El Cuchitril (Archivo I)

Recuerdo del primer mensaje :

Observamos multitud de casas en la zona de la Plaza de los Colaespina y… lo cierto es que no resulta fácil encontrar un buen lugar, pues los edificios que sí cumplen con los requisitos que buscamos, después por dentro son inhabitables. Caso destacable aquel que parecía ser un candidato perfecto… hasta que me llevé un buen golpe en el culo en el suelto bajo el que pisaba. ¡Y las astillas tampoco perdonan! Y Gael se ríe… “¡No tiene gracia!”, pero no me oye en la burbuja que acaba de crear.

Me llama la atención un edificio grande que veo a un lado de la calle. No tardo nada en señalárselo y decirles de acercarnos a él, aunque algunos ya se habían fijado en él. Dentro del edificio, cuya puerta se conserva en un estado decente –aunque chirría como mil demonios–, encontramos un panorama que, de haber estado en mejor estado, podría jurar con las manos en el fuego que se trata de una posada. ¡Y eso significa muchas habitaciones! Además, es prácticamente toda de pierda. Mientras pienso esto, nos repartimos todos entre el salón, aunque yo no tardo en subir las escaleras para observar cómo está el piso de arriba. Este edificio está muy pero que muy bien, el suelo es mucho más resistente que el de otros edificios y los desperfectos que tiene se pueden arreglar. Las ocho habitaciones de las que consta el piso son más que suficiente para todos, aunque los muebles sí es necesario cambiarlos.

—¿¡Cómo va por ahí abajo?! –grito a los que se han quedado–. ¡Por aquí cumple con los requisitos mínimos de calidad, aunque mejor que por ahora ahuyentemos a los de sanidad!–observo mirando los insectos que recorren los muebles carcomidos.

Noel despertó con una sensación algo extraña. Mientras soñaba le parecía evidente que estaba soñando y no le costó aceptar que Seon era una "intrusa", pero una vez despierto los recuerdos se volvieron más difusos y el draco se mantuvo tumbado en cama durante varios minutos rememorando el encuentro.  

El haber visto a una de las recién transformadas le hizo acordarse de Saren. Todavía tenía que comentárselo a los demás, pero ahora que ya habían completado el trabajo al fin era una buena ocasión para hablar con el idrino. Durante los entrenamientos de aquel día podría preguntar al resto si les importaba que se uniese a ellos de vez en cuando y haría una visita a la sede al día siguiente, ya que Atol había mencionado que estaba alojándose allí.

Durante la tarde se dedicó a ayudar a terminar de reparar los desperfectos del cuchitril y el taller de Gael y a seguir leyendo el libro de runas que había sacado de la biblioteca. Aquellos días el burdel estaba cerrado, así que no tenía por qué esperar a tan tarde como de costumbre para visitar a Wen, por lo que al atardecer el sueco salió hacia allí, contento de tener por fin un día tranquilo, algo escaso desde la salida de la Luna.

Sigue en el Burdel de Dama Espasmo.

Tania

La nublina corrio todo lo que pudieron sus piernas, con el objetivo en mente, de alcanzar el cuchitril cuanto antes. Sintomarse un solo descanso, Tania entro al cuchitril, exhausta y se colapso en la puerta sin poder dar un paso mas. Tenia que pasar el mensaje de Toima, y cuanto antes.
-Wen... esta en peligro...-logro decir, sin voz. Entre jadeos, se forzo a hablar. Toima... Ha ido a ayudarla... Quieren su gema...
No podia mas ya. Les suplico con la mirada, visiblemente preocupada por los otros dos.
<< No hagas ninguna locura... Por favor...>> Le pidio mentalmente al ulterano, aunque sabia que no le escuchaba.

((Post desde BB señores porque mi internet es una mala puta y eso ~_~))

Gael se encontraba haciendo la cena después de un día largo de reformas. Había mantenido la cabeza ocupada para no recordar cómo había terminado el trabajo, pero por mucho que no pensara en ello, tenía cadáveres frescos de sobra en su taller. El olor a carne a la brasa empezaba a extenderse por toda la planta baja desde la chimenea, donde ponían siempre la parrilla. La puerta se abrió de pronto, dándole tal susto que casi deja caer un costillar al suelo. Una exhausta Tania, sola y preocupada, jadeaba apoyada en el marco, y a duras penas encontró aliento para exponer la situación. Esta vez sí dejó caer la carne y corrió hacia la nublina, agarrándola por los hombros*.
—¿Dónde? —casi gritó. Cuando obtuvo respuesta la soltó y señaló al interior—. Esperad aquí. —Iba a gritar el nombre del goliat, pero este ya bajaba las escaleras con prisa. No les hizo falta ni una mirada para echar a correr.

Gael entró arramblando con todo en el taller y se llevó lo único que tenía mediantamente adecentado, que eran las quimeras usadas el día anterior, todavía con las armas al cinto y varias heridas abiertas. El dragón estaba aceptable, pero no perdió el tiempo con el hechizo que le permitiría salir. Ya en la calle corrió a toda velocidad para alcanzar a Giz.

