Torreón Letargo (Archivo VI)

Recuerdo del primer mensaje :

La chica a la cual le había dado el martillo utilizó éste para arrancar, de uno de los edificios en ruinas, una puerta un tanto podrida y así utilizarla de escudo <<no era el uso que esperaba que le diera>>. Una vez tuvo la puerta le devolvió el martillo.

  Milo inició la carga contra las bestias avanzando seguros y a un paso ligero. Una de las ratas tiró una primera espina causando el sobresalto de Hyung. Si podían disparar nada les paraba de acribillarles a todos ellos. Claramente les superaban las ratas en número. Hyung se asombró, sus compañeros seguían avanzando, no se esperaba semejante envalentonamiento. Los que se habían quedado detrás empezaron a lanzar huesos y piedras que cogían del suelo << ¿¡Pero que hacen!? ¿¡Quieren que nos disparen a nosotros!?>>. Hyung se aparto del grupo alarmado esperando una lluvia de espinas hacia ellos. La mirada hacia él de una de las ratas al apartarse un poco le provoco un sobresalto. Sin embargo poco le importó a la bestia  Hyung pues se giró de nuevo hacia los que se dirigían a las cestas. La estrategia de distracción había hecho poco pues todos ellos seguían sin haber recibido un disparó y las ratas se centraban en Milo, Rox y Rena. Finalmente llegaron y empezaron a agarrar las cestas, Rox perdió una debido a una espina que quedó cerca de darle en la mano. Consiguieron cinco y tiraron el resto distrayendo a unas cuantas ratas.

  Tocaba huir, Los niños empezaron a correr Hyung aceleró << ¡no puedo quedarme atrás!>>. Hyung fue todo lo rápido que pudo dejando atrás a los demás. Frenó una vez una vez oyó el grito eufórico de Rox; estaban a salvo. La celebración de la victoria de Rox le provoco una risa tímida y bajita a Hyung. Era contagiosa su felicidad y por muy poco que hubiera hecho Hyung él también consideraba eso su victoria. El grupo se tomo un rato para recuperar el aliento y decidirse en que iban a hacer ahora. La atención de varios se dirigió a una especie de torre no muy lejos de allí. Finalmente se decidieron por avanzar hacía ésta para verla mejor.

  Llegaron a la torre fácilmente. Menos mal no tuvieron problemas al continuar su camino hacia ésta. Hyung se paró ante ella y echó un vistazo largo. Aquel edificio de gran tamaño debía de tener un total de al menos tres plantas de bastante altura. Se encontraba rodeado de una franja de tierra y cubierto de enredaderas escondiendo lo que parecía la puerta, identificada como tal debido a que ésta daba a un puente levadizo que conectaba el torreón con la calle.

-Eso debe de ser la puerta. Aunque no estoy muy seguro.- dijo en un tono bajo. - Si queréis entrar ir vosotros primeros, pero tener en cuenta que allí podría haber cualquier cosa.

La teoría de Pam le resultó bastante lógica al irrense, que después de todo lo que había escuchado dudaba de que aquellas pesadillas fueran solo sueños normales, pero a pesar de oírlo en voz alta no se quedaba tranquilo. Tamborileo con los dedos de su mano derecha sobre la palma metálica de su mano izquierda en señal de nerviosismo, pero se guardó sus pensamientos para si y se abstuvo de intervenir. Si la magia podía inducirles el miedo mientras dormían, ¿por qué razón no podía matarles de la misma forma? Aquella pregunta le produjo un escalofrío, pero se aseguró de no demostrarlo y prestó atención a las palabras de Rox, decidido a encontrar algún detalle que se le hubiera pasado por alto antes en su relato.

Les habló del circo y de la Rocavarancolia que no estaba en ruinas sin ahorrarse ningún detalle, haciendo hincapié en el de la ciudad al tener ciertas similitudes con el de Zobriel. La coreana se mostró bastante segura a pesar de la situación, pero cuando llegó al sueño de la mina irrense su tono de voz vaciló. Fue lo que ocurrió en la pantalla holográfica de Rena, sin embargo, lo que le hizo enmudecer, y durante unos instantes los procesos mentales del hacker dejaron de funcionar. Tras unos segundos que se le antojaron interminables una suave carcajada se abrió paso desde el fondo de su estómago, resquebrajando toda la tensión acumulada durante la noche, pero antes de que pudiera decir nada coherente su compatriota huyó de la cocina escaleras arriba. Muy a su pesar la situación le resultaba demasiado hilarante, y cuando la medio australiana planteó la pregunta obvia sus carcajadas se redoblaron.
—S-si, lo era, y yo la v-verdad es que no sabría como hacerlo —acertó a contestarle a la humana en cuanto recuperó la capacidad de hablar, limpiándose con ciudado las lágrimas que se le habían saltado de la risa—. Debería ir a ver si está bien, vuelvo enseguida. —anunció con dificultad, saliendo en su busca con cierta urgencia.

