Torreón Letargo (Archivo VI)
+16
Giniroryu
Zarket
Lobo_Negro
Hiss
Rocavarancolia Rol
Kanyum
Seth
Naeryan
Lathspell
Evanna
Kial
Manasard
Yber
Jikan11
Red
Muffie
20 participantes
- Kial
Ficha de cosechado
Nombre: Hyun-Su
Especie: Humano
Habilidades: memoria, habilidad mental (acertijos, adivinanzas),astucia.Personajes : Hyun-su: el medio coreano medio estadounidense, serio, callado, cobarde, enclenque y egoista impulsado por su miedo.
altura: 1,77m
peso: 67 kg (estilizado)
edad: 15 años
Heridas/enfermedades : -Cicatrices en: mano, pecho, hombro y mejilla.
-Cojera por herida a medio curar en gemelo.
Torreón Letargo (Archivo VI)
22/11/15, 09:34 pm
Recuerdo del primer mensaje :
La chica a la cual le había dado el martillo utilizó éste para arrancar, de uno de los edificios en ruinas, una puerta un tanto podrida y así utilizarla de escudo <<no era el uso que esperaba que le diera>>. Una vez tuvo la puerta le devolvió el martillo.
Milo inició la carga contra las bestias avanzando seguros y a un paso ligero. Una de las ratas tiró una primera espina causando el sobresalto de Hyung. Si podían disparar nada les paraba de acribillarles a todos ellos. Claramente les superaban las ratas en número. Hyung se asombró, sus compañeros seguían avanzando, no se esperaba semejante envalentonamiento. Los que se habían quedado detrás empezaron a lanzar huesos y piedras que cogían del suelo << ¿¡Pero que hacen!? ¿¡Quieren que nos disparen a nosotros!?>>. Hyung se aparto del grupo alarmado esperando una lluvia de espinas hacia ellos. La mirada hacia él de una de las ratas al apartarse un poco le provoco un sobresalto. Sin embargo poco le importó a la bestia Hyung pues se giró de nuevo hacia los que se dirigían a las cestas. La estrategia de distracción había hecho poco pues todos ellos seguían sin haber recibido un disparó y las ratas se centraban en Milo, Rox y Rena. Finalmente llegaron y empezaron a agarrar las cestas, Rox perdió una debido a una espina que quedó cerca de darle en la mano. Consiguieron cinco y tiraron el resto distrayendo a unas cuantas ratas.
Tocaba huir, Los niños empezaron a correr Hyung aceleró << ¡no puedo quedarme atrás!>>. Hyung fue todo lo rápido que pudo dejando atrás a los demás. Frenó una vez una vez oyó el grito eufórico de Rox; estaban a salvo. La celebración de la victoria de Rox le provoco una risa tímida y bajita a Hyung. Era contagiosa su felicidad y por muy poco que hubiera hecho Hyung él también consideraba eso su victoria. El grupo se tomo un rato para recuperar el aliento y decidirse en que iban a hacer ahora. La atención de varios se dirigió a una especie de torre no muy lejos de allí. Finalmente se decidieron por avanzar hacía ésta para verla mejor.
Llegaron a la torre fácilmente. Menos mal no tuvieron problemas al continuar su camino hacia ésta. Hyung se paró ante ella y echó un vistazo largo. Aquel edificio de gran tamaño debía de tener un total de al menos tres plantas de bastante altura. Se encontraba rodeado de una franja de tierra y cubierto de enredaderas escondiendo lo que parecía la puerta, identificada como tal debido a que ésta daba a un puente levadizo que conectaba el torreón con la calle.
-Eso debe de ser la puerta. Aunque no estoy muy seguro.- dijo en un tono bajo. - Si queréis entrar ir vosotros primeros, pero tener en cuenta que allí podría haber cualquier cosa.
La chica a la cual le había dado el martillo utilizó éste para arrancar, de uno de los edificios en ruinas, una puerta un tanto podrida y así utilizarla de escudo <<no era el uso que esperaba que le diera>>. Una vez tuvo la puerta le devolvió el martillo.
Milo inició la carga contra las bestias avanzando seguros y a un paso ligero. Una de las ratas tiró una primera espina causando el sobresalto de Hyung. Si podían disparar nada les paraba de acribillarles a todos ellos. Claramente les superaban las ratas en número. Hyung se asombró, sus compañeros seguían avanzando, no se esperaba semejante envalentonamiento. Los que se habían quedado detrás empezaron a lanzar huesos y piedras que cogían del suelo << ¿¡Pero que hacen!? ¿¡Quieren que nos disparen a nosotros!?>>. Hyung se aparto del grupo alarmado esperando una lluvia de espinas hacia ellos. La mirada hacia él de una de las ratas al apartarse un poco le provoco un sobresalto. Sin embargo poco le importó a la bestia Hyung pues se giró de nuevo hacia los que se dirigían a las cestas. La estrategia de distracción había hecho poco pues todos ellos seguían sin haber recibido un disparó y las ratas se centraban en Milo, Rox y Rena. Finalmente llegaron y empezaron a agarrar las cestas, Rox perdió una debido a una espina que quedó cerca de darle en la mano. Consiguieron cinco y tiraron el resto distrayendo a unas cuantas ratas.
Tocaba huir, Los niños empezaron a correr Hyung aceleró << ¡no puedo quedarme atrás!>>. Hyung fue todo lo rápido que pudo dejando atrás a los demás. Frenó una vez una vez oyó el grito eufórico de Rox; estaban a salvo. La celebración de la victoria de Rox le provoco una risa tímida y bajita a Hyung. Era contagiosa su felicidad y por muy poco que hubiera hecho Hyung él también consideraba eso su victoria. El grupo se tomo un rato para recuperar el aliento y decidirse en que iban a hacer ahora. La atención de varios se dirigió a una especie de torre no muy lejos de allí. Finalmente se decidieron por avanzar hacía ésta para verla mejor.
Llegaron a la torre fácilmente. Menos mal no tuvieron problemas al continuar su camino hacia ésta. Hyung se paró ante ella y echó un vistazo largo. Aquel edificio de gran tamaño debía de tener un total de al menos tres plantas de bastante altura. Se encontraba rodeado de una franja de tierra y cubierto de enredaderas escondiendo lo que parecía la puerta, identificada como tal debido a que ésta daba a un puente levadizo que conectaba el torreón con la calle.
-Eso debe de ser la puerta. Aunque no estoy muy seguro.- dijo en un tono bajo. - Si queréis entrar ir vosotros primeros, pero tener en cuenta que allí podría haber cualquier cosa.
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astucia
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
24/07/16, 02:39 am
Pam había sentido que se le salia el alma del cuerpo cuando al poco de encerrar al ave de nuevo en aquella casa un rugido sonó cerca, demasiado cerca para su gusto e integridad física. Pam corrió, corrió hasta que sus algo quemados por el hielo de la casa dolieron, adelantando como pudo incluso a las piernas largas agotadas, hambrientas sedientas y congeladas de sus compañeros, que a su vez cargaban con los pesos de Adru y Drusar.
Ni se dio cuenta de cuanto corrió, perocuando llego al torreón sus pies ardían y su corazón y pulmones parecían querer salirse por su boca ante los intentos de recuperar el aire perdido. Ni siquiera había mirado atrás mientras corrían, con temor de ver a la criatura que emitía aquel rugido siguiéndoles entre grandes zancadas. Sin resuello Pam entro en el torreón en cuanto les abrieron la puerta y cuando consiguió recuperar el aliento y que Rena y Rox dejaran de acaparar el agua bebió un gran trago, intentando recupero todo el agua perdida con el sudor que resbalaba por su rostro y cuello, manchando su jersey.
No hablo, intentando reponerse, dejo que los demás explicaran lo ocurrido mientras, adoloridas y con un recipiente con agua, se dirigía hasta el sofá. Ya allí se quito los calcetines viendo sus pies rojizos por las quemaduras y la carrera, empezando a limpiarse cuidadosamente los pies con el agua. A su lado Eitne se encontraba hecho un ovillo.
-Drusar debería envolverse y sentarse cerca del fuego y el resto, sacaros la ropa ya y poneros algo seco - advirtió Pam aunque suponía no le escucharían pues igual no alzo mucho la voz.
Escuchó a Rox hablar sobre los anillos que había sacado del cofre, a Adru mencionar que leería un cuento esa noche mientras miraba el libro y hojas encontrada en la casa y que en cuanto pudiera Pam le pediría para revisar. Pensando en ello intentando no darle vueltas al rugido de allá afuera, se centro en limpiarse las heridas de los pies, hasta que el llanto de Eitne la sobresalto.
La mona del queso se quedo momentáneamente bloqueada. <<¿Porque llora? >> se pregunto por un segundo confundida. Su mentalidad practica superando incluso a su miedo, a lo sucesos de la casa tan fuera de una explicaicon lógica que no fuera la magia, la carrera, el monstruo...todo aquello y ver el estado medio herido y congelado del resto, lo síntomas de Rox y Rena, todos eso debería tenerla con un ataque de nervios como el de algunos de sus compañeros.
Pero tenia cosas mas importantes en la que pensar y con las que tratar, como por ejemplo con sus pie o el llanto de Eitne. Por ello, en silencio se acerco despacio a este, gateando sobre el sofá hasta esta junto a el. Tratar con llantinas nunca se le dio bien, pero tener a Eitne llorando no ayudaría en nada.
-No paso nada Eitne, estamos todos entero, son solo rasguños - murmuro Pam acercándose al niño, se coloco de rodillas abrazándolo por el cuello, esos actos nada comunes en ella, lo haría solo esa vez con el fin de tranquilizarlo- Estamos todos bien, son heridas superficiales y cansancio, con un baño, ropa limpia, comer y dormir hará que nos sintamos mejor - aseguro Pam con todo el convencimiento que podía reunir en ese momento. Sonando seria y calmada. Morir era un concepto simple para ella, no le aterraba la idea mas de lo que era estrictamente normal, si la suerte estaba de tu lado no tenias que temer...y ellos de algún modo había tenido suerte, de no ser así aquella criatura rugiente los habría atrapado.
-Puede que alguno se resfrié, pero si eso pasa, Eitne y los demás nos ayudaran ¿cierto? - pregunto Pam agarrando el rostro del niño por las mejillas para que la mirara-Con vuestros cuidados y atenciones, nada malo nos pasara - aseguró Pam mirándole atentamente.
