Torreón Sendar

Recuerdo del primer mensaje :

Magia:

La divisaron a lo lejos. Una enorme cueva vertical se alzaba desde la tierra, colosal, majestuosa e imponente sobre la calle, y con una vista espléndida sobre esta. Aceleró el paso por curiosidad y esperanza, porque que algo estuviera en mejor estado que las calles que habían atravesado... ya era mucho. Además, no quería seguir hablando de los Hijos de Bakaiar allí, fuera, al descubierto, como si pensar en ellos o mencionarles pudiera atraer al de antes.

Cuando llegaron, sonrió al reconocer un foso, porque le era familiar del hogar, y se maravilló aún más al ver la enorme superficie de madera que lo atravesaba y que conectaba con el edificio.
—No sé si esto es lo que buscábamos, pero tiene buena pinta.

No esperó a los demás. Se había fijado en unos inventos nuevos que sujetaban la madera del foso y que se introducían en la cueva, y quería investigar tanto eso, como el interior como todo lo que pudiera. Se adelantó al grupo y caminó por la lámina de madera con toda la curiosidad del mundo, hasta llegar a la lámina vertical. La reconoció, parecida a las de esa cueva donde despertaron, así que empujó con el hombro hasta que se movió. Y... una vez dentro, se quedó parado en la puerta. ¡Era enorme! ¡Y había un sinfín de cosas sin determinar!  
—¡Esto es alucinante! —exclamó mientras liberaba el camino para entrar.

Le temblaba la pierna derecha, pero de anticipación por querer explorarlo y entenderlo todo. Su mirada saltaba de un artefacto a otro, de una pared a otra, de un punto a otro. Y aún tenía que investigar los hierros que entraban y salían de la cueva y se anclaban a la lámina de madera del exterior. Necesitaba nombres para aquellas cosas nuevas. Ahora sería él quien preguntara a los demás.

Fleur se despediría de los macieleros entre sonrisas cansadas y asentimientos a los últimos detalles sobre la magia. Como todos mostró su agradacimiento y antes de marcharse le advertiría a cualquiera de ellos sobre la trampa mágica que sufrieron algunos de sus compañeros. Nunca estaba de más y de verdad que esperaba que les fuera bien, tanto a ellos como a cualquiera en su misma situación.

El trayecto fue una amalgama de pensamientos y la francesa estaba muy preocupada por encontrarse con el reptil como para tratar de comprenderlos. Cuando se encontrara en su intimidad reflexionaría sobre si habían hecho lo suficiente y soltaría la daga que sujetaba en las manos lo más rápido posible, la sentía inconexa a ella en muchos sentidos.

—Sí... ellos estaban fatal —pudo murmurar tras Rúa cuando llegaron a Sendar antes de que Toni interviniese, en seguida Fleur se sintió molesta, traían información importante y se habían puesto en peligro como para que el español fuera tan descortés. Pero su irritabilidad se esfumó cuando al tocar a la sueca el chico se tambaleó, siendo Pefka quien ayudó a que no tuviera un peor desenlace— ¿Qué te ocurre? —se acercó a ambos, notando y contagiándosele los nervios del hijo de lunas— ¿estás bien? —en aquel instante solo echó una mirada fugaz tanto a Rúa como a Kiki, para después centrarse completamente en Toni.

Cuando notó las manos de Perfka agradeció no dar, por enésima vez, de bruces con el suelo. La segunda vez que apoyó su mano con el hombro de Rua notó como si todo le diese vueltas. En el exterior se ralentizó el tiempo, mientras que en su interior el corazón bombeaba tan fuerte la sangre que le temblaron las piernas. Su cuerpo no respondía y le fallaron las rodillas.

- Estoy bien, chicos, no sé qué ha pasado pero ha sido como si hubiera un imán en el suelo y su campo de fuerza se ampliase al tocar a Rua- dijo aun entre los brazos de Perfka- Creo que voy a necesitar que me ayudeis a levantarme.

- Rua, definitivamente eres como uno de esos cacharros que te dan calambre cuando lo tocas, esos que usábamos de pequeños para gastar bromas.- Toni fue consciente, mientras lo decía, que la referencia no la entendería alguien que no sea del mismo mundo que ellos.- Perdón, creo que te he cortado mientras hablabas.- le dijo mirando a Rua a los ojos.

Ulmara se despidió de los macieleros y echó a caminar en silencio detrás de todo el grupo, cubriendo la retaguardia en teoría y comiéndose el coco en la práctica. Les habían recibido maltrechos y les habían tratado bien, incluso les habían dado las fórmulas para los pocos hechizos que habían conseguido conservar de aquel lagarto asesino. Lagarto asesino que, casi con toda probabilidad, les acabaría molestando también a ellos. Lagarto asesino que había matado a uno de ellos. Matado del todo, supuestamente. Sin pasos, sin Lejanía. Se decía a sí misma que podría haber pasado directamente a la Otredad, que era algo que también ocurría a los cercanos en raras ocasiones. Y de repente eso tampoco la reconfortaba. Había algo que estaba mal y no daba con qué.

