Torreón Sendar

Recuerdo del primer mensaje :

Magia:

La divisaron a lo lejos. Una enorme cueva vertical se alzaba desde la tierra, colosal, majestuosa e imponente sobre la calle, y con una vista espléndida sobre esta. Aceleró el paso por curiosidad y esperanza, porque que algo estuviera en mejor estado que las calles que habían atravesado... ya era mucho. Además, no quería seguir hablando de los Hijos de Bakaiar allí, fuera, al descubierto, como si pensar en ellos o mencionarles pudiera atraer al de antes.

Cuando llegaron, sonrió al reconocer un foso, porque le era familiar del hogar, y se maravilló aún más al ver la enorme superficie de madera que lo atravesaba y que conectaba con el edificio.
—No sé si esto es lo que buscábamos, pero tiene buena pinta.

No esperó a los demás. Se había fijado en unos inventos nuevos que sujetaban la madera del foso y que se introducían en la cueva, y quería investigar tanto eso, como el interior como todo lo que pudiera. Se adelantó al grupo y caminó por la lámina de madera con toda la curiosidad del mundo, hasta llegar a la lámina vertical. La reconoció, parecida a las de esa cueva donde despertaron, así que empujó con el hombro hasta que se movió. Y... una vez dentro, se quedó parado en la puerta. ¡Era enorme! ¡Y había un sinfín de cosas sin determinar!  
—¡Esto es alucinante! —exclamó mientras liberaba el camino para entrar.

Le temblaba la pierna derecha, pero de anticipación por querer explorarlo y entenderlo todo. Su mirada saltaba de un artefacto a otro, de una pared a otra, de un punto a otro. Y aún tenía que investigar los hierros que entraban y salían de la cueva y se anclaban a la lámina de madera del exterior. Necesitaba nombres para aquellas cosas nuevas. Ahora sería él quien preguntara a los demás.

Escuchaba confundido y asombrado lo que el resto hablaban. Nada tenía sentido para él. ¿Por qué sacarles afuera? ¿Por qué no les habían llevado a él y a Kiki? Podía imaginarse varios motivos para el pinchazo y el único que no le asustaba demasiado era que les hubieran tomado muestras, pero de nuevo el hecho de que se los hubieran llevado afuera le confundía de sobremanera. ¿Era necesario? ¿Algún tipo de ritual mágico? Si era un ritual... ¿El pinchazo fue para dormirlos solo quizás? Pero volvía otra vez más al sin sentido de que solo él y Kiki estuvieran bien. ¿Habían hecho un trabajo chapucero y se olvidaron/olvidó de ellos? ¿No les hacían falta?

Su cabeza empezaba a darle vueltas pues estaba empezando a agobiarse con todo aquello, aterrado por las posibilidades del pinchazo. Se debatía si decirlas en voz alta o no pues causar pánico ahora no le parecía una buena opción para nada.

Notó como Kiki se aferraba a su espalda y acarició su mano intentando calmarla, pese a que el mismo se sentía como si le fuera a dar un ataque.

A Maila no le faltaba razón pero a Iemai tampoco. Se quedó callado junto a Kiki sopesando las opciones que tenían mientras intentaba deshacerse del creciente mareo. Había una pequeña opción pero...

Sus pensamientos fueron interrumpidos por Toni  sus palabras simplemente le dejaron... atontado. Lo miró con los ojos muy abiertos confuso, procesando a duras penas lo que decía con toda la que se estaba formando aquella mañana.

-¿Eh? Ah... -Se remangó el poncho y rebuscó en su piel cobriza oscura, pero nada, ni rastro de un pinchazo. Vio como Kiki se iba a por Iemai ignorando a Toni y tras aquellas palabras no podía culparla. Aunque le hubiera gustado asegurar que ella no tenía un pinchazo, si le sacaban sangre en su condición... Abrió algo los ojos. Quizás por eso no se la habían llevado a ella y lo habían dejado a él en paz... Después de todo los habían dejado en un edificio resguardados y no parecía que muy lejos. ¿Unos secuestradores amables?

Cada vez tenía todo menos sentido.

Encima empezaron a hablar de dormir todos juntos saturándole aún más, todo había pasado muy deprisa y aunque a él no le molestara la idea de que Kiki y él ya no pudieran charlar cómodamente por las noches y que ella se avergonzara y se distanciase por las noches le golpeó como un martillo. Por supuesto que entendía la medida, pero egoístamente pensó que para que si a ellos dos no les había pasado nada. Si podían mantenerse al margen... Se sorprendió a sí mismo pensando aquello. Estaba siendo un capullo egoísta y eso no le gustaba nada. Había dejado de tener la capacidad de pensar con claridad, tenía que descansar de todo aquello un poco.

Se frotó los ojos y se dirigió hacia la cocina de leña a ver cómo iba el fuego y el agua y de paso comer una fruta pequeña para refrescar los sentidos con algo ácido y fresco y Qwara y Maila se pusieron a hacer el desayuno, así que se relajó intentando aprender que hacían mientras traía más agua para calentar, por si acaso. No se fiaba del pinchazo.

Una vez sentados se acomodó como siempre al lado de Kiki y cuando todo el mundo estaba ya allí habló.

-Megapuede... -Entonces carraspeó un poco y continuó sin su acento. -Puede que haya una opción. El grupo de Veriel. -Dejó que el mensaje calase un poco antes de seguir. -Estará lejos y hay un dragón por el medio. Pero al menos sabemos porque calle huyeron ellos, creo que podríamos encontrarles. Por otro lado todo esto no tiene ningún sentido... Por más que le doy vueltas que os sacaran de aquí no tiene ni pies ni cabeza, podrían simplemente haberos pin... -Se corto sabiendo que quizás era doloroso de escuchar. -Hiperno tiene sentido... -Dijo en voz más baja y agachando la mirada a su desayuno.