Sigue en la Plaza de los Colaespina.

*No, no quema, que lleva guantes.

Giz se encontraba desentrañando las instrucciones para realizar un nuevo hechizo cuando llamaron a la puerta. Estaba perezoso, por lo que en lugar de bajar, se ayudó con un hechizo de niebla mágica para saber quién venía. La expresión de Tania lo puso en tensión y sus palabras le hicieron saltar de la cama. A la mayor velocidad pudo, agarró el poncho y bajó corriendo a la planta baja.

-Tened mucho cuidado-advirtió a Tania y Yloh, hacieno hincapié en el mucho. Confiaba en las protecciones del edificio, pero nunca estaba de más que se mantuvieran alerta.

Dicho esto, salió a la calle y corrió hacia la plaza de los colaespinas. Sabía que Gael pararía para coger algún cadáver, pero también que no tardaría en pillarle, por lo que no se paró a esperar. No tardó demasiado en ver como un par de químeras peludas le alcanzaban, reconociendo la cabeza frivy de una de ellas.

Giz no habló en todo el camino. Se dedicó todo el viaje a andar cabizbajo, abriendo y cerrando la gola con nerviosismo mientras trataba de mantener la calma y ordenaba sus ideas sobre lo que acababa de ocurrir. Nada más llegar al cuchitril, se dirigió junto con el resto al salón e hizo ademán de sentarse en una silla para al final acabar simplemente levitando al lado, a la altura de esta. Tardó varios segundos en decidirse a hablar, pero cuando lo hizo, estuvo extrañamente seguro de que era lo que tocaba.

-No sé si es el mejor momento anímico, pero esto es una prioridad y mejor que lo hablemos temprano que tarde-comenzó. Tomó aire y se preparó para ejercitar la lengua como pocas veces hacía-. Supongo que sois conscientes de lo serio que es esto, ¿no? Estamos en una situación varias veces más delicada que cualquiera que hayamos tenido antes en nuestros trabajos y es básicamente porque nos llevan ventajas. Conocen la existencia de la joya y probablemente a estas alturas sepan más sobre ti-señaló a Wen- que algunos de nosotros y perdona la impertinencia, pero no creo que un burdel, visto lo que sé ahora sobre la prostitución y lo bien que vende, sea el mejor sitio para esconderse. Y mucho menos trabajando de portera, cuando estás a la vista de, como mínimo, el cincuenta por ciento de los clientes. Puede que los hechizos de ocultación sirvan contra un conjunto de transformaciones, pero hay excepciones... Como la mía y del otro mercenario-en el tono se podía deducir cierto cabreo-. que pueden ver los hechizos para camuflar la joya como un cartel luminoso apuntando a Wen. Cualquier cliente hasta ahora, o en el futuro, podría ser más que un cliente.

>>Y lo peor es que no sabemos prácticamente nada de ellos. O nada bueno. Son como mínimo siete personas y sabemos que son mercenarios gracias a lo de ayer, por lo que podemos suponer que hay un octavo si contamos al contratante.  Además, y no quiero que os lo toméis a mal, está claro que están más curtidos que nosotros e incluso han sabido guardarse el rastro para evitar que les sigamos. Si no hubieramos tenido la suerte de que Toima y Tania andaban por la zona -o incluso que nos hubiera pillado al resto en otro sitio-, habrían sido capaces de sobra de llevarse lo que querían. Y, siendo sinceros, si no hubieran huido, probablemente por lo alborotadores que hemos acabado siendo, más de uno de nosotros habría muerto igual. Yo el primero, pero esto es así.

>>En resumen, estamos jodidos. Y ahora mismo lo único que se me ocurre es hablarlo con Cain y pensar en mejorar nuestros métodos de contacto para evitar depender de mensajeros. Hasta entonces creo que lo mejor sería que no salgas del burdel para absolutamente nada, incluso te recomendaría que dejaras de trabajar como portera, y que si resulta indispensablemente obligatorio, salgas acompañada y saturada de protecciones-acabó, dirigiéndose en exclusiva a la vouivre-. Y no creo que sea necesario aclarar esto porque creo que tienes dos dedos de frente, pero intentar escabullirte no te servirá de nada. Seguramente sabrían rastrearte, recuerdo que tienen un goliat entre sus filas, y no será agradable ni para ti ni para ninguno de nosotros si te atrapan sola a varios portales de distancia.

A cualquiera que hubiera intentado interrumpirle en todo ese discurso, lo habría callado. Giz sabía que algunas cosas podrían sentar mal, pero prefería eso a que se obviaran datos y lo tuvieran que lamentar en el futuro.

