Torreón Letargo (Archivo VI)
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Rocavarancolia Rol
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Kial
Manasard
Yber
Jikan11
Red
Muffie
20 participantes
- Kial
Ficha de cosechado
Nombre: Hyun-Su
Especie: Humano
Habilidades: memoria, habilidad mental (acertijos, adivinanzas),astucia.Personajes : Hyun-su: el medio coreano medio estadounidense, serio, callado, cobarde, enclenque y egoista impulsado por su miedo.
altura: 1,77m
peso: 67 kg (estilizado)
edad: 15 años
Heridas/enfermedades : -Cicatrices en: mano, pecho, hombro y mejilla.
-Cojera por herida a medio curar en gemelo.
Torreón Letargo (Archivo VI)
22/11/15, 09:34 pm
Recuerdo del primer mensaje :
La chica a la cual le había dado el martillo utilizó éste para arrancar, de uno de los edificios en ruinas, una puerta un tanto podrida y así utilizarla de escudo <<no era el uso que esperaba que le diera>>. Una vez tuvo la puerta le devolvió el martillo.
Milo inició la carga contra las bestias avanzando seguros y a un paso ligero. Una de las ratas tiró una primera espina causando el sobresalto de Hyung. Si podían disparar nada les paraba de acribillarles a todos ellos. Claramente les superaban las ratas en número. Hyung se asombró, sus compañeros seguían avanzando, no se esperaba semejante envalentonamiento. Los que se habían quedado detrás empezaron a lanzar huesos y piedras que cogían del suelo << ¿¡Pero que hacen!? ¿¡Quieren que nos disparen a nosotros!?>>. Hyung se aparto del grupo alarmado esperando una lluvia de espinas hacia ellos. La mirada hacia él de una de las ratas al apartarse un poco le provoco un sobresalto. Sin embargo poco le importó a la bestia Hyung pues se giró de nuevo hacia los que se dirigían a las cestas. La estrategia de distracción había hecho poco pues todos ellos seguían sin haber recibido un disparó y las ratas se centraban en Milo, Rox y Rena. Finalmente llegaron y empezaron a agarrar las cestas, Rox perdió una debido a una espina que quedó cerca de darle en la mano. Consiguieron cinco y tiraron el resto distrayendo a unas cuantas ratas.
Tocaba huir, Los niños empezaron a correr Hyung aceleró << ¡no puedo quedarme atrás!>>. Hyung fue todo lo rápido que pudo dejando atrás a los demás. Frenó una vez una vez oyó el grito eufórico de Rox; estaban a salvo. La celebración de la victoria de Rox le provoco una risa tímida y bajita a Hyung. Era contagiosa su felicidad y por muy poco que hubiera hecho Hyung él también consideraba eso su victoria. El grupo se tomo un rato para recuperar el aliento y decidirse en que iban a hacer ahora. La atención de varios se dirigió a una especie de torre no muy lejos de allí. Finalmente se decidieron por avanzar hacía ésta para verla mejor.
Llegaron a la torre fácilmente. Menos mal no tuvieron problemas al continuar su camino hacia ésta. Hyung se paró ante ella y echó un vistazo largo. Aquel edificio de gran tamaño debía de tener un total de al menos tres plantas de bastante altura. Se encontraba rodeado de una franja de tierra y cubierto de enredaderas escondiendo lo que parecía la puerta, identificada como tal debido a que ésta daba a un puente levadizo que conectaba el torreón con la calle.
-Eso debe de ser la puerta. Aunque no estoy muy seguro.- dijo en un tono bajo. - Si queréis entrar ir vosotros primeros, pero tener en cuenta que allí podría haber cualquier cosa.
La chica a la cual le había dado el martillo utilizó éste para arrancar, de uno de los edificios en ruinas, una puerta un tanto podrida y así utilizarla de escudo <<no era el uso que esperaba que le diera>>. Una vez tuvo la puerta le devolvió el martillo.
Milo inició la carga contra las bestias avanzando seguros y a un paso ligero. Una de las ratas tiró una primera espina causando el sobresalto de Hyung. Si podían disparar nada les paraba de acribillarles a todos ellos. Claramente les superaban las ratas en número. Hyung se asombró, sus compañeros seguían avanzando, no se esperaba semejante envalentonamiento. Los que se habían quedado detrás empezaron a lanzar huesos y piedras que cogían del suelo << ¿¡Pero que hacen!? ¿¡Quieren que nos disparen a nosotros!?>>. Hyung se aparto del grupo alarmado esperando una lluvia de espinas hacia ellos. La mirada hacia él de una de las ratas al apartarse un poco le provoco un sobresalto. Sin embargo poco le importó a la bestia Hyung pues se giró de nuevo hacia los que se dirigían a las cestas. La estrategia de distracción había hecho poco pues todos ellos seguían sin haber recibido un disparó y las ratas se centraban en Milo, Rox y Rena. Finalmente llegaron y empezaron a agarrar las cestas, Rox perdió una debido a una espina que quedó cerca de darle en la mano. Consiguieron cinco y tiraron el resto distrayendo a unas cuantas ratas.
Tocaba huir, Los niños empezaron a correr Hyung aceleró << ¡no puedo quedarme atrás!>>. Hyung fue todo lo rápido que pudo dejando atrás a los demás. Frenó una vez una vez oyó el grito eufórico de Rox; estaban a salvo. La celebración de la victoria de Rox le provoco una risa tímida y bajita a Hyung. Era contagiosa su felicidad y por muy poco que hubiera hecho Hyung él también consideraba eso su victoria. El grupo se tomo un rato para recuperar el aliento y decidirse en que iban a hacer ahora. La atención de varios se dirigió a una especie de torre no muy lejos de allí. Finalmente se decidieron por avanzar hacía ésta para verla mejor.
Llegaron a la torre fácilmente. Menos mal no tuvieron problemas al continuar su camino hacia ésta. Hyung se paró ante ella y echó un vistazo largo. Aquel edificio de gran tamaño debía de tener un total de al menos tres plantas de bastante altura. Se encontraba rodeado de una franja de tierra y cubierto de enredaderas escondiendo lo que parecía la puerta, identificada como tal debido a que ésta daba a un puente levadizo que conectaba el torreón con la calle.
-Eso debe de ser la puerta. Aunque no estoy muy seguro.- dijo en un tono bajo. - Si queréis entrar ir vosotros primeros, pero tener en cuenta que allí podría haber cualquier cosa.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
12/07/16, 01:24 am
Eitne se había quedado de pie sujetando una guirnalda, olvidándose por completo de su propósito inicial de colgarla.
—Uyrubarus... Qué nombre más bonito —opinó de pronto. Le gustaba la musicalidad de aquella palabra—. Uyrubarus —repitió de nuevo, con una sonrisa de oreja a oreja—. Uyrubarus... —y entonces se dio cuenta de una cosa—. Ostris, ¿Habéis visto que todos tenemos leche, aunque sea de animales distintos? —a Eitne le pareció importante. Seguramente no lo fuera.
El niño no sabía muy bien cómo más contribuír a la conversación.
—Uyrubarus... Qué nombre más bonito —opinó de pronto. Le gustaba la musicalidad de aquella palabra—. Uyrubarus —repitió de nuevo, con una sonrisa de oreja a oreja—. Uyrubarus... —y entonces se dio cuenta de una cosa—. Ostris, ¿Habéis visto que todos tenemos leche, aunque sea de animales distintos? —a Eitne le pareció importante. Seguramente no lo fuera.
El niño no sabía muy bien cómo más contribuír a la conversación.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
14/07/16, 12:36 am
A Nime le gustó mucho escuchar. En realidad, una vez había asimilado lo diferentes que eran los mundos de procedencia de todos, había desarrollado una curiosidad enorme por los detalles de cada uno de ellos. Y todos los días podía escuchar unos cuantos gracias a la convivencia.
—¡Sí! —respondió a Eitne—. Pero tienen que saber bastante diferente, como las leches raras que vienen en las cestas. Me gustaría probar las de vuestros animales también…
Aún con la guirnalda en la mano, cuando ya terminaban de colgarla, tuvo una idea.
—Oíd, oíd, ¿y si buscamos cómo dibujar animales de nuestros mundos? Más o menos. Como con tizón en alguna pared… de fuera, porque supongo que alguien puede enfadarse si lo hacemos dentro. —De haber estado allí sus padres, por supuesto que lo habrían hecho—. Va a ser más fácil para dar explicaciones… y también es decorativo. Y… todos pueden poner alguno de su mundo y hacer entre todos algo así como un mural. ¿Qué os parece? —Nime, al menos, estaba realmente entusiasmada con la idea, independientemente de sus poco desarrolladas habilidades artísticas.
—¡Sí! —respondió a Eitne—. Pero tienen que saber bastante diferente, como las leches raras que vienen en las cestas. Me gustaría probar las de vuestros animales también…
Aún con la guirnalda en la mano, cuando ya terminaban de colgarla, tuvo una idea.
