El Cuchitril (Archivo I)

Recuerdo del primer mensaje :

Observamos multitud de casas en la zona de la Plaza de los Colaespina y… lo cierto es que no resulta fácil encontrar un buen lugar, pues los edificios que sí cumplen con los requisitos que buscamos, después por dentro son inhabitables. Caso destacable aquel que parecía ser un candidato perfecto… hasta que me llevé un buen golpe en el culo en el suelto bajo el que pisaba. ¡Y las astillas tampoco perdonan! Y Gael se ríe… “¡No tiene gracia!”, pero no me oye en la burbuja que acaba de crear.

Me llama la atención un edificio grande que veo a un lado de la calle. No tardo nada en señalárselo y decirles de acercarnos a él, aunque algunos ya se habían fijado en él. Dentro del edificio, cuya puerta se conserva en un estado decente –aunque chirría como mil demonios–, encontramos un panorama que, de haber estado en mejor estado, podría jurar con las manos en el fuego que se trata de una posada. ¡Y eso significa muchas habitaciones! Además, es prácticamente toda de pierda. Mientras pienso esto, nos repartimos todos entre el salón, aunque yo no tardo en subir las escaleras para observar cómo está el piso de arriba. Este edificio está muy pero que muy bien, el suelo es mucho más resistente que el de otros edificios y los desperfectos que tiene se pueden arreglar. Las ocho habitaciones de las que consta el piso son más que suficiente para todos, aunque los muebles sí es necesario cambiarlos.

—¿¡Cómo va por ahí abajo?! –grito a los que se han quedado–. ¡Por aquí cumple con los requisitos mínimos de calidad, aunque mejor que por ahora ahuyentemos a los de sanidad!–observo mirando los insectos que recorren los muebles carcomidos.

Noel arqueó una ceja y compuso una expresión de incredulidad cuando Tania lo interpeló de aquella manera. Se dio la vuelta sin variar la expresión de su cara y se cruzó de brazos.
—¿Me estás retando, mediometro? Yo en tu lugar no lo haría —le replicó en tono jocoso y utilizando un apelativo equivalente al que había usado ella con él.

Era evidente que la nublina se encontraba muy afectada por la sustancia que había inhalado y que aquella situación tan solo estaba propiciada por este hecho, pero en la naturaleza del draco no tenía cabida el observar y callar ante algo así. Él tampoco sacó del error sobre el grupo de música por los mismos motivos que Adara, no obstante.

Mientras volvía a dirigirse hacia la cocina, el comentario que la ángel negro susurró al oído de la nublina le hizo resoplar y rodar los ojos. Había demasiadas cosas a lo largo del día que prefería no tener la capacidad de escucharlas. Pero casi todas en el burdel.
—Lo que hay que aguantar por tener el oído tan fino —masculló entre dientes mientras, no obstante, se esforzaba por no reírse.

Una vez de vuelta a los fogones terminó de pelar la dichosa patata y entre el fuego fatuo y él continuaron haciendo la cena. Nia entró poco después para dejarles las pastillas que debían administrarle a la nublina y el draco las recogió, dejándolas sobre la encimera a continuación. Tras responderle un "sin problema" acompañado de una sonrisa maliciosa cuando la náyade les repitió que tenían que asegurarse de que Tania comía, se despidió de ella.

Tras poner las patatas a freír, ambos salieron de la cocina y el sueco se acercó a una de las estanterías que había tras la barra en busca de un objeto que ocultó en su puño. Se acercó entonces hacia donde se encontraban Giz, Adara y Tania y, sin previo aviso, inmovilizó los brazos de la nublina con una mano mientras con la otra empuñaba el bolígrafo que había recogido hacia escasos segundos y dibujó lo más rápido y mejor que pudo una calavera en la mejilla derecha de la nublina, haciendo caso omiso de su reacción mientras se reía
—Hazlo o no lo hagas. Pero no lo intentes —parafraseó a cierto personaje de ficción sin dejar de sonreír burlonamente mientras le volvía a colocar la tapa al bolígrafo—. Va a juego con el resto, no te preocupes —le dijo a la nublina señalando su mejilla—. Pero tal vez quisieras hacernos el favor de comerte eso antes de que agote la tinta del bolígrafo.

Tania

Ladeó la cabeza con la pregunta del asreniano.
-¿Eh? ¿Y a mi que me importa eso? ¿No ha matado ya a no se cuantas mil personas él solito? ¡Con lo maduro y crecidito que es! ¡Estoy harta de él y de sus niñerias! ¡Espero que no vuelva hasta que no le desciendan los huevos, sinceramente!-bramó.

