Torreón Sendar

Recuerdo del primer mensaje :

Magia:

La divisaron a lo lejos. Una enorme cueva vertical se alzaba desde la tierra, colosal, majestuosa e imponente sobre la calle, y con una vista espléndida sobre esta. Aceleró el paso por curiosidad y esperanza, porque que algo estuviera en mejor estado que las calles que habían atravesado... ya era mucho. Además, no quería seguir hablando de los Hijos de Bakaiar allí, fuera, al descubierto, como si pensar en ellos o mencionarles pudiera atraer al de antes.

Cuando llegaron, sonrió al reconocer un foso, porque le era familiar del hogar, y se maravilló aún más al ver la enorme superficie de madera que lo atravesaba y que conectaba con el edificio.
—No sé si esto es lo que buscábamos, pero tiene buena pinta.

No esperó a los demás. Se había fijado en unos inventos nuevos que sujetaban la madera del foso y que se introducían en la cueva, y quería investigar tanto eso, como el interior como todo lo que pudiera. Se adelantó al grupo y caminó por la lámina de madera con toda la curiosidad del mundo, hasta llegar a la lámina vertical. La reconoció, parecida a las de esa cueva donde despertaron, así que empujó con el hombro hasta que se movió. Y... una vez dentro, se quedó parado en la puerta. ¡Era enorme! ¡Y había un sinfín de cosas sin determinar!  
—¡Esto es alucinante! —exclamó mientras liberaba el camino para entrar.

Le temblaba la pierna derecha, pero de anticipación por querer explorarlo y entenderlo todo. Su mirada saltaba de un artefacto a otro, de una pared a otra, de un punto a otro. Y aún tenía que investigar los hierros que entraban y salían de la cueva y se anclaban a la lámina de madera del exterior. Necesitaba nombres para aquellas cosas nuevas. Ahora sería él quien preguntara a los demás.

Había intentado mantenerse tranquila, apaciguadora, racional con tanta tontería, para que se centrasen era organizarse para salir. Pero era evidente que Nery's no había escuchado ni media puta palabra de lo que había dicho, o su cerebro no le daba para comer y pensar al mismo tiempo, a saber... porque de otra forma, de haber prestado mínima atención habría procesado que no estaba atacándole, al contrario intentaba limar el mal ambiente con palabras coherentes  y objetivos.  Si tan solo hubiera prestado un mínimo de atención no habría soltado tanta tontería en cuestión de segundos.

Pero claro, estaba hablando con un imbécil integral. Y Rua tenía poca o nada de paciencia para tratar con gilipollas, especialmente si le atacaban porque si.

Su sangre hirvió y apenas escucho la ultima silabara de la palabra de Nery's, se incorporo, furiosa, con la sangre bombeandole tan fuerte que su rostro pálido adquirió tal matiz de rojo que parecía que fuese a explotar en el momento que su voz se alzo como nunca antes.

-¡ME VOY A CAGAR EN TUS MUERTOS, GILIPOLLAS! ¿¡MANDÁNDONOS A COMER MIERDA POR TUS PUTOS SANTOS HUEVOS!? ¿¡QUE NARICES TE PASA!? - grito furiosa, todo su buen humor evaporado ante semejante niveles de idiotez mientras lo veía pirarse sin prestarle atención. Como había hecho desde el jodido inicio. Sus dientes se apretaron tan fuerte que su mandíbula dolió, mirando con ojos encendidos al resto del grupo como buscando mínima lógica a semejante retraso mental, su tono menos alto pero igual de molesto-¿En serio? ¡No solo ignora cada jodida palabra que digo, porque de haber estado prestando atención habría notado que estaba intentando apaciguar las cosas y que en ningún momento le he dicho nada malo! ¿¡A raíz de qué mandarnos a comer mierda!? Su prepotencia me saca de quicio, maldita sea...¡Joder que el día que repartieron las neuronas en su estirpe, se olvidaron de el!- exclamó sintiendo que hervía, que sus manos picaban, que como le siguiera iba a arrancarle las puta bolas de cuajo y se las haría tragar hasta la asfixia. No había cosa que Rua odiase mas que la imbecilidad y que le dijera cosas feas de gratis sin ella haber dicho nada.