—Oíd, oíd, ¿y si buscamos cómo dibujar animales de nuestros mundos? Más o menos. Como con tizón en alguna pared… de fuera, porque supongo que alguien puede enfadarse si lo hacemos dentro. —De haber estado allí sus padres, por supuesto que lo habrían hecho—. Va a ser más fácil para dar explicaciones… y también es decorativo. Y… todos pueden poner alguno de su mundo y hacer entre todos algo así como un mural. ¿Qué os parece? —Nime, al menos, estaba realmente entusiasmada con la idea, independientemente de sus poco desarrolladas habilidades artísticas.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
18/07/16, 06:55 pm
Si la bestia les hubiera seguido las cercanías sin duda hubiera podido discernir su posición con el grito que dio la sinhadre para advertir a los del interior que habían regresado. Una vez les abrieron la puerta y todavía desde los hombros de Milo, la edeel comenzó a hablar sin parar.
—¡Hemos encontrado una casa en la que nieva! ¡Y un cofre con cosas peligrosas, como vapor de hielo que quemaba! —La segunda frase no la pronunció en un tono menos jovial que la primera—. Además había una cría de paranguino o algo así, un pájaro raro del planeta de Rox, pero que no nos lo pudimos quedar porque no puede vivir si no hace frío. —Sin duda si en algún momento de su perorata se pudo notar algo de afligimiento, era en aquel—. ¡Pero nos hemos podido llevar un libro de cuentos! Y… ¡Y esto!
La edeel rebuscó en su bolsillo, donde había metido el trozo de pergamino lleno de símbolos extraños y lo extendió con una sonrisa triunfal como si fuese alguna especie de trofeo. Por supuesto no se le pasó por la cabeza hacer referencia a sus quemaduras.
—¡Hemos encontrado una casa en la que nieva! ¡Y un cofre con cosas peligrosas, como vapor de hielo que quemaba! —La segunda frase no la pronunció en un tono menos jovial que la primera—. Además había una cría de paranguino o algo así, un pájaro raro del planeta de Rox, pero que no nos lo pudimos quedar porque no puede vivir si no hace frío. —Sin duda si en algún momento de su perorata se pudo notar algo de afligimiento, era en aquel—. ¡Pero nos hemos podido llevar un libro de cuentos! Y… ¡Y esto!
La edeel rebuscó en su bolsillo, donde había metido el trozo de pergamino lleno de símbolos extraños y lo extendió con una sonrisa triunfal como si fuese alguna especie de trofeo. Por supuesto no se le pasó por la cabeza hacer referencia a sus quemaduras.
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
20/07/16, 08:36 pm
- A mí me gusta mucho la leche- dijo a su vez, contagiado por la alegría de los dos niños-. La uso mucho para cocinar porque con ella se pueden hacer postres y salsas muy ricas. La verdad es que me gustaría probar a qué saben las leches de los otros mundos. ¡Seguro que es posible hacer un súper postre usándolas todas!- exclamó contento pensando en las muchas posibilidades.
Neil siguió colgando las guirnaldas alegremente cuando la idea de Nime le sobresaltó. Había estado perdido en su mundo de cocina y postres y no se esperaba una exclamación tan cercana. Cuando fue consciente de lo que la libense proponía sonrió.
- Me encantan las artes plásticas, aunque a mí dibujar no se me da tan bien, pero yo podría hacer con barro figuras de los animales y pegarlas al mural, así sería un mural en relieve- explicó esperando que su idea también gustara. Para lo bien que se le daban las manualidades, su habilidad de dibujo era bochornosamente mediocre.
Una vez terminaron con la decoración del torreón, oyeron los gritos de Adru desde el exterior y Neil se apresuró a abrirles la puerta, rogándole al Alma que nada les hubiera pasado en aquella salida. Para su desgracia no fue así, pues en cuanto la alegre Adrune irrumpió en el torreón dando voces sobre los hombros de Milo, Neil solo pudo quedar petrificado mirando fijamente sus heridas.
- ¡Dru!- gritó consternado-. ¿Pero qué te has hecho? ¿Cómo ha pasado? ¡Dru!- volvió a gritar sin saber muy bien qué decir y comenzó a corretear de un lado a otro de la cocina en busca de agua y trapos limpios para poner compresas frescas en las quemaduras de su edeel.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
21/07/16, 03:32 am
Su idea parecía haber calado, a pesar de que Neil no parecía confiar mucho en sus habilidades –Nime sí lo hacía, y aunque no fuera así, no le habría dado importancia–, así que estaba feliz en anticipación. Igual que la decoración que preparaban, aquella idea, en su cabeza, parecía estupenda.
No habían acabado de decorar cuando regresaron todos los demás, e interrumpieron lo que estaban haciendo para recibirlos. Solo al verlos pasar sobre el puente era evidente que algo debía haber pasado, pero estaban todos allí y estaban enteros. Adru hablaba como si no hubiese pasado nada muy importante, a pesar de que sus quemaduras habían sido lo primero que había llamado la atención de la libense. Nime se acercó, deseosa de hacer más preguntas sobre lo que habían visto, pero Neil estaba tan preocupado que no terminaba de parecer buena idea.
—¿Un libro de cuentos? —preguntó finalmente, mirando a Adru y luego a los demás. Aquello aún le había llamado más la atención que el paragüino, y ya era bastante decir. Le echó un vistazo rápido al pergamino que mostraba la sinhadre, pero no le hizo mucho caso al no encontrarlo comprensible. Quería ver el libro, pero era consciente de que antes tenía que entrar todo el mundo, había que tratar las quemaduras, y dejar que explicasen todo lo sucedido—. ¿Ayudo con algo? —preguntó, al darse cuenta de todo eso
No habían acabado de decorar cuando regresaron todos los demás, e interrumpieron lo que estaban haciendo para recibirlos. Solo al verlos pasar sobre el puente era evidente que algo debía haber pasado, pero estaban todos allí y estaban enteros. Adru hablaba como si no hubiese pasado nada muy importante, a pesar de que sus quemaduras habían sido lo primero que había llamado la atención de la libense. Nime se acercó, deseosa de hacer más preguntas sobre lo que habían visto, pero Neil estaba tan preocupado que no terminaba de parecer buena idea.
—¿Un libro de cuentos? —preguntó finalmente, mirando a Adru y luego a los demás. Aquello aún le había llamado más la atención que el paragüino, y ya era bastante decir. Le echó un vistazo rápido al pergamino que mostraba la sinhadre, pero no le hizo mucho caso al no encontrarlo comprensible. Quería ver el libro, pero era consciente de que antes tenía que entrar todo el mundo, había que tratar las quemaduras, y dejar que explicasen todo lo sucedido—. ¿Ayudo con algo? —preguntó, al darse cuenta de todo eso
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
21/07/16, 07:04 pm
Vale que hubiera salido de la pared, pero seguía siendo solo un pingüino. No hacía nada mágico o fuera de lo normal que no hicieran los pingüinos de los documentales, mas entendía la desconfianza del resto. Miró con lástima al animal una última vez, así como las bayas que Pam regaba por el piso. Su estómago se quejó ante el gesto, pero Rox le respondió con un golpe.
—¡Sí! Se me pasará... ¡Solo es un poco de frío! —por mucho que le quitase peso, seguía con los labios morados y frotándose los brazos—. Es la primera vez que veo nieve y creo no me va mucho.
Se quedó pensativo con lo que dijo Adru, dejando que en su mente bailase la idea de que el mural fuese algo así como un portal. Quizás... ¿podría volver a su mundo si lo cruzaba? ¿A lo Andén 9¾? Tampoco le resultaba descabellado que lo hubiesen traído directamente de la Tierra. A lo mejor la gente de Rocavarancolia abducía animales como en las pelis de aliens de serie B.
No pudo responder más que con un suspiro de agobio. El repentino rugido le hizo voltear mecánicamente la cabeza, palideciendo más aún y provocando que sus pulmones fallasen de la impresión. Lo que faltaba.
Echó a correr con el resto, procurando no mirar atrás en ningún momento. El hambre y la sed volvieron a hacerle mella a mitad de camino, mas la situación no le permitía darse el lujo de parar a beber agua ni mucho menos.
Para cuando llegaron al torreón, el coreano se sentía desfallecer. La carrera no le habría supuesto un dilema en otras circunstancias, más sumado a la necesidad de agua, comida, y el frío con el que había lidiado, la situación era muy distinta. Sentía como si no hubiera probado bocado en todo el día y tenía la garganta como un papel del lija, lo cual no mejoraba al tener que respirar por la boca, con lo que una vez que estuvieron bajo la seguridad del edificio, Rox entró apoyándose en las paredes como podía. No tenía ni el humor ni las fuerzas para corregir siquiera el nuevo nombre que le habían puesto a los pingüinos, así como tampoco ganas de pedir ayuda. Se las apañó para llegar por su cuenta a la cocina, darle un mordisco a lo primero que cayó en sus manos y beber directamente del envase de leche hasta que estuvo vacío, dejando caer el cuerpo hasta quedar sentado en el suelo en completo silencio.
En cuanto se hubo recompuesto dejó la mochila improvisada a un lado y sacó de los bolsillos de su pantalón las dos cosas que había podido salvar. Observó con atención los dos anillos, sin terminar de fiarse de lo que pudieran hacer. A simple vista no eran más que adornos: el primero era de cristal, con copos de nieve tallados en él. Teniendo en cuenta que por poco se quedaba congelado hizo un mohín y lo dejó con el resto de cosas. El otro, sin embargo, le llamó más la atención. A sus ojos era mucho más bonito: imitaba la forma de un pañuelo, hecho de madera. Tras girarlo varias veces, el coreano se lo puso, dándole otras vueltas más en su mano sin dejar de cuscurrear comida.
