Antes de que cierre el Burdel
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- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Antes de que cierre el Burdel
19/04/22, 11:02 pm
Milo observó la fachada del burdel con detenimiento, intentando que los nervios no se reflejaran en su rostro mientras apretaba la mano de Rox con suavidad. Habían acordado darse un capricho y pasar la noche fuera del torreón, en plan escapada, pero como no querían tropezarse con otros clientes se habían presentado a la hora de apertura.
—¿No será demasiado pronto? —le preguntó al coreano, fijándose en que al menos en el exterior no había nadie del personal. La actividad en el interior era animada, pero eso no había forma de saberlo por el momento y tendrían que llamar a la puerta para enterarse.
Aunque ambos habían decidido emprender aquella aventura juntos el instigador principal había sido el cambiante, primero hablándole del concepto de “Love Hotel” que tenían en la Tierra y después pinchándole durante días con la idea de alquilar una habitación en el burdel a modo de símil rocavarancoles. Al brujo le había gustado la propuesta y había tardado muy poco en acceder, pues el concepto de intimidad que ofrecía aquel lugar sonaba muy bien, pero ahora que estaban tan cerca le había entrado algo de pánico escénico. Su última pregunta, de hecho, solo era una forma de ganar tiempo para poder tranquilizarse.
«Vamos Milo, que ya no eres un crío… » se decía en aquel momento, incapaz de definir el motivo específico de sus inquietudes.
Cobrecito flotaba a su espalda, errático, y sus movimientos de vaivén delataban el nerviosismo del irrense. Para alguien que no le conociera no sería algo evidente, pero el humano sabía de primera mano que aquella bola de metal era un espejo del subconsciente del moreno y no le costaría demasiado ver más allá de su expresión de aparente calma.
—¿No será demasiado pronto? —le preguntó al coreano, fijándose en que al menos en el exterior no había nadie del personal. La actividad en el interior era animada, pero eso no había forma de saberlo por el momento y tendrían que llamar a la puerta para enterarse.
Aunque ambos habían decidido emprender aquella aventura juntos el instigador principal había sido el cambiante, primero hablándole del concepto de “Love Hotel” que tenían en la Tierra y después pinchándole durante días con la idea de alquilar una habitación en el burdel a modo de símil rocavarancoles. Al brujo le había gustado la propuesta y había tardado muy poco en acceder, pues el concepto de intimidad que ofrecía aquel lugar sonaba muy bien, pero ahora que estaban tan cerca le había entrado algo de pánico escénico. Su última pregunta, de hecho, solo era una forma de ganar tiempo para poder tranquilizarse.
«Vamos Milo, que ya no eres un crío… » se decía en aquel momento, incapaz de definir el motivo específico de sus inquietudes.
Cobrecito flotaba a su espalda, errático, y sus movimientos de vaivén delataban el nerviosismo del irrense. Para alguien que no le conociera no sería algo evidente, pero el humano sabía de primera mano que aquella bola de metal era un espejo del subconsciente del moreno y no le costaría demasiado ver más allá de su expresión de aparente calma.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Antes de que cierre el Burdel
20/04/22, 01:49 pm
Rox era un maestro en estirar el chicle y convertir las coñas en planes reales, pero ahora que tenía el burdel a un palmo de narices le asustaban sus propias capacidades. La primera vez la fachada no le había parecido tan intimidante.
—Sí —respondió en seguida, con un aire muy distinto al seguro y despreocupado que había llevado todo el camino. No duró más que un pestañeo, pero la sonrisa y carcajada precedentes fueron tan incómodas como nerviosas—. Vamos a dar todo el cante.
«¿¡Por qué coño hemos venido a esta hora!? era lo que realmente quería gritar. Quizás de noche habría sido más agobiante, pero también se habrían camuflado mejor con el resto de la clientela. Ahí prácticamente tenían una diana en la cara. Vale que la discreción y la privacidad era como lo básico en un sitio como ese, nadie iba a decir nada (¿suponía?), pero el corte seguía ahí. La mano de Milo le quemaba, porque aunque su presencia le diera fuerzas era a la vez lo que más nervioso le ponía, y con la excusa de querer arreglarse la ropa terminó soltándole. Pensó en los cambiantes guays y misteriosos de los que hablaban los libros, los que trabajaban como espías para el consejo, y no queriendo sentirse menos optó por una o dos mentiras piadosas, de esas que no hacen daño a nadie, para convencerse de que estaba tranquilo. Eran jóvenes, tenían dinero, la sensación de no privacidad era constante y las habitaciones de la Sede muy aburridas (insonorizadas, vale, pero aburridas). Ya está.
—¿Nervioso? —le chinchó, habiendo captado el movimiento de Cobrecito. La sonrisa del -ahora mismo- pelirrosa era entre ladina y entrañable. Lo cierto es que esa puñetera bola le estaba contagiando la inquietud de nuevo—. ¡Venga, que no pasa nada! Entramos, pedimos una habitación y nos metemos en ella, visto y no visto —le cogió del brazo y se dirigió a la puerta—. ¡No hemos venido hasta aquí para achantarnos!
