Torreón Letargo (Archivo VI)
+16
Giniroryu
Zarket
Lobo_Negro
Hiss
Rocavarancolia Rol
Kanyum
Seth
Naeryan
Lathspell
Evanna
Kial
Manasard
Yber
Jikan11
Red
Muffie
20 participantes
- Kial
Ficha de cosechado
Nombre: Hyun-Su
Especie: Humano
Habilidades: memoria, habilidad mental (acertijos, adivinanzas),astucia.Personajes : Hyun-su: el medio coreano medio estadounidense, serio, callado, cobarde, enclenque y egoista impulsado por su miedo.
altura: 1,77m
peso: 67 kg (estilizado)
edad: 15 años
Heridas/enfermedades : -Cicatrices en: mano, pecho, hombro y mejilla.
-Cojera por herida a medio curar en gemelo.
Torreón Letargo (Archivo VI)
22/11/15, 09:34 pm
Recuerdo del primer mensaje :
La chica a la cual le había dado el martillo utilizó éste para arrancar, de uno de los edificios en ruinas, una puerta un tanto podrida y así utilizarla de escudo <<no era el uso que esperaba que le diera>>. Una vez tuvo la puerta le devolvió el martillo.
Milo inició la carga contra las bestias avanzando seguros y a un paso ligero. Una de las ratas tiró una primera espina causando el sobresalto de Hyung. Si podían disparar nada les paraba de acribillarles a todos ellos. Claramente les superaban las ratas en número. Hyung se asombró, sus compañeros seguían avanzando, no se esperaba semejante envalentonamiento. Los que se habían quedado detrás empezaron a lanzar huesos y piedras que cogían del suelo << ¿¡Pero que hacen!? ¿¡Quieren que nos disparen a nosotros!?>>. Hyung se aparto del grupo alarmado esperando una lluvia de espinas hacia ellos. La mirada hacia él de una de las ratas al apartarse un poco le provoco un sobresalto. Sin embargo poco le importó a la bestia Hyung pues se giró de nuevo hacia los que se dirigían a las cestas. La estrategia de distracción había hecho poco pues todos ellos seguían sin haber recibido un disparó y las ratas se centraban en Milo, Rox y Rena. Finalmente llegaron y empezaron a agarrar las cestas, Rox perdió una debido a una espina que quedó cerca de darle en la mano. Consiguieron cinco y tiraron el resto distrayendo a unas cuantas ratas.
Tocaba huir, Los niños empezaron a correr Hyung aceleró << ¡no puedo quedarme atrás!>>. Hyung fue todo lo rápido que pudo dejando atrás a los demás. Frenó una vez una vez oyó el grito eufórico de Rox; estaban a salvo. La celebración de la victoria de Rox le provoco una risa tímida y bajita a Hyung. Era contagiosa su felicidad y por muy poco que hubiera hecho Hyung él también consideraba eso su victoria. El grupo se tomo un rato para recuperar el aliento y decidirse en que iban a hacer ahora. La atención de varios se dirigió a una especie de torre no muy lejos de allí. Finalmente se decidieron por avanzar hacía ésta para verla mejor.
Llegaron a la torre fácilmente. Menos mal no tuvieron problemas al continuar su camino hacia ésta. Hyung se paró ante ella y echó un vistazo largo. Aquel edificio de gran tamaño debía de tener un total de al menos tres plantas de bastante altura. Se encontraba rodeado de una franja de tierra y cubierto de enredaderas escondiendo lo que parecía la puerta, identificada como tal debido a que ésta daba a un puente levadizo que conectaba el torreón con la calle.
-Eso debe de ser la puerta. Aunque no estoy muy seguro.- dijo en un tono bajo. - Si queréis entrar ir vosotros primeros, pero tener en cuenta que allí podría haber cualquier cosa.
La chica a la cual le había dado el martillo utilizó éste para arrancar, de uno de los edificios en ruinas, una puerta un tanto podrida y así utilizarla de escudo <<no era el uso que esperaba que le diera>>. Una vez tuvo la puerta le devolvió el martillo.
Milo inició la carga contra las bestias avanzando seguros y a un paso ligero. Una de las ratas tiró una primera espina causando el sobresalto de Hyung. Si podían disparar nada les paraba de acribillarles a todos ellos. Claramente les superaban las ratas en número. Hyung se asombró, sus compañeros seguían avanzando, no se esperaba semejante envalentonamiento. Los que se habían quedado detrás empezaron a lanzar huesos y piedras que cogían del suelo << ¿¡Pero que hacen!? ¿¡Quieren que nos disparen a nosotros!?>>. Hyung se aparto del grupo alarmado esperando una lluvia de espinas hacia ellos. La mirada hacia él de una de las ratas al apartarse un poco le provoco un sobresalto. Sin embargo poco le importó a la bestia Hyung pues se giró de nuevo hacia los que se dirigían a las cestas. La estrategia de distracción había hecho poco pues todos ellos seguían sin haber recibido un disparó y las ratas se centraban en Milo, Rox y Rena. Finalmente llegaron y empezaron a agarrar las cestas, Rox perdió una debido a una espina que quedó cerca de darle en la mano. Consiguieron cinco y tiraron el resto distrayendo a unas cuantas ratas.
Tocaba huir, Los niños empezaron a correr Hyung aceleró << ¡no puedo quedarme atrás!>>. Hyung fue todo lo rápido que pudo dejando atrás a los demás. Frenó una vez una vez oyó el grito eufórico de Rox; estaban a salvo. La celebración de la victoria de Rox le provoco una risa tímida y bajita a Hyung. Era contagiosa su felicidad y por muy poco que hubiera hecho Hyung él también consideraba eso su victoria. El grupo se tomo un rato para recuperar el aliento y decidirse en que iban a hacer ahora. La atención de varios se dirigió a una especie de torre no muy lejos de allí. Finalmente se decidieron por avanzar hacía ésta para verla mejor.
Llegaron a la torre fácilmente. Menos mal no tuvieron problemas al continuar su camino hacia ésta. Hyung se paró ante ella y echó un vistazo largo. Aquel edificio de gran tamaño debía de tener un total de al menos tres plantas de bastante altura. Se encontraba rodeado de una franja de tierra y cubierto de enredaderas escondiendo lo que parecía la puerta, identificada como tal debido a que ésta daba a un puente levadizo que conectaba el torreón con la calle.
-Eso debe de ser la puerta. Aunque no estoy muy seguro.- dijo en un tono bajo. - Si queréis entrar ir vosotros primeros, pero tener en cuenta que allí podría haber cualquier cosa.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
14/01/17, 10:28 pm
La curiosidad de Rox seguía a flor de piel, pero sabía que lo mejor era llegar al torreón. Que hubiera más gente fuera le pedía a gritos ir a revisar de nuevo las mazmorras donde habían despertado, e incluso hacer un barrido a fondo a toda la ciudad por si encontraban algo.
De nuevo, todas sus preguntas hacia los nuevos iban a tener que seguir esperando. Las pequeñas introducciones, ofrecerles comida o la visita guiada tenían prioridad. Al menos ya había sacado en claro dos de tres nombres. Rena, Milo y Pam estaban de vuelta, con lo que la identidad del pequeño dejaría de ser un misterio pronto. Prestó atención a la conversación que estaba teniendo lugar entre Mike y Pam, sonriendo levemente ante las dudas que surgían de la palabra "marsupio". Mike no era australiano, eso fijo. Tuvo que morderse la lengua para no soltar un comentario del calibre de "oh, así que vuestros líderes son canguros", porque por el tono de la mona del queso no eran seres nada agradables. Quería encontrar a la gente que el chico había descrito, pero no estaba tan seguro de querer provocarle un disgusto a Pam trayendo a un ordense al torreón.
Iba a proponer cambiar de tema porque no le gustaba el rumbo de aquella conversación, pero ya estaba todo comenzado. El menor pasó entonces a hablar en su nuevo idioma, sacándole una pequeña carcajada al coreano con sus palabras, y acto seguido Milo y Rena se ocuparon del resto. Esperaba que con eso Pam dejará de darle vueltas: eran una piña, ninguna raza iba a imponerse sobre otra en el torreón.
—La madre del cordero. —parpadeó más deprisa e hizo una mueca de asombro, asimilando todo lo que el rubio acababa de soltar. No recordaba tener tanta imaginación de pequeño—. ¿No eran gatos en vez de perros? —sacudió la cabeza suavemente, no quería entrar en el juego—. ¿Qué te daban para desayunar, nano?
Con tal de dejar a los nuevos aclimatarse antes de asaltarlos a preguntas, Rox se mantuvo distraído ayudando en todo lo que hiciera falta. Imaginaba que querrían espacio antes de someterse a la curiosidad general. La cena parecía un buen momento, y tampoco es como si pudiera alargar más el no conocerles. Si iban a vivir juntos, lo suyo era saber un mínimo sobre ellos.
Ayudó a servir la comida y poner la mesa, uniéndose algo más tarde a la cena al haberse entretenido en la cocina.
—¡Buen provecho! —miró de reojo a los humanos, sentándose en su sitio habitual para proceder—. Bueno... ¿de dónde sois? De que parte de la Tierra, digo. —sonrió—. El planeta me lo conozco.
De nuevo, todas sus preguntas hacia los nuevos iban a tener que seguir esperando. Las pequeñas introducciones, ofrecerles comida o la visita guiada tenían prioridad. Al menos ya había sacado en claro dos de tres nombres. Rena, Milo y Pam estaban de vuelta, con lo que la identidad del pequeño dejaría de ser un misterio pronto. Prestó atención a la conversación que estaba teniendo lugar entre Mike y Pam, sonriendo levemente ante las dudas que surgían de la palabra "marsupio". Mike no era australiano, eso fijo. Tuvo que morderse la lengua para no soltar un comentario del calibre de "oh, así que vuestros líderes son canguros", porque por el tono de la mona del queso no eran seres nada agradables. Quería encontrar a la gente que el chico había descrito, pero no estaba tan seguro de querer provocarle un disgusto a Pam trayendo a un ordense al torreón.
Iba a proponer cambiar de tema porque no le gustaba el rumbo de aquella conversación, pero ya estaba todo comenzado. El menor pasó entonces a hablar en su nuevo idioma, sacándole una pequeña carcajada al coreano con sus palabras, y acto seguido Milo y Rena se ocuparon del resto. Esperaba que con eso Pam dejará de darle vueltas: eran una piña, ninguna raza iba a imponerse sobre otra en el torreón.