—¡Sí! Se me pasará... ¡Solo es un poco de frío! —por mucho que le quitase peso, seguía con los labios morados y frotándose los brazos—. Es la primera vez que veo nieve y creo no me va mucho.
Se quedó pensativo con lo que dijo Adru, dejando que en su mente bailase la idea de que el mural fuese algo así como un portal. Quizás... ¿podría volver a su mundo si lo cruzaba? ¿A lo Andén 9¾? Tampoco le resultaba descabellado que lo hubiesen traído directamente de la Tierra. A lo mejor la gente de Rocavarancolia abducía animales como en las pelis de aliens de serie B.
No pudo responder más que con un suspiro de agobio. El repentino rugido le hizo voltear mecánicamente la cabeza, palideciendo más aún y provocando que sus pulmones fallasen de la impresión. Lo que faltaba.
Echó a correr con el resto, procurando no mirar atrás en ningún momento. El hambre y la sed volvieron a hacerle mella a mitad de camino, mas la situación no le permitía darse el lujo de parar a beber agua ni mucho menos.
Para cuando llegaron al torreón, el coreano se sentía desfallecer. La carrera no le habría supuesto un dilema en otras circunstancias, más sumado a la necesidad de agua, comida, y el frío con el que había lidiado, la situación era muy distinta. Sentía como si no hubiera probado bocado en todo el día y tenía la garganta como un papel del lija, lo cual no mejoraba al tener que respirar por la boca, con lo que una vez que estuvieron bajo la seguridad del edificio, Rox entró apoyándose en las paredes como podía. No tenía ni el humor ni las fuerzas para corregir siquiera el nuevo nombre que le habían puesto a los pingüinos, así como tampoco ganas de pedir ayuda. Se las apañó para llegar por su cuenta a la cocina, darle un mordisco a lo primero que cayó en sus manos y beber directamente del envase de leche hasta que estuvo vacío, dejando caer el cuerpo hasta quedar sentado en el suelo en completo silencio.
En cuanto se hubo recompuesto dejó la mochila improvisada a un lado y sacó de los bolsillos de su pantalón las dos cosas que había podido salvar. Observó con atención los dos anillos, sin terminar de fiarse de lo que pudieran hacer. A simple vista no eran más que adornos: el primero era de cristal, con copos de nieve tallados en él. Teniendo en cuenta que por poco se quedaba congelado hizo un mohín y lo dejó con el resto de cosas. El otro, sin embargo, le llamó más la atención. A sus ojos era mucho más bonito: imitaba la forma de un pañuelo, hecho de madera. Tras girarlo varias veces, el coreano se lo puso, dándole otras vueltas más en su mano sin dejar de cuscurrear comida.
- ♪♫♬:
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
22/07/16, 12:37 am
Fue oir el rugido y Rena se cargó al asreniano herido a la espalda y echó a correr con el resto. Fue una de las más rezagadas pero no se detuvo en ningún momento, ni por cansancio ni por la sed, que volvía a hacer de las suyas.
Llegaron todos al torreón sanos y salvos, y los enanos que se habían quedado atrás les recibieron. Adru estaba tan entusiasmada con los descubrimientos que habían hecho en la excursión que cabreó a la irrense. Con las pocas fuerzas que conservaba dejó caer a Drusar en un sofá de mala manera, gruñó al grupo a modo de saludo y salió al patio. Bebió directamente del cubo, echándose prácticamente la mitad del contenido encima. Le daba igual, estaba acalorada y agotada. Se tomó unos minutos para recomponerse, sentada en el suelo del patio, y luego volvió al interior del torreón, justo para terminar de oír la narración de su aventura. Se sentó junto a Rox y se puso a comer de lo mismo que él.
-¿Y ezo?- preguntó con la boca llena.
Llegaron todos al torreón sanos y salvos, y los enanos que se habían quedado atrás les recibieron. Adru estaba tan entusiasmada con los descubrimientos que habían hecho en la excursión que cabreó a la irrense. Con las pocas fuerzas que conservaba dejó caer a Drusar en un sofá de mala manera, gruñó al grupo a modo de saludo y salió al patio. Bebió directamente del cubo, echándose prácticamente la mitad del contenido encima. Le daba igual, estaba acalorada y agotada. Se tomó unos minutos para recomponerse, sentada en el suelo del patio, y luego volvió al interior del torreón, justo para terminar de oír la narración de su aventura. Se sentó junto a Rox y se puso a comer de lo mismo que él.
-¿Y ezo?- preguntó con la boca llena.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tiene
Personajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
23/07/16, 02:32 am
Milo no se detuvo en ningún momento durante todo el trayecto hasta el torreón Letargo, pero de vez en cuando echaba un vistazo por encima del hombro para comprobar que nadie se quedaba rezagado, y cuando se aseguraba de ello apretaba un poco mas el paso. La sangre le latía con fuerza contra los oídos y su respiración era bastante pesada para cuando alcanzaron la torre cubierta de enredaderas, pero el irrense no soltó su carga hasta que no estuvieron en lugar seguro, momento en el que depositó a la sinhadre con cuidado en uno de los sofás que aún estaban libres.
—Bajo yo a subir el puente. ¿Necesitas que te eche una mano después, Neil? —le preguntó al aurva dejandole espacio para tratar las quemaduras de su edeel justo antes de encaminarse hacia las mazmorras.
Quería comprobar personalmente que el puente estaba asegurado dado que lo que fuera que hubiera rugido podía haberlos seguido hasta allí, pero la verdad es que aprovechó aquellos instantes a solas para tratar de tranquilizarse. Aquella excursión no había salido del todo bien por muy despreocupada que aparentara estar la pelimorada, y saber que habían estado muy cerca de acabar realmente mal le angustiaba demasiado. Se sentía responsable en parte de lo sucedido, lo que no contribuía a mejorar su estado de ánimo, pero logró sobreponerse a la fuerza y regresó al salón esgrimiendo su media sonrisa habitual. Su estómago estaba empezando a quejarse.
—¿Qué habéis hecho mientras estábamos fuera? —preguntó a nadie en particular, estirando el cuello para ver si había alguna cosa haciéndose en el fuego.
Se acercó a Rena y a Rox cuando los vio sentados en el suelo, sin pasar por alto las ropas mojadas de la primera y la forma de comer tan ansiosa a pesar de estar trasteando con lo que habían encontrado del segundo. ¿Acaso aún seguían afectados por aquellos impulsivos antojos? Realmente era una pregunta estúpida, pues resultaba bastante evidente, pero esperaba que la distancia con la casa hubiera puesto fin a aquel extraño comportamiento.
—¿Como estáis? —les preguntó, apoyándose en la pared a su lado tras hacerse con una manzana—. ¿No se calman ni la sed ni el hambre?
—Bajo yo a subir el puente. ¿Necesitas que te eche una mano después, Neil? —le preguntó al aurva dejandole espacio para tratar las quemaduras de su edeel justo antes de encaminarse hacia las mazmorras.
Quería comprobar personalmente que el puente estaba asegurado dado que lo que fuera que hubiera rugido podía haberlos seguido hasta allí, pero la verdad es que aprovechó aquellos instantes a solas para tratar de tranquilizarse. Aquella excursión no había salido del todo bien por muy despreocupada que aparentara estar la pelimorada, y saber que habían estado muy cerca de acabar realmente mal le angustiaba demasiado. Se sentía responsable en parte de lo sucedido, lo que no contribuía a mejorar su estado de ánimo, pero logró sobreponerse a la fuerza y regresó al salón esgrimiendo su media sonrisa habitual. Su estómago estaba empezando a quejarse.
—¿Qué habéis hecho mientras estábamos fuera? —preguntó a nadie en particular, estirando el cuello para ver si había alguna cosa haciéndose en el fuego.
Se acercó a Rena y a Rox cuando los vio sentados en el suelo, sin pasar por alto las ropas mojadas de la primera y la forma de comer tan ansiosa a pesar de estar trasteando con lo que habían encontrado del segundo. ¿Acaso aún seguían afectados por aquellos impulsivos antojos? Realmente era una pregunta estúpida, pues resultaba bastante evidente, pero esperaba que la distancia con la casa hubiera puesto fin a aquel extraño comportamiento.
—¿Como estáis? —les preguntó, apoyándose en la pared a su lado tras hacerse con una manzana—. ¿No se calman ni la sed ni el hambre?
- Kial
Ficha de cosechado
Nombre: Hyun-Su
Especie: Humano
Habilidades: memoria, habilidad mental (acertijos, adivinanzas),astucia.
Personajes : Hyun-su: el medio coreano medio estadounidense, serio, callado, cobarde, enclenque y egoista impulsado por su miedo.
altura: 1,77m
peso: 67 kg (estilizado)
edad: 15 años
Heridas/enfermedades : -Cicatrices en: mano, pecho, hombro y mejilla.
-Cojera por herida a medio curar en gemelo.
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
23/07/16, 05:57 pm
El revuelo terminó de despertarle; el golpe de la cama rota le había asustado, pero rapidamente se encontró con el origen. Todos felicitaban a la pequeña Nime por su cumple. Le sorprendía que supiera que era su cumple, el ya apenas recordaba cuanto tiempo había pasado desde su llegada. <<Y cómo sabemos que de verdad es su cumple y no que solo quiere atención>> Había algo que le molestaba de la felicidad de sus compañeros ¿Quizás era envidia? <<Seré el único que echa de menos a su familia>> aunque injusta e irreal esa suposición le permitió creerse más afortunado.
