Torreón Letargo (Archivo VI)

Recuerdo del primer mensaje :

La chica a la cual le había dado el martillo utilizó éste para arrancar, de uno de los edificios en ruinas, una puerta un tanto podrida y así utilizarla de escudo <<no era el uso que esperaba que le diera>>. Una vez tuvo la puerta le devolvió el martillo.

  Milo inició la carga contra las bestias avanzando seguros y a un paso ligero. Una de las ratas tiró una primera espina causando el sobresalto de Hyung. Si podían disparar nada les paraba de acribillarles a todos ellos. Claramente les superaban las ratas en número. Hyung se asombró, sus compañeros seguían avanzando, no se esperaba semejante envalentonamiento. Los que se habían quedado detrás empezaron a lanzar huesos y piedras que cogían del suelo << ¿¡Pero que hacen!? ¿¡Quieren que nos disparen a nosotros!?>>. Hyung se aparto del grupo alarmado esperando una lluvia de espinas hacia ellos. La mirada hacia él de una de las ratas al apartarse un poco le provoco un sobresalto. Sin embargo poco le importó a la bestia  Hyung pues se giró de nuevo hacia los que se dirigían a las cestas. La estrategia de distracción había hecho poco pues todos ellos seguían sin haber recibido un disparó y las ratas se centraban en Milo, Rox y Rena. Finalmente llegaron y empezaron a agarrar las cestas, Rox perdió una debido a una espina que quedó cerca de darle en la mano. Consiguieron cinco y tiraron el resto distrayendo a unas cuantas ratas.

  Tocaba huir, Los niños empezaron a correr Hyung aceleró << ¡no puedo quedarme atrás!>>. Hyung fue todo lo rápido que pudo dejando atrás a los demás. Frenó una vez una vez oyó el grito eufórico de Rox; estaban a salvo. La celebración de la victoria de Rox le provoco una risa tímida y bajita a Hyung. Era contagiosa su felicidad y por muy poco que hubiera hecho Hyung él también consideraba eso su victoria. El grupo se tomo un rato para recuperar el aliento y decidirse en que iban a hacer ahora. La atención de varios se dirigió a una especie de torre no muy lejos de allí. Finalmente se decidieron por avanzar hacía ésta para verla mejor.

  Llegaron a la torre fácilmente. Menos mal no tuvieron problemas al continuar su camino hacia ésta. Hyung se paró ante ella y echó un vistazo largo. Aquel edificio de gran tamaño debía de tener un total de al menos tres plantas de bastante altura. Se encontraba rodeado de una franja de tierra y cubierto de enredaderas escondiendo lo que parecía la puerta, identificada como tal debido a que ésta daba a un puente levadizo que conectaba el torreón con la calle.

-Eso debe de ser la puerta. Aunque no estoy muy seguro.- dijo en un tono bajo. - Si queréis entrar ir vosotros primeros, pero tener en cuenta que allí podría haber cualquier cosa.

Ante la llegada de Rena y de Eitne, Pam sorbió, las lagrimas seguían cayendo sin control alguno, y sorbiendo de nuevo intento limpiárselas no queriendo que la viera llorar independientemente de lo sucedido y de la rabia que sentía, era una muestra de debilidad.

Los gritos de Hyun tronaron en sus oídos, no ib a contradecirle, podía y hasta podrían creerle si le funcionaba bien, pero no iba a hacerlo. Si lo echaban no podrían vengarse en el futuro y ante todo, sus empujones y golpes no igualaban ni por asomo el uso de un arma en su contra, cuando ya a nivel físico estaba en clara desventaja.

-Tú...apareciste, quería estar sola...me has intentado golpear con el martillo, eso...hip...no vale un pequeño empujón, es excesivo. ¿Como puedo hacerte daño, hip, con este cuerpo?...-indicó la niña aovillándose en el suelo, seguían hipando entre lagrimas que limpiaba dejándose los ojos bastante rojos por el fregoteo, nuevamente no pudiendo controlar aquello. No volvió a gritar, al contrario bajo mas la voz. Haber gritado tanto y de pronto le estaba pasando un poco de factura, poco acostumbrada como estaba a alzar la voz- Tú eres grande...yo solo mido un metro y no tengo tanta fuerza como para que no hubiese otra forma de alejarme...hip...mis golpes no matan, el tuyo si...tú y tu martillo sois peligrosos...casi me abres la cabeza -se excusó la mona del queso alejándose de el mirando aun el martillo en sus manos- Ibas a intentar golpearme de nuevo sino venían...tu mirada lo decía -le apuntó con una mano algo temblorosa, acurrucándose en el pasillo mas cerca de Rena y de Eitne, que de el.