—La madre del cordero. —parpadeó más deprisa e hizo una mueca de asombro, asimilando todo lo que el rubio acababa de soltar. No recordaba tener tanta imaginación de pequeño—. ¿No eran gatos en vez de perros? —sacudió la cabeza suavemente, no quería entrar en el juego—. ¿Qué te daban para desayunar, nano?
Con tal de dejar a los nuevos aclimatarse antes de asaltarlos a preguntas, Rox se mantuvo distraído ayudando en todo lo que hiciera falta. Imaginaba que querrían espacio antes de someterse a la curiosidad general. La cena parecía un buen momento, y tampoco es como si pudiera alargar más el no conocerles. Si iban a vivir juntos, lo suyo era saber un mínimo sobre ellos.
Ayudó a servir la comida y poner la mesa, uniéndose algo más tarde a la cena al haberse entretenido en la cocina.
—¡Buen provecho! —miró de reojo a los humanos, sentándose en su sitio habitual para proceder—. Bueno... ¿de dónde sois? De que parte de la Tierra, digo. —sonrió—. El planeta me lo conozco.
- Hiss
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades: Velocidad, reflejos y buen oído.
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
15/01/17, 02:54 am
Volví a mi lista de gente. Aún faltaban unos pocos. De hecho, una de las personas que quedaban por apuntar se acababa de acercar, aunque llevaba un rato rondando. ¿Estaría observándonos de lejos, tratando de discernir nuestras verdaderas intenciones? No sé, es lo que yo haría. Esta en concreto me ponía nerviosa. Por un lado tiene unos rasgos algo exóticos (nunca he sabido distinguir muy bien entre etnias) y por el otro me confunde toda su apariencia. Ni siquiera tengo clara su edad. Entonces, habla mirándonos a los recién llegados.
—Bueno... ¿de dónde sois? De que parte de la Tierra, digo.El planeta me lo conozco.
Vaya, así que también es de la tierra. Me estaba planteando la posibilidad de que no fuera así, viendo la cantidad de aliens que hay por aquí. Me siento un poco más tranquila. Anoto mentalmente a Rox en el montón de la gente misteriosa de la que no sé nada.
En el momento en el que empieza a preguntarnos por nuestro origen, se hace el silencio. Sea por respeto, por curiosidad o porque se han agotado los temas de conversación, se hace el silencio. Sé que no va a durar más que unos momentos, y rodeada de caos y gente nueva como estoy, siento que llevo mucho tiempo sin hablar con nadie.
Siento el impulso de levantar la mano, lo cual me da unos dos segundos más de margen y me convierte en el centro de unas pocas miradas. Oh, no, lo he hecho y ahora tengo que hablar, ¿verdad?
—Bueno, lo cierto es... —empiezo. Muy bajo, completamente inaudible.
Pruebo de nuevo. Además, estaba mirando para la izquierda. Solo los mentirosos miran a la izquierda. Clavo la mirada en el techo.
—En el condado de Wicklow, en Irlanda, hay un pueblo llamado Greystones. El pueblo tiene bosque por dos lados. En medio de uno de los bosques, no muy lejos de las montañas Wicklow, hay un convento que sirve de orfanato. Es allí de donde vengo. Por todo Wicklow, en general, hay muchos bosques, muchos llanos verdes y muchos horribles conventos grisáceos, viejos castillos o muros de piedra con siglos de antigüedad. Y mucha humedad, aunque estemos a más de diez kilómetros del mar...
Recupero el aire. Curiosamente me apetecía hablar de ello. Este parece un buen momento para contar el resto. Apenas llevamos tiempo aquí pero todo eso ya parecen recuerdos lejanos. Comento algunos detalles peculiares del pueblo y su historia antes de seguir con algunas de mis vivencias:
—En mi opinión era un lugar deprimente. No había nada interesante que hacer. Nuestro país es bastante pacífico, al menos la parte que yo he podido ver. En cualquier caso, no me faltaba mucho para poder marcharme de allí, que no es que tuviera pocas ganas. [...] Una vez logré escaparme, pero me acabaron pilando y me devolvieron al orfanato. No me llevaba bien con la gente— Qué demonios, el problema no era mío—. Bueno, no. A decir verdad eran todos una panda de imbéciles insoportables. Lo único que podía hacer para ignorarlos era leer todo el rato, pero ya me había leído todos varias veces, así que solía escribir mis propias historias para no aburrirme en medio de aquel paisaje verde desvaído y los cielos nublados. Estaba deseando que llegase mi decimoctavo cumpleaños de una vez para enseñarles el dedo corazón a todos cuando apareció un tipo muy extraño, con su magia y sus cuentos, la clase de cuentos que quería escuchar.
Sí, creo que eso es todo; total, estoy exhausta. Busco una línea guay para acabar. Mi cabeza no está por la labor, así que murmuro rápidamente “y aquí estoy” y miro intensamente (o más bien con los ojos muy abiertos y una forzada mueca seria) a Mike. Eh, tú, desvía la atención de mí ya, ¿quieres? La última vez que hablé tanto seguido fue en clase, exponiendo un trabajo de historia. Quién fuera telépata ahora mismo.
Por si acaso, señalo al chico.
—En cuanto a Mike... Dijiste que eras americano, ¿no?
—Bueno... ¿de dónde sois? De que parte de la Tierra, digo.El planeta me lo conozco.
Vaya, así que también es de la tierra. Me estaba planteando la posibilidad de que no fuera así, viendo la cantidad de aliens que hay por aquí. Me siento un poco más tranquila. Anoto mentalmente a Rox en el montón de la gente misteriosa de la que no sé nada.
En el momento en el que empieza a preguntarnos por nuestro origen, se hace el silencio. Sea por respeto, por curiosidad o porque se han agotado los temas de conversación, se hace el silencio. Sé que no va a durar más que unos momentos, y rodeada de caos y gente nueva como estoy, siento que llevo mucho tiempo sin hablar con nadie.
Siento el impulso de levantar la mano, lo cual me da unos dos segundos más de margen y me convierte en el centro de unas pocas miradas. Oh, no, lo he hecho y ahora tengo que hablar, ¿verdad?
—Bueno, lo cierto es... —empiezo. Muy bajo, completamente inaudible.
Pruebo de nuevo. Además, estaba mirando para la izquierda. Solo los mentirosos miran a la izquierda. Clavo la mirada en el techo.
—En el condado de Wicklow, en Irlanda, hay un pueblo llamado Greystones. El pueblo tiene bosque por dos lados. En medio de uno de los bosques, no muy lejos de las montañas Wicklow, hay un convento que sirve de orfanato. Es allí de donde vengo. Por todo Wicklow, en general, hay muchos bosques, muchos llanos verdes y muchos horribles conventos grisáceos, viejos castillos o muros de piedra con siglos de antigüedad. Y mucha humedad, aunque estemos a más de diez kilómetros del mar...
Recupero el aire. Curiosamente me apetecía hablar de ello. Este parece un buen momento para contar el resto. Apenas llevamos tiempo aquí pero todo eso ya parecen recuerdos lejanos. Comento algunos detalles peculiares del pueblo y su historia antes de seguir con algunas de mis vivencias:
—En mi opinión era un lugar deprimente. No había nada interesante que hacer. Nuestro país es bastante pacífico, al menos la parte que yo he podido ver. En cualquier caso, no me faltaba mucho para poder marcharme de allí, que no es que tuviera pocas ganas. [...] Una vez logré escaparme, pero me acabaron pilando y me devolvieron al orfanato. No me llevaba bien con la gente— Qué demonios, el problema no era mío—. Bueno, no. A decir verdad eran todos una panda de imbéciles insoportables. Lo único que podía hacer para ignorarlos era leer todo el rato, pero ya me había leído todos varias veces, así que solía escribir mis propias historias para no aburrirme en medio de aquel paisaje verde desvaído y los cielos nublados. Estaba deseando que llegase mi decimoctavo cumpleaños de una vez para enseñarles el dedo corazón a todos cuando apareció un tipo muy extraño, con su magia y sus cuentos, la clase de cuentos que quería escuchar.
Sí, creo que eso es todo; total, estoy exhausta. Busco una línea guay para acabar. Mi cabeza no está por la labor, así que murmuro rápidamente “y aquí estoy” y miro intensamente (o más bien con los ojos muy abiertos y una forzada mueca seria) a Mike. Eh, tú, desvía la atención de mí ya, ¿quieres? La última vez que hablé tanto seguido fue en clase, exponiendo un trabajo de historia. Quién fuera telépata ahora mismo.
Por si acaso, señalo al chico.
—En cuanto a Mike... Dijiste que eras americano, ¿no?
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
15/01/17, 04:54 pm
Al principio se quedó confusa con la afirmación de la mona del queso acerca de que no eran personas, contradictoria con lo que dijo a continuación. Pero ello basto para que lo olvidase, más interesada en la descripción de lo que era un marsupio… y en el hecho de que al parecer aquellos ordeses no trataban bien a Pelusa ni a los demás de su especie. Adru no comprendía por qué la gente creía que había personas más importantes que otras, pero no podía decir que le fuese un concepto desconocido en absoluto. Sabía que había edeels que trataban muy mal a sus aurvas y eso le enfadaba mucho cuando pensaba en ello, al igual que el hecho de que considerasen “impuros” a los aurvas sobrantes. Por eso apretó los puños y compuso una expresión ceñuda antes de añadir a lo que ya habían dicho Rena y Milo:
—Eso, eso, si aparece algún ordense se van a enterar de lo que es bueno.
El pequeño por fin podía hablar su mismo idioma y Adru observó con curiosidad sus movimientos que tenían tan poco sentido para ella como su cháchara, pero parecía divertido. Pronto el asunto de los ordeses quedó relegado a un segundo plano y la cena pasó a ocupar buena parte de su mente, aunque por supuesto seguía teniendo curiosidad por los nuevos. Por suerte para ella Rox supo hacer la pregunta adecuada porque Hiss, que hasta ese momento apenas había hablado, les contó muchas cosas del sitio dónde vivía. No entendía por qué la humana querría enseñar a alguien su dedo corazón, pero sí volvió a indignarse con el hecho de que había otra persona allí a la que no trataban bien en su casa.
—Pues aquí nadie va a tratar mal a nadie, está prohibido. Lo dice la Capitana —afirmó con convencimiento tras la historia de Hiss.