Poco más que "felicidades" le dedicó a la niña. Durante el resto de la mañana se limito a estar callado mientras escuchaba al resto mantener una conversación más o menos interesante. Se decidía si salir a explorar, el se oponía pero prefirio no expresarlo pues se quedaría otra vez de cualquier manera.
Se despidió del grupo que salía y mientras los niños se decidían a decorar, él se fue a su cama. Allí sacó su martillo, después de un pequeño lapsus mirandolo, le dio la vuelta. En la pared con la esquina del saca-clavos apuntó el día de su llegada rayando la pared. Tras ello puso lineas por cada día allí y en el supuesto lunes, en vez puso el dia del mes que sería. Encima de su improvisado calendario pusó el nombre de su hermana, le molestaba verlo en aquella lengua, ya no escribía coreano y le recordaba lo lejos que ella estaba.
Se paso un largo tiempo jugueteando con su martillo, hasta que volvieron los "exploradores".
Adru se lanzó a contarles sus descubrimientos. Los demás fueron llegando en poco tiempo. Les recibió con una pequeña reverencia.
- Me alegro de que esteis bien.- Añadió, parecían cansados y algunos magullados y recibirles así pensó que sería un buen detalle . Respondió un "nada especial" en bajito dirigiendose a Milo pensando <<Nada de verdad>>. Tras lo que se acercó a Rox para saludarle personalmente, estaba entretenido con unos anillos.
- ¿Que... Tal os ha ido? Adru dice que habeis visto un pingüino.
Poco más que "felicidades" le dedicó a la niña. Durante el resto de la mañana se limito a estar callado mientras escuchaba al resto mantener una conversación más o menos interesante. Se decidía si salir a explorar, el se oponía pero prefirio no expresarlo pues se quedaría otra vez de cualquier manera.
Se despidió del grupo que salía y mientras los niños se decidían a decorar, él se fue a su cama. Allí sacó su martillo, después de un pequeño lapsus mirandolo, le dio la vuelta. En la pared con la esquina del saca-clavos apuntó el día de su llegada rayando la pared. Tras ello puso lineas por cada día allí y en el supuesto lunes, en vez puso el dia del mes que sería. Encima de su improvisado calendario pusó el nombre de su hermana, le molestaba verlo en aquella lengua, ya no escribía coreano y le recordaba lo lejos que ella estaba.
Se paso un largo tiempo jugueteando con su martillo, hasta que volvieron los "exploradores".
Adru se lanzó a contarles sus descubrimientos. Los demás fueron llegando en poco tiempo. Les recibió con una pequeña reverencia.
- Me alegro de que esteis bien.- Añadió, parecían cansados y algunos magullados y recibirles así pensó que sería un buen detalle . Respondió un "nada especial" en bajito dirigiendose a Milo pensando <<Nada de verdad>>. Tras lo que se acercó a Rox para saludarle personalmente, estaba entretenido con unos anillos.
- ¿Que... Tal os ha ido? Adru dice que habeis visto un pingüino.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
23/07/16, 06:30 pm
La sinhadre desdeñó la preocupación de Neil con un gesto.
—Solo son quemaduras, ya he explicado que había vapor de hielo que quemaba. Duelen un poco al caminar, pero seguro que se pasan igual de rápido que cuando me quemé con los fogones.
A la edeel poco le importaba dar aquella información. Desde aquel día su aurva se había vuelto mucho más reacio a dejar que le ayudase a cocinar y ella le decía que no era para tanto. Claro que no se daba cuenta de que ese no era el único problema.
Nime parecía interesada en el libro de cuentos, tal y como sospechaba, y ello le hizo esbozar una sonrisa pícara.
—Os leeré un cuento antes de dormir —le dijo a la libense.
La edeel planeaba añadir detalles que no saliesen en el cuento o quizás inventárselo por completo si resultaba que estaba escrito en el mismo galimatías que el trozo de pergamino. Pero aquella era su oportunidad de divertirse contándoles una historia de miedo, inconsciente de que tal vez alguno de sus compañeros más pequeños podrían no estar preparados para algo así… y mucho menos encontrándose en un planeta desconocido lleno de peligros.
Mientras esperaba a que se ocupasen de sus quemaduras, la sinhadre se revolvía, inquieta, en el sillón en la que la había dejado Milo. El tic nervioso de mover descontroladamente las piernas pateando el sofá con las puntas de sus talones era demasiado doloroso en aquellos instantes, por lo que la edeel dedicó los siguientes minutos a enredar cada vez más los tirabuzones de su cabello mientras esperaba (im)pacientemente a poder salir de allí. No había pensado siquiera en que la zona en la que tenía las quemaduras le iban a impedir correr durante un tiempo ya que no iban a desaparecer de un momento a otro mágicamente.
—Solo son quemaduras, ya he explicado que había vapor de hielo que quemaba. Duelen un poco al caminar, pero seguro que se pasan igual de rápido que cuando me quemé con los fogones.
A la edeel poco le importaba dar aquella información. Desde aquel día su aurva se había vuelto mucho más reacio a dejar que le ayudase a cocinar y ella le decía que no era para tanto. Claro que no se daba cuenta de que ese no era el único problema.
Nime parecía interesada en el libro de cuentos, tal y como sospechaba, y ello le hizo esbozar una sonrisa pícara.
—Os leeré un cuento antes de dormir —le dijo a la libense.
La edeel planeaba añadir detalles que no saliesen en el cuento o quizás inventárselo por completo si resultaba que estaba escrito en el mismo galimatías que el trozo de pergamino. Pero aquella era su oportunidad de divertirse contándoles una historia de miedo, inconsciente de que tal vez alguno de sus compañeros más pequeños podrían no estar preparados para algo así… y mucho menos encontrándose en un planeta desconocido lleno de peligros.
Mientras esperaba a que se ocupasen de sus quemaduras, la sinhadre se revolvía, inquieta, en el sillón en la que la había dejado Milo. El tic nervioso de mover descontroladamente las piernas pateando el sofá con las puntas de sus talones era demasiado doloroso en aquellos instantes, por lo que la edeel dedicó los siguientes minutos a enredar cada vez más los tirabuzones de su cabello mientras esperaba (im)pacientemente a poder salir de allí. No había pensado siquiera en que la zona en la que tenía las quemaduras le iban a impedir correr durante un tiempo ya que no iban a desaparecer de un momento a otro mágicamente.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
23/07/16, 07:52 pm
El coreano despegó la vista de su mano en cuanto Rena se sentó a su lado, tragando pesadamente lo que tenía en la boca antes de responder.
—Estaban en el cofre de hielo... Creo que solo son anillos normales. —se fijó en la irrense, preguntándose como había acabado tan empapada. No le fue difícil concluir que le había hecho una visita al pozo—. No parecen malditos ni nada por el estilo. Al menos este no.
Se lo quitó del dedo y recogió el otro del suelo para tendérselos en caso de que quisiera echarles un ojo de cerca. Fue a llevarse otro trozo de pan a la boca, deteniéndose a medio camino en cuanto Milo se unió a la conversación: ¿tanto se notaba que tenía hambre? Bajó la mano y dejó la comida encima del macuto, el cual apartó de su alcance con un toque, algo avergonzado.
—Vivos, que ya es mucho — sonrió y soltó una carcajada. Negó con la cabeza a la segunda pregunta y, a modo de respuesta gráfica, agarró y volteó el bote de leche: solo cayó una gota al suelo—. ¡Woooh! ¿Qué te parece? A veces para, pero no tarda en volver.
Sin darse cuenta, había dejado de mirar a Milo a los ojos para centrarse en la manzana que se estaba comiendo. Sacudió la cabeza y miró a otro lado, enterrando luego la cara entre ambas manos.
—Uuugh, espero que no tengamos que volver a esa casa para encontrar la cura, porque entonces sí que tenemos un problema... ¿Y tú? Has llevado a la capi todo el camino. —segundos después miró a Rena, sonriendo—. Bueno, por no hablar de Drusar... ¿Qué tenéis? ¿Super fuerza o algo?
Se acomodó en el sitio hasta quedar sentado a lo indio. Le preocupaban las heridas de la sinhadre y el descenso de temperatura del asreniano, pero tras la carrera y el bajón él mismo necesitaba relajarse un rato. Plus, la de pelo morado parecía estar relativamente bien, porque no dejaba de hablar con emoción. Observó a Hyung mientras se acercaba, dedicándole otra sonrisa y saludándolo con un gesto rápido. No sabía muy bien como responder.
—Eh... Nos podría haber ido peor, supongo. —miró a los otros dos con expresión dudosa, encogiéndose de hombros—. Sí, había una cría de pingüino en una casa congelada. El bicho salió de una pared, pero lo tuvimos que dejar encerrado porque no dejaba de seguirnos. Luego algo nos rugió y salimos pitando...
Un temblor le recorrió la espalda al recordar el sonido. Aún no asimilaba la suerte que habían tenido de no haberse visto obligados a enfrentarse a eso.
—Estaban en el cofre de hielo... Creo que solo son anillos normales. —se fijó en la irrense, preguntándose como había acabado tan empapada. No le fue difícil concluir que le había hecho una visita al pozo—. No parecen malditos ni nada por el estilo. Al menos este no.