-¡Ni en un jodido mundo lleno de monstruos uno no puede librarse de la estupidez! ¡Dios, dame paciencia!- exclamó exasperada. Todo su buen humor mañanero ya en la fosa del torreón. Fastidiada y claramente necesitando tener unos minutos de paz para contener sus ganas de ahorcarlo, se dirigió hacia las escaleras que daba al piso donde estaba sus habitaciones. Estaría furiosa, pero se conocía su temperamento y sus limites, no era irracional, tenía aun el suficiente sentido común como para saber cuando necesitaba calmarse.

Ya en las escaleras a punto de subir, miró al grupo. Rua podía estar muy enfadada con alguien, pero eso se limitaría a ese alguien, nada mas, no al resto, al que trataría como siempre. Y exactamente eso hizo. Tomó aire un par de veces intentando reducir sus niveles de enojo y estrés al mínimo suficiente para no hablarles de mala forma a ellos, que no tenían culpa de que Nery's no poseyera materia gris, según la sueca.

-Si alguien, por favor, me puede traer mi ballesta, mi espada y mis virotes, se lo agradecería realmente. Todo mi equipo esta en la entrada de la armería, no tiene perdida. – pidió con un tono mas apaciguado pero que aun mantenía tintes de rabia anterior, mirando hacia el lugar por el que Nery's había desaparecía, frunciendo el ceño con veneno en su expresión- Contra mas tarde me encuentre con esa ameba, mas tiempo tendré de calmarme. Voy a terminar de prepararme en el cuarto para cuando salgamos- dijo Rua con un tono de difícil de definir pero que no mostraba enfado contra ellos, esperando que alguien pudiera hacerle el favor por su sanidad mental y la de todos. Ignoraría a semejante tipo que no merecía ni un segundo mas de su valioso tiempo. Había otras cosas mas importantes que atender que al 'principito', ya bastante había obtenido de ella robandole su buen humor mañanero. No mas.

Y con el ceño aun bastante fruncido, entró en el cuarto compartido, se sentó en su cama tras tomar el protector solar de debajo de la almohada, e inicio con un ritual bien conocido y casi calmante, aplicándose cuidadosamente el protector sobre la piel que su ropa no cubría.

A falta de poder darse un buen baño caliente de esencias, jabón liquido con aroma azaleas y mucha espuma, como hacia siempre para calmarse cuando estaba molesta o frustrada, aquello era lo mas cercano a la rutina que tenía. Tendría que que valer.

Toni no entendía como alguien podía confiar en Nerys. Para él, hasta ese momento, solo era un buen chico, algo raro, pero bueno que se había equivocado al ocultar información. Pero con sus palabras y la huida de la discusión en lugar de dar la cara estaba demostrado que no era trigo limpio. Kiki lo había defendido ¿Sabría kiki algo más de todo aquello? ¿Por qué no recriminaba al frivi su comportamiento y le pedían explicaciones? Toni lo hubiera hecho.

Cuando se fue Nerys mandandolos a la mierda y dejando claro que sí tenía conocimiento de más información, Toni solo abrió los ojos, la sorpresa se había instaurado en los ojos y la garganta impidiéndole hablar. Con los gritos de Rua, Toni se alejó un poco y gritó, fuerte, muy fuerte. Gritó hasta que le dolió la garganta, respiró hondo y se giró para los que estaban detrás de él.

- Chicos, nos estamos jugando la puta vida, hay alguien aquí que tiene más información, al menos lo que parece por su comportamiento y palabras. No se vosotros, pero no me fio, ni de él ni de los que se llevan cuchicheando con él todo el dia. Perdonadme si son paranoías mias, pero si tengo que estar alerta para sobrevivir prefiero hacerlo antes que levantarme muerto en la cama.- Toni no sabía si lo que estaba diciendo tenía sentido.

¿Realmente Nerys tendría más información? ¿Estaría compinchado con las bestias y por eso sabían donde estaban? Si no era así, ¿por qué no decía todo lo que sabía?¿Por qué no daba la cara cuando se estaba discutiendo del tema? En lugar de eso afirmaba que había recordado más cosas, pero se negaba a decirlas.

Toni esa mañana se levantó con las ideas más claras, pero después del comportamiento de Nerys, de la actitud de Kiki a su propuesta del huerto y la intención de preguntarle al frivis si se podria hacer le habían sumergido en un mar de dudas y desconfianzas.