Parecía que a continuación era el turno de Mike de hablarles sobre su casa, aunque había un dato que la sinhadre todavía quería conocer.
>>¿Y tú cómo te llamas? —le dijo al niño pequeño.
—Eso, eso, si aparece algún ordense se van a enterar de lo que es bueno.
El pequeño por fin podía hablar su mismo idioma y Adru observó con curiosidad sus movimientos que tenían tan poco sentido para ella como su cháchara, pero parecía divertido. Pronto el asunto de los ordeses quedó relegado a un segundo plano y la cena pasó a ocupar buena parte de su mente, aunque por supuesto seguía teniendo curiosidad por los nuevos. Por suerte para ella Rox supo hacer la pregunta adecuada porque Hiss, que hasta ese momento apenas había hablado, les contó muchas cosas del sitio dónde vivía. No entendía por qué la humana querría enseñar a alguien su dedo corazón, pero sí volvió a indignarse con el hecho de que había otra persona allí a la que no trataban bien en su casa.
—Pues aquí nadie va a tratar mal a nadie, está prohibido. Lo dice la Capitana —afirmó con convencimiento tras la historia de Hiss.
Parecía que a continuación era el turno de Mike de hablarles sobre su casa, aunque había un dato que la sinhadre todavía quería conocer.
>>¿Y tú cómo te llamas? —le dijo al niño pequeño.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
17/01/17, 10:58 pm
Para Nime aquel estaba siendo un día extraño. Ahora que, con la llegada de los nuevos, su hechizo había sido olvidado, su ánimo continuó chafado. Tenía que lidiar con los celos por haber perdido protagonismo y, por si fuera poco, había llegado otro canijo más al grupo.
La libense siguió a un paso por detrás a la pequeña comitiva que mostró el torreón a los nuevos, haciendo alguna que otra apuntación de vez en cuando. No podía evitar mirar de reojo a los nuevos, con cierta desconfianza. Los mayores, al menos, no eran muy habladores. «¿Y si fueran monstruos disfrazados?» fantaseó en alguna ocasión. No lo parecían. Pero si lo fueran ya los habían dejado entrar.
Cualquier tontería que hubiera podido pensar se le olvidó cuando escuchó la conversación que empezó Pelusa. No abrió la boca en ningún momento, pero no perdió palabra. Ajena a las injusticias de su propio mundo, lo que contaba la mona sonaba horrible. Se prometió a sí misma no burlarse de Pelusa de ahí en adelante, aunque fuese una promesa que probablemente nunca llegaría a cumplir.
Según fue cayendo la noche Nime se sentía más confiada entre los nuevos. No se había comunicado con ellos más allá de saludarlos y alguna frase suelta, pero ya no tenía intención de pensar dos veces antes de abrir la boca delante de ellos. Por eso, cuando ya estaban sentados a la mesa, y escuchó la historia de la chica que le había parecido libense, le dedicó una mirada entre extrañada y divertida.
—Hablas como una cuentacuentos. Parecía el principio de un cuento —comentó con una risilla. Lo que más le había sorprendido es que se esperaba una explicación más escueta por su parte.
Mientras se metía un bocado de comida en la boca miró fijamente al chico de la piel oscura y, después, al niño. Tenía curiosidad por lo que pudiesen contar ambos, pero sobre todo quería escuchar hablar segundo. ¿Podrían llevarse bien? Un compañero de juegos extra nunca sobraba, pero hasta el momento le había parecido un niño un poco rarito. Aunque ya se había acostumbrado a unos cuantos de esos, estando lejos de su mundo.
La libense siguió a un paso por detrás a la pequeña comitiva que mostró el torreón a los nuevos, haciendo alguna que otra apuntación de vez en cuando. No podía evitar mirar de reojo a los nuevos, con cierta desconfianza. Los mayores, al menos, no eran muy habladores. «¿Y si fueran monstruos disfrazados?» fantaseó en alguna ocasión. No lo parecían. Pero si lo fueran ya los habían dejado entrar.
Cualquier tontería que hubiera podido pensar se le olvidó cuando escuchó la conversación que empezó Pelusa. No abrió la boca en ningún momento, pero no perdió palabra. Ajena a las injusticias de su propio mundo, lo que contaba la mona sonaba horrible. Se prometió a sí misma no burlarse de Pelusa de ahí en adelante, aunque fuese una promesa que probablemente nunca llegaría a cumplir.
Según fue cayendo la noche Nime se sentía más confiada entre los nuevos. No se había comunicado con ellos más allá de saludarlos y alguna frase suelta, pero ya no tenía intención de pensar dos veces antes de abrir la boca delante de ellos. Por eso, cuando ya estaban sentados a la mesa, y escuchó la historia de la chica que le había parecido libense, le dedicó una mirada entre extrañada y divertida.
—Hablas como una cuentacuentos. Parecía el principio de un cuento —comentó con una risilla. Lo que más le había sorprendido es que se esperaba una explicación más escueta por su parte.
Mientras se metía un bocado de comida en la boca miró fijamente al chico de la piel oscura y, después, al niño. Tenía curiosidad por lo que pudiesen contar ambos, pero sobre todo quería escuchar hablar segundo. ¿Podrían llevarse bien? Un compañero de juegos extra nunca sobraba, pero hasta el momento le había parecido un niño un poco rarito. Aunque ya se había acostumbrado a unos cuantos de esos, estando lejos de su mundo.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
18/01/17, 07:15 pm
Nime le había quitado las palabras de la boca. Rox permaneció ensimismado con la forma de narrar y describir de Hiss, sintiendo que aquello era efectivamente, un cuento. El paisaje de Australia y Corea del Sur parecían tan diferentes al de Europa que deseaba haber podido verlo con sus propios ojos. No se esperaba que la más callada de los nuevos tuviese tal don para hablar, aunque no le sorprendió tanto que dijera que escribía para entretenerse.
—Sí, sí que lo parece. Tienes madera de escritora. -apuntó tras la libense y sonrió con suavidad, observando con curiosidad a la humana—. Pensé que todas esas historias sobre orfanatos solo pasaban en las películas, pero ya veo que no... —chocó los nudillls contra la mesa dos veces, sin una fuerza muy exagerada—. ¡Toco madera! La capi tiene razón, aquí nadie se va a meter con nadie. Podéis estar tranquilos... al menos en el torreón, vaya.
Rió y su mirada divagó posteriormente entre Mike y el pequeño cuyo nombre aún desconocían. Por su aspecto, americano era de las primeras nacionalidades que había barajado para él. Por otro lado para el rubio aún no tenía la más remota idea. Un pequeño pellizco de nostalgia le recorrió el cuerpo por segunda vez durante la cena, perdiéndose instantáneamente en sus propios pensamientos. Echaba de menos la Tierra, eso era obvio. Quería conocer el mundo de todos sus compañeros, pero lo que más le carcomía era seguramente el no haber tenido tiempo de recorrer el suyo propio.
— Si llego a saber que nos iban a secuestrar unos meses antes, me hubiera pateado medio planeta, en serio. Si salimos de aquí es lo primero que pienso hacer.
—Sí, sí que lo parece. Tienes madera de escritora. -apuntó tras la libense y sonrió con suavidad, observando con curiosidad a la humana—. Pensé que todas esas historias sobre orfanatos solo pasaban en las películas, pero ya veo que no... —chocó los nudillls contra la mesa dos veces, sin una fuerza muy exagerada—. ¡Toco madera! La capi tiene razón, aquí nadie se va a meter con nadie. Podéis estar tranquilos... al menos en el torreón, vaya.
Rió y su mirada divagó posteriormente entre Mike y el pequeño cuyo nombre aún desconocían. Por su aspecto, americano era de las primeras nacionalidades que había barajado para él. Por otro lado para el rubio aún no tenía la más remota idea. Un pequeño pellizco de nostalgia le recorrió el cuerpo por segunda vez durante la cena, perdiéndose instantáneamente en sus propios pensamientos. Echaba de menos la Tierra, eso era obvio. Quería conocer el mundo de todos sus compañeros, pero lo que más le carcomía era seguramente el no haber tenido tiempo de recorrer el suyo propio.
— Si llego a saber que nos iban a secuestrar unos meses antes, me hubiera pateado medio planeta, en serio. Si salimos de aquí es lo primero que pienso hacer.
- Cuervo
Ficha de cosechado
Nombre: Sarah
Especie: Humana
Habilidades: Intuición, inmutabilidad y rapidez mental
Personajes : ·Guillermo: Humano Brujo de las Pendicularia
·Sarah: Humana y enterradora
Armas : ·Guillermo: ¿El poder de la amistad? y manos.
·Sarah: Lanza y pala
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
18/01/17, 11:14 pm
-Es con gatos, pero también se puede decir así. -dijo dirigiéndose a Rox- pues depende del día, cereales, bollos, Nesquik (el colacao no me gusta tiene grumos), zumitos- mientras hacía gestos swagers con las manos (en plan yeah nigga)- ¿vosotros habláis así no? Perdón se me ha olvidado el ‘yeah’, yeah.
Mientras hablaba Guille escucha a Rena preguntarle y hablar de comida “Me muero de hambre, ¿tendrán hamburguesa o pizza o macarrones?”
-Yo también tengo hambre, ¿me puedo quedar a cenar? ¿Y puedo quedarme a dormir? Porfa, está muy oscuro para volver a casa- pregunto tímidamente.
Y mientras se iban colocando en la mesa se acercó a Rena, y se puso a explicarle lo de sus armas del futuro.
-Armas tecno-mágicas de magnetismo, controlas el metal y lo puedes disparar, en el futuro han juntado la tecnología con la magia, conseguir lo mejor de las dos cosas…- pero una vez que Hiss se puso a hablar, Guille se calló y se puso a escucharla.
Sin separar la vista de Hiss, focalizando su completa atención en su historia, mientras metía cucharadas de comida en su boca, con más o menos acierto dependiendo de la cucharada. “Seguro que los cuentos de la chica fantasma son geniales”
-¿Me puedes contar uno de tus cuentos esta noche? - dijo a Hiss mientras seguía comiendo.
Fue entonces cuando Adru la apache le pregunto sobre su nombre.
-Me llamo Guillermo, aunque todos mis amigos me llaman Guille, me podéis llamar Guille, voy a tercero de primaria…- se paró al darse cuenta que le tocaba a Mike el pirata- perdón, que no es mi turno.
Mientras hablaba Guille escucha a Rena preguntarle y hablar de comida “Me muero de hambre, ¿tendrán hamburguesa o pizza o macarrones?”