-Eh, Pelusilla, cálmate- cogió a la mona en brazos. Sabía que no era una cría pero algo la impulsaba a hacerlo, esperaba que Pam no se enfadase- Deja de llorar. Y tú también, cálmate- le dijo a Hyun- Para empezar, ¿por qué has atacado a Hyun, Pelusa? Dice que solo vino para ver si te ocurría algo porque te oyó llorar.

Por lo que habían contado se podía deducir que Pam había saltado sobre Hyun y el humano se había defendido con un... ¿martillo? Miró al chico con una ceja alzada.

-¿Y tú qué coño haces con el martillo por el torreón? Tío, que podrías haberla matado, ¿no ves que es peligroso? Deberías tener más cuidado

Lo más lógico, al menos desde el punto de vista de Rena, fuera que el humano tuviese intención de usar el martillo para algo y que por eso lo llevaba encima, y aunque era razonable que tuvieran los nervios de punta después de las experiencias raras que habían tenido no podían ir saltando así a la mínima con riesgo de hacerse verdadero daño entre ellos. Tal vez habría que hablarlo en grupo.

Después de la visita de la mujer rodeada de niebla Drusar durmió poco <<¿A qué ha venido? ¿Planeará colarse dentro alguna vez?>> Pensaba repetitivamente. La incertidumbre, los nervios y sobre todo el miedo habían hecho mella en él y no podía dejar de darle vueltas al problema en que se había metido. ¿Tendrá algo de verdad lo que me dijo ese extraño en mi mundo?

Cuando la  pésima luz del alba empezó a entrar por los ventanales el lagarto ya llevaba un tiempo dormido, con la cabeza debajo de la almohada como si pudiera aislarlo de todo. Se despertaría bastante tarde, y más tiempo tardaría en levantarse y enfrentarse a un nuevo día. Los dias pasaron, monótonos y lentos como un reloj estropeado. Las actividades de Drusar no variaron mucho, se dedicó a ayudar a sus compañeros en la cocina y en general en las tareas domésticas, que era lo que sabía hacer.

Veía al resto entrenar con armas y eso le impulsaba a reflexionar. Sabía que era necesario, por supuesto. Él mismo llevaba siempre consigo un cuchillo, pero en realidad no se sentía preparado para matar algo o a alguien para sobrevivir. Era consciente de ello, y eso en parte lo atemorizaba. <<¿Seré capaz llegado el momento?>> Se preguntaba continuamente. Solo había una manera de descubrirlo, y no tenía pensado probarla.

En el dia actual se levantó temprano, como era costumbre en él y se dirigió a la azotea. Para ello tenía que cruzar la cuarta planta, donde Milo estaba entrenando. Después de dirigirle un escueto saludo subió a la azotea. Le gustaba ese sitio, tenía una vista privilegiada, podía vigilar los alrededores del torreón y además estar a solas un rato. Una actividad cada vez más complicada para su gusto.

Al cabo de un tiempo algunos de sus compañeros salieron al exterior. Miraba a los pequeños y no podía evitar pensar que todo esto les venía grande. No es que él lo llevara muy bien, pero no soportaba su pura inocencia. <<¿Tan poco echan de menos sus hogares? >> Él echaba continuamente de menos Asrena, desde sus caliente dunas hasta sus oasis. Cuando los vio creando estallidos de plumas y luces púrpuras le dio un vuelco el corazón. Era magia, como en el cuento, como la que los había traído a Rocavarancolia. <<¿Pero qué...?>> Pensó antes de irse escopetado de la azotea, pensando en las posibilidades de ese descubrimiento.

A medida que iba bajando no tardó en escuchar los gritos de Hyung-su. Y movido por la preocupación y la curiosidad  siguió el origen del ruido. Llegó justo a tiempo para escuchar las palabras de Rena. Instintivamente dio un paso atrás, mirando de reojo el martillo. <<¿Era posible que hubiera querido matarla conscientemente? ¿O había sido un acto-reflejo?>>

-¿Hay alguna explicación coherente para esto? ¿O solo son impulsos homicidas?- Le preguntó al coreano olvidando por completo los trucos de magia del patio. Si estaba ante alguien peligroso para él quería saberlo. Aunque el lagarto aparentara calma y seriedad por dentro estaba nervioso, no por el coreano, pero sí por su martillo. No lo conocía y mucho menos en esas situaciones.

La mona del queso se tensó cuando Rena la cogió en brazos y por un momento se retorció inquieta por aquello. De por si no le gustaba que la trataran como niña, ni tampoco que la tocaran demasiado, tal vez un pequeño trauma de su vida en ordesta que ni sabía tener, tenía su espacio personal bastante bien formado y aunque aceptaba ser ella la que lo deshiciera no era lo mismo si el contacto lo empezaba a otro.

