Torreón Letargo (Archivo VI)

Recuerdo del primer mensaje :

La chica a la cual le había dado el martillo utilizó éste para arrancar, de uno de los edificios en ruinas, una puerta un tanto podrida y así utilizarla de escudo <<no era el uso que esperaba que le diera>>. Una vez tuvo la puerta le devolvió el martillo.

  Milo inició la carga contra las bestias avanzando seguros y a un paso ligero. Una de las ratas tiró una primera espina causando el sobresalto de Hyung. Si podían disparar nada les paraba de acribillarles a todos ellos. Claramente les superaban las ratas en número. Hyung se asombró, sus compañeros seguían avanzando, no se esperaba semejante envalentonamiento. Los que se habían quedado detrás empezaron a lanzar huesos y piedras que cogían del suelo << ¿¡Pero que hacen!? ¿¡Quieren que nos disparen a nosotros!?>>. Hyung se aparto del grupo alarmado esperando una lluvia de espinas hacia ellos. La mirada hacia él de una de las ratas al apartarse un poco le provoco un sobresalto. Sin embargo poco le importó a la bestia  Hyung pues se giró de nuevo hacia los que se dirigían a las cestas. La estrategia de distracción había hecho poco pues todos ellos seguían sin haber recibido un disparó y las ratas se centraban en Milo, Rox y Rena. Finalmente llegaron y empezaron a agarrar las cestas, Rox perdió una debido a una espina que quedó cerca de darle en la mano. Consiguieron cinco y tiraron el resto distrayendo a unas cuantas ratas.

  Tocaba huir, Los niños empezaron a correr Hyung aceleró << ¡no puedo quedarme atrás!>>. Hyung fue todo lo rápido que pudo dejando atrás a los demás. Frenó una vez una vez oyó el grito eufórico de Rox; estaban a salvo. La celebración de la victoria de Rox le provoco una risa tímida y bajita a Hyung. Era contagiosa su felicidad y por muy poco que hubiera hecho Hyung él también consideraba eso su victoria. El grupo se tomo un rato para recuperar el aliento y decidirse en que iban a hacer ahora. La atención de varios se dirigió a una especie de torre no muy lejos de allí. Finalmente se decidieron por avanzar hacía ésta para verla mejor.

  Llegaron a la torre fácilmente. Menos mal no tuvieron problemas al continuar su camino hacia ésta. Hyung se paró ante ella y echó un vistazo largo. Aquel edificio de gran tamaño debía de tener un total de al menos tres plantas de bastante altura. Se encontraba rodeado de una franja de tierra y cubierto de enredaderas escondiendo lo que parecía la puerta, identificada como tal debido a que ésta daba a un puente levadizo que conectaba el torreón con la calle.

-Eso debe de ser la puerta. Aunque no estoy muy seguro.- dijo en un tono bajo. - Si queréis entrar ir vosotros primeros, pero tener en cuenta que allí podría haber cualquier cosa.

La mona del queso miro primero a Rox cuando esta empezó a hablar, llamándola pelusilla cosa que la relajo un poco, con cierto desconcierto grabado a fuego en el rostro de Pam. ¿Tecnología? ¿Así llaman a la formar de crear cosas? <<¿Algún tipo de herrería, tal vez?>> pensó sin entender demasiado el concepto, siendo que el humano ni siquiera parecía tener idea de como era las cosas en su propio hogar. Aun así eso no explicaba como podía salir música de instrumentos y voces de aquella cosa , por lo que cuando Rox se lo tendió Pam lo miro con suspicacia, como si en cualquier momento este fuese a crecer y escupir encima todos los instrumentos que llevaba dentro, aplastandola.

Tomo el ipod con cierto temor, con dos deditos y manteniendolo lejos de su cuerpo. Pam pego un respingo en el sitio cuando Rox volvió a encenderlo y por el susto lo tiro por los aires. La niña se espanto, a ella no le gustaba que rompiera sus cosas, mucho menos cuando esas cosas siempre eran mas bien poquitas, y escondidas por lo general, siendo que los monos del queso no tenían pertenencias propias, por lo que se lanzo a por el aparato atrapándolo de nuevo entre sus manos y soltando un profundo suspiro.

