Torreón Letargo (Archivo VI)
+16
Giniroryu
Zarket
Lobo_Negro
Hiss
Rocavarancolia Rol
Kanyum
Seth
Naeryan
Lathspell
Evanna
Kial
Manasard
Yber
Jikan11
Red
Muffie
20 participantes
- Kial
Ficha de cosechado
Nombre: Hyun-Su
Especie: Humano
Habilidades: memoria, habilidad mental (acertijos, adivinanzas),astucia.Personajes : Hyun-su: el medio coreano medio estadounidense, serio, callado, cobarde, enclenque y egoista impulsado por su miedo.
altura: 1,77m
peso: 67 kg (estilizado)
edad: 15 años
Heridas/enfermedades : -Cicatrices en: mano, pecho, hombro y mejilla.
-Cojera por herida a medio curar en gemelo.
Torreón Letargo (Archivo VI)
22/11/15, 09:34 pm
Recuerdo del primer mensaje :
La chica a la cual le había dado el martillo utilizó éste para arrancar, de uno de los edificios en ruinas, una puerta un tanto podrida y así utilizarla de escudo <<no era el uso que esperaba que le diera>>. Una vez tuvo la puerta le devolvió el martillo.
Milo inició la carga contra las bestias avanzando seguros y a un paso ligero. Una de las ratas tiró una primera espina causando el sobresalto de Hyung. Si podían disparar nada les paraba de acribillarles a todos ellos. Claramente les superaban las ratas en número. Hyung se asombró, sus compañeros seguían avanzando, no se esperaba semejante envalentonamiento. Los que se habían quedado detrás empezaron a lanzar huesos y piedras que cogían del suelo << ¿¡Pero que hacen!? ¿¡Quieren que nos disparen a nosotros!?>>. Hyung se aparto del grupo alarmado esperando una lluvia de espinas hacia ellos. La mirada hacia él de una de las ratas al apartarse un poco le provoco un sobresalto. Sin embargo poco le importó a la bestia Hyung pues se giró de nuevo hacia los que se dirigían a las cestas. La estrategia de distracción había hecho poco pues todos ellos seguían sin haber recibido un disparó y las ratas se centraban en Milo, Rox y Rena. Finalmente llegaron y empezaron a agarrar las cestas, Rox perdió una debido a una espina que quedó cerca de darle en la mano. Consiguieron cinco y tiraron el resto distrayendo a unas cuantas ratas.
Tocaba huir, Los niños empezaron a correr Hyung aceleró << ¡no puedo quedarme atrás!>>. Hyung fue todo lo rápido que pudo dejando atrás a los demás. Frenó una vez una vez oyó el grito eufórico de Rox; estaban a salvo. La celebración de la victoria de Rox le provoco una risa tímida y bajita a Hyung. Era contagiosa su felicidad y por muy poco que hubiera hecho Hyung él también consideraba eso su victoria. El grupo se tomo un rato para recuperar el aliento y decidirse en que iban a hacer ahora. La atención de varios se dirigió a una especie de torre no muy lejos de allí. Finalmente se decidieron por avanzar hacía ésta para verla mejor.
Llegaron a la torre fácilmente. Menos mal no tuvieron problemas al continuar su camino hacia ésta. Hyung se paró ante ella y echó un vistazo largo. Aquel edificio de gran tamaño debía de tener un total de al menos tres plantas de bastante altura. Se encontraba rodeado de una franja de tierra y cubierto de enredaderas escondiendo lo que parecía la puerta, identificada como tal debido a que ésta daba a un puente levadizo que conectaba el torreón con la calle.
-Eso debe de ser la puerta. Aunque no estoy muy seguro.- dijo en un tono bajo. - Si queréis entrar ir vosotros primeros, pero tener en cuenta que allí podría haber cualquier cosa.
La chica a la cual le había dado el martillo utilizó éste para arrancar, de uno de los edificios en ruinas, una puerta un tanto podrida y así utilizarla de escudo <<no era el uso que esperaba que le diera>>. Una vez tuvo la puerta le devolvió el martillo.
Milo inició la carga contra las bestias avanzando seguros y a un paso ligero. Una de las ratas tiró una primera espina causando el sobresalto de Hyung. Si podían disparar nada les paraba de acribillarles a todos ellos. Claramente les superaban las ratas en número. Hyung se asombró, sus compañeros seguían avanzando, no se esperaba semejante envalentonamiento. Los que se habían quedado detrás empezaron a lanzar huesos y piedras que cogían del suelo << ¿¡Pero que hacen!? ¿¡Quieren que nos disparen a nosotros!?>>. Hyung se aparto del grupo alarmado esperando una lluvia de espinas hacia ellos. La mirada hacia él de una de las ratas al apartarse un poco le provoco un sobresalto. Sin embargo poco le importó a la bestia Hyung pues se giró de nuevo hacia los que se dirigían a las cestas. La estrategia de distracción había hecho poco pues todos ellos seguían sin haber recibido un disparó y las ratas se centraban en Milo, Rox y Rena. Finalmente llegaron y empezaron a agarrar las cestas, Rox perdió una debido a una espina que quedó cerca de darle en la mano. Consiguieron cinco y tiraron el resto distrayendo a unas cuantas ratas.
Tocaba huir, Los niños empezaron a correr Hyung aceleró << ¡no puedo quedarme atrás!>>. Hyung fue todo lo rápido que pudo dejando atrás a los demás. Frenó una vez una vez oyó el grito eufórico de Rox; estaban a salvo. La celebración de la victoria de Rox le provoco una risa tímida y bajita a Hyung. Era contagiosa su felicidad y por muy poco que hubiera hecho Hyung él también consideraba eso su victoria. El grupo se tomo un rato para recuperar el aliento y decidirse en que iban a hacer ahora. La atención de varios se dirigió a una especie de torre no muy lejos de allí. Finalmente se decidieron por avanzar hacía ésta para verla mejor.
Llegaron a la torre fácilmente. Menos mal no tuvieron problemas al continuar su camino hacia ésta. Hyung se paró ante ella y echó un vistazo largo. Aquel edificio de gran tamaño debía de tener un total de al menos tres plantas de bastante altura. Se encontraba rodeado de una franja de tierra y cubierto de enredaderas escondiendo lo que parecía la puerta, identificada como tal debido a que ésta daba a un puente levadizo que conectaba el torreón con la calle.
-Eso debe de ser la puerta. Aunque no estoy muy seguro.- dijo en un tono bajo. - Si queréis entrar ir vosotros primeros, pero tener en cuenta que allí podría haber cualquier cosa.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
16/10/16, 10:24 pm
Rox echó un vistazo rápido a Hyung para ver cuantas piedras iba cogiendo, echándose en el bolsillo más o menos el mismo número que él. Lanzó la última al aire como si fuera una moneda antes de guardarla con el resto, asimismo guardando el silencio.
—Y que lo digas. Parece que lo raro es el plato habitual en este sitio. Es imposible acostumbrarse. —mantuvo las distancias con su compañero, pateando con suavidad el suelo de forma desinteresada. Sus pensamientos se vieron pronto sumidos en el tema de la relación "cuento-pesadillas", pero no tenía especiales ganas de seguir hablando de ello, y mucho menos de volver a contar su reciente experiencia—. Ya. Yo tampoco lo creo. Estoy seguro de que es cosa de la ciudad. Pero... de nada sirve darle vueltas y recrearnos en el miedo.
Sonrió con pesar al chico, apartándose el pelo de la frente.
—¿Cómo has dormido tú? Espero que no hayas tenido ninguna pesadilla...
—Y que lo digas. Parece que lo raro es el plato habitual en este sitio. Es imposible acostumbrarse. —mantuvo las distancias con su compañero, pateando con suavidad el suelo de forma desinteresada. Sus pensamientos se vieron pronto sumidos en el tema de la relación "cuento-pesadillas", pero no tenía especiales ganas de seguir hablando de ello, y mucho menos de volver a contar su reciente experiencia—. Ya. Yo tampoco lo creo. Estoy seguro de que es cosa de la ciudad. Pero... de nada sirve darle vueltas y recrearnos en el miedo.
Sonrió con pesar al chico, apartándose el pelo de la frente.
—¿Cómo has dormido tú? Espero que no hayas tenido ninguna pesadilla...
- Kial
Ficha de cosechado
Nombre: Hyun-Su
Especie: Humano
Habilidades: memoria, habilidad mental (acertijos, adivinanzas),astucia.