Ella no era cariñosa, tampoco era atenta ni empatica, pero mas que debilidad por lo niños, sabia que había que cuidarlos, quitarles el miedo, porque un niño asustado y triste, era imprevisible. Y aunque le gustaba los juegos de azar como la que mas, no quería tentar a su suerte mas por ese día con posibles reacciones perjudiciales. Estaba siendo simplemente racional.
Ni se dio cuenta de cuanto corrió, perocuando llego al torreón sus pies ardían y su corazón y pulmones parecían querer salirse por su boca ante los intentos de recuperar el aire perdido. Ni siquiera había mirado atrás mientras corrían, con temor de ver a la criatura que emitía aquel rugido siguiéndoles entre grandes zancadas. Sin resuello Pam entro en el torreón en cuanto les abrieron la puerta y cuando consiguió recuperar el aliento y que Rena y Rox dejaran de acaparar el agua bebió un gran trago, intentando recupero todo el agua perdida con el sudor que resbalaba por su rostro y cuello, manchando su jersey.
No hablo, intentando reponerse, dejo que los demás explicaran lo ocurrido mientras, adoloridas y con un recipiente con agua, se dirigía hasta el sofá. Ya allí se quito los calcetines viendo sus pies rojizos por las quemaduras y la carrera, empezando a limpiarse cuidadosamente los pies con el agua. A su lado Eitne se encontraba hecho un ovillo.
-Drusar debería envolverse y sentarse cerca del fuego y el resto, sacaros la ropa ya y poneros algo seco - advirtió Pam aunque suponía no le escucharían pues igual no alzo mucho la voz.
Escuchó a Rox hablar sobre los anillos que había sacado del cofre, a Adru mencionar que leería un cuento esa noche mientras miraba el libro y hojas encontrada en la casa y que en cuanto pudiera Pam le pediría para revisar. Pensando en ello intentando no darle vueltas al rugido de allá afuera, se centro en limpiarse las heridas de los pies, hasta que el llanto de Eitne la sobresalto.
La mona del queso se quedo momentáneamente bloqueada. <<¿Porque llora? >> se pregunto por un segundo confundida. Su mentalidad practica superando incluso a su miedo, a lo sucesos de la casa tan fuera de una explicaicon lógica que no fuera la magia, la carrera, el monstruo...todo aquello y ver el estado medio herido y congelado del resto, lo síntomas de Rox y Rena, todos eso debería tenerla con un ataque de nervios como el de algunos de sus compañeros.
Pero tenia cosas mas importantes en la que pensar y con las que tratar, como por ejemplo con sus pie o el llanto de Eitne. Por ello, en silencio se acerco despacio a este, gateando sobre el sofá hasta esta junto a el. Tratar con llantinas nunca se le dio bien, pero tener a Eitne llorando no ayudaría en nada.
-No paso nada Eitne, estamos todos entero, son solo rasguños - murmuro Pam acercándose al niño, se coloco de rodillas abrazándolo por el cuello, esos actos nada comunes en ella, lo haría solo esa vez con el fin de tranquilizarlo- Estamos todos bien, son heridas superficiales y cansancio, con un baño, ropa limpia, comer y dormir hará que nos sintamos mejor - aseguro Pam con todo el convencimiento que podía reunir en ese momento. Sonando seria y calmada. Morir era un concepto simple para ella, no le aterraba la idea mas de lo que era estrictamente normal, si la suerte estaba de tu lado no tenias que temer...y ellos de algún modo había tenido suerte, de no ser así aquella criatura rugiente los habría atrapado.
-Puede que alguno se resfrié, pero si eso pasa, Eitne y los demás nos ayudaran ¿cierto? - pregunto Pam agarrando el rostro del niño por las mejillas para que la mirara-Con vuestros cuidados y atenciones, nada malo nos pasara - aseguró Pam mirándole atentamente.
Ella no era cariñosa, tampoco era atenta ni empatica, pero mas que debilidad por lo niños, sabia que había que cuidarlos, quitarles el miedo, porque un niño asustado y triste, era imprevisible. Y aunque le gustaba los juegos de azar como la que mas, no quería tentar a su suerte mas por ese día con posibles reacciones perjudiciales. Estaba siendo simplemente racional.
- Lathspell
Ficha de cosechado
Nombre: Kyllikki Paasikoski
Especie: Humana
Habilidades: Buena menoria, muy buena, lealtad, y facilidad para los idiomas.
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
25/07/16, 01:50 am
Había sido una aventura suficiente para que Zobriel sacara muchas cosas en claro. Esa ciudad no los perdonaría ni se las pondría fácil, pero allí estaban todos ayudándose. Era esa clase de cosas las que le daban un poco de esperanza. RRROOOOAAARRR. Y eran esas otras cosas las que le hacían temer lo peor. Cuanto corrieron no lo supo, ni como, ni si quiera volteo a ver. Solo en el torreón pudo darse cuenta que todos estaban tan o más agitados como él.
Dejo que sus compañeros contaran las aventuras y se dirigió al patio del torreón aun jadeando por la carrera. Se sentó cansado apoyándose en la estatua y mirando al desolado jardín mientras recobraba el aliento. Se había vuelto un sitio donde podía hablar consigo mismo o algo así.
- La próxima vez prometo traerte algo – le dijo a la tierra vacía, mas como convenciéndose a sí mismo. - es hora de que empiece crecer algo aquí, y tú y yo tenemos que darnos prisa.
Se levanto pesadamente para entrar al torreón. necesitaba un poco de agua, si es que no se la habían tomado Rena y Rox. Aun no sabia que les pasaba y cundo se detendría eso que las había afectado. El agua fue una maravilla para Zob, en el estado en que estaba la sintio fresca pero no fría. Fría. Recordó como le había afectado el frió a Drusar, asi q se dirigio a las escaleras rapidamente.
- Bajare unas cuantas mantas para que nadie se congele, ya tuvimos suficiente frío por hoy. – les dijo deteniéndose un poco - ¿Alguien quiere que le traiga algo más?
Tenía muchas ganas de descansar, pero a la vez sentía que si no pudo enfrentarse al frío con un arco y flechas, bien podría detenerlo y ayudar a sus compañeros. Era una venganza muy pequeña contra la niebla que los había atacado, pero esperaba que fuese efectiva.
Dejo que sus compañeros contaran las aventuras y se dirigió al patio del torreón aun jadeando por la carrera. Se sentó cansado apoyándose en la estatua y mirando al desolado jardín mientras recobraba el aliento. Se había vuelto un sitio donde podía hablar consigo mismo o algo así.
- La próxima vez prometo traerte algo – le dijo a la tierra vacía, mas como convenciéndose a sí mismo. - es hora de que empiece crecer algo aquí, y tú y yo tenemos que darnos prisa.
Se levanto pesadamente para entrar al torreón. necesitaba un poco de agua, si es que no se la habían tomado Rena y Rox. Aun no sabia que les pasaba y cundo se detendría eso que las había afectado. El agua fue una maravilla para Zob, en el estado en que estaba la sintio fresca pero no fría. Fría. Recordó como le había afectado el frió a Drusar, asi q se dirigio a las escaleras rapidamente.
- Bajare unas cuantas mantas para que nadie se congele, ya tuvimos suficiente frío por hoy. – les dijo deteniéndose un poco - ¿Alguien quiere que le traiga algo más?
Tenía muchas ganas de descansar, pero a la vez sentía que si no pudo enfrentarse al frío con un arco y flechas, bien podría detenerlo y ayudar a sus compañeros. Era una venganza muy pequeña contra la niebla que los había atacado, pero esperaba que fuese efectiva.
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
25/07/16, 03:37 am
Rena cogió uno de los anillos para inspeccionarlo. Era sencillo, de madera. La madera era muy escasa en Irraria, en parte era como tener algo valioso. Se lo probó en la mano izquierda para ver cómo le quedaba.
-No, no parece maldito- dijo- Me gusta este.
Ante la pregunta de Milo respondió con un gesto que venía a significar ''así, así''. La sed se calmaba durante muy poco tiempo por cada vez que bebía, así que pensó que a lo mejor beber sorbos pequeños sería mejor estrategia que pegarse atracones solo para volver a estar sedienta minutos después.
-Ja, eso no es nada, deberías verme cargar pedruscos en la mina. Ese lagartijo es un peso pluma en comparación- rió Rena cuando Rox preguntó por la superfuerza irrense, flexionando su brazo real para marcar músculo.- Un momento.
Se levantó del sitio para salir de nuevo al patio. La naturaleza la llamaba, o más bien dos cantimploras y un cubo de agua de pozo. Fue en ese lapso de tiempo cuando debió acercarse Hyung. Cuando regresó, Rena, se quedó de pie apoyada en la mesa en lugar de sentarse. Le pidió a Zob que le bajase una camiseta seca, una cualquiera, y se cambió con la rapidez y maestría de quien tiene que compartir un vestuario con mucha gente. La fiesta iba a empezar y estaba feo ir por ahí con la ropa mojada.
Rena no tenía ni idea de decoración, de hecho era bastante hortera, pero admiraba a cualquiera con aptitudes artísticas, incluso las que se quedaban solo en intento. Felicitó a los enanos por la mesa y las guirnaldas y al otro enano encargado de la comida. Era increíble lo que podía conseguir con tan pocos ingredientes (o Rena era fácil de contentar y simplemente tenía mucha hambre) Hicieron el payaso y contaron historias, cantaron distintas versiones de lo que en la Tierra se conocería como ''cumpleaños feliz'' y canciones similares para celebraciones. La sed se fue diluyendo a lo largo de la tarde, pero fue sustituida por dolor de cabeza. No era un dolor insoportable, por lo que incluso bastante después de oscurecer Rena seguía dando guerra, pero tenía escalofríos y se sentía mareada, al final no le quedó más remedio que echarse.
-Creo... que tengo fiebre- comentó llevándose la mano a la frente. No era muy de ponerse enferma. Probó la opción e termómetro de su brazo solo ara recordar que los dígitos estaban en otro idioma y no podía entenderlos.
-No, no parece maldito- dijo- Me gusta este.
Ante la pregunta de Milo respondió con un gesto que venía a significar ''así, así''. La sed se calmaba durante muy poco tiempo por cada vez que bebía, así que pensó que a lo mejor beber sorbos pequeños sería mejor estrategia que pegarse atracones solo para volver a estar sedienta minutos después.