Nada más que por el espectáculo sensorial que les recibió se alegró de haber entrado. Todo tenía un aire muchísimo más adulto que en su primera visita, no solo por la ausencia de censura o sus amigos. El olor a incienso, a madera vieja pero cuidada y perfume, la decoración digna de un plató de Hollywood, las luces… y la de gente guapa y ligera de ropa que había dentro. Rox iba lo más casual posible para no destacar, con unos pantalones deportivos modernillos de esos con muchos bolsillos, una sudadera abierta y una camiseta simple, pero de tan normal se sentía fuera de lugar. Soltó el brazo del que había tirado de Milo, no sin buscar su mirada con una sonrisa inquieta antes de que dirigieran a ellos. No se separaría de él.
—Sí —respondió en seguida, con un aire muy distinto al seguro y despreocupado que había llevado todo el camino. No duró más que un pestañeo, pero la sonrisa y carcajada precedentes fueron tan incómodas como nerviosas—. Vamos a dar todo el cante.
«¿¡Por qué coño hemos venido a esta hora!? era lo que realmente quería gritar. Quizás de noche habría sido más agobiante, pero también se habrían camuflado mejor con el resto de la clientela. Ahí prácticamente tenían una diana en la cara. Vale que la discreción y la privacidad era como lo básico en un sitio como ese, nadie iba a decir nada (¿suponía?), pero el corte seguía ahí. La mano de Milo le quemaba, porque aunque su presencia le diera fuerzas era a la vez lo que más nervioso le ponía, y con la excusa de querer arreglarse la ropa terminó soltándole. Pensó en los cambiantes guays y misteriosos de los que hablaban los libros, los que trabajaban como espías para el consejo, y no queriendo sentirse menos optó por una o dos mentiras piadosas, de esas que no hacen daño a nadie, para convencerse de que estaba tranquilo. Eran jóvenes, tenían dinero, la sensación de no privacidad era constante y las habitaciones de la Sede muy aburridas (insonorizadas, vale, pero aburridas). Ya está.
—¿Nervioso? —le chinchó, habiendo captado el movimiento de Cobrecito. La sonrisa del -ahora mismo- pelirrosa era entre ladina y entrañable. Lo cierto es que esa puñetera bola le estaba contagiando la inquietud de nuevo—. ¡Venga, que no pasa nada! Entramos, pedimos una habitación y nos metemos en ella, visto y no visto —le cogió del brazo y se dirigió a la puerta—. ¡No hemos venido hasta aquí para achantarnos!
Nada más que por el espectáculo sensorial que les recibió se alegró de haber entrado. Todo tenía un aire muchísimo más adulto que en su primera visita, no solo por la ausencia de censura o sus amigos. El olor a incienso, a madera vieja pero cuidada y perfume, la decoración digna de un plató de Hollywood, las luces… y la de gente guapa y ligera de ropa que había dentro. Rox iba lo más casual posible para no destacar, con unos pantalones deportivos modernillos de esos con muchos bolsillos, una sudadera abierta y una camiseta simple, pero de tan normal se sentía fuera de lugar. Soltó el brazo del que había tirado de Milo, no sin buscar su mirada con una sonrisa inquieta antes de que dirigieran a ellos. No se separaría de él.
- ♪♫♬:
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Antes de que cierre el Burdel
21/04/22, 10:59 pm
Milo asintió ante la afirmación de Rox, agradecido de no ser el único intranquilo en aquella situación. El cambiante disimulaba mejor, no obstante, y tuvo la osadía de restregarle eso por la cara atreviéndose a chincharle por estar nervioso como si la cosa no fuera con él.
—Seguro que no va a ser tan rápido… —refunfuñó en respuesta a su escueto plan, pensando en todos los conocidos del burdel con los que sin duda se iban a cruzar de camino a la habitación—. Pero en eso llevas razón, llegar hasta aquí para darse la vuelta ante la puerta es de gallinas. —reconoció, dejándose arrastrar hasta la puerta sin poner más objeciones.
Al atravesar el umbral sus inquietudes dejaron de tener importancia, sin embargo, pues la bomba de sensaciones que les recibió en el interior las barrió como si fueran hojas al viento. El ambiente era de preparación porque todavía no había ningún cliente a la vista, pero a pesar de ello todo resultaba mucho más intimidante que la última vez que habían estado allí acompañados de sus amigos. «Es como si fuera un lugar completamente distinto… » acertó a pensar con no pocas dificultades, no sabiendo muy bien donde mirar de tantas cosas llamativas que había en su campo de visión.
—¡B-buenas noches! —tartamudeó demasiado alto a modo de saludo, enrojeciendo al ser consciente de lo ridículo que debía haber sonado.
Por suerte les conocían y fueron bastante amables con ellos, ayudándoles con todo lo de escoger habitación e informándoles de los distintos servicios sin reírse en ningún momento de la evidente falta de experiencia del brujo. Vanyme incluso se acercó expresamente a saludar a pesar de lo ocupado que debía estar, ofreciéndose a acompañarles hasta el dormitorio por el que se habían decidido para preguntarles de paso por los enanos y sus otros compañeros.
—Están todos muy bien, pero cada día resulta más difícil controlar a los más pequeños —reconoció el irrense, sonriendo levemente al recordar una de las últimas trastadas de Guille—. ¡Les daremos recuerdos tuyos y les traeremos otro día de visita! —prometió una vez se encontraron frente a su puerta, despidiéndose del terra con un gesto de la mano mientras se alejaba por el pasillo.
Solo tenían que entrar en la estancia para por fin estar completamente a solas, pero llegado el momento al irrense volvió a flaquearle el valor.