PD: Siento la cutrez de los diálogos de Giz, pero tened piedad del pobre, que no tiene la culpa de que yo no sea tan inteligente como él :'D

Toima y Tania

La puerta del cuchitril se abrió de par en par y el ulterano entró pisando fuerte, cojeando y visiblemente de mal humor. Tania dio un brinco en su asiento, ya recuperada de la fatiga y visiblemente consternada y preocupada por saber que habia pasado. La ropa de Toima estaba perdia de sangre, suciedad y demás, algo le habia cortado el pelo del flequillo bruscamente con un filo y estaba visiblemente herido. Corriendo a encontrarse con él, la nublina no dudó ni por un instante el acosarle a preguntas.
-¡Toima! ¿Qué ha pasado? ¿Esta bien Wen?-pausó un instante y se corrigió la pregunta.-¿Estais todos bien?-

El ulterano se quedó congelado y miró a la chica con un gesto ofendido, como si la simple tarea de contestar a aquella pregunta fuese un pecado mortal. Finalmente, con una ira pobremente camuflada en su voz, le contestó, casi en un susurro.
-Si. Wen está bien. Estamos todos bien. Por ahora.-
Las últimas palabras fueron el desencadenante que el ulterano soltase un gruñido furibundo y retomara su inexorable camino hacia su habitación, pisando fuerte y protestando a base de gruñidos. Tania se quedó congelada ante la reacción del ulterano. ¿Qué diablos habla pasado?

No tardaron mucho en llegar el resto, junto con Wen y Vac. Se la notó aliviada al verles a todos de una pieza.
-Me alegro que esteis sanos y salvos...-dijo tímidamente.
Traian los rostros sombrios y una amargura general, contando con el malhumor de Noel y los resquicios del miedo que se reflejaban en Wen, aunque eran casi imperceptibles. No se queria ni imaginar por lo que habia tenido que pasar al verse sola contra tantos oponentes. Recordó entonces que la gema de Wen era un bien muy preciado como material mágico y que probablemente la seguirian acosando en el futuro, lo cual explicaba a su vez muchas de las reacciones de los cuchitrileros, salvo la de Toima. ¿Porqué estaria tan enfadado el ulterano?

Dio un ligero respingo, al haberse quedado ensimismada en sus pensamientos y escuchó el final del discurso de Giz, respondiendo a muchas otras preguntas que rondaban la mente de la nublina. Decidió entonces, preguntarles más tarde por el malhumor del ulterano.

¿Qué se supone que sucedía hoy en Varmania? No sé cuántas veces me he preguntado esto, pero... En serio: ¿qué? Todos los varmanos en grupos grandes y las pocas presas animales que he encontrado se me escurrían entre cualquier rama. Poca comida he sacado hoy, solo un par de piezas pequeñas y... no parecen tener mucha carne. Algo mejor me ha ido el recolectar fruta, pero tampoco no ha sido demasiado... Lo que sí he visto es mucho hongo, debería investigar para saber cuáles son comestibles y cuáles no. Bueno, con lo de los animales supongo que he tenido mala suerte, pero en cuanto a los varmanos... ¿Debería cambiar la zona de caza? Eso implicaría distanciarme más del portal, pero ver tantos grupos grandes me da que pensar. Me da que deben estar sobre aviso por la zona. O tal vez he abusado demasiado de ese mundo vinculado para cosechar poder mágico. Debería ir dejando a este de lado y visitar otros mundos conocidos más frecuentemente, además de ir explorando en desconocidos. En fin, más vale que hoy me acueste pronto, no estoy de humor para nada.

Alguien me odia y ha decidido que hoy es el día de fastidiarme hasta no poder más. Todo normal: llego al cuchitril y están los mismos de siempre, con los añadidos habituales de Wen y Vac... pero no, nada es normal. Ni siquiera a primera vista.

­—¿Qué ha sucedido? —Mi voz suena más alarmada de lo que incluso es normal. Diría que un poco molesta.

Noel solo podía sentir rabia. Rabia e impotencia ante lo que acababa de ocurrir. Esos sentimientos no hicieron más que aumentar cuando Wen se apoyó en él e intuyó miedo y desaliento en su expresión y sus gestos. Le pasó un brazo por los hombros y se dejó arrastrar por ella en dirección al cuchitril, habiendo decidido todos que debían salir de allí cuanto antes.

Al llegar a la vieja posada, se dejó caer pesadamente en un sofá, sentándose al lado de Wen. Tras la intervención de Tania, el silencio cayó pesadamente sobre la sala durante unos segundos, hasta que Giz se decidió a hablar. El draco giró la cabeza en su dirección, mirándolo fijamente mientras comenzaba a exponer sus pensamientos acerca de lo que acababa de suceder. Llegado cierto momento del discurso, el sueco se levantó del sitio como un resorte, a punto de replicarle a algo, pero el asreniano lo acalló con un gesto, lo cual hizo que el draco comenzase a apretar los puños, esperando que el goliat terminase de hablar sin volver a sentarse.