Aquella pregunta no solo se habia grajeado esa respuesta sino que el humor de la nublna cayera en picado a pasos agigantados. Todavia no le habie hecho pagar a Noel su apodo de última hora. Bastante acomplejada ya estaba por su propia cuenta como para que un Draco de Estinfalo, la representación del sadismo que viste y baila llame de nombres a los demás.

Pero la siguiente intervención de Adara tan solo añadió más acidez al humor de la nublina.
-Y tu hablas... ¿Con que experiencia? ¿Cuantos años hace que alguien no te calienta la cama, pelirroja?-hizo una pausa muy teatral, fingiendo sorpresa y se corrigió.- ¡Oh, espera!, hablamos de la gran (y vieja) veterana Adara, señora y ama de todo tipo de conocimientos y experiencias... Seguro que tienes muchas historias muy interesantes por las que nadie ha preguntado y yo te aseguro que no quiero escuchar. ¿Captas la indirecta, pelirroja?-chasqueó con los dedos y se giró en la dirección opuesta, dándole la espalda a la ángel negro.

Pero entonces ocurrió algo inesperado para ella. Noel, que habia logrado pillarla desprevenida la sujetó de las muñecas, inmovilizandola y comenzó a dibujarle algo en la cara.
-¿¡P-Pero... ¿¡Qué cojones haces!?-
Cuando la soltó pegó un brinco del sofá.
-¿Es que eres mentalmente deficiente?-dijo, mientras se golpeaba la sien con la yema de los dedos, muy indignada y asustada mientras intentaba, en vano, borrarse el garabato de la mejilla. Finalmente, se serenó y decidió plantarle cara.-Dime, ¿no te llega el riego aquí arriba porque se te va todo a los huevos todo el santo dia? -A pasos largos, que se hubieran considerado zancadas de no ser por el reducido tamaño de la nublina, se plantó al lado de Noel. Nunca se habia enfrentado a nadie así y mucho menos a alguien que casi le doblaba en tamaño. Le agarró de la camiseta y tiró de él, con el proposito de acercarle la cabeza.
-¿Quieres que coma algo? ¡Predica con el ejemplo, entonces, barbitas!-y le descargó un rodillazo a la altura de la entrepierna con toda la fuerza que podia.

Pero algo no habia salido bien en el plan de la nublina. No importaba el valor insensato que pudiera demostrar, seguia siendo un chihuahua contra un gran danés y el draco logró parar el golpe con relatva facilidad.
-¡S-Sueltame, puto enfermo! ¿Tú no tenias a una novia que te aguanta?-exclamó mientras cerraba el puño dispuesto a descargarlo en su barbilla.

Dejando que otro se encargara de la terquedad de Tania con la comida, acabó de nuevo en la cocina, terminando de batir los huevos a toda velocidad y poniéndose a cortar patatas. Nia apareció en ese momento, con esa cara de apuro que no se le iba, y les dio un dispensador y un recado. No le dio tiempo a decir siquiera «¿no te quedas a cenar?». No entendía por qué se iba con tanta prisa sin dar explicaciones, sobre todo porque lo de Tania era en parte su responsabilidad. Supuso que tendría cosas que atender y le perdonó la “huida”, aunque no sin soltar un largo suspiro tras la despedida.

Una vez estuvieron las patatas en el aceite salió a ver cómo les iba por el salón. Para su sorpresa ahí fue donde Noel se tomó su venganza. No sabía se reírse o preocuparse por la posible reacción de aquella Tania desconocida. Había estado escuchando su voz mascullar desde la cocina y parecía de bastante mal humor. La escenita lo tuvo allí plantando, alucinando en colores y lamentando no tener una cámara de vídeo para inmortalizar aquel momento. Por desgracia, un olorcillo a tostado lo hizo volver a la cocina a toda velocidad, pues las patatas hacía un rato que estaban listas. Procedió rápidamente a retirar el aceite y echar el huevo, asomándose después para seguir viendo como forcejeaban. «No me imagino qué pasaría si llega ahora Toima… lo iba a poner en su sitio».