El nombrado no se percató del mal ambiente en el que se había metido hasta que estalló. Estalló dos veces. La primera le pilló cerca, cuando Nery's les insultó a todos. La segunda, la reacción de Rua, le pilló en la escalera. Se había escabullido lo más silenciosamente posible pero tampoco habría hecho falta mucho esfuerzo con tanto jaleo.

Había cogido sus armas del patio y se había sentado a esperar en los escalones. Si hubiera podido, habría salido por su cuenta, pero el puente se lo impedía. Miraba el muro de vez en cuando por las noches, pero sabía que no podría subirse y que la caída era incluso peor. Ese refugio empezaba a parecerle una jaula. Una trampa.

Tampoco quería meterse en los follones de los demás. Le venía grande su malestar hacia el frivy, que para colmo aumentó con esa última reacción. En opinión del nombrado, si todos sabían que les habían engañado, lo mínimo sería un poco de humildad. Y de pragmatismo, ya que supieran lo que supieran todos estaban allí en igualdad de condiciones... Por mucho que algunos insistieran en demostrar los avances de sus mundos.
—Me importa poco lo que sepa o no sepa. ¡Si no vamos a hacer nada relevante, al menos ayudadme a bajar el puente y me voy solo!

Cuando Iemai creía que iban a seguir conversando sobre plantas, la ira evidente de Toni estalló, mayormente contra Nery’s, y ni sus disculpas posteriores fueron suficientes para arreglarlo. La cercana se calló, no sabiendo donde meterse, y sintiendo un sudor frío perlando su frente mientras escuchaba las acusaciones del humano. Aquello iba de mal en peor; no había más que ver la mirada burlona del frivy y el nerviosismo de Kiki, que no tardó en saltar. Aquello le sorprendió aún más que la discusión en sí misma.

Cuando Kiki se hubo marchado, y Fleur fue tras ella, Iemai volvió a tomar aire, pensando que las cosas llegarían a calmarse. Rua había tomado la palabra y, aunque se la veía tensa, estaba intentando calmar los ánimos. Incluso defendió a Nery’s de los ataques que le trataban de mentiroso, lo que logró hacer más sorprendente la respuesta del frivy.

Iemai parpadeó varias veces con perplejidad mientras lo veía marcharse y escuchaba los insultos de Rua y los gritos de Toni, que la sobrecogieron. Comprendía la frustración de la humana, porque había intentando mediar en la discusión y sus intentos habían caído en saco roto. La propia Iemai había defendido que Nery’s no estaba en una situación tan diferente de los demás con buenas intenciones, pero en ese momento opinaba distinto. El frivy estaba dando la impresión de querer ser especial, diferente a los demás, incluso aunque no lo fuera. Iemai maldijo para sus adentros, deseando poder llamarlo gilipollas pero sabiendo que era lo último que debería hacer.

Todo aquello la había puesto nerviosa, y por eso había optado por cerrar la boca y pensar detenidamente antes de volver a abrirla. Las palabras de Toni hacían difícil volver a intervenir. Si empezaban a dudar todos de todos, estaban abocados a una convivencia nefasta, y era lo último que necesitaban para sobrevivir en aquel lugar. Iemai apenas era consciente de que temblaba. Tomaba aire con cierta dificultad, hasta que se dio cuenta de que estaba perdiendo la compostura y que no podía dejar que le afectase tanto aquella disputa. Para empezar, el resto parecían dispuestos a salir a explorar aunque fuese en malos términos. A lo mejor ella estaba exagerando la situación. A lo mejor el mero hecho de escuchar gritos todavía hacía que perdiese los nervios.

La verdad era que no había nada que pudiese decir en ese momento que fuese de ayuda. La mayoría necesitaban calmarse. La discusión había sido totalmente innecesaria y había escalado porque ni Toni ni, posteriormente, Nery’s, habían querido dejarlo correr. Eso también cabreaba a la cercana, que decidió ponerse a recoger los cubiertos que habían quedado abandonados en la mesa. No iría a por las cosas de Rua porque necesitaría hacer más de un viaje y le apetecía tan poco bajar como al resto. De hecho, también pensaba en abandonar la cocina en cuanto acabase de recoger.