—¿Cómo coño no vamos a ser conscientes de lo grave de la situación? —se dirigió a Giz gesticulando bruscamente y con el tono de voz alterado a pesar de que estaba tratando de contenerse— ¡Es evidente que son superiores a nosotros, no creo que nadie sea tan estúpido como para pensar lo contrario! No necesitamos oír obviedades, sino soluciones, que a ser posible no impliquen recluirnos en casa como si estuviéramos en cuarentena — se había acercado a la mesa poco a poco y terminó dando un golpe en esta con el puño antes de continuar hablando—. ¡No podemos cambiar radicalmente nuestras vidas por culpa de unos hijos de puta! Con eso solo conseguiremos amargarnos la existencia y poco más. Yo la acompañaré a cualquier lado que vaya— bufó antes de seguir, tratando de tranquilizarse con escaso éxito—. Runas de comunicación. Eso es lo que tenemos que usar. Todos deberíamos poder comunicarnos unos con otros en todo momento. Además, si esos desgraciados pudieron teletransportarse tan fácilmente en un instante seguro que podemos fabricar algún tipo de dispositivo para que Wen lo lleve siempre encima. Eso y averiguar todo lo posible sobre esos cabrones debería ser lo primero que hagamos.

Noel había permanecido en tensión mientras hablaba, apretando los puños cada poco tiempo hasta llegar a clavarse las garras en la carne. Observó durante un breve instante una de las heridas que se había hecho en la mano de este modo antes de volver a cerrar el puño con fuerza, ignorándolas. La sensación de impotencia se apoderó nuevamente de él mientras la escaramuza que había tenido lugar hacía escasamente una hora atravesó su mente. No había podido hacer nada, prácticamente nada de lo que había hecho había servido para algo. Todos se habían escapado con una facilidad pasmosa y no solo no habían podido cargarse a ninguno, sino que ni siquiera habían estado cerca de conseguirlo. Se sentía insultantemente inútil e impotente ante aquella situación y había comenzado a temblar ligeramente de pura rabia.

El draco no prestó atención a la llegada de Adara, ni se sorprendió cuando poco después apareció también Jack por la puerta. Oyó de fondo como Gael les ponía al corriente de lo que había sucedido pero sin escuchar realmente lo que estaba diciendo. Volvió a dejarse caer en el sofá, todavía temblando y apretando fuertemente los puños y los dientes.

Acelerado como iba, llegué al edificio pero antes de llamar, escuché voces dentro y me detuve unos segundos. Luego, una vez dentro, me junté con una recién llegada Adara. Gael nos contó lo que había pasado y mi mosqueo fue aumentando aunque no lo dejé translucir, dada la situación del interior. Todos tensos. Y comprensible. Lo peor es que los atacantes habían demostrado ser superiores al grupo de cuchitrileros y se enteraron de chiripa... Lo importante era que estaban todos bien, pero lo que importaba ahora era ponerse manos a la obra.

-Hey... a ver... Necesitamos un plan de acción, hay que averiguar lo posible sobre ellos y darles caza. ¿Que son superiores? Pues por separado si hace falta. Nos moveremos por el Mercado, la Taberna y conseguiremos información. También tendríamos que poder comunicarnos con runas, eso nos ponemos unos cuantos en un rato y lo arreglamos. Y en cuanto a Wen, ¿qué vas a hacer? El Burdel está aún en restauración de protecciones y allí no es que haya mucha gente luchadora... -<<Quieras que no, tampoco es una buena idea, cualquiera que entrase podría ir sabiéndolo. Y además, pondría en peligro a Erika y los demás...>>-Mirad, no sé qué deciros porque, encima de que no estuve, no podéis calmaros porque siguen vivos. No podéis relajaros por lo mismo, pero hay que estar aun más atentos. Ya les conocéis, ¿no? Ya saben que iremos a por ellos. Pero hay que ponerse las pilas, nada de gritarse unos a otros. Acción y movimiento, señoras y señores.

Los ánimos estaban tensos en general, y para cuando llegaron al Cuchitril no se habían suavizado, y hubiera sido ilógico que lo hubieran hecho. Vac estaba algo mareado, y tras dedicarle un pequeño gesto de saludo a Tania, el hado se sentó tras la barra y descansó la cabeza entre sus manos, cerrando los ojos y prestando atención a Giz, un chico de pocas palabras habitualmente. Su discurso estaba plagado de obviedades, pero tenía razón en algunos puntos. Noel saltó en mitad del discurso del goliat, pero este le hizo un gesto para que le dejara terminar y el draco se limitó a esperar con los puños apretados, hablando cuando Giz concluyó. Estaba alterado, y a pesar de que trataba de contenerse se le notaba en los gestos, en la postura y en su tono de voz. Todos estaban de acuerdo en que necesitaban mantenerse comunicados en todo momento, y el hado coincidía, pero quería saber como se encontraba la vouivre antes de ponerse con aquello. Wen seguía sentada en el sofá, y parecía estar sumida en sus pensamientos, sin intervenir aun en la conversación, Yloh se acercó a ella para interesarse por su estado, y la británica aprovecho para pedirle un té.