Prefería no meter baza para no recibir ningún ataque por parte de la nublina, así que pasó silenciosamente con la montaña de platos y cubiertos, levitando pegado a la pared y los colocó sobre la mesa. Si se sentaban todos juntos a cenar quizá consiguiesen que Tania comiese algo. Ya en la cocina sacó el dispensador y sopesó repartir la medicina en su pedazo de tortilla. Nia les había dado de más, así que si no se comía su cena, se las echaría de nuevo donde buenamente pudiese. Se metió el frasco en el bolsillo y se ayudó de levitación para voltear las tortillas. Poco después se asomaría para pedirles que se sentaran en la mesa.

Noel se limitó a cruzarse de brazos y observar a Tania con fingido desinterés mientras esta lo insultaba de varias maneras. Si no llega a ser porque conocía a la auténtica nublina y sabía que en aquellos momentos no era ella misma no le hubiese dejado pasar ni una sola tontería más. Aún así su paciencia tenía un límite, que solía ser bastante corto dependiendo de la situación.

No le resultó difícil agarrar la pierna de Tania a tiempo en cuanto vio venir la patada y la sostuvo en el aire mientras ella continuaba escupiendo comentarios impertinentes. Acto seguido tuvo que sujetarle también un brazo con el que al parecer pretendía darle un puñetazo.
—Los huevos es lo que me estás hinchando ahora mismo, incluso sin que me des una patada en ellos —le espetó con el tono mucho menos jocoso que antes—. Y descuida que con esa actitud nadie querría acercarse a ti ni con un palo de por medio. Se acabó, tú has querido que sea por las malas.

Sin miramientos y sin dificultad alguna levantó a la nublina agarrándola por el brazo y la obligó a sentarse en una silla. Acto seguido conjuró un hechizo de parálisis que le permitía mover los brazos y la cabeza pero no el resto del cuerpo. No se detuvo ahí y conjuró además un campo de fuerza invertido a su alrededor, por si acaso se le daba por lanzar la comida.
—Nia ha dicho que tienes que comer y eso es lo que harás —le advirtió en tono autoritario para después acercarle el plato que le tendió Gael, pudiéndose imaginar por qué lo había hecho, y lo dejó sobre la mesa con un golpetazo.

Noel y Gael se hicieron cargo de la situación y Giz se vio sin mucho que hacer, por lo que acabó observando la escena sentado en el aire y jugueteando con los dragoncillos. Era increíble que Taina desinhibida fuera aquel trasgo peleón. El goliat habia disfrutado de las primeras respuestas, pero empezaba a cansarle aquella actitud y no quiso seguir con las preguntas. <<¿La ha deshinibido o la ha vuelto repelente?>>. Fuera como fuese, para Giz, ambas cosas habían acabado confluyendo.

—Nia podría habernosla traído ya arreglada —se quejó a medias. En el fondo le seguía haciendo gracia y esta era una de esas cosas que solo ocurrían una vez en la vida. Se habría arrepentido de perdérsela.

Tania

No iba a dejar que la ángel negro la provocase en aquel momento, pues el draco captó toda su atención. Pero no por ello se olvidó de las palabras de la mujer.

De vuelta al breve forcejeo con Noel, salió, cuanto menos imprevisible. No solo más grande, fuerte y rápido que ella, sino que además contaba con magia de su lado. Cuanto menos era injusto. Justo cuando iba a contestarle algo con intención hiriente para que le soltara, el draco encadenó una serie de hechizos rápidos que la dejaron presa en una silla, con solo los brazos y boca libres.
-Esto es humillante.-admitió furiosa.-¿Así que a esto se reduce? Ya he dejado de ser la nublina sumisa y graciosilla de la que todo el mundo se rie y, como eso no os gusta, quereis tenerme de vuelta a como era. ¿No me deciais que "era una más"? ¿Qué yo no era como uno de los esclavos que se desloman ahí fuera? ¿O una de las prostitutas a la fuerza del burdel? Pues sin duda me estais dejando muy claro cuanta libertad tengo.-se mordió el labio, rabiosa.-Sois monstruos y sois gilipollas por creer que blandir ese título como una medalla es algo bueno u honorable. No sois más que los últimos palpitos de una ciudad agonizante que se cree el centro del universo.-y a continuación les enseño a todos presentes el dedo corazón bien alzado en ambas manos.