Maila solo podía pensar en el dolor mientras corría. En el dolor en sus costillas y pulmones, señal de que estaba llegando a su límite físico, y en el dolor  por no haber intentando salvar a ese pobre chico. Si, sobretodo sentía eso último. Sabía que nada de lo que hubiera hecho habría cambiado la situación pero... ¿Qué se le habría pasado por la cabeza a ese niño cuando vio con sus propios ojos como todos lo abandonaban? <<Cabrones, hijos de puta. ¿ Cómo podéis dejarme aquí?Eso es lo que ha tenido que pensar>> Se dijo con la meta de no perder de vista la espalda de la cercana.

No tardaron en volver al torreón y Maila caería rendida a los brazos de Fleur. Cansada física y emocionalmente. Había visto demasiada violencia y muerte de la que jamás hubiera estado dispuesta a ver. Y aunque cada vez se hacía más a la idea de que estuviera en otro mundo no creía que llegara a acostumbrarse nunca a los asesinatos, la sangre...etc.

Los siguientes días la hawaiana los pasó ausente, tenía muchas cosas en las que pensar. Muchos de sus compañeros parecían llevarlo mejor que ella, más aclimatados a aquella situación. Pero para Maila, en aquellos momentos su mente era su peor pesadilla. No dejaba de divagar entre el pasado, con sus hermanos y en el presente, con aquel niño y ese horrible pterodáctilo. Cada día que se levantaba le tenía más miedo al exterior y a lo que pudiera albergar.

Se dedicó a la cocina y a intentar encontrar el momento para tener aquella conversación con la francesa. En realidad cualquier momento era bueno, pero en el fondo de su ser a la hawaiana le aterraba la idea de volver a derrumbarse y explotar con todo lo que llevaba dentro. También decidió no ir a la próxima salida por comida, necesitaba ordenar sus pensamiento y emociones, y sobretodo no quería ser una carga para el grupo ahí fuera. Y ya puestos nada más pensar en salir hacía que le entraran sudores.

Que en dicha salida no ocurriera nada malo le dio ciertas esperanzas de todas formas, podía  ser peligroso y podían suceder miles de finales horripilantes, pero no tenía que ser la regla. Que se volviera a decantar por acompañar al grupo a por comida ni siquiera ella sabia cuando.

Aquella mañana se levantó un poco más tarde de lo normal, ya que al girarse Fleur ya no estaba en su cama. Bostezó perezosamente, mientras la luz de un nuevo día bañaba su cara. Después de asearse, bajaría y tras saludar al resto empezaría a desayunar sumida en sus pensamientos sin prestar atenicón realmente a la conversación. Solo levantó la cabeza, totalmente sorprendida cuando empezó la discusión y sobretdod cuando el frivy los mandó a todos a la mierda y se largó tan pancho.  Maila soltó la manzana que se estaba comiendo y comenzó a masajearse las sienes, cansada de toda aquella situación mientras escuchaba los gritosde Pefka y los comentarios de Toni.

-Vamos a dejarlo de una vez, ¿vale? Dijo con tono cansado, en cualquier otra situación habría seguido a Nery´s, ya que si había que echarle un discurso a alguien el era el más indicado . Pero en aquellos momentos estaba luchando en su interior con preocupaciones mucho más transcendentales como para corregirle a un tío tan grande y mayorcito por su comportamiento infantil. Y ya que estamos porque ella estaba ahí mismo en la mesa  y para decirle algo al  frivy tendría que arrastrarse a seguirlo, y ahora mismo se negaba a hacer eso. -No podemos desconfiar de todo el mundo, Toni-. Le contestó con un tono comprensivo mientras se pasaba la mano por la frente, no quería provocar encima otra discusión .-Entiendo que te pueda llegar a costar  con Nery´s pero si queremos sobrevivir... si queremos tener oportunidad... Agg, da igual, ni yo misma me aclaro, joder. Solo... estoy cansada de esta  puta mierda, y de que encima haya tensiones aquí dentro-. Maila, con la cabeza hecha un lío suspiró, cansada . De todo.

Fleur se reunió con un grupo más disperso pero podía palpar la tensión en el ambiente, si hubiera prestado más atención habría escuchado con mayor claridad los gritos proferidos desde arriba mientras el frivy bajaba, ahora que se encontraba en el comedor juraría que provenían de Rua, lo cual no le extrañaba demasiado.

