Torreón Sendar

Recuerdo del primer mensaje :

Magia:

La divisaron a lo lejos. Una enorme cueva vertical se alzaba desde la tierra, colosal, majestuosa e imponente sobre la calle, y con una vista espléndida sobre esta. Aceleró el paso por curiosidad y esperanza, porque que algo estuviera en mejor estado que las calles que habían atravesado... ya era mucho. Además, no quería seguir hablando de los Hijos de Bakaiar allí, fuera, al descubierto, como si pensar en ellos o mencionarles pudiera atraer al de antes.

Cuando llegaron, sonrió al reconocer un foso, porque le era familiar del hogar, y se maravilló aún más al ver la enorme superficie de madera que lo atravesaba y que conectaba con el edificio.
—No sé si esto es lo que buscábamos, pero tiene buena pinta.

No esperó a los demás. Se había fijado en unos inventos nuevos que sujetaban la madera del foso y que se introducían en la cueva, y quería investigar tanto eso, como el interior como todo lo que pudiera. Se adelantó al grupo y caminó por la lámina de madera con toda la curiosidad del mundo, hasta llegar a la lámina vertical. La reconoció, parecida a las de esa cueva donde despertaron, así que empujó con el hombro hasta que se movió. Y... una vez dentro, se quedó parado en la puerta. ¡Era enorme! ¡Y había un sinfín de cosas sin determinar!  
—¡Esto es alucinante! —exclamó mientras liberaba el camino para entrar.

Le temblaba la pierna derecha, pero de anticipación por querer explorarlo y entenderlo todo. Su mirada saltaba de un artefacto a otro, de una pared a otra, de un punto a otro. Y aún tenía que investigar los hierros que entraban y salían de la cueva y se anclaban a la lámina de madera del exterior. Necesitaba nombres para aquellas cosas nuevas. Ahora sería él quien preguntara a los demás.

Ulmara sonrió con complicidad al frivy, algo que no esperaba hacer esa misma mañana. Se encogió de hombros y le dio la razón con un asentimiento: iban a ser meses largos, sí. Por suerte, sentía que podían encauzar el grupo para que los desencuentros que habían tenido hasta ahora no jugaran en contra de ellos mismos. O no demasiado. Tal vez se hubiera levantado optimista, pero tenía esperanzas de poder llevarse bien.

—Me conformo con la fruta pelada, no te preocupes —se rió mientras se adentraba en el edificio con la vela por delante—. O puede que las uñas —reconoció. Ella no era muy de maquillarse, porque su trabajo e ir arreglada no eran compatibles y porque tampoco era algo que le llamara la atención en exceso. Sin embargo, en el culo de todos los planos, atrapada y con su vida en juego día y noche, la cercana echaba de menos cosas como esas, que siempre le habían parecido nimias.

Una vez abajo, la cercana se tomó su tiempo para desayunar y se preparó para salir con el resto del grupo. Empezaba a manejarse fuera a pesar de las ingentes cantidades de luz y se sentía infinitamente más útil que dentro, aunque se tratara solo de un espejismo de utilidad. Abandonó el torreón cubierta con una cota de malla, con un escudo redondo a un brazo y una espada corta y un cuchillo en el cinturón.

Tenían una dirección y un objetivo. Solo les faltaba algo de suerte, algo que Ulmara no tardó en buscar: <<Aramara, pide de mi parte a los dioses una salida tranquila y un camino correcto>>, pidió antes de salir, <<si es que me escuchas desde tan lejos>>.

Sigue en el Torreón Maciel.

Toni observó cómo se marchaban.
- Yo prefiero quedarme si no os importa, no me encuentro del todo bien, estoy acelerado- había dicho cuando estaban todos abajo- Os espero aquí, y de paso recojo todo esto ¿vale?
La verdad que la sensación de peligro seguía instaurada, pero había pasado a formar parte de él, como si fuera algo tan natural como un pestañeo.
Subió a la azotea para ver cómo se perdían entre las ruinas de la ciudad. Permaneció un rato observando la ciudad, como si esperase ver algo que no había visto hasta entonces.
Al bajar, el palpitar del corazón iba en aumento con cada peldaño.
Kiki estaba en en la planta de abajo y Toni se acercó a ella- ¿Qué tal te encuentras? ¿Estás mejor?- observando la ciudad, sus peligros, había caído en que lo mismo hemos exagerado- Lo mismo le hemos dado demasiada importancia a tu desmayo, pero ha sido un poco raro, yo estaba viendo como te acercabas a Rua y al tocarla fue como si te desconectases. Ha sido algo raro, pero todo aquí lo es ¿no?