-Ja, eso no es nada, deberías verme cargar pedruscos en la mina. Ese lagartijo es un peso pluma en comparación- rió Rena cuando Rox preguntó por la superfuerza irrense, flexionando su brazo real para marcar músculo.- Un momento.
Se levantó del sitio para salir de nuevo al patio. La naturaleza la llamaba, o más bien dos cantimploras y un cubo de agua de pozo. Fue en ese lapso de tiempo cuando debió acercarse Hyung. Cuando regresó, Rena, se quedó de pie apoyada en la mesa en lugar de sentarse. Le pidió a Zob que le bajase una camiseta seca, una cualquiera, y se cambió con la rapidez y maestría de quien tiene que compartir un vestuario con mucha gente. La fiesta iba a empezar y estaba feo ir por ahí con la ropa mojada.
Rena no tenía ni idea de decoración, de hecho era bastante hortera, pero admiraba a cualquiera con aptitudes artísticas, incluso las que se quedaban solo en intento. Felicitó a los enanos por la mesa y las guirnaldas y al otro enano encargado de la comida. Era increíble lo que podía conseguir con tan pocos ingredientes (o Rena era fácil de contentar y simplemente tenía mucha hambre) Hicieron el payaso y contaron historias, cantaron distintas versiones de lo que en la Tierra se conocería como ''cumpleaños feliz'' y canciones similares para celebraciones. La sed se fue diluyendo a lo largo de la tarde, pero fue sustituida por dolor de cabeza. No era un dolor insoportable, por lo que incluso bastante después de oscurecer Rena seguía dando guerra, pero tenía escalofríos y se sentía mareada, al final no le quedó más remedio que echarse.
-Creo... que tengo fiebre- comentó llevándose la mano a la frente. No era muy de ponerse enferma. Probó la opción e termómetro de su brazo solo ara recordar que los dígitos estaban en otro idioma y no podía entenderlos.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tiene
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
25/07/16, 11:10 pm
Como había sospechado tanto la irrense como el coreano seguían padeciendo aquellos extraños antojos, pero no sabiendo que decir al respecto se limitó a morderse la lengua prometiendose estar atento a la evolución de los mismos.
—La capitana no pesaba demasiado, pero la verdad es que era bastante inquieta —comentó el chico con una media sonrisa tras la respuesta de Rena—. De haber estado dormida me habría supuesto la mitad de esfuerzo el traerla hasta aquí. —añadió riendo antes de dar buena cuenta de su manzana.
Poco después de que la irrsense se encaminara hacia el patio, Hyung se acercó para preguntarle a Rox que tal había ido la salida. El medio australiano comentó que podría haber sido peor, afirmación que el hacker respaldo con un asentimiento de cabeza antes de disculparse y retirarse de la conversación. Había visto por el rabillo del ojo como al pequeño daeliciano le superaba toda aquella situación y quería hacerle saber que todo estaba bien, pero sorprendentemente fue la mona de queso la que se propuso tranquilizarlo.
—Pam tiene razón, Eitne, ahora que estamos de vuelta no hay porque angustiarse —añadió con una sonrisa, revolviendo los rizos del niño con suavidad—. Vosotros también habéis estado atareados, ¿no es así? Habéis hecho un trabajo fantástico con toda la decoración —alabó en ese momento, mirando alternativamente a Nime y a Eitne—. Y no se que es lo que has preparado, Neil, pero sea lo que sea huele genial.
Cuando Zobriel preguntó si alguien necesitaba una manta el norteño declinó la oferta, pues él se encontraba perfectamente, pero siguió el ejemplo de Rena y se cambió la camiseta mojada antes de la comida. Hacía años que Milo no asistía a una fiesta de cumpleaños, pero eran aún mas divertidas de lo que recordaba, y durante la celebración de la misma se dedicó a hacer el payaso como el que más. Comió y bebió hasta sentirse satisfecho, se unió a la mayoría de las canciones con mas ánimos que maña y contó algunas de las historias mas fantásticas de su repertorio personal cuando tuvo el turno de palabra. En cierta manera se le pasó el tiempo volando, pero cuando empezó a oscurecer la realidad les reclamó de vuelta con brusquedad.
El proceso mágico que había provocado en Rox y en Rena aquellos extraños antojos parecía haberse diluido a lo largo de la tarde, pues ellos mismos habían comentado que ya no sentían ni hambre ni sed, pero cuando su compatriota se echó sobre el sofá visiblemente mareada el norteño sintió una punzada de preocupación.
—Dejame ver a mi —se apresuró a decir, acercándose al sofá para pegar el dorso de su mano derecha a la frente de la irrense con suavidad. Solo necesitó unos segundos para contrastar la notoria diferencia de temperatura—. Si que tienes fiebre, si. ¿Tú estás bien, Rox? —preguntó en voz alta, buscando al rubio con la mirada para ver si también estaba mareado. Lo encontró en el sofá cercano, y un rápido vistazo confirmó su suposición—. Hay que bajaros la temperatura ya. —concluyó, saliendo a por un cubo de agua fresca y encargándole que trajera unos trapos limpios a quien quisiera ayudar.
—La capitana no pesaba demasiado, pero la verdad es que era bastante inquieta —comentó el chico con una media sonrisa tras la respuesta de Rena—. De haber estado dormida me habría supuesto la mitad de esfuerzo el traerla hasta aquí. —añadió riendo antes de dar buena cuenta de su manzana.
Poco después de que la irrsense se encaminara hacia el patio, Hyung se acercó para preguntarle a Rox que tal había ido la salida. El medio australiano comentó que podría haber sido peor, afirmación que el hacker respaldo con un asentimiento de cabeza antes de disculparse y retirarse de la conversación. Había visto por el rabillo del ojo como al pequeño daeliciano le superaba toda aquella situación y quería hacerle saber que todo estaba bien, pero sorprendentemente fue la mona de queso la que se propuso tranquilizarlo.
—Pam tiene razón, Eitne, ahora que estamos de vuelta no hay porque angustiarse —añadió con una sonrisa, revolviendo los rizos del niño con suavidad—. Vosotros también habéis estado atareados, ¿no es así? Habéis hecho un trabajo fantástico con toda la decoración —alabó en ese momento, mirando alternativamente a Nime y a Eitne—. Y no se que es lo que has preparado, Neil, pero sea lo que sea huele genial.
Cuando Zobriel preguntó si alguien necesitaba una manta el norteño declinó la oferta, pues él se encontraba perfectamente, pero siguió el ejemplo de Rena y se cambió la camiseta mojada antes de la comida. Hacía años que Milo no asistía a una fiesta de cumpleaños, pero eran aún mas divertidas de lo que recordaba, y durante la celebración de la misma se dedicó a hacer el payaso como el que más. Comió y bebió hasta sentirse satisfecho, se unió a la mayoría de las canciones con mas ánimos que maña y contó algunas de las historias mas fantásticas de su repertorio personal cuando tuvo el turno de palabra. En cierta manera se le pasó el tiempo volando, pero cuando empezó a oscurecer la realidad les reclamó de vuelta con brusquedad.
El proceso mágico que había provocado en Rox y en Rena aquellos extraños antojos parecía haberse diluido a lo largo de la tarde, pues ellos mismos habían comentado que ya no sentían ni hambre ni sed, pero cuando su compatriota se echó sobre el sofá visiblemente mareada el norteño sintió una punzada de preocupación.
—Dejame ver a mi —se apresuró a decir, acercándose al sofá para pegar el dorso de su mano derecha a la frente de la irrense con suavidad. Solo necesitó unos segundos para contrastar la notoria diferencia de temperatura—. Si que tienes fiebre, si. ¿Tú estás bien, Rox? —preguntó en voz alta, buscando al rubio con la mirada para ver si también estaba mareado. Lo encontró en el sofá cercano, y un rápido vistazo confirmó su suposición—. Hay que bajaros la temperatura ya. —concluyó, saliendo a por un cubo de agua fresca y encargándole que trajera unos trapos limpios a quien quisiera ayudar.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
26/07/16, 05:55 pm
El llanto de Eitne hizo que el coreano se pusiese en pie con la intención de consolarlo, aún desconcertado al no saber porqué lloraba esta vez. La escena le sorprendió. No esperaba que Pam tuviese tan buena mano con los niños, y no fue hasta entonces cuando se percató de las guirnaldas que adornaban el lugar. Había entrado de tan malas formas que las había ignorado por completo, y de no ser por Milo quizás hubiera tardado más en fijarse en ellas. Viendo que no era necesaria su intervención, se limitó a sonreír mientras observaba.
Acompañó a Zobriel al piso de arriba para ayudarle a bajar cosas y, ya que estaba, cambiarse por su cuenta la camiseta mojada por la nieve y ponerse su sudadera. A diferencia de los irrenses, Rox no era capaz de destaparse como si tal cosa delante del resto.
Gracias a la fiesta todos los problemas de lo largo del día pasaron a un tercer plano temporalmente, riendo con el resto hasta el punto de que al humano le dolía la cara de sonreír. El anillo con grabados de hielo sirvió como regalo de cumpleaños para Nime, el cual le entregó solo una vez se hubo asegurado de que no producía efectos secundarios negativos. Desafinó a posta las canciones, trató de cantar el cumpleaños feliz tal como lo recordaba (rimase o no en su nuevo idioma), aportó algo de música con su iPod para animar más el ambiente y de paso, enseñar bailes simples a los pequeños con la única intención de echarse unas risas en el intento.
El hambre y la sed fueron a menos, aunque parte del mérito lo tenía su fuerza de voluntad. Le era imposible no beber, mas se frenaba de comer gracias al pensamiento de que si seguía así, acabaría con el contenido de las cestas para esa misma noche. El cansancio y el comienzo del malestar le detuvieron progresivamente, casi a la par que Rena. Tomó asiento en el sofá cuando su organismo procedió a quejarse de todo el exceso de comida con el que se había atiborrado hasta entonces, sin llegar a responder a la pregunta de Milo de primeras por culpa del mareo. Al irrense no le costó nada comprobar su estado.
—No me creo que esto nos lo haya hecho una casa... —se llevó una mano a la frente para comprobar de segunda mano su temperatura. Hacía demasiado tiempo que no sufría una fiebre.