Solo llegó a tiempo para escuchar las últimas palabras de Maila, quién parecía realmente cansada. Fleur la miró con ojos afligidos mientras al pasar por su lado le acaricó el hombro con sutileza. Días después... aún mantenían una conversación pendiente entre ambas pues Fleur sospechaba que su amiga estaba tomando tiempo y no sería ella quién la presionara. Aún así sentía que no podía sentirse cómoda si existía ese margen, y eso la desesperaba, pero le tocaba mostrar una paciencia que no existía, podía intuir qué le ocurria a Maila conociéndola muy bien y su atención debía dirigirse en ese sentido e intentar no pensar en lo que podía sentir ella.
Pudo contextualizar la frase dicha por Tony aunque no estuviera presente, y aunque volvió a guardar silencio no le hizo gracia la idea, esperaba de veras no verse involucrada en aquel “todo el mundo” y que su no participación en discusión alguna la hicieran a ojos de los demás decantarse por el lado equivocado.

-Vengo de alli... pero yo misma- se ofreció Fleur ante el silencio del resto y con una mueca extraña por cómo Rua llamaba ameba a Nery´s. No le gustaba que las cosas estuvieran de ese modo, pero no dependía de su comportamiento. Lo que sí podía hacer era ayudar en todo lo posible. Así que con toda la eficiencia posible descendió a la armería y en efecto el equipo de la sueca se encontraba cerca de la entrada, por lo que no tenía que inmiscuirse en lo que Kiki y Nery´s estuvieran hablando, si es que lo hacían. Cargó con dificultad con la espada debido a su poca fuerza y estatura, y el peso de la ballesta apoyada en el antebrazo no la ayudaba mucho, pero salió airosa cuando se reunió con el resto y dejó las armas en la mesa. No le gustaba tocarlas, pero el contacto con el arco estaba familiarizando la sensación de letalidad en sus manos, incluso aunque cogiera una espada por el mango sin tener la mínima idea de usarla- ¿están...todos? -le preguntó a Rua, claramente por los virotes, no sabía cúantos eran de utilidad o si en la oscuridad se le habría pasado recoger algunos, y sencillamente en su rostro podía verse que no tenía ganas de bajar de nuevo.

Aun después de terminar de colocarse el protector solar se tomó unos minutos mas para serenar sus pensamientos. Aquel pequeño respiro no había logrado sacar totalmente de ella la molestia y frustración que se sentía con derecho a sentir, pero había calmado un mínimo las aguas. Lo suficiente para no sacarle los ojos con sus uñas y simplemente ignorarlo. Era lo mejor, no iba a rebajarse a su nivel de estupidez.

Tras atarse bien los cordones de sus botines finalmente, guardo el protector solar bajo su almohada y se puso sus gafas de sol antes de salir del cuarto hacia la planta baja. No sabia como andaría el resto, imaginaba que los ánimos no estaban precisamente festivos. Incluso si nadie se había metido en la discusión, salvo Toni, todos habían acabado salpicados igual ya fuese por las palabras de Nery's o por el ambiente general.

Cuando llego abajo, vio a Fleur, cargando con cierta dificultad sus cosas.

-Oh, gracias cielo, sí, esta todo- dijo sonriendole sin ninguna vergüenza. Estar molesta con Nery's no significaba nada respecto a su trato con los demás, no ahora que había logrado serenarse un poco. Ademas por lo dudosa que se veía Fleur no parecía con muchas ganas de bajar de nuevo de haberlo necesitado. El ambiente casi podía cortarse con un cuchillo, era un fastidio que de nuevo una mañana entera acabar centrándose de una o otra manera en el frivy. A la mierda- Estos virotes serán mas que suficientes, dudo mucho que vaya a usarlos todos, si es que los uso siquiera cosa que espero no haya necesidad. La ballesta tarda en cargarse. No veas como se joden las manos con esta mierda de tensarla, menos mal que encontré guantes, aunque son feos de narices- añadió Rua encogiéndose de hombros, cogiendo la espada corta, que por su longitud aun en su funda, parecía mas un cuchillo de caza sin mas, realmente Rua no entendía mucho de espada solo le había parecido manejable y no muy pesada. Se la sujeto al cinturón que llevaba al igual que la bolsa con los virotes. Se colocó los guantes que había dentro de la bolsa de lo virotes, ya que los había metido allí inicialmente para no perderlos, mostrandoselos ya puestos en un gesto a Fleur como mostrando su punto.