-Yo también tengo hambre, ¿me puedo quedar a cenar? ¿Y puedo quedarme a dormir? Porfa, está muy oscuro para volver a casa- pregunto tímidamente.
Y mientras se iban colocando en la mesa se acercó a Rena, y se puso a explicarle lo de sus armas del futuro.
-Armas tecno-mágicas de magnetismo, controlas el metal y lo puedes disparar, en el futuro han juntado la tecnología con la magia, conseguir lo mejor de las dos cosas…- pero una vez que Hiss se puso a hablar, Guille se calló y se puso a escucharla.
Sin separar la vista de Hiss, focalizando su completa atención en su historia, mientras metía cucharadas de comida en su boca, con más o menos acierto dependiendo de la cucharada. “Seguro que los cuentos de la chica fantasma son geniales”
-¿Me puedes contar uno de tus cuentos esta noche? - dijo a Hiss mientras seguía comiendo.
Fue entonces cuando Adru la apache le pregunto sobre su nombre.
-Me llamo Guillermo, aunque todos mis amigos me llaman Guille, me podéis llamar Guille, voy a tercero de primaria…- se paró al darse cuenta que le tocaba a Mike el pirata- perdón, que no es mi turno.
- Kial
Ficha de cosechado
Nombre: Hyun-Su
Especie: Humano
Habilidades: memoria, habilidad mental (acertijos, adivinanzas),astucia.Personajes : Hyun-su: el medio coreano medio estadounidense, serio, callado, cobarde, enclenque y egoista impulsado por su miedo.
altura: 1,77m
peso: 67 kg (estilizado)
edad: 15 años
Heridas/enfermedades : -Cicatrices en: mano, pecho, hombro y mejilla.
-Cojera por herida a medio curar en gemelo.
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
19/01/17, 12:32 am
Hyun no era mas que un espectador en la vida del resto, ya se habia echo a la idea. Apenas tenía relación con los del torreón y menos tendría con los nuevos. Con Eitne encima notaba raras las cosas. Y cuando Pam empezo a contar sobre su historia, sintió como había sentido otras veces, que el torreón era un lugar ajeno. <<Nunca sera mi hogar>>. El escuchaba lo que Pam decia sin pena ni compasión, como el que en las noticias escucha de muertes y catastrofes que no le afectan ni a él ni a conocidos. Sin ninguna empatia. En su mente hizo poco mas que a compararla con los esclavos negros en estados unidos. No evitando mientras Pam hablaba de esclavos, mirar a Mike.
Por su parte el enano nuevo no callaba. Hyun no tardo en arrepentirse de que le hubieran dado de la fuente de beber. Lo que el consideraba adicción a la atención le asqueaba profundamente. Y era una de las cosas que menos soportaba de los niños, de las muchas que le enervavan. Se consideraba el perfecto ejemplo de buena educación y era lo que mas criticaba de los niños, siempre maldiciendo a los padres <<no les educan nada ya>>. No tardo en desconectar de lo que dijera el niño. Y el resto del tiempo ya lo pasó rondando la casa, como tantas otras horas, otra vez dejando pasar el tiempo sin más.
Para la cena ya tocaban las presentaciones oficiales. La primera en hacerlo fue la chica, y vaya si se presento. Hyun se sorprendía de la parrafada que soltó. <<Con decir " de Irlanda" bastaba>> aun menos se lo esperaba de la que mas callada parecia de todos. Tras la sorpresa volvio a enterrar la cabeza en el plato para seguir comiendo. Otra conversación en la que no participaría.
Por su parte el enano nuevo no callaba. Hyun no tardo en arrepentirse de que le hubieran dado de la fuente de beber. Lo que el consideraba adicción a la atención le asqueaba profundamente. Y era una de las cosas que menos soportaba de los niños, de las muchas que le enervavan. Se consideraba el perfecto ejemplo de buena educación y era lo que mas criticaba de los niños, siempre maldiciendo a los padres <<no les educan nada ya>>. No tardo en desconectar de lo que dijera el niño. Y el resto del tiempo ya lo pasó rondando la casa, como tantas otras horas, otra vez dejando pasar el tiempo sin más.
Para la cena ya tocaban las presentaciones oficiales. La primera en hacerlo fue la chica, y vaya si se presento. Hyun se sorprendía de la parrafada que soltó. <<Con decir " de Irlanda" bastaba>> aun menos se lo esperaba de la que mas callada parecia de todos. Tras la sorpresa volvio a enterrar la cabeza en el plato para seguir comiendo. Otra conversación en la que no participaría.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
23/01/17, 09:56 pm
Tras la cena el medio australiano se ofreció a acomodar las camas de los nuevos y explicarles lo básico de la rutina diaria del torreón: actividades nimias a hacer para entretenerse, los entrenamientos, la recogida de cestas o alimentar a los rataspines, además de otros pequeños detalles como que no se comieran la miel daeliciana. Supuso que, siendo todos de la misma especie, se encontrarían más confiados o (al menos) receptivos si un humano les explicaba lo referente a la ciudad. Dejó claro que no era necesario que salieran en las expediciones si no querían, y que aprovecharan esos primeros días para descansar.
Si se lo pedían a lo largo del próximo día seguiría con más información, así como compartir con ellos experiencias pasadas para que se hicieran una idea de como era Rocavarancolia. Como habían hecho magia, la casa helada, el primer encuentro con los capuchas rojas, la maratón de pesadillas que habían tenido algunos de los allí presentes... No era su intención meterles miedo, pero era mejor ser francos de primera a tratar de maquillar el donde se habían metido.
Lo cierto es que con su llegada Rox se encontraba en un tira y afloja interno. Que hubiera más humanos en el torreón le ponía ridículamente nervioso, como si tener que llevar su género a escondidas no hubiese sido lo suficientemente tedioso con Hyun, Drake y Ain rondando por ahí. Era un alien a ojos de los demás, pero ser un alien a ojos de un humano no era precisamente agradable.
Por otro lado, estaba confirmado que había más gente como ellos ahí fuera. No estaban solos. Sentía el ímpetu de salir a buscarlos, y si no había propuesto una salida ese mismo día era porque no veía del todo bien separar un grupo con nuevos integrantes. Tampoco es que porque hubieran pasado dos días fuese a cambiar mucho la cosa, pero el chico no iba a aguantarse las ganas de explorar. Si podían encontrar a más gente, merecía la pena un poco de riesgo.
Se levantó temprano esa mañana. Mató el tiempo haciendo ejercicio en la tercera planta y en la azotea, preguntándose en que dirección se encontrarían el resto de cosechados y planeando mentalmente por donde podrían salir de darse el caso. Aguantó el hambre hasta que más gente hubiera bajado a desayunar para hacerles compañía, esperando el momento adecuado para dejar caer la idea. No sabía muy bien como abarcarla; salir para otra cosa que no fueran las habituales cestas era peligroso.
— Qué, ¿tenemos plan para hoy? —tamborileó con los dedos en la mesa según hablaba—. Voy a ir directo al grano, no he dejado de pensar en eso de que haya más gente por ahí.
Si se lo pedían a lo largo del próximo día seguiría con más información, así como compartir con ellos experiencias pasadas para que se hicieran una idea de como era Rocavarancolia. Como habían hecho magia, la casa helada, el primer encuentro con los capuchas rojas, la maratón de pesadillas que habían tenido algunos de los allí presentes... No era su intención meterles miedo, pero era mejor ser francos de primera a tratar de maquillar el donde se habían metido.
Lo cierto es que con su llegada Rox se encontraba en un tira y afloja interno. Que hubiera más humanos en el torreón le ponía ridículamente nervioso, como si tener que llevar su género a escondidas no hubiese sido lo suficientemente tedioso con Hyun, Drake y Ain rondando por ahí. Era un alien a ojos de los demás, pero ser un alien a ojos de un humano no era precisamente agradable.
Por otro lado, estaba confirmado que había más gente como ellos ahí fuera. No estaban solos. Sentía el ímpetu de salir a buscarlos, y si no había propuesto una salida ese mismo día era porque no veía del todo bien separar un grupo con nuevos integrantes. Tampoco es que porque hubieran pasado dos días fuese a cambiar mucho la cosa, pero el chico no iba a aguantarse las ganas de explorar. Si podían encontrar a más gente, merecía la pena un poco de riesgo.
Se levantó temprano esa mañana. Mató el tiempo haciendo ejercicio en la tercera planta y en la azotea, preguntándose en que dirección se encontrarían el resto de cosechados y planeando mentalmente por donde podrían salir de darse el caso. Aguantó el hambre hasta que más gente hubiera bajado a desayunar para hacerles compañía, esperando el momento adecuado para dejar caer la idea. No sabía muy bien como abarcarla; salir para otra cosa que no fueran las habituales cestas era peligroso.
— Qué, ¿tenemos plan para hoy? —tamborileó con los dedos en la mesa según hablaba—. Voy a ir directo al grano, no he dejado de pensar en eso de que haya más gente por ahí.
- ♪♫♬:
- Cuervo
Ficha de cosechado
Nombre: Sarah
Especie: Humana
Habilidades: Intuición, inmutabilidad y rapidez mentalPersonajes : ·Guillermo: Humano Brujo de las Pendicularia
·Sarah: Humana y enterradora
Armas : ·Guillermo: ¿El poder de la amistad? y manos.
·Sarah: Lanza y pala
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
23/01/17, 11:25 pm
Guille tras cenar, escuchó atentamente lo que Rox (así se llamaba) le decía, nombre que a Guille le gustó. “Es un buen nombre para una estrella de rock”. Tras insistir un poco con sus preguntas entendió que se encontraban en un lugar que se llamaba Rocavarancolia, que por lo visto pillaba lejos de Barcelona, y que era un lugar muy peligroso. Guille agradeció haberse encontrado con sus nuevos amigos, “Al final la luciérnaga fue muy maja”, pero le atrajo la idea de salir a explorar con ellos.
Antes de ir a la cama ayudó a colocar los platos en el fregadero y se subió a la cama. Al tumbarse se dio cuenta de que no tenía nada de sueño, estaba cansado, pero no tenía sueño. Mientras miraba con los ojos abiertos el techo la oscuridad se movía creando sombras, y los ruidos, normales para un torreón como ese, le asustaron. Se alegró de haber traído a Lechuga, pensó en su familia, en las cosas que le habían pasado hoy, en sus nuevos amigos, en qué podría hacer a partir de ahora, y sin darse cuenta cayó dormido.