No tardó demasiado en dar con ella, pues el audio del video la delataba, y en cuanto la encontró en la última planta supo que el ordenador se le había colgado al manipularlo con demasiada urgencia. Trató de no sobresaltarla con su presencia, por eso llamó su atención golpeando la pared con los nudillos de su mano izquierda y se acercó alzando las manos en un gesto conciliador. La risa aún bailaba en su mirada y una sonrisa amplia le cruzaba el rostro, pero sus intenciones eran buenas.
—¿Estás bien? —le preguntó antes de nada, midiendo sus palabras con cuidado—. ¿Necesitas que te eche una mano con eso? —inquirió a continuación, señalando su prótesis de forma significativa mientras trataba de contener las carcajadas. Los gemidos que resonaban en la enorme estancia vacía no ayudaban en absoluto.

Ya había terminado de desayunar, pues lo había hecho a toda prisa y casi atragantándose en el proceso. Se había cruzado de brazos y recostado en el respaldo de la silla, asintiendo a todo lo que decían Milo y Pelusa. Progresivamente se había empezado a balancear en la silla, colocándola a dos patas a los pocos segundos, echándose cada vez más peligrosamente hacia atrás. Su atención había empezado a dispersarse de forma directamente proporcional a la distancia a la que se echaba hacia atrás y prácticamente ya no había retenido lo que estaba contando Rox justo antes de que del brazo de Rena saliese una de aquellas imágenes en las que salían personas moviéndose como si fueran de verdad. El sobresalto al sonar de pronto lo que salía del brazo de Rena provocó que la sinhadre perdiese el equilibrio finalmente, y se cayó de la silla instantáneamente, por lo que ni siquiera llegó a ver nada. Confusa por lo que acababa de suceder, observó desde su posición ascendente e inclinada como Rena corría escaleras arriba, hasta que finalmente rodó hacia un lado y se levantó de un pequeño salto.
—¿Qué es “porno”? —Preguntó con una sonrisa curiosa dirigiéndose a Rox, que era quien había mencionado la palabra a Milo antes de que este fuese tras Rena.
No tenía ni idea de qué hablaban, ni por qué la irrense se había ido corriendo de aquella manera, ni por supuesto había asociado los gemidos provenientes del brazo con lo que correspondía.

- Ah, si claro.- Se había quedado un poco atontado. Ya no había razón para seguir reteniéndolo allí. Dió impulso con sus piernas y volvió a ponerse de pie.

Bajó despacio, a tiempo de encontrarse a la irrense salir corriendo seguida de Milo. Y encima la pregunta de Adru, la cual el coreano no conectó con lo que acababa de pasar. Miró un tanto preplejo a los que estaban en la habitación parando en Rox.

- ¿Que es lo que ha pasado?-

La mona del queso tras sus propias palabras empezó a comer en silencio, vagamente notando que seguían faltando gente en la mesa para comer, entre ellos Eitne. Con la conversación de lo sueños a la mona del queso se le ocurrió que tal vez este había preferido no bajar, aun temerosos de que todo eso fuese real y ellos algún tipo de monstruo.

No importaba demasiado, siendo un niño, que tuviera miedo era normal. Antes de pensar en el, o en el archivo que debía terminar de traducir, quería escuchar el sueño de Rox que era el único que faltaba. Por eso la miro, atenta y curiosa, expectante a que hablara. Cuando Rox comenzó a contar la escucho con suma atención intentando comparar su sueño con lo de Eitne y Zobriel.