Iemai estaba confusa y descolocada, pero pensaba a toda velocidad a pesar de ello, y solo conseguía quedarse con algunas cosas de las que se decían a su alrededor. Necesitaba calmarse antes de nada, y decidió centrarse en respirar durante un momento.

Entonces sintió que Kiki se acercaba a examinarle la picadura. Ella no había podido verla, y no solo por el color de su piel, sino porque no era capaz de enfocar bien de cerca. Se dejó hacer y esperó a ver si la humana deducía algo que se le hubiese escapado al resto.
—¿Te parece que nos han sacado sangre o que nos han metido algo? —le preguntó.

Ella se encontraba mal, pero estaba bastante segura de que entraba dentro de lo normal después de lo que les había sucedido. Quería creer que no les habían hecho nada perjudicial, pero no entendía a qué venía tomarse tantas molestias si, quien hubiese sido, no sacaba un buen beneficio con ello.

—¿A qué te refieres, Nery’s? —le preguntó, cuando este mencionó al otro grupo de cosechados. Apenas había empezado a despejársele la cabeza y a recuperar el hilo de la conversación—. ¿A preguntarles si ellos saben algo, o a que nos refugiemos allí…? De todas formas, es lo que ha dicho Ulmara. Ya sabíamos que algo así podía hacerse con magia, pero no se nos ocurrió pensarlo. No es casualidad que no nos hayamos despertado ninguno durante… lo que quiera que pasó esta noche.
»Y aun así por ahora estoy de acuerdo con hacer guardias por la noche. Por turnos, con… ¿con el silbato de Pefka? Para despertar a todo el mundo si pasa algo —añadió mirando a este, para ver si estaba de acuerdo en compartirlo. Aquello contradecía de forma evidente lo que acababa de decir: si alguien volvía a usar magia contra ellos no había silbatos que valiesen, ¿pero cómo iban a conseguir conciliar el sueño sin algo que les diese una pizca de tranquilidad? Aunque fuese ficticia. Iemai, por su parte, trataba de consolarse creyendo que aquello tenía que ser un hecho anómalo y aislado.

-En realidad a ambas cosas un poco. Advertirles de ello o ver si ellos han notado algo que nosotros no supersi nos lo han hecho a todos a los que han traído. Y si empieza a pasar mucho o algo más pasa saber donde está un segundo refugio al que poder huir podría sernos de mucha ayuda. -Se le había cerrado el estomago con todo aquello pero mantener la dieta era algo muy importante para un frivy así que se forzó a empezar a comer y tras el primer cacho el apetito tomo el control para seguir con el resto. -Ultraes muy buena idea lo del silbato.

Qwara se apoyó en el respaldo de uno de los sillones mientras la conversación proseguía, frotándose los brazos desnudos con nerviosismo mientras su mirada bailaba inquieta de unos a otros. Sus compañeros creían que era buena idea hacer guardias y dormir todos juntos, al menos gran parte de ellos, y en poco tiempo se había decidido que ese era el mejor plan de acción por el momento. Casi era un alivio pensar que en eso se habían conseguido poner de acuerdo sin que hubiera discusiones de por medio, pero la situación era tan preocupante que a la sudafricana no le salía ni bromear en su fuero interno.

La pregunta de Ulmara abordaba de forma indirecta el punto en el que todos estaban pensando pero que nadie había llegado a decir en voz alta. ¿Les habían tomado muestras o les habían inoculado alguna cosa?
—Bien por aquí también, si —respondió al final tras sus compañeras—. No me duele nada ni noto malestar, pero lo que sí tengo es un hambre canina… —confesó con una mueca.

No quería seguir dándole vueltas a todo aquello con el estómago vacío, pero el comentario de Pefka y su apresurada corrección le arrancaron una sonrisa a pesar de todo, sonrisa que se apresuró en ocultar tras el dorso de su mano para evitar que nadie la malinterpretara.
—Con lavar la ropa debería valer, si —le aclaró con un asentimiento de cabeza instantes después—. Aunque solo sea por quitar toda la mugre que hemos cogido en aquella casa —añadió, sacudiéndose parte del polvo que tenía encima con un gesto de la mano—. De todos modos, Pefka, no creo que tengamos que preocuparnos por ningún insecto… no hay inflamación y parece que todos tenemos el pinchazo en el mismo sitio. Seguramente sea cosa de una aguja… —concluyó en voz baja, enmudeciendo después de aquello.

La pregunta que hizo Fleur sobre la intangibilidad planteaba aspectos de la magia que le resultaban perturbadores en aquellas circunstancias, pues una cosa era leer sobre aquellos temas en comics de superhéroes o libros de fantasía y otra muy distinta experimentarlo directamente. La protección que ofrecían aquellos muros dejaba de ser tal frente a algo como aquello, pero pensar más en el tema no iba a servir de nada. «Centrate de una vez...» pensó para sí, apartando sus temores a un lado por el momento mientras seguía a los demás a la planta de arriba para asearse en condiciones.

El polvo salió fácilmente con un poco de agua, pues la peor parte se había quedado en el pijama, y una vez limpia la morena se vistió con unos vaqueros algo gastados y una camiseta ancha que había encontrado en unos de los baúles. Sus zapatillas resonaron por la escalera cuando se dirigió hacia la cocina con energía renovada, encontrándose con el frivy que ya había encendido el fuego.
—No se a ti, pero a mi me apetece desayunar salado… —murmuró en voz alta, sacando unos huevos y algo de verdura de una de las cestas.