Siguiendo su ejemplo, el griego se sirvió una cerveza y la apuro de un trago, refrescándose y librándose en parte del mareo. Tenía la garganta reseca y le palpitaba levemente la cabeza, por lo que la bebida le alivió en cierto modo. Adara y Jack se unieron al grupo poco después de que Noel acabara de hablar, y Gael les puso al corriente de la situación. Mientras el vampiro también daba su opinión, Vac observó el fondo de su jarra distraído, la mirada perdida en los patrones aleatorios que los restos de espuma formaban en el recipiente. Seguía prestando atención a sus compañeros, pero en su cabeza empezaba a darle vueltas a la idea de preguntar sobre aquellos tipos a alguno de sus conocidos de dudosa reputación, y cuando Jack terminó, pidió la palabra alzando ligeramente su mano libre.
-Si, hace falta un medio para comunicarnos, y si, también hay que idear un sistema para mantener a Wen segura, pero creo que deberíamos esperar a mañana. No digo que vayamos a descuidarnos -se apresuró a aclarar para evitar interrupciones-, pero los ánimos están demasiado tensos, y necesitamos pensar con frialdad. Sugiero que Wen se quede aquí con Noel esta noche, yo montare guardia desde el tejado -dijo sin mencionar a nadie mas, aunque supuso que se le uniría alguien-. Noel tiene razón en que encerrarnos no es la solución, hay que moverse, con cuidado, si, pero moverse a fin de cuentas. Tal vez Wen se pueda tomar unas vacaciones en sus funciones en el burdel, no sería tan raro, pero desaparecer todos del mapa solo hará que llamemos mas la atención. Mañana, mientras os ocupáis de las runas de comunicación y el sistema de teletransporte, iré a hablar con un par de conocidos que quizás me puedan decir algo sobre estos gilipollas. ¿Estáis de acuerdo? -preguntó, dejando la jarra vacía sobre la barra- Si es así no hace falta que me contestéis, prefiero que os vayáis a la cama y me lo tomare como un sí. No es el momento para continuar este debate, como ya he dicho los ánimos están demasiado tensos y esto puede acabar mal -en su tono de voz había una advertencia velada, el griego quería que aquel asunto concluyera por el momento, mañana todos pensarían con mas claridad.

Arrastró los cuatro pies de vuelta al cuchitril, con pasos lentos y pesados que levantaban una pequeña polvareda. La Luna ya era quien iluminaba el camino de vuelta, y la luz lúgubre y agorera parecía puesta a propósito para incrementar su inquietud. Acunaba entre las zarpas la cabeza arrancada de cuajo y arrastraba a la vez las espadas, que dejaban tras él una estela irregular de arena y grava. Solo se desvió un minuto a dejar las quimeras en el taller, y entró en el cuchitril para escuchar cómo Giz tomaba la palabra. Olía a parrilla y sonaban chisporroteos de carne. La gente se había acomodado donde mejor le había parecido y Toima no estaba por ningún lado.

Le resultó extraño ver la respuesta de Noel a Giz, juraría que nunca antes los había visto tan cerca de discutir. El ambiente general le había quitado las ganas de abrir la boca y no tenía ganas de volver a meter baza. Muy probablemente diría tonterías que no ayudarían en nada a la situación. Todos eran conscientes de lo que había, estaba más claro que el agua, y precisamente por eso sobraba todo lo que no fuese planear qué hacer a continuación. Solo intervino cuando Adara y Jack pidieron explicaciones, ya que nadie parecía tener ganas o iniciativa para explicarlo. Procedió con un suspiro cansado.
—Algunos de los tipos de ayer y otros, unos siete en total, han ido a por la gema de Wen en la plaza. Quisieron cogerla sola pero por unas cosas u otras llegamos a tiempo… bueno —hizo una pausa para soltar un pequeño bufido—, algo así. Han terminado huyendo pero básicamente son más, mejores y dudo que nos los hayamos quitado de encima. —«La pelea fue un desastre» le faltó añadir. Pero no hacía falta, porque cada frase que se decía allí lo daba a entender.

Se siguieron sugeriendo soluciones. Todo le parecía bien, era evidente que así no lo podían dejar, pero ni siquiera asentía cuando escuchaba ideas que le parecían apropiadas, simplemente se arrimó a la pared de piedra y esperó. Había tal lío de voces en aquel momento que, en realidad, lo más sensato casi le parecía lo que había sugerido Vac. No ganaban nada pensando con nerviosismo, así que al día siguiente se pondrían en ello. Los otros era improbable que regresaran esa misma noche, la única ventaja que les supondría sería cogerlos medio confiados en que no volverían. No tenía ganas de discusiones ni de reproches ni de nada de lo que estaba pasando en aquella sala. Para los ánimos generales era como echar más leña al fuego.

Pronto se unieron al grupo Tania, Adara y Jack, que recibieron una explicación de lo ocurrido de parte de Gael. La respuesta de Noel a su exposición de lo que había ocurrido le hizo enarcar una ceja. Giz no estaba seguro de haberse explicado bien y probablemente se debiera a lo difícil de la situación, pero no tardó en abrir de nuevo la boca para arreglar el desastre verbal que había cometido.

-No debo de haber sido tan obvio-explicó con el mismo tono anterior-. No si de verdad crees que tu sola compañía va a evitar un accidente o va a ser relevante en un ataque sorpresa de siete mercenarios o más contra vosotros dos.  Y sigo pensando que merece la pena evitar la calle para evitar una muerte tonta. Incluso con el sistema de runas, nadie te garantiza que el momento en el que os embosquen os pille cerca de cualquiera de nosotros. Y el teletransporte no será tampoco algo que se aprenda en un día-respiró hondo. Le sabía mal tener que recalcarle esto a Noel-. No digo que vaya a obligar a Wen a quedarse encerrada si no quiere, pero medid bien al menos cuanto arriesgáis por un paseo- <<que los amigos me gustan vivos>>.