Se despertó de un golpe, ya había amanecido; esperó levantarse en su cama pero recordó que no estaba en su casa, eso le bajó un poco la moral, escondió a Lechuga rápidamente bajo las sábanas y se puso su gorro antes de bajar, por lo visto había sido el último en levantarse.
Bajó a la cocina, donde ya estaban desayunando y continuó buscando respuesta a sus dudas.
—¿Entonces cuánto de lejos está esto de Barcelona? ¿Por qué no puedo ir a explorar con vosotros? ¿Crees que Mamá se enfadará? ¿Por qué ya no puedo hablar español? ¿Entonces sois de otros planetas? —(a los que no reconocía como humanos)— ¿Son bonitos vuestros planetas?
Cuando terminó de desayunar intentó ayudar con lo que podía, ya que si no iba poder ayudarlos a explorar por lo menos podría compensarles por dejarle estar en el torreón echando una mano. E intentaba comenzar una conversación con todo el mundo con frases o preguntas absurdas desde el más simple, Hola ¿quieres ser mi amigo? a comentar series de dibujos que curiosamente la mayoría no conocía, o preguntarles cosas sobre ellos.
Al día siguiente, Guille durmió mejor que la noche anterior, no necesitó a Lechuga. Se despertó y fue directo a la cocina, donde les escuchó hablar.
—¿Hay más gente por ahí? Tenemos que ir a verlos, a lo mejor ellos saben cómo volver— dijo ilusionado— ¿Puedo ir yo también a conocerlos?
Mientras cogía algo para desayunar.
—Rox, ¿entonces tú tocas K-pop y no rock? Juraría que era rock, cántame alguna canción a ver si me suena, a mi hermano le gustan muchos grupos de música —. le preguntó más tarde.
Antes de ir a la cama ayudó a colocar los platos en el fregadero y se subió a la cama. Al tumbarse se dio cuenta de que no tenía nada de sueño, estaba cansado, pero no tenía sueño. Mientras miraba con los ojos abiertos el techo la oscuridad se movía creando sombras, y los ruidos, normales para un torreón como ese, le asustaron. Se alegró de haber traído a Lechuga, pensó en su familia, en las cosas que le habían pasado hoy, en sus nuevos amigos, en qué podría hacer a partir de ahora, y sin darse cuenta cayó dormido.
Se despertó de un golpe, ya había amanecido; esperó levantarse en su cama pero recordó que no estaba en su casa, eso le bajó un poco la moral, escondió a Lechuga rápidamente bajo las sábanas y se puso su gorro antes de bajar, por lo visto había sido el último en levantarse.
Bajó a la cocina, donde ya estaban desayunando y continuó buscando respuesta a sus dudas.
—¿Entonces cuánto de lejos está esto de Barcelona? ¿Por qué no puedo ir a explorar con vosotros? ¿Crees que Mamá se enfadará? ¿Por qué ya no puedo hablar español? ¿Entonces sois de otros planetas? —(a los que no reconocía como humanos)— ¿Son bonitos vuestros planetas?
Cuando terminó de desayunar intentó ayudar con lo que podía, ya que si no iba poder ayudarlos a explorar por lo menos podría compensarles por dejarle estar en el torreón echando una mano. E intentaba comenzar una conversación con todo el mundo con frases o preguntas absurdas desde el más simple, Hola ¿quieres ser mi amigo? a comentar series de dibujos que curiosamente la mayoría no conocía, o preguntarles cosas sobre ellos.
Al día siguiente, Guille durmió mejor que la noche anterior, no necesitó a Lechuga. Se despertó y fue directo a la cocina, donde les escuchó hablar.
—¿Hay más gente por ahí? Tenemos que ir a verlos, a lo mejor ellos saben cómo volver— dijo ilusionado— ¿Puedo ir yo también a conocerlos?
Mientras cogía algo para desayunar.
—Rox, ¿entonces tú tocas K-pop y no rock? Juraría que era rock, cántame alguna canción a ver si me suena, a mi hermano le gustan muchos grupos de música —. le preguntó más tarde.
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
24/01/17, 01:24 am
-Pues oye, suena que te cagas eso de controlar el metal, ojalá aprender a hacerlo aquí -respondió Rena, entre risas.
La cena fueron presentaciones y nueva información sobre la Tierra. La irrense se enamoró al instante de lo que Hiss les contaba de su hogar, en cuanto a paisaje. Nunca había visto nada cercano a un bosque, ni vegetación espesa, y le emocionaba la idea de poder ver tanto verde junto. Incluso con el silencio de Mike, los tres nuevos parecían agradables, y traían nuevas posibilidades a las que no pudo evitar darle vueltas en los días siguientes. Había más gente ahí fuera, había otros grupos de elegidos con los que no se habían cruzado << Tampoco es que hayamos salido mucho>>, con gente de mundos que no conocían, con información que podrían compartir.
No hubo más avances aparte de incluir a los recién llegados en la rutina del torreón y ponerlos al corriente. Rena respondió a todas las preguntas que le hicieron sobre su mundo. Su casa era fea, su mundo aburrido, ella había ido a Rocavarancolia a aprender magia y por el momento solo sabía dos hechizos de mierda que ni siquiera podía hacer. Trataba de no mostrarse decepcionada ni amargada por este hecho, hacía bromas o le quitaba hierro al asunto, pero en realidad era una espina que tenía clavada y estaba empezando a infectarse. Quería información sobre la magia, quería saber más sobre la ciudad y sobre los demás grupos. Por eso cuando Rox sacó el tema en el desayuno la mente de Rena se embaló.
-Yo tampoco. Está claro que no tenemos ni idea de lo que hay en esta ciudad, propongo hacer exploraciones más a menudo, aunque habrá que planearlas muy bien para evitar...- lo dejó en el aire. Todos sabían lo que querían evitar- Y creo que sería buena idea ir haciendo un mapa de la ciudad, e ir apuntando áreas exploradas y zonas de riesgo para poder evitarlas.
Se había hecho una ensalada de frutas y tostadas con queso para desayunar. Nunca había sido fan de la fruta pero era lo más dulce que había en las cestas y según pasabas las semanas su antojo de azúcar iba en aumento. El enano nuevo se unió a los que estaban en la cocina con su cháchara atropellada habitual.
-Fuera hay bichos que comen niños, es peligroso, así que tú no sales- sentenció. No lo entendía, el crío había estado presente cuando murió la chica del otro grupo. ¿Lo había olvidado para poder hacerle frente? Estaba demasiado poco asustado.
La cena fueron presentaciones y nueva información sobre la Tierra. La irrense se enamoró al instante de lo que Hiss les contaba de su hogar, en cuanto a paisaje. Nunca había visto nada cercano a un bosque, ni vegetación espesa, y le emocionaba la idea de poder ver tanto verde junto. Incluso con el silencio de Mike, los tres nuevos parecían agradables, y traían nuevas posibilidades a las que no pudo evitar darle vueltas en los días siguientes. Había más gente ahí fuera, había otros grupos de elegidos con los que no se habían cruzado << Tampoco es que hayamos salido mucho>>, con gente de mundos que no conocían, con información que podrían compartir.
No hubo más avances aparte de incluir a los recién llegados en la rutina del torreón y ponerlos al corriente. Rena respondió a todas las preguntas que le hicieron sobre su mundo. Su casa era fea, su mundo aburrido, ella había ido a Rocavarancolia a aprender magia y por el momento solo sabía dos hechizos de mierda que ni siquiera podía hacer. Trataba de no mostrarse decepcionada ni amargada por este hecho, hacía bromas o le quitaba hierro al asunto, pero en realidad era una espina que tenía clavada y estaba empezando a infectarse. Quería información sobre la magia, quería saber más sobre la ciudad y sobre los demás grupos. Por eso cuando Rox sacó el tema en el desayuno la mente de Rena se embaló.
-Yo tampoco. Está claro que no tenemos ni idea de lo que hay en esta ciudad, propongo hacer exploraciones más a menudo, aunque habrá que planearlas muy bien para evitar...- lo dejó en el aire. Todos sabían lo que querían evitar- Y creo que sería buena idea ir haciendo un mapa de la ciudad, e ir apuntando áreas exploradas y zonas de riesgo para poder evitarlas.
Se había hecho una ensalada de frutas y tostadas con queso para desayunar. Nunca había sido fan de la fruta pero era lo más dulce que había en las cestas y según pasabas las semanas su antojo de azúcar iba en aumento. El enano nuevo se unió a los que estaban en la cocina con su cháchara atropellada habitual.
-Fuera hay bichos que comen niños, es peligroso, así que tú no sales- sentenció. No lo entendía, el crío había estado presente cuando murió la chica del otro grupo. ¿Lo había olvidado para poder hacerle frente? Estaba demasiado poco asustado.
- Lathspell
Ficha de cosechado
Nombre: Kyllikki Paasikoski
Especie: Humana
Habilidades: Buena menoria, muy buena, lealtad, y facilidad para los idiomas.
Personajes : Zobriel: Nublino transformado en Basilisco
Kyllikki: Humana cosechada.
Armas : Zobriel: Malicioso, Colmillo veneno, Cuchillada, Cola veneno
Kyllikki: Elataquedelasmilteoriascientificasypseudocientificasmasinutildetodoslostiempos
Status : Disponible para cualquier debate ilógico
Humor : Culpable de dibujar horrible y hacer chistes peores aun
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
24/01/17, 06:50 am
Incluso para alguien que estaba acostumbrado en su natal mundo a mantenerse alejado del centro de atención, Zob se retrajo un poco pasando desapercibido a lo largo de las horas. No busco conversación ni trato de averiguar más sobre lo nuevos. Después de todo pasarían ya mucho tiempo juntos, cosa que probablemente no sería así con los demás chicos de Nubla. En esos instantes se preguntaba si algunos de sus compañeros no se mostraban abiertos o no compartían más de ellos mismos por esa razón misma que lo aquejaba. Hasta sintió un poco de empatía con Hyung, por un momento, antes de sumirse de nuevo en sus cosas.
Se obligó a alejar su cabeza de aquellos asuntos poco a poco, pero era consciente que un poco de la chispa alegre que la magia había despertado en él, había muerto también aquel día. Se abstuvo de preguntar u oír historias mientras deambulaba haciendo pequeños trabajos en el torreón para mantenerse ocupado, mientras los nuevos empezaban a acoplarse. Sin embargo, aun en su desazón, no quería ser una carga para sus amigos y, cuando oyó aquella mañana los comentarios de salir de excursión, apareció como un espectro grisáceo en la habitación preguntando en voz baja.
