonrisa cansada, cuando ella les dirigió unas palabras de miradas de agradecimientos a todos, que lucía aliviados a un grado imposible de describir.
Se había unido un poco más de alguna forma tras toda esa mierda.
-Te dije que eras fuerte, mi magia solo te ayudo con un empujoncito- le dijo Rua a Fleur guiñándole un ojos, sonriendo enormemente aliviada. Se había salvado de algo que casi aprecia imposible.
---------------
El suceso con el lagarto del diablo quedo atrás, ma son olvidado, ni por asomo, se itnento reforzar la seguridad y las vigías, aunque lidiar con algo que se camuflaba era algo difícil e hizo lo que se pudo. Rua tuvo que esperar al menos dos días tras lo sucedido para curarse ella misma, ya que la siguiente carga la uso en Kiki. El amuleto drenaba todas sus energías y no le permitía cargarlo más de una vez al día, y aun así en tres días que lo hizo de forma continua quedo por los suelos.
Aun así, cuando pasaron algunos días más tras que ella misma se recuperase, de una forma sorpresiva realmente, ese amuleto era glorioso, se decidió a cargarlo nuevamente aun si no le tenían uso por el momento. Rua no sabía si cuando lo necesitasen ella iba a tener fuerzas para cagarlo de emergencia y sabiendo que era la única que podía hacer algo que hiciera una diferencia entre que un compañero muriera o se salvara, decidido cargarlo nuevamente y mantenerlo ahí como una reserva curativa para cuando se necesitase. Y no fue la única vez que lo hizo. Siempre que el amuleto era usado, pues lamentablemente no fue la última vez, la ciudad se iba volviendo más peligrosa conforme sus salidas se hacían más habituales. Rua volvía a cargarlo sin que nadie se lo preguntase o pidiese, sentía que era algo que podía hacer, de lo que era de alguna forma responsable. Incluso si era una responsabilidad que ella misma se había impuesto.
Para la sueca cargar esa cosa suponía horas de cansancio y una incapacidad mágica temporal, pero él no poseer magia le era más común que poseerla, asique el pago le parecía nimio si podía darles una oportunidad a sus compañeros, o incluso a ella misma, de salvarse de algo fatal.
El descubrimiento de que había más gente afuera, y que les informaron los Macieleros, les trajeron una nueva oportunidad de salir, de conocerlo, de ver si necesitaban ayuda o si podían entablar algún tipo de comunicación. Todos estaban en la misma situación de medirá al final. Rua no pudo asistir a la primera de las salidas. Había cargado el dichoso amuleto aquella noche y aun se sentía como si le hubiera pasado un tractor por encima.
Aun así, existía cierta tensión sobre si la gente de ese otro torreón los recibiría de mala o buena forma, en qué estado estarían. Sus compañeros volvieron sin problema y traían información, no solo de gente nueva de mundos que ni siquiera existían entre los que había en Maciel, había mas humanos entre ellos pero también más gente que Rua se moría por conocer. También sus compañeros vinieron con una información que la dejo un poco desconcertada. ¿Qué era eso e transformarse? ¿Es aluna no era entonces no era ningún tipo de ceremonia extraña de cacería done ellos eran las presas, como habían supuesto? Eso de cambiar, no entendía muy bien a que se refería, pero no sabía si terminaba de agradarle la idea. Ya habían cambiado. Todos ellos o bueno, casi todos. Tener magia no es que fuera lo más normal del mundo que se dijese.
Rua se sentía una tanto insegura con aquella nueva información que había recibido, no sabía si aceptarla con los brazos abiertos o con desconfiada, asique se mantuvo en un sentimiento un tanto intermedio, reserva. No podía fiarse, por más magia que poseyera y por más flexible que se hubiera vuelto en creer en algo que parecía imposible, a esas alturas nada que pudiera darles esa ciudad, bueno o malo, vendría sin un precio. Era lo que había aprendido en ese tiempo. Y el precio era lo que la asustaba. Eso y el resultado final de lo que esa Luna haría en ellos.
Y conforme el tiempo paso y las cosas se consolidaron con los otros torreones, sintió que su compañero de alguna forma acababan influenciados tambien. En el aire se respiraba contantemente una suerte de mezcla de incertidumbre, ansias, confusión por la llegada de esa Luna. Por la aparición cada vez más contante de aquellas jodidas bestias que solo les hacía más difícil ir a por comida, ya ni decir de pisar la biblioteca o el resto de torreones. Sin contar que la sueca tenía la impresión que, con cada una de sus salidas, parecía arriesgar al grupo de más. Sus compañeros se mantenían incluso más precavidos a su alrededor, a que no le pasara nada cuando salían juntos, o al menos esa impresión tenia Rua y aunque agradecía la preocupación, cuando aquello se volvió algo casi latente en cada salida donde ella fuera, conforme la cosa se volvió más peligros, a empezó a sentirse algo agobiada.
Sabia porque lo hacían, incluso si no era tal vez intencional ni premeditado. Si a ella le pasaba algo, ellos perderían la basa de curación del amuleto. Era algo utilitario pero comprensible, de forma racional lo era. Pero en su mente, cansada por las veces que debía rellenar el amuleto, por la mierda de la Luna que parecía seguir acercándose a cada paso, conforme el cielo parecía llenarse de estrellas cada noche como una cuenta atrás invertida, empezaba a pasarle factura.
Un pequeño sentimiento de inconformidad empezó a nacer en ella, pues empezaba a sentirse como si fuese más importante su magia y lo que ella aportaba al grupo, que ella misma como Rua, sin contar que su ego le decía que podía cuidarse sola. No tenía sentido ¿pero algo de lo que les pasaba lo tenía? Porque, por otro lado, se sentía orgullosa de lo que podía hacer, porque de alguna forma tuvieran que depender un poco de ella, era cierto, su ego lo agradecía tras tantos palos recibidos, era agradable de algún modo que su presencia fuese necesitada y su ausencia fuera un factor de riesgo. No tenía sentido al final, nada de cómo se sentía lo tenía. Era una constante montaña rusa de emociones contradictorias que aparecia cuando más cansada y harta estaba ya de todo. De esa ciudad, de la llegada de esa Luna de mierda, de los mosntruos que se volvian mas peligrosos.
