Torreón Sendar

Recuerdo del primer mensaje :

Magia:

La divisaron a lo lejos. Una enorme cueva vertical se alzaba desde la tierra, colosal, majestuosa e imponente sobre la calle, y con una vista espléndida sobre esta. Aceleró el paso por curiosidad y esperanza, porque que algo estuviera en mejor estado que las calles que habían atravesado... ya era mucho. Además, no quería seguir hablando de los Hijos de Bakaiar allí, fuera, al descubierto, como si pensar en ellos o mencionarles pudiera atraer al de antes.

Cuando llegaron, sonrió al reconocer un foso, porque le era familiar del hogar, y se maravilló aún más al ver la enorme superficie de madera que lo atravesaba y que conectaba con el edificio.
—No sé si esto es lo que buscábamos, pero tiene buena pinta.

No esperó a los demás. Se había fijado en unos inventos nuevos que sujetaban la madera del foso y que se introducían en la cueva, y quería investigar tanto eso, como el interior como todo lo que pudiera. Se adelantó al grupo y caminó por la lámina de madera con toda la curiosidad del mundo, hasta llegar a la lámina vertical. La reconoció, parecida a las de esa cueva donde despertaron, así que empujó con el hombro hasta que se movió. Y... una vez dentro, se quedó parado en la puerta. ¡Era enorme! ¡Y había un sinfín de cosas sin determinar!  
—¡Esto es alucinante! —exclamó mientras liberaba el camino para entrar.

Le temblaba la pierna derecha, pero de anticipación por querer explorarlo y entenderlo todo. Su mirada saltaba de un artefacto a otro, de una pared a otra, de un punto a otro. Y aún tenía que investigar los hierros que entraban y salían de la cueva y se anclaban a la lámina de madera del exterior. Necesitaba nombres para aquellas cosas nuevas. Ahora sería él quien preguntara a los demás.

Poco a poco la alarma se fue extendiendo entre sus compañeros conforme se despertaban. Pero ninguno de ellos pareció ver nada extraño así que decidieron que Ulmara y Nery´s descendieran a comprobar la planta baja y también la azotea. Por su parte Fleur permaneció inmóvil y aunque la mano de Maila en su hombro lograba calmarla negó con la cabeza, no debían separarse demasiado.

Mirando fijamente a Tony la española asintió de acuerdo con él, no quería que en caso de ser solo un susto Iemai se sintiera mal, y además al frivy y la cercana tras anunciar que no había nadie en la primera planta aún les quedaba revisar la parte superior del torreón.
-No hace falta que lo jures, te creemos -le aseguró con una voz más calmada, más valía remediar que curar. Luego se acercó con urgencia cuando Kiki pareció perder el equilibrio a causa de un posible mareo. Fleur parpadeó rápido mientras miraba a los presentes asombrada y más preocupada ahora- ¿estás bien? ¿necesitas que te abanique? -preguntó en cambio desde una distancia prudencial, no quería atosigarla, de ser posible en aquella circunstancia habría ido a por un vaso o un paño frío para refrescarle la nuca a la finlandesa. >>Menos mal que Rúa la ha sostenido a tiempo<<

Maila escuchó con atención las palabras de Iemai, palabras que la chica creía totalmente. La cercana estaba asustada y nerviosa, la clase de miedo que uno solo sentía cuando había visto algo espeluznante. A su vez la hawaiana no paraba de mirar a la ventana, preguntándose muy a su pesar que criatura  podría haberse asomado. La chica sacudió la cabeza en un intento de quitarse esos pensamientos de la cabeza. <<No hagas eso, tonta. Te vas a volver loca>> Se reprendió a sí misma.

Por desgracia la situación fue a peor cuando Kiki, aparentemente sin ningún motivo, se derrumbó hacia Rua. Maila hizo el amago de cogerla, pero la había pillado desprevenida y estaba más lejos. Por suerte la sueca reaccionó a tiempo y junto con Toni lograron que se sentara en el suelo.