- ¿P-Puedo ir yo también? Me...gustaría ver si encontramos a alguno de los chicos que vinieron conmigo... si vemos a alguien claro... – Aun mantenía las palabras mágicas que había aprendido garbadas a fuego (o a hielo) en su cabeza, así que no se sentía un inútil total. Incluso estaba deseando probarlas. - Al menos...me gustaría tratar de encontrarlos... ¿Por favor?
Termino su petición mirando a Rena y, por una vez en lo que llevaba en aquel inimaginable viaje a la ciudad de sus sueños, mantuvo la mirada firme ante su petición. Estaba decidido por el mismo y por los demás, sus amigos y los nublinos, a hacer algo más que balbucear.
El Odio es por mucho el placer mas duradero. El hombre Ama con prisas, pero llega a Odiar con mucha calma.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
24/01/17, 09:46 pm
El día fue muy extraño y trajo algo que pesó más que todo lo bueno nuevo: había muerto gente. Gente que no conocía, pero que había venido en las mismas circunstancias que todos lo demás. Eitne se alegró de que los nuevos hubieran dado con el torreón, estarían más seguros dentro que fuera; pero la sensación de protección general entre aquellas paredes de piedra era mucho menor, después de lo que había ocurrido. Aun quedaban los ojos, se decía, vigilando por ellos. Pero el daeliciano se fue a dormir inseguro: todas las medidas que había tomado le sabían a poco.
La charla con Pam al día siguiente, unida a todo aquello, desencadenó una necesidad imperante en Eitne de aportar más al grupo. Pasó los dos días enfrascado en trabajos manuales: si no podía salir, necesitaba fabricar algo que saliera por él. Eitne pasó dos días creando pequeños amuletos para sus compañeros. "No hace falta que sean joyas complicadas, lo importante es la intención con que las haces" recordaba decir a su abuela (lo cual podía ser real o no). "Lo bonito no es el anillo o la pulsera, lo bonito es el gesto y es lo que permite que la magia nazca dentro". ¿Y había un gesto más bonito que uno que nacía de la preocupación, de la necesidad del propio Eitne de que sus compañeros estuvieran bien y no sufrieran (y no murieran)?
El resto del tiempo, el muchacho estaría ahí para resolver preguntas sobre su mundo y preguntar las suyas sobre el mundo de los nuevos, aunque ya conocía parte. La Tierra era muy grande. Trataría de hablar con todos, porque era de lo poco que sabía hacer (y aun así, tartamudeando) y su tiempo a solas lo invertiría en practicar los hechizos de Pam lo más tranquilo posible. Con los nervios fuera de la ecuación, el pequeño daeliciano descubrió que la magia era más fácil y los intentos fallidos se reducían. No lo suficiente para él, pero sí en una cantidad aceptable.
Al tercer día, Eitne se levantó como siempre: tarde y con sueño. Dormir bien era un lujo que Rocavarancolia no le permitía. Como si no hubiera suficientes monstruos reales en la ciudad, su subconsciente le hacía soñar con monstruos peores, inventados. La niña de la niebla todavía volvía a veces. Se desperezó como pudo y se acercó a su baul. Improvisó un atillo en el que guardó todo lo que había fabricado durante los últimos días y lo bajó al patio. Hizo el trayecto con mucha prisa, pero no dejaría a nadie que se encontrara sin saludar.
Fuera, Eitne sacó uno a uno todos los amuletos y los enterró, siguiendo las instrucciones de su abuela (las cuales podían seguir siendo o no reales). Imagiación no le faltaba, desde luego. "Una vez confeccionados, han de pasar un par de días bajo tierra y otro par de días al sol. La magia tiene que nacer y alimentarse, como las plantas. Una vez hecho, tus amuletos atraerán la belleza". Lo cual, en términos daelicianos, era bastante parecido a la suerte. ¿Había algo más feo que morirse, acaso?
Eitne volvió a la cocina y participó, por fin, con tranquilidad.
—Rena tiene razón —le dijo al niño nuevo—. F-fuera hay mu-muchos monstruos.
En el fondo, él también quería que encontraran a más gente. Quizás incluso a más daelicianos. Pero Eitne tenía más prudencia que arrojo.
—Y-yo me quedaré aquí —dijo a Rena, a Zobriel y a Rox. No era nada nuevo—. Te-tengo que repasar los d-dibujos del patio —lo cual era una excusa y a la vez no lo era—. Tened c-cuidado, porfa.
La charla con Pam al día siguiente, unida a todo aquello, desencadenó una necesidad imperante en Eitne de aportar más al grupo. Pasó los dos días enfrascado en trabajos manuales: si no podía salir, necesitaba fabricar algo que saliera por él. Eitne pasó dos días creando pequeños amuletos para sus compañeros. "No hace falta que sean joyas complicadas, lo importante es la intención con que las haces" recordaba decir a su abuela (lo cual podía ser real o no). "Lo bonito no es el anillo o la pulsera, lo bonito es el gesto y es lo que permite que la magia nazca dentro". ¿Y había un gesto más bonito que uno que nacía de la preocupación, de la necesidad del propio Eitne de que sus compañeros estuvieran bien y no sufrieran (y no murieran)?
El resto del tiempo, el muchacho estaría ahí para resolver preguntas sobre su mundo y preguntar las suyas sobre el mundo de los nuevos, aunque ya conocía parte. La Tierra era muy grande. Trataría de hablar con todos, porque era de lo poco que sabía hacer (y aun así, tartamudeando) y su tiempo a solas lo invertiría en practicar los hechizos de Pam lo más tranquilo posible. Con los nervios fuera de la ecuación, el pequeño daeliciano descubrió que la magia era más fácil y los intentos fallidos se reducían. No lo suficiente para él, pero sí en una cantidad aceptable.
Al tercer día, Eitne se levantó como siempre: tarde y con sueño. Dormir bien era un lujo que Rocavarancolia no le permitía. Como si no hubiera suficientes monstruos reales en la ciudad, su subconsciente le hacía soñar con monstruos peores, inventados. La niña de la niebla todavía volvía a veces. Se desperezó como pudo y se acercó a su baul. Improvisó un atillo en el que guardó todo lo que había fabricado durante los últimos días y lo bajó al patio. Hizo el trayecto con mucha prisa, pero no dejaría a nadie que se encontrara sin saludar.
Fuera, Eitne sacó uno a uno todos los amuletos y los enterró, siguiendo las instrucciones de su abuela (las cuales podían seguir siendo o no reales). Imagiación no le faltaba, desde luego. "Una vez confeccionados, han de pasar un par de días bajo tierra y otro par de días al sol. La magia tiene que nacer y alimentarse, como las plantas. Una vez hecho, tus amuletos atraerán la belleza". Lo cual, en términos daelicianos, era bastante parecido a la suerte. ¿Había algo más feo que morirse, acaso?
Eitne volvió a la cocina y participó, por fin, con tranquilidad.
—Rena tiene razón —le dijo al niño nuevo—. F-fuera hay mu-muchos monstruos.
En el fondo, él también quería que encontraran a más gente. Quizás incluso a más daelicianos. Pero Eitne tenía más prudencia que arrojo.
—Y-yo me quedaré aquí —dijo a Rena, a Zobriel y a Rox. No era nada nuevo—. Te-tengo que repasar los d-dibujos del patio —lo cual era una excusa y a la vez no lo era—. Tened c-cuidado, porfa.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Kial
Ficha de cosechado
Nombre: Hyun-Su
Especie: Humano
Habilidades: memoria, habilidad mental (acertijos, adivinanzas),astucia.Personajes : Hyun-su: el medio coreano medio estadounidense, serio, callado, cobarde, enclenque y egoista impulsado por su miedo.
altura: 1,77m
peso: 67 kg (estilizado)
edad: 15 años
Heridas/enfermedades : -Cicatrices en: mano, pecho, hombro y mejilla.
-Cojera por herida a medio curar en gemelo.
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
26/01/17, 02:04 am
Finalmente se fueron a dormir. Hyun hizo el habitual y volvió a dormir en la puerta del patio. Esa noche no pudo evitar tener pesadillas. Pero estas eran sociales, la llegada de los nuevos generaba nuevas inseguridades que, esa noche, le robaran el sueño.
A la mañana siguiente se presentó individualmente a los nuevos. Antes se presentaba según conocía a la gente como dictaba la norma de educación básica. Pero desde rocavarancolia ya no hacia ni esos pequeños esfuerzos. Cegado por su autocompasión solo se preocupaba por si mismo. Quizás rocavarancolia le hacia una peor persona, pero él apenas le daba algún espacio a ese pensamiento en su mente. Se pasó el día dando vueltas limpiando hasta lo que no necesitaba ser limpiado para matar tiempo. Contaba mentalmente para no pensar en otras cosas. Pero a la noche todo seguía ahí, todos sus miedos, su soledad. El día concluyó con él llorando, se decía lo inutil que era, lo debil que demostraba ser, pero no servía de nada. <<Al menos no me ven>> se dijo, estar durmiendo abajo le daba esa privacidad.
El segundo día no fue muy diferente. No quería acercarse a hablar con Eitne como solía hacer, porque desde su conversación sentía que forzaba una relación con el daeleciano, que al ser encima un niño más pequeño le avergonzaba profundamente. Odiaba haber dependido tanto de esa relación. Y Rox por su parte parecía estar a sus propias cosas. Hyun ya se había hecho a la idea de que Rox prefería a todos los aliens antes que a él. Pero no podía evitar preocuparse de que también tendría a otros humanos a los que preferir. Esos días solo parecían realentizarse.
Esa noche tampoco consiguió dormir. Los nervios, solo crecientes por su ritmo constante de corazón, originados en una pesadilla, le llevaron a vomitar en las letrinas. La desesperación provocada por su aislamiento solo empeoraba la noche. Solo se veía capaz de abrazar a su martillo y esperar a que pasara la noche. Al amanecer recogió el colchón y siguió un poco al resto. Volverían a salir esa mañana. Hyun maldecía para sí que otra vez se quedaría solo con los niños en el torreón. Cogió una manzana y prefirió abandonar la conversación <<quizás sea buena idea dormirme hasta que vuelvan>> se convencía mientras se dirigía al cuarto.