Respiró profundamente en un intento de calmar el dolor y el mareo que le provocaba su estómago, aunque el alivio no duraba más que unos meros segundos. Rox se llevó una mano a la boca y se encogió sin remedio sobre su pecho, sabiendo que venía tras eso. Haciendo un gesto de pausa y levantándose entre quejidos, el medio australiano salió del salón en dirección a las letrinas. Afortunadamente, tras vomitar y limpiarse por dentro el dolor más brusco remitió, cosa que no hizo su fiebre. Lo cierto es que la situación le aterraba, y se veía incapaz de decir con certeza si temblaba solo por el hecho de devolver la comida bruscamente, o si era más el miedo que sentía en esos momentos hacia los efectos de la ciudad. Más gente de la que se imaginaba aún moría en la Tierra por cosas tan nimias como una gripe; solos en Rocavarancolia y sin recursos médicos aparentes corrían la misma suerte de pisar el otro barrio ante cualquier signo de debilidad, y puede que hasta tuvieran más papeletas para hacerlo. Al menos en la Tierra no había enfermedades mágicas.
Tras asegurarse de no querer vomitar una segunda vez, haberse limpiado un par de lágrimas con el puño y calmado su respiración, sacó del bolsillo trasero del pantalón el paquete de chicles. Se comió dos de golpe a pesar de su propuesta de racionarlos, buscando de cualquier forma quitarse el mal sabor de boca sin la necesidad de ingerir nada. Tenía el estómago vacío (esta vez de verdad), pero pensar en comer no le producía sino náuseas, y dudaba que fuera capaz de hacerlo hasta pasada una hora. De vuelta dentro y aún temblando, imitó a Rena y se tumbó en silencio, deshaciéndose de su sudadera para no pasar más calor.
Acompañó a Zobriel al piso de arriba para ayudarle a bajar cosas y, ya que estaba, cambiarse por su cuenta la camiseta mojada por la nieve y ponerse su sudadera. A diferencia de los irrenses, Rox no era capaz de destaparse como si tal cosa delante del resto.
Gracias a la fiesta todos los problemas de lo largo del día pasaron a un tercer plano temporalmente, riendo con el resto hasta el punto de que al humano le dolía la cara de sonreír. El anillo con grabados de hielo sirvió como regalo de cumpleaños para Nime, el cual le entregó solo una vez se hubo asegurado de que no producía efectos secundarios negativos. Desafinó a posta las canciones, trató de cantar el cumpleaños feliz tal como lo recordaba (rimase o no en su nuevo idioma), aportó algo de música con su iPod para animar más el ambiente y de paso, enseñar bailes simples a los pequeños con la única intención de echarse unas risas en el intento.
El hambre y la sed fueron a menos, aunque parte del mérito lo tenía su fuerza de voluntad. Le era imposible no beber, mas se frenaba de comer gracias al pensamiento de que si seguía así, acabaría con el contenido de las cestas para esa misma noche. El cansancio y el comienzo del malestar le detuvieron progresivamente, casi a la par que Rena. Tomó asiento en el sofá cuando su organismo procedió a quejarse de todo el exceso de comida con el que se había atiborrado hasta entonces, sin llegar a responder a la pregunta de Milo de primeras por culpa del mareo. Al irrense no le costó nada comprobar su estado.
—No me creo que esto nos lo haya hecho una casa... —se llevó una mano a la frente para comprobar de segunda mano su temperatura. Hacía demasiado tiempo que no sufría una fiebre.
Respiró profundamente en un intento de calmar el dolor y el mareo que le provocaba su estómago, aunque el alivio no duraba más que unos meros segundos. Rox se llevó una mano a la boca y se encogió sin remedio sobre su pecho, sabiendo que venía tras eso. Haciendo un gesto de pausa y levantándose entre quejidos, el medio australiano salió del salón en dirección a las letrinas. Afortunadamente, tras vomitar y limpiarse por dentro el dolor más brusco remitió, cosa que no hizo su fiebre. Lo cierto es que la situación le aterraba, y se veía incapaz de decir con certeza si temblaba solo por el hecho de devolver la comida bruscamente, o si era más el miedo que sentía en esos momentos hacia los efectos de la ciudad. Más gente de la que se imaginaba aún moría en la Tierra por cosas tan nimias como una gripe; solos en Rocavarancolia y sin recursos médicos aparentes corrían la misma suerte de pisar el otro barrio ante cualquier signo de debilidad, y puede que hasta tuvieran más papeletas para hacerlo. Al menos en la Tierra no había enfermedades mágicas.
Tras asegurarse de no querer vomitar una segunda vez, haberse limpiado un par de lágrimas con el puño y calmado su respiración, sacó del bolsillo trasero del pantalón el paquete de chicles. Se comió dos de golpe a pesar de su propuesta de racionarlos, buscando de cualquier forma quitarse el mal sabor de boca sin la necesidad de ingerir nada. Tenía el estómago vacío (esta vez de verdad), pero pensar en comer no le producía sino náuseas, y dudaba que fuera capaz de hacerlo hasta pasada una hora. De vuelta dentro y aún temblando, imitó a Rena y se tumbó en silencio, deshaciéndose de su sudadera para no pasar más calor.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
27/07/16, 01:05 am
Había bastante revuelo y la pequeña libense no sabía qué hacer. Los que estaban heridos visiblemente eran quienes le habían preocupado en un principio, pero luego descubrió que aquello no era lo único que había pasado. Sentía alivio por no haber querido salir; su cumpleaños la había librado de la posibilidad de quemarse o que le pasasen cosas extrañas… y sin embargo muchas partes de lo sucedido le causaban verdadera curiosidad, como el extraño animal, la casa y los objetos que se habían traído. No se sentía orgullosa de que una parte de ella se alegrase de no haber salido, pero sus preocupaciones estaban ahí, y cada vez costaba más ignorarlas. No se sentía fuerte, pero el hecho de que Eitne rompiese a llorar antes de que ella pudiese pensar demasiado en ello le dio un poco de valentía, como si fuese su hermana mayor y tuviese que sacar pecho para demostrar que no pasaba nada. Aunque Pam estaba con él, se puso su lado un momento y le acarició la espada.
Aquello la ayudó a reactivarse e intentar moverse por el torreón trayéndole cosas a la gente. La niña se sentía muy orgullosa por intentar ayudar –aunque no logró hacer gran cosa– sin tratar de hacer notar la decoración a la que prácticamente nadie había prestado atención y sin preguntar si habían encontrado algún regalo. La necesidad de hacerlo no provenía de egocentrismo ni malicia, sino que era la primera vez de una niña mimada sin poder llamar la atención el día de su cumpleaños.
Cuando las cosas se calmaron llegó la oportunidad de comer y celebrar. Sentía cierta amargura de fondo porque las cosas no hubiesen salido como debían, pero intentó disfrutar de la fiesta improvisada y del éxito que ella creía que había sido la decoración. La fiesta fue realmente divertida –a Nime le gustaban cada vez más sus compañeros– e incluso también hubo regalos. El anillo que le entregó Rox le pareció precioso, pero como le quedaba algo grande lo guardó a buen recaudo para cuando no pudiese perderlo por llevarlo puesto. A la propia niña le sorprendió un poco darse cuenta de que había tomado esa decisión por sí misma. Normalmente habría esperado una bronca materna antes de hacerlo, tal vez por el mero placer de llamar un poco la atención en una casa con tres niños.
Intentó ayudar un poco a recoger y retirar adornos, y entre unas cosas y otras la tarde pasó volando. Al descubrir que Rena y Rox tenían fiebre, correteó por la planta baja para intentar ser la primera en encontrar los trapos que había pedido Milo. Sentía que aún les debía un favor. De una cesta sacó los paños de cocina lavados y los llevó hasta los sofás.
—Espero que os pongáis bien pronto. En casa mi madre me trae una infusión súper amarga asquerosa, pero creo que funciona… Ojalá supiese qué era.
Aunque lo hubiese sabido, no habría podido conseguirla, pero la libense tampoco estaba pensando mucho antes de abrir la boca.
Aquello la ayudó a reactivarse e intentar moverse por el torreón trayéndole cosas a la gente. La niña se sentía muy orgullosa por intentar ayudar –aunque no logró hacer gran cosa– sin tratar de hacer notar la decoración a la que prácticamente nadie había prestado atención y sin preguntar si habían encontrado algún regalo. La necesidad de hacerlo no provenía de egocentrismo ni malicia, sino que era la primera vez de una niña mimada sin poder llamar la atención el día de su cumpleaños.
Cuando las cosas se calmaron llegó la oportunidad de comer y celebrar. Sentía cierta amargura de fondo porque las cosas no hubiesen salido como debían, pero intentó disfrutar de la fiesta improvisada y del éxito que ella creía que había sido la decoración. La fiesta fue realmente divertida –a Nime le gustaban cada vez más sus compañeros– e incluso también hubo regalos. El anillo que le entregó Rox le pareció precioso, pero como le quedaba algo grande lo guardó a buen recaudo para cuando no pudiese perderlo por llevarlo puesto. A la propia niña le sorprendió un poco darse cuenta de que había tomado esa decisión por sí misma. Normalmente habría esperado una bronca materna antes de hacerlo, tal vez por el mero placer de llamar un poco la atención en una casa con tres niños.
Intentó ayudar un poco a recoger y retirar adornos, y entre unas cosas y otras la tarde pasó volando. Al descubrir que Rena y Rox tenían fiebre, correteó por la planta baja para intentar ser la primera en encontrar los trapos que había pedido Milo. Sentía que aún les debía un favor. De una cesta sacó los paños de cocina lavados y los llevó hasta los sofás.
—Espero que os pongáis bien pronto. En casa mi madre me trae una infusión súper amarga asquerosa, pero creo que funciona… Ojalá supiese qué era.
Aunque lo hubiese sabido, no habría podido conseguirla, pero la libense tampoco estaba pensando mucho antes de abrir la boca.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
27/07/16, 10:44 am
Eitne no quería haber atraído tanta atención. Nisiquiera había querido llorar en un primer momento, aunque eso no significara nada. Sin embargo, en el fondo no entendía cómo el resto no lloraban como él. Algunos habían traído quemaduras y heridas, otros habían sufrido algun encantamiento mágico, se habían topado con una criatura de otro mundo y les había perseguido un algo que rugía. Y el que lloraba era él, que había pasado el día tranquilamente uniendo cristales con ropa vieja.
Las palabras de Pam le ayudaron a calmarse. Aún sollozaba, pero al menos ya no lloraba de forma violenta.