Pero por aquella vez Pam se tragó su orgullo y su inquietud, y mientras se limpiaba las lagrimas que quedaba bajando por sus mejillas, se recordaba como un cántico en su mente que una reacción mala en esa situación podría dar una mala imagen. Había perdido su mascara por uno momentos y ahora debía recomponerla de nuevo, ocultar sus emociones reales. Lo haría, en cuanto consiguiera dejar de hipar y controlarse al fin, cosa que no estaba siendo fácil.

-Intente hip...usar el hechizo de Nime, pero no pude, lo intenté muchas veces, pero nada -añadió sintiendo escozor en los ojos por el llanto anterior, que llevaba años sin sentir y donde las lagrimas había caído en un torrente casi imparable como si llevara años ahí almacenadas esperando su libertad- Lo recuerdo Rena, el dijo que no podría hacer magia cuando conté lo del hechizo térmico ¿recuerdas, verdad?...-murmuro y sintió como un par de lagrimas mas volvía a resbalar por sus mejillas sin que pudieras controlarla, ese hecho aun le dolía, por mas que la rabia en su contra pareciera haberse sosegado aguardando un mejor momento para salir, el dolor y la decepción no habían desaparecido aun.

-El atrajo a la mala suerte...hip...y por eso la magia no sale - añadió Pam mirándola a ella y a Hyun, empezando  frustrarse en serio con el condenado hipido que solo hacia que todo fuera mas exagerado de lo que hasta ella misma pretendía- Estaba triste, frustrada, decepcionada, porque estudie muchas horas esa hoja que cogimos y ahora esto. El llegó...y recordé como dijo que nunca podríamos hacer magia...y me enoje. Quería empujarle, sacar un poco la rabia de forma inútil y llorar...no hacerle daño de gravedad. No podría con este cuerpo, pero su presencia me recordó esas palabras y fue demasiado doloroso...porque si podemos hacerla ¿verdad? - murmuro mirando a Rena, mostrando realmente cierta ansias en sus ojos lavandas porque le dijera que si, una que no era fingida y que salia desde lo mas profundo de ella, esa necesidad de que aquello solo fuese un broma o alguna dificultad tonta o que no era el tipo de hechizos que ella podía hacer, lo que fuera- Yo también...hip quería ser especial- añadió bajando la vista diciendo eso totalmente en serio, mordiéndose el labio inferior, intentando dejar de hipar de una bendita vez.

Justo en ese momento vio llegar a Drusar que interpelo directamente a Hyun, aunque no llegó a escuchar lo que estaba diciéndole, mas concentrada en limpiarse los ojos con cierta saña para que no volvieran a llorar en minino otros diez años mas.

Por mas que se comportara como un adulta pues en su mundo de origen ya lo era, no es como si hubiera tenido niñez y por mas rebelde que hubiera sido, nunca había tenido oportunidad alguna por pedir cosas, por tener sueños, por que alguien le dijera que era algo mas que una mascota bonita. Solo una persona se lo había dicho de algún modo, Dama aroma y por ahora no estaba siendo del todo cierto. Si había huido de ordesta, pero seguía siendo tan común como siempre lo había sido, ni siquiera su inteligencia estaba ayudándola a la hora de poder hacer magia, lo que mas ansiaba.

El coreano escuchaba a Pam hablar con terror. Su cabeza era una maraña tan grande que se veía incapaz de responder rápido. Solo escuchaba como se hundía poco a poco. Y mientras, encima de todo, el dolor volvía lentamente, notaba punzadas en la barriga, el daño en la nariz que parecía ocupar toda su cabeza. Era injusto, ella jugaba la carta de la indefensa, de las lágrimas, si Hyun jugara del mismo modo solo sería patético. Dio un primer vistazo a su alrededor antes de fijar la vista en Rena. Intentó calmarse e hizo un esfuerzo en elaborar una respuesta a lo que Pam decía. Pero fue cuando llegó Drusar que le salió lo que decir. Acababa de llegar y ya iba al cuello del coreano, encima esa criatura repulsiva. Las palabras del coreano salieron en un tono más calmado y serio.

- No fue solo un empujón, yo me caí y en el suelo siguió pegándome. Me daba donde más me pudiera doler. Patadas en la barriga, golpes en la cara- cogió aire de forma entrecortada antes de seguir.- Yo la intenté apartar, alejar, no quería hacerle daño- entonces se le ocurrió. -Cuando ya no era capaz de hacer nada más, saque mi martillo, solo la asustaría para que se quitara de encima.- El coreano miró por primera vez a Drusar directamente a los ojos para terminar -Y ha funcionado- dijó cortante - como veréis ella no tiene ni un rasguño-

El comentario de Drusar no ayudó a levantar los ánimos precisamente. Rena puso los ojos en blanco.