Se lo quitó del dedo y recogió el otro del suelo para tendérselos en caso de que quisiera echarles un ojo de cerca. Fue a llevarse otro trozo de pan a la boca, deteniéndose a medio camino en cuanto Milo se unió a la conversación: ¿tanto se notaba que tenía hambre? Bajó la mano y dejó la comida encima del macuto, el cual apartó de su alcance con un toque, algo avergonzado.
—Vivos, que ya es mucho — sonrió y soltó una carcajada. Negó con la cabeza a la segunda pregunta y, a modo de respuesta gráfica, agarró y volteó el bote de leche: solo cayó una gota al suelo—. ¡Woooh! ¿Qué te parece? A veces para, pero no tarda en volver.
Sin darse cuenta, había dejado de mirar a Milo a los ojos para centrarse en la manzana que se estaba comiendo. Sacudió la cabeza y miró a otro lado, enterrando luego la cara entre ambas manos.
—Uuugh, espero que no tengamos que volver a esa casa para encontrar la cura, porque entonces sí que tenemos un problema... ¿Y tú? Has llevado a la capi todo el camino. —segundos después miró a Rena, sonriendo—. Bueno, por no hablar de Drusar... ¿Qué tenéis? ¿Super fuerza o algo?
Se acomodó en el sitio hasta quedar sentado a lo indio. Le preocupaban las heridas de la sinhadre y el descenso de temperatura del asreniano, pero tras la carrera y el bajón él mismo necesitaba relajarse un rato. Plus, la de pelo morado parecía estar relativamente bien, porque no dejaba de hablar con emoción. Observó a Hyung mientras se acercaba, dedicándole otra sonrisa y saludándolo con un gesto rápido. No sabía muy bien como responder.
—Eh... Nos podría haber ido peor, supongo. —miró a los otros dos con expresión dudosa, encogiéndose de hombros—. Sí, había una cría de pingüino en una casa congelada. El bicho salió de una pared, pero lo tuvimos que dejar encerrado porque no dejaba de seguirnos. Luego algo nos rugió y salimos pitando...
Un temblor le recorrió la espalda al recordar el sonido. Aún no asimilaba la suerte que habían tenido de no haberse visto obligados a enfrentarse a eso.
- ♪♫♬:
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
23/07/16, 11:03 pm
La sed y el hambre se acabarían yendo solas, pero no sin pasar factura a quienes afectaban. Tras unas dos horas, Rox y Rena volverían a sentirse saciadas y más o menos hinchadas según cuán poco se hubieran podido controlar. El hambre y la sed mágicas irían remitiendo y ambas se verían afectadas por un episodio de fiebre que duraría hasta bien entrada la madrugada. Junto a la fiebre, Rox sentiría ardor de estómago, pudiendo llegar a vomitar según cuánto hubiera comido, y tanto ella como Rena se verían afectadas por un fuerte dolor de vejiga y una necesidad constante (más o menos una vez cada hora) de pasar por el baño para dejar que las consecuencias fluyan.
Sin embargo no todo era malo. Rox había podido rescatar un par de anillos. Uno de cristal, de aro ancho y decorado con el relieve hundido de varios copos de nieve. Otro de madera, más fino y menudo, tallado con un cuidado exquisito para representar un pañuelo atado, coronado por un lazo sencillo. El primero se trataba de un cargador mágico, con una capacidad ligeramente superior a los que podían encontrar en el torreón; el segundo fue en su día un amuleto protector cuyos conjuros engarzados se recargaban con el tiempo. En su estado actual, apenas cabía una pequeña posibilidad de que su efecto se activara y salvara a su portador de un pequeño golpe.
Eitne había necesitado sentarse en un tresillo en cuanto vio pasar a sus compañeros. Las heridas (a pesar de que quienes las sufrían no cesaban en su empeño de quitarles valor) eran de una gravedad que el pequeño daeliciano no había visto nunca. Dentro de lo malo todos parecían estar bien, pero no él. Aquello fue como un jarro de agua fría, más fría aún de la que usaban para ducharse en el torreón. Eitne se había sentado en el sofá, se había hecho un ovillo, rodeándo con los brazos sus piernas flexionadas, y mirando al horizonte. Concretamente, su horizonte estaba en el mismo punto que una de las guirnaldas a las que tanto esfuerzo le habían dedicado. El pequeño tenía los ojos vidriosos, pero estaba aguantando las ganas de llorar como buenamente podía.
Una voz en su cabeza, la suya, su conciencia, le decía que no podían escapar de la ciudad. De los mil peligros que la habitaban. Que no estaban seguros en el torreón, que conocía bien la magia y sabía que los muros de piedra no les protegían de nada. Que las heridas que traían hoy no serían las peores.
Eitne se mordió los labios y en el último momento perdió contra el impulso de llorar.
Sin embargo no todo era malo. Rox había podido rescatar un par de anillos. Uno de cristal, de aro ancho y decorado con el relieve hundido de varios copos de nieve. Otro de madera, más fino y menudo, tallado con un cuidado exquisito para representar un pañuelo atado, coronado por un lazo sencillo. El primero se trataba de un cargador mágico, con una capacidad ligeramente superior a los que podían encontrar en el torreón; el segundo fue en su día un amuleto protector cuyos conjuros engarzados se recargaban con el tiempo. En su estado actual, apenas cabía una pequeña posibilidad de que su efecto se activara y salvara a su portador de un pequeño golpe.
Eitne había necesitado sentarse en un tresillo en cuanto vio pasar a sus compañeros. Las heridas (a pesar de que quienes las sufrían no cesaban en su empeño de quitarles valor) eran de una gravedad que el pequeño daeliciano no había visto nunca. Dentro de lo malo todos parecían estar bien, pero no él. Aquello fue como un jarro de agua fría, más fría aún de la que usaban para ducharse en el torreón. Eitne se había sentado en el sofá, se había hecho un ovillo, rodeándo con los brazos sus piernas flexionadas, y mirando al horizonte. Concretamente, su horizonte estaba en el mismo punto que una de las guirnaldas a las que tanto esfuerzo le habían dedicado. El pequeño tenía los ojos vidriosos, pero estaba aguantando las ganas de llorar como buenamente podía.
Una voz en su cabeza, la suya, su conciencia, le decía que no podían escapar de la ciudad. De los mil peligros que la habitaban. Que no estaban seguros en el torreón, que conocía bien la magia y sabía que los muros de piedra no les protegían de nada. Que las heridas que traían hoy no serían las peores.
Eitne se mordió los labios y en el último momento perdió contra el impulso de llorar.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astuciaPersonajes :- DL/Dédalo: Cambiante, foner
- Dhelian/Evelhan Kaw: Brugho, daeliciano
- Samika: Evaki, humana
- Pelusa (Pam): Spriggan, Mona del queso.
- Rua: Unicornio Humana, Sueca. 1,76 sin plataformas.
Armas :- DL/Dédalo: Espada, magia y sus cambios
- Dhelian/Evelhan Kaw: Magia y estirges
- Samika: Puñetazos y patadas
- Pelusa (Pam): Cuchillo pelapapas y una honda con piedras
- DL/Dédalo: Cambiante, foner
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
24/07/16, 02:39 am
Pam había sentido que se le salia el alma del cuerpo cuando al poco de encerrar al ave de nuevo en aquella casa un rugido sonó cerca, demasiado cerca para su gusto e integridad física. Pam corrió, corrió hasta que sus algo quemados por el hielo de la casa dolieron, adelantando como pudo incluso a las piernas largas agotadas, hambrientas sedientas y congeladas de sus compañeros, que a su vez cargaban con los pesos de Adru y Drusar.
Ni se dio cuenta de cuanto corrió, perocuando llego al torreón sus pies ardían y su corazón y pulmones parecían querer salirse por su boca ante los intentos de recuperar el aire perdido. Ni siquiera había mirado atrás mientras corrían, con temor de ver a la criatura que emitía aquel rugido siguiéndoles entre grandes zancadas. Sin resuello Pam entro en el torreón en cuanto les abrieron la puerta y cuando consiguió recuperar el aliento y que Rena y Rox dejaran de acaparar el agua bebió un gran trago, intentando recupero todo el agua perdida con el sudor que resbalaba por su rostro y cuello, manchando su jersey.
No hablo, intentando reponerse, dejo que los demás explicaran lo ocurrido mientras, adoloridas y con un recipiente con agua, se dirigía hasta el sofá. Ya allí se quito los calcetines viendo sus pies rojizos por las quemaduras y la carrera, empezando a limpiarse cuidadosamente los pies con el agua. A su lado Eitne se encontraba hecho un ovillo.
-Drusar debería envolverse y sentarse cerca del fuego y el resto, sacaros la ropa ya y poneros algo seco - advirtió Pam aunque suponía no le escucharían pues igual no alzo mucho la voz.
Escuchó a Rox hablar sobre los anillos que había sacado del cofre, a Adru mencionar que leería un cuento esa noche mientras miraba el libro y hojas encontrada en la casa y que en cuanto pudiera Pam le pediría para revisar. Pensando en ello intentando no darle vueltas al rugido de allá afuera, se centro en limpiarse las heridas de los pies, hasta que el llanto de Eitne la sobresalto.
La mona del queso se quedo momentáneamente bloqueada. <<¿Porque llora? >> se pregunto por un segundo confundida. Su mentalidad practica superando incluso a su miedo, a lo sucesos de la casa tan fuera de una explicaicon lógica que no fuera la magia, la carrera, el monstruo...todo aquello y ver el estado medio herido y congelado del resto, lo síntomas de Rox y Rena, todos eso debería tenerla con un ataque de nervios como el de algunos de sus compañeros.