<<Vaya son muchos sueños en un solo...¿y ha soñado con un sitio real que no conoce? >> pensó confundida cuando escucho que había soñado con irraria un lugar que en si mismo no conocía, a diferencia de Rocavarancolia.<< Incluso aunque Rena y Milo le hablasen de su mundo, aun así... >> aquello le escamaba, una cosa era soñar con algo conocido, como lo del circo; en común con lo demás como Rocavarancolia o totalmente imaginado como el sueño de Zobriel. Pero otra muy diferente era soñar con el mundo de uno de tus compañeros, que por mas que te hubiese hablado de el, no habrías visto. <<¿Implantación mágica de recuerdos de otras persona en su sueño? Los únicos en saber de irraria serian los irrenses...o quien les trajo, al menos que yo sepa >> pensó Pam pensativa en aquella cuestión de cierta importancia y que le daba un pequeño giro a su teoría anterior.

Rox no tenía porque tener miedo de soñar con un mundo que ni conocía, por lo que su teoría anterior quedaba ligeramente desfasada con aquel nuevo dato, provocando que se añadiera algo ala situación que estaba bastante segura nadie querría saber si ya estaba paranoicos de por si. << ¿Decir que posiblemente alguien este jugando con nuestras cabezas mientras dormimos? Claro que si Pam...provoquemos el histerismo múltiple >> pensó con sarcasmo, incomoda con aquella suposición, pues ciertamente a pesar de no tener base alguna que confirmara eso, no le hacia especial gracia el que pudieran hacer eso con su cabeza. Su mente era solo suya, por la suerte.

Estaba pensado finalmente si darles la actualización de su teoría, cuando un grito entrecortado proveniente de Rena la saco de golpe de sus pensamientos, sobresaltándola y haciendo que mirara en su dirección, preguntándose que demonios era lo que era tan aterrador para no dejarla pensar con calma. Lo que vio, hizo que la mona del queso se olvidara momentáneamente de sus teorías de confabulación y mirara con ojos muy abiertos aquella imagen indecente en movimiento, contenedora de gemidos, que salia del brazo de Rena. << Hay porno...saliendo de su brazo >> pensó Pam parpadeando incrédula ante aquello y algo fascinada, no por el porno por supuesto, que había vivido en un burdel, sino por aquella imagen en movimiento, algo inexistente en su mundo igual a la música  del aparatito de Rox.

Fascinada, Pam quiso decirle algo, pero Rena salio corriendo haciendo que frunciera el ceño, dejándola con la palabra en la boca sin querer. La risa nerviosa de Rox y Milo casi paso desapercibida para ella, no tanto así el golpazo de Adru, que como buena niña de granito, pareció ni sentir el golpe. Ese breve distracción hizo que no pudiera frenar a Milo antes de que se fuera, dispuesta a preguntarle a el, ya que Rena no estaba, si el también tenia de esas imágenes en su brazo. << Demonios...ya preguntare luego >> pensó frustrada por que la gente se moviera demasiado rápido para preguntar.

La pregunta de Adru terminó de descolocarla, alzando lentamente una ceja << ¿No se supone que es mayor que yo? >> pensó con énfasis, no entendiendo como no podía saber que era el porno. No es que fuese un tema que le gustara especialmente, pero muy cerrado debía ser el mundo de alguien para no saber que corchos era el porno. <<¿Tal ve es muy pequeña en su mundo a diferencia de en el mio? >> pensó ante la posibilidad observándola y dado que nadie respondía, ni tampoco le veía nada de malo en verlo si te interesaba, ni en hablar del ello por lo que era, le respondió.

- No se en otros mundos, pero en el mio, son dibujos o imágenes mostrando escenas explicitas sexuales. O simplemente, escenas realizadas en directo, lo que se tercie. – añadió Pam con la naturalidad que dar el no importarle, no interesarle especialmente, el haber tenido sexo ya, incluso sino quería; y el haber vivido parte de su vida en una ciudad creada por y para el sexo.

Rena estuvo a punto de mandar a Milo a la mierda de forma automática, pero lo cierto es que no sabía cómo arreglar su metedura de pata y su compatriota era la única persona del torreón que podía hacer algo al respecto. Tapó la pantalla como había hecho en la cocina y los auriculares para ahogar el sonido, que por suerte no estaba al volumen máximo.

-Sí, tío, la he cagado muy fuerte, no sé como apagarlo.-le dijo. Tenía la cara roja como un tomate por la vergüenza y el apuro. Le cedió el brazo a Milo, pero se resistió al principio a retirar la mano de la pantalla- No me juzgues- pidió.- Solo quería relajar el ambiente y he abierto el archivo equivocado. ¿Cómo cojones voy a encontrar nada si no entiendo una mierda de lo que pone?- se miraba las rodillas mientras hablaba. Tal vez Milo incluso reconocería al actor, era relativamente conocido.

