Burdel de Dama Espasmo (Archivo I)

Recuerdo del primer mensaje :

Elegante, era la palabra apropiada para el edificio. Cain no estaba seguro de que Dirke supiese realmente donde les había llevado, pero eso ya no importaba. El lugar parecía deshabitado, y desde hace bastante tiempo, a juzgar por su aspecto dejado. Pero ese aire decadente hacía del sitio un lugar...
-Mágico...- susurró Caín dejando su cesta en el suelo
Nada más llegar, los chicos se habían dejado caer en los divanes y cojines del suelo, agotados por la carrera.

- Me llamo Kaila- le digo al chico.
Cain me tira una naranja, o algo que se le parece, de color morado. La cojo en el aire y le doy un mordisco. El chico pone unos cuchillos en la mesa. No sé que decir, a si que me quedo callada.

Sonrio.
-Me he fijado en que, al menos vosotros, no tenéis armas. Tomad, a mi me sobran. Y me llamo Aníbal, Kaila.-respondo.

La Serpiente caía en picado por el orificio del techo con las fauces abiertas sobre mí, Me despierto de golpe a la vez que suelto un gemido y me incorporo tan rápido que choco fuertemente contra la pared emitiendo un sonido seco *¡ploaaa!* el golpe no parece importarle a Norou, pero se queda mirando el orificio del techo con mirada preocupada.

-Parecen más fáciles de manejar que las alabardas- comentó cain con la boca llena, la naranja estaba bastante ácida por lo que hizo una mueca. Tragó como pudo y preguntó- ¿De donde vienes? - Norou se despierta d eun golpe y Cain le mira extrañado

El otro chico se despierta sobresaltado.
-Vengo de un torreón. Está lejos, pero he venido a ver si quedaba algo en las cestas de la bañera.

Me despierto. Mientras que la cama se ventila me cambio de ropa. Esta vez me decanto por un vestido de seda azul claro, el kimono lo meto de nuevo en el baúl. Me hago una trenza al lado y hago la cama.
Al bajar las escaleras en dirección al salón me encuentro a Cain, Kaila y un chico nuevo:
-Hola, buenos días.- Saludo con la mano.

- Buenos días, Erika. ¿Qué tal has dormido?

-Mejor que ayer, sin tormentas se duerme mucho mejor, ¿Qué tal habéis dormido vosotros?

- Perfectamente, como has dicho, sin tormentas se duerme mucho mejor.

<<Cuántos torreones habrá?>>
-Cuántos sois en total?- pregunta. Aún no estaba seguro de que fuesen de fiar. Los ottros chicos se habían marchado sin dudarlo, no confiaban en ellos. ¿Era posible que incluso los que habían corrido su misma suerte que ellos también fuesen peligrosos? Erika bajó las escaleras. La seda del vestido se le adería al cuerpo y delineaba sus curvas. Le quedaba muy bien- Yo he dormido bien...

Después de quedarme un buen rato pensando en el agujero del techo me dirijo a un grupo de personas , donde solo conozco a Caín y Erika, cuando estoy lo suficientemente cerca digo si tapujos: -Estamos en desventajas para un posible ataque con ese agujero ahí*señalo con el dedo* ¿No crees Caín?-

Me levanto del suelo, ojeroso y con cara de no haber dormido mucho, ni muy bien, pero me doy cuenta de que alguien me ha echado una manta por encima. Esparcidos por el suelo están la navaja y varios trozos de madera, la mayoría rotos y astillados. Me levanto y recojo la navaja y dos pares de varillas que había conseguido adecentar con la madera, son poco más largas que la palma de mi mano. Suficiente. Ahora necesitaré una plantilla del tamaño de mis pies, de algún material duro y resistente, y la manera de hacerme con unas ruedas para montarme unos patines. Ya veré como me las apaño.

Ahora debería bajar a comer, pero no tengo hambre, tengo el estómago cerrado y reacio a la entrada de nueva comida. Así que cojo la navaja y me pongo a hacer dibujos (monigotes y garabatos, básicamente) con la punta de esta sobre la madera inservible. Me quedo algo abstraído, pero no me importa. A pesar de haber sido siempre una persona sociable, el miedo a hacer el ridículo cada vez que abro la boca ha conseguido que me sienta mejor a solas.

-Por ahí entra luz, forma parte del encanto de este sitio...- comenta Cain echándose hacia atrás en su puff- Pero sí estaría bien asegurar el sitio.

Me acerco a Cain:
-¿Quién es este chico?

-Somos...5 en total-respondo. ha venido otra chica-. hola, soy Aníbal. ¿Tu eres...?

-Me llamo Erika, ¿De donde vienes?

-De un torreón que se encuentra muy lejos.-digo. En un acto reflejo miro mi muñeca, donde tenía mi reloj siempre. Pero no hay nada. Suspiro.-Y debería volver ya a ver si hay algún cambio en mis compañeros. Hace tiempo que no se despiertan, y no me gustaría dejarles solos mucho tiempo.
Me levanto y voy hacia la puerta.
-Quedaos con los cuchillos que he traido. Y con el arco-añado. Me lo descuelgo de la espalda y lo dejo apoyado en una pared. Hago lo mismo con el carcaj-. En el torreón hay muchas armas. Quizá vuelva y os traiga más para que podáis sobrevivir mejor.
Les agradezco que me hayan dejado quedarme un rato y les invito a que vengan al torreón algún día. Después salgo fuera y me encamino al torreón.

(SIGUE EN LA PLAZA DE LAS COLAESPINAS)