Torreón Letargo (Archivo VI)

Recuerdo del primer mensaje :

La chica a la cual le había dado el martillo utilizó éste para arrancar, de uno de los edificios en ruinas, una puerta un tanto podrida y así utilizarla de escudo <<no era el uso que esperaba que le diera>>. Una vez tuvo la puerta le devolvió el martillo.

  Milo inició la carga contra las bestias avanzando seguros y a un paso ligero. Una de las ratas tiró una primera espina causando el sobresalto de Hyung. Si podían disparar nada les paraba de acribillarles a todos ellos. Claramente les superaban las ratas en número. Hyung se asombró, sus compañeros seguían avanzando, no se esperaba semejante envalentonamiento. Los que se habían quedado detrás empezaron a lanzar huesos y piedras que cogían del suelo << ¿¡Pero que hacen!? ¿¡Quieren que nos disparen a nosotros!?>>. Hyung se aparto del grupo alarmado esperando una lluvia de espinas hacia ellos. La mirada hacia él de una de las ratas al apartarse un poco le provoco un sobresalto. Sin embargo poco le importó a la bestia  Hyung pues se giró de nuevo hacia los que se dirigían a las cestas. La estrategia de distracción había hecho poco pues todos ellos seguían sin haber recibido un disparó y las ratas se centraban en Milo, Rox y Rena. Finalmente llegaron y empezaron a agarrar las cestas, Rox perdió una debido a una espina que quedó cerca de darle en la mano. Consiguieron cinco y tiraron el resto distrayendo a unas cuantas ratas.

  Tocaba huir, Los niños empezaron a correr Hyung aceleró << ¡no puedo quedarme atrás!>>. Hyung fue todo lo rápido que pudo dejando atrás a los demás. Frenó una vez una vez oyó el grito eufórico de Rox; estaban a salvo. La celebración de la victoria de Rox le provoco una risa tímida y bajita a Hyung. Era contagiosa su felicidad y por muy poco que hubiera hecho Hyung él también consideraba eso su victoria. El grupo se tomo un rato para recuperar el aliento y decidirse en que iban a hacer ahora. La atención de varios se dirigió a una especie de torre no muy lejos de allí. Finalmente se decidieron por avanzar hacía ésta para verla mejor.

  Llegaron a la torre fácilmente. Menos mal no tuvieron problemas al continuar su camino hacia ésta. Hyung se paró ante ella y echó un vistazo largo. Aquel edificio de gran tamaño debía de tener un total de al menos tres plantas de bastante altura. Se encontraba rodeado de una franja de tierra y cubierto de enredaderas escondiendo lo que parecía la puerta, identificada como tal debido a que ésta daba a un puente levadizo que conectaba el torreón con la calle.

-Eso debe de ser la puerta. Aunque no estoy muy seguro.- dijo en un tono bajo. - Si queréis entrar ir vosotros primeros, pero tener en cuenta que allí podría haber cualquier cosa.

La miro sin responder nada ante su evidente tono borde, viéndole igual de fijamente, con una calma aplastante, aun extendiendo su mano hacia ella. Llevaba mucho tiempo lidiando con niños intentando subirsele a la chepa, niños y no tan niños, como para que una voz subidita de borderia fuese a afectarle. Surtía el mismo efecto que salpicarle gotas de agua. Molestaba, pero no producía daño alguno. Menos cuando podía entender parte del motivo de su enojo y frustración.

Conocía lo poco cuidadosa que era la niña desde hacia tiempo, por lo que no le sorprendió ni un ápice su poco cuidado al ayudarla a bajarse del sofá y caminar torpemente hacia el patio. Estaba poniendo en riesgo sus pies por aquello, pues a decir verdad no tenía necesidad alguna de ir al baño.

La mona del queso espero, mientras avanzaban torpemente, hasta que sintió los sollozos de Nime casi vibrando contra su cuerpo, ya cerca del pozo. Con cuidado, se giro para tenerla de frente y estirando sus brazos, aguantándose la molestia de sus plantas contra el suelo, alcanzo la cabeza de Nime atrayendola hacia ella, haciendo que apoyara esta sobre su hombro, acariciando sus cabellos ensortijados.