—Tu primero. —ofreció con una ligera reverencia, lanzándole con aquel gesto algo pasado de moda una clara petición de auxilio.
—Seguro que no va a ser tan rápido… —refunfuñó en respuesta a su escueto plan, pensando en todos los conocidos del burdel con los que sin duda se iban a cruzar de camino a la habitación—. Pero en eso llevas razón, llegar hasta aquí para darse la vuelta ante la puerta es de gallinas. —reconoció, dejándose arrastrar hasta la puerta sin poner más objeciones.
Al atravesar el umbral sus inquietudes dejaron de tener importancia, sin embargo, pues la bomba de sensaciones que les recibió en el interior las barrió como si fueran hojas al viento. El ambiente era de preparación porque todavía no había ningún cliente a la vista, pero a pesar de ello todo resultaba mucho más intimidante que la última vez que habían estado allí acompañados de sus amigos. «Es como si fuera un lugar completamente distinto… » acertó a pensar con no pocas dificultades, no sabiendo muy bien donde mirar de tantas cosas llamativas que había en su campo de visión.
—¡B-buenas noches! —tartamudeó demasiado alto a modo de saludo, enrojeciendo al ser consciente de lo ridículo que debía haber sonado.
Por suerte les conocían y fueron bastante amables con ellos, ayudándoles con todo lo de escoger habitación e informándoles de los distintos servicios sin reírse en ningún momento de la evidente falta de experiencia del brujo. Vanyme incluso se acercó expresamente a saludar a pesar de lo ocupado que debía estar, ofreciéndose a acompañarles hasta el dormitorio por el que se habían decidido para preguntarles de paso por los enanos y sus otros compañeros.
—Están todos muy bien, pero cada día resulta más difícil controlar a los más pequeños —reconoció el irrense, sonriendo levemente al recordar una de las últimas trastadas de Guille—. ¡Les daremos recuerdos tuyos y les traeremos otro día de visita! —prometió una vez se encontraron frente a su puerta, despidiéndose del terra con un gesto de la mano mientras se alejaba por el pasillo.
Solo tenían que entrar en la estancia para por fin estar completamente a solas, pero llegado el momento al irrense volvió a flaquearle el valor.
—Tu primero. —ofreció con una ligera reverencia, lanzándole con aquel gesto algo pasado de moda una clara petición de auxilio.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Antes de que cierre el Burdel
23/04/22, 01:14 am
Se tuvo que tragar una carcajada por lo bastos que eran los nervios de su pareja, mas no queriendo dejarle solo saludó con él. Al principio creyó que conocer de antes a los del burdel haría las cosas más largas e incómodas de lo necesario, algo que demostró ser lo contrario. La naturalidad con la que fueron recibidos se agradeció, y es que aunque Rox fuera menos tímido que Milo en índoles sexuales lo más cercano que había experimentado a una situación como esa habían sido 5 minutos en una sex-shop con su exnovia, años ha, y aún en su aparente tranquilidad las orejas del cambiante estaban tan pálidas como su sangre, retenido su rubor en un solo punto. A medida que pasaban murales explícitos y se acercaban a la habitación más se extendía el blanco y menos atendía a lo que decían Milo y Vanyme.
—¡Muchas gracias! —se despidió haciendo movimientos amplios con una mano—. Muy amable por tu parte —respondió al irrense con voz pomposa, devolviéndole entre risas una leve reverencia antes de agarrar el pomo. Estaba deseando salir de la zona pública. Así hubiese 100 vibradores excéntricos al otro lado lo prefería al pasillo, y en cuanto la habitación se reveló delante suya la preferencia se hizo todavía más exagerada. —¡BUAAAA! ¡Tío!
De no ser el edificio lo bastante increíble Rox juraría haber cruzado un portal directo a los cuentos de Las mil y una noches. Olía a té y frutas, las paredes estaban forradas en azulejos árabes de color turquesa, blanco y azul oscuro, había cojines y puffs como para enterrar a alguien en ellos, pequeñas palmeras al lado de las ventanas de arco y una enorme alfombra roja adornaba las patas centrales de la cama. Cama que, además de ser enorme, estaba apartada del resto de la estancia por cortinas semitransparentes y un biombo. Al australiano se le iban los ojos a todos lados, dando pasos que no llegaban a su destino por distraerse a medias. Las lámparas y las velas, el techo, las telas, los muebles... Miró al moreno, radiante.
—Y... Y si...¿¡Y si alquilamos esto pero- durante meses!? A lo- ¿que sea nuestro piso? —no le cabía ni la emoción en el cuerpo ni la sonrisa en la cara—. ¡Milo! ¡Que puta pasada!
El precio hasta se le quedaba corto. Seguía siendo un capricho, claro, pero... si una habitación de "gama media" era así, ¿qué tendrían las más caras? ¿Terraza? ¿Bañera con hidromasaje? ¿¡Máquinas recreativas!?
—¡Muchas gracias! —se despidió haciendo movimientos amplios con una mano—. Muy amable por tu parte —respondió al irrense con voz pomposa, devolviéndole entre risas una leve reverencia antes de agarrar el pomo. Estaba deseando salir de la zona pública. Así hubiese 100 vibradores excéntricos al otro lado lo prefería al pasillo, y en cuanto la habitación se reveló delante suya la preferencia se hizo todavía más exagerada. —¡BUAAAA! ¡Tío!