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
17/10/16, 12:45 am
- Estar aquí se hace más difícil cada día. - Dijo en bajito. Mantuvo la cabeza bajada, mientras en su mano jugueteaba con las piedrecitas que había recogido. El miedo siempre lo había sufrido pero la desesperación era lo que más daño le hacía. El deseo de irse, dejar esa ciudad de pesadilla, de volver a su casa, de abandonar el condenado torreón y a los de los hocicos, a la calva, al lagarto... Sin embargo allí estaba, incapaz de salir de aquel edificio. Cuando Rox apartó la conversación de ese tema, el coreano lo aprovechó para acercarse a lo que quizás le daría cierta satisfacción: quejarse.
- No, no he tenido pesadillas.- Se volvió a pasar la manga por la nariz antes de seguir.- De hecho dormí mejor de lo esperado. Me metí en la cama muy nervioso y pensando que no lograría dormirme. Y en cambio no solo me dormí, si no que encima pasé la noche limpia. Sin pesadillas ni despertándome.- Le diera o no pie su compañero Hyung continuaría con el tema.
-Aunque al despertarme me han vuelto los nervios. Me quedé...- El coreano bajaría la velocidad y el tono según siguiera la frase.- Me quedé con mal rollo con lo de la magia. Lo que dije no era ninguna locura, solo estaba siendo realista y...- <<la enana calva>>- Pam y todos me miraron como si fuera el malo.- De fondo todavía recordaba lo que Eitne le había dicho. Pero con Rox tenía cierta confianza. Y quería un directo "tienes razón" aunque del coreano fuera posible que tampoco lo lograra.
- No, no he tenido pesadillas.- Se volvió a pasar la manga por la nariz antes de seguir.- De hecho dormí mejor de lo esperado. Me metí en la cama muy nervioso y pensando que no lograría dormirme. Y en cambio no solo me dormí, si no que encima pasé la noche limpia. Sin pesadillas ni despertándome.- Le diera o no pie su compañero Hyung continuaría con el tema.
-Aunque al despertarme me han vuelto los nervios. Me quedé...- El coreano bajaría la velocidad y el tono según siguiera la frase.- Me quedé con mal rollo con lo de la magia. Lo que dije no era ninguna locura, solo estaba siendo realista y...- <<la enana calva>>- Pam y todos me miraron como si fuera el malo.- De fondo todavía recordaba lo que Eitne le había dicho. Pero con Rox tenía cierta confianza. Y quería un directo "tienes razón" aunque del coreano fuera posible que tampoco lo lograra.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tiene
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
17/10/16, 10:46 am
Milo se había centrado tanto en resumir su pasado que prácticamente había olvidado una de las preguntas que le había hecho Rena, y cuando la irrense se la recordó no pudo evitar esbozar una sonrisa de circunstancias.
—Lo cierto es que no tuve elección —respondió con una mueca, rememorando el momento de su cosecha—. Yo estaba en un andén muy concurrido, pasando desapercibido entre la multitud y todo eso, cuando sin venir a cuento se me acercó la cosechadora y me dijo que en Rocavarancolia había un sitio para mi. ¿Te lo puedes creer? Yo nunca había querido venir aquí, estaba convencido de que debía resolver asuntos más importantes en Irraria, pero ahora que estoy en la ciudad "milagrosa" ya no estoy tan seguro de nada... —añadió, sus pensamientos momentáneamente muy lejos de allí—. En cualquier caso en ese momento la única opción posible era aceptar la propuesta de la rocavarancolesa, porque en apenas un minuto perdí el anonimato y pase a ser el centro de atención con todas las consecuencias que eso acarreaba. —concluyó, señalando con un gesto su falta de chip de identificación.
Se puso en pie en cuanto terminó de hablar, estirándose para desentumecerse mientras reprimía un bostezo. Su compatriota parecía haberse tranquilizado en gran medida, por lo que era un buen momento para regresar con el resto.
—¿Bajamos a la cocina? —inquirió—. No se tu, pero yo vuelvo a tener hambre... —comentó con una sonrisa, frotándose el estómago para enfatizar sus palabras. Si aceptaba le ofrecería la mano para ayudarla a levantarse y enfilaría las escaleras conversando con ella sobre cualquier cosa.
—Lo cierto es que no tuve elección —respondió con una mueca, rememorando el momento de su cosecha—. Yo estaba en un andén muy concurrido, pasando desapercibido entre la multitud y todo eso, cuando sin venir a cuento se me acercó la cosechadora y me dijo que en Rocavarancolia había un sitio para mi. ¿Te lo puedes creer? Yo nunca había querido venir aquí, estaba convencido de que debía resolver asuntos más importantes en Irraria, pero ahora que estoy en la ciudad "milagrosa" ya no estoy tan seguro de nada... —añadió, sus pensamientos momentáneamente muy lejos de allí—. En cualquier caso en ese momento la única opción posible era aceptar la propuesta de la rocavarancolesa, porque en apenas un minuto perdí el anonimato y pase a ser el centro de atención con todas las consecuencias que eso acarreaba. —concluyó, señalando con un gesto su falta de chip de identificación.
Se puso en pie en cuanto terminó de hablar, estirándose para desentumecerse mientras reprimía un bostezo. Su compatriota parecía haberse tranquilizado en gran medida, por lo que era un buen momento para regresar con el resto.
—¿Bajamos a la cocina? —inquirió—. No se tu, pero yo vuelvo a tener hambre... —comentó con una sonrisa, frotándose el estómago para enfatizar sus palabras. Si aceptaba le ofrecería la mano para ayudarla a levantarse y enfilaría las escaleras conversando con ella sobre cualquier cosa.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
17/10/16, 10:54 am
Para Rox no era más difícil por sobrevivir; quizás más tedioso, sí, pero lo que realmente se le hacía cuesta arriba (e iba a más) era el tener que fingir estar bien. Acostumbraba a poner toda su voluntad en disimular, pero nunca durante tanto tiempo y tan seguido. El agotamiento físico era soportable, pero el psicológico... era otro cantar.
—Menos mal. Has tenido suerte. —se frotó los ojos, como si el hablar de descansar le aumentase las ojeras.
La medio australiana frunció el ceño, confusa. Aún tenía los recuerdos de lo sucedido antes de las pesadillas muy borrosos. Se veían demasiado distantes.
—¿Lo de la magia? Ah... —dio un golpecito al suelo con la planta del pie al caer en que se refería—. Bueno... a mi lo que me sorprendió fue que lo dijeras con tanta soltura. Son niños. E independientemente de eso, tenemos que aferrarnos a cualquier esperanza, y el poder hacer magia significaría mucho. En el fondo yo también soy realista... no me parece ridículo lo que dijiste. De hecho, dudo que pueda hacer magia. Solo somos humanos normales y corrientes. Si no la hemos hecho antes...
Tomó aire y miró al cielo, ordenando sus palabras mentalmente.
—No te preocupes por eso, Hyung. No eres el único que lo cree. —se acercó a él para darle una palmadita en el hombro. Suavizó su tono de voz para que no sonase a regañina u obligación—. Lo importante es tener un poco de tacto. A veces es mejor guardarse para uno según que cosas...
—Menos mal. Has tenido suerte. —se frotó los ojos, como si el hablar de descansar le aumentase las ojeras.
La medio australiana frunció el ceño, confusa. Aún tenía los recuerdos de lo sucedido antes de las pesadillas muy borrosos. Se veían demasiado distantes.
—¿Lo de la magia? Ah... —dio un golpecito al suelo con la planta del pie al caer en que se refería—. Bueno... a mi lo que me sorprendió fue que lo dijeras con tanta soltura. Son niños. E independientemente de eso, tenemos que aferrarnos a cualquier esperanza, y el poder hacer magia significaría mucho. En el fondo yo también soy realista... no me parece ridículo lo que dijiste. De hecho, dudo que pueda hacer magia. Solo somos humanos normales y corrientes. Si no la hemos hecho antes...
Tomó aire y miró al cielo, ordenando sus palabras mentalmente.
—No te preocupes por eso, Hyung. No eres el único que lo cree. —se acercó a él para darle una palmadita en el hombro. Suavizó su tono de voz para que no sonase a regañina u obligación—. Lo importante es tener un poco de tacto. A veces es mejor guardarse para uno según que cosas...
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
17/10/16, 02:44 pm
<< No vino por voluntad propia...>> Rena trató de procesar lo que eso significaba. Había visto que los rocavarancoleses les habían engañado en muchos detalles sobre la ciudad, pero había dado por hecho que, como ella, todos sus compañeros habían ido por decision propia y con un objetivo. En esas circunstancias era estúpido preguntarle a Milo nada sobre magia.