-Tu frustración la comprendo Nime, pero no conseguirás que Guille vea lo que tu...es pequeño y no hablo de su edad. No ha compartido lo que tu y lo demás con Ain y con Drake...no ve el peligro como tu si lo haces- indico con voz suave acariciando sus cabellos mas que tranquilizadora consoladora, había notado sus intentos de contenerse allí afuera, no era la primera vez ni la ultima que veía a un niño haciendo eso. No importaba sus rasgos, su raza o su especie, eran gestos inconfundibles, iguales al dolor, iguales a intentar ocultar un secreto. Matices que daba igual la raza de la que provinieras, eran inherente e inconfundible en lo niños, y a los que Pam ya fuese por costumbre o por ser algo innato en ella, era tanto capaz de percibir como de intentar solucionarlo.

Se apoyo con cuidado en el pozo pues sus pies no soportaban tanto tiempo ahí apoyados, pudiendo así apoyarse apenas en los talones donde no tenia apenas rozadoras.

-Has estado siendo muy fuerte estos días, conteniendote...no es malo llorar, Nime, hazlo hasta que el dolor empiece a menguar poco a poco- murmuro la mona del queso aun suavemente sin dejar de acariciar sus cabellos- Llora por las dos, porque yo ya olvide como hacerlo.- murmuro la niña que aunque no lo demostrara y aunque luciera indiferente ante todo, la muerte de dos compañeros con los que había vivido, a los que había visto a diario, no había sido fácil. Simplemente para ella un golpe mas era algo a lo que se había inmunizado, pero no por ello no sentía en algún rinconcito no helado de su interior...simplemente no era capaz de exteriorizarlo.

-Hablare luego con Guille, no me he olvidado de su poco cuidado...solo quería que salieras- indico la mona del queso.

Pronto se separó el grupo, y se quedó a solas con Neil en el portal. Guille estaba de brazos cruzados y el ceño fruncido.

- Yo no digo estupideces- dijo enfadado- y se que este lugar es peligroso pero a veces es también bonito. Se va a quedar con la boca abierta cuando le de su regalo y se va a disculpar...-miro a Neil con cara de haber hablado de más, no era la primera vez que fastidiase una sorpresa por hablar de más. Entonces una idea pasó por su cabeza "seguro que me puede ayudar, creo sabe hacer cosas con la madera"

Entonces cogió a Neil de la mano y tiro de él, hacia un lugar donde nadie les pudiera escuchar, entonces se puso en cuclillas, he hizo gestos para que el también se agachara.

-¿Sabes guardar un secreto? ¿me puedes ayudar con una cosa?

Eitne asintió.

—Te la traeré en cuanto pueda —prometió.

El niño no siguió con la conversación, cortándola con la misma brusquedad con la que el Huesped se las cortaba a él. Se giró y agarró sus zapatillas con muchos remilgos, para no mancharse, y tomó las escaleras con gesto preocupado. El torreón estaba lleno de gente herida, los niños estaban teniendo que arriesgarse mucho, echaba de menos a dos personas que no volvería a ver y sabía que el número podía incrementar... Un bostezo suyo en plena escalera le recordó que tampoco estaba durmiendo bien. Eitne se sentía abrumado y sabía que solo iría a peor si el hechizo se rompía por culpa de Hyun.

Estaba a punto de llegar a la planta baja cuando escuchó la discusión y frenó de inmediato. Esperó a que Nime y Pam se fueran y luego entró, cabizbajo y en silencio, en dirección al patio. Desde dentro, el niño tiró los zapatos fuera para limpiarlos luego y luego, aun en silencio, se giró hacia la cocina. Tenia miedo tan solo de pensar en qué clase de mentiras estaría contando Hyun y no podía hacer nada salvo esperar a que la tormenta se desatara.

Tenía que darle al Huesped la comida cuanto antes, pero con tanta gente tan cerca le parecía imposible. Tampoco podía contar con Guille o Nime, pues no sabia como alejarles de los mayores sin que ellos sospecharan. <<Si hoy tampoco duermo...>> pensó, y supo qué era lo que tenía que hacer.

Nime se sorprendió al darse cuenta de que Pam intentaba consolarla. Intentó resistirse, malamente, pero fue en vano. Tan pronto sintió el calor de la mona y su mano acariciándole la cabeza, solo consiguió que las lágrimas saliesen con más facilidad. Hacía tanto desde la última vez que había estado así. Había pasado tantas noches echando de menos la cercanía de su familia, y el consuelo de los abrazos de su padre. No importaba ni que fuese Pam, normalmente cortante, quien se hubiese preocupado por ella. No era capaz de moverse. Ni tampoco lo fue de responder al principio, aunque sí escuchó.