-¿Qué te pasa? ¿Estás bien?- Preguntó alarmada la hawaiana mientras miraba al resto de sus compañeros. La chica se agachó un poco para estar a la altura de la finlandesa, que estaba en el suelo cuando llegaron Ulmara y Nery´s. <<Algo es algo>> Pensó cuando la cercana y el frivy dijeron que abajo no había nada. Aún así no le pareció buena idea bajar a la cocina a preparar algo, entendía lo que quería decir el chico pero la verdad era que aún tenía bastante miedo. ¿ Y si cuando ellos subieran a la azotea lo que fuera que hubiera visto Iemai entraba por el patio? Prefería no arriesgarse hasta que no estuvieran todos juntos.

Por otro lado Maila quería acompañarles, pero tenía miedo de estar separada de Fleur por si pasaba algo y confiaba en que Nery´s y  Ulmara sabrían desenvolverse lo suficiente para al menos alertarlos rápidamente si encontraban lo que fuera. La hawaiana agarró aún con más fuerza el mango del cuchillo un poco preparada por si tenía que salir en su ayuda.

-Tranquila Kiki, abajo no hay nada. Y seguro que arriba tampoco.- Intentó consolarla sin ser consciente del verdadero motivo del casi  desmayo de la finlandesa. Sus palabras fueron dirigidas en parte hacia ella misma también. Quería creer que el torreón era lo suficientemente seguro como para que ningún monstruo los molestara si estaban haciendo guardias.

Iemai sintió a Kiki acercarse diciendo su nombre. Entre su aturdimiento, el barullo y su forma habitual de hablar no caló en ella todo lo que le dijo, solamente el hecho de que estaba muy preocupada. Sin que la cercana entendiense muy bien por qué, se puso a revisarle el brazo donde los habían picado a todos.

No respondió nada porque no sabía bien qué decir, simplemente observó cómo Kiki se dirigía a su próximo objetivo, que era Rua, para luego perder las fuerzas de repente. Iemai se sobresaltó al verla caer, pero aunque se incorporó no podía llegar a tiempo para ayudar. Se mareó ligeramente al incorporarse de golpe, pero se acercó a la chica y a quienes la estaban sujetando, aunque dejándole algo de espacio, para ver qué le había sucedido.

Llegaron también las buenas noticias del exterior en ese momento, y es que no parecía haber nada fuera de lugar allí afuera. Iemai no sabía si sentirse aliviada o no hacerlo, porque cuando se trataba de aquella ciudad uno sencillamente no podía relajarse. Ella estaba segura de lo que había visto, pero necesitaba poner en orden sus pensamientos.
—Siéntate, Kiki —sugirió con suavidad, señalando a la cama más cercana a la humana y mirando a los que la ayudaban a sostenerse. Iemai esperaba que solo fuese un mareo por haberse despertado de golpe y con el susto. Ella misma no se acababa de encontrar bien por lo mismo.

A Ulmara no se le pasó por alto que el frivy había vuelto a cambiar de registro. Si no hubiera cortado la risa antes de tiempo, se le habría acabado ahí, de todas formas. Aquel detalle era una de las cosas que impedía que la cercana hiciera click con él. A cada día que pasaba, le costaba más ignorarlo, ni excusarlo en su falta de conocimiento sobre Frivowaldanny. Suspiró y se encogió de hombros.

—No lo sé, podría ser cualquier cosa. Un mal sueño; un caretí volador; una criatura extraplanar inofensiva de las que vienen y van; una de las damas que nos han traído hasta aquí, mal camuflada… —Se le ensombreció el rostro levemente, en parte ayudado por las fluctuaciones de la llama que protegía con su mano del aire que se movía en las alturas—. Da un poco igual. Iemai se ha llevado el susto, pero por lo demás estamos todos bien.