-No, tío, parece que ha sido todo un malentendido- dijo, y se volvió a Pam.- No creo que Hyun te haya echado ningún mal de ojo, Pelusa. Abajo estábamos hablando y Zob ha dicho que las diosas que fueron a por él usaban potingues y cosas así para hacer magia, a lo mejor nosotras solo necesitamos algún complemento, como una herramienta. Justo venía a preguntarte si en lo que estabas traduciendo salía algo así.

Las palabras de Hyun cambiaron un poco la versión de los hechos que se había formado en su cabeza, aun así no quería dudar del chico, tampoco quería dudar de Pam. Se centró en mediar para solucionar el asunto, juzgar quien mentía y quién decia la verdad no era cosa suya.

-Ya sé que te jode un montón que no te salgan los hechizos, créeme, yo estoy igual; y que te jodieron un montón las palabras de Hyun pero no puedes ir por ahí arreándole a la gente que dice cosas que te joden. Y lo sé, yo no soy el mejor ejemplo- se echó a reir- Podríamos salir un dia de estos a buscar más pistas sobre magia, a lo mejor hay algún archivo o alguien guarda apuntes en alguna parte. Tiene que ser eso, porque si no, ¿qué cojones hacemos aquí? A mi me prometieron magia, con todas las letras- se echo a reir de nuevo, en esta ocasión con un deje incómodo. Ahora tenía sus dudas con lo de la magia, pero se agarraría a un clavo ardiendo si hacía falta- Y bueno, no soy tu madre y no voy a decirte que le pidas perdón a Hyun, pero estaría guay que lo hicieras por eso de que se ha comido un marrón sin tener culpa.

<<¿Un malentendido? Los malentendidos no se solucionan con armas.>> Contestó en su mente. El asreniano escuchó la versión de Pam con los brazos cruzados, y no pudo evitar pensar en lo ridículo que sonaba.<<Si va actuar así siempre que algo le salga mal me alegro de que no tenga magia>>. Pensó el lagarto mirándola con desprecio. La actitud de la mono del queso era infantil, pero antes de que pudiera decir nada Hyung le respondió. Mientras una decía que solo fue un empujón el otro  relataba una completa paliza. Cosa que empezó a molestarle seriamente.

-Ya, eso es cierto. No tiene ningún rasguño. Le admitió Drusar al humano, con cara de no fiarse mucho. Con la declaración que había dado no dejaba nada claro, quizá dijera la verdad o simplemente había fallado el golpe. De hecho, nada de lo que dijera ninguno podría demostrase, era imposible fiarse. Lo único seguro era que uno de los dos estaba mintiendo.

-Entonces todo está dicho.- Resumió después de que hablara la irrense.- Estabas decepcionada y cabreada, así que se te ha ido de las manos, seguro que la próxima vez elegirás las palabras antes que  los golpes.- Le dijo a la mono del queso. Al lagarto le hubiera gustado soltarle cosas mucho menos agradables, pero no sabía de lo que era capaz y no quería convertirse en un blanco para nadie. <<Pero pienso vigilaros a los dos>>. -Y ya que sale el tema...¿quién ha descubierto lo de los hechizos? A mí también me gustaría probar.- Preguntó apresuradamente,  intentando disimular su nerviosismo.

El medio australiano siguió los acontecimientos mientras se preparaba el desayuno, aparentemente distanciado de la conversación principal. Desde el mismo momento en el que habían pronunciado la palabra "magia", Rox había abierto bien las orejas. Varias preguntas se arremolinaban en su mente, pero de algunas no quería obtener respuesta; sobre todo aquellas que tuvieran que ver con arrastrar cosas de sueños a la realidad. Dudaba que Nime quisiera contar su mala experiencia otra vez, y si el hechizo lo había obtenido de este y funcionaba, se confirmaban más de sus temores. Aparcó esa pensamiento en lo más profundo de su ser. No era momento de ponerse pesimista.

La luz que salió de las manos de la libense le hizo abrir los ojos como platos, observando estupefacto al sofá esperando algún tipo de reacción: que cobrara vida, que estallase en llamas... pero no paso nada. De todas formas, Rox seguía alucinando con el juego de luces.
Tragó saliva, igual que sentía ganas de tragarse sus palabras cuando le dijo a Hyun que él tampoco creía que pudiesen hacer magia. A pesar de tener el desayuno a medio hacer, el chico siguió a los demás hasta el patio, todavía ensimismado. Fuera el espectáculo fue mejor, incluso aunque este fuera mero polvo.
Se quedó con las enseñanzas de Nime, repitiendo los gestos despacio antes de hacer nada en serio. En cuanto el resto comenzó a hacer gala de los (aparentemente) distintos hechizos, lo único que salía de él eran risas y diversos sonidos de emoción por cada cosa nueva que sucedía.