Iemai se sobresaltó cuando Kiki saltó hacia ella para agarrarla del brazo. No entendía lo que estaba haciendo, ni sabía muy bien cómo reaccionar para no resultar ruda. Le debía demasiado a Kiki, aunque cosas como aquella le resultasen incómodas. Mientras pensaba en ello, la humana terminó por soltarla sin que llegase a decirle nada.

La cercana había escuchado lo que intentaba decir antes de que Toni regresase y se les uniese. A diferencia de Kiki, a Iemai le reconfortaba estar rodeada del mayor número de compañeros posible, ahora que el grueso del grupo se había marchado y se habían quedado a merced de lo que pudiese haber al otro lado de los muros.

Tras responderle, Kiki prosiguió con su explicación. A ratos, Iemai encontraba enrevesada su teoría, pero no podía decirle que se equivocase, sencillamente no podía. Lo que sí le interesó fue la mención al contacto con Rua. Bien podría haber sido el catalizador en ambas ocasiones, y eso no se le había pasado desapercibido.
—Yo no creo… no creo que nos hayan inyectado nada para volvernos mágicos. ¿Por qué hacerlo ahora y no cuando nos trajeron aquí? ¿Crees que es porque tienen que seguir haciéndolo cada cierto tiempo? Si lo piensas… ya nos dijeron que teníamos potencial cuando nos secuestraron, que veníamos aquí para volvernos aún mejores. Yo que sé. —Agachó la cabeza. No sabía cómo explicar su versión de lo que estaba pasando en aquel lugar—. A lo mejor todos poseemos dones mágicos y los estamos usando de forma inconsciente. ¿A lo mejor tienes tú razón y nos inyectan cosas para que eso pase?

Toni observaba como kiki le contestaba, notaba algo en la chica q no sabía cómo interpretar. Cómo si se esforzase en ser amable, pero no le salía de forma natural. A él no le caía mal, todo lo contrario.
- No es nada raro lo que dices, vamos que tiene todo el sentido del mundo- se mantuvo en silencio unos segundos- Igual podríamos acercarnos a Rua cuando vuelva y le tocamos Iemai y yo, para comprobar vamos. Que no perdemos nada.

Cuando Iemai menciono que nos volveriam a inyectar algo a Toni se le herizaron los pelos de todo el cuerpo y un escalofrío evidente le tembló el cuerpo.
- Mira, yo solo espero que me inyecten cianuro la próxima vez. Esto es una locura y me da miedo porque parece que empiezo a acostumbrarme. Oye ¿y si lo del desmayo de Kiki tiene que ver con eso del potencial? - dijo mirando hacia Kiki pero hablándole a Iemai.

-No no no…no a ver...quizás, no …no, en ese orden. La posibilidad de Iemai es la mas probable…digo, es lo que ellos mencionaron, pero suena demasiado novelesco que lo vayamos descubriendo de a pocos… - Kiki se volvió a llevar las manos a la cabeza, esta vez para poder concentrarse mejor, aunque la calmaba un poco masajearse las sienes.- objetivamente secuestrar jóvenes y verlos crecer y desarrollar sus poderes es demasiado…no lo sé. Lo optimo sería tratar de impulsar ese vinculo mágico con algo…inyecciones, comida con drogas, no lo sé, pero teniendo en cuenta que nos han tirado en medio de una ciudad ruinosa a ser posible pasto de las bestias que haya por aquí, pues no podría asegurar que quieran ayudarnos…

Se levantó un poco ordenando sus pensamientos y dando unos pasos, de haber estado sola quizás se hubiese puesto a preguntarse y responderse sola. Empezó a caminar de aquí para allá, dándole vuelta a la habitación sin mirar a ninguno de sus compañeros y solo fijándose donde pisaba. Ignoro por completo lo del cianuro porque de haber tenido se lo hubiera ofrecido, pero de nuevo, Toni no iba mal encaminado con sus ideas.