Rua ignoraba mayormente aquel sentimiento ambiguo, sus compañeros no estaban haciendo nada malo y ni siquiera era algo intencional, lo notaba. Pero no podía evitar incomodarse y molestarse sin ninguna razon aparente, porque realmente sus compañeros y ella misma no podia ser mas cuidadosos en las salidas. El riesgo era mayor a cuando llegaron, eso era mas que obvio, solo ir por comida ya era peligroso, pero era mas una cuestion de la ciudad a que ellos fueran descuidados. Lo sabia, realmente lo sabia pero cuando su estres se elevaba demasiado por alguna salida no exitosa, su mente se enveneba de mas y magnificaba lo inexistente. Pensamiento venenonosos, cruzaban su mente cuando eso pasaba. Y aunque fueron cosas que nunca pronuncio en voz alta, su expresión fastidiaba había ocasionado alguna vez alguna discusión, especialmente con Ulmara, por no decir solo con ella, que parecía un radar para captar cual mala vibración a su alrededor y que explotaba en respuesta. Era algo que solo paso alguna vez y acabo igual de repentinamente como empezó. Era a sus ojos, una forma de sacar todo el estrés acumulado. No llego a mayores por suerte.
Otra forma en la que fue sacando aquello, fue entrenando y estudiando por raro que pudiera parecer con su actitud, estudiar le calmaba, leer, centrarse en algo. Y los hechizos era una buena forma de hacerlo ahora que poseían más que antes. Se sentía de alguna forma cada vez más fuerte, que podía hacer más cosas. Uno de los hechizos que llamo su atención, por tonto que fuera, fue el de cambiar los colores, cuando lo descubrieron lo primero que pensó fue en usarlo en su pelo más no lo hizo. Su pelo esas alturas era más largo, los mechones le llevaba por debajo del mentón así rozando al clavículas y el cabello le llegaba ya casi a los hombros. Había dejado de ser morado del todo y solo quedaba en apenas un apenas degradado que le daba a su pelo como un brillo ligeramente gris violáceo, y donde ya se veía buena parte de las raíces de cabello de su color original. Su albinismo si ya no era obvio antes con sus ojos, lo era ahora sin duda, donde su color de pelo original, un rubio casi blanco, resaltaba bajo el apenas color que le quedaba. Fue paulatino, por supuesto, pero tuvo que mencionar en alguna ocasión medio en broma, para aquellos compañeros que no sabía que le pasaba que era algo normal, que no era ningún cambio mágico extraño.
Las cosas se ponia mas dificiles fuera, cierto, pero tambien se hacian mas unidos en cierta forma entre ellos y con otros torreones y Rua llego en algun momento a dejar de prestarle atencion al veneno que a veces hacia mella en sus emociones, proque no tenia sentido, proque no podia cuidarse mas d elo que ya lo hacia y porque iba a vovlerse loca a ese paso estresandose por nada. Necesitaba mantenerse segura, centrada y simplemente sobrevivir, sin pensar en mierdas ni culpar a nadie. Y asi con el pasar de los dias y dandose cuenta que empezaba a ser una dramas mas que alguien racional, fue intentando deshacer de ese veneno de su interior para hacerlo desaparecer y que no viera de nuevo la luz del sol.
-------------------
Aquella mañana Rua se levanto con un ligero escalofrio, que lejos de desagradarle le resulto conocido y bienvenido. Hacia frio, un frio que para Rua siendo del norte, era algo más que habitual. Solo eso le hizo levantarse con un poco de mejor humor que de costumbre, especialmente tras haber pasado la peor regla de su vida, en los meses que llevaba allí, uno días tras. Se sentía renovada, para variar. Aun así, noto, que apenas había gente en la habitación cuando despertó, sin contar a los que hicieron ronda esa noche.
Se levantó de la cama, sintiendo el fresco de la piedra bajo sus pies descalzo, aun así, a pesar de estar acostumbrada al clima, la idea de un posible refriado en ese sitio no le atraía, asique se puso unos calcetines calentitos que tenía reservados en su baúl y vistiendo los pantalones cortos que usaba para dormir y una amplia camiseta que usaba casi como vestido y que era también gordita, bajo, encontrado a sus compañeros ya empezando a reunirse. Vio a Kiki cubierta en un manta como si fuera una bola, no lucia demasiado bien en realidad. La chica realmente había estado bastante distante por semanas y nadie parecia tener claro que le pasaba.
Varios de sus compañeros le preguntaron, pero la chica no parecia muy dispuesta a hablar y Rua nos era la que presionaría. El ambiente de la sala era dispar, por un lado, Kiki que lucía sin gana por otro lado Toni con su revitalizante energía habitual, animando el lugar. Rua entonces se acercó al grupo sonriéndole, no habiendo escuchado las palabras de Pefka.
- ¡Ey, Buenos días, que ánimos! No le diría que no a un buen té calentito y un tosta…- sus palabras se vieron interrumpidas por un llamado a la puerta que la hizo sobresaltarse. Su cerebro tardó unos segundos en procesar la voz que escuchaba, reconociéndola como uno de los chicos de Maciel, cosa que Fleur le confirmo. Un sentido de alarma se despertó en ella de inmediato, espabilándola de cualquier rastro de sopor que quedara en su organismo.
- Voy asomarme por la ventana, a ver qué demonios pasa- dijo Rua de inmediato adelantándose, siendo que estaba aún apenas en el medio del cuarto y fue a asomarse a una de las ventanitas que daba a la entrada del torreón, con un hechizo ya en su mente para ser disparado de ser necesario, mientras Fleur iba a abrir el puente para que pudieran abrirle la puerta.
Rua no era creyente, pero por primera vez en su vida realmente rezo a algo, quien fuese, lo que fuese, para que aquello funcionase. El agotamiento posterior a cargar ese amuleto la dejo sin fuerzas de mantenerse en pie, teniéndose que sentar en la silla junto a la mesa, sentía como si hubieran drenado prácticamente cada gota de energía de su cuerpo, lo cual aprecia haber sido el caso. No llego a ver el momento exacto en el que el amuleto toco a Fleur porque sus ojos se cerraron por el cansancio, apoyando junto a la mesa donde ni el dolor en su brazo pudo hacer nada contra su cansancio.