Las intervenciones siguientes de Jack y Vac no convencieron a Giz de lo contrario a lo que dijo antes. Jack ni siquiera había estado allí y era, a ojos del asreniano, la razón por la que su plan se basaba en la ofensiva. <<Está claro que no sabe bien lo que hay>>.

-Dudo que empezar a planear venganzas nos sea útil-fue lo único que añadió. Él prefería prepararse para lo peor y rechazarlo hasta que llegara el momento de dar la vuelta al asunto y los cuchitrileros se convirtieran en lo peor para los atacantes. Pero hacía falta paciencia, cosa que Giz echaba en falta en alguno de sus compañeros.

Por otro lado, lo que sugería Vac le pareció poco fiable.

-Si haces guardia desde el tejado y los ves, ellos probablemente te verán a ti también y este edificio dejará de ser un lugar seguro para ninguno de nosotros-<<no lo es ya, si saben rastrear minimamente>>, pero Giz tampoco quería desanimar más el ambiente de lo queya lo estaba-. Mejor desde dentro. Y lo de conseguir información sí que está bien, pero solo si confiáis en que vuestros contactos no son de los que os venderían ante ofertas mejores. No podemos meter la pata ahora.

Giz no era consciente de lo puntilloso y exigente que estaba siendo con sus amigos, aún sabiendo de buena mano como se podían sentir. Pensaba que la hostia ya la habían recibido y lo último que quería era curarla a base de puntos mal puestos. Esto tenían que hacerlo bien.

Las palabras de Jack, que no distaron demasiado de lo que ya se había dicho, pasaron bastante desapercibidas para el draco, que seguía sin prestar demasiada atención a lo que ocurría a su alrededor, todavía inmerso en sus propios pensamientos. Apenas fue consciente de que Yloh se había acercado, pero escuchó como Wen le pedía una infusión al nublino y volvió en parte a la realidad al darse cuenta de que la vouivre todavía no había intervenido en la conversación. Le dirigió una mirada escrutadora un instante, preguntándose qué se le estaría pasando por la cabeza en aquel momento. Ninguna de sus suposiciones eran precisamente tranquilizadoras, por lo que suavizó su expresión dispuesto a hablar con ella, aunque todavía seguía apretando los puños con rabia contenida.
—Wen, ¿qué...?

No llegó a terminar la frase, porque en ese momento Giz había comenzado a replicarle nuevamente. La expresión de Noel volvió a crisparse al escuchar lo que decía el asreniano. Las palabras de Giz, aunque inintencionadamente, para el draco tuvieron el efecto de un puñal clavándose en el estómago. El sueco miró a su amigo con cierta incredulidad, le costaba digerir algo así viniendo del goliat, y cuando empezó a hablar su tono iba acorde con la expresión de su cara.
—¿De verdad me estás diciendo que crees que pienso que yo solo soy suficiente? ¡No se trata de eso! —volvió a elevar el tono de voz y a levantarse bruscamente del sofá automáticamente— Pero al contrario que tú yo estoy teniendo en cuenta que tal vez a Wen no le apetezca que la recluyan como si hubiera cometido algún delito —aún a pesar de su tono alterado se pudo notar cierto sarcasmo en su expresión, evidenciando que no era una simple suposición—. ¿De qué cojones nos va a servir vivir con el miedo condicionando cada mierda qué hagamos? —suspiró sonoramente con cansancio, antes de concluír su réplica al goliat—. Y no es necesario que nadie me recuerde que soy un inútil.

Se volvió a sentar, sin ganas de continuar replicando. Su última afirmación había minado en gran parte sus fuerzas. Seguía convencido de su propia postura, pero no se sentía en condiciones de continuar discutiendo. No se le pasó por la cabeza en aquel momento que era la primera vez que se encaraba tan violentamente a su amigo desde que le conocía hacía ya tres años, pero el intercambio le había dejado una sensación amarga y desasosegante.

Las palabras de Vac las recibió sin hacer comentario alguno, pero se sintió aliviado al comprobar que los demás no parecían opinar como Giz y que su hermano le apoyaba. Estaba a punto de aceptar lo que había sugerido el hado acerca de irse a dormir, pues no tenía ganas de cenar y tan solo se había acordado de que se suponía que a aquellas horas deberían estar sentados a la mesa cenando gracias al olor a comida que le llegó de la cocina, pero el goliat parecía seguir teniendo algo que decir al respecto. Tal vez si hubiese sido otra persona quien hubiera hablado, Noel lo habría ignorado y habría dejado que algún otro se encargara de replicarle, pero lo cierto era que de un modo u otro Giz había conseguido crisparle los nervios entre unas cosas y otras y es por eso que no pudo evitar ser él mismo quien volviese a intervenir.
—¿Crees que a estas alturas no saben de sobra dónde vivimos? Tú mismo has recalcado varias veces lo muy superiores a nosotros que son —una vez más el deje sarcástico volvió a dejarse entrever en sus palabras—. Y no sé si piensas que para averiguar algo sobre esos gilipollas tenemos que pregonar los motivos exactos por los que necesitamos esa información, pero si es así desde luego es mejor que se encargue otro de esa tarea.
Bufó levemente, cansado y harto de aquella situación. Ya llevaba dos discusiones con dos de sus mejores amigos en lo que iba de aquel maldito día, el cual parecía no querer tener fin.