Adara seguia riendose y ya no lo podia más. Giró la cabeza.
-Y hablando de hipocresia, Adara, que ni me has contestado y te has reido en mi cara por algo que, creo yo, no es humillante. Lo hilariante es que me menosprecies por ser virgen mientras tú, aun teniendo el conocimiento (según dices), sigues sin tener opción a acostarte con alguien. Además, eres un monstruo más, encajas con esta endiablada ciudad y yo solo soy una "pobre" nublina. Creo que lo tuyo es más de risa, por tenerlo ampliamente más fácil.-
Alzó una ceja, mientras seguia picando a la ángel negro.
-¿No te gusta la situación, pelirroja? Porque no haces lo que siempre haces con tus problemas, ¿Eh? ¡Cortame la cabeza! ¡Adelante! No soy más que una nublinita virgen, ¿Verdad? Soy una esclava y esta supresión con magia lo demuestra. No soy libre de hacer lo que quiera, o defenderme si quiera. Asi que, ¡Adelante! ¡Hazme un favor y aligerame esta carga sobre mi cabeza!-rió teatralmente.-¿Quién sabe? ¡Quizás el idiota de Toima la tome contigo entonces y os mateis el uno al otro!-y rompió con carcajadas cargadas de falso coraje.
-Que os jodan a todos. No pienso comer nada.-terminó por decir.

Soluciones demasiado drásticas y risotadas crueles. Ante todo eso, Gael solo podía llevarse las manos a la cabeza, dudando seriamente si realmente disfrutaba algo de la situación o solo se estaba volviendo más y más problemática por momentos. Y Nia se había dado a la fuga. La envidiaba en parte.

Lejos de las miradas de Tania, en la cocina, deshizo por fin la medicina en polvos y roció con ella el pedazo de tortilla destinado a tania, asegurándose de que no se notaba. Llegó con las fuentes y separó el pedazo para el plato de la nublina.
―Que aproveche ―fue todo lo que dijo antes de que comenzasen las protestas de Tania sobre la comida. Algo dentro de Gael se desencajó, después de escuchar tantos despropósitos uno después de otro sin decir nada. Miró con los ojos muy abiertos a la chica y una seriedad casi impropia de él―. Vas a comer. Como si sabe a cloaca. Elige, o comes tú solita como una niña mayor o ―señaló al goliat, que se mantenía más o menos al margen― Giz te doma como a cualquiera de sus bestias. ¿Y bien?
La sonrisa que le dedicó por fin tenía más de pérfida que de triunfal.

Noel se mantuvo impretérito ante el discurso de Tania, como si no le estuivese prestando la más mínima atención, y empezó a comer de su propio plato mientras con la garra izquierda tamborileaba de vez en cuando sobre la mesa. Casi pierde la determinación de mantenerse de aquella manera cuando la nublina comenzó a gritarle a Adara que le arrancase la cabeza, pero finalmente tan solo frunció el ceño de forma casi imperceptible durante un instante y continuó comiendo como si todo aquello fuese normal.

Se rió internamente de la amenaza del fuego fatuo mientras pensaba que probablemente Giz no tendría mucho problema en aquello pero tampoco comentó nada al respecto.
—Creo que Toima te ha debido de contagiar, porque todo ese lloriqueo sobre lo injusta que es la vida por culpa del uso de magia ha sonado a algo propio de él —intervino poco después todavía manteniendo una expresión y un tono completamente neutros. Un sutil deje sarcástico, no obstante, acompañaba todas y cada una de sus palabras—. No comprendo cómo no ves que te estamos tratando como un igual. Si cualquiera de ellos de repente se volviese tan gilipollas como tú les haría exactamente lo mismo. ¿No te gusta nuestra igualdad? Bueno, es difícil admitir que te has convertido en un monstruo al principio. Pero prefiero serlo de otra clase. No de una bondadosa y honorable precisamente. —Esbozó entonces una leve sonrisa malciosa en dirección a Tania—. Puedo renovar los hechizos las veces que haga falta. Y como víctima del sistema opresor que representa la magia seguro que eres consciente de la existencia de los sortilegios de vela. Podemos alargar esto todo lo que te apetezca. No tengo prisa.

Y a continuación, mientras se llevaba un nuevo trozo de tortilla a la boca, clavó su mirada en la nublina y la sostuvo sin perder la expresión aparentemente neutra que había compuesto. Si ella quería ser terca, él podría serlo aún más.

Cada vez que la nublina abría la boca, la situación se volvía un pelín más increíble. <<Vaya genio...>>. La tortilla de patatas llamó su atención y el goliat se acabó acercando a la mesa justo a tiempo para escuchar la broma de Gael. Soltó una carcajada y se dispuso a robar una pequeña porción de comida. No le extrañó mucho que Noel se pusiera serio con ella, de hecho él mismo la habría paralizado si no se le hubiera adelantado el draco. Estaba claro que era un peligro para sí misma dejarla suelta.