De no ser el edificio lo bastante increíble Rox juraría haber cruzado un portal directo a los cuentos de Las mil y una noches. Olía a té y frutas, las paredes estaban forradas en azulejos árabes de color turquesa, blanco y azul oscuro, había cojines y puffs como para enterrar a alguien en ellos, pequeñas palmeras al lado de las ventanas de arco y una enorme alfombra roja adornaba las patas centrales de la cama. Cama que, además de ser enorme, estaba apartada del resto de la estancia por cortinas semitransparentes y un biombo. Al australiano se le iban los ojos a todos lados, dando pasos que no llegaban a su destino por distraerse a medias. Las lámparas y las velas, el techo, las telas, los muebles... Miró al moreno, radiante.
—Y... Y si...¿¡Y si alquilamos esto pero- durante meses!? A lo- ¿que sea nuestro piso? —no le cabía ni la emoción en el cuerpo ni la sonrisa en la cara—. ¡Milo! ¡Que puta pasada!
El precio hasta se le quedaba corto. Seguía siendo un capricho, claro, pero... si una habitación de "gama media" era así, ¿qué tendrían las más caras? ¿Terraza? ¿Bañera con hidromasaje? ¿¡Máquinas recreativas!?
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- Red
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Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Antes de que cierre el Burdel
26/04/22, 09:34 pm
El brujo siguió al cambiante con cierta expectación, abriendo mucho los ojos cuando por fin atisbó el interior de la habitación que habían alquilado. Aquella estancia era una auténtica obra de arte para los sentidos y resultaba difícil mantener la vista fija en un único detalle, pues todo parecía estar hecho para atraer la atención.
—Menuda pasada… —susurró tras el humano, sintiéndose ligeramente mareado ante la necesidad de mirar en todas direcciones a la vez. A pesar de todo acertó a cerrar la puerta sin tropezar con sus propios pies, apoyándose con suavidad contra el marco de la misma mientras terminaba de aclimatarse—. Y huele super bien. —añadió, moviendo el hocico como si estuviera husmeando algo delicioso.
Milo no sabía demasiado sobre decoración terrícola ni ya puestos sobre decoración en general, pues en Irraria eran un tanto sobrios en aquel sentido, pero sí que sabía apreciar los colores y los elementos del cuarto y estaba realmente encantado con ellos. A falta de una expresión mejor la estética resultaba cálida y las telas vaporosas le daban un toque mágico a la atmósfera de la suite.
—Es como haberse trasladado a otro mundo. —comentó con una sonrisa bobalicona, adentrándose entre los cojines con la intención de investigar entre los numerosos cajones de las alacenas repartidas por el lugar.
La naturaleza de los tipos de lubricantes y de los diversos artículos con los que tropezó en su exploración le recordó rápidamente donde se encontraba, lo que inevitablemente le hizo enrojecer de nuevo. El hacker no podía quitarse de encima la sensación de ser un adolescente con cero experiencia en sex shops o burdeles, pero es que aquel lugar resultaba intimidante. Por suerte su novio estaba allí y podía apoyarse en él para no sentirse completamente fuera de lugar.
—Sería un puntazo, desde luego, pero fijo que Rena nos descuartiza en cuanto empiecen a llegar las facturas —replicó con una mueca divertida mientras ojeaba el catálogo de juguetes—. No jodas… —susurró en un momento dado, mirando al pelirrosa con los ojos muy abiertos mientras alzaba la carta y le señalaba un dildo gigantesco—. ¡Es del tamaño de una puta espada! —exclamó como si fuera imbécil.
—Menuda pasada… —susurró tras el humano, sintiéndose ligeramente mareado ante la necesidad de mirar en todas direcciones a la vez. A pesar de todo acertó a cerrar la puerta sin tropezar con sus propios pies, apoyándose con suavidad contra el marco de la misma mientras terminaba de aclimatarse—. Y huele super bien. —añadió, moviendo el hocico como si estuviera husmeando algo delicioso.
Milo no sabía demasiado sobre decoración terrícola ni ya puestos sobre decoración en general, pues en Irraria eran un tanto sobrios en aquel sentido, pero sí que sabía apreciar los colores y los elementos del cuarto y estaba realmente encantado con ellos. A falta de una expresión mejor la estética resultaba cálida y las telas vaporosas le daban un toque mágico a la atmósfera de la suite.
—Es como haberse trasladado a otro mundo. —comentó con una sonrisa bobalicona, adentrándose entre los cojines con la intención de investigar entre los numerosos cajones de las alacenas repartidas por el lugar.
La naturaleza de los tipos de lubricantes y de los diversos artículos con los que tropezó en su exploración le recordó rápidamente donde se encontraba, lo que inevitablemente le hizo enrojecer de nuevo. El hacker no podía quitarse de encima la sensación de ser un adolescente con cero experiencia en sex shops o burdeles, pero es que aquel lugar resultaba intimidante. Por suerte su novio estaba allí y podía apoyarse en él para no sentirse completamente fuera de lugar.
—Sería un puntazo, desde luego, pero fijo que Rena nos descuartiza en cuanto empiecen a llegar las facturas —replicó con una mueca divertida mientras ojeaba el catálogo de juguetes—. No jodas… —susurró en un momento dado, mirando al pelirrosa con los ojos muy abiertos mientras alzaba la carta y le señalaba un dildo gigantesco—. ¡Es del tamaño de una puta espada! —exclamó como si fuera imbécil.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Antes de que cierre el Burdel
02/05/22, 01:55 pm
—¿¡Verdad!? —dijo a lo del traslado de mundos.