Dejó que la ayudase a levantarse y coincidió en lo de tener hambre. Ni siquiera había podido terminar de desayunar, y en la cocina probablemente aún estaría el medio bollo que se había dejado al salir corriendo.
Bajando las escaleras le preguntó a Milo si tenía alguna idea de final de cuento para los críos, solo por tener una conversación en la que pensar que le quitase los restos de nervios. Al llegar a la cocina recuperó su bollo y añadió umbra y una barrita energética.
-Bueno, qué, ¿vamos a salir?- preguntó como si no hubiese pasado nada.
Dejó que la ayudase a levantarse y coincidió en lo de tener hambre. Ni siquiera había podido terminar de desayunar, y en la cocina probablemente aún estaría el medio bollo que se había dejado al salir corriendo.
Bajando las escaleras le preguntó a Milo si tenía alguna idea de final de cuento para los críos, solo por tener una conversación en la que pensar que le quitase los restos de nervios. Al llegar a la cocina recuperó su bollo y añadió umbra y una barrita energética.
-Bueno, qué, ¿vamos a salir?- preguntó como si no hubiese pasado nada.
- Kial
Ficha de cosechado
Nombre: Hyun-Su
Especie: Humano
Habilidades: memoria, habilidad mental (acertijos, adivinanzas),astucia.
Personajes : Hyun-su: el medio coreano medio estadounidense, serio, callado, cobarde, enclenque y egoista impulsado por su miedo.
altura: 1,77m
peso: 67 kg (estilizado)
edad: 15 años
Heridas/enfermedades : -Cicatrices en: mano, pecho, hombro y mejilla.
-Cojera por herida a medio curar en gemelo.
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
18/10/16, 01:09 am
Hyung notó un gran alivio, bajó los hombros que mantenía inconscientemente en tensión. Quizás el miedo a una mala respuesta. En parte le había dicho lo mismo que Eitne. Asintió como única respuesta, no había más donde rascar de ese tema. Con un pequeño impulso se apartó del muro.
- Bueno si tienes tú otras diez piedras creo que tenemos suficientes para jugar los que no salimos.- Dijo dedicandole una suave sonrisa a su amigo y sacó sus piedras.
- Imagino que tendré que explicar como se juega a los demás- Dijo fingiendo aburrimiento - Se me da muy mal explicar - comentó girando la cabeza hacia su compañero.
Antes de entrar de nuevo en el torreón se paró en la puerta y se apoyó en una jamba girado hacia Rox. Se acababa de dar cuenta. Esta era la primera vez que le veía quedarse. El otro coreano le había oído desahogarse, quizás había hecho mal en no preguntar por como le iba a él.
- ¿Tuuu estás bien?-
- Bueno si tienes tú otras diez piedras creo que tenemos suficientes para jugar los que no salimos.- Dijo dedicandole una suave sonrisa a su amigo y sacó sus piedras.
- Imagino que tendré que explicar como se juega a los demás- Dijo fingiendo aburrimiento - Se me da muy mal explicar - comentó girando la cabeza hacia su compañero.
Antes de entrar de nuevo en el torreón se paró en la puerta y se apoyó en una jamba girado hacia Rox. Se acababa de dar cuenta. Esta era la primera vez que le veía quedarse. El otro coreano le había oído desahogarse, quizás había hecho mal en no preguntar por como le iba a él.
- ¿Tuuu estás bien?-
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
20/10/16, 10:40 pm
Ese día Nime respaldaría el salir a la ciudad, e iría, si lo hacían, sin importar demasiado quién se apuntase. Al haber pedido Eitne que le buscasen algo, le parecía que podía ser útil si encontraba lo que él pedía, aunque eso no quería decir que fuese a ser sencillo. De hecho, no encontró nada más útil que lo que ya había en el torreón, y en lugar de persistir, durante las excursiones se distraía persiguiendo insectos para aumentar su diminuta colección. Se fiaba de sus instintos para determinar cómo tratar con ellos pero, muy a su pesar, tampoco había una gran variedad. Para compensar a Eitne, cuando conseguía uno repetido se lo regalaba. Sabía que no eran bienes muy valiosos, pero en Rocavarancolia ya no tenía a su disposición muchos otros tipos de juguetes. Sin embargo, aprendió juegos nuevos de otros mundos que compartían sus compañeros. Cuando jugaban en grupo casi era capaz de olvidar donde se encontraba durante un buen rato.
En los días siguientes al incidente de los sueños, la libense siguió llevándose la mano a la boca cada vez con más frecuencia. Para cuando sus compañeros empezasen a notar aquel hábito, la niña ya sería capaz de empujar uno de sus colmillos inferiores hasta casi alcanzar un ángulo de noventa grados. A Nime le divertía mucho jugar con los dientes sueltos, y empezó a pasarse el día haciendo ruiditos con la boca para moverlo. Cuando por fin se desprendió, dejando un hueco en su dentadura, la niña sintió que había perdido otro juguete. Quiso guardar el colmillo como recuerdo, pero no duró ni un día a buen recaudo, acabando por perderse entre los tablones del suelo.
Otro hábito que trató de adquirir Nime fue entrenar más seriamente. Sus compañeros lo hacían y era una buena forma de pasar el tiempo, y en compañía. Por supuesto, quería ser la mejor guerrera posible, pero era un poco perezosa de más para conseguirlo. A las horas que entrenaban, lo único de lo que tenía ganas Nime era de bostezar.
Con todo, la libense creía que si entrenaba debía haber alguna recompensa por su esfuerzo, aunque no fuese mucho, y se apuntaba a todas las salidas que podía, intentando apartar el miedo de su mente. Y Rocavarancolia parecía estar poniendo un poco de su parte, porque no volvió a haber sobresaltos nocturnos, ni avistamientos de monstruos peligrosos. Incluso empezó a preguntarse seriamente si los ojos que había querido pintar Eitne habían tenido algo que ver, ya que en su familia sabían de magia. Deseó que todo pudiese seguir así de tranquilo el mayor tiempo posible.
Irónicamente, su calma la rompió un sueño. Hasta ese momento había continuado convencida de que los malos sueños de sus compañeros habían sido solo eso. Aunque, cuando despertó, no fue en ellos en quienes pensó primero. Las sensaciones vividas hacía unos instantes, aunque no hubiesen sido reales, seguían pegadas a su piel. El aire que respiraba parecía pegajoso, al costarle tanto llenar sus pulmones con él, pero no paraba de intentarlo, de coger bocanadas para tratar de alejar la sensación de asfixia.
Había muerto. Era imposible, porque estaba viva, pero Nime sabía que se había muerto. La penumbra del cuarto no la ayudaba a ubicarse. El sol no había hecho más que empezar a salir, y la niña todavía se sentía perseguida. Se arrastró, confusa, y dio enseguida con el borde de la cama, cayéndose al suelo con un breve grito de sorpresa. Revolverse en sueños la había dejado prácticamente fuera del colchón. El golpe la ayudó a regresar un poco a la realidad: ese era dolor real, no el de sus recuerdos, aunque fuesen tan vívidos. Sollozó, y fue cuando se dio cuenta de que las lágrimas ya hacía rato que resbalaban por su cara. Se las limpió violentamente y se puso en pie, temblando como un gatito que da sus primeros pasos. Se dirigió a las escaleras a toda velocidad y trastabillando para encerrarse en el baño, donde nadie pudiese verla llorar. Ahogar los sollozos, en cambio, no se le daba tan bien.
«Me he muerto» pensaba una y otra vez, mientras revivía las sensaciones, el miedo. Tenía la certeza de que aquello había ocurrido de verdad y la certeza de que solamente había sido un sueño.
En los días siguientes al incidente de los sueños, la libense siguió llevándose la mano a la boca cada vez con más frecuencia. Para cuando sus compañeros empezasen a notar aquel hábito, la niña ya sería capaz de empujar uno de sus colmillos inferiores hasta casi alcanzar un ángulo de noventa grados. A Nime le divertía mucho jugar con los dientes sueltos, y empezó a pasarse el día haciendo ruiditos con la boca para moverlo. Cuando por fin se desprendió, dejando un hueco en su dentadura, la niña sintió que había perdido otro juguete. Quiso guardar el colmillo como recuerdo, pero no duró ni un día a buen recaudo, acabando por perderse entre los tablones del suelo.
Otro hábito que trató de adquirir Nime fue entrenar más seriamente. Sus compañeros lo hacían y era una buena forma de pasar el tiempo, y en compañía. Por supuesto, quería ser la mejor guerrera posible, pero era un poco perezosa de más para conseguirlo. A las horas que entrenaban, lo único de lo que tenía ganas Nime era de bostezar.