Cocinar siempre le había relajado y le ayudaba a calmar los nervios, por lo que solía ser su válvula de escape en los malos ratos, así que se centró por completo en prepararlo todo mientras disfrutaba de aquellos minutos de paz mental. Había incluso empezado a tararear distraída para cuando Maila se le unió en los fogones.
—Había pensado en hacer unas tortillas francesas con verdura… ¿tú qué opinas? —le preguntó con una sonrisa avergonzada por lo del tarareo—. También hay fruta y podemos preparar unas gachas de avena. —añadió, lista para empezar a batir huevos si a la hawaiana no se le ocurría algo mejor.

Mientras ellas dos cocinaban y el frivy revoloteaba un poco viendo que podía aprender, los demás fueron llegando y empezaron a sentarse a la mesa. Desde la cocina las dos muchachas podían escuchar perfectamente la conversación, así que la propuesta de Nery’s cuando este también tomó asiento no les pasaría desapercibida.
—No se que tan buena idea sería, la verdad… no es como si hubiéramos tenido una separación muy cordial —murmuró en cuanto el chico le aclaró su sugerencia a Iemai, esbozando una mueca al recordar lo sucedido con aquel espantoso bicho. Todo el mundo había salido corriendo en desbandada y los otros habían dejado a uno de los suyos atrás sin dudar siquiera—. ¿Estará su torreón muy lejos de aquella casa? —preguntó de todos modos. Solo el trayecto hasta aquel primer punto de encuentro les había llevado mucho tiempo.

Muchos temas se hablaron en la conversación, y la frustración y el desconcierto del nombrado aumentaron cuando Qwara le dijo que estaban seguros de que había sido un pinchazo. Le habían explicado para qué podía servir y qué significaba "inocular" y no conseguía elocubrar ninguna hipótesis al respecto. Introducir o sacar cosas del cuerpo por medio de agujas era un concepto muy avanzado y la cabeza le daba vueltas, así que se esforzó en dejar de pensar en ello.

Se distrajo con la pregunta de Iemai sobre su silbato. Miró a la cercana, pero su acto reflejo fue otro. Agarró el colgante con fuerza primero, suavidad después, y con la cabeza gacha se tomó su tiempo para responder. Podría servir, sí, pero era su único bien preciado en cualquier mundo, fuera donde fuese, y le dolía pensar en separarse de él. Confiaba en que no le pasaría nada, pero no se veía capaz de hacerles entender lo que significaba el silbato para los nombrados como él. No obstante, allí en la ciudad no tenía utilidad, por lo que prestarlo para las guardias no era mala idea. Al final, miró a Iemai de nuevo y asintió con la cabeza.
—Podréis usarlo, pero quisiera recuperarlo si en el futuro encontramos algo parecido que pueda cumplir su función.

Después, cada cual fue a hacer sus cosas. Él fue a cerciorarse de que sus pieles seguían en su rincón del patio y a continuación pudo remojarse con el cubo del pozo, y también aprovechó para lavar la ropa. Tenía que cambiar su sitio de dormir, así que recogió su montoncito de pieles y ropa, y lo subió a la habitación donde dormían los demás. Necesitaba distraerse de preguntas como la energía superior que podrían haber usado para sacarles del torreón, o los motivos, o las consecuencias... Era demasiado, pero las tareas le ayudaban a desconectar.

Con ropa limpia y más tranquilo, bajó de nuevo a ayudar en lo que pudiera. Encontró al grupito de la cocina y por pura curiosidad se quedó cerca para observar qué estaban haciendo... y se sorprendió al escuchar a Qwara tarareando algo. Nunca les había preguntado por la música en sus mundos y quería hacerlo, pero apareció entonces la posibilidad de buscar al otro grupo. «Hum...»
—Quizá podríamos buscarles desde el barrio donde nos... donde coincidimos la otra vez. Nunca les hemos visto por la zona de nuestras cestas así que quizás siguen yendo a ese mismo... Quizás su refugio está cerca de ese edificio, igual que el nuestro de los acantilados.

Sabía que lo que estaba diciendo presentaba muchos riesgos, principalmente que podían encontrarse con aquella bestia otra vez. Pero era la única pista que tenían al respecto del paradero de los otros. No había pensado en buscarles activamente, la verdad, pero... no le parecía más peligroso que quedarse en el torreón y esperar otra noche como la pasada. ¿Pero y el dragón? Les había sorprendido y herido de gravedad a uno de ellos. No solo no habían podido hacer nada, sino que tampoco le habían visto venir. Podía volver a pasar. Pero tampoco tenía mucho sentido creer que la criatura estaría solo allí, pues la ciudad era más grande y su capacidad de volar le ofrecía mucho territorio de caza. Con suerte ni lo verían a lo lejos si decidían ir por allí.

Ulmara se giró par responder a Fleur, pero Rua lo hizo por ella.

—Exactamente eso, tu cuerpo pierde la consistencia y lo traspasa todo. Los lejanos son todos así, pero hay formas de lograr temporalmente el mismo efecto con hechizos —completó la explicación de Rua.

Asintió tras Iemai y escuchó al resto hablar sobre sí mismos y su estado de salud. Salvo Toni, nadie sentía nada raro, y lo de Toni tenía toda la pinta de ser algo como lo que la propia Ulmara estaba conteniendo con toda la fuerza de la que disponía. El motivo por el que a veces apretaba los puños, o se le hinchaban las venas del cuello, o se llevaba las manos a las plumas de su cabeza. Por suerte, Pefka habló de quemar la ropa y la cercana pudo sonreír un rato sin forzarlo en absoluto, agradeciendo la respuesta de Qwara. No andaban tan bien de ropa como para quemar lo que se habían puesto todos para dormir.