Estaban los dos como críos, tanto que se le había ido por completo la función principal de la habitación. Rox probó la cama y botó sentado en ella para comprobar que tan blandita era, simplemente pensando en lo agradable que tenía que ser dormir ahí.
—Bueno, si lo pagamos nosotros no tiene porqué matarnos. Y para ahorrar en comida siempre podemos seguir yendo a la Sede y saquear la despensa —se rió. Se había llevado una de las cortinas de la cama a la cara para examinar qué tan transparente era y, así, con la tela estirada entre las dos manos y muy pegada a los ojos -la única forma de ver nítidamente a través de ella- miró a Milo. —¿El qué? —se inclinó hacia él para ver lo que señalaba (porque eso de quitarse la cortina y dejar de hacer el tonto no era una opción), tomándose unos buenos segundos en procesarlo. La carcajada le hizo soltar la tela, eso y las ganas de verlo mejor—. ¡COJONES, trae trae!
Estiró el brazo para ver mejor el dildo en cuestión, riéndose como un memo por el coso. No solo había medidas, para hacer más gráfico el tamaño de aquello a su lado habían puesto lo que supuso era un dildo humanamente normal. Aparte la forma era como poco peculiar.
—¿Es el pito de un dragón o algo así? —el pulso y el pecho le temblaban de tanto reírse—. Tiene como… tumores malignos.
Le había dado el pavo y no sabía como parar. Las mejillas se le habían puesto blancas, pero de tanto notar calor en ellas se le tiñeron de rojo inconscientemente—. Si quieres podemos… —cogió aire, usando brevemente la carta de abanico—. Podemos pedirlo o… también puedo copiarlo.
Sus cejas subieron y bajaron tantas veces que resultó ridículo aunque no por mucho tiempo, porque la risa volvió a cortarle por medio. Sus pies dieron varios golpecitos al suelo.
—¡Y-Ya!, ya en serio, quiero ver que más…¡TÚ TÚ, ESTE TIENE COMO PINCHOS!
Estaban los dos como críos, tanto que se le había ido por completo la función principal de la habitación. Rox probó la cama y botó sentado en ella para comprobar que tan blandita era, simplemente pensando en lo agradable que tenía que ser dormir ahí.
—Bueno, si lo pagamos nosotros no tiene porqué matarnos. Y para ahorrar en comida siempre podemos seguir yendo a la Sede y saquear la despensa —se rió. Se había llevado una de las cortinas de la cama a la cara para examinar qué tan transparente era y, así, con la tela estirada entre las dos manos y muy pegada a los ojos -la única forma de ver nítidamente a través de ella- miró a Milo. —¿El qué? —se inclinó hacia él para ver lo que señalaba (porque eso de quitarse la cortina y dejar de hacer el tonto no era una opción), tomándose unos buenos segundos en procesarlo. La carcajada le hizo soltar la tela, eso y las ganas de verlo mejor—. ¡COJONES, trae trae!
Estiró el brazo para ver mejor el dildo en cuestión, riéndose como un memo por el coso. No solo había medidas, para hacer más gráfico el tamaño de aquello a su lado habían puesto lo que supuso era un dildo humanamente normal. Aparte la forma era como poco peculiar.
—¿Es el pito de un dragón o algo así? —el pulso y el pecho le temblaban de tanto reírse—. Tiene como… tumores malignos.
Le había dado el pavo y no sabía como parar. Las mejillas se le habían puesto blancas, pero de tanto notar calor en ellas se le tiñeron de rojo inconscientemente—. Si quieres podemos… —cogió aire, usando brevemente la carta de abanico—. Podemos pedirlo o… también puedo copiarlo.
Sus cejas subieron y bajaron tantas veces que resultó ridículo aunque no por mucho tiempo, porque la risa volvió a cortarle por medio. Sus pies dieron varios golpecitos al suelo.
—¡Y-Ya!, ya en serio, quiero ver que más…¡TÚ TÚ, ESTE TIENE COMO PINCHOS!
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Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Antes de que cierre el Burdel
10/05/22, 09:28 pm
Milo recogió la cortina que Rox había dejado caer mientras el cambiante echaba un vistazo de cerca a los dildos, riendo con sus reacciones y mostrándose de acuerdo con la suposición de que debía de ser un miembro de dragón o algo similar. La sugerencia de pedirlo o copiarlo, sin embargo, le cortó la risa un instante y el brujo tuvo que mirar a su novio para comprobar cuán seria era su propuesta.
—Creo que no sería capaz de manejar semejante armatoste… —afirmó algo inseguro, observando al pelirrosa a través de la tela de gasa con una sonrisa nerviosa mientras el otro no podía contener más las carcajadas y empezaba a partirse de nuevo.
El consolador erizado le provocó un escalofrío, pues se asemejaba mas a un objeto de tortura que a uno de placer, e inclinándose junto al humano para verlo más de cerca no pudo evitar un nuevo estremecimiento. Había gustos de todos los tipos, era algo que tenía muy asumido después de vivir un tiempo en Rocavarancolia, y aquel catálogo era un exponente bastante significativo.