-Bueno, como paso de remover mas la mierda, mi mal humor y hay cosas mas importantes que atender...¿ya se decidió que rumbo tomaremos? Estaría bien ir por un camino diferente al que tomamos inicialmente para ir por las bañeras, por expandir un poco la cosa ¿Que opináis? -preguntó la sueca resuelta a continuar con su plan inicial, hablándoles con naturalidad, un poco mas sería  y seca que cuando se levantó, toda animada. Se podría notar aun cierta tensión en ella ante cualquier observador, pero su frustración y enojo había quedado solapada, por el momento al menos, bajo indiferencia y prioridades mayores. Rua era ante todo una persona pragmática fuera aparte de sus explosiones de mala leche y rencores. Mientras hablaba sacó un virote, puso su ballesta hacia abajo y lo colocó en su lugar, pues esta ya estaba bien tensada. Aun así no levantó la ballesta del suelo manteniendo esta hacia abajo en todo momento. Si, mejor era centrarse en la pronta salida que les esperaba y punto, aun sentía ganas de explorar, de descubrir mas cosas de ese lugar, sin tener la necesidad de preguntarle nada mas al frivy. Allá el con sus mierdas. Y aunque su humor no estaba tan bueno como cuando se había levantado no iba a quitarse del todo su predisposición a salir.

Una vez la ballesta estuvo cargada, sonrió con algo de satisfacción y orgullo. Tras algunos días lidiando con ella, era la primera vez que colocaba un virote sin temor a que se fuera a disparar de repente, porque se había asegurado y re asegurado a que estaba todos bien puesto. Con la satisfacción de un buen trabajo bien hecho haciendo una ligera mejora a su mal humor encubierto, volvió su mirada hacia los que quedaban.

-Lista por aquí, podemos salir cuando sea. ¿Estáis listos los que vayáis a salir? -cualquiera diría que tenía ganas de enfrentarse a algún bicho allá afuera, pero no era el caso. Pero andar un poco, tal vez descubrir algo, le llenaba mas que quedarse ahí esperando eternamente de brazos cruzados, alimentando mas su malestar. Tenía que descargar un poco su estrés y frustración una buena caminata con el consecuente agotamiento físico era mejor que nada.

El gritito de su nombre por parte de Fleur le hizo pensar que ciertamente se había pasado un poco. Nadie tenía la culpa de que Toni le cabrease aunque sí que era cierto que estaba bastante cansado de todas esas miradas y acusaciones por información, de haberlo sabido no les hubiera dicho nada y punto. «De todas maneras el daño superestá hecho.» -Prácticamente. -Dijo en tono burlesco a la afirmación de que no lo torturaba y dejó que le empujara escaleras arriba fingiendo a veces que se dejaba caer de espaldas en sus brazos para molestarla. -Deeemasiado irregular para hacer un patrón si eso quieres. ¡Pero! Tengo algo mejor. No una fecha de salida del mundo. Una de entrada. -Sonrió hacia ella ampliamente. -Pero solo da a una suposición, basada en una suposición, basada en, adivínalo. Más suposiciones. -Se encogió de hombros mientras subía las escaleras. -La verdad ultrano se para que me seguís megapreguntando si es mucho más inútil que cualquier cosa que os hiperpuedan enseñar de entrenamiento Qwara, Pefka, Ulmara o yo mismo y mucho más inútil que cualquier cosa que tu sepas. -Se paró en medio de las escaleras y se giró para acariciarle la cabeza unos segundos remarcando aquel tu. -Pero bueno, superaprovecharé al menos para cobrarme esas tres preguntas. -Empezó a reír mientras se giraba y aparecía por las escaleras en el primer piso. -Bueno, me voy a equipar. -Y se dirigió hacia el portón donde había dejado sus cosas.

Seguía con el arco pero había cambiado su alabarda por un escudo de bronce bastante amplio y ancho con forma ovalada en una mano y un sable grueso en la otra con el que había entrenado y que le había parecido elegante y resistente. De armadura llevaba un set entero de piezas de cuero que por desgracia para el no incluía una buena pechera o algo que le cubriese entero, razón principal por la que había acabado aparcando la alabarda por el uso de un escudo que lo protegiera.

Se preparó en apenas tiempo, había prendas mucho más difíciles y tediosas de ponerse en frivo que aquel atentado contra el estilo llamado piezas de cuero que tenían que salvarle la vida.