Seguían enteros, sin muestras de pinchazos nuevos; sin secuestros menores dentro del secuestro primigenio al que se enfrentaban todos los días. Se acercó hasta las almenas y miró hacia abajo, el fresco nocturno y las alturas le hicieron echar de menos su torre vigía durante unos instantes.

Entonces, sin consultarlo ni a sus dioses ni a sus propios procesos mentales, se volvió de nuevo hacia el frivy y decidió disparar:

—¿A qué se deben tus cambios de registro? Cuando hablas —especificó—. Dan muy mal rollo.

Habría estado bien un “¿Te puedo hacer una pregunta?” primero, pero en ese momento ni se le ocurrió.

La finlandesa aprecia estar bien, pero claramente había sobresaltado a todos los presentes, que ya andaban bastante tensos desde el inicio. Rua suspiró porque había sido un susto repentino, eso que de la nada alguien pareciera perder todas fuerzas y caerte encima, no era para menos. La sueca la miro atentamente, cuando ella comenzó a decir que estaba bien y que creía que había pasado, tras escuchar como casi todo el grupo se apuraba a su alrededor, aunque dándole cierto espacio.

Aunque la miro extrañada cuando aseguro que no fue ni un mareo ni por levantarse rápido ni anda parecido << Chica, la gente no se quedó atolondrada de la nada al grado de caerse>> pensó Rua, pero no iba a discutir con ella eso. Solo había sido un pequeño susto y ya.

-Si estas segura de que estas bien entonces si deberíamos bajar- miro al grupo presente- Ulmara y Nerys ya dijeron que no hay problema y ya que estamos despiertos, dormir de nuevo no tiene muchos sentido- ni que pudieran, no ella al menos- Tal vez lo que sea que viese Iemai también se asustó cuando el silbato.- miro a Kiki, atentamente- Bajemos y preparemos algún te o algo, ni yo sería capaz de desayunar tan temprano. ¿Creo que había algunas especias que podían usarse como tal? -añadió haciendo memoria entre las cosas que tenían, era una buena forma de que intentaran calmarse mientras se despejaban y se preparaban para el día, ya que el amanecer no deberia estar muy lejos.

-¿Necesitas ayuda para bajar, Kiki? No vaya ser que te de ese…vahído o lo que sea de nuevo- dijo Rua mirando a la finlandesa, dispuesta a ayudarla si quería, porque bueno, quedarse allí más tiempo no tenía sentido. Ya que estamos despiertos y aprecia que anda había pasado realmente, pues solo debía aprovechar el día e intentar no pensar demasiado en que lo sea que viese Iemai fuese peligroso.

La finlandesa dijo que podía bajar sola, pero Rua de igual forma se mantuvo cerca iban la primera planta, no muy segura de que no fuera a darle otro vahído y acabase descalabrándose entera por las escaleras. Ya abajo empezaron a notar apenas un haz de luz entrando desde el exterior, advirtiendo que el almacenar no tardaría demasiado.

-Bueno yo voy a preparar un té, porque joder que necesito despejar y sacarme el susto del cuerpo- comento, masajeándose el adolorido cuello por la tensión, antes de ir a la cocina para ponerse con ello. En principio aun no tenía tanta y tampoco era especialmente buena cocinera y no le apetecía comer macedonia de frutas de nuevo. Por lo que se pillo una fruta fresca que ya había probado en ocasiones anteriores y que no era del todo dulce, pero si refrescante y empezó a comérsela mientras preparaba el té, mas como distracción para su estómago que otra cosa.

Cuando terminó, lo que no llevo demasiado tiempo, el tiempo de hervir el agua, lo sirvió y lo dejo sobre la mesa, para quien quisiera, antes de tomar asiento ella misma y cansada, comenzar a beber en sorbos, con la mente en otro lado.