Mientras Maila y Qwara se hacían con los fogones, la cercana decidió salir al patio para lavarse un poco con agua. Se dio un enjuago que no convalidaba como baño, pero que sí le quitó la churre de los pies y la sensación de suciedad que se apoderaba de ella desde dentro. ¿Para qué les querían pinchar con agujas? ¿Qué les habían hecho? Porque no podían no haberles hecho nada. Las cosas no funcionaban así. Por suerte, Pefka había accedido a prestar su silbato y las próximas noches aumentarían la seguridad.

Volvió a la cocina ligeramente más tranquila. Ayudó a repartir los cubiertos y los platos y, finalmente, se sentó.

—Ojalá este secuestro viniese con instrucciones. —Se quejó tras Kiki, aunque no tenía nada que ver con ella, sino con dama Enigma y el resto de secuestradores. Ulmara había estado al lado del nublino en el accidente del fumadero, podría haber sido ella la derribada y no Veriel. Podría ocurrir algo así en cualquier momento y sin tanta suerte para sí misma. Nisiquiera sabía si se mantendría como lejana o desaparecería de la faz de todos los mundos—. Reira, la del brazo metálico, nos dijo que jamás se cruzaron con nada… Hasta ese día. —La cercana se había limitado a pensar en voz alta, pero en ese momento esbozó una mueca de desagrado—. Es verdad que les debemos una por las cestas que compartieron con nosotros, pero salir sin rumbo fijo es una temeridad; recordad lo que os pasó a los que caísteis en aquella trampa. —Miró a los afectados uno a uno.

Bullía por dentro. Una parte de ella se preguntaba si valía la pena buscarlos (sin seguridad de encontrarlos) para contarles que los habían secuestrado dentro del propio secuestro. Tampoco sabía si se lo merecían, porque no los conocía de nada aparte de… Bueno, aparte de ESO. La muerte de Veriel. Y, aun así, la otra parte de Ulmara se moría de ganas por salir, por encontrar un modo de liberar la tensión que se apoderaba de ella aunque fuera andando con las zapatillas puestas, a poder ser, y las armas en alto.

No tocó el plato en ningún momento.

La preocupación de Maila no hacía más que aumentar, y sus pensamientos danzaban entre las distintas opiniones de sus compañeros. Que existiera la posibilidad de que su secuestrador pudiera atravesar las paredes como si de un espectro se tratara le ponía la piel de gallina. Y afirmaba el hecho de que por muchas guardias que hicieran la seguridad era más bien nula, sin embargo era una falsa seguridad muy bienvenida para la hawaiana.

Maila siguió al resto para cambiarse de ropa y quitarse toda aquella suciedad. Hacerlo fue en cierto aspecto vigorizante, como si al estar más limpia una parte del peso del problema se hubiera esfumado.

Tras bajar vio a Qwara haciendo la comida y se dirigió hacia ella con la idea de que la actividad la distraería un poco. Maila no pudo más que sonreír con el tarareo de la sudafricana, haciéndole bastante gracia.

-De lujo-. Le dijo sonriente a Qwara.- Con el hambre que tengo me comería un búfalo, te lo juro, así que no te voy a poner pegas a nada-. Bromeó soltando una corta carcajada mientras se ponía manos a la obra. Cuando vio a Nery´s interesado le fue dando los pocos consejos que podía darle sobre cocinar antes de que éste se sentara en la mesa con los otros. También pudo notar la soltura que tenía Qwara a la hora de manejar el tema de la cocina.

La idea de Nery´s no le parecía mala del todo, saber si al otro grupo le había pasado algo similar le parecía un dato importante. Por otro lado coincidía con la sudafricana en que no habían tenido la mejor de las despedidas y la hawaiana no podía evitar sorprenderse de que hubieran abandonado a su propio compañero tan fácil. Ella misma se había notado con  más dificultades con abandonarlo que ese grupo. De todas formas una parte de ella los entendía. <<Tampoco es que ese bicho pareciera mostrar alguna debilidad, nos habría matado a todos...>> Pensó algo funesta.

Maila agradeció que Pefka aceptara  prestarles el silbato, sobretodo al ver que por algún motivo le tenía bastante cariño. Si por desgracia se veían en la tesitura de tener que alertar a los demás aquel silbato podía ser de bastante ayuda. <<Tendríamos que haber tomado estas medidas mucho antes... Las guardias, no dar por sentado que estábamos a salvo...>> Meditó la chica mientras escuchaba el resto de la conversación.

-Si que es una temeridad, sí.- Le dijo a Ulmara para después dirigirse a todos.-Pero yo creo que merece la pena, sobretodo por advertirles. No sé, creo que después de lo que pasó con Veriel...- Comentó algo apesadumbrada recordando esos momentos.- Yo agradecería el aviso, supongo...- Dijo sin saber muy bien qué pensar de todo aquello.

—Oh, Díos Santo —murmuró tras Rua y Ulmara. Aquello cambiaba las cosas, no tenían medios ni protecciones para evitar otro suceso así. ¿Y si la próxima vez se despertaban en diferentes lugares? ¿O mucho más lejos del torreón?. Sin querer darle muchas vueltas Fleur también decidió cambiarse y escogió un pequeño momento de privacidad para reconocer las partes más escondidas de su cuerpo, en busca de cualquier pinchazo o indicio de que algo andaba mal. Por suerte no halló ningún inconveniente más en su piel y pudo proceder a reunirse con los demás.