-Casi lo rompo...- murmuro como única disculpa, pues no es como si hubiese sido intencional y volvió a mirar este entre sus manos. No pesaba y de verdad salia música, miró a Rox con duda y pulso alerta uno de los botones. La canción cambio tal y como Rox había dicho por lo que pudo contener esta vez el sobresalto. Los ojos de Pam se abrieron en su máxima capacidad con profundo interés en aquella cosa, dándole vueltas en sus manos para observarla con detenimiento. <<Esto es súper practico, ¿hay muchas cosas así en ese mundo de Rox?>>

Las palabras de Rena devolviéndola un poco a la realidad ante otra palabra que sonó rara a sus oídos, no tenia ni idea de que era la al electricidad, aunque le sonaba haber escuchado algo similar antes en las conversaciones de Milo y Rena cuando explicaban cosas de sus brazos. Loa única electricidad que ella conocía era la de los rayos y dudaba que estuviera hablando de meter un rayo en su brazo o esa cosa siendo que no era algo que se pudiera coger con las manos.

-En mi mundo no tenemos magia salvo la que se ve en los cuentos, solo la suerte y el azar, y tampoco tenemos electri lo-que-sea. -respondió sintiendo que también debía dar una explicación, aunque no le hubiesen preguntado. Pam era bastante consciente de que era muy suspicaz con todo el mundo y que eso no sentaba bien a todos por igual. No es que le importara demasiado, pero no quería tampoco que aquellos con los que iba a convivir la vieran como un estorbo- Entonces esto es como un tipo de herrería avanzada que permite introducir música en el ¿no? Me encantaría poder saber como, pero aunque me lo explicarais los conocimientos de mi mundo están anticuados en comparación con lo que parece haber en los vuestros-dijo  la niña pues aunque no entendía en gran mayoría el concepto de aquello y aun seguía desconfiada sobre que de verdad no supieran algo de magia, no iba a insistir, ya lo averiguaría.

Ademas, viendo el brazo de Rena podía creer un poquito, solo un poquito en que tal vez lo que decía era cierto y viendo así se sentía un poco frustrada...no tenían magia, por lo tanto ella tampoco podía aprenderla de ellos aun y encima tenían muchos mas conocimientos que ella, que era una de las monas del queso mas inteligente de su generación. <<Esto es un cero mierdoso>> pensó Pam frustrada. Adoraba el conocimiento y su cerebro era una de sus fortaleza entre tanto estúpido y mas en aquel sitio lleno de gigantones, por lo que saber que parecía estar desfasada en cuanto a información respecto al resto le molestaba. No le gustaba parecer igual de tonta que un ordes. Al menos tenia el alivio de saber que ni siquiera Rox, siendo ese aparato de su mundo, tenía mucha idea de su funcionamiento.

-No sabia lo que era y me asusto escuchar música, pensaba que tal vez sabían algo de magia- murmuro la niña con cierta decepción en su voz, acercándose de nuevo al humano para extenderle el aparatito sobre sus dos palmas abiertas para que lo cogiera- Perdón por desconfiar e interrumpir-se disculpo Pam finalmente, costandole un poco en el fondo ante la falta de costumbre.

Nime le devolvió el saludo a Eitne y siguió comiendo mientras se servía. Por la forma en que se puso a dar cuenta de la fruta que había escogido era evidente que estaba desanimado, y Nime se preguntó si podía hacer alguna tontería para ayudar al daeliciano con su problema. No lo conocía mucho, y por eso no sabía qué decir. Apenas había logrado sacarle algunas palabras desde que se habían conocido en las mazmorras.

Cuando Milo bajó, a Nime se le iluminó la cara. Esperaba que el irrense consiguiese animar el ambiente. Sin embargo, la decepción de la niña fue enorme cuando se sintió ignorada. La historia se repitió con Zob, y como solo tenían ojos para el daeliciano, a la libense empezaron a crecerle los morros a medida que se ponía celosa del otro niño. En algún lugar de su cabeza era consciente de por qué Eitne recibía más atención, pero no era lo suficientemente madura para procesarlo. Ni siquiera para darse cuenta de que lo que pretendía desde el primer día era parecer segura de sí misma e independiente, aun si no era ninguna de las dos cosas.