Con todo, la libense creía que si entrenaba debía haber alguna recompensa por su esfuerzo, aunque no fuese mucho, y se apuntaba a todas las salidas que podía, intentando apartar el miedo de su mente. Y Rocavarancolia parecía estar poniendo un poco de su parte, porque no volvió a haber sobresaltos nocturnos, ni avistamientos de monstruos peligrosos. Incluso empezó a preguntarse seriamente si los ojos que había querido pintar Eitne habían tenido algo que ver, ya que en su familia sabían de magia. Deseó que todo pudiese seguir así de tranquilo el mayor tiempo posible.
Irónicamente, su calma la rompió un sueño. Hasta ese momento había continuado convencida de que los malos sueños de sus compañeros habían sido solo eso. Aunque, cuando despertó, no fue en ellos en quienes pensó primero. Las sensaciones vividas hacía unos instantes, aunque no hubiesen sido reales, seguían pegadas a su piel. El aire que respiraba parecía pegajoso, al costarle tanto llenar sus pulmones con él, pero no paraba de intentarlo, de coger bocanadas para tratar de alejar la sensación de asfixia.
Había muerto. Era imposible, porque estaba viva, pero Nime sabía que se había muerto. La penumbra del cuarto no la ayudaba a ubicarse. El sol no había hecho más que empezar a salir, y la niña todavía se sentía perseguida. Se arrastró, confusa, y dio enseguida con el borde de la cama, cayéndose al suelo con un breve grito de sorpresa. Revolverse en sueños la había dejado prácticamente fuera del colchón. El golpe la ayudó a regresar un poco a la realidad: ese era dolor real, no el de sus recuerdos, aunque fuesen tan vívidos. Sollozó, y fue cuando se dio cuenta de que las lágrimas ya hacía rato que resbalaban por su cara. Se las limpió violentamente y se puso en pie, temblando como un gatito que da sus primeros pasos. Se dirigió a las escaleras a toda velocidad y trastabillando para encerrarse en el baño, donde nadie pudiese verla llorar. Ahogar los sollozos, en cambio, no se le daba tan bien.
«Me he muerto» pensaba una y otra vez, mientras revivía las sensaciones, el miedo. Tenía la certeza de que aquello había ocurrido de verdad y la certeza de que solamente había sido un sueño.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
23/10/16, 03:07 am
Al final parecía que no iban a salir, pero Hyun habló de jugar a algo cuyo nombre no era capaz de pronunciar, pero que enseguida picó su curiosidad. Aparte de eso, notó a Neil muy alicaído y, tras fijarse mejor, se dio cuenta de que había estado llorando. Tras darse cuenta de ello, se mantuvo cerca de su aurva tratando de animarle a su manera y pidiéndole que participase en el juego del coreano para distraerse mientras no estuviese cocinando. Al final del día, la sinhadre ya se había olvidado del asunto de las pesadillas, aunque no de que no habían salido ese día, y daría el coñazo para hacerlo al día siguiente, poniendo la excusa de que tenían que buscarle a Eitne algo con lo que pintar las paredes.
Además de llevarle al daeliciano cualquier porquería que no fuese lo suficientemente asquerosa como para que la sinhadre no quisiese tocarla y que pudiese ser un potencial material de pintura, quiso participar en la idea del pequeño de llenar el torreón de ojos. Pronto quedó claro que sus aptitudes artísticas eran inexistentes y, por suerte, se aburrió pronto de aquello por ser un tanto repetitivo. Aun así, quedó su sello grabado en forma de intento de ojo deforme que malamente recordaba a lo que se suponía que estaba representando en algunos trozos de pared que tuvieron la desgracia de caer bajo su trozo de carbón.
Aquel tiempo lo dedicó principalmente a entrenarse: era una buena forma de mantenerla entretenida, activa y… Bueno, no impedía que tuviese accidentes peligrosos, sino al contrario, pero por supuesto no tardaron mucho en indicarle que usase espadas de madera para practicar, aunque por desgracia no podía hacer lo mismo con el arco. Sorprendentemente, con este último no hubo percances más allá de la puntería desajustada de cualquier novato, y mejoró en su uso. El tiro con arco lo practicaba sobre todo en el patio durante la tarde, pero como la sinhadre algunos días amanecía muy temprano, en una ocasión descubrió que Milo entrenaba solo a aquellas horas en la última planta de la torre. Acabó uniéndose a él, a excepción de los días que se quedaba dormida, y practicaba con él con las espadas de madera y el estilo de combate cuerpo a cuerpo que les había estado enseñando Ain. De todas formas, la chica entrenaba con cualquiera en cualquier momento, pues siempre parecía sobrarle energía.
Un día descubrió que compartía la afición de contar historias de miedo con el irrense, por lo que ambos empezaron a intercambiar toda clase de anécdotas que no siempre tenían mucho sentido. La mayoría se las guardaban para ellos, pero si se les ocurría alguna especialmente interesante la compartían con los demás. Adrune era más reticente a ello los primeros días de lo que hubiera sido normalmente debido al asunto del cuento de los valientes cosechados y las pesadillas de sus compañeros, pero con el paso de los días fue olvidándose de aquello por completo.
En cuanto a su aurva, el tiempo que no estaba entrenando lo pasaba principalmente con él, intentando ayudarle en la cocina y aumentando la marca de cucharón que tenía permanentemente en el dorso de la mano. También le observaba tallar hasta que su atención se dispersaba, pero para los estándares de Adru se podría decir que aguantaba bastante tiempo: le gustaba ver como Neil daba forma a aquellos trozos de madera que pasaban a convertirse en toda clase de animales graciosos. El primer encargo específico que le hizo fue, por supuesto, un lagarto.
Aquella mañana no se despertó para entrenar con Milo, sino que lo hizo cuando hubo agitación en el cuarto debido al grito de Nime –pues ella seguía profundamente dormida y no se había enterado- y se revolvió somnolienta entre sus sábanas desparramadas por todas partes y mezcladas con las de la cama de Neil y Eitne.
—¿Qué ocurre? —Preguntó frotándose un ojo con el puño cerrado.
Además de llevarle al daeliciano cualquier porquería que no fuese lo suficientemente asquerosa como para que la sinhadre no quisiese tocarla y que pudiese ser un potencial material de pintura, quiso participar en la idea del pequeño de llenar el torreón de ojos. Pronto quedó claro que sus aptitudes artísticas eran inexistentes y, por suerte, se aburrió pronto de aquello por ser un tanto repetitivo. Aun así, quedó su sello grabado en forma de intento de ojo deforme que malamente recordaba a lo que se suponía que estaba representando en algunos trozos de pared que tuvieron la desgracia de caer bajo su trozo de carbón.
Aquel tiempo lo dedicó principalmente a entrenarse: era una buena forma de mantenerla entretenida, activa y… Bueno, no impedía que tuviese accidentes peligrosos, sino al contrario, pero por supuesto no tardaron mucho en indicarle que usase espadas de madera para practicar, aunque por desgracia no podía hacer lo mismo con el arco. Sorprendentemente, con este último no hubo percances más allá de la puntería desajustada de cualquier novato, y mejoró en su uso. El tiro con arco lo practicaba sobre todo en el patio durante la tarde, pero como la sinhadre algunos días amanecía muy temprano, en una ocasión descubrió que Milo entrenaba solo a aquellas horas en la última planta de la torre. Acabó uniéndose a él, a excepción de los días que se quedaba dormida, y practicaba con él con las espadas de madera y el estilo de combate cuerpo a cuerpo que les había estado enseñando Ain. De todas formas, la chica entrenaba con cualquiera en cualquier momento, pues siempre parecía sobrarle energía.
Un día descubrió que compartía la afición de contar historias de miedo con el irrense, por lo que ambos empezaron a intercambiar toda clase de anécdotas que no siempre tenían mucho sentido. La mayoría se las guardaban para ellos, pero si se les ocurría alguna especialmente interesante la compartían con los demás. Adrune era más reticente a ello los primeros días de lo que hubiera sido normalmente debido al asunto del cuento de los valientes cosechados y las pesadillas de sus compañeros, pero con el paso de los días fue olvidándose de aquello por completo.
En cuanto a su aurva, el tiempo que no estaba entrenando lo pasaba principalmente con él, intentando ayudarle en la cocina y aumentando la marca de cucharón que tenía permanentemente en el dorso de la mano. También le observaba tallar hasta que su atención se dispersaba, pero para los estándares de Adru se podría decir que aguantaba bastante tiempo: le gustaba ver como Neil daba forma a aquellos trozos de madera que pasaban a convertirse en toda clase de animales graciosos. El primer encargo específico que le hizo fue, por supuesto, un lagarto.