Usando espabilo no debía haber pasado más de una hora, seguía cansada probablemente ojerosa como un panda, peor sus ojos se fueron hacia Fleur que lucía mucho mejor, su respiración nos e veía tan agitad ay aprecia estar descansando. Solo quedaba esperar y confirmar que todo hubiese funcionado.
Sus compañeros seguían allí mayormente velando por la francesa, que aparecía haber sido librada de una muerte segura. Ruan se movió demasiado de su asiento, los restos del desayuno había sido limpiado y todo lucía un poco como si nada hubiese pasado. Salvo por la cama donde Fleur aun dormía. Rua se mantuvo silenciosa intentando concentrarse en algo que no fuese el dolor que había vuelto a su brazo y cuando Fleur por fin despertó, sintió como algo en su estómago que ni siquiera se había dado cuenta sentía, parecía relajarse. Rua sintió como sus ojos querían llenarse de lágrimas, pero se negó completamente a llorar y miro a Fleur con una amplia sonrisa cansada, cuando ella les dirigió unas palabras de miradas de agradecimientos a todos, que lucía aliviados a un grado imposible de describir.
Se había unido un poco más de alguna forma tras toda esa mierda.
-Te dije que eras fuerte, mi magia solo te ayudo con un empujoncito- le dijo Rua a Fleur guiñándole un ojos, sonriendo enormemente aliviada. Se había salvado de algo que casi aprecia imposible.
---------------
El suceso con el lagarto del diablo quedo atrás, ma son olvidado, ni por asomo, se itnento reforzar la seguridad y las vigías, aunque lidiar con algo que se camuflaba era algo difícil e hizo lo que se pudo. Rua tuvo que esperar al menos dos días tras lo sucedido para curarse ella misma, ya que la siguiente carga la uso en Kiki. El amuleto drenaba todas sus energías y no le permitía cargarlo más de una vez al día, y aun así en tres días que lo hizo de forma continua quedo por los suelos.
Aun así, cuando pasaron algunos días más tras que ella misma se recuperase, de una forma sorpresiva realmente, ese amuleto era glorioso, se decidió a cargarlo nuevamente aun si no le tenían uso por el momento. Rua no sabía si cuando lo necesitasen ella iba a tener fuerzas para cagarlo de emergencia y sabiendo que era la única que podía hacer algo que hiciera una diferencia entre que un compañero muriera o se salvara, decidido cargarlo nuevamente y mantenerlo ahí como una reserva curativa para cuando se necesitase. Y no fue la única vez que lo hizo. Siempre que el amuleto era usado, pues lamentablemente no fue la última vez, la ciudad se iba volviendo más peligrosa conforme sus salidas se hacían más habituales. Rua volvía a cargarlo sin que nadie se lo preguntase o pidiese, sentía que era algo que podía hacer, de lo que era de alguna forma responsable. Incluso si era una responsabilidad que ella misma se había impuesto.
Para la sueca cargar esa cosa suponía horas de cansancio y una incapacidad mágica temporal, pero él no poseer magia le era más común que poseerla, asique el pago le parecía nimio si podía darles una oportunidad a sus compañeros, o incluso a ella misma, de salvarse de algo fatal.
El descubrimiento de que había más gente afuera, y que les informaron los Macieleros, les trajeron una nueva oportunidad de salir, de conocerlo, de ver si necesitaban ayuda o si podían entablar algún tipo de comunicación. Todos estaban en la misma situación de medirá al final. Rua no pudo asistir a la primera de las salidas. Había cargado el dichoso amuleto aquella noche y aun se sentía como si le hubiera pasado un tractor por encima.
Aun así, existía cierta tensión sobre si la gente de ese otro torreón los recibiría de mala o buena forma, en qué estado estarían. Sus compañeros volvieron sin problema y traían información, no solo de gente nueva de mundos que ni siquiera existían entre los que había en Maciel, había mas humanos entre ellos pero también más gente que Rua se moría por conocer. También sus compañeros vinieron con una información que la dejo un poco desconcertada. ¿Qué era eso e transformarse? ¿Es aluna no era entonces no era ningún tipo de ceremonia extraña de cacería done ellos eran las presas, como habían supuesto? Eso de cambiar, no entendía muy bien a que se refería, pero no sabía si terminaba de agradarle la idea. Ya habían cambiado. Todos ellos o bueno, casi todos. Tener magia no es que fuera lo más normal del mundo que se dijese.
Rua se sentía una tanto insegura con aquella nueva información que había recibido, no sabía si aceptarla con los brazos abiertos o con desconfiada, asique se mantuvo en un sentimiento un tanto intermedio, reserva. No podía fiarse, por más magia que poseyera y por más flexible que se hubiera vuelto en creer en algo que parecía imposible, a esas alturas nada que pudiera darles esa ciudad, bueno o malo, vendría sin un precio. Era lo que había aprendido en ese tiempo. Y el precio era lo que la asustaba. Eso y el resultado final de lo que esa Luna haría en ellos.
Y conforme el tiempo paso y las cosas se consolidaron con los otros torreones, sintió que su compañero de alguna forma acababan influenciados tambien. En el aire se respiraba contantemente una suerte de mezcla de incertidumbre, ansias, confusión por la llegada de esa Luna. Por la aparición cada vez más contante de aquellas jodidas bestias que solo les hacía más difícil ir a por comida, ya ni decir de pisar la biblioteca o el resto de torreones. Sin contar que la sueca tenía la impresión que, con cada una de sus salidas, parecía arriesgar al grupo de más. Sus compañeros se mantenían incluso más precavidos a su alrededor, a que no le pasara nada cuando salían juntos, o al menos esa impresión tenia Rua y aunque agradecía la preocupación, cuando aquello se volvió algo casi latente en cada salida donde ella fuera, conforme la cosa se volvió más peligros, a empezó a sentirse algo agobiada.