Cuando acabó el desayuno apoyó la cabeza sobre sus manos a la vez que ponía los codos sobre la mesa, y poco a poco se le fueron escurriendo los brazos hacia los lados. Estaba un poco apagada, pero al menos Adru se había puesto a hablar de cosas raras y logró atraer su atención.
—Adru, ¿qué es un edeel? —preguntó, vocalizando un poco mal por tener el mentón ya pegado a la mesa.

Rox tragó saliva ante el inminente mal humor de Rena por las acusaciones de Pam, pero para su suerte la mona del queso pareció confiar en ellos. A pesar de que su reproductor de música era probablemente lo más valioso que le quedaba respecto a la Tierra, lo único que soltó fue un "¡woah!" cuando la pequeña casi lo tira al suelo. Rió de forma un tanto nerviosa cuando esta lo atrapó en el aire, mas igualmente de haber caido contra el suelo, el coreano dudaba que el aparato se hubiera roto. Tenía una durabilidad cercana a la de los Nokia.

—Buenos reflejos, Pelusilla. —su sonrisa se ensanchó según observaba el interés que esta mostraba por la música. Escuchó con suma atención las explicaciones de ambas, con la curiosidad y la fascinacion de nuevo a flor de piel: ¿En Irraria ya conocían Rocavarancolia? ¿Sí existe la magia en esa ciudad? ¿Qué clase de mundo sería el de Pam para estar tan anticuado? Considerando al resto de sus compañeros, parecía que los únicos más avanzados eran humanos e irrenses, aunque poco sabía sobre los lugares de procedencia de Eitne o Nime—. Dioses, ¿menudo lío, eh? Cuando acabe esto y podamos volver, tenemos que darnos excursiones a todos los mundos, ¿trato? Le mostramos la tecnología y la electricidad a Pelusilla, yo me pongo un brazo mecánico y una pila interna en Irraria... y  de paso me veo un "Como lo hacen" de las cosas que uso. Y para Rena, una infusión de miel no-tóxica terrestre.

Se puso de pie de un salto, recogiendo la parka de Milo de la percha-maniquí para llevarla sobre un brazo. Le dedicó una sonrisa más a la mona del queso al recoger su iPod, y otra a Rena para asegurarse de que no había malos rollos.
—No pasa nada, yo también me habría quedado de cuadros si fuese la primera vez que veo algo tecnológico y no estuviera acostumbrado. Es normal. —enrolló los cascos que apenas había usado esa mañana para guardárlos en el bolsillo—. Que demonios, sigo de cuadros al ver a cualquiera que no sea un humano.

Apagó el reproductor para aprovechar al máximo la batería de este mientras estuviera lejos de casa. Consideró preguntarle a Rena si ella podría cargarlo de alguna forma con su brazo navaja suiza y portátil, pero el rugido de su propio estómago le interrumpió antes de poder abrir la boca.

—UUoops. Creo que he sido yo. ¿Ya habeis desayunado? Yo estoy que me como a Eitne. —por si acaso susurró un "es broma" y se dirigió hacia la escaleras acto seguido, preguntando con la mirada si le acompañaban o se quedaban arriba. En cualquier caso, haría una parada a solas en los dormitorios cuanto antes para poder ponerse el binder y quitarse capas de ropa. Tener que llevar jersey mientras hacía ejercicio iba a sofocarle tarde o temprano, y no quería desgastar una de sus prendas favoritas.

Rena se calmó en seguida, no era muy difícil de aplacar en realidad y era de todo menos rencorosa. Lo que casi le da un ataque al corazón cuando saltó por los aires el reproductor de Rox, no sabía cuánto podía ser de valioso para él. Por suerte la mona lo atrapó a tiempo.

-Si te soy sincera, Pelusilla, yo tampoco sé como funcionan estas mierdas, pero le puedes preguntar a Milo, que es un hacker de esos. - sugirió, sintiéndose un pelín estúpida por no ser capaz de explicar como funcionaban cosas que utilizaba a diario.