La magia le ilusionaba, por suerte, pero para ella no tenía nada de fantástico su descubrimiento. No era algo nuevo ajeno a todo su plano, como lo era para los humanos y el frivy, simplemente habían adquirido una herramienta nueva. Una que tal vez les fuera útil, si alguno de ellos tenía la capacidad de hacer magia. Ulmara dudaba de sus capacidades, y así se lo dijo a sus dioses, y por los nombres que les habían leído, si se cruzaban con el asesino no tenían nada nuevo para defenderse. <<Tal vez la luz… >>. Estaba convencida de que habían hecho bien en buscarles, pero algo no acababa de contentarla del todo.

Por el camino se llevó más de un sobresalto por algún ruido extraño, o sombras raras que observaba de refilón, pero eso fue todo. Dentro, sin embargo, les esperaba otro susto más.

Apenas le había dado tiempo a abrir la boca para corroborar lo que decían Rua y Fleur cuando Toni perdió el equilibrio e hizo amago de caerse. Calló de inmediato y avanzó un paso por instinto, paso que reculó al ver que Pefka ya lo había ayudado a sostenerse. Y entonces…

—¿Estás de broma? —la teoría de Toni le parecía ridícula, pero para cuando se dio cuenta, la propia Ulmara ya le había posado la mano a Rua sobre el antebrazo. La retiró enseguida y soltó una carcajada amplia—. No os podemos dejar solos.

No lo dijo, pero casi, casi, se sentía decepcionada de no haber sentido nada. También se olvidó de por dónde iban con respecto a Maciel, pero aquel pequeño momento de risa le sentó como la gloria.

Lo que menos esperaba Rua era ser repentinamente interrumpida, cuando fue tocada en el hombro por un muy serio Toni. Su expresión de confusión debió ser más que obvia.

-¿Qué está pasando aqu…? - logro expresar aun aturdida, revolviéndose incomoda por la situación. Su frase se quedó ahí cuando vio, como la explicación de Toni era cortada de repente cuando este parecio perder la fuerza en sus piernas. Rua abrió los ojos de golpe, sobresaltada, no atinando a moverse antes de que Pefka lo hiciera, veloz como el rayo y atajara al chico antes de que cayera duramente al suelo. <<¿Otra vez? ¿¡Que pasa hoy con perder las fuerzas de pronto!?>> pensó entre incrédula y preocupada, la confusión de Pefka era casi reflejo de la suya.

No se acercó intentando no agobiar a Toni rodeándolo, pues parecía haberse mareado o algo parecido ¿tal vez había tenido una repentina bajada de azúcar o algo así? Miro apurada al chico, que fuera de haber perdido las fuerzas estaba bien aparentemente, pero sus siguientes palabras lejos de tranquilizar a Rua y aclararle algo la dejaron con una clara expresión de “¿Estas bromeando, ¿verdad?”.

-¿Qué yo hago…qué?- dijo mirándole como si repentinamente Toni acabara de hablarle en un idioma desconocido, frunció el ceño, entre nerviosa e incómoda- ¿Qué…?¿De qu hablas Toni? Yo no he notado nada raro - dijo tocándose a sí misma extrañada, sobresaltándose cuando repentinamente sintió la mano de Ulmara tocándole. Rua la miro instintivamente moviéndose un poco lejos del contacto casi al mismo tiempo que Ulmara. Vale, eso empezaba a ponerse raro.

- ¿Se puede saber que está pasando? ¿De dónde sacas que yo tengo culpa de algo, Toni?  Tal vez solo estáis bajos de azúcar, o de la tensión o yo que sé, tal vez solo tenemos mucha estática entre ambos, a veces pasa ¿dónde está la alarma? - dijo no entendido donde estaba realmente el apuro ¿se estaba perdiendo algo de la explicación?. Rua suspiro profundamente acompanado a Ulmara en una ligera risa nerviosas tras el sobresalto apenas llegando y sacudió la cabeza. Demonios que susto acababan de darle solo para acabar diciendo algo que no tenía mucho sentido. Ella estaba perfectamente, si les hubiera dado calambre ¿no lo habría notado también?

- ¿Ves? Debe ser eso, pura estatica, porque Ulmara esta bien…joder chico, que susto me has dado -dijo suspirando profundamente llevando la mano al pecho. ¿Por qué tanta alarma por lo que como mucho sería un poco de electricidad estática? Ni que fuese tan raro a veces pasara- Esta bien…no pasa nada por que me interrupieras, pero hombre, vaya forma de dar la bienvenida tan sorpresiva.

Con su pregunta, Iemai había querido sacar a colación toda la información de que disponían en aquel momento para tratar de ordenarla, pero como siempre, no era una tarea sencilla. Las teorías de Kiki eran interesantes, pero tenía tantas como tiempo se le dejase para elaborarlas, probablemente, y la cercana no tenía mucho a lo que aferrarse para opinar acerca de en qué creía que tenía razón o se equivocaba.
—Supongo que aún no estamos listos para entender nada de esto. Apenas hemos salido del refugio. ¿Creéis que si nos encontrásemos con ciudadanos nos darían información o sería peligroso acercarnos a ellos?