Sabia porque lo hacían, incluso si no era tal vez intencional ni premeditado. Si a ella le pasaba algo, ellos perderían la basa de curación del amuleto. Era algo utilitario pero comprensible, de forma racional lo era. Pero en su mente, cansada por las veces que debía rellenar el amuleto, por la mierda de la Luna que parecía seguir acercándose a cada paso, conforme el cielo parecía llenarse de estrellas cada noche como una cuenta atrás invertida, empezaba a pasarle factura.
Un pequeño sentimiento de inconformidad empezó a nacer en ella, pues empezaba a sentirse como si fuese más importante su magia y lo que ella aportaba al grupo, que ella misma como Rua, sin contar que su ego le decía que podía cuidarse sola. No tenía sentido ¿pero algo de lo que les pasaba lo tenía? Porque, por otro lado, se sentía orgullosa de lo que podía hacer, porque de alguna forma tuvieran que depender un poco de ella, era cierto, su ego lo agradecía tras tantos palos recibidos, era agradable de algún modo que su presencia fuese necesitada y su ausencia fuera un factor de riesgo. No tenía sentido al final, nada de cómo se sentía lo tenía. Era una constante montaña rusa de emociones contradictorias que aparecia cuando más cansada y harta estaba ya de todo. De esa ciudad, de la llegada de esa Luna de mierda, de los mosntruos que se volvian mas peligrosos.
Rua ignoraba mayormente aquel sentimiento ambiguo, sus compañeros no estaban haciendo nada malo y ni siquiera era algo intencional, lo notaba. Pero no podía evitar incomodarse y molestarse sin ninguna razon aparente, porque realmente sus compañeros y ella misma no podia ser mas cuidadosos en las salidas. El riesgo era mayor a cuando llegaron, eso era mas que obvio, solo ir por comida ya era peligroso, pero era mas una cuestion de la ciudad a que ellos fueran descuidados. Lo sabia, realmente lo sabia pero cuando su estres se elevaba demasiado por alguna salida no exitosa, su mente se enveneba de mas y magnificaba lo inexistente. Pensamiento venenonosos, cruzaban su mente cuando eso pasaba. Y aunque fueron cosas que nunca pronuncio en voz alta, su expresión fastidiaba había ocasionado alguna vez alguna discusión, especialmente con Ulmara, por no decir solo con ella, que parecía un radar para captar cual mala vibración a su alrededor y que explotaba en respuesta. Era algo que solo paso alguna vez y acabo igual de repentinamente como empezó. Era a sus ojos, una forma de sacar todo el estrés acumulado. No llego a mayores por suerte.
Otra forma en la que fue sacando aquello, fue entrenando y estudiando por raro que pudiera parecer con su actitud, estudiar le calmaba, leer, centrarse en algo. Y los hechizos era una buena forma de hacerlo ahora que poseían más que antes. Se sentía de alguna forma cada vez más fuerte, que podía hacer más cosas. Uno de los hechizos que llamo su atención, por tonto que fuera, fue el de cambiar los colores, cuando lo descubrieron lo primero que pensó fue en usarlo en su pelo más no lo hizo. Su pelo esas alturas era más largo, los mechones le llevaba por debajo del mentón así rozando al clavículas y el cabello le llegaba ya casi a los hombros. Había dejado de ser morado del todo y solo quedaba en apenas un apenas degradado que le daba a su pelo como un brillo ligeramente gris violáceo, y donde ya se veía buena parte de las raíces de cabello de su color original. Su albinismo si ya no era obvio antes con sus ojos, lo era ahora sin duda, donde su color de pelo original, un rubio casi blanco, resaltaba bajo el apenas color que le quedaba. Fue paulatino, por supuesto, pero tuvo que mencionar en alguna ocasión medio en broma, para aquellos compañeros que no sabía que le pasaba que era algo normal, que no era ningún cambio mágico extraño.
Las cosas se ponia mas dificiles fuera, cierto, pero tambien se hacian mas unidos en cierta forma entre ellos y con otros torreones y Rua llego en algun momento a dejar de prestarle atencion al veneno que a veces hacia mella en sus emociones, proque no tenia sentido, proque no podia cuidarse mas d elo que ya lo hacia y porque iba a vovlerse loca a ese paso estresandose por nada. Necesitaba mantenerse segura, centrada y simplemente sobrevivir, sin pensar en mierdas ni culpar a nadie. Y asi con el pasar de los dias y dandose cuenta que empezaba a ser una dramas mas que alguien racional, fue intentando deshacer de ese veneno de su interior para hacerlo desaparecer y que no viera de nuevo la luz del sol.
-------------------
Aquella mañana Rua se levanto con un ligero escalofrio, que lejos de desagradarle le resulto conocido y bienvenido. Hacia frio, un frio que para Rua siendo del norte, era algo más que habitual. Solo eso le hizo levantarse con un poco de mejor humor que de costumbre, especialmente tras haber pasado la peor regla de su vida, en los meses que llevaba allí, uno días tras. Se sentía renovada, para variar. Aun así, noto, que apenas había gente en la habitación cuando despertó, sin contar a los que hicieron ronda esa noche.
Se levantó de la cama, sintiendo el fresco de la piedra bajo sus pies descalzo, aun así, a pesar de estar acostumbrada al clima, la idea de un posible refriado en ese sitio no le atraía, asique se puso unos calcetines calentitos que tenía reservados en su baúl y vistiendo los pantalones cortos que usaba para dormir y una amplia camiseta que usaba casi como vestido y que era también gordita, bajo, encontrado a sus compañeros ya empezando a reunirse. Vio a Kiki cubierta en un manta como si fuera una bola, no lucia demasiado bien en realidad. La chica realmente había estado bastante distante por semanas y nadie parecia tener claro que le pasaba.
Varios de sus compañeros le preguntaron, pero la chica no parecia muy dispuesta a hablar y Rua nos era la que presionaría. El ambiente de la sala era dispar, por un lado, Kiki que lucía sin gana por otro lado Toni con su revitalizante energía habitual, animando el lugar. Rua entonces se acercó al grupo sonriéndole, no habiendo escuchado las palabras de Pefka.