Pronto, los demás les acompañaron. Se repartieron el tranquilizar a Iemai y entre sí mientras otros iban a comprobar el perímetro del refugio. Concretamente, Ulmara y Nery's bajaron a vigilar el resto de habitaciones y después subieron a la azotea. El nombrado agradeció que fueran ellos quienes subieron porque él no habría hecho más que entorpecer al grupo a esa altura. Además, ir a explorar el torreón y poder enfrentarse a algo que aparentemente podía ser invisible al ojo... No, gracias. Creía a Iemai, pero creerle significaba asumir que además de tener energía superior para atravesar muros también podían usarla para evitar ser vistos. ¿Y cómo se defiende alguien de algo así?

Se quedó en la habitación lo más cerca posible del grupo mientras hablaban entre sí y se centraban en Iemai pero él guardó silencio. No dejaba de mirar a la puerta o las troneras. Tenía el machete en la mano aunque sabía que no serviría de nada si no podía ver a su objetivo, así que intentó centrarse en los sonidos que les rodeaban. Casi igual que cuando seguía algún rastro junto a Karane y tenía que recurrir a su oído mientras el kerlax recurría a su olfato... No, ni hablar, no se parecía en nada. Allí al menos podía hacer algo útil, pero aquí en este maldito mundo parecía que cada día le robaba la capacidad o más posibilidades de hacer algo relevante para el grupo. Cuanto más sabía de la ciudad, más peligrosa era, pero ellos seguían igual de indefensos que el primer día. Además, menuda elección la suya, ir a sentarse en uno de esos viejos colchones para intentar concentrarse con los ojos cerrados. Era absurdo estar así allí en medio.

En fin, estaba concentrado en el ruido hasta que escuchó una algarabía de gritos de alerta y nombres. Abrió los ojos y se levantó de la cama con rapidez. ¿Kiki se había caído? ¿Encima de Rua? Toni y los demás se encargaron de ella y la chica intentó explicarse... aunque el hijo de lunas no entendió nada, sinceramente. Estaba bien hace un momento y de repente... «Qué raro...» Fuera como fuese, también habían hablado de bajar a tomar algo calentito y... la verdad, eso les vendría bien para calmarse. Él mismo necesitaba despejarse un poco y no había dioses en este o en otros mundos que pudieran incitarle a dormirse de nuevo.

Recuperó el silbato y lo devolvió al cuello antes de encaminarse hacia la planta baja. También ofreció su ayuda para Kiki por si acaso, aunque le daba cosa hablar ahora después del rato que había estado como ausente en la habitación. Rua había dicho de hacerse un té, y el nombrado la observó con atención, igual que cuando hacían cualquier cosa en la cocina en los últimos días, pero más aún cuando se trataba de hierbas y verduras. Por lo menos estaba aprendiendo recetas y un montón de cosas de sus culturas y mundos tan distintos, algo que esperaba compartir con sus vecinos cuando volviera a su hogar.
—Vaya nochecita —gruñó con voz cansada. Debería haberse dado un remojón antes de sentarse a tomarse nada, pero estaba mosqueado. Se sirvió una taza y se llevó el objeto calentito al pecho y bajo la nariz para aspirar su aroma, pero no se sentó sino que se hizo con algo de carne de las cestas para cocinarla. Mientras, se dirigió a Rua—. Ojalá tengas razón y la cosa esa se haya asustado con mi silbato. Vaya, si hubiera aparecido Karane al hacerlo sonar... seguro que ahora tendríamos alguna bestia desconocida para desayunar —se rió, pero era una risa un tanto forzada. Hablar de su montura le dolía por mucho que hubiera aceptado de buen grado despedirse de ella. Intentó centrarse en la carne que estaba calentando mientras le daba sorbos al té—. Así yo también podría ir por mi cuenta a explorar o a por cestas como el desconocido del otro grupo.

Eso último le seguía dando curiosidad, y para él era un motivo de peso para querer encontrarles y averiguar qué lo hacía tan capaz de sobrevivir en la ciudad por su cuenta. Y hablando de salir... Empezaba a amanecer.
—Ya que estamos, podríamos aprovechar la mañana y salir un poco a ver qué nos depara la ciudad hoy.