Los disgustos o alteraciones de su bienestar no parecían cesar aquel día. Fleur tomaba asiento mientras preparaban la comida cuando las palabras de Nery´s la dejaron perpleja. Parpadeó varios segundos como si estuviera decidiendo si lo que acababa de escuchar lo decía en serio o no. Pero no fue lo único que contempló, todo un debate se generó a su alrededor entorno a si era buena idea o no buscar al otro grupo y no pudo sentirse más molesta. Hundió sus uñas cortas en las rodillas por debajo de la mesa, ni siquiera el olor agradable proveniente de la cocina podía distraerla de lo que sentía en aquel instante. >>Fui ignorada, nadie quiso escuchar que podían necesitar nuestra ayuda<<. Y precisamente la única persona que lo hizo y la convenció de que era una mala idea se hallaba en ese momento repitiendo sus palabras, aunque con un enfoque diferente. Su cabeza giraba de unos a otros cuando hablaron por turnos percatándose de que verdaderamente se sospesaba aquella proposición. ¿Es que Nery´s tenía más voz que ella? Así debía ser, pues le tenían en cuenta. ¿Qué había cambiado para que el frivy se decantara por su opción? >>Que somos nosotros los fastidiados<<. Y eso era bastante egoísta, por parte de todos.

No pudo tocar el plato, sus ganas de comer se esfumaban a medida que (si es que eso era posible en ella) la rabia aumentaba en su interior. Y por otra parte, no lo haría por elección propia, quizá como el más pequeño acto de rebeldía que veía capaz de hacer. Se descubrió clasificando a los que de querer ir lo hacían por necesitar ayuda o porque aquel grupo merecía ser advertido, la diferencia para ella era abismal. A medida que hablaban comenzó a responder mentalmente >>No creo que su torreón esté más lejos que cuando murió su compañero y no regresamos a por ellos<< Habría sido su respuesta a Qwara, quizás en un tono injusto.
—Mmm —quería hablar, necesitaba hacerlo. Y por primera vez no encontró un muró infranqueable que la bloqueara, o que se le trabara la lengua. Puede que porque estaba realmente decepcionada y enfadada habló antes de poder morderse la lengua, y descubrió que decir lo que pensaba para variar, no estaba tan mal— ¿un segundo refugio al que ir? —dijo con su vocecilla, no había rastro de enfado en su voz aunque sí en su rostro, y una cuarta parte de la suavidad a la que estaba acostumbrada había sido retirada. Oh, diablos, se encontraba verdaderamente frustrada e irritada por sus compañeros. ¿Cómo podían hablarlo tras tanto tiempo? ¡Si hasta algunos de sus compañeros bromearon tras la muerte de aquel chico en el mismo día!— no les buscamos cuando estuvieron en un mal momento —dejó claro con tono neutral— no veo por qué tendrían que hacer lo mismo por nosotros —finalizó cruzándose de brazos y desviando la mirada al suelo. ¿Qué había sido eso? No lo tenía claro, pero ahora una parte de ella deseaba que el frivy no se molestara porque se atreviera a contradecirle, y otra esperaba que así fuera, porque se encontraba con fuerzas para responderle. >>Debí insistir pero sobre todo ellos escucharme<<. Enrojeció de pronto, ahora le daba muchísima vergüenza que sus emociones lograran traspasar su saber estar, no estaba acostumbrada a escucharse mucho en público tampoco y era probable que no se le entendiera bien, todos desconocían su conversación privada con el chico y que él logró convencerla.

Lo de cambiarse de ropa fue bastante bien recibido, Rua desde luego no dudó en hacerlo, subiendo a las habitaciones para coger algo de ropa y cambiarse. Se puso unos pantalones cortos, uno botines bajos y un jersey beige que aun soltaba pelusillas, Una vez vestida bajo, reuniéndose con los demás frente a la comida que Qwara parecía haber preparado junto con Maila.

Su estómago lo agradeció. Estaba probando su primer bocado con satisfacción cuando la charla que habían frenado comenzó. Rua escuchó sin decir nada inicialmente, como se aclaraba sobre como avisar en el caso de ocurrir algo de nuevo, con el silbato de Pefka o sobre hacer vigilancia nocturna. Ahí desde luego la que más ventaja tenía en ellos eran Ulmara y Iemai, que eran las únicas capaces de ver en la oscuridad. Aunque no veía justo dejarle todo el trabajo a ella, noche tras noche, turnarse desde luego era lo mejor.

<<Siempre podemos ir alguno con alguna de ella en noches>> pensó escuchando como la conversación tomaba otro rumbo. Rua alzo una ceja cuando Nery’s mencionó a los del otro refugio que se habían encontrado en su momento, cuando el dragón les ataco y murió aquel pobre chaval. La conversacion comenzo a girar en torno a eso.

<< ¿Quieren ir a buscarlos? ¿Ahora? ¿Para qué? ¿Para pedirles refugio o para ver si ellos sufrieron lo mismo?>> imaginaba que era un poco de ambas, pero no estaba segura si les recibirían. Ella no había ido a esa salida así que no sabía al detalle cómo se había desarrollado todo más allá de lo que sus compañeros habían contado, asique no podía juzgar demasiado. Pero lo único que había quedado claro de ese encuentro, es que había tenido que dejar atrás a aquel chico, tanto ellos como el otro grupo, en cierta forma.

No habría podido hacer mas, pero claro, eso era una perspectiva ajena a aquel acontecimiento. No sabía cómo se habrían tomado estos que ni siquiera intentaran ayudar, hubiese o no forma alguna de que ayudasen en el primer lugar.

Le sorprendió aun así la voz de Fleur, a la que miró con atención, no porque hubiera alzado la voz o tan siquiera luciera un tono molesto. Era por el sencillo hecho de que hubiese dado un opinión tan clara y firme en la conversación. Si algo había entendido de la chica en aquel tiempo de convivencia es que le costaba expresarse, especialmente en grupo. Y eso y que, aunque su voz no sonase molesta, solo por lo dicho no lucia muy satisfecha con lo que se hablaba. Y no podía negarle que, en eso, tenía un poco de razón. <<Joder por fin comenzó a hablar>>. Pensó no sin cierto orgullo por la joven rubia.