—¡Que pasada, que pasada! —primero cogió una de las plumas del daeliciano para mirarla un largo rato y luego se acercó a la estatua para contemplar mejor el grabado a fuego de Zob. Lo rozó con la yema de los dedos al igual que había hecho Eitne instantes atrás, esbozando una amplia sonrisa complacida por el calor.

La conversación le dio aún más ánimos: en caso de que no pudiera hacer magia seguiría intentándolo, igual que el resto. Algo bueno tenían que sacar de aquel secuestro en masa, después de todo. Solo esperaba que su hechizo no resultase en que se le cosiera la ropa a la piel o hacer aparecer un puñado de arpías.
Sacudió la cabeza, las manos y cogió aire, como si fuera a hacer un ejercicio complejo, dispuesto a probar suerte. Ajeno a todo lo que sucedía arriba, el rubio se concentró en el hechizo. Apuntó de igual forma a la estatua por precaución: no quería hacerle un tatuaje a nadie.

El miembro 'Goliat' ha efectuado la acción siguiente: Número Aleatorio

'Dado de 100 caras' : 35

Resumen de los resultados: el pulso púrpura original se multiplica en cuatro, y de cada pulso se obtienen los siguientes resultados:

-Polvo.
-Se oye: "Nunca sacarán su magia fuera de mi memoria, ¡voy a acabar vomitando púrpura!". Todas las reservas del usuario se reducen a la mitad; no sólo la magia que lleva en el cuerpo sino también la de los amuletos que esté tocando (esto sucede dos veces).
-Estalla en una mezcla de especias picantes.

No le gustaba para nada que se pudieran de parte de ese mono peludo, era su culpa que no tuvieran magia al fin de cuentas <<Espero entonces que tampoco la tenga, porque entonces juro que pienso golpearle aun mas fuerte >> pensó la mona del queso mas frustrada que otra cosa, pues definitivamente no le parecería justo que el, entre todos, pudiera tenerla, que no movía un dedo por nada ni nadie desde que había llegado, y gente como Rena o ella misma no pudieran hacerla.

La cobardía y la flojera no debería pagarse con magia, no era un pago equitativo. No le parecía justo, simplemente eso, que quienes se pasaba la vida esforzándose, ayudando, trabajando y haciendo cosas en general no pudieran se recompensando por sus esfuerzos y en cambio si pudieran serlo los que se sentaban a la bartola. Al menos que ella supiera no había visto aun a Hyun tener iniciativa para algo, como para salir por ejemplo, incluso siendo uno de los mayores. No había visto aun nada positivo en el, ni ganas ni esfuerzo por hacer algo por gusto, y hasta que no pudiera verlo, no iba a cambiar la imagen que tenía sobre el.

Miro a Rena atentamente cuando le escucho comentar que tal vez existía algún objeto que amplificara su magia y con eso pudiera hacerla. La miro fijamente pensativa, intentando recordar si había leído algo sobre eso ya fuese en sus apuntes ya fuese en el libro de cuentos de Adru. Recordaba algo sobre amuletos, aunque en su momento había pensado que era por simple buena suerte, tal vez fuesen algo mas.

-No había nada similar en el hechizo térmico,...pero tal vez existan amuletos que ayuden con eso, igual que pueden atraen la buena suerte, podrían atraer la magia, pero no sabemos como pueden lucir...tal vez venga algo en el libro de cuentos de Adru como pista - comentó ante la posibilidad, mientras le pedía a Rena que ya la podía bajar, mas tranquila y con una nueva perspectiva creciente, mas positiva que sus pensamientos anteriores, sobre lo que ocurría con su magia y con aquellos que no hubieran podido hacerla hasta ahora. La mona del queso alzo una ceja, ante el pedido de Rena de disculparse y sus palabras sobre que no era su madre << ¿Las madres regañan? >> pensó ante la posibilidad, había recibido muchos regaños durante su vida, pero nunca de una madre. Relego rápido ese pensamiento a un lado, el concepto familia no tenía mayor importancia para ella, que nunca la había conocido.