Se fue poniendo en pie, sacudiéndose los pantalones, atendiendo a lo que Rox proponía de visitar mundos.

-Por mi bien, pero en mi mundo no hay nada interesante, o al menos en mi pueblo, no entiendo quien puede querer ir allí. Me vine a Rocavarancolia por algo...

Ella ya había desayunado, pero aceptó acompañar a Rox abajo para seguir con la conversación. Ya en la cocina, saludó al grupo que se había congregado en torno a la única cesta, que empezaba a vaciarse a ritmo alarmante. << Vamos a tener que salir hoy por huevos.>> pensó.

La confusión era evidente en el rostro de la niña, mientras paseaba la mirada de Eitne a Nime tratando de encontrar alguna razón lógica para que hiciesen aquella pregunta. Eran muy pequeños, pero eso no podía ser pues incluso los críos de tres años sabían lo que era un edeel.
—Pues yo, yo soy un edeel —se señaló a sí misma parpadeando confusa—. Y Hyung —señaló al humano que acababa de entrar en la cocina. A continuación apuntó ambos dedos índices hacia sus ojos—. ¿No lo veis? Mis ojos son oscuros… Ya sabéis, la parte espiritual, uhm… y Neil es mi aurva. Pero ninguno de vosotros parece haber venido aquí con su otra mitad… —La sinhadre adoptó una pose pensativa mientras observaba como Neil terminaba de pelar su fruta y al cabo de unos segundos abrió mucho los ojos—. ¡Ya sé! Sois de otros mundos, a lo mejor usáis una palabra distinta y os emparejan cuando sois más mayores o algo así… ¿No?
Giró la cabeza hacia cada uno de los presentes mostrando un gesto confiado, creyendo haber dado con la clave del asunto.

Me desperté bastante tarde con el cuerpo entumecido y una contractura en el cuello de una mala postura, quizás debía buscar otro sitio donde dormir. Me desperecé y me levante dirección al baño. En el patio la estatua seguía igual que siempre, un inquietante pensamiento cruzo mi mente <espero que las estatuas no se levanten en este mundo, esta no estaría nada contenta> hice una visita rápida a las letrinas. El olor a vomito no se había terminado ir, pero al menos era soportable. Cuando salí volví a estirar la espalda sintiendo un pinchazo que me avisaba de que debía comer. Fui hacia la cocina aun medio dormido para ver si con suerte pillaba algún bollo para desayunar. Entré en la cocina sin interrumpir la conversación cogí un trozo de lo que parecía un pastel y me senté en la silla intentando engancharme a la conversación.

–Eso de que nos emparejamos solo algunos, otros acaban solos toda la vida- intenté que todos entendiesen la broma, después seguí escuchando a medias ya que saqué mi ipod para ver si conseguía saber lo que le pasaba. Sin batería no podía estar lo había cargado el día antes de llegar a este mundo  y apenas lo había usado. Intente hacer que se reiniciara pero siguió igual de apagado. Frustrado solté una maldición por lo bajo y lo dejé encima de la mesa esperando que con mirarlo se arreglase por arte de magia. Viendo que mi mirada no hacia efecto decidí dejarlo pasar y me fijé que empezaba a escasear la comida, pronto deberíamos de salir a por más a saber quien seria elegido como tributo para luchar contra los rataespines.

<< ¿Edel?>> Adrune le había llamado eso.

- con todo el respeto Adrune; yo no soy un... edel.- aclaró inseguro de haber dicho bien la palabra, y el nombre. Siguió escuchando, intentando entender a la chica, pero no lo ponía fácil. Ante el comentario de Ain volvió a meterse siguiéndole el rollo.

- Algunos prefieren pasar la vida solos.- dijo pensando en su caso, hasta ahora no había le había gustado nadie, y dudaba que nadie llegara a hacerlo. Tras su breve aportación se quedo esperando a ver si se aclaraba la gente; con cierta curiosidad por cómo lo harían.