Iemai no entendía a qué se refería Kiki con las demandas, entre otras cosas, pero continuaron conversando y, posteriormente, haciendo tareas por la planta baja, hasta que escucharon la llamada en el exterior del grupo que regresaba. Lo que no se esperaba la cercana fue la reacción de Toni, que todavía se había quedado dándole vueltas a la conversación que habían mantenido tras su marcha. Ignorando lo que tenían que contarles se lanzó a tocar a Rua para probar aquella teoría. Incluso si no era la teoría en la que más creía la cercana, no le sorprendió demasiado ver que la escena de aquella mañana volvía a repetirse. Prácticamente ya no quedaba duda de lo que había pasado, pues si les hubiesen echado un hechizo aquella mañana, cualquier residuo del mismo tendría que haber desaparecido ya de la humana, al menos si se tratase de algo común.

Iemai se acercó al grupo. Algunos hablaban preocupados y otros divertidos.
—Antes estuvimos hablando de ello porque esta mañana yo también me sentí extraña cuando Rua me tocó, pero no le di demasiada importancia con el susto del momento. Pensé que podría haber sido un efecto mágico pero ahora no lo tengo tan claro —explicó, e hizo una pequeña pausa antes de cambiar de tema—. Sé que esto también es importante pero… ¿pasó algo ahí fuera? —Rua había dicho que habían encontrado a los otros cosechados y que tenían mucho que contarles, y eso había espoleado más la curiosidad de la cercana que el enigma de su piel.

Durante todo el trayecto de vuelta estuvo mirando en todas direcciones, temiendo con que se encontraran a Setenta y Siete a la vuelta de la esquina. Puede que ahora tuvieran el conocimiento cómo hacer unos cuántos hechizos ( y ni eso significaba que fueran capaces de hacer magia), pero estaba segura de que aquel maníaco se sabía trucos mejores a juzgar por lo que les había hecho a su antiguo grupo.

Asi que la hawaiana no hizo otra cosa más que  vigilar constantemente, aunque una parte de ella no paraba de pensar en aquellas pobres personas y en lo mal que lo tenían que estar pasando. <<Si hubiéramos llegado antes...>> Pensó con culpabilidad, mientras miraba inquisitivamente las ruinas de una casa.

Cuando el grupo llegó al torreón Maila se permitió respirar tranquila y tras saludar a los que estaban dentro cogió un vaso de agua. El desmayo de Toni la pillo justo al tragar, y debido al susto y la sorpresa echó un buen montón de agua fuera, además de atragantarse un poco.

-¿Toni, estás bien?- Dijo entre toses mientras se acercaba al chico, visiblemente peocupada. Por suerte el susto no llegó a más y el chico habló sobre su teoría. <<¿Que Rua es la causante de los desmayos?>> Pensó muy escéptica. Sin embargo tras escuchar el comentario de Iemai no le pareció tan raro todo aquello. Podía ser coincidencia o no serlo en absoluto. Y tras todo lo ocurrido en aquella ciudad del horror ya no sabía qué creer.

-Sí, si que han pasado cosas ahí fuera.- Dijo la hawaiana con un tono algo lúgubre a la cercana.- Como ya ha dicho Rua nos encontramos con el otro grupo, y bueno... no han tenido tanta suerte como nosotros.- Empezó a explicar  mientras se sentaba en una silla.- ¿Os acordáis del reptil ese de la plaza, verdad? Pues han estado conviviendo todo este tiempo con él sin saber lo que hizo.- Les informó sin dejar de pensar en qué hubiera pasado si ellos hubieran sido los desafortunados. En realidad la respuesta era muy sencilla.

-Ellos... sabían hacer magia y ese malnacido esperó a que le enseñaran cosas sobre ella para después  esclavizarlos. Salieron bastante malparados y...- Dijo  recordando con un escalofrío el muñón de aquella pobre chica.- La cuestión es que ahora está suelto por ahí y vamos a tener que andarnos con pies de plomo cuando salgamos fuera.- Comentó mientras se retiraba los rizos de la cara algo molesta.- Más aún, claro.- Rectificó con una mueca de desaprobación sobre todo aquel asunto mientras dejaba que hablara el resto. A ella se le habían quitado las ganas. No, Setenta y Siete se las había quitado.

Menos mal, el desvanecimiento de Toni había sido solo eso, no un desmayo en toda regla. Pero lo que se iba a desvanecer era su propio sentido de la lógica. ¿Qué era eso que decía el chico? ¿Cómo iba a provocar Rua los desmayos? Lo único que tenía coherencia era lo que dijo sobre levantarse, y le ayudó sin pensarlo dos veces mientras intentaba darle sentido a las palabras de todos. Para colmo, Ulmara también se sumó. Tocó a Rua y se rió. ¿Pero qué les pasaba? ¿Cómo podían pensar que la chica tuviera esa magia perniciosa en su piel?
—No le veo la gracia ni la lógica a nada de esto, acabamos de ver magia de verdad, pero ¿de dónde has sacado esa teoría? —masculló. ¡Ya solo les faltaba perder fuerzas por tocarse entre ellos!—. Según eso, entonces, mi coraza lleva días más blanda por haberos tocado? Anda ya, por favor, seguro que es por la dieta que llevamos, como dice Rua—gruñó.