-No tengo madre, así que tampoco se como sería un regaño de ella, pero entiendo lo que quieres decirme- añadió encogiéndose de hombros, no importándole el peso que pudiera tener sus palabras, dirigió su mirada hacía Hyun, notando como empezaba a ponerse de un color mas oscuro la zona de la nariz, por uno de sus golpes. Seguramente también tendría algún que otra marca en otras partes del cuerpo, por suerte para el, sus golpes no es que fueran ni especialmente fuertes ni especialmente dañinos, pero claro de la marcas no iba a librarse. Pam se mordió el labio inferior viéndolo atentamente, seguía sintiendo de alguna forma que era su culpa, pero ahora mas calmada y con otros pensamientos en mente, notaba que su reacción había sido explosiva y sin pensar, mas tipo de un animal que de alguien inteligente y racional. Le fastidiaba su propio comportamiento, porque era igual que decir que era exactamente como la mascota rabiosa que realmente no era.

-Lo siento – murmuro, viendo a Hyun fijamente, segura que de todos modos no iba a creerle- Incluso si es evidente que no nos llevamos, no debí pagar mi frustración y fastidio de esa forma mas parecida a la de un animal que a la de alguien racional, contigo – añadió diciendo eso de verdad, sentía ese comportamiento suyo realmente, e incluso si como decía, aun este no le gustara, era algo aparte a su forma de comportarse- Llegaste en un mal momento, cuando no era capaz de controlar mis emociones...-admitió pues era la cruda verdad, aunque le fastidiara admitirlo de forma abierta. Se calló, nada cómoda, ya había dicho mas de lo que debería y de si misma y había mostrado también mas de lo que estaba dispuesta a aceptar, suspiro, terminando con eso volvió sus ojos hacia Drusar ante su intervención y comentario, pues este no solo hablar mucho realmente. << En comparación, hasta mono peludo es mas sociable que él >> pensó resignada.

-Yo conseguí traducir el  hechizo térmico ayer ya bastante tarde, intente realizarlo, pero no funcionó- aseguro mirando a Rena, no le hacía mucha gracia tener que compartirlo y  descubrir que otros podían hacerlo y ella no, por mucho que Rena le hubiera dado cierta esperanza de que tal vez ellas necesitaban algún objeto conductor para la magia, seguí sin hacerle gracia, porque significaba que tendría que esperar mas para poder realizarla, cosa que le parecía injusta después de su esfuerzo traduciendo. Sus ojos vagaron por los presentes, hasta posarse sobre el silencioso Eitne, el único de los que estaba allí sabia ya de seguro era capaz de hacer magia -¿Quieres intentar hacerlo, Eitne? Lo tengo bajo mi almohada. A mi no me sale ni el de Nime – admitió mordiéndose el labio inferior, frustrada por admitirlo- Pero a ti si, tal vez este también te salga...sino lo hace es que la magia tal vez no funciona como esperamos, porque estoy segura esta bien traducido- añadió sin duda alguna sobre aquello ultimo, pues ella no habría intentado hacerlo de no tener un porcentaje total  de certeza de que estaba bien hecho.

Poco a poco fue relajando la expresión facial, notando un suave dolor en las partes más afectadas por los golpes de Pam. El coreano veía como los demás se ponían de su lado con regocijo. Cada vez notaba como conseguía más poder en la discusión, y el culmen fue la disculpa de Pam. Por fuera mostraba seriedad, pero por dentro tenía una sonrisa de oreja a oreja que se moría por salir, por recochinear la victoria. Aún así se contuvo, debía mantener la apariencia.

-Te perdono- Mintió, sabía que Pam nunca le caería bien. Lo que había pasado ya le había hecho su enemigo. Se la guardaría para los restos, como hacía con todo el que le caía mal. Hyun era extremadamente rencoroso. Todavía hasta querría devolverle el daño, pero con lo que ya había pasado se daría con un canto en los dientes.

Eitne se había quedado congelado en un principio y no comenzó a templarse su ánimo hasta que la discusión parecía seguir un cauce más normal para él. No se podía creer lo que habían hecho ninguno de los dos. Era algo que no entendía. Habían sido muy violentos, ambos, hasta un punto tan peligroso que ni el propio daeliciano sabía cuánto. Escapaba a su entender. Sin embargo, el perdón y las disculpas sí que sonaban a algo que conocía. Ingenuo, Eitne sonrió a ambos, creyendo con absoluta certeza que ya había acabado todo.

—M-me alegra que lo hayáis s-solucionado —les dijo, aliviado. No podía ni pensar qué habría ocurrido si no. Por suerte, Pam mencionó la magia nuevamente y todo pasó a un segundo plano. Se sentía mal al escuchar lo que había pasado con Pam, pero esperaba que al poder usarlo él, pudiera ayudar de alguna forma—. ¡C-claro! D-dime cómo es.