Escuché luego a Vac, quien tenía razón sobre todo en lo de calmarse. En cuanto a lo que difería con él se lo rebatió Giz a continuación por lo que no añadí nada más. Pero yo no había dicho nada de venganzas. Me refería a movernos y hacer como ellos, emboscarles. Darles su propia medicina. Lo de que Wen se quedase oculta hasta que acabase... Dependía de ella; aunque estaba de acuerdo con Giz en parte. Parte que se esfumó hasta que me di cuenta de un detalle: ¿sabrían los mercenarios de la relación entre Noel y Wen? Si la situación fuese al revés, yo me aseguraría de dañar a una de las partes de la pareja, incluso de secuestrarla y usarla de cebo. Y dado el caso de ir al rescate, enfurecer lo máximo posible a la parte que venía en auxilio, para asegurarme de que cometiera errores. <<Espero que no sepan tampoco que son hermanos... Eso ya complicaría mucho las cosas>>

-No he dicho nada de venganzas. Me refiero a que hay que prepararse, en cuanto a protecciones, comunicación y en cuanto a encontrarles. Si algo aprendí en la Tierra es que hay que saber lo máximo sobre el enemigo. Si antes no lo sabían, ahora sabrán el vínculo que os une, y eso lo pueden explotar. En cuanto a lo de vigilar desde el tejado... sería arriesgado, pero ¿vigilar desde dentro no es un suicidio? ¿Esperar a que ataquen? La mejor defensa es un buen ataque. No podemos atrincherarnos aquí sin más mientras nos preparamos. Hay que moverse; todos tenemos contactos por ahí, no será difícil averiguar algo.-y luego mirando a Noel.-Y lo que dijo Vac... Hacedle caso. Es comprensible que esteis tensos, pero ¿os suena "divide y vencerás"? ¿O que un enemigo cabreado es un enemigo que comete errores? Un poco de calma estaría bien para pensar y planificar en frío. Y, eh, nadie es un inútil aquí, era una maldita emboscada, no es como luchar con un plan en el que apoyarte. Además, ya os habéis enfrentado dos veces, ya sabéis algo sobre ellos: cómo se coordinan. Usémoslo.

Wen ni siquiera se dio cuenta de que habían llegado al cuchitril hasta que Noel no la llevó hasta el sofá. La vouivre no dejaba de pensar en el peligro en el que había puesto a sus amigos, en todo lo que tendrían que pasar hasta que eso se acabara y en las únicas dos posibilidades de fin: o ganaban o perdían. La conversación que se sucedía, así como la aparición de dos de sus amigos que no había participado en la pelea, era un murmullo para la británica, que no dejaba de pensar en las posibilidades. Su mochila descansaba a su lado con las telas y la piedra preciosa que había comprado aquel día en el mercado. Aquella tranquilidad y despreocupación le parecía tan lejana que no podía creer que aquella misma mañana hubiera desayunado tranquilamente en el burdel.

Yloh se acercó a ella preguntando sobre su estado, lo que la vouivre agradeció con una sonrisa. El nublino le ofreció algo para beber y ella le pidió un té para calmar los nervios. Le estaba empezando a molestar las palabras de Giz, sobre todo cuando interrumpió al Noel, que iba a decirle algo. Le daba la sensación de que todos hablaban como si ella fuera una niña incapaz de defenderse y que ellos tuvieran que hacer de niñera le molestaba y le recordaba a su infancia cuando todos la trataban de inútil. Se terminó el té de un sorbo y se pasó la mano por la cabeza desenredándose el pelo entre los dedos. La vouivre se levantó despacio del sofá y comenzó a hablar un tanto exasperada interrumpiendo a quien estuviera hablando en aquel momento.

- ¿Podéis, por favor, dejar de decir “proteger a Wen” como si no fuera capaz de cuidarme a mi misma? No soy una niña y no soy estúpida. Si quieren mi gema no se lo voy a poner fácil, ni me voy a poner en mitad de la Plaza de la Fuente con la frente al descubierto, pero tampoco me voy a encerrar en mi habitación. Sé que son superiores, no los voy a subestimar, pero no les tengo miedo. Vosotros os preocupáis de mantenerme encerrada, pero yo me preocupo más de lo que os pueda pasar a vosotros. ¿Sois conscientes de en lo que os estáis metiendo por mi culpa, verdad? Si tengo que irme a un mundo vinculado, lo haré. No pienso ser la culpable de lo que os pase.- dijo, con toda la seriedad de la que fue capaz de disponer.