—¿Serán pinchos blanditos? —preguntó con un bufido entre divertido y dubitativo, dándole demasiadas vueltas a algo que no debería estar juzgando en primer lugar.
Intentando quitarse aquella sensación de encima el moreno se dejó caer sobre un montón de cojines y empezó a agitar los brazos para enterrarse entre ellos, observando mientras tanto los detalles de la decoración que también salpicaba el techo de la habitación. Era como si estuviera en una nube, una muy lujosa que olía extremadamente bien y en la que según había entendido se podían pedir refrigerios.
—Oye, ¿te apetece tomar algo? —le preguntó a Rox, asomando la cabeza entre las almohadas como si fuera un suricato. Había visto la carta de bebidas junto a la de juguetes.
—Creo que no sería capaz de manejar semejante armatoste… —afirmó algo inseguro, observando al pelirrosa a través de la tela de gasa con una sonrisa nerviosa mientras el otro no podía contener más las carcajadas y empezaba a partirse de nuevo.
El consolador erizado le provocó un escalofrío, pues se asemejaba mas a un objeto de tortura que a uno de placer, e inclinándose junto al humano para verlo más de cerca no pudo evitar un nuevo estremecimiento. Había gustos de todos los tipos, era algo que tenía muy asumido después de vivir un tiempo en Rocavarancolia, y aquel catálogo era un exponente bastante significativo.
—¿Serán pinchos blanditos? —preguntó con un bufido entre divertido y dubitativo, dándole demasiadas vueltas a algo que no debería estar juzgando en primer lugar.
Intentando quitarse aquella sensación de encima el moreno se dejó caer sobre un montón de cojines y empezó a agitar los brazos para enterrarse entre ellos, observando mientras tanto los detalles de la decoración que también salpicaba el techo de la habitación. Era como si estuviera en una nube, una muy lujosa que olía extremadamente bien y en la que según había entendido se podían pedir refrigerios.
—Oye, ¿te apetece tomar algo? —le preguntó a Rox, asomando la cabeza entre las almohadas como si fuera un suricato. Había visto la carta de bebidas junto a la de juguetes.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
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Re: Antes de que cierre el Burdel
09/06/22, 12:10 am
—¿Qué no?
Aunque Rox era un buen actor y más ahora que su cerebro se tragaba sus facetas como una realidad, el ambiente era tan extraño, su pavo tan alto y la inquietud de Milo tan hilarante que lo quería ser una mirada picante de desafío fue abruptamente interrumpida por otra carcajada.
—¡Pero no lo mires como si hubiera matado a tu familia! —le propinó un golpe con el papel en los hocicos, partiéndose aún más por sus expresiones—. No no no, espero que no sean blanditos, le quitaría toda la gracia al trasto —tras lo siguiente le tembló el pecho y la voz por la risa—. Que sea como meterte un cactus…
El cambiante tuvo que tumbarse y limpiarse las lágrimas de tanto reír tras aquello. Era horrible. El juguete no: él era horrible. Se abanicó con la carta de armas de silicona y vibradores hasta recuperar el aliento mientras Milo se hacía una tumba con los cojines. Menos mal que podía renovar sus músculos faciales o no sería capaz de sonreír en la próxima media hora por culpa del dolor. Al menos el hielo estaba roto. Con dinamita, pero roto.
—¿Se puede pedir comida? —volteó la cabeza en su dirección, tumbado a lo estrella de mar pocha con las piernas fuera de la cama. Por no estropearla tan rápido se irguió y alisó las sábanas a su espalda, captando de refilón la carta de lo que venía siendo comestible sin connotaciones sexuales—. Aaaah. Venga, vale.
Cambió una por la otra y se acercó a Milo mientras la ojeaba. Desde refrescos a cócteles más elaborados pasando por bandejas de fruta, dulces y salados ligeros. El australiano no tenía hambre, así que se quedó en las bebidas, dejando al goloso del brujo lo demás.
—Yo quiero una copa de ronmiel —dijo tendiéndole la carta a cambio un cojín—. Aunque te digo yo que no es lo que más me apetece tomar.
Le lanzó una mirada significativa acompañada de una sonrisita ladina, con el toque de humor que le daba un movimiento rápido de cejas después.
Aunque Rox era un buen actor y más ahora que su cerebro se tragaba sus facetas como una realidad, el ambiente era tan extraño, su pavo tan alto y la inquietud de Milo tan hilarante que lo quería ser una mirada picante de desafío fue abruptamente interrumpida por otra carcajada.
—¡Pero no lo mires como si hubiera matado a tu familia! —le propinó un golpe con el papel en los hocicos, partiéndose aún más por sus expresiones—. No no no, espero que no sean blanditos, le quitaría toda la gracia al trasto —tras lo siguiente le tembló el pecho y la voz por la risa—. Que sea como meterte un cactus…
El cambiante tuvo que tumbarse y limpiarse las lágrimas de tanto reír tras aquello. Era horrible. El juguete no: él era horrible. Se abanicó con la carta de armas de silicona y vibradores hasta recuperar el aliento mientras Milo se hacía una tumba con los cojines. Menos mal que podía renovar sus músculos faciales o no sería capaz de sonreír en la próxima media hora por culpa del dolor. Al menos el hielo estaba roto. Con dinamita, pero roto.