-Entiendo que queramos buscarle para preguntar si les pasó lo mismo y sino, ponerlos en alerta. Están tan jodidos como nosotros y ya han perdido mínimo a uno de los suyos -opinó Rua ante eso, mirando fijamente a Fleur que estaba cerca suya, le puso una mano en la cabeza revolviéndole un poco el cabello rubio en un leve toque de apoyo que cais aprecia decirle "¡bien dicho, joder!", antes de observar al grupo y alejar su mano de su pelo- Pero estoy con Fleur, no tendrían por qué ayudarnos…menos sino saben que nos hicieron. Somos un posible riesgo “biologico" desconocido, o algo asi, mientras no haya total seguridad de que nada paso por causa de estos pinchazos. – añadió un poco disgustada y asustado horriblemente por decirlo en voz alta, pero obviarlo no tenía mucho sentido tampoco-¿Y sobre pedirles refugio? ¿Qué diferencia habría? Dudo que ellos tengan muros incapaces de ser atravesados por gente o criaturas intangibles. – añadió con un bufido cansado, pues ese detalle parecía haber sido totalmente obviado en la conversación, aparentemente. Daba igual el refugio si quien se había colado tenía ese tipo de habilidad mágica o lo que fuera y ellos no tenían forma de contrarrestarla, si es que existía alguna.

-Lo que necesitamos, y cuesta cree que yo lo diga, es encontrar esa mierda de magia que nos prometieron. No veo otra forma de igualar un poco las cosas. -añadió mirándolo mientras removía su tortilla con el tenedor con el apetito a medias viendo que algunos de sus compañeros ni había comenzado a comer siquiera, Fleur entre ellas, que se encontraba mirando al suelo.

- Si si estoy bien Maila, gracias, llevo varios dias que me acelero mucho. Pero si estoy bien. Estamos un poco asustados, imagino que es eso. A saber que nos han sacado o metido.

Al escuchar a Rua como se quejaba de que no la habían dejado tirada en mitad de una ciudad homicida sin protección solar le hizo tanta gracia que se le olvidó el pinchazo y se rompió en carcajadas.

Cuando todos subieron a cambiar de ropa Toni fue a coger algo de agua para beber y para lavarse manos y cara. Se limpio el pinchazo pasando la palma con fricción, como si aquel punto fuese una mancha. Nada tenía sentido, nada.

Cuando bajaron comenzaron a hablar sobre salir para avisar a los chicos de las cestas.
- ¿No deberíamos estar pendientes a ver que nos han hecho antes de hablar con nadie? Nose, ver que ha cambiado, esperar unos días.

Nery’s respondió a su pregunta, pero Iemai no sabía muy bien qué decir al respecto. Le gustaría saber si aquello le había pasado también al otro grupo de cosechados, sería información valiosa, pero seguía siendo un riesgo buscarles dando palos de ciego. El lugar de abastecimiento era su único punto posible de contacto, y quién sabía si ellos tampoco habían vuelto a pisarlo después de lo que sucedió allí.

Por su parte, Pefka había accedido a prestar el silbato, pero parecía muy poco convencido por alguna razón.
—Solo sería por las noches, no creo que nadie lo pierda —le respondió.
En ese momento muchos se desbandaron para asearse o cambiarse de ropa y ella hizo lo mismo, ya que estaba empezando a tener frío en los pies. Cuando bajó se encontraba un poco más despejada, lo que le ayudaba a ver las cosas con un poco más de perspectiva. No tenían respuestas, pero como mínimo parecía que no les había sucedido nada malo. A algo había que aferrarse.

Mientras se preparaba algo para desayunar Iemai solo podía pensar en lo cerrado que tenía el estómago, a pesar de sentir hambre. Se sentó en la mesa, dispuesta al menos a participar en la conversación sobre qué hacer. Iemai no lo había expresado de forma clara, pero no veía ninguna razón para refugiarse en otro torreón en lugar de aquel, al menos no de momento. Las cosas serían diferentes si hubiesen sido expulsados del refugio, pero lo único que parecía era una gamberrada. No sabía qué otra cosa pensar.

Iemai querría saber si al otro grupo le había pasado cosas similares en algún momento, o si habían entrado en contacto con ciudadanos, pero no sabía si valía la pena el riesgo que conllevaba buscarles. La conversación se tensó un poco cuando el cambio de actitud de Fleur se hizo evidente, pero lo que decía era cierto. Iemai era consciente de que ella estaba pensando en su propia supervivencia por encima de todo lo demás, pero aquella mentalidad era natural para la cercana, era la que había tenido toda su vida. No se sintió exactamente mal por la recriminación, pero tampoco iba a admitir en voz alta su egoísmo.

Le extrañó el gesto cariñoso de Rua con Fleur, haciendo que esta pareciese una niña, pero trató de retomar el hilo de la conversación tras su intervención y la de Toni. Lo que había dicho la sueca era básicamente lo mismo que pensaba ella.
—No creo que hoy debamos ir a ningún lado —dijo, dirigiéndose tanto a Toni como a Rua, y luego prosiguió—. Pero si nos hubiesen hecho algo ya tendríamos que estar notándolo, ¿no? En cualquier caso… no me hace gracia salir a la ciudad sin un plan, pero está claro que tendremos que hacerlo antes o después. Al final ni siquiera el torreón es tan seguro como creíamos, así que da igual que decidamos encerrarnos para que no nos pase nada. Creo que vale la pena arriesgarnos un poco para conseguir información, o recursos, pero teniendo muchísimo cuidado. —Y entre aquellos recursos contaba la magia. Pero, de nuevo, veía improbable encontrar un grimorio convenientemente olvidado en alguna casa en ruinas.