- ¡Ey, Buenos días, que ánimos! No le diría que no a un buen té calentito y un tosta…- sus palabras se vieron interrumpidas por un llamado a la puerta que la hizo sobresaltarse. Su cerebro tardó unos segundos en procesar la voz que escuchaba, reconociéndola como uno de los chicos de Maciel, cosa que Fleur le confirmo. Un sentido de alarma se despertó en ella de inmediato, espabilándola de cualquier rastro de sopor que quedara en su organismo.
- Voy asomarme por la ventana, a ver qué demonios pasa- dijo Rua de inmediato adelantándose, siendo que estaba aún apenas en el medio del cuarto y fue a asomarse a una de las ventanitas que daba a la entrada del torreón, con un hechizo ya en su mente para ser disparado de ser necesario, mientras Fleur iba a abrir el puente para que pudieran abrirle la puerta.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- Reifon
Ficha de cosechado
Nombre: Nery´s
Especie: Frivy
Habilidades: Velocidad, agilidad, resistencia.
Personajes :- Spoiler:
Armas :- Spoiler:
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
- Dama Abrazos: Mandobles y manguales gigantes duales, balas cañon.
- Nery´s: Beyesha infinita. Esto que no sabe ni que es.
- Arcan Rel: Cuchillos de caza, espada de mano y media, hacha cazahombres.
Status : Cazador de la luna de sangre.
Humor : JAJAJAJAJA *se marcha riéndose*
Re: Torreón Sendar
03/02/21, 06:53 am
La negación de Kiki le provocó un pinchazo de dolor en el pecho siendo otra prueba más de la distancia entre ellos ahora. Tuvo que contener las ganas que tenía de abrazarla retirando el brazo poco a poco.
Quería hablar con ella.
Necesitaba hablar con ella.
Estaba a punto de simplemente dejarle sus zapatillas al lado de donde se sentaba pero algo alarmó a Fleur, y tras unos instantes también lo escucho. «Mierda.» Podía sentir la adrenalina inundándole por el miedo y la alerta, cada día que pasaba la ciudad estaba más viva y peligrosa y se temía lo peor. Que pudieran curarse no quitaba el dolor ni les hacía inmortales.
—Que alguien revise las ventas del otro lado a Rua por si hay monstruos viniendo. Preparaos todos para disparar magia o flechas si es necesario —tenía claro que algunos podrían molestarse porque él se pusiera a liderar, pero prefería organizar las cosas un poco a que todo fuera un caos inútil como cuando les entró el camaleón.
Miró a la finlandesa con algo de miedo. No solo no sabía cuántos días de tranquilidad le quedaban ya, si no cuando podría morir ahí fuera. Se junto aún más a ella y le posó un beso rápido en la frente. —Te quiero idiota.
En cuanto todo lo que estuviera pasando se solucionara estaba decidido ya a hablar con ella sin dejarla escapar.
Se apresuró hasta la entrada donde siempre tenía sus cosas, aunque tras lo del camaleón seguramente hubiera más armas por la planta principal él seguía manteniendo su mochila ahí preparada. Se ató el pelo que ya le llegaba hasta los hombros con un pequeño lazo haciendo una coleta y se preparó en aquel sitio tensando el arco con el carcaj a su espalda y el escudo a sus pies.
Quería hablar con ella.
Necesitaba hablar con ella.
Estaba a punto de simplemente dejarle sus zapatillas al lado de donde se sentaba pero algo alarmó a Fleur, y tras unos instantes también lo escucho. «Mierda.» Podía sentir la adrenalina inundándole por el miedo y la alerta, cada día que pasaba la ciudad estaba más viva y peligrosa y se temía lo peor. Que pudieran curarse no quitaba el dolor ni les hacía inmortales.
—Que alguien revise las ventas del otro lado a Rua por si hay monstruos viniendo. Preparaos todos para disparar magia o flechas si es necesario —tenía claro que algunos podrían molestarse porque él se pusiera a liderar, pero prefería organizar las cosas un poco a que todo fuera un caos inútil como cuando les entró el camaleón.
Miró a la finlandesa con algo de miedo. No solo no sabía cuántos días de tranquilidad le quedaban ya, si no cuando podría morir ahí fuera. Se junto aún más a ella y le posó un beso rápido en la frente. —Te quiero idiota.
En cuanto todo lo que estuviera pasando se solucionara estaba decidido ya a hablar con ella sin dejarla escapar.
Se apresuró hasta la entrada donde siempre tenía sus cosas, aunque tras lo del camaleón seguramente hubiera más armas por la planta principal él seguía manteniendo su mochila ahí preparada. Se ató el pelo que ya le llegaba hasta los hombros con un pequeño lazo haciendo una coleta y se preparó en aquel sitio tensando el arco con el carcaj a su espalda y el escudo a sus pies.
- Equilibrio:
Un blanco mas oscuro que el negro.
Un negro mas claro que el blanco.
El gris se desborda en mil tonos.
Y el arcoiris se hunde en monotonia.
Vivimos caminando el sendero dejado por los muertos.
Mientras brindamos nueva muerte a nuestro paso para extenderlo.
- PePo
Ficha de cosechado
Nombre: Jose Antonio De Arnaiz y La Vega Lopez (Toni)
Especie: Humano andaluz
Habilidades: habilidad mental, rapidez mental, reflejosPersonajes : Toni
Armas : Caída de ojos.
Re: Torreón Sendar
03/02/21, 11:49 am
Cuando Ulmara lo imitó Toni se sorprendió, no estaba acostumbrado que le siguiera el rollo.
- Siiii, una tostadas con tomate y aguacate por favor- dijo poniéndose muy erguido primero, y sacándole la lengua a Ulmara después.
Lo dijo de broma, pero aquel desayuno era lo único que echaba de menos de su casa, eso y los colacaos antes de dormir.
Toni hizo una olla de té y lo repartía con un cazo, ya se sentía en casa, dejó atrás la sensación de miedo, la sensación de inhospitalidad. Empezaban a ser familia, tardaron, mucho, muchísimo, pero Toni quería más a aquella piara a la que repartía el Té que a su propia familia.
- Para ti no hay té, TE lo he robao, perdón- le dijo Toni a Ulmara cuando le servía el té- Chica me aburro mucho y ya tenemos suficiente drama con estar aquí.- se apresuró a decir cuando vió la cara de Ulmara.