Toni dejó que el resto hablase, todos estaban preocupados por el desmayo de Kiki, pero cuando Rua dijo que bajaba a preparar té, se levantó de un salto- Voy contigo Rua, te echo una mano con el té.
Necesitaba salir de allí, demasiada gente preguntando una y otra vez si estaba bien a una persona que claramente bien no estaba. Se agobió.
Cuando bajó las escaleras Rua ya estaba abajo comiendo fruta.
- Que agobio, no termino de entender qué ha pasado, no ha sido muy normal el desmayo de kiki ¿no?- le dijo a Rua.
- ¿Qué crees que ha podido ver Iemai?- dijo cuando empezó a escuchar como alguien más bajaba las escaleras. desmallo

La sueca agradeció la ayuda que le prestaron tanto Kiki como Toni para, aunque estuvo mirando atentamente a la finlandesa precia de verdad haber sido un susto, un repentino sin duda, pero susto, al fin y al cabo.

Las palabras de Pefka fueron las que la sacaron esta vez de su breve mutismo, cuando menciono sobre la posibilidad de salir aquel día, no para coger cestas no estaban mal de comida, sino para explorar un poco más. Cada vez parecían estar más cerca de dar con el maldito refugio del otro grupo, o eso esperaba al menos.

- Estaría bien, si, porque ya hicimos medio perímetro de tanto que estuvimos haciendo el mapeo, con suerte tal vez hoy demos por fin con donde se metieron esa gente…o encontrar algo interesante no mortífero - respondió Rua que aun desconfiaba enormemente de las trampas que pudieran encontrarse.

La sueca sonrió ligeramente cuando vio a Kiki invitar al té que habían preparado y rodo los ojos cuando esta dijo aquella última frase, mientras le daba otro mordisco a la fruta que había pillado. << Cielo ¿Por qué no te centras más en no caerte y en menos que no se te caiga la taza? >> pensó mas no dijo nada aun dándole vueltas a lo sucedido. Tal vez estaba pensando demasiado en ello, pero con tanta mierda que pasaba y con lo que había dicho Iemai que había visto, no podía evitar estar algo inquieta cuando cualquier cosa se salía del molde de lo que era cotidiano en ese sitio. Y el que Iemai viera algo fuera de la ventana y Kiki de pronto pareciera aturdirse de la nada, no eran osas que pasasen todos los días, por suerte.

- No mucho, no- admitió cuando Toni le hablo precisamente de lo que estaba rondándole la cabeza en ese momento, miro a la finlandesa dirigiéndose a ella- Ey Kiki, si en cualquier momento te sientes mal o mareada de nuevo, avisa ¿de acuerdo? Que tal solo es cosa de una vez y ya…pero me inquieta cuando las cosas se salen de lo cotidiano en este lugar. – luego miro a la cercana atentamente- Lo mismo si Iemai vuelve a ver algo, con suerte no se repetirá y solo habrá sido un susto- admitió porque eso ciertamente al tensaba, suspiro antes de mirar al chico cuando pregunto por Iemai y negó con la cabeza, apoyando su barbilla en la palma de su mano- Y ni idea tampoco, no sabemos qué clase de cosas hay en esta ciudad…pero mantengo la esperanza de que si Iemai solo lo vio fuera de la ventana es que no es algo pueda atravesar los muros en principio, sea lo que sea…y esa mierda es un alivio pensarla- admitió bebiendo un poco más del té en sus manos que estaba calentado su estómago y de paso despejándola.

Respiró hondo dejando que el frescor de la mañana se llevara poco a poco la tensión de su cuerpo. Acercándose al borde junto a la cercana mientras hablaba.

-Megasupongo que tienes razón... -Sea lo que fuese ya no estaba, aunque empezó a preocuparse por el desmayo de la finlandesa. Contempló el oscuro azul del cielo aclarándose lentamente mientras hablaban, aún ausente de sol. Incluso sin este asomado la diferencia entre aquello y la sepulcral oscuridad de la noche era enorme, más que suficiente para infundir algo de confianza y tranquilidad en la mente del frivy. Se quedó a un paso del borde un momento solo para volver a respirar hondo y arrimarse al muro que hacía de tope.