Pam le explicó los pasos y Eitne los memorizó con facilidad. Ese paso era el paso fácil para él, lo complicado era poner en práctica lo que aprendía. Los movimientos con las manos le salían sin problemas, el ensalmo era otro cantar. Lo intentó una vez y dos y tres y en ambas trastabilló su lengua.

—Pe-perdón... —les dijo avergonzado, bajando la cabeza. Volvió a intentarlo y volvió a fallar, solo para volver a probar de nuevo con un mismo resultado. Los ojos se le llenaron de lágrimas. Esta vez no estaba en un segundo plano, toda la atención estaba fija en él y en sus manos y en su tartamudeo y eso le ponía de los nervios. Trató de respirar hondo, pero el aire parecía colarse en sus pulmones al ritmo de sus latidos, a tragos cortos y rápidos—. N-no, n-n-no p-puedo —dijo al mismo tiempo que comenzaba a llorar—. Pe-ped-didselo a Z-zob o a N-n-neil o a N-n-n-nime.

Ellos sí podrían, pensó con amargura. Eitne se limpió los lagrimones con la manga y comenzó a morderse las uñas casi con ansia.

Por fin el problema se había solucionado, y aunque Pam había admitido su culpabilidad seguía sin fiarse mucho de ninguno de los dos. Solo podía creerlos según sus palabras, y el lagarto no era de los que aceptaban las cosas de primeras. Tendría que ser cuidadoso, tanto con la mono del queso como con el coreano.

<<Hechizo térmico.>> Repitió con entusiasmo, pensando en la cantidad de hechizos que podrían ayudarles a partir de ahora.  Observó atentamente la explicación e intentó memorizar cada uno de los pasos que se hicieron, ya fueran gestos o palabras. Y aunque a Eitne no le había salido intentó no desanimarse. <<Su inocencia y vergüenza le van a pasar factura si no cambia>> Se dijo Drusar cuando vio el nacimiento de lágrimas en los ojos del daeliciano.

El objeto que decidió usar fue un vaso que había dentro de la habitación, lo dejó en el suelo y suspiró intentando tranquilizarse. El asreniano hizo los gestos y palabras precisas, pero no surgió ningún cambio en el objeto. A Drusar le dio un vuelvo el corazón, hizo desesperamente el hechizo varias veces, y cuando creía que no le saldría nunca sintió algo. Era como una especie de cosquilleo en la punta de los dedos, y aunque en un primer momento no ocurrió nada poco a poco notó como una leve escarcha recubría el cristal.-Magia.- Pronunció saboreando la palabra y mirandose la mano, como si fuera la primera vez que la veía. -¿Os dais cuenta? Con una magia más potente podríamos salvarnos de lo que quisiéramos, no nos persegurían Capuchas Rojas de esas ni nos vigilarían monstruos por las ventanas.- La emoción que sentía superaba a la que hubiera sentido en años,.

Hyun todavía daba vueltas a lo que acababa de ocurrir. Sin embargo, como imaginaba que hacían todos, fingió dejar atrás el tema y siguió atento al daeleciano mientras se preparaba para hacer magia. El único al que Hyun le deseaba que le saliera bien. Pero no, Eitne apenas podía formar las palabras sin trabarse. El coreano empezaba a enervarse. Y con cada intento que le iba mal, él se sentía peor por el daeleciano. Y cuando rompió a llorar Hyun noto un vacío en el estomago. Otra vez se encontraba a sí mismo impotente ante la situación. Un negado para los sentimientos ajenos. Su hermana mayor siempre era muy fuerte y su hermano pequeño era muy cerrado. Aunque en el fondo el coreano sabía que era el culpable de la actitud del segundo. Despertó de su ensimismamiento al darse cuenta que se había vuelto a subir en sus propios pensamientos. Se acercó al niño. No tenía muy claras las palabras pero quería consolarle, demostrarle que su relación iba en dos sentidos. Sin embargo cuando estaba a punto de decir nada, la mona se adelantó. Y con ella cerca ya no era capaz de hablar, así que retrocedió. Maldiciendo en su interior mientras la mona consolaba al niño. Y como en todas su relaciones anteriores el coreano sintió celos. Miraba a la niña con un nuevo asco, asegurándose mentalmente a sí mismo que ella no era tan amiga cómo él de Eitne. Querría haber sido él el que lo consolará, el que se acercara a él, querría ser el más importante para Eitne como este lo era para él, pero no era capaz.

Prestando poca atención al principio, estuvo presente en la primera vez que se ejecutaba el hechizo de temperatura. Como se lograba. Y no pudó sentir más que envidia de la felicidad ajena, mientras apretaba los dientes afligido por todo en su vida.