El cambio que había sufrido Toni era notable hasta para él, le gustaba. Esos meses recopilando recuerdos le sirvieron para eso.
- Madre mía nos hemos llevado tanto tiempo solos que ahora no me acostumbro a esta vida social- Dijo al escuchar la llamada de auxilio con la costumbre que da el haber vivido tantos momentos de crisis.
»Que alguien abra a ese hombre, a ver qué ha pasado ahora- dijo sin ápice de preocupación.
- Voy a ponerme unos zapatos, ¿qué anfitriones reciben descalzos?-dijo esperando que alguien hiciera caso a Nerys.
Afortunadamente tenía unos zapatos al lado del sofá que se había quitado la noche anterior mientras hablaba con Pefca sobre el libro. Se los puso con dos movimientos y volvió justo cuando Rua estaba mirando por la ventana. Había empezado a usar el humor cuando los nervios le jugaban malas pasadas. Esto de los sustos comenzaron a ser habituales.
- Siiii, una tostadas con tomate y aguacate por favor- dijo poniéndose muy erguido primero, y sacándole la lengua a Ulmara después.
Lo dijo de broma, pero aquel desayuno era lo único que echaba de menos de su casa, eso y los colacaos antes de dormir.
Toni hizo una olla de té y lo repartía con un cazo, ya se sentía en casa, dejó atrás la sensación de miedo, la sensación de inhospitalidad. Empezaban a ser familia, tardaron, mucho, muchísimo, pero Toni quería más a aquella piara a la que repartía el Té que a su propia familia.
- Para ti no hay té, TE lo he robao, perdón- le dijo Toni a Ulmara cuando le servía el té- Chica me aburro mucho y ya tenemos suficiente drama con estar aquí.- se apresuró a decir cuando vió la cara de Ulmara.
El cambio que había sufrido Toni era notable hasta para él, le gustaba. Esos meses recopilando recuerdos le sirvieron para eso.
- Madre mía nos hemos llevado tanto tiempo solos que ahora no me acostumbro a esta vida social- Dijo al escuchar la llamada de auxilio con la costumbre que da el haber vivido tantos momentos de crisis.
»Que alguien abra a ese hombre, a ver qué ha pasado ahora- dijo sin ápice de preocupación.
- Voy a ponerme unos zapatos, ¿qué anfitriones reciben descalzos?-dijo esperando que alguien hiciera caso a Nerys.
Afortunadamente tenía unos zapatos al lado del sofá que se había quitado la noche anterior mientras hablaba con Pefca sobre el libro. Se los puso con dos movimientos y volvió justo cuando Rua estaba mirando por la ventana. Había empezado a usar el humor cuando los nervios le jugaban malas pasadas. Esto de los sustos comenzaron a ser habituales.
No lo sabes, Invitado, pero te quiero.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Sendar
03/02/21, 06:58 pm
Ulmara esbozó una sonrisa cuando Toni le pidió una tostada con aguacate. Varios humanos habían hablado antes de esa fruta, ¿o verdura?, pero jamás la habían visto en las cestas. Maila también le pidió una.
—Marchando dos tostadas —les dijo a ambos, a la vez que se encogía de hombros ante la pregunta de Sarah. Era verdad que estaban demasiado bien esa mañana y la cercana no sabía por qué. Mientras acababa las tostadas, Pefka les habló de aun más cambios de energía extraña y la cercana lo miró con curiosidad—. Qué raro… Yo sigo igual, creo. —Aun así, se dijo a sí misma que debía probar más tarde. ¿Y si podía hacer cosas nuevas?
Saludó con un gesto leve a Rua y dejó el plato con las tostadas en la mesa, cerca de Toni y Mailah. Había rodajas de tomate en el plato para que se echaran al gusto de cada uno. El muchacho le negó el té con un juego de palabras malísimo y Ulmara lo miró con cara de pocos amigos antes de relajar la expresión.
—No quedaba aguacate, ¿no lo habrás robado también, no? —dijo después con una sonrisa pícara.
Sonrisa que se borró enseguida, ante una llamada a la puerta y una petición de auxilio con un cariz que le erizó las plumas de la cabeza, bajo el namitka. Resopló primero cuando escuchó el comentario despreocupado de Toni y volvió a resoplar cuando Nery’s se puso a dar órdenes por dos razones, seguía sin gustarle que le mandaran y, en este caso, no hacía falta que le dijeran nada para que se asomase a otra de las ventanas. La cercana no tenía nada a mano salvo un cuchillo y sabía que tardaría más en armarse y volver de lo que tardaría Fleur en abrir la puerta para permitir que Nori entrase.
Desde la ventana logró verlo y sintió una punzada de pánico. ¿Por qué venía solo?
—Marchando dos tostadas —les dijo a ambos, a la vez que se encogía de hombros ante la pregunta de Sarah. Era verdad que estaban demasiado bien esa mañana y la cercana no sabía por qué. Mientras acababa las tostadas, Pefka les habló de aun más cambios de energía extraña y la cercana lo miró con curiosidad—. Qué raro… Yo sigo igual, creo. —Aun así, se dijo a sí misma que debía probar más tarde. ¿Y si podía hacer cosas nuevas?
Saludó con un gesto leve a Rua y dejó el plato con las tostadas en la mesa, cerca de Toni y Mailah. Había rodajas de tomate en el plato para que se echaran al gusto de cada uno. El muchacho le negó el té con un juego de palabras malísimo y Ulmara lo miró con cara de pocos amigos antes de relajar la expresión.
—No quedaba aguacate, ¿no lo habrás robado también, no? —dijo después con una sonrisa pícara.
Sonrisa que se borró enseguida, ante una llamada a la puerta y una petición de auxilio con un cariz que le erizó las plumas de la cabeza, bajo el namitka. Resopló primero cuando escuchó el comentario despreocupado de Toni y volvió a resoplar cuando Nery’s se puso a dar órdenes por dos razones, seguía sin gustarle que le mandaran y, en este caso, no hacía falta que le dijeran nada para que se asomase a otra de las ventanas. La cercana no tenía nada a mano salvo un cuchillo y sabía que tardaría más en armarse y volver de lo que tardaría Fleur en abrir la puerta para permitir que Nori entrase.