La confirmación de que lo que había visto era real la llevó a  taparse el rostro con una mano, asintiendo con la cabeza a las palabras de Milo.

—No me lo puedo creer. —se frotó las mejillas en un intento de que la sangre bajara, riendo suavemente todavía.

No tenía muy claro como se le había pasado por alto la caída de Adru, pero verla levantarse como si tal cosa le impresionó. No obstante, con la pregunta que le hizo deseó profundamente que la menor se hubiera quedado en el suelo y no hubiera escuchado nada. Como si no fuera suficiente, también entró en escena Hyung. El respaldo de que Milo pudiera ayudarla a responder se perdió en lo que subió por las escaleras. Rox deseó que la tierra se la tragase, o al menos, tener el pelo un poco más largo para tapar lo muy rojas que se le habían puesto las orejas. Una risa nerviosa se adueñó de ella.

—E-Ehm, ¡pues...! —boqueó y movió las manos de forma robótica, buscando palabras y excusas adecuadas—. Eeees...  
No era partidaria de mentir en temas como esos ni de inventarse chorradas con cigüeñas o vete-a-saber-qué, pero tampoco es que se hubiera topado con una situación así antes y no tenía idea de como salir del aprieto. Quizás una mentirijilla no venía mal después de todo.
No tuvo que mojarse. La mona del queso ya estaba ahí para responder por ella y, por primera vez en todo el día, la coreana se alegró de su presencia. Una vez hubo visto lo muy directa que había sido su corta tranquilidad se esfumó. Pestañeó rápidamente, boquiabierta: no hubiera imaginado que alguien tan pequeñito como Pam pudiera saber lo que era tal cosa. De momento Rox se centró en rezar todo lo que sabía para que no le siguieran más preguntas a la explicación.

—Eeeeeh, sí... m-más o menos. —se tapó el rostro entero, temblando ligeramente por la risa y el nerviosismo. Ante de que su compatriota pudiese preguntar de nuevo, Rox levantó la mano restante y la puso delante suya—. No preguntes, en serio ¿Te vale un resumen?
Le miró por el rabillo del ojo con una sonrisa avergonzada. En lo que le hubo apartado un poco le contó la situación en voz baja.
—Estábamos hablando y a Rena se le ha empezado a reproducir un vídeo "para mayores de 18" en el brazo. Te los habrás encontrado al bajar, imagino. Ha subido disparada... creo que no podía cerrarlo.

Después de soltar la mano de Zobriel, que le había ayudado a levantarse, prestó toda su atención a Rox, esperando que respondiese a su pregunta. Pero fue Pelusa la que finalmente le explicó de qué se trataba.
—Ah… —Dijo únicamente en un principio rascándose la cabeza con expresión confusa—. No sé si entiendo para qué se hace eso, pero la gente hace muchas cosas que no entiendo —añadió finalmente con una sonrisa encogiéndose de hombros.
A ella le parecía muy extraño que alguien quisiese representar a personas manteniendo relaciones sexuales, aunque tenía alguna vaga noción de que existían imágenes como las que mencionaba Pelusa, pero si le preguntasen habría supuesto que el motivo para crearlas debía ser con fines educativos. Ella sabía perfectamente de dónde venían los niños, su madre se lo había explicado hacía un par de años, pero había puesto cara de desagrado cuando supo en qué consistía y había preferido ignorar el tema. No obstante, la reacción de Rena le hacía pensar que se avergonzaba de tener aquellas imágenes en su brazo, y aquello era lo que más le descolocaba de todo. ¿A lo mejor a la irrense tampoco le gustaban y le obligaban a tenerlas allí? Fuese como fuese, la edeel no tenía muchas ganas de indagar en el asunto. No comprendió la mayoría de las palabras del nublino, pero al escuchar la palabra “salir” se le iluminó la cara.
>>¿A dónde vamos? ¿Cuándo salimos? Igual debería subir alguien a avisar a Rena y Milo que nos vamos.
Para ella estaba decidido.