-Listo. -Dijo al terminar de guardar el sable. -Pues... sigo ultracreyendo que la zona con un montonazo de símbolos de la total debe tener algo de utilidad. Pero también da como mala flochi´x así que no se si solo nosotros cuatro deberíamos meternos... -Acabó por suspirar antes de decir lo siguiente. -Y siento lo de antes. No debería ponerme así por gilipolleces y menos en este sitio de mierda. Tengo que disculparme con el resto cuando volvamos.

Incluso en su habitación, cerrada y atrancada, dos pisos más arriba, las voces la alcanzaron levemente. Ulmara suspiró varias veces durante su monólogo con Aramara. Durante los primeros días había querido entender las diferencias que existían entre ella (y Iemai) y el resto de seres extraplanares, pero empezaba a sospechar que esas mismas diferencias lo podían complicar todo. Se llevó la mano al puente de la nariz, se lo apretó por debajo del entrecejo en un intento de relajarse. Luego suspiró y se levantó.

>>Aramara, gracias por escucharme. Espero.

Se sacudió la ropa, retiró la cama que atrancaba la puerta tomó las escaleras justo a tiempo para toparse con Iemai. Le pidió acercarse con un gesto de la mano, para que no sintiera que la interpelaba de forma brusca.

—¿Qué picos ha pasado abajo? —preguntó sin rodeos—. ¿Está todo bien?

Por cercanía (doble), Iemai era la persona que más preocupaba a Ulmara, aunque Ulmara todavía no lo sabía de forma consciente.

No se excusó ni atrajo la atención sobre sí misma cuando se deslizó fuera de la cocina tras recoger. Solo quería salir de allí y respirar. Tomarse unos momentos para recuperar la compostura y pensar cómo lidiar con las consecuencias de la discusión, si las había.

Subía las escaleras con pasos lentos, pensando si dirigirse a la última planta o una de las habitaciones vacías, cuando se topó con su compatriota. Respondió a su gesto acercándose a ella, porque aunque no tenía ganas de hablar, Ulmara no podía saber por qué. Aunque eso no quería decir que no supiera que algo había pasado, porque quería una explicación a, suponía, los gritos que habría escuchado.

—No —dijo de forma demasiado rotunda antes de poder rectificar—. No lo sé. Se han peleado por estupideces, estamos todos demasiado nerviosos y han explotado. —Tras decir aquello le resumió lo ocurrido sin ocultar el cansancio de su voz. Era evidente que la cercana creía que lo último que deberían estar haciendo era pelear entre ellos.
»No cancelaron la salida, así que las cosas tampoco están tan mal, pero me han puesto nerviosa. Has tenido suerte de no haber estado allí —concluyó, torciendo la boca.

¡Por fin! Se dejaron de tonterías, se dispersaron y se reunieron en el salón quienes saldrían.
—Donde sea. No conocemos nada así que cualquier sitio es bueno —respondió el nombrado.

Nery's propuso una ruta y Pefka no se negó. Sonaba interesante, de hecho, y si habían pasado cerca en algún momento ni se acordaba.
—Bajemos el puente pues, y a ver qué nos encontramos.

Lo malo es que eran muy pocos y no podía fiarse de que trabajaran codo con codo después de haberse insultado. El frivy se había disculpado, sí, pero llevaban días tensos con él y no creía que estuviera todo resuelto con unas simples palabras.

Sigue en el Barrio de los Mil Dioses

La respuesta de Iemai no la pilló por sorpresa, pero aun así se llevó la mano al borde superior de su pico y respiró hondo. Durante un instante breve, muy breve, se preguntó si no se acabaría arrepintiendo de haber pedido el favor de los dioses para los seres extraplanares que convivían con ellas dos. A veces no sabía si se merecían que los tuviese en sus plegarias o si solo estaba molesta porque, en el fondo, era imposible ponerse del todo en la piel de ellos.

—Gracias, Iemai —logró emitir en voz baja antes de ver a Kiki acercarse. Habría querido hacerle más preguntas, sobre su brazo y su adaptación a Rocavarancolia para poner cosas en común, pero en cuanto la humanai abrió la boca se sintió fuera de lugar. Era irónico que una extraplanar supiese más del hueso roto de Iemai que la propia Ulmara—. Puede que encontremos algún compendio de hechizos y aun así no podamos hacer nada, Kiki. Muy poca gente sirve para lanzar rayos por los dedos. —Era un intento de broma que quedó teñida de agriedad—. Está bien que sepas cómo tratarlo de forma convencional.