Se centró en apaciguar sus sollozos, para lo que la ayuda de la mona del queso fue mejor de lo esperado. Cuando esta terminó de hablar, Nime se secó las lágrimas con el dorso de la mano y se sorbió los mocos energéticamente. No quería ser ridícula durante más tiempo, quería ser fuerte como Pam.

La sobresaltó el ruido que hicieron los zapatos de Eitne al caer en algún punto a sus espaldas, pero cuando se giró, no vio a nadie. Sabiendo que estaban solas, y sintiéndose más calmada, habló por fin.
—Guille es idiota —sentenció, con la voz entrecortada, que poco a poco fue recuperando la normalidad—. Se para a hablar con quien sea. ¿Te acuerdas del día que escuchásteis a un monstruo en aquella casa helada…? Él se habría parado a hablar con él. A lo mejor se lo querría quedar de mascota. Y el monstruo se lo habría comido. Como siga siendo así de idiota no puede salir del torreón.
«Y por su culpa podría comerse a todo el mundo, encima» añadió para sí misma.

Entonces recordó para lo que habían ido al patio. El comentario de la mona solo le había dado a entender el motivo por el que la había elegido a ella, así que decidió asegurarse antes de seguir hablando.
—¿No ibas a la letrina?

La mona del queso espero pacientemente que Nime se calmase, apoyando buena parte de su cuerpo contra el pozo para que sus pies no sufriesen todo el tiempo. Al menos el aire exterior aliviaba un poco el escozor.

Pam logro escuchar el sonido de unos zapatos tras Nime, pero debido ala mayor altura de la niña por sobre ella, no logro identificar al dueño, peor si vio los zapatos en el se lo que reconoció como los e Eitne. << Dejando ropa por ahí tirada...como luego no recoja me va a oír...>> pensó la niña frunciendo ligeramente el ceño sin poder evitarlo. El desorden le disgustaba,  pero en esos momentos tenía otras cosas en las que pensar, pues la libense parecía al fin haberse desahogado y sus primeras palabras fueron sobre Guille.

La niña no le corrigió sus primeras palabras sobre Guille, pues ella también lo pensaba, el niño muy normal no era, desde luego.

-Hasta que no intenten comérselo realmente no parece que vaya cambiar...aunque quien sabe, capaz le realiza una inspección dental al ser en cuestión mientras tanto- dijo la niña observando a la libense entendiendo su frustración sobre el niño. Era un riesgo que saliera si su pensamiento era hablar con todo el mundo y acercarse a todo. Pam también era curiosa y le gustaba investigar, pero dentro de unos limites y si antes sospechaba de los habitantes de la ciudad, ahora directamente preferirira evitarlos. Que Zobriel le hubiese dicho que esos 'dioses' había sido antes niños como ellos no le aliviaba mucho, pues d ella os habitante de la ciudad que había conocido hasta ahora, todos y cada uno parecía entonces haber olvidado lo que era estar en sus pellejos...eso o le importabas un reverendo cero. Y si les importaba una mierda, no eran de fiar, punto.

-Sino es capaz de no ponerse en riesgo a el mismo o a vosotros, no es conveniente que salga. Hay gente que puede salir- acepto Pam, que lo que le faltaba era que salieran y mataran al crío o a cualquiera del grupo por algún imprudencia que podría haberse evitado con un poquito de sentido del peligro. Pam suspiro hastiada, mirando sus pies, pues le frustraba enormemente no ser capaz de salir del torreón.

-Se me fueron las ganas- respondió la niña con pasividad a la ultima pregunta de Nime, mirándolo de forma atenta, calmada- Hoy todo el mundo parece estar un poco...irascible y comportándose un tanto fuera de lo normal. Como Hyun, que parece que ha perdido su cobardía de buenas a primeras queriendo mantenerse mas tiempo fuera del necesario, cuando jamas ha querido ir ni por las cestas. Me resulta un cambio repentino un poco extraño ¿paso algo con el que yo no sepa?- pregunto Pam suavemente mirando a la niña de forma penetrante- Porque esto es un grupo, como empecemos con secretismos  y malos rollos, atraeremos a la mala suerte y esto no funcionara.- indico la niña con calma, sin sonar que la regañaba simplemente se sentía confundida y contrariada. A ella podía caerle gordo Hyun porque lo consideraba inútil, pero se guardaba su antipatía contra el para si. Nada le convenía menos para su supervivencia que el grupo empezara a desconfiar y se desintegrarse.