Levantó una ceja ante tal pregunta, y sonrió junto a una leve risa debido a lo repentina y directa que había sido. Desde luego él prefería aquello a rodeos. -Mal rollis eh... Nunca superhubiera pensado en eso. -Hablaba de forma algo cansada, casi melancólica, y aunque la sonrisa permaneció en su rostro este dejaba ver ambos factores a través de su expresión mientras volvía a mirar a la ciudad.

-En frivo nunca se habla como vosotros lo hacéis. Las palabras y las frases son simplemente una base a usarse pero allí te diríamos que carecen de estilo o de emoción. Por eso adornamos las palabras, las cambiamos e incluso inventamos nuevas. Preferimos comunicarnos con expresiones y emociones vertidas en estas que con... bueno. Simples palabras. -Rio levemente de nuevo. -Aunque comúnmente usamos "is" para variar muchas palabras cuando nos apetece y para finalizar todos nuestros nombres. Para mostrar excitación o nervios cambiamos  el sonido "ss" por "xx" y si hablamos de cosas científicas por "zz". -Pronunció los sonidos en vez de decir las letras pues así era allí. -Lo que quiero decir con todo esto es que hablar sin todo eso para cualquiera de nosotros es como hablar sin... artículos para vosotros. No sé porque la magia de la fuente no hace una corrección completa a ello viendo que todos habláis igual siendo de diferentes mundos y cada uno debería tener sus cosas pero para mí hablar así superes horriblis que te flonchyx pero de la total. -Amplió su sonrisa mirando de nuevo hacia a ella. -Intenta hablar tú sin artículos todo el rato. "Agua estaba rica, gracias" y verás cómo te suena.

-Supertengo ventajis porque ultraya había que tenido hablar así  con la gente de por aquí. E hiperlo hago para que megame entendáis mejor al hablar, pero ultrame suena aún absolutamente horrible de la total.

Suspiró. -Siempre me acabo alargando mucho cuando me explico... ¿Porque dices que da mal rollis?

Iemai observó a Kiki decir que estaba bien y que no pasaba nada sin ser capaz de intervenir. Le preocupaba su bienestar, era inevitable después de que Kiki se hubiese encargado tan bien de su brazo, pero no sabía muy bien qué hacer. Ella tampoco estaba para tirar cohetes, tras aquel susto. Por no hablar de que no se acababa de fiar de las palabras e hipótesis de sus compañeros respecto a lo que había sucedido.

El resto empezaron a bajar para tomar algo tras la mención de una infusión por parte de Rua. Iemai se desvió hacia el baño y se enjuagó la cara con el agua del caldero. Era una suerte que hubiese algo de agua cogida porque no se atrevería a salir al patio en aquel momento. De hecho, tampoco se sentía bien quedándose sola, así que no tardó en bajar las escaleras para pegarse al resto. Esperaba que la luz del amanecer llegase pronto al interior del torreón y la ayudase a sentir que tenía mejor control de su entorno.

Cuando llegó a la planta baja escuchó su nombre en medio de la conversación. Parecían estar haciendo teorías sobre lo que había visto, pero la cercana no tenía ganas de participar. ¿Qué iba a aportar a la conversación? No podía decir mucho, y tampoco tenía ganas de hablar.

Kiki estaba sirviendo bebidas e Iemai se acercó hasta la cocina para coger un vaso.
—¿No deberías descansar? —le dijo a la humana mientras se servía. Le dedicó un vistazo a la comida de las cestas, pero tenía el estómago demasiado cerrado todavía.

El nombrado se sirvió su filete con especias y se sentó a la mesa con su infusión. Era una combinación extraña, la verdad, pero bueno. Coincidía con Rua en querer salir, solo que su motivo principal era otro.
—Deberíamos encontrar en algún momento cualquier noción o pista sobre la energía superior. Quizá el otro grupo sepa algo, o quizá haya alguien en la ciudad que sepa algo. O incluso algún templo dedicado a la energía superior.