-veamos veamos…veamos…segundo…no, no podemos solamente acercarnos y empezar a acosar Rua por mas teorías que tengamos, lo que nos lleva a tener que contarle esa hipótesis…punto número uno -dijo levantando la mano con un dedo en alto- debemos tener su consentimiento, punto numero dos, si fuese verdad que ella es el nexo para que se generen desmayos, probablemente sea algún tipo de magia mal encausada porque andar desmayando a la gente no es una magia muy útil por ahora…y número tres – dijo extendiendo tres dedos y sacudiendo la mano como para señalar que era el final de su soliloquio seudocientífico- llegamos a la parte importante. Suponiendo que, A, ella fuera la que causo eso, debemos tener en cuenta medidas de seguridad, sobre todo cuando ella quiera salir…y B, si ella no es la causante, debemos igualmente tener un plan de acción por si a alguien le pasa cuando estén fuera. Así que…eso…

Dio un largo largo suspiro tomando aire nuevamente y se sentó sujetando de nuevo la muñeca de la cercana tratando de sentir las pulsaciones en la arteria ulnar y al no poder hacerlo, regreso a la arteria radial. Aquello aunque parecía raro, era algo mecánico que la ayudaba a calmarse y a ordenar las ideas sin tener que hablar consigo misma y parecer mas rara de lo que ya se consideraba.

En ese punto y con la forma en la que hablaba Kiki, Toni pensó que igual se había expresado mal.

- A ver, no hablo de acoso, hablo de ponerle la mano en el hombro, cómo hiciste tú. No creo que tú le acosases allí arriba. No me importa hacerlo yo, tengo muy buena relación con Rua, diría que somos amigos. Y obviamente antes de tocarla le diré si le parece buena idea - dijo Toni pensando que hay cosas que no debería explicar y teniendo la certeza que se había equivocado.

Toni parecía de acuerdo con Kiki, pero su idea de tocar a Rua se le antojó bastante absurda a Iemai. Vivían con ella, se habían tocado en innumerables ocasiones sin que sucediese nada extraño. No era que la cercana descartase la implicación de Rua en el asunto, sino que no tenía ni idea de cómo explicar sus teorías.

Iemai escuchó la explicación de Kiki sin intervenir, como escuchó después la aportación de Toni, que fue la que la hizo volver a abrir la boca.
—No tiene por qué volver a pasar. Sigo pensando que pudo haber sido algo que pasó esta mañana lo que, bueno, causó lo que nos pasó. Antes de nada creo que deberíamos preguntarles a los demás cuando vuelvan si alguno se sintió mal también esta mañana. Igual que yo, pudieron no haber dicho nada porque lo de Kiki fue más llamativo. —La cercana suspiró y se apoyó sobre sus rodillas—. Podríamos estar teorizando durante horas y no llegaríamos a ningún lado con lo poco que sabemos ahora mismo de la magia y de esta ciudad. Con sinceridad, ¿por qué creéis que nos han traído aquí?

Hicieron el camino de vuelta con cierto apresuramiento y también con más atención no solo ya en donde pisaban, ante la duda de alguna trampa, sino también alrededor. La seguridad ahora de que el lagarto asesino estaba allí afuera poseyendo hechizos que no sabía si era más peligrosos que los que les habían enseñados los maceteros, y sabiéndose, además, camuflar, no era muy tranquilizador.

Apenas vieron el torreón una suerte de alivio sacudió a Rua cuya respiración ya iba un poco ajetreada, acercándose hacia el lugar para silbar y llamar a que bajaran el puente y abrieran la puerta. Tuvieron que esperar un poco a que aquello ocurriera y no fue hasta estar tras los muros que un poco de seguridad llego a ella.

Esperaron que los recibieran que se dieran cuenta que estaban bien antes de finalmente hablar y acomodarse un poco tras la caminata. Rua al menos si necesitaba un poco de agua y no dudo en servirse de una jarra que habia en la mesa de aquella mañana.

-Por fin dimos con el refugio del otro grupo y hemos podido hablar con ellos, tenemos muchas cosas que contaros de este encuentro. - dijo Rua mirand a sus compañeros de salida los cuales seguramente también tendría su propia parte que contar, suspiro tomando asiento, dejando su bolsa sobre la mesa allá donde traía los apuntes de magia que les habían dado.