Nime asintió con convicción cuando la mona dijo que Guille no cambiaría hasta que se viese en peligro. Igual ni así cambiaba. Gracias a la comprensión de Pelusa, el enfado de Nime estaba empezando a pasar. Se había alterado por lo que había pasado, aunque no se diese cuenta, y ahora por fin estaba en territorio seguro y alguien le estaba dando la razón. Eso ayudaba un poco.

No fue hasta que la mona dijo que se le habían pasado las ganas de ir a la letrina cuando entendió que era una simple excusa, o al menos probablemente. Eso le fastidió un poco porque quería saber cuándo volvían a entrar Milo, el chocolate y, por qué no, también Hyun. Sobre este último le habló precisamente Pelusa después.
—No sé qué le ha dado. Se llevó a Milo a otro sitio para hablar, podían hacerlo aquí… —Y, al decir aquello en alto, recordó precisamente qué era lo que tenían aquellos dos en común. Y la mona le había preguntado si sabía algo, a lo que Nime no podía contestar. Miró a los ojos del muro brevemente, y luego volvió a mirar a Pelusa. Intentó disimular cuando siguió hablando—. Seguro que solo quería parlotear. Ya sabes, cosas de chicos. O criticarnos. En serio, ha sido muy raro.
«Lo siento, Pelusa» pensó. La mona se había portado bien con ella, pero no podía contarle lo del muro. ¿De qué lado se pondría de saberlo?

La mona del queso miró a Nime con su usual mirada inexpresiva cuando la niña le respondió que no sabía porque Hyun se había llevado aparte a Milo, incluso sin entrar. Escucharle decir que tal vez era por una charla de chicos hizo que Pam alzara una ceja lentamente, evidentemente sin creerlo << Para hablar cosas de chicos tiene un torreón inmenso, ni que a alguien en este lugar fuera a interesarle el tamaño de su pene, por la suerte. No, es algo diferente, Hyun no se arriesgaría a salir mas tiempo del necesario del torreón por un charla cuquera que bien podría darse aquí, tranquilamente a solas >> pensó la niña que miraba aun a Nime pensativa. ¿La niña sabia pero no quería contarle por a saber que motivo...o realmente no tenia ni idea? Pam había tratado con niños y con puto, ordeses en ambos campos y si algo había aprendido era saber cuando mentían o fingían algo. Uno para obtener cosas o simplemente hacerle pagar el marrón a otro y los segundos para que el cliente quedara feliz aunque fuerce un mastuerzo.

En ordesta sino sabias poner cara de poker y saber mentir, era un perdedor nato en cualquier juego. Y lo que decía Nime no se lo creía ni a medias. Pues tal vez no supiera con seguridad de lo que hablaban, pero seguro lo sospechaba,. Y no era ninguna conversación intima entre hombres.

-Esta bien, Hyun siempre ha sido un poco raro de todos modos, yendo con ese dichoso martillo a todas partes- dijo Pam con voz suave, alejándose del pozo y respirando hondo. Ya le dolían los pies de estar tanto tiempo de pie. Prefería ni insistir con Nime, si aun habiendo estado de bajón apenas unos minutos antes no había sido sincera con ella, no iba a serlo ahora, con la guardia baja. << Tengo un mocoso mucho mas parlachin en este torreón que de algún modo siempre anda metido en todos los fregaos, seguramente algo se le escapara presionando un poco >> pensó la mona del queso que ni por asomo pensaba dejar ese asunto aparcado. La persona que casi la había matado hacia ya semanas actuaba con anormalidad, evidentemente no le era tranquilizador. Consideraba a Hyun inestable emocionalmente hablando.

<< A unas muy malas podría preguntarle a el mismo...tal vez...puede...lo dejare como última opción>> sentencio la niña viendo a Nime.

-Ayudame a subir un cubo,¿podrías calentarme el agua? aprovechare para darme un baño ya que estoy aquí- dijo la mona del queso sin vergüenza alguna, sacándose con dificulta la camiseta que usaba como vestido, cuidando de que no rozara las quemaduras que iban sanando de sus brazos, quedando desnuda sin pudor alguno, salvo por las braguitas.