—¿Se puede pedir comida? —volteó la cabeza en su dirección, tumbado a lo estrella de mar pocha con las piernas fuera de la cama. Por no estropearla tan rápido se irguió y alisó las sábanas a su espalda, captando de refilón la carta de lo que venía siendo comestible sin connotaciones sexuales—. Aaaah. Venga, vale.
Cambió una por la otra y se acercó a Milo mientras la ojeaba. Desde refrescos a cócteles más elaborados pasando por bandejas de fruta, dulces y salados ligeros. El australiano no tenía hambre, así que se quedó en las bebidas, dejando al goloso del brujo lo demás.
—Yo quiero una copa de ronmiel —dijo tendiéndole la carta a cambio un cojín—. Aunque te digo yo que no es lo que más me apetece tomar.
Le lanzó una mirada significativa acompañada de una sonrisita ladina, con el toque de humor que le daba un movimiento rápido de cejas después.
- ♪♫♬:
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Antes de que cierre el Burdel
30/06/22, 09:08 pm
Milo no hizo ningún comentario más acerca del dildo tras la comparación con un cactus del australiano, pues temía pecar de prejuicioso y ya no sabía que era broma y que no en todo aquello, así que mientras el otro se partía de risa y se tenía que secar las lágrimas él se limitó a sonreír mientras jugueteaba con los cojines e intentaba que no se le notara la vergüenza.
—Me parece que sí —contestó a su pregunta, obviando el hecho de que el pelirrosa debía haber encontrado la respuesta al ojear el catálogo—. ¿Tienes hambre? —se interesó, alargando la mano para intercambiar la carta por un cojín y poder echarle también un vistazo.
Había suficiente cantidad de bebidas y cócteles como para no probarlos todos en una sola noche, pero por suerte su novio se había decidido rápidamente por algo que tomar.
—Lo del ron miel suena bien —comentó, sumándose a su propuesta con un asentimiento de cabeza. El brujo estaba tan concentrado que tardó unos instantes en percatarse del anzuelo que le había lanzado, y cuando lo hizo y alzó la mirada algo sorprendido no pudo evitar sonrojarse ligeramente al toparse con el sugerente movimiento de cejas del cambiante—. Y yo pensando que habíamos venido a una fiesta de pijamas del todo inocente, ingenuo de mí… —se las apañó para replicar con una sonrisa divertida, devolviéndole una mirada intensa antes de volver al folleto.
El sí que tenía hambre y no tardó demasiado en dar con la sección de aperitivos y con la de dulces en particular.
—Oye, ¿las delicias turcas están buenas? —preguntó tras unos segundos de indecisión, suponiendo acertadamente que eran originarias de la Tierra. El nombre ya le atraía lo suficiente como para arriesgarse a pedir una bandeja, pero aún así tendría en cuenta la opinión del coreano por si a él no le apetecía.
—Me parece que sí —contestó a su pregunta, obviando el hecho de que el pelirrosa debía haber encontrado la respuesta al ojear el catálogo—. ¿Tienes hambre? —se interesó, alargando la mano para intercambiar la carta por un cojín y poder echarle también un vistazo.
Había suficiente cantidad de bebidas y cócteles como para no probarlos todos en una sola noche, pero por suerte su novio se había decidido rápidamente por algo que tomar.
—Lo del ron miel suena bien —comentó, sumándose a su propuesta con un asentimiento de cabeza. El brujo estaba tan concentrado que tardó unos instantes en percatarse del anzuelo que le había lanzado, y cuando lo hizo y alzó la mirada algo sorprendido no pudo evitar sonrojarse ligeramente al toparse con el sugerente movimiento de cejas del cambiante—. Y yo pensando que habíamos venido a una fiesta de pijamas del todo inocente, ingenuo de mí… —se las apañó para replicar con una sonrisa divertida, devolviéndole una mirada intensa antes de volver al folleto.
El sí que tenía hambre y no tardó demasiado en dar con la sección de aperitivos y con la de dulces en particular.
—Oye, ¿las delicias turcas están buenas? —preguntó tras unos segundos de indecisión, suponiendo acertadamente que eran originarias de la Tierra. El nombre ya le atraía lo suficiente como para arriesgarse a pedir una bandeja, pero aún así tendría en cuenta la opinión del coreano por si a él no le apetecía.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Antes de que cierre el Burdel
01/07/22, 12:46 am
Lo obtuso que era Milo y lo mucho que le gustaba. Incluso si respondía con su característico ingenio se notaba que en esos temas era muy irrense, lo cual le divertía sobremanera. Era de las pocas materias en las que se sentía más aventajado que él.
—Síii, pijamas —dijo–. ¡Ay! Que movidón, que me he olvidado el mío en caaasa… Voy a tener que dormir como la Luna me trajo al mundo, que maaal...
Dejó caer la cabeza con falso abatimiento a la vez que tomaba asiento a su lado entre cojines, sonriendo.
—Son un poco empalagosas para mi gusto… —su voz perdió fuerza al pensar en lo adecuado que era el dulce para la situación. En su defensa las asociaba a la película de Narnia, así que lo primero que se le venía a la mente con las delicias era un paisaje muy distinto al del cuarto—. ¡Sí sí, venga! Pegan con la ambientación y así nos metemos en el rol. ¿Seguro que no quieres un pito de hipogrifo ya que vienen? —chinchó por última vez antes de darle a las runas que avisaban al servicio. De no ser por los precios y el repelús que le daba un juguete sexual de alquiler (compartido por a saber cuantos y quienes) él mismo lo habría pedido por las risas.