Durante el resto del tiempo hasta que llegaron, Toni construyó su plan. Cuando llegase Rua, le pondría la mano en el hombro y sabría si eso del desmayo era parte de la maravillosa magia de aquel maravilloso, estupendo, sensacional, fantabuloso lugar. Mientra se quedaba sin sinónimos para describir Rocavarancolia, pensó que igual podría darle un abrazo, pero se le antojó demasiado contacto.

Escucharon voces y gritos que les decían que ya estaban allí y después de abrir el portón Toni se acercó a Rua, mientras esta hablaba sobre otro refugio y mirándola a los ojos le tocó el hombro, de frente.

- Perdona, es que teníamos una teoría, pero se ve que yo estaba equivocado- no había pasado absolutamente nada, asique Toni subía y bajaba la mano para ver si no le había pasado nada por suerte o era la norma- Te cuento, con lo del desmayo de Kiki pensábamos que tu podrías ....- Antes de terminar, volvió a poner la mano en el hombro y cayó en redondo.

El viaje de vuelta fue uno de los peores para el nombrado. Había ido fijándose en cada sombra, cada ventana en ruinas, cada esquina, cada metro de suelo que recorrían. Por suerte, se intentaba asegurar, Setenta y siete era colosal y no pasaría desapercibido ni le sería fácil esconderse ni emboscarles. Pero eso no ayudó en nada con su paranoia. Tenía tanta prisa por llegar al refugio, a ese torreón que ahora sabían que se llamaba Sendar, que habría sido capaz de saltar al foso y trepar por el otro lado si hubieran tardado mucho en abrirles. Bueno, quizá no conseguiría la parte de trepar arriba de nuevo, pero lo importante era que quería llegar cuanto antes.

Llegaron por fin y apenas se demoraron en recibirles. Intentó mantener la compostura para entrar y no preocupar a nadie, pero eso también le permitió fijarse en el humano. Toni actuaba y hablaba de maneras y cosas extrañas, y aunque Pefka no era nadie para juzgar en ese momento, le llamó la atención. Había tocado a Rua en mitad de su primera frase y la había interrumpido, ¿a cuento de qué...? «¿Pero qué está diciendo...?» Hasta que le tocó una segunda vez. Y se desplomó.
—¡Toni! —exlamó el nombrado.

Estaba cerca gracias a sus prisas por entrar, también, y solo por eso pudo ayudar a que el chaval no se diera de bruces contra el suelo. Vaya, le acompañó en su caída y le bajó al suelo, se sentó con él y dejó que su cabeza descansara en su regazo. Nunca había hecho algo así, pero le pareció primordial evitarle un golpe ahí y solo se le ocurrió esa forma. Y ahí se quedó, mirando ojiplático al resto. Para colmo, con el peso del chico en la caída había notado que su coraza estaba diferente en varias partes de su cuerpo, pero ahora tenía algo más importante o urgente entre manos, literalmente.
—Por las lunas, dos desmayos hoy, ¿pero qué nos pasa? —les preguntó con visible preocupación. Ya le habrían visto o notado el nerviosismo del camino de vuelta y ahora esto, vaya faena de cazador estaba hecho.

Fleur se despediría de los macieleros entre sonrisas cansadas y asentimientos a los últimos detalles sobre la magia. Como todos mostró su agradacimiento y antes de marcharse le advertiría a cualquiera de ellos sobre la trampa mágica que sufrieron algunos de sus compañeros. Nunca estaba de más y de verdad que esperaba que les fuera bien, tanto a ellos como a cualquiera en su misma situación.

El trayecto fue una amalgama de pensamientos y la francesa estaba muy preocupada por encontrarse con el reptil como para tratar de comprenderlos. Cuando se encontrara en su intimidad reflexionaría sobre si habían hecho lo suficiente y soltaría la daga que sujetaba en las manos lo más rápido posible, la sentía inconexa a ella en muchos sentidos.

—Sí... ellos estaban fatal —pudo murmurar tras Rúa cuando llegaron a Sendar antes de que Toni interviniese, en seguida Fleur se sintió molesta, traían información importante y se habían puesto en peligro como para que el español fuera tan descortés. Pero su irritabilidad se esfumó cuando al tocar a la sueca el chico se tambaleó, siendo Pefka quien ayudó a que no tuviera un peor desenlace— ¿Qué te ocurre? —se acercó a ambos, notando y contagiándosele los nervios del hijo de lunas— ¿estás bien? —en aquel instante solo echó una mirada fugaz tanto a Rúa como a Kiki, para después centrarse completamente en Toni.