Con la mención de Rox de visitar sus respectivos mundo de origen, Pam se callo. Estaba seriamente dudosa de querer hacer eso, primero porque a saber si todos los allí presentes sobrevivirían hasta ese momento, era objetiva al fin de cuentas: y segundo porque no tenia pensado volver. Había escapado de ordesta con el fin de librarse de su esclavitud, si volvía ¿no intentaría volver a hacerla esclava? De ningún modo, no tenia nada allí que echara de menos.

Por suerte para la mona del queso no pusieron su mundo como un posible lugar a visitar y asintió a las palabras de Rox. Pam quería aprender cosas, cualquier cosa, por lo que miro a Rena cuando dijo que Milo tal vez podría explicarle <<Aunque me encantaría saber todo sobre los avances que hay en vuestros mundos no iba a entender gran cosa sin una base.>> pensó la niña mientras veía a Rox recoger para volver a la primera planta y la niña sin mucho mas que hacer les siguió.

Abajo el resto de sus compañeros aprecian reunidos teniendo algún tipo de conversación que apenas si llego a captar y observo curiosa las ultimas palabras dichas por estos, intentando encontrar de que hablaban exactamente. <<¿Que es un edeel?>> se pregunto confundida mirando a uno y a otro. Parecían hablar de cosas de emparejarse pero al no haber estado presente en toda la conversación solo tenia datos sueltos. No ayudaba mucho tampoco a aclararse sobre aquello lo que habían dicho Ain y Hyung ¿Acaso ellos podían escoger?.

-En mi mundo, a mi especie, solo nos emparejan para la reproducción, nada mas y no somos nosotros mismos los que escogemos quien sera ¿a eso os referís con todo eso de Edeel y emparejar? -dijo Pam metiéndose en la conversación mirando a Adru atentamente. Pensando en ella y en Neil, cabía la posibilidad de que ya tuvieran crías si es que estaban emparejados de alguna forma, aunque tampoco sabría asegurarlo pues con sus cuerpos las edades le eran confusas. En realidad todo aquella conversación era confusa sin mas. Ya notaba que los avances en tecnología parecía diferir mucho entre mundos, pero al parecer la sociedad también difería enormemente, a tal grado que había solo algunos puntos que coincidieran de una a otra. <<Eso solo significa mas posibles problemas por la diferencia cultural>> pensó Pam algo fastidiada, pues hablar de su mundo no le hacía especial gracia a pesar de todo, ya habiendo tenido ellas misma un pequeño encontronazo por esas diferencia un ratito antes.

Una mirada al resto le aclaró que no solo tenían esa pequeña conversación inconclusa, sino que había algo mas de interés general pendiente: La comida. Ya lo había notado al bajar por algo de comer, pero ahora que el resto estaba ahí veía claramente que ya no podían durar mucho mas con el contenido de las cestas. <<Tocara enfrentarse de nuevo a esas rataespinas, si es que dejan la comida en el mismo sitio siempre, claro>> pensó Pam que aunque ese hecho no le hacia mucha gracia, si que le apetecía salir tras estar todo ese tiempo encerrada en el torreón. <<Ojala la suerte nos ayude a que nos pongamos de acuerdo rápido>> no creía tener una tirada ganadora en cuanto a eso.

Hyung y Ain recibieron sendas miradas claramente extrañadas y la sinhadre fruncía cada vez más el ceño a medida que los chicos decían cosas claramente erróneas. ¿Cómo iba alguien a preferir que no le emparejasen? De pronto recordó lo que había dicho el coreano, las palabras que había elegido, y una vez más creyó haber encontrado la clave de aquello, por lo que sonrió mientras recogía la fruta ya pelada que Neil le tendía y le daba un enérgico mordisco.
—Clado, a ti han defido de nombraf sacerdote, ¿verdad, Hyung? —Un breve acceso de tos provocado por no haber masticado lo suficiente la interrumpió, aunque recuperó enseguida el aliento y la posición en la silla—. Tienes los ojos muy oscuros, ¡a mí me dijeron que podrían haberme nombrado sacerdotisa si no hubiese habido suficientes aurvas! Menos mal que estaba Neil allí, eso de ser sacerdote suena muy aburrido —continuó parloteando sin tener en cuenta que, creyendo que el humano era un sacerdote, aquello podría resultar ofensivo—. ¿Pero tú también, Ain? ¿Hay escasez de aurvas en vuestro mundo? Debe ser muy aburrido que haya tantos edeels y tan pocos aurvas, por mucho que digan que así estás completo por ti mismo… ¿No os hubiese gustado conocer a vuestra parte clara si la hubieseis tenido? Como las palabras deben de ser distintas podemos usar “parte clara” y “parte oscura” para entendernos —añadió alzando un índice mientras asentía con convencimiento, orgullosa de la idea que había tenido.