Quizás estaba pagando su nerviosismo con ellos, máxime cuando la terrícola le había quitado hierro al asunto, pero llevaba un muy mal día a cuestas y no era consciente. Lo que sí sabía era que necesitaba agarrarse a algo sólido, no al miedo de un hijo del dragón que deambulaba por la ciudad, ni a una magia que les afectara entre ellos ni cosas raras. De todas formas, la explicación de Iemai le pareció suficiente. Vaya, que no tenían ni idea y estaban probando cualquier hipótesis.

Y qué no pasó fuera. Los demás se adelantaron en responder a eso, y menos mal. Kiki preguntó algo entonces, y el nombrado se dirigió a ella.
—Sí, y sabemos dónde ir para aprender más. Hay un edificio donde almacenan libros con instrucciones, y nos enseñaron a hacer un orbe de luz. Deberíamos ir a ese sitio cuanto antes y en cuanto podamos devolverles el favor como sea, aunque haya otro asesino más por las calles —intentó decir con convencimiento. Quería salir, no quería esconderse y esperar así el resto del año, pero su ánimo al respecto era tan volátil como las cosas que les estaban pasando en la ciudad. La amenaza de Setenta y siete no era la de un monstruo más, pues este le reconocería sin lugar a dudas como un hijo de lunas y podía derivar en algo peor.

Por suerte Toni pareció recuperarse casi de inmediato y Fleur pudo respirar más tranquila cuando creía que el día no podía depararles más sorpresas y pequeños sustos. Lo que no le quedó claro fue la breve explicación del español y solo llegó a comprender más cuando Iemai aportó a la conversación. Parpadeó algo incrédula, como la propia Rúa. Y sin embargo... ¿No sintió algo extraño cuando la chica le tocó la cabeza? Al principio lo achacó a la tensión del momento y que estaba bastante molesta pero... fue lo suficiente desconcertante como para recordarlo días después. En cualquier caso la francesa no lo comentaría y si lo hiciera sería en privado con la implicada, no quería que se sintiera señalada o molesta.

Fleur permaneció algo silenciosa tras las palabras de Maila contando lo que el grupo de Maciel había pasado con el reptil, no fue hasta que Pefka se posicionó con las teorías de Toni y le contestó a Kiki que ella intervino.
-Además nos copiaron los tres hechizos que tenían, son estos de aquí -dijo, reparando ahora en que consiguió llegar ilesa en su primera salida- también nos advirtieron que... algunos se cansaban mucho más que otros. Realmente da un poco de cosa comprobarlo... ¿no? -su voz sonó menos temblorosa de lo habitual para estar hablando sobre algo que sentía, aunque no por ello estaba menos saturada de la cantidad de cosas que aún debía asimilar.

Ulmara sabía que no era un momento para estar tan alegre, pero algo en torno a la teoría de Toni le hacía demasiada gracia. Intento, eso sí, mantenerse tan seria como la situación requería.

—Bueno, la magia puede anclarse al cuerpo —le respondió a Pefka. Realmente se estaba excusando a sí misma por haber cedido a la impaciencia en lugar de reflexionar un poco antes si aquello tenía sentido, pero ya era tarde—. No perdíamos nada por comprobarlo.

La cercana se arrepintió, de nuevo, de hablar, pues se dio cuenta de las implicaciones que tenía lo que acababa de explicarle. Significaba que existía la probabilidad de que alguien lo hubiera hechizado de verdad y de ahí lo de su coraza. La cercana le pidió a Aramara que Pefka no cayera en eso y se mantuvo atenta a la conversación.

—Lo del cansancio por magia, según entendí, funciona igual que el cansancio por realizar cualquier otra cosa —explicó tras Fleur—. Es como un músculo invisible. Cada mago tiene un umbral de cansancio distinto, igual que existen cuerpos de distintas complexiones, pero se pueden aumentar los límites de la misma forma en que entrenamos algunas mañanas para mejorar nuestra puntería o nuestro fondo. No creo que debamos preocuparnos mucho por eso aquí dentro. Tampoco sabemos si podremos usarlos —se encogió de hombros—. Pero sí deberemos conocernos bien para saber cuándo es momento de parar, en caso de que tengamos talento y podamos realizarla fuera de Sendar.

Omitió la historia de una tipa que aseguraba haber alcanzado la lejanía por realizar demasiada magia en un solo día por dos motivos: el primero es que, como lejana, jamás de los jamases fue capaz de realizar ni un solo hechizo con éxito, que ella supiera; y el segundo, que bastante había metido ya la pata en un espacio de tiempo tan pequeño.

Sentía que le iba a estallar la cabeza. Y por desgracia o beneficio para él en aquella situación era una sensación a la que estaba acostumbrado. Vidas perdidas, magia, el peligro de la fuente podía usarla... Podría estar esperándoles afuera en ese instante...

Tras lo que le dijo Pefka se quedó pensativo mientras la gente hablaba a su alrededor. Barajaba sus opciones intentando en vano abrirle paso a la lógica y la razón en aquel mar de rabia e impotencia. Y al final esa pequeña pelea interna no le dejó intervenir en la conversación más. Paso delante suya mientras se planteaba como debían actuar con toda esa nueva información.