"Aún en la cocina"

-Oh, sí por favor. -Le respondió a Qwara casi desesperado. -Ultrano se que haría sin ti y los que sabéis cocinar. Gracias. -Le dio un pequeño toque en el hombro de compañerismo. Se planteó unirse al tarareo pero no quería interrumpirla y él no tenía ni idea de que canción podría ser esa así que sonrió con Maila y escucho con mucha curiosidad todo lo que le enseñaba la hawaiana.


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Sopesaba las palabras de cada uno. Había dado la opción porque tampoco es que hubiera mucho más que pudieran hacer y entendía que sonaba demasiado arriesgado. Fleur lo sacó completamente de sus pensamientos, ni se la esperaba ni mucho menos que fuera tan mordaz. En parte se alegraba de tenerla por fin en la conversación y por otra parte no porque sabía que ella tiraba completamente por lo emocional, como hacía ahora mismo.

Quería replicarla y convencerla. Y además notó un pinchazo de envidia con el gesto de Rua, el también quería felicitarla así. Acabó por sonreír hacia ella y con gracia decir un simple.

-Bienvenida.

Y empezó a hablar más para ella aunque también para el resto.

-No, no tendrían porque ayudarnos pero ya lo hicieron una vez cuando no tenían porque con las cestas. Y no es que no les hayamos buscado solo por miedo. No nos necesitaban Fleur. Tienen a alguien capaz de ir el solo hasta otro punto de abastecimiento y simplemente pueden ignorar en el que apareció el dragón. Quizás incluso partiendo de lo que dice Kiki cada punto de cestas tenga ciertos tipos de bestias medio acechando. Por suerte eso,  no lo necesitan, tienen otro.

-Ahora -Recalcó mucho la palabra. -sabemos que pueden pasar más cosas.

-Si tan solo hubiéramos seguido con trampas mágicas y bestias podríamos simplemente haber pasado los siguientes nueve meses yendo a por las cestas tranquilamente. Pero ahora uno o varios seres han entrado y os han sacado sin que nadie -Volvió a recalcar. -se diese cuenta y os han pinchado con una aguja en lo que espero con toda mi jodidísima alma que solo haya sido sacar sangre. La situación ha cambiado completamente. ¿Y si pasa más veces? ¿Y si según pase el tiempo pasarán más cosas como parte de probar que somos dignos como dijo la viejy´s problemática? -La recordaba debido a la actitud de los otros en torno a ella.

-Ya lo hemos hablado. -Dijo para que recordara su pequeña charla aquel día. -Entiendo de sobra como te sientes y sabes cómo me siento yo. Y la frustración solo sube y sube y... ¡joder! Podrías ni siquiera estar.... -Se calló un momento, sus manos temblaban y su acento volvió debido a los nervios. -Hiperestoy oficialmente acojonadi´x que te rompes y ultrano tengo ni la más mínima idea de cuál es la respuestis correcta. Y superno lo voy a negar. Todo esto megaes egoísta. ¿Pero que más opciones megatenemos?

-La cosa superes que ya megano podemos quedarnos parados, aunque Iemia y Toni ultratienen razón. Vamos a simplemente esperar dos o tres días a ver qué estéis bien y no os pase nada. Y Rua, el refugio extra megano es solo para esto en concreto porque no sé ni si con magia podemos parar algo así. Es por cualquier otra cosa que pueda pasar de la que tengamos que huir como dije antes. Pero sí, tienes razón, de momento somos un riesgo biológico y necesitamos magia como necesitamos el agua del pozo.

Hablaba y hablaba pero la situación lo superaba por mucho y podía notarse claramente en la preocupación en su voz y verse en su rostro.

-Planes... cuidado... El edificio de sus cestas, megase puede entrar, megasabemos ir y nos megapodríamos refugiar allí, incluso puede que supersubir y mirar los alrededores.... Y el templo, ultrasi logramos sacar magia de el... -Hablaba ya más para sí mismo casi. Lo único que quería era comer lo que sea que Qwara y Maila le echaran y tirarse a la cama a estar un rato o a solas o abrazado a Kiki.

Fleur se sentía molesta, por dos cosas en especial. La primera de ellas era una pequeña decepción grupal e incluso consigo misma. La habían educado con unos valores terribles pero por suerte tenía su credo, y su corazón le decía que le había fallado, le había fallado a Él. Debó insistir más pero como todos estaba aterrada por el miedo. Lo cual daba pie a su siguiente razonamiento. No tenía sentido, no sería justa si reprochase a alguien el no ponerse en peligro para buscar a otro grupo, ella era la primera que hasta esa mismo día no puso un pie fuera del torreón desde que llegaron a Sendar. Paseó la mirada por todos sus compañros de manera apesadumbrada, esperaba que nadie lo hubiera tomado como un ataque, no era esa su intención.
Sin embargo, la segunda cosa alimentó el enfado que le ponía las orejas hasta rojas y calientes. Una amalgama en realidad, que no fuera escuchada en su momento, que Nery´s repitiese exactamente lo mismo que ella en un gesto claramente egoísta debido a que ahora ellos estaban en mala situación... y … la posterior reacción que la francesa se encontró.

Enrojeció plenamente consciente de que dar su opinión quizás era extraño, pero quiso que se la tragase la tierra cuando Rua le revolvió el pelo. Sentirse felicitada o premiada no era lo que necesitaba en un instante en el que su paz interior bullía, se sintió algo ridícula, o como la tímida que levantaba la mano en medio de la clase por primera vez. Pero no fue capaz de verbalizarlo, los ojos de Fleur rodaron un instante hacia la chica aturdida, quizás por lo cargante que le resultaba estar en medio de una conversación... aquella sensación impidió que actuase con normalidad y posteriormente comenzó a sentir calor en la espalda y que le picaba la zona del cuello y la cara por no saber qué le había ocurrido. Se estaba poniendo nerviosa.