Pero tenia cosas mas importantes en la que pensar y con las que tratar, como por ejemplo con sus pie o el llanto de Eitne. Por ello, en silencio se acerco despacio a este, gateando sobre el sofá hasta esta junto a el. Tratar con llantinas nunca se le dio bien, pero tener a Eitne llorando no ayudaría en nada.
-No paso nada Eitne, estamos todos entero, son solo rasguños - murmuro Pam acercándose al niño, se coloco de rodillas abrazándolo por el cuello, esos actos nada comunes en ella, lo haría solo esa vez con el fin de tranquilizarlo- Estamos todos bien, son heridas superficiales y cansancio, con un baño, ropa limpia, comer y dormir hará que nos sintamos mejor - aseguro Pam con todo el convencimiento que podía reunir en ese momento. Sonando seria y calmada. Morir era un concepto simple para ella, no le aterraba la idea mas de lo que era estrictamente normal, si la suerte estaba de tu lado no tenias que temer...y ellos de algún modo había tenido suerte, de no ser así aquella criatura rugiente los habría atrapado.
-Puede que alguno se resfrié, pero si eso pasa, Eitne y los demás nos ayudaran ¿cierto? - pregunto Pam agarrando el rostro del niño por las mejillas para que la mirara-Con vuestros cuidados y atenciones, nada malo nos pasara - aseguró Pam mirándole atentamente.
Ella no era cariñosa, tampoco era atenta ni empatica, pero mas que debilidad por lo niños, sabia que había que cuidarlos, quitarles el miedo, porque un niño asustado y triste, era imprevisible. Y aunque le gustaba los juegos de azar como la que mas, no quería tentar a su suerte mas por ese día con posibles reacciones perjudiciales. Estaba siendo simplemente racional.
Ni se dio cuenta de cuanto corrió, perocuando llego al torreón sus pies ardían y su corazón y pulmones parecían querer salirse por su boca ante los intentos de recuperar el aire perdido. Ni siquiera había mirado atrás mientras corrían, con temor de ver a la criatura que emitía aquel rugido siguiéndoles entre grandes zancadas. Sin resuello Pam entro en el torreón en cuanto les abrieron la puerta y cuando consiguió recuperar el aliento y que Rena y Rox dejaran de acaparar el agua bebió un gran trago, intentando recupero todo el agua perdida con el sudor que resbalaba por su rostro y cuello, manchando su jersey.
No hablo, intentando reponerse, dejo que los demás explicaran lo ocurrido mientras, adoloridas y con un recipiente con agua, se dirigía hasta el sofá. Ya allí se quito los calcetines viendo sus pies rojizos por las quemaduras y la carrera, empezando a limpiarse cuidadosamente los pies con el agua. A su lado Eitne se encontraba hecho un ovillo.
-Drusar debería envolverse y sentarse cerca del fuego y el resto, sacaros la ropa ya y poneros algo seco - advirtió Pam aunque suponía no le escucharían pues igual no alzo mucho la voz.
Escuchó a Rox hablar sobre los anillos que había sacado del cofre, a Adru mencionar que leería un cuento esa noche mientras miraba el libro y hojas encontrada en la casa y que en cuanto pudiera Pam le pediría para revisar. Pensando en ello intentando no darle vueltas al rugido de allá afuera, se centro en limpiarse las heridas de los pies, hasta que el llanto de Eitne la sobresalto.
La mona del queso se quedo momentáneamente bloqueada. <<¿Porque llora? >> se pregunto por un segundo confundida. Su mentalidad practica superando incluso a su miedo, a lo sucesos de la casa tan fuera de una explicaicon lógica que no fuera la magia, la carrera, el monstruo...todo aquello y ver el estado medio herido y congelado del resto, lo síntomas de Rox y Rena, todos eso debería tenerla con un ataque de nervios como el de algunos de sus compañeros.
Pero tenia cosas mas importantes en la que pensar y con las que tratar, como por ejemplo con sus pie o el llanto de Eitne. Por ello, en silencio se acerco despacio a este, gateando sobre el sofá hasta esta junto a el. Tratar con llantinas nunca se le dio bien, pero tener a Eitne llorando no ayudaría en nada.
-No paso nada Eitne, estamos todos entero, son solo rasguños - murmuro Pam acercándose al niño, se coloco de rodillas abrazándolo por el cuello, esos actos nada comunes en ella, lo haría solo esa vez con el fin de tranquilizarlo- Estamos todos bien, son heridas superficiales y cansancio, con un baño, ropa limpia, comer y dormir hará que nos sintamos mejor - aseguro Pam con todo el convencimiento que podía reunir en ese momento. Sonando seria y calmada. Morir era un concepto simple para ella, no le aterraba la idea mas de lo que era estrictamente normal, si la suerte estaba de tu lado no tenias que temer...y ellos de algún modo había tenido suerte, de no ser así aquella criatura rugiente los habría atrapado.
-Puede que alguno se resfrié, pero si eso pasa, Eitne y los demás nos ayudaran ¿cierto? - pregunto Pam agarrando el rostro del niño por las mejillas para que la mirara-Con vuestros cuidados y atenciones, nada malo nos pasara - aseguró Pam mirándole atentamente.
Ella no era cariñosa, tampoco era atenta ni empatica, pero mas que debilidad por lo niños, sabia que había que cuidarlos, quitarles el miedo, porque un niño asustado y triste, era imprevisible. Y aunque le gustaba los juegos de azar como la que mas, no quería tentar a su suerte mas por ese día con posibles reacciones perjudiciales. Estaba siendo simplemente racional.
Invitado, sueñas con un mundo perfecto...
...tu paraíso personal...
...donde lloras tu imperfecta realidad
- Spoiler:
- Rua habla = #9932CC
Rua piensa = #CD5C5C
Dédalo piensa = #FFFAFA
- Lathspell
Ficha de cosechado
Nombre: Kyllikki Paasikoski
Especie: Humana
Habilidades: Buena menoria, muy buena, lealtad, y facilidad para los idiomas.
Personajes : Zobriel: Nublino transformado en Basilisco
Kyllikki: Humana cosechada.
Armas : Zobriel: Malicioso, Colmillo veneno, Cuchillada, Cola veneno
Kyllikki: Elataquedelasmilteoriascientificasypseudocientificasmasinutildetodoslostiempos
Status : Disponible para cualquier debate ilógico
Humor : Culpable de dibujar horrible y hacer chistes peores aun
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
25/07/16, 01:50 am
Había sido una aventura suficiente para que Zobriel sacara muchas cosas en claro. Esa ciudad no los perdonaría ni se las pondría fácil, pero allí estaban todos ayudándose. Era esa clase de cosas las que le daban un poco de esperanza. RRROOOOAAARRR. Y eran esas otras cosas las que le hacían temer lo peor. Cuanto corrieron no lo supo, ni como, ni si quiera volteo a ver. Solo en el torreón pudo darse cuenta que todos estaban tan o más agitados como él.
Dejo que sus compañeros contaran las aventuras y se dirigió al patio del torreón aun jadeando por la carrera. Se sentó cansado apoyándose en la estatua y mirando al desolado jardín mientras recobraba el aliento. Se había vuelto un sitio donde podía hablar consigo mismo o algo así.
- La próxima vez prometo traerte algo – le dijo a la tierra vacía, mas como convenciéndose a sí mismo. - es hora de que empiece crecer algo aquí, y tú y yo tenemos que darnos prisa.
Se levanto pesadamente para entrar al torreón. necesitaba un poco de agua, si es que no se la habían tomado Rena y Rox. Aun no sabia que les pasaba y cundo se detendría eso que las había afectado. El agua fue una maravilla para Zob, en el estado en que estaba la sintio fresca pero no fría. Fría. Recordó como le había afectado el frió a Drusar, asi q se dirigio a las escaleras rapidamente.
- Bajare unas cuantas mantas para que nadie se congele, ya tuvimos suficiente frío por hoy. – les dijo deteniéndose un poco - ¿Alguien quiere que le traiga algo más?
Tenía muchas ganas de descansar, pero a la vez sentía que si no pudo enfrentarse al frío con un arco y flechas, bien podría detenerlo y ayudar a sus compañeros. Era una venganza muy pequeña contra la niebla que los había atacado, pero esperaba que fuese efectiva.
Dejo que sus compañeros contaran las aventuras y se dirigió al patio del torreón aun jadeando por la carrera. Se sentó cansado apoyándose en la estatua y mirando al desolado jardín mientras recobraba el aliento. Se había vuelto un sitio donde podía hablar consigo mismo o algo así.
- La próxima vez prometo traerte algo – le dijo a la tierra vacía, mas como convenciéndose a sí mismo. - es hora de que empiece crecer algo aquí, y tú y yo tenemos que darnos prisa.
Se levanto pesadamente para entrar al torreón. necesitaba un poco de agua, si es que no se la habían tomado Rena y Rox. Aun no sabia que les pasaba y cundo se detendría eso que las había afectado. El agua fue una maravilla para Zob, en el estado en que estaba la sintio fresca pero no fría. Fría. Recordó como le había afectado el frió a Drusar, asi q se dirigio a las escaleras rapidamente.