La sonrisa de Milo se apagó un tanto tras la respuesta de Eitné, pero se esforzó por en mantener una expresión alegre y le revolvió el pelo con cuidado.
—No estés tan abatido, si estamos todos juntos el tiempo pasara muy rápido y antes de que te des cuenta podrás regresar a casa —rió con suavidad, tratando de animarle—. Y de la miel no tienes porque preocuparte: estoy seguro de que encontraremos mas en la próxima tanda de cestas. —afirmó con seguridad.

Las palabras de ánimo de Adru ensancharon la sonrisa del irrense, pero cuando la sinhadre mencionó a los edeel e insinuó que Rena y él habían llegado a la ciudad como dos partes de un todo su expresión reflejó curiosidad. No la sacó de su error en el momento, pues se dedicó a escuchar la conversación mientras se terminaba su desayuno, saludando con un gesto de cabeza a los que iban llegando. La muchacha estaba confusa ante la aparente ignorancia de los demás letarguinos, como si no concibiera que no supieran a que se estaba refiriendo, y fue ella misma la que lo atribuyó erroneamente a una diferencia de idiomas en lugar de una cultural.

La conversación, sin embargo, empezó a desviarse un tanto, pues Milo no estaba seguro de que los términos de “pareja” que estaban usando los humanos o la mona del queso se asemejaran al que estaba empleando la edeel hiperactiva.
—En mi mundo, capitana, e imaginó que en el de algunos de los presentes también, no existen esos conceptos ni ningunos similares —habló por fin, mordisqueando una pieza de fruta—. No estamos divididos en partes claras u oscuras, ni estamos incompletos si no hay nadie a nuestro lado. De todos modos siento curiosidad por la cultura de vuestro mundo —comentó, observando atentamente el rostro de la muchacha—. Has dicho que los edeel que no encuentran aurva se convierten en sacerdotes, por lo que imagino que es una religión, ¿pero qué pasa con los aurvas que no encuentran edeel? —preguntó.

Milo atrajo completamente su atención, habitualmente más dispersa que mantequilla dura sobre una tostada, afirmando cosas que a la sinhadre le resultaban impensables. ¿Cómo no iban a estar divididos en partes claras y oscuras? Adrune iba a replicarle que aquello era imposible, pero el irrense siguió hablando y le hizo una pregunta, dejándola boquiabierta, a punto de coger aire, y con un índice alzado. Se mantuvo en aquella pose unos breves segundos antes de bajar tanto la mano como la cabeza y a continuación se mordió el labio inferior. Aquel no era un tema agradable. Se recordaba a sí misma de pequeña preguntándole a sus padres sobre ello y recibiendo respuestas evasivas. Con el tiempo aprendió a simplemente no hablar del asunto, siendo evidente que no era agradable para nadie.
—Pues… los aurvas que no encuentran edeel se consideran incompletos y… Yo no lo entiendo, porque por mucho que sean la parte terrenal… Bueno, el caso es que se los sacrifica. —La niña había dejado de mirar a Milo a la cara y se revolvía nerviosamente el pelo en la parte de la nuca mientras miraba hacia Neil de reojo de vez en cuando—. No si pierden a su edeel después, solo si no lo tuvieron nunca. En realidad a mí no me parece justo, pero creo que la gente no suele hablar de ello…

Eitne resopló al escuchar la respuesta de Milo, pero acabó asintiendo, convencido solo a medias de que el irrense llevaba razón.

—Ojalá lleves razón... —le respondió alicaído, justo a tiempo para acabar escuchando a Adru continuar con su charla de edeeles y aurvas.