Aquella mañana no se despertó para entrenar con Milo, sino que lo hizo cuando hubo agitación en el cuarto debido al grito de Nime –pues ella seguía profundamente dormida y no se había enterado- y se revolvió somnolienta entre sus sábanas desparramadas por todas partes y mezcladas con las de la cama de Neil y Eitne.
—¿Qué ocurre? —Preguntó frotándose un ojo con el puño cerrado.
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
23/10/16, 06:53 pm
Fue un día raro, de ánimos especialmente bajos y algunos momentos incómodos, pero los días siguientes las cosas se fueron normalizando. No hubo más sueños raros ni encuentros inquietantes en un principio, cada uno se dedicó a lo suyo y entre todos se intentó que el ambiente fuera más o menos agradable. Rena intensificó su entrenamiento con Ain, aprendiendo también como cuidar y mantener sus armas para que no se cayesen a cachos, y descubriendo lo útil que puede ser un escudo, no solo en la defensa. Retomó actividades no tan físicas como tallar figuras gracias a la ayuda de Neil, y ayudar a los peques a pintar ''defensas mágicas'' en los muros del torreón. No se le daban muy bien las expresiones artísticas, pero era algo que tenía asumido y las disfrutaba igualmente. Intentó también recuperar el tiempo perdido con Milo, dándole el coñazo de forma esporádica y haciéndole preguntas sobre su vida, sobre como reorganizar los archivos de su ordenador y como apoyo cuando hacía chistes que ella consideraba ingeniosos pero que nadie entendía por ser alienígenas.
Por la mañana se levantó algo desorientada, con un ruido que al principio no fue capaz de identificar. Ni siquiera fue capaz de ver la figura de Nime dejar la habitación, pero al salir al pasillo alumbrando con su linterna y dar una vuelta de reconocimiento localizó los llantos de Nime y se paró en la puerta del baño. Tocó tres veces con el brazo bueno.
-¿Ocurre algo?- preguntó con voz ronca de recién despierta.
Por la mañana se levantó algo desorientada, con un ruido que al principio no fue capaz de identificar. Ni siquiera fue capaz de ver la figura de Nime dejar la habitación, pero al salir al pasillo alumbrando con su linterna y dar una vuelta de reconocimiento localizó los llantos de Nime y se paró en la puerta del baño. Tocó tres veces con el brazo bueno.
-¿Ocurre algo?- preguntó con voz ronca de recién despierta.
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astucia
Personajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
23/10/16, 07:26 pm
Tras lo que había dicho, Pam no presto mucha mas atención a quien saldría ese día, si es que salían mas allá de ir por las cestas y tras terminar de fregar, subió de nuevo hasta la habitación compartida para tomar el pergamino del hechizo y la hoja donde estaba traduciéndolo para bajar de nuevo, allá donde la luz de día ya empezaba a tomar mayor fuerza.
Durante lo siguientes días, la rutina de Pam apenas cambio, con la diferencia de reducir el numero de veces en la que salía junto con el resto, para centrarse en aquel hechizo que ya empezaba a tomar forma y volverse coherente. No por ello fue lo único en lo que se centró, cuando necesitaba despejarse pues las letras bailaban frente a sus ojos, tomaba su aguja e hilo y se intentaba confeccionar aquellos zapatos que sus compañeros llevaban y que ya había visto necesitaría en aquella ciudad. No participio en lo de decorar el torreón con ojos, como Eitne había propuesto pero si se propuso, por otro lado, crear pulseras, tobilleras o algún colgante para todos para que atrajeran a la suerte cuando salieran a enfrentarse a los peligros que había en la ciudad, algo en lo que se enfrascaba cuando terminaba de centrarse en el hechizo y decidida aparar un poco con los d ellos zapatos, manteniente constantemente ocupada, avanzando poquito a poco con cada cosa.
Cuando el ambiente en el torreón se transformaba en el tiempo de juegos, como comenzó a llamar en su mente cada vez que alguno mencionaba un juego típico de su mundo, algo que atraía su atención pero en lo que rara vez participaba, se quedaba junto al resto pendiente y curiosa, absorbiendo todo lo que decían como una esponja mientras cosía, hacía accesorios o seguía traduciendo. Los juegos eran una forma de atraer o repeler a la suerte, por lo que para la mona del queso eran de cierta importancia en el día a día de una convivencia, el hecho de no participar no de debía su falta de interés o al aburrimiento en si, sino que era simplemente que no sabia como divertirse sin sentir que el perder en un simple juego atraería a la mala suerte hacia su persona, cosa que no quería hacer. Prefería quedarse en un termino neutro, al menos hasta conocer bien las bases de los juegos que sus compañeros explicaban.
A pesar de eso, la mona del queso se mantuvo atenta a sus compañeros, no dejando de lado ni las labores de limpieza a o de cocinar, aunque ciertamente se descentro algo mas en eso. La traducción iba en buen camino y el día que Pam finalmente vio que aquellas palabras extrañas tomaban por fin sentido en aquel papel lleno de letras y garabatos que solo ella entendía, para volverse algo real, algo usable tuvo que resistir el impulso de corretear por todo el torreón muy al estilo Adru.
Cuando al traducción estuvo lista, Pam, ansiosa por notar ese cosquilleo de la magia en sus dedos antes que cualquiera, cosa que creía se merecía ser la primera en probarlo siendo que se había tomado todo el trabajo de traducir, lo escondió de ellos demás. << Solo hasta que pruebe que funciona, he trabajo mucho en esto...ademas es conveniente que sepa hacerlo primero para poder mostrarle a los demás como hacerlo >> pensó aquel día en el baño, tras subir con mucho trabajo los cubos de agua fría al baño con intención de lavarse y probar por primera vez el hechizo que con tanto tiempo trabajando en el, se sabia de principio a fin.
Tal vez estaba siendo un poco egoísta por no querer decirle a sus compañeros aun, siendo que mas de uno estaba tan ilusionado como ella misma ante la posibilidad de hacer magia, pero estaba segura de que se merecía eso primero. Mínimo por todo el trabajo tomado. Y así Pam lo intento recitando el hechizo tal y como debía hacerse, algo nerviosa y mirando con total atención el agua de aquel cubo a sus pies. Nada ocurrió y la mona del queso volvió a intentarlo suponiendo que sus nervios le habían traicionado y que seguramente era algo que tardaban en ocurrir, similar a cuando intentabas hacer fuego con un pedernal, que no siempre salia a la primera.
Pam lo intento varias veces, sin éxito y nerviosa por el resultado decidido parar, los nervios estaba traicionandole por eso no lograba decir el hechizo con la entonación adecuada y nada surgía. << Calma, calma, la impaciencia nunca es buena...ahora estas muy nerviosa, intentarlo de nuevo mañana, con mas tranquilidad >> se dijo Pam respirando hondo, enjuagándose con el agua que seguía testarudamente fría. No iba a rendirse tan fácil, aveces se tenia mala suerte, simplemente, debía intentarlo de nuevo cuando estuviera mas tranquila y con el cerebro menos colapsado por la emoción contenida.
La mona del queso, guardo el hechizo a buen recaudo bajo su almohada << Solo deben esperar un poco mas >> se dijo no sintiéndose culpable por aun no mostrarles el fruto de su esfuerzo. La emoción de mostrarles el resultado con un prueba visible de que el hechizo funcionaba era motivo suficiente para que quisiera mantener en secreto que ya había terminado la traducción.
Pensaba que esa mañana seria tranquilizadora, despertaría, desayunaria, tal vez saldrían ese día, probaría el hechizo mientras sus compañeros salían y les daría la sorpresa con el resultado de este. Era su deseo y no estaba acostumbrada a desear. Pero ya de buena mañana fue evidente que el día no iba a empezar tan perfecto y tranquilo como la mona del queso había esperado. Ese hecho fue evidente, cuando, al igual que ya días atrás, un nuevo grito lleno la habitación, despertando ala mona del queso, que de por si ya estaba medio espabilada debido a que estaba cercana su hora habitual de despertarse.
Con el ceño fruncido y restregandose los ojos intento enfocar quien había sido el que había gritado, algo tensa pues recordaba perfectamente como ya había ocurrido un despertar con gritos no mucho tiempo antes debido a pesadillas extrañas << Otra vez no, por la suerte >> fue el pedido de Pam. Un breve vistazo en la penumbra del cuarto, pues apenas amanecía, le dejo claro quien faltaba en las camas. La voz de Adru, desde un extremo le confirmó que no era la única que había sido despertada.