A la mañana siguiente se presentó individualmente a los nuevos. Antes se presentaba según conocía a la gente como dictaba la norma de educación básica. Pero desde rocavarancolia ya no hacia ni esos pequeños esfuerzos. Cegado por su autocompasión solo se preocupaba por si mismo. Quizás rocavarancolia le hacia una peor persona, pero él apenas le daba algún espacio a ese pensamiento en su mente. Se pasó el día dando vueltas limpiando hasta lo que no necesitaba ser limpiado para matar tiempo. Contaba mentalmente para no pensar en otras cosas. Pero a la noche todo seguía ahí, todos sus miedos, su soledad. El día concluyó con él llorando, se decía lo inutil que era, lo debil que demostraba ser, pero no servía de nada. <<Al menos no me ven>> se dijo, estar durmiendo abajo le daba esa privacidad.
El segundo día no fue muy diferente. No quería acercarse a hablar con Eitne como solía hacer, porque desde su conversación sentía que forzaba una relación con el daeleciano, que al ser encima un niño más pequeño le avergonzaba profundamente. Odiaba haber dependido tanto de esa relación. Y Rox por su parte parecía estar a sus propias cosas. Hyun ya se había hecho a la idea de que Rox prefería a todos los aliens antes que a él. Pero no podía evitar preocuparse de que también tendría a otros humanos a los que preferir. Esos días solo parecían realentizarse.
Esa noche tampoco consiguió dormir. Los nervios, solo crecientes por su ritmo constante de corazón, originados en una pesadilla, le llevaron a vomitar en las letrinas. La desesperación provocada por su aislamiento solo empeoraba la noche. Solo se veía capaz de abrazar a su martillo y esperar a que pasara la noche. Al amanecer recogió el colchón y siguió un poco al resto. Volverían a salir esa mañana. Hyun maldecía para sí que otra vez se quedaría solo con los niños en el torreón. Cogió una manzana y prefirió abandonar la conversación <<quizás sea buena idea dormirme hasta que vuelvan>> se convencía mientras se dirigía al cuarto.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
26/01/17, 10:19 pm
Adru hizo muchas preguntas cuando no entendía algo que decían los recién llegados, especialmente Guille. Hubiera pensado que el niño era de un planeta diferente al del resto de humanos si no hubiesen dicho lo contrario, porque decía cosas muy extrañas. Aun así a la edeel le parecía divertido, y enseguida llegó a la conclusión de que Hiss, Mike y Guille serían buenos compañeros. Ella y Neil tuvieron que volver a explicar lo que era un aurva y un edeel, pues la confusión al respecto entre los nuevos era evidente y a aquellas alturas ya sabían que las demás culturas no compartían los emparejamientos de claros y oscuros, cosa que todavía desconcertaba bastante a la niña.
Su rutina no varió mucho en los siguientes días y siguió entrenándose en la variedad de armas que había escogido, así como constantemente pedirle a Ain que siguiese enseñándole a pelear con los puños y las piernas. Los intentos de tratar de realizar alguno de los hechizos que llevó a cabo fueron totalmente infructíferos y la sinhadre cada vez se aburría más tratando de recordar toda aquella parafernalia. Fue entusiasta, no obstante, a la hora de que sus compañeros que ya lo habían logrado les mostrasen a los nuevos la magia que habían obtenido y siguió animando a Neil a que hiciese magia. Para alivio del aurva, además, gracias al hechizo que había hecho Pam ahora podían bañarse en agua caliente.
Aquella mañana Adru se despertó agitada, cosa que probablemente no sorprendería a ninguno de sus compañeros de sueño, acostumbrados a que su hiperactividad también tuviese lugar mientras dormía. Pero aquel día fue diferente. Se había incorporado bruscamente en la cama, aunque se encontraba en su propio colchón y en un principio Eitne y Neil no parecieron despertarse. La expresión en su cara no era somnolienta o entusiasta como era costumbre cuando se despertaba y el sudor que la empapaba no había sido producto del calor que solía pasar bajo las mantas. El recuerdo de Neil gritándole que la odiaba fue acompañado de aquel dolor en las costillas. Por un momento creyó que la flecha estaba allí de verdad, pero no fue capaz de moverse. Había algo peor que la inmovilizaba: la imagen de los cadáveres de sus amigos. Giró la cabeza bruscamente hacia la cama contigua, donde el daeliciano y su aurva todavía dormían plácidamente. La sinhadre no recordaba haber tenido una pesadilla en mucho tiempo, de hecho no estaba segura de haber podido calificar ninguno de sus sueños como tal ya que, aunque algunos no le gustaban nada, no reaccionaba de la misma forma que lo hacía Neil cuando se despertaba llorando o gritando. Pero aquello no podía calificarse de otra forma: había tenido una pesadilla horrible, no muy diferente a las de sus compañeros. ¿A lo mejor sí era verdad que se contagiaban? Le daba igual en aquel momento, lo único que quería era asegurarse de que los demás estaban bien. Estaba a punto de despertar a Neil, pero se dio cuenta de que algo caliente discurría por sus mejillas: lágrimas. Tampoco recordaba la última vez que había llorado. Se las limpió apresuradamente y después despertó a Neil moviéndole con suavidad. Tenía miedo. Le pidió, en voz baja para no despertar a Eitne, a su desconcertado aurva que la acompañase hasta el estudio.
—Neil… ¿Tú crees que alguno de nosotros podría morir?
El recuerdo del cadáver deformado de la compañera de Mike y Hiss estaba demasiado fresco en su memoria. Tal vez por eso había tenido aquel sueño… ¿Y Drake? ¿Por qué había soñado que aquel humano silencioso era malvado? ¿Se trataría de uno de los encapuchados disfrazado como uno de ellos? A partir de aquel momento, la edeel no podría evitar sospechar del humano.
Su aurva interrumpió sus pensamientos, preguntándole por qué decía eso de repente y la sinhadre le explicó a grandes rasgos la pesadilla. No se lo dijo todo, no fue capaz, pero lo suficiente como para que el chico se asustase y la abrazase mientras le aseguraba que eso no pasaría porque confiaba en ella y en los mayores del torreón. Por un momento dudó cuando Neil le aseguró lo fuerte que era, al recordar lo incompetente que había sido en comparación con su aurva durante la pesadilla.
>>Sí… tienes razón. Solo era un sueño —dijo, no obstante, poco después—. Los encapuchados cogieron por sorpresa a aquella niña, pero nosotros estamos preparados.
La determinación había vuelto a su rostro y a su voz y ya no quedaba rastro de la preocupación. La semilla de la duda en su interior, no obstante, había crecido ligeramente más tras aquella noche.
Una vez en la cocina, Adru dedicó miradas disimuladas a Drake, aunque no le había hablado del papel del humano a Neil pues no quería que se asustase innecesariamente. Aun así la edeel tenía claro que no le quitaría el ojo de encima, por si acaso.
—¡Sí! Tenemos que encontrar a los compañeros de Zob —afirmó una vez se enteró de qué se estaba hablando en la cocina.
Con el desayuno a medio terminar, la sinhadre saldría corriendo en busca de sus armas, lista e impaciente por abandonar el torreón y comenzar la misión de exploración y búsqueda.
Su rutina no varió mucho en los siguientes días y siguió entrenándose en la variedad de armas que había escogido, así como constantemente pedirle a Ain que siguiese enseñándole a pelear con los puños y las piernas. Los intentos de tratar de realizar alguno de los hechizos que llevó a cabo fueron totalmente infructíferos y la sinhadre cada vez se aburría más tratando de recordar toda aquella parafernalia. Fue entusiasta, no obstante, a la hora de que sus compañeros que ya lo habían logrado les mostrasen a los nuevos la magia que habían obtenido y siguió animando a Neil a que hiciese magia. Para alivio del aurva, además, gracias al hechizo que había hecho Pam ahora podían bañarse en agua caliente.
Aquella mañana Adru se despertó agitada, cosa que probablemente no sorprendería a ninguno de sus compañeros de sueño, acostumbrados a que su hiperactividad también tuviese lugar mientras dormía. Pero aquel día fue diferente. Se había incorporado bruscamente en la cama, aunque se encontraba en su propio colchón y en un principio Eitne y Neil no parecieron despertarse. La expresión en su cara no era somnolienta o entusiasta como era costumbre cuando se despertaba y el sudor que la empapaba no había sido producto del calor que solía pasar bajo las mantas. El recuerdo de Neil gritándole que la odiaba fue acompañado de aquel dolor en las costillas. Por un momento creyó que la flecha estaba allí de verdad, pero no fue capaz de moverse. Había algo peor que la inmovilizaba: la imagen de los cadáveres de sus amigos. Giró la cabeza bruscamente hacia la cama contigua, donde el daeliciano y su aurva todavía dormían plácidamente. La sinhadre no recordaba haber tenido una pesadilla en mucho tiempo, de hecho no estaba segura de haber podido calificar ninguno de sus sueños como tal ya que, aunque algunos no le gustaban nada, no reaccionaba de la misma forma que lo hacía Neil cuando se despertaba llorando o gritando. Pero aquello no podía calificarse de otra forma: había tenido una pesadilla horrible, no muy diferente a las de sus compañeros. ¿A lo mejor sí era verdad que se contagiaban? Le daba igual en aquel momento, lo único que quería era asegurarse de que los demás estaban bien. Estaba a punto de despertar a Neil, pero se dio cuenta de que algo caliente discurría por sus mejillas: lágrimas. Tampoco recordaba la última vez que había llorado. Se las limpió apresuradamente y después despertó a Neil moviéndole con suavidad. Tenía miedo. Le pidió, en voz baja para no despertar a Eitne, a su desconcertado aurva que la acompañase hasta el estudio.
—Neil… ¿Tú crees que alguno de nosotros podría morir?
El recuerdo del cadáver deformado de la compañera de Mike y Hiss estaba demasiado fresco en su memoria. Tal vez por eso había tenido aquel sueño… ¿Y Drake? ¿Por qué había soñado que aquel humano silencioso era malvado? ¿Se trataría de uno de los encapuchados disfrazado como uno de ellos? A partir de aquel momento, la edeel no podría evitar sospechar del humano.
Su aurva interrumpió sus pensamientos, preguntándole por qué decía eso de repente y la sinhadre le explicó a grandes rasgos la pesadilla. No se lo dijo todo, no fue capaz, pero lo suficiente como para que el chico se asustase y la abrazase mientras le aseguraba que eso no pasaría porque confiaba en ella y en los mayores del torreón. Por un momento dudó cuando Neil le aseguró lo fuerte que era, al recordar lo incompetente que había sido en comparación con su aurva durante la pesadilla.