Desde la ventana logró verlo y sintió una punzada de pánico. ¿Por qué venía solo?
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Torreón Sendar
04/02/21, 12:22 am
Cuando Iemai regresó a la cocina se encontró a más gente allí reunida, conversando y preparando cosas para desayunar. La cercana volvía tensa y callada. Mientras se lavaba en el patio le había parecido ver algo moviéndose por el rabillo del ojo sobre el muro. Se había agarrado al borde del pozo y esperado con el agua todavía empapándole la cara. Luego se apresuró a volver al interior con los demás.
Iemai no se incorporó a las conversaciones enseguida. Había estado a punto de hacerlo cuando Pefka habló de los cambios que había notado, pero aquel fue el momento que Nori eligió para interrumpirles. La cercana dejó de cortar queso para escuchar, y en un momento el torreón se revolucionó y estaban dándole la bienvenida al nublino, preocupados por lo que lo hubiese hecho llegar hasta allí… solo. El nerviosismo de la cercana se agravó al ver la cara del chico.
Nori había visto varias cabezas asomadas por las troneras del torreón mientras el puente empezaba a bajarse para dejarle pasar. Parecía nervioso, pero no continuó apremiando una vez le vieron.
—Perdonad si os he asustado —dijo el nublino cuando la puerta se abrió para él—. No… no me ha seguido nada —añadió al darse cuenta de la tensión que había creado. Aunque no traía noticias que fuesen a relajarlos precisamente.
»Necesitamos vuestra ayuda, por favor. Jara y Reira están… están heridas, y Keskit también. Ayer nos encontramos con Setenta y Siete. Él mató… mató a Sere.
El dolor del nublino era evidente. Los propios hechos del día anterior lo abrumaron una vez más. Estaba temblando solo de recordarlo.
—Necesitamos vuestra ayuda para curarlas... para traer comida también. Por favor —suplicó.
Iemai no se incorporó a las conversaciones enseguida. Había estado a punto de hacerlo cuando Pefka habló de los cambios que había notado, pero aquel fue el momento que Nori eligió para interrumpirles. La cercana dejó de cortar queso para escuchar, y en un momento el torreón se revolucionó y estaban dándole la bienvenida al nublino, preocupados por lo que lo hubiese hecho llegar hasta allí… solo. El nerviosismo de la cercana se agravó al ver la cara del chico.
Nori había visto varias cabezas asomadas por las troneras del torreón mientras el puente empezaba a bajarse para dejarle pasar. Parecía nervioso, pero no continuó apremiando una vez le vieron.
—Perdonad si os he asustado —dijo el nublino cuando la puerta se abrió para él—. No… no me ha seguido nada —añadió al darse cuenta de la tensión que había creado. Aunque no traía noticias que fuesen a relajarlos precisamente.
»Necesitamos vuestra ayuda, por favor. Jara y Reira están… están heridas, y Keskit también. Ayer nos encontramos con Setenta y Siete. Él mató… mató a Sere.
El dolor del nublino era evidente. Los propios hechos del día anterior lo abrumaron una vez más. Estaba temblando solo de recordarlo.
—Necesitamos vuestra ayuda para curarlas... para traer comida también. Por favor —suplicó.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Torreón Sendar
04/02/21, 05:59 am
Por haber querido dormir hasta tarde Qwara se había perdido la primera visita al torreón Silente, pero para cuando sus compañeros estuvieron de vuelta ella les esperaba en la puerta. Traían buenas noticias para variar, algo de agradecer porque desde lo del camaleón todos habían estado un poco de capa caída, y la existencia de todo un nuevo grupo de personas amables podía mejorar mucho su situación en la ciudad. Fueron ellos, de hecho, los que les hicieron ver que su suposición de lo que ocurría durante la Luna Roja estaba equivocada, pues habían hablado con un ciudadano que les había revelado que simplemente cambiarían. Las historias de Nori, además, le daban mucho peso a la nueva información y contribuían a mejorar su sombrío futuro; aunque ser “dioses” no era algo que atrajera especialmente a la sudafricana sin duda era un mejor destino que ser las presas en una cacería de monstruos.
Después de aquel primer día la relación entre los tres torreones siguió fortaleciéndose, ya que compartieron información, recursos e incluso recetas de cocina, y aunque la ciudad seguía cambiando a su alrededor aquellos lazos entre personas en una situación similar les ayudaba a afrontar el día a día. Un día a día que, contra todo pronóstico, se fue volviendo más y más complicado con el paso del tiempo.
Aunque los ánimos de casi todo el grupo eran bastante elevados la ciudad estaba empeñada en recordarles que no estaban de vacaciones, pues desde la salida de la Emisaria el entorno había ido cambiando poco a poco pero de forma ininterrumpida. Cuantas más estrellas había en el cielo nocturno más complicado se volvía todo en Rocavarancolia, ya fuera por el clima cambiante o por la agresividad de las alimañas, y tareas que hasta el momento habían conseguido realizar sin muchos problemas se volvían más peligrosas. Las heridas después de las salidas a por comida se volvieron más frecuentes a pesar de lo cuidadosos que eran, por ejemplo, y las expediciones tuvieron que espaciarse para planearlas bien a pesar del apoyo de los otros torreones.
La proximidad de la Luna estaba alterando todo el ecosistema, volviendolo del revés, y la ciudad no era la única afectada. Los cosechados, más sutilmente en algunos casos que en otros, también cambiaban día a día, quizás como un anticipo de lo que les deparaba la llegada del astro rojo, y la sudafricana era consciente de sus propias rarezas. A la sequedad de sus manos se había terminado acostumbrando con cierta resignación, pues más allá de lo personal no resultaba demasiado molesto, pero el otro cambio que había experimentado la perturbaba sobremanera. Le había costado percatarse al principio, pues en semejante situación parecía que la supervivencia era algo instintivo, pero la facilidad con la que aceptaba decisiones o pensamientos que chocaban con su moralidad no era natural.