-Nime no está...creo que fue quien gritó, puede que tuviera una pesadilla -no podía asegurarlo al cien por cien, pero siendo que era la única que no veía en su cama, despierta o a medio espabilándose ya, al menos en esa habitación, apostaba que no solo era la causante del grito, sino que probablemente también fuese ese el motivo. No era la primera vez que ocurría al fin de cuentas, aunque no fuese ella la protagonista. Esperaba, por una vez, perder la apuesta, no le deseaba sufrir pesadillas a nadie.
Durante lo siguientes días, la rutina de Pam apenas cambio, con la diferencia de reducir el numero de veces en la que salía junto con el resto, para centrarse en aquel hechizo que ya empezaba a tomar forma y volverse coherente. No por ello fue lo único en lo que se centró, cuando necesitaba despejarse pues las letras bailaban frente a sus ojos, tomaba su aguja e hilo y se intentaba confeccionar aquellos zapatos que sus compañeros llevaban y que ya había visto necesitaría en aquella ciudad. No participio en lo de decorar el torreón con ojos, como Eitne había propuesto pero si se propuso, por otro lado, crear pulseras, tobilleras o algún colgante para todos para que atrajeran a la suerte cuando salieran a enfrentarse a los peligros que había en la ciudad, algo en lo que se enfrascaba cuando terminaba de centrarse en el hechizo y decidida aparar un poco con los d ellos zapatos, manteniente constantemente ocupada, avanzando poquito a poco con cada cosa.
Cuando el ambiente en el torreón se transformaba en el tiempo de juegos, como comenzó a llamar en su mente cada vez que alguno mencionaba un juego típico de su mundo, algo que atraía su atención pero en lo que rara vez participaba, se quedaba junto al resto pendiente y curiosa, absorbiendo todo lo que decían como una esponja mientras cosía, hacía accesorios o seguía traduciendo. Los juegos eran una forma de atraer o repeler a la suerte, por lo que para la mona del queso eran de cierta importancia en el día a día de una convivencia, el hecho de no participar no de debía su falta de interés o al aburrimiento en si, sino que era simplemente que no sabia como divertirse sin sentir que el perder en un simple juego atraería a la mala suerte hacia su persona, cosa que no quería hacer. Prefería quedarse en un termino neutro, al menos hasta conocer bien las bases de los juegos que sus compañeros explicaban.
A pesar de eso, la mona del queso se mantuvo atenta a sus compañeros, no dejando de lado ni las labores de limpieza a o de cocinar, aunque ciertamente se descentro algo mas en eso. La traducción iba en buen camino y el día que Pam finalmente vio que aquellas palabras extrañas tomaban por fin sentido en aquel papel lleno de letras y garabatos que solo ella entendía, para volverse algo real, algo usable tuvo que resistir el impulso de corretear por todo el torreón muy al estilo Adru.
Cuando al traducción estuvo lista, Pam, ansiosa por notar ese cosquilleo de la magia en sus dedos antes que cualquiera, cosa que creía se merecía ser la primera en probarlo siendo que se había tomado todo el trabajo de traducir, lo escondió de ellos demás. << Solo hasta que pruebe que funciona, he trabajo mucho en esto...ademas es conveniente que sepa hacerlo primero para poder mostrarle a los demás como hacerlo >> pensó aquel día en el baño, tras subir con mucho trabajo los cubos de agua fría al baño con intención de lavarse y probar por primera vez el hechizo que con tanto tiempo trabajando en el, se sabia de principio a fin.
Tal vez estaba siendo un poco egoísta por no querer decirle a sus compañeros aun, siendo que mas de uno estaba tan ilusionado como ella misma ante la posibilidad de hacer magia, pero estaba segura de que se merecía eso primero. Mínimo por todo el trabajo tomado. Y así Pam lo intento recitando el hechizo tal y como debía hacerse, algo nerviosa y mirando con total atención el agua de aquel cubo a sus pies. Nada ocurrió y la mona del queso volvió a intentarlo suponiendo que sus nervios le habían traicionado y que seguramente era algo que tardaban en ocurrir, similar a cuando intentabas hacer fuego con un pedernal, que no siempre salia a la primera.
Pam lo intento varias veces, sin éxito y nerviosa por el resultado decidido parar, los nervios estaba traicionandole por eso no lograba decir el hechizo con la entonación adecuada y nada surgía. << Calma, calma, la impaciencia nunca es buena...ahora estas muy nerviosa, intentarlo de nuevo mañana, con mas tranquilidad >> se dijo Pam respirando hondo, enjuagándose con el agua que seguía testarudamente fría. No iba a rendirse tan fácil, aveces se tenia mala suerte, simplemente, debía intentarlo de nuevo cuando estuviera mas tranquila y con el cerebro menos colapsado por la emoción contenida.
La mona del queso, guardo el hechizo a buen recaudo bajo su almohada << Solo deben esperar un poco mas >> se dijo no sintiéndose culpable por aun no mostrarles el fruto de su esfuerzo. La emoción de mostrarles el resultado con un prueba visible de que el hechizo funcionaba era motivo suficiente para que quisiera mantener en secreto que ya había terminado la traducción.
Pensaba que esa mañana seria tranquilizadora, despertaría, desayunaria, tal vez saldrían ese día, probaría el hechizo mientras sus compañeros salían y les daría la sorpresa con el resultado de este. Era su deseo y no estaba acostumbrada a desear. Pero ya de buena mañana fue evidente que el día no iba a empezar tan perfecto y tranquilo como la mona del queso había esperado. Ese hecho fue evidente, cuando, al igual que ya días atrás, un nuevo grito lleno la habitación, despertando ala mona del queso, que de por si ya estaba medio espabilada debido a que estaba cercana su hora habitual de despertarse.
Con el ceño fruncido y restregandose los ojos intento enfocar quien había sido el que había gritado, algo tensa pues recordaba perfectamente como ya había ocurrido un despertar con gritos no mucho tiempo antes debido a pesadillas extrañas << Otra vez no, por la suerte >> fue el pedido de Pam. Un breve vistazo en la penumbra del cuarto, pues apenas amanecía, le dejo claro quien faltaba en las camas. La voz de Adru, desde un extremo le confirmó que no era la única que había sido despertada.
-Nime no está...creo que fue quien gritó, puede que tuviera una pesadilla -no podía asegurarlo al cien por cien, pero siendo que era la única que no veía en su cama, despierta o a medio espabilándose ya, al menos en esa habitación, apostaba que no solo era la causante del grito, sino que probablemente también fuese ese el motivo. No era la primera vez que ocurría al fin de cuentas, aunque no fuese ella la protagonista. Esperaba, por una vez, perder la apuesta, no le deseaba sufrir pesadillas a nadie.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
23/10/16, 11:46 pm
Nime se encontraba acurrucada contra la bañera, abrazada a sus propias piernas, tratando de calmarse, cuando escuchó llamar a la puerta. Había oído los pasos, por lo que no se sobresaltó, pero se encogió más sobre sí misma, prohibiéndose sorberse los mocos o sollozar. Escuchó la voz de Rena al otro lado, y en cierto modo eso la tranquilizó y la presionó más a un tiempo. Confiaba en Rena, pero era una de las personas delante de las que no quería parecer débil. Quería ser como ella, no una llorona.
Se arrastró un poco hacia la puerta y preguntó, con un ligero temblor en la voz:
—¿Te reirás de mí si te lo cuento? —Solo la dejaría pasar si sonaba convincente. En aquel momento solo podía pensar que sería el hazmerreír por estar llorando sola, en el baño, por un simple sueño.
Se arrastró un poco hacia la puerta y preguntó, con un ligero temblor en la voz:
—¿Te reirás de mí si te lo cuento? —Solo la dejaría pasar si sonaba convincente. En aquel momento solo podía pensar que sería el hazmerreír por estar llorando sola, en el baño, por un simple sueño.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
24/10/16, 12:36 am
Los días seguían pasando y poco a poco la mentalidad de Eitne se iba ajustando a la ciudad. El niño no sabía hasta qué punto crecía y se desarrollaba envuelto entre los terrores que les acechaban en Rocavarancolia. No sabía hasta qué punto aquella vivencia iba a ser un punto de no retorno. Pero lo demostraba poco a poco y cada vez más a menudo. Sus siete años eran muy pocos y sus experiencias traumáticas, al menos al nivel del mundo que provenía, eran demasiadas. Los monstruos de sus cuentos ahora estaban vivos, las trampas de sus cuentos estaban todas montadas en aquel lugar gris y feo, preparadas para asaltarles y devorarlos vivos. Eran los protagonistas de una historia de terror y, justamente por eso, todas las decisiones locas que tomaban los protagonistas en sus cuentos parecían válidas.