-Mañana o pasado volveremos con comida. -Les prometió antes de irse. Era una maniobra estúpida y arriesgada. El riesgo a ser seguidos o atacados era enorme pero... a sabiendas de todo eso Nery´s no se planteaba siquiera actuar de otra manera.

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Ya de vuelta al entrar se sintió seguro tras dejar la ciudad y al lagarto que escondía detrás, aunque fuera en aquellas paredes vulnerables. Y entonces todo pasó de manera demasiado rápida para que su embotado cerebro reaccionara. Que si noticias de mierda, que si tocar a Rua hace que te desmayes...

Con todo el alboroto se sintió de nuevo como cuando llegaba a una reunión importante pero todos sus compañeros estaban hablando de cosas estúpidas en vez de los negocios que debían atender. Sin embargo aquí y ahora en vez de rechazo o exasperación sentía algo muy diferente. No sabía si llamarlo seguridad, o cercanía... El habla y gestos erráticos de Kiki, la entonación que Ulmara, Maila y Pefka ponían al explicar algo, la más calmada voz de Iemai, la preocupación tímida pero genuina de Fleur, el inoportunismo de Toni....
Tomó aire y soltó un largo suspiro notando como se relajaba su cuerpo.

«Realmente megallevamos viviendo juntos de la total ya tanto tiempis...»

Puede que no fuera tanto pero estando encerrados y solo teniéndose los unos a los otros se descubrió que ya se sabía un montón de manías o comportamientos de cada uno.

Dejó su equipo con tranquilidad en la entrada y cuando vio a Kiki buscarle sonrojada se acercó a ella y la rodeo por la cintura con su brazo, tirando gentilmente e invitándola a apoyarse en él. Le dio un beso en la mejilla y si no apoyo su cabeza sobre la de ella fue porque temía llevarse un cabezazo viéndola tan excitada por el tema de la magia.

No la culpaba.

Se dio cuenta y le extraño al notarlo lo mucho que aquel contacto con la humana le hacía sentir bien, despejar dudas y calmarse.

-Se lo daremos. -Le aseguró a Kiki.

Entonces se tomo aire y se dispuso a hacer para lo que se había formadao toda su vida. Asignar a cada persona a su mejor posible puesto.

-Bueno. -Dijo alzando la voz para que todos le escucharan entre el mini barullo. -Creo que lo mejor será dejarles los hechizos primero a Ulmara y a la pequeña biblioteca andante. -Bromeó zarandeando levemente a Kiki. -Y mañana si podemos conseguir bastante comida podríamos ir a darles algo y después a la biblioteca o incluso podemos ir a darles comida solo Qwara y yo corriendo. Creo que podemos zafarnos de Setenta y siete. ¿Qué opináis?

La sueca empezaba a entirse ligeramente ansiosa y atacada, incluso a pesar de haberse reído con humor de aquello y de la explicación algo más precisa de Kiki sobre lo que habían estado suponiendo que ocurría, sin muchas bases más que un par de mareos, se sentía como un bicho de feria o laboratorio. Y no le agradaba. Pero Rua aunque le parecia ilusorio, casi graciosos incluso...la explicaicion de Kiki le habai dejado aun mas dudas que antes. Soltoun hondo suspiro antes de habalr. << Cómo quien se pone un impermeable o un traje de protección para el fuego… ¿será algo así? >> se recordó, mordiendose el labio inferior por tener que tragarse de alguna forma sus palabras.

- Bien, supongamos que hay algo de razon en lo que decis que pasa cuando me tocais ¿porque solo afecta a algunos entonces? ¿Que significaria eso? ¿Que solo afecta los que si tiene la capacidad de hacer magia o que solo afecta a los que no? - oregunto Rua dejando fluir sus pensmaientos en voz alta, incluso si la posibilidad de que su piel fuera dañina para los demás de alguna forma, como si fuese un bicho raro, la ponia nerviosa. Como si de verdad hubieran hecho algo con ella cuando la pincharon y que no se había visto hasta ahora.

Cuando Pefka comento que no era posible que eso fuese cosa suya y comente casi con ironía sobre el reblandecimiento de su coraza, Rua frunció ligeramente el ceño. Concretamente al notar, que nuevamente era tocada sin más y d enuevo como con Ulmara, nada ocurria. Se apartó de nuevo, cruzándose de brazos.

El comentario de Ulmara de que la magia se anclaba no fue muy tranquilizadora, porque ella sí que entendió el comentario, pues la idea de tener algo impregnado en su piel, como si fuese una rana venenosa, aunque ridículo, no le era tranquilizador. Suspiro profundamente mas confundida que antes si cabe, escuchando como Maila y Fleur contaba sobre la salida y todo el asunto sobre la magia, cosa que agradecio proque su cabeza estaba un poco caotica.

Aunque comprobar que su teoriza del cansancio era correcta con las palabras de Ulmara, le hizo observarles e intentar concentrarse. Mostrándole la hoja con apuntes de la que hablaba Fleur los que se habían quedado en su bolsa con todo el alboroto generado y que dejo frente a ella en la mesa, mientras escuchaba el plan de Nery's.