Cuando notó las manos de Perfka agradeció no dar, por enésima vez, de bruces con el suelo. La segunda vez que apoyó su mano con el hombro de Rua notó como si todo le diese vueltas. En el exterior se ralentizó el tiempo, mientras que en su interior el corazón bombeaba tan fuerte la sangre que le temblaron las piernas. Su cuerpo no respondía y le fallaron las rodillas.

- Estoy bien, chicos, no sé qué ha pasado pero ha sido como si hubiera un imán en el suelo y su campo de fuerza se ampliase al tocar a Rua- dijo aun entre los brazos de Perfka- Creo que voy a necesitar que me ayudeis a levantarme.

- Rua, definitivamente eres como uno de esos cacharros que te dan calambre cuando lo tocas, esos que usábamos de pequeños para gastar bromas.- Toni fue consciente, mientras lo decía, que la referencia no la entendería alguien que no sea del mismo mundo que ellos.- Perdón, creo que te he cortado mientras hablabas.- le dijo mirando a Rua a los ojos.

Ulmara se despidió de los macieleros y echó a caminar en silencio detrás de todo el grupo, cubriendo la retaguardia en teoría y comiéndose el coco en la práctica. Les habían recibido maltrechos y les habían tratado bien, incluso les habían dado las fórmulas para los pocos hechizos que habían conseguido conservar de aquel lagarto asesino. Lagarto asesino que, casi con toda probabilidad, les acabaría molestando también a ellos. Lagarto asesino que había matado a uno de ellos. Matado del todo, supuestamente. Sin pasos, sin Lejanía. Se decía a sí misma que podría haber pasado directamente a la Otredad, que era algo que también ocurría a los cercanos en raras ocasiones. Y de repente eso tampoco la reconfortaba. Había algo que estaba mal y no daba con qué.

La magia le ilusionaba, por suerte, pero para ella no tenía nada de fantástico su descubrimiento. No era algo nuevo ajeno a todo su plano, como lo era para los humanos y el frivy, simplemente habían adquirido una herramienta nueva. Una que tal vez les fuera útil, si alguno de ellos tenía la capacidad de hacer magia. Ulmara dudaba de sus capacidades, y así se lo dijo a sus dioses, y por los nombres que les habían leído, si se cruzaban con el asesino no tenían nada nuevo para defenderse. <<Tal vez la luz… >>. Estaba convencida de que habían hecho bien en buscarles, pero algo no acababa de contentarla del todo.

Por el camino se llevó más de un sobresalto por algún ruido extraño, o sombras raras que observaba de refilón, pero eso fue todo. Dentro, sin embargo, les esperaba otro susto más.

Apenas le había dado tiempo a abrir la boca para corroborar lo que decían Rua y Fleur cuando Toni perdió el equilibrio e hizo amago de caerse. Calló de inmediato y avanzó un paso por instinto, paso que reculó al ver que Pefka ya lo había ayudado a sostenerse. Y entonces…

—¿Estás de broma? —la teoría de Toni le parecía ridícula, pero para cuando se dio cuenta, la propia Ulmara ya le había posado la mano a Rua sobre el antebrazo. La retiró enseguida y soltó una carcajada amplia—. No os podemos dejar solos.

No lo dijo, pero casi, casi, se sentía decepcionada de no haber sentido nada. También se olvidó de por dónde iban con respecto a Maciel, pero aquel pequeño momento de risa le sentó como la gloria.

Lo que menos esperaba Rua era ser repentinamente interrumpida, cuando fue tocada en el hombro por un muy serio Toni. Su expresión de confusión debió ser más que obvia.

-¿Qué está pasando aqu…? - logro expresar aun aturdida, revolviéndose incomoda por la situación. Su frase se quedó ahí cuando vio, como la explicación de Toni era cortada de repente cuando este parecio perder la fuerza en sus piernas. Rua abrió los ojos de golpe, sobresaltada, no atinando a moverse antes de que Pefka lo hiciera, veloz como el rayo y atajara al chico antes de que cayera duramente al suelo. <<¿Otra vez? ¿¡Que pasa hoy con perder las fuerzas de pronto!?>> pensó entre incrédula y preocupada, la confusión de Pefka era casi reflejo de la suya.