Las palabras de Nery´s en cambio sí pudo encajarlas, le dedicó una mirada a Maila y a los que tuviera más cerca repleta de confusión. >>¿Bienvenida?<< Pensó, parecía que no la tomaban en serio. Le hubiera gustado hablar de forma sarcástica debido a su enfado con la facilidad con la que lo hacía la sueca, algo como agradecerle al presidente de la comunidad que la invitara a la conversación. Pero no era ingeniosa, y lo más importante, sentirse absurda o como una cría tras dar su opinón le hizo perder el aplomo y la templanza con la que había hablado anteriormente. Permanecer en silencio o como segundo plano resultaba más cómodo.
—¿Bienvenida...? em —fue lo que único que pudo articular en un principio, luego retomó algo más la compostura con suavidad, mirar a la hawaiana de forma intermitente la ayudaba— yo... no sé, llevo aquí desde el principio —y volvió a enrojecer, escuchando con educación al frivy, coincidiendo en algunos puntos sí pero pensando que se equivocaba en unos cuantos. No creía que supiera de sobra como se sentía, ni siquiera ella lo sabía al cien por cien. Luego observó los nervios y el temblor del chico. Ella no necesitaba que él se explicara, pero parecía estar excusándose y no podía diferir más de su forma de pensar.
—Solo... creo que esto podríamos haberlo hecho antes —se mantuvo firme, ella sí admitiría haber sigo egoísta y actuar en base al miedo sin intentar maquillarlo— pero ya no importa, yo... creo que Iemai y Tony tienen razón, en fin... es lo que pienso —terminó, casi replegándose en sí misma.

La conversación entorno a la mesa era demasiado seria, por lo que la broma de Maila de hacía apenas unos instantes había quedado relegada a un segundo plano a pesar de lo mucho que le apetecía a la sudafricana reir para olvidar durante un rato los problemas, y mientras todos compartían sus distintos puntos de vista las dos humanas empezaron a servir la comida: tortilla rellena de verduras a la plancha y un cuenco de gachas de avena con fruta troceada.

La opinión de Fleur fue la más reseñable, pues su rostro reflejaba un enfado que no se adivinaba en su voz, y aunque la morena no tenía forma de saber qué era lo que le había molestado si que entendía su punto de vista. Ciertamente era egoísta ir a buscarles ahora que estaban en apuros, pues antes de todo aquello la mayoría de sendarios habían evitado el tema.
—Tal vez… —empezó, pero antes de que pudiera decir nada nuevo sobre el asunto presenció algo que la dejó un poco descolocada.

El gesto de Rua con Fleur le parecía un poco fuera de lugar, pues estaba muy claro que el enfado de la chica rubia era para con todos los presentes, y con ese contacto la sueca parecía no estar entendiéndolo. Además la francesa no era precisamente una niña pequeña a la que tratar de aquella forma, por lo que la escena era un poco subrealista, y la mirada de confusión que intercambió con Maila y percibió en otros compañeros dejaba claro que no era la única que pensaba así.

El “Bienvenida” de Nery’s sonó peor de lo que debería tras aquello, pues casi parecía condescendiente, y Qwara no pudo evitar poner los ojos en blanco. No era quién para decir nada al respecto, sin embargo, pero por suerte ella misma fue capaz de replicar por sí misma a pesar de que se la veía terriblemente incómoda.
—Yo estoy con Fleur en eso, quizás deberíamos haberlo hecho antes… —opinó, revolviendo su comida con aire distraido. Los demás apenas estaban tocando el plato y le entristecía, pero entendía sus razones—. Y con Iemai y Toni también, sería bueno esperar unos días para confirmar que estamos todos bien. —añadió, llevándose el tenedor a la boca.

Ulmara se había quedado sin cosas que decir. Lo único que hizo fue asentir tras Fleur, Toni o Iemai para dar a entender que estaba de acuerdo con ellos. Miraba a unos y a otros, escuchaba para asegurarse de que tenía en cuenta aquello que ella misma había había pasado por alto y así poder formar la imagen más amplia de qué era lo que se les venía por delante. Ella misma se sentía orgullosa de su escucha activa y sin prejuicios, pero hubo varios instantes en los que falló y nisiquiera se dio cuenta. Un "Yo le habría apartado la mano de un manotazo" cuando vio a Rua haciendole pat pat en la cabeza a Fleur, un "por los dioses, ¿por qué habla tanto?" mientras escuchaba a Nery's. Tuvo que apretar la boca para contener un bostezo. Tuvo que regañarse a sí misma porque perdía el hilo de lo que se decía.

El colmo fue el momento en el que el frivy cambió su registro de forma brusca, con movimientos nerviosos y el gesto descompuesto. Ulmara alzó ligeramente su unicejo emplumado. Le recordó a su padre, cuando se olvidaba de que ella era su hija y le hablaba de usted; le recordó a los lejanos que habían perdido toda conexión con su yo cercano; le recordó a un chiflado. En lugar de pensar en lo que le correspondía, se vio a sí misma pensando que Nery's podría estar como una chota y que eso podría ser un problema para todos. <<Ulmara, no te pierdas>> se recriminó. Nerys podría estar solamente asustado.  Solo lo tenía a él de ejemplo y podría ser que su en su plano no fuesen, en general, personas muy enteras.

Se llevó una mano al borde del pico, se apretó la piel y volvió al plano de "nos acaban de pinchar en el brazo".

—Yo también estoy con ellos —dijo, para que pareciese que había estado presente.