—¿D-de verdad no pasa nada? —el miedo había traído de vuelta el tartamudeo. Eitne no creía a Pam, no del todo. Las quemaduras, la magia dañina y las criaturas asesinas eran algo más que nada. Quería decirle que ya no era un niño pequeño, que casi no le quedaba nada para su tercera modificación corporal y que no tenía por qué mentirle. Pero aquello suponía abrazarse a la negatividad más pura y, por instinto, el niño huyó de aquello—. Está bien, a-ayudaré en lo qué p-pueda.
Los halagos de Milo, por otro lado, le sacaron una sonrisa triste, cuando ya no quedaba de sus llantos nada más que un poco de hipo. Le alegraba saber que les gustaba, que al menos habían hecho algo bien (o eso creía él) para el resto del grupo. Eitne dirigió una mirada cómplice a Nime y trató de sonreír con aún más ganas, mientras se sorbía los mocos.
La fiesta prometida no tardó en llegar y ayudó a endulzar el ánimo colectivo de una forma que en otra ocasión no habría ocurrido. <<Ojalá siempre que venga alguien herido, cumplamos alguno los años>> se dijo el daeliciano. Y fue el único pensamiento que le dedicó a los daños. El resto de tiempo se dedicó presumir de cuánto les había costado hacer las guirnaldas y el centro de mesa y señaló que la tarta de barro de Nime parecía casi tan real como el menú de lujo que les había preparado Neil. Eitne se puso las botas y dio su mejor do de pecho intentando cantarles una canción típica daeliciana, a pesar de que había perdido el ritmo y las rimas y prácticamente todo lo que convertía a esa canción con el cambio de idiomas.
Después de las canciones de cumpleaños, llegaron las canciones para mover el esqueleto y Eitne tardó cero coma en levantarse y apuntarse al bailoteo. Como buen daeliciano que era, el muchacho se tomaba cualquier acto artístico por su parte con toda la seriedad que podía y puso todo su empeño en aprenderse la coreografía que les enseñó Rox.
Tras la celebración, Eitne no se sintió capaz de acercarse a Rox o Rena para preguntarles qué tal estaban. Se les notaba el deterioro y le daba miedo que le contaran algo feo. Había muchas historias de magia mala, la Carandela (y ahora las hadas) era uno de sus primeros terrores. Así, en silencio, y deseoso de que mejoraran, Eitne trató de ayudar de forma alejada, limpiando tras la fiesta.
Una vez recogido todo, el daeliciano se encerró en la cocina para limpiar los platos. De vez en cuando, mientras fregaba subido a una silla, el ritmo de la canción terrestre le poseía y se sorprendía a sí mismo bailando entre vajilla sucia, agua y espuma.
Las palabras de Pam le ayudaron a calmarse. Aún sollozaba, pero al menos ya no lloraba de forma violenta.
—¿D-de verdad no pasa nada? —el miedo había traído de vuelta el tartamudeo. Eitne no creía a Pam, no del todo. Las quemaduras, la magia dañina y las criaturas asesinas eran algo más que nada. Quería decirle que ya no era un niño pequeño, que casi no le quedaba nada para su tercera modificación corporal y que no tenía por qué mentirle. Pero aquello suponía abrazarse a la negatividad más pura y, por instinto, el niño huyó de aquello—. Está bien, a-ayudaré en lo qué p-pueda.
Los halagos de Milo, por otro lado, le sacaron una sonrisa triste, cuando ya no quedaba de sus llantos nada más que un poco de hipo. Le alegraba saber que les gustaba, que al menos habían hecho algo bien (o eso creía él) para el resto del grupo. Eitne dirigió una mirada cómplice a Nime y trató de sonreír con aún más ganas, mientras se sorbía los mocos.
La fiesta prometida no tardó en llegar y ayudó a endulzar el ánimo colectivo de una forma que en otra ocasión no habría ocurrido. <<Ojalá siempre que venga alguien herido, cumplamos alguno los años>> se dijo el daeliciano. Y fue el único pensamiento que le dedicó a los daños. El resto de tiempo se dedicó presumir de cuánto les había costado hacer las guirnaldas y el centro de mesa y señaló que la tarta de barro de Nime parecía casi tan real como el menú de lujo que les había preparado Neil. Eitne se puso las botas y dio su mejor do de pecho intentando cantarles una canción típica daeliciana, a pesar de que había perdido el ritmo y las rimas y prácticamente todo lo que convertía a esa canción con el cambio de idiomas.
Después de las canciones de cumpleaños, llegaron las canciones para mover el esqueleto y Eitne tardó cero coma en levantarse y apuntarse al bailoteo. Como buen daeliciano que era, el muchacho se tomaba cualquier acto artístico por su parte con toda la seriedad que podía y puso todo su empeño en aprenderse la coreografía que les enseñó Rox.
Tras la celebración, Eitne no se sintió capaz de acercarse a Rox o Rena para preguntarles qué tal estaban. Se les notaba el deterioro y le daba miedo que le contaran algo feo. Había muchas historias de magia mala, la Carandela (y ahora las hadas) era uno de sus primeros terrores. Así, en silencio, y deseoso de que mejoraran, Eitne trató de ayudar de forma alejada, limpiando tras la fiesta.
Una vez recogido todo, el daeliciano se encerró en la cocina para limpiar los platos. De vez en cuando, mientras fregaba subido a una silla, el ritmo de la canción terrestre le poseía y se sorprendía a sí mismo bailando entre vajilla sucia, agua y espuma.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Kial
Ficha de cosechado
Nombre: Hyun-Su
Especie: Humano
Habilidades: memoria, habilidad mental (acertijos, adivinanzas),astucia.Personajes : Hyun-su: el medio coreano medio estadounidense, serio, callado, cobarde, enclenque y egoista impulsado por su miedo.
altura: 1,77m
peso: 67 kg (estilizado)
edad: 15 años
Heridas/enfermedades : -Cicatrices en: mano, pecho, hombro y mejilla.
-Cojera por herida a medio curar en gemelo.
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
28/07/16, 05:37 pm
La informacion sobre el pingüino le presentaba muchas dudas ¿Como podía haber llegado ahí? Por un segundo se planteó la posibilidad de que no solo trajeran niños de los mundos que visitaban por las razones que fueran, pero descartó la posibilidad por lo tonta que le resultaba. Se pensó volver a dirigirse a Rox para hablar pero la llorera de Eitne desvio su atención. Le incomodaba cuando otros lloraban y prefirió mantenerse en silencio en el corro que le tranquilizaba.
Durante la tarde cambiaba de un lado a otro, escuchando conversaaciones ya empezadas sin llegar a coger el hilo de ninguna. Una vez se daba cuenta que empezaba a aburrirse se iba como llegaba, sin decir palabra. Eitne se relacionaba con los otros de su edad. Cuando pensaba en ello le avergonzaba que fuera su confidente. Aparte de un poco con Rox no había casi hablado con ningún otro de los "mayores". Iba siendo su turno de conocer mejor a sus compañeros, humanos o no.
Aprovechó que Rox empezaba a cantar el cumpleaños feliz, para sentirse más parte de la fiesta y se le unió en el "te deseamos todos" con cierto corte. Y cuando pusieron música cabeceo un poco al ritmo.
La celebracion ya estaba terminando y Rox y Rena solo empeoraban. Hyung siguió al otro coreano a relativa distancia, suficiente para mostrar su preocupación, creía. Haciendo amagos a acercarse cada cierto tiempo pero sin llevarlos nunca acabo, enterrando su cabeza en la sudadera para no olerlo. Cuando Rox se echó sobre el sofá Hyung le dedicó una sonrisa desde la puerta del patio deseandole que se mejorara, tras lo que salió. Estaba más nervioso de lo que pensaba y necesitaba respirar un poco.
Durante la tarde cambiaba de un lado a otro, escuchando conversaaciones ya empezadas sin llegar a coger el hilo de ninguna. Una vez se daba cuenta que empezaba a aburrirse se iba como llegaba, sin decir palabra. Eitne se relacionaba con los otros de su edad. Cuando pensaba en ello le avergonzaba que fuera su confidente. Aparte de un poco con Rox no había casi hablado con ningún otro de los "mayores". Iba siendo su turno de conocer mejor a sus compañeros, humanos o no.
Aprovechó que Rox empezaba a cantar el cumpleaños feliz, para sentirse más parte de la fiesta y se le unió en el "te deseamos todos" con cierto corte. Y cuando pusieron música cabeceo un poco al ritmo.
La celebracion ya estaba terminando y Rox y Rena solo empeoraban. Hyung siguió al otro coreano a relativa distancia, suficiente para mostrar su preocupación, creía. Haciendo amagos a acercarse cada cierto tiempo pero sin llevarlos nunca acabo, enterrando su cabeza en la sudadera para no olerlo. Cuando Rox se echó sobre el sofá Hyung le dedicó una sonrisa desde la puerta del patio deseandole que se mejorara, tras lo que salió. Estaba más nervioso de lo que pensaba y necesitaba respirar un poco.
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astuciaPersonajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
30/07/16, 09:07 pm
Cuando notó que Eitne se calmaba un poco, asintió internamente, alejándose un poco de el para terminar de tratar sus pies y dándose cuenta al fin de las guirnaldas, la tarta de barro de Nime y el centro de mesa. No le veía mucho sentido a aquello, pero si eso parecía animar a los mas pequeños, no iba a decir nada.
Tras curarse los pies fue al cuarto para ponerse ropa seca y al bajar se encontró con que la fiesta ya había iniciado. Acercándose ala mesa, y por una vez dignándose a comer algo que ella misma no había cocinado, comió lo preparado por Neil felicitándolo suavemente y agradeciéndole, aun mas bajo, cuando tuvo en cuenta lo que usualmente ella comía.
Pam canto el cumpleaños feliz con un tono bajo, confundido. Y cuando el juego, la música puesta por Rox y los bailes comenzaron, se fue al sofá, viéndolos dando tumbos como si algo les picara. Había visto bailes, escuchado canciones, instrumentos y juegos en algunas fiestas, pero no había participado nunca. Realmente nunca había jugado mucho o divertido con esas cosas infantiles, por lo que tampoco tenia mucha idea de como hacerlo.