Tras las intervenciones de Noel y la propia Wen, Giz acabó con ganas de golpear la cabeza contra la pared, repetidas veces, hasta que la brecha que se hiciera le doliera más que lo difícil que le estaba resultando dialogar.

-Voy por partes-avisó. Su tono estaba rayando ya la frustración y probablemente fuera a peor conforme continuara hablando-. Lo primero es que si huyes por un portal solo te estarías suicidando, Wen. Lo segundo es que me empieza a molestar que pongáis palabras que no son en mi boca: NO he dicho que tú seas un inútil-dijo en referencia a Noel- ni pienso que tú seas estúpida-señaló a la vouivre-. Y ahora, ser valientes está muy bien, pero ser unos temerarios sobra a estas alturas y os lo digo precisamente porque sé que tampoco sois unos inmaduros. No estoy hablando de recoger el rabo entre las piernas asustados y escondernos de por vida, pero creo que es coherente que les tengamos miedo-cogió aire, no tenía ni idea de si estaba consiguiendo ser lo suficientemente claro-. No sé hasta qué punto sois conscientes de que Rocavarancolia no es un emplazamiento idílico y que, dentro de lo que cabe, los que más, no llevamos ni tres o cuatro años transformados-<<Wen apenas lleva uno>>-y en ese sentido sí que somos unos críos, los recién paridos por la luna.

>>Así que no veo la cobardía en ser conscientes de que de momento lo que toca es protegerse-esto iba también por lo de la mejor defensa de Jack- y evitar regalarles a Wen en bandeja. O nuestra localización, que sí, ya sé que dije que estábamos en desventaja y que eran mejores que nosotros, pero no veo la necesidad de regalarles información que puede que se les haya pasado… Pero bueno, como parece ser que soy el único en esta sala al que no le importa ser meticuloso para que no le separen la cabeza del cuello, me marcho a hacer cosas de provecho y os dejo que decidáis lo que os de la gana-acabó casi bufando.

Si nadie le dijera nada, Giz decidiría si acabar yendose a su habitación, al laboratorio o a la biblioteca, según su propio ánimo.

Noel notó la mirada de Jack cuando este la clavó en él en mitad de su discurso, pero ni siquiera se giró para devolvérsela. La calma que pedían constantemente varios de sus amigos, le resultaba difícil de alcanzar en aquellos momentos. La intervención de Wen, al fin, le confirmó lo que ya sabía. A la vouivre no le hacían ninguna gracia sugerencias como las del asreniano y uno de sus motivos para haberle rebatido al goliat al respecto era esa seguridad. Suspiró sonoramente cuando la británica terminó de hablar, pero no le dijo nada. Quería hablar con ella sin lugar a dudas, pero no allí, no en medio de toda aquella tensión que se podría cortar como un cuchillo y en donde estaba seguro de que alguien intervendría. Por lo que decidió que era el momento de hacerle caso a Vac de una vez, así que se levantó e hizo amago de colocar un brazo sobre los hombros de Wen.

Pero Giz habló de nuevo y no fue capaz de ignorarlo tal y como creía que debería hacer. Aunque le dio la impresión de que había descendido el tono de su discurso respecto a las anteriores ocasiones e incluso compartía algunos de sus pensamientos al respecto, no contribuyó demasiado a aplacar la rabia del draco el hecho de que aún continuase replicándoles de aquella manera.

—¿Tú te has oído a ti mismo, Giz? —comenzó a hablar, con falsa tranquilidad—. Propusiste que Wen se encierre en su cuarto sin más y has hablado como si existiera la absoluta certeza de que si ponemos un pie fuera de casa nos matarán, por mucho que ahora estés tratando de suavizar las cosas. Tampoco aceptas que no tienes la verdad absoluta, ni siquiera te molestas en contemplar que pueden existir soluciones menos drásticas. Hablas como si estuvieses tratando con una panda de gilipollas a los que hubiera que dárselo todo masticado —poco a poco había ido elevando ligeramente la voz y perdiendo por completo la calma con la que aparentó empezar a hablar—. No pongo palabras en tu boca, es lo que me obligas a sobreentender de tu forma de decir las cosas. O de tus propias contradicciones. Porque eso es, lárgate tú solo, es lo mejor que puedes hacer después de lo que tú mismo estás defendiendo. Supongo que tú sí puedes defenderte sin problemas, ya que eres mágicamente superior a prácticamente todos nosotros. El que los demás dediquemos horas de nuestro tiempo a entrenarnos es completamente irrelevante. O tal vez lo que quieras es ir a encerrate a ese laboratorio tuyo en el que ya casi pasas más tiempo que aquí. Poca diferencia iba a haber de todas formas porque incluso estando en casa sigues con la cabeza en tu mundo, lo cual al parecer te da más derecho que a nadie a decidir por los demás cómo se deben hacer las cosas.


Cuando terminó de hablar el sueco soltó un bufido, comenzando a hartarse de verdad de tanta discursión. Estaba muy alterado y sabía que probablemente se arrepentiría más tarde de cómo había reaccionado en general, aunque su opinión al respecto seguía siendo bastante firme.