El daeliciano no tenía una concepción muy definida de lo que eran los mundos, jamás había salido de su aldea y para él la astronomía era más magia que la propia magia para muchos de sus compañeros. <<¿Serán tradiciones de sus pueblos?>> se dijo, no muy seguro. Fue darle un mordisco a su pieza de fruta cuando los sacrificios salieron a colación y el niño de colorines se atragantó con el bocado. <<¿Sacrificios?>>. Logró pensar entre tos y tos <<¿Matar niños puede ser tradición? Con lo raro que es tener niños y los matan...>>. Había algo muy turbio detrás de aquello. <<Menos mal que han huído de su casa...>>. Continuó, hablando consigo mismo mientras se recuperaba. Acababa de dar con un tema que su mente no era capaz de entender del todo.

—¿Y qué dicen vuestros papás de eso? ¿Y los papás de los niños que se... —Eitne no quería usar aquella palabra en voz alta, le daba demasiado respeto. En su lugar hizo una serie de momios con las manos y añadió—. Ya sabéis... eso... eso q-q-que les pasa.

El daeliciano se incorporó sobre su silla solo para mordisquearse las uñas con cierto nerviosismo. Aquella era la pregunta más horrible e irrespetuosa que había hecho nunca.

La Pelusa bajó con ella a la planta baja así que Rena le hizo una señal para que se sentase a su lado, en una banqueta que había arrastrado por el camino. Prestó atención a la conversación a medias. Parecía que hablaban de parejas o algo así, aunque que lo hicieran críos tan pequeños le resultaba extraño. La información de la mona le revolvió el estómago; que les obligasen a reproducirse con gente que ellos no habían elegido. Sin embargo, lo que dijo Adru se lo revolvió aún más.

-¿Que hacen qué?- dijo entre dientes. Había apretado el puño de forma inconsciente, tratando de imaginar qué clase de degenerados mataban niños por no poder emparejarlos. Sus ojos se desviaron hacia Neil. Él era uno de esos aurvas, ¿no? Parecía tan pequeño, y si no hubiese estado Adru, ¿lo habrían matado de verdad?

Rena sintió un nudo en la boca del estómago, y el impulso de rodear al pequeño con los brazos y no dejar que nadie se acercase. << Tampoco es muy distinto de lo que está ocurriendo ahora.>> pensó con amargura. << Un puñado de críos abandonados en este estercolero sin supervisión alguna, puestos a prueba>>

Los ojos de Rox se podrían haber dilatado como los de un gato curioso al oír la palabra "hacker". Siendo el medio-australiano la antítesis de un cerebrito de ordenadores y hasta ser capaz de romper un portátil con la mirada, un hacker era lo más cercano a los magos de verdad que conocía en la Tierra. Iba a tener que apuntar en un papel temas de conversación y preguntas para todos antes de que se le olvidasen.

Dejó que Rena y Pelusa le adelantasen para poder cambiarse a solas. Para evitar levantar sospechas, especialmente tras el incidente con la mona del queso, procuró darse toda la prisa posible en ponerse el binder y una camiseta limpia. Abajo parecía haber algún tipo de mini-reunión sobre mundos en torno a los niños sin orejas y las relaciones de parejas, mas aunque tratase de entender el tema fuera de contexto a base de poner toda su atención, todo le sonaba demasiado raro como para entenderlo rápidamente. De hecho, su estómago había empezado a revolverse, no ya solo por el hambre, sino por el choque cultural.
Saludó con una sonrisa entrecortada a los presentes para no interrumpir la charla según se acercaba a las cestas para coger una manzana. Después se sentó en una silla libre para comer en silencio, tratando de mantenerse ocupado en la fruta para no espantarse más de la cuenta. De todas formas, un chasquido de lengua y una expresión de horror fueron inevitables.

—¿¡Perdón!? Y yo pensando que en la Tierra estábamos locos... — se echó hacia atrás en la silla y miró al techo, limpiándose con un puño el agua de la manzana de los labios—. En algunas culturas de mi mundo se hacían cosas así, pero con muchos motivos raros. Sacrificios a dioses o razones injustas y estúpidas. Emparejar a nobles para tener descendencia y más chorradas, pero, ¿actualmente y a nivel global...?