Por ello Pam solo observó siguiendo el ritmo de la música balanceando las piernas, sentada en el sofá y siguiendo con los ojos la danza de los que se aventuraron a bailar. << Parecen divertirse >> pensó Pam con un deje de curiosidad, y tal vez cierta admiración, por ser capaces de hacer el tonto de esa manera sin pensar en nada mas. Ella no tenia muy claro lo que era jugar y aunque verlos hacía que sintiera ganas de moverse, no se movió de su lugar. Con el final de la celebración, llego las consecuencias. Pam ya sospechaba que alguno seguramente se refriaría, después de como habian salido de aquella casa, pero ver que precisamente eran Rox y Rena, las que a su vez se había visto afectadas por esa hambre y sed extraña, fue el colmo de la mala suerte.
Cuando Milo confirmó que tenían fiebre y fue a por agua, pues Rena era difícil de saber pues siempre estaba caliente, Pam subió al cuarto dejando sus compañeros encargarse de los cuidados principales y luego con dificultad y en su habitual silencio, bajo cargada con una par de mantas y un par de almohadas precariamente en equilibrio sobre su cabeza. Su forma de ser silenciosa en esos casos, haciéndose cargo de una forma responsable cuando algo pasaba dentro del torreón.
-Necesitáis sudar si tenéis fiebre, ya os lavareis cuando mejoréis -sentenció Pam pues había visto a Milo ir por el agua y a Nime con los trapos. Les entregó una almohada a cada una para que estuvieran algo mas cómodas, ya que no iban a a poder subir en aquel estado. Y antes de que pudieran quejarse las cubrió con las mantas mirándolas de una forma fija y seria.
Al menos hasta que escuchó el comentario de Nime sobre el té amargo y pensativa se dirigió a la cocina, no sin antes pedirle algo a la libense.
-No dejen que se destapen, da igual cuanto se quejen de tener calor, deben sudar -le pidió a la niña, antes de ir a la cocina encontrándose a Eitne limpiando alegremente. Sin decir nada, fue a las cestas, buscando algunas frutas frescas y syv, para preparar una infusión de frutas, pues aparte de hidratarles estas ayudarían a liberas toxinas del cuerpo. Tardo un poco, pues las frutas se resistan a ser cortadas y peladas, pero cuando estuvo listo volvió al salón con dos tazas con un suave olor a cítrico.
-Tomaros esto, os ayudara a dormir y sacar la fiebre -añadido dándole una a cada una. No existían allí hiervas con las que poder hacer algo para aliviar al fiebre así que solo quedaba- Hay mas preparado por si quieren mas - añadió mirando a sus compañeros.
Sin poder hacer mas que eso, se alejo para buscar a Adru y pedirle el libro que había rescatado mas temprano para echarle un vistazo. No podía hacer mas por Rena y Rox, salvo esperar que la fiebre bajara, demasiado era para su forma de se individualista el cuidar de alguien mas.
Tras curarse los pies fue al cuarto para ponerse ropa seca y al bajar se encontró con que la fiesta ya había iniciado. Acercándose ala mesa, y por una vez dignándose a comer algo que ella misma no había cocinado, comió lo preparado por Neil felicitándolo suavemente y agradeciéndole, aun mas bajo, cuando tuvo en cuenta lo que usualmente ella comía.
Pam canto el cumpleaños feliz con un tono bajo, confundido. Y cuando el juego, la música puesta por Rox y los bailes comenzaron, se fue al sofá, viéndolos dando tumbos como si algo les picara. Había visto bailes, escuchado canciones, instrumentos y juegos en algunas fiestas, pero no había participado nunca. Realmente nunca había jugado mucho o divertido con esas cosas infantiles, por lo que tampoco tenia mucha idea de como hacerlo.
Por ello Pam solo observó siguiendo el ritmo de la música balanceando las piernas, sentada en el sofá y siguiendo con los ojos la danza de los que se aventuraron a bailar. << Parecen divertirse >> pensó Pam con un deje de curiosidad, y tal vez cierta admiración, por ser capaces de hacer el tonto de esa manera sin pensar en nada mas. Ella no tenia muy claro lo que era jugar y aunque verlos hacía que sintiera ganas de moverse, no se movió de su lugar. Con el final de la celebración, llego las consecuencias. Pam ya sospechaba que alguno seguramente se refriaría, después de como habian salido de aquella casa, pero ver que precisamente eran Rox y Rena, las que a su vez se había visto afectadas por esa hambre y sed extraña, fue el colmo de la mala suerte.
Cuando Milo confirmó que tenían fiebre y fue a por agua, pues Rena era difícil de saber pues siempre estaba caliente, Pam subió al cuarto dejando sus compañeros encargarse de los cuidados principales y luego con dificultad y en su habitual silencio, bajo cargada con una par de mantas y un par de almohadas precariamente en equilibrio sobre su cabeza. Su forma de ser silenciosa en esos casos, haciéndose cargo de una forma responsable cuando algo pasaba dentro del torreón.
-Necesitáis sudar si tenéis fiebre, ya os lavareis cuando mejoréis -sentenció Pam pues había visto a Milo ir por el agua y a Nime con los trapos. Les entregó una almohada a cada una para que estuvieran algo mas cómodas, ya que no iban a a poder subir en aquel estado. Y antes de que pudieran quejarse las cubrió con las mantas mirándolas de una forma fija y seria.
Al menos hasta que escuchó el comentario de Nime sobre el té amargo y pensativa se dirigió a la cocina, no sin antes pedirle algo a la libense.
-No dejen que se destapen, da igual cuanto se quejen de tener calor, deben sudar -le pidió a la niña, antes de ir a la cocina encontrándose a Eitne limpiando alegremente. Sin decir nada, fue a las cestas, buscando algunas frutas frescas y syv, para preparar una infusión de frutas, pues aparte de hidratarles estas ayudarían a liberas toxinas del cuerpo. Tardo un poco, pues las frutas se resistan a ser cortadas y peladas, pero cuando estuvo listo volvió al salón con dos tazas con un suave olor a cítrico.
-Tomaros esto, os ayudara a dormir y sacar la fiebre -añadido dándole una a cada una. No existían allí hiervas con las que poder hacer algo para aliviar al fiebre así que solo quedaba- Hay mas preparado por si quieren mas - añadió mirando a sus compañeros.
Sin poder hacer mas que eso, se alejo para buscar a Adru y pedirle el libro que había rescatado mas temprano para echarle un vistazo. No podía hacer mas por Rena y Rox, salvo esperar que la fiebre bajara, demasiado era para su forma de se individualista el cuidar de alguien mas.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
30/07/16, 10:24 pm
El daeliciano observó como Pam entraba y se ponía a cortar fruta sin decir ni mú, no quería distraerla y con la mona del queso a veces costaba hablar. Así, siguió bailando y tarareando la canción terrestre a ratos mientras acababa de limpiar. Sin embargo, el olor de la infusión que preparó Pam no tardó en llegarle y le entró curiosidad. La mona del queso se fue de la cocina con un par de vasos en la mano y el daeliciano se quedó mirando el tiesto en el que reposaba el resto.
El daeliciano se aclaró las manos para librarse de la espuma, se las secó con la ropa y, tan sigiloso como pudo, se acercó a cazo y olisqueó su contenido. No olía mal, aunque tampoco olía dulce. La conversación sobre la comida extraterrestre aun le rondaba la cabeza y decidió servirse un vaso también, para comprobar si el té estaba bueno sin endulzar.
En cuanto se llevó la taza a la boca y dio el primer sorbo, la cara del daeliciano se arrugó tanto que habría costado distinguirle a él de la abuela de la que tanto hablaba. El daeliciano dejó la taza en la mesa entre toses y se dirigió a la cesta en busca de la miel. Hasta que no vio como la miel se aglomeraba en el fondo de su vaso, su expresión no fue capaz de retornar a su forma inicial de niño de nueve años.
Un nuevo sorbo le sacó una sonrisa de satisfacción y le salvó del apuro de desperdiciar comida (estaba muy mal visto en casa). Con su nuevo té hiperdulce y un pelín cítrico de nada, el muchacho volvió a meterse de lleno en la vajilla y en el baile. Definitivamente, extraterrestre él no era.
El daeliciano se aclaró las manos para librarse de la espuma, se las secó con la ropa y, tan sigiloso como pudo, se acercó a cazo y olisqueó su contenido. No olía mal, aunque tampoco olía dulce. La conversación sobre la comida extraterrestre aun le rondaba la cabeza y decidió servirse un vaso también, para comprobar si el té estaba bueno sin endulzar.
En cuanto se llevó la taza a la boca y dio el primer sorbo, la cara del daeliciano se arrugó tanto que habría costado distinguirle a él de la abuela de la que tanto hablaba. El daeliciano dejó la taza en la mesa entre toses y se dirigió a la cesta en busca de la miel. Hasta que no vio como la miel se aglomeraba en el fondo de su vaso, su expresión no fue capaz de retornar a su forma inicial de niño de nueve años.
Un nuevo sorbo le sacó una sonrisa de satisfacción y le salvó del apuro de desperdiciar comida (estaba muy mal visto en casa). Con su nuevo té hiperdulce y un pelín cítrico de nada, el muchacho volvió a meterse de lleno en la vajilla y en el baile. Definitivamente, extraterrestre él no era.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Lathspell
Ficha de cosechado
Nombre: Kyllikki Paasikoski
Especie: Humana
Habilidades: Buena menoria, muy buena, lealtad, y facilidad para los idiomas.Personajes : Zobriel: Nublino transformado en Basilisco
Kyllikki: Humana cosechada.
Armas : Zobriel: Malicioso, Colmillo veneno, Cuchillada, Cola veneno
Kyllikki: Elataquedelasmilteoriascientificasypseudocientificasmasinutildetodoslostiempos
Status : Disponible para cualquier debate ilógico
Humor : Culpable de dibujar horrible y hacer chistes peores aun
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
01/08/16, 12:13 am
Y después de la tormenta, llego un poco de calma. El baile, los cantos. Más o menos. En la lejana Nubla, Zobriel se mantenía alejado de los centros donde se practicaba el noble arte danzatorio de las fiestas. Desde que su abuela lo había sacado de la pista para enseñarles a los demás invitados como bailaba uno de sus nuevos nietos favoritos, se mantuvo distanciado. Pero no por eso se volvió un gruñón, ayudaba solícitamente y disfrutaba especialmente de la música. La cocina de las celebraciones tampoco le era ajena.
Sin embargo.
Se sentía extrañamente como un bulto. Con gente en la cocina, y bailando y danzando, solo se mantuvo alrededor. Animaba en las extrañas canciones que escuchaba y las acompañaba con palmas de rato en rato. Era admirable la destreza de Neil en la cocina y los bailes de Rox con los pequeños. << ¿Y en que destaco yo? >> pensó un poco melancólico <<En el arco, bueno, no aun pero lo hare>> o al menos eso esperaba.