Nime sostuvo,en tensión, la mirada fija de la mona, y cuando esta dio el visto bueno a su versión, la tensión desapareció. La libense se creyó una excelente mentirosa y siguió hablando como si nada.
—Sí, y que lo digas. Hasta tengo miedo de que pase algo con Milo, como el otro día… —Día del que no quería hablar, porque si Pelusa preguntaba por qué había pasado algo con Eitne, no iba a saber qué decirle. Y no quería mentirle en eso, pero cualquier tema de conversación que llevase a hablar del muro era peligroso—. Ya sabes… Lo del martillo —remendó, refiriéndose al problema que ella había tenido con Hyun.

Cuando la mona le pidió ayuda con el agua, Nime accedió servicialmente a ayudarla. Tal vez se sentía un poco mal por haberle mentido, o tal vez sabía que le debía una, o un poco de ambas. Su humor había mejorado, en cualquier caso, y ayudó a subir el cubo de buena gana. Después venía la mejor parte, porque a la niña le gustaba lucirse con la magia, aun si le costaba tanto hacerla.
—No muy caliente, ¿no? Por las quemaduras —dijo, como si realmente hubiese otra opción. No era capaz de calentar considerablemente un volumen de agua mayor que un vaso, pero si lo admitía en voz alta perdía méritos.

Nime, como nudista habitual del torreón, no reaccionó en absoluto a la desnudez de Pelusa. Se concentró en el cubo de agua y en el hechizo que tenía que hacer. La magia siempre era complicada, pero era un reto que no le importaba aceptar, con tal de notar el flujo de energía a través de su cuerpo. Sin embargo, nunca le salía tan bien como esperaba. Cuando metió un dedo en el cubo notó que el frío del pozo se había ido, pero la temperatura apenas alcanzaba la de su propia mano.
—¿Está bien así, verdad? —preguntó, fingiendo que había sido totalmente intencional.

A la mona del queso no le paso desapercibido la breve interrupción de Nime al hablar de Hyun y la suspicacia creció un poco mas. Por la suerte, algo no se le estaba contando y no lograba averiguar que era, eso le ponía de malas.

No respondió anda en lo referente al suceso del martillo, no tenia porque, pese a que ella inicio el encontronazo a ojos de la mayoría fueron peor los actos del humano que lo suyos y no iba a ser ella la tonta de intentar hacerles cambiar esa visión. No era culpa que Hyun no supiera aprovechar en su momento la ventaja que había tenido al ser el vencedor de la discusión. AL fin de cuentas Pam había quedado como la victima a pesar de ser la iniciadora y el, como el loco peligroso del martillo, en el recuerdo de todos.

-Templado esta bien.-acepto Pam con calma, pues el agua caliente no le haría de por si bien a sus quemaduras, le valía con que quitara el frío helado del agua del pozo o terminaría cogiendo un resfriado. Observo los gestos de Nime cuando comenzó a hacer magia, algo torpe pero correctos, provocando envidia en ella al ver como a pesar de eso surtía efecto y el agua se calentaba un poco. Ella notaba el cosquilleo mágico pero no producía efecto alguno ¿por que? Si sus gestos y su vocalización eran perfectos.-¿Te importaría traerme algo de ropa limpia de mi baúl?- le pidió a Nime, mientras se terminaba de desnudar completamente dándole la espalda sin pudor alguno, su piel pulcramente blanca salvo las cicatrices de su espalda, visibles a simple vista ya que deformaban parcialmente buena parte de toda esta.

Tras pedirle eso empozo a lavarse con el agua del cubo mas tibia que otra cosa, especialmente las quemaduras de los brazos el rostro y el cuerpo, para finalmente ya bien limpia, echarse lo que quedaba de agua por encima.

Como Milo había sospechado las noticias que tenía Hyun no eran buenas, pues le estaba confirmando que el muro era agresivo y eso les ponía en peligro. El primer impulso del irrense fue preguntarle si estaba bien tras la caída, pero el coreano no le dejó meter baza y procedió a explicarle que había hablado con Rena sobre el Huésped antes de que este le atacara. El norteño no sabía que pensar de todo aquello, pero lo que sugirió su compañero no le pareió muy buena idea.
—¿Y a donde vamos a ir, Hyun? No he visto un edificio mejor fortificado que este en ninguna de las salidas... ninguno que este a nuestro alcance al menos. —le contestó impotente, pasándose una mano por la cara con gesto cansado.