- Mmm entonces la idea sería ir por las cestas, traerlas, reunir lo que les llevaremos…llevárselo ¿y luego ir a la biblioteca? Aunque no se yo si es seguro que vayais solo tu y Qwara, por mas rapido que seais, esta lejos - dijo intentando dudosa con esa parte del planteamiento antes de añadir algo mas, recordandolo en ese momento- Ah, tambien prometimos llevarles apuntes de lo que consigamos en la biblioteca, pero eso podríamos hacer cuando nosotros tengamos algo de ideas de lo que tenemos entre las manos. - dijo dudando mirándolos por un instante, antes de volver su mirada hacia los apuntes frente a ella frunciendo ligeramente el creo, pensativamente.

-No creo que tengan mucha ciencia...quiero decir, estuve viendo como lo hacía Jara, realmente a simple vista solo pronuncio el hechizo e hizo lo gestos, aunque seguramente tiene detras bastante horas de practicas- dijo señalando la hoja con los hechizos con el ceño ligeramente fruncido, concentrada tras las palabras de Nerys de dejarle los hechizos a Kiki y Ulmara seguramente para que los estudiaran. Se centro en seguir repitiendo los gestos enseñados por Jara, repitiendo lo gestos del hechizo de luz para memorizarlos, aunque sin pronunciar las palabras de este que releía una y otra vez en su cabeza sin pronunciarla aun en voz alta. Se le daba mejor memorizar las cosas de ese modo. Daba gracias de haber sido una estudiante aplicada.

- ¿Sabéis que? Yo voy a probar a intentarlo ahora, aunque se por saber si tengo la capacidad de hacerlo, y comprobar esa loca teoriza que decías que soy un receptor mágico o algo así- añaido mirando finalemnte a sus compañero con seguridad en la voz pero con un leve tinte ansioso- Y sino puedo, aparte de llevarme un chasco tremendo, tambien deberia dejar de existir esa teoria, creo.  Ademas, seria tranquilizador asegurarnos que no pasa nada raro conmigo en realidad...para mi la primera- dijo murmurando lo ultimo mas apra si que apra el resto, levantando a la vista finalmente hacia  ellos, especialmente Kiki, Iemai y Toni, no creyendo aun para nada ese asunto en realidad, pero ahora le había dejado la maldita espina de la duda y la preocupación y queria cerciorarse de algun modo.

- Así que si no os importa yo voy a intentarlo con el de luz porque fue el que vimos en primer lugar…que dudo que de tener la capacidad me salga de primeras, pero ¿Qué mierda…? Al menos lo intentare algunas veces, a ver si al menos noto algo raro o no- añadió quedándose concentrada en murmurar para si el hechizo de luz para intentar quedarse con su correcta pronunciación y los gestos de las manos, antes de carraspear.- Bien, vamos alla...- dijo haciendo su primer intento repitiendo lo gestos de Jara mientras pronunciaba el hechizo en voz baja pero clara y firme. ¿Creía que le iba a salir de buenas a primeras? No, ni de coña, aun si tenía la habilidad probablemente necesitaría segruamente una buena cantidad de intentos para lograrlo, pero no perdía nada por hacerlo.

Nada ocurrió al primer intento, noto que había fallado en uno de los gestos, así que volvió a repetirlo esta vez correctamente. Esta vez noto una especie de cosquilleo sorpresivo en los dedos, sorprendiéndola. << ¿Que es esto? Esta sensación... >> pensó emocionada y alto turbada, el siguiente intento salió tan nervioso que tuvo respirar hondo, calmarse y volver a realizarlo.

Volvió a intentarlo esta vez correctamente y para su sorpresa, en sus manos apareció aquella bola de luz. Abrió los ojos inmensamente, haciendo una exclamación ahogada.

- Esto...Esto es...oh dios...¡Pude hacerlo! - exclamó sorprendida, sintiendo una sensación en el estómago inmensa, una mezcla de júbilo, incredulidad y preocupación tras toda la conversación mantenida.

Las noticias que traían los que habían salido eran realmente importantes. Lo que le había pasado al otro grupo era lamentable, sabiendo que ya habían perdido a un compañero durante el incidente de la última vez. Para más, ahora sabían que el reptil del mundo de Pefka seguía vivo y mejor equipado que nunca. ¿Por qué justo él tenía que disponer de hechizos? La cercana habría maldecido una y mil veces si no fuera porque ellos mismos también se iban a beneficiar de los descubrimientos del otro grupo. La mejor manera de contrarrestar la magia de aquella bestia, y la de todas las demás de la ciudad, era la propia magia. Iemai sabía que no iba a ser tan sencillo, pero tras la visita a la biblioteca podrían empezar a sentirse considerablemente más seguros en la ciudad. Cruzaría los dedos para que fuese así.

La cercana no quiso avasallar con preguntas a los recién llegados, así que esperó pacientemente sentada en el sofá, sin decir nada. Ni siquiera habló cuando se mencionó la salida del día siguiente, a la que estaba segura que se apuntaría. Quería llegar hasta la biblioteca sin incidentes, coger tantos libros como pudiesen, y sentarse a descifrar cómo funcionaban los hechizos… incluso si era la más lenta de todos haciéndolo. Por mucho que sintiera que podía ser de ayuda, ser tan lenta leyendo no ayudaba en absoluto.