Ulmara había estado a punto de salir pitando para bajar a la armería, pero en ese momento sintió genuina curiosidad por ver cómo avanzaba aquella conversación junto a la escalera. Siempre tendría tiempo de escaquearse si el sentimiento de sobrar permanecía.

Iemai observaba la reacción de Ulmara a lo que le acababa de contar cuando vio acercarse a Kiki por el rabillo del ojo. No estaba molesta con ella, pero se imaginaba que la chica estaría nerviosa después de haber saltado en la cocina. Le alivió que les hablase normal, que las cosas volviesen a su cauce, aunque le pareció que la conversación solo trataba de romper el hielo.
—No hace falta que estés tan pendiente, se acabará curando solo, si tengo cuidado —le respondió con un atisbo de sonrisa—. Pero ahora mismo estoy cualquier cosa menos ocupada.

Ante la intervención de Ulmara solo pudo asentir.
—No podemos esperar que la magia caiga del cielo y sea la solución a todos nuestros problemas, entre otras cosas por lo que ha dicho Ulmara. Pero nos las apañaremos, como hemos hecho hasta ahora —añadió, menos convencida de lo que pretendía mostrarse.

Fleur agradeció de veras que Rua le sonriera con buen humor tras hacerle el favor, no todo el mundo era capaz de gestionar sus emociones tras una discusión intensa y evitar que se extendiese al resto. Aún extrañada porque le llamara “cielo” le devolvió la sonrisa mientras clavaba su mirada en los guantes que la chica le enseñaba, de alguna manera no se sintió tan incómoda como en otras ocasiones, Rua solo mostraba amabilidad en su línea... pero no descaro. Aquello le gustaba. Tanto como que el grupo partiera aún con el reciente incidente, eso significaba que podían colaborar incluso con muchas diferencias pero esperaba que no tuviera que ser lo normal y pudieran llegar a entendimientos sin faltas de respeto.

Se quedaron solas poco tiempo, mientras tanto Fleur merodeaba por la primera planta en busca de cosas que pudiera recoger, pero una de esas veces se acercó.
-Oye... ¿cómo estás? -le preguntó en voz queda y temblorosa a Maila, los pasos del resto de chicas sonaban cada vez más cercanos.

Maila se alegró de que a pesar de la discusión fueran lo bastante resolutivos como para salir a explorar igualmente. Sin embargo sentían que eran muy pocos y que el peligro podría ser mayor. <<Pero yo... no puedo ir, todavía no. No después de haber v-visto...eso.>> Pensó mientras imágenes horribles se cruzaban por su mente. A la par de aquello un escalofrío recorrió su espalda, como si el mismísimo cuerpo le estuviera diciendo: “Si es que tienes razón, chica, lo que has visto me tiene temblando. Yo que tu no volvía a salir más.”

El grupo se marchó, y Maila sabiendo que dijera lo que dijera no los iba a hacer quedarse... no dijo nada. En otra situación habría intervenido pero estaba tan agotada... física y sobretodo mentalmente. Pensar en la mera palabra “ salir” o “exterior” traía consigo recuerdos innombrables. Así que se quedó callada, sí, intentando distraerse con los quehaceres de Fleur. Tenían una conversación pendiente y sabía que Fleur estaba esperando a que ella diera el paso, a fin de cuentas la idea había sido suya.

Cuando la francesa se acercó preguntándole cómo estaba la hawaiana se encogió de hombros, era una pregunta que daba lugar a muchas respuestas.

-Mal, supongo...- Le contestó.- Es difícil expresarlo...Tú me conoces, Fleur. Y sabes que aunque en mi casa tuviera problemas siempre los intentaba afrontar con una sonrisa, pero esto... me supera.-Se acomodó en la silla en la que estaba sentada, mientras intentaba e vano apartarse los rizos de al cara. -Ya no es solo todo lo que está ocurriendo... mis hermanos, ese pobre chico, que podamos morir... Es como si esta ciudad me estuviera arrebatando lo que soy, mi alegría, no sé... No quiero convertirme en un alma en pena, no te mereces eso.- Maila se notaba al borde del llanto, pero unos pasos cercanos la hicieron contenerse. Rápidamente se irguió y se restregó los ojos. No quería dramatizar más aquella situación.