- Bajare unas cuantas mantas para que nadie se congele, ya tuvimos suficiente frío por hoy. – les dijo deteniéndose un poco - ¿Alguien quiere que le traiga algo más?
Tenía muchas ganas de descansar, pero a la vez sentía que si no pudo enfrentarse al frío con un arco y flechas, bien podría detenerlo y ayudar a sus compañeros. Era una venganza muy pequeña contra la niebla que los había atacado, pero esperaba que fuese efectiva.
El Odio es por mucho el placer mas duradero. El hombre Ama con prisas, pero llega a Odiar con mucha calma.
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
25/07/16, 03:37 am
Rena cogió uno de los anillos para inspeccionarlo. Era sencillo, de madera. La madera era muy escasa en Irraria, en parte era como tener algo valioso. Se lo probó en la mano izquierda para ver cómo le quedaba.
-No, no parece maldito- dijo- Me gusta este.
Ante la pregunta de Milo respondió con un gesto que venía a significar ''así, así''. La sed se calmaba durante muy poco tiempo por cada vez que bebía, así que pensó que a lo mejor beber sorbos pequeños sería mejor estrategia que pegarse atracones solo para volver a estar sedienta minutos después.
-Ja, eso no es nada, deberías verme cargar pedruscos en la mina. Ese lagartijo es un peso pluma en comparación- rió Rena cuando Rox preguntó por la superfuerza irrense, flexionando su brazo real para marcar músculo.- Un momento.
Se levantó del sitio para salir de nuevo al patio. La naturaleza la llamaba, o más bien dos cantimploras y un cubo de agua de pozo. Fue en ese lapso de tiempo cuando debió acercarse Hyung. Cuando regresó, Rena, se quedó de pie apoyada en la mesa en lugar de sentarse. Le pidió a Zob que le bajase una camiseta seca, una cualquiera, y se cambió con la rapidez y maestría de quien tiene que compartir un vestuario con mucha gente. La fiesta iba a empezar y estaba feo ir por ahí con la ropa mojada.
Rena no tenía ni idea de decoración, de hecho era bastante hortera, pero admiraba a cualquiera con aptitudes artísticas, incluso las que se quedaban solo en intento. Felicitó a los enanos por la mesa y las guirnaldas y al otro enano encargado de la comida. Era increíble lo que podía conseguir con tan pocos ingredientes (o Rena era fácil de contentar y simplemente tenía mucha hambre) Hicieron el payaso y contaron historias, cantaron distintas versiones de lo que en la Tierra se conocería como ''cumpleaños feliz'' y canciones similares para celebraciones. La sed se fue diluyendo a lo largo de la tarde, pero fue sustituida por dolor de cabeza. No era un dolor insoportable, por lo que incluso bastante después de oscurecer Rena seguía dando guerra, pero tenía escalofríos y se sentía mareada, al final no le quedó más remedio que echarse.
-Creo... que tengo fiebre- comentó llevándose la mano a la frente. No era muy de ponerse enferma. Probó la opción e termómetro de su brazo solo ara recordar que los dígitos estaban en otro idioma y no podía entenderlos.
-No, no parece maldito- dijo- Me gusta este.
Ante la pregunta de Milo respondió con un gesto que venía a significar ''así, así''. La sed se calmaba durante muy poco tiempo por cada vez que bebía, así que pensó que a lo mejor beber sorbos pequeños sería mejor estrategia que pegarse atracones solo para volver a estar sedienta minutos después.
-Ja, eso no es nada, deberías verme cargar pedruscos en la mina. Ese lagartijo es un peso pluma en comparación- rió Rena cuando Rox preguntó por la superfuerza irrense, flexionando su brazo real para marcar músculo.- Un momento.
Se levantó del sitio para salir de nuevo al patio. La naturaleza la llamaba, o más bien dos cantimploras y un cubo de agua de pozo. Fue en ese lapso de tiempo cuando debió acercarse Hyung. Cuando regresó, Rena, se quedó de pie apoyada en la mesa en lugar de sentarse. Le pidió a Zob que le bajase una camiseta seca, una cualquiera, y se cambió con la rapidez y maestría de quien tiene que compartir un vestuario con mucha gente. La fiesta iba a empezar y estaba feo ir por ahí con la ropa mojada.
Rena no tenía ni idea de decoración, de hecho era bastante hortera, pero admiraba a cualquiera con aptitudes artísticas, incluso las que se quedaban solo en intento. Felicitó a los enanos por la mesa y las guirnaldas y al otro enano encargado de la comida. Era increíble lo que podía conseguir con tan pocos ingredientes (o Rena era fácil de contentar y simplemente tenía mucha hambre) Hicieron el payaso y contaron historias, cantaron distintas versiones de lo que en la Tierra se conocería como ''cumpleaños feliz'' y canciones similares para celebraciones. La sed se fue diluyendo a lo largo de la tarde, pero fue sustituida por dolor de cabeza. No era un dolor insoportable, por lo que incluso bastante después de oscurecer Rena seguía dando guerra, pero tenía escalofríos y se sentía mareada, al final no le quedó más remedio que echarse.
-Creo... que tengo fiebre- comentó llevándose la mano a la frente. No era muy de ponerse enferma. Probó la opción e termómetro de su brazo solo ara recordar que los dígitos estaban en otro idioma y no podía entenderlos.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tiene
Personajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
25/07/16, 11:10 pm
Como había sospechado tanto la irrense como el coreano seguían padeciendo aquellos extraños antojos, pero no sabiendo que decir al respecto se limitó a morderse la lengua prometiendose estar atento a la evolución de los mismos.
—La capitana no pesaba demasiado, pero la verdad es que era bastante inquieta —comentó el chico con una media sonrisa tras la respuesta de Rena—. De haber estado dormida me habría supuesto la mitad de esfuerzo el traerla hasta aquí. —añadió riendo antes de dar buena cuenta de su manzana.
Poco después de que la irrsense se encaminara hacia el patio, Hyung se acercó para preguntarle a Rox que tal había ido la salida. El medio australiano comentó que podría haber sido peor, afirmación que el hacker respaldo con un asentimiento de cabeza antes de disculparse y retirarse de la conversación. Había visto por el rabillo del ojo como al pequeño daeliciano le superaba toda aquella situación y quería hacerle saber que todo estaba bien, pero sorprendentemente fue la mona de queso la que se propuso tranquilizarlo.
—Pam tiene razón, Eitne, ahora que estamos de vuelta no hay porque angustiarse —añadió con una sonrisa, revolviendo los rizos del niño con suavidad—. Vosotros también habéis estado atareados, ¿no es así? Habéis hecho un trabajo fantástico con toda la decoración —alabó en ese momento, mirando alternativamente a Nime y a Eitne—. Y no se que es lo que has preparado, Neil, pero sea lo que sea huele genial.
Cuando Zobriel preguntó si alguien necesitaba una manta el norteño declinó la oferta, pues él se encontraba perfectamente, pero siguió el ejemplo de Rena y se cambió la camiseta mojada antes de la comida. Hacía años que Milo no asistía a una fiesta de cumpleaños, pero eran aún mas divertidas de lo que recordaba, y durante la celebración de la misma se dedicó a hacer el payaso como el que más. Comió y bebió hasta sentirse satisfecho, se unió a la mayoría de las canciones con mas ánimos que maña y contó algunas de las historias mas fantásticas de su repertorio personal cuando tuvo el turno de palabra. En cierta manera se le pasó el tiempo volando, pero cuando empezó a oscurecer la realidad les reclamó de vuelta con brusquedad.
El proceso mágico que había provocado en Rox y en Rena aquellos extraños antojos parecía haberse diluido a lo largo de la tarde, pues ellos mismos habían comentado que ya no sentían ni hambre ni sed, pero cuando su compatriota se echó sobre el sofá visiblemente mareada el norteño sintió una punzada de preocupación.
—Dejame ver a mi —se apresuró a decir, acercándose al sofá para pegar el dorso de su mano derecha a la frente de la irrense con suavidad. Solo necesitó unos segundos para contrastar la notoria diferencia de temperatura—. Si que tienes fiebre, si. ¿Tú estás bien, Rox? —preguntó en voz alta, buscando al rubio con la mirada para ver si también estaba mareado. Lo encontró en el sofá cercano, y un rápido vistazo confirmó su suposición—. Hay que bajaros la temperatura ya. —concluyó, saliendo a por un cubo de agua fresca y encargándole que trajera unos trapos limpios a quien quisiera ayudar.
—La capitana no pesaba demasiado, pero la verdad es que era bastante inquieta —comentó el chico con una media sonrisa tras la respuesta de Rena—. De haber estado dormida me habría supuesto la mitad de esfuerzo el traerla hasta aquí. —añadió riendo antes de dar buena cuenta de su manzana.
Poco después de que la irrsense se encaminara hacia el patio, Hyung se acercó para preguntarle a Rox que tal había ido la salida. El medio australiano comentó que podría haber sido peor, afirmación que el hacker respaldo con un asentimiento de cabeza antes de disculparse y retirarse de la conversación. Había visto por el rabillo del ojo como al pequeño daeliciano le superaba toda aquella situación y quería hacerle saber que todo estaba bien, pero sorprendentemente fue la mona de queso la que se propuso tranquilizarlo.