No lo había hablado con nadie, pues les había cogido verdadero cariño a sus compañeros y no quería alterarles con todo aquello cuando ellos también estaban lidiaban con su propios problemas, pero no habían sido pocas las noches en las que aquellos pensamientos tan extraños le habían privado del sueño.
Aquella mañana Qwara fue de las últimas en despertar, pues se le habían pegado las sábanas, y para cuando logró abrir los ojos ya estaba sola en la habitación. Con un enorme bostezo se incorporó, estirándose como un gato, y tras remolonear un poco más sobre la cama procedió a vestirse. Salió del cuarto a la pata coja, calzándose las Vans con más maña que gracia, y abrigada con un jersey grueso para protegerse del frío matutino enfiló las escaleras mientras se pasaba los dedos por su rizadao y alborotado cabello.
Antes de reunirse con los demás en la cocina, donde parecía que había un buen jaleo, la morena salió al patio a limpiarse la cara y a quitarse la sensación pastosa de la boca con un poco de agua fresca, pero antes de que pudiera regresar una voz les llamó desde el exterior.
—¿Ese es Nori? —preguntó en voz alta, reuniéndose con los demás en el salón a toda prisa. La expresión de preocupación era generalizada, pues el nublino sonaba desesperado y parecía estar solo.
En cuanto le franqueron el paso el chico entró al torreón visiblemente alterado, mirando nerviosamente en todas direcciones, y aunque no le perseguía nadie las noticias que traía resultaron ser devastadoras.
—No puede ser… —murmuró Qwara con voz tomada, cerrando los puños con fuerza por pura impotencia. El dolor del muchacho y la urgencia de su petición eran comprensibles—. ¿Cómo de graves están Jara, Reira y Keskit? —le preguntó al macielero, intercambiando una mirada con su compañeros—. No se como tenemos la despensa, pero a malas podemos hacer dos grupos y que unos se adelanten hasta Maciel con Nori mientras el resto reúne comida. —sugirió rápidamente, mordiéndose el labio inferior en un gesto de inquietud.
A pesar de que ella era la que más facilidad tenía del grupo para abrazar ideas de moralidad dudosa, ni siquiera se le había pasado por la cabeza rechazar al nublino.
Después de aquel primer día la relación entre los tres torreones siguió fortaleciéndose, ya que compartieron información, recursos e incluso recetas de cocina, y aunque la ciudad seguía cambiando a su alrededor aquellos lazos entre personas en una situación similar les ayudaba a afrontar el día a día. Un día a día que, contra todo pronóstico, se fue volviendo más y más complicado con el paso del tiempo.
Aunque los ánimos de casi todo el grupo eran bastante elevados la ciudad estaba empeñada en recordarles que no estaban de vacaciones, pues desde la salida de la Emisaria el entorno había ido cambiando poco a poco pero de forma ininterrumpida. Cuantas más estrellas había en el cielo nocturno más complicado se volvía todo en Rocavarancolia, ya fuera por el clima cambiante o por la agresividad de las alimañas, y tareas que hasta el momento habían conseguido realizar sin muchos problemas se volvían más peligrosas. Las heridas después de las salidas a por comida se volvieron más frecuentes a pesar de lo cuidadosos que eran, por ejemplo, y las expediciones tuvieron que espaciarse para planearlas bien a pesar del apoyo de los otros torreones.
La proximidad de la Luna estaba alterando todo el ecosistema, volviendolo del revés, y la ciudad no era la única afectada. Los cosechados, más sutilmente en algunos casos que en otros, también cambiaban día a día, quizás como un anticipo de lo que les deparaba la llegada del astro rojo, y la sudafricana era consciente de sus propias rarezas. A la sequedad de sus manos se había terminado acostumbrando con cierta resignación, pues más allá de lo personal no resultaba demasiado molesto, pero el otro cambio que había experimentado la perturbaba sobremanera. Le había costado percatarse al principio, pues en semejante situación parecía que la supervivencia era algo instintivo, pero la facilidad con la que aceptaba decisiones o pensamientos que chocaban con su moralidad no era natural.
No lo había hablado con nadie, pues les había cogido verdadero cariño a sus compañeros y no quería alterarles con todo aquello cuando ellos también estaban lidiaban con su propios problemas, pero no habían sido pocas las noches en las que aquellos pensamientos tan extraños le habían privado del sueño.
-----------
Aquella mañana Qwara fue de las últimas en despertar, pues se le habían pegado las sábanas, y para cuando logró abrir los ojos ya estaba sola en la habitación. Con un enorme bostezo se incorporó, estirándose como un gato, y tras remolonear un poco más sobre la cama procedió a vestirse. Salió del cuarto a la pata coja, calzándose las Vans con más maña que gracia, y abrigada con un jersey grueso para protegerse del frío matutino enfiló las escaleras mientras se pasaba los dedos por su rizadao y alborotado cabello.
Antes de reunirse con los demás en la cocina, donde parecía que había un buen jaleo, la morena salió al patio a limpiarse la cara y a quitarse la sensación pastosa de la boca con un poco de agua fresca, pero antes de que pudiera regresar una voz les llamó desde el exterior.
—¿Ese es Nori? —preguntó en voz alta, reuniéndose con los demás en el salón a toda prisa. La expresión de preocupación era generalizada, pues el nublino sonaba desesperado y parecía estar solo.
En cuanto le franqueron el paso el chico entró al torreón visiblemente alterado, mirando nerviosamente en todas direcciones, y aunque no le perseguía nadie las noticias que traía resultaron ser devastadoras.
—No puede ser… —murmuró Qwara con voz tomada, cerrando los puños con fuerza por pura impotencia. El dolor del muchacho y la urgencia de su petición eran comprensibles—. ¿Cómo de graves están Jara, Reira y Keskit? —le preguntó al macielero, intercambiando una mirada con su compañeros—. No se como tenemos la despensa, pero a malas podemos hacer dos grupos y que unos se adelanten hasta Maciel con Nori mientras el resto reúne comida. —sugirió rápidamente, mordiéndose el labio inferior en un gesto de inquietud.
A pesar de que ella era la que más facilidad tenía del grupo para abrazar ideas de moralidad dudosa, ni siquiera se le había pasado por la cabeza rechazar al nublino.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.