La respuesta del medio americano no se hizo de esperar, pero al norteño no le convencía su elección y asi se lo hizo saber.
—Las mazmorras no se caen a pedazos pero poco les falta y en ellas solo hay camas. No tendríamos agua, ni cocina, ni baños, ni armería, pero sobre todo nos faltaría un foso —enumero, levantando cinco dedos antes de entrecruzar los brazos. Permaneció unos instantes en silencio con expresión ausente, pero al final volvió al momento presente—. ¿Por qué no nos cubrimos las espaldas los unos a los otros por el momento? Podríamos contárselo a los demás y movernos por el torreón de dos en dos, ¿no crees? Largarnos en busca de otro refugio sin ningún plan o destino seguro en mente sería un suicidio. —añadió al final, golpeando la pared ruinosa comido por la frustración.

El hacker no se tomaba a broma lo que le había pasado a Hyun y le preocupaba que pudiera suceder algo similar de nuevo, pero no tenía ninguna idea mejor. Pensándolo fríamente lo único que parecía seguro era que aquel extraño ser era celoso de su anonimato, pero no sabía si ese dato era relevante. ¿Como iban a enfrentarse a algo que no podían ver y que parecía estar al tanto de todo lo que ocurría dentro del torreón?

- Yo que se, a las mazmorras. No se, cualquier edificio, como si en este no nos hubieramos colado sin más.- Tampoco era un plan que tuviera muy pensado, el coreano había visto poco de rocavarancolia, y Milo no tardo en demostrar lo poco meditado que estaba.

- A ver, solo era por decir.- Dijo el coreano en defensa de su orgullo mientras analizaba mentalmente las mazmorras, solo comprobando si tan descabellado era. Las mazmorras tenían camas y techo, con la fuente de la plaza no muy lejos de ella, así que tambien tenía agua «Y un fuego no puede ser tan difícil de hacer». Por su parte era cierto que no parecía capaz de protegerlos con las puertas abiertas y muchos muros derruidos. Y aún con todo, el medio estadounidense no pudo evitar preguntarse, cómo no habían muerto mientras dormían entonces, quizás el sitio estaba protegido por el que los trajo o por alguien. El coreano abandono sus pensamientos, sabía que solo se inventaba razones para que resultara mas seguro. Además Milo acababa de terminar de exponer su contra-oferta. El coreano cambio el peso de un pie a otro al tiempo que pensaba, apretó una vez más el martillo.

- Vale...- sopesaba las opciones con cuidado. Quizás se pudiera hacer, pero podía ser peligroso y debían buscar la mejor forma de llevarlo a cabo. Cuanto menos supiera el muro más poder tendrían ellos. Aun así el muro no tardaría en saber que algo pasaba; el coreano había pensado ya en escusas para sacar a la gente, ninguna conseguiría que todos salieran mucho menos Rox, Adru y Pam. De cualquier manera, el coreano seguía prefiriendo que el muro no se enterara de la conversación, y sacar a tantos como fuera posible y sobre todo a los niños lo veía la mejor idea. Asumiendo que el poder de éste no llega a ser capaz de matarlos a todos de un golpe, y/o no le interesaría . - Yo ya tengo los ojos del muro encima, así que será mejor que te encargues tu. Entra de nuevo, y ve uno por uno a todos a susurrarles que salgan del torreón sin preguntar. Adru, Rox y Pam serán la excepción, ellas se pueden quedar dentro porque dudo que el muro haga nada mientras no sepa que es lo que ocurre. Los últimos a los que avisaras deberían ser los niños, a los que deberías llevar contigo sin que se separaran, no les dejes hacer ningún contacto con el muro. Una vez fuera les explicamos, y preparamos las parejas.- El chico no estaba seguro de su plan, sabía que habría mazo problemas; ya se imaginaba a los chicos respondiendo en alto para los oidos del muro "¿Porqué quieres que salga?" O similares, pero por ahora parecía la mejor forma de empezar.

Neil no lograba entender nada de lo que Guille le estaba contando, pero sospechaba que nada de aquello había sido tan bonito como lo estaba pintando. Para su tranquilidad, Nime parecía más cuerda y sus palabras más creíbles. A Neil no le dio tiempo a decirle nada a la libense cuando Pam ya se había acercado pidiéndole que la acompañara, quedándose solo él con el humano.