Y después de la calma llego un pequeño chubasco. El malestar de Rox y Rena parecía secuela de lo que la casa nevada les había hecho. Y los demás ya habían puesto manos a la obra. Mientras los cuidados eran administrados por Pam de una manera bastante “determinada”, se sentó en las escaleras. Estaba listo si alguien necesitaba ayuda, definitivamente no podría dormir mientras sucedían todas esas cosas abajo.
Pensó en seguir a la mona a la cocina y ayudarla pero algo lo hizo arrepentirse y volvió a sentarse después de levantarse escasos centímetros. Cuando Pam salió con la infusión que había preparado se le ocurrió ir por los restos de lo que había sido usado y guardarlo como abono para el jardín. Entró en la cocina después de que el pequeño Eitne hubiera endulzado las bebidas así q lo encontró bailando con la vajilla.
- ¿Quieres que te ayude con eso? - le dijo esperando no sorprenderlo. Ciertamente a esta altura de la convivencia le preocupaba más un sobresalto del daeliciano y las consecuencias que tuviese la vajilla. - déjame terminar aquí primero y si quieres te ayudo a lavar o secar. – le comento mientras juntaba las pieles de las frutas y las ponía aparte. - se te da muy bien eso de bailar. Lo intentaría yo pero estoy muy preocupado por la fiebre de los demás. - Diablos, había sonado demasiado mal. - Digo...no es que este mal bailar ahora... es decir...no, no quise que sonara mal. Ya te ayudo ¿Si?
De alguna manera Zob ya no se sentía un bulto, al menos a los bultos no les hacen mucho caso, ahora mismo él se sentía como si el mismo torreón lo estuviera mirando mientras se ponía más ruborizado, al menos todo lo que podría decirse para un nublino.
Sin embargo.
Se sentía extrañamente como un bulto. Con gente en la cocina, y bailando y danzando, solo se mantuvo alrededor. Animaba en las extrañas canciones que escuchaba y las acompañaba con palmas de rato en rato. Era admirable la destreza de Neil en la cocina y los bailes de Rox con los pequeños. << ¿Y en que destaco yo? >> pensó un poco melancólico <<En el arco, bueno, no aun pero lo hare>> o al menos eso esperaba.
Y después de la calma llego un pequeño chubasco. El malestar de Rox y Rena parecía secuela de lo que la casa nevada les había hecho. Y los demás ya habían puesto manos a la obra. Mientras los cuidados eran administrados por Pam de una manera bastante “determinada”, se sentó en las escaleras. Estaba listo si alguien necesitaba ayuda, definitivamente no podría dormir mientras sucedían todas esas cosas abajo.
Pensó en seguir a la mona a la cocina y ayudarla pero algo lo hizo arrepentirse y volvió a sentarse después de levantarse escasos centímetros. Cuando Pam salió con la infusión que había preparado se le ocurrió ir por los restos de lo que había sido usado y guardarlo como abono para el jardín. Entró en la cocina después de que el pequeño Eitne hubiera endulzado las bebidas así q lo encontró bailando con la vajilla.
- ¿Quieres que te ayude con eso? - le dijo esperando no sorprenderlo. Ciertamente a esta altura de la convivencia le preocupaba más un sobresalto del daeliciano y las consecuencias que tuviese la vajilla. - déjame terminar aquí primero y si quieres te ayudo a lavar o secar. – le comento mientras juntaba las pieles de las frutas y las ponía aparte. - se te da muy bien eso de bailar. Lo intentaría yo pero estoy muy preocupado por la fiebre de los demás. - Diablos, había sonado demasiado mal. - Digo...no es que este mal bailar ahora... es decir...no, no quise que sonara mal. Ya te ayudo ¿Si?
De alguna manera Zob ya no se sentía un bulto, al menos a los bultos no les hacen mucho caso, ahora mismo él se sentía como si el mismo torreón lo estuviera mirando mientras se ponía más ruborizado, al menos todo lo que podría decirse para un nublino.
El Odio es por mucho el placer mas duradero. El hombre Ama con prisas, pero llega a Odiar con mucha calma.
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
01/08/16, 01:50 am
Sucedería mientras estuvieran durmiendo. O tal vez no todos ellos. A las monstruosidades que deambulaban por Rocavarancolia les importaban bien poco las impresiones que pudieran causar.
Habría algo en la ventana de uno de los dormitorios esa noche. Un rostro asomado a ella, mirándoles en silencio. El cadáver esquelético al que hacía mucho que habían cosido unas alas era poco más que piel, huesos y mejunjes de embalsamar. No respiraba ni parpadeaba, los ojos hundidos mirando a la nada y la boca entreabierta dejando ver una lengua hinchada. Lo único que se movía eran sus alas membranosas para mantenerlo en el aire frente al ventanuco.
Les observó durante un minuto o dos, indiferente a si alguien le había visto o no.
Luego se marchó volando.
Habría algo en la ventana de uno de los dormitorios esa noche. Un rostro asomado a ella, mirándoles en silencio. El cadáver esquelético al que hacía mucho que habían cosido unas alas era poco más que piel, huesos y mejunjes de embalsamar. No respiraba ni parpadeaba, los ojos hundidos mirando a la nada y la boca entreabierta dejando ver una lengua hinchada. Lo único que se movía eran sus alas membranosas para mantenerlo en el aire frente al ventanuco.
Les observó durante un minuto o dos, indiferente a si alguien le había visto o no.
Luego se marchó volando.
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
- Al veros conspirar... (CLICK):
- Al poner un evento... (CLICK):
- Durante el transcurso del evento... (CLICK):
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
01/08/16, 02:35 pm
Eitne se giró al escuchar a Zob y le dedicó una sonrisa mientras seguía fregando, acompañada de un asentimiento de cabeza y un "Vale" tartamudo tras la oferta del nublino. En el pueblo se fomentaba el trabajo en equipo y estaba acostumbrado a trabajar a varias manos.
—L-Lo siento, ¿está mal bailar ahora? —Eitne no lo sabía. Para él bailar solo estaba mal cuando no querías. Y aunque era raro bailar en determinadas circunstancias, sabía de gente a la que hacerlo le relajaba o le ayudaba a desestresarse y cosas por el estilo. Probablemente existiera algun decoro parecido en su pueblo, situaciones en las que bailar no fuera correcto, pero no había llegado a experimentarlas. Como fuera, el daeliciano paró en seco y añadió—. Puedes bailar con nosotros cuando las cosas estén mejor —si en algún momento estuvieran mejor.
>>N-no pasa nada —Eitne le quitó todo el peso al asunto y lo decía completamente convencido, aunque en aquel momento su tono sonara algo afectado. Venían de mundos distintos y no quería bailar si aquello significaba una falta del respeto en aquel momento para los enfermos—. ¿Me ayudas a ir secando? —le tendió un plato a Zobriel en cuanto acabó de hacer lo que le había traído a la cocina —. Hemos manchado mucho hoy —le explicó. No era una reprimienda en absoluto—. P-pero ha estado bien poder celebrar algo, ¿no crees? Este sitio da mucho miedo... —su voz se perdió en un susurro y Eitne cortó por lo sano—. ¿Cuánto falta para tu cumpleaños?
Hablar con Zob sería de las últimas cosas que haría Eitne aquella noche. Despues de eso se aseguraría de guardar los adornos para poder reutilizarlos más adelante y se metió en la cama con los sinhadres.
—L-Lo siento, ¿está mal bailar ahora? —Eitne no lo sabía. Para él bailar solo estaba mal cuando no querías. Y aunque era raro bailar en determinadas circunstancias, sabía de gente a la que hacerlo le relajaba o le ayudaba a desestresarse y cosas por el estilo. Probablemente existiera algun decoro parecido en su pueblo, situaciones en las que bailar no fuera correcto, pero no había llegado a experimentarlas. Como fuera, el daeliciano paró en seco y añadió—. Puedes bailar con nosotros cuando las cosas estén mejor —si en algún momento estuvieran mejor.
>>N-no pasa nada —Eitne le quitó todo el peso al asunto y lo decía completamente convencido, aunque en aquel momento su tono sonara algo afectado. Venían de mundos distintos y no quería bailar si aquello significaba una falta del respeto en aquel momento para los enfermos—. ¿Me ayudas a ir secando? —le tendió un plato a Zobriel en cuanto acabó de hacer lo que le había traído a la cocina —. Hemos manchado mucho hoy —le explicó. No era una reprimienda en absoluto—. P-pero ha estado bien poder celebrar algo, ¿no crees? Este sitio da mucho miedo... —su voz se perdió en un susurro y Eitne cortó por lo sano—. ¿Cuánto falta para tu cumpleaños?
Hablar con Zob sería de las últimas cosas que haría Eitne aquella noche. Despues de eso se aseguraría de guardar los adornos para poder reutilizarlos más adelante y se metió en la cama con los sinhadres.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astuciaPersonajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
01/08/16, 05:06 pm
Tras hacerse con el libro, Pam se fue al estudio con una de las velas con el fin de intentar descifrar el contenido escrito en aquellas paginas sin molestar a nadie. No iba a conseguir mucho con esa escasa luz, pero los pies le dolían, no permitiendole dormir así que si lograba agotarse aunque fuese un poco intentando leer aquel libro conseguiría dos cosas en uno. Tal vez sacar alguna pista sobre como leerlo y ademas agotarse lo suficiente para que la necesidad de volver al cuarto y dormirse superase al dolor.
No supo cuanto tiempo estuvo pasando las hojas, estrechando los ojos para intentar leer aquel extraño idioma de letras pequeñas, pero cuando sus ojos comenzaron a picar, tanto por la luz como por el esfuerzo y una buena dosis de sueño, decidió dejarlo para el día siguiente. << Aun duelen, pero necesito dormir, veamos si ahora estoy lo suficientemente cansada >> pensó tocando sus pie con las plantas enrojecidas, soltando un suave quejido. Con un suspiro fastidiado se levanto, guardando el libro bajo su brazo y agarrando la vela con la otra para poder ver el camino de vuelta al cuarto. << Lo que me faltaba ya era golpearme con alguna piedra suelta >> pensó, casi temiendo aquello ante las suaves y molestas punzadas que ya sentía al caminar.