—Si no comes por tu cuenta, no me quedará más remedio que lavarte el cerebro como a ellos —bromeó, señalando con el pulgar a los dragones que llevaba encima. Su seriedad natural a la hora de contar chistes ayudó en esta ocasión a que sonara creíble.

El goliat acarició el cuello a una de las criaturas hasta esta que dejó escapar un gruñido placentero y decidió quedarse cerca para ver cómo acababa todo.

Tania

-¿Domarme?-repitió, con una mirada cargada de escepticismo-Y me obligará a comer ¿Y después que? ¿Me hará enseñaros a todos las bragas como hizo la última vez cuando estaba borracho? Nada de lo que podais oblgarme a hacer será más humillante que esto mismo, descuidad.-se cruzó de brazos.

-Y quizás si tengas razón, Noel. Quizás se me halla pegado algo de Toima, quizás porque soy como su canguro no oficial, por sus putos problemas y los vuestros que a mi ni me incumben porque no teneis ni puta idea de hablar ninguna de las dos partes y yo me veo en medio de todas esas gilipolleces. ¡Ya no las aguanto más!-se revolvió el pelo, histérica.-Pero bueno, paranoica de la magia o no, no quita que no me engrilletaseis o, más tipico de la ciudad me cortaseis las piernas para evitar que me escapase. Con eso ya teneis experiencia, ¿Verdad?-

Ante la última amenaza del sueco, la nublina soltó un bufido.
-No me hagais repetirme. No voy a comer nada que me deis. No después de que la rubia dijera que debia. Sea lo que sea, estoy seguro que tiene que ver con el objetivo de como estoy ahora que, por si no os habeis dado cuenta, estoy siendo jodidamente sincera ahora mismo. Asi que os jodeis y me escuchais, porque si me haceis volver a como estaba antes, os aseguro que pensaré lo mismo, tan solo no tendré los ovarios de deciroslo a la cara por que me causais pavor.-les recriminó.-Vivo con puto miedo de que alguno de vosotros algún dia pierda el control y decida pagarlo conmigo. Me poneis enferma. Oi lo que hicisteis en Nubla y lo de Varmania...-les dedicó una mirada de desprecio.- Ojala los de Gar y vosotros os mateis los unos a los otros. Le hareis un favor al universo. Sobretodo si os llevais a la otra mitad de la ciudad con vosotros.-

Vac volaba con expresión taciturna, murmurando para si de vez en cuando algo sobre mares estercoleros y que "aquello" no ocurría en Grecia. Iba vestido con unos pantalones vaqueros cortos ligeramente desgastados que le llegaban hasta las rodillas, una camiseta negra de manga corta con una Jolly Roger estampada y unas Converse bajas del mismo color: en esencia ropa cómoda. Llevaba una caña plegada sujeta en su mano izquierda, y la cesta de mimbre que colgaba de la misma estaba vacía, la razón principal de su mosqueo. Había salido a pescar después de comer, pues se le había antojado pescado para cenar, y como no tenía nada mejor que hacer había escogido el camino difícil en lugar de ir al mercado a comprarlo.

No había sido buena idea, pero no se había dado cuenta de ello hasta después de estarse unas cuantas horas levitando de piernas cruzadas sobre el agua sin conseguir nada. De camino al burdel le iba echando la culpa a la contaminación y a la ruinosa ciudad, pero en realidad había estado perdiendo el tiempo y su cabezonería le impedía reconocerlo.

Estaba sobrevolando el Cuchitril cuando el olor de la tortilla de patata le devolvió a la realidad de forma brusca, y suponiendo que tal vez sus amigos tendrían de mas pensó en dejarse caer, olvidando casualmente que hasta hacía unos instantes le apetecía pescado. Aterrizó ante la puerta justo a tiempo para oír la última parte del discurso de Tania, pues los gritos de la nublina se oían con claridad a pesar de venir del interior.
—¿Pero qué... ? —dijo para sí con expresión confusa.

El griego no entendía que estaba pasando, pero intuyendo que llegaba en el momento se planteo seriamente el dar media vuelta.