Un cosquilleo le bajó de los brazos hasta la punta de los dedos. Su corazón se aceleró a medida que formulaba el hechizo y este daba resultado. No había hecho nada que los demás no, pero por motivos que desconocía el suyo pareció salir rana. La tos y varios estornudos le interrumpieron en lo que la nube de polvo y especias se levantó delate suya, con lo que trató como buenamente podía de dispersarla a manotazos. Para colmo, lo que no apartó a tiempo terminó metiéndosele en los ojos. Al menos esa parte no había sido nada impresionante.
Fueron las voces superpuestas las que le hicieron dar un brinco de sorpresa. No las reconocía, y además no parecían venir de ningún sitio en concreto. El coreano alzó la vista al cielo mientras se frotaba los ojos, esperando quizá encontrarse a alguien ahí. Nada.
—¿Qué...? —en lo que se hubo librado del polvo se miró las manos, buscando cualquier indicio de anormalidad en ellas o en su alrededor. Aparentemente todo seguía normal, exceptuando el repentino cansancio que sentía—. Qué diablos...

Resopló con fuerza, sujetándose la frente antes de dar un pequeño traspiés. Si al resto no parecía haberle costado tal esfuerzo, ¿por qué a él sí? Puede que fuera cierto que no estuviese hecho para eso, o puede que el no haber hecho magia jamás se tradujese solo en falta de práctica. Apoyó la espalda en la estatua, gesticulando con la mano libre a Zobriel para hacerle ver que no le pasaba nada grave.
—Buf. Sí. No quiero quedarme medio muerto delante de ningún monstruo por un puñado de polvos pica-pica... —se apartó el pelo de la frente entre jadeos, esperando a recomponerse antes de entrar a desayunar. El agotamiento y el nublino le habían hecho recordar que él tampoco había comido nada aún—. Ahora te sigo, solo... necesito unos segundos.

En cuanto dejó de sentirse como si hubiera corrido un sprint sorpresa, Rox entró en la cocina. Rebuscó en las cestas para completar lo que ya había empezado a hacer, alertándose entonces por la ausencia de algunos alimentos.

— Y hablando de salir... a lo mejor es un buen día para recargar la despensa.

Pam explicó como hacerlo, pues se lo sabia realmente de memoria, tanto los pasos como las palabras y espero. La falta de resultados de Eitne le hizo plantearse dos opciones, era una magia que no estaba a su alcance por algún motivo, o la mas factible, que su tartamudeo y nerviosos hiciera mas complicada su realización. Y Pam a a pesar de que había estado celosa de como Nime y él si habían podido hacer magia, incluso siendo mas pequeños que ella, cuando lo vio llorar de esa forma, no le gusto tampoco.

Su intención al pedírselo, por raro que sonara no era con intención de que fallara.

-Has hecho varios intentos abajo, seguro la magia necesita cierto reposos entre hechizo y hechizo para que funcione, probablemente es un gasto de energía sustancial- comento pues era posibilidad mas que factible. Dudaba que no fuera algo que agotara, todo los ejercicios lo hacía en algún momento, cualquiera, incluso estar de pie sin moverte podía cansarte las piernas, lo mismo debía pasar si se usaba mucho la magia en corto tiempo- No llores, te lo he pedido muy de repente y debes estar cansado por toda la practica anterior, los nervios no ayudan a la hora de pronunciarlo, que es bastante rápido -respondió Pam, acercándose al niño para limpiarle las lagrimas, ella había llorado mucho ese día y no quería a ver a nadie mas llorando por lo que quedaba de día, si era posible.

La mona del queso vio entonces, como Drusar, que también parecía haberse quedado con su explicación también lo intentaba, con al parecer buenos resultados tras algunos intentos. Sonrió de algún modo satisfecha consigo mismo al ver que realmente había conseguido traducir correctamente aquel hechizo. Era lo mejor que le había pasado en todo el maldito día, incluso si aun no podía realizarlo, notar que realmente sus esfuerzos tenían frutos reales y no había sido un fallo era un momento para sentirse orgullosa de si misma.

- Es cierto, pero para eso necesitaríamos encontrar mas hechizos...no me importa traducirlo de ser el caso - respondió Pam que se sentía totalmente dichosa y orgullosa de que su traducción fuese correcta, era un positivismos inmenso tras la decepción de saber que o podría ahcer magia fácilmente aun, hasta que no encontraran algún amuleto u algo así. La mona del queso miro a Eitne, de forma tranquila- Digamos al resto del hechizo, a lo mejor ya terminaron y podemos planear alguna salida...mínimo debemos conseguir comida otra vez. - añadió deseando moverse, hacer algo, mostrar que era útil, al resto y a si misma.