- Guille, Nime tiene razón. Deberías ser más consciente de la situación- le dijo, preocupado como estaba por él, aunque inconscientemente agradecido por su comportamiento tan Adru cuando la propia Adru estaba tan apagada.

De alguna manera irracional, Neil se sentía culpable por el estado de Adru y mientras solo podía desear con todas sus fuerzas volver a la normalidad, la actitud infantil de Guille aliviaba un poco ese peso, por muy preocupado que le dejara.

- Sí, claro que puedo ayudarte. Siempre que me sea posible, por supuesto- le contestó rápidamente, contento por poder distraer su mente.

-Pero no digo estupideces- repitió otra vez, más bajito y con la cabeza gacha.

Actitud que chocaba con su expresión corporal al hablar de su secreto, abriendo las manos y gesticulando, como intentando ocupar más espacio. No necesitabas mucha perspicacia para saber que sentía o pensaba Guille en cada momento, aunque intentara ocultarlo.

-Vale, pues necesito tu ayuda Cenicienta- dijo primero alto y después recordó que era un secreto y volvió a bajar la voz, acercándose a Neil- pues estoy preparando regalos de Navidad para todos, pero no se lo puedes contar a nadie. Algunos regalos son más difíciles que otros y necesito ayuda con algunos. Mi mamá no me deja usar herramientas o coser, porque dice que conociéndome puedo hacerme daño, así que siempre me ayuda mi hermano cuando quiero hacer algo.- decía mientras hurgaba en el zurrón en el que todavía tenía a Lechuga, y sacó dos trozos de madera poco más grandes que la palma de una mano, de madera maciza, que aunque rota por los bordes o manchada, parecía en buen estado- quiero hacer cosas con eso, ¿Me puedes ayudar?- miro ilusionado a neil.

-Todo el mundo está un poquito triste,y quizás los regalos les alegren un poquito, nose, quiero ayudar yo también, yo siempre me lo paso muy bien en Navidad, y quiero que estéis un poco más felices, mi hermano siempre dice que cuando no pasa nada bonito hay que crearlo uno mismo, y este es el mejor momento para hacer algo que nos alegre- se sinceró Guille.

Nime hizo lo que le pidió, yendo por algo de ropa a la habitación, por que cuando volvió con esta Pam ya estaba completamente limpia y no dudo en ponérsela tras secarse un poco. Para ese momento los pies le molestaba bastante, así que pidiendo nuevamente ayuda a la niña, se encamino de vuelta hacia el sofá.

No es que no pudiera andar, es que era molesto y doloroso hacerlo, mas en un suelo tan irregular como lo era el del torreón. Allí en el sofá vio a Zobriel junto a sus papeles y alzo levemente una ceja, preguntándose vagamente si había probado a realizar el hechizo cuando no estaba y con un suspiro se subió en el sofá. Sabia debía hablar con Guille, pero sinceramente no tenia mas ganas de estar de pie. Ademas, el niño parecía estar entreteniendo a Neil en algún punto algo mas lejos, contándole a saber que. Ya encontraría un momento mas tarde, con suerte.

<< Así de paso le doy una reprimenda y veo si sonsaco algo, pues lo que dijo Nime de que no pasa nada con Hyun, no me lo trago>> sentencio Pam que no iba a deja las cosas pasar hasta enterarse que ocurra allí de lo que no parecía estar enterada.

Neil escuchó atentamente a Guille, sin que este le diera tiempo para corregirle el nombre. No entendía de dónde había sacado el humano que él se llamaba Cenicienta cuando recordaba perfectamente haberle dicho que su nombre era Neil. Aunque, teniendo en cuenta cómo parecía funcionar la mente de Guille probablemente la razón no tendría mucho sentido.

La idea que había tenido le estaba gustando bastante, a decir verdad. Quizás los regalos realmente animarían al grupo e incluso podría ser un respiro para todos ellos.

- De acuerdo, te ayudaré - contestó mientras cogía los trozos de madera que le había tendido y comenzaba a examinarlos-. ¿Has pensado en algo ya?

Cuando Neil, le dijo que le ayudaría, Guille no pudo evitar emocionarse aún más.

-Si, si ya tengo decidido que hacer con estoy dos, este va ser para Milo- levanto uno de trozo de madera- y este para Nime- y levanto el otro y le indicó que tenía planeado para cada uno.

-¿Sabes hacerlo?¿Nos ponemos ahora mismo?- dijo arremangandose, dispuesto a estar todo el día con ello, si hacía falta.