Al llegar al cuarto, abrió asomándose primero viendo, como era habitual el cuarto a oscuras. Por suerte su cama era de las mas cercanas a la puerta o ya veía a todo el mundo quejándose por la luz de la vela. Así que, respirando hondo ante lo que sabría iba a ser una pequeña tortura, dio una rápida carrera hasta su cama, antorcha en mano, con el claro fin de apagarla en cuanto llegara.
Su intención clara se nublo por un momento cuando al acercarse a la cama, la vela que estaba por apagar de un soplido ilumino la ventana mas cercana por un momento. Pam consiguió apagarla, pero no por ello evito que viera un perfil en la ventana, mortalmente pálido, mirando hacia el interior desde un tercer piso. La reacción de la mona del queso no dejo esperar y antes siquiera de poder contenerse, grito, un grito agudo de terror que apenas duro unos segundos antes de que todo su cuerpo se erizara en estado de peligro, cubriendo su boca con fuerza. El miedo de que esa figura pusiera su atención sobre ella, superando cualquier otra cosa. Al borde del llanto dejo caer el libro y la antorcha apagada con estrépito, subiéndose rápidamente en la cama para hacerse un ovillo, donde cubrió su cuerpo con las sabanas como un niño pequeño al que le da miedo la oscuridad, sin dejar de cubrirse la boca.
No sabia que había visto exactamente, pero lo único que tenia claro, es que por un momento, juro que algo ahí afuera le observaba. Y en ese condenado lugar, no se fiaba ni de su sombra. Si antes creía que no dormiría por el dolor ahora estaba segura que si pegaba ojo, sería un milagro.
No supo cuanto tiempo estuvo pasando las hojas, estrechando los ojos para intentar leer aquel extraño idioma de letras pequeñas, pero cuando sus ojos comenzaron a picar, tanto por la luz como por el esfuerzo y una buena dosis de sueño, decidió dejarlo para el día siguiente. << Aun duelen, pero necesito dormir, veamos si ahora estoy lo suficientemente cansada >> pensó tocando sus pie con las plantas enrojecidas, soltando un suave quejido. Con un suspiro fastidiado se levanto, guardando el libro bajo su brazo y agarrando la vela con la otra para poder ver el camino de vuelta al cuarto. << Lo que me faltaba ya era golpearme con alguna piedra suelta >> pensó, casi temiendo aquello ante las suaves y molestas punzadas que ya sentía al caminar.
Al llegar al cuarto, abrió asomándose primero viendo, como era habitual el cuarto a oscuras. Por suerte su cama era de las mas cercanas a la puerta o ya veía a todo el mundo quejándose por la luz de la vela. Así que, respirando hondo ante lo que sabría iba a ser una pequeña tortura, dio una rápida carrera hasta su cama, antorcha en mano, con el claro fin de apagarla en cuanto llegara.
Su intención clara se nublo por un momento cuando al acercarse a la cama, la vela que estaba por apagar de un soplido ilumino la ventana mas cercana por un momento. Pam consiguió apagarla, pero no por ello evito que viera un perfil en la ventana, mortalmente pálido, mirando hacia el interior desde un tercer piso. La reacción de la mona del queso no dejo esperar y antes siquiera de poder contenerse, grito, un grito agudo de terror que apenas duro unos segundos antes de que todo su cuerpo se erizara en estado de peligro, cubriendo su boca con fuerza. El miedo de que esa figura pusiera su atención sobre ella, superando cualquier otra cosa. Al borde del llanto dejo caer el libro y la antorcha apagada con estrépito, subiéndose rápidamente en la cama para hacerse un ovillo, donde cubrió su cuerpo con las sabanas como un niño pequeño al que le da miedo la oscuridad, sin dejar de cubrirse la boca.
No sabia que había visto exactamente, pero lo único que tenia claro, es que por un momento, juro que algo ahí afuera le observaba. Y en ese condenado lugar, no se fiaba ni de su sombra. Si antes creía que no dormiría por el dolor ahora estaba segura que si pegaba ojo, sería un milagro.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
01/08/16, 10:37 pm
Aquella fue una noche desagradable para Rena. Sólo había tenido fiebre una vez en su vida, siendo bastante pequeña, y no lo recordaba tan mal. Se quedó acostada en el sofá y alli se durmió en cuanto el paño frío le calmó lo suficiente. No tuvo un sueño constante pero tampoco llegaba a despertar del todo, solo cuando oyó el grito de Pam. Se levantó sobresaltada y miró en todas direciones. Estaba oscuro, no se veian ni los destellos cálidos de los murciélagos en llamas. El paño húmedo de su cabeza le había caído sobre el regazo. No oyó nada más, solo una respiración que supuso sería la de Rox, o la de Milo. Sintió un pinchazo en la sien y volvió a acostarse, recolocándose el paño sobre la frente. Ya nada perturbaría su sueño hasta bien entrada la mañana. La fiebre se iría, como por arte de magia.
- Kial
Ficha de cosechado
Nombre: Hyun-Su
Especie: Humano
Habilidades: memoria, habilidad mental (acertijos, adivinanzas),astucia.
Personajes : Hyun-su: el medio coreano medio estadounidense, serio, callado, cobarde, enclenque y egoista impulsado por su miedo.
altura: 1,77m
peso: 67 kg (estilizado)
edad: 15 años
Heridas/enfermedades : -Cicatrices en: mano, pecho, hombro y mejilla.
-Cojera por herida a medio curar en gemelo.
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
02/08/16, 02:49 pm
Los murcielagos ardientes volvían a salir. Cada vez que los veía se los imaginaba prendiendole fuego a la casa o a él. Sin embargo algo en ellos lo mantenía entretenido aunque le repelieran. Él se imaginaba que esa sería la sensación que daban las pelis de miedo a las demás personas; el coreano no podía saberlo pues nunca se atrevió a ni empezar una. El frío empezaba a meterse por los abundantes agujeros de la sudadera, así que se resigno a volver dentro. Por desgracia, en el tiempo que había pasado fuera, no había conseguido relajarse apenas, como le demostraba el constante latido en su garganta.
Ya en su cama cerraba los ojos aferrandose a su martillo bajo su almohada, esperando poder dormirse en cualquier momento. Pero no ocurría y cuando se forzaba a pensar cosas buenas su cabeza morbosamente le presentaba imagenes de sus peores temores. Abría los ojos cada cierto tiempo para escapar de su propia imaginación, pero esta respondía haciendo de cada silueta un monstruo. En poco tiempo se vio necesitando aire de nuevo. Solo tres noches había dormido dentro y otra vez necesitaba dormir en la puerta del patío. Se envolvio en su manta sujentandola con una mano y en la otra cogió su martillo. Durante un rato, bajando las escaleras, solo se escuchaban sus latidos. De repente un grito le robó el monopolio del silencio. Su corazón le dio un vuelco. Agarrando con fuerza su martillo se plantó frente a la puerta del dormitorio del que procedía el grito, dudoso de entrar por el miedo.
Ya en su cama cerraba los ojos aferrandose a su martillo bajo su almohada, esperando poder dormirse en cualquier momento. Pero no ocurría y cuando se forzaba a pensar cosas buenas su cabeza morbosamente le presentaba imagenes de sus peores temores. Abría los ojos cada cierto tiempo para escapar de su propia imaginación, pero esta respondía haciendo de cada silueta un monstruo. En poco tiempo se vio necesitando aire de nuevo. Solo tres noches había dormido dentro y otra vez necesitaba dormir en la puerta del patío. Se envolvio en su manta sujentandola con una mano y en la otra cogió su martillo. Durante un rato, bajando las escaleras, solo se escuchaban sus latidos. De repente un grito le robó el monopolio del silencio. Su corazón le dio un vuelco. Agarrando con fuerza su martillo se plantó frente a la puerta del dormitorio del que procedía el grito, dudoso de entrar por el miedo.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
03/08/16, 07:12 pm
El grito de Pam despertó a Eitne, que se incorporó del susto. El daeliciano tenía el cerebro confuso por el recuerdo fugaz de lo que había soñado y tuvo que pestañear varias veces antes de poder siquiera abrir la boca. El niño lanzó una mirada preocupada en dirección a la cama de la mona del queso.
—¿P-Pam? ¿E-Estás b—la pregunta de Eitne quedó a medias.
Un murciélago llameante voló cerca de la ventana y el daeliciano vio de reojo la razón del grito de Pam y también del suyo. Porque Eitne chilló, vaya que si chilló. Ni en sus peores pesadillas se había encontrado con algo así. El muchacho tanteó la cama en busca de las sábanas y tiró de ellas en cuanto llegaron a sus dedos. Al mismo tiempo, Eitne se arrastró por el colchón, empujándose con los pies hasta la cabecera de la cama y se hizo un ovillo.
Estaba intentando hablar de nuevo.
—Q-q-q-q-q —el daeliciano no era capaz de articular una sola palabra.
El corazón le latía a una velocidad de vértigo. <<Vamos a morir vamos a morir vamos a morir vamos a morir>> el muchacho no daba para más. Aquella cosa horrible y putrefacta les estaba mirando y Eitne no podía moverse apenas, embargado por el miedo. Era una bolita temblorosa envuelta en trapos.
Quería avisar a Neil y a Adru pero tenía tanto miedo que su cuerpo no le permitía llevarlo a cabo.
—Ch-ch-ch —nada.
—¿P-Pam? ¿E-Estás b—la pregunta de Eitne quedó a medias.
Un murciélago llameante voló cerca de la ventana y el daeliciano vio de reojo la razón del grito de Pam y también del suyo. Porque Eitne chilló, vaya que si chilló. Ni en sus peores pesadillas se había encontrado con algo así. El muchacho tanteó la cama en busca de las sábanas y tiró de ellas en cuanto llegaron a sus dedos. Al mismo tiempo, Eitne se arrastró por el colchón, empujándose con los pies hasta la cabecera de la cama y se hizo un ovillo.
Estaba intentando hablar de nuevo.
—Q-q-q-q-q —el daeliciano no era capaz de articular una sola palabra.
El corazón le latía a una velocidad de vértigo. <<Vamos a morir vamos a morir vamos a morir vamos a morir>> el muchacho no daba para más. Aquella cosa horrible y putrefacta les estaba mirando y Eitne no podía moverse apenas, embargado por el miedo. Era una bolita temblorosa envuelta en trapos.
Quería avisar a Neil y a Adru pero tenía tanto miedo que su cuerpo no le permitía llevarlo a cabo.
—Ch-ch-ch —nada.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
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