>>Sí… tienes razón. Solo era un sueño —dijo, no obstante, poco después—. Los encapuchados cogieron por sorpresa a aquella niña, pero nosotros estamos preparados.
La determinación había vuelto a su rostro y a su voz y ya no quedaba rastro de la preocupación. La semilla de la duda en su interior, no obstante, había crecido ligeramente más tras aquella noche.
Una vez en la cocina, Adru dedicó miradas disimuladas a Drake, aunque no le había hablado del papel del humano a Neil pues no quería que se asustase innecesariamente. Aun así la edeel tenía claro que no le quitaría el ojo de encima, por si acaso.
—¡Sí! Tenemos que encontrar a los compañeros de Zob —afirmó una vez se enteró de qué se estaba hablando en la cocina.
Con el desayuno a medio terminar, la sinhadre saldría corriendo en busca de sus armas, lista e impaciente por abandonar el torreón y comenzar la misión de exploración y búsqueda.
- Cuervo
Ficha de cosechado
Nombre: Sarah
Especie: Humana
Habilidades: Intuición, inmutabilidad y rapidez mentalPersonajes : ·Guillermo: Humano Brujo de las Pendicularia
·Sarah: Humana y enterradora
Armas : ·Guillermo: ¿El poder de la amistad? y manos.
·Sarah: Lanza y pala
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
27/01/17, 06:52 pm
Guille se quedó pensativo, él no había visto ninguno de esos monstruos: el lugar, eso sí, era siniestro, la gran grieta con esqueletos le había asustado, pero no sería más que una especie de cementerio al aire libre. Guille había ido al cementerio ver a sus abuelos y supuso que cada mundo enterraría de una manera distinta. Y el muñeco de la plaza al principio había perturbado, pero cuando se dio cuenta que no podía ser real sino que era falso le había parecido una broma de muy mal gusto.
No había visto ninguno de esos monstruos que le habían contado, pero si lo decía Tecno-Rena debía dr ser por algo. “Seguro que ha luchado contra muchos monstruos” se dijo imaginando las peleas. También Eitne le aconsejó que no saliera y resultó que los teletubbies no eran criaturas tan peligrosas... o por lo menos este no, incluso era buena persona.
-Valeee…-dijo Guille refunfuñando y cruzándose de brazos.
Se quedó escuchando en silencio cuando le llamó la atención de lo que estaban hablando.
- ¿Podemos dibujar en el patio? -preguntó a Eitne- Voy contigo.
Guille no sabía muy bien qué hacer por aquí, todos tenían ya sus espacios, sus maneras de entretenerse, sus prácticas y entrenamientos. De alguna manera sentía que había perturbado un poco el ritmo de la casa. “Es como ser el nuevo en la clase” pensó.
Miró fijamente a Adru y recordó de lo que hablaron el otro día sobre ella y Neil. “Dos personas que se juntan para formar un todo más bonito, es genial. Pero son muy distintas, apache esta todo el día moviéndose y es muy graciosa, en cambio Cenicienta es más tranquila y tímida, solo la he visto cocinando y haciendo cosas de la casa, aunque esta vez no parece obligada por su madrastra, ¿puede ser? Seguro, apache debe ser Pocahontas. Sí, son dos princesas que pegan muy bien”.
“¿Se habrán acostumbrado a vivir aquí?”. Parecía que el torreón era un pequeño oasis de la ciudad, que se le antojaba fría y distante, como un perro que había sido abandonado, del que era normal que por el miedo te mordiera. “Seguro que si no la tratamos mal la ciudad nos ayuda, debe de haber sufrido mucho”.
No había visto ninguno de esos monstruos que le habían contado, pero si lo decía Tecno-Rena debía dr ser por algo. “Seguro que ha luchado contra muchos monstruos” se dijo imaginando las peleas. También Eitne le aconsejó que no saliera y resultó que los teletubbies no eran criaturas tan peligrosas... o por lo menos este no, incluso era buena persona.
-Valeee…-dijo Guille refunfuñando y cruzándose de brazos.
Se quedó escuchando en silencio cuando le llamó la atención de lo que estaban hablando.
- ¿Podemos dibujar en el patio? -preguntó a Eitne- Voy contigo.
Guille no sabía muy bien qué hacer por aquí, todos tenían ya sus espacios, sus maneras de entretenerse, sus prácticas y entrenamientos. De alguna manera sentía que había perturbado un poco el ritmo de la casa. “Es como ser el nuevo en la clase” pensó.
Miró fijamente a Adru y recordó de lo que hablaron el otro día sobre ella y Neil. “Dos personas que se juntan para formar un todo más bonito, es genial. Pero son muy distintas, apache esta todo el día moviéndose y es muy graciosa, en cambio Cenicienta es más tranquila y tímida, solo la he visto cocinando y haciendo cosas de la casa, aunque esta vez no parece obligada por su madrastra, ¿puede ser? Seguro, apache debe ser Pocahontas. Sí, son dos princesas que pegan muy bien”.
“¿Se habrán acostumbrado a vivir aquí?”. Parecía que el torreón era un pequeño oasis de la ciudad, que se le antojaba fría y distante, como un perro que había sido abandonado, del que era normal que por el miedo te mordiera. “Seguro que si no la tratamos mal la ciudad nos ayuda, debe de haber sufrido mucho”.
- ☽◯☾:
BRUJA 1.ªHabla.BRUJA 2.ªPregúntanos.BRUJA 3.ªÁ todo te responderemos.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
28/01/17, 08:25 pm
Eitne se alegró de que Guille desistiera de salir y le asintió con la cabeza en respuesta a su pregunta. Echó a andar al patio justo a tiempo para ver a Hyun marcharse y le hizo un gesto con las manos.
—¡Hyun! —le llamó—, ¿t-te vienes con nosotros?
Tanto él como Guille eran de la Tierra, así que supuso que el niño estaría más cómodo si le acompañaba alguien del mismo sitio. Fuera les recibió el patio, con la pared llena de ojos pintados. Eitne sonrió con orgullo y se la señaló al niño. Le sorprendía que aun no hubiera visto los dibujos.
—Pi-pintamos los ojos para que nos protejan d-de los monstruos. En mi casa sirven p-para ahuyentar a los taladores —le explicó—. Hay ojos dibujados de c-casi todos nosotros, ¿quieres hacer tú el tuyo? —le ofreció. Tenían una mezcla gris de cenizas cerca. Fue a por ella y se la tendió—. Oye, G-Guille... —le preguntó en un tono más bajo (Hyun podría oírle sin problemas), esta vez de niño a niño y con cierto matiz de miedo en la voz—. ¿T-tú viste lo qué pa-pasó el otro día?
A Eitne le sorprendía lo bien que estaba el niño para haber visto morir a alguien y quería asegurarse de que no estaba intentando ocultar lo mal que estaba. Sin embargo, también yacía una pizca de curiosidad morbosa: Guille había visto algo que a los niños se le prohibía.
—¡Hyun! —le llamó—, ¿t-te vienes con nosotros?
Tanto él como Guille eran de la Tierra, así que supuso que el niño estaría más cómodo si le acompañaba alguien del mismo sitio. Fuera les recibió el patio, con la pared llena de ojos pintados. Eitne sonrió con orgullo y se la señaló al niño. Le sorprendía que aun no hubiera visto los dibujos.
—Pi-pintamos los ojos para que nos protejan d-de los monstruos. En mi casa sirven p-para ahuyentar a los taladores —le explicó—. Hay ojos dibujados de c-casi todos nosotros, ¿quieres hacer tú el tuyo? —le ofreció. Tenían una mezcla gris de cenizas cerca. Fue a por ella y se la tendió—. Oye, G-Guille... —le preguntó en un tono más bajo (Hyun podría oírle sin problemas), esta vez de niño a niño y con cierto matiz de miedo en la voz—. ¿T-tú viste lo qué pa-pasó el otro día?
A Eitne le sorprendía lo bien que estaba el niño para haber visto morir a alguien y quería asegurarse de que no estaba intentando ocultar lo mal que estaba. Sin embargo, también yacía una pizca de curiosidad morbosa: Guille había visto algo que a los niños se le prohibía.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Cuervo
Ficha de cosechado
Nombre: Sarah
Especie: Humana
Habilidades: Intuición, inmutabilidad y rapidez mentalPersonajes : ·Guillermo: Humano Brujo de las Pendicularia
·Sarah: Humana y enterradora
Armas : ·Guillermo: ¿El poder de la amistad? y manos.
·Sarah: Lanza y pala
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
30/01/17, 10:47 pm
Guille camino alegremente junto a Eitne, al salir al patio le enseño los ojos que estaban pintados en la pared, había ojos de todos tipos, a Guille le pareció una pared muy divertida. Etnie le contó que servían para proteger de los monstruos.
- ¿Entonces eres un mago experto en símbolos mágicos?- y le miro con los ojos emocionados- ¿me puedes enseñar?-dijo mirándole fijamente.
-CLAROOOOO!- dijo cuándo le ofreció y cogió la pintura- ¿solo puedo dibujar uno? Es que quiero dibujar alguno para Mama y mi hermanito. - y mientras dibujaba hablaba con Etnie
-¿El qué del otro dia?-mientras ya dibujaba un segundo ojo.
A la vez que hablaban, si nadie le paraba, sigue dibujando otro ojo, un oso, a Totoro, símbolos que se le ocurrieran, un circulo con una estrella de seis puntas en su interior, una pokeball, lo que se le pase por su cabeza hasta que se quede sin tinta.
- ¿Entonces eres un mago experto en símbolos mágicos?- y le miro con los ojos emocionados- ¿me puedes enseñar?-dijo mirándole fijamente.
-CLAROOOOO!- dijo cuándo le ofreció y cogió la pintura- ¿solo puedo dibujar uno? Es que quiero dibujar alguno para Mama y mi hermanito. - y mientras dibujaba hablaba con Etnie
-¿El qué del otro dia?-mientras ya dibujaba un segundo ojo.
A la vez que hablaban, si nadie le paraba, sigue dibujando otro ojo, un oso, a Totoro, símbolos que se le ocurrieran, un circulo con una estrella de seis puntas en su interior, una pokeball, lo que se le pase por su cabeza hasta que se quede sin tinta.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.