De ahí que llenar las paredes de fuera de pintadas fuera tan importante para él, en sus historias funcionaba. Los malos huían de aquellos ojos falsos que clavaban una mirada inagotable en ellos. ¿Por qué no iba a funcionar igual? Durante los primeros días, el niño fue recopilando todo lo que le traían: tiza, yesca, carbón… La paleta era escasa, era tan fea y tosca como la ciudad en la que estaban, pero era suficiente. Eitne tenía tan claro que era una idea plausible, aunque fuera con aquellos materiales, que había logrado reunir el valor de salir del torreón.
La cantidad de compañeros que parecían apoyar su idea fue tan grande que pilló al niño por sorpresa. Rox, Milo, Rena, incluso Adru al principio… Casi todos se unieron a cubrir el torreón de ojos y cada uno dio su propio toque artístico a aquel proyecto, tan sensato para Eitne y a la vez tan poco. Sobraba tanto tiempo que las paredes del torreón a las que habían llegado, especialmente en el patio interior, estaban llenas de aquellos motivos oculares. Eitne ya había propuesto salir para repetir el proceso con las fachadas que rodeaban Letargo y gracias a los más adultos, sabían que podían aislar los dibujos para evitar que se desgastaran con la lluvia.
Sobre sus compañeros, cada vez Eitne se sentía más cercano con todos, hasta con aquellos cuya presencia en el torreón no era más que una sombra difuminada de lo que podría haber sido. El baúl frente a su cama guardaba absolutamente todo lo que les traían: los materiales para dibujar, los utensilios para fabricar adornos, rocas, hojas, las pulseras que les regalaba Pam… Incluso los bichos de Nime tenían un huequito, cada uno en un tarro diferente. Para el niño, aquello era una suerte de cofre del tesoro, lleno de las pequeñas y pocas cosas bonitas que estaba encontrando en la ciudad. Muchos de aquellos recuerdos le evocaban tardes de juegos con sus compañeros, historias que no daban miedo o simplemente el momento en el que se los habían regalado. Para Eitne eran todos igual de importantes.
---
Aquella mañana, Eitne se había vestido con ropa fea y se había puesto enseguida la pulsera de la suerte de Pam. Se preguntaba si la mona del queso había logrado ya descifrar el pergamino. Tenía tantas ganas de aprender a usar magia para contárselo a su familia, a la vuelta…
—B-uenos días —saludó, inconsciente de lo que había preguntado Adru. El daeliciano se estiró y saltó al suelo con más energía que gracia, abrió la tapa del baúl y enseguida le llamó algo la atención. El niño recogió uno de los botecitos de cristal y le dio un par de toques con el dedo antes de esbozar una mueca de disgusto —se ha muerto uno de los b-bichos... —informó a sus compañeros de habitación—. V-voy a llevarlo abajo.
Tras un instante, cerró el cofre y bajó al patio, dando los buenos días por el camino a Rena y quien estuviera hablandole al otro lado de la puerta. Ignorante de lo que le había pasado a Nime, debido a su sueño profundo, Eitne primó lanzar el cadáver de su bicho al huerto, para que ayudara a crecer a las plantas.
El daeliciano se aparcó en la planta baja y se dispuso a hacerse el desayuno.
De ahí que llenar las paredes de fuera de pintadas fuera tan importante para él, en sus historias funcionaba. Los malos huían de aquellos ojos falsos que clavaban una mirada inagotable en ellos. ¿Por qué no iba a funcionar igual? Durante los primeros días, el niño fue recopilando todo lo que le traían: tiza, yesca, carbón… La paleta era escasa, era tan fea y tosca como la ciudad en la que estaban, pero era suficiente. Eitne tenía tan claro que era una idea plausible, aunque fuera con aquellos materiales, que había logrado reunir el valor de salir del torreón.
La cantidad de compañeros que parecían apoyar su idea fue tan grande que pilló al niño por sorpresa. Rox, Milo, Rena, incluso Adru al principio… Casi todos se unieron a cubrir el torreón de ojos y cada uno dio su propio toque artístico a aquel proyecto, tan sensato para Eitne y a la vez tan poco. Sobraba tanto tiempo que las paredes del torreón a las que habían llegado, especialmente en el patio interior, estaban llenas de aquellos motivos oculares. Eitne ya había propuesto salir para repetir el proceso con las fachadas que rodeaban Letargo y gracias a los más adultos, sabían que podían aislar los dibujos para evitar que se desgastaran con la lluvia.
Sobre sus compañeros, cada vez Eitne se sentía más cercano con todos, hasta con aquellos cuya presencia en el torreón no era más que una sombra difuminada de lo que podría haber sido. El baúl frente a su cama guardaba absolutamente todo lo que les traían: los materiales para dibujar, los utensilios para fabricar adornos, rocas, hojas, las pulseras que les regalaba Pam… Incluso los bichos de Nime tenían un huequito, cada uno en un tarro diferente. Para el niño, aquello era una suerte de cofre del tesoro, lleno de las pequeñas y pocas cosas bonitas que estaba encontrando en la ciudad. Muchos de aquellos recuerdos le evocaban tardes de juegos con sus compañeros, historias que no daban miedo o simplemente el momento en el que se los habían regalado. Para Eitne eran todos igual de importantes.
---
Aquella mañana, Eitne se había vestido con ropa fea y se había puesto enseguida la pulsera de la suerte de Pam. Se preguntaba si la mona del queso había logrado ya descifrar el pergamino. Tenía tantas ganas de aprender a usar magia para contárselo a su familia, a la vuelta…
—B-uenos días —saludó, inconsciente de lo que había preguntado Adru. El daeliciano se estiró y saltó al suelo con más energía que gracia, abrió la tapa del baúl y enseguida le llamó algo la atención. El niño recogió uno de los botecitos de cristal y le dio un par de toques con el dedo antes de esbozar una mueca de disgusto —se ha muerto uno de los b-bichos... —informó a sus compañeros de habitación—. V-voy a llevarlo abajo.
Tras un instante, cerró el cofre y bajó al patio, dando los buenos días por el camino a Rena y quien estuviera hablandole al otro lado de la puerta. Ignorante de lo que le había pasado a Nime, debido a su sueño profundo, Eitne primó lanzar el cadáver de su bicho al huerto, para que ayudara a crecer a las plantas.
El daeliciano se aparcó en la planta baja y se dispuso a hacerse el desayuno.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
24/10/16, 04:59 pm
Rena se preocupó más cuando oyó la voz cortada de Nime respondiéndole. Tuvo un desagradable dejà vu.
-No voy a reirme de ti, Nime, solo quiero ayudarte- respondió, tratando de sonar calmada y resistiendo las ganas de abrir la puerta antes de esperar ninguna respuesta de la niña- Dime qué ha pasado, por favor.
El orgullo era uno de sus defectos y parecía serlo también de la libense. Se cruzó de brazos y aguardó a que la niña abriera la puerta, pegando la oreja por si oia algo más. No obstante, la paciencia no era lo suyo, y si veía que tardaba demasiado entraría igualmente.
-No voy a reirme de ti, Nime, solo quiero ayudarte- respondió, tratando de sonar calmada y resistiendo las ganas de abrir la puerta antes de esperar ninguna respuesta de la niña- Dime qué ha pasado, por favor.
El orgullo era uno de sus defectos y parecía serlo también de la libense. Se cruzó de brazos y aguardó a que la niña abriera la puerta, pegando la oreja por si oia algo más. No obstante, la paciencia no era lo suyo, y si veía que tardaba demasiado entraría igualmente.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
24/10/16, 07:07 pm
Nime, en vez de responder, alcanzó el tirador de la puerta y abrió una rendija. Le hizo una señal a Rena para que entrase, con la intención de cerrar la puerta de nuevo. No sabía cuánta gente podía haberse enterado de lo que acababa de pasar, pero cuanta menos, mejor.
Gateó hasta donde había estado acurrucada y se sentó de nuevo, abrazada a sus rodillas, evitando mirar directamente a Rena para que no viese su cara probablemente roja.