Al cabo de un rato Rua anunció que probaría a hacer un hechizo, como para comprobar si aquello tenía que ver con las extrañas reacciones de su piel. Iemai estaba segura de que no era así, pero no se veía capaz de darle una explicación coherente con lo que sabían en ese momento. Se limitó a observar y esperar, hasta que la humana logró crear luz de la nada. Aunque la magia siempre hubiese formado parte de su mundo, aquello consiguió que abriese bastante los ojos durante un momento, por lo mucho que significaba en sus circunstancias actuales.
—Deberíamos probar todos —dijo con tono quedo. No se acercó a los apuntes porque tampoco podían mirarlos todos a la vez. Quizá lo más fácil sería imitar las acciones de Rua.

Si el nombrado necesitaba algo a lo que agarrarse para mantener la calma, sus compañeras se lo dieron: la magia. Fleur mostró qué hechizos eran y Ulmara desarrolló la explicación al respecto del cansancio, aunque también mencionó que podía "anclarse" al cuerpo y el nombrado no lo entendió bien. No preguntó, sin embargo, porque Rua se lanzó a probar uno de los hechizos. Su comentario al respecto le pareció de lo más irrespetuoso, ese acercamiento a la energía superior como quien saca algo de la alacena... le hizo fruncir el ceño, pero observó con atención aun así. ¿Quizá por eso no pasó nada al primer intento?

Al siguiente, no obstante, se hizo el milagro. El orbe de luz apareció en sus manos y de nuevo abrió mucho el ojo que le quedaba. Le parecía una maravilla que el primer hechizo que había conocido tuviera la forma de una luna brillante en el cielo, la verdad, pero sabía que era mera casualidad y que podían haberlo aprendido para volver a casa al caer la noche. No obstante, no por eso no le recordaría menos a las lunas.

Dejó las armas en un montón en el salón y se acercó de nuevo a las instrucciones. Si ella y la pequeña de Maciel habían sido capaz de realizar el hechizo sin mayor preparación, ¿podría él?
—Voy a probar yo también...

Lo dijo sin mucho convencimiento, pero es que realmente tenía miedo. Conocía a gente capaz de dominar la energía superior, y hasta el hijo del dragón parecía diestro con el don de la magia. Solo le aterraba la idea de que su diosa Kepryna no le hubiera dado ese poder o no supiera entenderlo. Igual que con la doma.

Siguió las instrucciones lo mejor que pudo e, igual que con Rua la primera vez, el hechizo falló. Perseveró otra vez, y otra, y otra, pero no hubo una cuarta. Las manos le temblaban demasiado para un cuarto intento, y prácticamente tartamudeaba desde que había fallado el segundo.
—No puede ser... —se dejó caer en una silla, desolado, pero consiguió mirar a los demás—. El cansancio o el estado mental puede afectar para lograrlo, ¿Ulmara? —preguntó a la chica. Nuevamente necesitaba agarrarse a algo para no empezar a creer que el problema era él, sin más, y no un estado pasajero de su cuerpo.

-Si, a mi aún me cuesta creerlo...- Le contestó la hawaiana a Kiki tras sobresaltarse un poco con su grito. La idea de que pudieran hacer magia le parecía en parte algo inalcanzable, a pesar de dónde se encontraban. Y sin embargo sabía que era más que posible, que nadie habia venido a decirles con una lógica aplastante que se olvidaran de ese tema. Eso la llenaba un poco de esperanza, algo que no frecuentaba mucho en los sentimientos de Maila. Aunque también de miedo. <<Supongo que a lo desconocido>> Se planteó la chica.

Escuchó los diferentes comentarios de sus compañeros preguntándose qué libros escondería aquella biblioteca de la que les habían hablado. Qué clases de hechizos y conjuros  podrían enseñar la gente de aquella ciudad. Los tres que les habían mostrado no parecían peligrosos, pero Maila sabía que los ciudadanos de Rocavarancolia no iban a desaprovechar un don  tan poderoso como la magia únicamente en curaciones o bolas de luz.

La hawaiana aguantó la respiración expectante de lo que pudiera ocurrir con Rua. En aquellos momentos no sabía si le aterraba más la idea que fueran incapaces de hacer nada o que les diera resultado. Con cada intento Maila vio menos posible que la sueca fuera capaz y sin embargo cuando menos se lo esperó ahí estaba delante de las narices de todos, una bola de luz en las manos de Rua.

Maila dejó escapar un pequeño grito de la sorpresa, asimilando lo que veían sus ojos. << Lo ha hecho... podemos... podemos defendernos de Setenta y Siete. Solo necesitamos los libros adecuados.>> Se dijo mientras su mente no dejaba de darle vueltas a todas las posibilidades que ofrecía aquel descubrimiento.<<Podremos hacerlo todos?>> Se preguntó algo nerviosa e interesada a partes iguales.

Los intentos de Pefka sin embargo no fueron tan bien, ninguna bola de luz salió para sorprenderles. Las terías del krabelinense tenían sentido, quizás estar cansado físicamente se traducía a no poder conjurar nada. O quizás el estado mental  podía ser la razón, ella misma había sido incapaz de centrarse y estudiar para un examen por estar muy preocupada y agobiada al cuidar de todos sus hermanos. <<Puede que se trate de eso...>> Pensó mientras no dejaba de mirar extrañada y algo preocupada al desolado krabelinense. Cuando terminó de hablar Maila se acercó al libro con un suspiro, quería intentarlo a pesar de lo nerviosa que le ponía aquella situación.