No se acercó intentando no agobiar a Toni rodeándolo, pues parecía haberse mareado o algo parecido ¿tal vez había tenido una repentina bajada de azúcar o algo así? Miro apurada al chico, que fuera de haber perdido las fuerzas estaba bien aparentemente, pero sus siguientes palabras lejos de tranquilizar a Rua y aclararle algo la dejaron con una clara expresión de “¿Estas bromeando, ¿verdad?”.

-¿Qué yo hago…qué?- dijo mirándole como si repentinamente Toni acabara de hablarle en un idioma desconocido, frunció el ceño, entre nerviosa e incómoda- ¿Qué…?¿De qu hablas Toni? Yo no he notado nada raro - dijo tocándose a sí misma extrañada, sobresaltándose cuando repentinamente sintió la mano de Ulmara tocándole. Rua la miro instintivamente moviéndose un poco lejos del contacto casi al mismo tiempo que Ulmara. Vale, eso empezaba a ponerse raro.

- ¿Se puede saber que está pasando? ¿De dónde sacas que yo tengo culpa de algo, Toni?  Tal vez solo estáis bajos de azúcar, o de la tensión o yo que sé, tal vez solo tenemos mucha estática entre ambos, a veces pasa ¿dónde está la alarma? - dijo no entendido donde estaba realmente el apuro ¿se estaba perdiendo algo de la explicación?. Rua suspiro profundamente acompanado a Ulmara en una ligera risa nerviosas tras el sobresalto apenas llegando y sacudió la cabeza. Demonios que susto acababan de darle solo para acabar diciendo algo que no tenía mucho sentido. Ella estaba perfectamente, si les hubiera dado calambre ¿no lo habría notado también?

- ¿Ves? Debe ser eso, pura estatica, porque Ulmara esta bien…joder chico, que susto me has dado -dijo suspirando profundamente llevando la mano al pecho. ¿Por qué tanta alarma por lo que como mucho sería un poco de electricidad estática? Ni que fuese tan raro a veces pasara- Esta bien…no pasa nada por que me interrupieras, pero hombre, vaya forma de dar la bienvenida tan sorpresiva.

Con su pregunta, Iemai había querido sacar a colación toda la información de que disponían en aquel momento para tratar de ordenarla, pero como siempre, no era una tarea sencilla. Las teorías de Kiki eran interesantes, pero tenía tantas como tiempo se le dejase para elaborarlas, probablemente, y la cercana no tenía mucho a lo que aferrarse para opinar acerca de en qué creía que tenía razón o se equivocaba.
—Supongo que aún no estamos listos para entender nada de esto. Apenas hemos salido del refugio. ¿Creéis que si nos encontrásemos con ciudadanos nos darían información o sería peligroso acercarnos a ellos?

Iemai no entendía a qué se refería Kiki con las demandas, entre otras cosas, pero continuaron conversando y, posteriormente, haciendo tareas por la planta baja, hasta que escucharon la llamada en el exterior del grupo que regresaba. Lo que no se esperaba la cercana fue la reacción de Toni, que todavía se había quedado dándole vueltas a la conversación que habían mantenido tras su marcha. Ignorando lo que tenían que contarles se lanzó a tocar a Rua para probar aquella teoría. Incluso si no era la teoría en la que más creía la cercana, no le sorprendió demasiado ver que la escena de aquella mañana volvía a repetirse. Prácticamente ya no quedaba duda de lo que había pasado, pues si les hubiesen echado un hechizo aquella mañana, cualquier residuo del mismo tendría que haber desaparecido ya de la humana, al menos si se tratase de algo común.

Iemai se acercó al grupo. Algunos hablaban preocupados y otros divertidos.
—Antes estuvimos hablando de ello porque esta mañana yo también me sentí extraña cuando Rua me tocó, pero no le di demasiada importancia con el susto del momento. Pensé que podría haber sido un efecto mágico pero ahora no lo tengo tan claro —explicó, e hizo una pequeña pausa antes de cambiar de tema—. Sé que esto también es importante pero… ¿pasó algo ahí fuera? —Rua había dicho que habían encontrado a los otros cosechados y que tenían mucho que contarles, y eso había espoleado más la curiosidad de la cercana que el enigma de su piel.