Si la intervención de Adara ya no le había hecho gracia debido a que el cariz que estaba tomando la situación ya había provocado que dejase de resultarle divertida hacía rato, las siguientes palabras de Tania le sentaron como un tiro. Especialmente porque el draco había tenido una conversación con ella no hacía demasiado tiempo acerca de su situación en la ciudad y, sobre todo, en el cuchitril.

En el rostro de Noel se compuso una expresión sombría mientras trataba de encajar el golpe que Tania les había asestado en forma de discurso. El sueco se levantó de golpe arrastrando la silla y apoyando las garras sobre la mesa sin dejar de observar a la nublina pero sin decidirse a hablar.

Cuando iba a pronunciar la primera palabra, algo lo detuvo. Una voz conocida fuera. Sin dar explicaciones ni decir nada se dirigió hacia la puerta y la abrió. Vac se encontraba allí, por supuesto. Al sueco no le había costado reconocer la voz de su hermano. Cerró la puerta tras de sí y a continuación se encaró con el hado y se anticipó a la pregunta que sin duda le iba a hacer. Su expresión delataba que sucedía algo, a fin de cuentas y por lo que había oído era probable que el griego hubiese escuchado algo.

—Tenemos un problema. Hasta ahora pensaba que no pasaría de anécdota sórdida, pero ya no tiene nada de gracioso.
Acto seguido procedió a resumirle la historia de Nia y después lo que había ido sucediendo en el salón desde que la náyade se había ido.
>>Poco antes de que llegases ha dicho algo muy preocupante. Si de verdad está siendo sincera como ha dicho, al parecer nos considera despreciables y nos tiene miedo —finalizó sin perder la expresión seria—. Ya no estoy tan seguro de que debamos borrarle la memoria. Pero de todas formas comer sí que tiene que hacerlo y no nos hace ni puto caso. No quiero amenazarla con obligarla a comer por la fuerza, mucho menos después de lo que ha dicho.
El draco resopló fuertemente una vez terminó de hablar. Algunas de las cosas que había dicho la nublina escarbaban en viejas heridas y abrían otras nuevas.

Su hermano le salió al paso antes de decidirse, y por la expresión que traía prefirió esperar a que le contara que estaba pasando antes de decir nada. Noel le resumió la historia de Nia y lo que había sucedido con Tania después de que la nayáde se marchara, y cuando llegó a la última parte del relato, lo que el griego había llegado a escuchar, la cara de Vac denotaba preocupación. Sin duda era preocupante si lo que les había dicho la chica resultaba ser cierto, pero el hado no estaba del todo seguro de que fuera así.
—¿Dices que tiene algo que ver con la falta de inhibiciones? —le preguntó a su hermano—, si es así no tiene porque estar diciendo la verdad... los borrachos también están desinhibidos y no siempre son sinceros, por mucho que lo diga el refrán. Suelen decir cosas bastante hirientes que no tienen que ver con lo que realmente piensan, tal vez Tania este haciendo algo parecido —comentó dubitativo, cambiando el peso de su cuerpo de un pie a otro.

A pesar de que ninguno de los dos había compartido sus preocupaciones en voz alta, los pensamientos del hado eran muy similares a los del draco, los comentarios de la chica una vez puestos en contexto también le dolían. Esperaba que su teoría tuviera algo de verdad, pero no estaba seguro de ellos, a fin de cuentas solo hablaba por hablar.
—A mi no se me ocurre otra forma de hacerla comer si esta tan emperrada en no hacerlo —opinó—, pero esta claro que con lo que ha dicho no sería recomendable —añadió con el ceño fruncido—. ¿Debería irme? —le preguntó al sueco—, no es plan de hacerla enfadar mas, pero a lo mejor puedo echar un cable... convencerla de alguna forma, no se. Poco puedo hacer yo, de todos modos, si vosotros aun no habéis conseguido nada.

—Lo sé —respondió a las elucubraciones de su hermano—. Sé que es posible que esté diciendo cosas que no piensa. Pero la duda sigue estando ahí. Sobre todo tras cierta conversación que tuve con ella no hace mucho... Pero no es momento ahora para esto. —Suspiró mientras se pasaba una mano por las plumas de la cabeza—. No te vayas, quizás tú consigas algo. Aunque creo que evitaré que se tome las pastillas.

No es que fuese una certeza, pero el interés de la nublina hacia el hado, aunque condicionado por la timidez de la que hacía gala, hacía tiempo que se podía presuponer. No obstante, nunca había hablado de aquel tema con Vac y no sabía qué pensaba el propio hado al respecto y por eso no hizo referencia a ello directamente.