Aún no entendía qué había pasado con Kiki, y todos seguían igual o más pendientes de ella. Preguntaban por su salud y le recomendaban descansar, pero también Rua preguntó por lo que había visto Iemai. Lo que fuera que hubiera en el exterior o bien se había ido o había pasado de largo o a saber. Y otra cosa que no entendía era que tomaran frutas y vegetales en la comida matutina o en eso que ellos llamaban "desayuno". Él comía con las manos cuando estaba solo, pero se estaba acostumbrando a usar los cubiertos con ellos delante.
—Oye, he visto que coméis muy ligero por las mañanas, ¿no será por eso el desmayo? ¿Te hago otro filete?—ofreció a la humana y señaló el suyo con el tenedor.

Ulmara escuchó la explicación con curiosidad, pues esta no disminuía, y llegó a la conclusión de que, tal vez, el lenguaje de los frivy’s era tan recargado que la magia de la fuente no podía borrarlo del todo. Si se lo hubiera inventado él, la explicación no habría sido tan exhaustiva. Entre eso y que la cercana creía firmemente que Nery’s no era un buen mentiroso, no tenía motivos para dudar de él. Sin embargo, la facilidad con la que alternó dialectos al final volvió a darle ganas de rechinar los dientes.

La noche comenzaba a clarear y Ulmara se quedó junto a las almenas, oteando el horizonte en el momento en que mejor veía ella. La ciudad era hermosa vista desde arriba, incluso las ruinas que se entremezclaban con los edificios nuevos tenían su encanto. Tras unos segundos de reflexión, se giró para seguir hablando con él.

—No sé darte un motivo seguro, pero creo que es una mezcla entre el contraste y el contexto. —La desconfianza que generaba aquella alternancia en el habla era un sentimiento tan subjetivo para ella que la cercana no sabía si podía explicarlo enteramente, pero quería intentarlo. Su tono de voz era calmado, Ulmara incorporaba la nueva información para construír su opinión—. Nuestra habla “normal” suena en ti como si la forzaras, después de haberte escuchado hablando tan recargado. Así que se juntan el que ambos registros me resultan raros en ti, el historial de secretos que guardaste (aunque no fueran para tanto) y el paso de una a otra en determinados momentos clave. Creo que es eso, todo junto ha alimentado esa sensación de mal rollo, aunque no se corresponda con lo que en realidad eres.

>>Pero bueno, está bien saber por qué ocurre, espero no haber sido demasiado directa —reconoció. Volvió a otear la ciudad en busca de los dioses sabrían qué—. Gracias por explicármelo.

Ulmara no pretendía que aquello fuese una excusa para echarle nada en cara, simplemente quería explicar su enfoque. La cercana dudaba que escondiera más información sobre Rocavarancolia, visto lo visto, y el principal motivo de su desconfianza eran, en realidad, ciertas reacciones de Nery's, más esporádicas que los cambios de registro: como la que tuvo el día que les sacaron del torreón. De hecho, el capacitismo arraigado en la cultura cercana probablemente fuera el principal factor que alimentaba su desconfianza, pero Ulmara no era consciente de aquello.

Por suerte, quizás este breve intercambio fuera clave para que se limaran un poco más las asperezas. Poco a poco.

Le alegraba escuchar que al menos había gente dispuesta a salir, tenían como tareas pendientes el buscar al otro grupo, pero también con eso estaba tal lograr algo de información. No estaría de más desde luego, más tras el susto de hacia un rato con Iemai y lo que había visto, fuese lo que fuese. Seguían sin sentirse totalmente seguros tras aquellos muros.

Asi que no pudo más que hablar cuando Pefka menciono lo de buscar la “energía superior”.