Dejó la fruta en la mesa y durante unos instantes se quedó con la mirada perdida, tratando de encontrar palabras no subidas de tono para expresarse. Era cruel, pero tampoco podía empezar a insultar culturas ajenas de las que no tenía la más remota idea a diestro y siniestro. Mucho menos si algunas estaban tan atrás en el tiempo como para no saber lo que era la tecnología. Además, si se ponía a comparar con la cantidad de horrores que tenían lugar en la Tierra, más de 21 siglos de civilización después, no se iba a sentir mejor.
—¿Alguien quiere?—recogió y alzó la manzana de la que solo se había comido la mitad por encima de su cabeza—. Se me ha quitado el hambre.

Llegó más gente a la cocina, pero Nime se había centrado en la respuesta de Adru. La miró a ella y luego a Hyung, sin ver qué los hacía parecidos hasta que mencionó los ojos. «¿Se diferencian por el color de los ojos? Qué tontería… Supongo que habrá algo más».
—Yo no tengo ninguna pareja de esas, Adru —aportó sin apenas hacerse oír cuando la sinhadre sugirió que funcionaba diferente en sus mundos. Luego los demás empezaron a hablar del tipo de parejas que ya conocía y la niña pensó que había entendido todo mal. No volvió a abrir la boca debido a la confusión hasta la respuesta a la pregunta de Milo.

Nime levantó la cabeza de la mesa por primera vez y observó a la pareja sinhadre alternativamente. No le encontró ningún sentido a aquello, y no era ni mucho menos la única. Por un momento, se preocupó, pero incluso la propia Adru había dicho que no lo entendía, así que ella no podía ser así. Y Neil mucho menos. A Nime le gustaban aquellos dos, y prefería pensar que vivían en un sitio lleno de gente mala antes que meterlos en el mismo saco.

—¿Pero se escapan, verdad? —preguntó, como si todo aquello hubiese salido de un relato de injusticia y muchachos perseguidos por soldados enemigos. La niña había asumido que el gobierno sinhadre era ruin, pero que la gente estaría preparada de antemano para esconder a sus aurvas cuando sobraban.

Entre tanto había aparecido Zobriel. Nime no acabó de encontrar la relación entre sus palabras y lo que se estaba hablando. «¿Quiere decir que aquí no nos matarán como en el mundo de Adru?» supuso.

El resto de sus compañeros llegaron al poco rato, y el asreniano se movió inquieto ante la multitud de especies diferentes. Adru les empezó a explicar lo que significaba ser un edeel, como respuesta Drusar frunció el ceño. <<¿Y qué se supone que son las parejas? ¿Qué tienen que ver los ojos claros con el concepto “pareja”?>> Se preguntaba a medida que la sinhadre hablaba.

Estaba claro que venían de mundos muy distintos, aunque era cierto que los drunais podían vivir con sus amigos más cercanos el lagarto no tenía muchos. Actualmente ninguno, por lo que la sola mención de ser emparejado le confundía. Observó con detenimiento las palabras de Hyung-su y Ain...¿Eran acaso otros marginados como el propio Drusar? Quizás no era único después de todo...

Aunque eso estaba claro, si Nassandra les había elegido debían tener algo especial. Algo que fuera comparable a lo que él mismo tuviera. Solo suplicaba porque  Nassandra no se olvidara de él, por lo que  comentaban ninguno de ellos conocía la existencia del astro, así que Drusar debería tener alguna clase de favoritismo, o eso creia.

El hecho de que si los llamados aurvas no encontraban edeel les llevara al sacrificio provocó un efecto negativo en el lagarto. ¿Serían igual los dos sinhadres presentes? Aunque su mundo no se quedaba atrás, los ranta podían ser muy peligrosos si estaban ávidos de Nasen.

La pregunta de Nime le cogió desprevenido, ¿podía ser alguien tan inocente e ingenuo? ¿Qué tenía de especial precisamente esa niña para Nassandra? -No entiendo el concepto pareja, pero si el de sacrifico. Si son sacrificados es obvio que no se escapan.- Le contestó a la libense.