Eitne había bajado a la planta baja seguido de Hyung, quedándose con la misma impresión que él al ver a Rena. Inocente de él, el muchacho no logró imaginarse la tesitura del vídeo de Rena, el poco sonido que le había llegado mientras la irrense subía podía haber salido de tantas actividades, que le era imposible pensar en nada erótico. Su papá hacía los mismos ruidos cuando su madre le daba masajes por las noches.

Llegó a tiempo de oír la respuesta de Rox, pero se concentró en cortar una fruta en gajitos, cogiendo uno de los cuchillos con mucho cuidado. En casa jamás usaba herramientas cortantes y a Eitne no le hacía sentir seguro tener algo puntiagudo tan cerca. Le pasaba igual con las armas que cogían sus compañeros. Una vez tuvo las piezas de fruta que quería comerse, el muchacho las vertió en un plato y las bañó con miel.

Se llevó el primer bocado a la boca al mismo tiempo que Adru disparaba preguntas con un interés muy claro. Eitne se estremeció. Pensar en lo que podrían encontrarse ahí fuera siempre le provocaba, como mínimo, un escalofrío como ese. En esta ocasión, al tembleque le siguió una idea.

—¿Os p-puedo pedir un favor, s-sí salís? —preguntó, alzando la voz de forma gradual para que fuera lo menos molesto posible—. Que-quería saber si podríais t-traerme tiza o p-pintura, s-si os la encontrais... Pe-pero no os arriesguéis p-por ella, p-por favor. Y t-tened mu-mucho cuidado...

Al daeliciano le sabía horriblemente mal el hecho de que pudieran salir heridos por culpa de su petición.

Miró a Pam de arriba abajo perplejo. Le sorprendía la facilidad con lo que lo dijo, en la tierra ningún chaval hablaba de ello. La gente se mostraba muy vergonzosa con el tema, como no tardaría en demostrar Rox. A diferencia de él Hyung mantuvo su expresión facial tan sería como le era costumbre. No mostraba tampoco el asco que le había dado imaginarse por unos segundos a seres como Pam en plena ``faena´´. De hecho, al coreano nunca le había gustado ni el propio sexo humano. Entendió que les frenara Rox, sobretodo con Eitne y otros delante. Y un poco a parte, su compañero coreano le comento qué había pasado, comprendiendo el medio-estadounidense por fin el origen de aquella extraña conversación.

- Aaah… Bueno- De nuevo internamente sintió bastante asco, porque ahora imaginaba irrenses en el acto. Asintió no sabiendo muy bien que decir, y volvió de forma patosa y forzada a la conversación general, el tema le resultaba incomodo. Justo volvía para oir la propuesta de Zob a la que no tardó en responder.

- Yo me quedo con Eitne. - Respondió a Zobriel. No saldría por algo así sobre todo tras la noche anterior. – De cualquier manera, dudo que salga de la habitación en un rato largo. – Trató de explicar.

Milo se acercó a Rena con cautela y se acuclilló a su lado, echando un vistazo al ordenador de su compatriota cuando esta se lo tendió por fin.
—No te juzgo, de verdad, algo así le puede ocurrir a cualquiera —respondió con una media sonrisa—. Yo tampoco reconozco el idioma, pero por suerte recuerdo todas las rutas de mis archivos prácticamente de memoria. De todos modos creo que no tengo nada tan comprometido guardado en mi disco duro. —aclaró sin poder evitarlo, esbozando una sonrisa más amplia e ignorando deliberadamente los gemidos que se reproducían una y otra vez.

Durante unos minutos tecleó en silencio en el ordenador de la irrense, tan concentrado en su tarea que ni siquiera veía al famoso actor aplicándose frente a la cámara, pero al comprender que no había forma de solventar el bloqueo optó por la solución mas drástica y reinició el computador. Buscó el botón adecuado en la muñeca de la muchacha y lo apretó con suavidad durante unos segundos hasta que el holograma desapareció.
—Listo —murmuró cuando el holograma volvió a aparecer. En esta ocasión era simplemente el salvapantallas de inicio—. Si no vuelves a aporrear el teclado de esa forma no debería darte problemas de nuevo. —rió con suavidad, devolviéndole su brazo y tomando asiento a su lado.

El norteño imaginaba que su compañera necesitaba unos minutos para tranquilizarse y poder enfrentarse a sus compañeros sin ponerse roja como un tomate, por eso pensaba hacerle compañía mientras tanto.