- Con suerte el otro grupo podría saber algo sobre la magia, probablemente también habrán estado explorando y todo eso. Tal vez tuviese un poco más de suerte que nosotros en su búsqueda, es otro motivo para dar con ellos –comento Rua lo esperaba sinceramente un golpe de maldita suerte por una condenada vez desde que había pisado aquel lugar. Ya había pasado un tiempo desde que había sido pinchados y nada había ocurrido y no había cambio alguno, peor con la nueva visión de Iemai se había despertado un poco las alarmas de nuevo, de alguna forma.

Siguió comiendo escuchando la insistencia de Kiki en decir que estaba bien, Rua solo le lanzo una mirada suspicaz pero no insistió. Bueno ella era la que mejor conocería su propio cuerpo ¿no es así? Si decía sentirse bien, no iba a ser ella quien le llevase la contra. Aunque seguía pensando que no tenía necesidad alguna de ajetrearse. No opino demasiado sobre el desayuno de Pefka, no es como si ella no hubiera desayunado variado y más pesadamente en su casa, simplemente aquí se contenía bastante más en eso. Era una glotona en el fondo al fin de cuentas.

-¿Os parece que después de desayunar nos preparemos para salir los que podamos o queramos? Salir siempre es un riesgo, pero realmente nos vendría genial encontrar algo que no sirva ahí fuera - porque estaba segura que sería un poco como siempre, no saldrían todos, lo cual estaba bien porque no era conveniente dejar el torreón solo. Él quería salir desde luego, necesitaba moverse, además se sentía un poco más confiada llevando y apuntando con la ballesta y con la daga, que ciertamente no le servía una mierda contra un kelpie o un dragon, pero se sentía menos desprotegida al menos. - Hemos estado haciendo mapeos por días, ya tenemos una mínima idea de a qué zonas podríamos dirigirnos ¿no? Con suerte daremos de una maldita vez con ese grupo y se refugio- añadió frunciendo el ceño ligeramente, pensativa.

Iemai no fue la única en preocuparse por Kiki, pero cuando escuchó su respuesta ante la preocupación excesiva se sonrojó ligeramente. La humana era quien había cuidado siempre de la salud del resto, seguro que sabía mejor que nadie hasta donde podía llevar su cuerpo en aquel momento. No volvió a insistir, además sabía que no era ni raro ni grave marearse un poco durante un momento, a ella misma le había pasado poco antes, aunque de forma menos notable.

Se siguió hablando de la posibilidad de salir ese día a continuar su búsqueda. Ya habían descartado varias zonas en las que pensaban que podría haber un refugio, y debían de estar más cerca de nunca de dar con el del otro grupo, si es que se alojaban en un torreón como ellos. Iemai había estado en la azotea el día anterior señalando hacia donde creía que debían ir, por descarte, una vez llegasen al punto de abastecimiento donde les había atacado el dragón.

La cercana sentía que debería salir. Su brazo ya estaba muchísimo mejor y tenía bastante claro qué dirección debían tomar una vez en las calles, pero tras lo que había pasado esa mañana no se atrevía. Tampoco tenía ganas de quedarse en el torreón, y menos si salían la mayoría. Lo cierto era que no sabía qué hacer, y esperaría sin posicionarse hasta que el resto se decidiesen.
—Id con mucho cuidado —dijo después de Rua—. Aunque creamos que hay que ir hacia el sudoeste desde el sitio donde dejan la comida todavía podría haber muchos obstáculos de los que no sabemos nada. Algunas zonas además parecen un laberinto... Cerca de ese edificio alto al que queremos ir las casas parece que están muy pegadas entre sí.

Iemai se sirvió entonces un vaso de leche anaranjada, que era lo único con algo de consistencia que le entraba en ese momento en el estómago. La leche anaranjada era la única que no le resultaba indigesta, además. Poco a poco se iban calmando las cosas y hasta ella empezaba a plantearse si lo que había visto había sido una invención de su propio miedo. Al menos le gustaría que se hubiese tratado de eso.