Los refrigerios no tardaron en llegar y menos tardó Rox en salir a recibirlos. Dejó la bandeja en la mesita baja principal sin soltar su copa, pero antes de brindar el cambiante se llevó un dulce a los labios y se acercó al brujo para ofrecérselo así. Su sonrisa era evidente y su expresión maliciosa más todavía. Le habría encantado seducirlo vestido con sedas trasparentes pero le tocaba conformarse con sus pintas de moderno; tampoco es que hiciera falta mucho para ruborizar a su acompañante, estaba convencido de que sería capaz de hacerlo hasta llevando el disfraz de una mascota deportiva. El pensamiento le arrancó una risa.
—Síii, pijamas —dijo–. ¡Ay! Que movidón, que me he olvidado el mío en caaasa… Voy a tener que dormir como la Luna me trajo al mundo, que maaal...
Dejó caer la cabeza con falso abatimiento a la vez que tomaba asiento a su lado entre cojines, sonriendo.
—Son un poco empalagosas para mi gusto… —su voz perdió fuerza al pensar en lo adecuado que era el dulce para la situación. En su defensa las asociaba a la película de Narnia, así que lo primero que se le venía a la mente con las delicias era un paisaje muy distinto al del cuarto—. ¡Sí sí, venga! Pegan con la ambientación y así nos metemos en el rol. ¿Seguro que no quieres un pito de hipogrifo ya que vienen? —chinchó por última vez antes de darle a las runas que avisaban al servicio. De no ser por los precios y el repelús que le daba un juguete sexual de alquiler (compartido por a saber cuantos y quienes) él mismo lo habría pedido por las risas.
Los refrigerios no tardaron en llegar y menos tardó Rox en salir a recibirlos. Dejó la bandeja en la mesita baja principal sin soltar su copa, pero antes de brindar el cambiante se llevó un dulce a los labios y se acercó al brujo para ofrecérselo así. Su sonrisa era evidente y su expresión maliciosa más todavía. Le habría encantado seducirlo vestido con sedas trasparentes pero le tocaba conformarse con sus pintas de moderno; tampoco es que hiciera falta mucho para ruborizar a su acompañante, estaba convencido de que sería capaz de hacerlo hasta llevando el disfraz de una mascota deportiva. El pensamiento le arrancó una risa.
- ♪♫♬:
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Antes de que cierre el Burdel
15/07/22, 11:08 pm
Milo sonrió cuando el otro accedió a pedir las delicias turcas, aunque al mencionar el pito de hipogrifo casi se muerde la lengua intentando contener una carcajada nerviosa. Por suerte fue el propio cambiante el que descartó la idea, cosa que el brujo agradeció en su fuero interno, y se sentaron a esperar al servicio mientras continuaban intercambiando impresiones sobre la habitación.
—Menuda velocidad… —comentó el moreno apenas unos minutos después cuando alguien tocó en la puerta, haciendo amago de levantarse antes de desistir al ver que Rox era mucho más rápido.
Mientras el humano atendía la llamada y metía todo en el cuarto el irrense se quitó las zapatillas para estar más cómodo, dejándolas apartadas a un lado para que no mancharan los cojines, y cuando las bebidas estuvieron a su alcance se sentó sobre los talones para brindar con su novio. El australiano tenía otros planes, sin embargo, y antes de que pudiera darle un sorbo a su copa se inclinó hacia él con una delicia entre los dientes y una expresión maliciosa en el rostro.
—Oh. —murmuró el norteño ruborizándose ligeramente, menos cohibido de lo que el rubio esperaba a pesar de todo.
Cuando Rox se rió el hacker esbozó una sonrisa traviesa y se inclinó hacia él aprovechando el descuido, robándole un beso lleno de azúcar que se prolongó durante unos deliciosos segundos. Al retirarse se llevó también un pedazo de dulce.
—¿Empalagosas? —preguntó al recordar la opinión que tenía el rubio sobre las gominolas—. A mi no me lo parecen para nada. —replicó, relamiéndose de forma bastante sugerente para darle un poco de su propia medicina.
—Menuda velocidad… —comentó el moreno apenas unos minutos después cuando alguien tocó en la puerta, haciendo amago de levantarse antes de desistir al ver que Rox era mucho más rápido.
Mientras el humano atendía la llamada y metía todo en el cuarto el irrense se quitó las zapatillas para estar más cómodo, dejándolas apartadas a un lado para que no mancharan los cojines, y cuando las bebidas estuvieron a su alcance se sentó sobre los talones para brindar con su novio. El australiano tenía otros planes, sin embargo, y antes de que pudiera darle un sorbo a su copa se inclinó hacia él con una delicia entre los dientes y una expresión maliciosa en el rostro.
—Oh. —murmuró el norteño ruborizándose ligeramente, menos cohibido de lo que el rubio esperaba a pesar de todo.
Cuando Rox se rió el hacker esbozó una sonrisa traviesa y se inclinó hacia él aprovechando el descuido, robándole un beso lleno de azúcar que se prolongó durante unos deliciosos segundos. Al retirarse se llevó también un pedazo de dulce.
—¿Empalagosas? —preguntó al recordar la opinión que tenía el rubio sobre las gominolas—. A mi no me lo parecen para nada. —replicó, relamiéndose de forma bastante sugerente para darle un poco de su propia medicina.
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