Rena no miró a Milo mientras trabajaba en su brazo, mantenía la vista fija en el suelo de piedra. Con la mano libre tamborileaba sobre la rodilla. Los gemidos pararon y la pantalla holográfica se apagó por fin.

-Gracias- dijo, todavía sin mirarle. Comprobó su brazo sin toquetear demasiado las carpetas, no fuera que metiese la pata otra vez.- ¿Oye puedes usar tus poderes de hacker y ayudarme a renombrar las carpetas? Sé que se podía hacer a mano pero no sé hacerlo con todo en irrense...

Tenía que seguir hablando y normalizar la situación cuanto antes. Seguir dándole vueltas tan solo lo haría más incómodo. << Olvídalo rápido y haz como si no hubiese pasado nada>> Entonces se dio cuenta de que era la primera vez que se quedaba a solas con Milo, lo cual era extraño.

-Oye, ¿no es raro?- comentó. Se había reacomodado contra la pared para acercarle mejor el brazo y que pudiera explicarle.- Somos los únicos irrenses y no recuerdo que hayamos mantenido una conversación sin nadie más del grupo...

Nime estaba comiendo pan mientras escuchaba a los demás hablar, con apariencia bastante despreocupada, aunque esa no fuese toda la verdad. En algún momento paró para toquetearse  un diente, pero no intervino. No hasta el incidente con el brazo de Rena, al menos. El poco tiempo en que la imagen fue visible, la niña pegó los ojos al holograma, con un bocado a medio masticar en la boca. La huida de Rena fue seguida por una carcajada de la libense, que ni siquiera entendía por qué la otra se había dado a la fuga de forma tan precipitada. Ya tenía una idea de las cosas increíbles que podían hacer aquellos brazos y aquel, como un uso más, ni siquiera le sorprendió tanto una vez pensó en ello.
—¡Qué cara llevaba! —exclamó mientras reía. No era realmente agradable hurgar en las cosas privadas de otro, pero tampoco era un episodio que fuese a escandalizar mucho a Nime. Riendo era fácil olvidarse de lo incómodo de la situación.

Escuchó la definición que aportó Pelusa, y asintió al encontrarle perfecto sentido. Los dibujos no eran algo infrecuente, lo novedoso había sido verlo en vídeo. Y lo que le sorprendió realmente fue la respuesta de Adru. Se tomó literalmente la afirmación de que no comprendía nada de aquello pero pensó que sería un poco extraño que tuviese que explicárselo alguien menor que ella, de modo que no dijo nada.

Ni siquiera se dio cuenta de que los demás habían cambiado de tema por la incomodidad, supuso que preferían evitar hablar de Rena a sus espaldas. Pero el nuevo tema también había logrado desviar la atención de Nime, y es que le apetecía salir. Se había forzado a perder el miedo, o buena parte de él, se había recordado cuántas cosas había allí fuera para ver, y se había armado de valor para no dejar de salir a la ciudad.
—¡Yo, yo busco! —exclamó la libense tras la petición de Eitne—. Pero solo si también me dejas pintar —añadió con una sonrisa que enseñaba todos sus dientes. Ya había querido pintar cosas con el carbón de la cocina, pero era realmente sucio para el único lienzo posible, el torreón.

Tras dar su explicación Pam no vio necesidad de insistir en el tema, no había dado una definición del porno con el fin de burlarse de Rena, de comentar el acontecimiento o que comenzar a una charla al respecto, lo había explicado como mero dato. No era un tema con el quisiera extenderse, existían otros mucho mejores, como el que se planteo seguidamente cuando se mencionó la posibilidad de otra salida.

A Pam aquella le aprecia una buena idea, tras todos las pesadilla de la noche anterior, despejarse con algo mas era mas conveniente que darle vueltas al asunto cuando no iban a recibir respuestas por ello. La mona del queso seguía intuyendo que parte de esos sueños había sido influenciados por la magia de la ciudad y una porción de esa magia estaba escrita en esa hoja que debía terminar de traducir.

No solo eso, aun tenia pendiente terminar de adaptar uno zapatos viejos del torreón a su tamaño y de ponerse con el tallado de su arma, ahora que tenia munición suficiente. Su lista de cosas crecía y aunque no le molestaba que esta lo hiciera, pues era incapaz de mantenerse desocupada, la tentación de salir y ver que mas cosas podrían ver y descubrir allí afuera, la llamaban.