—Pam tiene razón, Eitne, ahora que estamos de vuelta no hay porque angustiarse —añadió con una sonrisa, revolviendo los rizos del niño con suavidad—. Vosotros también habéis estado atareados, ¿no es así? Habéis hecho un trabajo fantástico con toda la decoración —alabó en ese momento, mirando alternativamente a Nime y a Eitne—. Y no se que es lo que has preparado, Neil, pero sea lo que sea huele genial.
Cuando Zobriel preguntó si alguien necesitaba una manta el norteño declinó la oferta, pues él se encontraba perfectamente, pero siguió el ejemplo de Rena y se cambió la camiseta mojada antes de la comida. Hacía años que Milo no asistía a una fiesta de cumpleaños, pero eran aún mas divertidas de lo que recordaba, y durante la celebración de la misma se dedicó a hacer el payaso como el que más. Comió y bebió hasta sentirse satisfecho, se unió a la mayoría de las canciones con mas ánimos que maña y contó algunas de las historias mas fantásticas de su repertorio personal cuando tuvo el turno de palabra. En cierta manera se le pasó el tiempo volando, pero cuando empezó a oscurecer la realidad les reclamó de vuelta con brusquedad.
El proceso mágico que había provocado en Rox y en Rena aquellos extraños antojos parecía haberse diluido a lo largo de la tarde, pues ellos mismos habían comentado que ya no sentían ni hambre ni sed, pero cuando su compatriota se echó sobre el sofá visiblemente mareada el norteño sintió una punzada de preocupación.
—Dejame ver a mi —se apresuró a decir, acercándose al sofá para pegar el dorso de su mano derecha a la frente de la irrense con suavidad. Solo necesitó unos segundos para contrastar la notoria diferencia de temperatura—. Si que tienes fiebre, si. ¿Tú estás bien, Rox? —preguntó en voz alta, buscando al rubio con la mirada para ver si también estaba mareado. Lo encontró en el sofá cercano, y un rápido vistazo confirmó su suposición—. Hay que bajaros la temperatura ya. —concluyó, saliendo a por un cubo de agua fresca y encargándole que trajera unos trapos limpios a quien quisiera ayudar.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Torreón Letargo (Archivo VI)
26/07/16, 05:55 pm
El llanto de Eitne hizo que el coreano se pusiese en pie con la intención de consolarlo, aún desconcertado al no saber porqué lloraba esta vez. La escena le sorprendió. No esperaba que Pam tuviese tan buena mano con los niños, y no fue hasta entonces cuando se percató de las guirnaldas que adornaban el lugar. Había entrado de tan malas formas que las había ignorado por completo, y de no ser por Milo quizás hubiera tardado más en fijarse en ellas. Viendo que no era necesaria su intervención, se limitó a sonreír mientras observaba.
Acompañó a Zobriel al piso de arriba para ayudarle a bajar cosas y, ya que estaba, cambiarse por su cuenta la camiseta mojada por la nieve y ponerse su sudadera. A diferencia de los irrenses, Rox no era capaz de destaparse como si tal cosa delante del resto.
Gracias a la fiesta todos los problemas de lo largo del día pasaron a un tercer plano temporalmente, riendo con el resto hasta el punto de que al humano le dolía la cara de sonreír. El anillo con grabados de hielo sirvió como regalo de cumpleaños para Nime, el cual le entregó solo una vez se hubo asegurado de que no producía efectos secundarios negativos. Desafinó a posta las canciones, trató de cantar el cumpleaños feliz tal como lo recordaba (rimase o no en su nuevo idioma), aportó algo de música con su iPod para animar más el ambiente y de paso, enseñar bailes simples a los pequeños con la única intención de echarse unas risas en el intento.
El hambre y la sed fueron a menos, aunque parte del mérito lo tenía su fuerza de voluntad. Le era imposible no beber, mas se frenaba de comer gracias al pensamiento de que si seguía así, acabaría con el contenido de las cestas para esa misma noche. El cansancio y el comienzo del malestar le detuvieron progresivamente, casi a la par que Rena. Tomó asiento en el sofá cuando su organismo procedió a quejarse de todo el exceso de comida con el que se había atiborrado hasta entonces, sin llegar a responder a la pregunta de Milo de primeras por culpa del mareo. Al irrense no le costó nada comprobar su estado.
—No me creo que esto nos lo haya hecho una casa... —se llevó una mano a la frente para comprobar de segunda mano su temperatura. Hacía demasiado tiempo que no sufría una fiebre.
Respiró profundamente en un intento de calmar el dolor y el mareo que le provocaba su estómago, aunque el alivio no duraba más que unos meros segundos. Rox se llevó una mano a la boca y se encogió sin remedio sobre su pecho, sabiendo que venía tras eso. Haciendo un gesto de pausa y levantándose entre quejidos, el medio australiano salió del salón en dirección a las letrinas. Afortunadamente, tras vomitar y limpiarse por dentro el dolor más brusco remitió, cosa que no hizo su fiebre. Lo cierto es que la situación le aterraba, y se veía incapaz de decir con certeza si temblaba solo por el hecho de devolver la comida bruscamente, o si era más el miedo que sentía en esos momentos hacia los efectos de la ciudad. Más gente de la que se imaginaba aún moría en la Tierra por cosas tan nimias como una gripe; solos en Rocavarancolia y sin recursos médicos aparentes corrían la misma suerte de pisar el otro barrio ante cualquier signo de debilidad, y puede que hasta tuvieran más papeletas para hacerlo. Al menos en la Tierra no había enfermedades mágicas.
Tras asegurarse de no querer vomitar una segunda vez, haberse limpiado un par de lágrimas con el puño y calmado su respiración, sacó del bolsillo trasero del pantalón el paquete de chicles. Se comió dos de golpe a pesar de su propuesta de racionarlos, buscando de cualquier forma quitarse el mal sabor de boca sin la necesidad de ingerir nada. Tenía el estómago vacío (esta vez de verdad), pero pensar en comer no le producía sino náuseas, y dudaba que fuera capaz de hacerlo hasta pasada una hora. De vuelta dentro y aún temblando, imitó a Rena y se tumbó en silencio, deshaciéndose de su sudadera para no pasar más calor.
Acompañó a Zobriel al piso de arriba para ayudarle a bajar cosas y, ya que estaba, cambiarse por su cuenta la camiseta mojada por la nieve y ponerse su sudadera. A diferencia de los irrenses, Rox no era capaz de destaparse como si tal cosa delante del resto.
Gracias a la fiesta todos los problemas de lo largo del día pasaron a un tercer plano temporalmente, riendo con el resto hasta el punto de que al humano le dolía la cara de sonreír. El anillo con grabados de hielo sirvió como regalo de cumpleaños para Nime, el cual le entregó solo una vez se hubo asegurado de que no producía efectos secundarios negativos. Desafinó a posta las canciones, trató de cantar el cumpleaños feliz tal como lo recordaba (rimase o no en su nuevo idioma), aportó algo de música con su iPod para animar más el ambiente y de paso, enseñar bailes simples a los pequeños con la única intención de echarse unas risas en el intento.
El hambre y la sed fueron a menos, aunque parte del mérito lo tenía su fuerza de voluntad. Le era imposible no beber, mas se frenaba de comer gracias al pensamiento de que si seguía así, acabaría con el contenido de las cestas para esa misma noche. El cansancio y el comienzo del malestar le detuvieron progresivamente, casi a la par que Rena. Tomó asiento en el sofá cuando su organismo procedió a quejarse de todo el exceso de comida con el que se había atiborrado hasta entonces, sin llegar a responder a la pregunta de Milo de primeras por culpa del mareo. Al irrense no le costó nada comprobar su estado.
—No me creo que esto nos lo haya hecho una casa... —se llevó una mano a la frente para comprobar de segunda mano su temperatura. Hacía demasiado tiempo que no sufría una fiebre.
Respiró profundamente en un intento de calmar el dolor y el mareo que le provocaba su estómago, aunque el alivio no duraba más que unos meros segundos. Rox se llevó una mano a la boca y se encogió sin remedio sobre su pecho, sabiendo que venía tras eso. Haciendo un gesto de pausa y levantándose entre quejidos, el medio australiano salió del salón en dirección a las letrinas. Afortunadamente, tras vomitar y limpiarse por dentro el dolor más brusco remitió, cosa que no hizo su fiebre. Lo cierto es que la situación le aterraba, y se veía incapaz de decir con certeza si temblaba solo por el hecho de devolver la comida bruscamente, o si era más el miedo que sentía en esos momentos hacia los efectos de la ciudad. Más gente de la que se imaginaba aún moría en la Tierra por cosas tan nimias como una gripe; solos en Rocavarancolia y sin recursos médicos aparentes corrían la misma suerte de pisar el otro barrio ante cualquier signo de debilidad, y puede que hasta tuvieran más papeletas para hacerlo. Al menos en la Tierra no había enfermedades mágicas.
Tras asegurarse de no querer vomitar una segunda vez, haberse limpiado un par de lágrimas con el puño y calmado su respiración, sacó del bolsillo trasero del pantalón el paquete de chicles. Se comió dos de golpe a pesar de su propuesta de racionarlos, buscando de cualquier forma quitarse el mal sabor de boca sin la necesidad de ingerir nada. Tenía el estómago vacío (esta vez de verdad), pero pensar en comer no le producía sino náuseas, y dudaba que fuera capaz de hacerlo hasta pasada una hora. De vuelta dentro y aún temblando, imitó a Rena y se tumbó en silencio, deshaciéndose de su sudadera para no pasar más calor.
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