—Tuve un sueño. Tuvo que ser un sueño. Pero era real. Te juro que no te estoy mintiendo… es como dijeron los demás aquel día... Yo creía que no se podían tener pesadillas así, y, y… Estaba en un torneo, y tenían prisionero a Ain y querían hacerme pelear con un bicho pájaro que hablaba. Y no queríamos pelearnos y… y todo se volvió en nuestra contra. Me perseguía un felino, me quería matar… y en el mar un monstruo horrible… me mató. Me ahogué, me golpeó, ¡y dolía! —Se frotó la cara con las manos al notar que volvían a salir lágrimas de sus ojos—. Recuerdo cómo me morí, lo recuerdo todo como si pasase de verdad. Vas a pensar que me lo invento, vas… ¡ah! —Levantó la cabeza y la miró—. Hasta me acuerdo del hechizo que me hicieron aprender, ¿te lo demuestro? Lo podría repetir las veces que sean porque no me lo estoy inventando. ¡No lloraría por una pesadilla tonta normal!
El hechizo era tan corto que lo recitó sin necesidad de escarbar demasiado en sus recuerdos.
Gateó hasta donde había estado acurrucada y se sentó de nuevo, abrazada a sus rodillas, evitando mirar directamente a Rena para que no viese su cara probablemente roja.
—Tuve un sueño. Tuvo que ser un sueño. Pero era real. Te juro que no te estoy mintiendo… es como dijeron los demás aquel día... Yo creía que no se podían tener pesadillas así, y, y… Estaba en un torneo, y tenían prisionero a Ain y querían hacerme pelear con un bicho pájaro que hablaba. Y no queríamos pelearnos y… y todo se volvió en nuestra contra. Me perseguía un felino, me quería matar… y en el mar un monstruo horrible… me mató. Me ahogué, me golpeó, ¡y dolía! —Se frotó la cara con las manos al notar que volvían a salir lágrimas de sus ojos—. Recuerdo cómo me morí, lo recuerdo todo como si pasase de verdad. Vas a pensar que me lo invento, vas… ¡ah! —Levantó la cabeza y la miró—. Hasta me acuerdo del hechizo que me hicieron aprender, ¿te lo demuestro? Lo podría repetir las veces que sean porque no me lo estoy inventando. ¡No lloraría por una pesadilla tonta normal!
El hechizo era tan corto que lo recitó sin necesidad de escarbar demasiado en sus recuerdos.
- Rocavarancolia Rol
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
24/10/16, 07:07 pm
El miembro 'Tak' ha efectuado la acción siguiente: Número Aleatorio
'Dado de 100 caras' : 86
'Dado de 100 caras' : 86
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
24/10/16, 07:50 pm
Rena entró en el cuarto de baño y se sentó cerca de Nnime para oirla hablar sin problema. Aun con la oscuridad podía confirmar que Nime había estado llorando.
<< Otra más>>
Le puso un poco nerviosa. Estaba claro que esos sueños no tenían nada de normales, que algo estaba influyendo en ellos. Escuchó con atención, imaginando el miedo que habría pasado con el sueño, y antes de que terminase de hablar la abrazó con el brazo no-metálico.
-No hace falta que me demuestres na-
Pero lo hizo, y Rena estornudó con violencia separándose de Nime y de la nube de especias que había estallado entre ellas. Estornudó una segunda vez, y una tercera, y los ojos empezaron a llorarle. A pesar de todo sonrió, riendo a duras penas entre el llanto involuntario.
-¡Joder, magia! ¡Has hecho magia! Como AAAAAGH-se llevó las manos a los ojos y se los frotó, algo de lo que se arrepintió inmediatamente.- ¡Joderrrrrr como escueceeeee! ¡Puta mierda! Nime, ayúdame a llegar abajo.
Lo poco que había aprendido de sus trastadas era que el agua para las sustancias irritantes en los ojos no era una buena idea. Bajó a trompicones por las escaleras hasta la cocina y pidió leche para echársela en los ojos.
<< Otra más>>
Le puso un poco nerviosa. Estaba claro que esos sueños no tenían nada de normales, que algo estaba influyendo en ellos. Escuchó con atención, imaginando el miedo que habría pasado con el sueño, y antes de que terminase de hablar la abrazó con el brazo no-metálico.
-No hace falta que me demuestres na-
Pero lo hizo, y Rena estornudó con violencia separándose de Nime y de la nube de especias que había estallado entre ellas. Estornudó una segunda vez, y una tercera, y los ojos empezaron a llorarle. A pesar de todo sonrió, riendo a duras penas entre el llanto involuntario.
-¡Joder, magia! ¡Has hecho magia! Como AAAAAGH-se llevó las manos a los ojos y se los frotó, algo de lo que se arrepintió inmediatamente.- ¡Joderrrrrr como escueceeeee! ¡Puta mierda! Nime, ayúdame a llegar abajo.
Lo poco que había aprendido de sus trastadas era que el agua para las sustancias irritantes en los ojos no era una buena idea. Bajó a trompicones por las escaleras hasta la cocina y pidió leche para echársela en los ojos.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
25/10/16, 12:34 am
Llevaba tanto tiempo sin sentir la cercanía de nadie que no tuvo ningún problema en dejarse abrazar por Rena. Era un poco como volver a estar en casa, tener a su familia cerca para apoyarla cuando lo necesitaba. Y en ese momento lo necesitaba, y mucho.
No esperaba nada de la demostración que hizo, solamente resultar un poco menos patética, y sin embargo de pronto había una sensación nueva recorriendo su cuerpo y buscando una salida. No habría sido capaz de describirlo si tuviese que ponerle palabras. Se quedó atónita presenciando la explosión de especias, que pronto se le metió en la nariz y, en menor medida que a Rena, también en los ojos. Mientras estornudaba, y por el desconcierto, no fue consciente del ligero agotamiento que empezaba a sentir.
—¿Ha sido…? ¿De verdad? —Por fin fue capaz de sonreír un poco, aún con los ojos hinchados y las especias pegadas a sus mejillas mojadas—. ¡Es imposible!
Se levantó y cogió a Rena de la mano para bajar juntas las escaleras, ambas con los ojos entrecerrados.
—¡He hecho magia! —exclamó al llegar a la planta baja. Solo tenía una ligera idea de quién estaba presente porque todos parecían borrones. Cada vez que se frotaba los ojos, el picor iba a peor.
El mal cuerpo que le había dejado el sueño seguía ahí, y también el cansancio acumulado, pero Nime creía que aquella noticia merecía ser contada de inmediato. «Al menos ahora parece que tengo así la cara por las especias» pensó. No sabía ni qué explicar. Era tan absurdo que costaba encontrarle el sentido: de casualidad un sueño le había revelado un hechizo para algo tan ridículo como conseguir hierbas aromáticas. Parecía una broma. Se habría preguntado seriamente si lo era de no haber sentido aquella energía en sus propias carnes.
—¡Mirad! —dijo para llamar la atención de los presentes. Quería repetir el espectáculo, pero al volver a recitar el hechizo lo hizo de forma atropellada y algo no terminó de funcionar, por lo que no pasó absolutamente nada—. ¿Eh?
Las mejillas de la niña se encendieron al instante.
No esperaba nada de la demostración que hizo, solamente resultar un poco menos patética, y sin embargo de pronto había una sensación nueva recorriendo su cuerpo y buscando una salida. No habría sido capaz de describirlo si tuviese que ponerle palabras. Se quedó atónita presenciando la explosión de especias, que pronto se le metió en la nariz y, en menor medida que a Rena, también en los ojos. Mientras estornudaba, y por el desconcierto, no fue consciente del ligero agotamiento que empezaba a sentir.
—¿Ha sido…? ¿De verdad? —Por fin fue capaz de sonreír un poco, aún con los ojos hinchados y las especias pegadas a sus mejillas mojadas—. ¡Es imposible!
Se levantó y cogió a Rena de la mano para bajar juntas las escaleras, ambas con los ojos entrecerrados.
—¡He hecho magia! —exclamó al llegar a la planta baja. Solo tenía una ligera idea de quién estaba presente porque todos parecían borrones. Cada vez que se frotaba los ojos, el picor iba a peor.
El mal cuerpo que le había dejado el sueño seguía ahí, y también el cansancio acumulado, pero Nime creía que aquella noticia merecía ser contada de inmediato. «Al menos ahora parece que tengo así la cara por las especias» pensó. No sabía ni qué explicar. Era tan absurdo que costaba encontrarle el sentido: de casualidad un sueño le había revelado un hechizo para algo tan ridículo como conseguir hierbas aromáticas. Parecía una broma. Se habría preguntado seriamente si lo era de no haber sentido aquella energía en sus propias carnes.
—¡Mirad! —dijo para llamar la atención de los presentes. Quería repetir el espectáculo, pero al volver a recitar el hechizo lo hizo de forma atropellada y algo no terminó de funcionar, por lo que no pasó absolutamente nada—. ¿Eh?
Las mejillas de la niña se encendieron al instante.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.