-Me gustaría salir también, pero creo que por esta vez le cederé el lugar a otro, quiero terminar de traducir el hechizo de pergamino ahora que tengo las ideas frescas -termino por decir Pam decidiendo sus prioridades en aquel momento, no pasaba nada por que no saliera un día. Tras decir eso, se levanto de su asiento, tras haber terminado de comer, para ir a la cocinar para empezar fregar lo que habían usado.

—No ha sido nada, enserio, no hace falta que me des las gracias —dijo, restándole importancia a lo que había hecho con un gesto de la mano y prestando atención a su petición—. Deja que le eche un vistazo… —murmuró, sujetándole el brazo por la muñeca y navegando por la pantalla—. El idioma no va a cambiar, eso si, pero puedo renombrarlas de tal manera que se distingan unas de otras. O mejor aún: enseñarte. Hay que repasar el contenido para clasificarlas y supongo que no quieres que husmee en tus archivos. —comentó con una ligera sonrisa.

Mientras la muchacha le comentaba que era extraño que nunca hubieran mantenido una conversación a solas, el hacker probó a cambiar el nombre de una carpeta al azar para comprobar que no era complicado. Sopesó las palabras de Rena durante unos segundos en cuanto acabo, coincidiendo en que aquello era extraño. Tenía fácil solución, sin embargo, y en cuanto le explicó como cambiar los nombres a las carpetas así se lo hizo saber.
—Ahora es un momento tan bueno como otro cualquiera para hablar, ¿no te parece? —preguntó riendo—. La verdad es que yo ya se algunas cosas de ti por el saludo que intercambiamos cuando nos vimos por primera vez… —comentó haciendo referencia al día que habían llegado a Rocavarancolia—. Fue un intercambio de información injusto, la verdad, y aprovecho para disculparme por ello como es debido: lo siento mucho. Supongo que mereces una compensación, así que tienes vía libre para preguntarme lo que quieras. —ofreció con una sonrisa, acomodándose contra la pared.

Rena repasó lo que le había enseñado Milo y probó a hacerlo ella. Mientras toqueteaba la pantalla pensaba.

-Estaría bien saber de donde eres. Si es verdad que eres un hacker y no algo peor y por qué lo eres.- Rena había oído tanto cosas malas como buenas de los hacker, y al no haber ahondado en el tema ni haber conocido a ninguno no tenía una opinión formada al respecto. - Y saber qué te hizo venir aquí. Ya si luego quieres añadir tu comida favorita o si te gusta bailar me da igual- dijo riendo.

Había más preguntas: <<¿Por qué no has hablado conmigo en todo este tiempo pero si con Rox, que ni siquiera es del mismo mundo? ¿Por qué me siento incómoda en tu presencia cuando no debería ser así?>> Pero no pronunció ninguna de ellas.

Las palabras de Zobriel le provocaron un escalofrío poco disimulado, más aún con el aparente visto bueno de la mayoría. En aquellos instantes Rox parecía una liebre en tensión, por mucho que trataba de relajarse.
—Sa-... Salir. —resopló e hizo un mohín, pronto interrumpido por una sonrisa apenada—. Lo siento, yo creo que también me quedo. Estoy muert-... muerto de sueño, y no sé si podría ser útil fuera hoy ¿Y si me duermo en el camino?

Juntó ambas manos y las pegó a la cabeza, inclinándola e imitando un ronquido según cerraba los ojos. Le sabía mal quedarse en caso de que finalmente salieran, después de todo sería la primera vez que faltaba en una "excursión", pero poco podía hacer en su situación más que estorbar. Tampoco es que le hiciera especial gracia quedarse a solas con Pam o Drusar en concreto, pero tenía bien presente que los riesgos de fuera eran más reales que los de un puñado de sueños, y que no estaba en condiciones de defenderse de nada.

—Quizás sea mejor idea darnos un día de descanso. No sé. —se encogió de hombros mientras tomaba asiento, estirándose ruidosamente a posteriori—. Si alguno de los de arriba quiere salir también, genial... Espero que me perdonéis por hoy. Prometo ayudar a buscar pinturas a la próxima, ¿va?
Echó medio cuerpo sobre la mesa y ocultó el rostro, estirando los brazos al máximo a modo de exagerar lo cansada que se sentía con tal de hacerlo cómico.