-A ver qué tal me sale a mí, espero no explotar o algo.- Bromeó para intentar aliviar los nervios que sentía en ese momento, aunque en su cara se veía que no estaba tan tranquila. Se tomó algo de tiempo en memorizar las palabras y gestos adecuados. De vez en cuando miraba a Fleur con cara de “¿Me puedes explicar qué estoy haciendo? ¿Tú también te crees lo que ha pasado antes?” En los primeros intentos no pasó nada, o se trababa con alguna frase o hacía un gesto demasiado lento o muy precipitado.

En algunos de esos intentos empezó a notar un leve cosquilleo, como si hubiera algo dentro de ella ansioso por despertar. Cuando eso ocurría Maila fruncía el ceño continuaba con el hechizo en vano. Después de varios fracasos la hawaiana soltó aire por la boca y se  concentró únicamente en la bola de luz y en el proceso a seguir. Y de repente surgió la luz en sus manos al igual que con la sueca.

-¡Ay, mierda!- Exclamó sin dejar de mirar a Rua, con una ligera sonrisa en el rostro. Fruto de la adrenalina del momento.-Esto es... tenéis que probarlos todos, si-. Dijo más para sí misma, sin dejar de mirar aquel fenómeno luminiscente que portaba en las manos. <<Mana, Arthur Jr, Api... esperadme... tengo trucos nuevos apra vosotros>>

Toni notaba las miradas de desaprobación de alguno de sus compañeros, pero realmente le importaba poco, llegó solo, estaba solo y permanecería así. No le pesaba haberlo hecho del tirón porque gracias a eso se habían puesto a practicar magia. No dijo nada, solo sonrió cuando Rua consiguió encender el cristal. Toni llevaba un tiempo con la sensación de que lo que hicieran algunos se pasaba más por alto y lo que hacían otros se juzgaba de form amas severa. No diría nada al respecto, en cuanto pudiese se marcharía de aquel lugar, para morir solo si fuese necesario.

- Rua, cuando puedas me gustaría hablar contigo por lo de antes ¿vale?- Dijo Toni acercándose por un lateral mientras aun tenia encendido el cristal en las manos- Así me cuentas qué ha pasado fuera, que te corté y no me he enterado que pasó. Me gustaría salir la próxima vez.

Después de esto se retiró del grupo y se fue a la azotea.

Observó la ciudad imaginando pasear por las ruinas. En un momento pensó ver una sombra cruzar una de las esquinas, pero pensó que era producto de su imaginación, una de esas sombras que se ven por el rabillo del ojo y al voltear el rostro nada. Pensó en lo romántico del paisaje, en las figuras de piedras que seguían en pie en algunos edificios. ¿Se haría mucho daño si se tirase desde aquel lugar?

Cuando Nery’s propuso que él y Qwara se encargaran de proveer de comida a los macieleros, la cercana negó con la cabeza.

—A la ida quizá estéis frescos, pero a la vuelta seréis cebo vivo si os dais ese carrerón —les dijo, con preocupación.

Luego, Ulmara calló, escuchó y observó. Estaba de acuerdo con Iemai, pero a la vez eran demasiados para mirar al mismo tiempo los apuntes que les habían prestado, así que trató de aprender a través de Rua los gestos y las palabras que debían usar. Sin embargo, mientras ella todavía practicaba, en un breve espacio de tiempo, surgió la luz en la mano de Rua y no pudo evitar distraerse. Al contrario que muchos, para ella era solo una luz, como las que utilizaban a veces los sacerdotes para iluminar las calles en días especiales. Aprovechó que había parado momentáneamente para responder a Pefka, que tenía menos suerte que la sueca.

—Supongo que sí. O tal vez algunos de nosotros no tengamos ese talento, sin más. —Ella misma se sentía dentro de aquel grupo en ese instante, fruto quizás de la impaciencia por obtener resultados y algo de frustración. Le sabía mal cortarle la ilusión al nombrado, pero lo más probable es que solo unos pocos de Sendar tuvieran lo que hace falta.

Intentó probar de nuevo y esta vez fue Maila la que encendió otra luz. Ulmara empezaba a sentir cosquillas en los dedos, como si su cerebro comenzara a remar por fin en la dirección que deseaba, pero se sentía lenta y espesa y acabó resoplando. Más aún cuando Toni dio a entender que no les había escuchado y se marchó. <<Aramara, si alguna vez se cruza con Setenta y Siete y voy con él, convénceme para que no le diga que se llama Ochenta y cuatro y que es un lagarto pacífico>> le transmitió a su diosa mensajera.

Algo molesta consigo misma y con sus manos torpes o su vocalización inexacta, acabó por rendirse y cruzarse de brazos.

—Ya sé a quienes pediros luz por la noche —bromeó, dirigiéndose a Maila y Rua. Era una forma de olvidarse de que se sentía insatisfecha con sus propios resultados.